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Vniversitas

versión impresa ISSN 0041-9060

Vniversitas  n.117 Bogotá jul./dic. 2008

 

NARRACIONES SOBRE LA EXPERIENCIA DEL ÉXODO. EL CASO DEL DESPLAZAMIENTO FORZADO EN LA COMUNA 13*

STORY OF AN EXODUS: MEDELLÍN - COMUNA 13 FORCED DISPLACEMENT CASE

Luz Amparo Sánchez y Clara Atehortúa**

*Este artículo es resultado de la investigación 'Dinámicas de guerra y construcción de paz en la comuna 13 de la ciudad de Medellín'. 2000-2006. realizado por el Grupo Interdisciplinario de conflictos y violencias, adscrito al INER de la Universidad de Antioquia. Investigación terminada en el primer semestre del 2007. La investigación fue galardonada con el premio a la investigación de mayor impacto de la ciudad de Medellín en el año 2007, otorgado por la alcaldía municipal.
**Investigadoras del grupo de conflictos y violencias. Luz Amparo Sánchez Antropóloga Universidad de Antioquia Egresada de la maestría en filosofía contemporánea. Instituto de filosofía la misma universidad. Investigadora Corporación Región. Coautora de varios textos y autora de artículos en revistas académicas sobre miedo y desplazamiento forzado en Medellín. Clara Inés Atehortúa Arredondo Abogada de la Universidad de Medellín y magíster en ciencia política de la Universidad de Antioquia. Docente de la Universidad de Medellín. Coautora de artículos y textos sobre administración de justicia y sobre desplazamiento forzado intraurbano. Correo electrónico: catehortua@udem.edu.co

Fecha de recepción: Agosto 14 de 2008 Fecha de aceptación: Octubre 3 de 2008


RESUMEN

El desplazamiento forzado se produce dentro del marco del conflicto armado interno que vive el país. El cambio en las lógicas del conflicto ha hecho que el desplazamiento forzado varíe de tal forma que actualmente no se pueda hablar de las migraciones forzadas por la violencia hacia la ciudad, sino de éstas en la misma ciudad. La comuna 13 de Medellín es una de las poblaciones que más sufrió la salida de habitantes como consecuencia del conflicto armado que vivió la ciudad, alrededor de 170 familias en el desplazamiento masivo e incontables los desplazamientos individuales en la comuna, hacen de este caso uno de los más numerosos y significativos de desplazamientos intraurbanos en el país.

Palabras clave: desplazamiento forzado intraurbano, comuna 13.


ABSTRACT

The forced displacement takes place within the armed conflict in country. The change in the logics of the conflict, has caused changes in the forced displacement, of such can be spoke about migrations forced in the city. La comuna 13 of Medellín suffered the exit of inhabitants as a result of the conflict armed that lived the city, around 170 families in the massive displacement, and uncountless the individual displacements, do of this case one of most numerous and significant of urban internall displacements in the country

Key words: urban internally displaced persons.


1. INTRODUCCIÓN

El grupo interdisciplinario e interinstitucional de conflictos y violencias1 inició en el año 2002 un proyecto de investigación interdisciplinaria acerca de las dinámicas de guerra y la construcción de paz en la comuna 13 de la ciudad de Medellín. El trabajo se orientó en una perspectiva cualitativa e intentó hacer un análisis interdisciplinario, tratando de auscultar las diversas percepciones de los habitantes de la comuna frente a lo que fue la guerra y, también, sobre las respuestas subjetivas y sociales sobre el conflicto armado desde el sentir, el pensar y el actuar. Para ello se consultaron diferentes grupos poblacionales de jóvenes, mujeres, hombres, personas en situación de desplazamiento y líderes sociales. La investigación trató de acercarse a la voz de los pobladores, más que a comprobar "una verdad objetiva" o "probar" los hechos que ocurrieron en la delimitación propuesta. El objeto de este artículo es mostrar la visión de las personas en situación de desplazamiento frente a lo ocurrido en la vivencia del éxodo del sector.

Una precisión necesaria

La necesidad de precisar la percepción del conflicto armado por parte de la población afectada por el desplazamiento intraurbano ocurrido en la Comuna 13, no supone en caso alguno que nos encontremos frente a una característica identitaria que agrupe a dicha población. Decir persona desplazada admite el equívoco de caracterizar el desplazamiento como un rasgo constitutivo de identidad, de ahí entonces que será preciso plantear que el desplazamiento es un estado, en parte similar al de liminalidad o tránsito propio de los rituales de paso, es algo así como estar en el umbral, separado de un punto inicial y sin establecerse aún en el punto de llegada.

Las personas en situación de desplazamiento no comparten entre sí ninguna característica constitutiva de su identidad, es más, la situación de desplazamiento es superable y lo lamentable es su prolongación. Para una persona que vivió el desplazamiento forzado del barrio El Salado de la Comuna 13, el desplazamiento es un cambio radical directamente asociado a la morada, lugar de protección y seguridad, inscrito en la memoria de los hábitos. Así dice:

"Se imagina usted en su casa bien bueno y al otro día; ¿Para dónde pego? sabiendo que tenés tu casa, tenés tus cosas en tu casa y de un momento a otro te tocó dormir afuera de tu casa, entonces eso es estar uno desplazado"2.

Estar desplazado a diferencia de ser desplazado, es el lugar desde el cual se justifica la particularidad que delimita una población del conjunto de la Comuna 13; para dicha población, la experiencia del desplazamiento forzado es una vivencia en el contexto del conflicto que modela su percepción de este mismo. Presupuesto para la reflexión es que el fenómeno de desplazamiento genera una situación de vivencia y no de existencia; lo que implica que el fenómeno no marca a las víctimas como un conjunto diferente o específico de población, se trata de personas que han sufrido un hecho determinado que marcó sus vidas.

La Comuna 13 tal como vivió durante el período 2000-2004 una dinámica de intensificación del conflicto que generó diversos efectos y consecuencias en el territorio y la población de este sector, el desplazamiento forzado fue uno de los fenómenos que se presentó en medio de dicho contexto. Un asunto general que marca la pauta de la siguiente elaboración es la posibilidad de leer y contrastar desde la Comuna 13 el fenómeno del desplazamiento masivo, familiar e individual, entendiendo que ello a su vez permitirá aclarar elementos para la comprensión de esta manifestación en la ciudad.

El desplazamiento interno se clasifica en masivo, individual o unifamiliar, de acuerdo con el número de personas que se desplazan y su pertenencia a un grupo familiar, y se presenta bajo varias modalidades si se tiene en cuenta la caracterización de las zonas de expulsión y de llegada; rural-urbano, urbano-urbano, intraurbano e interveredal. La información obtenida para el presente estudio permite una lectura de la modalidad del desplazamiento intraurbano masivo, caracterizado por la salida de más de 10 ó más núcleos familiares, y el individual o familiar3, teniendo en cuenta la incidencia de uno u otro en la visibilidad social del fenómeno, la autopercepción de las personas que viven la experiencia y las posibilidades de acción colectiva o la experiencia solitaria, sin reconocimiento de los derechos vulnerados, situación última muy frecuente en las personas víctimas del desplazamiento individual.

Para la población desplazada es un hito dentro del conflicto el desplazamiento forzado en tanto marca un antes y un después de la salida del lugar de residencia. Sea esta experiencia nombrada o no como desplazamiento por quienes la han sufrido, la salida marca un punto de quiebre en las relaciones sociales, en el modo de vida, afectado muy especialmente por la pérdida de la vivienda y con esta las condiciones básicas de unidad familiar, autonomía, privacidad, protección.

En la Comuna 13, será especialmente importante el desplazamiento masivo que afectó a por lo menos 65 núcleos familiares en un solo evento, se trata del incendio del 29 de junio del 2002 ocurrido en la parte alta del Salado, y cuya relevancia se debe a su magnitud por el número de personas afectadas, el horror generado y la expresión patética del desplazamiento como estrategia de guerra implementada por los paramilitares. Antes y después de este se presentaron numerosos desplazamientos individuales y familiares en el mismo sector del Salado y en los barrios donde se focalizó el conflicto. Allí emergió la imagen de barrios fantasma y posiblemente a las personas que nunca se desplazaron se las perciba como sobrevivientes4.

