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Cuestiones Teológicas

Print version ISSN 0120-131X

Cuest. teol. vol.41 no.95 Bogotá Jan./June 2014

 

EL TEMOR DE DIOS EN EL SIGLO XXI: Algunos rostros vigentes en la Biblia

The Fear of God in the 21st Century: Some Up-to-Date Faces in the Bible

O temor de deus no século XXI: Alguns rostos vigentes na bíblia

Hernán Cardona Ramírez*

* Salesiano. Doctor en Teología, Universidad Pontificia Bolivariana, Medellín-Colombia (1990), Magister en Estudios Bíblicos, Universidad de Antioquia, Medellín-Colombia (2002). Docente titular de la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia Bolivariana, Medellín- Colombia. Miembro del grupo de investigación en Biblia y Teología, de la UPB- Medellín, El autor hace parte de ACEC (Asociación Colombiana de Escrituristas Católicos), ABS (Asociación Bíblica Salesiana, con sede en Roma) y ABS hace parte de la Febic (Federación Bíblica Católica Internacional) con sede en Stuttgart- Alemania. El artículo es producto del proyecto de investigación "La resurrección en 1Tesalonicenses, referentes del Antiguo Testamento".
Correo electrónico: hernan.cardona@upb.edu.co.

Artículo recibido el 16 de agosto de 2013 y aprobado para su publicación el 18 de diciembre de 2013.


Resumen

El artículo estudia, desde una revisión documental de exégesis y de teología bíblica, la función del "Temor de Dios" en varios textos sapienciales del Antiguo Testamento en conexión con diferentes máximas del Nuevo Testamento. Un argumento sobresaliente es la diferencia de términos: el temor de Dios equivale al temor del Señor en los Proverbios y, a la vez, el temor de Dios, como motivo final en el libro de Job, no alcanza a responder el dilema de Job sino que abre el horizonte de comprensión a la totalidad de la vida humana en su relación con Dios. Job teme a Dios y, a pesar de ello, vive la experiencia dolorosa del sufrimiento. Por lo tanto, el temor de Dios debe abrirse a las propuestas del Eclesiástico y a las categorías bíblicas compasión, misericordia y bondad hasta concluir que quien ama al Dios de Jesús (el Abba), le va bien en todo.

Palabras clave: Temor de Dios, Biblia hebrea, Sapienciales, Dios, Ser humano.


Abstract: The paper studies, from the perspective of exegetical document revision and biblical theology, the role of the "Fear of God" in several Sapiential Books of the Old Testament in connection with different maxims of the New Testament. A remarkable argument is the difference between expressions: the fear of God is equivalent to the fear of the Lord in the Book of Proverbs and, at the same time, the fear of God as final cause in the Book of Job is not sufficient to resolve the dilemma of Job, but opens the horizon of understanding to the whole human life in its relation with God. Job fears God and, however, he lives the painful experience of suffering. Therefore, the fear of God should be opened to the proposals of the Ecclesiastes and the biblical categories of compassion, mercy and goodness until fully understanding that those who love the God of Jesus (Abba) are good in what they do.

Keywords: Fear of God, Hebrew Bible, Books of Wisdom, God, Human Being.


Resumo: O artigo estuda, a partir de uma revisão documental de exegese e de teologia bíblica, a função do "Temor de Deus" em vários textos sapienciais do Antigo Testamento, em conexão com diferentes máximas do Novo Testamento. Um argumento sobressaliente é a diferença de termos: o temor de Deus equivale ao temor do Senhor nos Provérbios e, ao mesmo tempo, o temor de Deus como motivo final no livro de Jó não consegue responder seu dilema, mas abre o horizonte da compreensão à totalidade da vida humana em sua relação com Deus. Jó teme a Deus e, apesar disso, vive a experiência dolorosa do sofrimento. Portanto, o temor de Deus deve abrir-se às propostas do Eclesiástico e às categorias bíblicas compaixão, misericórdia e bondade, até concluir que a quem ama ao Deus de Jesus (o Abba), tudo lhe vai bem.

Palavras-chave: Temor de Deus, Bíblia hebraica, Sapienciais, Deus, Ser humano.


INTRODUCCIÓN1

El "temor del Señor" es una expresión con abundantes apariciones tanto en los textos sapienciales como en aquellos no sapienciales2 de la Biblia hebrea (para los cristianos, Antiguo Testamento o Primer Testamento). En la Torá (o en el Pentateuco, los cinco primeros libros de la Biblia) "el temor del Señor o de YHWH (Dios)" asoma en el libro del Deuteronomio (4,10; 5,29; 6,2, 13, 24; 10,12, 20), también en los libros históricos (1Sam 12,14, 24; 1Re 8,40, 43; 2Cro 19,7, 9), y en los profetas (Is 11,2-3; Jer 5,22-24; Mal. 3,5). La frase (el temor de Dios) es un tejido fundamental en la muestra telar de los libros sapienciales, en los que la salvación histórica de Israel, al estilo de los sucesos del éxodo, representa un argumento ausente.

En numerosas comunidades de América Latina, en grupos con formación bíblica y religiosa intermitente, y a propósito del año de la fe convocado por la Iglesia católica, muchos se preguntan qué es la fe, cuál es su relación con el "temor de Dios" y si entre las dos expresiones (fe y temor de Dios) hay relación o, por el contrario, una decidida separación.

En la Biblia hebrea, "El temor del Señor" es un criterio frecuente e importante en la estructura del libro de los Proverbios (1,7; 9,10; 31,30); es prominente en el final del libro del Eclesiastés (Qohélet 12,13); se halla en el libro de Job. Está presente también en los salmos (34,11; 111,10). El único libro sapiencial en el que la expresión no aparece, con los rasgos citados, es en el Cántico de los cánticos o Cantar de los cantares.

Con base en estos datos, para algunos autores, una noción central de la literatura sapiencial bíblica es la frase "El temor del Señor" (Vílchez, 1990). Quizá ella sirva para establecer una conexión entre la literatura sapiencial y los demás escritos de la Biblia hebrea.

VISIÓN PANORÁMICA DEL TEMOR DEL SEÑOR EN LA BIBLIA

Como se indicó antes, la expresión tiene su hogar original en los textos sapienciales, por ejemplo, Qohélet o Eclesiastés, usa el verbo temer, en 3,14, Dios se hace temer, a partir de la creación. En 8,12-13, quienes temen a Dios se contraponen a los malvados. En 12,13, un ser humano es tal si teme a Dios y obedece sus mandatos.

En el libro de los Proverbios también se usa el verbo "temer". En 3,7, se pide al lector, temer al Señor y apartarse del mal. En 14,2, quien anda en rectitud, teme al Señor. Y 31,30 será alabada la mujer porque teme a Dios. Pero en el libro de los Proverbios es más común la frase: el temor de Dios o el temor del Señor.

En Proverbios 1,7, se dice: el comienzo de la sabiduría es el temor del Señor. En 2,4-5, El temor del Señor es el camino de la vida. En 8,13, quien tiene el temor del Señor, rechaza el mal; en 10,27, el temor del Señor prolonga la vida. Y en 16,6, el temor del Señor es mejor que el oro.

El verbo "temer" y el sustantivo "temor", afloran en el libro del Eclesiástico o Sirácida. Temer: 11 veces, entre otras en 1,13; 15,1; 33,1. Temor: 22 veces, 1,12; 10,22; 40,27. En el libro de los Salmos, temer, unas 73 veces y temor de Dios unas 8 veces. En el libro de Job, "temer" 9 ocasiones y "temor" 9 apariciones.

De otro lado, la raíz hebrea "yare", temer, respetar, temblar, honrar… y el sustantivo, temor, respeto… abarcan varias situaciones. De entrada, en la Biblia hebrea, numerosos seres humanos "tienen miedo". Abraham tiene miedo en Gérar; en este momento el patriarca, con Sara su esposa, se encuentra en inmediaciones de los egipcios, entonces Abraham decide presentar a Sara como su hermana. Él tiene miedo, porque según él, no hay temor de Dios en esta tierra (Gen 20,11). Más tarde, su hijo, en tiempo de hambruna en la región, Isaac se quedó con su esposa y familia en Gérar y cuando le preguntaban si Rebeca era su esposa, él la presentaba como su hermana. Isaac tiene miedo de morir, según Gen 26,7.

