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Revista Colombiana de Entomología

Print version ISSN 0120-0488On-line version ISSN 2665-4385

Rev. Colomb. Entomol. vol.32 no.2 Bogotá July/Dec. 2006

 

 

Caracterización de nidos de la Hormiga Arriera Atta cephalotes (Hymenoptera: Myrmicinae) en Cali (Colombia)

 

Characterization of the nest of the leaf-cutting ant Atta cephalotes (Hymenoptera: Myrmicinae) in Cali (Colombia)


JAMES MONTOYA LERMA1 , PATRICIA CHACÓN DE ULLOA2, MARIA DEL ROSARIO MANZANO3

1Biólogo, Grupo de investigaciones entomológicas. Departamento de Biología. Universidad del Valle. A.A 25360 Cali. jamesmon@univalle.edu.co

2Bióloga, Grupo de investigación en biología, ecología y manejo de hormigas. Departamento de Biología. Universidad del Valle. A.A 25360 Cali. hormigas@univalle.edu.co

3Bióloga, Profesora. Departamento de Ciencias Agrícolas, Universidad Nacional de Colombia, Palmira. mrmanzano@palmira.unal.edu.co


Resumen.Se determinó la proporción de zonas verdes con presencia de nidos y el nivel de infestación de la hormiga arriera, Atta cephalotes , en tres comunas del municipio de Cali. Entre marzo y abril de 2002, se evaluaron 143 zonas verdes entre parques, separadores de calle, jarillones y polideportivos, cubriendo un área de 1.276.131 m2. La mayor proporción (89%) de las zonas verdes tuvo una intensidad de infestación baja-media; es decir que la mitad ó menos de su área total estaba ocupada por nidos de hormigas. El restante (11%) presentó infestación alta, en la cual más de la mitad del área fue colonizada por arriera. El 68% de los nidos se ubicó en terrenos planos naturales, seguido de zonas planas inclinadas (ej: jarillones) y algunos nidos localizados cercanos a estructuras construidas por el hombre. El área de los nidos varió entre 1 y 211 m2. Se encontró una correlación positiva entre el número de cuadrantes que permitieron conocer el 50% de las bocas y el área del nido. Basados en esta metodología, es posible realizar una estimación rápida y confiable del grado de infestación de las áreas afectadas por la hormiga arriera, como medida previa para su manejo o control.

Palabras clave: Hormigas cortadoras de hojas. Infestación. Tamaño de nidos. Entomología urbana


Abstract.Nest sizes and infestation levels of the leaf-cutting ant, Atta cephalotes , were determined in urban areas of Cali, Colombia. A total of 143 green areas, consisting of parks, traffic islands, verges and other open spaces occupying a total of 1.276.131 m2 was evaluated in March-April 2002. The highest proportion (89%) of the green areas showed low/medium infestations, i.e., with ant nests occupying less than 50% of the green space. The remaining 11% showed high infestations, with nests occupying more than half of their areas. Most (68%) of the nests were found on level natural spaces, the next most common habitat type being steep areas such as verges (27%). Few nests were found near human dwellings. Areas of the nests ranged from 1-211 m2. A direct correlation was found between number of quadrants needed to enclose 50% of the entrance of a nest and its total area (r= 0, 70). This methodology allows the level of infestation of areas affected by leaf-cutting ants to be estimated rapidly but accurately. This information would aid in setting up control or management programs for leaf-cutting ant infestations.

Key Words: Leaf-cutting ants. Infestation. Nest size. Urban entomology.


Introducción

En Colombia, se han registrado once especies de hormigas cortadoras de hojas pertenecientes a la tribu Attini, cuatro de ellas corresponden al género Atta: A. cephalotes (L.), A. colombica Guérin, A. laevigata (F. Smith) y A. sexdens (L.) (Mackay y Mackay 1986) y siete al género Acromyrmex: Ac. landolti Forel, Ac. octospinosus (Reich), Ac. balzani Emery, Ac. coronatus (Fabricius), Ac. hystrix Latreille, Ac. subterraneus Forel, Ac. rugosus (F. Smith) y Ac. aspersus (F. Smith) (Fernández et al. 1996; Mackay y Mackay 1986).

