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Ideas y Valores

versión impresa ISSN 0120-0062

Ideas y Valores vol.71 no.180 Bogotá sep./dic. 2022  Epub 27-Mar-2023

 

Reseñas

Santamaría Velasco, Freddy, et al., comps. Perspectivas wittgensteinianas. Lenguaje, significado y acción. Tirant Lo Blanch; Tirant humanidades, 2021. 531 pp.

ANGÉLICA MARÍA RODRÍGUEZ ORTIZ* 
http://orcid.org/0000-0002-7710-9915

*Universidad Autónoma de Manizales - Manizales - Colombia amrodriguez@autonoma.edu.co


Sin duda alguna, uno de los filósofos más influyentes en la filosofía del lenguaje ha sido el pensador austriaco Ludwig Wittgenstein, no solo por sus valiosos aportes en torno al lenguaje -desde las dos perspectivas que expone su pensamiento-, sino porque en la actualidad sus estudios han sido retomados para aportar en la comprensión de los fenómenos lingüístico-sociales, cuyas condiciones de posibilidad se anclan en las relaciones lenguaje- acción.

Han sido muchos los estudiosos de la obra de este filósofo que han escrito en los últimos 50 años. La mayoría de ellos se han enfocado en los aportes del Tractatus Logico-philosophicus y de las Investigaciones filosóficas. Los textos que componen el libro Perspectivas wittgensteinianas. Lenguaje, significado y acción presentan un horizonte más amplio en torno a diferentes temáticas abordadas por este filósofo austriaco. Valga aclarar que no solo se presentan las ideas sustanciales de los aportes wittgensteinianos, sino que además se retoman sus ideas para nuevas contribuciones en la filosofía analítica. Vista así, esta colección de catorce escritos realiza inestimables aportes a la filosofía analítica de hispanoamericana y, por qué no, para aquellos que leen nuestro idioma y tienen un particular interés por los pensamientos de este gran filósofo de Viena.

El valor agregado que los investigadores mexicanos, colombianos, argentinos, brasileños, peruanos, españoles y canadienses presentan consiste en considerar la filosofía analítica como un proyecto de vida. En este caso en particular, se analizan los aportes de Wittgenstein y se adoptan algunas de sus ideas para hacer filosofía, no solo sobre el lenguaje y el significado, sino sobre aquellos fenómenos sociales que contienen en su naturaleza -como condiciones de posibilidad- al lenguaje y la acción.

En palabras del profesor M. Beuchot,

parece que este giro pragmático de la analítica conlleva una búsqueda de reducir las tan extremas dicotomías que se han establecido hasta el momento (por ejemplo, entre teoría y praxis, entre analítico y sintético, entre hecho y valor, y creemos que también se puede aplicar, como veremos, para reducir la excesiva dicotomía que se ha marcado entre filósofos sistemáticos e historiadores de la filosofía). (Beuchot 25)

Es precisamente esto lo que los autores intentan ofrecer en el libro: formas propias de hacer filosofía, y conciliar diferentes posturas desde los planteamientos wittgensteinianos.

De la mano de los compiladores, una serie de académicos estudiosos de la filosofía del lenguaje, de diferentes universidades, han unido sus esfuerzos y estudios para presentar al mundo una obra que sin duda llegará a ser una gran contribución para la filosofía analítica y pragmática contemporánea. A lo largo de 531 páginas, los autores abren un panorama imbricado para abordar cuatro grandes temáticas en torno a problemas filosóficos, en cuya base la filosofía del pensador austriaco ofrece luces para armar las urdimbres conceptuales necesarias para comprender los fenómenos estudiados. Las cuatro secciones: a) "Wittgenstein: lógica y gramática"; b) "Wittgenstein: significado y conocimiento"; c) "Wittgenstein: religión y antropología", y d) "Wittgenstein: lenguaje y acción", se convierten en espacios para establecer diálogos entre los planteamientos de este filósofo con las perspectivas de diferentes autores de la filosofía contemporánea.