Ya en el libro del Éxodo, de acuerdo con el relato, el rey egipcio había mandado a las parteras fijarse si el recién nacido era niño o niña (Ex 1,16), y a los varones los debían matar y dejar vivas a las niñas. Pero las parteras (Sifrá y Fuá) porque temían a Dios no acataron la orden del rey de Egipto y dejaron vivir también a los niños. Ya en el libro del Deuteronomio, Moisés exhorta al pueblo a ser fiel a la Torá, recuerda la manifestación de Dios en el Horeb, cuando el pueblo escuchó las palabras del Señor y se comprometió a temer a Dios los días de su vida (Dt 4,10; 5,29; 6,2; 13,24).

En los profetas (anteriores y posteriores) también aparece el temor. Por ejemplo, David tiene miedo en 1Sam 21,13; él huyó de la presencia del rey Saúl, quien buscaba matarlo. David buscó refugio, según el texto, con el rey filisteo Aquis en el poblado de Gat, pero David tuvo miedo cuando se dio cuenta de la información que el rey Aquis tiene sobre él. El segundo libro de Samuel trae en su texto una oración del rey Salomón, donde hace oración su reinado y la vida del pueblo. En la oración se describen las buenas acciones de un rey y de los suyos, al vivir de esa manera serán temidos, o respetados, el resto de los días (1Re 8,40; 2Cro 19,7).

Algunas personas infunden miedo a otras, como Goliat a Saúl y a los israelitas, cuando interviene de manera extraordinaria el joven pastor de nombre David, para vencer no sólo a Goliat, sino acabar con el miedo del rey y el pueblo de Israel (1Sam 17,4-52). El temor aparece a propósito del retoño de Jesé, en Is 11,2-3. Judá y la casa de Jacob, tienen miedo, en Jer 5,22-24, Mal 3,5. Dios infunde temor y miedo, él es una amenaza (Is 8,12-13), realiza actos terribles (Dt 4,34, Ex 15,12), en Joel 2,11, aparece el aterrador día del Señor, un día capaz de infundir miedo, temor y angustia.

Ya en el griego del Nuevo Testamento, las referencias asoman así: el verbo phobeomai (temer, 95 veces) y el sustantivo phobos (temor, respeto, angustia, 47 veces). De manera general se pueden mirar unos cuantos ejemplos. Cuando en el evangelio de Mateo, Jesús elige a los doce y los envía, el maestro procede a darles unas instrucciones, en Mt 10,26-33, les invita a no tener miedo, ni a las persecuciones ni a quienes los acusen ni a quienes matan el cuerpo pero no son dueños del aliento vital de los seres humanos. Se debe temer perder el sentido de la vida. En Jesús el temor se centra en este aspecto.

En Lucas, después de acoger a Zaqueo y ofrecer un sentido evangélico a las riquezas, Jesús narra la parábola del hombre noble que reparte dinero entre sus servidores. Quien recibió la menor cantidad según su capacidad, no hizo negocio con ese dinero, al contrario, lo guardó, lo tuvo retenido y justifica esa actitud cuando dice "tuve miedo de ti porque eres un hombre exigente". Lc 19,21. Este temor incapacita para el ejercicio del discipulado dentro del reino.

En el cuarto Evangelio, cuando se narra el sexto signo de Jesús, la curación de un ciego de nacimiento (Jn 9,1-41), en la discusión con las autoridades judías, los padres de quien había estado ciego responden con evasivas ante las preguntas inquisidoras de sus adversarios (en especial los fariseos). Entonces el autor comenta: "Los padres de quien había estado ciego respondían de esa manera, por miedo a los judíos, pues habían tomado la decisión de expulsar de la sinagoga a quienes reconocieran que Jesús era el Mesías" (Jn 9,22).

En el libro de los Hechos de los Apóstoles, después del evento de Pablo en Damasco, los cristianos poco creen en el cambio operado en Pablo. Incluso cuando llega a Jerusalén, según el relato, Bernabé debe presentar a Pablo delante de los apóstoles porque los cristianos tienen miedo de unirse a Pablo pues "no creían que fuera en verdad un discípulo" (Hch 9,26).

Luego, en la carta a los cristianos de Galacia, de acuerdo con la descripción, Pablo, el apóstol de los gentiles, confrontó con fuerza a Pedro, pues en Antioquía el jefe de los apóstoles comía con los cristianos de origen pagano, pero cuando de Jerusalén llegaron a Antioquía algunos partidarios de Santiago, Pedro se apartó y se distanció de los paganos "por miedo a los partidarios de la circuncisión" (Gal 2,12). Pablo no podía aceptar esta acepción de personas y por ello invitó a Pedro a ubicarse en el lugar adecuado. Y deja testimonio escrito de este desencuentro en la epístola a los Gálatas.

Y en el corazón de la meditación del Nuevo Testamento, en cuanto las cartas de Juan reflejan una madurez en la reflexión teológica al final del s. I ec, aflora una frase conmovedora: No hay temor (phobos) en el amor (ágape), pues el amor completo echa fuera el temor, porque el temor implica un castigo, y quien tiene miedo no ha sido completado en el amor: (1Juan 4,18). Ya antes Jesús, dentro de la misma tradición de los escritos joánicos, enseña a los cristianos el amor (ágape: Jn 13,34-35).

Este panorama deja varias sensaciones rápidas, ante todo, son amplios el material y las referencias, existen muchos textos sobre el argumento y los significados de la expresión "temor de Dios" o "temor del Señor", se posicionan con variados matices. Dada la complejidad del asunto, esta exposición se detiene en algunas referencias sobre el temor de Dios en pasajes selectos de los libros sapienciales.

ALGUNAS PRECISIONES EN EL VOCABULARIO

Ante todo, los seres humanos aparecen llenos de miedo, y por causas diversas, en varios textos de la Biblia: la esclavitud, la guerra, la muerte, la pérdida de un ser querido, un desastre natural, un lugar geográfico. También dan miedo las personas, Goliat a Saúl y los israelitas, los animales salvajes, el desierto y el mar. Este temor y este miedo están relacionados con las definiciones castellanas en diccionarios a la mano: Temor: Estado afectivo de quien ve ante sí un peligro o ve en algo una causa posible de padecimiento o de molestia para él: "Tiene miedo de caerse". (Diccionario de María Moliner, on line).

El Diccionario de la Real Academia Española: Miedo (del latín, metus). 1. m. Perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario. 2. m. Recelo o aprensión de quien cree le pueda suceder algo contrario a lo que desea.

Temor. (Del lat. timor, -õris). 1. m. Pasión del ánimo, que hace huir o rehusar aquello que se considera dañoso, arriesgado o peligroso. 2. m. Presunción o sospecha. 3. m. Recelo de un daño futuro. 4. m. germ. Cárcel de presos.

Temor de Dios. 1. m. Miedo reverencial y respetuoso que se debe tener a Dios. Es uno de los dones del Espíritu Santo.

Pero en los textos de la Biblia hebrea la novedad se presenta quizá cuando la frase se completa así: temer a Dios, temor de Dios, temor del Señor.

EL TEMOR DE DIOS EN LOS LIBROS SAPIENCIALES

El vocablo "sapiencial", proviene de la palabra latina "Sapientia"3, que significa sabiduría, prudencia, cordura, habilidad en un arte. En la Biblia los libros centrados en este argumento se denominan "sapienciales".

En los escritos sapienciales, como los Proverbios, el libro del Qohélet, los Salmos… y también en pasajes del Pentateuco, el temor de Dios toma la forma de un reconocimiento reverente abierto a la confianza y a la obediencia. Quienes temen a Dios son confiables (Ex 18,21), escuchan la Ley (Dt 4,10), recorren el camino de Dios (Dt 6,13; 8,6). La expresión se usa para señalar a quienes asumen su vida con responsabilidad, de manera integral, buscan un sentido y un propósito para su existencia, el cual se asimila con la voluntad de Dios; en este contexto el temor de Dios es el principio de la sabiduría (Prov. 1,7; Sal 111,10).

Un estilo de vida con una orientación hacia Dios descubre muy fácil el sentido del temor de Dios (Prov. 2,5), se trata de una existencia capaz de evitar el mal y decidirse por el bien (Sal 34,11; Prov. 23,17), por el honor, por el bienestar y por la vida (Prov. 22,4). La invitación "No temas. No teman" aparece alrededor de 75 veces en la Biblia hebrea, es un llamado de Dios para infundir tranquilidad (Is 41,10-14), y es la forma como se contrarresta el terror de la impactante teofanía en el Éxodo (20,20) o en el libro de Daniel (12,19).

