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Revista Latinoamericana de Psicología

Print version ISSN 0120-0534

rev.latinoam.psicol. vol.47 no.3 Bogotá Sept./Dec. 2015

https://doi.org/10.1016Zj.rlp.2015.06.005 

http://dx.doi.org/10.1016Zj.rlp.2015.06.005

Perfil psicológico de los jugadores profesionales de balonmano y diferencias entre puestos específicos

Psychological profile of professional handball players and differences between specific positions

Aurelio Olmedillaa,*, Enrique Ortegaa, Enrique Garcés de los Fayosa, Lucía Abenzab, Amador Blasa y María Lagunac

a Universidad de Murcia, Murcia, España
b Universidad Católica San Antonio de Murcia, Murcia, España
c Universidad Autónoma de Madrid, Madrid, España
* Autor para correspondencia.
Correo electrónico: olmedilla@um.es (A. Olmedilla).

Recibido el 14 de enero de 2013; aceptado el 7 de noviembre de 2014 Disponible en Internet el 1 de agosto de 2015


Resumen

En este estudio se pretende determinar las características psicológicas para el rendimiento deportivo de los jugadores de balonmano de alto nivel y establecer si existen diferencias entre el perfil psicológico de estos jugadores en función del puesto táctico ocupado. La muestra estuvo compuesta por 80 jugadores profesionales de balonmano, con una edad media de 24.83 (±5.21) años. Respecto al puesto de juego, el 30% jugaban de extremo, el 25% de lateral, el 16.3% de central, el 18.7% de pivote y el 10% de portero. Para la evaluación del perfil psicológico se utilizaron las escalas del Cuestionario de Características Psicológicas relacionadas con el Rendimiento Deportivo (CPRD) de Gimeno y Buceta (2010). Los resultados indican que el puesto específico de portero es el que mayor puntuación tiene en todas las características psicológicas evaluadas, es decir, tiene un perfil psicológico para el rendimiento deportivo mejor que el resto de los jugadores, y que los que juegan de extremo obtienen las peores puntuaciones en este perfil. Las diferencias en el perfil psicológico de los jugadores profesionales de balonmano en función del puesto táctico pueden ser de gran ayuda a entrenadores y técnicos para adecuar su gestión de los recursos humanos, tanto en entrenamientos y competiciones, como fuera de estas, en el ámbito social ajeno al deporte.

Palabras clave: Perfil psicológio; Balonmano profesional; Puesto táctico.

Abstract

This study aims to determine the psychological characteristics for athletic performance in high-level handball players, and whether there are differences between the psychological profiles of these players in terms of their tactical position. The sample was composed of 80 professional handball players, with a mean age of 24.83 (±5.21) years. As regards their position, 30% played in the back positions, 25% wings, 16.3% centre, 18.7% pivot, and 10% were goalkeepers. Assessment of the psychological profile used the scales in the Psychological Characteristics Associated to Sports Performance Questionnaire (Cuestionario de Características Psicológicas relacionadas con el Rendimiento Deportivo [CPRD]) by Gimeno & Buceta (2010). The results indicate that the specific position of goalkeepers obtained the highest scores in all the psychological characteristics assessed, i.e. it has a better psychological profile for athletic performance than the other player positions, and that those who play in the back positions get the worst scores on this profile. Differences in the psychological profile of professional handball players, depending on the tactical position, may be helpful to coaches and managers in order to enhance their human resource management, both in training and competition, as well as in their non-sport social environment.

Keywords: Psychological profile; Professional handball; Tactical position.


