SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.71 issue179CRITIQUE AND RESISTANCE IN MARTIN HEIDEGGER AND THEODOR ADORNOLIBERAL SOCIALISM AND PROPERTY-OWNING DEMOCRACY IN RAWLS'S THEORY OF JUSTICE author indexsubject indexarticles search
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

Related links

  • On index processCited by Google
  • Have no similar articlesSimilars in SciELO
  • On index processSimilars in Google

Share


Ideas y Valores

Print version ISSN 0120-0062

Ideas y Valores vol.71 no.179 Bogotá May/Aug. 2022  Epub Aug 11, 2022

https://doi.org/10.15446/ideasyvalores.v71n179.84417 

Artículos

LA DIOSA DEMÉTER MATERNIDAD BELIGERANTE, ECOFEMINISMO Y ÉTICA DEL CUIDADO EN LA MITOLOGÍA GRIEGA

THE GODDESS DEMETER COMBATIVE MOTHERHOOD, ECOFEMINISM AND ETHICS OF CARE IN GREEK MYTHOLOGY

OLAYA FERNÁNDEZ GUERRERO* 

*Universidad de La Rioja - La Rioja - Espafia, olaya.fernandez@unirioja.es


RESUMEN

En el contexto griego clásico, Demeter era venerada como diosa de la agricultura y protectora de la fertilidad. Asimismo, la relación entre esta deidad y su hija Koré-Perséfone representaba la fortaleza del vinculo maternal. Este artículo explora las dimensiones simbólicas de esta figura mitológica, poniendo de relieve sus conexiones con un modelo ético de maternidad asociado al cuidado y a la resistencia frente a las injusticias. Además, se aborda una lectura de este mito desde la perspectiva de la teoria feminista contemporánea, mostrando su cercania con los planteamientos del ecofeminismo.

Palabras clave: Deméter; ecofeminismo; ética del cuidado; maternidad

ABSTRACT

In the classical Greek context, Demeter was worshipped as a goddess of agriculture and a protector of fertility. Moreover, the relationship between this deity and her daughter Kore-Persephone represented the strength of the maternal bond. This article explores the symbolic dimensions of this mythological figure, highlighting its connections with an ethical model of motherhood related to care and resistance against injustices. In addition, this article approaches this myth from the perspective of contemporary feminist theory, showing its links with ecofeminism.

Keywords: Demeter; ecofeminism; ethics of care; maternity

La diosa Deméter en el contexto de la mitología clásica1

Todo mito supone un intento de explicar la realidad, de darle sentido y de crear modelos ideales de comportamiento que sirvan de referencia para los seres humanos. La mitología griega, de modo notorio, participa de esa vocación interpretativa, y a través de sus innumerables relatos ofrece paradigmas y arquetipos que calaron profundamente en la sociedad en que surgieron, y que continúan teniendo vigencia en el imaginario colectivo contemporáneo. Sin embargo, siguiendo las tesis de la hermenéutica contemporánea, asumimos que las posibilidades interpretativas de cualquier mito nunca se agotan ni están dadas de una vez por todas, sino que es posible llevar a cabo múltiples actos de lectura que pongan de manifiesto diversas facetas de cada cuento mitico. Dialogar con la tradición permite rescatar sus sentidos olvidados, explorar el simbolismo de las historias heredadas del pasado, y hallar nuevas ideas y referentes que afloran de ellas y que puedan servir para dotar de sentido al presente. Acometer una relectura critica de la mitología griega, planteada en estos términos, es la intención general que motiva este trabajo.

Dentro del amplio repertorio de personajes y figuras que pueblan el panteón griego, este estudio se centra en Deméter, diosa asociada a la agricultura y la fertilidad de la tierra, y en la estrecha relación que la conecta con su hija, Koré-Perséfone. Desde un marco teórico basado en la filosofia moral y en la teoria feminista, se analizarán varios aspectos asociados a la maternidad, la ética del cuidado y el ecofeminismo, presentes en las historias miticas protagonizadas por estas deidades.

En la mitología griega dominada por los dioses olímpicos, con Zeus a la cabeza, y en la que se detecta un marcado sesgo patriarcal, la historia de Deméter y Perséfone destaca por varios motivos: porque reconoce el valor de los lazos afectivos entre madre e hija, porque presenta un modelo de rebeldia ante la injusticia sufrida, y porque plantea un camino de empoderamiento femenino que se enfrenta al patriarcado y que consigue que este haga concesiones y ceda parte de su hegemonia a la madre. Asimismo, estas dos diosas, que en la Antigüedad clásica eran frecuentemente veneradas de manera conjunta, simbolizan la estrecha conexión entre el orden humano y el orden natural, y constituyen un recordatorio de la importancia de cuidar la tierra, conocer y respetar los ciclos biológicos, y establecer relaciones simbióticas con el medio ambiente. Deméter encarna el principio de cuidado que la diosa prodiga no solo a su propia hija, sino a toda la humanidad a la que nutre a través del don de la agricultura, y también al mundo natural no humano que ha de ser cultivado -y no violentado- para que pueda dar sus valiosos frutos. Desde este punto de vista, la deidad funciona también como un referente ecofeminista, como se argumentará posteriormente.

En las siguientes secciones nos adentramos en el mito para llevar a cabo un "momento de apropiación pensante" (Gadamer 28) que permitirá desvelar algunas facetas novedosas latentes en los relatos sobre Deméter.

Deméter, la madre que nutre y que protege sus frutos

Las fuentes clásicas (cf. Hes. Theog. 364-368; Apollod. 1.1.5; Hom. Hymn Dem.) sitúan a Deméter como una de las principales diosas olimpicas, hija de Rhea y Cronos, y hermana de Hera, Hestia, Hades, Poseidón y Zeus. La propia etimologia de su nombre alude a su dimensión maternal: "Méter", madre, y también "De", o "Da", una deidad femenina que era invocada en fórmulas arcaicas mediante el uso de esta silaba (Kerényi 1967 28). Aunque la mitología le atribuye otros hijos, como Pluto, fruto de sus amores con el héroe Yasión en las laderas de Creta (cf. Hes. Theog. 760-1), o el caballo Arión, engendrado tras ser violada por Poseidón (cf. Apollod. 3.6.8), es su hija Koré, o Perséfone, la que cobra un protagonismo único entre la descendencia de Deméter. En el culto politeista griego, solamente estas dos diosas "son institucionalmente Meter y Kore, y aparecen como simbolos de la Madre y la Hija" (cf. Loraux 38). Su relación maternofilial es paradigmática, ya que entre ambas deidades existe un fuerte vinculo capaz de superar múltiples obstáculos, y que les permitirá incluso traspasar la frontera que separa el mundo de los vivos del reino de los muertos. En suma, "las dos diosas representan un 'lazo matriarcal' positivo" (Carlson 11) que revaloriza la conexión intergeneracional femenina, y que además establece una genealogia de mujeres que reivindica su espacio dentro del orden patriarcal.

