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Escritos

Print version ISSN 0120-1263

Escritos - Fac. Filos. Let. Univ. Pontif. Bolivar. vol.19 no.43 Bogotá July/Dec. 2011

 

MARÍA ZAMBRANO: SUS RELACIONES PERSONALES Y SU APORTACIÓN A CUBA

MARÍA ZAMBRANO: HER PERSONAL RELATIONSHIPS AND CONTRIBUTIONS TO CUBA

Juana Sánchez-Gey Venegas*

*Doctora en Filosofía por la Universidad Autónoma de Madrid, España.. Profesora titular de la misma universidad en la Cátedra de Pensamiento Filosófico Español con dos línea de investigación: Historia del pensamiento español contemporáneo, con una clara atención a los filósofos vivos y la filosofía de la educación; y Educación en Valores, atendiendo a los pensadores éticos españoles de la generación de "los jóvenes filósofos".
Correo electrónico: juana.sanchez-gey@uam.es

Artículo recibido el 13 de junio de 2011 y aprobado para su publicación el 9 de agosto de 2011.


Resumen

En este artículo se recogen los principales momentos de la estadía de María Zambrano en América, muy especialmente, su permanencia en la isla de Cuba, donde entra en contacto con pensadores y escritores de la talla de José Lezama Lima y los vinculados al grupo Orígenes. Se hace un recorrido por algunas de sus obras queriendo reconocer las influencias recibidas durante este período de su pensamiento.

Palabras clave: Cuba, Puerto Rico, Lezama Lima, Literatura hispanoamericana, Razón poética.


Abstract

This paper collects the most significant moments of María Zambrano's stay in America, especially, her stay in the island of Cuba, where she had contact with philosophers and writers such as José Lezama Lima and those linked to the group Orígenes. A deep study of her works is developed, trying to recognise the influences received during this stage of her thought.

Keywords: Cuba, Puerto Rico, Lezama Lima, Spanish American Literature, Poetic Reason.


Hace ya años, en la guerra, sentí que no eran 'nuevos principios', ni
'Una reforma de la razón' como Ortega había postulado en sus últimos
cursos, lo que ha de salvarnos, sino algo que sea razón, pero más
ancho, algo que se deslice también por los interiores, como una gota
de aceite que apacigua y suaviza...

Zambrano (2007a LVIII)

María Zambrano (1904-1991) vivió un largo exilio en América del Sur. Nos vamos a referir a su vida en Cuba donde escribió algunos de sus libros más importantes y donde late de modo especial su pensamiento sobre lo sagrado y se percibe mejor su alma peregrina en busca de trascendencia.

De todos es conocido el exilio americano en el que Zambrano recorre países como México, Puerto Rico, Venezuela y Chile donde también residió alguna corta estancia, entre otros. Durante este tiempo imparte clases en universidades como la de San Nicolás de Hidalgo en Morelia (Michoacán, México), en el Instituto de Altos Estudios e Investigaciones Científicas en La Habana (Cuba) en 1940. En el curso académico 1941-1942 imparte algunos cursos en el Departamento de Estudios Hispánicos de la Universidad de San Juan de Puerto Rico y también en los Cursos de Verano de la Universidad (1941 y 1945).

En los manuscritos del archivo de la Fundación María Zambrano que llevan la denominación de M y un número, encontramos la carpeta M-20, que contiene unos artículos que corresponde a unos Cursos y conferencias de María Zambrano en La Habana sin fecha. Ahora bien, sabemos que los primeros cursos que imparte en esta isla corresponden a un tiempo que va de 1939 a 1946. Además, en 1943 y en 1946 impartirá una conferencia que titula La crisis de la cultura de Occidente y todo ello tiene que ver con lo más sobresaliente de su filosofía. Pues bien, estos artículos son centrales en su pensamiento y son: La idea del hombre y del tiempo en Bergson, Filosofía y cristianismo, Biografía y cristianismo, El estoicismo: filosofía de la crisis, Filosofía de la existencia, La decisión de ser hombre, R. M. Rilke o la perfección de la soledad.