El temor de Dios en el libro de los Proverbios

El libro de los Proverbios denomina la sabiduría como un don de Dios (Yahveh) y de su boca nacen la ciencia y la prudencia (Prov. 2,6). Incluso cuando la sabiduría entra en el corazón del ser humano (lugar donde, según la Biblia, se toman las decisiones de cada día) entonces la ciencia será dulce para la existencia, para la vida del creyente (Prov. 2,10). Quien encuentra la sabiduría y alcanza la prudencia es denominado por los Proverbios como alguien "dichoso o feliz" (Prov. 3,13). En este contexto la sabiduría es como el "secreto de la felicidad". En Israel el secreto de la felicidad sólo Dios lo puede donar y enseñar. Está hecho de actos sencillos y modestos, de la vida de todos los días: "El temor del Señor es el comienzo de la sabiduría" (Prov. 9, 10). Es un temor en el sentido del amor y de la fidelidad. El "temor" del Señor es como un amor filial.

El lema "El temor del Señor", aparece en varios pasajes del libro, pero tal vez, éste no sea el hecho más notable, sino, más bien, que la expresión posea una ubicación estructural esencial en los Proverbios. La forma final del libro invita al lector a pasar primero por Prov. 1-9, pues dicha enseñanza modela el hilo conductor del resto del libro.

Prov. 10-29 no se debe leer de manera aislada de las otras partes (1-9 y 30-31), porque el libro se entiende bien si se concibe como un todo. Prov. 1-9 centra su atención en la formación de un carácter humano con valores de Dios, en estrecha conexión con la sabiduría. Este es el presupuesto esencial de los dichos proverbiales. Por eso el eslogan "el temor del Señor" aparece de manera más abundante al inicio y al final de esta primera parte. La forma verbal (Temer a Dios) se halla también en Prov. 3,7; 24,21.

La frase de Proverbios 1,7: El temor del Señor es el principio de la sabiduría, se halla también en 9,10 y en 15,33. ¿Qué es la sabiduría? Si le preguntamos al libro de los Proverbios, él mismo nos da algunas respuestas: la "sabiduría" es un don de Dios (2,6), está en el corazón, allí reposa (2,10; 14,33), Dios crea con ella (3,19), es un camino (4,11), identifica lo contrario de hacer el mal (10,23). Y asoma una frase notable en 31,30: La mujer que teme a Dios será ensalzada. Se pone en relación la sabiduría con una mujer y, sin ninguna duda, la mujer es central en el tejido social de las culturas y de las civilizaciones diversas.

La afirmación de Proverbios 1,7, se relaciona bien con Proverbios 14,27, (13,14): el temor del Señor es fuente de vida (en hebreo, hayyim, salud, sustento), libra de los lazos de la muerte. 19,23, es para la vida, lleva a la vida. Es apartarse del mal 3,7. Andar en rectitud 14,2.

Pero ¿Qué es "vida" en los Proverbios? Guardar la enseñanza 10,17. Caminar en la justicia 12,28. Apartarse del mal 15,24. Seguir la justicia y la misericordia 21,21. El temor del Señor, es para la vida, vivir bien, hacer opciones de servicio, evitar y vencer el mal. Es el arte, la habilidad de gobernar o administrar la vida, por eso se menciona a la mujer, porque ella es vital en el sustento, la formación y la educación de los hijos en hogares rurales y de raíz campesina.

El temor de Dios está unido con la vida, invita a cada ser humano y a toda comunidad familiar y tribal, a asumir de manera responsable la existencia, de manera integral, con sentido porque esa es la voluntad de Dios. Él espera de las personas, sus creaturas, una vida orientada hacia la trascendencia.

Desde el inicio del libro el temor debe ser elegido (1,7.29), es el camino de la vida para enseñar a otros, pero se debe buscar (2,4-5). El temor del Señor rechaza el mal y los caminos errados (8,13), es el comienzo de la sabiduría (9,10), prolonga la vida (10,27), es refugio seguro y fuente de vida (14,26-27), es el más grande de los tesoros (15,16), es escuela de sabiduría (15,33), es mejor que el oro (16,6), da la vida y ofrece satisfacción (19,23), sus huellas son riquezas, honor y vida (22,4). Esta es la actitud constante para quien cree en el Señor (23,17).

Prov. 1,7 (El temor del Señor es el principio de la sabiduría) es el clímax del prólogo (Prov 1,2-7), el dicho fundacional y quizá programático del libro4. Un proverbio similar se encuentra en Prov. 9,10 (el principio de la sabiduría es el temor del Señor), por el sendero de la inclusión y el juego de palabras respecto a 1,7. Además, está en un lugar estructural prominente, en la estrofa final del libro (31,10-31), de manera especial en el v. 30: "La mujer que teme al Señor merece la alabanza". Esta alusión a la mujer es quizá una personificación de la sabiduría. Tal vez se puede contemplar la afirmación desde el paralelismo de términos.

La mujer presentada por el libro de los Proverbios (31,30) no hace ¡nada de extraordinario! Sus actividades, tal como las describe el texto, dan la idea de la mujer de hogar (muy diferente al rol de la mujer en la sociedad actual); en el contexto histórico de los Proverbios, el autor no toma partido ni en favor ni en contra de la mujer de hogar; y, además, quien dice "mujer de hogar" no dice mujer encerrada, privada de toda vida social: en otros versículos del poema aparece el papel social de ella en el pueblo, participa en otras actividades comerciales y en actividades de solidaridad y compromiso efectivo con sus semejantes. Gracias a su libertad de movimientos y a su disponibilidad, es un enlace sustancial en el tejido social.

La posición de este lema (el temor del Señor) en el libro de los Proverbios da fe de la centralidad del argumento. Además, la prominencia del concepto se destaca de manera notable cuando se compara la aparición de este motivo en la literatura sapiencial por fuera de Israel5. Sin olvidar la relación con la literatura sapiencial egipcia, (el texto "La sabiduría de Amenemope" con Prov. 22-24). El libro egipcio habla del temor al rey o al faraón, pero el argumento no llega a ser tan esencial como en el libro de los Proverbios. En pocas palabras, el énfasis del "Temor del Señor" como un concepto central parece distintivo de la literatura proverbial de Israel.

El temor de Dios en el libro del Eclesiastés (Qohélet)

El Qohélet sigue a Proverbios en la manera de desplegar la tesis. Temer a Dios es contrario al vaho (hébel en hebreo, suspiro, soplo), a la niebla, a los sueños (5,7)6. Quien teme a Dios no es malvado (8,13; 2,15). ¿Para qué ser sabio? Muere como el ignorante y los animales. El autor formula una gran cantidad de preguntas, muchas de ellas sin respuestas o ante las cuales la única réplica es el silencio. El ser humano queda al final en las manos de Dios.

El Qohélet regala, a su vez, una referencia vital: un ser humano es tal si teme a Dios y guarda sus mandamientos 12,13. Existe un paralelo entre Qohélet 12,9-14 y Proverbios 1,1-77. Quizá no hay paternidad de un texto con el otro, pero sí un parentesco vital. Los dos textos refieren un dolor de la comunidad judía oprimida por parte de los persas y luego por los griegos, entre finales del siglo VI aC. y el siglo I aC.

Qohélet no usa las expresiones "El temor del Señor" ni "El temor de Dios", usa la forma verbal "Temer a Dios". Es pequeño el número de lugares en los que el Qohélet alude al "temor de Dios". 3,14; 5,7 [6]; 8,12-13 y 12,138.

En Qohélet 3,11-14, la acción de Dios como creador es una respuesta al temor del ser humano ante él, un temor capaz de envolver la vida cotidiana. En Qohélet, quienes temen a Dios, son honestos y no necios, son estimados de manera favorable por el Qohélet e incluye a quienes evitan una conducta auto-destructiva (Qoh 7,16-17)9.

Para el "temor de Dios" las citas más significativas se hallan quizá entre los capítulos 8 al 12, del Qohélet. En Qoh 8,12-13 quienes temen a Dios se contraponen con los "pecadores" o "los malvados"; un uso en estrecha relación con las citas del libro de los Proverbios. Quienes temen a Dios prosperarán y tendrán larga vida. Esta es la misma concepción presente en los Proverbios, a pesar del uso de (Elohim) para identificar a Dios.

