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Escritos

versión impresa ISSN 0120-1263

Escritos - Fac. Filos. Let. Univ. Pontif. Bolivar. vol.22 no.48 Bogotá ene./jun. 2014

 

LA NOVELA DIALÓGICA LATINOAMERICANA: YO, EL SUPREMO

LATIN AMERICAN DIALOGIC NOVEL: I, THE SUPREME

A NOVELA DIALÓGICA LATINO-AMERICANA: EU, O SUPREMO

Luis Alfredo Velasco Guerrero*

* Magister en Literatura Colombiana y Latinoamericana por la Universidad del Valle (Cali-Colombia, 2011). Profesor de ESP de la Escuela de Ciencias del Lenguaje de la Universidad del Valle.
Correo electrónico: nirvanaalf@hotmail.com

Artículo recibido el 31 de julio de 2013 y aprobado para su publicación el 18 de diciembre de 2013.


RESUMEN

La literatura latinoamericana requiere desarrollar una teoría literaria pertinente que describa su variedad y especificidad. Junto con esto, la crítica al pensamiento moderno occidental debe centrarse en el rescate del acervo cultural latinoamericano, ignorado por la modernidad occidental. Por lo tanto, el objetivo de este artículo ha sido el de develar la estructura dialógica de Yo, el supremo (1985) en contraposición a la perspectiva monológica, inherente a la cultura occidental. A partir de un análisis interpretativo de la teoría filosófica y de la crítica literaria, la tesis central de este artículo elude un "universo unidimensional" para presentar un desplazamiento permanente de textos (voces) que incorpora nuevos significados al lenguaje afectado por la dinámica de la cultura occidental. La obra de Augusto Roa Bastos debe ser interpretada, más allá de sus características representativas, como parte de un proyecto universal y utópico donde la alienación del individuo moderno desparece para dar paso a un conjunto de nuevos significados.

Palabras clave: Novela y poder, Augusto Roa Bastos, Narrativa Latinoamericana, Novela dialógica, Tradición oral.


ABSTRACT

Latin American literature requires developing a pertinent literary theory which describes its variety and specificity. Along with that, criticism of Modern western thought should focus on recovering Latin American cultural heritage, which was ignored by western modernity. Therefore, the aim of the following paper is to reveal the dialogic structure of I, the Supreme [Yo, el supremo] in contrast to the monological one which characterizes western culture. Based on an interpretative analysis of philosophical theory and literary criticism, the hypotheses of the following paper avoids an "one-dimensional universe" in order to present a permanent shifting of texts (voices) that adds new meanings to the language, which is affected by the dynamic of western culture. Auguso Roa Bastos' work should be interpreted, beyond its most significant features, as being part of a universal and utopic project, in which the alienation of the modern individual disappears giving way to a set of new meanings.

Keywords: Novel and Power; Augusto Roa Bastos; Latin American Narrative; Dialogic Novel; Oral Tradition.


RESUMO

A literatura latino-americana requer o desenvolvimento de uma teoria literária oportuna que descreva sua variedade e especificidade. Junto a isto, a crítica ao pensamento moderno ocidental deve focalizar-se no resgate do acervo cultural latino-americano, ignorado pela modernidade ocidental. Portanto, o objetivo deste artigo foi desvelar a estrutura dialógica de Eu, o supremo (1985), em contraposição com a perspectiva monológica, inerente à cultura ocidental. A partir de uma análise interpretativa da teoria filosófica e da crítica literária, a tese central deste artigo elude um "universo unidimensional" para apresentar um traslado permanente de textos (vozes) que incorpora novos significados para a linguagem afetada pela dinâmica da cultura ocidental. A obra de Augusto Roa Bastos deve ser interpretada, para além de suas características representativas, como parte de um projeto universal e utópico, onde a alienação do indivíduo moderno desaparece para dar lugar a um conjunto de novos significados.

Palavras-chave: Novela e poder, Augusto Roa Bastos, Narrativa latino-americana, Novela dialógica, Tradição oral.


Introducción

La literatura, en esencia, desconfía de los mecanismos totalizadores donde se da la existencia de una voz narrativa única. Esta literatura se caracteriza por representar la realidad de una manera descentralizada en un universo donde el individuo no es una creación aislada sino, más bien, una intertextualidad donde se construye infinitas historias literarias y donde los textos toman forma a partir de otros textos. Esto se puede dar a partir de la apropiación del autor y luego, por ende, de la transformación del texto previo. El significado no se transfiere directamente de escritor a lector sino que, más bien, es mediado por códigos impartidos tanto al lector como al escritor a través de otros textos. El significado de un texto no reside específicamente en el texto sino que se produce por el lector no sólo con el texto en cuestión sino con una red intrincada de otros textos que participan en el proceso de lectura. La novela Yo, el supremo es la piedra angular en la evolución del género de la novela histórica latinoamericana, ya que en ella se entretejen diversos estilos del acontecer literario. Estas diversas unidades estilísticas heterogéneas se combinan para dar forma al sistema estilístico de la novela. A través de diferentes estratos, al lenguaje unitario se opone el lenguaje diverso.

La heterogeneidad cultural latinoamericana difiere y, a la vez, está determinada por la linealidad histórica europea. La simultaneidad de lo heterogéneo es un asunto de la sedimentación histórica que surge a partir de la coexistencia física de diferentes grupos étnicos, cada uno con su cosmovisión propia. La cultura latinoamericana es difícil de homogenizar debido a su carácter heterogéneo y a su desarrollo material inconcluso que contrario a las leyes unidireccionales1 del progreso moderno habilita la coexistencia de una agricultura primitiva con una tecnología avanzada. Antes, por el contrario, la literatura latinoamericana revela la historia europea y, a su vez, la ironiza prohibiendo relatar una historia cuya interpretación lineal del pasado dilucida cómo se debe percibir el mundo. Se encarga de develar la historia no de una manera maniqueísta, de reinos antitéticos sino que, a partir de lo aparentemente caótico, arbitrario e inconexo, se halla una explicación con asiento en la realidad. Las diferentes formas de producción, de formación social, de ver, se traslapan permitiendo que los diferentes modelos sean reapropiados por estructuras de poder emergente.