Atta cephalotes , la especie de mayor distribución en el Neotrópico (Fernández y Sendoya 2004), fue registrada por Mackay y Mackay (1986) como la única especie del género en el Departamento del Valle del Cauca. Actualmente esta hormiga, conocida localmente como “Arriera”, constituye uno de los problemas principales al afectar aproximadamente el 60% de zonas verdes de la ciudad de Cali anidando en los alrededores de casas y edificios (Chacón de Ulloa 2003). Más aún su influencia en Cali se extiende a zonas de recreación, jarillones y bordes de los ríos (Manzano et al. 2003).

La hormiga arriera se incluye dentro del grupo de insectos sociales con mayor grado de desarrollo y organización (Hölldobler y Wilson 1990). Sus colonias están formadas por una reina fértil y fecunda la cual, con un tamaño varias veces mayor que el de sus obreras, es la encargada de la reproducción y puede vivir por muchos años; por ejemplo, 14 o 15 años en A. sexdens (Hölldobler y Wilson 1990). La vida de un hormiguero está determinada por la longevidad de la reina. Su muerte trae consigo la desaparición de la colonia (Hölldobler y Wilson 1990). El cuidado de la reina y mantenimiento de la colonia es llevado a cabo por un grupo de obreras estériles y polimórficas que incluyen jardineras, nodrizas, cortadoras, cargadoras, colectoras y soldados. El alimento de las colonias de Atta lo constituyen diferentes especies de hongos siendo Attamyces sp. la reportada en colonias de Antioquia y Valle del Cauca (Alcaldía de Cali - CVC 2001; Ortiz et al. 1999). Este hongo es cultivado en el interior del nido en jardines formados a partir de pedazos pequeños de hojas, cortados y transportados por obreras desde la vegetación que rodea el hormiguero. La hormiga contribuye al crecimiento del jardín del hongo macerando la hoja y adicionando secreciones labiales y anales que contienen enzimas digestivas (quitinasas, ?-amilasa y proteinasas) (Hölldobler y Wilson 1990). Este hábito alimenticio trae consecuencias positivas y negativas para los ecosistemas donde la hormiga habita.

Remoción de tierra. Uno de los efectos notables causados por la colonización de Atta es la aparición de nidos u hormigueros que se distinguen por la presencia de montículos de tierra suelta, producto de excavaciones en el suelo para construir subterráneamente el nido. Este sistema de anidamiento tiene efectos positivos, generalmente, en ambientes naturales. Por ejemplo, algunos árboles crecen preferiblemente en nidos abandonados de la hormiga arriera (Hölldobler y Wilson 1990) debido a que ésta, al excavar, promueve cambios favorables en las condiciones nutritivas del suelo, como son incremento en los niveles de N, P, K, Mg, Ca, Na, humedad y materia orgánica (Farji-Brener y Silva 1995). Así, Cortés-Pérez y León-Sicard (2003) comprobaron un aumento de nutrientes en suelos de sabanas en la Orinoquía colombiana donde A. laevigata está presente. En contraste, la presencia de nidos en áreas urbanas tiene un efecto negativo como es el desmejoramiento del paisaje. Los montículos de tierra además de desentonar con el color del prado, causan irregularidad en la superficie del área verde. Adicionalmente, la remoción del suelo por la arriera causa inestabilidad en el piso que soporta paredes, muros, postes de energía y juegos infantiles, entre otros, pudiendo causar su caída. Este tipo de estructuras son comunes en zonas verdes que son utilizadas como parques y áreas de esparcimiento familiar.

