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Cuestiones Teológicas

Print version ISSN 0120-131X

Cuest. teol. vol.40 no.93 Bogotá Jan./June 2013

 

DE LA EXÉGESIS DE LAS BIENAVENTURANZAS A SU PRAXIS CRISTIANA Mateo 5, 3-10

From the Exegesis of the Beatitudes to its Christian Praxis Mathew 5, 3-10

Da exegese das bem-aventuranças à sua práxis cristã Mateus 5, 3-10

Carolina Vila Porras*


* Bachiller Canónico en Teología por la Pontificia Teresianum de Roma (Yaoundé-Camerún, 2010) y candidato a Licenciatura Canónica en Teología por la Universidad Pontificia Bolivariana (Medellín-Colombia). CC. 1026281513. Técnico Superior en Pedagogía Infantil por la Universidad Católica Andrés Bello (Caracas-Venezuela, 2001). Actualmente pasante investigador del Grupo Biblia y Teología de la Escuela de Teología, Filosofía y Humanidades de la Universidad Pontificia Bolivariana (Medellín-Colombia). El artículo es un avance de la investigación "Ser cristiano hoy: Propuesta humanizadora de Jesús en Mt 5, 3-10".
Correo electrónico: cvpcsdop@yahoo.es

Artículo recibido el 3 de octubre de 2012 y aprobado para su publicación el 15 de abril de 2013.


Resumen

La exégesis de las bienaventuranzas de Mt 5, 3-10 pretende iluminar la vivencia cristiana, como propuesta evangélica del proyecto único de Jesús cuando anunció el Reino y la humanización del ser humano, desde la restauración de su dignidad. A partir de la aplicación del Método Histórico Crítico al texto, resaltan ciertos hallazgos que permiten entrever una estrecha relación entre ley y evangelio; sin embargo, Jesús, en las bienaventuranzas, tiene una intención más humanizadora que paraclética. La tesis central en este escrito es que las bienaventuranzas entretejen la humanidad de Cristo en la persona que elige y vive el camino del amor. Además, éstas constituyen una clave de lectura para la preparación, celebración y vivencia del sacramento de la reconciliación.

Palabras clave: Concepto moral, Ética, Religión, Experiencia religiosa, Comportamiento religioso.


Abstract

The exegesis of the Beatitudes aims to throw light upon the Christian experience, as an evangelic proposal of Jesus' unique project when he announced the Kingdom and the humanization of the human being through the restoration of their dignity. By applying the Historical-Critical Method to the text, some findings that allow seeing a close relation between Law and Gospel are highlighted. However, Jesus, in the Beatitudes, has rather a more humanizing intention than a paracletic one. The main thesis in the following paper is that the Beatitudes interweave the humanity of Christ in the person who chooses and lives the path of love. Furthermore, they constitute a crucial key for preparing, celebrating and living the sacrament of reconciliation.

Key words: Moral concept, Ethics, Religion, Religious experience, Religious behaviour.


Resumo

A exegese das bem-aventuranças de Mt 5, 3-10 pretende iluminar a vivência cristã, com proposta evangélica do projeto único de Jesus, quando anunciou o Reino e a humanização do ser humano, desde a restauração de sua dignidade. A partir da aplicação do Método Histórico Crítico ao texto, são ressaltadas certas descobertas que permitem entrever uma estreita união entre lei e evangelho; no entanto, Jesus, nas bem-aventuranças, tem uma intenção mais humanizadora que paraclética. A tese central neste escrito é que as bem-aventuranças entrelaçam a humanidade de Cristo na pessoa que elege e vive o caminho do amor. Ademais, estas constituem uma clave de leitura para a preparação, celebração e vivência do sacramento da reconciliação.

Palavras-chave Conceito moral, Ética, Religião, Experiência religiosa, Comportamento religioso.


INTRODUCCIÓN

Para iniciar este estudio es preciso un acercamiento previo al contexto en el que fue escrito el evangelio de Mt, para luego profundizar en la perícopa de Mt 5, 3-10.

El contexto histórico del evangelio de Mt está enmarcado por la vida terrena de Jesús y se considera que fue escrito a finales del primer siglo (Alonso, 2007). En el año 70 el emperador de turno, Tito, realiza la toma de Jerusalén y esto trae como consecuencia: destrucción del templo, muerte de judíos y venta de esclavos. La fe judía se ve quebrantada por estos acontecimientos y se torna obligatoria la tarea de una renovación religiosa interior y exterior (Acosta, 2007).

Ahora, entramos en el contexto inmediato del texto que analizaremos (Mt 5, 3-10). En Mateo 5,1(a) se ubica el inicio del texto. Éste se sitúa parcialmente en un "monte". Desde ese lugar, Jesús comienza su predicación con el primer discurso evangélico llamado Sermón de la montaña, al que Mt considera como una enseñanza esencial que deben seguir todos los cristianos (Kapkin, 2003). El "monte" o "montaña" encierra una gran simbología, pues, representa el lugar de encuentro con la presencia de Dios, desde donde Jesús "habla". Este marco geográfico puede verse como una analogía de la manifestación de YHWH en el monte Sinaí (Acosta, 2007). El evangelista ubica la proclamación de las bienaventuranzas en la montaña, como una actualización del acontecimiento de entrega de los mandamientos al pueblo de Israel y, además, como renovación de la alianza (Ex 19-24) (Lohfink, 1989).

Levoratti (2003), comenta que la expresión "se dijo a los antiguos..., pero yo les digo" (Mt 5, 21-48) establece la antítesis entre la Torah del Sinaí y la didakhe o enseñanza de Jesús, por lo cual, se puede comprender la frase "subió a la montaña" (Mt 5,1) como una referencia antitética al Sinaí.

