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Cuestiones Teológicas

Print version ISSN 0120-131X

Cuest. teol. vol.44 no.101 Bogotá Jan./June 2017

https://doi.org/10.18566/cueteo.v44n101.a01 

Articles

EDITORIAL Presencia, memoria y testimonio: algunos trazos históricos de la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia Bolivariana

José Ignacio Álvarez Gomez** 

* Doctor de la Pontificia Universidad Gregoriana, Roma (2000). Ha cursado especializaciones en Pastoral y Liturgia. Se ha desempeñado como profesor visitante del Instituto Teológico Pastoral para América Latina (ITEPAL) y actualmente es docente interno de la Universidad Pontificia Bolivariana (Medellin), Colombia. Entre sus publicaciones se cuenta Cristo, sacramento de Dios en la historicidad de los hombres. Correo electrónico : ignacio.alvarez@upb.edu.co


INTRODUCCIÓN

La memoria histórica hace referencia a toda la trayectoria del hombre. Por lo tanto, no se queda en el fragmento del pasado, sino que, reteniendo lo que aconteció, la mente lo asume y lo hace actual en el presente, para llevarlo al futuro. En esa dirección hay que decir: la memoria no es simplemente una intelección de hechos pasados para retenerlos y ordenarlos según causa-efecto, y así trazarlos en una historiografía sobre la cual se pueda pasar la mirada resaltando los episodios. En esta visual la cuestión no es ir más allá de las causas y sus efectos; no aparece allí la inquietud por sacar una lección sobre el sentido de la vida o el respeto por la dignidad de la persona. Por eso, la atención debe dirigirse a los acontecimientos, que perduran, y no a los hechos, que pasan.

Con esta premisa, en esta Editorial queremos remembrar los acontecimientos que han marcado el trazo histórico de los casi 50 años de la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB), de la cual esta revista de Cuestiones Teológicas ha sido vivo testimonio de la presencia acontencial de personas, instituciones y acciones.

CONTEXTO ECLESIAL EN LA ARQUIDIÓCESIS DE MEDELLÍN

En primer lugar, es preciso tener presente el contexto de nuestra Iglesia arquidiocesana de Medellín. El arzobispo de aquel entonces era Monsenor Tulio Botero Salazar, persona de gran actitud y visión pastoral, envió un grupo de neo-presbíteros y diáconos, como lo fueron el Padre Alberto Ramirez Zuluaga y el Padre David Kapkin Ruiz, a especializarse en diferentes campos de la Teologia, Sociología, Catequesis y Liturgia. Además, buscó la asesoría y acompañamiento de parte de renombrados sociólogos, como los franceses Padre Lebret, Padre Motte y el canónigo Boulard y el belga Padre Houtart. Igualmente, buscó al connotado profesor del Anselmiano de Roma, Padre Antonio Hortelano, para conferencias de carácter teológico destinadas al clero. Este sacerdote redentorista, quien influyó muchísimo en la creación de la Facultad de Teología, en el año 1968, inició una serie de cursos de teología para laicos. Los cursos eran dictados por profesores del Seminario Mayor y por otros que estaban vinculados a la UPB.

Dentro de la dinámica encabezada por este Arzobispo, es preciso mencionar la creación del Servicio Pastoral Arquidiocesano de Medellín (SEPAM), destinado a orientar las tareas pastorales en la Arquidiócesis. En esta programación se dio la formación de las Comunidades Eclesiales de Base, centradas en las parroquias; y los Encuentros Pastorales para un cubrimiento no solo de la Arquidiócesis sino abierto a las diócesis circunvecinas, para atender a la formación del clero. Para este propósito, Monseñor Guillermo Vega fue traido especialmente para impartir conferencias sobre el Concilio Vaticano II.

Un acontecimiento de singular relevancia fue el Sinodo Pastoral Arquidiocesano (1969-1976) cuya preparación duró siete años dentro de las comunidades parroquiales. La finalidad era asumir las orientaciones del Concilio Vaticano II para darles vida en nuestra comunidad arquidiocesana particular. Varios sacerdotes estuvieron al frente de la coordinación para llevar a efecto dicho evento: Monseñor Javier Naranjo Villegas, Pbro. Carlos Pérez, y Pbro. Absalón Martinez.