El factor psicológico es un tópico que ha ido tomando fuerza en la descripción de las facultades que debe tener un deportista de alto rendimiento. Es más, este factor es considerado como mediador entre las capacidades físicas, técnicas y tácticas de los deportistas y su rendimiento real en las competiciones. Tal y como indican Mahamud, Tuero y Márquez (2005), la disposición psicológica del deportista parece ser una influencia que impregna tanto su funcionamiento físico como los aspectos técnicos y tácticos, y que puede afectar positiva o negativamente al rendimiento deportivo. Algunos estudios clásicos encontraron que las variables fisiológicas explicaban entre el 45 y el 48% del rendimiento deportivo, pero cuando se unían las variables psicológicas llegaban a explicar entre el 79 y el 85% del éxito en la especialidad de lucha (Nagle, Morgan, Hellickson, Serfass, &Alexander, 1975; Silva, Shultz, Haslam, &Murray, 1981).

En esta línea, los rasgos psicológicos han recibido una atención especial por parte de los investigadores, ya que podrían caracterizar el comportamiento del deportista tanto en los entrenamientos como en las competiciones, y por lo tanto influir en su rendimiento. Se han hallado algunas características específicas de los deportistas al compararse con los no deportistas, incluso con aquellos que realizan ejercicio por motivaciones no competitivas (>Sicilia et al., 2014), aunque el criterio de inclusión como deportista deja lugar a muchas dudas. En el clásico estudio de Schurr, Ashley y Joy (1977) solo se encontraron diferencias entre deportistas de equipo y no deportistas (más extravertidos, más dependientes, con menos razonamiento abstracto y con menos fortaleza del yo), y entre deportistas individuales y no deportistas (mayor objetividad, mayor dependencia, menor ansiedad y menor pensamiento abstracto), aunque otros estudios más recientes están, en mayor o menor medida, en la misma línea de hallazgos (Burnik, Jug, Kajtna, & Tusak, 2005; Rasmus & Kocur, 2006). Sin embargo, tal y como señalan Weinberg y Gould (2010) no se ha encontrado niñgún perfil de personalidad específico que diferencie claramente a los deportistas de los no deportistas.

Otra línea de estudios se ha centrado en el análisis de la relación entre rasgos de personalidad y rendimiento deportivo, bien analizando el papel de la identidad atlética (Cabrita, Rosado, de la Vega, & Serpa, 2014), bien comparando el perfil de los deportistas de éxito del perfil de los deportistas de menos éxito (Gould, Weiss, & Weinberg, 1981; Mahoney & Avener, 1977), bien analizando las características psicológicas de los deportistas excelentes (Anhsel, 2003; Morgan, 1979; Orlick, 2003; Torres-Luque, Hernández-García, Olmedilla, Ortega, & Garatachea, 2013), entre los que destaca el estudio de Gee, Dougan, Marshall y Dunn (2007) realizado durante 15 años con jugadores profesionales de hockey, en el que hallaron que rasgos como la competitividad, la orientación de equipo, la autoconfianza y la disposición analítica son predictores significativos de su rendimiento deportivo.

Algunos autores (Silva et al., 1981; Silva, Schultz, Haslam, Martin, & Murray, 1985) han utilizado un modelo interaccional de análisis para identificar el perfil psicológico de los deportistas de élite, en el que incluyen rasgos de personalidad y estados de ánimo en un contexto de actuación determinado.

Aunque esta última línea parece ofrecer mejores resultados, los investigadores más orientados a la práctica siguen criticando la escasa utilidad de la información obtenida, y tal y como indican Weinberg y Gould (2010) han adoptado un enfoque fenomenológico para estudiar la personalidad, pasando del estudio de los rasgos tradicionales al estudio de las estrategias mentales, habilidades y conductas que los deportistas utilizan para competir y su relación con el éxito deportivo (Álvarez, Estevan, Falcó, Hernández-Mendo, & Castillo, 2014; Brandao, Valdés, Machado, & Ramires, 2006; García-Naveira, Ruiz-Barquín, & Ortín, 2015; López-Torres, Torregrosa, & Roca, 2007; Rodríguez & Galán, 2007; Romero et al., 2010; Vealey, 2002), lo que puede ayudar a diseñar protocolos de entrenamiento psicológico adecuados a las necesidades ecológicas de los deportistas, incluso en etapas de formación (Carmona, Guzmán, & Olmedilla, 2015). La evaluación de las habilidades psicológicas puede permitir establecer hipótesis de trabajo acerca de la intervención psicológica más apropiada para favorecer el rendimiento deportivo (Abenza et al., 2014; Gimeno, Buceta, & Pérez-Llantada, 2007; Olmedilla, Ortega, Andreu, & Ortín, 2010; Olmedilla, Ortega, Boladeras, Ortín, & Bazaco, 2013).