Ska (2005), señala que hay autores que no conciben el discurso evangélico como relectura del Sinaí, sino que ven el Sermón de la montaña como una relectura de la tierra prometida. Pero Acosta (2007) expresa que en el análisis de Ska quedan interrogantes y, por ello, no asume esta postura. Uno de ellos es que en Mt se encuentra la narración de las pruebas del desierto, después del bautismo de Jesús en el Jordán y no al revés. Por esta razón es que no se puede realizar un paralelo preciso del paso del pueblo por el Jordán después de los cuarenta años en el desierto, para establecerse en la tierra prometida (Acosta, 2007).

CONTEXTOS LITERARIOS

Contexto remoto

El texto de las bienaventuranzas constituye el prólogo del Sermón de la montaña o el primer discurso de los cinco programáticos de Jesús, y además, el inicio de toda la enseñanza de Jesús.

En la Biblia griega de los LXX, la expresión "bienaventurados" (maka,rioi) aparece 70 veces el lema y, 22 la forma. En el AT esta expresión es utilizada en contexto sapiencial, que es un elogio pronunciado por el sabio. En el NT Jesús hace uso de la palabra maka,rioi, que era del lenguaje común judío, pero el sentido con el que la utiliza no es escatológico ni apocalíptico, puesto que Jesús no proclama una realidad futura sino un evento ya presente, actuante y operante. El reinado de Dios ya llegó, está presente. En este ambiente, las bienaventuranzas ya están aconteciendo en Jesús, Él es el pobre, el que tiene hambre, el perseguido, ya Él venció la muerte y desde Él se debe leer el conjunto de ellas (Cardona & Oñoro, 2011).

En Mt 3, 13-17 se contempla el bautismo de Jesús en el Jordán; en Mt 4, 1-11 Jesús es tentado por satanás en el desierto y, en Mt 4, 18-21 Jesús llama a cuatro de aquellos que serán sus discípulos; estos pasajes son ubicados por Mt en este orden, quizás no por casualidad sino con intencionalidad previa al discurso evangélico de Jesús (Acosta, 2007).

La perícopa de las bienaventuranzas, en relación con el conjunto del libro, evoca el sentido del evangelio y el mensaje central de la predicación de Jesús: "el reino de los cielos" y los medios para conseguir su praxis en la realidad. Las bienaventuranzas inician el cumplimiento de las promesas de la escritura, la renovación de la alianza con YHWH; Jesús lleva a la plenitud el cumplimiento de la ley y la renueva para ser vivida como una ley que conduce a la felicidad, a la verdadera hermandad, a la promoción de la dignidad humana, al trabajo por la justicia y a hacer posible el reino de Dios entre los seres humanos.

Contexto próximo

El Sermón de la montaña consiste en el anuncio de la buena noticia que Jesús proclama desde un "monte", frente a la multitud (5,1). Los vv. 1-2 constituyen el escenario introductorio del Sermón de la montaña (Kapkin, 2003). Jesús, por su parte, en la proclamación del discurso, pretende enseñar el anuncio del cumplimiento de las Escrituras, la renovación de la alianza y en la simbología de la montaña quiere evocar la alianza con YHWH en el Sinaí (Acosta, 2007). Jesús en el monte proclama la voluntad de Dios para sus discípulos y el rebaño de Israel que lo ha seguido.

Cardona & Oñoro (2011) insisten en que se requiere ir a Mt 4, 23 para identificar el auditorio presente en esta perícopa que se está estudiando. El grupo está constituido por personas de toda la geografía de Palestina, por lo tanto, se puede decir que el rol de este público es universal y global. Por otro lado, proponen hacer un acercamiento a Mt 4, 18 para descubrir cuántos y cuáles son los discípulos. En Mt 5, 1 "se identifica a la muchedumbre con una totalidad y a los discípulos con cuatro que son llamados: Simón, Andrés, Santiago y Juan". (Cardona & Oñoro, 2011, p. 183).

ANÁLISIS INTERNO DEL TEXTO

A continuación aplicamos el método Histórico crítico al texto de estudio Mt 5, 3-10. La pregunta que hacemos al texto para iniciar este análisis es: ¿Las bienaventuranzas (makarismoj) son ley o evangelio, exigencias éticas o bendiciones escatológicas?

Crítica textual

La crítica textual se la haremos teniendo en cuenta las notas del aparato crítico del Nuevo Testamento griego, en su cuarta edición revisada y editada. El texto de Mt 5, 3-10 no presenta problemas especiales de crítica textual en cuanto sus posibles variantes. El problema central es la transposición de los vv. 4-5; a continuación se observará en qué consiste esta dificultad.

La perícopa en esta crítica presenta una variante en los vv. 4-5, que podría denominarse de orden de los versículos o, como dicen otros autores, una variante de transposición de versículos. Según el Codex Sinaiticus y otros, el v. 4 debería ir antes del v. 5. Según D 33 y otros manuscritos, el v. 5 debería ir antes del v. 4. Sin embargo, y sin menoscabar el valor de las distintas variantes, la inclinación en este trabajo investigativo será aquella que presenta más fundamento escrito. Mt 5, 4 en el Nuevo Testamento griego expresa Maka,rioi oi' penqou/ntej\ o[ti auvtoi. paraklhqh,sontaiÅ y en otras versiones (por ejemplo, la Vulgata y la de Jerusalén) aparece este versículo transpuesto, es decir, lo ubican en el v. 5 de Mt 5, o lo que significa lo mismo, el v. 5 apareceen el lugar de maka,rioi oi' penqou/ntej( o[ti auvtoi. paraklhqh,sontaiÅ (v. 4).

