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Ideas y Valores

Print version ISSN 0120-0062

Ideas y Valores vol.65 no.161 Bogotá May/Aug. 2016

https://doi.org/10.15446/ideasyvalores.v65n161.45515 

http://dx.doi.org/10.15446/ideasyvalores.v65n161.45515

La institución de un sentimiento: un amor de Swann

The Institution of a Feeling: A Swann's Love

Martín M. Buceta*
CONICET / UNSAM - Buenos Aires - Argentina

* tinbuceta@hotmail.com

Cómo citar este artículo:

MLA: Buceta, M. "La institución de un sentimiento: un amor de Swann." Ideas y Valores 65.161 (2016): 109-126.
APA: Buceta, M. (2016). La institución de un sentimiento: un amor de Swann. Ideas y Valores, 65 (161), 109-126.
Chicago: Martín Buceta. "La institución de un sentimiento: un amor de Swann." Ideas y Valores 65, n.° 161 (2016): 109-126.

Artículo recibido: 2 de septiembre de 2014; aceptado: 13 de octubre de 2014.


Resumen

Se examina la noción de institución de un sentimiento, que Merleau-Ponty expone en curso en el College de France (1954-1955), y se toma como caso ejemplar el amor, en particular, el de Swann, descrito por M. Proust. Se delinea primero la noción central de institución, para trazar luego los principales aspectos de la institución del amor y confrontar así la visión de ambos autores.

Palabras clave: M. Merleau-Ponty, M. Proust, amor, institución.


Abstract

The aim of the following article is to examine the notion of the institution of a feeling, as presented by Merleau-Ponty in his Course Notes from the Collège de France(1954-1955), using love as an example; we will more specifically analyze Swann's love, described by M. Proust. In order to achieve our aim, we will first try to delimit the core notion of institution. We will then outline the main aspects in the institution of love and compare both of the authors' visions.

Keywords: M. Merleau-Ponty, M. Proust, love, institution.


Proust recoge y narra las metamorfosis humanas. La más inquietante de ellas, más aún que las que se operan por la vejez o la enfermedad, son las metamorfosis que produce el amor.

MELAMED, Proust más allá de Proust

Introducción

En los Résumés de cours. Collège de France 1952-1960, Merleau-Ponty dedica parte de la lección de los jueves a realizar un análisis de la noción de institución en la historia personal y pública. Estos resúmenes deben ser leídos de manera complementaria con las correspondientes notas que han sido publicadas bajo el título: La institución. La pasividad. Notas de curso en el Collège de France (1954-1955). El estudio que realiza este pensador en torno a la institución nace de la necesidad que tiene de renovar las nociones centrales de su pensamiento con las que ha intentado abordar el mundo y el otro. Así, Merleau-Ponty se propone buscar en "La noción de institución un remedio a las dificultades de la filosofía de la conciencia" (1968 59). Hasta el momento en que dicta el primer curso en el Collège de France, el autor había realizado un análisis del mundo percibido, organizado en función de algunos conceptos clásicos como percepción, conciencia, síntesis, etc.1 Pero estas nociones le parecen insuficientes, ya que esta terminología le impone límites a los análisis que quiere desarrollar y, por lo tanto, Merleau-Ponty busca establecer un nuevo campo de conceptos para tal propósito. Es aquí donde aparece la noción de institución como operación intencional de la vida personal, en contraposición a la constitución de la conciencia. En las Notas, la institución es pensada a partir de diferentes perspectivas, como la pubertad, la obra, el saber, pero en este estudio nos centraremos en una de ellas: la institución de un sentimiento. En este apartado del curso, Merleau-Ponty busca ilustrar el movimiento instituyente de la vida personal a través de la institución de un sentimiento: el amor. Para ello, el autor se sirve constantemente de la obra de Marcel Proust À la recherche du temps perdu, con el propósito de ilustrar sus afirmaciones.

El objetivo del presente artículo será esclarecer la noción de institución merleaupontiana a través del análisis de la institución de un sentimiento. Para alcanzar esta meta, intentaremos reconstruir sucintamente la noción de institución –tal como el filósofo francés la ha ido elaborando–, para poder complementarla con la enriquecedora propuesta del curso que le dedica a esta noción. La obra de Proust, especialmente la segunda parte del primer tomo de À la recherche du temps perdu: Un amor de Swann, nos será de gran ayuda para enseñar dicho concepto.

La institución

La noción de institución (Stiftung), tal como Merleau-Ponty la comprende, debe ser considerada a partir del concepto husserliano de fundación (Fundierung), utilizado por el filósofo alemán para pensar la relación esencial entre lo fundante y lo fundado. Merleau-Ponty toma como punto de partida dicha noción de Husserl para poder explicar la relación entre la percepción y el pensamiento, lo irreflexivo y la reflexión, el lenguaje y el pensamiento, sin tener que recurrir al pensamiento causal. Sin embargo, el concepto de Fundierung ha sido siempre considerado en el marco de pensamiento de una fenomenología estática, por lo que la originalidad de Merleau-Ponty respecto de Husserl reside en remarcar que esa relación entre lo fundante y lo fundado no puede describirse en dicho marco, sino que es necesaria una descripción genética en la que intervenga la noción de Fundierung para vehiculizar la génesis del sentido, de la idealidad (cf. Robert 352-354). Es por esto que Merleau-Ponty apela a la categoría de institución, porque, como bien señala Frank Robert:

La relación entre lo fundante y lo fundado surge, nace, emerge, precisamente porque hay Stiftung –y la percepción es, en un sentido, siempre Stiftung, es decir, fundación, instauración, advenimiento de lo nuevo, de lo novedoso, que retrospectivamente, en un movimiento y en un tiempo, nos hará retomar, hacer o fundar el sentido–. (355)

La noción de institución, tal como Merleau-Ponty la quiere pensar, implica una fundación histórica; la Stiftung es siempre histórica, ya que el advenimiento de lo nuevo se da a partir de lo ya instituido y exige nuevos advenimientos. Para profundizar en este término nos remitiremos directamente a dos textos en donde el filósofo francés intenta deslindar la noción central de este artículo. El primero de ellos corresponde a La prosa del mundo y señala literalmente la apropiación del término tal como E. Husserl lo utilizaba.

