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Cuestiones Teológicas

Print version ISSN 0120-131X

Cuest. teol. vol.49 no.111 Bogotá Jan./June 2022  Epub Sep 28, 2022

https://doi.org/10.18566/cueteo.v49n111.a09 

Artículos

PROPUESTA METODOLÓGICA EN LA TEOLOGÍA PASTORAL

Methodological proposal in pastoral theology

A. ERNESTO PALAFOX CRUZ1 
http://orcid.org/0000-0001-9591-9009

1 Profesor de la Universidad Iberoamericana, México, y Coordinador del área de Teología Pastoral en la Universidad Pontificia de México. Doctor en Teología Pastoral por la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica. Licenciado en Teología Pastoral por la Universidad Pontificia de México. Tiene estudios de Pastoral Urbana por la Universidad Iberoamericana de México. Correo electrónico: ernesto.palafox@pontificia.edu.mx


Resumen

Muchos de los debates en la teología pastoral se orientan a la búsqueda y clarificación de su identidad metodológica, permitiendo, entre otras cosas, la constante investigación, profundización y actualización de sus métodos desde diversas áreas y contextos. Este artículo se suma a tal esfuerzo de búsqueda a partir de la propuesta específica de dos metodologías contemporáneas: la correlación triangular y el círculo pastoral. Estas dos metodologías de carácter inductivo, aun cuando no nacen en nuestra geografía continental, mantienen en sus componentes principales y en su dinámica interna un vínculo estrecho con la tradición teológica latinoamericana.

Palabras clave: Teología pastoral; Métodos; Correlación; Círculo pastoral; Identidad metodológica; Teología latinoamericana

Abstract

Many of the debates within pastoral theology are oriented towards the search and clarification of its methodological identity, allowing, among other things, to do constant research, to deepen and update its methods from various areas and contexts. This article adds to this search effort based on the specific proposal of two contemporary methodologies: the triangular correlation and the pastoral circle. These two methodologies of an inductive nature, even though not born in our continental geography, maintain a close link with the Latin American theological tradition in their main components and their internal dynamics.

Keywords: Pastoral Theology; Methods; Correlation; Pastoral Circle; Methodological Identity; Latin American Theology

Introducción

Este artículo se inscribe en la esfera de propuesta metodológica, es decir, del camino reflejo, o el instrumental analítico, que explica y justifica el ejercicio de la teología práctica, y que comporta un cierto carácter sistemático. Junto con sus bases racionales, conforma un perfil propio, pues, como se sabe, el método especifica no solo la orientación operativa de una materia, sino también su identidad. El aspecto metodológico responde, entonces, a la necesidad intrínseca de toda disciplina de contar con una manera propia de proceder, que defina, junto con los principios fundamentales, su estatuto epistemológico.

Se procede con base en propuestas, pues lo que se busca es ofrecer algunos modelos para manifestar la diversidad y la pluralidad metodológica existente en la teología práctica. La finalidad primordial no es convencer o persuadir de la conveniencia o no de un método en particular, aun cuando de modo personal nos sintamos mejor ubicados en un método en especial. La propuesta comprende la exposición de dos métodos: el de correlación triangular y el círculo pastoral.1 Nos hemos inclinado por estos métodos en razón de su extendida difusión en los espacios académicos y pastorales, su desarrollada implementación en las diversas áreas específicas de teología práctica y su abundante reflexión teológica producida en su interior y a propósito de estos métodos. Otra razón asociada a las anteriores radica en que estos métodos en su diversidad nos ofrecen una visión suficientemente amplia sobre la manera de proceder de la teología práctica en diferentes ámbitos de reflexión y contextos sociohistóricos, tales como el norteamericano, el latinoamericano y el europeo francófono. Un rasgo importante es su apertura dialogante e incluyente reflejada en sus diversos momentos o fases, y su cercanía al carácter correlativo y dialéctico, al asumir como denominador común el análisis o la percepción crítica de las prácticas de los cristianos y de las personas en general, confrontadas con el proyecto del Reino inaugurado por Jesús de Nazaret. Este momento es un ejercicio puramente descriptivo; por tanto, no se encontrarán juicios críticos o análisis evaluativos o comparativos en esta propuesta. Es importante hacer notar que muchos de los grandes debates en la teología práctica, y los esfuerzos orientados al progreso de su identidad, conducen al tema inaplazable de los métodos, pues, a partir de la clarificación de estos, la teología práctica será capaz de mostrar de modo más íntegro su propio perfil.