Para la exégesis y estudio del texto nos quedaremos con la variante que ubica al v. 4 antes del v. 5. La razón que nos ayuda (lleva) a esta decisión es que son más los manuscritos y más antiguos, por ejemplo: el Código alejandrino del s. IV, que fundamenta este orden que hemos escogido, a diferencia del otro, que está sustentado sólo por un manuscrito y es más reciente.

Constitución del texto

En la crítica de la constitución del texto, separamos el texto en subunidades o pequeñas secciones y, luego, explicamos por qué es un texto unitario a través de la estructura que se presenta.

Los vv. 1 y 2 comprenden, la introducción de la perícopa. El v. 1 sitúa el lugar en el que se desarrollará la escena. El v. 2 se diferencia del v. 1 porque expresa la acción principal que se va a llevar a cabo; Jesús anuncia un discurso a través del cual pretende enseñar a la gente y a sus discípulos cómo ser feliz en la vida.

Del v. 3 al v. 6 se puede constituir otra subunidad, porque estas primeras cuatro bienaventuranzas parecen expresar el cómo ser felices en nuestra relación respecto a Dios. Se trata de la relación de verticalidad, de la disposición o actitud interior que se asume frente al obrar de Dios en cada uno.

Del v. 7 al v. 10 se puede conformar otra subunidad y, en este bloque, se observa un grupo de bienaventuranzas que expresan cómo hacer feliz al prójimo y denota la relación de horizontalidad, es decir, de nuestro obrar frente al hermano.

Se trata ahora de delimitar el texto de forma más clara y concreta: en el v. 1 se observa una continuación de Mt 4, 25, pues se trata el mismo tema de las muchedumbres que seguían a Jesús por los milagros que realizaba, pero ahora, es Jesús quien mira a las muchedumbres. Se da un cambio notorio de escenario, Jesús ya no camina, al contrario, se sienta, pero ya no en el camino sino en una montaña. Quienes se acercan a Él para escucharlo en este momento ya no son enfermos, endemoniados o lisiados sino sus discípulos y la muchedumbre que allí estaba.

Del v. 1 al v. 2 se da un cambio temático, Jesús ya no hace más milagros de curación sino que inicia un discurso programático. El evangelista pasa de una descripción de aquello que Jesús obra en los sufrientes de Galilea, a enseñar, a través de un discurso ético-social, a sus discípulos y a la gente cómo encontrar, o mejor, cómo construir la felicidad.

En el v. 1 de la perícopa el tiempo verbal utilizado en un primer momento es el aoristo (VIdw.n), (kaqi,santoj), (prosh/lqon) que equivale en español al indefinido, es decir, expresa una acción pasada, un aspecto puntual; sin embargo, si hacemos otra aproximación al texto, observamos la presencia de un participio. El v. 2 expresa la acción en aoristo (avnoi,xaj), (le,gwn) en la parte (a), pero en (b) cambia al imperfecto (evdi,dasken) aunque el pasado se sostiene. En el v. 3 se advierte un cambio evidente en el tiempo verbal porque pasa de un pasado a un presente del indicativo activo (evsti,n) y de aquí en adelante mezcla modos del presente y del futuro.

Partiendo de los argumentos antes mencionados se puede afirmar que la perícopa inicia en el v. 3 y no en el v. 1. El estudio de los tiempos verbales, además, permite concluir, que el cambio verbal ocurre fundamentalmente en el v. 3 y se puede decir que aquí es donde comienza el texto.

Del v. 3 al v. 10 se observa una unidad literaria coherente. En el v. 3, la expresión o[ti auvtw/n evstin h' basilei,a tw/n ouvranw/n, que se repite en el v. 10, permite indicar una inclusión y con esta expresión se enmarca la unidad del texto por ahondar. Por estas razones es que la perícopa se delimita en Mt 5, 3-10 y no en Mt 5, 1-10.

En el v. 11(a) ocurre un cambio verbal al subjuntivo aoristo (ovneidi,swsin). Y el v. 12, aunque se muestra como una consecuencia del v. 11, muestra ser un añadido, es decir, que en su estructura no se asemeja a la respuesta que se da en los anteriores enunciados. Se hace alusión a los profetas antepasados y sus persecuciones. Una vez más, reiteramos que el análisis estará delimitado en Mt 5, 3-10.

A, A1: muestran que hay presencia de una inclusión en la apódosis, o segunda parte de la oración, de los vv. 3 y 10 (o[ti auvtw/n evstin h' basilei,atw/n ouvranw/nÅ ). Estas dos bienaventuranzas resaltan por la inclusión e incluyen las otras seis, situadas entre los vv. 4-9. Tanto la del v. 3 como la del v. 10 tienen el verbo principal en presente, mientras que las otras seis están en futuro. Todas las bienaventuranzas inician su prótasis, la primera parte de la oración, con (maka,rioi oi') y la apódosis con (o[ti auvtoi). Todo esto nos permite decir que existe unidad homogénea en el texto.

B, B1 , B2: corresponden a los vv. 4-6, éstos han sido agrupados porque se considera que juntos forman una subunidad; así, estas tres bienaventuranzas expresan actitudes del interior del hombre ante Dios, quieren revelar cómo debe ser nuestra relación de intimidad con Él, "llorar, ser mansos, tener hambre y sed de justicia" (Mt 5, 4-6). Por otra parte, surge la hipótesis de pensar que de B se desprenden B1 y B2, es decir, que el término "los que lloran" puede incluir a aquellos que son mansos y a los que tienen hambre y sed de justicia. Así, se puede decir que una persona que llora, es sensible a la realidad del que sufre, del indefenso y, por eso, es capaz de "sentir con" y trabajar por la justicia.

