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Escritos

Print version ISSN 0120-1263

Escritos - Fac. Filos. Let. Univ. Pontif. Bolivar. vol.28 no.61 Bogotá July/Dec. 2020  Epub Apr 26, 2021

https://doi.org/10.18566/escr.v28n61.a06 

Artículos

El amor líquido en las relaciones de pareja: hacia la utopía viable de la alegría del amor. Aproximación desde Zygmunt Bauman y el Papa Francisco

Liquid Love in Relationships: Towards the Viable Utopia of Happiness within Love. A Standpoint from Zygmunt Bauman and Pope Francis

Edgar Enrique Velásquez Camelo1 

1Licenciado en Filosofía y letras de la Universidad Pontificia Bolivariana, Colombia. Actualmente estudiante de último semestre de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana, Colombia, en la modalidad de pregrado "Bachillerato canónico". Artículo reflexivo derivado de proceso de investigación. Correo electrónico: evelasquez@sdbcob.org


RESUMEN

El objetivo del presente artículo, derivado de un proceso de investigación documental, es realizar una aproximación a las dinámicas de las relaciones de pareja desde lo líquido y, de este modo, descubrir cómo aprovechar las crisis, dificultades y problemas como una posibilidad para superar la lógica del amor líquido bajo la categoría de utopía viable. Las dinámicas amatorias de las relaciones de pareja han sido objeto de reflexión de diversos campos de acción académica. De ahí que, el aporte del sociólogo y filósofo Zygmunt Bauman al referirse acerca de la liquidez del mundo actual, metáfora que indica uno de los aspectos de la realidad social, no pueden pasar desapercibidos, ni mucho menos dejados a un lado por las consecuencias sociales al aceptar que están al acecho de la inestabilidad, la incertidumbre y la huida al compromiso en las relaciones de pareja. El amor líquido hace parte de los elementos que configuran la cultura del descarte; así como el Papa Francisco en la carta encíclica Laudato Si', sobre el cuidado de la casa común, advirtió la relación entre el descarte de objetos con el desecho de las personas, así puede pasar en las relaciones de pareja: en muchos casos no existe la intención de un vínculo perdurable porque se corre el riesgo de fracasar en la relación. Hoy son más llamativas las relaciones virtuales, de bolsillo, descartables que satisfagan la abrumadora realidad de la soledad o el desfogue pulsional erótico. La utopía viable del amor es posible cuando se reconoce en las crisis y problemas una oportunidad para madurar en la vivencia del amor en la pareja.

Palabras clave: Zygmunt Bauman; Papa Francisco; Amor líquido; Fragilidad; Cultura del descarte; Utopía viable

ABSTRACT

The purpose of the article, based on a documentary analysis, is to review the dynamics of the relationships form the perspective of liquid love and find out how to take advantage of the crisis, difficulties, and problems to overcome the logic of liquid love through the category of viable utopia. The dynamics of love within relationships have been the research object of several fields. Thus, the contributions of the French philosopher and sociologist Zygmunt Bauman when he refers to the liquid modern world, which is but only one feature of social reality, cannot go unnoticed or set aside due to the social consequences of accepting that relationships are subject to instability, uncertainty, and erosion of commitment. Liquid love is one of the elements that shape the throwaway culture. Just like Pope Francis warned in his encyclical Laudato si' about the relation between unwanted items and unwanted people, which are both discarded as waste; the same might be also the case with relationships: In many situations there is no intention of long-term relationships due to the fear of failing. Today, virtual, disposable relations that satisfy the overwhelming reality of loneliness are more attractive. The viable utopia of love is possible when we acknowledge that in the crisis and problems there is opportunity to grow thanks to the love in couple.

Keywords: Zygmunt Bauman; Pope Francis; Liquid Love; Fragility; Throwaway Culture; Viable Utopia

Introducción

El objetivo del presente artículo, derivado de un proceso de investigación documental, es realizar una aproximación a las dinámicas de las relaciones de pareja desde lo líquido y cómo aprovechar la crisis que comporta dichas relaciones como una oportunidad. ¿Cuáles son las características del amor en la modernidad líquida? El amor líquido en las relaciones de pareja ha configurado, en la actualidad, la forma en que se gestan y se mantienen los lazos afectivos:1 se huye al compromiso para siempre, se prolifera en el ambiente social la cultura del descarte y no se quiere aceptar las crisis y dificultades de los vínculos amorosos; esto debido al impacto ideológico y social de la cultura del descarte,2 de la cultura de la virtualidad real,3 la globalización, la manipulación tecnocrática,4 la sociedad de consumo5 y de los diversos sistemas de creencias que configuran el complejo entramado social contemporáneo6 que han diluido el amor.

Los resultados del presente artículo son de carácter interdisciplinar, en donde confluyen los aportes de la teología, la filosofía y la sociología. Así las cosas, el método, de igual forma, debe responder a las exigencias de la relación de estos diferentes campos del saber. Por esta razón, desde el enfoque hermenêutico se seguirán estos pasos: explicar, interpretar y actualizar.

La hermenéutica se encarga, sobre todo, de la interpretación de los textos fijados en la escritura y, así mismo, de la develación del sentido patente y latente en ellos. Lo patente es el mundo del texto desplegado ante el lector, y lo latente son las posibilidades interpretativas de acuerdo con el contexto donde se ubica el intérprete.

La exégesis nos ha acostumbrado a la idea de que un texto tiene varios sentidos, que esos sentidos se imbrican el uno en el otro, que el sentido espiritual es 'transferido' (los traslata signa de san Agustín) del sentido histórico o literal, por exceso de sentido de éste. Schleiermacher y Dilthey nos enseñaron igualmente a considerar los textos, los documentos y los monumentos como expresión de la vida fijadas por la escritura; la exégesis rehace el trayecto inverso de esa objetivación de fuerzas de la vida, primero, en las conexiones psíquicas, luego, en los encadenamientos históricos. Esta objetivación y esta fijación constituyen otra forma de transferencia del sentido.7

El sentido del texto es, de alguna manera, el producto final de un proceso hermenéutico. No se trata solo de dar cuenta del contenido de los textos, sino de descubrir las posibles interpretaciones en el contexto por medio de un diálogo interdisciplinar. Si, por ejemplo, un tema como al amor líquido y la alegría del amor es abordado desde diferentes enfoques, según el área de estudio, al unir las múltiples voces sobre el tema se puede correr el riesgo de malinterpretar el sentido final; estamos ante el asecho de la pluralidad y la ambigüedad.8

La función crítica de la hermenéutica es "llevar a cabo un verdadero arbitraje entre las pretensiones totalitarias de cada una de las interpretaciones."9 Este arbitraje entre las múltiples formas de comprensión tiene como eje central los dinamismos entre explicar y comprender, en donde la interpretación juega un papel relevante. La explicación es la parte objetiva del proceso, la interpretación es el momento contextual y, por último, la actualización corresponde al carácter aplicativo del proceso hermenéutico. En últimas, la actualización es dar cuenta del sentido de un texto en los códigos culturales, sociales, políticos y hasta religiosos en donde se encarna el proceso interpretativo, no solo en los contextos geográficos, sino también en las realidades existenciales de las personas.