Los mismos títulos nos sitúan en la clave de la superación de la crisis de la modernidad según Zambrano: una escritura con voz propia, ajena a la abstracción y al racionalismo, una reflexión abierta a la religión de forma vivencial, la reflexión sobre la propia existencia encarnada en el tiempo con todas las dimensiones del vivir humano son las claves para alcanzar la modernidad en su auténtico sentido. Dos autores se destacan: Bergson, impulsor del vitalismo y el intuicionismo, Rilke, poeta del corazón; y una corriente filosófica: el estoicismo. Se entiende que desde la modernidad queramos entender mejor el estoicismo que, según Zambrano, recorre el mundo antiguo desde Séneca hasta nuestros días, y que tiene momentos estelares en el barroco español, porque el pensamiento español se ocupa claramente de la vida humana en su afán de una vida digna o con honor.

Desde esta ciudad -o teniendo esta isla como referencia- escribe importantes obras como Pensamiento y poesía de la vida española (1939); escribe también su obra política Isla de Puerto Rico. Nostalgia y esperanza de un mundo mejor (La Habana, 1940) cuya publicación se hermana con la otra isla de Cuba; y Persona y Democracia (1958), editada en Puerto Rico como muchos de sus escritos sobre la educación en las revistas Semana, Escuela y Educación (Zambrano 2007b). También en estos años publica su obra considerada ya madura, escribe en parte El hombre y lo divino, y algunos artículos de 1940 a 1942 en la revista Sur de Buenos Aires: "La agonía de Europa", "La violencia europea", "La Esperanza europea" y "La destrucción de las formas", escritos -según nos dice- "un tanto a gritos y clamando". Esta forma de escritura como unidad de pensamiento y vida, reflexión y dolor, se abre a la razón poética que es esperanza de una razón mediadora o reconciliadora.

En 1949, tras la muerte de su madre y un período de exilio en Francia, retorna de nuevo a México donde se le ofrece la cátedra que dejó vacante David García Bacca; acepta, pero luego la abandona porque se va a La Habana y posteriormente a Italia hasta 1951, de donde regresa a La Habana y reside hasta 1953, año en el que se instala en Roma de forma más permanente hasta 1964.

El peso de la cultura y la experiencia vital de la América hispana en María Zambrano es grande, y especialmente de la atmósfera cultural de La Habana. Nos vamos a referir a sus publicaciones en Cuba, donde escribió, como hemos dicho, algunos de los libros centrales de su pensamiento, donde además conoció a poetas y pensadores que le influyeron y sobre los que ella influyó. Estas relaciones personales constituyen una característica a tener en cuenta en la totalidad de su obra, mucho más en la que trabaja en Cuba; además desarrolló -como es característico en ella- un pensamiento hondamente religioso, lo cual fue destacable en este período. Fue la etapa de su vida más sagrada, más unitiva, más religiosa porque la entendió como forma de entrega.

Su largo exilio en América

Zambrano viaja a América por primera vez en el otoño de 1936 rumbo a Chile, pues su esposo había sido nombrado secretario de la Embajada de España en aquel país. Pero regresan a España el 19 de julio de 1937 debido a la guerra civil. Su esposo se incorpora al ejército republicano y ella reside en Valencia donde colabora como Consejera de Propaganda y Consejera Nacional de la Infancia Evacuada. También colabora activamente en la revista Hora de España. Su largo exilio comienza en enero de 1939 hasta su regreso a España el 20 de noviembre de 1984, con 80 años.

El exilio empieza cuando cruza la frontera española y llega a París, donde la familia, la madre y las dos hijas, se instalan durante un mes, pues el padre ya había fallecido en Barcelona. De París viajan a Nueva York y de allí a La Habana y a México1. En México es nominada como profesora, no en la Casa de España, sino en Morelia en la Universidad de San Nicolás de Hidalgo. Este rechazo a invitarle en el mismo lugar y junto a los otros exiliados profesores españoles, que así lo interpreta Zambrano, le lleva a aceptar una invitación y trasladarse a Cuba en 1940 como profesora invitada del Instituto de Altos Estudios e Investigaciones Científicas de La Habana. Algunas de estas conferencias serán las que constituyen una de sus obras maduras, La Agonía de Europa, que se empieza a publicar en la Revista Cubana en La Habana (1941). También recuerda Roger González Martell (1998) las conferencias sobre ética griega de María Zambrano ante alumnos y profesores que le siguen con entusiasmo:

    En 1940 se creó la Escuela Libre de La Habana por cubanos y un grupo de intelectuales españoles exiliados de la guerra, dirigida por el Dr. J. Miguel Irisarri, con miras a profundizar los conocimientos de la juventud. En los primeros meses de ese año, María Zambrano desarrolló un curso libre sobre Ética Griega (Los orígenes de la Ética) en cinco conferencias dictadas ante un selecto grupo de estudiosos (336).