Además, aunque los deportistas profesionales o de alto nivel parezcan tener un perfil psicológico similar, ya que en el deporte de alto rendimiento la capacidad mental del deportista es muy alta, sobre todo cuando se compara con otro tipo de deportistas, o con personas que no hacen deporte, no todos ellos tienen el mismo perfil psicológico, ni incluso dentro del mismo deporte o especialidad deportiva, ni utilizan las mismas estrategias, o de la misma manera.

Por lo tanto, el conocimiento del perfil psicológico de deportistas profesionales de una misma especialidad deportiva puede ser muy valioso para que, junto a los indicadores físicos y antropométricos, posibiliten a sus entrenadores y técnicos el individualizar los procesos de entrenamiento y de esta manera optimizarlos. Así, los objetivos de este estudio son:

  1. Determinar las características psicológicas para el rendimiento deportivo de los jugadores de balonmano de alto nivel.

  2. Establecer si existen diferencias entre el perfil psicológico de los jugadores de balonmano de alto nivel en función del puesto táctico ocupado.

Método

Participantes

La muestra del estudio estuvo compuesta por 80 jugadores profesionales de balonmano, con una edad media de 24.83 (±5.21) años. La media de años que llevaban practicando su deporte fue de 14.21 (±4.41), y la media de años en la categoría fue de 5.85 (±4.84). Respecto al puesto de juego, el 30% jugaban de extremo, el 25% de lateral, el 16.3% de central, el 18.7% de pivote y el 10% de portero.

Instrumentos

Para la evaluación del perfil psicológico se utilizaron las escalas del Cuestionario de Características Psicológicas relacionadas con el Rendimiento Deportivo (CPRD) creado por Buceta, Gimeno y Pérez-Llantada en 1993 en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) y publicado más tarde con el análisis de las propiedades psicométricas (Gimeno, Buceta, & Pérez-Llantada, 1999). El CPRD es un cuestionario compuesto por 55 reactivos, con saturaciones superiores a 0.30, con un coeficiente alfa de Cronbach de 0.85, y explica una varianza del 63%. El cuestionario CPRD tiene un formato de respuesta tipo Likert de 5 puntos, con una opción de respuesta adicional para aquellos casos en los que el deportista «no entiende el ítem», con el fin de evitar respuestas «en blanco» o en la posición central.

La escala Control de Estrés (CE) está formada por 20 reactivos, con un coeficiente alfa de Cronbach de 0.88, y hace referencia a situaciones potencialmente estresantes en las que es necesario el control, y a las respuestas del deportista con relación a las demandas del entrenamiento y la competición. Una puntuación alta indica que el deportista dispone de recursos psicológicos para controlar el estrés relacionado con su práctica deportiva.

La escala Influencia de la Evaluación del Rendimiento (IER) está formada por 12 reactivos, con un coeficiente alfa de Cronbach de 0.72, y hace referencia a las características de las respuestas del deportista ante situaciones en las que este evalúa su propio rendimiento, o se plantea que lo están evaluando personas significativas a él; además, incluye también la valoración respecto a los antecedentes que pueden originar una valoración del rendimiento deportivo del deportista. Una puntuación alta indica que el deportista muestra un elevado control del impacto de una evaluación negativa sobre su rendimiento.

La escala Motivación (M) está formada por 8 reactivos, con un coeficiente alfa de Cronbach de 0.67, y hace referencia a la motivación básica por el rendimiento y logros deportivos, y a la motivación cotidiana por el entrenamiento diario o la competición. Una puntuación alta indica que el deportista se encuentra muy motivado para la práctica deportiva competitiva.