La fortaleza del nexo entre las dos divinidades contrasta con la debilidad de la figura paterna, cuya presencia en las diversas versiones del mito es interpretada en sentido negativo. Hesíodo (cf. Theog. 714-8), Ovidio (cf. Met. 5) y Apolodoro (cf. 1.5.1-1.5.3), entre otros, indican que Zeus es el padre de Perséfone,2 si bien este no hace nada para proteger a su hija, sino que, al contrario, consiente que Hades secuestre y viole a la joven, y que se la lleve al inframundo, y solamente intercede en favor de la muchacha cuando es forzado a ello por Deméter. Adriana Cavarero considera que este mito refleja el orden simbólico de la Gran Madre, que es interrumpido y amenazado por la irrupción violenta del patriarcado (cf. 58) encarnado en las figuras de Zeus, Hades y Helios; este último tiene un papel secundario en la historia, pero desatiende la petición de auxilio de la joven secuestrada (cf. Hom. Hymn Dem. 2527) y, posteriormente, intenta convencer a Deméter de que Hades es un buen yerno (cf. Hom. Hymn Dem. 83-85).

Frente a Zeus, que se muestra como un padre negligente y desapegado al que no le importa en absoluto el sufrimiento de su hija, e incluso es cómplice del mismo y desoye la llamada de auxilio que Perséfone le lanza (cf. Hom. Hymn Dem. 15-21), Deméter es la madre que vela por el bienestar de su hija, la busca incansablemente por todos los rincones del mundo humano y divino, siente dolor y rabia cuando descubre que ha sido secuestrada, y finalmente consigue que los dioses la escuchen y negocien con ella la liberación de la muchacha. Este relato muestra que la experiencia maternal de Deméter da lugar a la creación de un mundo compartido con Koré, hasta el punto de que se identifica plenamente con ella y vive -revive- sus padecimientos. A través de esta vivencia interna de la alteridad, propiciada por la maternidad (cf. Fernández Guerrero 249), los limites entre madre e hija se difuminan, las dos diosas conforman un todo y se conectan en un estrecho vinculo que las transformará a ambas.

En tanto que Diosa Madre, la fertilidad de Deméter hace posible la procreación en un sentido humano, es decir, la creación de vida por medio de la gestación, pero también abarca la fertilidad de la tierra, explicitada en el brote de semillas y frutas que, según los antiguos cultos helénicos (celebrados en importantes polis como Atenas, Eleusis, Tebas o Mantinea), era supervisado y protegido por esta deidad ligada a la agricultura: en el imaginario griego, ella era la Gran Madre que proporcionaba fertilidad en todos sus aspectos posibles (cf. Pakkanen 95-98; Brulé i3), o al menos esta es la tesis defendida por algunos intérpretes de la mitología griega (cf. Burkert; Harrison; Pakkanen; Carlson; Rigoglioso 20io).3 Su densidad simbólica se refleja en el hecho de que "los tres aspectos -Diosa Madre, Diosa del Maiz y Diosa de los misterios esotéricos- pertenecen a la figura de Deméter, y ninguno de ellos puede ser pensado separadamente" (cf. Jung y Kerényi 136).

El alimento que proporciona esta madre nutricia no es únicamente de carácter fisico, y tiene asimismo una dimensión espiritual que ya se resaltaba en los Misterios de Eleusis o en el festival anual de las Tesmoforias, conmemorado en múltiples localidades griegas y asociado a la siembra. Platón se refiere a esta deidad como "diodoura meter", la madre que alimenta (cf. Crat. 404), y el escoliasta Proclo, en sus comentarios sobre este diálogo platónico, destaca que la nutrición proporcionada por Demeter trasciende el ámbito puramente fisico, ya que ella es también la encargada de alimentar a los dioses y en ese caso su misión consiste en nutrir sus intelectos, de modo inmaterial, a través de la pura contemplación de las ideas (cf. On Crat. 164-165). En consonancia con el dualismo platónico, Deméter es caracterizada como una madre poderosa y heterogénea, capaz de proveer de alimento tanto al soma como al nous.

Perspectivas ecofeministas en la figura de Deméter

A pesar de su identificación con la fertilidad de la tierra, conviene puntualizar que Deméter no es la Madre Tierra, ni debe ser vista como una variante de Gea/Gaia, sino que su dominio abarca principalmente los frutos de la tierra labrada y cultivada, por lo que era denominada Karpophoros, esto es, la que da frutos, o también la Madre del Grano (cf. Harrison 271-272). En su advocación de diosa de la agricultura, era venerada como una deidad civilizadora que favorecia a los seres humanos a través de los frutos espontáneos de la naturaleza, y que además les proporcionó la formación necesaria para controlar y contener esa naturaleza en provecho de la humanidad. Según la mitografia, ese aprendizaje fue transmitido por primera vez en Eleusis, una de las múltiples ciudades que Deméter recorrió en su búsqueda infatigable de la hija desaparecida. Homero afirma que los primeros en recibir este conocimiento mistérico asociado a la agricultura fueron el rey Celeo, su hijo Demofón, y otros habitantes de Eleusis entre los que se incluian Triptolemo, Polixeno y Diocles (cf. Hom. Hymn Dem. 475-479). En una versión alternativa sobre la transmisión de este legado, Apolodoro narra que Deméter obsequió a Triptolemo, uno de los hijos de Celeo y Metanira, reyes de Eleusis, con un carro tirado por dragones y cargado de trigo, y le dio el mandato de sembrarlo a lo largo y ancho de todo el mundo habitado (cf. Apollod. 1.5.2).