Tal vez la referencia más vital en Qohélet se encuentra en Qoh 12,13, un ser humano es tal si teme a Dios y obedece sus mandatos. Aquí, temer a Dios ( Elohim), se vincula con los mandamientos. Para varios estudiosos del Eclesiastés, este apartado Qoh 12,9-14, no es de la mano del Qohélet, sino un añadido posterior (Lohfink, 1997, pp. 142-144)10. De todas maneras, en el texto canónico, así como está en las ediciones, es la parte final del libro. Como tal, esta afirmación sirve para recopilar las cuestiones del resto del libro (vv. 9-10), tanto como para cimentar el principio fundacional de la interpretación y de la vida cotidiana (v. 13)11.

Mientras el epílogo sirve para relacionar el Eclesiastés con el libro de los Proverbios mediante la frase "el temor de Dios"12, el apoyo de otras palabras de Qohélet hace claro que este interrogante sobre el vital significado, propuesto por Dios, es consistente con este "temer a Dios". Qohélet está lleno de tales interrogantes, incluso el epílogo sustenta los argumentos del libro entero.

El "Temor del Señor" y el "Temor de Dios"

La pregunta sobre si las dos frases son paralelas o equivalentes nos llevaría muy lejos. Por ahora el asunto es más para el libro de Job, el cual, como lo hace el Qohélet (Eclesiastés) no usa la frase el "temor de Dios", sino la forma verbal "Temer a Dios". La referencia "temer a Dios" en el epílogo del Eclesiastés quizá sea una alusión al principio fundacional de la sabiduría en el libro de los Proverbios13.

A propósito de los términos conviene dejar una constancia: no siempre se usa el término YHWH para hablar del temor de Dios, lo cual requiere alguna explicación. Quizá para los escritores sapienciales de Israel, YHWH es el único Dios. De otro lado, el "temor de Dios" no denota de manera indispensable el mismo significado del "Temor del Señor". En ocasiones alude a la rectitud y a la equivocación. Sin embargo, si la expresión "temor de Dios" tiene un sentido preciso-cerrado o si posee un sentido co-extensivo y amplio en relación con la frase el "temor del Señor", es un argumento que no se decide a priori, más bien se determina desde el contexto de cada cita. Desde el punto de vista académico, es muy honesto estudiar y evaluar cada referencia en su contexto genético-evolutivo.

La terminología del libro de Job

La expresión (yirat Jhwh, 'el temor de YHWH /del Señor') no aparece en el libro de Job. Sí aparece varias veces "el temor de Dios" (1,1.8.9; 2,3; 4,6; 6,14; 15,4; 22,4; 28,28; 37,24), aunque varía el título para Dios14. La palabra "Dios" es (Elohim) en 1,1, 8, 9; 2,3; (Shadday) 6,14 y 37,24 (implicada en el verso 23); 4,6, 4,15, 22,4. La raíz (Yare: 'Temer') se usa sólo para referirse a la piedad sin objeto expreso. En 28,28, se usa la frase (Adonay yirat) ('el temor a Adonay'). En otros lugares, 'el temor" se usa, pero no en relación con el "temor a Dios" (5,21, 22; 6,21; 9, 34,35; 11,15; 39,22). Algunas veces se usan otras raíces (3,25; 4,14; 21,9; 22,10; 25; 39,16, 22; 41,33), con la traducción "terror" desde la raíz hebrea (pahad) y en relación con la noción del "temor del Señor" dentro de la sabiduría tradicional de la Biblia hebrea.

Como se indicó, a propósito del libro de Eclesiastés, no es esencial el uso explícito del nombre YHWH (Dios) para establecer la presencia del "temor del Señor". Más bien, es necesario explorar si las distintas expresiones en el libro de Job equivalen, desde la semántica, a la expresión "Temor de YHWH" como en el libro de los Proverbios. En cada caso se debe evaluar el contexto antes de discernir el significado y el rol del "temor de Dios".

El prólogo del libro15

Al principio el narrador identifica a Job como quien 'teme a Dios' (1,1). Tal referencia define una concepción común, en varias culturas, pues Job es de Uz (1,1), o sea no es israelita. Aunque con un matiz atenuante, pues, ante todo, el libro fue escrito para Israel y la aprobación de Job por parte de YHWH en 42,7-8 lo pone como un modelo para los israelitas de todos los tiempos.

En segundo lugar, hay buenas razones para usar con moderación el nombre de 'YHWH' en el libro de Job. Es no sólo una historia común fuera de Israel, sino también, como lo muestra la sabiduría popular en los libros sapienciales, el problema es universal y va más allá de la historia nacional de Israel. En este contexto el nombre de YHWH se usa sólo en el prólogo, en algunos discursos de YHWH y en el epílogo (con una excepción: 12,9).

En tercer lugar, en el contexto de Job 1, el Dios, que es temido, es YHWH, porque no hay otro Dios en el prólogo. El narrador describe a Job como quien 'teme a Dios' (1,1), y lo repite YHWH en 1,8 y en 2,3. En 1,8, YHWH mismo describe a Job como 'mi siervo Job', quien 'teme a Dios'.

En cuarto lugar, esa afirmación se inserta entre el temor de Dios propio de Job en 1,1 y la afirmación programática de Job 28,28. Esta última afirmación es aún más clara cuando se refiera a la sabiduría convencional y así confirma que 1,1 tiene la misma concepción.

Por último, la relación entre el 'temor de Dios' y 'darle la espalda al mal' (1,1) resuena a la par con el libro de los Proverbios, el cual pone en paralelo el 'temor del Señor' y el 'rechazo del mal' (Prov. 3,7; 16,6; 14,16)16.

La insistencia repetida en el prólogo, según la cual Job 'teme a Dios', sirve para darle forma a la comprensión total del libro por parte del lector. El "temor de Dios" no es una realidad que Job aprende en un debate porque él ya tiene ese "temor" desde el inicio, así aparece en el prólogo del libro. Incluso, los desastres ocurridos a Job (Job 1-2) suceden a pesar de ser Job un ser humano que 'teme a Dios'. Por lo tanto, el caso de Job pone en duda la máxima tradicional según la cual quienes temen a Dios serán prósperos (la ley de la retribución). Desde una lectura rápida del libro de los Proverbios, Job parece más bien como quien no 'teme al Señor'. Job no encuentra un refugio para sus hijos (Prov. 14,26), "una fuente de vida" (Prov. 14,27), está lleno de problemas y no tiene paz (Prov. 15,16), no está satisfecho con su vida (Prov. 19,23) ni tiene 'riquezas, honor y vida' (Prov. 22,4). Si éstas son las características de quienes "temen al Señor", ¿qué significa esta dura realidad para Job?

El diálogo17

De los tres amigos, Elifaz es el único en usar la voz "temor" (de Dios) para Job. Él emplea la palabra tres veces (4,6; 15,4; 22,4), una vez en cada ciclo de su intervención. En cada caso el objeto está implicado y este "temor" se traduce mejor por "piedad". En 4,6, Elifaz insta a Job a confiar en su 'temor/piedad'; en 15,4 Elifaz acusa a Job de socavar su 'piedad'; y en 22,4 usa la palabra de manera irónica para ridiculizar a Job. Y aunque Elifaz no es un israelita (quizá sea la razón por la cual YHWH no se menciona de forma explícita), tiene en su mente el concepto tradicional de la sabiduría sobre el "temor del Señor"18.

Elifaz es defensor de una postura típica de la sabiduría, donde se enlaza la piedad con la prosperidad, con base en la doctrina de la retribución. Según Job 6,14, el trato de Elifaz a Job era porque éste no 'temía al Todopoderoso' (Shadday). En el desarrollo del debate, Job, con probabilidad, se refiere al concepto convencional de sabiduría (referido por Elifaz en 4,6). Para él la sabiduría se entiende en términos más generales, pues en su caso no se aplica de manera adecuada.

La frase el "temor de Dios" se utiliza en el coloquio. En este sentido, el lector tiene una ventaja sobre los participantes en el diálogo, porque los amigos de Job no están enterados de las escenas del prólogo ocurridas en el cielo. Los tres amigos concluyen, a partir de la adversidad de Job, que él ya no 'teme a Dios'. Incluso, aunque ellos no utilizan la expresión "temor de Dios", no obstante, instan a Job a 'temer más a Dios" como la solución a sus problemas (5,8-9; 8,20; 11,7-20).

Para el lector, este consejo asoma como una ironía, pues desde el prólogo quedó claro que ésta no es la razón de los sufrimientos de Job. El análisis de los amigos sobre el problema de Job es visto como un error por el lector y será corregido más tarde por el mismo Dios (42,7, 8)19. Mientras la solución no se revela en la conversación, el llamado a 'temer a Dios' da a Job un poco de consuelo cuando Dios está en silencio o ausente. Los amigos, cuando proponen el 'temor de Dios' como el remedio para las dificultades de Job, hacen contraste cuando las cuestiones ya están resueltas.