Ahora bien, el proceso entre explicar, interpretar y actualizar no es un proceso lineal sino holístico. En la explicación sucede la interpretación y a su vez la actualización; también, la interpretación sucede por la explicación, en buscas de actualizar el sentido del texto; y, por último, se actualiza solo cuando el texto ha sido explicado e interpretado. Dicho de otra manera, entre explicar, interpretar y actualizar hay una relación interdependiente, porque no se excluyen en el proceso hermenéutico desde su especificidad y orientación.

Marco teórico

La liquidez de las relaciones: huida al compromiso

Zygmunt Bauman destaca que una de las características de la edad actual es la liquidez.10 Sin caer en reduccionismo, ni creer que el mundo social y el mundo de la vida está inmerso en la fluidez informe de un caudal sinsentido, la liquidez se puede considerar como una característica parcial, no totalitaria de la época actual:11 no podemos enfrascar el mundo social en una categoría. De todos modos, la liquidez nos ofrece un punto de vista interesante para comprender las dinámicas del mundo social y el mundo de la vida:

La instantaneidad (anular la resistencia del tiempo y 'licuificar' la materialidad de los objetos) hace que todo momento parezca infinitamente espacioso, y la capacidad infinita significa que no hay límites para lo que puede extraerse de un momento... por breve y 'fugaz' que sea. El 'largo plazo', al que aún nos referimos por costumbre, es un envase vacío que carece de significado; si el infinito, como el tiempo, es instantáneo, 'tener más tiempo' puede agregar muy poco a lo que el momento ya nos ha ofrecido. No hay mucho que ganar con las consideraciones 'a largo plazo.' La modernidad 'sólida' planteaba que la duración eterna era el motor y el principio de toda acción; en la modernidad 'líquida', la duración eterna no cumple ninguna función. El 'corto plazo' ha reemplazado el 'largo plazo y ha convertido la instantaneidad en ideal último. La modernidad fluida promueve al tiempo al rango de envase de capacidad infinita, pero a la vez disuelve, denigra y devalúa su duración.12

Quizás uno de los rasgos en donde se puede identificar con facilidad la liquidez de la época actual es en la comprensión del tiempo.13 Hoy en día resulta inútil, según Bauman, pensar a largo plazo.14 En contraposición, podemos analizar cómo la lógica empresarial actual, llevada de forma magistral por la gestión de calidad, piensa la institución como un proyecto, cuyo dinamismo implica la programación del corto, mediano y largo plazo. Lo anterior, que podría ser aplicable al mundo institucional, ¿equivale de la misma forma para las relaciones humanas? Quizás en el mundo empresarial todavía persista una lógica del largo plazo o, por lo menos, de proyecto; pero la dinámica dentro de la institución nos revela su vulnerabilidad más notable: el trabajador permanece poco tiempo, cada vez son escasos los contratos a término indefinido y cada vez es más creciente el hecho de que las las personas no quieren ser presas de la institución.

Podemos identificar una doble tensión: por un lado, el mundo social se quiere pensar a largo plazo por medio del proyecto y la gestión de calidad y, por otro lado, en el mundo de la vida, de las relaciones interpersonales lo durable y perpetuo no tiene cabida. ¿Hay alguna razón? Una de las posibles causas de esta lógica es el influjo arrasador del desarrollo tecnológico comunicacional entre las personas, en donde el tiempo y el espacio desaparecen y configuran un espacio de flujos15 cuya dinámica variable y a la vez infinita crea y recrea las relaciones de hoy.16

Debido al impacto del capitalismo informacional y de la sociedad de consumo, se instaura el modus operandi de la cultura del descarte17. Las relaciones de pareja se entienden desde la lógica de lo líquido, ya sea por el influjo de las tecnologías en la instauración de la cultura de la virtualidad real,18 o por la determinación de la cultura del descarte.

El amor en tiempos del Internet ha gestado nuevas formas de relación dentro de la fluidez y lo instantáneo.19 Bauman, en Amor líquido, no alcanzaba a dimensionar el influjo de las redes sociales respecto a la dependencia excesiva; sin embargo, es notable, por el influjo de dispositivos20, que Bauman mencione el impacto de la virtualidad en las relaciones de pareja. Una relación líquida-virtual no está exonerada de los problemas de ansiedad e inseguridad a veces inevitables de los vínculos amorosos:

Que los compromisos no signifiquen nada cuando las relaciones dejan de ser fiables y no es probable que duren, nos predispone a reemplazar parejas por redes. Pero, una vez las cambiamos, nos damos cuenta de que estabilizarnos se vuelve incluso más difícil (y, por lo tanto, menos atrayente) que antes: ahora echamos de menos aquellas habilidades que lo harían (o podrían hacerlo) posible. Estar en movimiento- algo que antes era un privilegio y un logro- se convierte en una obligación. Mantener la velocidad- algo que antes era una aventura vivificante- se transforma en una tarea extenuante. Y lo más importante de todo: esa molesta incertidumbre y esa irritante confusión que la velocidad supuestamente debía ahuyentar se niegan a desaparecer. La facilidad de la desvinculación y la de la rescisión a voluntad no reduce los riesgos, sino que solo distribuye de manera diferente esos riesgos y las ansiedades que de ellos se desprenden.21

El amor líquido es volátil y pasajero, en donde el tiempo se siente en su instantaneidad22 y el proyecto queda reducido a la satisfacción provisional de los caprichos, muchas veces inmaduros, de las relaciones. La volatilidad de la experiencia del amor en la época actual vuelve inestable el futuro de las relaciones; lo único valioso, desde esta lógica, es el instante:

La definición romántica del amor como algo que dura 'hasta que la muerte nos separe' está sin duda pasada de moda: ha superado su fecha límite de consumo preferente debido a la radical renovación que han experimentado las estructuras de parentesco a las que servía y de las que extraía su vigor y su importancia.23

Las estructuras de parentesco de antaño tenían como base la producción y el trabajo; por eso tener muchos hijos, en otros tiempos, no era una bendición, como lo entiende el mundo semita,24 sino garantía de prosperidad y sostenibilidad económica.25 Las relaciones de parentesco en la actualidad son licuadas por la dinámica económica del capitalismo, porque el modelo de aglomeración humana ya no es el campo sino la ciudad; no se puede hablar de relaciones durables debido a la inestabilidad del mismo sistema económico: hoy se puede tener grandes beneficios financieros y mañana estar a la voluntad del precio del dólar.