En todo caso, según las antiguas creencias griegas, Deméter marcaba el paso del nomadismo a la adopción de la agricultura sedentaria, y los múltiples rituales religiosos que se celebraban en su honor reconocian y agradecian su importancia decisiva en esa transformación, hasta el punto de que en esos contextos "la propia estructura de la civilización se asociaba a su entrada en escena, como si la civilización pudiese derrumbarse si ella le retiraba su favor" (Lucchese 168). Un buen ejemplo de esto lo constituyen las Tesmoforias, festividad anteriormente mencionada y celebrada anualmente en el periodo de otono, durante la época de la siembra, donde Deméter aparecia ligada al Thesmos, la Themis o justicia divina, que regulaba todos los asuntos mundanos, incluidos los ciclos de la naturaleza y de la agricultura gobernados por esta diosa (cf. Bruit Zaidman 376-377). Ese aspecto legislador de la diosa aparece también en las fuentes clásicas; por ejemplo, Ovidio alude a ella como la primera que quebró la superficie de la tierra con el arado, plantó maiz y cultivó simientes, y también como la que impuso las primeras leyes en el mundo (cf. Met. 5). Las leyes a las que se refiere el autor latino son las que regulan las fases de siembra y recolección, y que Deméter compartió con la humanidad para facilitar que esta pudiese beneficiarse y nutrirse de los dones de la tierra.

En los Misterios de Eleusis también se mencionaba la dimensión agricola de esta deidad, si bien este culto era más complejo e incluia otros elementos simbólicos asociados a los sucesivos ciclos de muerte y renacimiento representados por las dos diosas, Deméter y Perséfone, cuyas experiencias eran emuladas por los participantes en esos ritos (cf. Burkert). De todas formas, en Eleusis se resaltaba el papel de Deméter como diosa del grano, e incluso en algunas interpretaciones de este mito Koré es vista como una alegoria de la semilla que se hunde y desaparece bajo la tierra, pero que vuelve a aflorar nuevamente cuando está madura y preparada para brotar (cf. Jung y Kerényi 139). Desde esta perspectiva Deméter es la deidad encargada de supervisar el proceso, ya que protege la semilla mientras permanece enterrada en el subsuelo, e interviene para facilitar que pueda regresar a la superficie.

Las prácticas y saberes instituidos por Deméter mostraron a los hombres y mujeres una nueva forma de relación con la naturaleza, no dominante ni invasiva, sino respetuosa, basada en una colaboración y una alianza explicitadas en las tareas agricolas de la siembra y la cosecha (cf. Carlson 63-65). Esta manera de abordar la interacción con la naturaleza entronca con los principios del ecofeminismo, que en el contexto de la ética contemporánea formula una teoria general del cuidado de carácter global e integral que pretende superar los enfoques androcéntricos y antropocéntricos, y que extiende ese cuidado a todo el conjunto de la naturaleza, resaltando su interconexión y continuidad (cf. Domingo Moratalla 371). Frente a un modelo de progreso que se ha desvinculado del mundo natural y se ha basado en la dominación patriarcal de la naturaleza, la epistemologia ecofeminista resalta la interdependencia reciproca entre todas las especies, y promueve una relación simbiótica y respetuosa con el orden natural (cf. Mies y Shiva; Guebara; Warren). El antiguo culto griego a Deméter sirve como recordatorio de ese orden simbólico articulado a partir de la colaboración provechosa y respetuosa entre los seres humanos y las demás especies, que permite obtener de la naturaleza los dones y alimentos necesarios para sostener la vida en un sentido biológico y material, pero que también contribuye a recuperar esa dimensión sagrada y espiritual que nos conecta a la tierra de un modo más profundo.

En respuesta a una sociedad patriarcal que sacrifica la fertilidad de la tierra para establecer el dominio cultural del padre (cf. Irigaray 16), Deméter evoca el poder creativo y fecundo de lo femenino, capaz de generar vida y de nutrirla para que pueda desarrollarse y desplegarse en toda su complejidad. En el mundo antiguo del que esta diosa procede, era una creencia común que "la fertilidad humana y la fertilidad de la tierra y del mundo vegetal estaban estrechamente relacionadas, y sus causas y efectos eran reciprocos" (Farnell 80). Asi, se consideraba que los rituales y sacrifícios en honor a Deméter servian simultáneamente para promover la procreación humana y dar nuevos miembros a la polis, y para fomentar que las cosechas de frutas y cereales fuesen prósperas, garantizando la alimentación de toda la población. Esta perspectiva enfatizaba la sólida conexión sagrada entre el mundo humano y la naturaleza, y ponia de relieve que la supervivencia de los individuos dependia directamente de que la tierra en su dimensión nutricia, personificada en la figura de esta diosa, produjese y proporcionase alimentos que los seres humanos pudiesen sembrar, recoger y almacenar.

La transformación de Deméter: angustia, ira y empoderamiento

Según las diversas versiones del mito, cuando Deméter descubre que su hija ha desaparecido, su primera reacción es de angustia y desespera-ción; siente dolor por la ausencia, y emprende en solitario la búsqueda de Koré por todos los rincones de la tierra. En el relato homérico, la diosa oyó la llamada de auxilio de la hija mientras esta era secuestrada por Hades y supo que algo terrible habia sucedido. Durante nueve dias y nueve noches la buscó inútilmente por tierra y mar, ayudándose de la luz de antorchas, y en ese tiempo no comió ni bebió nada, ni tampoco se banó (cf. Hom. Hymn Dem. 38-50). Calimaco también alude a este detalle y destaca que, en su desesperación por encontrar a Koré, Deméter ayunó durante dias y descuidó su aseo personal (cf. Hymn. 6. 8-14). Ovidio se refiere asimismo a los padecimientos de la diosa, e indica que en su rastreo incansable Deméter llevaba dos antorchas, una en cada mano, y que en ellas ardia el fuego del Etna (cf. Met. 5). Todos estos pasajes mitológicos reflejan su sentimiento desesperado cuando percibe que su hija le ha sido arrebatada y que, a pesar de emplear en ello todas sus fuerzas y facultades divinas, no consigue averiguar el paradero de Koré. En este sentido, es destacable la falta de colaboración inicial por parte de otros dioses: ni Zeus, que sabe lo sucedido, ni otras deidades como Helios, que ha sido testigo del secuestro de Koré, informan a Deméter en un primer momento, y únicamente revelan lo que saben al respecto cuando la diosa se dirige a ellos y los interpela directamente (cf. Hom. Hymn Dem. 25-27, 75-80; Met. 5). En cierto modo, parece que estos dioses desprecian el vinculo materno y se ponen de parte de Hades, al que encubren e intentan disculpar, a pesar de que su conducta es moralmente reprobable: secuestra y viola a Koré, y se la lleva al inframundo a la fuerza.4