La escala Habilidad Mental (HM) está formada por 9 reactivos, con un coeficiente alfa de Cronbach de 0.34, y hace referencia al uso de una serie de habilidades mentales que pueden repercutir en el funcionamiento del deportista en beneficio de su rendimiento. Una puntuación alta indica que el deportista dispone de recursos que pueden ayudarle a rendir mejor.

La escala Cohesión de Equipo (CH) está formada por 6 reactivos, con un coeficiente alfa de Cronbach de 0.78, y hace referencia al grado en que el deportista se siente atraído e identificado con el grupo deportivo. Una puntuación alta indica que el deportista presenta una buena disposición a trabajar con el equipo.

Diseño y procedimiento

Para la realización de este trabajo se utilizó un diseño de estudio descriptivo transversal (Montero & León, 2007). Los cuestionarios se cumplimentaron en las propias instalaciones de cada club, donde se les explicó a los deportistas el objetivo de la investigación, se les solicitó un consentimiento informado y se procedió a la recogida de información.

Análisis estadístico

En primer lugar se realizó un análisis descriptivo de los datos (media y deviación típica). Posteriormente, y con el objeto de apreciar posibles diferencias entre las distintas variables psicológicas relacionadas con el rendimiento deportivo entre los diferentes puestos específicos, se utilizó un análisis de varianza de 1 Factor, utilizando el post hoc de HSD de Tukey. Los análisis se han realizado con el programa SPSS 17.0 para Windows. Todos los análisis estadísticos se realizaron con un nivel de significación igual a .05.

Resultados

En la tabla 1 se puede observar la media, la desviación típica, el valor mínimo y el valor máximo de las diferentes puntuaciones de las variables psicológicas objeto de estudio, según puesto específico.

Los datos de la tabla 1 indican que el puesto específico de portero es el que mayor puntuación tiene en todas las variables, y el puesto de extremo el que menos; se aprecian diferencias estadísticamente significativas entre el portero y el extremo en Control de Estrés (F4.79 =2.689, p = .037; Post hoc = p valor =.019) y en Influencia de Evaluación del Rendimiento (F4.79 =4.117, p =.005; Post hoc = p valor =.021); igualmente se observan diferencias estadísticamente significativas entre el extremo y el pivote (F4.79 =4.117, p = .005; Post hoc = p valor = .022).

En la figura 1 se aprecia el perfil psicológico de los jugadores profesionales de balonmano objeto de estudio, según diferentes puestos específicos.

En la figura 2 se aprecia el perfil psicológico de los jugadores profesionales de balonmano en función del percentil medio de las variables objeto de estudio, según puestos específicos.

Discusión

Los objetivos de este estudio han sido determinar las características psicológicas para el rendimiento deportivo de los jugadores de balonmano profesionales y establecer si existen diferencias entre el perfil psicológico de estos jugadores en función del puesto táctico ocupado. Observando los resultados, a nivel general se pueden considerar 3 aspectos relevantes: (a) que el perfil psicológico del portero es superior al perfil de todos los demás jugadores (central, lateral, pivote y extremo), y superior, además, en todos los factores del CPRD (Control de Estrés, Influencia de la Evaluación del Rendimiento, Motivación, Habilidad mental y Cohesión de Equipo); (b)que el perfil psicológico del extremo es inferior al perfil de todos los demás jugadores (portero, central, lateral y pivote), e inferior, además, en todos los factores del CPRD, y (c) que las puntuaciones más bajas en todos los puestos o son las que hacen referencia al factor Motivación (portero, pivote y extremo), o son las que se refieren al factor Cohesión de Equipo (central y lateral). De manera más concreta, lo más relevante de los resultados son las diferencias significativas encontradas entre el portero y el extremo, tanto en Control de Estrés como en Influencia de la Evaluación del Rendimiento, y las diferencias encontradas entre el pivote y el extremo en Influencia de la Evaluación del Rendimiento.

