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Cuestiones Teológicas

Print version ISSN 0120-131X

Cuest. teol. vol.46 no.105 Bogotá Jan./June 2019

https://doi.org/10.18566/cueteo.v46n105.a08 

Reseñas

PLATA QUEZADA, W.E. (2018). RESISTIR A LA VIOLENCIA Y CONSTRUIR DESDE LA FE. EL CASO DE EL GARZAL, EN EL MAGDALENA MEDIO, COLOMBIA. SANTANDER: EDICIONES UIS. (198 PP).

Osmir Ramírez Trillos 1  

1 Teólogo de la Fundación Universitaria Bautista Internacional de Cali; candidato a Magíster en Historia por la Universidad Industrial de Santander, Colombia. Correo electrónico: osmir08ramirez@gmail.com. https://orcid.org/0000-0002-2917-5037


Este libro del historiador William Elvis Plata nació del proyecto Memoria de resistencias desde la fe 1985-2005. Este proyecto tuvo como propósito rescatar los casos emblemáticos donde la fe se presenta como un medio de resistencia a la violencia y como constructora del tejido social.1 La lectura sociológica de Plata Quezada presentó la Fe como principal protagonista de la lucha social por la justicia y las tierras en el corregimiento de El Garzal. La Iglesia Evangélica Cuadrangular, liderada por el pastor Salvador Alcántara, enfrentó pacíficamente a los violentos desde la fe, confiando en la derrota de El gigante y en la construcción de su comunidad.

La división de los capítulos obedeció a criterios temáticos y cronológicos en relación con los acontecimientos centrales de la resistencia en El Garzal. En el primer capítulo "Los cristianos y el conflicto armado" se exponen las principales interpretaciones sobre la relación de la Iglesia católica y las distintas denominaciones protestantes respecto del conflicto armado colombiano. La religión cristiana, entiéndase católicos y no-católicos, ha transitado por el camino de apoyo, incitación y compromiso cuasi pastoral en la configuración de la violencia colombiana desde periodos coloniales. Sin embargo, paralelamente, el cristianismo, a propósito de sus distintas corrientes internas, ha rechazado rotundamente el uso de la violencia y la coerción armada contra la población, denunciando los actos ignominiosos contra la dignidad y los derechos del ser humano.

El capítulo "El Garzal" presenta la contextualización geográfica, social y cultural de la población estudiada. La formación y caracterización geográfica de la zona y de los habitantes refleja un alto sentido ético, conciencia comunitaria y de responsabilidad con su entorno. Para Plata Quezada la relación de la población con su entorno está configurada por sus creencias religiosas y en especial por el papel desempeñado por la Iglesia Evangélica Cuadrangular.

El tercer y cuarto capítulo, "Las iglesias" y "El pastor", exponen los problemas que emergieron con la práctica social de denuncia que había tomado la Iglesia Evangélica Cuadrangular bajo la dirección del pastor Salvador Alcántara. Fundamentado en los testimonios de los integrantes de la comunidad evangélica de El Garzal, Plata Quezada lleva al lector a presenciar la conversión de los cristianos a la resistencia desde la fe. En un primer momento, Las iglesias no apoyaban a El pastor porque creían que él estaba más preocupado por las cosas del mundo que por las espirituales. Sin embargo, el miedo a las amenazas de desplazamiento e incluso de muerte unió a estas comunidades a resistir a su enemigo en común, esperando ver la caída de El gigante.

En cuanto a El pastor, Plata Quezada realizó una breve biografía sobre Salvador Alcántara. Se privilegió la exposición del desarrollo de la conciencia crítica que caracteriza a El pastor, donde, a causa de las discusiones sostenidas con sus familiares, Alcántara aprendió a tomar posiciones neutrales y a buscar la conciliación. Su conciencia crítica y su rechazo a la sola espiritualización de la misión de la Iglesia en la sociedad lo llevó a la ruptura con su pastor y con la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia situada en San Pablo. El pastor Alcántara desde el momento de su conversión, apunta Plata, se convenció de la preocupación de Dios por la sociedad y de la trascendencia de la fe cristiana para el cambio social: no se concibe la separación entre lo espiritual y lo social.

Los capítulos siguientes se concentran en la descripción del proceso propiamente dicho de resistencia desde la fe. "El gigante", capítulo quinto, narra la primera parte de la historia de Manuel Enrique Barreto2 y su relación con la comunidad de El Garzal en los años 80. Los habitantes de El Garzal concuerdan en que Barreto contrató un grupo de asesinos para que desaparecieran a los habitantes de la comunidad. Esto se supo porque uno de aquellos hombres contratados, según los testimonios recogidos por Plata Quezada, contó el proceso emprendido para ejecutar la misión, la cual no se llevó a cabo porque la chalupa que los transportaría hasta el corregimiento no funcionó. El testimonio tomó fuerza por la interpretación que se hizo sobre él; los miembros de la Iglesia Evangélica Cuadrangular consideraron que Dios estaba detrás de este acontecimiento protegiéndolos y apoyándolos a continuar en su lucha, demostrando que Él estaba con ellos.

