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Ideas y Valores

Print version ISSN 0120-0062

Ideas y Valores vol.61 no.spe149 Bogotá Aug. 2012

 

NÚMERO ESPECIAL
PLATÓN Y LA POLÍTICA SOCRÁTICA


Sócrates es un revolucionario político. Este pensador, que evitó sistemáticamente desarrollar una carrera pública y que más bien eligió ejercer una suerte de antipolítica, es responsable de la más importante transformación en la forma como los griegos entendían esta actividad. De modo muy consciente y sin deseo de suprimir las aristas más paradójicas de su pensamiento, Sócrates se aparta de los estándares políticos de su época y propone como tarea central del auténtico político la transformación personal de sus congéneres. El auténtico político es aquel que, allende cualquier mejora social, actúa sobre el alma misma de sus conciudadanos para producir una revolución moral. Conceptos como felicidad, virtud y cuidado de sí mismo se vuelven así obligatorios a la hora de delimitar el campo de la política, determinar sus objetivos y realizar una valoración de los esfuerzos que se realicen en esta área. El instrumento para realizar estos cambios políticos se aleja, por supuesto, de las prácticas políticas corrientes. Al ejercer su actividad de manera privada y no pública, su quehacer se concentra en el examen de sus contemporáneos. Su instrumento político es, por tanto, el diálogo socrático. De este modo, filosofía y política emergen en una nueva y excitante conexión, donde la filosofía no trata simplemente sobre política, sino que es ella misma política.

La radicalidad de sus objetivos y de sus métodos vuelve al programa político socrático no sólo revolucionario, sino que, hay que reconocerlo, lo coloca al borde del fracaso. Si éticamente Sócrates con su actitud frente a su injusta condena a muerte triunfa, pues incluso frente a los más grandes peligros no deja de guiarse por su famoso principio de que la justicia es el más alto bien, su política, en la medida en que lleva a la desaparición del político mismo, plantea la pregunta por la viabilidad de tal programa. Filosofía y política están aquí no sólo en estrecha conexión, sino en máxima tensión. El periplo de Sócrates puede ser entonces visto como un modelo a seguir, pero también a corregir o a olvidar. En cualquiera de los tres casos hay que dialogar con Sócrates.

La filosofía política griega es un diálogo con Sócrates. Al igual que en el caso de la ética, su pensamiento político influenció a filósofos posteriores de todas las escuelas, tanto a Platón como a Aristóteles, tanto a los cínicos como a los estoicos, por no hablar de su influencia en escuelas tardías como la de los neoplatónicos. Sin embargo, quien convierte a Sócrates en el objeto mismo de su pensamiento es su más famoso alumno: Platón. Quizá sea correcta la interpretación estándar que tiende a etiquetar unos diálogos de Platón como socráticos, con el supuesto de que expresan sin mayores alteraciones el pensamiento de este filósofo. Sin embargo, la influencia de la política socrática es omnipresente en toda su obra. Y tiene que ser así, pues si hacer política y dialogar están en la estrecha conexión señalada arriba, el pensamiento político de Sócrates es inherente a la obra platónica.

En este número especial se recogen una serie de artículos que estudian algunas de estas resonancias en el pensamiento de Platón. Dada la peculiaridad de la teoría política socrática, las resonancias son perceptibles en áreas que van más allá de los tópicos corrientes sobre teoría política. Abarca tópicos aparentemente ajenos, como el de la escritura, los mitos, la metafísica, entre otros.

Dos autores de este volumen focalizan sus ensayos en la relación entre Sócrates y Platón: Christopher Long y Francisco J. Gonzalez. El primero, al preguntar por la conexión entre política socrática y escritura platónica; el segundo, al plantear las tensiones entre filosofía y política en el pensamiento de Platón y en intérpretes ulteriores de este último.

Long, en "Socrates: Platonic Political Ideal", dirige sus esfuerzos a mostrar que la escritura platónica es la continuación y ampliación del quehacer político de Sócrates. La escritura platónica es política porque exige al lector interactuar no sólo con la obra escrita sino con su comunidad. Esto es así porque, al igual que el diálogo que sostenía Sócrates con sus interlocutores, pretende transformar la vida entera del lector, y con ello su actuar y su interactuar con sus congéneres. Esta forma de entender la escritura platónica la resume Long en su caracterización de lo que llama "imaginación hermenéutica". La imaginación hermenéutica, en contraste con el mero ejercicio hermenéutico de interpretar un texto, atañe no sólo a la relación entre texto y lector, sino que se extiende a las relaciones entre el lector y los miembros de su comunidad. Imaginación hermenéutica es lo que promueve el diálogo platónico y en esto mismo se materializa la influencia de la política socrática en Platón.

