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Ideas y Valores

Print version ISSN 0120-0062

Ideas y Valores vol.54 no.128 Bogotá Aug. 2005

 

MAURICIO BEUCHOT Y GERMÁN MARQUÍNEZ ARGOTE. HERMENÉUTICA ANALÓGICA Y FILOSOFÍA LATINOAMERICANA. EDITORIAL EL BÚHO, BOGOTÁ, 2005, 105 PÁGINAS.

Mauricio Beuchot & Germán Marquínez Argote:
ANALOGIC HERMENEUTICS AND LATIN-AMERICAN PHILOSOPHY

Carmenza Neira Fernández

Universidad Santo Tomás - Bogotá


“Este es el instrumento interpretativo que creemos puede servir para atacar el problema que nos ocupa, el de la identidad y la justificación de la filosofía latinoamericana. En cuanto hermenéutica,nos ayudará a interpretar el sentido de una filosofía latinoamericana y, en cuanto analógica, nos hará ver que en ella predomina el aspecto diferencial, lo propiamente constitutivo, pero sin perder la capacidad de vincularse coherentemente a la filosofía universal” (47). Con estas palabras termina Mauricio Beuchot el capítulo III del libro que reseñamos, y con ellas hemos querido comenzar, porque resumen muy bien el propósito central de la obra. Propósito que, como lo señalan los autores, se inscribe dentro de la propuesta que ha venido elaborando el llamado ‘Círculo de México’.
Si atendemos a la bibliografía que sirve de apoyo a la exposición de las tesis centrales del libro, podemos constatar la existencia de un número de filósofos que, en México y a partir del final del siglo pasado, ha venido reflexionando sobre la propuesta de una ‘hermenéutica analógica’ como el método más adecuado para interpretación los diversos fenómenos de nuestra cultura latinoamericana. Son ellos: Alberto Carrillo Canán, Hermenéutica, analogía y diálogo intercultural (1999); Alejandro Gutiérrez Robles, La Hermenéutica analógica hacia un nuevo orden de racionalidad. Círculo de Hermenéutica/Diálogos con Mauricio Beuchot, (2000); Miguel Ángel Sobrino Ordóñez y Manuel Velásquez Mejía. Analogía e interpretación filosófica, (2000); Luis Álvarez Colín, Hermenéutica analógica, símbolo y acción humana (2000); Jesús Antonio de La Torre Rangel, Derechos humanos desde el iusnaturalismo histórico analógico (2001); Dora Elvira García González, Hermenéutica analógica, política y cultura, (2001); Rodrigo Díez Gargari, Hacia una ontología analógica, acorde con una hermenéutica analógica (2001); Enrique Luján Salazar, Hermenéutica analógica, una propuesta contemporánea, Diálogos con Mauricio Beuchot, (2002); Napoleón Conde Gaxiola quien publica Hermenéutica analógica, definición y aplicaciones (2001) y Hermenéutica analógica, humanismo e historia (2003); Víctor Hugo Valdés Pérez, Hermenéutica analógica y filosofía de la cultura (2002); Remedios Álvarez Santos, Hermenéutica analógica y ética (2003); Alejandro Martínez de la Rosa, La Hermenéutica analógica y la emancipación de América Latina (2003); Guillermo Hurtado Pérez, Hermenéutica analógica. Aproximaciones y elaboraciones,(2003), y en el mismo año 2003 Mauricio Beuchot publica en Bogotá, Hermenéutica analógica, aplicaciones en América Latina.
El libro que reseñamos, con una presentación atrayente, es un texto claro y pedagógico en el que se alternan, en seis capítulos, ensayos de Mauricio Beuchot y Germán Marquínez. Su contenido, como ya lo indicamos, gira alrededor de la ‘hermenéutica analógica’ como método, y de su pertinencia para interpretar los fenómenos latinoamericanos, en particular la producción filosófica. Esto nos lleva a centra la atención en los capítulos primero y tercero, donde el tema es desarrollado de manera más completa.
En el capítulo primero Beuchot presenta el planteamiento del problema, y formula la pregunta: ¿Existe una filosofía latinoamericana, o sólo existe una filosofía universal a la que ésta debe plegarse? Según que la respuesta se incline a uno u otro extremo, tendremos a los universalistas, univocistas o eurocentristas por una parte, y a los equivocistas o latinoamericanistas a ultranza por la otra. El autor propone buscar una postura intermedia que, conservando la inserción en lo universal, pueda a su vez destacar las diferencias. Afirma que esto es posible si se aplica la analogía en las interpretaciones de esos fenómenos, porque tiene la ventaja de estar a medio camino entre lo universal y lo particular, lo idéntico y lo diferente, lo unívoco y lo equívoco.
