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Vniversitas

versión impresa ISSN 0041-9060

Vniversitas  n.119 Bogotá jul./dic. 2009

 

LUIS CARLOS GALÁN


Bernardo Gaitán Mahecha



Luis Carlos Galán es un mito, no como aquellos que se construyen sobre irrealidades o sueños, sino de los que de tiempo en tiempo aparecen en medio de sociedades perplejas por las circunstancias políticas y sociales que se viven.

Desde muy joven, Galán percibió esas circunstancias y dentro de sus arrestos juveniles intentó cambiarlas. En Luis Carlos Galán se da perfectamente el fenómeno de los predestinados. Por hechos meramente casuales llega a la tribuna más importante, El Tiempo, y desde allí se empeña en denunciar una tras otra las falencias de la política. Llegado a temprana juventud al Ministerio de Educación por nombramiento que le hiciera Misael Pastrana, influido por la ya notoria importancia del periodista, esto le sirve de estribo para que, salido del ministerio, fuese nombrado embajador ante el Quirinal en Italia, experiencia que le sirve para aquilatar sus sueños de cambio, especialmente de la política. Se comunica con Carlos Lleras quien lo invita a participar con él en la creación y publicación de la revista Nueva Frontera, y así es como regresa a Colombia a vincularse con el ex presidente, y en esa escuela descubre la posibilidad de hacerse a una dirección política fundando El Nuevo Liberalismo, con tesis de renovación que se basan esencialmente en la modificación de las costumbres para moralizarlas, y refrescar la democracia aboliendo el llamado manzanillismo y el uso del bolígrafo, que no era otra cosa que la escogencia de candidatos a dedo; era una empresa de gigantes para moralizar la política. Luis Carlos Galán propuso renovaciones importantes, como la de la consulta popular para la selección de los candidatos a la Presidencia de la República. Le correspondió vivir en una época de crisis y enarboló una bandera de búsqueda de justicia, equidad y paz para los colombianos. Intuyó la llegada de la globalización y vinculó a gentes nuevas o jóvenes en la actividad política. Su herencia ha quedado en cabeza de sus tres hijos, quienes hoy prácticamente dominan la política y ejercen presión constante sobre todos los organismos del Estado para que se mantenga encendida la llama de renovación. Galán se opuso a la segunda candidatura de López Michelsen, habiendo presentado su nombre y dividiendo al Partido Liberal oficial al que sindicó de ser activo clientelista, y de este modo pudo llegar a la Presidencia Belisario Betancur a cuyo gobierno vinculó su lucha contra el narcotráfico, lucha que le costó la vida al ministro Lara Bonilla y años más tarde al mismo Galán en la plaza de Soacha cuando era ya seguro ganador en las elecciones a la Presidencia de la República en l990, incorporado de nuevo al liberalismo oficial. La cruenta muerte de Galán se suma a su prestigio personal, y por obvias razones se convierte en mártir de la democracia. Pese a estos ideales rotos, sin herencia fuerte que los mantenga, lo recordamos con nostalgia por lo que pudo haber sido y no fue. La violencia frustró a otro luchador político que forma parte de los mitos en Colombia, con Gaitán, Uribe Uribe y otros cuya vida truncada prematura y violentamente era fundamental para la vida de la nación.

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