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Boletín de Geología

Print version ISSN 0120-0283On-line version ISSN 2145-8553

Bol. geol. vol.45 no.3 Bucaramanga Sep./Dec. 2023  Epub Nov 16, 2023

https://doi.org/10.18273/revbol.v45n3-2023007 

Artículos científicos

Análisis histórico-semioestilístico y geológico de rocas-lienzos con pictogramas y petroglifos Guane en la Mesa de Los Santos (Santander-Colombia)

Historical-semiotic and geological analysis of pictograms and petroglyphs in rocks-canvas located at Mesa de Los Santos (Santander-Colombia)

Juan Diego Colegial-Gutiérrez1  * 
http://orcid.org/0000-0002-2320-2006

María Consuelo Moreno-González2 
http://orcid.org/0000-0003-2072-931X

1 Grupo de Investigación en Geología Básica y Aplicada (GIGBA), Escuela de Geología, Universidad Industrial de Santander, Bucaramanga, Colombia. (*) colegial@uis.edu.co

2 Grupo de Investigación Políticas, Sociabilidades y Representaciones Histórico Educativas (PSORHE), Escuela de Historia, Universidad Industrial de Santander, Bucaramanga, Colombia. moreno.consuelo@yahoo.com


Resumen

Este artículo presenta un análisis histórico-semioestilístico y un análisis geológico, vinculados a evidencia arqueoantropológica y documental de los vestigios pictográficos y petroglíficos del grupo indígena llamado Guane, que habitó en tiempos prehispánicos e indianos o coloniales, en el centro del actual departamento de Santander, en el nororiente de Colombia. La pregunta-problema orientadora de los análisis fue ¿Cómo eran las condiciones y características de las rocas-lienzo usadas por los Guane, que les permitieron materializar su escritura prehispánica? Particularmente, se analizaron petroglifos grabados y pictogramas dibujados en rocas usadas como lienzos o rocas-lienzos, cuyas narrativas fueron decoradas con tintes de color rojo, procedentes de escamas de rocas con mineralizaciones de hematitas, de gran presencia en las veredas el Diamante, el Pozo y las Gachas, en jurisdicción del municipio de Los Santos. Este municipio se sitúa en La Mesa de Los Santos, elevación que teniendo en cuenta su evolución geomorfológica y geográfica se define como un relieve estructural-denudacional con características de meseta. El análisis geológico permitió determinar que las rocas-lienzo de pictogramas se realizaron sobre materiales de rocas calcáreas, mientras los petroglifos fueron realizados en rocas de mayor resistencia mecánica tipo areniscas. Desde el punto de vista histórico-semiestilístico, se concluyó que los pictogramas y petroglifos Guane son huellas escriturales de una sociedad que merece estudiarse a profundidad, en aras de la conservación tanto del patrimonio cultural como del geológico, porque constituyen, en su conjunto, un servicio ecosistémico que aún no ha sido debidamente valorado en el ámbito regional.

Palabras clave: Geología; Historia; Semiótica; Pictogramas y petroglifos; Mesa de Los Santos; Guane

Abstract

This article shows Guane indians petroglyphs and pictographs semiotic-historic and geological analysis. According to archaeology-anthropological, geological and documentary evidence, this group lived in Santander department in the Colombian Northeast in pre-hispanic and during the Indiano period or colonial time. This paper answered the question about of conditions and characteristics of canvas rock used by Guanes in their pre-hispanic writing. The article presents the analysis of engraved petroglyphs and pictographs drawn in rocks used as canvas or canvas-rocks, where narratives were decorated with red color dyes, that came from rock scales with hematite's mineralization, which are accessible at veredas (rural areas) Diamante, El Pozo and Las Gachas, in Los Santos town jurisdiction at The Mesa de Los Santos, is a structural landform-denudational with plateau characteristics. The geological analysis indicated pictograms were painted on calcareous rocks while petroglyphs were engraved at sandy type rocks. From the historical-semiotic point of view, Guane pictograms and petroglyphs are writing prints from a society that deserve to be deep studied, in order to preserve cultural and geological heritage, because in conjunction, this is an eco-systemic service which is not enough evaluated in the regional context.

Keywords: Geology; History; Semiotic; Pictographs and petroglyphs; Mesa de Los Santos; Guane

Introducción

Todo pictograma (dibujo en piedra) o petroglifo (tallado en piedra) genera gran interés de lectura, ya sea porque se conciben como huellas de antepasados humanos, porque han permanecido a través del tiempo a pesar de factores medioambientales y antrópicos o porque simplemente despiertan curiosidad y hasta misterio, a manera de voces ancestrales de historias desconocidas en espera de lectores válidos.

Entre esos convocados está la ciencia, que debe atender a ese llamado con la rigurosidad y objetividad que la caracteriza, para evitar la desaparición y olvido de ese patrimonio cultural y natural, tal como reza en los indicadores Unesco de cultura para el desarrollo, parágrafo de protección nacional e internacional del patrimonio cultural y natural, artículo 5: "desarrollar los estudios y la investigación científica y técnica y perfeccionar los métodos de intervención que permitan a un Estado hacer frente a los peligros que amenacen su patrimonio cultural y natural" (Unesco, 1972).

Además de las amenazas medioambientales propias de los sitios naturales en donde se hallan pictogramas o petroglifos, y de riesgos geológicos como el detrimento de superficies calcáreas por humedad o disolución de carbonatos de calcio, el mayor peligro para la conservación del arte rupestre es de carácter antrópico, empezando por la mínima investigación en ese tema: "grabados relevantes de los Llanos y la Orinoquía por sus connotaciones artísticas y demás formas culturales existentes desde hace 760 años a.C. [...] las pocas investigaciones que se han hecho dejan entrever una cultura que apenas se empieza a reconocer como importante" (Guardo-Guerrero, 2003).

Asimismo, "el desconocimiento en la mayoría de los casos por los nativos [cuando los hay], del significado de este valor artístico gráfico, muchos los están destruyendo, superponiendo sobre estas superficies rocosas, líticas, otros dibujos" (Guardo-Guerrero, 2003). Ni qué decir del 'vandalismo rupestre' ejercido por "los visitantes (e incluso algunos investigadores) sobre las pinturas rupestres [en Cundinamarca]" (Martínez y Botiva, 2004). Riesgos a los que no han sido ajenos los pictogramas y petroglifos -objetos del presente estudio- en menoscabo del patrimonio Guane en general (Figura 1).

Figura 1 A. Pérdida de superficie por factores medioambientales y geológicos y B. Vandalismo rupestre (inscripción JHP sobre pictograma Guane). Fotografías tomadas por Ruby Márquez. 

Así es, no solo los pictogramas y petroglifos son patrimonios culturales, porque integran el "conjunto de manifestaciones que forman parte de una nación, región o localidad y que por su interés debe preservarse para la comunidad" (Martínez y Botiva, 2004), sino también las rocas que han servido de superficie o 'lienzo' para su impronta, que se constituyen igualmente en patrimonios naturales:

… se considerará patrimonio cultural.. .obras conjuntas del hombre y la naturaleza, así como las zonas, incluidos lugares arqueológicos que tengan un valor universal excepcional desde el punto de vista histórico, estético, etnológico o antropológico. Artículo 2. A los efectos de la presente Convención se considerarán 'patrimonio natural': los monumentos naturales constituidos por formaciones físicas y biológicas o por grupos de esas formaciones que tengan un valor universal excepcional desde el punto de vista estético o científico, las formaciones geológicas y fisiográficas y las zonas estrictamente delimitadas que constituyan el hábitat de especies animal y vegetal amenazadas (Unesco, 1972).

