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Revista Interamericana de Bibliotecología

Print version ISSN 0120-0976On-line version ISSN 2538-9866

Rev. Interam. Bibliot vol.31 no.2 Medellín July/Dec. 2008

 

Acercamiento al estado actual de la promoción de la lectura en la biblioteca pública en Colombia*

 

Approach to the state of the art of reading promotion in Colombian public libraries

 

 

Didier Álvarez Zapata **, Yicel Nayrobis Giraldo Giraldo ***, Gloria María Rodríguez Santamaría ****, Maricela Gómez Vargas *****

 

** Investigador principal. Bibliotecólogo. Especialista en Animación Sociocultural y Pedagogía Social. Magíster en Ciencia Política. Profesor Asociado de la Escuela Interamericana de Bibliotecología de la Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia. dialnucleo@gmail.com *** Coinvestigadora. Bibliotecóloga. Magíster en Educación y Desarrollo Humano. Profesora de la Escuela Interamericana de Bibliotecología de la Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia. yicel@bibliotecologia.udea.edu.co **** Asesora temática. Bibliotecóloga. Magister in Librarianship. Ex Directora del Departamento de Cultura y Bibliotecas de Comfenalco Antioquia. Medellín, Colombia. gloriarodriguez@une.net.co ***** Auxiliar de investigación. Escuela Interamericana de Bibliotecología de la Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia. maricegova@gmail.com

 

 


Resumen

Se presenta el resultado de la investigación sobre las actividades de promoción de la lectura que realiza la biblioteca pública en Colombia. Indaga acerca de la presencia de la biblioteca en la cultura escrita y el rol desempeñado por las iniciativas de promoción de la lectura. Plantea la hipótesis de que la biblioteca pública en Colombia transita de un modelo tradicional, como templo del saber, a otro modelo más dinámico y de intervención social. La investigación parte de las categorías propuestas en el cuestionario diseñado por Brioney Train, de la Universidad de Sheffield, que tuvo como propósito conocer el alcance de los servicios y actividades que, en la comunidad británica, pretenden desarrollar al lector y promover la lectura dentro y fuera de la biblioteca. La investigación se llevo a cabo en cuatro etapas, en la primera se adecuó el cuestionario propuesto para la Encuesta Internacional aceptado por la Sección de Lectura de IFLA; en la segunda se definieron los criterios y procedimientos que permitieran la aplicación del cuestionario en las bibliotecas públicas de Colombia y el listado de fuentes de autoridad; en la tercera etapa se envió el cuestionario y en la cuarta se llevaron a cabo los procesos de preparación, análisis e interpretación de la información. Entre los resultados de la investigación se destacan el análisis de la situación de la biblioteca pública en Colombia, la promoción de la lectura y su incidencia en la transformación de la biblioteca pública, el personal de las bibliotecas y su formación, las actividades y la planeación de la promoción de la lectura.

Palabras clave: Biblioteca pública, promoción de la lectura, animación a la lectura, lectura, lector, Colombia.

Cómo citar este artí­culo: áLVAREZ ZAPATA, Didier, et al. Acercamiento al estado actual de la promoción de la lectura en la biblioteca pública en Colombia. Revista Interamericana de Bibliotecología. Jul.–Dic. 2008, vol. 31, no. 2, p. 13–43.

 


Abstract

This work presents the result of a research on reading promotion activities in Colombian public libraries. It searches for the presence of libraries in the written culture as well as the role played by the reading promotion initiatives. It establishes the hypothesis that public libraries in Colombia are going from a traditional model, as a Temple of Knowledge, to another model, which is more dynamic and of a social intervention nature. This research starts from the suggested categories in the questionnaire designed by Brioney Train, from the University of Sheffield, which had as a goal to know the scope of services and activities that, in the British community, intend to stimulate the reader and promote the reading in and outside the library. However, it was done within the category system developed by the research group in public library and reading. This research was carried out in four stages. In the first stage, the questionnaire proposed was made suitable to the International survey and accepted by the Reading section of IFLA. In the second stage, criteria and procedures to allow the questionnaire application in the public libraries in Colombia were defined. In addition, the list of sources of authority by which geographic location, name, and basic data of libraries were established. In the third stage, the questionnaire was delivered. Finally, in the fourth stage, preparation, analysis and interpretation processes were carried out. Among the results of this research, we stand out the analysis of the public library situation in Colombia, the reading promotion and its effect in the transformation of the public library, the librarians, their training, the planning, and the policies of reading promotion.

Key words:public library, reading promotion, reading encouragement, reading, reader, Colombia.

How to cite this article: áLVAREZ ZAPATA, Didier, et al. Approach to the state of the art of reading promotion in Colombian public libraries. Revista Interamericana de Bibliotecología. Jul.– Dec. 2008, vol. 31, no. 2, p. 13–43.


 

 

Introducción

 

Este artículo da cuenta de los resultados de la investigación titulada Aplicación de la Encuesta Internacional de Lectura en Colombia, realizada por el Equipo de Investigación en Biblioteca Pública y Lectura, del Grupo de Investigación en Biblioteca Pública – GIBP– de la Escuela Interamericana de Bibliotecología de la Universidad de Antioquia. La investigación se realizó en el marco de una iniciativa regional promovida por las Secciones de Lectura de América Latina y del Caribe de la Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios y Bibliotecas (IFLA) con el apoyo del Programa para el Desarrollo Bibliotecario (ALP); y coordinada por el Centro Universitario de Investigaciones Bibliotecológicas – CUIB de la Universidad Nacional Autónoma de México – UNAM. Dentro de sus actividades en el Grupo de Investigación en Biblioteca Pública, el Equipo de Investigación en Biblioteca Pública y Lectura desarrolla, desde el año 2005, un programa de investigación que se ha concentrado en las siguientes líneas: relaciones biblioteca pública, lectura y sociedad; promoción de la lectura y comportamiento lector. Precisamente en estos campos, el Equipo realizó las investigaciones tituladas ''Exploración de los discursos y las prácticas de la promoción de la lectura en las bibliotecas públicas de Medellín: una revisión del lugar social de la biblioteca pública en la formación de los lectores'' y ''Estudio del comportamiento lector de los habitantes de la zona 8 del Municipio de Envigado. Bases para la Intervención Lectora desde la Promoción de la Lectura''. Ahora bien, el interés de la investigación que se presenta en este artículo estuvo dirigido a reunir información sobre las actividades de promoción de la lectura que realiza la biblioteca pública en Colombia. Su pretensión fue la de intentar una lectura más sistemática y articulada de la presencia de la biblioteca en la cultura escrita y el papel que cumplen las iniciativas de promoción de la lectura. Esto exigió, obviamente, tomar partido por un enfoque abiertamente social, desde el cual las actividades de leer y escribir fueran vistas como complejísimas prácticas, mediadas, fundamentalmente, por factores propios del mundo de la vida y del sistema político. El trabajo aborda la hipótesis de que la biblioteca pública en Colombia ha venido transitando de un modelo tradicional que la idealiza en la imagen de templo del saber (que la habría reducido a ser un apéndice de la Escuela), a otro modelo más dinámico que pretende llevarla al ciudadano, de la mano de retadoras estrategias de intervención social como son la promoción social de la lectura y, en menor difusión pero no menos valor estratégico, la oferta de servicios de información a la comunidad. En este escenario de transición, parece ser que la lectura representa algo muy distinto para la biblioteca pública, es decir, ya no solo una simple mediación para la obtención de información, sino una significativa dimensión de actuación social y cultural . La investigación partió de las categorías previamente propuestas en el cuestionario diseñado por Brioney Train, de la Universidad de Sheffield, que tuvo como propósito conocer el alcance de los servicios y actividades que, en la comunidad británica, pretenden desarrollar al lector y promover la lectura dentro y fuera de la biblioteca. Sin embargo, se hizo dentro del sistema categorial que el Equipo de investigación en Biblioteca Pública y Lectura viene desarrollando en su programa académico. Este sistema categorial está referido a la base constitutiva de las iniciativas de intervención lectora de la biblioteca pública, que es donde se adscriben las prácticas de promoción de la lectura.  En su componente metodológico, la investigación tuvo una orientación sistemática determinada por dos líneas: una de corte crítico social, desde la cual se exploró la relación biblioteca pública y lectura como un asunto referido a la construcción de la realidad social; otra, de corte teórico conceptual, con la cual se quiso contribuir al desarrollo del campo de la bibliotecología de la lectura, es decir, de un campo de estudio que pueda dar cuenta de las relaciones de la cultura escrita con los procesos de la circulación social de la información, en su expresión bibliográfica documental. Debe decirse que frente a la carencia de un sistema de información completo y actualizado de las bibliotecas públicas en Colombia, la aplicación del cuestionario resultó ser una tarea ardua y dispendiosa que tomó más tiempo del inicialmente planeado. Esta situación señala, de hecho, una cuestión crítica del estado general de la biblioteca pública en Colombia como es la pretensión de desarrollar un trabajo en red y conformar un sistema bibliotecario integrado y comunicado, visible y accesible, pues siguen siendo una realidad lejana en el país. En cuanto al proceso de interpretación, el trabajo fue más allá de los hallazgos empíricos de la investigación, buscando dos cosas: reiterar la importancia de preguntarse sistemáticamente por las relaciones de la biblioteca pública con la sociedad y la lectura; y poder hacer ejercicios de reflexión y conceptuación que nutran la bibliotecología de la lectura, como ya se ha dicho. En cuanto a su estructura, el artículo está organizado de la siguiente manera: en una primera parte, se describe la propuesta metodológica de la investigación; en segundo lugar, se presentan los resultados de la investigación, inicialmente se expone la situación de la biblioteca pública en Colombia y, a continuación, se presentan los resultados obtenidos de la aplicación de la Encuesta Internacional de Lectura en el país. Por último, se plantea un conjunto de conclusiones posibles respecto de las transformaciones que ha vivido la biblioteca pública en Colombia por los efectos de la promoción de la lectura.