Pérdida de follaje de la vegetación. Varias especies de Atta están incluidas entre las principales plagas de América del Sur (Della Lucia 2003; Fowler et al. 1990) sin embargo, el estimativo económico de sus daños, especialmente en sistemas productivos, no está por lo general, disponible (Della Lucia 2003) En Colombia, Madrigal (2003) registra que las arrieras atacan tanto especies cultivadas como forestales, malezas y plantas ornamentales. El Ing. C. Rodas (com. pers.) menciona que A. cephalotes es una de las especies que limita el cultivo de forestales, al atacar las plántulas. En Brasil, Vasconcelos (1989) encontró que la hormiga arriera causa un daño enorme a plántulas entre 3 a 9 meses de edad, obstaculiza la regeneración natural de las áreas verdes. Aunque las hormigas cortadoras de hojas son especies ampliamente polífagas, muestran preferencias por algunas especies de plantas (Vasconcelos y Fowler 1990; Hubbell y Wiemer 1983). En áreas urbanas, además de invadir las zonas verdes, causando gran defoliación de la vegetación (hojas, flores y semillas) situada en los alrededores del nido (Chacón de Ulloa 2003) ocasionan desestabilización y hundimiento de cimientos de construcciones. Según Bondar (1927) (citado por Cherret 1986) en Bahía, Brasil, se reparaban entre 300 a 500 edificios por año atribuidos al colapso de nidos de esta hormiga. Dada la abundancia de la hormiga arriera en la zona urbana del Municipio de Cali resulta de interés determinar el grado de infestación, área de sus nidos y patrón de distribución en las zonas verdes de la ciudad que son más atacadas.

El presente estudio, estuvo encaminado a determinar la proporción de zonas verdes con presencia de nidos de hormiga arriera en tres comunas del municipio de Cali, a la vez que se estimó cualitativamente el nivel de infestación, en términos de densidad de nidos, producido por la hormiga en dichas zonas. En particular, se caracterizaron los nidos con base en variables tanto cualitativas (sustrato de localización en zonas planas o inclinadas, especies de árboles de sombrío) como cuantitativas (área superficial, número de bocas, área de la boca principal, volumen del mayor montículo de tierra excavada, ancho y largo de pistas de forrajeo y actividad de obreras). Finalmente, se obtuvo un método rápido y confiable para estimar el tamaño de los nidos, el cual puede ser útil al implementar medidas de control.

Materiales y Métodos

Área de Estudio. La investigación se desarrolló en las zonas verdes de las comunas 17, 18 y 19 del Municipio de Santiago de Cali, Departamento del Valle del Cauca (3°24’56’’ N; 76°30’10’’W, Fig. 1). Estas comunas son divisiones políticas de la ciudad. Aunque cada comuna seleccionada presenta características propias en cuanto a su panorama urbanístico y arquitectónico, generando condiciones ambientales muy variables (Arévalo 1998), también exhiben características comunes. Entre éstas la irrigación por parte de los ríos Meléndez, Lili, Cañaveralejo y Pance (Arévalo 1998) los cuales en sus orillas poseen los denominados jarillones, elevaciones artificiales de tierra con los que se busca evitar los desbordamientos. Estos jarillones, sin embargo, están amenazados por la anidación de hormiga arriera (R. Caicedo, com. pers).

 

Las zonas verdes de las tres comunas han sido arborizadas con especies ornamentales pero algunas áreas aún conservan parte de la vegetación natural del bosque seco tropical (Arévalo 1998). En su conjunto proporcionan un ambiente fresco y sombreado que a la vez, ofrece alimento y condiciones adecuadas para el establecimiento y diseminación de poblaciones de Atta. Asimismo, algunas zonas del área de estudio presentan conjuntos residenciales, comerciales y recreativos donde se dan condiciones artificiales (pedazos de metal, grietas de cemento y tejas apiladas) favorables para el establecimiento de la arriera (Manzano et al. 2003).

Intensidad de infestación. Con el objeto de determinar el grado de infestación con Atta sp. en las zonas verdes de las tres comunas, se realizaron recorridos en cada una de ellas registrando la presencia o ausencia de nidos de arriera. Fueron considerados positivos todos aquellos sitios con presencia de nidos activos (i.e. donde las hormigas entraban y salían o había presencia de soldados). A su vez, cada sitio positivo se categorizó cualitativamente para medir la intensidad de infestación, según el área ocupada por los nidos con respecto al área total de la zona verde en cuestión. Se consideró infestación "Baja-Media" cuando el área ocupada por los nidos fue igual o menor al 50% de la zona verde y como "Alta" cuando estuvo por encima de este porcentaje.