La primera sección del libro, dedicada a la lógica y la gramática, está compuesta por tres ensayos. El primero de ellos, "Wittgenstein. Sobre los colores, lógica y gramática", es el texto con el que el profesor Alejandro Tomasini, del Instituto de investigaciones filosóficas de la UNAM (México), abre este espacio de análisis conceptual en torno a la exclusión del color expuesto en el Tractatus 6.3751 y en las Observaciones. Tomasini devela las proposiciones elementales, para mostrar que Wittgenstein en su primera filosofía había sembrado las semillas para aniquilar el problema de la exclusión del color en sí mismo. Realiza un análisis de las implicaciones lógicas en torno a las proposiciones sobre el color en el sistema tractariano, y muestra cómo el hecho de introducir la palabra 'lógica' no soluciona el problema (cf. 55). El aporte real de este estudio apunta más allá de la reconstrucción de las ideas wittgensteinianas. y se dirige a una nueva concepción de las relaciones entre el lenguaje y la lógica. Una relación en la que la noción de lógica cede un nuevo lugar a la noción de gramática en profundidad. Mostrando con ello, lo que el autor considera, un punto álgido en "la segunda revolución wittgensteiniana" (66).

En una línea temática similar, Andrew Lugg, profesor de la Universidad de Otawa, presenta el segundo ensayo de este apartado, "Wittgenstein and the Representation of Colour". En este estudio, el autor sostiene un tratamiento sofisticado a la incompatibilidad del color que se ha dado en los Notebooks y el Tractatus; desde allí, argumenta que las atribuciones del color se pueden analizar en términos de longitudes de onda, de reflectancia y de superficie. El profesor Lugg analiza la estructura lógica del color y cómo esta excluye la compatibilidad del color. Muestra, además, cómo las proposiciones elementales del color pueden ser útiles para reformular las funciones de verdad de las Elemntarsatze, y aborda los espacios de posibilidad lógica dentro de este estudio, que a su vez permite identificar puntos clave en los espacios matemáticos y sus coordinadas.

Ahora bien, los planteamientos de Tomasini y Lugg sobre los estudios del color en Wittgenstein son una apuesta que van más allá del análisis literal de los textos. A diferencia de Reyes, para quien la concepción wittgensteiniana del color se reduce solo al análisis lógico y conceptual, es decir, no puede aplicarse más allá del término, por lo cual no sería aplicable con relación a los fenómenos de la física de la ciencia, ya que para este autor el análisis se queda solo en la filosofía, mientras que Tomasini muestra que el análisis no se agota en la lógica y el concepto.

Reyes, por su parte, expone que "el complejo y plural uso que del correspondiente término hacemos nos proporciona una idea de color, que nos pondría en condiciones de descubrir su significado, su carga conceptual. "Los colores incitan a filosofar" (135). Los estudios del color, para este autor, solo se aplican al lenguaje y a lo que los nombres convocan.

"Nombrar un color, por tanto, supone haber descrito antes esa amplia gama de matices entorno, que garanticen un registro fiable del mismo [...] vemos los 'fenómenos' que 'delimitamos' por el juego lingüístico con la palabra 'rojo'» (135). Esta concepción, por ejemplo, no está en consonancia con lo expuesto con Lugg, para quien, desde el análisis realizado, los estudios de Wittgenstein pueden aportar a las ciencias de la física en torno a diferentes fenómenos.

El último ensayo de esta triada, de la primera sección, es presentado por Simón Ruiz-Martínez, profesor de la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB) y Nino Rosanía, investigador del Instituto Alfonso Vélez Pliego de la Universidad Benemérita de Puebla, y se titula "Wittgenstein: tres coordenadas lógicas para la objetividad". En él los autores ponen de manifiesto el concepto de objetividad presentado por Wittgenstein como una condición de posibilidad de la validez de los razonamientos y las acciones. Muestran el giro lingüístico en el que tanto las acciones como la objetividad están permeados por los actos sociales. Los juegos del lenguaje y sus reglas son elementos centrales para tal fin. Los autores ponen en diálogo los planteamientos del filósofo austriaco con los de autores posteriores como Sellars, Denett y Brandom, develando posibles influencias tanto directas como indirectas en su filosofía. Asimismo, estos académicos trazan tres coordenadas de la objetividad que surgen a partir de la reformulación del concepto de lógica.