A continuación se abordarán los siguientes asuntos: una lectura del desplazamiento forzado intraurbano, desde la lógica del poblamiento-expulsión-repoblamiento. La percepción del conflicto y de la experiencia del desplazamiento forzado desde las personas que han vivido esta experiencia. Los impactos e implicaciones del desplazamiento forzado en diferentes esferas de la vida de las familias y personas desplazadas y las respuestas sociales.

Dinámica del conflicto. La lógica del poblamiento-expulsión-repoblamiento

Las acciones de los grupos armados pueden responder a una dinámica de poblamiento-desplazamiento-repoblamiento, usada dentro del proceso mismo de mantenimiento del orden, de la hegemonía del actor y de la ocupación del territorio, como parte de una estrategia para la solución de conflictos y en una última fase como una estrategia dentro del conflicto armado del sector. La transformación de estas lógicas y su énfasis varían según el momento del conflicto, los movimientos de los actores armados y la disputa por el dominio en el territorio.

Dinámica de poblamiento. "Ese es un terreno baldío que no es de nadie, no, entonces el grupo le da un lotecito a esa gente"5

La dinámica del poblamiento-expulsión-repoblamiento está inscrita en un contexto específico, la parte alta del barrio El Salado. Allí como en los barrios epicentro de la confrontación armada tal como se ha demostrado presenta una fase en la cual es predominante la presencia de las milicias en el territorio. La forma de actuación de estas no solo se manifestaba en acciones de garantía de la seguridad, sino que tuvo que ver en la forma como se repobló la comuna; ejemplo claro de ello es lo que sucedió con la parte alta del barrio El Salado, que se hizo bajo su protección, se propició la invasión de un terreno para quienes dentro de la comuna o fuera de ella, en su criterio, tenían derecho a ese terreno. Es de anotar que desde décadas anteriores ya se habían asentado allí unos pobladores, de tal manera que el repoblamiento con las milicias es uno de los más recientes a fines de los años 90.

    Entonces se da una invasión en El Salado parte alta, muchas personas pobres llegaron y adquirieron un lote para hacer sus casas propias y la mayoría eran personas desplazadas que venían de Santo Domingo Savio, otros pueblos, departamentos y algunos de la ciudad y un grupo que mandaba en ese entonces les dona ese lote por lo mismo, ellos no saben que unos adquirieron y que a otros les donaron, ellos no saben eso, ellos los ven como colaboradores del grupo inmediato, entonces comienza la quema de las casas, y [...] mire que después que pasa el conflicto no todos pueden regresar6.

Si bien el control sobre la manera en que se propiciaban las invasiones y construcciones en esta zona no fue inflexible durante todo el tiempo o en todos los casos, permitiendo que las personas llegaran a habitar a la zona sin un control visible o evidente por parte del actor armado dominante; dicha permisión no se traducía en una ausencia de control del territorio, pues dejaban claro su poder dentro de la zona. El manejo se ejercía a través de diversos tipos de acciones, unas de carácter individual tales como las expulsiones selectivas; que las milicias "hicieran ir" o "hicieran abrir" a alguien era parte del acontecer diario. Con el objetivo de "limpiar tanta suciedad que había en el barrio" se atacaban, con una lógica puntual e inmediata, situaciones específicas de tal forma que se garantizara la expresión de poder en el territorio.

De la misma manera se mantienen acciones colectivas que inciden en el ordenamiento del territorio, la más evidente y mencionada por los entrevistados es la división del Salado en sectores para su control y movilización. Dicha sectorización recrea las relaciones de las personas de la zona con el territorio y con las personas que habitan en la comuna, ya que parte de su referente y construcción de comunidad surge de la misma, al tiempo que da un marco de actuación al actor armado no sólo desde la lógica del control del territorio sino de su misma legitimidad con relación a las personas que lo habitan7.

Dinámica de expulsión. "Es por eso que cuando cambia de 'administración', por decir políticamente, frente al otro grupo es por esto que hay una fuerte retaliación contra la gente de este sector"8

Cuando aparece en contradicción otro actor armado en la zona, inician las confrontaciones, y las actuaciones de los actores cambian su forma y las expulsiones se generalizan. Las expulsiones no se realizan por un solo actor y de las acciones puntuales y aisladas se pasa a las de incidencia colectiva barrial, en la medida en que no hay un responsable visible o claro sobre el que se pueda hablar de una justificación de la acción, las salidas forzadas de los barrios pasan al terreno de lo inexplicable, en medio de los actores en disputa ya no se sabe cuál expulsa ni por qué lo hace.

Además de las salidas producidas por acciones directas ejercidas por los actores armados, se presentan escapatorias que responden a la acentuación del clima generalizado de zozobra y de temor que se produce con la agudización de las acciones bélicas entre los actores y contra algunas personas de la comunidad. En este punto más que mención de homicidios selectivos lo que prevalece es la existencia de los combates, los enfrentamientos y los heridos y muertos que caen en medio de una lucha en la que no son partícipes directos.

    Entonces cuando el gobierno y los paramilitares tienen a estos grupos ya debilitados, entran ellos con los aviones y los tanques de guerra a atacar también, a disparar indiscriminadamente, hubo mucha gente muerta inocente, niños, mujeres. Entonces mucha gente viendo tanta balacera, los que tenían pa' donde irse se fueron a vivir a otra parte, que onde su mamá, que onde su papá, pa' protegerse la vida, otros porque los iban a matar, otros nos quedábamos ahí porque no teníamos pa' onde irnos. Hasta que llega lo que se llama la operación Orión, entonces ya en la operación Orión sale y nos deja el gobierno disfrazados a los paras, los policías y los soldados que existen en este momento en la zona9.

Las explicaciones sobre la razón de las expulsiones emergen en los discursos sobre acciones u omisiones que pudieron realizar como responsables las personas que se tienen que ir del barrio; la sombra que se teje sobre quien se va es la de la carga de haber hecho algo que provocó la expulsión. Aparece entonces el fantasma de la estigmatización; los actores empiezan a circular rumores alrededor de quienes viven en ciertos sectores como personas que han sostenido relaciones con miembros o colaboradores de uno u otro actor. "Le comento: antes del desplazamiento yo vivía muy tensionada porque a mí me hicieron allanamiento en mi casa dos veces; una vez se iban a llevar a mi niña. Lo triste es que nosotros vivíamos en ese morro y decían que nosotros éramos guerrilleros"10.

El actor que aparece como responsable de este tipo de acciones es el nuevo actor, los paramilitares; quienes a través del incendio emitieron un mensaje claro: quien se encuentre en estas condiciones, o sea en relación con los milicianos, debe irse; además, debe perderlo todo, ya que no dejan habitables las viviendas, en la medida en que las destruyen o las despojan luego de utilizarlas.

Repoblamiento. "[...] Los vecinos [...] Son muy distintos, ¡uff! Totalmente"11

Durante y luego de las expulsiones forzadas selectivas, masivas o individuales, se emprende un nuevo repoblamiento impulsado por el nuevo actor que quiere el dominio sobre el territorio. Con las expulsiones y la llegada de nuevos o antiguos pobladores a los sitios que son dominados por el nuevo actor armado, quien provee o dispone la ocupación de los sitios para la ubicación resalta su posición de dominio territorial. Los nuevos actores disponen de las casas dejadas por quienes han sido expulsados y, a su vez, provocan nuevos desplazamientos12.

La impresión que queda es que quien vuelve se somete a las condiciones planteadas por el nuevo actor; le debe obediencia y sigue sus normas, quien no se somete se queda en el exilio sin posibilidad de regresar, por lo menos no en las condiciones iniciales, el resultado es el destierro, el despojo y la destrucción de la historia colectiva con asiento en el lugar. Para quienes salen como sospechosos de ser guerrilleros o colaboradores de la guerrilla, es imposible el retorno y una seña pública así lo comunica, pues como dice un joven del sector, la casa queda indultada.

