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Ideas y Valores

Print version ISSN 0120-0062

Ideas y Valores vol.54 no.131 Bogotá Aug. 2006

 

Félix Duque-Julián Serna y Rubén Sierra. (2006). PARADOJAS EN LINEA. En torno a Borges y Cervantes. Bogotá: Siglo del hombre Editores. Colección Espacios. 132 p.

 

LINEAR PARADOXES: ON BORGES AND CERVANTES

 

Jorge Ivan Salazar

Universidad de los Andes y Politécnico Grancolombiano, E-mail: docj28@hotmail.com


El tema de los nexos entre filosofía y literatura ha hecho (y hará) correr ríos de tinta. Entre los escritores, hay algunos que se prestan con más facilidad para establecer relaciones entre el pensamiento y la creación poética. Jorge Luis Borges es, precisamente, uno de esos autores cuya obra parece tener la virtud de suscitar en los lectores todo tipo de reflexiones relacionadas con categorías filosóficas. Alusiones a temas como la metafísica, la teología, la ética y los límites del lenguaje abundan en la obra del escritor argentino y han disparado toda suerte de interpretaciones entre sus críticos y sus lectores. El cuerpo de este libro se compone de cuatro ensayos (¿O artículos? –La determinación de un género o de un formato siempre será difícil cuando esté Borges de por medio), cuyo tema unificador es precisamente la relación entre filosofía y literatura, a partir de los textos de Miguel de Cervantes y Jorge Luis Borges. El primer ensayo es de Félix Duque y versa exclusivamente sobre el Quijote. De los textos restantes, dos son obra de Julián Serna y otro pertenece a Rubén Sierra; estos tres textos encadenan, en mayor o menor grado, la obra de Cervantes con la de Borges, especialmente a partir del famoso relato borgiano Pierre Menard autor del Quijote. Borges descreyó de los sistemas. Intentar una lectura crítica sistemática de su obra es un contrasentido. Por esa razón, el esquema de este libro respeta esa peculiar concepción borgiana y tal vez constituye el mejor modo de aproximarse a su obra, aunque en el proceso el lector puede llegar a sentir que falta una mayor conexión entre los ensayos. El ensayo de Félix Duque propone la idea de que en el Quijote se presenta una tensión entre individualidad y generalidad, entre el individuo Quijote y el arquetipo del caballero cristiano. Esta tensión iría haciéndose más evidente en la medida en que la novela progresa, de tal modo que se propone una lectura de la obra como novela de aprendizaje e individuación; un proceso, dicho sea de paso, que no sólo compromete al Quijote y a Sancho en tanto personajes, sino a su autor, e incluso a sus lectores. Al final, Duque sospecha que ese proceso de individuación sólo es posible en el marco de la ficción. El escrito abunda en temas sugestivos, muchos de los cuales lamentablemente no logran el desarrollo que merecen; asó, por ejemplo, el texto hace un recorrido por el tema de los diversos "autores" del Quijote, ese juego de espejos que tan caro ha sido a Borges, a Umberto Eco, Michael Ende, Paul Auster y tantos otros. No obstante, la manera que este tema conecta con el problema de la individuación no queda muy claro al lector. El primer ensayo de Julián Serna trata de lo que denomina "escritura fragmentada", entendida como aquella que busca eludir los discursos sistemáticos y pretendidamente completos, propios de la tradición occidental. Serna busca mostrar la obra de Borges como ejemplo de ese discurso fragmentado, no totalizador, no plano. Siguiendo a Deleuze y Guattari, hace una distinción entre Máxima y Aforismo, que le permite señalar que una de las características del aforismo es su carácter radicalmente abierto. Esta característica, nos dice Serna, obliga al lector del aforismo a participar activamente en el proceso de lectura, a la manera de un co-autor. Acto seguido, toma un poema de Borges, los Fragmentos de un evangelio apócrifo y le aplica el método de lectura recomendada para el aforismo. El resultado, a mi parecer, no siempre es feliz y trae aparejada la enorme discusión acerca de los límites de la interpretación. Lo que el lector tiene entre manos, finalmente, es un muestrario de la gran erudición de Serna, quien se toma en serio el juego con el texto, pero queda la sospecha de que los fragmentos de Borges pasan a ocupar un lugar muy marginal dentro del análisis, especialmente en lo que se refiere a el profundo contenido ético del poema. El trabajo de Rubén Sierra marca el punto más interesante de este libro. Se trata, en últimas, de aceptar la afirmación de Borges según la cual la filosofía sería una rama de la literatura fantástica. Sierra sospecha que los cuentos de Borges realizan una verdadera reducción al absurdo de alguna idea filosófica (Bien sea de Locke, Bradley, Berkeley o Russell), partiendo de una serie de problemas semánticos incorporados a esas ideas. Esta intuición básica es rastreada en varios de los textos centrales del autor argentino, especialmente en aquellos en los que Borges maneja el problema del lenguaje (Vale decir, "Tlön, Uqbar, Orbis tertius", "Funes el memorioso", "Pierre Menard" y El informe de Brodie). Llevada al extremo, esta tesis podría implicar que todo aquello que el hombre construya con lenguaje (Filosofía, historia, ciencias, religiones, es decir, todo o casi todo) es también una forma de ficción. El ser humano que construye con lenguaje sería un "ficcionador", un "hacedor", más que un interprete de una realidad que, por lo demás, siempre se le va a escapar de las manos. Sierra muestra magistralmente el fracaso que Borges encuentra en la semántica de varias propuestas filosóficas, tales como el platonismo y el empirismo. El ensayo que cierra el libro es de Julián Serna y trata sobre la peculiar lectura que Borges hizo del Quijote, en su "Pierre Menard". El problema de la relación Cervantes-Borges es rastreado en otros textos y en entrevistas, para llegar a mostrar nuevas posibilidades de leer la clásica novela de Cervantes, que desborden el límite estrecho de la sátira de los libros de caballerías. Muy especialmente se hace énfasis en la libertad con la que Cervantes (y desde luego Borges) difumina las fronteras de los dualismos del tipo Autor/lector, ficción/realidad. Tanto Cervantes como Borges acudieron a diversos mecanismos retóricos y a diversos procedimientos narrativos a fin de borrar este tipo de fronteras. Hofstadter podría llamar a este tipo de recursos "bucles extraños", del estilo siguiente: don Quijote, en la segunda parte del libro, escucha la narración de sus propias hazañas. Borges, al interesarse por este tipo de mecanismos, señaló que tienen el interés de hacer en el lector la sospecha de que él mismo puede ser una obra de ficción, puesto que si la ficción se puede contaminar de realidad (en la biblioteca del ficticio don Quijote hay un libro del real Miguel de Cervantes), igualmente la realidad se podría contaminar de ficción (como ocurre en "Tlön, Uqbar, Orbis tertius"). Aventurarse a aumentar en un libro más la descomunal bibliografía existente sobre Borges puede parecer un ejercicio de tautología digno de la Biblioteca de Babel. El libro de Duque, Sierra y Serna tiene la virtud de aventurarse en un terreno que algunos llamarían agotado y, a pesar de esto, proponer ideas sugestivas y modos nuevos de aproximarse a la obra de Borges.

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