C, C1 , C2: corresponden a los vv. 7-9, éstos se agrupan porque hacen parte de otra subunidad. Estos versículos demarcan una realidad parecida, pero no igual, a la subunidad anterior. Aquí Mt, propone, a través de Jesús, la actitud que debemos asumir no ya frente a Dios, sino ante nuestros hermanos. En un mismo orden que B, C constituye el fundamento y base para C1 y C2. Por lo tanto, el término "misericordiosos" podría abarcar a los limpios de corazón y a los que trabajan por la paz. La persona misericordiosa es aquella que tiene el corazón puesto en las miserias del hombre, es limpia de corazón y se ocupa de trabajar por la paz. Así, estas dos últimas se desprenden de "ser misericordioso".

Redacción del texto

La crítica de la redacción intenta mostrar cuáles son las tensiones existentes en el texto, para ver si éste se articula en el conjunto del libro y en los versículos anteriores. Además, para este estudio será necesario comparar el texto con sus paralelos, en este caso, es un solo paralelo, el de Lc.

Para diferenciar ambos textos y las tensiones se usan dos tipos distintos de letra, con las que señalaremos lo original de cada autor y, en cursiva, aquello que será común para los dos. Lo propio de Mt estará en Times New Roman (12), lo propio de Lc en Calibri (12), y aquello que dicen ambos en cursiva Arial (10). Posteriormente, explicaremos las diferencias y semejanzas entre ambos textos. Terminaremos esta etapa explicando si el texto se ajusta correctamente en el conjunto del libro y en los versículos anteriores.

En el v. 3 de Mt y en el v. 20 de Lc se hace referencia a los pobres; la diferencia está en que Mt menciona "los pobres de espíritu", traducido por la Biblia de Jerusalén como un genitivo, pero en el Nuevo Testamento griego encontramos un artículo en dativo, masculino singular que traduce textualmente los "pobres en el espíritu", esto marca una diferencia, que influirá en la interpretación posterior del texto. Lc, por su parte, emplea el término "los pobres", sin hacer referencia al "espíritu".

En la apódosis de cada bienaventuranza Mt se expresa en tercera persona, mientras que Lc habla en segunda persona y, esto se mantiene a lo largo de la redacción del grupo de bienaventuranzas de ambos. Mt y Lc tienen en común la fuente (Q), en el v. 6 de Mt y en el v. 21(a) de Lc se menciona "tener hambre", aunque Mt agrega la frase "y sed de justicia".

Las bienaventuranzas propias de Mt son las cinco bienaventuranzas que no se encuentran en Lc, es decir, los vv. 5, 7, 8, 9, 10. Éste sería el texto original de Mt:

    5 Felices los mansos, porque recibirán la tierra en herencia.
    7 Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
    8 Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
    9 Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
    10 Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos (Mt 5, 5; 7-10).

Una similitud que hay que recalcar entre ambos textos es que en las prótasis de las bienaventuranzas el verbo está en presente del indicativo, aunque el verbo aparece tácito en muchos casos, pero en las apódosis de la expresión se observa, en ambos autores, un cambio verbal al tiempo futuro.

Por otra parte, se puede decir que hay algo seguro, y es que tanto en Mt como en Lc, el reino de los cielos es una realidad ya adquirida, es actual, presente, está aconteciendo; esto se observa en la conjugación del verbo ser (es), que encontramos en el v. 3 y v. 10 de Mt o en el v. 20 de Lc.

El texto se articula en el conjunto del libro, pues el evangelio de Mt tiene como una de las claves de lectura el reinado de Dios y también el tema de la justicia como uno de los principales.

En relación con los versículos anteriores al texto, también se puede decir que la perícopa se acopla muy bien allí, porque en esos versículos se expresa que Jesús curaba a las muchedumbres y, en los siguientes versos, Jesús estaba mirando a las muchedumbres cuando subió al monte para iniciar su discurso, dirigido principalmente a sus discípulos, pero también a todo aquel que estaba allí escuchándolo, es decir, a todas las muchedumbres que representan al pueblo de Israel.

Forma del texto

La pregunta que le hacíamos al texto era: ¿Las bienaventuranzas (makarismoj) son ley o evangelio, exigencias éticas o bendiciones escatológicas? Para responder a este interrogante es necesario profundizar en el significado de la palabra maka,rioj en el Segundo Testamento.

El término maka,rioj que se encuentra en el NT está en los siguientes textos: Mt 5, 3-5 ss.; Mt 5, 11; Mt 11, 6; Mt 16,17; Mt 24, 46; Lc 1, 45; Lc 6, 20-22; Lc 7, 23; Lc 11, 28; Lc 12, 37-38; Lc 12, 43; Lc 14, 14- 15; Lc 23, 29; Jn 13, 17; Jn 20, 29; Hch 26, 2; Ro 14, 22; 1 Co 7, 40; Stg 1, 12; Stg 1, 25; 1 P 3, 14; 1P 4, 14; Ap 1, 3; Ap 14, 13; Ap 16, 15; Ap 19, 9; Ap 20, 6; Ap 22, 7; Ap 22, 14 (Tuggy, 1996).

Ahora intentemos explicar el significado global de la palabra maka,riojen el conjunto del NT. Ésta puede no encerrar el único significado de bueno o feliz, sino que puede utilizarse en diversos contextos gramaticales y con variados significados. En Hch 26, 2 Pablo se considera a sí mismo feliz por defenderse frente al rey Agripa, éste es un sentido personal. En sentido impersonal, se encuentra en Hch 20, 35 donde el vocablo aparece en la máxima atribuida a Jesús: "Es más dichoso dar que recibir". En las Cartas pastorales (1 Tim 1, 11; 6,15) se utiliza la palabra maka,rioj con sentido teológico como designación adjetival de Dios (Balz & Schneider, 1998). En el NT, el término maka,rioj en su gran mayoría se refiere a personas y está situado con sentido predicativo (Mt 5, 3-10).