Expresiones metodológicas en la teología práctica

En atención a la pluralidad teológica y las principales características de los métodos, es posible considerar en la teología práctica tres grandes líneas metodológicas: inductivas, deductivas y de correlación.

Los métodos inductivos intentan construir una teología a partir de las prácticas. Georges Casalis es uno de los principales pioneros de esta propuesta con su clásica obra de teología inductiva, Les idées juestes ne tombent pas du ciel (Casalis, 1983), en la que establece la idea de que no hay teologías neutras, pues todo teólogo/a, quiéralo o no, está condicionado/a por unas estructuras y unas prácticas sociales históricas precisas. Así, toda reflexión teológica está de algún modo sujeta a una práctica determinada, y todo depende de qué práctica se privilegie para determinar cuál teología. Casalis (1983) afirma:

Toda teología aparece, pues, como atada a una práctica de clase y, desde este momento, todo depende de ella. La diferencia entre teología "deductiva" e "inductiva" es, en realidad, secundaria con relación al descubrimiento decisivo de que no existe una posible neutralidad y de que si alguien no ha optado abiertamente en favor de los oprimidos es, de hecho, conscientemente o no, cómplice de los opresores. (p. 49)

Esta perspectiva inductiva se refiere directamente a la contextualización que desde autores como Dupuis (1992, pp. 69-70) subrayan en todo momento la importancia de la historia y la necesidad del compromiso concreto, pues la fe está siempre ligada a una situación, y está siempre llamada a formar parte de un proceso que se inserta en el proyecto de Jesús. La teología práctica en términos inductivos no está destinada a ser una construcción a posteriori; ella puede y debe en su momento constituir una herramienta de análisis crítico mediante las prácticas y los compromisos. De esta forma, si la teología renuncia a su rol crítico, las prácticas corren el riesgo de encontrarse sin apoyo para enfrentar las ideologías del mundo. En la medida en que la teología práctica asume el método inductivo, se transforma en una disciplina que toma en serio el contexto en sus múltiples expresiones y, por tanto, adquiere una dimensión hermenéutica necesariamente plural, en que interactúan la lectura creyente de los textos fundantes que dan testimonio de la experiencia cristiana original, y la experiencia cristiana de hoy.

Los métodos deductivos, en cambio, consideran la teología práctica como el cumplimiento o concretización de un conjunto de conocimientos prestablecidos en los ámbitos bíblico, histórico y, sobre todo, sistemático, lo que imprime en ellos una carga de verdades atemporales, en la que la tarea de la teología práctica consiste en la deducción de unas consecuencias para una práctica eclesial. Desde esta óptica deductiva, la teología práctica aparece como una disciplina encargada de producir un discurso puramente normativo o aplicativo. Aun cuando en muchos ambientes de investigación se privilegie el método inductivo, no debe por eso darse una relación polarizada o de confrontación con el deductivo, al grado de un empobrecimiento mutuo, pues, en la realidad, no existe ninguno de los dos en estado puro. Últimamente, en la teología práctica, se habla de una tercera vía que permite explorar otros ambientes y dialogar con otros estilos metodológicos. Este esfuerzo la ha llevado a examinar e implementar cada día más los llamados métodos correlativos. La convicción que está en la base de la utilización de estos métodos es el hecho de dejarse cuestionar seriamente por la práctica, e inscribirse así en otras vías de reflexión. Hoy, gracias a esta apertura de espíritu, se han hecho grandes avances en lo que se refiere a la metodología de correlación.

