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Revista de la Facultad de Medicina

versão impressa ISSN 0120-0011

rev.fac.med. vol.63 no.3 Bogotá jul./set. 2015

https://doi.org/10.15446/revfacmed.v63n3.50632 

DOI: http://dx.doi.org/10.15446/revfacmed.v63n3.50632

INVESTIGACIÓN ORIGINAL

Homicidas juveniles en Bogotá, estudio de grupos focales

Young murderers in Bogotá, a focus groups study

Franklin Escobar-Córdoba1, Ángela Rocío Acero-González1, Jorge O. Folino2

1 Departamento de Psiquiatría, Facultad de Medicina, Universidad Nacional de Colombia. Bogotá, D.C., Colombia.
2 Maestría en Salud Mental Forense, Facultad de Ciencias Médicas, Universidad Nacional de la Plata. La Plata, Argentina.

Correspondencia: Franklin Escobar-Córdoba. Oficina 202, Departamento de Psiquiatría, Facultad de Medicina, Universidad Nacional de Colombia, Ciudad Universitaria. Bogotá, D.C., Colombia. Tel: +57 1 3165000, ext: 15161. Correo electrónico: feescobarc@unal.edu.co.

Recibido: 24/04/2015 Aceptado: 22/05/2015


Resumen

Antecedentes. La violencia ha sido declarada un problema de salud pública mundial. En los últimos años, se ha visto un incremento alarmante de la violencia causada por adolescentes, reflejado en indicadores como el número de homicidios. Los adolescentes son victimarios y víctimas de muchos de estos actos violentos. Colombia no escapa a este fenómeno —donde el homicidio es la principal manera de muerte violenta— y se cuenta con pocos estudios en población homicida juvenil.

Objetivo. Explorar comportamientos asociados a cometer homicidio en jóvenes escolarizados y población no escolarizada.

Materiales y métodos. Estudio cualitativo mediante técnica de grupos focales.

Resultados. Se encontró como el factor de riesgo más implicado la disponibilidad y uso de armas. Otros factores de riesgo afectan la disposición del joven homicida para tener un comportamiento criminal y las estrategias de control que son elegidas por el individuo. Dichos factores son apreciados de maneras distintas por los jóvenes homicidas y los no homicidas.

Conclusión. Este estudio arroja información clave que puede ser utilizada en el diseño e implementación de estrategias para enfrentar el homicidio juvenil como problema de salud pública.

Palabras clave: Conducta peligrosa; Delincuencia juvenil; Factores de riesgo; Homicidio; Violencia; Joven (DeCS).


Escobar-Córdoba F, Acero-González AR, Folino JO. Homicidas juveniles en Bogotá, estudio de grupos focales. Rev. Fac. Med. 2015;63(3):389-98. Spanish. doi: http://dx.doi.org/10.15446/revfacmed.v63n3.50632.


Summary

Background. Violence has been declared as a public health problem in the world. In the last years, there has been an alarming increase of the violence caused by adolescents. This has been reflected in several indicators as the number of homicides. Adolescents are both criminals and victims of many of these violent acts. Colombia has not escaped this phenomenon —being homicide its main way of violent death— and there is little specific data on juvenile homicidal population.

Objective. To explore likely risk factors linked to homicide committed by two young populations: a schooled one and non-schooled one.

Materials and methods. A qualitative study of two focus groups: one composed by young murderers and another by young non-murderers.

Results. Studies show that the main risk factor is the access to and the use of weapons. Other risk factors affect the young's murder disposition to develop a criminal behaviour and the control strategies chosen by them. Such factors are interpreted in different ways by young murderers and non-murderers.

Conclusions. This study gives important data which can be used in order to design and establish strategies to handle juvenile murder as a public health issue.

Keywords: Conduct disorder; Dangerous behaviour; Juvenile Delinquency; Risk Factors; Homicide; Violence; Adolescent (MeSH).


Escobar-Córdoba F, Acero-González AR, Folino JO. [Young murderers in Bogotá, a focus groups study]. Rev. Fac. Med. 2015;63(3):389-98. Spanish. doi: http://dx.doi.org/10.15446/revfacmed.v63n3.50632.


Introducción

La violencia ha sido, desde todas las épocas, un acompañante común de la humanidad; sin embargo, en los últimos tiempos ha adquirido una importancia tal que en 1996 fue declarada por la Asamblea Mundial de Salud como un problema de salud pública (1).

En el ámbito mundial, la mayor expresión de violencia —el homicidio— es la vigésima segunda causa de mortalidad, mientras que, en los países de bajos recursos de América, alcanza el quinto lugar y, en Colombia, el primer puesto como manera de muerte violenta. Esto sin tener en cuenta las demás consecuencias de los actos violentos tanto en los ámbitos personal y familiar como en el social (1–3).

