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Revista Interamericana de Bibliotecología

Print version ISSN 0120-0976

Rev. Interam. Bibliot vol.36 no.1 Medellín Jan./Apr. 2013

 

ENTREVISTA

 

Una relación significativa: los clubes de lectura y las redes de bibliotecas en Medellín y Barcelona

 

A meaningful relationship: book clubs and library networks in Medellin and Barcelona

 

 

Luis Carlos Toro Tamayo*

* Doctor en Langues et Littératures Romanes y Doctor en Estudios Latinoamericanos de l'Université Paris Ouest Nanterre La Défense y la Universidad de Chile. Profesor Escuela Interamericana de Bibliotecología, Universidad de Antioquia. Medellín– Colombia.lctoro@bibliotecologia.udea.edu.co

 

Recibido: 2013-08-20 / Aceptado: 2013-09-03

 


Juan José Arranz Martín. Lugar: Café Vallejo – Medellín. Fecha: 22 de julio de 2013. Fotografía: Luis Carlos Toro Tamayo

Para Juan José Arranz Martín, Director de Programas y Cooperación del Consorcio de Bibliotecas de Barcelona, la ciudad de Medellín – Colombia, y los programas que se desarrollan en sus redes de bibliotecas, son un ejemplo y la prueba de que los procesos sociales abordados con seriedad tienen sentido.

Desde hace algunos años se viene haciendo un trabajo cooperado entre Medellín y Barcelona, que convoca a usuarios y miembros de las bibliotecas y los clubes de lectura de ambas ciudades en torno a la palabra escrita. Sobre esta experiencia, que es digna de conocer de primera mano, recurrimos a quien desde Barcelona lidera esta alianza estratégica entre dos lugares que por su proximidad idiomática y su interés por el conocimiento están produciendo cambios significativos en la sociedad.

Quisiéramos saber: ¿cuál es el interés de Barcelona en los procesos que se están viviendo en cuanto a la lectura y la escritura en las bibliotecas de Medellín?

Medellín y Barcelona desde hace mucho tiempo son dos ciudades que tienen muchos proyectos de cooperación y son de doble viaje. No se trata de que por ser Barcelona una ciudad del norte esta venga a Medellín a enseñar ciertas cosas a una ciudad del sur, sino que el proceso sea de ida y de venida, es decir, que desde Barcelona los gestores también tenemos muchas cosas que observar y que aprender en cómo se trabaja aquí. En ese sentido, participo en un programa de transferencia de información entre la Red de Bibliotecas de Medellín y la ciudad de Barcelona que se inicia en el 2010 con un viaje de prospección para identificar aspectos comunes. ¿Cómo hicimos esto?: con el intercambio de profesionales de una ciudad a otra. En ese tiempo Medellín envió en un viaje a un grupo de profesionales responsables de las redes de bibliotecas (de la Alcaldía, de las diferentes instancias que intervienen: Biblioteca Pública Piloto, las cajas de compensación Comfama y Confenalco, etc.) y más tarde el intercambio se ha completado con la venida a Medellín de dos directoras de bibliotecas de Barcelona. Ellas se centraron en la adquisición del conocimiento de las diferentes formas de trabajo. Y ahora, aprovechando la invitación a participar en el 4° Encuentro de Clubes de Lectura y Tertulias Literarias, he venido para definir qué continuidad le vamos a dar a partir de ahora al proyecto, seguramente con la firma de un convenio entre las dos Redes de Bibliotecas.

¿Qué se busca con este intercambio a nivel social e institucional?