    La casa queda indultada, por eso ellos no pueden volver; si vuelven, acaban con todos. Allá hay casas donde le dicen a usted: "se va"; la gente se va con lo que tienen encima, pero al otro día le desocupan la casa, sacan las camas y enseres. [...] Inicialmente apenas desocupaban las casas se las entregaban a gente que no podía pagar arriendo o la misma gente la tomaba, ellos mismos se metían a las casas de los vecinos que hicieron ir13.

En la Comuna 13 la percepción del desplazamiento como ruptura con las certezas que asegura la vida cotidiana aparece en las narraciones ligadas con acciones directas de actores armados. El desplazado es quien se va en medio del fuego o ante amenazas directas del actor armado, los desplazados salen en el transcurso de la confrontación.

La expulsión como una forma de mantenimiento del control del territorio y de expresión de poder se convierte en una estrategia de guerra entre los actores en disputa por este territorio. Esta estrategia de guerra se puede definir como una estrategia bélica que busca traer consecuencias armadas y políticas para el actor con el que se realiza el enfrentamiento; es decir, busca la mengua de las condiciones de apoyo del otro actor, o trata de librarse de los ataques externos de los actores armados evitando los informantes y creando lealtades; razón por la cual los desplazamientos se vuelven colectivos14. La configuración de nuevas formas del enfrentamiento entre los actores hace necesario que se encuentren distintas maneras de lograr el control y obtener recursos, por lo cual se busca el copamiento de un territorio y su establecimiento hegemónico en la ciudad.

Para ello se despliegan acciones dirigidas al sometimiento y la eliminación de las supuestas bases sociales de los actores armados que antes eran hegemónicos en el territorio. El desplazamiento es, entonces, una forma de alejar a las personas que se consideran peligrosas, y de disuadir posibles militancias, cercanías o simpatías con grupos diferentes del que se quiere establecer.

    Si volvieron a sus casas y eran muchas personas de las que se habían ido. Fue mucha gente la que se fue, casi el 30% del barrio, y de esa misma gente volvió el 20%. El otro 10% fue porque cuando entraron las AUC ellos les decían: "el que vive en esta casa es un milicia", entonces ellos se iban porque eran familias de guerrilla y milicias y por eso nunca pudieron volver. En cambio la gente que se fue por miedo podía regresar tranquilamente15.

La percepción del conflicto y de la experiencia del desplazamiento forzado, desde las personas que han vivido esta experiencia

Para los habitantes de la Comuna 13, es desplazado quien, debido a una amenaza directa contra su vida que no deja tiempo siquiera de pensar la acción, se ve obligado a salir o en un hecho colectivo que genere la huida de varias personas del sector. Las "primeras personas desplazadas", en este sentido, son los que tuvieron que salir de la parte alta del Salado en medio de la quema de los ranchos. La palabra desplazado y su significado ingresan en el uso social. Dicha denominación aparece de la mano de actores externos, cuando la dinámica de la disputa pasa de la esfera barrial o comunitaria y se inserta dentro de las preocupaciones del municipio y de la nación, entonces se inicia el uso de este término para tratar de amparar de alguna forma los derechos de las personas que durante este momento dejaron sus viviendas en medio de la confrontación.

    Digo que hay desplazados, porque hay familias que les dicen: ustedes tienen una hora para irse, tienen dos horas para que se vayan y no queremos ver un camión acá, se tienen que ir con lo que tienen encima y ya, y no pueden volver. Porque la mayoría de esas personas que hacen desplazar así, es porque fueron familiares del grupo insurgente que había antes o auxiliadores de ese grupo, como por ejemplo, la persona que les hacía de comer, la casa donde ellos dormían, la casa donde tenían sus hijos16.

Las personas que se fueron por miedo, sin que mediara acción armada directa, pueden volver, "porque el que nada debe, puede volver", además, son personas que simplemente "hicieron ir", o se fueron ante el peligro de una acción, estas personas no son realmente desplazadas. Para denominar este tipo de eventos que siguen dentro de la esfera interna del barrio o, por ir más lejos, de la comuna, no es necesario un vocablo nuevo, basta con las palabras con que siempre se han nombrado, y la eliminación física a través de los homicidios, masacres y expulsiones selectivas son parte del precio que se tiene que pagar por conservar o colaborar con un primer orden establecido.

El hecho bélico que marca la narración del conflicto es el del desplazamiento masivo de la parte alta del Salado, quienes vivieron esa experiencia narran los hechos del día que salieron en medio de disparos en contra de los habitantes e incendios de los ranchos, la gente del sector 6 huía hacia abajo, no pudieron sacar nada, y la orden de irse era perentoria; esta se hizo evidente al día siguiente, por paramilitares del bloque Nutibara.

    Empezamos a encontrar los letreros en las paredes, en los pisos, que decían que teníamos 32 horas para desalojarnos de ahí [...], otros tenían unos avisos que decían columna Nutibara [...] Entonces nosotras empezamos a sacar las cosas cuando nos gritaron: no saquen más, váyanse, y esa noche que nos fuimos decían: váyanse que llegamos nosotros, pero no sabíamos quiénes eran esos nosotros, porque eso era bala por lado y lado17.

El conflicto se narra en términos de la salida y el regreso a sus viviendas, convirtiéndose estos dos momentos en el marco en que se mueve la ruta crítica del conflicto; las acciones armadas posteriores se convierten en parte del contexto que rodea el acto central que es el desplazamiento masivo.

Expresiones lingüísticas como "Y ya a partir de ahí empezamos a rodar", "Ahí fue que salimos y quedamos volando", permiten hablar de motivos que marcan el inicio de una etapa de la vida en una persona, en este caso, el desplazamiento forzado es la antesala de un momento diferente en la vida, cambios enmarcados en una secuencia histórica, en el contexto de las secuencias o momentos descritos anteriormente. "Y ya a partir de ahí empezamos a rodar", imagen de liminalidad e inestabilidad que se prolonga, determinada por la carencia de recursos que condiciona una secuencia que pasa por la vida improvisada en un albergue, la convivencia forzada con familiares, amigos o paisanos, seguida del pago de arrendamiento, traslados sucesivos en busca de vivienda de más bajo costo, retorno aún sin condiciones de seguridad a la Comuna 13 o retorno a la condición de "arrimaos" donde familiares o amigos.

La solidaridad de los allegados es la más segura y eficiente, pero limitada en el tiempo, pues se trata de una convivencia forzada por la emergencia que obliga a compartir recursos escasos, infraestructuras inadecuadas y dificultades para consensuar normas y figuras de autoridad que rijan el conjunto de los miembros que entonces comparten bajo el mismo techo.

En el caso particular de una familia desplazada de la Comuna 13 y que no retornará, después de "rodar" o pasar por cuatro lugares de residencia en cinco años, bajo las modalidades anteriores, llega posiblemente a la última estación en ese tránsito prolongado, al adquirir un terreno en zona de alto riesgo al borde de una quebrada en el municipio de Bello, donde la administración local ha advertido que no habrá conexión a los servicios públicos por localizarse en el retiro de la quebrada, y los familiares y allegados han expresado temor por la reedición de una tragedia por la inminencia de un desastre natural.

La experiencia del desplazamiento forzado modela una cierta percepción del conflicto, que está asociada al horror y al caos, como se verá a continuación. Es reiterada la referencia a una noche de horror caracterizada en sus descripciones por un ambiente previo de tensión que circulaba bajo la forma de rumor: "Llegará un sábado negro y un domingo de dolor y lágrimas" y que, efectivamente, los habitantes de los sectores 6 y 7 de la parte alta del Salado verán cumplido el sábado 29 de junio del 2002, fecha recurrente como encabezamiento de los relatos de las víctimas de este desplazamiento.

    El 29 de junio del 2002, a las 10:00 p.m., se formó la balacera. Mucha gente tuvo tiempo de salir, pero nosotros no; nosotros nos quedamos encerrados, era esa gente voliando bala, reventaron los transformadores, gritaban cosas, quemaron casas, y como Dios todo lo ve [...] éramos como ocho niños y seis adultos, callados y privados, ya que ellos gritaban que si se daban cuenta que estos gran hijueputas están ahí... les damos. Se asomaban por las puertas y quemaron casas, nosotros rezábamos hasta lo que no sabíamos, ya que hasta las 6:00 de la mañana voliaron plomo18.