Correlación triangular

Los métodos correlativos.2 Dentro de la línea de correlación, se sitúa la propuesta metodológica de una correlación crítica de Marc Donzé (1989) y de una correlación triangular desarrollada por Laurent Gagnebin (1993), quien deja a un lado propuestas clásicas en el ámbito deductivo o inductivo, por ser demasiado lineares y por su oposición simétrica y polarizada. Este autor propone ingeniosamente una metodología triangular de las tres E: Escrituras, Enseñanzas eclesiales y Experiencias prácticas en un esquema piramidal, en el que los tres polos estarían en constante interacción, cada polo en correlación con los otros dos, en un sistema que no elimina las tensiones. Estos tres polos representan realidades en interacción mutua, y así marcan relaciones binarias, no lineales y unidireccionales.

Actualización desde nuestro contexto

Se afirma que los métodos son una pedagogía en contexto, no camisas de fuerza, de ahí la necesidad de contextualizarlos. Así que, repensando este método desde unas particularidades, se ofrece enseguida la mecánica, es decir, la manera en que funciona este método, en que interactúan sus componentes en un trabajo de investigación de teología pastoral, es decir, en el ejercicio de teologizar a partir de la acción y el compromiso pastoral.

  • Punto de partida. Desde esta metodología, el punto de partida puede ser cualquiera de las tres E, de acuerdo con el interés de la investigación y de la hipótesis planteada. El punto de arranque corresponde al ámbito que se quiere intervenir pastoralmente, las Experiencias, las Escrituras Sagradas o las Enseñanzas eclesiales.

  • Punto de llegada. Importante decir que cualquiera que sea el punto de partida tiene que ser de algún modo el punto de llegada, pero revisitado, re-leído, re-interpretado, una vez que se puso en correlación con los otros polos.

  • Correlación. Ahí está el arte de este método, de poner en correlación crítica los tres polos, de tal manera que las relaciones sean siempre binarias, es decir, de constante y permanente vinculación y correspondencia de todos los polos con todos los polos. Una cosa más: en una relación binaria, cada uno de los polos incluye siempre en su composición al menos un elemento de los otros polos. Así, se rompe la tensión y la polarización unidireccional, al mismo tiempo que se relativizan los puntos y ninguno aparece como intocable o como absoluto. Se relativizan y, por tanto, se enriquecen en la medida en que son cuestionados y puestos en correlación mediante las preguntas surgidas por cada punto de relación. Es correlación al ponerse en relación directa con otros dos elementos.

  • Crítica. Es crítica, porque se cuestiona cada polo y se deja cuestionar, es decir, ninguno de los puntos queda inmune ante la puesta en relación, toca y se deja tocar, ajusta y se reajusta. En este método, los tres polos salen ganando, ninguno se presenta como mero espectador, o como herramienta para el otro, o como un simple apuntalamiento para el ideal del otro polo. Los tres son afectados positivamente por los cuestionamientos y las propuestas de los otros dos. Es decir, si, al término de una investigación, o de un artículo, uno de los elementos permanece inmune a la influencia del otro, entonces, no se está logrando el objetivo de este método, pues se trata de que haya justamente una correlación triangular, y que la relación sea siempre binaria, que vaya en dos direcciones de ida y vuelta, y a partir de dos elementos, de dos unidades. No hay una oposición simétrica ente dos polos, ni un esquema demasiado lineal.

  • La cuarta E1a. Este método incluye una cuarta E, que se puede llamar E1a y funciona como el vértice y culmen de este método, la expresión máxima del momento de la correlación. En E1a, se dará finalmente el punto más alto de la reflexión y la concretización. Se pueden seguir estos pasos:

    1. Elegir el punto de partida o el punto de entrada. ¿Sobre qué se quiere intervenir? Esta pregunta es respondida no a partir del encargo, sino a partir de una demanda venida de la misma realidad a ser intervenida; la demanda se puede traducir en una incomodidad, en un vacío, en una cuenta pendiente, en un tema poco tratado (hueco), o mal tratado (distorsión); a partir de una incomodidad, de un malestar constatado, surge esta respuesta. Aquí el punto de partida no es cuestión arbitraria, o de gusto persona, o de corazonada, o simplemente de intuiciones momentáneas. Es ya un esfuerzo de discernimiento y de opción. Al elegir el punto de partida, tener consciencia que es el punto de llegada y que es al mismo tiempo el eje transversal y convergente, y el vértice de toda la reflexión o la puesta en práctica del método: E1a. Que se comience por la Biblia para llegar a afirmaciones teológicas, o que se parta de las experiencias para remontar a lo bíblico o dogmático, el proceso permanece el mismo.