Para determinar si existían diferentes especies de Atta, se tomaron muestras de hormigas de todos los nidos visitados, colectando los diferentes tamaños de obreras (pequeñas, medianas y soldados). Las muestras se coleccionaron en frascos con alcohol al 70% hasta su identificación específica utilizando un estereoscopio y la clave taxonómica de Mackay y Mackay (1986).

Selección y caracterización de nidos. Dadas las grandes extensiones de las zonas verdes, se seleccionó, en forma aleatoria, aproximadamente el 30% del área total de zonas verdes positivas a la infestación de hormiga arriera pero garantizando una inclusión equitativa (15%) de cada una de las áreas de zonas con infestaciones Baja-Media y Alta.

Cada nido se marcó con una estaca de madera (35cm x 4cm x 4cm) a la cual se le asignaba un código con datos de la comuna, zona verde y número consecutivo del nido. En tablas de datos, se registraron las siguientes variables:

Presencia de árboles: permitió identificar aquellas especies que dan sombra al nido y/o son consumidas por la hormiga arriera. Esto fue verificado por la presencia de las hormigas en el árbol y por los característicos cortes que ellas dejan en el follaje y flores. Para estimar el tamaño del árbol de sombrío, se calculó su altura con la ayuda de un clinómetro, se midió su diámetro a la altura del pecho DAP y la cobertura vegetal de su copa con un densiómetro cóncavo (Forestry Suppliers Inc).

Área total de la superficie externa del nido (m2): estimada al multiplicar las mayores medidas (largo y ancho) del nido, tomando los orificios de entrada al nido (bocas) más externos como puntos de referencia.

Conteo de bocas: Para facilitar la cuantificación de las bocas de cada nido, se elaboró un cuadrante de 1m x 1m subdivido en 25 cuadrículas de 400 cm2 cada una. Utilizando el cuadrante, se contó el número de bocas en toda la superficie externa del nido empezando por el punto en el cual se observó la mayor cantidad de bocas. Al mismo tiempo, se contabilizó el número de veces que fue necesario colocar el cuadrante para cubrir la totalidad del nido. Con base en estos resultados y con el fin de implementar un método rápido y seguro del conteo de bocas, se estimó el número de cuadrantes necesarios para conocer el 50% de las bocas de un nido y éste dato se relacionó con el área superficial del nido.

Tamaño del montículo de tierra excavada: una vez identificado el mayor montículo de tierra excavada en el cual se ubica la boca principal, se tomaron medidas de su largo, ancho y alto para obtener un estimado de su volumen.

Área de la boca principal (cm2): Generalmente la de mayor tamaño y que presenta, en más de las veces, el mayor flujo de hormigas. Se tomaron medidas de su largo y ancho.

Área del respiradero (cm2): Se seleccionó uno de los orificios de menor tamaño y se tomaron medidas de su largo y ancho.
Largo y ancho de pistas: Se identificó el principal camino utilizado por las obreras para forrajeo y se midió su longitud, en metros, desde su origen en el nido hasta la base de las plantas de forrajeo. Con ayuda de un flexómetro se midió también el ancho de la pista en un punto cercano al nido.

Actividad del nido: Se definió como el número de hormigas (contabilizado) que pasan hacia el nido, durante un minuto, por un punto de referencia situado en la pista de forrajeo. Se usó un contador manual Safesport y se tomaron dos medidas por cada nido en horas diurnas.