La ocupación y la salida del territorio por parte de los pobladores de los sectores 6 y 7 aparecen asociadas al actor que ejercía el control al momento de su establecimiento y al nuevo actor que toma el control por medio de la estrategia definitiva del incendio para garantizar la expulsión de estos pobladores. En los relatos de muchos habitantes de la Comuna 13, aparece la llegada de diferentes grupos armados a lo largo de una década y si bien es clara la eliminación de la delincuencia común por parte de las milicias, luego la presencia de diferentes expresiones de la insurgencia y más recientemente del ingreso de los paramilitares y las fuerzas armadas del Estado, no es tan claro el actor y la acción precisa en cada caso; pero en el desplazamiento del 29 de junio son inequívocos para los habitantes de la parte alta del Salado, el actor y la estrategia utilizada.

    Cuando ocurrió eso, nosotros vivíamos en el sector 7. La balacera empezó a las 9:30 hasta las 10:30 de la mañana. Llegaron ellos gritando que eran las AUC y que a todos los que estaban ahí nos iban a matar porque éramos guerrilleros y colaboradores de la guerrilla; eso no es justo, uno como pobre tiene que buscar los barrios populares porque es donde más va a vivir uno19. Las ventanas en el suelo, las puertas en el suelo, los equipos de sonido en la calle, televisores tirados sobre los techos dañados, otros tenían unos avisos que decían: Columna Cacique Nutibara20.

Para otra habitante, por ejemplo, el conflicto es percibido a partir de dicha experiencia como un trastocamiento de su rutina:

    Entonces yo me acostaba a las 8:00 de la noche para levantarme a las 2:00 de la mañana a hacer las arepas, cuando una vecina me dijo: levántese que nos están prendiendo candela; eso era bala seguido, seguido, seguido, todo ese tiempo, todo ese tiempo era bala cayendo a los techos y matando gente. Sí, cuando nos hicieron salir de allá, de las casitas que prendieron candela, cuando yo desperté no había luz y estaba el agua botando por las calles, estaban cinco casas ardiendo y entonces yo salí corriendo escalas abajo hasta en camisa de dormir. En mitad de las escalas me recordé que yo estaba huyendo en camisa de dormir y me devolví y me entregué a Dios que me favoreciera, cogí una bolsa, eché los papeles y eché dos muditas de ropa, seguí para abajo rezando el salmo 91, cuando vi una bala cerquita que hacía cuic, cuando ¡ay, pasó!, los unos gritaban, los otros lloraban, los otros decían palabras feas y yo era un solo temblor bajando esas escalas, hasta que llegamos por allá en una casa y la señora nos dijo: ¡éntrense para acá!, entonces nos entramos, cuando nos entramos yo veía a mucha gente de la que había bajado de allá del sector 6. Había uno con un balazo en la rodilla y nos tocó acabar de amanecer allí en cuclillas porque era un bulto de gente, era mucha la gente ahí donde nos dieron posada21.

La vida cotidiana que tiene como rasgo distintivo la "producción y reproducción de aquellas certezas básicas sin las cuales no sabríamos discernir las nuevas situaciones, ni decidir qué hacer"22, se ve profundamente trastocada por la expulsión de la morada, lugar de protección por definición; a partir de ese momento las personas quedan expuestas a decisiones ajenas, por un tiempo el control de sus vidas no está en sus propias manos. En el momento de la expulsión, la impotencia al no poder atender a las personas más vulnerables, la impotencia al tener que obedecer humillados las órdenes dictadas, el temor por las balas, las amenazas y la evidencia de que todo puede quedar reducido a cenizas, constituyó parte de su experiencia.

    Bueno, al ranchito de nosotros no le hicieron nada, no lo quemaron, y entonces nosotros empezamos a sacar las cosas, cuando nos gritaron: ¡no saquen más!, ¡váyanse, váyanse que llegamos nosotros! Nosotros no veíamos a nadie sino la voz, ¡no saquen más, váyanse! [...] Entonces nos fuimos, como no teníamos para dónde irnos nos entramos al colegio, en el colegio estuvimos dos meses. A los dos meses el Gobierno dijo que nos iba a pagar arriendo y nos pagó tres meses23.

El relato vincula un punto de salida: la casita, el rancho, el lugar de donde son expulsados, sectores 6 y 7, y un punto de llegada transitorio: el Liceo de la Independencia, localizado a unos 20 minutos del lugar de expulsión y que por un lapso de dos meses sería el albergue.

Es entonces un relato común de quienes compartieron una experiencia temporal de emergencia, pero también previa como vecinos. El relato tiene igualmente un punto de cierre compartido, referido a la identidad del actor que orientó la salida en medio del caos para evitar la dispersión total de las personas expulsadas. Si bien hay coincidencia en la identificación del actor que define el destino inmediato y el lugar de protección, las interpretaciones son diversas y hasta contrarias con respecto a la intencionalidad que leen en dicha acción. Así dice una mujer: "Por un lado la cabecilla de las milicias colaboró mucho en eso [...] cuando llegamos al colegio ya le habían dicho al celador que abriera la puerta que todo el mundo iba para allá, resulta que ellos influyeron en eso para que la comunidad no quedara desamparada"24. Se lee lo anterior como acción protectora, pero simultáneamente agrega la sospecha de que la comunidad entonces era funcional a la protección de las milicias:

    A mí no me pareció bueno eso porque ellos estaban allí de por medio, ellos toman el papel de protectores para camuflarse dentro de la comunidad desplazada. Eso tiene un trasfondo porque a las milicias les interesaba tener a la comunidad como escudos humanos, entonces, si iban a dejar desplazar parte de su gente, iban a quedar al descubierto. Eso tiene una dualidad, agrega un hombre asistente al grupo focal25.

En el albergue "éramos muchos, parecíamos en una cárcel"

Otra vez, como puede notarse en la expresión "éramos muchos, parecíamos en una cárcel", se alude a un nosotros, que ahora viven ese primer momento de la secuencia como albergados en un "espacio depósito" (en este caso en el liceo) en el cual son interrogados, censados o mejor, "contados" y controlados. Aparecen las instituciones gubernamentales y no gubernamentales, los periodistas y los riesgos que para la seguridad significó la divulgación no responsable de los últimos, según las personas de un grupo focal.

La vida cotidiana se volvió extraordinaria; la familia se fragmentó, pues mientras unos permanecen en el liceo, otros, especialmente los niños, son atendidos por familiares. Se reciben ayudas, pero también salen a recolectar alimentos entre los residentes de los barrios vecinos, se hace fila para todo y la imagen de la cárcel en parte emerge por las filas en torno a una olla común que, además, contiene alimentos no deseables porque son preparados para "un montón de gente". Una mujer les dice a sus hijas que la van a visitar en el liceo:

    "Ustedes parecen visitándolo a uno en la cárcel, porque como el celador tiene que abrir la puerta, para que puedan entrar". En su relato la imagen del encierro y el celador está directamente relacionada con la cárcel; los elementos adicionales del relato se refieren también a hechos que acontecen en el contacto entre los internos de la cárcel y las personas que llegan de afuera para visitarlos; dice, por ejemplo, que le llevan "comidita pa'que comiera algo decente", entonces me llevaban la porcioncita, me llevaban jugo, me llevaban cigarrillos y, bueno, nos daba vueltecita y se iba [...] después la otra también venía26.

El número exacto de personas desplazadas no se conoce, pero las personas que estuvieron en el liceo tienen la impresión de que fueron muchas, lo que también puede dar una idea de la percepción de hacinamiento: "Uno se levantaba a las 6 porque todo el mundo se levantaba a esa hora a hacer bulla, entonces imagínese, más de 400, que cuando nosotros salimos éramos 250 y resultaron una gallada, pero eran de los dos sectores. Entonces, claro, contándolas todas en total éramos más de 400"27. La experiencia de vivir en un lugar improvisado como albergue por un tiempo de dos meses, como sucedió con las personas desplazadas del Salado, es una de las particularidades del desplazamiento masivo.