Esta historia ofrece una imagen antropomórfica de Deméter, presentada como una madre angustiada por la desaparición de su hija y cuyo comportamiento es tipicamente humano: pierde el apetito, descuida su propio bienestar, no cesa de buscar ni un instante, y su único objetivo es encontrar a Koré. En los Misterios de Eleusis, los iniciados se identificaban con la diosa y, al igual que ella, se lamentaban por la pérdida de la hija, ayunaban durante varios dias y participaban en procesiones nocturnas alumbradas con antorchas, rememorando asi el sufrimiento de Deméter y su búsqueda de Koré (cf. Jung y Kerényi 163-168; Rigoglioso 2010 182). Kerényi resalta que, en este episodio mitológico, la diosa busca a su hija "como si fuese su propia mitad perdida" (1967 130), lo cual refuerza la interpretación de Perséfone como la hija interior o una versión joven de la propia Deméter (cf. Carlson 87), y también la tesis de que Deméter representa, en la mitología griega, un arquetipo de la madre partenogenética que, al reproducirse, crea una copia de si misma, de modo que la hija es gemela de su progenitora (cf. Rigoglioso 2009 19).

Tras dias de búsqueda, Deméter averigua finalmente lo que le ha pasado a la joven. Según Homero, fue la diosa Hécate la que le relató lo sucedido (cf. Hom. Hymn Dem. 52-53), mientras que Apolodoro refiere que fueron los habitantes de Hermione, ciudad de la costa de Argólida, quienes la informaron del rapto de Koré por parte de Hades (1.5.1). Ovidio, por su parte, indica que es Aretusa, una ninfa de las aguas de Sicilia, quien cuenta a Deméter que ha visto a Perséfone durante su recorrido subterráneo por los cauces fluviales del inframundo (cf. Met. 5). Sea como fuere, en el momento en que la diosa descubre el paradero de su hija se queda paralizada; su rastreo concluye porque sabe que sus poderes no son válidos en el reino de Hades, es un dominio que queda fuera de su alcance y en el que le está prohibido adentrarse para rescatar a Koré (Zuntz 79).

La reacción de Deméter al conocer la verdad es apartarse de los dioses: huye del Olimpo porque se siente traicionada y decepcionada, y quizás porque "no está todavia preparada para tomar represalias directas contra los dioses" (Agha-Jaffar 17), que, por obra u omisión, han perjudicado a su hija. Según la versión recogida en el homérico Himno a Deméter, en ese periodo la diosa se retiró a la ciudad de Eleusis, donde adoptó el aspecto de una venerable anciana y entró al servicio del rey Celeo y la reina Metanira para hacerse cargo del cuidado de Demofón, su hijo menor. Algunas interpretaciones en clave feminista plantean que, al ofrecerse como ninera, Deméter recupera su rol de madre (Carlson 27), y que el hecho de refugiarse en la realización de las tareas domésticas la ayuda a distraerse y olvidar su tristeza por la pérdida de su hija (Agha-Jaffar 19). En su paso por Eleusis la diosa adopta una falsa identidad, se esconde de los dioses y actúa ocultamente también con respecto a los seres humanos que la acogen. Esto se ve de forma muy clara en el episodio relativo a Demofón: Deméter intenta otorgar a su protegido el don de la inmortalidad y para ello lo somete al fuego cada noche; sin embargo, no da a conocer sus intenciones a los padres del pequeno, ni les pide su consentimiento, y cuando Metanira la descubre accidentalmente se siente horrorizada de ver a su hijo entre las llamas (cf. Hom. Hymn. Dem. 233-249). Jung y Kerényi consideran que Demofón es una metáfora del grano, el fruto de Deméter que se perfecciona para el consumo humano a través del fuego: ya sea mediante la cocción o el tueste, el destino del grano es arder (Jung y Kerényi 137). Según una interpretación alternativa y complementaria de la anterior, el joven principe de Eleusis funciona como un sustituto de Koré; Deméter se pone al cuidado del nino e intenta hacerlo inmortal, y mientras se ocupa en esta tarea olvida momentáneamente la pérdida de su hija. Pero la diosa fracasa en su empeno, es desenmascarada y, arrastrada por las circunstancias, acaba por revelar su identidad real. Además, ordena a las gentes de Eleusis que construyan un templo en su honor, instaurando asi los famosos misterios a ella asociados (cf. Hom. Hymn. Dem. 268-274).

El episodio fallido de la inmortalización de Demofón permite que la historia avance. A partir de ese momento Deméter renuncia a su estrategia de distracción y acepta el dolor por la pérdida de su hija; revive su angustia y se prepara para afrontar el duelo (Agha-Jaffar 23). Ese momento de introspección es crucial para la diosa, ya que le permite asimilar lo sucedido y, lo que es más importante aún, dejar atrás la tristeza que la ha mantenido paralizada y resignada a aceptar el triste destino de su hija, y adoptar una actitud de acción y resistencia, de desafio a los dioses que las han traicionado a ella y a Koré. En este sentido, aislarse tanto del mundo divino como del humano es para Deméter un acto de empoderamiento, que le permite ver con más claridad y perspectiva la situación en la que se encuentran ella y su hija, y que le da pistas sobre cómo emplear su poder para recuperar a su hija. La diosa no se conforma con saber "que Koré está en algún sitio, casada con Hades. Ella quiere ver a su hija, ser vista por ella, y recibir a Koré con su mirada" (Cavarero 60). Este profundo deseo de reencontrarse con la hija y de restaurar el lazo maternofilial que las conecta a ambas es la principal motivación de Deméter para actuar de manera beligerante y mantenerse firme en su postura, sin ceder hasta haber logrado su propósito de ver regresar a Koré.

Al superar las distintas etapas de la experiencia de la pérdida de la hija, Deméter completa un aprendizaje vital fundamental relacionado con la pérdida y el duelo, y se prepara para una transformación radical de su ser, para "la muerte de su antiguo yo y el nacimiento de uno nuevo" (Agha-Jaffar 34). Se trata de un recorrido simbólico que tiene carácter iniciático, y que encaja con los contenidos y ceremonias religiosas que se celebraban en Eleusis. Deméter es la primera iniciada que presencia los ciclos consecutivos de vida y muerte, que comprende la correlación entre el inframundo y el reino de los vivos, y que a través de su poder consigue difuminar la frontera que separa ambos niveles.