Análisis de datos. Las observaciones se organizaron en una hoja de cálculo electrónica. Se construyeron tablas de frecuencia para seleccionar las zonas verdes a muestrear y agrupar los nidos por categorías de tamaño. Se calculó la matriz de correlación entre todas las variables descritas utilizando el coeficiente de Pearson (r) con corrección de Bonferroni. Seguidamente, se obtuvo la regresión lineal simple entre la variable área superficial de los nidos y las variables dependientes número total de bocas y número de cuadrantes necesarios para conocer el 50% de las bocas de un nido. Para efectuar todos los análisis estadísticos se siguió a Zar (1996) y se utilizó el programa Statistica 6.0 (StatSoft, 2001).

Por otra parte se elaboraron mapas superponiendo a la cobertura del perímetro urbano de Santiago de Cali, una cobertura de ríos y otra de barrios. Se calculó para cada barrio el porcentaje de zonas verdes con nidos de Atta cephalotes (Total de sitios con nidos de arriera en el barrio x /Total de sitios muestreados en el barrio seleccionado) obteniendo finalmente una cobertura en colores graduados para los barrios visitados, indicando con colores más oscuros las áreas de mayor infestación (Fig.1).


Resultados y Discusión

Intensidad de Infestación. A. cephalotes fue la única especie de arriera presente en las tres comunas, lo cual corrobora los hallazgos previos de Mackay y Mackay (1986). Sus nidos fueron identificados en un total de 143 zonas verdes que equivalen a una extensión de 1’276.131 m2. Del total de zonas verdes infestadas, el 57% correspondió a la comuna 17 con 82 sitios, el 9% (13 sitios) a la comuna 18 y el 34% (48 sitios) a la comuna 19. En cuanto a intensidad general de infestación, el 89% (127) de los sitios se ubicó en la categoría Baja-Media y el restante 11% (16) presentó una infestación Alta (Fi1g.). En la Table 1 se discrimina para cada comuna, el número, área y proporción de las zonas verdes afectadas según los dos niveles de infestación. También se describen las zonas verdes seleccionadas (31) en las cuales se hizo la caracterización de los nidos y cuya extensión acumulada (386.298 m2) correspondió al 30,3% del área total infestada en las tres comunas.

En la figura 2, se observa para cada comuna, el área total de las zonas verdes con presencia de hormiga arriera y la proporción seleccionada para la caracterización de los nidos. Es plausible pensar que la comuna 17 representa un fuente permanente de propagación de la hormiga arriera (Fig. 2, Tabla 2). Esto es particularmente válido si se tiene en cuenta que en 16 sitios de esta comuna se caracterizaron 41 nidos, distribuidos en nueve barrios, equivalentes a 2.024,6 m2, arrojando que, en promedio, 127 m2 de cada zona verde esta infestada con nidos activos de la hormiga. Con respecto a la comuna 19, las áreas aledañas al río Cañaveralejo fueron las más afectadas. Las zonas verdes en esta comuna son de gran extensión y de ellas 1018,6 m2, agrupadas en 11 sitios de siete barrios, estuvieron invadidas lo que representa en promedio 93 m2 cubiertos por nidos de la arriera. Finalmente, en la comuna 18, la de menor extensión, con cuatro zonas verdes seleccionadas que correspondieron a un total de 27.264 m2 y, en promedio, 23 m2 de cada zona verde presentaron nidos de arrieras. En esta comuna posiblemente la reducción de zonas verdes, como consecuencia de la frecuente invasión humana, determina la menor densidad de nidos.

La mayoría de las zonas verde en las tres comunas (84%) presentaron de uno a tres nidos de hormiga, el 13% presentó entre 4 y 7 nidos y solamente una zona verde (3%) de la comuna 17, presentó 12 nidos.