Precisamente, en la zona de la Mesa de Los Santos, un relieve estructural-denudacional con características de meseta, localizado en el departamento de Santander, en el nororiente de Colombia, se hallan vestigios de arte rupestre de una civilización llamada Guane, en tiempos de invasión hispana (Figura 1). Tal patrimonio cultural y geológico (Colegial etal., 2002) consiste principalmente en pictogramas dibujados en rocas calcáreas usadas como lienzos o rocas-lienzos, y petroglifos grabados en las superficies de estratificación de rocas terrígenas de tipo arenoso, que merecen ser analizados desde ciencias como la geología, la historia y la semiótica.

En este artículo se ofrece el análisis geológico e histórico-semiótico de los pictogramas y petroglifos Guane, hallados en las veredas el Diamante, el Pozo y las Gachas, en jurisdicción del municipio de Los Santos (véase localización en la Figura 2). En general, los pictogramas están decorados con tintes de color rojo, obtenidos de escamas de rocas formadas de mineralizaciones de compuestos complejos de óxidos e hidróxidos como hematitas y saponita férrica, presentes en capas interestratificadas muy delgadas.

Figura 2 Localización de los sitios estudiados: en la vereda El Diamante se estudiaron los sitios A y B; en la vereda Los Pozos, los sitios C y D; y en la vereda Las Gachas se estudiaron los sitios E y F. 

Marco teórico

Marco geológico-estratigráfico

La distribución de los terrenos geológicos y del relieve actual sobre los cuales se estableció la cultura Guane son consecuencia de la orogenia andina, donde se marcan las diferencias del relieve andino con el levantamiento y hundimiento de bloques que precedieron el relieve presente, al igual que la red de drenaje desde la cual evolucionó la disposición de hoy día.

En memoria explicativa del mapa geológico generalizado del departamento de Santander, Royero-Gutiérrez y Clavijo-Torres (2001) definen tres provincias tectonoestratigráficas. En la parte oriental se ubica la provincia del Macizo de Santander, conformada por cuatro bloques levantados y núcleos de rocas cristalinas antiguos. La provincia Valle Medio del Magdalena forma una faja en la parte oriental del departamento de Santander que abarca las zonas más bajas e incluye las llanuras aluviales de tributarios del río Magdalena y los relieves bajos y zonas de piedemonte del flanco oeste de la cordillera Oriental. Entre las provincias mencionadas se sitúa la provincia cordillera Oriental, que está conformada por bloques de rocas sedimentarias, plegadas y falladas. En la parte norcentral de esta tercera provincia, muy cerca del límite tectónico con la provincia Macizo de Santander, se distinguen dos bloques: uno central y uno oriental. En el primero, que es el más amplio y está conformado por rocas de edades jurásicas a cretácicas, se ubica la denominada zona de Las Mesas de la que hace parte La Mesa de Los Santos, en cuya parte meridional está el área de estudio.

Julivert et al. (1964) consideraron La Mesa de Los Santos como parte de una zona en cuyas formas geográficas destacan fragmentos de una plataforma primitiva única que ha sufrido un proceso de denudación importante. Las plataformas son áreas continentales dispuestas por estratos que conforman superficies relativamente planas o ligeramente inclinadas, que se superponen a rocas cristalinas. La plataforma ha sido excavada por un sistema de drenaje en donde tiene incidencia el sistema actual. El carácter tabular del relieve de Las Mesas está relacionado con la ocupación de unidades estratigráficas, concretamente la parte basal correspondiente a rocas arenosas de la Formación Los Santos.

Las características morfogeológicas predominantes en la provincia geográfica de Guanentá (que incluye la zona de Las Mesas) son relieves tabulares aclinales degradados y formas de relieves de fracturación, constituidos por capas de rocas sedimentarias. Estas capas, en general, presentan bajo ángulo de buzamiento y se encuentran rodeadas por profundas laderas, fuertemente escarpadas, en el ámbito del cañón del río Chicamocha. Como consecuencia del modelado geológico, aunado a la diversidad climática dispensada por la diferencia de alturas, se define, de una parte, un paisaje geológico sobre el cual se dieron condiciones que favorecieron la localización de asentamientos indígenas, quienes desarrollaron actividades y utilizaron los recursos existentes, incluidos los materiales geológicos. De otra parte, las condiciones ofrecidas por las diferentes unidades litológicas presentes posibilitaron los materiales para la elaboración de herramientas y artefactos, al igual que emplazamientos para la creación de pinturas y grabados rupestres.

Gómez y Cuervo (2012), en un estudio enfocado a la caracterización paisajística de La Mesa de Los Santos, determinaron lugares con interés geoarqueológico, con el propósito de proponer geotopos asociando geoformas con el contenido histórico como las pictografías, entre otros elementos arqueológicos. Además, plantearon dos geotopos. El primero como una ruta que denominan "Pictografías-Rosablanca", en alusión a la presencia de pictografías en rocas calcáreas y arenosas, de una de las formaciones geológicas que afloran en la región (Formación Rosablanca), en inmediaciones de las veredas del Pozo y Diamante. El segundo geotopo lo denominan "Abrigo rocoso los Santos", al igual que "Abrigo quebrada Las Gachas". Finalmente, mencionaron la existencia de pictogramas y afiladeras, donde se aprovecharon las propiedades abrasivas de cuarzoareniscas de la Formación Los Santos, del Cretácico inferior.

Los autores previamente citados relacionan la localización de tumbas con cavidades generadas por los procesos de fracturamiento y disolución en rocas calcáreas, mientras que los pictogramas los asocian a la erosión diferencial entre estratos rocosos de diferente resistencia mecánica. Además, los pictogramas en esta área se presentan en grandes bloques que se han movido de su posición original y que en algunos sitios arqueológicos se clasifican como bloques erráticos.

Marco histórico-semiótico

Entre hace 5000 y 2000 años, aprovechando la llegada de periodos más cálidos y húmedos, aparecieron los primeros grupos humanos que se adaptaron a las condiciones medioambientales de la cordillera Oriental y empezaron a ocupar sitios en ella, de forma semipermanente (Langebaek, 2019). De acuerdo con antropólogos como Langebaek, los primeros habitantes de los Andes colombianos arribaron cerca del inicio del Holoceno, entre 13.000 y ll.000 años. Sin embargo, solo data evidencia de existencia humana en la Mesa de Los Santos a partir del siglo IV d. C., y de una segunda llegada de grupos aborígenes en esa región en el siglo XII d. C. Esto último según hipótesis del arqueólogo Justus Wolfram Schottelius, basada en visita y hallazgo de indicios cerámicos y textiles en la Mesa de Los Santos, en 1940 (Schottelius, 1941). Así, se ratificó en publicación del antropólogo-arqueólogo, Leonardo Moreno-González:

Hay indicios [cerámicos y textiles] para afirmar que la sociedad Preguane (guane temprano. Siglo IV d. C.,) es autóctona y que hacia el Siglo XII d.C. se transforma por la llegada de nuevos pueblos aborígenes a la región. Esta llegada de una nueva población, da como resultado la transformación de la sociedad preguane y el inicio de un proceso con influencia foránea donde la población preguane, pudo haber sido sometida de manera violenta. Se puede plantear un período de transición entre el desarrollo de las sociedades Preguane y Guane, siendo probable que, en algunas zonas, pudo haberse presentado un proceso de asimilación y en otros casos, se pudo dar el sometimiento a la fuerza. Se puede considerar un período de transición preguane-guane o, por el contrario, no tienen nexos en el proceso histórico social y lo guane es en verdad la suma de todos estos acontecimientos socio-históricos ya consolidados y homogenizados para el siglo XVI, a la llegada de los conquistadores españoles (Moreno-González, 2012).