Sin embargo, es necesario aclarar que el vocablo maka,rioj es muy antiguo y se remonta a la literatura poética griega desde Píndaro, donde, tanto dioses como humanos, gozan de felicidad. La literatura sapiencial del AT y del judaísmo se encuentra cargada de una función parenética (Prov 3, 13; Eclo 14, 1s; 25, 8; 26,1; Sal 40, 2 LXX). Además, en otros testimonios del AT, también se presenta el carácter exhortativo (Sal 1, 1; 40, 2 LXX; Prov 8, 34; 18, 14). En Job 5, 17; Dn 12, 12; Tob 13, 16; 4 Mac 7, 22 la promesa que se hace en el macarismo se encuentra reforzada por la referencia al sufrimiento de la persona piadosa y esta promesa no se suprime por el martirio sino que se lleva a cabo en él (Balz & Schneider, 1998). La esperanza en una eterna bienaventuranza (4 Mac 17, 18; 18, 19 a) se manifiesta en los macarismos de la literatura apocalíptica judía (Hen 58, 2) (Balz & Schneider, 1998).

De esto se deduce que el macarismo del Segundo Testamento no puede venir directamente del ámbito veterotestamentario-judío ni del greco-helenístico. Sin embargo, el estilo se confirma en la literatura veterotestamentaria-judía y en la greco-helenística. El contenido se ve influenciado por ciertos elementos sapienciales, éticos y apocalípticos, pero su particularidad la recibe Cristo en el encuentro con el acontecimiento (Balz & Schneider, 1998).

En Mt los macarismos son condiciones planteadas con el fin de ser admitidos en el reino de los cielos y, además, son de una orientación paraclética (Levoratti, 2003). En Mt 13, 16 y su paralelo en Lc 10, 23 se presenta un macarismo que enfatiza el carácter escatológico donde la salvación futura se le otorga a quien no cierra las puertas a los anhelos de Jesús. Lc, por su parte, está más cerca de la tradición Q (Balz & Schneider, 1998). Éste es otro significado de macarismo en el NT, donde se muestra el carácter escatológico de aquel que decide optar por Cristo en su vida.

Al mismo tiempo, en Jn 13, 17 "Sabiendo esto, dichosos seréis si lo cumplís" y Jn 20, 29 "Jesús le dice: porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído", aparecen dos testimonios que son promesas escatológicas de salvación; la primera pide a los discípulos la práctica del amor, la cual recibirá la salvación escatológica; en la segunda, se realiza un contraste entre el creer y el ver.

Además, en el material de Lc se encuentra también la alabanza de la madre de Jesús, que anuncia que son bienaventurados aquellos que "oyen y guardan la Palabra de Dios" (Lc 11, 27.29). Es decir, las bienaventuranzas de Mt, aunque se determinan por una cantidad, no agotan su presencia en el Segundo Testamento, impregnado, como está, de macarismos; aunque esto supone el ejercicio de descubrir la intención de cada uno, para obtener una mejor interpretación de los textos.

En Pablo Rom 4, 7-8, maka,rioj, refiere la imputación de la justicia de Dios sin obras. En la carta de Santiago (1,12; 1,25), por su parte, aparecen dos testimonios que son parenéticos y con sentido futuro y escatológico. En 1 Pe 3, 14 se hace referencia a la situación de la comunidad que debe tener en cuenta los actos de hostilidad que se puedan presentar y este texto está en consonancia con el de Mt 5, 10; en ambos está la promesa de salvación, condicionada en su cumplimiento por la aceptación gozosa de los sufrimientos en la persecución por causa de la justicia. 1 Pe 4, 14 también hace alusión a ello, pues si la persecución les afecta por el hecho de ser cristianos, entonces pueden gozar por estar en comunión con los sufrimientos de Cristo (v. 13).

El Apocalipsis también presenta bienaventuranzas y aparecen en tercera persona e interpelan de forma indirecta a la comunidad que escucha el mensaje apocalíptico. Ap 1, 3 y 22, 7 forman un marco, en el que, por medio del macarismo, se considera bienaventurado a quien tenga en cuenta las palabras de la profecía del libro. Ap 14, 13 y 20, 6 son textos que tratan el tema del martirio; a los mártires se les promete la participación en la "primera resurrección" y la victoria definitiva sobre la muerte. Estos textos sobre el martirio resaltan el motivo del consuelo y en 16, 15 se llama la atención sobre la vigilancia. En el Apocalipsis la exhortación y el consuelo se unen en los macarismos de este texto (Balz & Schneider, 1998).

El significado de maka,rioj en el texto de las bienaventuranzas de Mt, se refiere a condiciones planteadas con el fin de ser admitidos en el reino de los cielos y presentan una orientación moral o paraclética, es decir, buscan orientar la vida del cristiano y de todo aquel que quiera iniciar el proceso de seguimiento de Jesús.

El término maka,rioj en el texto de Mt 5, 3-10 es asignado a personas y quiere expresar las condiciones, que el autor pone en boca de Jesús para entrar en el reino de los cielos. Estas condiciones son de carácter moral, ellas buscan conducir u orientar la vida de aquellos que quieren encarnar a Jesús en su existencia.

SEMÁNTICA

Las bienaventuranzas presentan una visión de proyecto. Su forma enunciativa y su expresión del verbo en tercera persona del plural, permite comprender que ellas no están dirigidas a un grupo exclusivo de personas sino a "todos". Entonces, todo cristiano que lea, escuche o reflexione este texto debe convencerse de que está dirigido a él. Que Jesús le llama feliz, pero al mismo tiempo le pide trabajar para hacer posible y visible el reino de los cielos y que éste llegue a su plenitud a través de actitudes de fraternidad y hermandad (Acosta, 2007).