La realidad latinoamericana no sólo surge de contornos simultáneos, contingentes y polifónicos del mundo material sino que es también una transformación que tiene la capacidad de registrarse y comprometerse con el presente y, de esa manera, generar nuevas perspectivas. La ficción latinoamericana va más allá de supuestos y responde a una necesidad de la sociedad por realizar una auto-crítica renovada y una valoración radical desplazando categorías preestablecidas por medio de las cuales se construyeron otras culturas. Además, ésta cuestiona el mito capitalista de modernización y progreso planteando, para esto, un mundo infinito de imágenes posibles.

La dificultad en distinguir el hecho de la ficción crea una enorme presión que produce, finalmente, una crítica continua a la percepción de la realidad. La verdadera realidad es aquella que ha estado estructurada más allá del mundo visible. La literatura latinoamericana es potencialmente real en la medida en que abarca el hecho con lo inefable. Aborda la problemática de la verdad a un nivel que reinventa de un modo más agudo y total la realidad. Todo esto a través de un exceso de significados, de una incontrolable riqueza semántica cuyas historias son reincorporadas en narrativas mayores en un proceso infinito dentro de un espacio social continuo que se remodela y recombina.

La polifonía de voces ha de ser descifrada a un nivel representativo y dialógico y no a un nivel de motivación personal o de consistencia sicológica interna. Oraciones de gran longitud contienen una multiplicidad de monólogos que a su vez se modifican y se auto responden. Este fenómeno de narración interactiva refleja la forma de cómo las personas construyen y son socialmente construidas por sus respectivas relaciones sociales. Hay un permiso implícito en la narración que permite dialogar desde diferentes lugares sin privilegiar ninguno. Todos los lugares de narración están sujetos al escrutinio. En este sentido, la literatura es abierta, ya que permite representaciones de aquellos por ella representados en un espacio figurado. Este rasgo heterogéneo2 se constituye en un modo peculiar para la orientación del texto, una heterogeneidad que enfatiza más en voces en contienda constante que en un discurso monocorde.

Bakhtin y la novela latinoamericana como discurso heteroglósico

En la novela moderna, la voz del escritor es concebida como un reflejo de la voz de sus personajes. Bakhtin describe una estructura con voces múltiples. Dicha estructura mantiene, define y delimita la novela diferenciándola de otras formas literarias y, a su vez, destacando su carácter único. Además, no es una construcción artificial o accidental sino, más bien, una expresión de la respuesta del autor a la diversidad de voces en el mundo empírico. Esta multiplicidad de lenguajes rodea y nutre la propia conciencia del autor.

Bakhtin enfatiza en la importancia de la naturaleza multicapas del lenguaje, denominada heteroglosia. No sólo hay dialectos sociales, jergas, sino también contradicciones socio-ideológicas que provienen de diferentes periodos y niveles del pasado. El lenguaje no es un medio neutro que simplemente puede ser aplicado por el hablante sino el conjunto de señales que llega cargado con las intenciones de otros. Cada término viene impregnado de los contextos en el que ha sido cargado socialmente. Las palabras son entidades vivas, unidades que están siendo constantemente empleadas con significados previos que aceptamos y modificamos.

Toda habla es dialógica, tiene una polémica interna y este rasgo se aprecia particularmente en la novela moderna. No existe un lenguaje literal y conceptos de verdad y significado que han de ser finalmente tratados como formas de reaccionar a la experiencia sino conceptos lógicos que se aplican a todos los mundos posibles. Incluso si se adopta un punto de vista único, todos los personajes deben actuar de acuerdo con sus motivaciones internas. A la mirada del lenguaje como instrumento de represión, Bakhtin apunta una escritura inevitablemente carnavalesca - aquel punto de vista, individual, expresivo y al azar. El lenguaje puede estar impregnado de ideología pero nunca va a representar un punto de vista monolítico3:

    La catarsis que finaliza las novelas de Dostoevsky podría ser - desde luego inadecuada y un tanto racional - expresado de esta manera: nada concluyente se ha dado en el mundo, la última palabra del mundo y sobre el mundo aún no ha sido dada, el mundo es abierto y libre, todo todavía está en el futuro y siempre estará en el futuro4 (Bakhtin, Problems of Dostoevsky 166).

Sin embargo, heteroglosia no debe confundirse con la simple celebración de la diversidad lingüística, puesto que el término no sólo abarca la coexistencia de lenguajes dentro de un lenguaje sino que su coexistencia se encuentra en un estado de competición y tensión. Un juego interactivo entre el lenguaje hablado cargado y el significado. Según Bakhtin, la prosa tiene una presencia orgánica y viva cuando es usada en este contexto. La heteroglosia subordina los paradigmas tradicionales y faculta la diversidad lingüística y el potencial del autor para representar creativamente la vida social.

Se hace referencia a la naturaleza intertextual de todos los textos, observando que todos necesariamente referencian o responden a otros textos tanto prospectivos como reales. El deseo de hacer que el habla se entienda es sólo un aspecto abstracto del plan de habla totalizador y concreto de cada hablante. No sólo se muestra un sistema de lenguaje ya existente, sino también la existencia de enunciados persistentes -los propios y los de otros- donde los propios entran a un tipo de interacción con lo existente. Un enunciado es el vínculo con otra cadena muy compleja de otros enunciados. Por lo tanto, se podría decir que los enunciados no se encuentran aislados.

La perspectiva heteroglósica enfatiza en el papel del lenguaje al posicionar a los hablantes y a sus textos dentro de la heterogeneidad de las posiciones sociales y las visiones del mundo en las que opera cualquier cultura. Todos los textos reflejan una realidad social particular o posición ideológica, por lo tanto, ingresan a relaciones de alineamiento con un conjunto, más o menos homogéneo, de posiciones sociales puestas en riesgo por el contexto social actual. Así, cada significado dentro de un texto ocurre en un contexto social donde un número de significados contrarios o alternativos se construye. y deriva su significado social, de las relaciones de divergencia o convergencia enmarcadas dentro del texto.

Bakhtin argumenta que el poder de la novela se origina en la coexistencia del conflicto entre diferentes tipos de habla: el habla de los personajes, el habla de los narradores e incluso el habla del autor. Se define heteroglosia como el habla de otro en el lenguaje de otro, sirviendo para expresar las intenciones autoriales de una manera refractaria. Más que hablar en términos de diálogo entre personajes, Bakhtin identifica la narrativa del autor como una fuente primaria de conflicto. Bakhtin, en directo contraste con la poesía épica, percibe la novela moderna como una forma literaria cuyas características se amoldan al estudio de la heteroglosia.