Husserl ha empleado la hermosa palabra Stiftung para designar, en primer lugar, esta fecundidad indefinida de cada momento del tiempo, que precisamente, porque es singular y pasa, no podrá dejar nunca de haber sido o de ser universalmente, y, en segundo lugar, la fecundidad (derivada de la primera) de las operaciones de la cultura que abren una tradición, que continúan siendo válidas después de su aparición histórica y que exigen más allá de ellas mismas otras y las mismas operaciones. (Merleau-Ponty 1969 95-96)

El segundo fragmento que señalaremos es tomado de los Resúmenes:

Se entiende [...] por institución esos acontecimientos de una experiencia que la dotan de dimensiones durables, en relación con las cuales toda una serie de otras experiencias tendrán sentido, formarán una serie pensable o una historia; o aún más, los acontecimientos que depositan en mí un sentido, no a modo de supervivencia y de residuo, sino como llamado a una continuidad, exigencia de un futuro. (Merleau-Ponty 1968 61)

Con la noción de institución se intenta poner de manifiesto, por una parte, que la dimensión histórica comporta la presencia de nudos o emblemas de sentido y, por otra parte, que la institución hace visible una dimensión temporal peculiar, es decir, una duración que no se inmoviliza en sí misma, sino que se continúa en la medida en que es retomada y que perdura en el tiempo en cuanto que se pluraliza. "La Stiftung, en fin, supone un campo que la precede y sobre el cual descansa, pero que también deforma" (Robert 356), esa diferencia (écart) operada es la que da lugar a la novedad, a la inauguración de algo inédito.

La institución es presentada como un acontecimiento matriz que propiciará sentido a otros acontecimientos, es decir, "un acontecimiento fundador, advenimiento de un sentido" (Robert 356), de una experiencia que permitirá la continuidad de otras experiencias que cobrarán sentido en relación con ella. La institución se perfila, entonces, como el marco de referencia en que se situarán una serie de acontecimientos que, si se los mira de manera conjunta, conforman una sucesión de eventos con sentido, una historia.

El sujeto instituido-instituyente (no ya constituyente) es el que está expuesto a, el que "pone en marcha una actividad, un acontecimiento, que es productivo después de él [...] El sujeto [es] aquel a quien pueden advenir tales órdenes de acontecimientos, campo de campos" (Merleau-Ponty 2003 35). Este sujeto es en el que aparecen los acontecimientos históricos que se relacionan y en los que se puede establecer una simultaneidad que dará origen a futuras instituciones. Así mismo, al ser instituido-instituyente, el sujeto entabla con los demás una relación lateral que se da en un campo de objetos culturales, medio propicio para la "juntura" con los otros, es decir, para la intersubjetividad.

Merleau-Ponty comprende el término de institución en sus dos sentidos más frecuentes, esto es, como una acción que da un comienzo y, a su vez, como un estado de cosas establecido. Ambas definiciones son correctas y están contenidas en la noción de institución, lo que indicará si con este concepto se hace referencia a una u otra de sus acepciones es el contexto en que sea usado. El lenguaje es uno de los campos en los que con mayor facilidad se puede distinguir esta diferencia. Ejemplifiquemos ambos sentidos de la institución con un pasaje que podemos extraer de À larecherche du temps perdu para ir habituándonos al texto que utilizaremos a lo largo del artículo.

Luego de que Swann conoce a Odette, de quien se enamorará perdidamente –dicho amor será objeto de nuestra reflexión–, comienza una relación íntima con ella, sin llegar todavía a un encuentro sexual. Una noche en que vuelven en carruaje de una fiesta, Swann observa que Odette tiene un escote y un corpiño que llevan bordadas unas catleyas (una variedad de orquídeas creadas en la época) y que luego de un salto que da el carruaje, a causa de imperfecciones del camino, el corpiño y el escote de la dama quedan desacomodados, es por esto que Swann la interroga diciéndole: "¿Le importa que le coloque bien las flores del corpiño? Con el choque casi se han salido. Temo que las pierda, voy a metérselas un poco" (Proust II 32). Odette responde que no le importa y Swann procede a "acomodar" las catleyas. Luego de esto dice:

Ya ve, no había más remedio que sujetarlas, se habrían caído; y, si las meto así, poco a poco, hasta el fondo... ¿De veras que no soy desagradable? ¿Y me deja que las huela para ver si en realidad también tienen aroma? (id. 33)

Después de este primer encuentro amoroso, lo que nos interesa señalar es que en lo sucesivo, y como lo señala Proust, "[L]a metáfora 'hacer catleya' [quedó] convertida en un simple vocablo que utilizaban de forma inconsciente cuando querían referirse al acto de la posesión física" (Proust II 36).