La primera coordenada es trazada desde las experiencias cognitivas y su carácter lingüístico, la segunda lleva a realizar una revisión desde la noción de regla y su determinación normativa del comportamiento, y la tercera evidencia un análisis desde la materialidad operativa de la lógica. Dicho estudio permite distinguir entre proposiciones empíricas y posiciones auxiliares. Además, hacer una revisión desde la inversión de la lógica lleva a los autores a concluir que "la objetividad puede ser comunitaria y social, estructurada sistemáticamente sobre prácticas lingüísticas, pero a su vez ostenta la propiedad de atañer a la realidad, a los hechos, a lo que es el caso" (136).

En los argumentos de Ruiz y Rosanía se observa que se da prioridad a una filosofía práctica en el uso performativo y social del lenguaje, algo contrario a lo propuesto por Azócar, para quien no solo existe una función pragmática, y mucho menos esta puede ser sustentada en convenciones sociales, ya que

Wittgenstein deriva su concepción de la filosofía, la cual debe referirse exclusivamente a dos funciones. La función descriptiva del lenguaje, en la cual la filosofía solo puede describirlo y no fundarlo. Por otra parte, se tiene la función terapéutica del lenguaje en su uso metafísico ilegítimo. (133)

La segunda sección del libro, "Wittgenestein: significado y conocimiento", está dedicada al estudio de temas como la vaguedad, la verificación, la certeza, la metafísica y la alineación. Los autores de los cuatro ensayos subsiguientes establecen diálogos entre Wittgenstein y otros pensadores en torno a los diversos temas abordados.

Javier Vilanova, profesor de la Universidad Complutense de Madrid, presenta en su estudio, "La vaguedad como rasgo del significado en las investigaciones filosóficas", cómo Nietzsche y Wittgenstein coinciden al criticar la concepción del significado en la cual se asume el significado de una palabra como una entidad formal o ideal. En este diálogo, Vilanova plantea que, mientras Nietzsche se queda en la encrucijada, Wittgenstein logra salir de esta. La salida exegética que muestra el autor le lleva a afirmar que la vaguedad ha estado presente como un elemento esencial en la obra de Wittgenstein. La vaguedad y los parecidos de familia le permiten al investigador mostrar cómo Wittgenstein desmarca y critica las concepciones del significado heredadas.

Al revisar el estudio de Vilanova podría decirse que en cierta medida coincide con lo expuesto por Suárez en 1989, para quien: "Por medio de tal lenguaje, la oscuridad, ambigüedades y vaguedad del lenguaje natural podrán esclarecerse, haciendo patente la estructura del pensamiento a la visión filosófica" (Suárez 1989 13). En ese sentido, la lógica sería un camino para alcanzar el conocimiento en la ciencia, aun cuando no existan constantes lógicas, como lo sostiene Suárez. Por lo cual se desmitifica la lógica y se recupera el valor del lenguaje natural. Valga aclarar que mientras Suárez solo revisa la vaguedad en los primeros escritos de Witggenstein, Vilanova analiza no solo estos, sino los textos posteriores en los cuales se evidencia que el pensador austriaco sigue trabajando el tema de la vaguedad.