Prueba de lo anterior son los hallazgos de piezas textiles como el fragmento de tela blanca tejida, analizada por la arqueóloga-antropóloga Marianne Cardale en 1986, datada mediante técnica de carbono 14 en el año 1450 d. C. (rango de error 70 años hacia adelante o hacia atrás) (Cardale de Schrimpff, 1987), encontrada por los huaqueros Adolfo y Antonio Bárcenas en una cueva de la Mesa de Los Santos, en cercanías a la finca propiedad de la familia Bárcenas (Navas y Acevedo, 2010), y que actualmente se expone en la Sala Cultura Guane del Museo Casa de Bolívar en Bucaramanga, capital del departamento de Santander. Igual evidencia la constituye la manta referenciada por Reichel-Dolmatoff (1997) y datada con fecha aproximada de 1195 años d. C.

Específicamente en torno a hallazgos de pictogramas y petroglifos Guane, la primera referencia que se tiene de ellos estuvo a cargo del historiador Enrique Otero D' Costa, quien, en su libro Cronicón Solariego, mencionó que "En lo referente a trabajos pictóricos nos dejó la nación de los guanes muestras bien notables. Las más importantes de ellas encuéntrense en la Mesa de Géridas [Mesa de Los Santos], donde puede verse en una gran laja que orillea a la quebrada La Fuente, una apreciable cantidad de dibujos caprichosos trazados sobre la piedra con cierta pintura de color de ocre, que tiene la particularidad de que, estando casi borrada, revive al arrojársele agua" (Otero-D'Costa, 1972). En este punto se debe hacer la precisión histórica de que la palabra 'Guane' se trata de una voz hispanizada no nativa, mencionada por primera vez durante la jornada de descubrimiento de la provincia de Guane, a cargo de Ambrosio Alfinger, a su paso por el actual territorio santandereano, en el año 1533, tal como se lee en la Elegía I, Canto IV de la crónica Elegías de hombres ilustres de las Indias, escrita por Juan de Castellanos en 1601:

Por una y otra parte discurriendo

camina sin cesar el Marcio Coro,

los confines de Guane descubriendo,

provincia de grandísimo decoro... (Castellanos, 1857).

Desde el punto de vista histórico, gracias a documentación disponible en el Archivo General de la Nación de Colombia (AGN) es posible afirmar que los Guane era un grupo diferente a los Muiscas "... se tenía noticia ansí de los de lengua mosca como de los [de lengua] guane" (AGN S.C. Fondo Residencias Santander 54,56, Documento 4, f.553r) y que en 1540 Martín Galeano invadió la provincia de Guane, incluyendo a los naturales Guane de Xérira (Gérira), "Este testigo [Alonso de la Torre] vido que el dicho Galeano fue a la provincia de Guane la ocupó y la pobló." (AGN S.C. Fondo Residencias Santander 54,56, Documento 4, f.562r). Asimismo, por documento custodiado en el Archivo General de Indias (Sevilla-España) (AGI) se registró inicialmente el reparto de los naturales del cacique de Xérira en unidades de encomienda a Álvaro Rodríguez, y como indios encomendados a Juan Artero en 1561 (AGI, Signatura Patronato 153, Ramo 7, Folio 2r). Para 1601, Castellanos describió el sitio de habitación de los Guane de Xérira en la Mesa de Xérira (hoy Mesa de Los Santos) de la siguiente manera:

  • Corría, según cómputo cristiano,

  • Año de mil quinientos y cuarenta,

  • … al ocaso tenían sus asientos

  • estos Guanes y encima de la cingla

  • sabanas rasas hay, pero desiertas,

  • excepto la que tienen más a mano

  • que llamamos la Mesa de Xérira,

  • fertilísimo campo y apacible,

  • igual, alegre, llano, raso, limpio;

  • cuya circunferencia tanteada

  • será compás de seis o siete leguas

  • ella sola, sin las colaterales,

  • que son grandes y amplísimas dehesas,

  • …por ser esta llanada deleitosa

  • de cristalinas fuentes proveída

  • con aguas salutíferas que corren

  • al beneplácito de quien las guía,

  • y amiga la templanza del terreno

  • a la salud humana todo el tiempo

  • (Castellanos [1601] 1857).

Continuando con el recorrido investigativo del arte rupestre Guane, en 1984, en el libro Investigaciones etnohistóricas y arqueológicas en el área Guane, Gilberto Cadavid enfatizó en el original manejo del color y anotó que las estructuras físicas (pictogramas y tumbas) halladas en la Mesa de Los Santos eran Guane. Esta última cuestión fue ratificada por el coautor Jorge Morales, quien argumentó, con base en narraciones de cronistas y fuentes documentales del Archivo General de la Nación de Colombia (AGN), que el jefe máximo de los Guane era conocido con el nombre hispanizado de 'Guanentá' y que desde su residencia en la Mesa de Xérira [Mesa de Los Santos] "ejercía su gobierno de forma autónoma pues no se halló evidencia de caciques subsidiarios o con el Tundama, el Zaque o el Iraca de otros grupos como los Muiscas" (Morales-Gómez y Cadavid-Camargo, 1984).

Luego, en 1986, el autor Luis Domingo Rincón publicó, en el libro Pictogramas guanes y representaciones libres, su interpretación personal de diversos pictogramas Guane ubicados en la Mesa de Los Santos, enfatizando en figuras de plantas y animales. En 1994, se publicó el libro Arte rupestre Guane en la Mesa de Los Santos, de los autores Héctor Pinto-Malaver, Óscar Pinto-Torres y el historiador Álvaro Acevedo-Tarazona, que señalaron la relación existente entre la historia de la escritura pictográfica y petrográfica y la historia de los seres que escribieron esas huellas (Pinto-Malaver et al., 1994).

En el siglo XXI volvió a tomar interés el tema pictográfico y petroglífico Guane. Esta vez a cargo de Alejandro Navas y Érika Angulo, quienes en 2010 documentaron, mediante registro fotográfico, múltiples producciones de arte rupestre Guane de las zonas de la Represa, Las Tejedoras, La Mojarra, La Peña, la "Piedra del Indio", Volantín, La Custodia, Potreros, Salazar, La Purnia-El Duende, San Rafael, El Pozo-Tocaregüa, El Borboso, Los Andamios, Las Águilas, El Diamante, la quebrada El Santo, Las Gachas, La Pintada-El Majadal y Acuarela (Navas y Angulo, 2010).

Por último, al siguiente año, el semiólogo Martín Cuitzeo Domínguez realizó un análisis de pictogramas Guane, entre cuyas conclusiones sobresalieron el uso constante de tintes de color rojo y blanco, trazos de líneas rectas, curvas y puntos, sucesión de patrones geométricos en las zonas visitadas por él, aunque con significativas variaciones de prevalencia de figuras zoomórficas en unas zonas, antropomórficas en otras y "otros pictogramas que fueron de difícil lectura debido a que son formas inexistentes en la cultura actual" (Domínguez-Núñez, 2011).