El pasaje arriba relatado deja en claro los dos sentidos de la institución, el primero, como fundación: "acomodar las catleyas", acontecimiento que se da por vez primera en el carruaje y que es la significación que Swann instituye para insinuarle a Odette la posibilidad de poseerla; el segundo sentido, como estado de cosas establecido, esto es: "hacer catleya" es la significación que posteriormente utilizaban para referirse a la relación sexual y que tenía sentido respecto de aquel primer acontecimiento. Aquí se ve claramente cómo se da un evento ("acomodar las catleyas") en relación con el cual toda una serie de otras experiencias (por ejemplo "hacer catleya") tendrán sentido y formarán una continuación. Además se advierte con facilidad lo que el mismo Merleau-Ponty anota sobre el término, esto es, que "[La] institución [es] residuo, suma de partes [...] juego de ciertos elementos de [la] vida social que el azar reúne" (2003 44). Estos dos sentidos de la institución, que intentamos ilustrar con un ejemplo referido al lenguaje, se dan en todas las dimensiones de la vida en las que se pueda identificar la dinámica que comprende la institución.

El ritmo característico de la institución, como ya adelantamos, es "el ritmo de conservación, reasunción [reprise] y superación de los acontecimientos antiguos" (Merleau-Ponty 1968 61). Este ritmo se entiende mucho mejor a la luz de la definición de institución que el autor da en sus Resúmenes de curso del Collège de France, en los que indica que aquella debe ser comprendida también como "los acontecimientos que depositan en mí un sentido, no a título de supervivencia y de residuo, sino como invocación de una continuidad, como exigencia de un porvenir" (ibd.). Esta manera de pensar la institución –en particular la institución de un sentimiento– implica una necesaria e influyente relación entre el pasado y el futuro, que se hacen eco uno al otro. Es, justamente, en el análisis del amor en Proust donde se dejará ver esa "simultaneidad", esa cristalización, de uno sobre otro (cf. id. 62).

En las Notas, Merleau-Ponty explica que la institución puede ser relacionada con el nacimiento, ya que ambos implican un acontecimiento fundante que se nutre de lo ya instituido y exige una continuación. Ya en Fenomenología de la percepción, el pensador francés ha deslindado la idea de que puedo descubrir en mí "huellas de una organización, de una síntesis que se hacía" (Merleau-Ponty 1945 436). Esta "síntesis" que se "hacía" es la labor realizada por la intencionalidad operante que trabaja con las sedimentaciones de la conciencia perceptiva; se lleva a cabo detrás de mí una síntesis pasiva, subterránea, que va gestando una nueva institución. Aparece aquí la relación instituido-instituyente que el autor intenta plantear. A partir de, la historia está abierta a. "La institución condensa y abre un futuro. No es mera impronta, sino impronta fecunda" (Merleau-Ponty 2003 59).

El pasado está constituido por aquellos acontecimientos que conforman una experiencia, respecto a la cual una serie de otras vivencias cobrará sentido. El porvenir será comprendido dentro de un marco de experiencias que ha sido conservado y que se reasumirá frente a una nueva experiencia, que se verá dotada de sentido en referencia a una primera institución. Esta es la "lógica subterránea" que sustenta la institución en todas sus formas, tanto en la historia personal como pública (cf. Merleau-Ponty 1968 63). Un pasado que cristaliza en el futuro y viceversa, "[S]imultáneamente hay descentración y recentración de los elementos de nuestra propia vida, movimiento de nosotros hacia el pasado, y del pasado reanimado hacia nosotros" (id. 64-65). El amor de Swann debe ser comprendido de esta manera: diversas experiencias han sido conservadas a lo largo de la vida del protagonista y, en determinado momento, son reasumidas y se superan en una nueva experiencia, la institución de un amor, el amor por Odette.

La institución de un sentimiento: un amor de Swann

Para poner de manifiesto este tipo de institución, debemos remitirnos a la noción general de institución explicitada por Merleau-Ponty y buscar entonces aquel acontecimiento matriz al que nos referimos anteriormente. Identificar dicho acontecimiento será el punto de partida para exponer el amor de Swann como ejemplo de la institución de un sentimiento.

Sin embargo, antes de comenzar, es preciso preguntarse por qué Merleau-Ponty ha elegido este pasaje de la obra de Proust para exponer la institución de un sentimiento. Como bien señala Mauro Carbone, detrás de las reflexiones de Merleau-Ponty sobre la institución de un sentimiento hay un interlocutor al que se dirigen: Jean-Paul Sartre (cf. Carbonne 174). La discusión que se deja ver entre líneas busca dar solución a la cuestión de si el amor debe ser considerado como una ilusión o un fenómeno bien fundado. Sartre sostiene que en la relación amorosa se da un conflicto entre libertades, donde "queremos apoderarnos de la libertad del otro en cuanto que tal" (Sartre 416); sin embargo, el otro siempre se escapa por medio de su conciencia. Merleau-Ponty indica que, para Sartre, en la relación amorosa cada uno de los amantes olvida tanto la libertad del otro como lo suya, y esto sucede en virtud de una doble ilusión: "a) que me reconoce verdaderamente, lo que no es cierto porque él también quiere ser reconocido; b) que yo lo reconozco verdaderamente, lo que no es cierto porque yo solo quiero ser recompletado" (Merleau-Ponty 2003 63).