Por su parte, el profesor Pablo Quintanilla, de la Pontificia Universidad Católica del Perú, en su texto titulado "Wittgenstein, Ayer y Davison sobre significado y verificación", expone cómo el principio de verificación se propone como medio para transmitir el significado. En este sentido, se considera que el significado de una oración está en relación con otras oraciones que se encuentran en el sistema de creencias del intérprete. Se devela, entonces, en medio de este diálogo entre las perspectivas de significado de los tres autores en cuestión, que el significado se alcanza en el triángulo hablante, intérprete y mundo en común que estos comparten. Esta premisa lleva al autor a afirmar que el valor de verdad de las oraciones está condicionado por las observaciones empíricas y por los sistemas de oraciones. Es decir, se realiza una apuesta por una teoría ve-rificacionista y holista, la cual, a su vez, expone al significado desde una perspectiva triádica, en lo que concierne a los enunciados sintéticos.

Esta revisión, en cierta medida, comparte algunos rasgos similares a los estudios realizados por Melongo (2014) y por Uebel (2011), para quienes el significado de las proposiciones o bien obedece a criterios de la lógica o bien a cuestiones empíricas. Valga aclarar que el punto de diferencia está en que Quintanilla añade que las cuestiones lógicas per se no son las que determinan el significado; para ello, es crucial el triángulo entre el hablante, su oyente y la visión del mundo compartida.

En el tercer texto de este apartado, "Trivialidades y certezas básicas: una lectura terapéutica de Sobre la certeza", Pamela Lastres, académica de la Universidad Pontificia Católica del Perú, presenta una lectura terapéutica de la obra de Wittgenstein. Inicia la discusión sobre la certeza desde los aportes de Moore y el pensador austriaco en aras de develar las justificaciones epistemológicas que se pueden dar a los enunciados. Para analizar el papel de la certeza en los sistemas de creencias, la autora retoma los estudios wittgensteinianos y los análisis realizados por Shulte (2007); de este modo, intenta mostrar el despropósito que constituye reivindicar las proposiciones al margen de la duda. En este sentido, Lastres muestra cómo Sobre la certeza es una investigación epistemológica terapéutica que presupone sensibilidad filosófica. Ahonda en la forma como Wittgenstein profundiza en los límites de las formas humanas de vida dentro del lenguaje, y muestra cómo con ello cuestiona la autocomprensión del escéptico, de Moore.

Por su parte, Modesto Gómez, profesor de la Universidad de la Laguna (España), hace el cierre de este segundo apartado del libro con su ensayo "Wittgenstein: metafísica y alineación". Este académico continúa explorando la idea de la filosofía terapéutica del filósofo austriaco. El profesor Gómez analiza la filosofía como una disciplina espiritual; para ello hace un análisis de la interpretación wittgensteiniana del yo-sujeto como conciencia que constituye un límite más allá del cual no hay nada. Escudriña entre el yo y el yo para el mundo, poniendo en diálogo la filosofía de Wittgenstein con otros pensadores de la filosofía alemana, con el ánimo de mostrar que para Wittgenstein "la filosofía es una actividad que hace explícito lo que en la experiencia ordinaria se encuentra implícito [...] la filosofía mantiene al pensador anclado al pensamiento en la proximidad de sus límites" (275). En este sentido, para el autor, la filosofía crítica y trascendental de Wittgenstein se opone al dogmatismo; por lo cual se puede considerar como un procedimiento orgánico que permite al pensador el desenvolvimiento en el mundo.

La interpretación de Gómez comparte ciertos matices con la propuesta de Rigal (1998), dado que, para esta última, según Wittgenstein, "la interrogación filosófica es por completo irreductible a la investigación científica, y los problemas metafísicos no son tan ilegítimos como los enunciados metafísicos" (270). Podría pensarse -siguiendo a Rigal- que la filosofía de Wittgenstein acepta una interpretación del yo-sujeto como conciencia de sus experiencias, sin pasar las fronteras de la imposibilidad física.

En el tercer eje temático, los autores presentan una serie de ensayos que retoman los aportes del pensador de Viena para analizar problemas del hombre en dos de sus cuestiones esenciales: la religión y la antropología. En "Wittgenstein: la religión y la antropología" se presentan cuatro ensayos en los que se entretejen las ideas de Wittgenstein para abordar los problemas que estos temas convocan.