La unión marital se ha convertido en una apuesta incierta cuyos alcances a largo plazo no se pueden medir, por la incertidumbre de la relación; la idea de tener hijos es una empresa cuyos límites superan el cálculo del mercado.26 La separación en una pareja se daba por la muerte, hoy es consecuencia de la inestabilidad de las finanzas, por el deseo insatisfecho de la novedad,27 por la falta de comunicación y la búsqueda incesante de un amor garantía de dignidad: "El amor es un préstamo hipotecario suscrito a cuenta de un futuro incierto e inescrutable"28

La huida a un compromiso para toda la vida es reflejo de la inestabilidad de nuestro tiempo. No se quiere correr el riesgo que comporta las relaciones de pareja por los problemas de falta de comunicación, entendimiento, dificultades económicas, el orgullo, las inseguridades y ansiedades, entre otras. ¿No es la relación, con sus problemas, dificultades y crisis, el escenario privilegiado para la maduración tanto personal como colectiva? El aguante en las relaciones de pareja, como el pensamiento generalizado no-especializado29 lo llama, no es legítimo. Una relación tipo aguante es inauténtica.

Ahora bien, no se puede huir al primer problema. Si bien el ritmo de la vida social va a pasos acelerados,30 no sucede así con la maduración de una persona: los procesos humanos son lentos. La incertidumbre de un compromiso sin pretensión de ser a largo plazo es quizás una apuesta fútil en la actualidad. Quien acepte esta condición en medio de la incertidumbre en las relaciones, se expone a la decepción en la experiencia de pareja:

Un compromiso (con una relación) que 'no significa nada a largo plazo", ¡Siendo ambas partes conscientes de ellos, además, es una espada de doble filo! Hace que el hecho de que mantengas la inversión o renuncies a ella sea una cuestión de cálculo y decisión de la propia persona, aunque no hay ninguna razón para suponer que tu pareja no vaya a desear, llegado el caso, ejercer una potestad discrecional similar y no vaya a ser libre de hacerlo si lo desea y cuando lo desee.31

Hoy se puede notar cómo la dinámica de las relaciones desde lo líquido lleva al descarte mutuo de las personas. La conciencia de esta realidad es problemática, de principio, porque el descarte no es unidireccional: la persona que descarta puede ser, del mismo modo, rechazada con un fuerte ¡adiós!;32 pero no un adiós de separación, sino de desprecio: "Las 'relaciones de bolsillo' son la encarnación misma de lo instantáneo y lo desechable."33 Esta lógica perversa reduce al otro a una cosa que se puede consumir. Anthony Giddens en su libro Transformación de la intimidad hace una aproximación a aquello que llama relaciones puras que se definen como experiencias que tienen como presupuesto el uso del otro;34 Zygmunt Bauman, desde esta propuesta, hace énfasis en el carácter descartable de estas relaciones cuando el otro se convierte solo en objeto de satisfacción personal.

De las relaciones desechables pasamos a las relaciones inciertas, en donde el miedo a apostarle a un proyecto a largo plazo sea más intenso por el temor al fracaso. El mundo empresarial del capitalismo informacional35 no actúa a la suerte: cada paso es calculado.36 En la modernidad líquida está dinámica también se evidencia en las relaciones contractuales con las empresas. También en las relaciones interpersonales sucede así, porque están expuestas a la incertidumbre de la sorpresa y la novedad. A veces las parejas quisieran saber de antemano el futuro de la relación, pero:

[n]o hay modo de saber- al menos, no con antelación- si vivir juntos terminará siendo una gran avenida o un callejón sin salida. Se trata simplemente de recorrer los días como si tal diferencia no importara; es decir, de un modo que haga que la cuestión de si es lo uno o es lo otro resulte irrelevante.37

Ante esa sensación de incertidumbre aquello que se puede hacer es seguir la vida como si no existiera la posibilidad del fracaso. ¿Por qué? Porque las relaciones humanas de por sí son vulnerables y pueden desembocar en la frustración. No vale la pena desgastar energías pensando si la relación tendrá éxito o no; solo basta el presente como único escenario existencial en donde las parejas se pueden ocupar para ser fieles a pesar del influjo contracultural. El futuro es incierto38 y aunque en el mundo empresarial exista análisis de riesgos y protocolos de suguridad para momentos de crisis, las relaciones de pareja se escapan de esa lógica.

Si las relaciones de bolsillo provocan la huida al compromiso, también pasa con las relaciones inciertas: "La incredulidad ante la unidad, que alimenta y, a la vez, se alimenta de la patente insuficiente de las herramientas disponibles, aleja a las personas entre sí e incita el ansia de huir."39 Darse cuenta de la cruda realidad del otro, su situación existencial, su personalidad, defectos y demás elementos, puede hacer desistir en el compromiso para siempre, porque se puede pensar su perpetuidad expuesta a la sensación insoportable del aguante. La opción libre del 'para siempre' se entiende, en el contexto de este trabajo, de otra manera: como un conjunto de etapas cuyo crecimiento va directamente proporcional al grado de madurez de los dos. Si un compromiso es para siempre solo tiene sentido si está en continua transformación.

