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Escritos

versión impresa ISSN 0120-1263

Escritos - Fac. Filos. Let. Univ. Pontif. Bolivar. vol.25 no.55 Bogotá jul./dic. 2017

https://doi.org/10.18566/escr.v25n55.a03 

Artículos

El modelo bioético del personalismo ontológico en la experimentación con animales. Una reflexión filosófica para el cuidado de lo otro1

Bioethical Model of Ontological Personalism for Animal Experimentation. Philosophical Consideration for the Care of the Other

O modelo bioético do personalismo ontológico na experimentação com animais. Uma reflexão filosófica para o cuidado do outro

Luis Fernando Garcés-Giraldo *  

Conrado Giraldo-Zuluaga **  

* Doctor en Filosofia, Summa Cum Laude de la Universidad Pontificia Bolivariana. Investigador Senior según convocatoria 744 de Colciencias. Vicerrector de Investigación de la Corporación Universitaria Lasallista, Caldas-Antioquia-Colombia Correo electrónico: lugarces@lasallista.edu.co. Orcid.org/0000-0003-3286-8704; Scopus Author ID: 57147348300.

** Doctor en Filosofía por la Universidad Pontificia Bolivariana. Coordinador Administrativo de los Postgrados e Investigación de la Escuela de Teología Filosofía y Humanidades de la misma Universidad. Director del grupo de investigación Epimeleia (C). Investigador Asociado según convocatoria 744 de Colciencias. Colombia. Correo electrónico: conrado.giraldo@upb.edu.co. Orcid.org/0000-0003-1885-9158; Scopus Author ID: 55574329000.


Resumen

Entre las diversas inquietudes éticas que preocupan al ser humano, encontramos hoy algunas que nos llaman poderosamente la atención: el amor por la naturaleza, la defensa del medioambiente, la preocupación por la biodiversidad y la bioseguridad. Este ejercicio investigativo ha querido reflexionar sobre un asunto puntual que tiene como centralidad la preocupación bioética por el empleo de los animales en la realización de experimentos que beneficien tanto a los seres humanos como a los animales mismos. El tema del uso bioético de éstos en la experimentación científica ha sido y será de vital importancia para la vida humana. Además, los resultados de las investigaciones ayudarán en el propio bienestar animal, que incide en la salud pública.

Palabras clave: Bioética; Ontología; Método experimental con animales; Modelo de simulación bioético; Personalismo ontológico

Abstract

Among various issues that concern human beings, there are a few that are of current interest and have really grabbed our attention: love for nature, environmental defense, and worries about Biodiversity and Biosecurity. The article considers one particular aspect regarding the bioethical concern of using animals in experiments that might benefit both humans and animals. The problematic aspect of the bioethical use of animals in scientific experimentation has been and will remain crucial for human life. Additionally, the results of this type of research could contribute to animal welfare, which have an impact on public health.

Key words: Bioethics; Ontology; Animal Experimentation; Bioethics Simulation Model; Ontological Personalism

Resumo

Entre as diversas inquietações éticas que preocupam o ser humano, encontramos hoje algumas que nos chamam a atenção poderosamente: o amor pela natureza, a defesa do meio ambiente, a preocupação pela biodiversidade e a biossegurança. Esse exercício de pesquisa quis refletir sobre um assunto pontual que tem como centralidade a preocupação bioética pelo emprego dos animais na realização de experiências que beneficiem tanto os seres humanos quanto os mesmos animais. O tema do uso bioético deles na experimentação científica tem sido e será de importância vital para a vida humana. Além disso, os resultados das pesquisas ajudarão no próprio bem-estar animal, que incide na saúde pública.

Palavras-chave: Bioética; Ontologia; Método experimental com animais; Modelo de simulação bioético; Personalismo ontológico

Introducción

Para este ejercicio investigativo nos hemos servido de Aristóteles como telón de fondo de muchas de estas reflexiones que desean hacer eco de unos postulados que aparecen lejanos, pero que, extrañamente, podrían tener resonancia en lo que se quiere afirmar con este trabajo. De esta manera, se preguntó por los argumentos filosóficos en la propuesta ética aristotélica con los que se puede dar fundamentación para una propuesta bioética en la experimentación científica con el uso de animales. Desde ahora, podemos afirmar que las normas y reglamentaciones que han sido promulgadas en Colombia y en el resto del mundo, a pesar de tener fundamento teórico -aunque insuficiente- no han sido interiorizadas por el humano frente a la responsabilidad que tiene con otros seres vivos que habitan el planeta.

