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Revista Colombiana de Psiquiatría

versão impressa ISSN 0034-7450

rev.colomb.psiquiatr. v.40 n.3 Bogotá jul./set. 2011

 

Artículos originales

La violencia en la televisión nacional y la percepción de los niños*

Violence on National Television and the Children’s Perception

Ismael Roldán1
Ernesto Duque2
Jorge Barrera3
Raquel Pérez3
Paola Carvajal3

1Médico Psiquiatra. Profesor emérito, Universidad Nacional de Colombia, y director del grupo COPE 2000, de la Universidad Sergio Arboleda. Escuela de Comunicación Social y Periodismo. El grupo COPE 2000 está en la categoría A1 de Colciencias, Bogotá, Colombia.
2Profesor de la Escuela de Comunicación Social y Periodismo, Universidad Sergio Arboleda, Bogotá, Colombia.
3Estudiantes del Semillero de Investigación de la Escuela de Comunicación Social y Periodismo, Universidad Sergio Arboleda, Bogotá, Colombia.

Conflictos de interés: Los autores manifiestan que no tienen conflictos de interés en este artículo.

Correspondencia
Ismael Roldán Valencia
Universidad Sergio Arboleda
Calle 74 No. 14-14
Bogotá, Colombia
isrova39@yahoo.com

*Este texto hace parte del trabajo de investigación Percepción de hechos de violencia presentados en la TV colombiana y vistos por niños escolares de siete a doce años de edad, por parte del Grupo de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Sergio Arboleda, Bogotá, Colombia.

Recibido para evaluación: 8 de abril del 2011. Aceptado para publicación: 10 de julio del 2011


Resumen

Introducción: Este trabajo examina la percepción de hechos violentos en la televisión colombiana por parte de escolares bogotanos entre siete y doce años de edad, de los estratos socioeconómicos 2, 3 y 4. Método: Los autores realizaron l90 entrevistas y dos grupos focales. Para el análisis se buscó entender los factores más relevantes que inciden en la percepción de la violencia en la televisión. Resultados: Los niños invierten en promedio cuatro horas diarias frente a la televisión, mientras que las actividades lúdicas y de diálogo con los padres son escasas; además, identifican la violencia en la televisión. El 61% de los niños está expuesto a los contenidos de los programas emitidos por la televisión sin la guía o compañía de otra persona durante las horas diurnas posteriores a su jornada escolar. El 62% afirma no imitar conductas o aptitudes de los personajes presentados en los programas televisivos. El 75% de los niños reportó peleas frecuentes entre los miembros de la familia. Conclusión: Es aquí pertinente señalar para la discusión que entre los niños estudiados concurren factores de riesgo para el uso de modelos de violencia: el elevado número de horas en que ven solos la televisión y la incidencia alta de violencia en el entorno familiar. Los padres aparecen en el estudio como la mayor fuente de agresión hacia los niños, mientras que las expresiones de afecto y la actividad lúdica con ellos son escasas. Este contexto de consumo de la televisión ofrece entonces, mayores riesgos para incorporar guiones agresivos.

Palabras clave: Violencia, televisión, percepción, niños.


Abstract

Introduction: This paper examines the perception of violence in Colombian television, by school between seven and twelve years of age, socioeconomic stratum two, three and four. Method: The authors made 190 interviews and two focus groups. The analysis sought to understand the most important factors affecting the perception of violence on TV. Results: Children spend an average of four hours per day watching television, while leisure activities and dialogue with parents is low, also identified in the TV violence. 61% of children are exposed to the content of programs broadcast by television without the guidance of another person or company during the day after the school. The 62% say don´t imitate behaviors or attitudes of the characters presented in television programs, 75% of children reported frequent fights between family members. Conclusion: it is pertinent to note here for the discussion, among the children studied concur a risk factors for the use of patterns of violence: The high number of hours that go alone to the television, along with the high incidence of violence family environment. The parents appear in the study as a major source of aggression towards children, while expression of affection and play activities with them are. This context of TV consumption offers greater risk then to incorporate aggressive scripts.

Key words: Violence, television, perception, children.