Caracterización de nidos. Los nidos estudiados se caracterizaron por estar ubicados en tres sustratos o zonas claramente diferenciados: planas naturales, planas artificiales y verdes inclinadas junto a ríos y canales (jarillones). Los nidos se distribuyeron en hábitats naturales y artificiales como andenes, viviendas humanas, juegos infantiles, postes de energía o bancas de parques. La mayor parte de los nidos estudiados se ubicaron en terrenos planos seguidos de zonas inclinadas (Fig.3). En la comuna 17 donde hay más ríos y canales, se observó una proporción importante de nidos (27%) construidos en jarillones (fig4). Aunque en menor proporción, la presencia de nidos cercanos a sustratos como andenes, muros, postes de energía, juegos infantiles (fig4) es un indicativo del alto grado de adaptabilidad de esta hormiga ante cambios en sus hábitats naturales. En estos casos es importante considerar que la remoción de tierra, debida a la actividad de los nidos, cerca a construcciones, conlleva al deterioro de sus estructuras como lo informa Bondar (1927) (citado por Cherret 1986) y como ocurrió, años atrás en algunas edificaciones del Campus de la Universidad del Valle en Melendez (obs. personal autores).

Árboles de sombrío. Al igual que lo registrado por Della Lucia y Moreira (1993) en Brasil, A. cephalotes manifestó una tendencia marcada a construir sus nidos en lugares con sombrío, registrándose en un total de 16 especies arbóreas cuya frecuencia de ocurrencia se describe en la Tabla 3. Los árboles (N=58) presentaron una altura promedio de 13,5 ± D.E. 7,1 m (mínimo: 5,2; máximo: 41,7 y un DAP promedio de 1,49 m hasta un máximo de 12 m, Tabla 4). La sombra proporcionada por las copas de estos árboles representa un promedio de cobertura vegetal del 60,24% (±20,07) es decir, más de la mitad del área de los nidos estaba cubierta. Anidar bajo el sombrío de estos árboles es, posiblemente, una estrategia utilizada por la hormiga para evitar la pérdida de humedad por evaporación causada por las altas temperaturas. Lo anterior concuerda con las condiciones frescas y húmedas del hábitat natural de A. cephalotes, especie común en los bosques secos del valle geográfico del río Cauca (Chacón de Ulloa et al. 1996; Armbrecht et al. 2001)

Respecto a las plantas de forrajeo, las observaciones de campo sugieren una aparente preferencia de las hormigas por algunos de los árboles nativos como Chiminango, Acacia amarilla, Guásimo y Guayacán (Tabla 3). Además se registraron cortando hojas de Almendro (Terminalia catappa L.), Drago (Croton sp.) y Chambimbe (Sapindus saponara L.). Aunque no se comprobó que las hormigas estuvieran utilizando este material vegetal para cultivar el hongo, si estaban al menos defoliando estas especies vegetales. Estos aspectos deben ser estudiados en el futuro con más detalle para obtener evidencias más directas que permitan, en el futuro, planear estrategias de manejo y control de esta hormiga.

Caracterización de los nidos según su superficie externa. En las tres comunas se observaron 72 nidos cuya superficie externa varió entre 1 y 211 m2. Se agruparon en tres categorías de tamaño (pequeños, medianos y grandes). La mayoría (47%) fueron pequeños con un rango de área entre 1 y 30 m2; los medianos (31 a 60 m2) conformaron el 25% y el 28% correspondió a los nidos grandes (área mayor a 61 m2). Nuestro resultado contrasta con el obtenido por Escobar et al. (2001) para la misma especie de hormiga en Chocó. Ellos al determinar el área de las colonias de A. cephalotes, en cuatro municipios, encontraron que la frecuencia mayor correspondía a nidos con un área promedio de 101,25 m2. En nuestro caso, el dominio de nidos pequeños resalta el dinamismo de la colonización de la hormiga arriera en ambientes urbanos. Si estas áreas encuentran los recursos necesarios para su desarrollo, sus nidos crecen sin mayores agentes controladores y se convierten en focos importantes de infestación a través de la producción de formas aladas, hasta dos veces al año (abril-mayo; octubre-noviembre), que después del vuelo nupcial dan origen a futuras reinas fundadoras de nidos nuevos.

De los 72 nidos censados en las 31 zonas verdes, se caracterizaron 54 nidos (75%) representando las tres categorías de tamaño. En la tabla 4, se observan los valores promedio de las variables cuantitativas que caracterizan la superficie externa de los nidos y en la Table 5, se dan los coeficientes de correlación obtenidos entre las diez variables estimadas. Se destacan tres correlaciones significativas, entre el área superficial y el número de bocas (P < 0.0001), entre el tamaño (área) de la boca principal y la longitud de la pista de forrajeo (P = 0.001) y entre el número de bocas y la actividad de las obreras (P = 0.005).