La clasificación de los jugadores de balonmano de acuerdo con sus posiciones específicas de juego ha sido considerada por los investigadores como un factor de gran importancia (Pezarat-Correia, Valamatos, Alves, & Santos, 2007; Sibila, Vuleta, & Pori, 2004), y algunos estudios (Chaouachi et al., 2009; Rivilla-García, Navarro, Grande, & Sampedro, 2012; Rogulj, Srhoj, Nazor, Srhoj, & Cavala, 2005; Vasques, Antunes, Silva & Lopes, 2005; Zapartidis et al., 2009) incluso han mostrado esta relevancia del puesto táctico del jugador de balonmano con características antropométricas, físicas y psicológicas diferenciales.

Considerando los resultados del presente trabajo, y comparando las diferentes posiciones tácticas de juego, podemos afirmar que el puesto específico de portero es el que tiene un perfil psicológico mejor para el rendimiento deportivo, lo que parece confirmar la bondad de las características psicológicas de este tipo de posición en deportes de equipo encontradas por diferentes autores (Abenza, Bravo, & Olmedilla, 2006; Landi, Benedetti, &Merla, 2007). E igualmente parece coherente con las características deportivas propias de la posición táctica del portero; es el puesto más individualizado, nadie puede ayudarle a la hora de desempeñar su labor en la portería, sus intervenciones son altamente influyentes en el rendimiento del equipo y conllevan alto riesgo, dado que para evitar el gol, el portero en numerosas ocasiones debe mostrarse valiente, tener alta tolerancia al dolor, espíritu de sacrificio y asumir ciertos riesgos físicos, por ejemplo, al interceptar con su cuerpo lanzamientos muy potentes desde una corta distancia (menos de 6m). El control del estrés, el control de la atención, la capacidad de reponerse ante el gol o la capacidad de adaptación y la fortaleza mental son imprescindibles para su trabajo en la portería; en definitiva, características corroboradas por sus puntuaciones en el CPRD, muy altas (ver fig. 2), excepto en el factor Motivación.

Por otro lado, los jugadores que juegan en la posición de extremo obtienen las peores puntuaciones en el perfil psicológico, además en los 5 factores del CPRD. Quizá las características generales de este tipo de jugadores estén relacionadas con su perfil psicológico. Tal y como indican diferentes estudios (Oxyzoglou, Hatzimanouil, Kanioglou, & Papadopoulou, 2008; Srhoj, Marinovic, & Rogulj, 2002; Taborsky, 2007), suelen ser los jugadores de menor estatura del equipo, los más rápidos y también muy habilidosos.

Durante el desarrollo del juego, los extremos suelen afrontar situaciones de finalización ejecutando lanzamientos claros ante el portero. Teniendo en cuenta que el objetivo del juego ofensivo es «fabricar» la posición de lanzamiento más favorable para el gol, y que desde esta posición suele haber poco espacio y ángulo de lanzamiento, la presión psicológica a la que se exponen los extremos es muy grande, puesto que deben resolver difíciles y frecuentes duelos con el portero rival y asumir la enorme responsabilidad de finalizar la jugada consiguiendo o no el gol; la mayoría de las veces con una dificultad añadida: mantenerse activo y concentrado en el juego a pesar de que el balón no llegue o llegue con poca fluidez hasta su zona de juego.

De los resultados obtenidos en el estudio se puede afirmar que la posición táctica del jugador parece ser clave en su disposición psicológica: el portero es el que mejor disposición tiene, y el extremo, el que peor. Concretamente, las diferencias entre el portero y el extremo en el factor Control de Estrés indican que aquel maneja mucho mejor que este aquellas situaciones potencialmente estresantes de la competición, es decir, dispone de mejores, o más adecuados, recursos psicológicos para controlar el estrés relacionado con su práctica deportiva. Este aspecto de Control de Estrés parece ser corroborado por las diferencias existentes también en el factor Influencia de Evaluación del Rendimiento, señalando que el portero muestra un control mucho mayor del impacto de una evaluación negativa sobre su rendimiento, que el que realiza el extremo.