Introducción

En 2003 la Escuela de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad Sergio Arboleda (Ismael Roldán, Miguel A. Flórez y semillero de investigación de II y III semestre) trabajó sobre el impacto de los atentados terroristas de Estados Unidos en niños colombianos televidentes de 7 a 12 años. Como producto de ese trabajo se publicó en 2004 el libro Los niños y el terrorismo (1). En 2005, en asocio con la Comisión Nacional de Televisión, se realizó la investigación Tratamiento de los actos violentos en la televisión colombiana, publicada en el libro Periodistas de televisión en el conflicto (Giraldo et al. [2]). En países europeos y los Estados Unidos los estudios sobre la televisión y los niños realizados por Huesmann, Lagerpetz y Eron (3) muestran cuatro elementos que determinan el modo como los niños usan la televisión: edad, sexo, capacidad intelectual y normas sociales. El modelo de uso de la televisión más generalizado entre los niños se puede concretar en tres aspectos: la fantasía, la diversión y la instrucción. Esto hace pensar que la televisión tiene un carácter positivo para la educación, y que los niños no son pasivos frente a ella; también, que el niño televidente debe ser estudiado tomando en cuenta factores como la familia, la habilidad mental, el grupo social, la edad, el sexo y las necesidades individuales. Estos factores y su relación con la televisión hacen que las investigaciones actuales y sus hipótesis sean más cautas y ponderadas. También hay que preguntarse: ¿Se puede separar la influencia y uso de la televisión del resto del contexto social y de otros medios, e incluso, de los otros factores del proceso social? ¿Existe la televisión como efecto total?.

El trabajo de campo realizado por Huesmann y Eron (3), el cual duró 22 años, corroboró los resultados del que fue el mayor y primer estudio longitudinal sobre los efectos a largo plazo de la televisión violenta. Dicho estudio se realizó en jóvenes del condado de Columbia, en el estado de New York. Los autores encontraron que el comportamiento agresivo habitual en jóvenes es, en gran parte, aprendido de las interacciones tempranas de los niños con el medio ambiente. Mientras que los factores genéticos y psicológicos pueden predisponer a un niño frente a la agresión, es su experiencia temprana de aprendizaje la que moldea al niño o a la niña en cuanto a si actúa más o menos agresivamente.

En un segundo estudio longitudinal los mismos investigadores (3,4) observaron la violencia en la televisión en países con sistemas y expectativas diferentes, y con respecto al rol de cada sexo, en espectadores entre 6 y 12 años. La atención se dirigió al rol de la mediación de la fantasía agresiva, a la identificación de los niños con personajes de la televisión y a la percepción realista de violencia en televisión; tuvieron en cuenta, además, un conjunto de variables familiares y ambientales, tales como: la crianza por parte de los padres, los castigos, el rechazo, los comportamientos agresivos de los padres, los hábitos de observación de la televisión de los padres, la ocupación y su estatus socioeconómico. Todos estos factores sirven, para los autores, como moderadores potenciales del efecto de la televisión; es decir, se muestra cómo no hay una relación causa-efecto simple entre la televisión y las conductas violentas. Además, la televisión es percibida de manera diferente según el comportamiento de cada niño, y este, a su vez, es aprendido de las interacciones tempranas de los niños con el medio ambiente.

La conclusión de todos los estudios es que los actos severos de agresión son, por lo general, el producto de causas múltiples, y las personas que los realizan exhiben su comportamiento violento a una edad muy temprana. Las investigaciones también concluyen que la agresión en la niñez es el producto de factores que interactúan: genéticos, psicológicos, familiares y de aprendizaje; de hecho, es más probable que el comportamiento agresivo severo antisocial se genere cuando hay una convergencia de varios de estos factores.

Como parte del proceso de socialización se espera que los niños adopten reglas sociales, actitudes, valores y normas. Este proceso requiere que los niños aprendan a neutralizar comportamientos antisociales, y exhiban así un comportamiento aceptable. El comportamiento apropiado lo enseñan los padres con el aliento que les dan, con el ejemplo aceptable y la negativa frente a la conducta inaceptable; adicionalmente, sin embargo, los padres enseñan a sus hijos a través de la enseñanza indirecta y del modelo de hábitos apropiados.