Y, por último, las relaciones virtuales son otro modo del amor líquido en la actualidad. La cultura de la virtualidad real, tal como lo plantea Manuel Castells, configura un espacios de flujos cuyo caudal conduce el líquido sin forma de la época actual. Perviven dentro de ese caudal los proyectos inacabados de la modernidad, cuya promesa de sostenibilidad y desarrollo de una comunidad justa, solidaridad y equitativa han sido licuados y luego colados, quedando solo los residuos de una esperanza sin sentido, una utopía sin ideal.40 Las relaciones humanas no se escapan de esta lógica:

La proximidad virtual afloja la presión que la cercanía no virtual tiene por costumbre ejercer. También marca la pauta para todas las demás proximidades. Toda proximidad está ahora condenada a medir sus virtudes y defectos conforme a los criterios de la proximidad virtual.41

Que lo virtual se imponga como paradigma de las relaciones no-virtuales no es sorprendente.42 A veces se quisiera la facilidad de la interacción del mundo digital en las relaciones no-virtuales. Algunos podrían alegar la responsabilidad del impacto de estas dinámicas amatorias al desarrollo tecnológico, pero "sería insensato e irresponsable culpar a los dispositivos electrónicos de la lenta pero sistemática recesión de la proximidad personal, directa, cara a cara, continua y de múltiples facetas y funciones."43 Cada escenario, en términos de Pierre Levy,44 tanto el virtual-real como el actual-real se desenvuelve de forma distinta, cuya lógica no es dependiente sino diversa. Ahora bien, no podemos desconocer lo siguiente: muchas relaciones tienen como primer escenario vinculante el mundo digital y luego pasan al plano actual.

Lo virtual, en ocasiones, es fuente de engaño y de mentira; por eso no resulta fácil apostar por un proyecto a largo plazo cuyo primer escenario de relación sean las plataformas digitales de interacción y comunicación. "'Estar conectado' es menos costoso que 'estar comprometido', pero también es considerablemente menos productivo en cuanto a la construcción y el mantenimiento de lazos."45 Las relaciones, si quieren sortear los efectos de la modernidad líquida en la experiencia de la ansiedad y la inseguridad, deben superar el estadio digital, el cual constituye el primer modo de relación de muchas parejas de hoy.

En resumidas cuentas, la huida al compromiso es uno de los rasgos característicos del amor líquido expreso en la futilidad y vulnerabilidad de las relaciones. Esto da paso a la llamada cultura del descarte, tema tratado a continuación.

La cultura del descarte en las relaciones amorosas

Jean Baudrillard plantea en su libro La sociedad de consumo: sus mitos y sus estructuras que la actual dinámica económica no tiene como motor la relación tradicional entre oferta y demanda, sino en la incansable casi eterna relación de producción-consumo-producción.46 El capitalismo, modelo económico de las sociedades desarrolladas, no actúa a la suerte;47 es más, tiene la capacidad de generar necesidades de consumo ficticias por la estimulación del mercado. La empresa funciona de tal forma "[...] que las necesidades no sean fruto de la producción, sino que EL SISTEMA DE NECESIDADES es PRODUCTO DEL SISTEMA DE PRODUCCIÓN."48 Esta dinámica instaura la cultura del descarte.

Uno de los referentes teóricos actuales que ha tratado el tema de la cultura del descarte ha sido el Papa Francisco al analizar la relación de exclusión que se da entre el ser humano y el mundo. Tanto en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, en la Carta Encíclica Laudato Si', en la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia y en la Exhortación Apostólica Gaudete et exsultate, el Santo Padre ha tratado este espinoso tema social. Haremos una breve aproximación a algunas de las ideas para que posteriormente podamos relacionarlas con los aportes de Bauman a propósito de las relaciones de pareja en la lógica del amor líquido.

En Evangelii Gaudium menciona algunos desafíos del mundo actual y afirma enfáticamente: ¡No a una economía de la exclusión!, en donde "se considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar. Hemos dado inicio a 'la cultura del descarte.'"49 Si por cultura se entiende el modus operandi de un colectivo humano, y si hoy en día la sociedad está dirigida por las dinámicas de consumo incitadas por el capitalismo informacional, el descarte, entonces, hace parte de la cultura; se difunde tanto en la industria como en las relaciones interpersonales cierta mentalidad de lo provisorio: se puede usar y desechar al otro.50

Dice el Papa Francisco en Laudato Si' que la sociedad actual pone en el mismo nivel las cosas y las personas; así como es posible usar un objeto y sacar el mayor provecho posible, también es posible hacerlo con las personas: "Estos problemas [la contaminación, la industria y sus efectos en el medio ambiente, la explotación de la tierra] están íntimamente ligados a la cultura del descarte, que afecta tanto a los seres humanos excluidos como a las cosas que rápidamente se convierten en basura."51 Así como las cosas pueden convertirse en basura, en desecho, también las personas pueden correr la misma suerte: hacia el descarte del atolladero existencial.52

También en Gaudete et exsultate al referirse el Santo Padre a las 'ideologías que mutilan el corazón del Evangelio' afirma: la vida merece ser respetada desde antes del nacimiento; "pero igualmente sagrada es la vida de los pobres que ya han nacido, que se debaten en la miseria, el abandono, la postergación, la trata de personas, la eutanasia encubierta en los enfermos y los ancianos privados de atención, las nuevas formas de esclavitud y en toda forma de descarte."53 Las personas pueden ser consideradas como desechables debido a que no están en condiciones económicas para posicionarse en la sociedad; así también puede pasar en las relaciones de pareja: se puede usar y sacar el mejor provecho del otro y luego descartarlo. A simple vista, podemos detectar una denuncia persistente del Papa a la cosificación del ser humano; reducir la humanidad al estado de las cosas pertenecientes al reino de lo disponible y desechable.54 Esto imprime un nuevo carácter a las relaciones de pareja convirtiéndolas en relaciones desechables.