 

1. Identidad y delimitación de la investigación

 

1.1 Objetivos de la investigación

El objetivo general fue contribuir a los trabajos de la Encuesta Internacional de Lectura en América Latina y el Caribe proporcionando información representativa de las iniciativas de promoción de la lectura en las bibliotecas públicas de Colombia. 

De manera concreta y de acuerdo a los lineamientos de la coordinación general del proyecto para América Latina, la investigación estuvo dirigida a cuatro tópicos. No obstante, debe decirse que para el caso colombiano, el trabajo se centró principalmente en los dos primeros:

1.Identificar cuáles son las actividades que se llevan a cabo en las bibliotecas públicas para alfabetizar, promover la lectura y formar nuevos lectores.

2.Identificar las percepciones del personal bibliotecario respecto de los efectos del trabajo concentrado en el lector.

3.Difundir experiencias exitosas de fomento de la lectura y formación de nuevos lectores.

4. Divulgar la información vía Internet.

 

1.2 Diseño metodológico

Enfoque teórico y nivel de producción de conocimiento En la investigación primó el interés descriptivo e interpretativo. Aunque se contó con una base importante de información cuantitativa, se decidió generar acercamientos interpretativos a los hallazgos que arrojase la investigación, pues se concibió a la promoción de la lectura como una estrategia de intervención social y a la biblioteca pública como institución social. Con ello se quiso dejar en claro que la investigación reconocía la multidimensionalidad y heterogeneidad inherente a los datos, fueran estos cuantitativos o cualitativos, pues ambos hacen parte de realidades sociales vastas y complejas.

En cuanto al nivel de producción de conocimiento fue preteórico, ya que, en relación con el enfoque predominantemente descriptivo, se pudo generar información que diera cuenta del estado de desarrollo de la promoción de la lectura en las bibliotecas públicas de Colombia y las necesidades de formación de los bibliotecarios en este campo.

 

Ruta metodológica

Se hicieron algunos ajustes a la propuesta inicial con el ánimo de formular un diseño metodológico más ajustado a las realidades en las que se desenvuelven las bibliotecas públicas en el país y reconociendo las dinámicas investigativas que se viven. En este sentido, se plantearon las siguientes etapas para el desarrollo de la investigación, en lo concerniente al caso colombiano:

En la primera etapa se adecuó el cuestionario propuesto para la Encuesta Internacional aceptado por la Sección de Lectura de IFLA. Se tradujo al castellano por parte de la Doctora Elsa Margarita Ramírez Leyva y se revisó para garantizar que fuera comprendido en el contexto de América Latina, sin alterar su propósito. Sus preguntas se refieren de modo específico a cuatro áreas: políticas de lectura, sociedades promotoras de la lectura, actividades de promoción de la lectura y destrezas del personal.

En la segunda etapa, se definieron, en primer lugar, los criterios y procedimientosque permitieran la aplicación del cuestionario en las bibliotecas públicas de Colombia. Dichos criterios son: presencia proporcional de las bibliotecas en las regiones por departamento; representatividad de las bibliotecas con mayores desarrollos y tradiciones; inclusión de proyectos bibliotecarios alternativos; y número de bibliotecas por regiones socio–demográficas. En segundo lugar, se definió el listado de fuentes de autoridad con las cuales se establecieron la ubicación geográfica, el nombre y los datos básicos de las bibliotecas. Al aplicarse los criterios y consultar las fuentes disponibles, se constituyó un directorio de bibliotecas que permitió el registro de datos de identificación de cada una de ellas, y sirvió también para el control del proceso de aplicación del cuestionario.

El número inicial de bibliotecas registradas en el directorio fue de 72 bibliotecas.No obstante, y dadas las dificultades presentadas para obtener el número de respuestas necesarias, se amplió a un total de 154, a todas las cuales se les contactó mediante diferentes estrategias. De ese conjunto, sólo un total de 36 bibliotecas y sistemas bibliotecarios respondieron el cuestionario.

Sobre el comportamiento de la muestra, deben mencionarse las siguientes cuestiones:

De los 32 departamentos existentes en Colombia, se integraron bibliotecas públicas de 16 de ellos, lo que representa el 50%

Los cuestionarios se distribuyen por región de la siguiente forma:

Región andina: 75% Región Caribe: 8% Región Orinoquía: 8% Región Pacífica: 3% Región Insular: 3% Región Amazónica: 3%

En la tercera etapa se contempló el envío del cuestionario a los responsables y coordinadores de las bibliotecas públicas que hacen parte de la muestra.

Como ya se había dicho antes, la aplicación (envío, diligenciamiento y recepción) del cuestionario tuvo gran cantidad de obstáculos y dificultades, los cuales pueden ser resumidos de la siguiente manera:

Las limitaciones existentes para obtener información actualizada, demuestran que no existe un sistema de información que agrupe los datos de las bibliotecas públicas de Colombia, obstaculizando el contacto con estas instituciones y entre ellas mismas.

La mayoría de las bibliotecas, en especial aquellas ubicadas en lugares apartados y de bajos recursos, no tienen una infraestructura tecnológica adecuada; incluso no tienen una dirección de correo electrónico y, cuando la tienen, no puedan acceder a ella diariamente debido a diversas limitaciones.

Hubo poca disponibilidad de los responsables de las bibliotecas para responder a tiempo el cuestionario, ya que la mayoría ejerce varias funciones bibliotecarias, debido a la escasez de personal y de recursos necesarios para el trabajo bibliotecario.

En la cuarta etapa, se concibieron los procesos de preparación, análisis e interpretación de la información, que incluyó la tabulación del cuestionario y la construcción de los relatos.

 

El sistema categorial de la investigación 

El ejercicio investigativo desarrollado con la aplicación de la Encuesta Internacional de Lectura en Colombia, exigió acompasar las propuestas comprensivas que el Equipo de Investigación viene construyendo sobre la promoción de la lectura, con las propuestas conceptuales y metodológicas propias de la Encuesta. Fruto de ello, entre otras cuestiones, fue el sistema categorial comprensivo de la promoción de la lectura como práctica bibliotecaria pública.

Este sistema categorial se construyó en tres niveles:

El primero, referido a la base constitutiva de las iniciativas de intervención lectora de la biblioteca pública, que es donde se adscriben las prácticas de promoción de la lectura.

El segundo nivel, se refiere a las estrategias y actividades de promoción de la lectura mediante las cuales la biblioteca pública realiza las iniciativas, las cuales se mapearon teniendo como base el trabajo de Betancur, Yepes y álvarez¹. Específicamente, lo que hace este mapa es ordenar diferencialmente las estrategias de las actividades de promoción de la lectura de acuerdo con el alcance y la acción social que involucra.

El tercer nivel, corresponde a las categorías para el análisis de las actividades de animación a la lectura que las bibliotecas públicas reportaron. Debe decirse que se concibe a la animación a la lectura como una estrategia de la promoción de la lectura vinculada a la educación lectora.

 

Referentes conceptuales

Los conceptos que soportaron la indagación, análisis e interpretación de la información fueron: promoción, animación y fomento de la lectura. De manera especial se desarrolló el concepto de intervención lectora como una categoría que logra integrar tanto el problema conceptual como metodológico del lugar de la biblioteca pública en la esfera de la formación y promoción de los lectores. La intervención lectora fue entendida en el trabajo como el conjunto de prácticas que diversos agentes sociales e institucionales realizan buscando moldear (desde ciertos ideales) el comportamiento lector de las personas.

 

2. Resultados de la investigación

 

2.1 Situación de la biblioteca pública en Colombia

Describir la biblioteca pública en Colombia implica en primer lugar saber el dato exacto de su número en el país, sin embargo existen dificultades para acceder a información fidedigna pues tal como lo propone Gloria María Rodríguez, ''[...] nos enfrentamos a una tarea donde el denominador común es la incertidumbre, la vaguedad o la ausencia absoluta de datos''.² Para demostrarlo, solo basta ingresar al Portal Senderos de la Red Nacional de Bibliotecas Públicas, donde se reporta un total de 1092 bibliotecas, a septiembre de 2007, sin embargo una reciente investigación del bibliotecólogo Arley Soto, da cuenta de 1588.³ Un dato más es el de Gloria María Rodríguez y Elsa Martínez que contabilizan 1601 bibliotecas públicas en Colombia. Por su parte, esta investigación trabajó con el dato de 1209 bibliotecas públicas, como universo para la constitución de la muestra, y que fue constituido por la coordinación central del proyecto en CUIB–UNAM.