Este trabajo investigativo pretende arrojar resultados que se tornen importantes para las instituciones que utilizan animales en la experimentación; como es el caso de la Corporación Universitaria Lasallista, y de los otros 78 centros de educación superior con los que cuenta la obra lasallista en el mundo. Estas instituciones, y algunas más que trabajan con animales, tienen la necesidad de definir algunos aspectos bioéticos para realizar tales actividades, pero hasta el momento no se cuenta con ellos. En las instituciones donde se forman profesionales en las áreas de las ciencias animales hacen falta algunos elementos bioéticos para hacer de la investigación un trabajo más humano. Uno de estos sería la implementación de un modelo bioético para fundamentar los juicios éticos y las deliberaciones, que se analizan desde los Comités de Bioética para la experimentación con animales. Siendo instituciones que tienen como principio fundador el respeto por los seres humanos y la responsabilidad para con la naturaleza y todas sus formas de vida, esta reflexión, sin duda alguna, pretende brindar elementos de debate académico y científico para seguir trabajando con responsabilidad ética, ambiental y social; para hacer de los profesionales que se forman en ellas seres humanos responsables y bioéticos, seres que manipulan otras formas de vida con respeto por el planeta y por su biodiversidad.

Es escaso encontrar reflexiones en torno a la experimentación con animales que relacione la ética de Aristóteles con el trabajo responsable sobre los animales, situación que suena extraña, dado que en un ambiente técnico y científico como es el de la experimentación científica con el uso de animales se puedan encontrar respuestas desde la filosofía donde se proporcionen los elementos de discusión que se requieren para el desarrollo de este trabajo.

Por tanto, ¿cuáles argumentos filosóficos podrían ser empleados desde la bioética para cuestionar el uso de los animales en la investigación científica que hace el hombre en la actualidad? Es desde esta pregunta de investigación que surge una reflexión consciente de la utilización y los cuidados que se deben tener con los animales en la experimentación científica desde el punto de vista técnico y bioético. Los principios éticos deben generar una mayor responsabilidad en el manejo de los animales de experimentación, que de manera creciente queda bajo la voluntad humana. Los argumentos a favor del buen trato a los animales se extienden mucho más allá del ámbito científico y aspiran a lograr un mejor comportamiento del hombre hacia las distintas formas de vida.

Elementos desde la biología de Aristóteles para la construcción de una bioética para la experimentación con animales

Es en la ética de Aristóteles desde donde se establecieron los referentes filosóficos para la construcción de esta bioética; se partió de diferentes obras de su corpus como son las tres éticas: Ética Nicomáquea, Ética a Eudemo y la Magna Moralia; además de escritos tan importantes dentro de su obra como son: Acerca del alma, Metafísica, Política, Física, Historia de los animales, Partes de los animales, Movimiento de los animales y los Tratados breves de historia natural (Parva Naturalia); estas obras en conjunto promueven al ser humano como parte del reino animal y no como un ser que está por fuera de la naturaleza; vincula al ser humano en el estudio y la investigación de todos los seres vivos.

Se hace necesaria la reflexión sobre la vinculación del ser humano dentro de la investigación de los seres vivos que habitan en el planeta, como un ser que se encuentra dentro de la naturaleza, como vivientes concretos, cuyo ser es vivir. Es importante iniciar con el estudio de la biología aristotélica por cuanto esta tiene implicaciones para los problemas actuales y en especial los de la bioética desde la funcionalidad de los seres vivos. Es en la biología de Aristóteles donde se pueden comprender los vivientes desde su ser, su sobrevivencia y su devenir. Aristóteles en su libro Acerca del alma, no se cuestiona la existencia del alma, sino que da por hecho que el alma existe (sin ninguna connotación religiosa) porque entre los seres naturales, vivientes y no vivientes, existe una diferencia radical que hace que los vivientes tengan actividades y funciones que se cumplen gracias al alma. Es el alma el principio de las facultades: nutritivas, sensitivas, discursivas y motoras; es también, de acuerdo con Aristóteles, aquello por lo que vivimos, sentimos y razonamos. Para Aristóteles en Acerca del Alma:

[...] el alma es lo que diferencia a un ser vivo de un cadáver, es decir, lo que permite al organismo realizar el conjunto de funciones que caracterizan al ser vivo, como la nutrición crecimiento y reproducción, movimiento, sensación y percepción, emoción y pensamiento". Por tanto, las funciones del alma deberán ser las que propicien la vida (Aristóteles, "Acerca del alma" 75).