El exilio en Cuba

Cuba y, concretamente, La Habana será el lugar donde María Zambrano reside durante más tiempo, y no sólo cuantitativamente, sino que es un tiempo muy significativo en su vida y en su obra. Como hemos mencionado, los períodos de residencia en Cuba son los siguientes: a) una breve estancia en 1936; b) una también corta estancia en 1939; c) de 1940 a 1943, aunque pasa un período en Puerto Rico; d) una estancia más larga, interrumpida por un nuevo viaje a Italia, de 1949 a 1951 y de 1951 a 1953.

Las relaciones personales, cenáculo de pensamiento dialogal y afecto, que María va creando allá donde reside, nos hacen ver que existen unas figuras importantes a las que María le dedica artículos y reflexiones. Mencionaremos los artículos dedicados a Lezama Lima: José Lezama Lima en la Habana (Zambrano 1968a), Cuba y la poesía de José Lezama Lima (Zambrano 1968b), Hombre Verdadero: José Lezama Lima escrito a la muerte del poeta (Zambrano 1977), José Lezama Lima en la Habana (Zambrano 1987), José Lezama Lima: vida y pensamiento (Zambrano 1988b)2. También existe una larga correspondencia entre ambos que ha sido publicada y en la que se percibe que son "almas gemelas". Por ejemplo en una carta de Lezama a María en febrero de 1954 le dice:

    Le agradezco mucho su fina intención de verme como teólogo, pues en realidad cada día me acerco a la poesía con esa cualidad que usted sorprende en mí. De situar allí la zona donde todo encuentro con la realidad es esencial en su idéntica metamorfosis (Lezama 1979 71).

Cartas en las que el poeta, desde su sensibilidad originaria y origenista, le escribe y reflexiona con un alto contenido antropológico acerca del vivir humano y también acerca de la polis. Allí le expone su pensamiento sobre España, Roma y Cuba; también sobre la figura de Ortega y su muerte casi en silencio, y especialmente le envía una reflexión sobre la obra El hombre y lo divino:

    Es, desde luego, mucho más que un breviario. Me parece muy bien en la forma que asoma la eticidad trágica de su pensamiento: la piedad, la envidia, el delirio, adquieren desde su punto de vista, una raíz divina, un brillo teológico. Desde ese viaje por las ruinas, usted intuye que lo más prodigioso es ser criatura, es ser hijo de Dios (Lezama 75).

También escribe bellos artículos con una profunda reflexión sobre José Martí, Lydia Cabrera, La Electra Garrigó de Virgilio Piñera, sobre pintores como Wilfredo Lan y Baruj Salinas, y una larga correspondencia que se recoge en la obra de La Cuba secreta (Zambrano 1996).

Sus publicaciones y el grupo Orígenes

Zambrano tiene una muy pronta cualidad para darse y conquistar amigos, se rodea de un círculo de poetas en torno a la revista Orígenes (1944-1956) y publica allí colaboraciones. Aunque la revista reunía en torno a sí a muchos artistas, músicos, pintores, entre otros, el grupo más numeroso fue el de los literatos, entre los que se encontraba un nutrido grupo en el que destacaba Lezama Lima, fundador de la revista, y al que conoce, como hemos mencionado, en su primer viaje a Cuba (1936). También es amiga de Cintio Vitier (1998 831), Eliseo Diego, Virgilio Piñera y Fina García Marruz, recién galardonada con el premio Reina Sofía en abril del 2011, a cuya fundación se acoge María Zambrano y le agradece su colaboración para sus publicaciones como la de El hombre y lo divino.