Por otro lado, y también en el factor Influencia de Evaluación del Rendimiento, existen diferencias entre el pivote y el extremo; se señala que el pivote muestra un control mucho mayor del impacto de una evaluación negativa sobre su rendimiento, que el que realiza el extremo. Quizá las diferentes funciones de cada uno en pista de juego, así como otras características propias de cada posición, sean claves en la diferencia en este factor del CPRD. El pivote se coloca entre los defensores o entre las líneas defensivas del equipo rival (en el «campo enemigo») y de espaldas a la portería rival. Debe ser un jugador grande, fuerte y consistente, capaz de batallar con el rival por ganar la posición, recibir un balón o bloquear (soportando agarrones y empujones normalmente) para conseguir opciones de lanzamiento más favorables y cercanas a portería para sus compañeros. Es necesario poseer una gran capacidad de trabajo, lucha y sacrificio a la vez que tener control emocional para resolver eficazmente las acciones de juego en las condiciones que rodean su trabajo.

Por otro lado, los resultados indican que las puntuaciones más bajas han sido las referidas al factor Motivación y al factor Cohesión de Equipo, lo que concuerda con otros estudios (Olmedilla et al., 2010) y que se pueden interpretar como lógicos en un entorno en el que las variables deportivas (equipos que en un momento determinado juegan por ganar la liga, por no descender, o bien no se están cumpliendo las expectativas personales o de equipo) influyen notablemente tanto en la disposición motivacional del jugador como en su percepción del espíritu de equipo, muy ligado al estatus coyuntural que en este tiene el jugador en un momento determinado (titular o suplente, lesión, finalización de contrato, etc.). Aspectos que, en cualquier caso, son sumamente importantes para el trabajo aplicado del psicólogo deportivo, quien deberá reorientar y ajustar la disposición psicológica del jugador para optimizar su rendimiento.

Por último, señalar que la literatura especializada indica que, en general, y salvo excepciones (Carazo & Araya, 2010; Elizondo, 2005), los deportistas profesionales suelen tener un perfil psicológico bueno o muy bueno para la práctica deportiva y la competición de alto nivel, como hemos visto en el perfil de los jugadores de balonmano, y tal y como indican diferentes estudios (López-Gullón et al., 2011; Olmedilla et al., 2010; Rasmus & Kocur, 2006; Waples, 2003); sin embargo, parece que existen diferencias en función de la ocupación táctica del jugador. Al igual que ocurre con otras características (físicas, antropométricas) del rendimiento deportivo (Luis del Campo, Reina, Sabido, & Moreno, 2015) en las que se han encontrado diferencias entre las posiciones de juego (Chaouachi et al., 2009; Rivilla-García et al., 2012; Rogulj et al., 2005; Vasques et al., 2005; Zapartidis et al., 2009) y que ayudan a los técnicos a mejorar el sistema de entrenamiento o en la selección del puesto específico que debe ocupar un jugador, el perfil psicológico del jugador puede ser muy importante para los entrenadores y técnicos a la hora de planificar entrenamientos y competición, y de manejar el grupo de deportistas, sobre todo en deportes de equipo.

Pero también muy importante para el propio psicólogo, que a partir de los datos que determinan el perfil psicológico del deportista puede asesorar al cuerpo técnico para una optimización del rendimiento de los jugadores de forma específica, por ejemplo en función de los puestos tácticos que desempeñan estos. Además, y tal y como indican Olmedilla et al. (2010), la evaluación psicológica de los deportistas de rendimiento permite al psicólogo, por un lado, desarrollar y ajustar aspectos de la intervención psicológica en función del grupo al que se dirija, y por otro, establecer hipótesis de trabajo acerca de la intervención psicológica más apropiada para favorecer el rendimiento deportivo (Gimeno et al., 2007; Régnier, Salmela, & Russell, 1993) y la salud de aquellos, sobre todo en la prevención de lesiones (Olmedilla, Ortega, & Gómez, 2014).


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