El primer trabajo de esta sección, "El conocimiento religioso en Wittgenstein", es realizado por Vicente Sanfélix y Chon Tejedor, profesores de la Universidad de Valencia, España. En su estudio los investigadores analizan los argumentos de la discusión sobre la existencia de Dios. Retoman algunas ideas del Tractatus y analizan los argumentos para detectar lo puramente vacuo y lo tautológico de estos razonamientos. Posteriormente, establecen un diálogo crítico entre las ideas expuestas en el pensamiento inicial de Wittgenestein en relación con su etapa madura, evidenciando relaciones entre significado, epistemología y religión. Se realiza entonces un análisis de la epistemología de la religión, desde la gramática y semántica de sus discursos a lo largo de su obra, para afirmar que, contrario a lo que se ha presupuesto en algunos análisis, "el maduro Wittgenstein jamás hubiera dicho que el lenguaje religioso era un 'sinsentido' o un 'mal uso del lenguaje'" (302).

Por su parte, Mauro Luiz Engelmann, académico de la Universidad Federal de Minas Gerais, expone en su ensayo, "La articulación de aspectos de un 'punto de vista religioso' y la crítica del 'culto de la utilidad' de la Modernidad (de Spengler a Frazer, por medio de Keynes, Kierkegaard, Hansel, Tolstoi y Dostoievski)", una crítica argumentativa en la que expone, desde los planteamientos wittgensteinianos, la asunción de la utilidad egoísta y del dinero en la Modernidad. En su crítica se expone cómo, para Wittgenstein en su primera etapa del pensamiento y en su pensamiento intermedio, "era posible pensar en una nueva cultura y una 'nueva religión' (tal vez una cultura inspirada por Tolstoi y Dostoievski) que podría ser formada después del impacto de la religión" (325). Una cultura que podría llevar a un abandono del dinero y de la utilidad en Occidente.

En el tercer ensayo de esta sección, "Interpretación de la filosofía de Wittgenstein desde el pensamiento analógico", Mauricio Beuchot, profesor investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México, analiza la analogía y la iconicidad que se identifican en las ideas de paradigma y los parecidos de familia expuestos por Wittgenstein. Beuchot centra su atención en el carácter místico de la filosofía; una filosofía como empresa religiosa. Para ello, retoma algunos de los estudios realizados por Tomasini, haciendo hermenéutica de estos, y sustenta que el lenguaje analógico tiene sentido en la religión, dado que "con imágenes, símbolos y metáforas nos hace entender las conductas" (368). Con este ensayo, el autor retoma la diferencia entre los enunciados científicos y los enunciados de la mística, la ética y la estética, reafirmando que en la religión la analogía se convierte en un recurso cognitivo-emotivo para mostrar aquello de lo que no se puede hablar, pero de cuya existencia no cabe duda.

Para cerrar esta sección, Cristina Bosso, profesora de la Universidad Nacional de Tucumán, presenta su ensayo, "Desde Wittgenstein: elementos para una antropología contemporánea". La autora parte del análisis del aforismo 62, en donde Wittgenstein dice: "seamos humanos". Para la autora, la pregunta por el hombre está latente en las preocupaciones de la filosofía de Wittgenstein. Bosso realiza un análisis del lenguaje en torno al fenómeno humano y al misticismo que este fenómeno encierra.

Por último, se presenta, en la sección cuarta, "Wittgenstein: lenguaje y acción", una triada de ensayos en la que los investigadores abordan diálogos entre Wittgenstein y otros filósofos, para mostrar la incidencia que tienen los aportes del filósofo del giro lingüístico en la filosofía analítica contemporánea.