Hemos identificado varios elementos que son interesantes desde el punto de vista de un enriquecimiento profesional e institucional. Por ejemplo, Barcelona identificó el trabajo de participación de la comunidad en el diseño de los espacios y de los servicios bibliotecarios. En ese sentido la ciudad de Medellín ha avanzado más que nosotros en este recorrido. El trabajo con jóvenes también nos ha parecido muy interesante. El cómo las bibliotecas de Medellín hacen atractiva su programación para los diferentes grupos de jóvenes. Estos son una población prioritaria de las bibliotecas en tanto normalmente desaparecen durante sus estudios en secundaria y vuelven a utilizarlas en la universidad, pero solamente como espacios de estudio. Medellín por ejemplo tiene algunas estrategias de acercamiento a los jóvenes, que nos han parecido muy interesantes. El otro día por ejemplo pude observar los clubes de lectura juveniles y de qué forma están trabajando con ese sector de edad, y esta es una experiencia de la que podemos sacar conclusiones. Más ejemplos: el primero tiene que ver con la identificación que hizo Medellín de otros temas profesionales que les parecían relevantes como el asesoramiento en la constitución de la Red de Bibliotecas como un sistema único: en ese sentido ya llevamos en Barcelona desde 1998 trabajando; el segundo es que para diseñar un sistema estadístico la Red de Bibliotecas de Medellín ha recibido la visita de una persona de la Diputación de Barcelona que les ayudó en la construcción de un sistema de indicadores para poder medir el impacto de las bibliotecas.

Hemos vivido un proceso de cambios social, pero tradicionalmente la biblioteca ha sido un espacio en crisis, en continua emergencia. Cuéntanos: ¿qué novedades has visto en este recorrido, qué aspectos consideras que hay que mejorar tanto en Medellín como en Barcelona?

Ambos son procesos similares. Las bibliotecas en Barcelona y Medellín tienen muchas cosas en común y tienen también grandes diferencias. Una cosa que Barcelona considera muy interesante de la experiencia de Medellín es cómo por ejemplo han combinado el poder de transformación urbanístico y social que han significado los parque-bibliotecas, pero no única y exclusivamente, sino acompañado de muchas otras estrategias públicas. Cómo además los parque-bibliotecas se han convertido en promotores, líderes de cambio, pero al mismo tiempo combinándolos con la potencia que tiene la Red de Bibliotecas con la proximidad, es decir, con aquellas bibliotecas que en Medellín están ubicadas en los barrios. Este calificativo de proximidad, que también utilizamos en Barcelona, no es casual: esas bibliotecas contribuyen radicalmente en los cambios de procesos culturales entre los ciudadanos al situarse lo más cercanas posible a sus usuarios. Creo que la experiencia de Medellín es modélica en Latinoamérica y algunas otras ciudades se están fijando en su modelo como referencia a seguir. Nuestro modelo no es idéntico, pero sí tenemos cosas parecidas, similares. Las bibliotecas de Distrito, como les llamamos nosotros, son grandes bibliotecas, normalmente con una arquitectura singular, que se establecen como elementos identitarios en los territorios y que también se han convertido en motores de transformación. Estas están acompañadas también de las Bibliotecas de Barrio, de Proximidad. Los paralelismos son evidentes. Desde el punto de vista de conocimiento de Medellín, la Red de Bibliotecas nos parece una experiencia singular, porque han avanzado en procesos que nosotros no hemos podido explorar tanto por razones varias muy largas de enumerar aquí. Con relación a la construcción ciudadana observamos que hay procesos similares, las bibliotecas de Barcelona llevan en siete u ocho años siendo el servicio municipal mejor valorado entre los ciudadanos, a través de la realización de una encuesta semestral. Tengo la impresión de que en Medellín la Red de Bibliotecas tiene una valoración similar. Esta sensación la he obtenido hablando con los usuarios y los profesionales de las de proximidad, de los parques bibliotecas que he podido visitar. Hay la percepción de que es un servicio municipal de calidad, con unos cánones y unos estándares que satisfacen en gran medida las necesidades culturales de los ciudadanos. Pero no podemos quedarnos en eso, hay que avanzar, innovar, ir renovando los servicios. Ahora mismo he participado como observador en una reunión del Plan Estratégico de la Red de Bibliotecas de Medellín que me parece por cierto un esfuerzo de ir repensando los servicios, por ir desarrollando nuevas prioridades que hará que cada día estén más cerca de las necesidades de los ciudadanos. En ese sentido, me da la impresión de que la experiencia de Medellín se ha convertido, y hoy lo decían algunos profesionales de Bogotá, en un espejo en el que mirarse por parte de otras ciudades de Colombia y Latinoamérica. Y en otros términos territoriales, también en eso nos parecemos.

Se supone que en la Red de Bibliotecas deben pasar muchas cosas de orden administrativo, de programación, etc. ¿Qué experiencias has visto en esta red que sea interesante?