Implicaciones e impacto del desplazamiento masivo e individual

Además de la cantidad de personas, la diferencia entre el desplazamiento masivo y el desplazamiento individual está asociada en primer lugar a la visibilidad; es imposible invisibilizar el desplazamiento masivo por su magnitud, pero también en el caso específico del Salado, por la intervención de una serie de instituciones que presionan para que fuera reconocida la situación de desplazamiento de las personas afectadas. La otra diferencia está determinada por la autopercepción de las víctimas, quienes salen desplazadas de forma individual, generalmente no se saben sujetos de derechos, se encuentran más dominados por el miedo, son ignorados por la sociedad receptora y el Estado, no tienen ningún principio asociativo, lo que significa mayores dificultades para reconstruir su proyecto de vida que dependerá exclusivamente de sus recursos propios. No obstante, el reconocimiento como desplazados intraurbanos de las personas desplazadas del Salado, la ineficacia de la política de atención no evitó que algunas personas desplazadas a partir de entonces quedaran "rodando".

    Yo no sabía lo de los desplazados, no sabía nada, en esa época como que no había de eso como ahora y cuando mi mamá me dijo, ya había pasado mucho tiempo y ya para qué... de otras familias no sé bien sino de una que vive en Barrionuevo que le tocó venirse de allá por problemas, pero no sé más y ellos son de raíces de allá28.

Las personas en situación de desplazamiento forzado y sobre todo quienes han salido individualmente o en un desplazamiento tipo familiar, desconocen los derechos que les han sido vulnerados y en muchos se ha incorporado la idea de que su reconocimiento tiene un tiempo de vigencia, afirmación expandida a través de funcionarios y operadores que participan de una visión restrictiva de los derechos. Su narración es una narración externa en la medida en que se tiene menos conciencia de la situación, la percepción del conflicto se hace más con relación a hechos generales que afectaron a la Comuna 13, como la confrontación armada.

    Yo le dije al esposo mío que con la muerte del hijo mío no era capaz de vivir ahí, nos fuimos a pagar arriendo ocho meses en la Milagrosa y a esa casa se entraban ellos, esas casas quedaron solas, nos tumbaron las puertas, se adueñaron de ellas, la ley, la guerrilla, los paramilitares, esa casa la volvieron nada; nos decían a nosotros que fuéramos a darle vuelta a eso, y siempre que uno iba encontraba la ley ahí, la autoguerrilla, los guerrilleros, ellos se adueñaron de eso, ya cuando el Presidente hizo la tal operación Orión, el esposo mío se vino, hizo un préstamo y las arregló, eran dos casas... esas casas las volvieron nada, ya nos tocó ponerle puertas a eso, quedaron como un colador, en la parte de atrás del solar quedó como un agujero, como colador, puro fusil, a mí casi me matan ahí lavando29.

El desplazamiento familiar e individual es afrontado por las personas asumiendo la salida y también el retorno según la percepción actualizada de la atmósfera del conflicto en la Comuna 13, a partir de la información obtenida de las personas que se han quedado y que entonces se convierten en una fuente fundamental para decidir la conveniencia del retorno. Las imágenes del retorno son contundentes para entender que este no se da al mismo lugar de salida, pues se han operado resemantizaciones y cambios en la infraestructura, señales y mensajes que como tatuajes han quedado en la memoria de los lugares, cambios que también corresponden a la lógica de expulsión y repoblamiento, provocando un extrañamiento en los pobladores que retornan. Para una de las mujeres que retornó al sector 7, parte alta del Salado, "la llegada fue en medio de, [...] los nervios [...] nervios total, porque te digo sinceramente, el barrio era irreconocible, era como un cementerio, las casas medio saqueadas, las puertas tumbadas, los contadores de energía saqueados [...] Después de eso ya todo el mundo fue retornando graniaito, una, dos o tres familias y así". Recuerda también el proyecto de escuela para el que tanto trabajaron haciendo empanadas y con el voluntariado de un profesor que iba a apoyar la escuela que estaban levantando, hoy en día ya no hay sino dos muros pa'bajo y un letrero que dejaron impreso en la pared: "El pueblo para el pueblo"30.

La distancia con respecto a sus lugares de origen y el arribo a ciudades capitales pueden representar protección para las personas expulsadas del campo por motivos del conflicto armado, para las personas que se desplazan de un barrio a otro de Medellín o a un municipio del área metropolitana, el retorno es más frecuente por la proximidad, no tanto porque sea más seguro regresar al barrio de origen y no encuentren mayores o mejores ofertas en educación y salud, por el contrario, experimentan un desmejoramiento de sus condiciones de vida.

"Del año 2000 para acá, para mí ha sido un calvario [...]"31

La imagen del calvario retomada por una de las mujeres asistentes al grupo focal de desplazados para significar lo que ha sido su experiencia entre el 2000 y 2004 como habitante de la Comuna 13, se inscribe en el marco de la religiosidad cristiana en el cual calvario remite a vía crucis, "expresión latina con que se denomina el camino señalado con diversas estaciones de cruces y altares, en memoria del que recorrió Jesucristo en camino al Calvario"32.

Los relatos de las personas que han vivido la experiencia del desplazamiento generalmente hacen referencia a una sucesión: el asesinato de un miembro de la familia provoca el desplazamiento, o han vivido allanamientos o situaciones de amenaza y riesgo en el barrio además de desplazamiento, de ahí que la imagen religiosa del calvario es muy precisa, porque es una sucesión de hechos marcados por el sufrimiento. Una mujer usando la figura del calvario, ata experiencias dolorosas de su vida en la Comuna 13 entre el 2000 y el 2004:

    [...] del año 2000 para acá mi vida ha sido un calvario porque en ese tiempo sacaron a mi hijo de la casa y lo asesinaron, fue en ese momento cuando empezó el calvario para mí; yo tengo cuatro hijos, el mayor fue el que asesinaron y viví bastante duro, da muy duro que le maten a uno un hijo y después el desplazamiento33.

La imagen del calvario asociada a la expresión utilizada para referirse al desplazamiento como "ya a partir de ahí empezamos a rodar" o "quedamos volando" o "cuando salí de allá quedé muy desubicada", remite al desacomodo de lugar, pero también a la separación de los seres amados, el deterioro de los lazos sociales, el desmejoramiento de las condiciones materiales de vida.

Los principales impactos asociados al desplazamiento forzado intraurbano son: descenso socio-económico, impacto psicosocial, deterioro del tejido social. Con relación al desplazamiento rural-urbano, puede decirse que en lo fundamental se presentan los mismos impactos, con la diferencia de que en algunos casos, para las personas expulsadas del campo, la ciudad representa mejor calidad y cobertura de los servicios de salud y educación, diversidad de opciones para el desempeño del rol de la mujer.

El descenso socioeconómico

Para las personas que vivieron el desplazamiento y especialmente para las que no retornaron, uno de los principales impactos es el descenso socioeconómico. En algunos casos, el desubicarse de lugar es también desubicarse de algunas fuentes de ingresos conectadas directamente con los vínculos sociales establecidos en el vecindario de la Comuna 13, vínculo aún más significativo entre las mujeres:

    Económicamente me afectó porque yo tenía muchas de las vecinas, les arreglaba la ropa... colocaba cierres, o sea, entre mis vecinas yo tenía mucha clientelita con ellas de arreglarles la ropa, pues costura, todo lo que es costurita yo lo hacía en mi casa y cuando yo salí de allá me quedé muy desubicada; mientras uno va conociendo la gente de otro lugar y más así que la gente es tan encerradita y todo, ya es muy difícil, pero bueno, Dios no me desamparó34.