La energía lingüística de la novela se percibe a través del conflicto entre las voces. Cualquier lenguaje, desde el punto de vista de Bakhtin, se estratifica en una variedad de voces: "dialectos sociales", "comportamiento de grupo característico", "jerga profesional", "lenguas genéricas", "lenguajes de las autoridades". Esta diversidad de voces es el rasgo característico definitivo de la novela como género. La prosa, a menudo, deliberadamente intensifica la diferencia entre ellos. Bakhtin propone que todos los lenguajes representen un punto de vista distinto con respecto al mundo caracterizado por sus propios significados y valores: no hay palabras neutras. Incluso el enunciado más sencillo posee un rasgo distintivo ya sea de profesión, de generación, de lugar o de tiempo.

Las palabras no adquieren significado hasta que son articuladas y es en ese momento que asumen los rasgos peculiares de ese hablante específico. Bakhtin identifica el acto de habla, o de escritura como una producción verbal literaria en la que se requiere que los hablantes o autores asuman una posición. En cualquier momento dado de su existencia histórica, el lenguaje es heteroglósico. Representa la coexistencia de contradicciones socio-ideológicas entre el presente y el pasado, entre diferentes épocas del pasado, entre diferentes grupos socio-ideológicos, etc. La multiplicidad de puntos de vista inherentes en la caracterización de la novela heteroglósica plantea un problema para el lector debido a su misma naturaleza subjetiva. Sin embargo, es esta subjetividad la que se vuelve clave para la activación de la reflexión crítica propia del lector debido a la oposición de voces. El lector se encuentra frente a un conjunto de especulaciones soportadas por los personajes. Ante esto, el lector indirectamente se ve en la necesidad de considerar la validez de cada posición al considerar cuál es "correcta" y cuál no. Cada personaje puede ser visto como la representación de diferentes ángulos de un argumento particular que el autor presenta al lector para discusión.

Bakhtin objeta el carácter único del texto literario, ya que éste parte de diferentes voces o puntos de vista socio-ideológicos. Para Bakhtin, la palabra hablada es primaria y las palabras en una conversación se orientan hacia palabras futuras. Estimulan y anticipan respuestas estructurándose a sí mismas para hacerlo. Muchos géneros han ignorado o incluso han suprimido este rasgo natural del lenguaje para presentar una visión del mundo unificada. Sin embargo, la novela se caracteriza por la multitud de voces incorporadas dentro del texto narrativo, un habla representada que para Bakhtin representará un habla de doble orientación: "La verdad no nace ni se encuentra dentro un individuo, nace entre las personas que buscan colectivamente la verdad. En el proceso de la interacción dialógica."5 (Problems of Dostoevsky 110)

Yo, el supremo: las contradicciones del ejercicio del poder

Yo, el supremo representa una reseña histórica de la vida del dictador paraguayo José Gaspar Rodríguez de Francia en su reinado de 26 años. En esta obra, se pone de manifiesto un ataque directo al poder y, por ende, al autoritarismo político y literario, destacándose toda la represión vivida por el pueblo paraguayo durante el reinado del Supremo. La obra se convierte en una especie de discurso-dictado donde se relatan los pensamientos del Supremo mostrando, a través de una ficción mística, las contradicciones que conlleva el ejercicio del poder autoritario. De cierto modo, Gaspar Rodríguez de Francia representa la figura del caudillo latinoamericano que surge a partir de la ruptura del continente americano con su metrópoli española. El nacimiento de un poder criollo busca el afianzamiento tanto de los intereses políticos como socioeconómicos mediante la figura paternalista que demuestra la ausencia de un jefe de Estado. La ruptura de la ley y el orden permite el ascenso de figuras militares y de poder criollas que se hacen al poder dictatorial perpetuo.

Justo después de la declaración de independencia, se instala un momento de inestabilidad política y anarquismo donde el poder se sustenta de manera muy débil en las autoridades tradicionales. Éste vacío de poder que se presenta en los nuevos Estados latinoamericanos allana el camino al nacimiento del poder caudillista que se asegura de defender los intereses de estos nuevos Estados-nación emergentes. Este poder centralizado se encargará de asumir el control absoluto y dictatorial restableciendo el orden social interno y eliminando las amenazas externas representadas principalmente por dos frentes: uno que provenía de las provincias del Río de la Plata y el otro, del imperio brasileño.

Ante esta situación, el poder caudillista halla asidero en la naciente nación paraguaya y para el año de 1814 se le otorgan poderes dictatoriales al erudito ilustrado doctor José Gaspar Rodríguez de Francia. En un primer momento, su nombramiento le sirve para manejar la mitad del ejército y del armamento que se hallaba disponible en el puesto de Encargado de Asuntos Exteriores de Paraguay. Tiempo después, a José Gaspar Rodríguez de Francia se le otorga tres años de poder absoluto como cónsul en el que Paraguay habría de consolidarse como la primera república latinoamericana. Su poder absoluto le permite crear una policía secreta, implementar el cierre comercial de fronteras lo que haría que Paraguay se convirtiera en un gobierno autosuficiente. Gaspar Rodríguez de Francia pasa a eliminar el poder de la Iglesia Católica paraguaya arrogándose el derecho de convertirse en su máximo jerarca lo que provocaría, tiempo después, su expulsión. A través de arrestos, torturas y asesinatos se asegura finalmente de eliminar tanto la presencia española como el poder criollo. Al mismo tiempo, se habían establecido poderes dictatoriales en Bolivia, Perú y Río de la Plata que variaban del sistema instituido por el doctor Gaspar Rodríguez de Francia.

El inicio de Yo, el supremo se conecta con un pasquín que fue elaborado por traidores al gobierno de Gaspar Rodríguez de Francia. Este escrito representa los intereses de los criollos, los que son, por su parte, acusados de realizar un ataque directo al gobierno mediante la escritura de dicho pasquín. Esto lleva a afirmar al dictador que los únicos libros y, por ende, toda la verdad que deben existir son los que él ha podido redactar. Esta afirmación deja en claro, por un lado, el carácter rígido del lenguaje escrito; por otro, el mensaje directo con respecto al papel preponderante de la oralidad: "El único Doble es El Supremo. Más tú no entiendes la expresión ser-dos." (Yo, el supremo 52). El Supremo surge como la duplicidad guaraní representada en la formula yO-Él. Éste simboliza las dos caras de una misma realidad: un lado que es material y el otro que es verbal. Un lado en el cual se representa al gobernante y del otro a sus gobernados.