Asimismo Aristóteles declara en Acerca del alma que: "No es el alma quien se compadece, aprende o discurre, sino el hombre en virtud del alma. El alma es aquello por lo que vivimos, sentimos y razonamos primaria y radicalmente" (Aristóteles, "Acerca del alma" 70)

Para el profesor Alfredo Marcos, uno de los investigadores más importantes del mundo en el tema de la biología aristotélica, afirma en su libro Aristóteles postmoderno:

La biología de Aristóteles tiene, implicaciones claras para problemas actuales. Podríamos considerar las aportaciones que hace a la intelección de la funcionalidad de los seres vivos. También ofrece importantísimas sugerencias en el terreno de la bioética; nos ayuda a las interpretaciones de las cuestiones metafísicas, porque las sustancias propiamente dichas, para Aristóteles, son los vivientes; esta comprensión del ser, en general, tiene las raíces en la comprensión del ser vivo (22).

Este mismo investigador nos dice en su libro Aristóteles y otros animales: "Aristóteles, en su biología, no trabaja sobre la especie ni el género, ni sobre ninguna otra categoría taxonómica; se enfoca en «las diferencias», en los rasgos característicos de los animales" (Marcos, 10).

En Historia de los animales, Aristóteles hace un tratado sobre las diferencias "[...] su objetivo fue de reunir, distinguir y describir las diferencias que requieren explicación, así como investigar su dominio de aplicación, es decir, si son propias de alguno de los grandes géneros o específicas de un grupo menor" (Marcos, 10). Es así como la biología de este pensador, de acuerdo con su objetivo, trata de comprender a los vivientes en su ser y en su sobrevivencia. Al respecto, Marcos nos aclara lo siguiente:

La biología de Aristóteles no tiene como último objetivo2 el estudio de la vida en abstracto, ni de las distintas clases de seres vivos. Ni siquiera podríamos decir con propiedad que se ocupa de seres vivos, es decir, seres que son y que viven, sino de los vivientes, cuyo ser es vivir, cuyo ser y vivir son inseparables, sustancias en sentido propio. Y trata no de clasificarlos o definirlos, sino de comprenderlos en su ser y su devenir (7).

Finalmente, cabe resaltar que Marcos (10), en "Naturaleza y derechos de los animales", da unas bases filosóficas para el estudio del comportamiento animal, fundamentadas en Aristóteles, donde afirma que es uno de los fundadores de las ciencias biológicas y muy especialmente de la zoología.

Argumentos de la ética de Aristóteles para la construcción de una bioética en la experimentación con animales

De la misma manera Aristóteles en su Ética Eudemia dice que:

la función del alma es hacer vivir, y la función de la virtud es dar elementos para la vida buena, que es el bien perfecto y al mismo tiempo la felicidad; además, los mejores fines se encuentran en el alma, y en esta se encuentra el mejor modo de ser, que es la virtud; esta es la felicidad que, a su vez, es la actividad de un alma buena. (Aristóteles, "Ética Eudemia" 36).

Es así como para Aristóteles, citado en su Ética Eudemia: "la virtud es la disposición que resulta de los mejores movimientos3 del alma y es la fuente de las mejores acciones o pasiones" (37). Es por ese modo de ser que somos capaces de realizar los mejores actos y que nos dispone lo mejor posible a un mejor bien y obrar; que está acorde con la recta razón. La definición más clásica de la virtud aristotélica se encuentra en su Ética Nicomáquea, en su libro clásico de la ética define la virtud como:

[...] un hábito electivo que consiste en un término medio relativo a nosotros, regulado por la recta razón en la forma en la que lo regularía un hombre verdaderamente prudente. Es un medio entre dos vicios, uno por exceso y otro por defecto, y también por no alcanzar, en un caso, y sobrepasar en otro, lo necesario en las pasiones y acciones, mientras que la virtud encuentra y elige el término medio. Por eso, de acuerdo con su entidad y con la definición que establece su esencia, la virtud es un término medio, pero con respecto a lo mejor y al bien, es un extremo (Aristóteles, "Etica Nicomáquea" 63).