En cuanto a su caracterización, debe decirse que la biblioteca pública en Colombia tiene ciertas particularidades con respecto al contexto de América Latina. Según lo planteado por Orlanda Jaramillo y Mónica Montoya, el desarrollo de la biblioteca pública en el país se ha dado en tres vertientes: la biblioteca pública estatal es la que tiene origen y apoyo en el Estado, la biblioteca pública privada es creada y mantenida por el sector privado, comúnmente los gremios económicos, y la biblioteca popular surge por iniciativa civil en los sectores populares como alternativas de organización y superación de situaciones de exclusión social y cultural.4

Resulta complementario y muy significativo, por último, traer a colación laclasificación que proponen las ya citadas Gloria María Rodríguez y Elsa Martínezen marco de su investigación sobre las bibliotecas públicas, acceso a Internet y a los computadores. En este trabajo plantean tres niveles de desarrollo de la bibliotecapública, a partir de la infraestructura, procesos, uso de tecnologías, personal y servicios. Mirando los resultados de su investigación, es bastante diciente que sólo el 6% de las bibliotecas en Colombia (99 del total de las 1601) se encuentre en el nivel uno, es decir, con al menos el 25% de la colección actualizada, más de cinco empleados y un mínimo de 10.000 libros. Y en el extremo opuesto, esto es, en el nivel tres, y el de mayor carencias, se ubique el 52% (819) de las bibliotecas, es decir, aquellas que solo tienen ''[...] un empleado, colecciones de menos de 2500 libros actualizados, infraestructura deficiente y poca o ninguna utilización de las tecnologías de información y comunicación''. Por su parte, en el nivel intermedio (nivel 2) se encuentra el 42% de las bibliotecas públicas (683 del total de 1601), es decir, aquellas que cuentan con 2 a 5 empleados, que tienen entre 2.500 a 10.000 libros, al menos el 25% de la colección actualizada, que tienen una infraestructura regular en el proceso de mejoramiento y que usan tecnologías en algunos de sus procesos internos.5

Sin embargo, es necesario aludir a los esfuerzos que desde el Estado y desde iniciativas sociales y privadas se vienen haciendo para mejorar la situación de las bibliotecas públicas en el país. A este respecto, debe mencionarse el Plan Nacional de Lectura y Bibliotecas (PNLB),6 que acoge en pleno los ideales bibliotecarios promulgados por los organismos internacionales y regionales (el Manifiesto UNESCO de las Bibliotecas Públicas y la Declaración de Caracas), y cuya fase uno se corresponde con el primer cuatrienio (2002–2006) del gobierno del actual presidente álvaro Uribe Vélez. En esta primera fase se dotaron 753 bibliotecas públicas, en 723 municipios de los 1025 que tiene Colombia, y se capacitó a 11.000 bibliotecarios públicos, entre otros logros. Adicionalmente, debe decirse que el Plan ha definido sus líneas de acción estratégicas para el segundo cuatrienio 2007– 2010.

Por último, en el país algunas entidades del orden departamental y municipal han emprendido, desde años atrás, iniciativas de dotación y mejoramiento de bibliotecas públicas, principalmente en Antioquia, Valle del Cauca y en el Distrito Capital. Por su parte, el sector privado ha seguido con su ofrecimiento de servicios bibliotecarios públicos, sobre todo desde las Cajas de Compensación Familiar (cercanas a las 140 bibliotecas públicas), que están altamente posicionadas en las comunidades y que han liderado buena parte de las transformaciones de la biblioteca pública en Colombia.

 

2.2 La promoción de la lectura y la transformación de la biblioteca pública en Colombia

Para abordar el lugar de la promoción de la lectura en los servicios bibliotecarios públicos, debe comenzarse por entender que, en la perspectiva de la biblioteca pública tradicional (aquella que Ogan Chubarian7 señalaba como depositaria de la herencia de la bibliotecología anglosajona, y que calificaba, a su vez, de ciencia intrabibliotecaria), la promoción de la lectura se reduce a la condición de práctica bibliotecaria aislada. De tal manera, pocas son las relaciones que se advierten de ella como acción cultural y social. Pero, paradójicamente, ha sido la misma promoción de la lectura uno de los factores que más ha hecho que la biblioteca pública busque respuestas a sus relaciones con la sociedad, tratando de que ella se transforme positivamente en tanto que deje de ser una institución de apoyo a las actividades escolares y de consulta principalmente, para ser una institución enterada del cúmulo de procesos y problemas sociales que se dan dentro de la dimensión de la lectura y que la afectan directamente.8

 

2.3 Los propósitos de las iniciativas de la promoción de la lectura

Los principales focos de acción que se ha propuesto la biblioteca pública en Colombia frente a la tarea social de formación de los lectores, la comprometen esencialmente con el mejoramiento del comportamiento lector y el incremento de los niveles de lectura de la población colombiana. De hecho, llama la atención la alusión de las bibliotecas a la promoción de la lectura como una tarea fundamental para cumplir con sus funciones sociales, dirigida a la formación de lectores críticos, autónomos, responsables y solidarios. En este sentido, afirman que la promoción de la lectura es un compromiso social a nivel institucional. En ello creemos que se encuentra gran parte del potencial de cambio que la biblioteca pública habrá de experimentar para poder darle lugar a la intervención lectora como estrategia central de su ser y que hacer en la sociedad.

En efecto, algunas de las respuestas de las bibliotecas públicas encuestadas apuntan al reconocimiento de la promoción de la lectura como elemento central integrado a la planeación estratégica que se ha trazado la institución bibliotecaria, lo que se materializa en su misión y visión. Igualmente, se señala que el desarrollo de las actividades de promoción de la lectura está acorde a los lineamientos y directrices bibliotecarios públicos, promulgadas por organismos internacionales como la UNESCO y la IFLA, por ejemplo.

Pero en ello, no obstante, se hacen evidentes los desiguales niveles de compresión que tienen las bibliotecas públicas respecto de la promoción de la lectura. Sin duda, mejorar el comportamiento lector e incrementar los niveles de lectura de la población son objetivos loables que requieren, sin embargo, de una base comprensiva social, política y ética amplia que pueda dar soporte a lo que hace la biblioteca pública en la dimensión cultural de la lectura y no solo en el espacio incierto de las estadísticas de lectura.

Respecto de esto último, precisamente, los datos que en el país se manejan sobre los índices de lectura muestran un panorama poco halagador, que se ha querido intervenir con la formulación y ejecución de planes y programas estatales que comprometen recursos del orden nacional, departamental y municipal para el desarrollo de estrategias de dotación y fortalecimiento de las bibliotecas públicas, de formación de los bibliotecarios y de estímulo a la producción de libros a bajo costo, entre otras cosas, pero que sigue teniendo muchas debilidades en lo que se refiere a las persistentes representaciones que la sociedad colombiana tiene sobre la lectura como una práctica principalmente vinculada al estudio y poco a la vida cotidiana.

 

2.4 El personal de la biblioteca pública

Es importante resaltar que la burocracia bibliotecaria pública en Colombia está creciendo en funcionalidad y cantidad. El hecho de que se describan cargos de coordinación (50.2%) y de administradores, gerentes y directores (47.3%), más allá de la confusión conceptual en las respuestas de quienes diligenciaron el cuestionario, muestra una tendencia a la cualificación administrativa de la labor bibliotecaria. En efecto, las bibliotecas, sobre todo las del nivel uno y dos, según la clasificación propuesta por Gloria María Rodríguez en la investigación ya citada en este documento, tienen cargos de coordinación no sólo de bibliotecas sino de áreas de trabajo bibliotecario como son las de servicios al público, procesos técnicos, y, de mayor interés para esta investigación, fomento de la lectura.

Llama también la atención la presencia de voluntarios, asunto que puede estar vinculado a la tradición solidaria de las bibliotecas populares de las zonas urbanas y a la presencia de estudiantes alfabetizadores que se quedan luego apoyando las labores de la biblioteca.

Por otra parte, aunque no resulta curioso que hayan maestros en la biblioteca pública, debido a que es claramente conocida la oleada escolarizante que ha matizado la labor de la biblioteca pública en Colombia, prácticamente desde el surgimiento de los grandes sistemas bibliotecarios (Biblioteca Pública Piloto de Medellín para América Latina y el Caribe y las bibliotecas de las Cajas de Compensación Familiar, en la décadas de los años 50 y 70, respectivamente), sí llama la atención la vinculación laboral a la biblioteca de maestros con el cargo de docentes y no de bibliotecarios (11,2%). Tal vez esta sea otra evidencia de esa equivocada representación de la biblioteca pública como suministradora de servicios de consulta para la escuela.