En el capítulo tercero trata de la Estructura y funciones de la hermenéutica analógica, mostrándola como “un instrumento cognoscitivo”, y enumera algunos de sus aportes. Con ello busca responder al problema planteado, evitando los extremos de la univocidad y la equivocidad. Conviene recordar aquí que “dos cosas son unívocas cuando pueden ser representadas por un solo concepto; y son análogas cuando, aunque puedan ser representadas por un mismo concepto, con todo la proporción entre el concepto y la una no es la misma que existe entre el concepto y la otra cosa. Este no ser la misma proporción es lo que llamamos diferencia; y son equívocos aquellos términos que se predican o dicen de varias cosas con significación totalmente distinta en cada caso”, nos dice Marquínez (81-82).
Beuchot ve así en la hermenéutica analógica la forma de superar tanto la interpretación unívoca (en este extremo ubica la “positivista”), como la interpretación equívoca (que relaciona con la “romántica y postmoderna). Convendría analizar con más detención estas interpretaciones, para comprender mejor su clasificación dentro de esos dos extremos. En todo caso, el propósito es mostrar cómo por medio de la analogía es posible superar la univocidad y afirmar con mayor énfasis la diferencia que la semejanza. Con lo cual se enriquece el análisis de la filosofía latinoamericana, porque se abren nuevos espacios para su comprensión científica, sin descartar una interpretación poética de la misma. Con ello se toca una veta de la mayor importancia, la de la mediación del lenguaje, gracias a la cual es posible avanzar de manera significativa en la comprensión del fenómeno.
La analogía nos permite, a su vez, lograr un equilibrio entre la interpretación literal y la alegórica, entre la metonímica y la metafórica, y nos ayuda a captar el sentido sin perder la referencia. Estas oposiciones nos remiten a la retórica y a la semántica (Frege). Anota sin embargo Beuchot que en la línea del sentido hay tendencia a la equivocidad, pues el sentido resulta de cada mente, mientras que en la línea de la referencia hay tendencia a la univocidad. Buscando un equilibrio, la hermenéutica analógica ayuda a una interpretación tanto sintagmática como paradigmática (y aquí nos remite al estructuralismo: Ducrot, Jakobson y Todorov). Como la hermenéutica analógica tiene como instrumento principal la distinción, conlleva por su misma naturaleza al diálogo, y, en una dimensión ética, supone la humildad ante el saber, actitud que combina igualmente la reflexión y el monólogo.
Beuchot da un paso más, mostrando cómo la hermenéutica analógica viene a ser un instrumento adecuado para llevar a cabo una acertad reflexión sobre las diferencias culturales, que constituye uno de los elementos de mayor importancia para comprender la identidad de nuestro continente: “Ya que la analogía surgió para conmensurar lo inconmensurable -nos dice-, nos da la posibilidad de hacer conmensurables las culturas” (40). Con ello apunta a la interpretación de los símbolos respetando en ellos lo inefable, pero permitiendo sin embargo referirnos a ello de manera indirecta.
Con una mirada interdisciplinaria se relaciona el método propuesto con diversos campos de la filosofía y de la ciencia, como la ontología, la filosofía del lenguaje, la hermenéutica, la retórica y la lingüística., llegando a afirma que “hay que ‘lingüisticar’ la ontología y ‘ontoligizar’ el lenguaje”, y propone una “metafísica débil” en la dirección del “pensiero doble” de Vattimo. En este orden de ideas cabe destacar algunas de las imágenes con las cuales Beuchot busca describir el método propuesto y lo que puede esperarse del mismo: “Manejar lo movedizo sin hundirnos en el pantano”; “Jugar, sin perder la prudencia que nos permita regresar a la orilla”; “Hincar el ancla de modo que no nos lleve la corriente, ni el remolino”.
Considero que la obra constituye un aporte significativo a una ya larga discusión sobre el carácter de nuestro pensamiento, y las posibilidades que se abren para una comprensión de nuestra idiosincrasia como latinoamericanos. Buscando lograr una visión a la vez equilibrada y seria sobre los fenómenos culturales que caracterizan a nuestro Continente, la obra da pie para continuar una búsqueda, que es ella misma una colaboración al enriquecimiento del objeto de la misma.


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