La virtud es entonces un hábito, una disposición o una actitud para elegir el justo medio, evitando el exceso y el defecto; este término medio apunta al equilibrio entre las pasiones y las acciones. Este justo medio, según Aristóteles, es la recta razón que decide un hombre prudente. Es también, ese modo de ser por el cual el hombre se hace bueno y realiza bien lo que le corresponde; y esta última, se aprende con el ejercicio de los hábitos, con formación, con experiencia y tiempo de ejercitación. Para Aristóteles en su Nicomáquea hay pasiones y acciones que no admiten término medio:

Sin embargo, no toda acción ni toda pasión admiten el término medio, pues hay algunas cuyo solo nombre implica la idea de perversidad, por ejemplo, la malignidad, la desvergüenza, la envidia; y entre las acciones, el adulterio, el robo y el homicidio. Pues todas estas y otras semejantes se llaman así por ser malas en sí mismas, no por sus excesos ni por sus defectos. Por tanto, no es posible nunca acertar con ellas, sino que siempre se yerra. Y en relación con estas cosas no hay problema de si está bien o mal hacerlas, por ejemplo, cometer adulterio con la mujer debida y cuando y como es debido, sino que el realizarlas, es, en absoluto, erróneo. Igualmente lo es el creer que en la injusticia, la cobardía y el desenfreno hay término medio, exceso y defecto; pues, entonces, hay un término medio del exceso y del defecto, y un exceso del exceso y un defecto del defecto. Por el contrario, así como no hay exceso ni defecto en la moderación ni en la virilidad, por ser el término medio en cierto modo un extremo, así tampoco hay un término medio, ni un exceso ni un defecto en los vicios mencionados, sino que se yerra de cualquier modo que se actúe; pues, en general, ni existe término medio del exceso y del defecto, ni exceso y defecto del término medio. (Aristóteles, "Ética a Nicómaco" 63).

En la Ética Eudemia Aristóteles define dos clases de virtud, la ética y la intelectual, así: "Y puesto que las virtudes intelectuales se acompañan de razón, éstas pertenecen a la parte racional, la cual, por tener razón gobierna el alma; en cambio, las virtudes, las virtudes éticas pertenecen a la parte irracional, que, a pesar de ello, por su naturaleza es capaz de seguir la parte racional [...]" (Aristóteles, "Ética Eudemia" 40). Además en su Magna Moralia nos indica que:

La recta razón se da cuando la parte irracional del alma no impide a la parte racional llevar a cabo su propia actividad: entonces la acción será 'según la recta razón'; cuando las pasiones no impidan al entendimiento llevar a cabo su propio trabajo, la acción sucederá según la recta razón (218).

Para Aristóteles, el hombre es principio de todas las acciones; es entonces así como la felicidad radica en el vivir y el actuar bien; esta actividad de por sí será buena, agradable y feliz. Las acciones, donde el hombre es el propio dueño, pueden suceder o no, es posible deliberar sobre ellas y está en nuestras manos hacerlo o no. Este pensador en la Ética a Nicómaco, nos relaciona las acciones justas y buenas así:

Se dice bien, pues, que realizando acciones justas y moderadas se hace uno justo y moderado respectivamente; y sin hacerlas, nadie podría llegar a ser bueno. Pero la mayoría no ejerce estas cosas, sino que, refugiándose en la teoría, creen filosofar y poder, así, ser hombres virtuosos; se comportan como los enfermos que escuchan con atención a los médicos, pero no hacen nada de lo que les prescriben. Y, así como estos pacientes no sanarán del cuerpo con tal tratamiento. Tampoco aquéllos sanarán el alma con la filosofía (59).

Para Aristóteles la auténtica felicidad (eudaimonía) radica en el vivir y el actuar, siendo la actividad del hombre bueno, por sí misma buena, agradable y feliz (Benítez 16). En la Ética a Nicómaco, Aristóteles relaciona las acciones con la virtud y la felicidad, así:

[...] las acciones de acuerdo con la virtud serán por sí mismas agradables. Y también serán buenas y hermosas, y ambas cosas en sumo grado, si el hombre virtuoso juzga rectamente acerca de todo esto, y juzga como ya hemos dicho. La felicidad, por consiguiente, es lo mejor, lo más hermoso y lo más agradable [...] todas ellas pertenecen a las actividades mejores; y la mejor de todas estas decimos que es la felicidad (40).

Es de esta manera como Marcos afirma que:" [...] en la persona virtuosa la acción correcta fluye de modo natural, sin artificiosidades. La virtud se convierte en un modo de ser, pero un modo de ser elegido por cada persona, de la cual cada persona es causante y responsable" (20).

Volviendo a las clases de virtudes, Aristóteles explica de dónde provienen las virtudes, para esto las divide en virtudes de orden ético y virtudes de orden intelectual (o dianoéticas):

La intelectual (dianoética) se origina y crecen principalmente por la enseñanza, y por ello requieren experiencia y tiempo; la ética, en cambio, procede de la costumbre [...] de este hecho resulta claro que ninguna de las virtudes éticas se produce en nosotros por naturaleza; puesto que ninguna cosa que existe por naturaleza se modifica por costumbre. (Aristóteles, Ética a Nicómaco 52)4.