El poder de la diosa: maternidad y resistencia

Como ya se ha visto, Deméter estaba vinculada a la agricultura y en el contexto griego destacaba por ser una diosa benévola y generosa; de hecho, los mitógrafos le atribuyen muy pocos episodios de ira.5 Sin embargo, la desaparición de la hija hace que aflore su eris (furia), y da lugar a un acto de protesta en el que la deidad deja a un lado sus habituales atributos de bondad y retira sus dones: "no hay cosecha y no la habrá hasta que Koré no sea liberada" (Carlson 32). Deméter toma conciencia de que su facultad de producir vida puede ser empleada en su favor y en el de su hija; su estrategia es negarse a ejercer su papel nutricio, a declararse en huelga y condenar asi a los seres humanos a la inanición. El mayor poder de la madre, representada por Deméter, consiste aqui en su capacidad de elegir entre generar o no generar vida (Cavarero 59). Cuando aquello que la diosa ha producido, nutrido y cuidado le es arrebatado de modo violento, su respuesta ante esa injusticia es detener por completo el ciclo de la producción, la nutrición y el cuidado: Deméter deja de prodigar sus dones para forzar la reacción de sus beneficiarios, que dejan de recibir los obsequios de la diosa y comienzan a echarlos en falta. Mediante su plan de acción, que consiste en la hambruna, Deméter se reafirma en su divinidad y reivindica su papel como mujer y como madre que defiende tanto el bienestar de su hija como el de las generaciones futuras (Agha-Jaffar 25-27); su actitud representa asimismo una respuesta moral valiosa y valiente ante la violación y el rapto, ya que toma partido en favor de la victima, y rechaza conformarse y seguir otorgando altruistamente sus bienes a menos que se las respete a ella y a Koré (Carlson 73).

Cuando el orden patriarcal, representado en este mito por Hades y Zeus, irrumpe en el orden matriarcal identificado con Deméter y Perséfone y quiebra violentamente ese lazo, separando a la fuerza a madre e hija, el poder maternal de la diosa consiste en abrazar la nada, en optar por la inacción y resistir desde esa postura para forzar un cambio en el rumbo de los acontecimientos. Tal y como destaca Adriana Cavarero, "el silenciamento de la physis es una respuesta traumática a la violación del orden materno originario" (6i). Deméter tiene la potestad de elegir producir la desolación, y eso hace: se niega a seguir colaborando con los dioses que le han arrebatado a su hija y a cumplir con el papel nutricio que le ha sido asignado por estos. Mediante esta acción de rebeldia e insumisión, la diosa rechaza ponerse al servicio de las autoridades que han fallado en la protección de la vida (Carlson 70). Una vez que ha tomado esa determinación, Deméter se mantiene firme en su "huelga de cuidados" y está dispuesta a llegar hasta el final, e incluso a hacer morir de inanición a toda la humanidad. Según la versión homérica del mito, la ausencia de cosechas se prolonga durante un ano. En ese tiempo, Zeus envia a Iris y a otros dioses a intentar convencer a Deméter de que restaure sus dones y ponga fin a la hambruna, pero todo es en vano: ni regresará al Olimpo ni permitirá que de la tierra brote un solo grano hasta que no vuelva a ver a su hija (Hom. Hymn. Dem. 303-333).

La protesta de esta diosa afecta inicialmente a los seres humanos, pero su objetivo último es que su acción incomode también a los dioses que, ante la carestia de alimentos, dejan de recibir ofrendas y sacrificios (cf. Kerényi 195i 238). Precisamente, ahi reside la clave del poder de Deméter que se refleja en este mito: las privaciones que padecen los seres humanos son un "dano colateral" provocado por la diosa, pero lo realmente importante para ella es lograr la atención de los poderosos, es decir, de los dioses que tienen capacidad para intervenir y obligar a Hades a devolver a la joven secuestrada. Si la hambruna hubiese afectado solamente a la humanidad, la protesta de Deméter únicamente habria servido para aumentar el padecimiento de los más débiles. Sin embargo, en el momento en que su prolongada acción de resistencia interfiere en el orden divino y "los propios dioses comienzan a sufrir hambre y privación" (Agha-Jaffar 28), su reivindicación empieza a triunfar.

Forzado por las circunstancias, y ante la negativa de Deméter a aceptar cualquier otra solución que no sea el retorno de su hija, Zeus finalmente envia a Hermes al inframundo para pedir a Hades que libere a Koré/ Perséfone (Apollod. 1.5.3; Hom. Hymn. Dem. 334-339). Es destacable que en este caso la principal motivación de Zeus para actuar no es recuperar a su hija ni enmendar una injusticia -como si sucede con Deméter-, sino que su mediación para que Koré regrese al mundo exterior responde únicamente a su propio interés: quiere que las cosechas vuelvan a brotar y para ello ha de ceder a la petición de la diosa. Al principio de este relato mitico, Zeus se alia con su hermano Hades y da su aprobación para que secuestre a Koré, y en esa elección hay un carácter de voluntariedad: Zeus escoge apoyar a Hades y perjudicar a Koré, su propia hija. A lo largo del mito se ve que el dios mantiene su fidelidad a Hades; esto, porque encubre su acción, pero también cuando intenta otras alternativas -enviar a Iris y a otros dioses a mediar con Deméter- antes que aceptar la liberación de la muchacha. El regreso de Koré no es prioritario para Zeus y desde luego no es su primera opción, y solo accede a ello cuando Deméter lo pone contra las cuerdas y lo obliga a actuar en ese sentido. Asi, Zeus acepta voluntariamente que su hija sea raptada, y no tan voluntariamente acepta que sea liberada. La diosa desafia su autoridad en tanto que dios olimpico y, ante ello, él se sitúa en una posición patriarcal que defiende los privilegios y la hegemonia masculina. Cede a las presiones de Deméter para seguir manteniendo su dominio y continuar recibiendo ofrendas y sacrifícios de los seres humanos, pero en ningún momento del relato muestra signos de arrepentimiento por haber fallado en proteger a su hija o admite que ha hecho algo malo (Agha-Jaffar 103).

Este relato mitico representa en último término la polaridad entre la maternidad y la paternidad, revestidas de un contenido ético que no ha de pasarse por alto. Zeus es el padre indolente que desatiende a su hija y no se preocupa minimamente por su bienestar, y que de hecho se abstiene de actuar para impedir que la joven sea violada y raptada por su propio tio, Hades. El lazo paterno que conecta a Zeus con Koré es muy débil, incluso podria decirse que nulo, y en todo caso mucho más endeble que la conexión fraternal entre el dios olimpico y la deidad del inframundo. En contraste, el vinculo materno que liga a Deméter y Koré es fortisimo, indestructible, y funciona como un impulso para que la diosa, representada en este mito como una madre amorosa y beligerante, se muestre dispuesta a hacer lo que sea con tal de recuperar a su hija.