Asimismo, el Papa en Amoris Laetitia presenta las características de la cultura del descarte en las prácticas amatorias. Las relaciones están expuestas al descarte, en donde no hay estabilidad y todo ha sido relegado a los caprichos y satisfacción del momento. Se puede correr el riesgo de que:

[e]l ideal matrimonial, [que es] un compromiso de exclusividad y de estabilidad, termina siendo arrasado por las conveniencias circunstanciales o por los caprichos de la sensibilidad. Se teme a la soledad, se desea un espacio de protección y de fidelidad, pero al mismo tiempo crece el temor a ser atrapado por una relación que pueda postergar el logro de las aspiraciones personales.55

Esta ambivalencia respecto a las relaciones de pareja, como lo reflexionamos con Bauman en el apartado anterior, es una de las notas características de los amoríos en la actualidad. Se quiere protección, amor incondicional y a la vez se huye a un compromiso serio y a largo plazo.56

Sobre la cultura del descarte el Santo Padre plantea en Amoris Laetitia lo siguiente:

Me refiero, por ejemplo, a la velocidad con la que las personas pasan de una relación afectiva a otra. Creen que el amor, como en las redes sociales, se puede conectar o desconectar a gusto del consumidor e incluso bloquear rápidamente. Pienso también en el temor que despierta la perspectiva de un compromiso permanente, en la obsesión por el tiempo libre, en las relaciones que miden costos beneficios y se mantienen únicamente si son un medio para remediar la soledad, para tener protección o para recibir algún servicio. Se traslada a las relaciones afectivas lo que sucede con los objetos y el medio ambiente:

todo es descartable, cada uno usa y tira, gasta y rompe, aprovecha y estruja mientras sirva. Después ¡adiós! El narcisismo vuelve a las personas incapaces de mirar más allá de sí mismas, de sus deseos y necesidades.57

Las relaciones en la actualidad están expuestas a la dinámica de la rapidación: la velocidad del mundo social que afecta las relaciones interpersonales. Se entiende por rapidación

[l]a intensificación de ritmos de vida y de trabajo [...] Si bien el cambio es parte de la dinámica de los sistemas complejos, la velocidad que las acciones humanas le imponen hoy contrasta con la natural lentitud de la evolución biológica. [...] El cambio es algo deseable, pero se vuelve preocupante cuando se convierte en el deterioro del mundo y de la calidad de vida de gran parte de la humanidad.58

Para el Papa Francisco, la rapidación va en detrimento, muchas veces, del medio ambiente, así mismo pasa en las relaciones de pareja: están expuestas a la rapidación en la experiencia del amor. La velocidad a las que están expuestas las parejas es un signo de su inestabilidad: la lentitud de la vida, como es su expresión más natural, no compagina con la aceleración continua de las personas en el mundo social. No se quieren compromisos para siempre porque hoy en día la idea de estar amarrado a alguien o a algo es inaceptable. Si Francisco en Laudato Si' compara las relaciones interpersonales con las dinámicas de la sociedad de consumo es porque la cultura de lo provisorio no solo afecta las dinámicas de producción, sino también las relaciones afectivas: se puede correr el riesgo de usar a la persona en la relación.

La huida al compromiso, según el Papa Francisco, es una de las notas características de la época actual; usualmente responde a la satisfacción de intereses personales. En la relación se experimenta la decepción cuando uno de los cónyuges no participa de la vida de pareja porque impone sus propias búsquedas profesionales y no las comunes. Las relaciones de pareja son un proyecto en donde se camina juntos. En la cultura de lo provisorio priman los intereses personales porque no hay capacidad de apostar por un camino juntos de crecimiento mutuo.

La misma dinámica de la sociedad actual, movida por la producción y el consumo a gran velocidad, hace que las personas sean individualistas, como expresión de un mundo sin ataduras. Se prefiere vivir sin lazos afectivos, sin decepciones amorosas, ni tener que lidiar con el otro para siempre. Esa individualidad nos ha llevado, de algún modo, a la relativización y al consumo del otro. En la modernidad líquida el amor es visto en relación directa con las preferencias individuales y no con las colectivas: es la desaparición del sentido comunitario.59

La fuerza descartable del ¡adiós!, presentada por Francisco en el numeral 39 de Amoris Laetitia, es el emblema del relativismo e individualismo entre las personas hoy en día: el irreductible otro, el prójimo, se vuelve en objeto de consumo desechable y reemplazable al capricho del consumidor.

Desde la cultura del descarte no se relaciona con el otro: se consume, se le aprovecha lo más posible para luego tirarlo a la basura. Un ejemplo claro son las decepciones amorosas: las personas, luego de una desilusión romántica, son destruidas por dentro, quedan vacías, sinsentido y algunas, por la depresión, se suicidan.60 Los porcentajes de suicidios por relaciones amorosas, sin mencionar los feminicidios y homicidios, son muy altos, sobre todo en jóvenes cuya tendencia es la de absolutizar a la pajera. Luego del desencanto en la relación quedan sin una base consistente para afrontar la crisis.61

La cultura del descarte promueve las relaciones líquidas, la inestabilidad de los vínculos amorosos: lo único valioso es el momento instantáneo y efímero. El ser humano, en esencia, está lejos de aceptar esta realidad, porque todavía pervive el anhelo de un amor capaz de reciprocidad.

Elogio a la crisis como una oportunidad: la solidificación del amor

Las dificultades son parte esencial de la vida y en las dinámicas de las relaciones de pareja son un componente esencial para el crecimiento y la maduración. No nos referimos al aguante sinsentido como lo mencionamos en el apartado anterior; el aguante sería la degeneración de la dificultad, el sobrepasar los límites de la dignidad humana por la permanencia del vínculo. De acuerdo con el Papa Francisco no se puede desconocer el fracaso en el amor; estas situaciones merecen un trato misericordioso y un acompañamiento para sanar las heridas del corazón:

Hay casos donde la separación es inevitable. A veces puede llegar a ser incluso moralmente necesaria, cuando precisamente se trata de sustraer el cónyuge más débil, o a los hijos pequeños, de las heridas más graves causadas por la prepotencia y la violencia, el desaliento y la explotación, la ajenidad y la indiferencia.62

En este apartado nos referimos, más bien, a las dificultades, crisis y problemas de la vida ordinaria; aunque también es cierto que problemas insistentes pueden provocar la sensación de aguante sinsentido. Para el Santo Padre, las contrariedades en algunas familias no se afrontan como deben ser:

Las crisis matrimoniales frecuentemente se afrontan de un modo superficial y sin la valentía de la paciencia, del diálogo sincero, del perdón recíproco, de la reconciliación y también del sacrificio. Los fracasos dan origen a nuevas relaciones, nuevas parejas, nuevas uniones, y nuevos matrimonios, creando situaciones familiares complejas y problemáticas para la opción cristiana.63

Los supuestos para superar las crisis matrimoniales son: la valentía, la paciencia, el diálogo sincero, el perdón recíproco, la reconciliación y el sacrificio. Si hablamos de supuestos, se entienden como convicciones arraigadas en el corazón de la pareja. ¿En qué sentido? Porque configuran en la persona y en la familia un estilo de vida, marcado por una auténtica vida espiritual. ¿No es el amor perfecto si no la expresión de valentía, paciencia, diálogo sincero, perdón, reconciliación y el sacrificio?, ¿en el fondo de estas situaciones no hay experiencias profundamente negativas? ¿Qué clase de amor debe haber en las relaciones de pareja? Para responder a esto, el Papa Francisco acude al himno de caridad de San Pablo. Sin pretender exponer exhaustivamente una exégesis del texto, ni comentar cada una de sus partes, solo nos restringimos a citar la perícopa bíblica tal como la propone la Exhortación:

El amor es paciente, es servicial; el amor no tiene envidia, no hace alarde, no es arrogante, no obra con dureza, no busca su propio interés, no se irrita, no lleva cuentas del mal, no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. (1Co 13, 4-7)

A veces proponemos ideales abstractos sin tener en cuenta la carga negativa de la realidad.64 Si el Apóstol Pablo usa la vía negativa para decir qué es el amor, se puede inferir una cosa: las realidades contrarias al amor están al acecho. La envidia, la arrogancia, la dureza, la búsqueda de intereses personales, irritarse con el otro, echar en cara y la justicia sin misericordia son realidades influyentes en la experiencia del amor en la familia.65

¿No son precisamente estos escenarios existenciales, de naturaleza engorrosa, el medio por el cual la familia puede crecer y madurar? No existen relaciones de pareja perfectas; de todos modos, todas están llamadas a hacer caminos de realización evangélica desde la imperfección del camino y desde los problemas cuya espera es inevitable.

Si, por ejemplo, debido al éxito de un cónyuge aparece la envidia en la pareja ¿no es esta la oportunidad para crecer en este aspecto, comprender la alegría de uno en el otro? Solo en la crisis se puede superar la lógica del amor líquido y solidificar la experiencia del amor. Una relación de pareja sin crisis está condenada a ser artificial, irreal, sin sabor, sin vida. Hoy en día formar una familia implica:

[a]ceptar con sólida voluntad la posibilidad de afrontar algunas renuncias, momentos difíciles y situaciones conflictivas, y la decisión firme de prepararse para ello. [...] Lamentablemente muchos llegan a las nupcias sin conocerse. Solo se han distraído juntos, han hecho experiencia juntos, pero no han enfrentado el desafío de mostrarse a sí mismos y de aprender quien es en realidad el otro.66

Al conocer al otro, saber de sus potencialidades y deficiencias se puede construir un proyecto real de amor. Por eso el Santo Padre afirma muy acertadamente: "Cuando el matrimonio se asume como una tarea, que implica también superar obstáculos, cada crisis se percibe como la ocasión para llegar a beber juntos el mejor vino. [...] Cada crisis esconde una buena noticia que hay que saber escuchar afinando el oído del corazón."67

La utopía viable de la alegría amor

Aparentemente, el amor líquido es el diagnóstico de las relaciones humanas, sin embargo ¿no es posible pensar de otra manera?, ¿de qué manera hacer posible la utopía viable de la alegría del amor?

De la utopía viable habló el Papa Francisco en uno de sus discursos de la visita a Colombia en el año 2017:68 esta consiste en ubicar los sueños no en el futuro como algo lejano, sino más bien en el presente, ¿cómo? Estamos acostumbrados a pensar la utopía como un no-lugar- de hecho, la definición nos dirige hacia esa comprensión-69 pero aquí no queremos pensarla simplemente de esa manera. Se entiende por utopía viable los ideales que jalonan las decisiones humanas para la consecución de un mundo más humano, solidario y comunitario. En clave teológica sería la instauración paulatina del Reino de Dios. Al respecto, Ricoeur en Finitud y culpabilidad nos dice:

La utopía de un Reino de Dios, de una Ciudad de Dios, de un imperio de los espíritus, de un reino de los fines, implica semejante imaginación del poder no violento; dicha imaginación libera la esencia; y dicha esencia regula todos los esfuerzos con vistas a transformar efectivamente el poder en una educación para la libertad; y, mediante esa labor llena de sentido, 'confiero prácticamente' un sentido a la historia. Gracias a esa imaginación y a esa utopía, descubro el poder como algo originariamente inherente al ser-hombre; al alejarse de ese sentido, al tornarse ajeno, alienado, respecto a ese sentido del poder no violento, el hombre no se aleja sino de sí mismo.70

Imaginar un mundo posible libera la esencia y conduce a la acción como camino loable de transformación, porque, como lo afirma Ricoeur, regula los esfuerzos para que la imaginación pase a la realidad. Ricoeur entiende imaginación al modo de Kant como una realidad transcendental potencialmente posible. La utopía ya no es más un no-lugar, ni mucho menos un ideal afincado en el futuro. La utopía viable ocupa su lugar en el presente, regula los esfuerzos de los seres humanos hacia una realidad viva y operante de forma evangélica. ¿De qué manera esta noción nos ayuda a superar la lógica del amor líquido? Bauman al comentar la dificultad de amar al prójimo y denunciar las atrocidades del siglo XX en donde aconteció el estallido de la racionalidad por la instrumentalización del ser humano,71 dice:

El nuestro es un mundo en el que la perfección no se puede imponer por decreto. No se le puede imponer la virtud por la fuerza, pero tampoco se le puede convencer de que se comporte virtuosamente. No podemos hacer que este mundo sea bueno y considerado con los seres humanos que lo habitan y tan propicio para sus sueños de dignidad como desearíamos que el idealmente fuera. Pero debemos intentarlo. Lo intentaremos.72

En esta misma dirección, Bauman propone el tema de la perfección: ¿Qué sentido tiene esta palabra tan cargada de múltiples significados, muchas veces contradictorios en sí mismos,73 dando lugar a la neutralización de la empresa humana de la felicidad? Se entiende por perfección la utopía viable que ilumina los esfuerzos humanos por un mundo más justo. Si bien no podemos imponer la utopía viable, ni mucho menos la perfección, sí podemos intentar su realización, no como un sueño efímero sino como una resolución del corazón, o en términos de Ricoeur, como fruto de la imaginación social.74 El amor no es simplemente una emoción o un sentimiento; es una decisión alimentada de esa utopía viable, de esa sed de verdad, de ese anhelo de eternidad que hay en el ser humano.