 

2.5 Formación del personal

Las bibliotecas públicas que tiene más personal profesional son las de las principales ciudades capitales; las del sector rural siguen estando a cargo de personas con formación secundaria, principalmente. No es gratuito, y eran absolutamente necesarios, los esfuerzos de formación emprendidos por el Plan Nacional de Lectura y Bibliotecas, dirigidos a esas bibliotecas alejadas de los núcleos de formación profesional en el campo de la bibliotecología. En este sentido, debe señalarse, que la formación profesional bibliotecológica, también está concentrada en las dos principales ciudades de Colombia: Bogotá y Medellín. Sin embargo, ante la necesidad de diversificar la oferta formativa, y llegar a otras zonas del país, la Universidad del Quindío ofrece actualmente la modalidad a distancia. La pregunta que cabe hacerse respecto al alto porcentaje de personas con baja formación académica que trabajan en las bibliotecas públicas, es qué representa su presencia para la institucionalidad bibliotecaria.

Sumado a lo anterior, las personas que trabajan en las bibliotecas públicas no sólo tienen grandes dificultades para acceder a opciones de formación profesional (debido, en parte, a los altos costos de la educación y a la anteriormente mencionada concentración de la oferta formativa en las ciudades capitales) sino que, además, está agudizada con la escasa oferta formativa en el campo de la promoción de la lectura. En efecto, aunque no puede restársele importancia al lugar que ocupan los eventos académicos en el campo de la promoción de la lectura, siguen siendo insuficientes en la tarea de ofrecer formación estructurada, sistemática y permanente en este campo, pues sólo el 54% de los talleres y las capacitaciones son espacios claramente intencionados para la formación del personal; las demás son actividades más de carácter divulgativo y general. A esto se suma la gran propensión que tienen los eventos a la comunicación de experiencias y el olvido de la reflexión y la conceptuación. En ello se concreta la expresión más visible de desarticulación entre la teoría y la práctica que sigue determinando el ejercicio de la promoción de la lectura en Colombia.

Ahondando un poco más en ello, el proceso de formación de los promotores de la lectura no logra avanzar hacia un sistema de ciclos propedéuticos que vaya desde niveles básicos no formales a los niveles de educación avanzada, como maestrías y doctorados. Sin embargo, deben mencionarse los esfuerzos que en la formación básica y técnica han emprendido instituciones como Comfenalco Antioquia y el SENA – Servicio Nacional de Aprendizaje; así como los que dentro del PNLB, en su componente de formación, ha ofrecido Fundalectura. Vale la pena señalar que algunas de las personas vinculadas al campo de la promoción de la lectura acceden a ofertas de educación avanzada en el área en universidades extrajeras, como es el caso de algunos empleados de Comfenalco Antioquia. Sin duda la informalidad es una de las características más notorias de los procesos formativos en el campo.

En lo que respecta a las instituciones que están formando al promotor de la lectura en la biblioteca pública en Colombia se observa una tendencia endógena, es decir, que la biblioteca está formándose a sí misma en el campo de la promoción (casi una cuarta parte de las actividades son ofrecidas por el personal de la misma biblioteca). No obstante, esto se ve matizado por la presencia de un número significativo (casi otro cuarto del total de las actividades) que son realizadas por asesores y expertos en el campo. Lo que no se precisa es de qué área proceden esos expertos y asesores.

En este tema hay un aspecto que llama poderosamente la atención: la ausencia de los organismos gubernamentales en la oferta de opciones formativas para los promotores. Pues salvo la iniciativa permanente de CERLALC en los ámbitos de su incumbencia como lo son los derechos autor, procesos de edición y publicación, entre otros, no hay una propuesta sostenible en este campo. En cambio, ganan más presencia en ello los organismos no gubernamentales (privados y de la sociedad civil), que al parecer tienen más claramente definidos los niveles de experticia y ofertas de asesorías. Por ello no es raro que todos los operadores de la primera fase del PNLB pertenezcan a este último sector (Fundalectura, Asolectura, ASEIBI). Dentro de esta situación se destaca aún más, la modalidad de outsourcing que poco a poco se consolida como opción de administración de las iniciativas públicas en el campo de la promoción de la lectura, ejemplo de ello es la coordinación que hace la Fundación Taller de Letras Jordi Sierra i Fabra del Juego Literario en Medellín, iniciativa que está bajo la responsabilidad de la Secretaría de Cultura Ciudadana del Municipio.

 

2.6 Personal dedicado exclusivamente a las actividades de promoción de la lectura

Dada la amplia difusión de las actividades de la promoción de la lectura en las bibliotecas públicas de Colombia, es posible que muchos bibliotecarios se dediquen a ellas sin tener un cargo exclusivamente nombrado para esa tarea. Es paradójico que si esto ocurre prácticamente en todas las bibliotecas que cuentan con escasos recursos de personal, el 75% de las bibliotecas participantes afirmen tener personal dedicado exclusivamente a la promoción de la lectura, cuando el 63.9% dice tener sólo una persona a cargo.

No obstante hay instituciones que destinan atención exclusiva a la promoción de la lectura, con la creación de cargos bibliotecarios exclusivos para la misma (en algunas de las bibliotecas de Cajas de Compensación Familiar y en los sistemas bibliotecarios estatales de ciudades como Bogotá, Medellín y Cali), o, en otros casos, con la creación de áreas especializadas en el campo para acompañar la prestación regular de servicios bibliotecarios, como ocurre con Comfenalco Antioquia y la Biblioteca Pública de Itagüí en algunos grandes sistemas bibliotecarios del país.

Cabe resaltar que un alto porcentaje, cercano al 50%, de personas dedicadas exclusivamente a la promoción de la lectura en la biblioteca pública está en el rango de edad entre los 18 y los 27 años. Jurídicamente, a la luz de la Constitución Política Colombiana, esas personas son jóvenes. Tal cuestión no es menor porque, de la mano de la presencia de los jóvenes en la biblioteca pública, llega también expresiones y manifestaciones culturales propias de las identidades juveniles; por ello las actividades de promoción de la lectura que realiza este personal tiene unas características claramente estéticas e incluso de vanguardia en la literatura, el teatro, la cuentería, la danza, la plástica, la música, entre otras cosas. Todo ello se hace palpable en la pretensión de rebasar las formas tradicionales de la animación a la lectura, transformando los viejos modelos de las horas del cuento o el cine foro, por ejemplo.

De cualquier manera, la acción de los promotores jóvenes está marcando nuevos matices a la intervención lectora de la biblioteca pública; lo que sin embargo no se hace lo suficientemente visible y público porque, tal vez, las prácticas de los jóvenes promotores se incrustan con frecuencia en estructuras bibliotecarias a veces muy formalizadas (tradicionales), o porque ellos no tienen una actitud constituida de narración, de sistematización y de comunicación de las prácticas de promoción de la lectura. Lo que se hace evidente cuando se consideran las limitaciones que tienen las redes de cooperación de los promotores de la lectura que se destinan más a los procesos de crítica de materiales de lectura y tienden a descuidar la discusión de las estrategias de promoción de la lectura.

No sorprende en esto que un alto porcentaje del personal dedicado exclusivamente a las actividades de promoción de la lectura sea femenino. Es tradicionalmente aceptado que las mujeres sean las que acompañen los procesos de formación de los lectores (en la familia como madres y en la escuela como maestras), y, sin duda, la biblioteca pública no escapa a este imperativo cultural, lo que además está refrendado en la fuerte presencia femenina en las profesiones de la bibliotecología y la educación. Queda por preguntarse, a profundidad y con estudios sociológicos y de otro tipo, lo que representa la alta presencia femenina en este campo, tarea en la que serían esenciales las siguientes preguntas:

¿Agencian las mujeres promotoras de la lectura el mantenimiento del status quo que la sociedad mayor plantea para las relaciones entre mundo adulto, infancia y juventud?

¿Qué tránsitos sociales y culturales facilitan las mujeres a la biblioteca pública latinoamericana? ¿permiten o impiden que vaya de la idea tradicional, a una biblioteca más dinámica y llena de voces, propia de la oralidad materna, tan fuertemente arraiga en América Latina?

En cuanto a las habilidades del personal bibliotecario para promover la lectura, debe decirse que sigue planteándose un reto sin igual para la biblioteca pública: ¿qué habilidades profesionales deberá poseer el personal para la promoción de la lectura? Al parecer, en este campo no se requieren habilidades profesionales, pues sólo basta con tener un conjunto de cualidades personales, normalmente carismáticas, que faciliten el dialogo con la comunidad para ser promotor. Esta debilidad en el perfil profesional, le resta capacidad de acción y reflexión a la biblioteca pública en torno a lo que hace con la lectura. Tal vez se siga creyendo que para promover la lectura, mejor, ''para animar a la lectura'', no se requieren muchos saberes profesionales ni técnicos, sólo basta con ser buen lector y tener ''don de gentes''.