En Colombia, donde la tasa de homicidios superó con creces la tasa mundial, la prevención se debe convertir en un pilar para la acción, siendo necesario determinar factores de riesgo que permitan llevar a cabo políticas de salud en este sentido. Es así como Farrington & Loeber (4) han identificado algunos factores de riesgo para el desarrollo de violencia en los jóvenes tales como la impulsividad, la inatención, el bajo nivel intelectual, la disponibilidad de armas —principalmente de fuego (AF) y cortopunzantes (ACP)— y de sustancias psicoactivas (SPA), tener una familia separada, el abuso infantil, tener padres delincuentes y pertenecer a una pandilla.

Se decidió fundamentar el desarrollo de esta investigación a la luz de la teoría general de la presión (TGP) desarrollada por Agnew (5), quien definió varias medidas del fenómeno presión, los tipos principales, los enlaces entre la presión y el crimen, las diferentes estrategias para defenderse de la presión, los factores determinantes de la conducta delincuencial o no delincuencial y las recomendaciones políticas para combatir la criminalidad, que se pueden trazar con base en esta teoría. Este enfoque intenta explicar la diferencia en la criminalidad entre grupos, por ejemplo, las tasas de criminalidad de mujeres frente a las de hombres.

A pesar de la alta frecuencia de homicidios en Colombia, se cuenta con pocos estudios específicos sobre la población homicida juvenil. Por esta razón, en virtud de la cercanía con la que se pueden explorar los factores de riesgo de forma más temprana, se planteó este estudio. Con la realización de esta investigación cualitativa se logró, en un grupo de adolescentes homicidas en Bogotá, explorar algunos factores de riesgo para este desenlace (6).

Materiales y métodos

Se organizaron dos grupos focales. En el primero, con once adolescentes homicidas, participaron profesionales de varias disciplinas (psiquiatría, psicología, trabajo social y enfermería), así como facilitadores institucionales, y se empleó una guía de preguntas. El segundo grupo focal se compuso de 12 adolescentes no homicidas de ambos géneros y de similares condiciones socioeconómicas a los adolescentes homicidas.

Muestra

Población estudiada

Constituida por adolescentes infractores por homicidio, que se encontraban internos en los centros de reeducación para adolescentes infractores Escuela de Trabajo El Redentor y Hogar Femenino en Bogotá. El grupo no homicida juvenil estuvo conformado por adolescentes estudiantes de bachillerato de la Institución Educativa Distrital Bravo Páez, de condiciones de edad, género y estrato socioeconómico similares a los jóvenes homicidas.

Materiales y métodos

La técnica de los grupos focales es una actividad con modalidad de entrevista grupal abierta y estructurada, en donde se procura que un grupo de individuos —seleccionados previamente por los investigadores— discutan y elaboren, desde la experiencia personal, una temática o hecho social que es objeto de investigación. Si se logra generar un ambiente adecuado y se controlan las variables necesarias, se obtiene información valiosa tanto del contexto como de las relaciones y actores directamente involucrados en la temática en estudio (7–11). Se utilizó esta técnica con el objetivo de tener un acercamiento de mayor profundidad a la opinión de los jóvenes sobre el tema del homicidio juvenil, así como de identificar sus preconceptos y sondear su imaginario como población objetivo y sujeto de investigación (12).

Procedimientos

Se realizó un contacto inicial para información y sensibilización con respecto a los requerimientos y temas a tratar, luego se obtuvo un permiso institucional. Ante cada grupo de jóvenes, se hizo una inducción y presentación del tema y se establecieron expresamente criterios éticos de participación voluntaria, confidencialidad y respeto a la opinión ajena.

Se contó con un agente facilitador por cada grupo focal, se tuvo una guía de discusión (Anexo 1) y un asistente observador que apoyó el diálogo. La información se recolectó, sistematizó y fue interpretada por el equipo que lideró el proceso, en el cual se incluyeron profesionales de las ciencias humanas.

Teniendo en cuenta los objetivos del estudio y el uso de los instrumentos de medición, se usó la guía de discusión de los autores Maya et al. (12) —aplicada en un estudio similar al proyectado—, que fue adaptada a las condiciones de la temática del homicidio. En los grupos focales, esta guía de discusión sirvió de orientación flexible para el diálogo con los jóvenes. Se tuvo en cuenta un lenguaje coloquial, para hacer legible el vocabulario técnico-científico.

Temática de los grupos focales

La guía de discusión propuesta incluyó: opinión frente a la situación del joven en su contexto, sus fortalezas y debilidades para afrontar situaciones, opinión respecto a la delincuencia juvenil, homicidio juvenil, sicariato, factores de riesgo y protección relacionados a la delincuencia, homicidio juvenil, consumo de SPA y alcohol etílico.

Estrategia metodológica del grupo focal

Se partió de la definición del propósito y de los objetivos del estudio. Estos se ajustaron para una exploración y discusión de la temática de la violencia y del homicidio juvenil entre los jóvenes no homicidas y los homicidas. El propósito del estudio fue contribuir a un mejor conocimiento del tema del homicidio cometido por adolescentes en Colombia. Este estudio cualitativo forma parte de uno más amplio con metodología mixta que tenía como objetivo evaluar factores de riesgo: datos sociodemográficos, características familiares y de desempeño escolar, exposición a maltrato infantil por parte de familiares, conductas violentas previas y uso de armas, características delictivas en su grupo de pares y su participación en pandillas, comorbilidades —principalmente uso y abuso de alcohol y otras SPA—, trastornos de conducta y síntomas como irritabilidad, impulsividad, antecedente de intento de suicidio, existencia de marcas corporales como tatuajes, uso de piercings, cicatrices por AF y ACP, y tiempo de permanencia en la calle, en adolescentes infractores por homicidio y en un grupo de jóvenes no homicidas.