La obra muestra el fuerte ascetismo que marcó la vida de Gaspar Rodríguez de Francia reflejando sus ideales por retornar a una vida guaraní de subsistencia más sosegada y por establecer un alejamiento paulatino del poder escrito determinado por Europa. Este gobernante Supremo se abroga el derecho de dirigir a un pueblo carente del saber necesario para regir su propio destino. El Supremo emprende la institucionalización de Paraguay ante la amenaza porteñista6. Roa Bastos va a criticar el poder autoritario que acaba con el poder de las élites criollas y somete los intereses del común. La obra no es más que la suma de un mundo irreal que termina por aislar a una república y por exterminar a sujetos tanto criollos como peninsulares.

Yo, el supremo: una novela dialógica

Yo, el supremo establece un conflicto entre lo hegemónico y lo insurreccional, entre el centro y la periferia. No es sólo una batalla por el control del Estado, sino una lucha que se produce entre las diferentes voces y espacios textuales que pretenden monopolizar el sentido del texto. La novela no sólo exhibe una ofensiva por el poder autoritario sino también por el poder escrito - autorial. Hay una reacción crítica de las alteridades periféricas que no sólo va en contra de la dictadura política sino en contra del dictado y la escritura monológicos:

    En un principio creí que yo dictaba, leía y obraba bajo el imperio de la razón universal, bajo el imperio de mi propia soberanía, bajo el dictado de lo absoluto. Ahora me pregunto, ¿Quién es el amanuense? No el fide-indigno, desde luego. (YES 422)

Yo, el supremo va más allá del convencionalismo de un personaje de carácter unidimensional o monolítico. Por el contrario, reconoce el fraccionamiento interno y la proyección de personalidades. Es a partir de esta figura heterogénea que existe una forma de construcción, de sentido múltiple. Cada realidad del mundo ficcional produce una dialéctica de la alteridad muy bakhtiniana cuya bipolaridad yO/ÉL constituye la totalidad conflictiva de toda la obra. El rasgo paradójico dialéctico constituye una de las claves fundamentales de la novela. Hay una negativa a la univocidad, a lo absoluto y, más bien, se apuesta por una lectura periférica diversa que rechaza la verdad oficial hegemónica y revela lo estático y lo establecido. Esta verdad hegemónica termina por producir un individuo escindido, incapaz de una realización plena: "-Si tanto te atrae, intenta entrar a pesar de mi prohibición, pero ten en cuenta que yo soy poderoso y yo sólo soy el guardián de más bajo rango. De una sala a otra hay guardianes, el uno más poderoso que el otro. Ni siquiera yo puedo soportar la contemplación del tercero" (Kafka 235).

La compleja lucha discursiva en contra de la linealidad monológica se constituye en un lugar de confrontación e indeterminación gestionando la múltiple y variable estructura de la realidad. Ese "rasgo inconcluso" del género novela, que en vez de dirigirse a pautas y determinaciones de un código genérico relativamente rígido, exhibe una extraordinaria flexibilidad permanente a modalidades novedosas de desarrollo y hacia una amplitud ontológica. Esta novela está en una constante lucha contra la unidimensionalidad que para Marcuse va a significar el perder todo tipo de individualidad sumergiéndose finalmente el sujeto en una lógica grupal ajena a su esencia: "y si los individuos están preacondicionados de tal modo que los bienes que producen satisfacción también incluyen pensamientos, sentimientos, aspiraciones, ¿por qué han de querer pensar, sentir e imaginar por sí mismos?" (Marcuse 72) y el hiperdeterminismo propios de la sociedad moderna mostrándose como un movimiento permanente de textos que se desdoblan, dialogan, se invierten y finalmente se contraponen. Ante una ortodoxia genérica, se presenta una opción múltiple - la heterodoxia7:

    Cada enunciado debe ser visto principalmente como una respuesta a un enunciado previo de la esfera dada… Cada enunciado refuta, afirma, complementa, y confía en los otros, los da como conocidos y de alguna manera los tiene en cuenta… por lo tanto, cada tipo de enunciado cumple con varios tipos de reacciones en forma de respuesta a los otros enunciados de la esfera dada de la comunicación en el habla8 (Bakhtin, Speech Genres 91).

Poder, verdad y retórica del lenguaje en yo, el supremo

En el ensayo Historia, ficción, poder y lenguaje en Yo, el supremo, de Augusto Roa Bastos de Guillermo Tedio se describe lo que algunos críticos denominan "la nueva novela histórica latinoamericana" donde el sujeto histórico hace parte de una investigación previa de hechos que han de ficcionalizarse a través de la imaginación del narrador. La mirada de la historia, de los hechos se da desde el tiempo del narrador. El lector se halla ante la reescritura:

    …hecho producido presumiblemente porque en un momento dado los escritores observan que la historia que se nos ha contado es estrictamente oficial y, por lo tanto, aparece acomodada a los intereses de los grupos detentadores del poder (Tedio 6).

El papel del escritor será el de develar la carga histórica mediante una negación o reinterpretación de dichos sucesos.

Augusto Roa Bastos intenta reescribir la historia del Paraguay valiéndose del discurso ficcional de la novela. La figura del Supremo se caracteriza por su reconocida austeridad y su dedicación exclusiva a las tareas propias de su cargo. La falta de algún lazo de tipo sentimental o amistoso, lo llevarán, de una manera u otra, a una soledad implacable al descuidar otros aspectos de su vida. El ejercicio del poder absoluto, lo convierte en el guardián de la nacionalidad y en el abanderado del desarrollo.

En Yo, el supremo se hace imprescindible analizar las relaciones de poder y su manera de transmitir la "verdad" a través del manejo del lenguaje. Uno de los primeros aspectos que se debe tener en cuenta es que todo gobernante debe estar en la capacidad de demostrar que posee la verdad y que ésta, desde luego, es, en parte, el resultado de la fuerza coercitiva representada en el aparato tanto político, militar como burocrático y cuyo dominio procede del poder retórico del lenguaje y del poder cultural.

