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Vniversitas

versión impresa ISSN 0041-9060

Vniversitas  n.119 Bogotá jul./dic. 2009

 

GALÁN Y LA JUSTICIA

GALAN AND JUSTICE

P. Joaquín Sánchez García, S. J.
Rector
Pontificia Universidad Javeriana
Bogotá, 20 de agosto de 2009



Me complace dar a todos ustedes la bienvenida al foro convocado por la Corporación Excelencia en la Justicia en este auditorio que lleva el nombre de Luis Carlos Galán, el destacado ciudadano colombiano de la segunda mitad del siglo XX, recordado de manera especial en los últimos días con ocasión del vigésimo aniversario de su cruento asesinato.

Agradezco a la corporación haber escogido este emblemático recinto de la Universidad Javeriana para realizar el foro que tratará sobre "Galán y la justicia". Saludo, en particular, a los panelistas invitados: a la directora de la corporación, Gloria María Borrero, egresada de esta Universidad, quien será moderadora; al sociólogo, Hugo Acero, experto reconocido en problemas de convivencia, seguridad ciudadana, seguridad nacional, manejo de crisis y terrorismo, y al ex ministro, Fernando Carrillo, quien en 1989 era estudiante de Derecho de la Universidad, y quien se destacó en el movimiento universitario que surgió luego del magnicidio. La presencia de estos tres académicos en este acto nos asegura un análisis importante sobre la justicia, asunto neurálgico para Colombia, que ocupó lugar de primera importancia en las reflexiones de Luis Carlos Galán.

Al respecto, quisiera recordar el planteamiento presentado por Galán en ese histórico discurso que pronunció ante la Convención del Partido Liberal, reunida en Cartagena en agosto de 1988, que, por supuesto, supera el ámbito de un movimiento político particular. Al referirse a las grandes responsabilidades de esa colectividad, Galán les recordó a los convencionistas, en primer lugar, la necesidad de defender la libertad y el orden jurídico de la República, "no por un culto formal a la ley -explicó el joven político-, sino por la convicción de que es el Estado de derecho el que garantiza las libertades de todos". Dicho lo anterior, Galán hizo la siguiente acotación: "Pero no es sólo la libertad y el orden lo que tiene que lograr para esta sociedad el Liberalismo. La misión fundamental es la justicia". De esta forma, Galán dejó en claro un principio acogido universalmente por pensadores de todos los tiempos, como Aristóteles, quien llegó a proclamar la justicia como la más excelsa de las virtudes. Así, Galán reconocía en la libertad, el orden y la justicia, "tres tareas, tres ideales, tres responsabilidades", que debían asumirse de manera decisiva.

Si bien el problema de la justicia tiene relevancia en todas las naciones, cobra especial significado para Colombia, un país que, por una parte, sigue enfrentado al poder de la impunidad, que encuentra en la corrupción su más ferviente aliado; un país que, además, presenta un cuadro inaceptable de desigualdad social que se ha visto agravado por la violencia.

La Universidad Javeriana así lo reconoció cuando ubicó en el horizonte de su quehacer "la instauración de una sociedad más civilizada, más culta y más justa", al destacar entre los problemas colombianos que esta Universidad quiere ayudar a resolver, el de la crisis ética, el de la discriminación social y la concentración del poder económico y político, y el de la inadecuación e ineficiencia de sus principales instituciones.

En este contexto, se explica bien la vinculación estrecha de la Universidad al homenaje que de diversas maneras se ha tributado a Luis Carlos Galán Sarmiento, y también el esfuerzo que hemos venido haciendo para darle continuidad a la fundación que lleva su nombre, y que tiene como propósito preservar su memoria y transmitir sus ideales a las nuevas generaciones. No podemos permitir que el olvido le gane su partida al estudiante javeriano que, desde sus años de juventud, se comprometió radicalmente con el servicio a Colombia, al hombre público que en la madurez de su vida dio testimonio inequívoco de seriedad en el ejercicio de la política.

En junio de 1985, uno de sus contemporáneos, el abogado javeriano y periodista Fernando Garavito, hizo la siguiente advertencia: "Galán ha emprendido... una lucha a muerte con los políticos tradicionales que todavía hacen de las suyas entre nosotros. Y es, repito, una lucha a muerte, donde habrá un vencedor y unos vencidos. No hay término medio". Cuatro años más tarde, este combate se definió: Galán fue vencido y junto a él murió esa esperanza concreta de todo un pueblo que soñaba con días mejores. Sin embargo, sus ideas y banderas no fueron vencidas, porque la lucha emprendida por él no terminó, recibió nuevo aliento y continúa. Lo demostramos con este encuentro, reunidos en torno a su recuerdo, levantando una vez más sus banderas.

Para concluir, permítanme una acotación adicional. Más allá del reconocimiento al esfuerzo tesonero de Galán y de la renovación de nuestro compromiso con esa nueva Colombia que todos anhelamos, los homenajes que se le han tributado en estos días constituyen una lección, un mensaje para las nuevas generaciones, que no conocieron de cerca la gesta de este gran hombre. Los jóvenes tienen que aprender que un esfuerzo como el de Galán nunca será en vano, que siempre vale la pena consagrar la vida a la noble causa de la justicia, que es camino seguro hacia la paz.

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