El retorno de Koré/Perséfone: una victoria incompleta

El relato mitico concluye con el retorno de la joven al mundo de los vivos. No obstante, las diversas versiones clásicas de esta historia coinciden en senalar que la vuelta de Koré/Perséfone al mundo exterior no es definitiva, sino que su paso por el reino de Hades marca un antes y un después, y se decreta que ha de permanecer en el inframundo durante ciertos periodos: un tercio del ano según Homero (Hom. Hymn. Dem. 393-402), la mitad del ano según Ovidio (Met. 5). La causa de ello es que, durante su estancia en el mundo de los muertos, Koré ha roto su ayuno y ha comido semillas de granada, bien sea voluntariamente (según la versión de Ovidio) o incitada por Hades (como afirma Homero). En todo caso, compartir el alimento de los muertos se interpreta en este mito como un acto de comunión que liga a esta diosa, de modo irreversible, a ese otro nivel de la realidad. Esa participación en el inframundo, del que la deidad se convierte en reina a través de su matrimonio con Hades, conlleva también un cambio de nombre que alude a la transformación de su identidad: de Koré a Perséfone. Etimológicamente Koré significa joven, doncella; una vez que se ha unido a su esposo infernal ya no puede seguir siendo denominada con ese epiteto y se convierte por tanto en Perséfone, deidad asociada a las fuerzas del mundo subterráneo.

En tanto que alter ego de Deméter, esta faceta de Perséfone acentúa el carácter ctónico de la diosa y su vinculación con las fuerzas terrestres: para hacer brotar las semillas es necesario conocer y dominar el espacio subterráneo del que estas surgen. Esa dualidad era reconocida, por ejemplo, en los Misterios de Eleusis, donde Deméter representaba el aspecto terrestre y Perséfone aludia a una dimensión fantasmagórica y trascendente de esta deidad (cf Kerényi Г967 33). En esos ritos, la diosa constituia el umbral simbólico que conectaba lo divino, lo humano y lo animal (Agamben y Ferrando 44), y que además guiaba a los iniciados en la transición entre el mundo de los vivos y el mundo de los muertos que ella misma habia realizado en primer lugar.

El himno homérico dedicado a Deméter describe con detalle el ascenso de Perséfone desde el inframundo. Hermes, enviado por Zeus, acude a recogerla en su carro dorado. La joven, sentada junto a Hades, se muestra esquiva con él y anora a su madre. Antes de dejarla ir, el dios intenta convencerla de las ventajas y privilegios de ser su esposa, ya que ello le permitirá reinar en el inframundo, recibir sacrifícios y honores, y castigar a quienes la contrarien. Quizás porque no confia del todo en su capacidad de persuasión, el dios subterráneo también da una semilla de granada a Perséfone y la incita a comerla. Con esto se asegura de que la reunión con la madre no sea definitiva, ya que al haber compartido la comida de Hades la diosa queda irremisiblemente atada a él (Hom. Hymn. Dem. 360-374). A través de sus acciones, el dios interfiere en el linaje matriarcal y en cierto modo lo altera y quiebra; aunque Perséfone pueda finalmente regresar junto a Deméter, la unión entre ambas no es tan plena como la que tenian antes del rapto de la hija, ya que Hades interrumpe ese vinculo e introduce en él una discontinuidad. Por estas razones, Adriana Cavarero considera que este mito evoca un matricidio originario que desdibuja la conexión entre madre e hija, separa y aisla a las mujeres entre si y las reubica en un orden patriarcal que les asigna roles y tareas destinadas a favorecer a los hombres (63-66). A grandes rasgos, esto es lo que le sucede a Koré: deja de ser la hija de Deméter y pasa a ser, forzosamente, la consorte de Hades. En una interpretación un poco más positiva de este mito, Froma Zeitlin plantea que el matrimonio, pese a ser representado simbólicamente como un acontecimiento asociado al rapto, la violencia e incluso la muerte, ofrece también un halo de esperanza, en tanto que refleja la promesa de restitución parcial del vinculo originario entre madre e hija una vez consumada la unión con el esposo (cf. 164-165).

El reencuentro entre madre e hija es un momento largamente esperado y muy feliz para ambas (cf. Hom. Hymn. Dem. 384-389; 434-437). Pero Deméter, escarmentada por la experiencia, ya no confia plenamente en los dioses que la han traicionado y pregunta a Perséfone si ha consumido algún alimento durante su estancia en el inframundo, pues sabe que en caso afirmativo la hija no podrá quedarse permanentemente junto a ella. En ese instante, por primera vez en este relato mitico, Perséfone toma la palabra y refiere a su madre todo lo que le ha sucedido: narra su secuestro, y explica que el dios la forzó a comer una semilla de granada (Hom. Hymn. Dem. 411-433). Su paso por el mundo subterráneo implica para esta diosa la adquisición de una identidad propia y, en cierto modo, su empoderamiento: halla su propia voz -si bien es cierto que para llegar hasta ahi ha tenido que pasar por la experiencia traumática del rapto, la violación y el aislamiento de sus seres queridos- y es capaz de relatar su historia individual vivida tras la separación de la madre.

Desde la perspectiva de las facetas de la maternidad que se analizan en este estudio, es interesante examinar la reacción de Deméter una vez que descubre que el retorno de su hija es incompleto. La diosa sabe que su victoria no ha sido plena ya que Perséfone ha de permanecer junto a Hades durante una parte del ano, y esto deja un poso de amargura en el reencuentro de las diosas (Jung y Kerényi 134). No obstante, y según recoge el himno homérico, Deméter se muestra como una madre comprensiva y, cuando su hija reconoce que ha comido una semilla de granada, no le hace ningún reproche ni insiste en seguir indagando sobre el asunto, ya que asume que es un hecho que no se puede cambiar. De este modo, la diosa reconoce el derecho de su hija a tomar sus propias decisiones y respalda "la transformación de Perséfone de niña en mujer, afirmando y celebrando la agencia, autonomia, individualidad y elección de su hija. En otras palabras, Deméter da a Perséfone el respeto que le corresponde" (Agha-Jaffar 32) y facilita asi su crecimiento.