A este respecto Roa Bastos ha afirmado que al hablar de la funesta influencia del poder cultural no se debe olvidar el poder político despótico instalado en la mayor parte de los países latinoamericanos. La existencia del poder cultural presupone falazmente un apoyo organizado y total a favor de la cultura. Desde luego, una existencia de un poder represivo implica la imposibilidad de una realización cultural efectiva y coherente. Uno de los canales de control cultural viene representado en el lenguaje. Se trata de un despliegue de la "retórica de la persuasión" donde se convenza al otro de que ese lenguaje posee un sentido de verdad:

    Cuando te dicto las palabras tienen un sentido; otro, cuando las escribes. De modo que hablamos dos lenguas diferentes. Más a gusto uno se encuentra en compañía de perro conocido que en la de un hombre de lenguaje desconocido. El lenguaje falso es mucho menos sociable que el silencio. Hasta mi perro Sultán murió llevándose a la tumba el secreto de lo que decía. Lo que te pido mi estimado Panzancho, es que cuando te dicto no trates de artificializar la naturaleza de los asuntos, sino de naturalizar lo artificioso de las palabras. Eres mi secretario excretante (YES 60).

Para Foucault existe una relación muy íntima entre verdad y poder. Es claro que cuando se habla de ‘verdad' se explicita una verdad relativa ligada a quien detenta el poder y que se impone, en su mayor parte, a través de la manipulación del lenguaje. La verdad pertenece a este mundo y es el resultado de muchas coacciones que pueden incluso regular el poder. El convencimiento del otro parte de las coacciones que ejercemos sobre él, ya que poseemos un conocimiento mayor y, por ende, poseemos mayor "autoridad".

De esta manera, la "historia" ha sido escrita o determinada por aquellos que, gracias a las coacciones que les otorga el poder, han impuesto su verdad como "la verdad". Como el mismo Supremo llegaría a afirmar: "yo no escribo la historia. La hago" (199). Esto implica rehacerla, dándole un cierto sentido de verdad. Por medio de una circular firmada por él y denominada "perpetua", el Supremo hace propagar su "verdad". Los apuntes críticos hechos en el Diario del Supremo lo único que revelan son su carácter ambiguo; sin embargo, no vacila al exponer dicha ‘verdad' al exterior mediante el poder de la escritura al crear un cierto tipo de verdad proyectada que pierde su carga semántica primera:

    Siento, Señor, no veo pero siento que están saliendo letras muy extrañas. No te extrañes. Lo más extraño es lo que más naturalmente sucede. Escribes. Escribir es despegar la palabra de uno mismo. Cargar esa palabra que se va despegando de uno con todo lo de uno hasta ser lo de otro. Lo totalmente ajeno (YES 62).

Según Foucault, cada sociedad tiene una "política" general de la verdad, es decir, que acoge y legitima como verdadero o falso cierto tipo de discursos. Existe todo un entramado de estrategias que organizan y validan el discurso de índole hegemónico. En el caso particular del Supremo, este discurso hegemónico busca transformar un pensamiento individual en uno totalmente absoluto. Este poder va a estar representado en unidades más pequeñas, por ejemplo, en la imagen del Estado, de la Nación, del Pueblo o de la Patria:

    Origen de la escritura: El punto. Unidad pequeña. De igual modo que las unidades de la lengua escrita o hablada son a su vez pequeñas lenguas. ya lo dijo el compadre Lucrecia mucho antes que todos sus ahijados: El principio de todas las cosas es que las entrañas se forman de entrañas más pequeñas. El hueso de huesos más pequeños… La naturaleza trabaja en lo mismo. La escritura también. Del mismo modo el Poder Absoluto está hecho de pequeños poderes (YES 63).

El dictador es consciente de que la verdad es producto de un método discursivo, es por eso que habla a sus gobernados con formas de la tradición oral.

En Paraguay ha existido un escenario mayor para los relatos orales de corte tradicional que tienen una carga de misticismo y de invención. En Yo, el supremo, a dichos relatos orales se les exige una linealidad y una fidelidad con el hecho histórico en los que forzosa y falsamente se construyen verdades. El Supremo habla y escribe. Posee el poder de la palabra culta y la palabra popular. No puede dejar de hablar porque esto permitiría que otros asuman el control y, a su vez, comiencen a implantar nuevas verdades. Para el Supremo lo real no tiene que ver con convertir lo real en palabras sino hacer que su discurso ficcional sea real. A través de su discurso, se va extendiendo su poder a todos los frentes. Esta prolongación del poder, según Foucault, es "coextensiva al cuerpo social" (Vigilar y castigar 94).

Se ha llegado a discutir si la influencia histórica del patriarca fue o no beneficiosa teniendo en cuenta el aislamiento cultural y económico que sufrió Paraguay durante tan prolongado periodo de tiempo. Sin embargo, lo que sí se puede concluir de manera precisa es que para poder haberse mantenido tanto tiempo en el poder, éste debió haber "producido cosas" y sobre todo debió haberse dado a la tarea de producir discursos que se encargaran de fijar ‘la verdad':

    Cómo te parece que va esto, Patiño. Señor, sus palabras me están haciendo lagrimear, y a través del sudor de los ojos que son las lágrimas, veo turbio pero a la vez muy claramente todo lo que usted dice. Capaz, Señor, porque sus palabras meten dentro de uno las verdades que están afuera… (YES 302).

Lo que hace que el poder, según Foucault, "… sea aceptado, es sencillamente que no pesa sólo como potencia que dice no, sino que cala de hecho, produce cosas, induce placer, forma saber, produce discursos; hay que considerarlo como una red productiva que pasa a través de todo el cuerpo social en lugar de ser una instancia negativa que tiene por función reprimir" (Un diálogo sobre el poder 137). El poder hay que considerarlo como una red productiva que involucra a todo el cuerpo social más que como un elemento cuya función principal es la de reprimir.

El Supremo de Roa Bastos termina por demostrar el uso de un lenguaje caracterizado por la retórica persuasiva. Con esto pudo, por un lado, a nivel interno, mantener sometido al pueblo y por otro, el externo, frenar los deseos expansionistas de sus vecinos a través de un discurso polifónico y ambiguo hasta la saciedad. Esta multiplicidad de voces que pone en juego el Supremo a través de la ironía se puede explicar gracias a la productiva competencia lingüística que hace de su discurso toda una realidad y una manera de dominio concreta. Gaspar Rodríguez de Francia poseía un manejo hábil del discurso de sus subordinados. Así, el Supremo hace uso de un lenguaje que no ahonda en las diferencias sino en las similitudes, de manera que la multitud se sienta incluida. Se está ante un lenguaje que "crea formas de similitud a través de la semejanza y la afinidad" (Foucault).