Cabe añadir que la causa directa de esta interpretación está en las predicaciones y enseñanzas de Salvador Alcántara. Se podría decir que su labor teológica, explicar la fe a su comunidad, se base en la práctica social que busca la justicia. Desde este punto hermenéutico Alcántara percibió que la fe es real y que debe ayudar a cumplir las necesidades básicas, tanto espirituales como materiales del cristiano y del que no lo es. Esta característica, "A contracorriente", capítulo seis, le permitió ser el líder social y religioso de su comunidad desde los años 90.

En "Los paracos", capítulo siete, se narra la llegada y establecimiento del paramilitarismo en el sur de Bolívar a partir de finales de los años 90.

En "La (segunda) amenaza", capítulo ocho, se ve la reaparición de Manuel Enrique Barreto, convertido en presunto jefe paramilitar, que intenta desplazar a las más de 350 familias que habitan El Garzal. La respuesta y resistencia pacífica a esta amenaza fue posible gracias a su organización social y religiosa y a unos acontecimientos calificados como sobrenaturales, descritos en el capítulo "La revelación". Un pueblo donde la presencia del estado colombiano es precaria, no cuenta con una ayuda o protección para resistir a la (segunda) amenaza. Lo único que sostuvo a 350 familias en la lucha pacífica fue la fe en Dios. Por La revelación, Nidia Alian, esposa de Alcántara, profetizó que Dios los protegería y les ayudaría. La protección y ayuda de Dios fue vista por la comunidad cuando el ejército paramilitar comandado por Barreto no logró llegar a El Garzal porque otro ejército les planteó una dura resistencia, obligándolos a regresar. Según los testimonios de la comunidad, en realidad este ejército que se opuso a Barreto fueron ángeles que Dios envió, ya que ellos jamás escucharon un enfrentamiento en la entrada del pueblo.

Para "La resistencia", descrita en el capítulo diez, la comunidad recibió ayuda en los siguientes aspectos: formación de los líderes en materia de derechos humanos; abogados para la titulación y recuperación de la tierra; visibilización y cobertura a nivel internacional. Con esto, El Garzal no estaba solo, y todo lo malo que le pudiera pasar le sería recriminado por organizaciones internacionales al estado colombiano. Finalmente, "La fe", capítulo once, fue la primera y gran causa motivadora del proceso de resistencia pacífica durante más de quince años frente a una amenaza de despojo, desplazamiento y de exterminio.

En conclusión, para Plata Quezada el contexto social de El Garzal condicionó una nueva interpretación de la fe, que es asimilada en clave liberadora y que asume rasgos antropológicos: "Dios se revela a las comunidades humanas que creen en sí mismas, es decir, que tienen y proyectan una práctica correcta, socio-histórica y trascendente de sus identidades personales, comunitarias y étnicas [...]" (p. 179). Esta nueva fe llevó a Samuel Mendoza, líder de la comunidad, a decir que "La valentía no es sacar la machetilla. Ser valiente entonces no es salir con el machete, con el palo, a enfrentar al enemigo, a la persona [...], valiente es soportar en las situaciones la adversidad, aguantar, aunque esté temblando, pero está en aquella resistencia pacífica, no violenta" (p. 160).

Para finalizar, se considera necesario hacer algunas apreciaciones de la obra. El texto se constituyó en la presentación de la memoria histórica de una de las muchas comunidades que han sido víctimas del conflicto armado en Colombia. Por esta razón se entiende la preponderancia de la exposición descriptiva de los testimonios, más que su análisis crítico-teológico. Se opina que en casos como los de El Garzal importa más la utilidad de la lectura bíblica para resistir a la violencia que su correcta interpretación exegético-hermenéutica. Por otro lado, la relación entre texto e imagen ilustran el contenido y permiten al lector dar vida y rostro a los actores de la historia narrada.

Sin embargo, a pesar de la fluidez y claridad textual, Plata Quezada deja cierta inconformidad en la estructura del libro. Se inicia con una introducción narrativa y llamativa que inquieta y atrapa al lector por el diálogo sostenido entre Salvador Alcántara y Barreto. Pero este interés es cortado por la exposición de las interpretaciones en torno a los cristianos y su participación en el conflicto armado. Ciertamente, el tema del libro entra en la discusión sobre cristianismo y violencia, pero la forma en que se presentó esta relación no fue la mejor apuesta por parte de Plata Quezada. Asimismo, se considera que el punto de vista de Salvador rara vez se cuestiona. En la parte de "amenaza y revelación" y en la conclusión, el lector queda con la impresión de que el autor comparte las convicciones del pastor; en ese sentido, Plata Quezada careció de precaución y distanciamiento crítico con las declaraciones de los testigos. De otro lado, faltó destacar el papel de las organizaciones que acompañaron el proceso de resistencia y su papel en la recuperación del derecho a la propiedad de la tierra.

Licencia Creative commons: Reconocimiento - No Comercial

1La investigación fue financiada por el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) y la Universidad Industrial de Santander.

2Fue un presunto narcotraficante y líder paramilitar.

Recibido: 12 de Febrero de 2019; Aprobado: 18 de Marzo de 2019

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