Lo realmente significativo en Cuba, a nuestro entender, es su relación con los poetas y la actitud ante las experiencias cotidianas que le permite el vivir trascendido en todo momento (Zambrano 1939 38). Ya en 1936 María Zambrano describe su primer encuentro con José Lezama Lima: "fue un encuentro sin principio ni fin" (1988 XVI). Es cierto que estos poetas le han guardado fidelidad siempre, pero también que es una amistad recíproca, porque Zambrano sintió por ellos, uno a uno, un especial afecto y los trató de forma singularísima. Su afecto y su relación personal con Lezama Lima ha sido ampliamente estudiada, y en gran parte, ha sido editada la correspondencia y las publicaciones entre ambos (Zambrano 1988). Nos cabe ahora la importancia de señalar algunas reflexiones de María Poumier (1994): "Es el plano de la fe cristiana lo que permitía a los tres coincidir sin que asomen celos ni reticencias en ningún momento de esa correspondencia" (28).

Como muy bien señala Carmen Ruiz Barrionuevo (2000), el grupo propone una idea estética y cultural muy singular: "la salvación de un pueblo a través de la cultura, manifestando así la urgencia de la palabra" (220). En la revista escribe Juan Ramón Jiménez, quien residió en Cuba los años de la guerra civil y al que consideran maestro como a San Juan de La Cruz y, claro está, a la filósofa María Zambrano. El grupo Orígenes tiene conciencia de su singularidad cultural, pero al mismo tiempo poseen una clara propuesta universal, pues en Orígenes se decía: "Era, incluso, la latencia de la cubanidad en sus trasfondos remotos, buscando la trascendencia, la religiosidad y lo esencial de este ser complejo que somos los cubanos" (Zambrano 1996 264). Esta búsqueda de principios universales que no pueden desaparecer, como señala en su artículo La crisis actual y en su texto Islas, tiene que ver con la razón y con el sentimiento; por eso habla de vivir el amor como renuncia de todo lo que no es y vivir la paz "que hay que buscarla en los estratos más hondos, que se han desdeñado" (Zambrano 2007a 15).

Esta necesidad del fundamento estuvo muy presente en María Zambrano: "A la filosofía, ciencia de lo universal, se llega mejor desde una tradición cultural" (ctd en Abellán 109). Cuando escribe sobre José Martí llega a decir: "No podía dejar de ser universal, de sentir universalmente el trozo que le tocó vivir... Y la universalidad no excluye, sino que exige, para conjugarse con ella, la intimidad más entrañable" (Zambrano 1953 145). La universalidad es un nombre que acoge lo esencial en valores como la libertad, que entiende como "obediencia a lo más alto y más noble del ser del hombre". Por eso a Martí le dedica bellas y profundas palabras y sentimientos: "Ha habido hombres que han querido vivir a la intemperie, para sentir hasta calarles los huesos esa lluvia incesante que siempre cae, sin protección, sin albergue... Y esto para dejar una Casa hecha para los otros, para todos..." (Ibíd).

También hubo una actitud antipragmática y antiformalista, pues se buscaba las esencias de lo estético; de ahí su gusto por San Juan de la Cruz y por Juan Ramón Jiménez. Por ello dice Javier Fornieles (2005) que compartían "una concepción teleológica de la literatura" (548). Y el editor de La Cuba Secreta e Islas, Jorge Luis Arcos afirma con parecidas palabras: "Creo que es durante su estancia en Cuba y Puerto Rico cuando esa razón poética se configura como un ambicioso, omnicomprensivo proyecto creador... vivencia del mundo de lo sagrado en lo que ella llamó las catacumbas" (Zambrano 2007a XIV).

Orígenes es el texto, el término, la palabra y el núcleo del pensamiento de María Zambrano. Orígenes está en el principio de su pensar y en la búsqueda, en el sentir y hasta en su vivencia, si entendemos por vivencia la unidad entre el pensamiento y la vida. En Cuba escribió también sobre estos modos de sentir y vivir: el paraíso como sueño, destierro y trascendencia y la luz que es la del alba más que la de la claridad total. "Hoy, festividad de Nuestra Señora de las Mercedes, cuánta vida en aquella Habana, que quizás prosiga. Y la luz y el sol dorado del dulce otoño. La nostalgia de La Habana habita mis insomnios" (Zambrano 1979 48).