Una encomiable tarea de la redacción del Documento final del Sinodo Pastoral la realizaron los Pbros. Alberto Ramirez y Dario Múnera. Como el primer Documento Conciliar era sobre la Liturgia, buscó entre los monjes benedictinos al ilustre Hilario Raguer, que dictaba clases y conferencias sobre Liturgia y además fue el iniciador de la revista Documentos para el Diálogo, que por largos años sirvió para favorecer dicho fin. Aquí es forzoso mencionar a varios Padres de la Comunidad de los Vicentinos, entre ellos, al Pbro. José Manuel Segura, quien orientaba las Comunidades Eclesiales de Base y al Pbro. Álvaro Quevedo, quien estaba a cargo de la orientación y participación litúrgica.

Una vez creada la Facultad de Teología, y ya preparado un suficiente grupo de profesores en diferentes centros de Europa como Bamberg (Alemania), Lovaina y Bruselas (Bélgica), Paris (Francia) y Roma (Italia), las gestiones para los estudiantes estuvieron a cargo de Monseñor Eugenio Restrepo, Rector del Seminario Mayor y posteriormente Rector de la Universidad Pontificia Bolivariana.

PRESENCIA Y COMUNIÓN

Cuando hacemos memoria, y sobre todo cuando esa memoria es respecto a los que ya fallecieron (como Mons. Tulio Botero Salazar, Mons. Néstor Giraldo, Pbro. Joaquín Gaviria, Pbro. Humberto Jiménez, Pbro. David Kapkin, Mons. Dario Múnera, Pbro. Alberto Ramirez), en verdad recordamos a las personas en su ser y quehacer. Pero este conjunto nos viene por la palabra, que nos entrega su pensamiento, y con el pensamiento, encarnado en cada una de sus acciones, llevándonos a adentrar en todo lo que constituye el acontecimiento del ser en la historia. Por eso podemos indagar por sus intencionalidades, sus logros y sus fracasos, pero sobre todo por su mensaje. Más aun, podemos hablar no solo de presencia, sino de comunión. En otros términos, sus palabras sobrevienen a nuestro presente gracias a su carácter performativo que nos llevan más allá del desenlace del tiempo. Pero también, desde la Teología de la Comunión de los Santos, podemos hablar de comunión con quienes, si bien son difuntos, viven en relación con Dios y al vivir en Él viven para nosotros y con nosotros. Asi, consideramos que la persona es un acontecimiento que perdura.

HISTORICIDAD

En la misma constitución del hombre, que tanto en lo somático como en lo sicológico y espiritual se va haciendo persona progresivamente, encontramos que por el sentido que vaya encontrando para vivir, tanto si se mira su evolución como si se mira el exterior en donde nos encontramos con la cultura, va experimentando la necesidad de comprometerse; esa es la manera como ejercita su libertad. En el caso de nuestra Facultad de Teología, podemos decir que tiene un rostro conformado por el mosaico de alumnos, administrativos y profesores. Pero su realidad no es insular sino peninsular. Ella hace parte del cuerpo eclesial en el cual el gran Canciller, el Rector y el Cuerpo de Decanos hacen de cabeza jerarquizada que en unidad buscan dar razón encarnada de la identidad de la Facultad de Teologia dentro de la Universidad y fuera de ella, para buscar distintos caminos en el ejercicio de la misión.

Desde los inicios, la Facultad de Teología ha tenido vínculos de comunión, por una parte, con el Gran Canciller de la Universidad, que es el arzobispo, con los diferentes Rectores y Decanos que a lo largo de los años han orientado la marcha académica y formativa de los alumnos, tanto del Seminario Conciliar, de otros seminarios diocesanos, como de los alumnos de las diferentes Casas de formación de vida religiosa e institutos. Las instituciones mencionadas son en realidad, y para decirlo de alguna manera, la cuna de los Pastores y con sobrada razón tiene que ver con la formación teológica. Este campo ha originado alianzas académicas tanto dentro del pais (Bucaramanga, Cali, Montería, Manizales, el Centro Biblico Teológico Pastoral para América Latina y el Caribe (CEBITEPAL), cuya sede está en Bogotá), como fuera de él, en Panamá, El Salvador, Ecuador y Brasil. En este contexto es obligante mencionar las diferentes sedes o seccionales que la Universidad ha ido creando en su trayectoria en diferentes ciudades, tales como Bucaramanga, Monteria y Palmira. Un vínculo presencial del pensamiento de quienes ofrecieron su entrega mediante el saber teológico y el acompañamiento a los alumnos ha sido la revista Cuestiones Teológicas. Y no podriamos olvidar la Extensión académica o Proyección social en Toribio, orientada a las comunidades indigenas. Además, la Facultad de Teologia desde tempranos años de su existencia, ha venido programando Congresos internacionales, primordialmente sobre Biblia, Liturgia y Vida Consagrada.