Si bien, se debe aclarar que no hay una lista concreta ni cerrada, en diversas partes de su obra se refiere a diferentes clases de virtudes; este las modificó a lo largo de su vida5. Entre las virtudes éticas se encuentran la liberalidad, la magnificencia, la magnanimidad, la mansedumbre, la amabilidad, la sinceridad, la agudeza, el pudor y la vergüenza, la justicia, la continencia, la amistad, la valentía, la moderación, la benevolencia, la concordia; la dignidad y entre las virtudes intelectuales: la sabiduría, la ciencia, la intuición, la prudencia y el arte. El análisis de cada una de las virtudes nos llevó a comprender que, para la construcción de una bioética para la experimentación con animales, es indispensable que el científico adquiera las virtudes de la continencia, la justicia, el arte (techne), la prudencia y la sabiduría. Estas virtudes son las que debe cultivar el investigador y perfeccionarlas en los actos de manipulación que hace con los animales de investigación. Los elementos por los que se seleccionaron estas virtudes, se presentan en el cuadro de la página 409-412.

Luego de haber reflexionado en torno a las virtudes aristotélicas se hace necesario centrarnos en la bioética misma, en sus principios y en los modelos más utilizados. Haber tomado la ética aristotélica significó recurrir a una ética que se concreta en la vida, por la vida y para la vida. Se nos ha ocurrido proponer que estos planteamientos son iluminadores para una situación problemática como la que se da con el cuidado de los animales que sirven para la experimentación científica y que depende para su solución de una reflexión prudente, justa, continente y sabía que solo el científico formado desde estos principios pueda brindar.

Modelos bioéticos más usados

Es así como con las virtudes seleccionadas se hizo una búsqueda de los modelos más usados en la bioética, para analizarlos y definir qué modelo -o modelos- es el -o son los- más recomendado para proponer una bioética en la experimentación con animales. Existen diferentes modelos bioéticos que se fundamentan en algunos pensamientos, ideologías o enfoques de la ética y la filosofía. Estos modelos parten de una concepción de la racionalidad humana y, en consecuencia, defienden un modo distinto de hacer y justificar los juicios éticos. Las posturas dependen en gran medida de las bases conceptuales desde las que se aborden estos modelos, que han pasado por tres fases6: objetiva, subjetiva e intersubjetiva (Gracia 116). Entre los principales modelos analizados en esta investigación se tienen: modelo sociobiológico o bioética evolucionista, modelo subjetivista o liberal radical, consecuencialismo bioético, principialismo o ética de principios, modelo pragmático utilitarista, modelo personalista con fundamentación ontológica y la ética de las virtudes. De los modelos bioéticos revisados se pueden encontrar semejanzas entre algunos de ellos en lo que se refiere a la reflexión bioética concreta, y los límites existentes entre ellos, a veces, no son tan claros. Las consecuencias en la aplicación de los modelos son muy desiguales y también la jerarquía de va lores a la hora de evaluar las cuestiones debatidas en bioética (León 108). Si bien se han tomado como base para esta reflexión las virtudes aristotélicas, ellas, por sí solas, no podrían darnos la base para resolver situaciones concretas de un modo correcto de acuerdo con las acciones de los profesionales que experimentan con animales. Por esto existen críticas a la ética de la virtud por considerarla insuficiente para conseguir un sistema moral unitario y porque no sería capaz de determinar en situaciones concretas el modo correcto de actuar (Requena 123). Díaz, refiriéndose a las inconsistencias que puede traer un modelo bioético basado solo en la ética de la virtud, nos indica que:

Una ética pura de la virtud que por sí misma trate de fundamentar la moralidad y postular reglas para la acción es inconsistente, porque tanto en su estructura de justificación como en el método para guiar la acción correcta es inevitable la referencia a conceptos normativos. La virtud necesita del deber para afirmarse, del mismo modo como el deber necesitar de la virtud para hacer justicia a la dimensión personal que trasciende la acción (115).