María Zambrano publica, además, en otras revistas cubanas del momento como son: Espuela de Plata (1939-1941), revista que precede a Orígenes y a la que ésta sucede con los mismos planteamientos de entender la literatura como una misión social importante pero siempre literaria. Además publica en Bohemia, Ciclón, Credo, Crónica, Cuadernos del Congreso por la libertad de la Cultura, Cuadernos de la Universidad del Aire, La Torre, La Gaceta de Cuba, La Verónica, Cuadernos Americanos, Nuestra España, Nueva Revista Cubana, Proposiciones, Ultra, Universidad de La Habana.

Entre sus publicaciones

Sorprende observar el número elevado de revistas con prestigio en Cuba y también las publicaciones de María Zambrano en la isla, pues su pensamiento maduro, aquel por el que se le conoce y constituye su aportación a la filosofía, en gran parte se publica desde La Habana. Además de los citados, La Agonía de Europa, El hombre y lo divino, Persona y Democracia, abundan los artículos. Por una parte, encontramos la apuesta por un cambio radical o reforma del entendimiento en La crisis de la cultura de Occidente que publica en Cuadernos de la Universidad del Aire (1949), revista en la que publica también Quevedo y la conciencia de España (1951). Ese mismo año publica, como tantas veces, sobre la ciudad: Una ciudad: París en Lyceum (1951). Escribe también otros tantos artículos a figuras y temas queridos: San Juan de la Cruz en La Verónica (1942) donde trata de dar cuenta de la experiencia, y al mismo tiempo, la supera por una forma de sabiduría. Esta sabiduría la encuentra en la tradición cultural española tanto en los temas políticos como también en la penetración del pensamiento como forma de vida. De ahí su interés por la mística española en creadores como San Juan de la Cruz.

También dedica un artículo a su maestro: La filosofía de Ortega y Gasset (Ciclón, 1956). O a temas tan importantes como Delirio, esperanza, razón (Nueva Revista Cubana, 1956). En Espuela de Plata publica Franz Kafka, mártir de la miseria humana (1941), y en Universidad de La Habana sobre Unamuno y su tiempo (1943). En Orígenes publica importantes artículos como La metáfora del corazón (1944), El caso del coronel Lawrence (1945), Los males sagrados: la envidia (1946), Delirio de Antígona (1948), La Cuba secreta (1948), El misterio de la pintura española en Luis Fernández (1951), Amor y muerte en los dibujos de Picasso (1952), Fragmentos (1953), Tres delirios (1954), que luego se incluirán en Delirio y Destino (195?), y Dos fragmentos acerca del pensar (1956).

En La Habana imparte un curso en 1945 que se edita posteriormente con el título Nacimiento y desarrollo de la idea de la libertad de Descartes a Hegel (apuntes de su curso tomados por Cintio Vitier), tema muy importante en María Zambrano, pues cuando se le concede el Premio Cervantes (1988) habla de la libertad y del Quijote y rememora sus cursos en Morelia cuando le hablaba a los alumnos de la libertad.

En su artículo La Cuba secreta (1948) -bajo cuyo título, como señalamos, Jorge Luis Arcos recopilará luego todas sus publicaciones cubanas-, María evoca el paraíso como lugar de origen y lugar sagrado. En este espacio reside la poesía como donación y gratuidad, y sobre todo como patria del espíritu: "La primera manifestación del espíritu es "física", como quizá lo sea la última, cuando el espíritu desplegado en el hombre vuelva a rescatar la materia" (Zambrano 1996 108). En efecto, Cuba supone el fundamento poético de la vida que nunca abandona y tiene como centro el espíritu. Este espíritu nunca es evanescente ni etéreo, sino que se centra en el vivir y por ello le llama "físico": porque es espíritu en una realidad psicosomática que vive en nosotros y no muere nunca3. Zambrano cree que existe un Alguien preexistente en el comienzo por lo que la abundancia nos precede y no la nada, y es esa gracia y trascendencia lo que busca: "Mas la sola poesía no alcanza a lo divino, que la Filosofía logra en sus instantes supremos, cuando está a punto de negarse a sí misma despojándose de su ser que es la razón" (Zambrano 2007a 111). Parece que la poesía alcanza lo divino, ha dicho en Filosofía y Poesía. Lo permanente en Zambrano es afirmar que lo divino se alcanza a fuerza de no oponer resistencias y despojarse de lo efímero, a base de desprendimiento.