    2. Presentar explícitamente el contenido y las cuestiones centrales que plantea el polo seleccionado. Este punto es clave, pues habrá que extraer claramente las cuestiones que el polo seleccionado expresa. Dejarse cuestionar y antes de las respuestas dejar hablar a las preguntas. Ser muy dóciles y humildes ante las preguntas, y no solo arrogantes y demasiado seguros frente las respuestas. Si el punto de partida es, por ejemplo, las Experiencias pastorales, este se convertirá en la E1, de ahí que se traen a cuenta las experiencias pastorales sobre el tema. Estas experiencias pueden ser de tipo cuantitativo (datos duros, de primera o segunda mano, encuestas, censos, monitoreos, sondeos, etc.) o cualitativo (narraciones de vida, historias, mitos, leyendas, etc.). Recordar que el punto de llegada, como se sostuvo, es esta misma experiencia, pero ya fortalecida, depurada, reinterpretada, será E1a, el clímax de la reflexión.

    3. Describir un problema central a partir de estos cuestionamientos. Se dice que un problema bien ubicado y bien planteado es un problema más fácil de resolver; un problema mal ubicado, mal expresado, es más difícil de resolver.

    4. Correlación propiamente dicha. Este es el momento central del método, en el que las cuestiones surgidas del polo elegido ahora se ponen en correlación binaria con los otros polos. Se trata de presentar unos contenidos desde los polos en cuestión: el bíblico y el de la enseñanza, si el elegido fue el de la experiencia. Se explicitan contenidos de estos polos que puedan en una primera instancia responder a los cuestionamientos del polo de la experiencia. Estos dos polos son tocados por los cuestionamientos de la experiencia y, al mismo tiempo, al ofrecer una respuesta, se cuestionan ellos mismos. Es una respuesta que se hace y se elabora desde un ejercicio hermenéutico, para que esos elementos bíblicos o magisteriales se reactualicen a partir de los cuestionamientos iniciales. Cada uno de estos polos ejerce una función crítica y de acotación sobre los otros. Este ejercicio salva la teología pastoral de encerrarse en respuestas siempre monolíticas y repetitivas hasta el aburrimiento. ¿De qué manera se ve afectado el polo elegido? En la medida en que sus preguntas o cuestiones no solo se ven "resueltas", sino que también es posible que se replanteen las mismas cuestiones. Tampoco las respuestas vienen desde caminos supranaturalistas (que no consideran las preguntas) o naturalistas (venidas solo de ideas naturales, inmanentes). Y, finalmente, la experiencia se vea enriquecida, reformulada, reorientada.

    5. Relectura de E1, que pasa a ser E1a. Este es el último paso del método, en el que el polo elegido, en este caso E1 (Experiencias), se enriquece con los aportes bíblicos, y con los aportes teológicos y magisteriales. Es de algún modo el momento de síntesis de este ejercicio, y es en este caso el más importante, el vértice del esfuerzo reflexivo, pues ahora se retoman las cuestiones emanadas al principio y se reconfigura la experiencia con nuevos aportes. La experiencia ahora es enriquecida por aportes bíblicos desde nuevas relecturas y los aportes teológicos y del magisterio.

El círculo pastoral

En la década de 1980, el Center of Concern (Center),3 un centro católico de justicia social, en los Estados Unidos, diseñó una herramienta metodológica para promover el análisis social sobre cuestiones sociales críticas. Esta herramienta es llamada "círculo pastoral", se ha difundido especialmente en comunidades eclesiales de base (CEB), su principal y original referencia se encuentra en la obra Social analysis: Linking faith and justice (Holland y Henriot, 2006).4 El círculo pastoral es una herramienta que ayuda, sobre todo, en el discernimiento cristiano sobre los problemas que más afectan a las comunidades pobres. Es, pues, un método de discernimiento que desde luego implica un proceso que desemboca en una acción. Este discernimiento implica principalmente la experiencia de problemas sentidos comunitariamente, la percepción de principios esenciales del cristianismo y de la comunidad local, su aplicación en determinadas circunstancias dadas. Hacer un juicio crítico sobre las decisiones sociales no es fácil, sobre todo, porque no se sabe en detalle el problema, y de pronto no se tiene idea de cómo y a quién pueden afectar las decisiones tomadas. Esta tarea de discernimiento que propone el círculo pastoral es una tarea conjunta de un serio discernimiento mediante el proceso de consensos o de formas locales de decisión. Esta herramienta metodológica ofrece tanto al individuo como a la comunidad un marco desde el cual es posible explorar las cuestiones sociales, los principios evangélicos a partir de los cuales se puede hacer un juicio prudente.