Lo que se ha venido proponiendo en esta reflexión, es la necesidad de plantear un modelo bioético diferente para tener en cuenta en el momento de experimentar con animales para el beneficio del hombre. Pero, ¿cómo encaja aquí un modelo personalista si lo que se va a tratar son animales no humanos? Tenemos claro que es en la posibilidad ética del hombre que es persona, por ser libre, en quien se debe fomentar un modelo bioético personalista desde una perspectiva ética de la virtud. Por tanto, consideramos que se debe desarrollar una bioética para la experimentación con animales cuya atención esté dirigida a desarrollar los rasgos del carácter de los científicos que conviene tener para ser «éticamente buenos», y no solo generar reglas y principios que se deben adoptar para «obrar bien». A nuestro juicio, esto se consigue uniendo los modelos personalistas con la ética de la virtud; es decir, un modelo bioético personalista ontológico con fundamentación en las virtudes de carácter aristotélico. Es así como se considera pertinente insertar la ética de la virtud dentro de la bioética personalista ontológica debido a que ella hace referencia al bien de la persona y al significado moral del acto. García nos indica al respecto:

La ética personalista, incluyendo dentro de ella a la ética de las virtudes, puede reconocerse como una moral de primera persona. Esto significa que el profesional se involucra personalmente y desde su propio criterio moral en el acto que lleva a cabo, significa que está consciente del significado moral del acto en sí y de la responsabilidad personal que le cabe en él, lo cual constituye la moral de primera persona; una actitud que sin suprimir las normas va mucho más allá de ellas, en lenguaje aristotélico supone el ejercicio de la virtud (7).

Se examinaron diferentes posiciones de autores referidas a la posibilidad de asumir un modelo bioético basado en la virtud o si, por otro lado, solo se tomara el modelo con el personalismo ontológico; ambos modelos pueden ser una complementación importante dado que la virtud, aislada, no es suficiente, porque no propone principios para resolver los casos en bioética; además, los principios, por sí solos, no bastan, puesto que muchas veces son generales y a veces abstractos para la toma de decisiones. Es decir, para la bioética personalista ontológica, la virtud establece una reflexión importante que puede mejorar un modelo bioético en cuanto a los ámbitos de aplicación de esta disciplina; ambas pueden corregir errores de cada una, por cuanto puede convertirse muy posiblemente en un desarrollo de principios técnico-científicos. Esta combinación puede ser una alternativa universal para la complementariedad entre principios y virtudes que deben estar siempre presentes en la toma de decisiones de un científico responsable que experimente con animales. Sin duda alguna, en nuestra reflexión, se descubre cómo los principios del personalismo ontológico son unas guías de actuación que requieren de la virtud para realizar una correcta deliberación en los casos bioéticos.

La bioética personalista con énfasis en las virtudes debe reconocer una vinculación con la naturaleza en general -animales, plantas, el ecosistema total-y no se debe dejar determinar por una visión tecnocientífica con intenciones utilitarias y manipuladoras. Se debe conducir el ecosistema hacia la plenitud y hacerlo usándolo y desarrollándolo con reverencia, benevolencia y justicia en relación con las diversas necesidades humanas de esta generación y de las futuras (Lugo 188). Debemos aclarar que el modelo que se propone para la experimentación con animales tiene como principal protagonista a la persona dentro de un modelo bioético personalista, y en ello, justamente, radica lo novedoso de este modelo propuesto. Se aclara, además, que en este trabajo investigativo siempre se ha puesto la superioridad ontológica del ser humano frente a los animales y las cosas; interesa buscar, un soporte filosófico de una corriente que respete la visión general del hombre y le apueste a la dignidad humana, pues siempre se ha considerado a la persona como ser preeminente en la naturaleza y centro de todo lo creado.

Es por eso que no vemos extraño que se utilice una corriente filosófica donde se tome a la persona como el vértice de las soluciones a los problemas bioéticos, pues la persona, dotada de razón, debe cuidar y respetar otras formas de vida, como es el caso de los animales. Sgreccia, hablando sobre la importancia de incluir dentro de la bioética personalista el cuidado de los animales y del medio ambiente, nos dice:

En el momento cultural actual, el pensamiento filosófico sobre la persona está llamado a atender también la instancia ecológico-ambiental, es decir, la responsabilidad respecto a los animales y el ecosistema tanto en sentido sincrónico como diacrónico, mirando hacia la proyección futura. Se trata de elaborar una especie de "personalismo de la biósfera" que amplifique e incremente la responsabilidad en sentido "total", comprendiendo la necesidad de un reconocimiento de los deberes para con todos los seres vivientes (plantas, animales, y tierra). Un personalismo que no atenúe su fundamentación realista y ontológica y que se abra a nuevas provocaciones planteadas por el progreso científico y tecnológico (121).