El descenso económico como un impacto directo del desplazamiento forzado en el marco del conflicto, además de explicarse por la pérdida de una fuente de ingresos, se explica por el incremento de gastos ante situaciones imprevistas; la continuidad de los escolares en los mismos establecimientos educativos recorriendo mayores distancias, con un incremento en los gastos de transporte o abandono del estudio, cambio de rutas y medios para desplazarse a los lugares de trabajo, la pérdida del trabajo por motivos de seguridad, pago de arriendo, un mayor costo por servicios públicos. Un joven líder, miembro de una familia desplazada en el año 2005 por las AUC, se refiere al impacto que ha tenido dicho desplazamiento en la vida cotidiana de su madre y su hermana:

    Están muy apegadas a vivir en la Comuna 13 y es muy difícil pasar de estrato 1 a ser de estrato 3, esto es difícil por los servicios, los gastos y todo. No es lo mismo que yo le comprara a mi mamá un tiquete de metro que le duraba para la quincena y ahora ella tiene que guardar la quincena porque le toca coger dos buses. Esto se nos volvió un despelote, era acostumbrarse a nuevas rutas, además, mi mamá nunca había ido a trabajar en bus, tenía que madrugar más, en la 13 ya uno tenía su rutina35.

Al indagar a personas que permanecen en la Comuna 13 por las personas que no han retornado, suponen que aquellas no se encuentran bien porque ahora, además se ven obligadas a pagar arriendo:

    No están tan bien porque ellos acá no pagaban arriendo, pues tenían su casa propia, así fuera un rancho de tabla, pero ¿se imaginan a ellos con un mínimo para pagar arriendo y servicios, además del estudio de los niños? Tengo un hermano que se fue a vivir a otro barrio y por allá le toca más duro, él trabajaba en la 70 primero y le tocaban dos pasajes, ya se gasta cuatro pasajes. Primero tenían su casita propia, ya les toca más duro pagando arriendo36.

El retorno de las personas que han sido desplazadas se explica fundamentalmente por la necesidad de recuperar las condiciones de vida que en gran medida dependen del no pago de arrendamiento, asunto determinante cuando se cruza con el conflicto la situación de pobreza que vive la mayoría de habitantes de la Comuna 13, donde predominan el estrato 1 y 2.

    Es que casi todo el que regresa es porque le va muy mal en otro barrio, por lo económico, porque están pagando, y después de tener su casa para irse a pagar arriendo [...], es que pagar arriendo es muy difícil, porque después de que llegue el arriendo llegan los servicios, y ellos después de tener su casita se arriesgan a volverse al barrio para no estar sufriendo económicamente en la calle37.

Al indagar por las razones que explican la permanencia en la Comuna 13 cuando se han resistido a la salida o cuando han retornado, se encuentran cuatro respuestas: porque no tienen un lugar a donde ir, porque allí ya los distinguen, porque al barrio donde lleguen pueden verlos con desconfianza; como forasteros o portadores del grupo dominante en la Comuna 13 y finalmente porque les informaron que si abandonaban sus viviendas perderían el derecho sobre ellas.

La imposibilidad que genera el desconocimiento de otra zona y de establecer nuevas relaciones sociales y organizacionales, además del desprenderse de las relaciones de vecindad, que en algunas ocasiones se convierten también en una fuente de sostenimiento para las personas que vivían en el barrio, como el caso de la mujer que se ayudaba "haciéndoles arreglitos" en la ropa para los vecinos.

El mantenimiento de las condiciones de vida anterior para quienes regresan no es fácil, la posibilidad de supervivencia se vuelve difícil ante las nuevas condiciones impuestas por la "llegada del Estado", dicha entrada se expresa en diversas medidas, entre ellas algunas referidas al cobro de impuestos o tasas tales como el cobro de los servicios públicos domiciliarios, multas por legalización o intereses de mora por no pago durante el tiempo en que no se ocupó la vivienda.

    Cuando llegó la operación Orión, fue muy afortunada para unos, y muy desdichada para otros. Antes de la operación, durante la guerra hubo un desplazamiento masivo y todos lo supieron. Después de la operación, el señor Luis Pérez dice: "Tranquilos muchachos, EPM a algunos les va a condonar, a otros les va a rebajar, pero regresen". Entonces la gente cuando regresó se dio cuenta de que sus casas estuvieron ocupadas quién sabe por quién, hicieron cientos de llamadas y ahora están embalados sin servicios públicos porque no los pueden pagar. La comuna está llena de multas dizque por contrabando, que dejaron estos sinvergüenzas y que ahora apenas los vinieron a descubrir los de las EPM38.

El impacto psicosocial

Los relatos de las personas en situación de desplazamiento forzado permiten distinguir un antes del desplazamiento, durante la salida y el tiempo después del desplazamiento que en algunos casos es el retorno y en otros remite de modo más amplio a la situación que experimentan y perciben actualmente. Con respecto al momento anterior al desplazamiento algunos se refieren a que "Uno era a toda hora tensionado". Sí, a uno y a toda la comunidad; uno salía y era tensionado, pensaba que le iban a dar un tiro a uno o que se lo iban a entregar a los paracos39.

Los rumores previos generaban un ambiente en el que se hablaba de psicosis, inquietud e incertidumbre. Una mujer que vivió el desplazamiento del 29 de junio recordaba:

    Días antes de llegar los paracos había un rumor y como que les habían mandado un mensaje a los milicianos mandándoles a decir: "Habrá un sábado negro y un domingo de lágrimas". No dijeron qué día, vea, toda la comunidad se hacía esa misma pregunta cada vez que llegaba un sábado: ¿Será este sábado? [...] ya tengo psicosis. "Sábado negro y un domingo de dolor, de lágrimas" y yo: ¡Dios mío bendito: que se cumpla tu voluntad! Cada vez que llegaba un sábado, que llegaban las 5, 6 de la tarde, todo el mundo mirando pa' arriba, pa' ver qué era lo que iba a pasar. Bueno, no llegó40.

Son también muchos los relatos que aluden a enfermedades que las personas asocian directamente con los nervios; en el siguiente caso a enfermedades respiratorias y ataques epilépticos. Un joven se refiere al impacto que produjo en su madre y hermana la solicitud directa que hacían por un miembro de la familia:

    Un día cualquiera estaban en la casa de mi hermana en El Salado y llegaron por él los muchachos diciendo que él les tenía una cosa y que necesitaban que se la entregara, mi mamá les dijo que él no estaba. Ellos le respondieron que lo iban a esperar. Cuando yo llegué, mamá estaba asfixiada de los nervios, ese día no volvieron. Al otro día yo salí a trabajar y mi primo no estaba, ellos volvieron otra vez. Mi primo no nos quiso decir qué les tenía, así que mamá muy preocupada cogió un taxi y lo despachó, pero los muchachos siguieron yendo, mi mamá se puso enferma y mi hermana que sufre de ataques de epilepsia también, les dije entonces que se iban a tener que ir para la Milagrosa porque acá no van a poder estar41.

El momento de la salida se siente como el más difícil; allí aparecen las respuestas individuales al miedo; hay quienes dicen que se paralizan "me quedé fría y helada", quienes huyen y quienes toman decisiones rápidas, orientan a la familia para la salida y a veces convencen a los miembros del grupo sobre la conveniencia de una salida inmediata. Este momento es seguido de un sentimiento de desorientación y abandono, de "no saber qué hacer", "no saber para dónde coger". Este momento de desorientación se impone una vez que han salido del lugar del conflicto y llama la atención que en los relatos de desplazamiento rural-urbano, su ocurrencia sea en la terminal de transporte, y en los relatos de algunas personas de la Comuna 13 que han vivido el desplazamiento intraurbano, ocurre en la estación del metro.

En ambos casos se trata del "no lugar por excelencia", es un lugar de llegada y de partida a la vez, nunca es un destino definitivo, de ahí que la terminal o la estación sea un sitio de paso a... y lo que precisamente no saben las personas en situación de desplazamiento, es a dónde ir, ahora está en vilo su destino. La sensación es la de estar suspendidos. Así dice una de las mujeres entrevistadas:

    [...] ahí mismo salimos corriendo del miedo y nos fuimos [...] no supimos ni pa'dónde, mi mamá nos llamó un taxi y nos fuimos todos, llegamos fue a la estación del metro de San Javier. Yo y mis hijos ahí nos quedamos pensando pa' dónde nos íbamos [...] entonces nos quedamos ahí en la estación desde las nueve de la mañana hasta las tres de la tarde ubicándonos a ver pa' donde qué familiar nos íbamos. Y a partir de ahí empezamos fue a rodar y la casita quedó sola42.