Precisamente de estos esfuerzos académicos históricos, semióticos y geológicos, se partió para el análisis que se presenta a continuación.

Metodología

Para realizar el análisis histórico-semiótico y estratigrafía de rocas que sirvieron a manera de rocas-lienzos para pictogramas y petroglifos Guane en La Mesa de Los Santos, se inició con la consulta y examen de documentación, libros y artículos publicados sobre el tema, y se continuó con trabajo de campo, el cual permitió el registro fotográfico de pictogramas y petroglifos en tres áreas rupestres de La Mesa de Los Santos en las veredas el Diamante, el Pozo y las Gachas.

Ya con la información recolectada y organizada, se hizo un análisis semioestilístico (Moreno-González, 2008) de tres pictogramas y tres petroglifos, partiendo del concepto derridiano de escritura como huella (Derridá, 1971). Este análisis comprendió a su vez dos análisis secundarios: un análisis estructuralista (forma: género, estructura, composición y fondo; contenido: argumentación y uso del lenguaje) y un análisis estilístico (sistema expresivo, goce estético del autor y goce estético del lector).

Con respecto al análisis geológico de las rocas-lienzo usadas por los Guane en los mencionados pictogramas y petroglifos, se realizaron visitas de campo en varias jornadas en las cuales se realizó la localización geográfica de los diferentes sitios, al igual que se obtuvieron descripciones geomorfológicas y geológicas de los afloramientos.

Para la localización de los sitios se utilizó la plancha topográfica 135IIA (Villanueva) en escala 1:25000 del Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC), disponible a través del portal Colombia en Mapas (https://www.colombiaenmapas.gov.co/?e=-75.17039172851813,2.0867910266600127,-58.52610461914755,11.469111093594446,4686&b=i gac&u=0). La cartografía base usa el datum geodésico Magna-Sirgas, elipsoide GRS80, proyección cartográfica Gauss-Kruger Colombia (Transversa de Mercator) con origen de la zona en Bogotá.

Para especificar la localización geológica de los sitios visitados, inicialmente se determinaron las unidades litoestratigráficas existentes en el mapa geológico de la plancha topográfica 135 (San Gil) en escala 1:100000, consultado en el sitio Web del Servicio Geológico Colombiano, visor de datos geográficos (https://srvags.sgc.gov.co/JSViewer/Viso Integrado Geoportal/), y con base en las descripciones presentadas por Díaz et al. (2009).

Se analizaron las columnas estratigráficas publicadas por Pulido (1979), Moreno y Sarmiento (2002) y Herrera-Martínez (2016), para establecer la posición estratigráfica de los sitios presentes en el sector del Diamante, coherente con el segmento más superior de la Formación La Paja; mientras que para los sitios de la vereda Los Pozos se analizaron las columnas presentadas por Etayo-Serna y Guzmán-Ospitia (2019) para la Formación Rosa Blanca.

En el trabajo de terreno se realizaron descripciones geomorfológicas, litológicas y muestreos de rocas y minerales. Para estos últimos se realizaron análisis de identificación mineral utilizando un identificador mineral ASD TerraSpec® Halo basado en análisis espectrométrico en diferentes bandas del espectro electromagnético.

Para las descripciones litológicas de rocas siliciclásticas y calcáreas, se estimaron los parámetros de tamaños, forma, empaquetamiento y redondez de sedimentos por medio de gráficos de estimación visual, según lo correspondiente. Los términos geomorfológicos se basaron en los estándares de clasificación propuestos por Carvajal-Perico (2012).

Resultados

Pictograma vereda el Diamante

Localizado en coordenadas geográficas Magna-Sirgas (EPSG 4686) 6.746 (N), - 73.152 (W). El entorno inmediato del espacio geográfico de este sitio corresponde con el sistema morfogenético de vertientes medias de la media montaña propuesto por el IDEAM (2010), cuyo medio ambiente morfogenético, en escala media, es del tipo estructural/denudacional, puesto que en la zona afloran rocas estratificadas afectadas por componentes de los sistemas regionales de fallas y en proceso de denudación por los condicionante bioclimáticos (Schopf, 1983).

La roca-lienzo A fue pintada en la parte inferior de un bloque rocoso arrastrado de su sitio original, reubicado sobre lodolitas laminadas grises, que de acuerdo con Moreno y Sarmiento (2002) y Herrera-Martínez (2016), y por las columnas estratigráficas levantadas para la Formación Paja en la zona de Barichara, corresponderían a la secuencia superior de la Formación Paja, en la cual se tienen capas muy gruesas de areniscas amarillas de grano fino; mientras que las lodolitas del tope de esta formación son lodolitas negras a grises en capas gruesas, con laminación paralela fina y contenido de nódulos arcillosos, concreciones calcáreas y otras completamente oxidadas, intercalaciones de bioesparita, areniscas compactas fosilíferas y limolitas cuarzosas. De acuerdo con estas descripciones, el bloque rocoso de arenisca se situaría en cercanías de su posición original, en una pendiente no mayor de 35° (muy abrupta), longitud de ladera corta, y cuya clasificación morfogenética correspondería a una contrapendiente estructural denudada. La ladera se extiende en dirección aproximada W-E.

El bloque tiene un poco más de 3 metros de altura, con forma cúbica, que indica poco transporte. Superficialmente, se presenta muy meteorizado, sobre ciertas superficies se desarrollan líquenes y crecen algunas plantas tipo cactus. Petrográficamente, es una arenisca de grano medio, ligeramente lodosa y hasta con 20 % de fragmentos líticos y cuarzo, que tiene cavidades subesféricas alineadas, originadas por erosión de nódulos arcillosos. El bloque hace parte de un depósito coluvial que cubre la ladera. Los pictogramas están situados en una esquina de la base que se presenta erosionada y relacionada con estratificación interna irregular (tipo erosivo). La superficie erosionada está recubierta por un precipitado carbonatado sobre el cual se realizaron los pictogramas (Figura 3).

Figura 3 Roca-lienzo A. Fotografías tomadas por Ruby Márquez. 

Los pictogramas son de color rojizo a violáceo. Al revisar cuidadosamente la secuencia estratigráfica, se identificó el nivel de concreciones oxidadas reportado en el trabajo de Herrera-Martínez (2016). En la determinación de las características mineralógicas de las concreciones se utilizó un espectrómetro manual marca Malvern Panalytical para el análisis de cinco muestras minerales. Las lecturas se hicieron en el núcleo de la concreción y en sus bordes. El resultado muestra que en el núcleo predominan aluminosilicatos, mientras que en los bordes predominan la hematita y la saponita férrica. De acuerdo con lo anterior, se considera que el material para realizar los dibujos provenía de los bordes de las concreciones oxidadas, dado que en los bordes se forman astillas o escamas de los minerales citados. Se puede plantear, entonces, que se podían utilizar las escamas directamente para ejecutar los dibujos, que en total está formado por nueve figuras geométricas (Figura 4).

Figura 4 Pictogramas, roca-lienzo A. Fotografías tomadas por Ruby Márquez. 