La afirmación de Job 28,28 es el punto más alto del argumento sobre el "temor de Dios" en el entero libro de Job. Sin embargo, el término (Adonay Yirat) 'el temor del Señor', es un hápax en el canon hebreo, mientras que (Adonay: Señor, amo, maestro) es un hápax en Job20. Por causa de varios factores, esta frase es utilizada aquí para denotar la expresión el "temor del Señor".

En primer lugar, Job 28 es un poema en el que se exaltan las virtudes de la sabiduría humana y se lee como un anuncio de la sabiduría tradicional. En Job 28 se hallan sólo algunas partes del único vestido que es todo el libro. De acuerdo con el léxico y el estilo, la locución parece más cercana a los Proverbios que al libro de Job21.

En segundo lugar, el 'temor de Dios' en Job 1,1 es una referencia a la idea tradicional de la sabiduría. Si es así, la aparente inclusio entre Job 1,1 y 28,28 sugiere con fuerza que (Adonay Yirat) se refiere al precepto de la sabiduría de los Proverbios. En tercer lugar, la forma del dicho, en Job 28,28, hace eco al 'temor del Señor' como se encuentra en Proverbios 1,7; 9,10 y en el Salmo 111,10, y tiene lugar aquí para aludir al principio fundacional de la sabiduría. En cuarto lugar, este capítulo tiene un valor literario en la conversación entre Job y sus amigos. El "temor de Dios" en el diálogo se refiere a la idea de la sabiduría tradicional y, como este capítulo hace de interludio, lo que se ve en el coloquio, por ello conserva aquí idéntico significado. En síntesis, Job 28,28 sería una referencia similar al concepto de la sabiduría tradicional sobre el "temor del Señor" (Ska, 2006, pp. 15-19).

¿El «temor de Dios›, es en Job 28,28 una respuesta al dilema de Job? Depende de cómo se asuma Job 28. A primera vista, en este capítulo, Job busca una realidad inalcanzable, aquella propia de Dios. Desde este punto de vista, Job debe desistir de su búsqueda y volver a un adecuado temor de Dios. Por lo tanto, el "ethos" de la sabiduría convencional de este capítulo ata a Job a la corriente más ortodoxa del movimiento sapiencial.

En Job 28,28, se vería la respuesta del libro entero: "el temor del Señor, que es la sabiduría" (yirat Adonay hi" hokmah). Temer a Dios y rechazar el mal es lo máximo del conocimiento para la humanidad22. En tal visión la sabiduría envuelve a Job para renunciar a sus anteriores estallidos, quejas y protestas y volver al 'temor de Dios'. Sin embargo, el contexto actual de Job 28 sugiere una lectura diferente. Dentro del marco de todo el libro, ese punto de vista sería cierto, si su sentido se mantiene sin variaciones en el resto del libro.

Pero la lectura de este capítulo se ve afectada por su posición dentro del libro. Después de las tres rondas de diálogos de los capítulos 3-27, el debate es interrumpido por el poema sobre la sabiduría en Job 28. Con todo, la protesta y la denuncia reaparecen en Job 29-31 cuando el protagonista (Job) redondea el debate con su última recapitulación.

Desde la estructura del libro, si Job 28,28 representa el punto más alto del libro, se haría imposible otra visión por su ubicación antes del gran lamento de conclusión23. La conclusión ortodoxa y tradicional del verso 28,28 sirve de contraste deliberado ante la siguiente protesta del héroe (Job 29-31). Para el poeta la respuesta ortodoxa tradicional ya no es válida para Job. Si el temor de Dios es la respuesta del libro a todo el asunto, se habría dado después del sumario culminante de Job, y no antes de él como está hoy por hoy en el texto canónico.

Job 28,28 voltea la mirada del lector hacia Job 1,1, cuando el autor del texto presenta por primera vez la persona de Job. En Job 1-2, él ya temía a Dios y rechazaba el mal. Pero en sentido estricto, Dios dialoga con Satán y no con Job en estos inicios. En los primeros capítulos, para Job, Dios permanece en silencio y cuando comienzan las desgracias para Job y su familia, el protagonista no logra arrancarle a Dios una respuesta a la pregunta: ¿Por qué me vienen en este momento de la vida las desgracias? Por otra parte, desde el libro visto como un todo, las protestas de Job son legítimos reclamos, fruto de las acciones acaecidas a una persona virtuosa, confrontada por la ausencia de Dios. Este dato no viene aquí a propósito, pues el verso 28,28 aparece cuando los argumentos del libro están sin resolver. Por lo tanto, el clímax alcanzado en el versículo 28 no es la clave para evaluar las protestas de Job.

Otro factor sugiere ver este capítulo como un anticlímax, la forma de la expresión, 'el temor de Dios, que es la sabiduría". El "temor de Dios" ya no es sólo el principio o el inicio de la sabiduría (Prov. 1,7); él es sabiduría; el concepto de "sabiduría" parece agotado por, o comparado con la idea del "temor de Dios"24. Si es así, hay entonces un amplio reclamo, con base en un malentendido en el libro de los Proverbios, y que es definido por la forma final del relato de Job25.

La 'respuesta' dada por este interludio es seguida y cualificada por Job 29-31, como también por el veredicto disímil de Dios en Job 38-42. Así se evita leer desde el inicio la respuesta o anticipar la conclusión. Mientras los argumentos de Job 28 pueden ser ciertos, ellos no son suficientes para resolver el dilema de Job.

En Job 29, el protagonista se remonta a los días en los que él era respetado en la comunidad por su sabiduría, quizá porque él 'temía a Dios' y se había alejado del mal. Esa conducta no impidió un presente de angustia, ni le dio a él una conciencia de la presencia de Dios. La conclusión ortodoxa y tradicional de Job 28,28 resulta socavada por Job 29-31, porque allí Job habla de cómo él vivió 'el temor de Dios', incluso él sigue con su dilema. Su "temor de Dios" no resuelve por completo los problemas enraizados en su lucha de fe.26

Job 28,28 no elimina las dificultades para Job, al contrario, las aumenta. Los amigos le aplicaron la doctrina tradicional a Job y lo urgieron a dejar el mal, el cual era la causa de su sufrimiento. Job responde que él 'teme a Dios y ha rechazado el mal, pero su sufrimiento continúa. Esta tensión no se enfrenta en este capítulo y, por lo tanto, este interludio sapiencial sirve para otro propósito.

Tanto en los Proverbios como en el Eclesiastés, la ubicación del "temor de Dios" en la estructura de cada libro es importante para la interpretación global. Job 28 es una afirmación de la sabiduría ortodoxa convencional, y se introduce aquí (por el autor/editor), para reconsiderarla a la luz de las luchas y de las protestas de Job en medio del debate. La estructura del libro impide leer en Job 28,28 la conclusión esperada y los anuncios subsiguientes así lo manifiestan. Este capítulo no excluye la legitimidad de las anteriores denuncias de Job y cuanto se ha esforzado en su fe delante de la presencia de Dios. Job no lo dice ni le dicen volver a su primera y serena presentación inicial. La perspectiva de Job 28 es cualificada cuando se lee como una parte dentro de la visión de todo el libro.

Los anuncios de Elihú

En los anuncios de Elihú (Job 32-37), el 'temor de Dios' aparece sólo una vez, en la conclusión de su discurso final (37,24). Tiene, como en Job 28,28, una posición estructural muy significativa. Si Job necesita aprender el "temor de Dios", entonces este fuerte cierre en el discurso final de Elihú sería una idónea conclusión del libro. Pero la contribución de Elihú es inadecuada. El rol de Elihú dentro del libro consiste en dar el veredicto humano porque resume las palabras de Job y de sus amigos y entrega su juicio. En este contexto, para el significado del 'temor al [Todopoderoso]' el concepto de sabiduría se utiliza de acuerdo con la mentalidad de los anteriores interlocutores- Elifaz, Job y, quizás también, Job 28,28.

En Elihú está implícito el remedio ('temor de Dios') el cual no conduce a una resolución de las cuestiones del libro. Mientras Elihú expresa muchas ideas ciertas, su veredicto humano -que Job está en el mal y que Dios está en silencio ante los seres humanos- no resuelve nada. Es remplazado de manera amplia por los anuncios de YHWH, los cuales vienen de inmediato, y con elepílogo, donde YHWH declara correcto cuanto Job dijo de Él (Job 42,7-8).

