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Ideas y Valores

versión impresa ISSN 0120-0062

Ideas y Valores v.54 n.130 Bogotá abr. 2006

 

D’Hondt, Jacques. Hegel. Biographie. Paris: Calmann-Lévy, 1998. 424 p.

D`Hondt Jacques: HEGEL. BIOGRAPHIE

Jorge Aurelio Díaz

Universidad Nacional de Colombia

jadiaza@unal.edu.co


La editorial Tusquets de Barcelona ha publicado (2002) la traducción al español de esta importante biografía sobre G. W. F. Hegel, que constituye una verdadera novedad para quienes se interesan en el pensamiento del filósofo alemán. Y la razón de ello es doble. Por una parte, D’Hondt logra demostrar, con toda la claridad que permite la reconstrucción histórica, que la imagen de un Hegel que con el tiempo, y sobre todo durante sus últimos años en Berlín, abandonó sus ideales liberales de juventud para convertirse en el filósofo de la monarquía prusiana, es por completo errónea. Pero esto, por otra parte, le plantea a la exégesis de los textos hegelianos un importante y complejo desafío, que trataremos de señalar.
En cuanto al primer punto, el autor tiene muy en cuenta el contexto histórico que le tocó vivir al filósofo desde sus años juveniles, y los cambios que fue sufriendo a medida que se desarrollaron las variadas y complejas consecuencias de la Revolución francesa en territorio alemán. D’Hondt es consciente de la necesidad, pero también de la dificultad, de tener que leer entre líneas, y de orientarse por indicios, ya que el ambiente alemán era particularmente sensible a todo lo que pudiera oler a liberalismo o a heterodoxia religiosa, y las consecuencias podían ser muy graves, sobre todo para una persona como Hegel, que no pertenecía a los círculos de poder. Pero eso mismo le permite demostrar, con abundancia de argumentos y con datos fehacientes, que la imagen tradicional de un Hegel berlinés conservador es por completo falsa: “En Berlín, en otras condiciones y situado en un tiempo diferente, Hegel cultivó relaciones tan dudosas, profirió amenazas tan inquietantes y profesó opiniones tan heterodoxas, aunque siempre con prudencia y en secreto” (320).
No vamos a reconstruir todos los incidentes, documentos y personajes que le sirven al autor para demostrar su propósito fundamental. Pero sí vale la pena subrayar tres acontecimientos que le otorgan a la tesis una muy sólida base argumental. En primer lugar, el entierro de Hegel, con el cual se inicia el libro. Un estudio de quiénes asistieron al cementerio y de las palabras que se dijeron sobre su tumba, le permite decir al D’Hondt: “Filósofo sin una confesión filosófica última, cristiano cuestionado, masón descubierto, pensador del que facciones opuestas se disputan su incierta memoria: al salir del cementerio los colegas y los estudiantes que lo habían frecuentado debían preguntarse cuál había sido entonces la vida de Hegel. Por una vez, a la caída de la noche, el ave de Minerva dudaba en emprender el vuelo” (26).
El segundo es el poema Eleusis, que Hegel dedicó a su amigo Hölderlin, pero que D´Hondt muestra que se trata en verdad de una especie de ‘carta de presentación’ ante la familia que habría de recibirlo como preceptor en Frankfurt. Lleno de símbolos masónicos, el poema busca dar a conocer a su futuro ‘señor’ que el ‘siervo’ que ofrece sus servicios es digno de toda confianza. Pero ¿quién era ese señor? Se trata de Jean-Noé Gogel (1758-1825), ejemplar típico de la alta burguesía, comerciante y financista, pero de tradición masónica, cuya familia había formado parte de la Orden de los Iluminados de Baviera, sociedad secreta, muy diferente de los iluminados de carácter mistico. “Apenas si había alguna casa en Alemania -dice D’Hondt- donde se viviera un ambiente más masónico, o en la que se dispusiera de más libros, documentos y testimonios sobre el Iluminismo” (114).
Y finalmente se halla el llamado affaire Cousin y su relación con las famosas Burschenschaften, o movimientos estudiantiles de carácter liberal y hasta revolucionario. El filósofo francés viajó a Alemania como preceptor del joven Duque de Montebello, quien debía encontrarse con su prometida. Pero la policía francesa sospechaba que se trataba de una excusa para tomar contacto con las sociedades secretas alemanas, y dio aviso a la policía prusiana. Cousin fue encarcelado y Hegel llegó hasta escribir una carta a las autoridades a favor de su amigo francés. “Los altos personajes intrigados y acaparados por este dossier apuntan a cada momento hacia el nombre de Hegel, ya que éste se halla desde un comienzo involucrado en el asunto: conoce a Cousin desde hace tiempo y anudó con él lazos filosóficos, si no políticos. Hegel intervendrá con prudencia y habilidad enviando una carta al Ministro prusiano del Interior, y contribuirá en forma útil a desmontar la maquinación policial contra Cousin. El filósofo francés recordó siempre con reconocimiento el inmenso servicio que le fue prestado” (366).
Sin embargo, tal vez lo más interesante de esta biografía es el reto que le plantea a los intérpretes del filósofo, y que D`Hondt examina en varias ocasiones. Por una parte, considera que los llamados Textos de Juventud, que Hegel guardó con esmero a lo largo de su vida, pero que no publicó, tal vez deban ser tomados con mayor atención como portadores de ideas a las que el filósofo nunca renunció, pero que no consideró prudente dar a conocer de manera pública. Esto obliga a tratar de distinguir entre los conceptos que se fueron trasformando a lo largo de su vida, y aquellos que se mantuvieron, pero que no aparecen, o al menos no lo hacen con total claridad, en sus escritos posteriores. Por otra, los aportes de esta biografía obligan a leer con más cuidado los textos de madurez, para lo cual el biógrafo nos ofrece un criterio que considero valioso. Nos señala que Hegel nunca tuvo el temor de que sus escritos pudieran considerarse en exceso conservadores, mientras que, tanto en lo político como en lo religioso, estaba obligado a expresarse siempre con el máximo cuidado en los textos que habrían de salir al público. Finalmente, un valor particular adquieren las notas tomadas por sus estudiantes en los llamados Cursos de Berlín, en los que Hegel podía expresarse con mayor soltura, y que sus alumnos tomaron con particular atención y han sido publicadas con especial esmero.
Todo ello hace de esta biografía una lectura muy recomendable, en la que se reconstruye el ambiente político y social de la época, y se analizan con especial atención todos aquellos personajes que jugaron un papel importante en la vida del filósofo, pero cuyas relaciones debieron ser en gran medida secretas, para evitar evidentes peligros. D’Hondt cita las palabras de Fichte: “Estoy convencido de que sin la protección de un príncipe, yo no podría estar seguro en ningún lugar del territorio alemán” (265).

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