De esta manera, el modelo bioético personalista con fundamentación en la virtud propuesto para la experimentación con animales, que une los principios del personalismo ontológico con las virtudes aristotélicas, sin olvidar los principios universales de las «tres erres», se considera el mejor modelo bioético para resolver los problemas que se presentan para la actualidad en la investigación con animales.

Se debe reflexionar en torno a la manera como estos postulados se incluirán en el modelo bioético seleccionado. Los principios del personalismo ontológico que se utilizarán en el modelo bioético propuesto son: el principio de la defensa de la vida física, el principio de la libertad y la responsabilidad, y el principio de la solidaridad y la subsidiariedad. Se aclara que el principio de la totalidad, o terapéutico, no se propone para la construcción de este modelo bioético por cuanto es un principio que se funda en el hecho de la corporeidad humana como defensa del cuerpo humano ante una intervención de un paciente con el objetivo de salvar el todo o parte del cuerpo; es un principio muy específico de la terapia médica para humanos donde se requiere de consentimiento informado por parte del paciente, factor que es imposible en los animales.

Para entender de una mejor manera el modelo bioético personalista ontológico con fundamentación en la virtud se tendrán dos niveles dentro de este modelo: el primero está compuesto por los principios del personalismo ontológico que dan la condición al modelo de ser de primera persona, y permiten la condición de entrada al modelo; es decir, el científico que experimenta con animales se involucra con sus propias acciones y criterios éticos en el acto que lleva a cabo y es consciente del significado del acto que está desarrollando y de su grado de responsabilidad en los actos. En el segundo nivel se encuentran las virtudes, que son las que, sin duda alguna, desarrollan el carácter del investigador y ejercitan los hábitos buenos; estas virtudes estarán permeadas por los principios de las tres erres para un mejor obrar y actuar del científico; es decir, en el científico que experimenta con animales siempre tienen que estar presentes los principios de las tres erres en el momento cuando hace uso de cada una de las virtudes. En el siguiente esquema se presenta de manera resumida dicho modelo:

Es importante, para la resolución de los problemas bioéticos que se presentarán en la experimentación con animales establecer una metodología desde la ética personalista ontológica con fundamentación en la virtud, donde se describan los pasos a seguir para la resolución de casos concretos por este modelo. Una de las preocupaciones que ha tenido la bioética en los últimos años ha sido la metodológica7: encontrar procedimientos o métodos de análisis de los problemas éticos, que permitan su estudio racional y la toma de decisiones correctas (Gracia 85). Susana María Vidal al hablar de los nuevos retos de la bioética sostiene que en la actualidad esta debe tener dos momentos, uno reactivo y otro recreativo, indica que:

Sin lugar a dudas de un momento "reactivo" o contestatario a los modelos tradicionales que ofreció la bioética inicialmente, devino un momento "recreativo" (o más bien creativo), que dio lugar a innumerables novedades y representaciones en una bioética interdisciplinaria, plural y transcultural que ofrece una mirada renovada. La reacción inicial plantea una visión de la bioética desde una perspectiva universal de justicia y respecto por los derechos humanos, que sea al mismo tiempo capaz de dar respuesta a las necesidades locales y su dimensión histórico-cultural, respetando las diversidades y la complejidad. La recreación tiene la tarea de reflexionar críticamente sobre una ética aplicada que sea capaz de: ampliar su campo objeto de estudio, reevaluar las metodologías que emplea tanto para el análisis, la toma de decisión como la educación en bioética, y finalmente redefinir los fundamentos desde los cuales estos métodos puede ser tematizados (141).

Es importante para este modelo bioético que las decisiones que se tomen dentro de este no sean de tipo subjetivo y que se pueda contar con un método claro que se establezca desde las dos corrientes filosóficas que hemos propuesto como modelo para la experimentación con animales. Gracia nos indica que: "[...] existe la creencia, no por generalizada menos errónea, de que en cuestiones morales no hay modo de establecer criterios objetivos, razón por la cual las decisiones han de reglarse al ámbito de lo meramente subjetivo y privado" (85).