En análisis semioestructural se encontró que, según su forma (Figura 4), los pictogramas 1 al 5 y 9 pertenecen al género de figuras geométricas, mientras que del 6 al 8 son fitomórficas (plantas). En cuanto a su estructura, 1 y 3 presentan correspondientemente 6 y 8 aristas unidas en un círculo interno y enmarcadas en un círculo externo; 3 es la unión de dos triángulos equiláteros; 4 y 5 están conformados por series de cuadrados, rectángulos y rombos, el 4 tiene 7 series y el 5 tiene 2 series; algunos de ellos con terminaciones redondeadas. Los pictogramas 6, 7 y 8 tienen bases bípedas que sostienen elementos florales decoradas con tres puntos (pictograma 6), dos hendiduras pintadas (pictograma 7) y una cresta (pictograma 8). El pictograma 9 se trata de 6 vértices que despuntan de un pequeño centro circular. Sobre la composición, todos los pictogramas están realizados con una herramienta fina tipo pincel. Los pictogramas 2 y 9 están compuestos por trazos rectos, y el resto se componen de trazos rectos redondeados en sus finalizaciones y combinados con trazos curvos. Además, del 1 al 8 están coloreados con pigmentos de tono vinotinto, y el 9 de tonalidad roja. Por último, el fondo de todos los pictogramas de esta roca-lienzo A es una superficie calcárea en rocas areno-calcáreas.

En análisis de contenido, se deduce una argumentación de tipo cuasilógico o aquel que se comprende aproximado "al pensamiento formal de naturaleza lógica o matemática" (Perelman, 1997) en los pictogramas 1-5 y 9; mientras que del 6 al 8 usan argumentos basados en la estructura de lo real, para el caso, en el nexo de coexistencia con flora endémica de la región, por ejemplo, la Krameria ixine que termina en tres pistilos, las flores de la Sansevieria zeylanica wild y flores de Melocactus pescaderensis y Mammillaria collumbiana (Albesiano y Fernández- Alonso, 2006).

Respecto al lenguaje, es iconográfico y se usó para referirse a un "objeto en virtud de sus propias características, indistintamente de que el objeto exista o no" (Peirce, citado por Restrepo, 1993). Para el caso, huellas iconográficas de astros celestes y de flores.

En análisis estilístico, el sistema expresivo de estos pictogramas remite al ejercicio de los actos de habla (Searle, 1994): ilocutivo, en tanto el autor expresó su idea del contexto natural que le rodeaba; perlocutivo, en la intención de obtener una lectura en el tiempo de los espectadores del pictograma, mediante el uso del color y la escogencia del lienzo-roca para su creación; y el locutivo, entendido en la respuesta de los lectores que aun hoy día leen esa huella Guane.

Ahora bien, a pesar de desconocerse manifestaciones escritas u orales del goce estético del autor en el momento de la creación, según los autores Martínez y Botiva, este arte rupestre se creó "en cualquier momento del poblamiento humano, desde hace al menos 16.500 años, hasta incluso algunos años después de la invasión española" (2004), es viable señalar que podría tratarse de autores diferentes y de distintas épocas, especialmente del pictograma 9.

Sin embargo, la dinámica expresiva del autor (o autores) señala una tendencia a lograr una composición textual que describe y narra su admiración por realidades móviles (círculos y aristas) y vegetales (triángulo y elementos florales).

Al igual que el autor, los pictogramas han tenido sin duda no uno sino varios tipos de lectores, entre ellos, los espectadores naturales de las Indias o 'indios' de Guane, los españoles invasores de la provincia de Guane y los lectores contemporáneos. Para los primeros, el goce estético se expresaba mediante la admiración y protección de estas manifestaciones rupestres; mientras que, para los segundos, el goce estético estaba matizado por connotaciones negativas derivadas de la ideología católica, como lo expresó el obispo del Nuevo Reino, fray Luis Zapata de Cárdenas en su catecismo de 1576, acerca de lugares sagrados indígenas:

Por cuanto los santuarios son tropiezo y estorbo para que los infieles no se conviertan... los sacerdotes inquieran dónde hay santuarios, y sabido no toquen en ellos, sino den aviso con toda brevedad a su prelado... para que con su autoridad manden destruir y asolar del todo [folio 270v] sin que haya memoria de ellos (Marín-Tamayo, 2008).

Finalmente, se presentan dos lecturas de estas huellas pictográficas Guane y sus correspondientes goces estéticos por parte del lector actual: uno que admira, respeta y se aventura al estudio de los pictogramas, como es el caso de los autores de este artículo y otros que realizan una lectura contestataria correspondiente con el llamado "vandalismo rupestre" (Navas y Acevedo, 2010), que sobrepone escritura alfabética, mutila, borra o destruye los trazos pictográficos.

Petroglifo vereda el Diamante

Localizado en coordenadas geográficas Magna-Sirgas (EPSG 4686) 6.745 (N), -73.149 (W). El petroglifo se halla en la roca-lienzo B, conformado en una concavidad de la roca. Las propiedades petrográficas de la roca son similares a las descritas en el pictograma de la vereda el Diamante; en este sitio, el bloque tiene dimensiones similares con 3 metros de alto y 4 de ancho y a diferencia del sitio anterior, hay presencia de otros bloques similares alrededor. Se localiza al pie del escarpe y en este caso la roca presenta cavidades subesféricas, principalmente en la parte superior; en la base se tiene una gran concavidad y el material que recubre las paredes es carbonatado, sobre el cual se presentan acanaladuras que se interpretan como un petroglifo. Revisando cuidadosamente, se percibe que los pictogramas se superponen a las marcas, por lo que se abre la posibilidad de que excavaron el material carbonatado para crear la superficie, cuyo propósito esencialmente era la elaboración de los pictogramas (Figura 5).

Fotografías tomadas por Ruby Márquez.

Figura 5 A. Roca-lienzo By B. Detalle de petroglifo. 

Los pictogramas tienen color rojizo, y se considera que los materiales para realizar los dibujos provienen del nivel ferruginoso oxidado, descrito para la roca-lienzo A. Se supone posible que, para la factura de los petroglifos, se hayan utilizado herramientas elaboradas en rocas volcánicas, reportadas en la Formación Jordán, yacimientos existentes en la parte baja de La Mesa de Los Santos, de las cuales se han recolectado piezas de este tipo. La roca-lienzo es parte de un nivel de saprolito (zona de roca muy alterada) desarrollado en la zona en rocas de la Formación La Paja, específicamente en la parte más superior de su columna estratigráfica.

Semioestructuralmente, se analizó que los petroglifos del Diamante son lineales en su forma, acompañados de grabados circulares, profundos y de diversos tamaños. En la composición de los petroglifos se usaron herramientas puntiagudas para cincelar líneas tendientes a la rectitud y hondos hoyos redondos hechos sobre la roca. Solo uno está coloreado con pigmento rojo de escama de roca hematita, y el fondo de todos los petroglifos es la superficie calcárea del bloque de roca de arenisca calcárea. En cuanto al contenido, por la disposición al azar en un extremo de la roca-lienzo B, estas huellas petroglíficas Guane acuden a argumentos pragmáticos "que permite apreciar un hecho por sus consecuencias" (Perelman, 1997), más que estéticos, excepto en el petroglifo coloreado de rojo, único hallado en la zona de la práctica petroglífica Guane. Sobre el lenguaje, se trata de signos relacionados con una sensación de fuerza individual, que expresada "ya no es privada" (Wittgenstein, citado por Brand, 1981).