La figura 5 representa la regresión lineal significativa (F1,52 = 50,05; P<< 0.0001) entre el número total de bocas versus el área superficial total de los nidos. Esta relación nos indica que a) al crecer las colonias y por consiguiente aumentar su área, aumenta la complejidad del nido y su actividad metabólica requiriendo más bocas de entrada y más respiraderos, b) la cantidad de bocas encontradas en el estrato epigeo del nido puede aproximarnos al área total del nido. Esta relación entre área superficial y número de bocas del nido fue mostrada por Hölldobler y Wilson (1990) en colonias de A. vollenweideri. El conocer la cantidad de bocas se torna importante para poder inferir la edad de un nido como fue descrito por Hölldobler y Wilson (1990) en Atta y Acromyrmex. Una aplicación potencial e importante de esta relación sería estimar la edad y madurez de los nidos de las zonas verdes para definir estrategias de control.

También se encontró una correlación positiva entre el número cuadrantes de 1 m2 que permiten conocer el 50% de las bocas que tiene un nido y la superficie externa del mismo (r = 0,84; g.l.: 52; p< 0.0001). Al obtener la ecuación de regresión lineal (Figura 6), esta fue altamente significativa (F1,52 = 112,48; P<< 0.0001) y permite calcular, en forma rápida, el número de bocas de un nido. Esta metodología se constituye en un aporte valioso y económico al estudio de poblaciones de hormiga arriera, especialmente en nidos grandes, al permitir cuantificar el número de bocas de un nido sin necesidad de recorrerlo en su totalidad y, por ende, examinar mayor cantidad de nidos en un menor tiempo.

Conclusiones

Atta cephalotes es la especie de hormiga arriera que ha colonizado la mayor parte de las zonas verdes de las comunas 17, 18 y 19 de la ciudad de Cali y se constituye, en estas zonas, en plaga urbana dada su amplia distribución, gran capacidad de colonización y, sobretodo, por los impactos negativos directos (ataque y defoliación de césped y árboles) e indirectos (al socavar con sus nidos el suelo, generando inestabilidad de las construcciones civiles tales como jarillones, juegos infantiles y áreas recreativas) que ocasiona.

Basados en la nueva metodología, es posible realizar una estimación rápida y confiable del grado de infestación de las áreas afectadas por A. cephalotes y de la dimensión de sus nidos. Se debe: 1) seleccionar el 30% de un área afectada y cuantificar inicialmente la densidad de los nidos, 2) Estimar el número de bocas de los nidos más representativos lo cual es buen indicador de su tamaño y complejidad. Para ello, se obtiene la medida del área exterior (largo por ancho del nido) y se aplica la ecuación Y = 0,064 X + 1,1401 (Y = número de veces que es necesario utilizar un cuadrante de 1 m2 para contabilizar aproximadamente el 50% del total de bocas de un nido y X es el área exterior del nido). Este cálculo es adecuado para nidos que tengan un máximo de 200 m2 de área exterior. El método que es simple, fácil y económico eventualmente puede constituirse en una herramienta básica para el desarrollo de estrategias de control ya que permitiría calcular la cantidad de producto (biológico o químico), que se debe aplicar a un nido de acuerdo a su área y número de bocas.


Agradecimientos

A las biólogas G. I. Vargas, L. A. Olaya y R. García por su colaboración en la toma y sistematización de los datos y a L. A. Neira por su apoyo en el trabajo de campo. A la bióloga A. M. Arcila por su contribución en el diseño e interpretación de los mapas. Este estudio fue cofinanciado por la Empresa Municipal de Servicios Varios de Cali (EMSIRVA) y la Universidad del Valle.

Literatura Citada

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Recibido: 5-dic-05 • Aceptado: 15-oct-06

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