Se estructuró un mismo guión para los dos grupos focales, con una guía temática de preguntas a desarrollar en la actividad (Anexo 1) y se definieron previamente los participantes de cada uno de los grupos focales. Según los objetivos del estudio, se tuvo en cuenta una lista de características predominantes para seleccionar a los participantes: edad entre los 13-18 años, de ambos sexos, pertenencia a la institución educativa o reeducativa elegidas y procedencia de un estrato socioeconómico similar al de los casos de jóvenes homicidas, es decir, estratos I a IV.

Los participantes fueron invitados oficialmente, se les indicaron los objetivos del estudio, la metodología de trabajo a seguir, su rol, la ausencia de incentivos económicos por su participación y se identificaron previamente. Además, se les aclaró que se mantendría el anonimato y confidencialidad de lo expresado por los participantes.

Se hizo una preparación de preguntas estímulo (Anexo 1). Las nueve preguntas seleccionadas, y evaluadas previamente, se realizaron con el objetivo de que se diera una discusión de lo más general a lo más específico. Se colocaron en una secuencia que fuese cómoda para los participantes, moviéndose desde lo general a lo específico. Al final, se permitió que los jóvenes expresaran otras inquietudes sobre los aspectos tratados en esta guía de discusión.

El moderador del grupo focal se seleccionó teniendo en cuenta que fuese un participante de la planificación de la reunión y estuviera totalmente al tanto del tema a investigar, para que lograra un dominio efectivo de la actividad. Debía tener habilidades comunicacionales como saber escuchar, darse a entender claramente tanto verbal como no verbalmente, saber interpretar conductas comunicacionales, manejo de dinámicas de grupos, control eficiente del tiempo y asertividad. También se debía ocupar no sólo de mantener a los miembros de los grupos atentos y concentrados, sino también de mantener el hilo central de la discusión y cerciorarse que cada asistente al grupo focal participara activamente.

En los grupos focales, el moderador promovió el debate planteando preguntas que estimularon la participación, demandando y desafiando a los participantes, con el objetivo de sacar a flote las diferencias. Se llevó la discusión incluso a los pequeños detalles y, cuando fue el caso, se impulsó la discusión hacia temas más generales, sobre todo cuando tomaba un rumbo equivocado o ambiguo. Se procuró mantener a los participantes atentos al tema en discusión y, cuando fue necesario, se condujo la entrevista grupal hacia sus orígenes con el objetivo de reordenarla. También, se aseguró que cada uno de los participantes tuviera la oportunidad de expresar sus opiniones. En ningún momento de la discusión se mostraron preferencias o rechazos que indujeran a los participantes a una opinión determinada o a una posición en particular.

Además, se utilizó un equipo interdisciplinario de tres personas observadoras con funciones de hacer la relatoría y hacer un trabajo de observación del comportamiento asociado de los asistentes. Con este objetivo, se invitó a participar a una trabajadora social con experiencia en manejo de grupos, comunidad y salud mental, a un psicólogo con experiencia en investigación y docencia universitaria, y a dos médicas residentes de segundo y tercer año de psiquiatría.

La reunión del grupo focal con jóvenes no homicidas se realizó en un salón de clase de la institución educativa seleccionada que tenía buena acústica y privacidad para poder filmar. De igual forma, el grupo focal con los jóvenes homicidas se llevó a cabo en un sitio adecuado para tal fin. Sin embargo, en este último grupo se prefirió no filmar ni grabar voz para garantizar una mayor fiabilidad en la toma de la información y para no despertar desconfianza en los participantes del grupo. Se transcribieron literalmente las opiniones emitidas por los sujetos de investigación. Los participantes fueron distribuidos en configuración en U permitiendo una relación cara a cara. La entrevista grupal duró poco más de una hora, lo que permitió realizar observaciones durante la apertura y el cierre de ésta, al igual que las preguntas introductorias o de inducción. Esto permitió una dinámica funcional de los grupos focales adecuada.

La filmación realizada al grupo focal de jóvenes no homicidas —por un camarógrafo profesional— permitió que el equipo de investigación recuperara fácilmente los aportes más importantes y los comentarios que fueron hechos durante la discusión. La presencia de los dispositivos de filmación fue discreta. Al final de esta reunión se brindaron refrigerios a los participantes.