La actitud de Deméter hacia su hija refleja un modelo de afectividad que se inscribe en la ética del cuidado: busca el bienestar de Perséfone y no solo acepta, sino que promueve sus transformaciones y elecciones vitales y su creciente autonomia. El vinculo materno-filial establecido entre ambas deidades supone un ejemplo de equilibrio entre protección y emancipación: el amor de Deméter es desinteresado y busca principalmente la promoción y el desarrollo de su hija.6 Como se ha visto en este estudio, la diosa da prioridad a su faceta de madre por encima de otras consideraciones, e incluso abandona voluntariamente -y estratégicamente- sus ocupaciones como guardiana de la agricultura cuando su ejercicio del rol maternal es violentamente quebrantado por la irrupción de Hades. Sin embargo, esto no implica que sea una madre posesiva y agobiante que impida la evolución de su hija y pretenda que esta siga siendo perpetuamente una niña dependiente; al contrario, la recibe con felicidad a pesar de su cambio de Koré a Perséfone, "acepta la transformación de su hija y la quiere tal y como es" (Carlson 36-37). En lugar de instalarse en el pasado y lamentarse porque su hija ha dejado atrás la niñez, Deméter opta por mirar al futuro y relacionarse de una nueva forma con la mujer que tiene ante sí.

Cuando Perséfone regresa del inframundo, las dos diosas se reencuentran como iguales: Deméter ha perdido a su hija pequena, pero a cambio gana una amiga y companera (Agha-Jaffar 55). Entre ambas se establece un lazo de sororidad que también se percibe en otros personajes femeninos relacionados con este mito: la diosa Hécate o la ninfa Aretusa, que son las primeras en informar a Deméter sobre el paradero de su hija; o la reina Metanira y sus hijas, que acogen a la diosa en su palacio de Eleusis aun desconociendo su verdadera identidad. Entre todas estas figuras se establecen lazos de solidaridad y cuidado que resultan muy valiosos, y que de un modo u otro contribuyen a que Deméter pueda reunirse con su hija.

En general, el reencuentro entre Deméter y Perséfone ha de interpretarse en sentido positivo para ambas: para Deméter supone el fin de su sufrimiento y el triunfo de su protesta y de su reivindicación para que tanto los dioses como los humanos reconozcan y respeten su vinculo con su hija, mientras que para Perséfone marca el acceso a un nivel superior de conocimiento, de acción y de libertad de movimiento, ya que puede transitar entre dos mundos y ejercer su poder en los dos.

A modo de conclusión

En las anteriores secciones se ha abordado un estudio detallado de la figura de la diosa griega Deméter, enfatizando varios aspectos relativos al modelo de maternidad ofrecido por este personaje mitológico. El rapto de su hija marca un cambio en la actitud de esta deidad, ella pasa de ser una madre nutricia y bondadosa a mostrarse iracunda y desafiante con los dioses que han permitido que Koré/Perséfone sufra dano. En su rol de madre, Deméter se muestra dócil, tolerante y comprensiva, pero ese buen talante tiene sus limites, y la diosa no está dispuesta a adoptar una actitud conformista con quienes le han arrebatado a su hija. Aflora, entonces, su dimensión de madre beligerante y combativa, que lucha activamente contra la injusticia y que disena una estrategia de acción destinada a restablecer el lazo materno original que la liga a Koré.

Además de su sólido compromiso moral con su hija, esta diosa griega presenta otros aspectos éticos que se han destacado en este estudio: principalmente su asociación con el ecofeminismo, ya que vela por la agricultura y cuida de la tierra para que dé frutos, estableciendo una relación colaborativa con el medio natural que evoca las tesis ecofeministas, y su engarce con la ética del cuidado, reflejada especialmente en la relación de afecto, altruismo y tolerancia que mantiene con su hija.

En definitiva, la reflexión sobre este relato mitico ofrece elementos interesantes para repensar la maternidad desde una perspectiva ética y feminista contemporánea, ya que muestra las implicaciones morales implicitas en el lazo materno-filial, y además abre un espacio para revalorizar las conexiones entre los seres humanos y la naturaleza, ya que todas las especies vivas participamos de los ciclos de fertilidad, nacimiento, crecimiento y muerte que en el mundo griego clásico estaban representados de modo paradigmático por la diosa Deméter.

Bibliografía

Agamben, Giorgio, y Ferrando, Monica. The Unspeakable Girl. The Myth and Mystery of Kore. Translated by Leland de la Durantaye. Calcutta; Seagull Books, 2014. [ Links ]

Agha-Jaffar, Tamara. Demeter and Persephone. Lessons from a myth. Jefferson, McFarland & Company, 2002. [ Links ]

Apollodorus. The Library. Translated by James George Frazer. Harvard University Press; William Heinemann Ltd., 1976. [ Links ]

Bruit Zaidman, Louise. "Les filles de Pandore. Femmes et rituels dans les cites." Histoire des femmes en Occident . Vol. 1, L'Antiquite. Édité par Georges Duby y Michelle Perrot. Editions Plon, 1991. 363-403. [ Links ]

Brulé, Pierre. Women of Ancient Greece. Edinburgh University Press, 2003. [ Links ]

Burkert, Walter. Ancient Mystery Cults. Harvard University Press, 1987. [ Links ]

Calame, Claude. "Le récit du rapt de Perséphone: interprétations d'un 'mythe' et performance rituelle." Classica 13.14 (2000-2001): 17-35. [ Links ]

Callimachus [Hymn.]. Hymn to Demeter. Edited and translated by Nick Hopkinson, Cambridge University Press, 1984. [ Links ]

Carlson, Kathie. Life's Daughter, Death's Bride: inner transformations through the goddess Demeter/Persephone. Shambhala, 1997. [ Links ]

Cavarero, Adriana. In Spite of Plato: a Feminist Rewriting of Ancient Philosophy. Translated by Serena Anderlini-D'Onofrio and Áine O'Healy. Polity Press, 1995. [ Links ]

Domingo Moratalla, Agustin. "Cuidado y responsabilidad: de Hans Jonas a Carol Gilligan." Pensamiento. Revista de Investigación e Información Filosófica 283.75 (2019): 357-373. [ Links ]

Farnell, Lewis Richard. The Cults of the Greek States. Vol. in. Clarendon Press, 1907. [ Links ]

Fernández Guerrero, Olaya. "Fenomenologia del cuerpo femenino." Investigaciones fenomenológicas 2 (2010): 243-252. [ Links ]

Gadamer, Hans-Georg. Mito y razón. Traducido por José Francisco Zúniga. Paidós, 1997. [ Links ]