Una de las cosas que nos hacen tener punto de encuentro, y a mí me interesa porque es a lo que yo me dedico, es la importancia que tiene en Medellín la programación de actividades culturales y de difusión de la lectura. En Medellín tienen un plan de lectura que no está enmarcado exclusivamente en las bibliotecas, sino que las bibliotecas forman parte de ese plan de lectura. En Barcelona no tenemos ese plan de lectura coordinado, sino que los diferentes agentes vamos programando. Aquí estáis coordinados y es una de las cosas que hemos identificado como un ámbito del cual poder adquirir información. Esa experiencia común en la programación cultural en las Bibliotecas hace a estas singulares y estoy seguro de que eso también hace parte del éxito de las dos redes, de la aceptación que tienen entre los ciudadanos. Eso ha contribuido un poco a desacralizar la biblioteca como espacio de lectura y estudio, que se acerquen muchos públicos diferentes que antes no lo hacían y porque además los han convertido en espacios dinámicos en los que ocurren muchas cosas. Hay presentaciones de libros, conciertos, cuentacuentos, cuenteros como se dice aquí. Hay muchísimos servicios aparte de encontrar información, como por ejemplo en diferentes soportes como libros, DVDs, CDs etc., también acceso a internet, buena conectividad.

Los ciudadanos saben que van a encontrar una cantidad importante de actividades alrededor de la lectura y del conocimiento. Me gustaría resaltar esto último: no solamente nos dedicamos a hacer promoción de la lectura, sino también a la difusión cultural y divulgación científica, por ejemplo. Esto ha hecho de las bibliotecas unos centros muy dinámicos abiertos a las necesidades de los ciudadanos y con una perspectiva que las hace equipamientos culturales del siglo XXI. Las tecnologías de la información y la comunicación también han tenido mucho que ver en esta desacralización que decía antes. En Barcelona siempre explicamos que cuando se empezó a redactar el plan de bibliotecas, muchos agentes culturales a los que se les pidió que participaran opinaban que las bibliotecas eran un equipamiento que estaba abocado al fracaso, que con la irrupción de las tecnologías de la información y la comunicación eso iba acabar con las bibliotecas, porque todo el mundo iba a tener acceso desde casa o desde donde fuera, a todos los contenidos culturales e informacionales. En cambio, ha pasado todo lo contrario: las TIC’s se han convertido en motores de cambio. Han contribuido a esa definición del modelo actual: las bibliotecas tienen ahora acceso gratuito y público a Internet, con una buena conectividad, con formación digital e informacional, con equipamientos modernos que permiten a la gente acceder al conocimiento y en todos los formatos posibles. Las bibliotecas se han situado en la vanguardia de la prescripción cultural.

Dices que las TIC's han afectado positivamente las bibliotecas, sin embargo los usuarios no están del todo formados para acceder libremente a los contenidos; en ese sentido ¿qué estrategias se han implementado en las bibliotecas para dirigir esas búsquedas y formar a quienes desean acceder a la información a través de internet?

Hay un trabajo pendiente de las bibliotecas y los bibliotecarios como mediadores, como prescriptores de la lectura y de la información. Al principio creo que había mucho miedo de la forma que los usuarios iban a hacer uso de esas tecnologías, quizás la preocupación la teníamos en cómo controlar determinados usos que luego no se han dado en la forma que preveíamos. Pero más que controlar, nuestro trabajo radica un poco en prescribir ese uso. Por ejemplo el caso más paradigmático es como los jóvenes utilizan Google como sustitución de las obras de referencia: cualquier estudiante, cuando desea hacer una investigación, considera válido lo primero que le sale en Google. El usuario avezado en el uso de las tecnologías o los que nos dedicamos un poco a eso, sabemos que hay que discriminar muy bien la información porque no todo lo que parece allí tiene que ser lo válido, ni la mejor colocación en una búsqueda quiere decir que sea lo más fiable. En este aspecto hay un trabajo que, sobre todo con los jóvenes, las bibliotecas deben hacer: acompañar este proceso de mediación entre los buenos contenidos y la persona que los está buscando. Además tenemos las mejores plataformas para realizar proyectos de alfabetización informacional y de alfabetización digital. Y por último, otro ámbito de trabajo en el que tenemos que avanzar es en la programación cultural que utilizan las Tecnologías de la Información y la Comunicación como plataforma y como aliada para programar actividades. Un ejemplo sería el Club de Lectura Internacional Medellín Barcelona.