La interpretación de la información obtenida se llevó a cabo luego de resumir inmediatamente la discusión y los acuerdos de la reunión, lo cual permitió evitar el sesgo de memoria. Se observó la videograbación inmediatamente, lo que permitió que se reconstruyera no sólo la atmósfera de la reunión sino también lo tratado. Se analizaron los relatos, actitudes y opiniones que aparecieron reiteradamente, así como los comentarios sorpresivos, conceptos o vocablos que generaron algunas reacciones positivas o negativas en los participantes. La información obtenida se discutió con el grupo de relatores y observadores y se unió con las otras herramientas que se utilizaron para recolectar la información.

Consideraciones éticas

Este estudio se adecuó a las recomendaciones para investigación biomédica de la Declaración de Helsinki de la Asociación Médica Mundial, estuvo en conformidad con los artículos dispuestos en la Resolución No. 008430 de 1993 del Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia, en la cual se establecen las normas científicas, técnicas y administrativas para la investigación (13–16), y fue aprobado por el Comité de Ética del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses en Bogotá. Los nombres de los participantes en el estudio se mantuvieron en estricta confidencialidad.

Resultados

En las Tablas 1 y 2 se describen las características de los participantes de cada grupo focal. En seguida, se anotan las apreciaciones y recomendaciones del grupo focal con jóvenes no homicidas y jóvenes homicidas.

Los jóvenes no homicidas participantes refieren:

En cuanto a la primera pregunta ¿esta sociedad le presta atención a los jóvenes?, respondieron: "creemos que sí", "a veces sí", "a veces no".

Para la segunda pregunta ¿cuál es la opinión del joven, cómo afectan a la juventud la situación de violencia, los problemas con la justicia y el manejo de los medios?, contestaron que: las peleas entre los jóvenes se planifican, se encuentran a la salida del colegio, "galladas contra galladas", y cuando se involucran familiares, las peleas son peores, más fuertes y con mayores consecuencias. Los jóvenes solucionan los problemas de manera violenta. Los jóvenes tienen que andar armados por seguridad, si el barrio es "pesado" —con pandillas y drogas—, otros jóvenes ven riesgoso tener armas en la casa y afirman que esto los protege de la violencia. La mayoría de los jóvenes han visto ACP y AF. En una requisa de la policía al colegio encontraron elementos cortopunzantes como cortaúñas, tijeras, patecabras y navajas entre las pertenencias de los estudiantes.

Acerca de la tercera pregunta ¿cómo ven los jóvenes su situación de vida en Bogotá y qué opinan del ambiente en que se están desarrollando?, afirmaron que los paramilitares en un barrio y la policía en otro barrio son colocados en el mismo nivel por promover la tranquilidad en el barrio. La limpieza social practicada por los paramilitares, cuando matan drogadictos, es bien vista porque hay tranquilidad en el barrio. La policía es garantía de tranquilidad en el barrio, en cambio los policías bachilleres, que prestan un servicio social, no son garantía de seguridad, pero los policías motorizados que llegan con las armas en las manos sí la brindan. Las barras bravas de los equipos de fútbol Millonarios y Santafé propician la violencia en los barrios.

Ante la cuarta pregunta ¿cuáles son los aspectos positivos y negativos de la situación actual en lo que tiene que ver con la conformación familiar, el ambiente del colegio y la relación con los amigos?, aseveraron que los amigos incitan al consumo de drogas y a cometer actos violentos. Algunos afirman que están más tranquilos en el colegio que en la casa. Los maltratos intrafamiliares, las violaciones, sobre todo el maltrato físico y verbal, padres alcohólicos, maltratadores y que abandonan son factores que promueven la violencia. Es común que los padres consuman alcohol y esto no es visto como problema para los jóvenes; en cambio, sí se considera un problema si los padres consumen sustancias ilegales, lo cual es visto como algo más grave. Luego de las fiestas, se presentan los problemas de violencia por influencia del alcohol y por personas no invitadas, cuando "vienen de otros barrios".

En relación con la quinta pregunta, ¿qué hechos llevan a un joven a tener comportamientos por fuera de la ley?, indicaron que los jóvenes cometen ilícitos por falta de dinero, por consumo de drogas, por ponerse "buenas pintas", porque no hay valores en la casa, porque no tienen hogar, por cuestiones personales, porque "el que quiere dañarse se daña", por ser maltratado en la casa, en la escuela o en ambas partes, por vivir en la calle, por problemas, por necesidades de comida, por "sentir adrenalina".

Sobre la sexta pregunta ¿por qué los jóvenes en nuestra sociedad consumen alcohol y drogas y qué consecuencias trae su consumo para el futuro de la juventud?, respondieron que los jóvenes han escuchado que consumir drogas promueve la violencia, pues éstos se drogan para "ir a atracar y conseguir más droga". Al estar drogados se desinhiben y agreden a las personas con las que hay inconvenientes. Los jóvenes consumen alcohol etílico en las fiestas, por imitar a los padres, para divertirse y por costumbre social. Los hombres consumen más alcohol que las mujeres, "de pronto porque los padres cuidan más a las mujeres que a los hombres". También contestaron que las mujeres pelean por los hombres. Existe mayor consumo de alcohol etílico por la influencia de la música, de los medios de comunicación, por el reggaetón o "restregón". Las mujeres toman más alcohol etílico por "despecho" y por cuestiones emocionales; otras jóvenes afirman que son iguales de violentas a los hombres, las pandillas son mixtas, pero hay algunas de sólo mujeres. Consideran que los hombres consumen más drogas que las mujeres.

En torno a la séptima pregunta ¿qué hechos pueden prevenir el consumo de drogas en los jóvenes?, indicaron que para que no haya drogadicción es necesario realizar campañas sobre los aspectos negativos de la drogadicción.

En cuanto a la octava pregunta ¿por qué algunos jóvenes en nuestra sociedad llegan a cometer homicidios y otros se vuelven sicarios?, afirmaron que los jóvenes matan por venganza, porque le hicieron algo a su familia, porque no les venden drogas, por "chismes", por problemas entre pandillas, por defenderse, por defender el honor de la familia, por amor, por influencia de los amigos, por gusto, por dinero, porque "no les pasa nada, no van a la cárcel".

Acerca de la novena pregunta ¿qué situaciones o hechos evitarían que un joven se vuelva homicida?, informaron que a los jóvenes los protege de la violencia y el homicidio la comunicación adecuada, el perdón, el tener una familia normal. Manifiestan que la violencia en Colombia está lejos de acabarse, porque es un país intranquilo, por los robos, la guerrilla, los paracos.

Sobre la décima pregunta ¿por qué algunos jóvenes usan marcas en el cuerpo?, respondieron que los tatuajes son "por moda", se observan en personas malosas, para mostrar lo que se siente, es una forma de expresión y de arte, sirven para reseñar algo significativo en la vida, porque le pasó algo bien áspero. Otros jóvenes no se tatúan porque los regañan en la casa.

Estas son las apreciaciones y recomendaciones obtenidas durante la discusión del grupo focal y por acuerdo entre los jóvenes homicidas participantes:

En torno a la primera pregunta ¿esta sociedad le presta atención a los jóvenes?, indicaron que si es una persona de bien, la sociedad le presta atención, pero si es discriminado, no, por estar recluido, por ser delincuente o criminal; "la sociedad los marca por ser drogadictos, por el hecho de estar aquí internos, aunque también llega gente por cosas del destino". "Cada quien estima a los hijos de cada quien, pero para ellos uno sí es lo peor, en cambio para la familia uno es el bueno". "La gente le dice a los hijos que no se metan con uno porque los puede dañar, que no se junten con uno y no saben que matan y todo". "Les deberían dar harto tiempo si son reincidentes, pero los que son por primera vez o defensa propia no".

En cuanto a la segunda pregunta ¿cuál es la opinión del joven, cómo afectan a la juventud la situación de violencia, los problemas con la justicia y el manejo de los medios?, respondieron que "por estar acá recluido a uno le ponen apodos, lo boletean y lo cartelean". Sobre los medios de comunicación, "en veces los denunciantes lo boletean a uno, en todo lado, depende de a quién se le haya hecho el viaje, porque si es pobre no pasa nada, pero si es de bien ahí sí". "Hay hipocresía en la justicia, los jóvenes no tienen oportunidad de trabajar y a uno se le daña el corazón, y le toca robar y matar para sostenerse, hacer de todo, y luego pues es más fácil, a uno por plata le toca. Por la plata baila el perro. A uno le toca robar y matar para sostenerse, y luego de la primera vez, por plata es más fácil, en el acto. Hay gente joven que mata, que lo hace por experimentar o buscar aprobación, por adrenalina". Sobre la justicia, "si uno mata al familiar de un pobre no pasa nada, depende de a quién se mata, hay injusticia por parte de los jueces de menores. Los jueces no van hasta el fondo, toman lo que les conviene, tratan de hundirlo a uno, no ven por qué lo hizo. La justicia es mala. Empiezan a sacarle más voltaje bravo".

Respecto a la tercera pregunta ¿cómo ven los jóvenes su situación de vida en Bogotá y qué opinan del ambiente en que se están desarrollando?, aseveraron que en algunos barrios, "la zona más grande es de prostitución, los jíbaros están siempre en guerra, el que controla la zona es el que tiene más peligro de que lo bajen, porque todos lo quieren bajar, es que el jíbaro tiene poder, más plata y reconocimiento. La droga influye en los jíbaros para obtener poder y en otra gente porque se vuelven locos. El que tiene dominio de más ollas, pues tiene más poder. La policía es la más corrupta, porque cometa lo que cometa, si le muestran plata ya no hay problema. Ellos saben a quién embalan, porque si es alguien que mueve fichas, saben que si se meten con él lo mandan a pelar. Antes de entrar a la comisaría, los policías le dan bolillo a uno, la policía es abusiva, en algunos barrios hay paras, porque hay mucho ladrón y los pelan, van limpiando el barrio, qué va, la policía es la más miedosa, a un barrio caliente no se le meten. Los guachimanes son los mismos paras. En Medellín hay barrios que no se puede asomar la policía, en Bucaramanga hay barrios donde no entra la policía, para poder entrar hay que pedirle permiso a una familia. En el Vichada, matan, desplazan".

Sobre la cuarta pregunta ¿cuáles son los aspectos positivos y negativos de la situación actual en lo que tiene que ver con la conformación familiar, el ambiente del colegio y la relación con los amigos?, informaron que el respeto se lo gana uno dándoselo a las otras personas. "La familia es importante, porque uno envuelto en tantas vueltas, y cuando la familia le da la espalda, uno no se sabe si hacer más daño o cambiar. Yo creo que es una cadena, así como los padres quieren que uno sea, lo tratan, deben ponerle a uno horarios y normas, para no irse con malas amistades. Si uno quiere lo hace, a nadie se le obliga, así sea el papá lo que sea. Si los padres son delincuentes, unos hijos se vuelven delincuentes y otros no. Es normal que los papás le peguen, pero si es un primo, uno va creciendo con un odio y luego se lo echa, se va por entre un tubo y para abajo. Si a uno alguien lo maltrata, uno estalla con esa persona o con otra. Si a uno le dan malos tratos, pues se crece con odio, no quiere uno ver la familia. La separación duele porque la familia debe estar unida, uno debe respetar la opinión de los padres, si quieren separarse. Las peleas en la casa y el ambiente influyen mucho, por eso se sale uno de la casa con los amigos. Si usted quiere salir de la dificultad, sale por uno mismo. Si uno tiene padrastro no acepta las normas de él, y la mamá hace lo que el padrastro quiere y entonces uno no hace caso de ninguno. Una cree que yéndose de la casa le va ir mejor, y encuentra un tipo que la trata peor. Cada una tiene su anécdota, su parte feíta, que una tiene que contar de ellos. Las mujeres mandan en la casa y las mujeres no deben salir de la casa".

En relación con la quinta pregunta ¿qué hechos llevan a un joven a tener comportamientos por fuera de la ley?, informaron que "en la casa uno siente soledad y necesita gente que lo entienda y se mete con cosas y después ya no puede salirse de la pandilla. La falta de atención y el maltrato, uno se queda con rencor y ya no le importa lo que hace, cuando uno tiene rencor lo descarga con esa persona, a veces también, es por defensa propia y es frecuente. Si hay jóvenes que matan, es porque les gusta, son como los asesinos en serie, lo hacen porque les gusta. Si es paraco o guerrillo es mejor comer callado, porque uno está exponiendo el pellejo y ahí no se lo llevan a uno si no a la familia. Si en la casa o en la calle se carga uno de motivos, independiente de si uno es estudiado o no, uno se puede llevar alguien. Depende de lo que uno lleve en la cabeza o en el corazón, hay gente de gente. Las armas son muchas, no sólo las pistolas. Si uno tiene un arma y está tomado pues con mayor facilidad mata. La demora es que le hagan algo a uno, que este medio borracho y enfadado y se disguste cualquier rocecito lo quiebran a uno. Uno lo puede tener por tenerlo. Las armas son un peligro, se emborracha por ahí uno y hasta uno se mata. Si uno tiene hermanitos, les da por coger una cosa así y ponerse a jugar. Hay personas que tienen armas para guerra y otras para cuidarse porque tiene problemas".

En torno a la sexta pregunta ¿por qué los jóvenes en nuestra sociedad consumen alcohol y drogas y qué consecuencias trae su consumo para el futuro de la juventud?, aseguraron que la presión de los compañeros es muy importante en el barrio. "El que se mete a un parche está decidido a lo que sea. Por la plata se tuerce cualquiera. Un amigo lo puede llevar a uno por la mala. La caída de los cargamentos es pura pantalla, eso vuelve a salir a manos del mafioso, ellos no van a perder tanta plata. Cuando usted se mete a un parche usted está decidido a lo que venga. Hay gente que mata por conseguir vicio".

Acerca de la séptima pregunta ¿qué hechos pueden prevenir el consumo de drogas en los jóvenes?, informaron que "ahí es donde a uno lo han dañado, porque hay unos que lo hacen por necesidad y eso se vale y los otros porque les gusta". —"Si no está por droga, por hurto o por homicidio, ¿por qué esta acá?" —"Yo estoy por bruto. Cuando uno no tiene amigos y la emoción de conseguirlos se deja llevar".