Estilísticamente, y dado que se construye un sentido funcional de la mayoría de estas huellas o escrituras rupestres Guane, solo se analiza el sistema expresivo manifestado en el petroglifo, que, gracias al tallado decorado con pigmento rojo y que presenta cierta curvatura al final de la inscripción, remite a dimensiones estéticas, donde el goce estético del autor y del lector obligan a la lectura de una especie de "cualisigno (cualidad)" (Restrepo, 1993). Así, para el autor de este petroglifo, quien pudo ser posterior al elaborador de un tallado funcional, este se convirtió en una forma de estilizar una burda inscripción funcional y de proyectarla a dimensiones artísticas; mientras que, para el lector actual, el goce estético se basa en la admiración del colorido, la fuerza expresiva, precisión y profundidad de trazos lineales, el logro de hoyos circulares perfectos y la perdurabilidad del petroglifo.

Pictogramas en el Pozo

Localizados en coordenadas geográficas Magna-Sirgas (EPSG 4686) 6.743 (N), -73.129 (W). La roca-lienzo C (Figura 6) corresponde con un estrato de una caliza wackestone con bioclastos recristaslizados. La roca internamente presenta láminas inclinadas discontinuas, y el afloramiento consiste en capas de caliza y caliza arenosa con estratificación gruesa e intercalaciones de capas muy delgadas de lodolitas laminadas. Por la posición estratigráfica, los afloramientos se ajustan al Miembro Zo de la Formación Rosa Blanca, subdivisión recientemente presentada por Etayo-Serna (2019).

Figura 6 Roca-lienzo C y 11 pictogramas del pozo. Fotografías tomadas por Ruby Márquez. 

Para la elaboración del arte rupestre, se utilizaron dos superficies de fractura perpendiculares entre sí, que fueron expuestas por la caída de un bloque de roca; el lienzo se resguarda en el interior del afloramiento, y en la parte superior se nota a manera de una saliente que coincide con la superficie de estratificación.

El conjunto se percibe afectado por carstificación (disolución de la roca). La mayoría de las inscripciones presenta deterioro natural por factores ambientales y antrópicos que han generado su decoloración.

Según análisis semiótico-estructural, los pictogramas del Pozo se caracterizan por formas zooantropomórficas (figuras animales con rasgos humanoides) en los pictogramas 2, 4, 9 y 11, asociados con hombres insecto, ave, reptil y arácnido; formas zoomórficas (figuras animales) en los pictogramas 1, 6, 7 y 10, que representan figuras de un insecto (ciempiés, alacrán o escarabajo), una tortuga, un ave y un quiróptero (murciélago), respectivamente; y formas antropomórficas (figuras humanas) en 3, 5 y 8. En la composición de figuras zooantropomórficas se destaca la presencia de cabezas y extremidades humanas en troncos animales cuadrados (pictogramas 2 y 9), en rombo (4), y el insecto del pictograma 11 que está humanizado proxémicamente gracias a su posición bípeda.

Todos los pictogramas están dibujados con herramienta de trazo fino (palito de madera), y decorados con pigmentos de hematita de tonalidad vinotinto descolorido. La roca-lienzo que sirve de fondo se asimila a un libro abierto en cuya página izquierda (verso) se distinguen principalmente 5 figuras, y en la página de la derecha (recto) se detallan 6, para un total de 11 pictogramas analizados. Sobre el contenido de esta huella escritural, los llamados Guane usaron "argumentos basados sobre la estructura de lo real" (Perelman, 1997) por nexos de relaciones interpersonales y de coexistencia entre personas y animales, y llegaron incluso a creaciones metafóricas en los pictogramas 2, 4, 9 y 11, asociados con hombres animalizados.

Respecto al lenguaje, los pictogramas conforman un texto o tejido de enunciados, unidos por enlaces de tipo icónico, proxémico (manejo del espacio) y lógico, que narran en un primer renglón de la página verso, leído de izquierda a derecha, el encuentro de tres personas con un hombre-insecto, precedido de un insecto similar a un ciempiés, alacrán o escarabajo, muy frecuentes en la región; y en un segundo renglón, un hombre frente a un ave similar a un pato. En la página recto se lee el relato de animales (pictogramas 6, 7 y 10) que atestiguan la caída de cabeza con extremidades superiores extendidas de dos personas (pictograma 8) y que finaliza la representación iconográfica de un tipo de quiróptero, acompañado de un personaje-insecto perfectamente parado en dos pies frente al lector, que expone su tronco y enseña las extremidades superiores al separarlas del tronco y que terminan en una especie de tenazas.

Del análisis estilístico se dedujo la acogida de expresiones que simbolizan la realidad natural donde habitaba el grupo Guane al que pertenecía el autor de los pictogramas y la relación armónica de ese pueblo con el ecotopo natural, al punto de llegar a la creación estético-poética de pictogramas metafóricos, ejercicio que indica, a su vez, el goce estético del autor en el momento de la creación.

Por su parte, el lector manifiesta su goce estético en el acto de lectura a través de la admiración de elementos creativos tales como el uso del rombo para inventar la figura animal del pictograma 4, la diferenciación de extremidades y cola en el 9, la unión perfecta de semicírculos en el 6, el efecto de caída en el 8 y, especialmente, la metaforización de seres zooantropomórficos. A propósito del pictograma 8, se debe aclarar que es imposible que se refiera a la muerte de Guanes por los precipicios de la Mesa Xérira, durante la invasión española a cargo de Martín Galeano en 1540 (AGN, Visitas Santander, 62,2, Documento 6 Folios 166r-474v), porque los pictogramas fueron dibujados en épocas prehispánicas. Lo que posiblemente ocurrió fue que la leyenda acerca de suicidios colectivos guane, durante las jornadas de conquista castellana, sobreviviera en el tiempo hasta nuestros días, alimentada por relatos de cronistas como Castellanos, quien así narró fallido un intento de huida de indios guane de Butaregua, pueblo cerca del pie de la Mesa de Xérira:

... los bárbaros tras ellos en alcance, según iban saliendo de las cuevas, o menos que fervientes hormigueros, y vistos por la gente castellana, algunos en lugar acomodado, para poder jugar de las espadas, sobre ellos dieron vuelta sanguinosa, cebando los aceros afilados en bárbaras entrañas a gran priesa. Y como retuvieron los primeros, el presuroso paso de repente en el remate del despeñadero, y los que los seguían no paraban, el reventón abajo, desgalgados, sin ser en mano de ellos detenerse, .. .y estar dar en aquel y aquel en otro, confusos y revueltos se derriban yéndoseles los pies y unos a otros, asidos por valerse van volando, por los vagantes aires a la tierra que los recibiere hechos mil pedazos... (Castellanos, 1857)

De otro lado, la roca-lienzo D (Figura 7), localizada en coordenadas geográficas Magna-Sirgas (EPSG 4686) 6.742 (N), -73.129 (W), tiene continuidad litológica con las rocas calizas vistas en el sitio previamente descrito (roca-lienzo C); hacen parte de la misma secuencia estratigráfica de calizas pertenecientes al Miembro Zo de la Formación Rosa Blanca. Los afloramientos se localizan en el mismo camino que desciende al río Chicamocha, algunos kilómetros adelante por la ladera sur de la vereda Los Pozos (el Pozo según la cartografía 1:25000 del IGAC), distan unos 80 metros entre sí. Sin embargo, la roca-lienzo D abarca una amplia superficie que es coincidente con la superficie de una fractura recubierta por un precipitado calcáreo. El espacio que ocupa el lienzo D se sitúa bajo una cornisa de roca que evidencia el desarrollo de erosión diferencial, en el cual, estratos menos resistentes y delgados son socavados, permitiendo el vuelco y caída de bloques de las calizas tipo wackestone. Adicionalmente, se observan formas cársticas que suponen la existencia de cavidades que aumentan las posibilidades de colapso y condicionaron la producción del zapamiento en la pared rocosa.