Esta tesis es parcialmente2 aceptada por Merleau-Ponty. En el amor de Marcel por Albertine podemos encontrar material para sostener la afirmación sartreana, de hecho, el mismo Sartre ejemplifica el amor como conflicto a partir de un fragmento de À la recherche du temps perdu (cf. Sartre 416). Sin embargo, el autor de las Notas recurre a Proust para mostrar que esta forma de explicar el amor "no es más que la mitad de la verdad" (Merleau-Ponty 2003 64). Existe otro modo de la relación amorosa que implica la institución de un amor como fenómeno bien fundado (que se instituye en un "entre") o como realidad negativa y no mera ilusión; este es, por ejemplo, el caso del amor de Swann por Odette.

La discusión que Merleau-Ponty y Sartre han sostenido, y que ahora los ubica en posiciones contrarias al emprender el análisis del amor, tiene su origen en la concepción de libertad de cada autor. Mientras que la ontología sartreana no puede soportar el encuentro de dos conciencias, ya que una debe objetivar a la otra y, por lo tanto, el encuentro de dos libertades se da siempre como conflicto; Merleau-Ponty entiende que se da una coexistencia de libertades, y esta es posible por la superposición (empiétement) de aquellas. La noción de carne (chair), que puede superponerse (empiéte) sobre la carne del otro, explica la posibilidad de una intersubjetividad. Entonces, Merleau-Ponty tiene por objetivo "mostrar que está en la naturaleza misma de la libertad y del amor caminar en la superposición, tanto en modo pasivo como activo" (Saint Aubert 21).3

Luego de haber señalado de manera sucinta la discusión que subyace en el texto de Merleau-Ponty, ocupémonos entonces del tema central de nuestro artículo: la institución de un sentimiento, en este caso, el amor de Swann. Según Merleau-Ponty, el amor puede darse como un fenómeno de a dos o de un solo lado; en Proust encontraremos ambos casos, pero el amor de Swann pertenece a la clasificación de aquel sentimiento que se da e instituye de un solo lado (cf. Merleau-Ponty 2003 67). Este amor de Swann tiene como acontecimiento central y fundante un hecho que advertirá solamente el enamorado y se perfilará como la piedra angular del amor que allí se enraizará. Dicho suceso ocurre en la casa de los Verdurin (matrimonio que solía organizar cenas en las que Odette y Swann se encontraban) y, previa introducción, lo recogeremos aquí textualmente ya que su relevancia es central.

Odette había conocido a Swann por medio de un amigo que los había presentado en el teatro, desde aquel día ella lo visitaba y buscaba ansiosamente acercarse a él. Los gestos y las palabras de admiración que Odette prodigaba a Swann habían generado que este se sintiese complacido y halagado en su presencia, sin embargo, hasta ese momento, nunca había experimentado ningún tipo de atracción hacia ella. Fue la misma Odette quien lo invitó a participar de las veladas en el salón de los Verdurin y esperaba ansiosa encontrarse con él allí. Swann, que percibía la deferencia con que ella lo trataba, se aprovechaba del enamoramiento que parecía crecer en Odette y jugaba con sus sentimientos fingiendo interés –ya que le proponía llevarla a su casa luego de cada velada– o enojos y decepciones, para que ella le dijera las cosas más bellas surgidas del miedo a la posibilidad de perderlo. Sin embargo, Swann sabía que "la presencia de Odette añadía a aquella casa algo de lo que carecían todas las demás que frecuentaba: un especie de aparato sensitivo, de red nerviosa que se ramificaba por todas las salas y transmitía constantes impulsos nerviosos a su corazón". (Proust II 19)

Luego de haber relatado brevemente la relación existente entre los dos personajes, podemos ahora citar aquel acontecimiento matriz que se perfilará como marco de referencia y hecho fundante del amor de Swann, acontecimiento que se manifiesta como una experiencia en relación con la cual otras vivencias cobrarán sentido y formarán una historia.4 Este suceso no necesariamente tiene que darse primero en el tiempo, sino que puede acaecer con posterioridad; sin embargo, se erigirá como fundamento, es decir, como institución primera (Urstiftung) que dará sentido a experiencias posteriores. Dicho evento se da una noche en casa de los Verdurin, y Proust lo relata de esta manera:

Pero un día en que, después de pensar con repugnancia en aquel inevitable regreso juntos, había llevado hasta el Bois a su joven obrera para retrasar el momento de ir a casa de los Verdurin, llegó tan tarde que Odette, creyendo que ya no iría, se había marchado. Al ver que ya no estaba en el saloncito, Swann sintió una punzada en el corazón; temblaba ante la idea de verse privado de un placer cuya importancia medía ahora por vez primera, porque hasta entonces había tenido certeza de encontrarlo cuando quisiese, cosa que, en los placeres, mengua o incluso nos impide ver su grandeza[...] Y en determinado momento, como un enfermo con fiebre que acaba de dormir y toma conciencia de lo absurdo de las pesadillas que rumiaba sin lograr distinguirse claramente de ellas, Swann percibió de improviso en su interior la extrañeza de unos pensamientos que le rondaban desde el momento en que le habían dicho, en casa de los Verdurin, que Odette ya se había ido, la novedad del dolor que le oprimía el corazón desde hacía un rato, y que ahora percibió como si acabara de despertarse. (Proust II 20-24)

Este hecho narrado por Proust es decisivo. Reconoceremos como una nueva institución este momento en el que Swann advierte, por vez primera, lo que significa Odette en su vida, es decir, ese instante en que diversos acontecimientos que habían pasado desapercibidos, pero habían sido conservados, son reasumidos fundiéndose en uno central que implicará una superación de los anteriores. Dicha institución se manifiesta entonces así como lo adelantaba Merleau-Ponty, esto es, como suma de partes, juego de ciertos elementos de la vida social que se unen por azar. La ausencia de Odette en casa de los Verdurin es el acontecimiento que da lugar a la institución del sentimiento de Swann.