Conclusiones

Es importante dejar claro que podría ponerse en duda el tipo de modelo seleccionado durante el ejercicio investigativo; se encuentran las bases suficientes dentro del personalismo ontológico por ser el ser humano quien tiene, dentro de su racionalidad como ser pensante, las obligaciones con la naturaleza y en especial con el cuidado de los animales, que le da la responsabilidad ética como sujeto que delibera con la recta razón y que está capacitado para distinguir entre lo bueno y lo malo de sus acciones. Esto, por supuesto, se lo entrega la virtud aristotélica al ser esta la que afirma en el hombre la adquisición de hábitos para la realización correcta de sus obligaciones individuales, sociales y con la naturaleza. Frente a esto conviene anotar que el proceso evolutivo ha permitido que la especie humana haya adquirido conciencia de la realidad; y en esta adquisición, el hombre se ha dado cuenta de que es libre y que es persona. De aquí que, en su posibilidad de libertad, es el único ser capaz de no depender de las cosas. Mientras los animales no humanos dependen de ellas -pues están supeditados a ellas-, los humanos podemos prescindir de ellas. Este rasgo ético nos hace personas responsables de todos aquellos seres no libres, no éticos. Estos argumentos abonan a la confirmación de la posibilidad de la propuesta de un modelo bioético personalista ontológico para el cuidado de los animales que se emplean en la experimentación científica.

La investigación realizada nos proporciona unas bases que podrían ser propuestas como cimientos para las instituciones educativas o los centros de investigación donde se experimenta con animales en su labor cotidiana, en lo que se refiere a la aplicación del modelo y la metodología bioética personalista con fundamentación en la virtud que se propone. Suena extraño: el pensamiento del Estagirita es actual. Los retos de la tecnociencia nos obligan a citarlo a pesar de la distancia histórica. Este ejercicio investigativo se ha visto obligado a recurrir a la tradición. Con toda seguridad, los problemas que las generaciones futuras enfrentarán un mañana exigirán la revisión de lo que los grandes pensadores del pasado han aportado ya. Queremos reafirmar que la preocupación que aquí nos entretuvo fue filosófica y que seguramente hemos dejado abiertas nuevas posibilidades para la solución de otros problemas surgidos de la reflexión y propuestas a las que hemos dado vigencia con nuestra labor investigativa dedicada a un asunto bioético.

Lista de referencias

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1 Artículo de reflexión derivado de la Tesis para optar al título de Doctor en Filosofía de la Universidad Pontificia Bolivariana: "Bioética de la experimentación con animales a partir de la ética de Aristóteles. Una reflexión filosófica para el cuidado de lo otro".

2 Marcos, en este mismo texto, advierte que los objetivos que movieron a Aristóteles, no fueron buscar clasificar los animales, los que existen en su obra tienen "un carácter meramente instrumental". No estuvo interesado en definir especies. Su objetivo principal "reside en la comprensión de cada viviente" (7).

3 Para Aristóteles en su libro sobre El movimiento de los animales: "los principios causantes del movimiento son el deseo, el pensamiento, la imaginación, la elección, la voluntad" (138). Además, en su Ética Nicomáquea Aristóteles considera que "el principio de la acción es pues la elección y el de la elección es el deseo y la razón (163). Es así como la acción para Aristóteles es movimiento.

4 Pallí, quien tradujo la Ética a Nicómaco, afirma que: "La costumbre es primordial en la adquisición de la virtud, pero la naturaleza desempeña también su papel en la capacidad natural para adquirir y perfeccionar las virtudes o vicios" (52).

5 Es el caso de la Retórica de Aristóteles, donde afirma que: "Y partes de la virtud son: justicia, valentía, templanza, magnificencia, magnanimidad, liberalidad, prudencia, sabiduría (36). Otro ejemplo es la Magna Moralia, donde se describen las virtudes morales: valentía, moderación, mansedumbre, generosidad, magnanimidad, esplendidez, justa indignación, dignidad, pudor, gracia, amabilidad, sinceridad, justicia y las virtudes intelectuales: ciencia, prudencia, intelecto, sabiduría, suposición.

6 García explica lo siguiente: "Existen tres tipos de racionalidad en la historia del pensamiento occidental: la racionalidad objetiva (típica del pensamiento naturalista griego), la racionalidad subjetiva (que surge con la modernidad y el cogito cartesiano, y que pone a la subjetividad como punto de referencia) y la racionalidad intersubjetiva (que surge a partir de la crisis de la razón acaecida en el siglo XIX y continuada en el XX, y que coincide con la muerte de Hegel)" (37-38).

7 Gracia nos recuerda: "En esto la bioética no hace excepción a las demás disciplinas intelectuales o científicas, ya que en todas ellas los avances metodológicos acaban siendo siempre los más importantes. El descubrimiento de nuevas metodologías acelera el paso de las ciencias hasta el punto de desencadenar auténticas revoluciones científicas" (85).

Recibido: 31 de Mayo de 2016; Aprobado: 13 de Mayo de 2017

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