Fotografías tomadas por Ruby Márquez.

Figura 7 Roca-lienzo D y secuencia de pictogramas.  

El tipo de sitio para realizar los pictogramas se conoce como abrigo, por la presencia de un alero, que para el caso es la saliente de una capa de roca que permite un resguardo natural, dadas las condiciones vistas. Es posible que el sitio hubiese sido semiconfinado y que la parte externa colapsara por efecto de los procesos erosivos. Una de las superficies de fractura fue aprovechada para dibujar los pictogramas, algunos de ellos presentan deterioro natural por descamación, según se deduce de la coloración amarillo y negro de la superficie, señal de deterioro.

Semioestructuralmente analizado, el pictograma de la roca-lienzo D está conformado por un enunciado conjunto de más de 50 inscripciones, en su mayoría, de formas fito y zoomórficas, distribuidas en cuatro planos. En el primer plano se observan tres figuras geométricas que parecen no pertenecer al enunciado general de la laja entera, debido al uso, en las dos primeras, de formas geométricas rellenas de tonalidades de color marrón oscuro, consistentes en una especie de copa conformada por dos triángulos equiláteros, acompañada de otro triángulo equilátero de mayor tamaño y grosor pintado con el vértice boca abajo, cuya autoría puede ser Guane o Preguane; y la tercera es un grafiti actual, de representación fálica, dibujado con pigmento rojo de hematita disponible en el sector.

En un segundo plano, el autor Guane secuenció una serie de representaciones iconográficas de arbustos, árboles y plantas de la región, similares a árboles de ceiba y plantas de maíz, fique y yuca. En el tercer plano se representaron figuras zoomórficas de peces en movimiento que tratan de escapar de redes graficadas en un cuarto plano final mediante trazos lineales hechos con herramienta de punta gruesa y la impresión de puntos digitales. En cuanto al contenido, se trata de un relato basado en argumentos de hechos y verdades (Perelman, 1997) que permiten reconocer prácticas agropecuarias de los Guane (maíz y yuca) y el consumo proteico producto de la pesca, muy seguramente en quebradas tributarias y en el propio río Chicamocha. En relación con el lenguaje, ya se mencionó que es textual en un enunciado total conformado por enunciados icónicos distribuidos en planos de lectura de arriba hacia abajo para un lector contemporáneo, aunque igualmente es posible su lectura de forma ascendente.

Estilísticamente, el pictograma de la roca-lienzo D se admira como una huella escritural monumental, no sólo por su tamaño de un área aproximada de 4 metros de ancho y 1,80 de alto, sino por la creatividad expresada en la diversa, colorida y representativa serie de elementos pictográficos, concatenados en un texto visualmente atractivo y original, que provoca su lectura. Finalmente, respecto al goce estético del autor, es inminente su vínculo poético con la obra, más aún cuando usó sus propios dedos para el detalle de escamas de peces y tejidos en forma de redes, cuyas urdimbres están pintadas con herramientas combinadas con tramas digitales.

Petroglifos de las Gachas

La roca-lienzo E (Figura 8), localizada en coordenadas geográficas Magna-Sirgas (EPSG 4686) 6.759 (N), -73.102 (W), se elaboró en estratos de areniscas del tipo cuarzoarenitas; la secuencia estratigráfica está conformada por estratos de estratificación lenticular, predominantemente delgada, con intercalaciones de areniscas finas laminadas y limolitas con estratificación muy delgada. La secuencia presenta fracturamiento y zapamiento por erosión diferencial de las areniscas finas y limolitas menos resistentes a la erosión. Sobre las superficies de estratificación que quedan expuestas en capas de menos de un metro de espesor se elaboraron los petroglifos. La secuencia estratigráfica hace parte del miembro superior de la Formación Los Santos.

Fotografías tomadas por Ruby Márquez.

Figura 8 Roca-lienzo E con presencia de petroglifos en el suelo rocoso de las Gachas.  

De acuerdo con análisis semiótico-estructural, estos petroglifos de las Gachas son de forma lineal, dispuestos al azar sobre un plano imaginario de la superficie rocosa, y cuya profundidad y longitud aumenta de derecha a izquierda. Esto indica una composición sígnica cuyo significante es una materialidad física, muy posiblemente generada por una herramienta tipo cincel, de gran dureza y precisión y un significado connotativo referente a la prueba del filo de un utensilio. Esto también habla de un contenido que permite construir un sentido funcional y pragmático más que estético de estas huellas petroglíficas guane.

En ese orden de ideas, y al igual que en la mayoría de los petroglifos identificados en el sector del Pozo, el sistema expresivo es llanamente funcional, sin pretensiones ilocucionarias o perlocucionarias (Searle, 1994). Sin embargo, la carencia de sentido estético no demerita el hecho de que estos petroglifos son escrituras o huellas de la actividad prehispánica Guane, pobladores originarios del hoy Santander, sobre el uso de herramientas, ya fuese para agricultura, como las hachas de piedra reportadas por el autor Benjamín Ardila Díaz, halladas en tierras de los guanes de Chocoa (1938), o para la guerra, porque según se sabe por documento histórico del AGN, "llegado el dicho capitán Galeano a la dicha provincia de Guane, no tan solamente no quisieron los dichos indios dar obediencia a su Majestad, aunque el dicho Galeano les requiriera y requirió, más antes salieron a él de guerra..." (AGN, Residencias Santander, 54,56, Documento 4, Folios 586v-587r).

Por último, la roca-lienzo F (Figura 9), localizada a menos de 40 metros de la roca-lienzo D, está localizada por lo tanto en las coordenadas geográficas Magna-Sirgas (EPSG 4686) 6.759 (N), -73.102 (W).

Fotografías tomadas por Ruby Márquez.

Figura 9 Roca-lienzo F. Bloque de petroglifos en las Gachas.  

Se ubica en la superficie de estratificación de areniscas de grano fino de bloques desprendidos por el proceso de zapamiento. Estos materiales hacen parte de la secuencia arenosa descrita para la roca-lienzo D; corresponden con la secuencia superior de la Formación Los Santos. En diferentes bloques se hallaron petroglifos sobre superficie de fractura y de la estratificación.

Del análisis semioestructural se hallaron similitudes estructurales en forma y contenido y en el sistema expresivo explicado en los petroglifos de la roca-lienzo E, aunque, estilísticamente, las huellas escriturales de la F son más atractivas para el espectador, dada la composición de figuras geométricas como rectángulos y triángulos, que muy posiblemente el autor (o autores) logró sin intencionalidad creativa, sino como resultado de una actividad de afilado de herramientas.

Discusión

El análisis histórico semioestilístico de pictogramas en los sitios del Diamante y el Pozo explica la intención de los Guane de comunicar en esta huella escritural no alfabética su conocimiento del medio natural de la Mesa de Xérira (Los Santos) y el manejo de la geometría, especialmente del rombo, poco usado por otros grupos indígenas vecinos como los yariguíes, los chitareros, los laches, los opones, los carares, los muzos o los muiscas. Estas competencias cognitivas y enciclopédicas les posibilitaron a los Guane la representación de la biota (fauna y flora) de la región en figuras fitomórficas y zoomórficas y de astros celestes como el sol.