Garcia Gual, Carlos. "Las diosas griegas." Trama y Fondo. Lectura y Teoria del Texto 39 Las Diosas terribles: 7-16. [ Links ]

Gebara, Ivone. Intuiciones ecofeministas: ensayo para repensar el conocimiento y la religión. Trotta, 2000. [ Links ]

Harrison, Jane Ellen. Prolegomena to the Study of Greek Religion. Princeton University Press, 1991. [ Links ]

Hesiod [Theog.]. The poems of Hesiod: theogony, Works and Days, The Shield of Herakles. Translated by Barry B. Powell. University of California Press, 2017. [ Links ]

Homer [Hom. Hymn. Dem.]. The Homeric Hymns. Translated by Apostolos Athanassakis. The Johns Hopkins University Press, 1976. [ Links ]

Irigaray, Luce. Sexes and Genealogies. Translated by Gillian C. Gill. Columbia University Press, 1993. [ Links ]

Jung, Carl Gustav y Kerényi, Carl. Science of Mythology: essays on the Myth of the Divine Child and the Mysteries of Eleusis. Translated by Richard F. C. Hull. Routledge, 2002. [ Links ]

Kerényi, Carl. The Gods of the Greeks. Translated by Norman Cameron. Thames; Hudson, 1951. [ Links ]

Kerényi, C. Eleusis: archetypal Image of Mother and Daughter. Translated by Ralph Manheim. Routledge; Kegan Paul, 1967. [ Links ]

Loraux, Nicole. "Qu'est-ce qu'un déesse." Histoire des femmes en Occident . Vol. 1, LAntiquite. Édité par Georges Duby etMichelle Perrot . Editions Plon, 1991. 31-62. [ Links ]

Lucchese, Kathryn M. "Landscape Synthesis: A Demeter Temple in Latium." Mystic Cults in Magna Graecia. Edited by Giovanni Casadio y Patricia A. Johnston. University of Texas Press, 2009. 161-189. [ Links ]

Mies, Maria y Shiva, Vandana. Ecofeminismo. Teoria, critica y perspectivas. Icaria, 1997. [ Links ]

Ovidio. Las metamorfosis. Espasa Calpe, 1989. [ Links ]

Pakkanen, Pietra. Interpreting Early Hellenistic Religion: a Study based on the Mystery Cult of Demeter and the Cult of Isis. Foundation of the Finnish Institute at Athens, 1996. [ Links ]

Pausanias [Paus.]. Guide to Greece. Translated by Thomas Taylor. The Prometheus Trust, 2006. [ Links ]

Plato [Crat.]. "Cratylus." The dialogues of Plato. Vol. II. Translated by Benjamin Jowett. Clarendon Press, 1875. 203-267. [ Links ]

Proclus [On Crat.]. On Plato Cratylus. Translated by Brian Duvick. Duckworth, 2007. [ Links ]

Rigoglioso, Marguerite. The cult of divine birth in Ancient Greece. Palgrave MacMillan, 2009. [ Links ]

Rigoglioso, Marguerite. Virgin Mother Goddesses of Antiquity. Palgrave MacMillan, 2010. [ Links ]

Ruddick, Sara. Maternal thinking: towards a Politics of Peace. Wordsworth, 1990. [ Links ]

Warren, Karen. Ecofeminist Philosophy: a Western Perspective on what it is and why it matters. Rowman & Littlefield Publishers, 2000. [ Links ]

Zeitlin, Froma I. Playing the Other: gender and Society in Classical Greek Literature. University of Chicago Press, 1996. [ Links ]

Zuntz, Gunther. Persephone: three Essays on Religion and Thought in Magna Graecia. Oxford University Press, 1971. [ Links ]

1Este artículo recoge parte de los resultados de un proyecto de investigación desarrollado en el Centre for Research in the Arts, Social Sciences and Humanities (CRASSH) de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), entre julio y octubre de 2019.

2Pausanias, en su Descripción de Grecia, alude a una versión alternativa del mito bastante extendida en la región de Arcadia, según la cual el padre de Perséfone no era Zeus, sino Poseidón, que violó a Deméter. Esta historia refuerza la conexión entre los dos personajes femeninos, ya que, en este caso, ambas comparten la experiencia traumática de una violación (Paus.8.25, 8.37 y 8.42).

3En contra de este argumento se pronuncia, entre otros, Carlos Garcia Gual, quien afirma que en la religión griega clásica no existe una figura dominante de Diosa Madre, si bien admite que hay varias deidades femeninas que tienen un papel relevante en este contexto politeista: Hera, Atenea, Deméter, Artemis y Afrodita (cf. Garcia Gual 14).

4Para un estudio más detallado sobre las distintas interpretaciones del rapto de Perséfone, véase Calame.

5Aparte de la ira de Deméter por el rapto de su hija, a la que nos referimos ampliamente en este trabajo, hay al menos otros dos personajes que provocan el enfado de la diosa: el joven Eresictón, principe de Tesalia, que ofendió a la deidad al intentar cortar los robles de un sendero consagrado a Deméter y fue castigado con un apetito voraz e insaciable (Hymn. 6. 35-90; Met., 8), y el jardinero Ascálafo, hijo de Aqueronte, que acusó a Perséfone de haber comido semillas de granada durante su estancia en el reino de Hades y con ello vetó el regreso de la joven al mundo de los vivos. En venganza, Deméter lo sepultó bajo una roca (Apollod. L5.3) y posteriormente, cuando Hércules lo liberó de su prisión, la diosa lo convirtió en un siniestro pájaro (Met. 5; Apollod. 2.5.12).

6Para una reflexión más detallada sobre el "pensamiento maternal" y el vinculo afectivo y cooperativo que se establece entre una madre y sus hijos e hijas, ver Ruddick.

Cómo citar este artículo:

MLA: Fernández Guerrero, Olaya. "La diosa Demeter. Maternidad beligerante, ecofeminismo y ética del cuidado en la mitología griega." Ideas y Valores 71.179 (2022): 79-97.

APA: Fernández Guerrero, O. (2022). La diosa Demeter. Maternidad beligerante, ecofeminismo y ética del cuidado en la mitología griega. Ideas y Valores, 71(179), 79-97.

CHICAGO: Olaya Fernández Guerrero. "La diosa Demeter. Maternidad beligerante, ecofeminismo y ética del cuidado en la mitología griega." Ideas y Valores 71, n.° 179 (2022): 79-97.

Recibido: 02 de Octubre de 2019; Aprobado: 16 de Diciembre de 2019

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons