Introducción
El estilo de vida es definido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una forma general de vida, basada en la interacción de las condiciones de vida y los patrones individuales de conducta, determinados por los factores socioculturales y las características personales. Además, este incorpora una estructura social, definida por un conjunto de valores, normas, actitudes, hábitos y conductas 1. Los estilos de vida dependen de la gama de decisiones que el sujeto toma y que le afectan, sobre las que tiene mayor o menor control; si son negativas para la salud, el individuo crearía un riesgo autoimpuesto que le predispone a enfermar o incluso a morir, lo cual reconoce la multivariabilidad en la toma de decisiones. El constructo del estilo de vida se asocia a las ideas de comportamiento individual y a los patrones de conducta, los cuales, según Guerrero et al.2, hacen referencia a la manera de vivir y a una serie de actividades, rutinas cotidianas o hábitos.
Las enfermedades crónicas no transmisibles son la nueva amenaza que acecha a la población mundial, por lo cual se consideran motivo de preocupación y estudio de los expertos en salud. Además, es indudable que su auge se debe a los hábitos que el hombre adquirió recientemente, como parte de los cambios que representan una involución del estilo de vida de las personas. Así, fenómenos como el sedentarismo, el cual se produce por la mecanización y automatización del transporte, y una drástica reducción de la actividad física, tiene adversas consecuencias sobre un organismo como el cuerpo humano, forjado en su desarrollo filogenético mediante una exigente actividad física 3.
Un estudio realizado en profesionales de la salud colombianos 4 propone que ciertos estilos de vida pueden prevenir la aparición de enfermedades en grupos poblacionales. Asimismo, las investigaciones se han centrado en buscar el impacto de los factores biológicos, psicológicos, sociales y culturales en el estilo de vida de las personas y su relación con el mantenimiento de la salud y la aparición de la enfermedad.
Según la OMS, los estilos de vida no óptimos de millones de adultos y niños se reflejan en una epidemia de obesidad y un incremento del riesgo de aparición de enfermedades crónicas 5 . En una investigación, hecha en la Universidad Autónoma de Puebla, en México, el estilo de vida general fue de 7.94% 6 ; mientras que otro estudio en Lima obtuvo un 66% de mujeres y un 34% de varones que se ubicaron en un nivel de estilo de vida saludable 7.
Por su parte, Colombia realizó una investigación sobre estilos de vida saludables en diferentes ciudades con 606 voluntarios profesionales de la salud, donde se encontró que 11.5% de los médicos y 6.73% de las enfermeras tenían un estilo de vida saludable, relacionado con la práctica de actividad física y el deporte 4. En Cali, se reportó que el 50% de los estudiantes de posgrado de ciencias de la salud presentaba un estilo de vida poco saludable; las prácticas que identificaron como no saludables fueron el consumo de más de tres gaseosas en la semana (73.8%), licor al menos dos veces a la semana (53%), dos tazas de café al día (55.2%) y consumo de cigarrillo (51.9%) 8.
En otro estudio, realizado en la Pontificia Universidad Javeriana de Cali, se encontró que el 95% de los estudiantes universitarios tenían, en general, un estilo de vida saludable o muy saludable 9. En la escuela de enfermería de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia se llevó a cabo una investigación de estilo de vida saludable en las enfermeras docentes, cuyo 76.5% manifestó tenerlo 10. Una investigación sobre adolescentes escolares en el departamento del Huila tuvo una valoración global del estilo de vida de 4.3% poco saludable, 89.2% saludable y 6.6% muy saludable 3.
La relevancia del presente estudio radica en identificar los factores que influyen en los estilos de vida saludables de los estudiantes y establecer medidas correctoras y oportunas. Asimismo, el propósito de la investigación fue identificar los estilos de vida saludables en los estudiantes del programa de Terapia Respiratoria de la Universidad de Boyacá, en Colombia.
Materiales y métodos
Se realizó un estudio descriptivo de corte transversal, realizado con una población de 109 estudiantes de primero a octavo semestre del programa de Terapia Respiratoria de una Universidad de Boyacá. Los estudiantes tenían entre 16 y 29 años de edad y, como la investigación se desarrolló con la totalidad de la población, el marco muestral lo constituyen quienes cumplieron los siguientes criterios de inclusión: ser estudiante del programa de Terapia Respiratoria de la Universidad de Boyacá y aceptar la participación en la investigación por medio del diligenciamiento del consentimiento informado. Este trabajo se considera un estudio de riesgo mínimo. La recolección de datos y la obtención de la información se ajustaron a las normas éticas de garantía de la confidencialidad, los beneficios y el riesgo mínimo para los participantes, según lo dispuesto en la Resolución 8430 de 1993, expedida por el Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia 11.