 

2.7 El acceso alternativo a los materiales de lectura.

En lo que se refiere al acceso a los materiales de lectura es importante considerar el alto porcentaje (89%) de bibliotecas que dicen ofrecer a los lectores modalidades no tradicionales de acceso a los mismos. Llama también la atención la gran diversidad de ofertas que las bibliotecas suelen mezclar con la descripción o inventario de sus servicios. Nos referimos a modalidades normalmente vinculadas a las colecciones móviles: cajas viajeras, bibliobuses, bibliojeeps, bibliochalupas, biblioburros, bibliotaxi, bibliocorreo, etc. Destacándose las bibliotecas de las Cajas de compensación y algunas instituciones bibliotecarias del sector privado (como la Fundación Ratón de Biblioteca, la Fundación Rafael Pombo, entre otras).

Esta diversidad creciente en la oferta de colecciones móviles e itinerantes podría ser explicada ya como una tentativa de la biblioteca por romper los esquemas tradicionales en la prestación de los servicios a los lectores ''estar más allá de las cuatro paredes''; o como una forma de separar los servicios tradicionales asociados a la consulta escolar, al tedio del uso de la biblioteca, por ejemplo, de los servicios divertidos, es decir, dinámicos y alegres, propios de esas de modalidadesexternas. Tal vez con esto se haga evidente lo que Graciela Montes decía del placer y la literatura en el ámbito de la sociedad contemporánea: ''Muy rápidamente, el juego se convirtió en consignas de juego. Las consignas, en actividades. Y las actividades terminaron resumiendo lo que se entendía por juego, mientras en las bibliotecas, los blandos almohadones simbolizaban la facilidad, en contra de los viejos y duros pupitres''.9

 

2.8 La planeación de la promoción de la lectura: políticas y lineamientos institucionales

Resulta significativo que un porcentaje importante, casi un tercio de las bibliotecas integradas a la muestra, digan orientar por alguna política sus acciones en el campo de la promoción de la lectura. Si la política es entendida por las bibliotecas como lineamiento institucional para la promoción de la lectura, como lo asume el Equipo de investigación, queda la duda metodológica sobre lo que se considera política y lineamiento institucional en la Encuesta Internacional de Lectura y lo que entendieron las bibliotecas por ello. De hecho, la pregunta por una cosa u otra no resulta clara. A este respecto es de sospechar que las respuestas positivas se dirigen a señalar la existencia de una idea o derrotero institucional para la promoción de la lectura en la biblioteca. Quedan entonces dos inquietudes a este respecto:

¿Cuál es la contextura de esa política institucional, sus propósitos, sus prioridades, sus elementos y estructura que es algo que no queda develado en las respuestas dadas por las bibliotecas?

¿Cuál es la política de lectura que preferentemente marca la ruta de la biblioteca pública en Colombia? Es de asumir que sea el PNLB pero realmente no se ha medido en el país cuáles han sido sus impactos en la perspectiva institucional y organizacional de la biblioteca pública. Nos referimos con ello a que el PNLB ha medido su impacto principalmente en los aspectos materiales referidos a las dotaciones de colecciones en las bibliotecas ya existentes y en la creación de nuevas bibliotecas; a más de describir el número de actividades de formación de los bibliotecarios. Pero se reitera la necesidad de saber cuál ha sido su impacto en la manera como la biblioteca pública se ve a sí misma y a los lectores10.

Capítulo aparte merecen las ya viejas tentativas de poder formular para el país una política de bibliotecas públicas y lectura. En ello hay que destacar las iniciativas de la Asociación Colombiana de Lectura y Escritura – Asolectura– que desde el año 2002 impulsa la discusión de políticas de lectura en los municipios colombianos, y llevó al Consejo Nacional del Libro y la Lectura algunas propuestas en este sentido. Vale la pena resaltar los logros obtenidos en cuanto a la formulación de la política pública de lectura en las ciudades de Cali (2005) y Bogotá (2006).11

En lo referente al año de procedencia de las políticas y lineamientos institucionales para la promoción de la lectura en las bibliotecas públicas, es de resaltar que más de un tercio de las bibliotecas señalen que es a partir 2002 que cuentan con estas pautas (que no se sabe si son explicitas o implícitas, publicadas o no). Esta fecha coincide con las primeras consideraciones del PNLB lo que permitiría intuir que, desde sus inicios, el Plan haya impactado cierto sector de las bibliotecas públicas del país, tal vez las que luego serían apoyadas por dicho Plan. Consideración merecen las acciones de algunas administraciones municipales a través de sus secretarías de cultura y educación que para esos años o antes ya venían planeando o desarrollando propuestas de bibliotecas públicas, como fue el caso de Bogotá con Bibliored creada durante la administración del Alcalde Enrique Peñalosa Londoño (1998–2000), y de Medellín con la construcción de los Parques Biblioteca bajo la administración del Alcalde Sergio Fajardo Valderrama (2005– 2007).

No sé sabe exactamente qué puede representar el año de procedencia de la política, pero, al menos, frente a ello pueden lanzarse tres hipótesis:

La mayor antigüedad de la existencia de una política o derrotero para las acciones de la promoción de la lectura en la biblioteca pública indicaría que esa institución ha podido madurar, decantarse y transformarse positivamente siempre y cuando haya transitado de la política a la acción.

La posibilidad de ver en esa institución fases de desarrollo de la promoción de la lectura en correspondencia con la evolución o no de su propia contextura institucional bibliotecaria.

La coincidencia de eventos históricos determinando la acción de grupos de bibliotecas que nacen y se desarrollan en fases similares o contiguas de relación sociedad – bibliotecas y Estado – bibliotecas. Si pudiera hacerse un paralelo sociohistórico entre sociedad colombiana y bibliotecas públicas se vería que la existencia de políticas y lineamientos está en relación con la difusión social de las ideas de lectura, promoción de la lectura y vida social.

 

2.9 La realización de las actividades de promoción de la lectura: actividades, públicos lectores y lugares

En cuanto a la realización de las actividades de promoción de la lectura en la biblioteca pública, deben anotarse las siguientes cuestiones:

En primer lugar, es significativo que el 31% de las bibliotecas públicas diga tener un manual para orientar y realizar las actividades de promoción de la lectura. Tal cosa estaría señalando un asunto muy positivo cual es que las actividades de promoción de la lectura se realizan de acuerdo a lineamientos contenidos en un manual. Esto puede indicar que la biblioteca ha empezado a asumir de manera más estructurada la tarea de promoción de la lectura. Sin embargo, no resulta creíble a la luz de las evidencias empíricas que este porcentaje realmente sí este mostrando la realidad; puede pasar que la idea de un manual para muchos bibliotecarios este reducida a documentos muy básicos en los que se señalan horarios, periodicidad de las actividades y responsables o los tradicionales recetarios de ideas sobre horas del cuento u otras actividades de animación a la lectura. De todas maneras, debe aceptarse que la Encuesta Internacional de Lectura no indaga, específicamente, por la contextura de este manual, ni por su procedencia, objetivos y formas de actualización.

En segundo lugar, debe decirse que, de lejos, las actividades de animación a la lectura constituyen la realización central de las iniciativas de promoción de la lectura que despliega la biblioteca pública en Colombia.12 las horas del cuento, con un 63.9%, la lectura en voz alta, en un 44.4%; los clubes de lectura, en un 33.3%; los juegos didácticos y de lectura, en un 30.6%; los talleres de lectura, en un 30.6%; los cine club y la proyección de películas, en un 27.8%.

Parece ser que la promoción de la lectura no logra entenderse más allá de la posible y necesaria puesta en relación de los lectores con los materiales de lectura (que es el propósito de la animación a la lectura como educación lectora). Este enfoque es absolutamente reduccionista de las potencialidades que la promoción de la lectura tiene en la transformación de la biblioteca pública como institución social. No obstante, aceptar que el interés de la biblioteca pública por este campo en Colombia ha constituido una tendencia que la acerca a las preguntas por la sociedad y las posibilidades de intervención en su transformación, no resulta congruente con que sólo sea a través de las realizaciones en el campo de la animación a la lectura, porque dónde quedan, entonces, las cuestiones referidas a la transformación de las representaciones sobre la lectura, los lectores y las bibliotecas, la intervención en la generación de legislación sobre la lectura, el lector y las bibliotecas (que es el propósito de la promoción de lectura como práctica de intervención social y cultural). A este respecto, resulta muy curioso el hecho de que sean muy pocas las bibliotecas que incursionan en el desarrollo de estrategias de promoción de la lectura de gran calado, como son, por ejemplo, las campañas de lectura y la formulación de políticas y planes de lectura, que son estrategias en las que tienen mayor presencia instituciones no bibliotecarias como algunas organizaciones civiles y privadas de fomento de la lectura (Fundalectura con sus campañas de promoción de la lectura, Asolectura con sus iniciativas de políticas públicas de lectura y escritura, Fundación Ratón de Biblioteca y Fundación Taller de Letras Jordi Sierra i Fabra con su participación en la formulación de planes municipales de lectura, para el caso de la ciudad de Medellín).