Si el ensayo de Long se interesa por develar la continuidad del texto platónico con el ideal político socrático, Francisco J. Gonzalez, en "Socrates on Philosophy and Politics: Ancient and Contemporary Interpretations", se interesa en señalar las tensiones que existen entre ambos autores y los ecos de tal tensión en pensadores posteriores. Gonzalez parte de la famosa figura del rey-filósofo, y se pregunta si fue diseñada para expresar una identidad o más bien una tensión. A partir de una serie de pasajes de la República, el autor muestra que de ninguna manera Platón está convencido de que el gobernante idóneo sea el filósofo. Todo lo contrario: existe una tensión explícita entre el filósofo que ha visto el bien y el gobernante que debe ocuparse de una ciudad imperfecta, por completo distinta del ideal filosófico. La República, entonces, no es la obra en la que se cristaliza el sueño socrático de aunar filosofía y política, sino el escenario en el que Platón devela sus incompatibilidades. Gonzalez persigue esta tensión más allá de Platón y muestra una nueva forma de entender la relación de Platón y Aristóteles, en la que el segundo no es simplemente un crítico del primero, sino que se puede observar una continuidad más estrecha de lo que superficialmente pareciera. Igualmente muestra cómo esta relación entre filosofía y política es repensada y reelaborada en dos pensadores modernos: Heidegger y Foucault, de los cuales el último exhibe una mayor sensibilidad para escuchar los tonos discordantes entre filosofía y política.

Marina Berzins McCoy y Sara Brill meditan sobre la filosofía política platónica desde un punto de vista poco explorado en interpretaciones tradicionales sobre este tópico. Ambas autoras parten de dos mitos escatológicos en Platón. Resulta natural interpretar tales mitos como narraciones de ultratumba. Los mitos serían el recurso utilizado por Platón para informarnos sobre lo que sucede más allá de nuestra experiencia humana y que, por su misma naturaleza, no es objeto de un tratamiento filosófico. En contravía con tal tendencia interpretativa, tanto McCoy como Brill analizan los mitos escatológicos de los que se ocupan como hablando sobre problemas intramundanos, en este caso en el ámbito político. Los mitos platónicos, entonces, deben ser leídos como piezas filosóficas y no como fantasías que describen cosas en las que nos resulta difícil creer.

McCoy, en "Freedom and Responsibility in the Myth of Er", se concentra en el mito final de la República que narra las experiencias en el Hades de Er, un mortal que consigue regresar del Hades y contar esa experiencia ultramundana. Pero McCoy descubre en esta historia una reflexión sobre la libertad y la responsabilidad humanas en un mundo que se caracteriza por poner límites a su vida cotidiana. El hecho es que los seres humanos estamos limitados tanto en nuestras posibilidades de conocer, como en nuestra capacidad de imponernos a la necesidad y controlar circunstancias humanas. Además, nuestra vida entera está limitada por la muerte. ¿Cómo podemos elegir correctamente cuando tenemos que tomar decisiones sobre asuntos nuevos de los que no poseemos pleno conocimiento, limitados por nuestra muerte y sin poder controlar completamente las circunstancias? Según McCoy, Platón trata este problema en aquella parte del mito en el que las almas deben elegir una nueva vida, allí muestra que el ser humano debe apelar a la reflexión, a su conocimiento de los otros (¿no es un diálogo platónico una forma de mostrar que estamos conectados unos con los otros?), sin temor a la muerte, precisamente por tratarse de algo desconocido. El mito, lejos de ser una ficción idealizada de lo que sucede en ultratumba, trata sobre seres humanos que, apresados en límites, deben tomar elecciones referentes a una vida imperfecta.