El círculo pastoral es un proceso basado fundamentalmente en preguntas a partir de la experiencia, en el ámbito individual o comunitario. Estas cuestiones ayudan a responder de manera más profunda y efectiva a las experiencias, logrando también una evaluación más amplia y profunda. Estas cuatro cuestiones ocurren durante cuatro "momentos" del llamado círculo pastoral. Estos momentos interrelacionados expresan la experiencia de la situación.

  1. ¿Qué está pasando aquí? Recoger datos, historias, descripciones, sobre lo que está pasando en esta situación o lo que está llevando a esta situación. ¿Cuáles son las situaciones en las que la gente está involucrada, qué es lo que sienten, qué historias cuentan, cómo responden a ciertas cuestiones? Importante comenzar con los datos que tenemos desde la propia experiencia. Describir en detalle el problema central, capital, que es causa de los demás problemas. Se pueden utilizar variadas estrategias para llegar al problema central o raíz (p. ej., el clásico árbol social). ¿Cuál es la experiencia vivida con más intensidad? ¿Qué le está pasando a la gente? ¿Estamos escuchando a las personas o los sectores más directamente afectados? ¿Qué tanto se comparte esta experiencia? ¿Es necesario emprender un proceso más profundo de inmersión en el problema?

    • Experiencia. Es el momento de la inserción, de tocar la realidad mediante observaciones objetivas y sensibilidades subjetivas. ¿Qué dice la realidad (objetivo)? ¿Qué me dice la realidad (subjetivo)? ¿Qué me hace decir la realidad? La realidad objetiva pasa a convertirse en situación subjetiva, asumida como una situación del individuo o la colectividad.

  2. ¿Por qué está pasando esto? Sondear las causas, las conexiones y las consecuencias de lo que está pasando, preguntarse ¿a dónde nos lleva esta situación?, ¿quiénes son los principales actores en esta situación? Se pueden identificar personas, instituciones, estructuras, etc., y el papel que desempeñan en esta situación. Es importante acercarse a la realidad de un modo sistemático y profético. Preguntarse, igualmente, ¿cuáles son las causas de la cuestión o de la situación? Estas pueden ser históricas, políticas, económicas, sociales o culturales. ¿Cuáles son las consecuencias? ¿Cómo se vinculan estos elementos o causas? ¿Quiénes son aquí los actores clave? Es decir, los sujetos que tienen más responsabilidad en este problema, los agentes que tienen más influencia o quienes tienen el rol de tomar decisiones.

    • Análisis. Es el momento de hacer preguntas, de levantar cuestiones de tiempo, estructuras y valores, y de elaborar interconexiones, en orden de entender más a fondo la realidad de la situación.

  3. ¿Cómo evaluamos esto? Entender el significado de esta situación a la luz de los propios valores, las propias creencias, las normas de la comunidad. ¿Esta consideración puede plantear otras cuestiones y otras visiones sugeridas a la luz de las fuentes como la Tradición, las Escrituras Sagradas y las Enseñanzas eclesiales? Es el momento de reflexionar sobre el problema a la luz del Evangelio, la enseñanza de la Iglesia. Puede ayudar a preguntarnos lo siguiente: ¿se mantienen o se niegan los valores del Evangelio?, ¿qué dicen las Escrituras sobre este problema?, ¿qué tiene que decir la enseñanza de la Iglesia al respecto?, ¿puede la propia experiencia de la comunidad cristiana a través del tiempo ayudarnos a discernir esta situación problema? Finalmente, ¿dónde está Dios en todo esto?