El camino del amor líquido a la alegría del amor es un proceso de madurez que lleva toda la vida, y tiene su realización concreta en la cotidianidad: por eso hablamos de una utopía viable. De ahí que dentro de la pareja se respete los ritmos personales de maduración, según el contexto social. De forma negativa: ningún vínculo afectivo alcanzará un estado de perfección puro, de ahí que las relaciones de pareja tengan que descubrir los caminos que llevan a descubrir y experimentar la alegría del amor como utopía viable. Por eso, hoy en día quiénes decidan formalizar una relación no lo pueden hacer motivados por algo superficial, ni mucho menos pensar que en ella se verán librados de las dificultades propias de las relaciones.

La experiencia del amor en pareja constituye uno de los escenarios del mundo social y del mundo de la vida en donde confluyen los múltiples sistemas que pueden construir o atacar la alegría del amor. En el mundo social porque el sistema familiar es una institución en relación con otros macro y microsistemas; y en el mundo de la vida porque acontece en la cotidianidad de las relaciones humanas.

La alegría del amor es la meta cotidiana como utopía viable que sostiene y da sentido a la experiencia de la relación de pareja. Allí donde haya dos o más personas, los problemas, las dificultades están como una posibilidad; pero también, allí donde hay problemas y dificultades está como posibilidad, por medio del discernimiento y de la búsqueda de herramientas interdisciplinares, el perdón, la reconciliación y el fortalecimiento del vínculo y la maduración del amor.

Conclusión

El amor líquido hace parte de los elementos que configuran la cultura del descarte. Así como el Papa Francisco en la carta encíclica Laudato Si' advirtió la relación entre el descarte de objetos con el desecho de las personas, así puede pasar en las relaciones de pareja: en muchos casos no existe la intención de un vínculo perdurable porque se corre el riesgo de fracasar en la relación. Hoy son más llamativas las relaciones virtuales, las de bolsillo, que satisfagan la abrumante realidad de la soledad o el desfogue pulsional erótico, condición existencial y biológica de la naturaleza humana. No se quiere estar solo, pero tampoco amarrado a alguien en particular.

Hoy se experimenta una sensación de desencanto frente a las experiencias amatorias porque, como lo afirma Bauman, están expuestas a la fragilidad de las relaciones. Si no hay seguridad en el compromiso no vale la pena arriesgarse y menos cuando se expone la propia felicidad y la realización personal. Si esta es la realidad de muchas relaciones ¿cómo apostar por la utopía viable de la alegría del amor?

La superación de la lógica del amor líquido es posible por medio de la utopía viable de la experiencia de la alegría del amor que se solidifica y hace consistente por medio de las crisis y dificultades que permiten madurar en la relación. Dicho de otra manera: solo en las dificultades y en la superación de ellas es posible superar la cultura del descarte porque ya no vea al otro como un objeto de consumo desechable, sino que participo con él o ella en la experiencia corresponsable del amor en la pareja. La utopía viable, de este modo, se convierte en una herramienta del presente que permite a las parejas dar pasos hacia una vivencia integradora del amor en donde no se excluye el sufrimiento, las dificultades o las crisis, sino que se es capaz de reconocer en dichas experiencias la auténtica vivencia del amor

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1 Zygmunt Bauman, Amor líquido. Sobre la fragilidad de los vínculos humanos (Barcelona: Paidós, 2018), 30.

2Edgar Velásquez Camelo, "Elogio a lo simple en tiempos del consumismo y del capitalismo informacional," VIII. 8. (2019): 248; Jean Baudrillard, La sociedad de consumo, sus mitos y sus estructuras (Madrid: Siglo XXI, 2009), 75.

3Manuel Castells, La era la información. La sociedad red (Ciudad de México: Siglo XXI, 2006), 406.

4Paul Ricoeur, Hermenéutica y acción. De la hermenéutica del Texto a la hermenéutica de la Acción (Buenos Aires: Prometeo, 2008), 121-146.

5Edgar Velásquez-Camelo, "La sociedad de consumo en La Caverna de Saramago. La aplicación de la función purgativa de la obra literaria," Escritos 23, no. 51 (2015): 499.

6Mariano Fazio, Historia de las ideas contemporáneas. Una lectura del proceso de secularización (Madrid: Rialp, 2017), 434-477.

7Paul Ricoeur, El conflicto de las interpretaciones. Ensayos de hermenéutica (Buenos Aires: FCE, 2015), 16.

8David Tracy, Pluralidad y ambigüedad. Hermenéutica, religión, esperanza (Madrid: Trotta, 1997), 11.

9Ricoeur, El conflicto de las interpretaciones, 19.

10Zygmunt Bauman, Modernidad líquida (Buenos Aires: FCE, 2006), 133-134.

11David Tracy en su libro Pluralidad y ambigüedad resalta el carácter conflictivo y diverso de las interpretaciones plausibles que comprenden la realidad. Él afirma que no es posible darle una categoría unitaria a una época sin tener en cuenta las diversas formas que confluyen en la comprensión del mundo social. David Tracy, Pluralidad y ambigüedad. Hermenéutica, religión, esperanza (Madrid: Trotta, 1997), 46.

12Bauman, Modernidad líquida, 133-134.

13Edgar Velásquez-Camelo, "La dimensión temporal del Dasein virtual: para una nueva hermenéutica existencial del tiempo", Versiones, no. 11 (2018): 49-52.

14Bauman, Amor líquido, 30.

15Castells, La era de la información, 2006; Bauman, Amor líquido, 144.

16Bauman, Amor líquido, 145.

17Edgar Velásquez-Camelo, "Elogio a lo simple en tiempos del consumismo y del capitalismo informacional", Ciencias y humanidades 8, no. 8 (2019): 248.

18Edgar Velásquez-Camelo, "Virtualización: aproximación desde Manuel Castells y Jean Baudrillard", Pensamiento Humanista, no. 11 (2014): 35.

19Michel Serres, Pulgarcita. El mundo cambió tanto que los jóvenes deben reinventar todo, una manera de vivir juntos, instituciones, una manera de ser y de conocer..., (Ciudad de México: FCE, 2013), 61.

20Bauman, Amor líquido, 93.

21Bauman, Amor líquido, 16.

22Edgar Velásquez-Camelo, "La dimensión temporal del Dasein en la era virtual", Versiones 11, (2017): 50.

23Bauman, Amor líquido, 22.

24Hernán Cardona y Memo Ánjel, El cuidado de la casa común. Una conversación a dos voces entre la Encíclica Laudato Si'y Génesis 1%4. Resultados de investigación (Medellín: Universidad Pontificia Bolivariana, 2018), 41-51.

25Bauman, Amor líquido, 68-69.