No obstante lo anterior, pese a que los padres tienen una gran influencia sobre los niños, sus estándares de comportamiento no son simplemente aceptados y adoptados, porque los niños no son receptores pasivos de información social (5): los niños son, por el contrario, agentes activos en la creación de experiencias sociales que influencian su desarrollo. Ellos participan en la determinación de la naturaleza de sus relaciones sociales, y traen sus propias características individuales a las interacciones con que se comprometen; por ende, el proceso de interacción entre los niños y los otros en el ambiente social tiene efectos bidireccionales, cambia al niño y a aquellos con quienes el niño interactúa (5). En el desarrollo temprano de los niños influyen, además de los padres, otras fuentes de información. Por ejemplo, los compañeros llegan a ser cada vez más importantes en el desarrollo social de los niños, y lo mismo sucede con los medios: televisión, películas, videojuegos, Internet y otros adultos (Ej. : profesores, miembros de la familia).

La maleabilidad del comportamiento en los niños, su relativa rebeldía y sus tendencias agresivas y violentas, una vez se han desarrollado, deben tenerse en cuenta dentro del estudio de las teorías acerca de cómo influye la violencia en los medios y en el comportamiento habitual agresivo.

Bandura ha sido, tal vez, uno de los mayores estudiosos (6,7) sobre el ascendiente de la violencia en los medios dentro del comportamiento social. De acuerdo con su teoría cognoscitiva y social, la forma como influyen en los niños las diferentes fuentes (padres, compañeros, televisión, profesores) es sirviendo como modelos de comportamiento, pero no aprendiendo patrones de interacción a través de la copia de comportamientos específicos; de hecho, en los niños de mayor edad es poco probable que el aprendizaje se dé por “pura” imitación.

En las formulaciones más recientes de Bandura (6,7) los niños no solo adoptan comportamientos específicos modelados por otros, sino que también tienden a adoptar estándares de evaluación empleados por estos modelos. Dichos estándares pueden ser establecidos por enseñanza directa (6,8), por las reacciones de otros, por el comportamiento de uno y por la observación de los estándares de autoevaluación modelados por otros. Así, el comportamiento social de un niño está controlado, en gran parte, por tales estándares de comportamiento, los cuales son aprendidos de diferentes fuentes (3,6,8).

Los estándares interiorizados son desarrollados a partir de la información transmitida por una variedad de fuentes de influencia social. Los niños se hallan expuestos a muchas circunstancias; entre ellas, a los medios masivos, en las que ellos pueden observar los estándares de autoevaluación de otros. Pero Bandura también afirma que la influencia de los medios televisados ha suplantado la superioridad de la experiencia directa

Un desarrollo relevante para la comprensión de aprendizajes a partir de la violencia en los medios son las teorías del guión. Según estas, se ha visto al niño como un procesador de información que desarrolla programas llamados guiones (scripts) para guiar el comportamiento social. Estos guiones se establecen durante el desarrollo temprano de la persona, y yacen guardados en la memoria de la persona y se usan como guías para la solución de problemas sociales (7,8) El script sugiere, en primer lugar, los eventos que están por suceder en el medio, y, en segundo lugar, la forma como la persona debe comportarse frente a dichos eventos y cómo debería ser el probable desenlace de esos comportamientos.

Una vez los scripts queden firmemente establecidos, estos pueden ser automáticamente ejecutados, y las respuestas del niño podrían parecer “no pensadas”, a pesar de que son el producto de un escenario complejo de procesos cognoscitivos. El primer proceso de aprendizaje los convierte en “automáticos” a medida que el niño madura. Los scripts que persisten en el repertorio de un niño a medida que son ensayados, promulgados y generan consecuencias se vuelven muchísimo más resistentes a la modificación.

El niño más agresivo (3,4) es aquel que aprende, retiene, recupera y utiliza más scripts agresivos. Esta aproximación cognoscitiva es muy apropiada para explicar la estabilidad de las tendencias agresivas a través del tiempo, y para entender el rol de la violencia en los medios en la promoción del comportamiento agresivo, sin caer en que se haga de la televisión un efecto total.