Cuéntanos: ¿cómo funcionan estos Clubes de Lectura, cuáles son sus dinámicas en cada ciudad y cómo son sus procesos?

El Club de Lectura Internacional fue una idea que a partir del 2010 desarrollamos entre las dos ciudades: aparte de las experiencias de transferencia en los ámbitos explicados anteriormente, nos planteamos el hacer alguna programación cultural común entre las dos redes de bibliotecas. ¿Cómo lo hicimos?: al haber tantísimos kilómetros de distancia y una diferencia horaria considerable, las tecnologías nos han permitido este encuentro del que ahora ya tenemos dos experiencias: un Club de Lectura Internacional con un formato de club de lectura clásico en el que un grupo de lectores se encuentran una o dos veces con una persona que dinamiza la conversación y hable del libro que han leído y un Club de Lectura Infantil. ¿Qué tiene en particular el Club de Lectura Internacional Medellín Barcelona? Que en vez de haber un solo grupo de lectores hay dos, uno en cada una de las dos ciudades que han leído el mismo libro. Cada mes leemos un libro, de un autor colombiano o un autor español, y vamos intercambiando puntos de vista mediante la utilización de la videoconferencia, haciendo que las voces se dupliquen. Esto obviamente implica un esfuerzo: ya no es una sola una coordinación, sino dos, lo que lo convierte en un hecho colectivo. Esta es una pequeña experiencia que ha establecido unos puentes de intercambio muy interesantes. Justo ahora estamos estudiando la manera de hacer que estos grupos sean más numerosos y que esta sea una experiencia más prolongada en el tiempo. Como decía antes, este año se ha iniciado otro proyecto similar que se llama Club de Lectura Infantil: Letras al Mar, que es un club entre niños de bibliotecas de Barcelona y de Medellín; las bibliotecas que han participado han sido la Biblioteca Fernando Gómez Martínez y Biblioteca La Floresta en Medellín, y en Barcelona la Biblioteca Sant Antoni – Joan Oliver. A partir de formato Blog los niños van estableciendo un intercambio de opiniones, de comentarios a partir de una obra que han leído. Han participado aproximadamente más de cien chavales en ambas ciudades y estamos muy contentos de este éxito.

Hay una filosofía de base en el proyecto que ustedes lideran: la formación, la promoción de la lectura, etc., pero ¿cuál es el sentido de esto, cómo están haciendo para trascender este aspecto de la lectura?, es decir: ¿el sentido no es solamente que lean, sino que los jóvenes sean agentes de cambio, que tengan una postura crítica frente a lo que leen?

Aquí tenemos que ir un poco con cuidado. No podemos ser pretenciosos, por ingenuidad, no por otra cosa, y pensar que los clubes de lectura son motores de trasformación social, o creer que la lectura muchas veces nos hace mejores. Estos son planteamientos maximalistas un poco peligrosos. Pero sí creo fervientemente que la lectura o los clubes de lectura nos pueden hacer mejores, ''nos puede'', en condicional, no nos ''hace''. En ese sentido, creo que en sociedades con altos niveles de conflicto, como la colombiana, o altos niveles de incomunicación como la española, donde los medios de comunicación, televisión, radio, que más audiencia tienen son aquellos que ofrecen programas en los que donde más se polemiza, donde más se chifla, y por lo tanto donde menos se conversa, menos se discute. Los clubes en cambio son espacios que sirven para resaltar la importancia del diálogo, sobre todo si participan niños y jóvenes. Espacios donde lo importante, aparte de la lectura, es aprender; que ya dice mucho sobre lo que estamos haciendo, aprender a discutir, a dar el turno, aprender a escuchar al otro, aprender a respetar la diferencia, la disparidad de opiniones, y hacer de eso un hecho absolutamente normal. Y aquí sí que creo que los clubes, las bibliotecas y las políticas de fomento de la lectura son estrategias que contribuyen a incidir en el cambio educativo, en la formación de personas con unos valores y con unos hábitos más democráticos, más positivos que los que están trasmitiendo a veces otras instancias.