En un determinado momento se realiza un insight, lo que permite a Swann comprender y darle forma acabada a ese sentimiento que venía creciendo en él. Así como en un sueño no se da uno cuenta de lo que ocurre hasta que al despertar la situación fantástica o absurda que se imaginaba cobra sentido, ya que se descubre que se estaba soñando, de esta misma manera Proust describe este extrañamiento doloroso que le abre los ojos a Swann para que vea el amor que se venía gestando. En términos fenomenológicos, el amante se apercibe de aquella institución que se "venía haciendo" detrás, como una síntesis pasiva, fruto de una intencionalidad operante.

Con los inicios de una mentira de nuestra amante ocurre, por desgracia, lo mismo que con los inicios de nuestro propio amor, o de una vocación. Se forman, se conglomeran, pasan, sin que nuestra propia atención los advierta. Cuando queremos recordar de qué forma empezamos a amar a una mujer, ya la amamos; de las fantasías previas no nos decíamos; es el preludio de un amor, cuidado; y esas fantasías avanzaban por sorpresa, sin que apenas nos diéramos cuenta. (Proust xi 306)

El acontecimiento central, como ya lo hemos indicado antes, no es necesariamente primero en el orden temporal, sino que es primero en el orden histórico del amor de Swann. El comienzo del amor de Swann tiene como punto de partida esa sensación de carencia que el enamorado siente aquella noche en casa de los Verdurin. Sin embargo, con anterioridad, diversos hechos fueron sumándose uno sobre otro hasta que cobraron sentido a la luz de una experiencia fundante, instituyente, como lo es la relatada por Proust. Ese momento, marcado a fuego, hunde sus raíces en la vida personal, y se establece como cimiento del edificio de amor que construirá Swann día a día acrecentando su enamoramiento. Esa primera institución (Urstiftung) dará lugar a nuevas instituciones que conformarán el sentimiento del amor.

Pero, ¿por qué en Swann se produce tal sentimiento por ese ser, por qué nace el amor de Swann por Odette? Tanto Merleau-Ponty como Proust dan una respuesta similar a este hecho, cada uno lo hace a su manera. El filósofo nos dice que:

Swann posee a Odette no porque la desea, sino porque llega a extrañarla en casa de los Verdurin. Los placeres del amor propio no son más que la ocasión de esta "agitación", de esta falta, de esta angustia, que son realidades negativas. (Merleau-Ponty 2003 66)

Por su parte, Proust expresará lo mismo de forma poética, él dirá lo siguiente:

De todas las maneras de producción del amor, de todos los agentes de diseminación del mal sagrado, uno de los más eficaces es ese gran soplo de agitación que a veces pasa sobre nosotros. Entonces la suerte está echada, el ser que en ese instante nos complace será el que amaremos.

No es ni siquiera necesario que hasta ese momento nos guste más o incluso lo mismo que otros. Y esa condición que se cumple cuando –en ese momento nos falta– la búsqueda de los placeres que su gracia nos prodigaba es sustituida bruscamente en nuestro interior por una necesidad ansiosa que tiene por objeto ese mismo ser, una necesidad absurda, que las leyes de este mundo vuelven imposible de satisfacer y difícil de curar –la necesidad insensata y dolorosa de poseerlo–. (ii 29)

Así se funda entonces ese amor en Swann que se dirige a Odette; es ese acontecimiento en el que se reúnen otros hechos anteriores que venían sumándose y que ahora, a la luz de tal "agitación" y necesidad, cobran sentido y permiten al protagonista descubrir que se origina en él un sentimiento, un amor que, como lo apunta al margen de sus notas Merleau-Ponty, no era "ni inevitable ni fabricado: [sino] instituido" (Merleau-Ponty 2003 39).

Aclarado este primer paso fundamental que es el punto de partida del amor de Swann, es menester que nos preguntemos ahora acerca del amor de manera general, ¿qué es lo que se establece cuando se instituye un sentimiento, en particular, el amor? La respuesta a esta pregunta debe ser expuesta antes de seguir trazando el camino del amor de Swann. Si conocemos cuál es la realidad del amor, entonces la exposición de la institución del amor de Swann se esclarece. Es decir, si explicamos la realidad del amor, así como la piensa Merleau-Ponty en sus Notas de curso acerca de la institución, podremos darle contenido con la historia de Proust.

Merleau-Ponty propone que la realidad del amor puede presentarse de dos modos. En primer lugar, podríamos referirnos a la concepción del amor que se sigue de una conciencia constituyente, es decir, aquella que propone que el otro no es más que un no-yo, espejo de mí mismo, y que, cuando ama, no busca otra cosa que volver a sí misma, es decir, amar para ser amado (actitud narcisista). Leonard Lawlor describe el amor que se sigue de dicha conciencia diciendo que: "Yo me modelo frente al otro que no es solo un no-yo sino también un sádico –toda vez que el desear ser amado solo se satisface dominando al otro para hacer del otro alguien que me reconozca" (195-196). Sin embargo, existe también la realidad de un amor que adopta la forma de otra presencia, que está a medio camino entre el amor constituyente y el amor constituido, un amor instituido. Este amor del que habla el autor tiene como característica central el hecho de que:

El sujeto instituyente se inviste, esto es, se anima de otro sentido, se transforma en medio de su amor, logra hacer habitar un sentido que lo trasciende en su yo pienso y en su cuerpo, como un sentido habita el libro y el objeto cultural. (Merleau-Ponty 2003 40)

Ahora bien, el amor puede darse como un fenómeno de a dos (à deux) o individual. El caso de Swann, como ya lo habíamos advertido, es amor de un solo lado; en cambio, el amor como fenómeno de a dos será, en la À la recherche du temps perdu, el amor de Marcel por Albertine. Esta aclaración nos sirve para entender una división tajante que el autor propone; esta separación es la que establece que la realidad del amor se puede dar de dos maneras: a) como alienación; b) como no-alienación.