La situación actual no es mejor, en tanto las condiciones de seguridad no estén garantizadas, de ahí que es más precisa la expresión "una cascada de miedos e incertidumbre" ante la comprensión de la coyuntura como resultado de un acumulado histórico:

    [...] allá no había policías, allá no había nada, entonces vieron el punto débil para ellos poder arrancar con los que estamos viviendo, y nosotros los que estamos viviendo allí ahora vivimos todavía con temor, vivimos con miedo, vivimos con zozobra, no sabemos el día que nos vaya a tocar a nosotros43.

Una manera de concluir los relatos es dejando en manos de Dios el futuro, lo cual indica que es el mundo de creencias religiosas el que se convierte en fuente para la continuidad y la esperanza. También está la importancia de la atención de las organizaciones de derechos humanos y de la Iglesia como pastoral social, en particular una de las mujeres hace referencia a los vínculos tejidos con profesionales que los acompañaron en la comprensión del proceso de desplazamiento forzado intraurbano y de sus derechos. Este, no obstante, no es el caso más generalizado44.

Desconfianza y erosión de los lazos sociales

Además del descenso socio-económico, el desplazamiento forzado provoca la fragmentación de la familia y debilita los vínculos sociales tejidos en el tiempo. En particular, significa una pérdida importante, el vecino, vínculo construido como habitantes del mismo territorio; para el líder comunitario el desplazamiento significa una pérdida de reconocimiento que se resiste a aceptar, y en todos los casos el miedo y el control de los actores armados generalizan la desconfianza.

El desplazamiento lleva a pensar en las personas que huyen, pero también en las personas que quedan observando impotentes que la familia se desintegra y que se operan cambios fuertes en roles y actitudes personales. Así cuenta una persona que el sufrimiento mayor fue por la partida su hija, una de las mayores que le prodigaba gran apoyo, una mujer a quien siempre vio fuerte y que por motivo del asesinato de su esposo y de recibir amenazas huyó con su familia, entonces se encontraba decaída y débil para afrontar la situación. La confianza se alimenta y se construye cada día, por eso la confianza se pierde o se gana y en el conflicto de la Comuna 13 ha resultado notablemente disminuida. Así dice un líder comunitario a manera de balance:

    Yo perdí dos cosas muy esenciales: la confianza, porque yo por allá no creo en nadie, no creo directamente en las personas porque vi y estoy viendo muchas falsedades [...] Segundo, perdí la confianza que le deposité a una compañera con la que viví 22 años, por haberme pagado de esa manera tan vil como me pagó, no más por colaborarles a esos asesinos45.

En el plano personal y social, la desconfianza empieza a modelar la vida. En el primero se alude a la diferencia entre un pasado reciente en el cual era claro quiénes estaban presentes ejerciendo el control, y la situación actual en la cual hay infiltrados y el enemigo está oculto: "Primero sabíamos quiénes eran los enemigos, porque ellos se declararon: Nosotros somos la ley, nosotros mandamos. Entonces mataban a alguien y se sabía, fueron las FARC, fueron las milicias; pero en la actualidad no sabemos quiénes son"46. Para algunas personas, uno de los aprendizajes que queda del conflicto armado vivido en la Comuna 13 es la desconfianza. Así dice un testimonio:

    Aprendí que uno no debe confiar en nadie, porque... prácticamente, ellos por un lado hicieron el bien, sacaron la suciedad del barrio y los que hacían daño en el barrio. Por otro lado, les hicieron mucho daño a las madres, porque no fui yo sola, fueron muchas madres las que quedaron sin sus hijos, asesinados, y eso es muy doloroso y todos, pues, quedaron con la pregunta, ¿Por qué? ¿Por qué a mi hijo? [...] sabiendo que él con ellos nunca se metió47.

La comunicación telefónica con los familiares que han quedado en la Comuna 13 es una constante, pero las visitas disminuyen ante la presencia de nuevos habitantes en la Comuna 13, que generan miedo y desconfianza: "Con mi mamá he hablado a diario; yo voy y me asomo, pero hay mucho vecino moreno, y los recuerdos y lo que sufrimos hacen que no queramos volver, el hijo mayor tiene mucho miedo de que lo maten allá, más ahora que no lo conocen, con los vecinos por acá juega fútbol"48.

Lo anterior muestra que esta mujer desplazada con su familia de la Comuna 13, ha pasado a ser extranjera en su lugar inicial de residencia, donde construyó su vivienda y tuvo sus hijos. "Ser forastero" en un barrio que no ha sido su lugar, o volverse "forastero" del lugar que habitó, por la presencia de nuevos actores como en la Comuna 13, constituye un impedimento que determina claramente lugares permitidos y lugares prohibidos, determina si desplazarse o quedarse aun con los riesgos que pueda implicar permanecer.

De irse para otro barrio a torear a otros grupos, era mejor quedarse en el barrio. Aquí ya lo distinguen a uno y ya pasó lo que iba a pasar, era más peligroso llegar a otros barrios donde hay otros grupos sin que lo conocieran a uno. Cuando uno llega a otro barrio forastero, le preguntan ¿Quién es usted? ¿De dónde viene? ¿Qué hace? ¿En qué trabaja?, además nosotros ya habíamos vivido eso, por eso es mejor quedarse aquí49.

El miedo restringe y hasta cancela la geografía recorrida cada día y dificulta las posibilidades de acción. La desconfianza exige mayor tiempo y cálculo; a lo largo de los testimonios se nota la incorporación de la desconfianza como un modo de relación entre los extraños, los vecinos, y alcanza inclusive a los parientes y allegados, planteando nuevas dificultades para quienes continúan residiendo en la Comuna 13; y también para quienes se desplazaron forzadamente, se trata de una desconfianza generalizada que reclama atención, como plantea LUHMANN: "Una persona que desconfía necesita tanto de más información como al mismo tiempo limita la información en la que se siente seguro puede confiar [...] La posibilidad de ser engañado se convierte una vez más en algo que tiene que tomarse en cuenta"50.

El conflicto armado y las contradicciones generadas al interior de la familia por las maneras de entender las relaciones con los actores armados activaron discordias internas por motivos de propiedad, celos, autoritarismo, discriminación racial, lo que desencadenó fragmentaciones tan radicales entre los miembros de la familia como entre los bandos enemigos abiertamente enfrentados en combate.

    La compañera con la que yo convivía se hizo muy amiga de los de las Farc [...] y en esas una hija [...] mía tuvo un hijo con ellos, entonces ella me peleaba a mí la casa de herencia de mi mamá, ella les daba comida, les daba tinto, les aplicaba inyecciones, a los heridos en combate ella corría y los llevaba al centro de salud51.

En medio de las contradicciones cotidianas por las relaciones con el actor armado, finalmente, se rompió el vínculo familiar y lo que luego trae al relato es la frase que constituyó el punto preciso de fractura: "Desde ahí cuando ella lanzó la expresión de que más le interesaba la vida de ellos que la mía, yo comencé por debajo de cuerda a buscar mi defensa con mis allegados, con mis vecinos".

El conflicto es separación; escisiones que se prolongan en el tiempo y que llegan hasta los lazos de consanguinidad y afinidad, así aparece el tema de los hijos del enemigo vinculados a la parentela propia.

PARA CONCLUIR PARCIALMENTE SE PODRÍA DECIR QUE:

En Medellín como ciudad receptora, se han identificado unas percepciones problemáticas sobre la población desplazada que van desde la mirada del desplazado como "carga", esto es, como un problema para la administración, un invasor, alguien que compite por recursos escasos, hasta "un peligroso" en cuanto proviene del lugar de la guerra y como tal se sospecha que puede ser portador de la misma o miembro de uno de los bandos en conflicto. En este contexto de conflicto armado y de desplazamiento forzado en la Comuna 13, es posible que se fortalezca una mirada peligrosista hacia la persona en situación de desplazamiento forzado intraurbano, por la confrontación allí de los grupos armados, lo cual haría aún más difíciles las posibilidades de continuar con sus planes de vida en otro lugar de residencia o de participar de la vida laboral.