26Bauman, Amor líquido, 70.

27Heidegger en El ser y el tiempo explica que un modo del ser del ser-ahí es la comprensión; y una de sus manifestaciones concretas es la avidez de novedades que se entiende como el modo cotidiano del ser-ahí en contacto con las múltiples informaciones que hay en el mundo. Hoy en día dado el carácter múltiple de las fuentes de información es más notable este aspecto. Martín Heidegger, El ser y el tiempo (Ciudad de México: FCE, 2018), 301.

28Bauman, Amor líquido, 26.

29Agnes Heller, Sociología de la vida cotidiana (Barcelona, Península: 1998), 317-157.

30Francisco, Carta Encíclica Laudato Si' sobre el cuidado de la casa común (Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2015), 18.

31Bauman, Amor líquido, 35.

32rancisco, Exhortación Apostólica Amoris Laetitia sobre la alegría del amor en la familia (Bogotá: San Pablo, 2019), 39.

33Bauman, Amor líquido, 42.

34Anthony Giddens, La transformación de la intimidad. Sexualidad, amor y erotismo en las sociedades modernas (Madrid: Cátedra, 1998), 215.

35Velásquez-Camelo, "Elogio a lo simple en tiempos del consumismo y del capitalismo informacional", 245.

36Velásquez-Camelo, "La sociedad de consumo en La Caverna de José Saramago: la aplicación de la función purgativa de la obra literaria", 510.

37Bauman, Amor líquido, 55,

38Michel Foucault, La hermenéutica del sujeto (Buenos Aires: FCE, 2014), 442.

39Bauman, Amor líquido, 58.

40Bauman, Modernidad líquida.

41Bauman, Amor líquido, 96

42Edgar Velásquez-Camelo, La virtualización en el escenario contemporáneo de la educación (Saarbrücken: Editorial Académica Española, 2017), 38.

43Bauman, Amor líquido, 98.

44Levy, ¿Qué es lo virtual?

45Bauman, Amor líquido, 96. Versalitas en el original.

46Baudrillard, La sociedad de consumo sus mitos y sus estructuras, 75.

47Edgar Velásquez-Camelo, "La sociedad de consumo en La Caverna de José Saramago: la aplicación de la función purgativa de la obra literaria", Escritos 23, n.° 51, (2015), 510.

48Baudrillard, La sociedad de consumo sus mitos y sus estructuras, 75.

49Francisco, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium sobre la evangelización en el mundo contemporáneo, 53.

50Bauman, Amor líquido, 2018.

51Francisco, Carta Encíclica Laudato Si' sobre el cuidado de la casa común, 22.

52Velásquez-Camelo, "La sociedad de consumo en La Caverna de José Saramago", 518-519.

53Francisco, Exhortación Apostólica Gaudete et Exsultate,101.

54Velásquez-Camelo, "La sociedad de consumo en La Caverna de José Saramago".

55Francisco, Exhortación Apostólica Amoris Laetitia sobre la alegría del amor en la familia, 34.

56Bauman, Amor líquido.

57Francisco, Exhortación Apostólica Amoris Laetitia sobre la alegría del amor en la familia, 39.

58Francisco, Carta Encíclica Laudato Si' sobre el cuidado de la casa común, 19.

59Bauman, Amor líquido.

60Yvonne Escoto, "Violencia en el noviazgo adolescente", Revista Internacional de Psicología 8, no. 12 (2007).

61Según el reporte de la BBC el 9 de junio de 2018 en Estados Unidos desde 1999 ha aumentado la tasa de suicidios por causas financieras y por las relaciones afectivas. Prassad. "¿Por qué están aumentando los suicidios en Estados Unidos?" 2018; "El Instituto Nacional de Medicina Legal revela en su informe Forensis que, durante 2013, 1.810 personas en Colombia se quitaron la vida. De estos, el estudio establece que cuatro de cada diez lo hicieron por causas amorosas.". "¿Por qué están aumentando los suicidios en Estados Unidos?" BBC. News. 9 de junio de 2018, acceso 20 de octubre de 2020. https://www.bbc.com/mundo/noticias-44422070

62Francisco, Exhortación Apostólica Amoris Laetitia sobre la alegría del amor en la familia, 241.

63Francisco, Exhortación Apostólica Amoris Laetitia sobre la alegría del amor en la familia, 241.

64Schopenhauer lo expresa de la siguiente manera: "En todas las cosas que afectan nuestro bienestar y malestar, nuestras esperanzas y temores, hay que poner riendas a la fantasía. Si nos pintamos en la fantasía posibles sucesos felices y sus consecuencias, solo nos hacemos la realidad aun más insoportable, construimos castillos en el aire y después los pagamos caros con la decepción. Pero pintarse posibles infortunios puede tener consecuencias aun peores: puede convertir a la fantasía, como dice Gracián, en nuestro verdugo casero." Arthur Schopenhauer, El arte de ser feliz (Barcelona: Herder, 2017), 55.

65Francisco, Exhortación Apostólica Amoris Laetitia, 210.

66Francisco, Exhortación Apostólica Amoris Laetitia, 210.

67Francisco, Exhortación Apostólica Amoris Laetitia, 230.

68Francisco, Francisco: visita apostólica a Colombia: Homilías y discursos (Bogotá: San Pablo, 2017).

69Según la Real Academia Española el término 'utopía' se define como "Plan, proyecto, doctrina o sistema deseables que parecen de muy difícil realización." Y también "Representación imaginativa de una sociedad futura de características favorables para el bien humano." Real Academia Española, 2019, acceso 26 de agosto de 2020. https://dle.rae.es/?id=bCnqw2G

70Ricoeur, Finitud y culpabilidad, 137.

71Velásquez-Camelo, "La violencia. Naturaleza y alcances", 49.

72Bauman, Amor líquido, 121.

73Tracy, Pluralidad y ambigüedad, 11.

74Ricoeur, Finitud y culpabilidad, 137.

Cómo citar este artículo en Chicago: Velásquez Camelo, Edgar Enrique. "El amor líquido en las relaciones de pareja: hacia la utopía viable de la alegría del amor. Aproximación desde Zygmunt Bauman y el Papa Francisco". Escritos 28, no. 61 (2020): 78-94. doi: http://dx.doi.org/10.18566/escr.v28n61.a06

Recibido: 18 de Septiembre de 2020; Aprobado: 13 de Octubre de 2020

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