Se puede desglosar cada bienaventuranza por separado. La primera, explica Drewermann (1992), está dirigida a nosotros y en sus palabras la traduce como: dichosos, no los pobres de espíritu, sino los que reconocen desde Dios su pobreza. Para encontrar la felicidad es fundamental reconocer la propia realidad. Kapkin (2003), expresa que ese reconocer y aceptar la pobreza propia constituyen la aceptación y el reconocimiento de que Dios nos es absolutamente necesario. Insiste en que la actitud de la pobreza es la única forma de la salvación. Ser pobre frente a Dios traduce el sentimiento liberador de no tener que ser algo más de lo que se es. Por otra parte, Cardona & Oñoro (2011) explican que los pobres de YHWH, los humildes de Dios son aquellos que no esperan ya nada de los hombres y aguardan todo de Dios, y éstos podrán librarse de la "Ira de Dios".

En nuestro análisis debemos explicar la diferencia que se presenta en la interpretación en español de: "de espíritu", traducción de la mayoría de versiones de la Biblia, y "en el espíritu", traducción literal del griego al español. Cuando decimos "de espíritu", en español entendemos a una persona con un espíritu apagado, es decir, muy baja de ánimo. Si en español decimos "pobres en el espíritu" la interpretación variará porque alude a aquella persona capaz de vivir la pobreza espiritual, es decir, la que logra ser desprendida, generosa, confiada, en otras palabras, la persona que vive una desnudez espiritual frente a Dios, sin máscaras.

La segunda bienaventuranza se traduce por dichosos los que sienten, porque ellos recibirán consuelo, es decir, dichosos los que aún son capaces de llorar. Los que lloran poseerán un futuro propio y los hombres que lograrán ser felices serán aquellos que sean capaces de no matar su sensibilidad, dichosos los hombres que se atreven a expresar, delante de Dios y de los hombres, aquello que duele o ha dolido (Drewermann, 1992).

En la tercera bienaventuranza, explica Drewermann (1992), la palabra mansos significa literalmente aquellos que no tienen defensa, los expuestos a abusos y ataques. Lo que significa que debe tener valor aquel que es capaz de despojarse de su poder y ponerse cerca de los más miserables.

En la cuarta bienaventuranza, la palabra "justicia" está indisolublemente unida con la idea de deberes y exigencias morales, pero Jesús pensaba que los problemas humanos no se pueden solucionar con grandes esfuerzos morales Drewermann (1992). Religión y moralidad, no se identifican. Lo que esta bienaventuranza quiere expresar, en palabras de Kapkin (2003), es una vida posible desde Dios y correcta, no desde los presupuestos de "justicia", que conllevan la competencia violenta de intereses humanos.

En el análisis se ve la posibilidad de agrupar la segunda, tercera y cuarta bienaventuranzas por el tema -común- que tratan. Ellas reflejan cómo debería ser la actitud frente a Dios y, por otro lado, se puede subsumir a la segunda bienaventuranza las dos siguientes porque el término "los que lloran" encierra a los mansos y a los que tienen hambre y sed de justicia. Aquel que llora, que siente, es capaz de ser sensible a la realidad de los que sufren, de los indefensos y, al mismo tiempo, de luchar o trabajar por conseguir un mundo más justo.

La quinta bienaventuranza se debe relacionar con la primera porque, en palabras de Drewermann (1992), la misericordia no es posible sino desde la pobreza, es decir, únicamente los pobres son capaces de tener misericordia.

La sexta bienaventuranza se puede unir a la segunda, expone Drewermann (1992), porque una inclinación es limpia sólo cuando tiene como fin el querer propio del otro, "promover la independencia y la singularidad del otro es el objetivo total de estos esfuerzos y para ello se requiere prescindir de uno mismo" (Kapkin, 2003, p.166).

La séptima bienaventuranza se puede unir a la tercera, los que hacen y aman la paz. Para asumir una responsabilidad coherente con la realidad es preciso hacer aquello que no se piensa y aquello que no se quiere. Jesús funda la paz viviendo lejos de toda amenaza que se resista a todo ataque, ésta es la forma que Él nos enseñó (Kapkin, 2003).

La octava bienaventuranza se relaciona con la cuarta, argumenta Drewermann (1992), respecto al concepto de "justicia" como expresión que abarca lo que es "una vida recta" conforme al querer de Dios. Se trata de lograr la paz con métodos y estrategias pacíficas para suscitar cambios profundos en la sociedad.

Sin embargo, en nuestro estudio, queremos aportar otra posibilidad que articula las bienaventuranzas (5, 6 y 7) en un solo grupo y, además, desprender de la quinta las otras dos, es decir, que los limpios de corazón y los perseguidos por causa de la justicia, lo son porque son misericordiosos.

Cabe anotar que en nuestra perícopa el reino es algo presente, es decir, ya está aquí entre la gente y los discípulos, ese reino se patentiza en la vida y obra de Jesús, la autobasileia1 de Dios y, para vivir en su presencia basta encarnar las condiciones que Mt propone en palabras de Jesús.

Luz (1993), por su parte, explica que se pueden encontrar ciertas diferencias de tonalidad entre Mt y la predicación de Jesús. En la predicación de Jesús se señala más la presencia oculta del reino de Dios. En Mt, en cambio, la comunidad se limita a salir al encuentro del reino de los cielos. Jesús no destacó programáticamente la continuidad respecto a la ley y los profetas, como hacen Mt 5, 17-19 y 7, 12, aunque Él se consideró enviado de Dios a su pueblo. La comunidad mateana, que se remonta a la pascua, acentúa de diferente modo que Jesús es la prioridad de la gracia.