    • Reflexión teológica. Es el momento del discernimiento de comprender la situación, de encontrarle el sentido de la situación orientados por los valores compartidos, la fe comprometida, las enseñanzas de las Escrituras, las normas de la comunidad, la sabiduría de los antepasados, los dichos o refranes que se utilizan más, el lenguaje tradicional.

  4. ¿Cómo respondemos a esta situación? Nos encaminamos en este paso hacia la planeación, las acciones. Esta cuestión está orientada al deseo y la intención de cambiar la situación. ¿Cuáles estrategias tenemos para responder a esta situación? ¿Cuáles son las acciones a corto y a largo plazo necesarias para responder a esta situación? Para dar respuesta a la situación, es necesario recurrir desde luego a estrategias, considerar coyunturas, la tradición y estrategias locales en las soluciones, es importante el principio de solidaridad y subsidiaridad. Preguntarnos también ¿qué deben hacer los individuos, las parroquias, los grupos, las demás instancias diocesanas? ¿Estas respuestas consideran a los más pobres también como sujetos de cambio?

    • Acción pastoral. Es el momento de planear concretamente las acciones, tomando los pasos necesarios y prudentes para no entorpecer etapas. Sin prisas y sin pausas, con ritmo y con rumbo. Considerar la necesaria evaluación de los resultados en orden de un nuevo plan.

Estos cuatro momentos son descritos como un círculo porque la experiencia es conectada, analizada y reflexionada sobre cambios sufridos en la respuesta que se tomó, y por tanto tenemos que ir de nuevo a comenzar el círculo de nuevo, y de nuevo. Pero es importante notar que cada momento del círculo pastoral debe ser sometido de un examen crítico. Por ejemplo:

  1. Experiencia. ¿Dónde y con quiénes se está localizado este proceso? ¿Cómo está siendo considerada esta experiencia? ¿Hay grupos que son excluidos o cuyas experiencias son menos valoradas cuando se discute sobre las experiencias? ¿Los pobres tienen parte en este proceso? ¿Cuál es su rol? ¿Cuáles son nuestras principales preocupaciones para entrar en contacto con esa realidad?

  2. Análisis. ¿Cuál método analítico es utilizado en este proceso y por qué? ¿Hay presupuestos en este análisis que necesitan ser examinados? ¿Es posible el uso particular de un análisis sin acordar o estar de acuerdo con sus fundamentos ideológicos o teóricos (marxismo, neo-liberalismo)? ¿Podemos entrar en este análisis con unas bases objetivas, una valoración libre, o explicitar alguna? ¿Se consideran estas presuposiciones o es necesario explicitarlas?

  3. Reflexión teológica. ¿Cuáles son los supuestos metodológicos que subrayan el marco de referencia de la reflexión que hacemos? ¿Cuál es la relación entre análisis y reflexión: complementario, subordinante, central, periférico? ¿Cómo vincular esta reflexión con la actual situación social existente? ¿La reflexión es "religiosa" o "teologal"?

  4. Acción pastoral. ¿Quiénes participan en esta planeación? ¿Cuáles son las implicaciones del proceso utilizado que determina las respuestas apropiadas? En las respuestas, ¿cuál es la relación entre los grupos que sirven y aquellos que son servidos? ¿Somos serios acerca de la escucha y evaluación que debería acompañar la implementación?

Estructuras sociales a considerar en los cuatro momentos

Todas las situaciones sociales son afectadas por la organización, operación y orientación de las estructuras (instituciones, organizaciones, políticas, patrones, y otras), esto determina la dirección de los eventos. Para la descripción y el análisis de estos propósitos, se proponen una lista de siete estructuras sociales. Es importante analizar cuál de estas estructuras está alimentando o sosteniendo, justificando, este problema suscitado. Indudablemente que habrá alguna que tenga una influencia mayor sobre las otras.

  • Económicas. Son las estructuras que determinan la organización de recursos (corporaciones, bancos, medidas fiscales, patrones de comercio, sindicatos, etc.).

  • Políticas. Son las estructuras que determinan la organización de poder (parlamentos, policía, ayuntamientos, garantías constitucionales de derechos humanos).

  • Sociales. Son las estructuras que determinan la organización de relaciones (familiares, patrones raciales, pueblos, clubs de recreación, escuelas, etc.)