Los anuncios de YHWH y el epílogo del libro

El 'temor de Dios' no es un elemento nuevo o creado a propósito de los anuncios de YHWH, ni en el epílogo del libro de Job. El "temor de Dios" no es parte de la solución del libro. Los discursos de YHWH y el epílogo son cruciales para la interpretación del libro en su totalidad, y allí no se hace ninguna referencia al "temor de Dios". En esas partes del libro donde se resuelven las cuestiones centrales (en cuanto en verdad se puedan resolver), el "temor de Dios" sólo se menciona a partir de un "silencio ensordecedor".

Según el Señor (YHWH), y lo dice dos veces, Job 'teme a Dios' (1,8; 2,3); el narrador añade una (1,1); incluso el Satán acepta que Job 'teme a Dios', aunque él cuestiona la motivación (1,9). En Job 38-41 nada de lo dicho por YHWH permite deducir que Job renunció a su inicial "temor de Dios". Si Job "teme a Dios" la pregunta (sobre la fidelidad del héroe) ya no es necesaria; para YHWH, Job, su servidor, dijo lo justo y correcto sobre Él (42,7-8).

Por lo tanto, el anuncio general del libro no es que Job, a través de sus sufrimientos, llegó a un cierto entendimiento de cuanto significa 'temer a Dios'. La actitud de cuestionamiento a los preceptos tradicionales de la sabiduría convencional es consistente frente a una comprensión más amplia del "temor del Señor". Desde el principio, las fuertes protestas y denuncias de Job son legítimas expresiones de la fe de una persona justa.

La relación entre Dios y Job, en apariencia rota por el silencio de Dios, se restaura sin necesidad de referirse al 'temor de Dios'. Por lo tanto, los anuncios de YHWH y el epílogo cumplen una función literaria significativa. Para el lector, la no-mención del 'temor de Dios', en la parte final, desplaza el motivo hacia el conjunto de las cuestiones del libro que serán resultas de otra manera.

Implicaciones del 'Temor del Señor' en Job para la sabiduría de Israel

¿Qué consecuencias se desprenden de este punto de vista del ‹temor del Señor› para el 'corpus' de la sabiduría? A pesar de la variedad de la terminología en el libro de Job, el "temor del Señor" asoma en el prólogo, en el diálogo de Elifaz con Job, en Job 28,28 y en la conclusión de los discursos de Elihú.

Por lo tanto, existen al menos tres opciones principales. La primera: definir el "temor de Dios" en términos más generales. Por ello, sus límites semánticos deben ampliarse para incluir la respuesta a la llamada de Dios, la protesta ante Dios, gritar por la justicia de Dios. Sin duda, queja y protesta, caracterizan las palabras de Job en el diálogo y tienen legitimidad en el libro. Los gritos confundidos y enojados de Job no son para hallar una solución facilista según la cual Job necesita temer más a Dios. Elifaz piensa así, pero Dios le reprocha esa concepción en Job 42,7-8, cuando le dice: "Tú no has hablado de mí de manera correcta".

En la segunda posibilidad el "temor del Señor" conserva su significado tradicional; sin embargo, encuentra una aplicación cualificada. Desde este punto de vista, los amigos de Job usan el concepto con su significado habitual, como la solución a los problemas de Job, pero esta posición es rechazada en el caso de Job (y quizá en algunos otros casos) por Job y por YHWH. Si este dato es cierto, entonces el "temor del Señor" es importante para la columna vertebral de la sabiduría, pero no es lo más importante. La necesidad de "temer a Dios" es una verdad indudable y central, pero no es toda la verdad.

Varios factores apoyan esta segunda opción. Job 28,28 define el "temor de Dios" de manera cerrada, y esta definición es de uso limitado para explicar el caso de Job. Pero la no-mención del temor de Dios en Job 38-42 descubre innecesario volver a definir o a matizar el término. Su omisión en el crucial final de las secciones del libro se explica mejor por el punto de vista presente en el caso de Job. Su aplicación es más cualificada y no depende de la ampliación de su contenido.

En la tercera opción, para algunos estudiosos, el libro de Job contradice la noción del 'temor del Señor' propia del libro de los Proverbios y también el sentido de la justicia divina27. Pero Job en verdad se aferra con decisión a la justicia divina a lo largo de todo el libro, se niega a rechazar a Dios o a su justicia; del mismo modo, 'el temor del Señor' no es marginado pero sí se cualifica su capacidad para responder a las diversas dimensiones del ser humano.

El libro de Job no niega el 'temor del Señor' como principio de la sabiduría, pero muestra cómo actuar de manera más sabia sin detenerse en una visión estrecha de cuanto significa el 'temor de Dios'. Se califica la doctrina de la retribución y también el "temor del Señor" se clarifica (o quizá se amplía) pero devela sus limitaciones28.

Las cuestiones de la justicia divina y la retribución ofrecen instructivos paralelos. Los discursos de YHWH amplían la comprensión de la justicia en Job desde un sentido judicial hasta un sentido ejecutivo (Mafico, pp. 4854-4855; Scholnick, 1982, pp. 521-529. Por lo tanto, el significado de justicia (Mishpat, en hebreo) se entiende en términos más generales para incluir la sabiduría con la que Dios gobierna la creación, como asoma en Job 38-41. Desde este punto de vista, el reclamo de justicia por parte de Job se resuelve cuando amplía el concepto de la creación y comprende su diseño y su evidente propósito. Con esta orientación el libro de Job redefine la justicia, más allá de rechazar la afirmación según la cual Dios es justo.

La limitación confesada por Job en su conocimiento de la creación es una evidente comprensión según la cual los principios de la justicia retributiva constituían la única justificación para las acciones de Dios. Para Job, por lo tanto, los propósitos de Dios en el universo van más allá de la justicia. La justicia retributiva como fue propuesta por los amigos y aceptada en gran parte por Job, no es ni la explicación para los sufrimientos de Job ni la solución a su dilema existencial. La enseñanza en Proverbios sobre la retribución es cierta, pero no está allí toda la verdad para resolver los problemas. Este dato lo aporta Job.

Por lo tanto, el epílogo del libro refuerza la noción convencional de retribución mediante la restauración de las posesiones de Job, lo propio para una persona virtuosa. La retribución no se niega en el libro de Job, pero es cualificada. Los anuncios de YHWH ni afirman ni niegan el principio de la retribución, por lo tanto, no es tan fundamental para la comprensión del mundo como piensan muchos lectores de Job. En otras palabras, el argumento aquí es marginal porque no es decisivo en el caso de Job29.

Por un sendero similar, el "temor de Dios" es cualificado en el libro de Job. El libro no anula el concepto convencional de la sabiduría sobre el temor del Señor, pero establece cuál es el punto de quiebre en el caso de Job. Es no tanto la razón de su sufrimiento ni la solución a su lucha de fe. La función del "temor de Dios" en el libro de Job es para insistir en que la entera "vida sabia" no se agota en el concepto 'Temor del Señor'. Mientras el "temor del Señor" es el principio de la sabiduría, allí no se agota la sabiduría. La sabiduría es una categoría mayor y más amplia cuando se contrasta con 'el temor del Señor'.

Los lamentos y las protestas de Job son legítimos reclamos humanos ante Dios. La invitación a "temer a Dios" es un llamado apropiado, pero también ahoga una fe auténtica y honesta, en tiempos de grandes penurias. Un bello lamento mantiene la conversación. Desde el canon de las escrituras cristianas, no sorprende oír las palabras de quien sufre y permanece de pie -Jesús crucificado- entonando las palabras de un Salmo de lamento (¿Dios mío, Dios mío, por qué me has desamparado? Sal 22,1) cuando sufre la tortura de la cruz.

En un contexto más amplio, esta comprensión del temor del Señor tiene implicaciones para la ubicación de la sabiduría dentro de la Biblia hebrea. Quizá no todo cuanto los libros sapienciales dicen sobre los sufrimientos humanos se incorpora en una teología de la alianza en el AT, ni con el criterio del 'temor del Señor'. Para el libro de Proverbios el "temor del Señor" es central pero para Job (y quizás también para el Eclesiastés) existe una amplia gama de lamentos humanos legítimos capaces de sobrepasar el argumento del "temor del Señor".