Asimismo, gracias a sus competencias argumentativa y estética o creativa, el autor Guane o Preguane, ayudado con herramientas básicas, con sus propios dedos, y aprovechando la presencia del mineral hematita para dar color a su obra, logró producir figuras metafóricas, especialmente en el sitio el Pozo, donde se observan formas zooantropomórficas, iconográficas y textos enunciativos con sentido estético, que, como huellas, hablan de la existencia pasada de esas gentes antes de la llegada de los españoles, y que han sobrevivido en espera de nuevos lectores.

Respecto a los petroglifos Guane, su análisis semioestilístico determina que, en su mayoría, son de forma lineal, excepto los tallados en forma de hoyos del sector del Diamante, y que tales expresiones tenían como fin principal el afilado de herramientas, muy posiblemente para usos agrícolas o guerreros más que artísticos, como lo señalan también estudios arqueoantropológicos y fuentes históricas indianas o coloniales consultadas sobre el tema. Sin embargo, el análisis del único petroglifo Guane decorado con pigmento rojo de hematita, hallado hasta el momento, demuestra la creatividad del autor de ese petroglifo, quien pudo ser un Guane posterior al creador de un tallado funcional, para estilizar un tosco labrado utilitario y proyectarlo al campo de lo estético.

De acuerdo con lo expuesto por Etayo-Serna y Guzmán (2019) y Etayo-Serna et al. (1983): "La unidad litoestratigráfica cretácica más antigua registrada en la región de Hidrosogamoso" que incluiría la región de mesas y cuestas (por ende, La Mesa de Los Santos) "es la Formación siliciclástica Los Santos, de origen continental. Inmediatamente sobre ella sigue la Formación Cumbre, de naturaleza transicional y sobre esta se presenta la Formación Rosa Blanca".

Recientemente, se ha propuesto un neoestratotipo y una subdivisión de la Formación Rosa Blanca, con el miembro inferior denominado Miembro Lagunetas, sedimentado en un ambiente de sabkha submareal a intermareal, que se superpone al Miembro Carrizal, sedimentado en un ambiente marino de poca profundidad. A este se sobrepone el Miembro Zo, en un ambiente de depósito de corrientes de marea, donde se superpone el Miembro El Sapo, sedimentado en un ambiente marino de poca profundidad; el Miembro Zapatoca constituye la subunidad superior, sedimentada en un ambiente influenciado por un sistema fluvial e interdigitada con sedimentos costeros. La Formación La Paja representa un evento de sedimentación relacionado con una incursión marina. Etayo-Serna (2019) explica que "La tectónica compresional [...] controló los atributos estratigráficos y estructurales de la cuenca sur del Valle Medio del Magdalena desde hace 70 millones de años".

Los lugares para elaborar los pictogramas, en los sitios del Diamante y el Pozo, tienen en común la utilización de bancos de rocas resistentes mecánicamente, de grandes dimensiones, es decir, estratificación gruesa, al igual que el uso de superficies de fracturas verticales, recubiertas por precipitados de tipo carbonatado. Esta última característica se produce por la presencia de calizas en las Formaciones Rosa Blanca, particularmente en el miembro Zo y La Formación La Paja, que, al sufrir disolución química, precipitados del tipo carbonatos ocupan los espacios vacíos de las fracturas y las rellenan. Tales precipitados químicos al quedar expuestos dejan superficies regulares que seguramente interesaron para elaborar los pictogramas.

La presencia de horizontes ferruginosos por precipitación de aluminosilicatos y óxidos en ambientes de sedimentación reductores de la Formación La Paja produce pequeñas láminas compuestas principalmente de hematita, que en la región las denominan "escamas". Este mineral surge como el principal pigmento, al igual que la saponita férrica en los bordes de los llamados nódulos ferruginosos, mas, en el núcleo de estos, se determinó la presencia de Bedeilita; el conjunto de minerales es descritos como originados por meteorización.

De acuerdo con lo previamente comentado, las láminas de la parte externa que tienen buen contenido de hematita fueron utilizadas para la elaboración de los pictogramas en los sitios del Diamante y el Pozo, aunque hay que precisar que la fuente del mineral se ubica en inmediaciones del sitio del Diamante.

Conclusiones

Es estimable suponer que las actuales condiciones geográficas de la Mesa de los Santos, particularmente en lo fisiográfico, permitieron entornos propicios para el desarrollo de la cultura Guane y, por ende, el desarrollo del arte rupestre.

La localización de los sitios estudiados tiene estrecha relación con yacimientos arqueológicos reportados en la zona, lo cual representa la plena ocupación de la parte alta de la Mesa de Los Santos por los indígenas de la cultura Guane.

Las rocas-lienzo sobre las cuales se crearon los pictogramas presentados y ubicados en los sitios del Diamante y Los Pozos tienen en común ser superficies de fracturas que fueron rellenadas por precipitados químicos calcáreos antes de quedar expuestas, para luego ser escogidas en la creación pictórica.

En La Mesa de Los Santos, el marco estratigráfico asumido corresponde con la nomenclatura estándar del Valle Medio del Magdalena del Servicio Geológico Colombiano, por lo tanto, las rocas-lienzo son, para el sitio del Diamante, areniscas lodosas de la Formación La Paja, y para el sitio los Pozos, calizas del miembro Zo de la Formación Rosa blanca. Los pictogramas y petroglifos del sitio Las Gachas se crearon en areniscas de la Formación Los Santos. Estas rocas, por sus características, facilitan su desbaste y tallado. La presencia de líquenes y musgos en los pictogramas elaborados en bloques movidos de areniscas abre la puerta para utilizar las técnicas de liquenometría para la datación relativa de la elaboración de tales pictogramas.

La delineación de los pictogramas, al igual que el tono rojizo característico en cada uno de los sitios estudiados, está relacionado con la pigmentación producida por compuestos minerales, esencialmente el mineral hematita que produce una raya roja y corresponde con un nivel de la secuencia estratigráfica de la Formación La Paja.

El análisis histórico-semioestilístico permite afirmar que los pictogramas y petroglifos guane son huellas escriturales de una sociedad que contaba con miembros talentosos en arte rupestre, especialmente dado el manejo de la geometría, el color para la representación metafórica de su entorno natural, que merece estudiarse a profundidad, en aras de la conservación tanto del patrimonio cultural como del geológico, porque constituyen, en su conjunto, un servicio ecosistémico que aún no ha sido debidamente valorado en el ámbito regional.

Agradecimientos

Este artículo presenta resultados parciales de la investigación desarrollada con el apoyo de los grupos de investigación GIGBA y PSORHE, y gracias a la colaboración financiera de Colciencias/Minciencias Colombia (crédito condonable convocatoria 757 de Colciencias/Minciencias Doctorados Nacionales de 2016 de la tesis doctoral 'Historia de la provincia de Guane. 1540-1795 autoría de María Consuelo Moreno González'). Agradecimientos especiales a la ingeniera civil Ruby Márquez Castillo por su apoyo profesional y el registro fotográfico en el área visitada, y al guía local del municipio de Los Santos, Nelson Ramírez, sin cuya orientación hubiese sido imposible la realización de esta investigación.

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Forma de citar: Colegial-Gutiérrez, J.D.; Moreno-González, M.C. (2024). Análisis histórico-semioestilístico y geológico de rocas-lienzos con pictogramas y petroglifos Guane en la Mesa de Los Santos (Santander-Colombia). Boletín de Geología, 45(3), 119-136. https://doi.org/10.18273/revbol.v45n3-2023007

Recibido: 24 de Enero de 2022; Aprobado: 28 de Julio de 2023

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