La perícopa de Mt 5, 3-10 constituye las bienaventuranzas que Mt pone en labios de Jesús como introducción del primer discurso evangélico, bien llamado Sermón de la montaña o Sermón del monte. Las bienaventuranzas forman un conjunto global de ocho enunciados propositivos, pero se pueden clasificar en tres pequeños subgrupos. El primero está formado por los vv. 3 y 10 y dentro de éste se incorporan los otros dos. Los vv. 4-6 constituyen el otro subconjunto, el v. 4 englobante de los vv. 6-7; y los vv. 7-9 forman la otra agrupación, donde el v. 7 abarca a los vv. 8-9.

GÉNERO LITERARIO

En el estudio del género literario de las bienaventuranzas se han realizado diversas investigaciones; de ellas procede el hecho de que las bienaventuranzas se emplearon en el ámbito judío, especialmente en la parenesis sapiencial, para expresar la relación acción-pasión y se enunciaban habitualmente en tercera persona, es decir, sin receptores directos (Luz, 1993).

Al mismo tiempo, la apódosis de futuro con sentido escatológico, encuentra su existencia desde la apocalíptica. Así mismo, desde la apocalíptica se da la concisa prótasis nominal que no describe, en estilo sapiencial, el comportamiento de los bienaventurados (Luz, 1993).

Las bienaventuranzas enlazan, en definitiva, con este cambio producido en la apocalíptica de un género literario originalmente sapiencial; empero, ellas se diferencian por el uso de la segunda persona, por la seriación y por la primera parte de la oración. Por tanto, la parenesis es la raíz vital de las bienaventuranzas de Mt, en correspondencia con la aproximación al uso lingüístico que realiza la Sabiduría (Luz, 1993).

El género literario contenido en el texto es el macarismo, el cual puede remitir a feliz, dichoso, afortunado, bienaventurado, específicamente en las personas. En la lectura del evangelio de Mt, se evidencia esta forma literaria del macarismo, que era una de las características del estilo oral de Jesús, además de las conocidas en el Sermón de la montaña (Mt 5, 3-12 y Lc 6, 20-23).

El macarismo tiene como punto de inicio la felicitación espontánea (afirmación de que es feliz), presentada con cierto acento exclamativo, a uno o ciertos individuos. Cuando esta espontaneidad del lenguaje social se eleva a forma literaria, sobre todo en el género religioso-moral, tiende naturalmente a envolver en la proclamación de la felicidad, no sólo a los que tienen disponibilidad, sino también a aquellos que manifiesten análoga disponibilidad de recibirla (Gomá, 1991).

En la segunda persona (felices vosotros...) se observa un desplazamiento hacia la tercera (felices los que...); es decir, hay una transformación en el axioma sapiencial que realiza Mt cuando toma de Lc. Con ello, adquiere un matiz de ofrecimiento o invitación y, más que afirmación, es promesa de felicidad. La felicidad que prometen o proclaman los macarismos del NT, sobre todo los de Jesús, es notable y exclusivamente religiosa (Gomá, 1991).

Para cerrar esta sección del estudio, podemos decir que el género literario del macarismo presente en el texto de Mt 5, 3-10 y en los textos del NT mencionados anteriormente, hace referencia a personas y no a Dios como en otros textos del Antiguo y Nuevo Testamento. Macarismo puede remitir a: feliz, dichoso, bienaventurado, afortunado, pero la traducción literal al español es bienaventuranza. Es un género que se ha utilizado en la parenesis sapiencial y utiliza la tercera persona, así como lo hace también el evangelista Mt, pero la versión de Lc, considerada la más original, utiliza la segunda persona y Mt, al tomar las bienaventuranzas de Lc, la cambia a tercera persona. Esto es lo que permite afirmar que las bienaventuranzas de Mt tienen una influencia de la literatura sapiencial parenética y, por ende, son de carácter moral.

CONCLUSIONES

En este apartado se intenta dar respuesta al interrogante planteado inicialmente: ¿Las bienaventuranzas (makarismoj) son ley o evangelio, exigencias éticas o bendiciones escatológicas? Para responder contamos con el siguiente presupuesto: la palabra maka,rioj en la Sagrada Escritura presenta dos implicaciones. La primera, es una felicitación hacia aquel que camina ¡ya! por el buen camino. La segunda, es que este término maka,rioj implica un programa de vida que será recompensado por Dios (Tassin, 2006).

Según explica Farmer et al (2005), los estudios realizados sobre el término maka,rioj explican dos traducciones de la misma palabra desde el hebreo ashre y baruk. El primero, se halla fundamentalmente en la literatura sapiencial y, el segundo término proviene de un contexto de alianza. Las sentencias baruk están estrechamente relacionadas con las promesas de alianza y, en las bienaventuranzas eso es lo que se manifiesta. En el contexto judío, la fidelidad de Dios a la alianza era considerada una bendición sobre el pueblo (Dt 7,12; Is 61, 9). Ésta es la forma en la que se transforman las bienaventuranzas en la proclamación del cumplimiento de todas esas promesas.

Si tomamos para esta investigación el argumento de Farmer et al (2005), se puede decir que Mt, inspirado en el AT para el inicio de este discurso, se queda con el estilo de lo que significa ashre, es decir, que las bienaventuranzas tienen como forma un carácter moral, pero el contenido o su fondo es un sentido de alianza. En otras palabras, en el bloque de las bienaventuranzas del evangelio de Mt, se puede percibir externamente un conjunto de normas o leyes, que en el fondo son evangelio; estas prescripciones buscan crear una alianza entre el cristiano y la persona de Jesús, quien es el bienaventurado por excelencia.