El estigma que pesa sobre las personas que viven en la Comuna 13, "como guerrilleros" o "colaboradores de la guerrilla", hace pensar en algo aún más radical, como lo advierte Castillejo, no es solo que se considere peligroso al que proviene de los epicentros de la guerra sino que en ese proceso de mutación mediante el cual se construye la alteridad el Otro es considerado como un peligroso en sí. Un indicio de esto es el ocultamiento que de su procedencia o lugar de residencia hacen los pobladores localizados en esta parte de la zona centro-occidental de Medellín. Habría que preguntarse también por las implicaciones subjetivas de dicho estigma.

La población de la que principalmente nos hemos ocupado en este caso, los desplazados de la parte alta del Salado, son personas que viven en situación de pobreza, lo que permitiría afirmar con ALEJANDRO CASTILLEJO que en estas personas se conjuga una doble condición: segregación y marginalización:

    La segregación no es propiamente producto de las estructuras de la sociedad, aunque sin duda puede ser una dimensión complementaria de la discriminación. El otro puede ser segregado en virtud de su diferencia, o lo que se asume puede ser, en un ejercicio ideológico, su diferencia inherente. La marginalización del desplazado es, pues, el efecto de una exclusión fundada en las relaciones desiguales que se encuentran en la base de esta sociedad. Pero a la vez, es segregado en virtud de su alteridad y de la forma como se ha construido e interpretado socialmente52.

Hay que puntualizar que en cualquier caso, en la Comuna 13 y otros, el desplazamiento revela una inmensa desigualdad, seguramente es diferente un desplazamiento forzado si no está de por medio la pobreza, pero es este binomio el que aparece de forma reiterada en nuestro país.


Pie de página

1Adscrito al INER, está conformado por cuatro instituciones de la ciudad: la Universidad de Antioquia, la Universidad de Medellín, la Corporación Región y el Instituto Popular de Capacitación IPC; el grupo de investigación permite la discusión entre disciplinas como la ciencia política, el trabajo social, la sociología, la antropología, el derecho y el sicoanálisis, a través de la participación de los investigadores adscritos al grupo que tienen diferentes disciplinas.
2Entrevista Profundidad n° 25, desplazado.
3Por desplazamiento forzado masivo se entiende la salida forzada de 10 ó más hogares o, más de 50 personas en un mismo evento. (D. 2569/2000, art. 12). Otras formas de clasificar el desplazamiento son: desplazamiento individual donde es solo un miembro de la familia el que se desplaza, denominado gota a gota. Desplazamiento familiar en el cual la familia permanece unida durante y después del momento del desplazamiento. Desplazamiento masivo organizado, donde la comunidad con una base social organizada toma la decisión de desplazarse y buscar apoyo en instituciones gubernamentales y no gubernamentales para obtener una asistencia y acompañamiento de estas. La comunidad organizada permanece unida durante y después del momento del desplazamiento. Desplazamiento masivo no organizado, donde son expulsadas varias familias de un mismo sector, hacia diferentes barrios en la ciudad. Redesplazamiento, en el que personas y familias son desplazadas en más de una ocasión. Desplazamiento selectivo "se presenta de manera discriminada contra determinados actores de la sociedad, tal es el caso de los maestros, líderes sindicales y sociales en general" ver al respecto a YULIETH BEDOYA MEJÍA y YUDY MARCELA SÁNCHEZ PÉREZ. Implicaciones socioeconómicas del desplazamiento forzado intraurbano en la población desplazada de Medellín, Medellín, 2003, p. 63, Informe de pasantía de investigación (trabajo social). Universidad de Antioquia, Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, Departamento de Trabajo Social.
4Entre los meses de marzo y abril del 2002, tres titulares de prensa dan una idea de la magnitud del desplazamiento en este sector de la ciudad: por intimidación huyeron 40 familias de Belencito. El Colombiano, Medellín, 28 de marzo 2002, p. 4C. Villa Laura se queda solo. El Mundo, Medellín, 10 de abril del 2002. p. 6. Viviendas abandonadas; drama de barrios en disputa. El Colombiano, Medellín, 29 de abril del 20002, p. 11A. Durante el mes de julio nuevamente una sucesión de noticias hacen visible el desplazamiento en la Comuna 13: Paras desocupan vecindario. AUC provocaron éxodo interurbano. El Colombiano, Medellín, 5 de julio del 2002. p. 12A. La guerra se aloja, la gente se va. El Colombiano, Medellín, 27 de julio del 2002. p. 11A.
5Entrevista Profundidad n° 27, desplazado.
6Entrevista Profundidad n° 27, desplazado.
7Ver al respecto, entrevistas y grupo focal con participantes del sector 6 y 7.
8Entrevista Profundidad n° 27, desplazado.
9Grupo Focal n° 9, desplazados.
10Grupo Focal n° 10, desplazados.
11Esta es la expresión de una mujer que, 4 años después de salir desplazada de la Comuna 13, aunque desea regresar reafirma su decisión de mantenerse lejos porque los nuevos vecinos le generan desconfianza. Grupo Focal n° 9, desplazados.
12Muerto un policía en combates en Belencito, en: El Tiempo, Bogotá, 29 de agosto del 2002, pp. 1-7.
13Entrevista Profundidad n° 26, desplazado.
14Ver al respecto, CLARA INÉS ATEHORTÚA, Caracterización del desplazamiento forzado intraurbano. Medellín 2000-2004, Medellín, 2004, p. 205. Trabajo de grado para optar a la maestría en ciencias políticas, Instituto de Estudios Políticos, Universidad de Antioquia.
15Entrevista Profundidad n° 26, desplazado.
16Entrevista Profundidad n° 26, desplazado.
17Grupo Focal n° 9, desplazados.
18Grupo Focal n° 10, desplazados.
19Grupo Focal n° 10, desplazados.
20Grupo Focal n° 9, desplazados.
21Grupo Focal n° 9, desplazados.
22NORBERT LECHNER, Los patios interiores de la democracia, Santiago de Chile, FLACSO, Facultad latinoamericana de Ciencias Sociales, 1998, p. 57.
23Grupo Focal n° 9, desplazados.
24Grupo Focal n° 10, desplazados.
25Grupo Focal n° 10, desplazados.
26Entrevista Profundidad n° 25, desplazado.
27Entrevista Profundidad n° 25, desplazado.
28E3dmelsalado.
29Entrevista Profundidad n° 5, mujer adulta.
30Entrevista Profundidad n° 25, desplazado.
31Grupo Focal n° 10, desplazados.
32Retomado del diccionario Manual Sopena, Barcelona, 1963.
33Grupo Focal n° 10, desplazados.
34Grupo Focal n° 9, desplazados.
35Entrevista Profundidad n° 26, desplazado.
36Grupo Focal n° 9, desplazados.
37Grupo Focal n° 9, desplazados.
38Acta 459 del 2003, Debate sobre la comuna 13. Representante de Asocomunal. Material recogido para el trabajo de grado, C. ATEHORTÚA, op. cit.,
39Grupo Focal n° 10, desplazados.
40Entrevista Profundidad n° 25, desplazado.
41Entrevista Profundidad No 26, desplazado.
42Grupo Focal n° 9, desplazados.
43Grupo Focal n° 9, desplazados.
44Entrevista Profundidad n° 25 y 27, desplazado. Grupo Focal n° 10, desplazados.
45Grupo Focal n° 9, desplazados.
46GF01DHELSALADO.
47Entrevista Profundidad n° 25, desplazado.
48EDMNUEVOSCONQUISTADORES.
49Grupo Focal n° 10, desplazados.
50NIKLAS LUHMANN, Confianza, Universidad Iberoamericana, Barcelona, Anthropos, 1996.
51Grupo Focal n° 9. desplazados.
52A. CASTILLEJO, op cit., p. 206.

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