El segundo proceso de aprendizaje ocurre cuando el niño utiliza su script para guiar su propio comportamiento y es reforzado (positivamente o negativamente) por la respuesta resultante. Esto es aprendizaje para poner en ejecución. Los dos procesos de aprendizaje pueden alterar la estructura del script, mientras el ensayo cognoscitivo de un script fortalecerá su codificación y conectividad (8). Además, a través de un proceso cognoscitivo de abstracción de subconjuntos, los scripts aprendidos pueden ser convertidos en scripts más generales, que proveen principios guiadores globales para el comportamiento social. De esta manera, los scripts que guían al niño a un comportamiento agresivo infantil forman las bases para dar pie a scripts más generales guiando al adulto a un comportamiento agresivo adulto.

Es claro que, de acuerdo con esta teoría, la observación por parte del niño de la violencia, dramática o real, durante la niñez podría contribuir a la construcción de estructuras cognoscitivas duraderas, que podrían afectar el comportamiento del infante en la niñez y cuando sea más grande (3).

En términos prácticos, la relación entre la agresión adulta y la exposición de los adultos a la violencia de los medios no es significativa, pero hay una relación significativa entre la exposición durante la niñez a la televisión violenta y la agresión aprendida durante la niñez en las interacciones tempranas con el medio ambiente. Así, la exposición durante la niñez a la violencia en los medios puede relacionarse con la agresión adulta si el ambiente está marcado por violencia, privaciones y frustraciones en la familia, con los compañeros y en el entorno cultural.

El presente trabajo llena un vacío en investigaciones de este orden en Colombia, y se pregunta sobre cuál es la percepción que tienen los niños (7 a 12 años) de la violencia en la televisión; también, si la televisión sobre hechos violentos solo es un factor que refuerza una conducta más compleja, asociada a un conjunto de factores, y que nos hacen pensar que los niños no son pasivos frente a ella.

Las evidencias nos llevan a preguntar si existe el espectador llamado niño, o si, más bien, es un sujeto activo y múltiple, que debe ser estudiado en su entorno familiar, social e individual, de tal manera que se tenga en cuenta su relación con factores como la familia, la escuela, el grupo social, la edad, el sexo y las necesidades individuales.

Métodos

Para abordar la percepción sobre el uso de hechos violentos presentados en la televisión por parte de los niños escolares bogotanos se tuvo en cuenta la escogencia de los niños mediante una muestra asignada proporcionalmente, según la población de cada estrato socioeconómico de la ciudad de Bogotá (fuente: DANE, proyección para 2009). La muestra se distribuyó de la siguiente manera: estrato 4: 25; estrato 3: 93; estrato 2: 72; total: 190 niños.

El margen de error fue del 7%, y el nivel de confianza, del 95%, de un universo de 190 niños. Para escoger los centros educativos se utilizó la base de datos de barrios de la ciudad, distribuidos por estrato socioeconómico. Algunos centros seleccionados de los estratos 2 y 3, no obstante, presentaron resistencia al trabajo, por lo cual se procedió a abordar a los niños en los parques de su barrio de residencia. Los niños se comunicaron entre sí la experiencia y participaron de manera desprevenida; algunos, junto con sus padres. En su mayoría estudiaban en establecimientos públicos, tales como el Colegio Distrital Bernal Jiménez y el INEM; para los niños de estrato 4 se tomó el colegio José Joaquín Vargas.

En el diseño cualitativo se utilizó la técnica de grupos focales. Los temas que se exploraron en los grupos focales fueron los siguientes: establecer si los niños discriminaban entre la fantasía televisiva y la realidad violenta; caracterizar y analizar las preferencias de los niños respecto a programas y géneros; también, establecer qué aspectos de los hechos de violencia que los niños ven en la televisión usan en su vida cotidiana.

Como factores que inciden en la percepción y uso de la televisión tuvimos en cuenta los siguientes:

  1. Relación de los niños con padres, maestros, compañeros y hermanos
  2. Aspectos familiares
    • Composición familiar
    • Lugar en la estructura familiar
    • Detección de violencia en la familia
    • Conflictos manifiestos en la familia
  3. Aspectos sociodemográficos
    • Sexo
    • Edad
    • Nivel escolar
    • Desempeño escolar
  4. Factores relacionados con la televisión
    • Número de horas de televisión por día
    • Con quién ven la televisión
    • Si se comentan entre los niños los programas de televisión
    • Programas que ven más a menudo
    • Si hay juegos que reproducen hechos y personajes de la televisión
  5. Percepción de hechos de violencia
    • Si perciben escenas de violencia en la televisión
    • Qué escenas en la televisión les parecen violentas
    • Qué personajes les parecen violentos
    • Por qué los encuentran violentos
    • En qué canal, en qué programa y a qué hora ven lo que consideran como violento
    • Si emplean en sus juegos acciones o personajes “violentos”