En cuanto a la octava pregunta ¿por qué algunos jóvenes en nuestra sociedad llegan a cometer homicidios y otros se vuelven sicarios?, respondieron: "chinos que no se enseñan a tocar una navaja mucho menos un fierro. Usted así tenga todo, pero si lo humillan, con el tiempo va y mata. Los sicarios empiezan a matar por necesidad y luego se acostumbran. Los jóvenes matan por necesidades que tienen las familias. Por la familia, uno sicarea, porque la familia está mal económicamente y por no dejar recaer a la familia uno va y mata, los que no le ven sentido a la vida, porque perdieron la familia. Les da igual. O al que se le muere el papá o la mamá le vale chimba y va pish pish pish. La gente se suicida por depresión, porque quiere algo, y cuando al fin lo tienen se lo quitan, también por las mujeres, cuando le dicen a uno que no más y uno está bien tragado. Si uno mata un familiar de un pobre no pasa nada. Pero si es de un rico entonces paila. Cada quien sale adelante, depende de la casa, pero también es porque les gusta matar y no tiene nada que ver con la familia. Hay hombres que se vuelven matones por las mujeres. Nos han pasado cosas que nos llenan de odio contra muchas personas. Las mujeres se llenan de odio, por rencor, son las circunstancias, la mujer no está tan dada a esto. Los hombres son más violentos que las mujeres. Las mujeres tratan de dar lo mejor de ellas, pero a ellos les falta. Hay mujeres que salen más probonas que los mismos manes, pero no son la mayoría. Uno es muy intolerante, muy bruto, ignorante, uno agarra de una al man y pish pish pish. La guerrilla y los paras matan mucho y echan a la gente de sus casas. A todos nos entra, por más liendra que uno sea, a uno también le entra bala. Las mujeres usualmente no hacen eso, no hablan en jerga de calle, quieren meterse en eso, pero llegan por condiciones equivocadas. Se comete homicidio por defensa propia, porque tocó".

Sobre la novena pregunta ¿qué situaciones o hechos evitarían que un joven se vuelva homicida?, respondieron que haya más oportunidades. "Colaborarle a la gente que no tenga apoyo. Ayuda para los pobres. Que los ricos no menosprecien la gente. Así esté uno en malas compañías pues es igual, es más cosa de uno. La comunicación es importante. Seguir los consejos de los padres. Depende de los padres que uno tenga, entonces uno colabora, si un padre es muy exigente es mejor, aunque algunos padres no saben lo que uno hace y quedan sanos. Las reglas se hicieron para romperlas. Uno comienza por romperlas por el ladito y luego termina rompiéndolas. Hay papás que son muy exigentes y eso está bien. Uno aquí no tiene el futuro claro. Se acabaría la violencia, si hay más oportunidades, colaborarle a la gente que no tiene apoyo. No andar con amigos que lo lleven por malos pasos, seguir la vida. Yo no creo, yo andaba con una mano de gamines, pero la decisión es de uno. Hablar con la persona que uno anda rencorada, para no descargarse con otra y si no entonces pish pish pish. Son necesarias las normas para uno no irse por mal camino. Uno no cambia, uno sigue el mismo, la realidad externa sigue siendo igual. Uno no cambia, uno no termina de conocerse. Para cambiar, tocaría volver a nacer. La persona la pueden llenar de cosas en la cabeza, pero la realidad afuera nadie la cambia. Uno tiene todas las probabilidades de volver a cometer homicidio, porque uno no sabe lo que le va a pasar en el futuro. Eso depende de cada uno, quien se dedica a estudiar o trabajar no mata".

Respecto a la décima pregunta ¿por qué algunos jóvenes usan marcas en el cuerpo?, informaron que el tatuaje "uno se lo hace a veces por una china, más adelante se da uno cuenta que no vale la pena, por chicanear con las peladas, por los amigos que lo presionan, por amor a alguien, por una marca familiar". En el caso de las mujeres, mencionan que los usan "por la persona que quieren, por los hombres, por la inicial del compañero, por sexis".

Discusión

Teniendo en cuenta que en la búsqueda realizada en las bases de datos PubMed, MEDLINE, SciELO, LILACS se encuentran algunos estudios nacionales que tratan de caracterizar a los adolescentes con homicidio o tentativa de homicidio, este estudio resulta importante por la especificidad de la población homicida juvenil y por su aporte a la literatura médica nacional e internacional.

Los resultados obtenidos en este estudio, desde un enfoque cualitativo y mediante grupos focales realizados a la luz de la teoría propuesta por Agnew (5) —fundamentada en la idea general de que si se trata muy mal a una persona, con esto se logra provocar un trastorno y engancharse en el crimen—, permiten avanzar en el estudio del problema del homicidio juvenil en Colombia y aportan algunos factores novedosos al conocimiento de este tema.

Según la TGP, un incremento en las aspiraciones y un decremento en las expectativas llevarían a un aumento en la delincuencia. Al explorar la presión a la cual se encuentran sometidos los adolescentes homicidas mediante la técnica de los grupos focales, se encuentra inconformidad con la manera cómo vienen siendo tratados. Las relaciones con amigos, familiares y la comunidad no son adecuadas y existe un cúmulo de eventos negativos en el individuo homicida, como se observa en los resultados obtenidos en esta investigación. En cambio, los jóvenes no homicidas informan apreciaciones diferentes que se relacionan más con las emociones y que responden a la impulsividad como causa de la violencia y de su mayor expresión, el homicidio. A su vez, desconocen la violencia instrumental que se encuentra contemplada como móvil principal en el grupo de jóvenes homicidas. Es importante destacar también el concepto opuesto que tienen de la policía y la justicia. Para los jóvenes no homicidas, son factores de protección, mientras que para los jóvenes homicidas son ubicados en el nivel del antivalor. Así, la policía es descrita como corrupta y los jueces, como funcionarios injustos y que no brindan protección a los jóvenes.