En otro sentido, Kapkin (2003) explica que la obra de Mt considera las bienaventuranzas como leyes, mandatos o exigencias, y una de sus características básicas es hacerle justicia como cristiano a la ley con el fin de preservar la herencia judía del cristianismo.

Aunque para Mt éste sea el significado de las bienaventuranzas, es importante resaltar, como hemos mencionado, que éstas no se encuentran sólo en Mt sino que debemos contar con su paralelo en Lc. Además, analizar estas bienaventuranzas pronunciadas por Jesús como "condiciones", en su fondo constituye el modo de presentar la nueva ley, es decir, la ley del amor, respecto a la antigua ley presentada por Moisés en el Antiguo Testamento. Jesús tenía intención de llevar a su plenitud los mandamientos. Jesús, al proclamar estas bienaventuranzas, las presenta en forma propositiva, a diferencia de Moisés quien lo hizo en forma prohibitiva. Estos últimos eran unos mínimos para el modus vivendi del pueblo de Israel, en comparación de estas máximas presentadas en forma propositiva y puestas en labios de Jesús.

Las bienaventuranzas presentan una visión de proyecto, dibujan la persona hacia la que se quiere tender, el individuo aún no terminado, pero digno de ser soñado (Cardona & Oñoro, 2011). Las bienaventuranzas tejen en el ser la humanidad de Cristo, siempre que la persona asuma como proyecto de vida vivir en el camino del amor.

La forma enunciativa de las bienaventuranzas y su expresión del verbo en tercera persona del plural, permite comprender que ellas no están dirigidas a un grupo exclusivo de personas, antes bien, son una invitación para "todos". Entonces, todo cristiano que lea, escuche o reflexione este texto debe convencerse de que está dirigido a él (Acosta, 2007). Jesús le llama feliz, pero al mismo tiempo le pide trabajar para hacer posible y visible el reino de los cielos, es decir, transparentar con la vida el evangelio o, lo que es lo mismo, a Jesús y que éste -el cristiano- llegue a su plenitud a través de actitudes de fraternidad y humanidad.

El término maka,rioj mejor entendido como la felicidad, deriva no de la pobreza, las lágrimas, el dolor, realidades todas éstas que constituyen un punto inicial, sino de la obra de Dios Padre, que es nuestro punto de llegada (Cardona & Oñoro, 2011). En definitiva, Dios es el origen de la felicidad; se puede ser feliz porque Dios realiza su obra en cada uno, gracias a la buena nueva proclamada por Jesús.

En la segunda parte de la pregunta y valiéndonos de la investigación realizada, podemos argumentar que Mt, aunque presenta las bienaventuranzas, según explican la gran parte de los autores estudiados como un discurso ético-social, estas bienaventuranzas son, también, bendiciones escatológicas porque prometen una vida distinta, si acogemos a la persona de Jesús en nuestra vida en el "ya" con la esperanza escatológica del "todavía-no".

Así, las bienaventuranzas mateanas traen consigo una serie de exigencias que plantean la pregunta de si aún somos capaces de llevar a cabo su exigencia soteriológica. Es, en definitiva, la interpelación de proclamar en ellas no la dicha de una interioridad religiosa, sino la de unos cristianos que viven su fe dentro del mundo, y la practican en la calidad y capacidad de relacionarse con otros (Luz, 1993).

En suma, las bienaventuranzas mateanas plantean exigencias éticas, es decir, invitan especialmente desde el v. 7 al 10 a un cambio de actitud en relación con el hermano, pero que este comportamiento se derive de las primeras bienaventuranzas (vv. 3-6) que exhortan a una conversión de todo el ser. Además, las bienaventuranzas son bendiciones escatológicas porque con nuestra transformación interior podemos asumir comportamientos distintos en la sociedad y, al mismo tiempo, vivir desde ya en la tierra, de forma anticipada, la verdadera felicidad que Jesús proclama en el texto estudiado.

Mt expone, según Luz (1993), en su concepción de evangelio, que corresponde a la noción veterotestamentaria-judía de la Toráh, una ayuda a través de las bienaventuranzas para permanecer en la alianza sellada por Dios con su pueblo. En este sentido, los preceptos de Jesús son también una parte del evangelio. El precepto no es algo ajeno al evangelio, sino que el evangelio incluye en sí ciertas normas: hay que ser pobres de espíritu, mansos, misericordiosos, para que el reino nos pertenezca y acontezca en nuestra vida.

La vivencia de las bienaventuranzas nos humaniza y nos proporciona una vida plena y feliz, pero no sin obstáculos ni dificultades. La intención más profunda de Jesús fue restaurar la dignidad del ser humano y comunicarle que se puede ser feliz en esta vida presente, siempre que se acoja su mensaje de salvación.

Por todo lo dicho, nos atrevemos a proponer el mensaje de las bienaventuranzas como clave de lectura para la preparación de la celebración del sacramento de la reconciliación. Su forma y contenido pueden iluminar la vivencia de este sacramento de manera propositiva y no prohibitiva como se hace a la luz de los mandamientos. No se trata de abolirlos, sino de interpretar el mensaje de Jesús lo más fiel posible a sus verdaderas intenciones.

Asumir esta enseñanza e incorporarla como un itinerario espiritual que oriente nuestra vida humana-cristiana y que nos ayude a ser felices plenamente. Este es un reto de todos y cada uno de nosotros.


Pie de página

1La autobasileia de Dios es un término con el que se expresó Orígenes para hablar del reino de Dios realizado en una persona (Jesús).

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