Resultados

La percepción de hechos de violencia en la televisión colombiana: análisis cuantitativo

Los resultados de la encuesta, a 190 niños de la ciudad de Bogotá, de los estratos 2, 3 y 4, se relacionan en la Tabla 1.

El 69%de la muestra vive el con el padre, la madre y hermanos, y en un 10% de los casos, también con los abuelos. El 9% de los niños viven solo con la madre; un 4%, con el padre; un 3%, con los hermanos; y un 5% más tienen otras formas de convivencia, como los padres de crianza. El 41% de los niños responde que la figura materna es con quien establecen un mejor vínculo, seguida de los hermanos, con el 23%, por encima del padre, con un 19%.

El 18% eran hijos únicos, y un 16% tiene un solo hermano. El 35% son hijos menores, y los mayores son el 31%. El 68% de niños interactúa con niños de su propia edad, y un 20% tiene preferencia por amigos que los sobrepasan en edad.

El 75% de los niños reporta a menudo peleas con los miembros de la familia, y solo el 24% dice tener una buena relación con los miembros de su estructura familiar.

Aproximadamente una cuarta parte de los niños no tiene peleas con otro miembro de la familia, pero los hermanos se convierten en el principal sujeto de peleas (36%), mientras que los padres ocupan un 28% como fuente de agresión familiar. Los hermanos son fuentes de compañerismo, de juegos e interacción, pero también, de agresión.

El estudio muestra que el 81% de los niños considera que la relación con sus compañeros es amable, y el 19% la califica de “grosera”. En las familias de los niños entrevistados las bebidas alcohólicas no son un factor predominante, ya que el 70% afirma que dichas sustancias no son usuales en sus hogares.

El televisor está presente en todas las familias de los niños encuestados, y en la mayoría de los hogares hay más de uno de dichos aparatos (Tabla 2). La mayoría de los niños cuentan con una habitación propia.

El televisor está presente en la gran mayoría de los cuartos de los niños: en un 77% de los casos; es, pues, parte de sus muebles, y tan solo el 23% no cuenta con uno en su dormitorio (Tabla 3).

Llama la atención que el 37% de los niños encuestados ve entre 3 y 4 horas diarias de televisión, y el 36%, más de 5 horas al día.

El escenario descrito señala cómo uno de los factores más relevantes es la cantidad de horas que consumen los niños frente a la televisión, mientras que las actividades lúdicas y de diálogo con los padres son escasas. Esto, sin duda, incide en la incorporación de los modelos de comportamiento que les ofrece la televisión. Durante las horas diurnas después de su jornada escolar, el 61% de los niños está expuesto a los contenidos de los programas emitidos por la televisión sin la guía o compañía de otra persona; tan solo el 38% la ven en compañía de alguien.

Si bien los niños manifiestan que ven televisión con los familiares, en un 77% de los casos esto se reduce al prime time de la noche: los noticieros y las novelas. Según el estrato, estos se comentan o no. Los padres en estos horarios manejan el control de los programas.

Los menores de estratos 2 y 3 están más ligados a figuras animadas, en canales como Cartoon Network, Disney Channel o Nickelodeon; los niños de estrato 4 ven programas transmitidos en canales musicales, como MTV o VH1.

En cuanto a los grupos focales, este fue el resultado: en los niños ya mayores, los de 9 a 12 años, se evidencia una influencia amplia por parte de las series que son transmitidas en la franja nocturna, y que están dirigidas a un público adulto. El 11% de los niños de este grupo veía El capo, y el 10%, Las muñecas de la mafia.