En tercer lugar, y en cuanto a los públicos lectores a los que están dirigidas las actividades de promoción de la lectura, es evidente la alta oferta de servicios de lectura dirigido a la población infantil (el 100% de las bibliotecas pública ofrece actividades de promoción de la lectura a los niños). Seguidamente, atención a los grupos de escolares, que asisten masivamente a las bibliotecas públicas, se encuentra en el segundo renglón de atención (el 80%). Y por último, la atención se concentra en los jóvenes (50%).

En esto no queda claro si todos los niños que van a la biblioteca pública van en su condición de escolares, pero es de sospecharse que en el conjunto de actividades de promoción de la lectura que se les ofrecen hay algunas a las que pueden asistir en el tiempo en el que no están integrados a la escuela; lo que resulta cada vez más difícil para los niños por la ampliación de la jornada escolar en Colombia. Todo ello, a su vez, es sintomático de una actitud temerosa y paternalista del mundo adulto que cree que los niños no saben usar su tiempo libre y que, por lo tanto, se les debe programar, y qué mejor institución que la escuela para cumplir esa tarea de control social. Pero tal vez la biblioteca pública está caminando por senderos similares al de la escuela, al querer llenarse de actividades para que los niños hagan uso ''productivo'' de su tiempo libre; esta es una de las facetas más sutiles del activismo bibliotecario con la promoción de la lectura, lo que tal vez sea el origen de la cierta adicción a ''estar en la biblioteca'' que denotan algunos niños, sobre todo, de los sectores populares o periféricos de las grandes ciudades colombianas,13 en las que sigue siendo deplorable la infraestructura cultural, urbana y educativa.14

Sí las bibliotecas públicas han visto crecer en tamaño y cantidad sus relaciones con las instituciones educativas, esto les ha significado dos cosas: la movilización de recursos, ya de por si escasos, a la atención de los públicos escolares; y el depender del ingreso de escolares a ellas para sostener estadísticas de uso bibliotecario que le sirvan para justificar su existencia ante las autoridades estatales. He ahí una de las grandes paradojas que encierran las relaciones de la biblioteca pública con una escuela que no cuenta con infraestructura bibliotecaria propia (bibliotecas escolares). Lo que de hecho puede estar generando desatención de otros públicos, sobre todo, de aquellos que por diferentes condiciones y circunstancias no pueden desplazarse hasta las bibliotecas.

En cuarto lugar, en lo concerniente a la frecuencia de realización de las actividades, el más alto porcentaje es para las semanales (38%); le siguen las actividades diarias, con un 19%, y las mensuales, con un 16%. Frente a ello podría decirse que la frecuencia determina un elemento esencial en la posibilidad de cumplir con los propósitos de la promoción de la lectura. Por otra parte, está determinada directamente por la disponibilidad de personal para atenderlas.

En cuanto a las actividades de promoción de la lectura realizadas por las bibliotecas públicas por fuera de sus instalaciones, debemos comentar los siguientes asuntos:

De las 109 actividades registradas por las bibliotecas públicas como realizadas por fuera de sus instalaciones, el 23% están dirigidas a los niños y el 39% a los niños y jóvenes pero desde la perspectiva de su frecuencia hay una alta concentración de actividades dirigidas a los grupos escolares (el 13%), lo que corrobora la tendencia a la escolarización de la biblioteca pública que anteriormente se comentaba. Sin embargo, es importante resaltar que ya son foco de atención mas o menos consistente de la biblioteca algunos grupos sociales tradicionalmente olvidados, como lo son: reclusos (8%), adultos mayores (4%), las comunidades indígenas y minorías étnicas (1%), personas discapacitadas (1%), y personas hospitalizadas (0.5%). Dos grupos sociales que, dada la dinámica social y política del conflicto en Colombia, deberían estar siendo atendidos prioritariamente por la biblioteca pública como son los desplazados y los reinsertados (desmovilizados de grupos armados fuera de la ley), tienen porcentajes prácticamente marginales en las actividades de promoción de la lectura. Esta última cuestión llama la atención sobre la necesidad de que la biblioteca pública emprenda estudios de comunidad en zonas de conflicto urbano y rural.15

De los lugares en donde se realizan las actividades de promoción de la lectura por fuera de las instalaciones de la biblioteca pública, la mayoría corresponden a los espacios públicos (esquinas, calles y parques, en un 24%); instituciones educativas ( 20%); reclusorios (11%); hogares infantiles y juveniles (8%), otras bibliotecas (5%); albergues para ancianos (5%); organizaciones sociales (4%); centros comunitarios de auspicio social (hogares y restaurantes comunitarios, (3%); hospitales (3%); espacios culturales (casas de la cultura y teatros, 2%); resguardos y comunidades indígenas (1%); establecimientos comerciales (1%); en Internet (1%); y en las casas (1%). De todas maneras, llama la atención en lo referentes a los espacios extrabibliotecarios que el sector rural sigue siendo muy precariamente atendido pues sólo el 8% de las actividades se dirigen a este sector; otro prueba más de que la biblioteca pública en Colombia es un fenómeno urbano. Un último asunto es que un porcentaje marginal de actividades de promoción de la lectura (1%) se realizan en espacios virtuales, en Internet; no hay mayor información sobre estas experiencias. En lo que resultaría muy oportuno el trabajo de investigación adelantado por Gloria María Rodríguez y Elsa Martínez, que ya se ha mencionado reiteradamente.

Por último, en cuanto a la frecuencia de realización de las actividades de promoción de la lectura por fuera de la biblioteca pública el 36% son semanales, 32% mensuales y el 9% quincenales y diarias apenas el 8%. Esto muestra una clara correspondencia con las situaciones infraestructurales limitadas y de personal con las que, en general, cuentan las bibliotecas públicas en Colombia. La biblioteca, de todas maneras, sigue siendo una institución fuertemente determinada por sus instalaciones y edificios, lo que es muy evidente en algunos momentos en la prestación de servicios que vienen ofreciendo los Parques Biblioteca en Medellín: bellos, cómodos y austeros edificios a los que se espera la gente vaya. Se requiere una biblioteca con pies para que salga a caminar la comunidad en la que vive.

 

2.10 La evaluación de las actividades de promoción de la lectura: valoración y evidencias

En cuanto a la valoración de las actividades, un asunto vinculado a todo el proceso general de evaluación de la promoción de la lectura de la biblioteca pública, la Encuesta Internacional de Lectura sólo indagó por la recepción, centrado en la aceptación que dan las comunidades a la oferta bibliotecaria en este campo. A este respecto, el 89% de las bibliotecas encuestadas responden que sus actividades de promoción de la lectura son valoradas por sus lectores y la comunidad. El 11% restante dicen que no son valoradas. Lo que medianamente queda claro en este asunto es que las bibliotecas no realizan una adecuada sistematización de sus iniciativas de promoción de la lectura, tal cual lo evidencian las bibliotecas públicas para sustentar su respuesta: que las personas solicitan las actividades, que las personas vuelven a participar en ellas, por ejemplo.

Frente a todo esto, es necesario que la biblioteca pública haga suficientemente visible los procesos de evaluación y sistematización dentro del ciclo total de la administración de las iniciativas de promoción de la lectura que realiza; lo que ayudaría a mejorar los niveles de conocimiento del impacto de la labor bibliotecaria en la sociedad.

 

2.11 La cooperación bibliotecaria: de las prácticas insulares a las prácticas vinculantes

A pesar de que, en general, no hay una actitud evidente de parte de las bibliotecas a integrar verdaderas redes y sistemas bibliotecarios, pues persiste en el país lo que Gloria María Rodríguez llama las ''redes de papel''16, aparentemente si tienen una mejor disposición a integrarse en el campo de la promoción de la lectura. En efecto, es muy amplio y variado el conjunto de actividades cooperadas que realizan las bibliotecas en este campo.

Las actividades cooperadas mayoritariamente realizadas son las estrategias tradicionales de animación a la lectura como horas del cuento (30.6%), talleres de lectura (27.8%), tertulias literarias (19.6%), clubes de lectura (11.2%), festivales literarios (8.4%), lectura en espacios públicos (14%), y lectura con públicos especiales (33.4%). Estas actividades de animación a la lectura representan el 32.5% Se deben resaltar entre todas estas actividades cooperadas, las referidas al Juego Literario puesto que ha sido una actividad prácticamente institucionalizada en la ciudad de Medellín, que convoca anualmente la administración municipal a decenas de instituciones escolares y bibliotecarias, y trae a la ciudad a autores de la literatura infantil y juvenil de gran renombre como Anthony Browne, Francisco Hinojosa, Jordi Sierra i Fabra, Irene Vasco, Ivar Da Coll, Yolanda Reyes, entre otros.

Le siguen las actividades destinadas a la formación y asesoría en promoción de la lectura con docentes y bibliotecarios (11.2%). En lo que se debe resaltar el trabajo de formación sistemático que algunas instituciones han realizado como las bibliotecas de Comfenalco Antioquia, la Biblioteca Pública de Itagüí y las bibliotecas del Banco de la República y algunas otras de la Red de Bibliotecas de Cajas de Compensación como son la de Comfamiliar Atlántico, Comfandi Valle y Colsubsidio Bogotá. Debe destacarse entre todos ellos, el programa de formación de Comfenalco Antioquia, de gran prestancia y convocatoria en el campo.