Con base en lo expuesto, en la Biblia hebrea no es adecuado atar los distintivos de la sabiduría a una teología de la alianza, sobre la base de que tanto la alianza como la sabiduría hablan y consideran central el "temor del Señor". Para el libro de Job, la literatura sapiencial habla de otros argumentos que no aparecen dentro de la categoría del "temor de Dios". Cabe una forma más rica para la integración e interrelación entre la sabiduría y la alianza dentro de una teología del Antiguo Testamento (Preuss, 1999; Albertz, 1999; Kaiser, 2000; Robert, 2001). La sabiduría no se resume en la alianza, más bien debe incorporarse de una manera amplia para hacer justicia a los distintivos originales de la literatura sapiencial.

El "temor de Dios" en el libro de Job amplía la comprensión del lector sobre la sabiduría y la fe. Ellas no se agotan en el "temor de Dios", pero en ambas el "temor de Dios" seguirá jugando un rol decisivo.

Algunos paralelos con el libro del Eclesiástico o Sirácida

El texto procede quizá del s II aC. El temor del Señor aquí recrea el corazón, alegra y da largos días 1,1230. El temor del Señor es corona de la sabiduría 1,18; 2,7. Es bendición 40,27. Quien teme al Señor abraza la ley 15,1; 19,20; 21,11 (argumento también del Qohélet). Se convierte en su corazón 21,6 (argumento de los Proverbios). Acepta la instrucción 32,14 (como en Prov. 10,17; 13,14).

El libro del Eclesiástico pone al lector frente al argumento del "temor del Señor" y vuelve a dos asuntos pendientes en la presente exposición: Para quien teme al Señor, todo irá bien al fin 1,13, la frase está en relación con Qoh. Y el otro asunto pendiente: Quien teme al Señor de nada tiene miedo, no teme porque Dios es su esperanza 34,14. ¿Cómo explicar los textos de "miedo" en la Biblia hebrea? ¿La esperanza de la que se habla aquí posee algún vínculo con el Nuevo Testamento?

Los textos nos dan dos sentidos del temor de Dios (Quien teme a Dios, en todo le va bien, Qoh 7,16-18; 8,12-13). Primero, el silencio, ante los eventos impenetrables (las preguntas) de la creación y ante la libertad divina. Todo es don de Dios. El segundo sentido corresponde a la visión sapiencial-religiosa de la época. Ser fiel a la observancia de las reglas de comportamiento social (12,13), las cuales se presuponían dadas por Dios. Hay un nexo causal entre el temor de Dios, el bienestar y la larga vida de los seres humanos.

Sobre las frases referidas a un Dios capaz de infundir miedo (Dt 4,34), quien hunde en el mar a los enemigos y los deja tragar por la tierra (Ex 15,12), quien aterroriza con el día de Yahveh (Joel 2,11; Am 5,18; Is 8,12-13:teman a YHWH y tiemblen ante Él), sin duda, se requiere aclarar algunos aspectos. La imagen de un Dios terrible es más para los enemigos de Israel, es a los otros a quienes infunde miedo, pero a Israel le da confianza pues Dios es el goel de Israel, es decir, su defensor.

Dentro de la alianza de Dios con su pueblo, Él hace lo imposible por liberar a Israel, sacarlo de la esclavitud. Dios recoge la historia y la miseria de Israel. El día del Señor, por su parte, es un día de juicio, para mover a la conversión, pero termina con una revelación personal de Dios, en la misericordia y la salvación, Am 5,15; 9,11.13; Sof 1,2-2,3. El día del juicio con imágenes de castigo y destrucción, en las citas de la Biblia, recién mencionadas, abre el horizonte a la esperanza y a la salvación.

Desde la Biblia hebrea y cerca ya del Nuevo Testamento, el temor del Señor da paso a la ternura. Es un don del espíritu Is 11,2. Quienes temen al Señor lo aman y siguen sus caminos (Sir 2,15). Este temor va más allá del culto. La ternura de un padre por sus hijos es la ternura del Señor para quienes le temen, Sal 103,13. Digan quienes temen al Señor, es eterno su amor, Sal 118,4. No hay motivo para temer a Dios. Con estas citas estamos ya en los criterios teológicos del Nuevo Testamento.

CONCLUSIÓN

El temor de Dios es un concepto complejo que ocupa un destacado lugar tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Los comentaristas tanto del cristianismo como del judaísmo lo identifican como un componente fundamental para una verdadera relación del pueblo con Dios, ayer, hoy y quizá para siempre.

El término hebreo más frecuente para identificar el "temor" de Dios en la Biblia es yirá. Esa raíz también aparece en la literatura rabínica como "temer el nombre de Dios" (yirat HaShem), "temer el cielo" (yirat shamayim), y temer el pecado (yirat het). Aunque una traducción al castellano es difícil por la imposibilidad de trasladar todo el sentido de una lengua a otra, la palabra yirá se refiere a sentir asombro, respeto o, incluso, reverencia.

En hebreo hay otras palabras para referirse al temor en términos de miedo, terror, ansiedad, pero yirá posee esa sentida connotación de asombrarse ante una realidad más grande, ante una experiencia que, leída desde la fe, desborda a la persona o a la comunidad, se trata de esa admiración atractiva porque en la vida diaria descubrimos "un evento mayor", Dios nos sale al encuentro.

El temor bíblico del Señor no se debe interpretar como lo opuesto a la confianza ante su presencia. Dios no quiere hijos espantados y aterrorizados, quiere personas traspasadas por el amor, la compasión y la bondad. Sin olvidar la invitación de este Padre a la justicia y a la solidaridad con los hermanos.

La comprensión cristiana del temor de Dios nos llega desde el fundamento hebraico de nuestra fe. El creyente vive en la libertad que viene de una relación con el Dios del universo, pero a la vez debemos aceptar los parámetros que esa relación establece. Este respeto, reverencia y acatamiento se halla en la expresión "el temor de Dios".

Pero a la vez el fundamento judío nos lanza a mirar este lema desde Jesús. Esta exposición no alcanza para introducirse en el Nuevo Testamento, el artículo abre puertas y deja tareas pendientes. Sin embargo, es posible vislumbrar algunas perspectivas desde la reflexión neotestamentaria.

La primera carta de Pedro, (1Pe 1,17), dice: Si llaman a Dios Padre… vivan en esta tierra en el temor de Dios. Y Romanos 8,15, ustedes no tienen Espíritu de esclavos para temer de nuevo. Ustedes tienen Espíritu de hijos. Por lo tanto, en medio de una relación filial, la confianza y la ternura representan nuestra mayor fortaleza desde Jesús y los Evangelios.

En Hechos de los Apóstoles, aparece esta cita: Era edificada la Iglesia y avanzaba en el temor del Señor, gracias al consuelo del Espíritu Santo (Hch 9,31). Ya hay aquí una visión positiva y favorable respecto al temor de Dios, pues se erige como un criterio de evangelización. De otro lado, Jesús, en el evangelio de Mateo, invita a temer sólo ante quien podemos perder la vida (Dios), con nuestras opciones (Mt 10,28). Ya el temor no es un elemento externo sino el resultado de nuestras personales decisiones.

En el amor no hay lugar para el temor (1Jn 4,18) (2Tim 1,7). Dios es amor, nos ama en Jesús y nos lanza a amar a los demás. No tiene miedo de nosotros, nos ama primero y nos reta a no sentir ni miedo ni temor ante él ni ante nadie. El amor tierno es el fundamento de la relación con el Abba, con el Padre revelado por Jesús para la humanidad.

En este entorno, el temor de Dios implica descubrir la alteridad por excelencia, al Otro, quien me da identidad. Se trata de crear una relación y éste es, a la vez, el objetivo de la creación. Dios Padre nos hizo para amar, para ser fuente de amor en la ayuda cotidiana a los otros. Dios Padre es servidor (nos sirve) para amarlo en el amor al prójimo.

Dios Padre no tiene cuentas por cobrar, este hecho quedó claro en su Hijo, por eso no tenemos miedo (Colosenses 2,14: las notas de cargos y deudas las clavó en la cruz). Por lo tanto, con base en los datos presentados, se podría parafrasear Qoh 7,18: Quien ama a Dios, y se siente amado por el Abba, en todo le va bien.