Este artículo analiza con profundidad la poesía y llega a afirmar que estos poetas: "Cintio Vitier, Eliseo Diego, Octavio Smith y Fina García Marruz... no parecen detenerse en la poesía como en su modo de ser, quiere decir, que siendo poetas... la avidez, la sed no lo son de la realidad múltiple y diferente, sino de la realidad perdida de un verdadero paraíso" (Zambrano 2007a 114). He aquí el sueño de María Zambrano: buscar la gracia, la añadidura de una realidad una: "Por donde cabe esperar de ella algo que ya ha hecho en la Transfiguración de Jesús del Monte; pero también más: una palabra sola, única" (Id. 11). Esta es una de las muchas veces que se refiere a Jesucristo y piensa que se le encuentra a través de un silencio o abandono de lo superfluo, porque esto último termina engendrando algo más dañino que es la violencia o la humillación respecto a los demás.

Otra de sus publicaciones cubanas es Para una historia de la piedad en el Lyceum (1949) y también algunos artículos a la mujer en la revista Ultra en 1940. Además Sobre Unamuno en Nuestra España (1940) y algunos escritos dedicados a su indiscutido maestro, como ya hemos mencionado: La filosofía de Ortega y Gasset en Ciclón (1956).

En el número veinte de Orígenes María Zambrano escribe La Cuba secreta (1948), y como Cintio Vitier y Fina García Marruz han dicho repetidas veces, María Zambrano les llena de sentido ético, de pensar poético y de claridad cohesionando al grupo. "La Cuba secreta... publicado en la revista Orígenes en 1948... prácticamente dotó de una ontología filosófica al pensamiento poético origenista" (Ibíd). María Zambrano trata de la dimensión más trascendente y se refiere a un amor ancestral que se origina "antes del nacimiento". Todo este pensar apunta a lo que se ha llamado "una nostalgia por la pérdida de la religiosidad", que Zambrano trata de recuperar. Así, en una carta a José Lezama Lima, al que llama "católico órfico", en Roma el 1 de enero de 1956, le habla de Cuba, del destierro, de la luz, de Málaga y su semejanza con La Habana y de lo sagrado. En lo sagrado y especialmente en la mística ve siempre una forma de pensamiento a favor de la unidad y lo más universal:

    Y siempre pensé que al haber sido arrancada tan pronto de Andalucía tenía que darme el destino esa compensación de vivir en La Habana tanto tiempo, pues que las horas de la infancia son más lentas. Y ha sido así, en La Habana recobré mis sentidos de niña, y la cercanía del misterio, y esos sentires que eran al par del destierro y de la infancia, pues todo niño se siente desterrado (Zambrano 1956 43).

En el número veinticinco, María Zambrano escribe de nuevo: Lydia Cabrera, poeta de la metamorfosis; y aunque esta poeta representa un pensamiento más folclórico y afrocubano, que no son los planteamientos más universales del grupo, se incluye este ensayo de Zambrano por su valoración acerca de la poesía y de la mujer (Ruiz 2000 219-226). Y ambos temas le preocupan en cuanto la filosofía de Zambrano es siempre una reflexión desde dentro; sin esa relación de filosofía y vida jamás podríamos saber ni de nuestro origen ni de nuestro futuro.

Su aportación personal

Nos centraremos en Orígenes, y valga la coincidencia del nombre de la revista y del grupo de poetas de Cuba con los que María Zambrano convivió y también su singular deseo de búsqueda del origen, de un paraíso en el que el ser humano vivió un día y al que siempre vuelve. Esa búsqueda y este encuentro que María Zambrano revive siempre en su alma cree atisbarlo, por fin, en Cuba como imagen de ese sueño creador.

Algunos estudiosos subrayan que la razón poética es sustancia meditativa de María Zambrano en Cuba o es Cuba reflejo del paraíso en el que vive y es la sustancia de la razón poética, razón de amor, que constituye el germen y la proyección vital de su filosofía. En efecto, Cuba fue el encuentro o la vivencia del orfismo, de narraciones sagradas (ispoi XoyOl), ese paraíso que vive en nosotros siempre, que nos acompaña y que constituye una armonía que no se despega porque sostiene el fondo más humano de nuestra naturaleza. Por eso dice: "Cuba fue un centro" (Zambrano 2007a XLIX). En efecto, aquí radican sus raíces órfica-pitagóricas.