Con menor frecuencia se encuentran actividades que demandan esfuerzos logísticos considerables a las bibliotecas como son los concursos literarios (de cuento, principalmente), premios a labores en el campo de la promoción de la lectura (Comfenalco y Fundalectura).

Respecto de la cooperación internacional en el campo de la promoción de la lectura no hay mayores datos, salvo el Programa de pasantías para bibliotecarios públicos colombianos y extranjeros organizado en años recientes, por el Departamento de Cultura y Bibliotecas de Comfenalco Antioquia con el apoyo de la IFLA. En estas pasantías se ofrecía a los bibliotecarios, ''[...] un conjunto de talleres; charlas; visitas a bibliotecas y centros culturales; entrevistas; conferencias; etc., con el propósito de que establecieran un contacto directo con los procesos de planeación, ejecución y evaluación de los servicios bibliotecarios; dando énfasis a la promoción y animación de la lectura; a los servicios de información local; al fomento y la divulgación cultural, al diseño y prestación de servicios bibliotecarios públicos''.17 

 

3. Algunas conclusiones posibles

En medio de grandes confusiones conceptuales, tan fuertemente arraigas en el discurso bibliotecario público, y referidas a las intervenciones de la biblioteca en el ámbito de la lectura, el trabajo trató de entender qué representa hoy la promoción de la lectura en relación con la animación y al fomento de la lectura como campos de actuación social de la biblioteca pública en Colombia.

En este sentido, estudiar las iniciativas de promoción de la lectura que realiza la biblioteca pública en el país no sólo significa preguntarse por los efectos o impactos que genera en la sociedad, sino también por las transformaciones que este campo de trabajo ha traído a la biblioteca pública. A este respecto, debe decirse que como expresión de la actividad bibliotecaria, la promoción de la lectura no ha sido, por lo común, una tarea asumida desde perspectivas administrativas integrales, es decir, que sigue siendo una actividad entusiastamente apreciada pero precariamente planeada y evaluada; tal cosa se puede constatar en las dificultades que se evidencian en las respuestas obtenidas con la aplicación del cuestionario de la Encuesta Internacional de Lectura, en lo referente a los marcos y lineamientos institucionales con los que cuentan las bibliotecas públicas para emprender las iniciativas de promoción de la lectura. Como contraste, aparece la tendencia a estructurar áreas o unidades especializadas dentro de las bibliotecas públicas, principalmente en los grandes sistemas bibliotecarios, que tienen el reto de impulsar el campo de la promoción de la lectura como elemento esencial en la vida de la biblioteca pública moderna; tarea en la cual enfrentan al riesgo de separar del perfil básico del bibliotecario la labor de promoción y entregársela a una cierta élite conocedora y experta.

En el tema de los recursos para el lector, debe ser considerado especialmente el problema de los materiales de lectura, en cuanto a su suministro con la cantidad, calidad y diversidad suficientes, lo que encarna dos problemas: el primero referido a las maneras como la promoción de la lectura puede ayudar a que la biblioteca mejore sus procesos de selección, adquisición y, en general, de desarrollo de colecciones en cuanto que se transforme en un puente de comunicación permanente entre la biblioteca y los lectores; tal vez la promoción de la lectura se esté convirtiendo en una estrategia para superar las viejas salidas que la bibliotecología tradicional daba a la conformación de colecciones, es decir, dotar bibliotecas a partir de listados básicos de libros y de lo que el canon literario imperante recomendaba. Una biblioteca pública viva es, ante todo aquella en la que sus lectores no sólo son promovidos sino en la que ellos promueven la biblioteca porque que la ayudan a superarse, a volverse mucho más rica culturalmente. Precisamente, este es el segundo problema: el asociado a la diversidad cultural de la biblioteca pública en Colombia. No se sabe sino de bibliotecas públicas en lengua castellana y orientadas por los parámetros culturales de la sociedad mayor (la occidental), ¿dónde están entonces las bibliotecas para las comunidades aborígenes y raizales?

En el tema de los materiales de lectura, merece especial atención el problema de la prevalencia de la literatura infantil y juvenil en los intereses de los promotores y de la promoción de la lectura en Colombia. Este parece ser el dominio predilecto alrededor del cual ha girado buena parte del temario de formación y actualización de los promotores. De hecho, buena parte de las propuestas formativas en este campo desarrollan grandes componentes sobre autores y títulos de la literatura infantil y juvenil. Esto tiende a dejar, o al menos a generar, una gran escisión entre las actividades muy posicionadas que algunas bibliotecas en el país realizaban con gran éxito, y desde décadas tan lejanas como las del 60, con públicos adultos (de los que son buen ejemplo los talleres de escritores y los concursos de cuento y poesía de la Biblioteca Pública Piloto de Medellín para América Latina, dirigidos por escritores de gran renombre como Manuel Mejía Vallejo y Jaime Jaramillo); y las nuevas actividades de animación a la lectura orientadas preferentemente a los niños.

Precisamente, abordando el asunto de los públicos lectores, llama la atención la persistente asociación de la práctica de promoción de la lectura, principalmente la de animación, con los niños y los jóvenes. Se dejan de lado con esto, grupos lectores que requieren con urgencia que se les promueva y garantice el derecho a la lectura; lo que denotaría plenamente a la biblioteca como institución comprometida con la promoción de la cultura escrita, capaz de diferenciar con claridad sus tareas en un mundo en el que se entrelazan tantas posibilidades lectora pero que no necesariamente están disponibles para los lectores ni contribuyen a fortalecer, por igual, la capacidad simbólica de las personas.

A esto se vincula la tendencia a acompañar la lectura y la escritura con alguna cosa. De tal manera, las prácticas de animación a la lectura siguen estando confusamente relacionadas con áreas como las manualidades, el teatro, la pintura, por ejemplo. Parece ser que no bastará con la lectura; para hacerla atractiva habría que acompañarla de algo, lo que hace que en muchos casos los asistentes a las actividades de animación, principalmente los niños, vayan a ellas tras la recompensa de la caricatura, el moldeado de plastilina y del origami. Tal cosa hace que el promotor de la lectura deba tener un perfil absolutamente ecléctico y versátil; lejos está el ideal clásico del promotor como el de un lector que da de leer a otros lectores.

Otra cuestión por considerar es la relación de la biblioteca con la escuela y sus propuestas de formación de lectores. En efecto, parece mantenerse la lejanía de discursos y pretensiones entre el bibliotecario y el maestro: los primeros ven en los niños escolarizados a un público que llena las bibliotecas fácilmente y que, tras la atención de las consultas escolares, puede ser inducido al universo de la lectura con las actividades de animación. El segundo, el maestro, no logra separar a la biblioteca de la idea de extensión del aula. Todo este panorama constituye el contenido del grave proceso de escolarización que la biblioteca pública ha sufrido y frente al cual ve peligrar sus ideales con la lectura como dimensión más vinculada a la vida ciudadana.

Pero enfrentar este proceso de escolarización requiere avanzar en una perspectiva crítica de la promoción de la lectura que ayude a superar la condición mitificada de templo del saber que se le ha otorgado a la biblioteca pública en Colombia, principalmente ocupada en el apoyo a las actividades escolares de consulta, para llegar a ser una institución enterada del riquísimo cúmulo de procesos sociales que se generan dentro de la dimensión de la lectura.18 En efecto, una consideración renovada de la promoción de la lectura debería abrir una puerta de cuestionamiento a la idea tradicional de la biblioteca como templo en el que se oficia la doctrina de la modernidad (representar, signar y controlar), que propone al bibliotecario como el oficiante de una verdad superior que indica cómo juzgar, cómo decidir, cómo componer, cómo ubicar, cómo ordenar; y en la que el lector, por su parte, es señalado como la representación de la ambigüedad, la indecisión, la duda, la ruta errática, la carencia, que habría, también, que normalizar por la vía del canon y la dietética lectora, es decir, la recomendación de lo que se puede y debe leer y lo que no. En síntesis, la promoción de la lectura debería ayudar a superar la perspectiva tradicional que dice que la biblioteca es para oficiar el orden del mundo posible por la razón, y la visita de los lectores es para conocer, apropiar y honrar ese orden.

En este sentido, no es desproporcionado considerar que la promoción de la lectura ha empezado a contribuir al proceso de institucionalización de la biblioteca pública en Colombia, al permitirle relacionarse con los actores sociales en áreas que no habían sido concurridas en las tradicionales prácticas bibliotecarias públicas. Dicho proceso de institucionalización se ha dado, no obstante, mediante un lento, poco sistemático y tardío reconocimiento, integración y valoración de lo que la biblioteca pública permite a las personas y a los grupos sociales. Pero este es, sin embargo, uno de los puntos críticos en la construcción del futuro de la biblioteca pública en la sociedad colombiana, uno de los territorios presentes de mayor dinámica, merced a prácticas de promoción de la lectura que cada vez más se perfilan como estrategias enfiladas a fortalecer la relación de la lectura con la vida en general, lo que se evidencia en el desarrollo de iniciativas dirigidas a los lectores en los espacios públicos (parques, calles, esquinas, por ejemplo), y la puesta en escena de colecciones móviles de gran audacia estética (bibliocarretas, bibliojeeps, biblioburros, etc.).