Pie de página

1 Este texto quiere ser un merecido homenaje a los RR. PP. David Kapkin Ruiz y Humberto Jiménez Gómez, docentes de Biblia en nuestro país. Además de ser "Maestros" con su palabra hecha vida, fueron unos apasionados de la Sagrada Escritura, el P. David desde el Nuevo Testamento (publicó comentarios a los tres evangelios sinópticos entre el año 2000 y 2010), y el P. Humberto mostró siempre la importancia de la Biblia, sobre todo del AT (publicó varios comentarios sobre pasajes del AT en la Universidad de Antioquia, y en el Comentario Bíblico Latinoamericano sobre los dos libros de Samuel). Dios Padre, en ellos que celebraron en este año su Pascua, nos regale a todos amor comprometido a su Palabra.

2 Como bibliografía inicial se pueden consultar: Alegría, 2009; Doré, 1999; AA. VV, 2003; Iraburu, 2013; Kuckelkorn, 2010; Torralba Roselló, 2008; Uribe, 2012; Vásquez, 2009.

3 Ver el vocablo sapientia en Burgos y Ayala, 1952, p. 657.

4 Ver, McCreesh, 2005, pp. 693-696. Para un estudio de este verso, y el debate sobre si (reshit) significa 'comienzo' o 'principio primero', cfr. Blocher, 1977, pp. 3-28.

5Murphy, 2005, pp. 684-692. Para un estudio detallado del concepto "temor de Dios" en textos egipcios, acadios, arameos, y ugaríticos, donde se logra demostrar que la frase "el temor al rey" es más fuerte y común aquí que la expresión "temor de Dios", cfr. Derousseaux, 1970; Williams, 1992.

6Hebreo hebel (), de allí viene el nombre propio "Abel". Significa transitorio y pasajero, vaho, soplo. No es tan exacta la traducción "vanidad", la cual se apoya más en el griego que en el sentido original hebreo. Cfr. The Anchor Yale Bible Dictionary, 1992. Voz. 1:9-10.

7El libro de los Proverbios es un texto "completo" hacia el 400 ac; el Qohélet, por su parte, tiene un espacio relevante en la biblioteca de Israel hacia el año 300-250 ac.

8 Tener presentes las referencias iniciales (nota 1). Además, para la pregunta sobre el significado de la expresión "temor de Dios", en el Eclesiastés, se pueden consultar: Lohfink, 1997; Wright, 2005. Levoratti, 2007, en particular, p. 842-843.

9 Para una discusión sobre el concepto 'temor de Dios' en este pasaje, ver los autores de la cita anterior: Levoratti, 2007 p. 855; Wright, 2005, pp. 752-753; Alonso S, 1994, pp. 332-334.

10 En italiano, al llegar a este texto, el autor usa la expresión: "due poscritti degli editori" (dos posdatas de los editores). Otros autores con la misma postura, los citados en la bibliografía de este libro pp. 31-35.

11 También se puede consultar Levoratti, 2007, pp. 861-863; Wilson, 1984, p. 178.

12 Cfr. Crenshaw, 1992, pp. 2164-2167. En particular, el epílogo del Eclesiastés y el prólogo de Proverbios, muestran claras correspondencias sobre el argumento, la estructura y la función de la frase. También es la posición de Levoratti, 2005, p. 861.

13 Cuando en hebreo se comparan: Lv. 25,17, Lv. 19,14, 32, queda una sensación: las dos expresiones ('temor de Yahweh' y 'temor de Dios') significan lo mismo, son equivalentes y no es posible mostrar diferencias entre las dos. Pero con base en lo estudiado hasta acá, y de acuerdo con las fuentes consultadas, quizá sea más correcto decir que algunas veces las dos frases significan lo mismo, pero no siempre sucede así.

14 Para los nombres de Dios en los textos sapienciales y en general en la Biblia hebrea, Cfr. Rose, 1992, pp. 6652-6665.

15 Las fuentes centrales para este apartado, ver: Crenshaw. 1992, pp. 4474-4488; MacKenzie y Murphy, 2005, pp. 712-745; Arens. 2005, pp. 747-803; Murphy, 1999, pp. 693-711. Además, cada uno de estos textos presenta una amplia bibliografía.

16 En el libro de Job se presenta otra discusión relevante. Las expresiones "temer a Dios" y "volverse del camino del mal" se ven reflejadas en el libro de los Proverbios y, en ocasiones, las dos frases asoman en paralelo. Es más difícil afirmar si Job toma prestados los vocablos del libro de los Proverbios o son elaboración propia. Además, textos como Proverbios 3,7 y 16,6, que podrían entrar en el diálogo, son considerados, por estudiosos, textos tardíos en Proverbios o insertos en momentos posteriores a la redacción primera.

17 En la presentación de muchos de los elementos sobre el libro de Job, soy deudor de: Wilson, 1995, pp. 59-79.

18 Eliphaz usa (yirat) para hablar del temor del Señor, quizá en Job 22,4 queda clara la referencia a la enseñanza tradicional de la sabiduría, aunque en Job 6,14 habría un rechazo a esta comprensión tradicional. Cfr. Murphy, 2005, pp. 685-692.

19 En términos más generales, el temor de Dios en el libro de Job revisa el concepto tradicional de los primeros libros sapienciales. Aquí en Job, el temor de Dios se asocia con el argumento de la justicia divina.

20 Ver por ejemplo el significado de "Temer al Señor" en el libro de Job, cfr. Ska, 2012, pp. 114-127, en especial, pp. 117-120; Xabier, 2007, pp. 914-921.

21 En la poesía de Israel, en los Proverbios e incluso en el libro de Job, por mencionar sólo unos casos representativos, los elementos con los que se refleja el rol de la sabiduría incluyen tanto la estructura de la poesía como los refranes, el aprendizaje desde la observación de la realidad, de la naturaleza y de las acciones de las personas; el uso de expresiones tales como: sabiduría, enseñanza, conocimiento y la teología de la creación, la personificación de la muerte y de la destrucción (v. 22), y el posicionamiento de la "sabiduría" en sí misma para el beneficio de las personas refuerzan la afirmación.

22 Para una lectura literaria de la Biblia, ver por ejemplo: John Dominic Crossan. El nacimiento del cristianismo. Santander, Sal Terrae: 2002. Pp. 206-208. El autor muestra que la sabiduría de Israel, dentro de la cual está el temor de Dios, se relaciona de manera estrecha con la justicia, el bienestar de los pobres, la lucha contra el mal. Ver también, Ska, 2006, pp. 24-49.

23 Ver la estructura del libro de Job, por ejemplo: Murphy, 2005, p. 693. También, Arens, 2005, pp. 747-749. Mucho más detallado, MacKenzie, 2005, pp. 715-717.

24 En este momento, el texto deja la impresión de una identificación entre el temor del Señor y la sabiduría, pues ambos vocablos son intercambiables. Hablar del temor del Señor es hablar de la sabiduría y viceversa. El temor del Señor está al comienzo, en el medio y al final de la sabiduría. Es una manera de acercarse a Job 28, sin perder la visión de conjunto de todo el libro.

25 Los amigos de Job, en sus discursos y arengas, muestran una comprensión de la "sabiduría" cercana a los Proverbios, pero de una forma fragmentaria, con lo cual vuelve esta realidad un fósil. Se olvida el verdadero sentido de la sabiduría en los libros sapienciales hebreos.

26 De acuerdo con la entera presentación del libro de Job, la sabiduría, en su comprensión de la época, acompaña no sólo la vida del protagonista sino todas sus decisiones; así aparece en Job 1-2. Las categorías temor/piedad no logran explicar la situación de Job, más bien, el vocablo "sabiduría" ayuda de manera más decidida a asumir la crisis del héroe en el relato.

27 Es importante no olvidar los pasajes de Job en los que el temor del Señor se asocia con la justicia divina, con la lucha contra el mal, el beneficio de los pobres y de los débiles. En este contexto, el libro de Job revisa y cuestiona el concepto tradicional de "temor de Dios", como aparece al inicio en las primeras fuentes sapienciales de Israel. Cabría también repensar la cuestión de si la retribución está asociada aquí con el "temor del Señor" y cómo aflora esa relación en los otros documentos sapienciales de la Biblia hebrea.

28 Algunos estudiosos del libro de Job apoyan esta comprensión, entre otros: Storniolo, 1995; Gutiérrez, 1986; Maggioni, 1993, Alegría, 2009; Uribe, 2012, pp. 423-438.

29 Pikaza, 2007, pp. 510-512; Alonso S. y Sicre, 2002; Asurmendi, 2001.

30 Como fuentes se pueden ver: Di Lella, 1992, pp. 9445-9465; mismo autor 1992, pp. 756-775; Olvera 2005, pp. 915-940; Harrington, 1999, pp. 843-866. Además, cada uno de estos textos presenta una amplia bibliografía.


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