También se tomaron medidas antropométricas (peso y talla), realizadas con ropa ligera y sin zapatos. Para la medición del peso en kilogramos se utilizó una báscula FitScan® Body Fat Monitor BF-679F. El número de talla se obtuvo mediante un tallímetro de pared seca en centímetros. Con las anteriores mediciones se calculó el índice de masa corporal y se clasificó de acuerdo a lo establecido por la OMS 12,13. Además, se estudiaron las siguientes variables: edad, sexo, procedencia y estrato. Se utilizó el instrumento de salud y nutrición sobre hábitos de vida saludables, el cual consta de 10 ítems que se dividen en dos partes: la primera, con preguntas sobre identificación de los sujetos y aspectos sociodemográficos y antropométricos; y la segunda, sobre prácticas saludables que evalúan actividad física, hábitos alimentarios, consumo de psicoactivos y tiempo de sueño 14.
Se realizó un análisis univariado, con el uso de medidas de tendencia central y frecuencia, para el cual se establecieron tablas de contingencia, con las que se obtuvo el test Chi cuadrado de Pearson. Además, se planteó la distribución normal con el uso de la medida estadística de Kolmogorov-Smirnova y la de Levene, junto con gráficos de Q-Q K-K para las variables cuantitativas, teniendo como resultado la T-Student. En las variables que no cumplieron con una distribución normal, se usó la prueba de U Mann Whitney. El procesamiento y análisis estadístico se realizó mediante el software SPSS® versión 22 (licencia de la Universidad de Boyacá).
Resultados
El estudio contó con 109 participantes (6 hombres, 103 mujeres). La edad promedio fue de 20.75 años + 2.63, (IC95%: 20.25-21.25), 20.65 años + 2.64 para mujeres y 22.50 años + 2.07 en hombres. Los resultados mostraron que el 38.5% (IC95%: 28%-47%) de los estudiantes del programa de Terapia Respiratoria presentaban estilos de vida saludable.
El índice de masa corporal (IMC) promedio fue 22.16 + 2.82 (IC95%: 21.62-22.69), el cual se ubica según la clasificación de normalidad propuesta por la OMS en 2014; sin embargo, el 73.4% de los estudiantes presentaron una medida clasificada en peso normal (Tabla 1). Para esta veriable, en las mujeres se encontró una mediana de 22 y media de 22.16 + 2.86 (IC 95%: 21.60-22.72) y para los hombres una mediana de 22 y media de 22.17 + 2.22 (IC95%: 19.83-24.51).
Fuente: Elaboración propia.
* La a corresponde al exacto de Fisher.
** Significancia estadística (p<0.05).
De las variables enunciadas en la Tabla 1, solo el sexo femenino (p=0.020) evidenció un valor estadísticamente significativo, según el Test Chi cuadrado de Pearson.
Por su parte, la Tabla 2 muestra los comportamientos relacionados frente a la presencia o ausencia de un estilo de vida saludable, donde solo el 22% de los participantes que lo presentan realizan actividad física según recomendaciones de la OMS. No obstante, a un 34.9% le gustaría realizar más o mejor actividad física con regularidad. Respecto al consumo de frutas, verduras, granos, alimentos sin procesar y sueño entre siete y ocho horas por hábito, se encontraron los mayores porcentajes con un 36.7% y 23.9%, respectivamente.
De igual forma, se analizaron las variables numéricas de edad, peso, IMC y talla, con las cuales se estableció un nivel de significancia del 5%, donde se encontró el no cumplimiento de los supuestos de normalidad Kolmogorov-Smirnov en las tres primeras variables, de modo que solo la talla reportó valores p>0.05.
La investigación planteó como hipótesis de trabajo la relación entre el estilo de vida saludable, la talla, la edad, el peso y el IMC de los estudiantes de terapia respiratoria, para lo cual se obtuvieron valores de U de Mann-Whitney en muestras independientes. Entre el estilo de vida saludable, el peso, la edad y el IMC no se reportaron valores p>0.05, lo cual estableció el rechazo de dicha hipótesis.