La novela Yo, el supremo puede ser vista en términos de "artefacto literario" que se crea bajo sus propias leyes al mismo tiempo que se encarga de revisar toda la historia paraguaya. Esta novela va a eliminar la idea de marginalidad de culturas consideradas periféricas otorgando, al final, el lugar preponderante que se le debe a este tipo de saberes - una revisión de culturas consideradas ‘premodernas'. Lo que logra encontrar finalmente Roa Bastos es todo un acervo lingüístico y cultural que pone en evidencia la manipulación sufrida bajo un régimen totalitario:

    Razón que le sobra a Usía. Frente a lo que Vuecencia dice, hasta la verdad parece mentira (YES 6). El diccionario es un osario de palabras vacías… Las formas desaparecen, las palabras quedan, para significar lo imposible (YES 13). Las palabras de mando, de autoridad, palabras por encima de las palabras, serán transformadas en palabras de astucia, de mentira. Palabras por debajo de las palabras (YES 31).

Esta visión agresiva expresada a través de un lenguaje exuberante reorganiza el discurso hegemónico, crea una nueva visión a través de un lenguaje único. Es a través del nivel escrito y del rescate de la oralidad lo que permite hacer una lectura ficcionalizada de Paraguay. Roa Bastos juega con el límite entre la ficcionalización y la historia. Ambas permiten dar una revisión crítica de los sucesos históricos tanto en Paraguay como en Latinoamérica. A pesar de lo paradójico que parezca el rescatar la oralidad a través de la escritura, Roa Bastos termina finalmente atribuyendo un gran valor a la oralidad y reconociendo la incomprensibilidad del lenguaje escrito y la vivacidad del hablado:

    Bribonadas ya escritas por otros. Te alimentas con la carroña de los libros. No has arruinado todavía la tradición oral sólo porque es el único lenguaje que no se puede saquear, robar, repetir, plagiar, copiar. Lo hablado vive sostenido por el tono, los gestos, los movimientos del rostro, las miradas, el acento, el aliento del que habla (YES 59).

Es a través del discurso escrito que la oralidad recobra todo su poder, en definitiva "se escribe sobre lo oral". Esta paradoja radica en apoyarse en todo el prestigio de lo escrito adquirido a través del tiempo y del emisor para crear la duda sobre una realidad previamente establecida. Existe una interrogación permanente entre los sustratos culturales y la lógica imperante que permite ampliar las perspectivas relacionadas con temáticas como la identidad, el desarraigo y la situación política latinoamericana. Es a través del juego lingüístico constante que se rompe con la linealidad lingüística y que se muestra la crisis del lenguaje escrito asociado a los regímenes totalitarios: "No te estoy dictando un cuenticulario de nimiedades. Historias de entretén-y-miento" (YES 60). Las diferentes tipologías discursivas se entrelazan fragmentariamente en la figura del dictador que pretende aglutinar todas las contradicciones y modos discursivos.

Según el Supremo, esta escritura hablada termina por ser una escritura escrita. Es el arte escritural que no es como se cree "… el arte de la floración de los rasgos sino la desfloración de los signos" (61). La escritura desprovee la semanticidad inherente a ella y esto la hace irreconocible. El pasquín pasa a ser otro-yo que amenaza el poder del dictador. La palabra tiene una forma de recuperarse y es a través del habla concreta que se evita cualquier intento de falseamiento de la verdad. Roa Bastos percibe la creación cultural latinoamericana como limitada, encasillada y desprovista de una independencia que abogue por el establecimiento de un acervo cultural propio. El lenguaje ficcional no debe expresar la realidad en palabras sino que debe ser real, la imaginación no pretende "convertir lo real en palabras sino hacer que la palabra sea real" (YES 62). Este acto de creación de una identidad propia tanto en el lenguaje como en la cultura determina la superación de un programa limitado y mecanicista.

Roa Bastos confía en el gran dinamismo de la cultura latinoamericana, que con su propia estética revela un mundo de contrastes cuya multitud de discursos dan razón de una estructura compleja de la narración. Con Roa Bastos, la distancia entre narrador y lector se hace cada vez más corta creando una voz unificadora que interpreta la realidad del texto; no se imita, por lo contrario, se rescata todo tipo de fuente cultural subalternizada. Existe una renovación del mundo moderno, de su perspectiva, de su lógica a través de una cosmovisión que construye identidad. Se transciende una rigidez mediante la recuperación de estas culturas subalternizadas. No hay un solo discurso que represente una lectura hegemónica de la historia; por el contrario, se aboga por la recuperación de un acervo antropológico y cultural que dé cuenta de la realidad cultural latinoamericana: "un fortalecimiento de las que podemos llamar culturas interiores del continente… en la medida que se transculturan sin renunciar al alma" (Rama 71).

Un rasgo inherente a toda la obra de Roa Bastos es su capacidad de desdoblarse, de ver desde aristas diferentes la verdad paraguaya y latinoamericana. Es la capacidad de ver en el otro, en términos de Bakhtin, y del otro de ver en uno lo que hace que su obra sea completa: "No te parece que debí haber mandado a la horca a todos los que dicen servir a la Patria cuando lo único que hacen es robarla a discreción" (YES 353). Hay una revelación de todos los fracasos históricos basados en un lenguaje de mentiras:

    Cristo pagó su fracaso en la cruz. Pilatos se fue a lavar los platos. Sobre este fracaso inicial los falsos apóstoles descendientes de Judas erigieron la falsa religión judeo-cristiana. Dos milenios de falsedades. Pillaje. Destrucción. Vandalismo (YES 350): …la industria del altar ha producido tantas riquezas que parece fábula para mejor reír (YES 345).