La disertación inicial en esta sección la realizan dos académicas, Angélica Rodríguez, docente de la Universidad Autónoma de Manizales, y Dora Ramírez, profesora de la Universidad Eafit. Ellas exponen, en Wittgenstein y Searle: entre los juegos del lenguaje y actos de habla, que existe una incidencia directa de los planteamientos wittgensteinianos en la teoría de actos de habla de Searle. En este escrito se realiza un análisis de la obra de Searle, para evidenciar cómo los juegos del lenguaje, propuestos por el filósofo de Austria en sus Investigaciones filosóficas, se retoman en gran parte de la obra del filósofo de Berkeley. Si bien las autoras reconocen la incidencia de Austin y Strawson en los estudios del lenguaje realizados por Searle, también hacen manifiesta la influencia de Wittgenstein con sus aportes desde las reglas y los parecidos de familia. Asimismo, se evidencia que la metáfora del lenguaje como caja de herramientas es algo que el propio Searle retoma para sus estudios, en especial a la hora de hablar de las reglas. Para ello analizan algunas expresiones del profesor de Berkeley en las que él mismo acaba por evidenciar esta influencia, aun cuando en entrevistas recientes la niegue.

El segundo ensayo de esta sección, "Acción y comunidad. Wittgenstein y su incidencia en los (neo) pragmáticos", es presentado por Freddy Santamaría y Porfirio Cardona, profesores e investigadores de la Universidad Pontificia Bolivariana. En él se defiende la tesis según la cual Wittgenstein, pese a su rechazo del pragmatismo estereotipado y asociado al utilitarismo, asume en su pensamiento una postura práctica; la praxis cobra relevancia en el marco del uso, del contexto y del significado. Para los autores, desde su análisis de la filosofía del pensador austriaco se pueden hallar rastros de ideas de pragmatistas clásicos. Se analiza, además, el pragmatismo y su uso para las nuevas formas de hacer filosofía, para entender las cuestiones políticas y estéticas. Desde el análisis de los aportes de Rorty, Dewey y Shusterman, los autores logran mostrar una conexión entre el pragmatismo norteamericano y los supuestos de la filosofía europea, con el fin de revelar los rasgos esenciales y el uso dado a lo que hoy se conoce como (neo) pragmatismo. En este sentido, señalan que "Wittgenstein ha enseñado una manera distinta de acercarse a la filosofía" (491); la misma que ha incidido en el pragmatismo y (neo)pragmatismo, así como en las nuevas formas de hacer filosofía.

El último ensayo que cierra la sección y, a su vez el libro, lo presenta el profesor Miguel Ángel Quintana, de la Universidad Europea Miguel de Cervantes. En "Cinco modos de usar a Wittgenstein contra el marxismo", Quintana realiza una revisión de numerosos autores y seguidores de Marx que han coincidido en considerar que la importancia que Wittgenstein le otorga a la praxis "pareciera indicar prima facie posiciones similares de Marx a ese respecto" (503), con el fin de mostrar que, contrario a lo que ha llevado a suponer que la filosofía wittgensteiniana podría emplearse para defender el marxismo, hay algunos elementos que evidencian una contraposición al pensamiento marxista. El autor hace la salvedad sobre su lectura en torno al pensamiento de Wittgenstein, pues de manera literal en ninguna parte de la obra del autor se presenta una oposición a los planteamientos marxistas; no obstante, el autor se arriesga más que a analizar las oposiciones, a revisar sus implicaciones, entre las cuales expone cinco implicaciones inspiradas en Wittgenstein que podrían ser usadas para atacar algunas ideas centrales de la teoría marxista.

Podría decirse que esta última sección, que está más enfocada al pragmatismo de la filosofía de Wittgenstein, muestra cómo desde estos aportes se pueden pensar viejos y nuevos problemas de la filosofía.

Vale la pena, entonces, presentar Perspectivas wittgensteinianas. Lenguaje, significado y acción como un aporte a la nueva filosofía analítica que se está realizando en América Latina; desde la cual se pueden entretejer urdimbres conceptuales para analizar el papel del lenguaje en las nuevas construcciones sociales y de orden político, en el que sin duda Wittgenstein aún tiene mucho por decirnos.

Bibliografía

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