Cuando el amor no es alienación es, entonces, "sentimiento 'afectuoso', 'humano', de 'vida común', de matrimonio" (Merleau-Ponty 2003 67); este amor es justamente el que no se da en el caso de Swann y Odette, ya que hay amor de un solo lado. Este amor de a dos se instituye tanto de un lado como del otro y, a su vez, su realidad se hace efectiva en un entre los dos.

Sin embargo, el amor puede darse como alienación y este modo de ser tiene algunas características que, por el momento, enumeraremos y que iremos ilustrando con ejemplos tomados del relato del amor de Swann. La descripción del amor como alienación irá manifestando el sentimiento narrado por Proust. En dicha forma de amor encontramos diferentes puntos, señalados por Merleau-Ponty, a ser analizados: 1) el que ama se hace otro (esto es, se identifica con ese otro a quien ama); 2) el amor y el problema de la personalidad; 3) el amor real como terror; 4) el amor como amor a la verdad. Este amor como alienación es el que se instituye en la historia relatada por Proust. Estos cuatro puntos no tienen un orden específico; de hecho, en el amor de Swann se dan simultáneamente. La numeración solo nos ayudará a respetar un orden para la descripción del amor como alienación.

El primer punto que propone Merleau-Ponty, el que ama se hace otro, es el más sucinto de todos y lo hemos recogido, ya que el filósofo lo nombra, aunque, en nuestra opinión, esta característica no es central y cuesta distinguirla en el amor de Swann. Es por esto que nos remitiremos a citar un breve pasaje que es la única referencia que tenemos y que ha sido señalada por el mismo Merleau-Ponty. Este fragmento es el siguiente: "como amaba a Odette, como tenía la costumbre de dirigir hacia ella todos sus pensamientos, la lástima que hubiera podido inspirarse a sí mismo la sintió por ella, y murmuró: ¡pobrecilla!" (Proust II 135).

Esta es la cita seleccionada por Merleau-Ponty que busca ilustrar la primera característica del amor entendido como alienación. Swann, que amaba perdidamente a Odette, ya no logra distinguir entre su persona y la de la amada, es por eso que siente por ella lo que hubiera sentido por sí mismo, se hace otro, se identifica con ese otro a quien ama. Existe una transferencia del amante al amado. Quien ama se hace otro. Este primer punto nos deja a las puertas del segundo, porque el problema de la alienación es el preámbulo al problema de la personalidad.

Respecto del segundo punto anotado por Merleau-Ponty, el amor y el problema de la personalidad, comenzaremos diciendo que este aspecto da cuenta de una de las grandes transformaciones que ocurren en el núcleo de la vida del individuo a partir de la institución de un sentimiento como el amor. El nacimiento de un amor en la vida no es un hecho de relevancia menor; este acontecimiento puede modificar los hábitos, los gustos, los deseos, los pensamientos e incluso la personalidad. Ya no se es el mismo que se era antes de haber amado; esto lo afirma Merleau-Ponty explícitamente: "Él ya no es él mismo" (2003 67). Swann, a partir del nacimiento de su amor, se cuestiona quién es, cómo es; el mismo Proust lo explica de esta forma: "[La] semejanza entre el amor y la muerte [...] consiste en que ambos nos obligan a indagar más a fondo el misterio de la personalidad, por miedo a que su realidad se nos escape" (Proust II 192). Este amor que crece en Swann no lo deja indemne, sino que lo transforma en lo más hondo de su ser:

Y aquella enfermedad que era el amor de Swann había proliferado tanto, se había entreverado de forma tan estrecha a todos los hábitos de Swann, a todos sus actos, a su pensamiento, a su salud, a su sueño, a su vida, incluso a lo que deseaba para después de su muerte, formaba hasta tal punto un todo con él, que ya no habría sido posible arrancársela sin destruirle casi por entero. (Proust II 192)

La institución del amor en su vida implica la apertura al advenimiento de otros acontecimientos, exige una continuación que modifica a Swann: él ya no es él mismo, nunca será igual luego de haber sido alcanzado por el amor o, mejor dicho, luego de que haya nacido en él el amor. La institución de este sentimiento establece una nueva dimensión fecunda que abre un futuro distinto de aquel que podía ser pensado.

El problema de la personalidad de Swann, surgido con el nacimiento del amor, no dista mucho del tercer punto del que nos habla Merleau-Ponty y está en relación con este. El amor como terror, del cual encontraremos numerosas referencias en la relación de Odette y Swann, es una consecuencia de la transformación que sufre la personalidad de Swann a causa de la enfermedad del amor. Este cambio que acaece en la vida del protagonista, esta intromisión del amor en su realidad, genera diversos cambios en su cotidianidad. Uno de ellos tiene que ver con el hecho de que su amor comienza a tornarse terrorífico. Swann, que ha sido agitado en lo más íntimo por el amor, se ha tornado un hombre inestable y paranoico. "Por el propio quimismo de su enfermedad, después de haber fabricado celos con su amor, empezaba a fabricar cariño y compasión por Odette" (Proust II 183-184). Sospecha de todo y de todos. Esta paranoia lo lleva a pensar y a hacer cosas que convierten su vida en un verdadero suplicio, cada situación se torna dolorosa, realmente su amor hace que su existencia sea terrible, "ahora todo le hacía sufrir [...] estaba convencido de que todos los hombres que había en el hotel la deseaban y que ella también los deseaba" (id. 140). Swann, alienado por vivir este amor solo, no como fenómeno de a dos, vive obseso, alucinado. Realmente el amor se torna terror si tenemos en cuenta que:

[...] desde que se había dado cuenta de que a muchos hombres Odette les parecía una mujer fascinante y deseable, la atracción que en ellos ejercía su cuerpo había despertado en él una dolorosa necesidad de dominarla por entero hasta los rincones más mínimos de su corazón. (Proust II 114)

Miserable Swann, "[N]o salía de casa por miedo a perderse un telegrama suyo, no se acostaba por si, de vuelta en el último tren, Odette quisiese darle la sorpresa de ir a verlo a medianoche" (Proust II 163-164).

Así mismo, podríamos atribuir este terror al solo hecho del cambio de su personalidad. Sin embargo, el amor como terror no solo se origina en la paranoia de Swann, sino que también tiene asidero en hechos reales que no son fruto de la imaginación enloquecida por la enfermedad del amor. Por ejemplo, Swann padece increíblemente cuando sospecha de una posible relación paralela a la suya entre Odette y Forcheville, tanto que pasaba gran parte del tiempo que no estaba con ella espiándola hasta el cansancio y "[L]uego no podía pensar sin una gran fatiga que al día siguiente tendría que recomenzar sus tentativas para averiguar qué había hecho Odette" (Proust II 210). Tan terrible se había tornado este amor, que Swann pensaba a menudo en la forma de acabar con esto, y "en esa época muchas veces se le ocurrió, sin confesárselo, desear la muerte" (ibd.). Swann descubría ahora que aquel

[...] encanto de Odette no era nada comparado con ese formidable terror que le prolongaba a modo de inquieto halo, con esa inmensa angustia de no saber en todo momento lo que hacía, por no poseerla para siempre y en todas partes. (Proust II 270-271)

La cuarta característica que apunta Merleau-Ponty acerca del amor como alienación es aquella que hace referencia a la pasión por la verdad. Este punto está en relación con uno de los hechos que mencionamos en el análisis del amor como terror. Dicho suceso es el que tiene que ver con la existencia posible de un amorío entre Odette y Forcheville. Una noche en que Swann se encuentra como de costumbre en casa de los Verdurin, le sorprende una mirada de complicidad entre Odette y el conde, y, a partir de ese pequeño gesto, el amado busca incansablemente saber si existe o no una relación entre estos dos. Swann no emprende esta tarea simplemente por celos; de ser así hubiéramos referido este pasaje en el punto en que analizábamos el amor como terror; él lo hace, esencialmente, por amor a la verdad. Proust deja en claro esto con un fragmento que de manera excelente explica esta pasión que mueve a Swann a conocer la verdad.

Ahora era una facultad distinta de su juventud estudiosa lo que sus celos reanimaban, la pasión por la verdad, pero por una verdad que también se interponía entre él y su amante, recibiendo su propia luz únicamente de sí misma, una verdad puramente individual que tenía por único objeto, infinitamente preciado y casi de una belleza desinteresada, los actos de Odette, sus relaciones, sus proyectos, su pasado. (Proust II 119)

Esa pasión por la verdad es una que se origina desde el núcleo del amor mismo, es una de las características que señala Merleau-Ponty y que aparece en Proust, quien nos dice que: "en ese extraño período del amor, lo individual asume una dimensión tan profunda, que esa curiosidad que sentía despertar en él por las menores ocupaciones de una mujer era la misma que tiempo atrás había sentido por la Historia" (Proust II 119-120). En este extremo, el amor se parece a las "ideas" que busca el escritor, como aquella de la Sonata de Vinteuil que contenía la "pequeña frase" que ahora brindaba sabiduría al sufrimiento de Swann (cf. Merleau-Ponty 2003 67). La búsqueda de la verdad es también indagación de la expresión de lo que acontece a Swann. La frase de la Sonata expresa lo único que vale la pena expresar: aquel estado de enamoramiento con fugaces momentos de alegría y tremendas angustias, las alternancias de la melodía tal vez imiten las variaciones de estado de ánimo de Swann producidas por la institución del amor en su vida. Proust nos aclara:

Aquellas seducciones de la íntima tristeza es lo que ella intentaba imitar, volver a crear, y hasta su misma esencia, que está en ser incomunicable y aparecer como frívola a toda persona que no la sienta, la captó y la hizo visible la frase. (Proust II 276-277)

Habiendo concluido estos cuatro puntos que describen al amor como alienación, al mismo tiempo hemos reflejado el amor de Swann. Ese amor que se instituye aquella noche dolorosa en que se siente por primera vez la ausencia de la amada y que, a partir de ese acontecimiento, se instituye como un sentimiento que va construyendo una historia con sentido, nutriéndose de las diversas experiencias que serán comprendidas a la luz de aquel evento que da un marco de referencia. La historia del amor de Swann es la historia de una institución, de un cúmulo de acontecimientos que han sido conservados y son reasumidos en determinado momento para superarse en una nueva institución. El relato de la historia de este amor describe la institución de un sentimiento tal como la elucida Merleau-Ponty.

Conclusión

Antes de finalizar el trabajo es preciso reflexionar acerca de las posibles conclusiones que podamos extraer de este. En primer lugar, debemos aclarar que la institución de un sentimiento que analiza Merleau-Ponty es particular, ya que el autor elige describir los puntos estructurales de un amor que se da como alienación. Este es un tipo del amor que, como aclaramos anteriormente, se da de un solo lado; por ende, la institución de este sentimiento no describe la generalidad, sino una parte de ella. Sería interesante reflexionar también acerca del amor como fenómeno de a dos, es decir, trazar los pasos de la institución del amor en el caso, por ejemplo, del joven Proust y Albertine. Habiendo hecho esta aclaración, podemos decir entonces que los cuatro pasos descritos dan cuenta de cómo se instituyó tal sentimiento en Swann o, mejor dicho, estas cuatro características se encastran en el acontecimiento matriz que les otorgará sentido, los hará conformar una historia. El extrañamiento inicial de Swann en la casa de los Verdurin hunde profundo sus raíces y, a partir de ese suceso, el amor como terror, los cambios que generará en la personalidad del protagonista y el amor como búsqueda de la verdad se desencadenarán como hechos coherentes sobre la fundación primera de esa "agitación" que unió para siempre a Swann con Odette. El caso de Swann es un ejemplo de institución de un sentimiento; sin embargo, cada historia puede describir un camino particular en la que, si reflexionamos con atención, podremos advertir la dinámica instituyente. Este artículo ha buscado, bajo el plan trazado por Merleau-Ponty en sus notas, manifestar la institución de un amor, en particular, de un amor como alienación, el amor de Swann.

Así mismo, es interesante, ahora que estamos alcanzando el final de la reflexión, preguntarse por el verdadero origen de estas cuatro características del amor como alienación, señaladas por Merleau-Ponty para estructurar la institución de un sentimiento y ejemplificadas con el caso del amor de Swann; tal vez estas tengan su origen en algo más primigenio, en una realidad anterior. Este origen puede ser, desde nuestra perspectiva, un rasgo esencial del amor que se da cada vez que se instituye este sentimiento. Este punto primordial es el hecho de que el amor transforma la percepción, es decir, nos transforma. Este sentimiento opera la metamorfosis más inquietante de la condición humana. "Para el enamorado que lo vive, el amor no tiene nombre, no es algo que se pudiera delimitar y designar [...] para él es una manera de establecer sus relaciones con el mundo, una significación existencial" (Merleau-Ponty 1945 437). Cuando nace y crece el amor en la vida del individuo, existe y se relaciona con el mundo de una manera diferente, así como Swann, "desde que estaba enamorado, encontraba ese encanto en las cosas, como en la época en que adolescente se creía artista [...] Sentía renacer dentro de sí las inspiraciones de la juventud que una vida frívola había disipado" (Proust II 46- 47). La institución del amor en la vida de Swann, como en la de todos, transforma su manera de percibir el mundo; todo es diferente, es por esto que el amor puede transfigurarse en terror, en cambio de la personalidad, en búsqueda de la verdad, porque, cuando cambia nuestro modo de percibir las cosas, entonces cambiamos nosotros y nuestra relación con ellas. Swann es un caso particular pero paradigmático de lo que sucede a un individuo cuando se instituye un sentimiento de estas características en la vida.

Por último, hemos de señalar que la dinámica instituyente de la que se habló a lo largo del artículo, aquella de la conservación, reasunción y superación, es la característica más distintiva del movimiento instituyente de la vida. Este ritmo de la institución se da tanto en la institución de un amor, como de una obra o de un saber. Y es aquí donde reside la verdad del amor, de las obras e incluso del saber científico, que Merleau-Ponty concibe de manera estructural, en esa serie pensable o historia de experiencias con sentido y dimensiones duraderas, la institución (cf. Schilardi 83).


Notas

1 "Hemos intentado hacer un análisis del mundo percibido que lo distingue, en lo que tiene de original, del mundo de la ciencia o del pensamiento objetivo. Pero este análisis estaba con todo organizado en función de conceptos clásicos como: percepción (en el sentido de posición de un objeto aislable, determinado, considerado como una forma canónica de nuestras relaciones con el mundo), conciencia (entendiendo por esto el poder centrífugo de la Sinn-gebung que encuentra en las cosas lo que él mismo ha puesto), síntesis (que supone elementos a ser reunidos) (por ejemplo, problema de la unidad de las Erlebnisse), materia y forma del conocimiento" (Merleau-Ponty 2011 45-46).
2 Esta parcialidad reside en el hecho de que Merleau-Ponty acepta la propuesta de Sartre, que implicaría comprender el amor entre Marcel y Albertine como el conflicto suscitado por dos libertades que buscan apoderarse la una de la otra y se pierden en la doble ilusión antes desarrollada. Sin embargo, la reflexión hecha por Merleau-Ponty en este punto sustentará una tesis distinta. Para él, en el caso Marcel-Albertine, la institución del amor se da en un entre los dos, no como ilusión, sino como realidad negativa: el fenómeno del amor como ausencia del otro (Merleau-Ponty 2003 74).
3 Para ahondar en la discusión Sartre-Merleau-Ponty sobre este tema, sugiero la lectura de la conferencia citada de Emmanuel de Saint Aubert sobre "Superposición y deseo. La conferencia de México sobre el otro".
4 "[La] institución en sentido fuerte [es] esta matriz simbólica que permite que haya apertura de un campo, de un futuro según dimensiones, de ahí la posibilidad de una aventura común y de una historia como conciencia" (Merleau-Ponty 2003 45).


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