Brill, por su parte, en "On the Uses and Abuses of Eschatology for Life", explora el mito final del Fedón donde, al igual que en la República, el motivo en la superficie es bosquejar algunos hechos sobre la vida ultraterrena. El mito, sin embargo, trata menos un problema escatológico que, en palabras de Brill, una "fenomenología de la violencia". Aunque su ensayo se extiende sobre varias consideraciones, una central es mostrar que el mito es una reflexión sobre el actuar humano en la comunidad humana. Al describir el destino de las almas después de su muerte, Platón tiene cuidado en indicarnos que este destino está en conexión con el medio en el que desarrollan su periplo de ultratumba. De este modo, según Brill, el mito sugiere que las circunstancias en las que el alma desarrolla su vida son solidarias con el tipo de vida que se desarrolla. En particular, las almas que deben expiar culpas entran en una dialéctica con sus propias víctimas en la que la expiación no es posible sin cierto reconocimiento y aceptación por parte de las víctimas.

Los ensayos de Sergio Ariza, Nicolás Parra y Alfonso Flórez exploran aspectos adicionales de la filosofía política en los diálogos platónicos. Ariza, en "Menón el politikos. Política y unidad del alma en el Menón de Platón", se pregunta por la importancia de la política en el diálogo Menón. Un diálogo que, aunque se desarrolla con un político y cuya conclusión es que el auténtico virtuoso es el político en su labor de educar a otros políticos, no se lo relaciona en la literatura especializada con este tópico. Para Ariza, la política está presente en el concepto mismo de virtud que buscan los participantes del diálogo, no sólo porque busquen la cualidad que habilita a alguien para ser gobernante, sino también porque tal cualidad consiste en instaurar un orden político en el alma, en el que el conocimiento toma el papel de guía y gobernante sobre otros impulsos psíquicos. De este modo, el Menón prefigura algunas ideas expuestas con mayor claridad y complejidad en la República, donde la analogía del alma con una polis permite a Platón crear un modelo tanto psicológico como político.

Parra, en "Friendship and War: True Political Art as the Alliance of Philosophy and Rhetoric in Plato's Gorgias", se pregunta por la relación de la retórica y la filosofía en el Gorgias de Platón y el aporte de tal relación a la teoría política platónica. Según Parra, si se parte del análisis del comportamiento de los personajes, se puede descubrir que retórica y filosofía no aparecen en este diálogo como áreas competitivas, sino en términos de cooperación. Esto es lo que muestra el comportamiento de Sócrates y Gorgias en el diálogo: ambos están interesados en el diálogo y en crear una comunidad de amigos. Esta relación se ha de proyectar a la relación entre la filosofía y la retórica. Este deseo de amistar la retórica y la filosofía hace clara la vocación política de Platón, porque muestra que se interesa en una reflexión filosófica con capacidad de persuadir y, por tanto, de transformar las almas de los individuos.

Finalmente, Flórez explora el problema de la economía en la filosofía platónica, en particular en la República. No es un tema novedoso, pues son conocidas las afirmaciones de Platón sobre comunismo, la pobreza de los filósofos y sus advertencias sobre los peligros del ansia de riquezas. Lo que es novedoso es el acercamiento de Flórez a partir del concepto de οὐσία. Como es sabido, el término griego οὐσία posee un doble sentido: se lo puede entender como riqueza o como esencia. Flórez observa que el problema del dinero, al cual va a referir el término οὐσία, está sugerido en varios apartados de la República, y que la obra misma parece estar estructurada como el pago de una deuda, esto es, en términos económicos. El autor muestra que ciertas características que tiene la οὐσία en su calidad de dinero, como su invisibilidad, su carácter abstracto, su capacidad de funcionar como una medida de valor, parecen coincidir con características que tiene la οὐσία en sentido metafísico, y propone una unidad entre ambos conceptos, con lo cual pretende mostrar que lo económico no está ausente en la reflexión filosófica de Platón.

Es evidente que este conjunto de artículos está lejos de agotar el tema de la política socrática y su resonancia en el pensamiento platónico. Temas clásicos como el de obediencia a la ley, la actitud de estos filósofos frente a los regímenes de Atenas y Esparta, el papel de la religión, no son abordados aquí. Tampoco es de esperar algún tipo de uniformidad en el acercamiento a los problemas tratados, incluso cuando dos trabajos coinciden en interpretar un mismo diálogo o en emprender el análisis de problemas semejantes. Sin embargo, es precisamente en esta diversidad de miradas y en el esfuerzo por abrir nuevas formas de entender tópicos clásicos donde se ha de esperar que el lector encuentre el estímulo necesario para participar en el diálogo propuesto aquí.


SERGIO ARIZA
Editor invitado
Universidad de los Andes - Colombia