Para el estilo de vida saludable y la talla, se calcula la prueba t-Student en muestras relacionadas (Tabla 3).
Discusión
El 38.5% de los estudiantes del programa de Terapia Respiratoria cuentan con estilo de vida saludable y un comportamiento que difiere con lo reportado en los estudiantes de la escuela de posgrado en Ciencias de la Salud de Lima, el cual se presentó en el 52% de dicha población 7. Además, otros estudios realizados en estudiantes de la Pontificia Universidad Javeriana de Cali y de la Universidad Autónoma de México manifestaron estilos de vida saludable de 95% y 88%, respectivamente 9,15.
Los datos obtenidos en el presente estudio, según el IMC, permiten identificar que 5.5% de los estudiantes se encuentra en delgadez, 73.4% en peso normal, 19.2% en sobrepeso y el 1.8% en obesidad. Estos son datos similares a los reportados por el estudio en estudiantes de Enfermería de la Universidad Cooperativa de Colombia, donde la mayoría de la población se encuentra en peso normal (59.7%) 16; esto también se asemeja a un estudio realizado en estudiantes de nutrición en España 17.
El promedio del IMC en el presente estudio fue de 22.16 + 2.82, valores que difieren de lo reportado por estudiantes de una universidad local de EE. UU., donde el promedio fue 23.6 + 6.5, lo cual se clasificó en peso saludable e incluyó como limitación la no generalización de los datos en la población con sobrepeso y delgadez 18.
En relación a la actividad física, el 43.1% de la población la realiza por 30 minutos al menos tres veces por semana, resultados similares a lo reportado en otros estudios 16,19,20. Además, el tiempo acumulado no es suficiente según la recomendación establecida por la OMS 13. Los estudiantes refieren que rara vez hacen ejercicio y que lo practican solo en la asignatura de deporte formativo, orientada en la universidad, o mediante caminatas como medio de transporte para llegar a la universidad, información que coincide con lo reportado en la Encuesta Nacional de la Situación Nutricional en Colombia ENSIN de 2010 21. Se infiere que esta situación puede presentarse porque los estudiantes proceden de diferentes ciudades y no dedican el tiempo necesario a la realización de actividad física.
Ahora bien, el 87.2% de los estudiantes ingiere frutas, verduras, granos y alimentos sin procesar, lo cual coincide con los datos reportados en un estudio nutricional en estudiantes universitarios madrileños 22 y difiere con estudios realizados en el campus Antumapu de la Universidad de Chile 23, en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso 24, en la Universidad de Alicante 25 y en la Universidad de Granada 26; también discrepa con la ENSIN, en la cual 5 de cada 7 (71.9%) colombianos no consume hortalizas y verduras a diario, dato que se presenta en todas las edades, sobre todo en los menores de 18 años, con un rango en donde 3 de cada 4 no consumen estos alimentos a diario 21. Los porcentajes encontrados en el presente estudio pueden relacionarse con que los estudiantes se alimenten en establecimientos del área de influencia de la universidad, que en su menú incluyen porciones de frutas, verduras y granos.
Se encontró asociación estadísticamente significativa (p<0.020) entre el sexo y tener un estilo de vida adecuado, valores contradictorios a lo reportado en el estudio de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, donde el grado de conocimientos y calidad nutricional no se relaciona con el sexo de los individuos, cuyos valores corresponden a p=0.118 y 0.404 27. Estas son asociaciones similares a las encontradas en el estudio realizado con estudiantes de una Universidad Local del sureste de Estados Unidos, la cual reportó asociación p=0.56 entre la puntuación obtenida mediante el uso del cuestionario de satisfacción con la vida y el sexo 17. El estudio realizado en estudiantes de medicina de la Universidad de Manizales encontró asociación significativa en el sexo y ciertas variables, tenidas en cuenta para la evaluación del estilo de vida, entre las cuales están el consumo de cigarrillo y las actividades físicas y de tiempo libre 28.
En conclusión, se encontró que el 61.5% de los estudiantes de terapia respiratoria de la Universidad de Boyacá no tienen un estilo de vida saludable. Es claro que, durante la etapa universitaria, numerosos factores interfieren en poder mantener una vida saludable, debido al abandono del domicilio familiar, interacción con personas de diferentes sitios de origen, cambio en los hábitos nutricionales, ausencia de actividad física, sobrecarga de actividades académicas y sociales, y escasos patrones de sueño y descanso.