Los jóvenes homicidas estudiados se exponen a diferentes tipos de presión y presentan fallas en adquirir objetivos valorados positivamente —consecución de dinero, de estatus y de respeto en la comunidad, capacidad para tener autonomía—. Además de experimentar una pérdida de estímulos positivos —muerte o ruptura de relaciones con amigos o pareja—, se ven afectados por estímulos negativos importantes —presencia de abuso infantil, rechazo, relaciones disfuncionales con padres y profesores, experiencias escolares negativas, relaciones adversas con los pares, problemas con el vecindario y el vivir en la calle— que pueden explicar el desarrollo de actividades delincuenciales entre ellos.

En cuanto a la relación entre la presión y el crimen, la TGP plantea que un incremento en la presión lleva a un aumento en la ira, la cual puede desencadenar un incremento del crimen. Asimismo, lo anterior puede generar la dificultad que tienen los jóvenes homicidas para establecer diferentes estrategias de defensa ante la presión que no impliquen únicamente el crimen. Estas situaciones fueron notablemente referidas en los grupos focales estudiados.

Por otra parte, en los grupos focales examinados se menciona insistentemente cómo los distintos factores determinantes de la conducta delincuencial afectan la disposición del joven homicida para tener un comportamiento criminal. De igual manera, se refieren las estrategias de control que son elegidas por el individuo. Por ejemplo, las variables temperamentales y un refuerzo pasado de conductas criminales pueden tener un efecto sobre la participación en la delincuencia, siendo factores clave la asociación con pares infractores de la ley, el uso de SPA y la disponibilidad de AF y ACP. Estos factores pueden ayudar a determinar el impacto que la presión tendría sobre estos individuos y la probabilidad de reincidir en conductas criminales, como se observó en los jóvenes homicidas —un elevado número de reingresos a los centros reeducativos y reincidencia criminal—. Vale resaltar el acuerdo unánime de los dos grupos focales en torno a que un núcleo familiar armónico y funcional se constituye en factor protector para el desenlace estudiado.

Finalmente, cabe mencionar algunas recomendaciones políticas que la TGP realiza para combatir la criminalidad, útiles sin duda para nuestro medio colombiano. Algunas de estas recomendaciones son: la focalización en programas para prevenir el homicidio juvenil teniendo en cuenta los factores de riesgo establecidos, la formación de los miembros de las familias en riesgo para resolver problemas de manera constructiva y la capacitación de los padres sobre la forma efectiva de disciplinar a los hijos. Esto reduciría el monto de emociones negativas que resultan del conflicto intrafamiliar y disminuiría la presión en el hogar (5). Este estudio permitió explorar factores de riesgo y de protección importantes —algunos ya reconocidos en otros estudios (17-23)— a considerar para el desarrollo de políticas de prevención del homicidio juvenil en esta población en particular.

Conclusiones

Mediante el método cualitativo de grupos focales se lograron explorar en un grupo de jóvenes escolares y en un grupo de jóvenes que cometieron homicidio, sus percepciones sobre algunos determinantes de la conducta homicida como: baja escolaridad, repetición de años escolares, disfunción familiar, pobre calidad de las relaciones intrafamiliares, violencia intrafamiliar severa, situación económica desfavorable moderada o severa, poca satisfacción con la vida, justificaciones y actitudes frente a situaciones violentas, irritabilidad moderada o severa, tener pares problema, pertenecer a una pandilla o grupo fuera de la ley, tener riesgo alto de adicción a SPAs o adicción a las mismas, permanecer en la calle en actividades no escolares, usar armas y presentar marcas corporales como tatuajes.

Por otra parte, se encontró que los participantes describieron como elementos protectores o de menor riesgo la escolaridad elevada, no haber repetido años escolares, vivir con los padres, la cohesión familiar adecuada, la ausencia de violencia intrafamiliar, una situación económica satisfactoria, estar muy satisfecho con la vida, no tener creencias y actitudes que justifiquen acciones violentas, tener una irritabilidad normal, no tener pares problema, no pertenecer a una pandilla o grupo fuera de la ley, no presentar riesgo alto de adicción a SPAs ni adicción a las mismas, no permanecer en la calle el mayor tiempo, no usar armas y no presentar marcas corporales.

Conflicto de intereses

Ninguno declarado por los autores.

Financiación

Este estudio fue financiado parcialmente por la Universidad Nacional de Colombia.

Agradecimientos

A la Universidad Nacional de Colombia que financió parcialmente este estudio, a los profesores Carlos Alberto Uribe y Javier Eslava Schmalbach, a Claudia Sarmiento Burgos, trabajadora social; a Lucero Leal, enfermera profesional y a Álvaro Pacheco, psicólogo. A las directivas y funcionarios de las instituciones participantes que permitieron que esta investigación se realizara: Escuela de Trabajo El Redentor, Hogar Femenino y la Institución Educativa Distrital Bravo Páez en Bogotá.


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