Les siguen a estas en audiencia los personajes de Homero y Bart, en la serie Los Simpson. Ben 10, Skins y Los padrinos mágicos. Más abajo en la escala (4%) se encuentra la serie infantil El Chavo del ocho. Los niños prefieren programas y seriados con protagonistas reales, y no animaciones. Otro aspecto claro es que las dos series de preferencia son nuevas, y las siguientes dos son programas tradicionales, que han sido vistos por diferentes generaciones. Ya en el rango del 1% al 4% se encuentran programas que han sido creados directamente para el público infantil, y muchos de ellos abarcan una franja de violencia.

En resumen, los programas que más ven los niños en compañía de sus familiares son los que pertenecen al género de las novelas (60%) y los noticieros (21%), lo cual parece indicar la preferencia de los padres. Tan solo el 10 % ve con su familia programas para la población infantil. Al parecer, pues, predomina el gusto de los mayores a la hora de la televisión en familia.

El 61% de los niños dijo que apreciaban los comentarios de los adultos en el momento de ver televisión. Esto es muy importante para la creación de percepciones en los niños. Aun así, el 37% de ellos se limita a observar en familia los programas, y no se presentan discusiones, sean estas positivas o negativas.

El 62% afirma no imitar conductas o actitudes de los personajes presentados en los programas televisivos, pero el 37% considera que en determinado momento se han apropiado de comportamientos influenciados por la televisión. El personaje más imitado en la población infantil es el dibujo animado Ben 10, pero tan solo lo hace el 5%. Ben 10 es un personaje que se transforma en 10 criaturas diferentes, las cuales combaten el mal.

Para el 33% de los niños sus mayores fuentes de diversión son el computador y los juegos de video (16%), mientras las actividades tradicionales están entre un escaso 1% y 2%, como jugar a “las escondidas” o con los muñecos, o ir al parque. Los juegos de video son, en su mayoría, violentos, con escenas de descuartizamientos, uso de armas y destrucción de elementos.

Los niños entrevistados tuvieron claridad sobre lo que es la violencia. Se refirieron a ella como acciones que incluyen matar, pelear, decir groserías y hacer daño a los demás y a las cosas. La violencia fue identificada en un 71% de los niños de estrato 2 y en un 63% de los niños correspondientes al estrato 3 y 4. Todo lo anterior indicó que los niños no son pasivos frente a la televisión, ni, particularmente, frente a la violencia: tienen criterios para diferenciarla y rechazarla.

No obstante lo anterior, los niños prefieren las franjas nocturnas de los canales RCN y Caracol, donde se presentaban en el momento de la encuesta dos novelas de gran impacto, como lo fueron Las muñecas de la mafia y El capo, que captaban la atención de los niños en un 60% de los casos. Esto se explica porque la franja nocturna es el espacio que les permite estar cerca a los padres. El 61% de los niños dijo que participaba de los comentarios de la novela que hacían los adultos, mientras el 37% de los niños no eran involucrados en los comentarios.

La jornada escolar de los niños era de 7:30 a.m. a 2:00 p.m. Un número importante de niños veía más de 5 horas diarias de televisión (36%); mientras, el diálogo y las actividades lúdicas con los padres eran escasas (8%). Por otra parte, los padres eran fuente de agresión intrafamiliar en un 28% de los casos.

Discusión y conclusiones generales

La tecnología es un elemento que ha llegado a la sociedad y poco a poco ha hecho parte de la vida de todas las personas involucrándose en su diario vivir. Los niños que hicieron parte de la muestra no son la excepción.

Parece existir una relación entre el consumo de televisión por parte de los niños y las horas en las que están solos, dada la duración de su jornada escolar, reducida a las mañanas. Puede concluirse que el efecto de los actos violentos en la televisión puede potenciarse, dado que, además del elevado número de horas de exposición, una importante proporción de niños refieren violencia en la familia, y así mismo caracterizan como “malas” las relaciones en familia. Los padres aparecen en el estudio como la mayor fuente de agresión hacia los niños, mientras que las expresiones de afecto y la actividad lúdica con ellos es escasa. Este contexto de consumo de la televisión ofrece, entonces, mayores riesgos de que los niños incorporen guiones agresivos.


Referencias

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2. Giraldo DS, Arias E, Chacón LA, et al. Periodistas de televisión en el conflicto. Bogotá: Editorial Universidad Sergio Arboleda; 2004.        [ Links ]

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