Y partiendo de las personas, como es el caso de quienes han sido Decanos de la Facultad de Teologia, es de justicia mencionar al Pbro. Fabio Moreno, Pbro. Alfonso López, Mons. Dario Múnera, Pbro. Emilio Betancur, Pbro. Argiro Restrepo, Pbro. Fernando Bernal, Pbro. Carlos Arboleda, Pbro. Gabriel Jaime Molina, Pbro. Diego Marulanda, Pbro. Guillermo Zuleta. Por ejemplo, durante la Decanatura de Mons. Dario Múnera se iniciaron los encuentros entre profesores llamados "Fe-Razón", que duraron varios años y fueron fructuosos en los campos relacionales y temáticos sobre los origenes de las universidades y sobre teologia. En estos encuentros contamos con la presencia del Padre Alfonso Borrero Cabal S.J, especialista en temática de universidades.

Todos los Señores Arzobispos han tenido su manifiesto interés por la Universidad y de manera especifica por la Facultad de Teología. Hay que resaltar ante todo la acción del Señor Arzobispo Alberto Giraldo quien en cada "lectio inauguralis" daba las pautas teológico-pastorales y que además creó "Los diálogos de la Catedral" para exponer, en compañía de diferentes profesionales, asuntos fronterizos encaminados a motivar e ilustrar aspectos atinentes a la cultura, a la ética, la antropología, la problemática social, el papel del periodismo, el terrorismo, etc. Actualmente, el Señor Arzobispo Ricardo Tobón Restrepo sigue de cerca las actividades de la Universidad y en particular de la Facultad de Teología. En su acompañamiento, insistentemente expresa su deseo de que la Facultad inspire e ilumine las actividades académicas intra-universitarias y extra-universitarias y las actividades que tienen que ver con la evangelización de la cultura en la Arquidiócesis.

De otra parte, el Director actual de la Facultad de Teología, el Pbro. Iván Dario Toro, en decidida unidad con el Dr. Luis Fernando Fernández, Decano de la Escuela de Teología, Filosofía y Humanidades, va planteando el avance de la Facultad para posicionarla en la Universidad, de manera que la presencia de la Teología en las diversas Facultades se vaya dando por las alianzas epistemológicas de los diferentes cursos dentro de las cuales el diálogo, la investigación y la producción sea fruto de una tarea de interdisciplinariedad.

Respecto al cuerpo de decanos que han estado en la dirección de la Facultad es preciso decir que cada uno ha buscado, según su perspectiva y talante, orientar esta unidad académica en el fortalecimiento de la estructura curricular y de las diferentes áreas, así como en la programación de diferentes actividades académicas, buscando también hacer alianzas con otras Facultades de la Universidad, como es el caso con la Facultad de Educación con la cual se dio desde el comienzo de la Licenciatura de Educación y Ciencias Religiosas. Igualmente, la Facultad ha buscado ofrecer cursos de Teología para grupos de religiosas y parroquias.

Seria incompleto este registro si no hubiera una mención agradecida a la participación que durante estos años de historia han tenido diversas comunidades religiosas: Padre Germán Correa y Padre Adalberto Cardona, Dominicos; Padre Octavio Tobón, Eudista; Padre Gustavo Vallejo, Padre Hernando Uribe y Padre Luis Hernando Alzate, Carmelitas; Padre Hernán Cardona, Salesiano; y Padre Tarcisio Gaitán, Pasionista.

DESDE LA MEMORIA, HACIA EL FUTURO

El breve relato nos da para pensar que se origina un nuevo momento, de lo mismo, pero de otra manera. Esta otra manera obedece a cambios de gran magnitud a nivel antropológico, al avance de la ciencia y de la tecnología. Si se trata de avanzar hacia el futuro es porque hay un sentido que anima la memoria. Nosotros no debemos vivir de nostalgia. Vivimos de un presente futurizo. O en términos radicalmente humanos y de fe, vivimos de la esperanza en quien está presente en nuestra historia y está llamándonos a saber dar razón de nuestra fe en Él.

Los desafíos son muchos, que se convierten en grandes retos para la Facultad de Teología y para la misma Teología: ¿Qué dice hoy la ciencia sobre el universo, sobre la vida y sobre el hombre? La creación de máquinas con inteligencia artificial plantea interrogantes sobre nuestra naturaleza como seres conscientes, pensantes y responsables. ¿Qué repercusiones tendría esto en la concepción de la naturaleza humana? ¿Qué antropología presentamos hoy cuando la ciencia afirma que todo es natural?

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