Conclusión

La literatura latinoamericana exige un desarrollo de una teoría literaria pertinente que dé cuenta de su variedad y de su especificidad. La necesidad de crear una "nueva Historia" parte de la carencia de un conocimiento efectivo de los procesos que dieron forma a la literatura latinoamericana. Existe la obligatoriedad no sólo de la revaloración del discurso oral sino, en términos de Mignolo, de la visibilización de: "…las áreas culturales subalternas productos de varios estratos de colonización…" junto con "la necesidad de introducir diversos ritmos históricos…" (Historias locales/ diseños globales 269) formándose así un imaginario literario con un anclaje cultural específico. La crítica al pensamiento moderno debe situarse en el rescate de las culturas amerindias que han sido subordinadas por la Modernidad Occidental. Para esto, es imprescindible entender la literatura latinoamericana en función de los varios sistemas que la constituyen, explorando el tema de los sujetos que producen y organizan su historia.

El escritor debe ser visto como el vehículo de voces diversas. En el caso específico latinoamericano, Cornejo Polar afirma que se debe prestar atención a la "compleja textura coral" donde intervienen diferentes racionalidades. Hay, en efecto, un lenguaje alojado en el organismo trans-subjetivo del que el hacedor de literatura no será creador sino, al contrario, heredero y, a la vez, transformador; su obra se sostiene en los lenguajes que él ha aprehendido en su recorrido social: "El autor de una obra literaria (de una novela) crea un producto verbal que es un todo único (un enunciado); lo crea, no obstante, con la ayuda de enunciados heterogéneos, con la ayuda de los enunciados de los otros por decirlo así" (Cornejo Polar, "Sistemas y sujetos" 68).

Cornejo Polar insiste en este aspecto al afirmar que la conciencia de cada individuo se encuentra en el cruce de muchas racionalidades y muchos imaginarios implicando, algunos de estos, un proceso de resemantización de discursos ajenos. Los estudios anteriores se han centrado desde una perspectiva monotemática ya que:

    … el crítico sólo toma en cuenta la línea de cronologías y procesos simbólicos que desembocan en la modernidad corporeizados en la escritura e ignora los estratos culturales otros que también constituyen la historicidad y la temporalidad de la sociedad a la que pertenece Gabriel García Márquez (Moreno Blanco 75).

A partir del proceso de invisibilización de las culturas ágrafas que se inició a partir del descubrimiento de América con la imposición de un pensamiento europeo desligado de la dinámica cultural latinoamericana, se hizo necesario entender que las culturas subalternizadas son sistemas de continua semanticidad que gravitan en una dinámica cultural específica.

Cornejo Polar en el ensayo Los sistemas literarios como categorías históricas muestra el error que ha cometido la crítica literaria latinoamericana al ser incapaz de superar los lineamientos impuestos por el positivismo cuyo análisis es el resultado de una mirada "unilineal" (unidimensional si se quiere en términos de Marcuse), "cancelatoria" y "perfectiva" (19). Todo análisis gira en torno a un tiempo único y abstracto9 cuyo imperativo constante ha sido el "progreso". Concepto de índole típicamente moderno descuidando la existencia "de varias literaturas paralelas" que responden a una lógica multicultural.

La crítica literaria debe dar una nueva mirada no sólo al trabajo literario latinoamericano sino que debe abrir las puertas al llamado que hace Cornejo Polar de la creación de una nueva historia, de una historia otra que incorpore las voces silenciadas en Latinoamérica. Cornejo Polar insiste en que la crítica ha tratado de hacer: "uno de lo diverso y convierte en homogéneo lo que es a todas luces heteróclito, siempre en busca de un Orden tan perfecto y armonioso como hechizo" ("Los sistemas literarios" 19). Los críticos se han encargado de establecer una mirada monotemática que, en gran medida, no expresa la realidad del trabajo literario latinoamericano sino lo que reproducen es un resultado falseado de la realidad latinoamericana concreta. La Modernidad ha tratado de hacer coincidir sistemas marginales ligados a una historia oral con la Historia Occidental Unidimensional.

Ante la intertextualidad presente en la novela latinoamericana cabe la posibilidad de entablar un diálogo entre los textos y los autores. La novela Yo, el supremo de Augusto Roa Bastos apunta hacia un plano de confrontación en el cual todos los hechos están en posibilidad de diálogo. Cuando se amplía la postura hacia diferentes sujetos o momentos históricos, el sujeto dominante del discurso tiene la capacidad de cambiar el centro de atención a diferentes ángulos y perspectivas que permiten una mirada amplia y una sensación de movilidad del presente histórico.

En Yo, el supremo, el narrador o los narradores ponen al lector ante la posibilidad de escuchar diferentes voces que extienden la comprensión del personaje histórico. Existe una permanente confrontación del Supremo con los otros y consigo mismo. En un proceso de auto-reflexión constante que le permite al Supremo percibir un mundo cambiante y difícil de determinar. Mientras el Supremo hace un intento por reescribir la historia, existe, de otro lado, una presencia de rasgos dialógicos que luchan con ese mundo controlado.

La intertextualidad permite que se dé, en muchas ocasiones, una mirada distorsionada que confunde lo real con lo ficcionado. Es tal el grado de distorsión que el personaje del Supremo cae en el ridículo y sus diferentes miradas permiten un conocimiento más profundo de su propia existencia. Todos los discursos presentes en la obra implican una relación de doble vía. La palabra tiene un doble propósito: en un primer momento como referente inmediato del objeto mencionado y en otro como la palabra otra enmarcada en un discurso ajeno que permite entender todo el entramado de la novela.

El poder del Supremo, en parte, reside en la conexión con sus súbditos, y es a partir de las diferentes lecturas de sus súbditos, de sus voces, que la conciencia del Supremo se nutre. Es a través del personaje literario -El Supremo-, de la conformación de su propio discurso que se localizan las voces ajenas. Este diálogo de diferentes voces complementarias permite la comprensión del fenómeno del poder y propone la desconfianza hacia el lenguaje escrito.

El individuo cobra un valor primordial al reorientar los diferentes planos o perspectivas de la realidad. El devenir histórico es el pretexto para demostrar la constante modificación y alteración de la realidad cuyo recorrido va desde la visión oficial hasta la individual. Al ampliarse la perspectiva histórica a través de la narración literaria se satiriza la certeza de transcender y de progresar arraigada en el individuo moderno. La misma interpretación de la historia va a definir la representación y definición que se tiene del sujeto.

