Editorial

NOTA EDITORIAL

Fortalecer el conocimiento para el manejo de los bosques en nuestro país es un reto que cada día se hace mayor. Este propósito debe orientarse a responder preguntas complejas, puesto que los requerimientos de la sociedad se hacen continuamente más exigentes y buscan obtener solución a situaciones de cambio permanente, no solo frente a las nuevas y emergentes propuestas de conservación de los recursos naturales, sino a la definición de los límites del uso de estos recursos, lo cual implica definir también el grado de afectación a la biodiversidad y a los servicios ecosistémicos asociados a dicho uso.

De igual forma, muchos artículos académicos han cuestionado y pronosticado el fracaso del manejo forestal sostenible en el trópico debido a la inexistencia de resultados en términos de bosques sosteniblemente usados. En consecuencia, los esfuerzos y las inversiones de recursos parecen no ser suficientes y los enfoques y directrices aplicados no logran ser exitosos.

A pesar de tan negativo escenario, los esfuerzos que en Colombia se han realizado para mejorar el conocimiento y avanzar en temas de manejo forestal, son destacados. Esta importancia radica en el valor específico de las experiencias locales, las cuales pueden incidir en los ámbitos de planificación a través del aporte de información que alimente la formulación de políticas de bosques. Este impacto se puede lograr con la contribución de experiencias y de acciones que se desarrollen desde lo local; también con el compromiso de los usuarios del bosque, las empresas forestales, las autoridades ambientales, la comunidad científica y la sociedad en general. La alianza entre la academia, los institutos de investigación y los gestores de procesos de conservación de la biodiversidad, es importante para construir capacidad en los diferentes sectores y complementar las preguntas y respuestas en un proceso de gestión del conocimiento.

El Corredor de Conservación de Robles en las montañas de Santander y Boyacá es una de las regiones en la zona andina de Colombia, en donde desde hace 20 años la Fundación Natura con aliados como la Universidad Distrital, se ha propuesto construir un proceso documentado e investigativo sobre el estado de los bosques en cuanto a su diversidad y las oportunidades potenciales para su manejo y aprovechamiento. Estos bosques han sido usados a lo largo de la historia y las presiones han generado, entre otras consecuencias, la pérdida de la cobertura boscosa, y la disminución de los servicios ecosistémicos asociados a éstos, que a su vez se han deteriorado y homogenizado gran parte de los ecosistemas naturales, pero también los bosques que persisten, siguen siendo usados y brindan servicios a los pobladores locales.

Esta región se convirtió en un centro de estudio y análisis que ha buscado generar información para avanzar en la respuesta a las siguientes preguntas: ¿pueden ser usados los bosques legalmente en algún grado? si es así ¿qué directrices orientan el enfoque de planeación de uso de bajo impacto y de uso sostenible en el tiempo? ¿Qué cambios en la gestión de los bosques requieren implementar las autoridades ambientales regionales?

Con estos antecedentes presentamos en esta publicación parte de los avances en esta materia enriquecidos con algunas experiencias del manejo de robledales en Norteamérica, con lo cual se busca orientar a la sociedad de una región en el cómo podría actuar, siempre con el reconocimiento a la falta información y conocimiento, y al avance de las propuestas de sostenibilidad que requiere la región frente a la inminente pérdida de la cobertura boscosa.

Clara Solano Gutiérrez
Fundación Natura