El orfismo resulta un saber de mediación, un reconocer la propia indigencia para hallar la luz, pues propone el conocimiento del alma, la nostalgia de la unidad, la conciencia, el sufrimiento, la tragedia, la queja... senderos que luego la filosofía abandona y la razón poética recupera. Zambrano recupera el orfismo con su centro del culto a Apolo (K^aiapaiOÇ: el purificador) y las creencias tracias en la reencarnación, porque los adeptos a estas doctrinas creían que el alma puede sobrevivir si se mantiene pura, y sobre todo, admiten que existe una vida futura plena de armonía. En esta creencia se encuentra también Zambrano. Las Catacumbas que edita en 1943 en la Revista de la Habana es una reflexión sobre Europa, mas también sobre la necesidad de esperanza y de paz y de luz desde la más íntima y sagrada condición humana.

Queda claro, pues, que Cuba caló en Zambrano de forma espiritual: el orfismo, el paraíso y la resurrección o reencarnación eran temas del grupo Orígenes cuyo nombre le recuerda el ideal, la utopía, el sueño que anhela: el paraíso del que proviene y al que desea regresar siempre. "Hay una fe común en la palabra poética, en esa función mediadora del logos poético que permite restablecer al menos una parte del ser humano a su origen pleno y comunitario" (Fornieles 554).

Los artículos de 1944 Pensar y sabiduría y Las dos metáforas del corazón, escritos también en La Habana, recogen este interés porque "la sabiduría es riqueza, y es ancha, inmensa" (Zambrano 1996 162). Desde esta tradición, Zambrano propone un modo de acercarse a la filosofía y también un método que defiende una forma de pensar y una forma de escritura como biografía o confesión. La "razón poética" es modo de conocer la realidad, pero más aún, es un modo de tratar con ella. Y a ese modo de tratar con los otros y, especialmente, con los dioses, Zambrano lo denomina piedad. Esta piedad significa una razón que no es violenta, ni impositiva porque consiste en "saber tratar con lo diferente, con lo que es radicalmente otro que nosotros" (Zambrano 1979 18). Este sentir y sentir lo otro, que es diferente, es el verdadero conocimiento y encuentro con la realidad. De ahí que Zambrano nos descubra que la realidad es algo de misterio, que requiere descubrirse y revelarse.

La agonía de Europa también lo publicará en parte en Orígenes, como hemos mencionado, y viviendo ya en Roma (Zambrano 1956 3-6).

Conclusiones

Esta larga etapa del exilio cubano supuso una época muy fructífera en la vida y en la obra de María Zambrano porque:

    a) Desarrolló el núcleo central de su pensamiento, la razón poética, que es método de reflexión filosófica porque supone una nueva forma de entendimiento más viva, más concreta y más reveladora. Atiende también a una forma singular de entender la filosofía que se acerca a la literatura, que ensancha la forma de vivir y comunicarse, pues parte de la conciencia como diálogo comunicativo y comunitario con el otro alejándose de cualquier argumentación cerrada sobre sí misma y sólo racionalista: "La realidad le sale al encuentro y su verdad no será nunca verdad conquistada, violada; no es alezeia, sino revelación graciosa y gratuita; razón poética" (Zambrano 1971 295).

    b) El pensamiento de María Zambrano se abre a la trascendencia y a la revelación. Desde esta sensibilidad y contexto se comprende su interés por el hecho religioso y por lo sagrado. Y también el pensamiento político alejado siempre de los totalitarismos y centrado siempre en la persona desde una razón poética que ahora es compasiva y mediadora. En Cuba piensa y siente, de modo especial, esta revelación de lo sagrado. En esta etapa escribe El hombre y lo divino, publicado por primera vez en 1955 y escrito en parte en esta isla caribeña.

    c) La insularidad va también unida a una experiencia singular del exilio y de la historia donde la naturaleza y la hospitalidad se hermanan.


Pie de página

1 Véase: Abellán (2006), Ortega Muñoz (2006), Marset (2004), y AA.VV (2002).1.
2 Se explica muy bien el interés de Zambrano acerca del poeta y se hace un excelente resumen sobre estos artículos en Fornieles Ten (2005 541-555).
3 Véase: Gazarian & Rielo (1995) y Rielo (2001).

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