A su manera, Roa Bastos valora la individualidad al deconstruir la historia y la cultura desde puntos de vista alternos y a su vez contradictorios. La inclusión de nuevos grupos y voces en su obra posibilita la ampliación de paradigmas preestablecidos. Estas colectividades ausentes y acalladas tienen su oportunidad de proveer al lenguaje su valor multisemántico: "Esto es, producir conocimiento con perspectiva de futuro a partir de categorías de pensamiento que fueron subalternizadas y categorizadas…" ("Diferencia colonial" 22) no sólo a nivel escrito sino también a nivel oral. Estas "nuevas mentalidades" muestran un nuevo tipo de historia incluyente que proviene de estratos plurivalentes. Ante las restricciones instauradas por el poder del dictador, surge una mentalidad popular sumamente divergente que parte de los rasgos esenciales a cada individuo para describir la dinámica propia de la cultura latinoamericana. La novela dialógica, en particular Yo, el supremo, es la forma literaria de construir metáforas que se caracterizan por una apertura indefinida de lenguajes. Esta novela ataca directamente al proyecto de la Modernidad como estructura omniabarcante y encarceladora del individuo al desplazar el rasgo unívoco e implantar el diálogo.


Pie de página

1 Para Marcuse, el problema radica no sólo en la unidimensionalidad sino también en el carácter homogéneo de la sociedad moderna que trastoca todo hasta el punto de poner en duda el mismo concepto de alienación: "De nuevo nos encontramos ante uno de los más molestos problemas de la civilización industrial avanzada: el carácter racional de su irracionalidad. Su productividad y eficiencia, su capacidad de incrementar y difundir las comodidades, de convertir lo superfluo en necesidad y la destrucción en construcción, el grado en que esta civilización transforma el mundo de los objetos en extensión del alma y cuerpo del hombre hace dudosa hasta la misma noción de la alienación. La gente se reconoce a sí misma en sus comodidades; encuentra su alma en su automóvil, en su aparato de alta fidelidad, su casa, su equipo de cocina. El mecanismo que une el individuo a su sociedad ha cambiado, y el control social se ha incrustado en las nuevas necesidades que ha producido" (Marcuse 31).

2 Al igual que el trabajo de Augusto Roa Bastos, la literatura garcíamarquiana tiene como rasgo inherente su "carácter no oficial", lo que le permite negar la entrada al dogmatismo. García Márquez posee un planteamiento literario que se niega a todo tipo de perfección, estabilidad o visión del mundo unilateral. El trabajo literario de García Márquez, al igual que el de Bakhtin y el de Roa Bastos, representa un rechazo directo a cualquier tipo de planteamiento totalitario unidimensional que conduce a una visión sesgada del todo orgánico.

3 La visión de Bakhtin propone un rasgo dialéctico inherente a la existencia social y humana que va en directa contravía con el rasgo unívoco contemporáneo: "The dialogic nature of consciousness, the dialogic nature of human life itself. The single adequate form for verbally expressing authentic human existence is the open-ended dialogue. Life by its very nature is dialogic. To live means to participate in dialogue: to ask questions, to heed, to respond, to agree, and so forth. In this dialogue a person participates wholly and throughout his whole life: with his eyes, lips, hands, soul, spirit, with his whole body and deeds. He invests his entire self in discourse, and this discourse enters into the dialogic fabric of human life, into the world …" (Problems of Dostoievsky 293).
[La naturaleza dialógica de la conciencia, la naturaleza dialógica de la vida humana en sí. La única forma adecuada para expresar verbalmente la existencia humana auténtica es el diálogo siempre abierto. La vida en su misma esencia es dialógica. Vivir significa participar en el diálogo: hacer preguntas, poner atención, responder, estar de acuerdo, etc. En este diálogo una persona participa a través de toda su vida: con sus ojos, labios, manos, alma, espíritu con todo su cuerpo y todas sus acciones. El ser humano invierte todo su ser en el discurso, en el mundo…] (Bakhtin, Problems of Dostoievsky 293).

4 "The catharsis that finalizes Dostoevsky's novels might be - of course inadequately and somewhat rationalistically - expressed in this way: nothing conclusive has yet taken place in the world, the ultimate word of the world and about the world has not yet been spoken, the world is open and free, everything is still in the future and will always be in the future." (Bakhtin, Problems of Dostoevsky 166).

5 "Truth is not born nor is it to be found inside the head of an individual person, it is born between people collectively searching for truth, in the process of their dialogic interaction." (Bakhtin, Problems of Dostoevsky 110).

6 Buenos Aires argumentaba que Paraguay debía anexarse y acatar las órdenes del gobierno central bonaerense cuyo fundamento yacía en la necesidad de integrarse ante la amenaza imperial portuguesa.

7 Una vez más, Bahktin enfatiza en el carácter polisemántico del lenguaje: "A word (or in general any sign) is interindividual. Everything that is said, expressed, is located outside the ‘soul' of the speaker and does not belong only to him [or her]. The word cannot be assigned to a single speaker. The author (speaker) has his own inalienable right to the word, but the listener has his rights, and those whose voices are heard in the word before the author comes upon it also have their rights… The word is a drama in which three characters participate (it is not a duet, but a trio). It is performed outside the author, and it cannot be introjected into the author." (Speech Genres 121-122). [Una palabra (o en general cualquier signo) es intraindividual. Todo lo que se dice, se expresa, se localiza por fuera del ‘alma' del hablante y no pertenece sólo a él [o a ella]. La palabra no puede ser asignada a un único hablante. El autor (hablante) tiene su propio derecho inalienable con la palabra, él que escucha tiene sus derechos, y aquellos cuyas voces son oídas en la palabra antes de que el autor dé con ella tienen también sus derechos… La palabra es un drama en el que participan tres personajes. (No es un dueto, es un trío). Se realiza por fuera del autor y no puede ser introyectada en el autor]. (Bakhtin, Speech Genres 121-122).*Las traducciones contenidas en este ensayo fueron elaboradas por el autor del artículo.

8 "Every utterance must be regarded as primarily a response to preceding utterances of the given sphere ... Each utterance refutes, affirms, supplements, and relies upon the others, presupposes them to be known, and somehow takes them into account... Therefore, each kind of utterance is filled with various kinds of responsive reactions to other utterances of the given sphere of speech communication." (Bakhtin, Speech Genres 91).

9 Único ya que se ha realizado dicho análisis desde una perspectiva occidental monotemática y abstracto porque ha sido incapaz de hallar un anclaje cultural particular.


Lista de referencias

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