Es evidente, pues, que la promoción de la lectura, considerada como un campo dinámico y práctico, ha hecho que las bibliotecas públicas en Colombia empiecen a tener una presencia distinta en las comunidades, pues les ayuda a mostrarse como instituciones vivas en las cuales las personas realizan cosas con los libros y la lectura, y pueden construir relaciones con otros; de hecho, los bibliotecarios que promueven la lectura encarnan una figura renovada en comparación con los viejos imaginarios y representaciones del bibliotecario tradicional que atendía a los fieles que asistían al templo del saber. Sin embargo, de la mano de esta dinámica introducida por la promoción de la lectura en la biblioteca pública, todavía marcha el activismo lector que no es otra cosa que la consolidación de un ejercicio que se reflexiona poco, es decir, la imagen de una biblioteca que hace muchas cosas con la lectura pero que tiene dificultades para explicarse y explicarle a la sociedad lo que construye con esa intervención.

Por último, es prácticamente imposible que la intervención lectora que la biblioteca pública realiza en la sociedad sea realmente una cuestión que ayude a construir un espacio social de la lectura mucho más humanizado y a transformar a la misma biblioteca, sino se emprende desde perspectivas de cooperación que la vinculen en redes y sistemas de trabajo bibliotecario y de acción social, es decir, vincularla no sólo con otras bibliotecas, sino también con otras instituciones de corte social, educativo, cultural y político. No puede olvidarse que la promoción de la lectura es una práctica de intervención lectora y que como tal debe considerar que sus efectos tocan, no solo las dimensiones estéticas de los lectores (cosa que puede ser el asiento de la predilección que tienen las practicas de animación a la lectura por la literatura), sino también las esferas de lo ético y lo político. Dicho de otra manera, la promoción de la lectura no es otra cosa que la promoción de lo humano.

En esto, valga la pena recordar que promover la lectura tiene siempre un efecto, no completamente perceptible, en las esferas de lo íntimo, lo privado y lo público de la vida de las personas. Es decir, que una biblioteca que promueve la lectura es una biblioteca que se transforma, aún sin advertirlo, en una institución que ayuda a las personas a resolver su vida consigo mismos, su vida con otros cercanos y su vida con todos los otros que le son lejanos pero con quienes comparte su presencia social. Esta es tal vez la más profunda transformación que la biblioteca pública puede sufrir por los efectos de la promoción de la lectura: tener que abrirse al hombre en su plenitud de individuo, sujeto y ciudadano.

 

Pie de páginas

 

* Artículo derivado de la investigación Aplicación de la Encuesta Internacional de Lectura en Colombia, la cual se realizó en el marco del convenio entre la Universidad de Antioquia, Colombia, y la Universidad Nacional Autónoma de México – UNAM, México, específicamente, entre la Escuela Interamericana de Bibliotecología y el Centro Universitario de Investigaciones Bibliotecológicas – CUIB. Financiada por IFLA–LAC dentro del Programa ALP (Programa de IFLApara el Desarrollo de las Bibliotecas), y se realizó entre octubre de 2007 y julio de 2008.

1. BETANCUR BETANCUR, Adriana María; YEPES OSORIO, Luis Bernardo y ALVAREZ ZAPATA, Didier. Diagnóstico de la promoción de la lectura en Medellín y el Valle de Aburrá. Medellín, 1994. 194 p. (Tesis de grado. Bibliotecólogo.Universidad de Antioquia, Escuela Interamericana de Bibliotecología)

2. RODRIGUEZ SANTAMARIA, Gloria María. La biblioteca pública en Colombia: miradas a una realidad. En: Congreso Internacional. La biblioteca pública: un continente entre los continentes (Noviembre 2007: Medellín) 

3. SOTO, Arley. Apuntes sobre las bibliotecas públicas municipales en Colombia. Códice. Ene.–Jun. 2007, vol. 3, no. 1, p. 49–59

4. JARAMILLO, Orlanda y MONTOYA RíOS, Mónica. Revisión conceptual de la biblioteca pública. Revista Interamericanade Bibliotecología. Ene.–Dic. 2000, vol. 23, no. 1–2 , p. 16.

5. RODRíGUEZ, Gloria; MARTíNEZ, Elsa. Colombia: contexto socio/cultural/tecnologías de la comunicación y la información para el desarrollo/bibliotecas públicas otros modelos de servicio. 2006–2007 [Investigación financiada por laINASP].

6. COLOMBIA. CONPES. Plan Nacional de Lectura y Bibliotecas. Bogotá: CONPES, 2003.

7. CHUBARIAN, Ogan S. Bibliotecología general. La Habana: Científico Técnica, 1976. p.13

8. En esta línea deben considerarse los trabajos seminales de Jesse Shera, principalmente las ideas expuestas en: SHERA, Jesse. Los fundamentos de la educación bibliotecológica. México: UNAM. CUIB, 1990.

9. MONTES, Graciela. La frontera indómita, en torno a la construcción y defensa del espacio poético. México: Fondo de Cultura Económica, 1999. p. 57

10. Para ilustrar esta información, véase el informe de prensa titulado: MinCultura lanzó segunda etapa del Plan Nacional de Lectura y Bibliotecas. [En línea] Disponible en: http://www.mincultura.gov.co/eContent/VerImp.asp?ID=1512&IDCompany=7 [Consultado: 28 de mayo de 2008]

11. COLOMBIA. MINISTERIO DE CULTURA. Decreto 133 del 21 de abril de 2006 por medio del cual se adoptan los lineamientos de Política pública de Fomento a la Lectura para el período 2006 – 2016. [En línea] Disponible en:http://www.asolectura.org/archivos/Fomento_a_la_Lectura_distrito.pdf [Consulta: 28 de mayo de 2008]

12. Es necesario plantear una aclaración metodológica al momento de hacer lectura de los datos referidos a las actividades de promoción de la lectura que realizan las bibliotecas públicas. A este respecto debe decirse que con ellas se hizo conteo por frecuencia múltiple, lo que quiere decir que una actividad codificada pudo haber sido registrada como actividad realizadapor diferentes bibliotecas, lo que obligó a contarla tantas veces apareciera.

13. Véase :GIRALDO GIRALDO, Yicel Nayrobis y ROMAN BETANCUR, Gloria Elena. Representaciones de los niños y las niñas sobre la biblioteca pública como ambiente educativo para el encuentro ciudadano: un estudio en la Comuna 1 de la ciudad de Medellín. Medellín:, 2008. (Tesis. Maestría en Educación y Desarrollo Humano. CINDE) 

14. Es dramático el caso de Medellín, que apenas cuenta, en promedio, con 3.54 metros cuadrados de espacio público por habitante. Especialmente, la Comuna 1 de Medellín, tiene apenas 1.35 metros cuadrados de espacio público efectivo por habitante. MEDELLíN. ALCALDíA. Plan de Desarrollo 2008–2011 “Medellín es solidaria y competitiva”. Medellín: LaAlcaldía, 2008.

15. Son prácticamente inexistentes los trabajos académicos y de intervención en el campo de relaciones entre la biblioteca pública y el conflicto social y político en Colombia. En lo que vale la pena resaltar la experiencia de la Biblioteca Comfenalco Centrooccidental con su iniciativa de sistematizar lo que ha significo la presencia de la biblioteca pública en una zona de conflicto armado urbano y del ejercicio de investigación de Hugo Cano y Amparo Peña en la biblioteca popular en Medellín y su dinámica ante la guerra. Véase: MARIN PEREZ, Consuelo. Los programas bibliotecarios para jóvenes en el contexto de la guerra urbana. Nuevas Hojas de Lectura. Oct. 2004– Abr. 2005, no. 6; p. 35–41. MARIN PEREZ, Consuelo. Biblioteca pública: bitácora de vida. Medellín: Comfenalco Antioquia, 2005. 45 p. (Colección Biblioteca Pública Vital, 5). PEñA, Amparo Elisa y CANO, Hugo. Las bibliotecas publicas populares y el conflicto urbano en Medellín y el área Metropolitana 1980 – 2002. Medellín: 2002. 233 h. (Trabajo de grado. Bibliotecólogo. Universidad de Antioquia, EscuelaInteramericana de Bibliotecología)

16. ROGRIGUEZ SANTAMARIA, Op. cit., p. 5

17. Correo de las Bibliotecas Públicas Iberoamericanas. [En línea] Boletín informativo. Jul.–Sep. 2005, no. 17. Disponible en: http://www.cerlalc.org/picbip/secciones/eventos_realizados17.htm#item02 [Consulta: 29 de mayo de 2008]

18. En esta línea deben considerarse los trabajos seminales de Jesse Shera, principalmente las ideas expuestas en: SHERA, JesseOp cit.

 

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Artículo recibido: 31 de julio de 2008. Aprobado: 24 de octubre de 2008.

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