El profesor Daniel Cassany de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona nos ha hecho entender que los procesos de lectura están asociados a los procesos de escritura. Ha dicho que los buenos escritores son necesariamente buenos lectores; en este sentido, ¿combinan ustedes estas dos prácticas en sus planes de trabajo?

Aquí me gustaría resaltar que tanto en una ciudad como en otra conozco experiencias muy interesantes. Me gusta decir que la mejor forma de leer es escribir. Cómo el proceso de escritura se convierte en un paso natural de todo buen lector y cómo eso contribuye evidentemente a ser cada día más buenos lectores. Las bibliotecas están trabajando ese paradigma a partir de estrategias de potenciación de creación de contenidos, como por ejemplo el blog de Letras al Mar, en el que los usuarios contribuyen en esa creación a partir de su propia interpretación de la lectura. En Medellín he podido conocer, he visto experiencias muy interesantes en esa línea, como por ejemplo un blog que realizan los propios jóvenes en la Biblioteca El Limonar para recuperar la memoria colectiva del propio barrio. Con la colaboración del técnico en cultura digital de la biblioteca, los jóvenes han elaborado un blog donde a partir de videos que realizan, de escanear documentos que han ido encontrando, de plasmar sus relatos, de identificar elementos que les parecen positivos de su entorno, elementos negativos, elementos que echan a faltar a partir de la constitución de fronteras invisibles y por tanto espacios que antes visitaban con normalidad, pero que ahora por la violencia no pueden. Todo un mosaico, un conglomerado de elementos que han ido incrustado en ese blog para recuperar la memoria del territorio y dejarla plasmada allí, para conocimiento de todo aquel al que le interese. Esto además contribuye a aumentar la colección local de la biblioteca y de este modo se incide en este tránsito que estábamos identificando de la lectura a la escritura. Una experiencia similar se hace en Barcelona con los talleres de creación, unas pequeñas cápsulas en las cuales a partir de la narración oral, de la poesía en mensajes telefónicos, de la creación literaria, de construcción de guiones, de documentales hechos con las cámaras de teléfonos… intentamos favorecer ese difícil paso del consumo a la creación.

Siempre que pensamos en Clubes de Lectura pensamos en gente joven, personas que están iniciando un proceso de formación, pero veo que estas iniciativas de las que nos hablan también vinculan personas adultas. Cuéntanos: ¿cómo están llevando a cabo este tipo de actividades, qué estrategias emplean y cuál es la respuesta obtenida?

Los jóvenes son la población que más nos cuesta acercar a las bibliotecas. En cuanto a la gente adulta, para Barcelona el sector prioritario es la gente mayor, la tercera edad. Las personas mayores por lo general, tanto en Barcelona como en Medellín, hacen un uso intensivo de la prensa diaria. En Barcelona por ejemplo, cuando abrimos las puertas de la biblioteca los abuelos son los primeros en entrar corriendo para tomar primero el periódico que desean. Pero normalmente se quedan en ese uso y no conocen el abanico tan inmenso de servicios que la biblioteca les puede ofrecer, como por ejemplo las tecnologías, algo que es un poco ajeno a su experiencia vital y que se ha convertido en algo tan importante para cualquier persona. Sabemos que aquí hay un reto, pero también la posibilidad de transformar otros públicos y otras realidades.

Para finalizar, ¿cómo ves el futuro de esta relación entre Medellín y Barcelona, considerando que los apoyos económicos de cooperación están comenzando a migrar a otros países como África y que sin estos apoyos sería difícil sostener este tipo de intercambios?

Esta colaboración no peligra por dos motivos: el primero, porque los Alcaldes de las dos ciudades han firmado un acuerdo de colaboración y amistad que enmarca este trabajo y Barcelona considera ciudad prioritaria de su cooperación internacional a Medellín; y en segundo lugar por la voluntad de los responsables de las dos redes de bibliotecas, Medellín y Barcelona, de seguir trabajando juntos. De hecho mi visita actual es prueba de ello. Cómo mínimo tenemos la buena perspectiva de dos años más de intercambio cultural y transferencia profesional.