  • De géneros. Son las estructuras que determinan la organización de los patrones masculino-femenino (el estatus de trabajo y la división de labor, la decisión de participación, expectativas sexuales y limitaciones, etc.).

  • Ecológicas. Son las estructuras que determinan la organización de los ambientes naturales (agricultura sostenible u orgánica, patrones climáticos, distribuciones de la población, patrones demográficos).

  • Culturales. Son las estructuras que determinan la organización de sentido (tradiciones, lenguajes, mitos, arte, drama, canciones, cantos, ritos de iniciación, medios de comunicación).

  • Religiosas. Son las estructuras que determinan la organización de la trascendencia (templos, libros de revelación, sacramentos y rituales, mandamientos morales).

Obviamente, estas estructuras no están bruscamente discretas o aisladas. Y en alguna situación dada las estructuras están interrelacionadas y conectadas. Esta es una de las tareas del análisis social de identificar cuál de estas estructuras tiene más influencia sobre las otras y sobre la situación.

Conclusiones

¿Por qué pensar en métodos para hacer teología pastoral? Porque, en primer lugar, la teología pastoral existe más allá de quien pretende ver en ella solo un aterrizaje. La cuestión del método es crucial para darle consistencia y a la vez identidad. Una manera de responder al desafío siempre presente de su identidad es presentar unos métodos. Por lo demás, lo interesante al buscar un método es que la teología pastoral se dé cuenta que es necesario y urgente escuchar el mundo actual y considerar sus preguntas, sus cuestionamientos, lo cual significa que la teología pastoral interpelará de manera crítica sus diferentes saberes rechazando el confort de sus deducciones lógicas, de sus conclusiones, siempre en una sola dirección, indefinidamente reproductibles y atemporales. La teología pastoral ha de concebirse constantemente como un saber regional, no absoluto, no totalizante. Siempre inventándose, siempre dejándose interpelar por las realidades y dejándose sorprender por la intervención histórica de Dios. Esto desemboca en investigaciones mucho más modestas, con resultados parciales, revisables. Atrevernos más a trabajar ensayo-error, y desde más planteamientos en hipótesis. El ideal es que la teología pastoral sea cada vez más segura y libre, pero, sobre todo, más abierta a los vientos del Espíritu, y a lo que Éste dice a las Iglesias (Ap 2, 29). Cerramos con una palabra siempre profética y actual de Gitiérrez y de Congar, que, unidas, ponen el acento sobre la manera de hacer teología desde nuestro continente latinoamericano y que metodológicamente nunca debemos de olvidar:

La acción pastoral de la Iglesia no se deduce como una conclusión de premisas teológicas. La teología no engendra la pastoral, es más bien reflexión sobre ella; debe saber encontrar en ella la presencia del Espíritu inspirando el actuar de la comunidad cristiana. [...] Reflexionar sobre la presencia y el actuar del cristiano en el mundo significa, además, y esto es de importancia capital, salir de las fronteras visibles de la Iglesia, estar abierto al mundo, recoger las cuestiones que se plantean en él, estar atento a los avatares de su devenir histórico. (Gutiérrez, 1990, p. 68)

Si la Iglesia quiere acercarse a los verdaderos problemas del mundo actual y esforzarse por esbozar una respuesta [...], debe abrir un nuevo capítulo de epistemología teológico-pastoral. En lugar de partir solo del dato de la revelación y la tradición, como lo ha hecho generalmente la teología clásica, habrá de partir de hechos y preguntas, recibidos del mundo y de la historia. (Congar, 1971, p. 89)

Referencias

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1 Debido a los límites de extensión de este artículo, y a la mayor difusión que han tenido los métodos del ver-juzgar-actuar y la praxeología, los dejamos fuera de esta consideración, concentrándonos en la exposición de solo dos métodos. Para un acercamiento a estos, puede consultarse Nadeau (1987) y Juliao Vargas (2011). En cuanto a la trilogía ver-juzgar-actuar, tenemos a Brighenti (1994), quien realiza un análisis comparativo entre la metodología cardijniana "ver-juzgar-actuar" y las mediaciones de la teología de la liberación. Véase igualmente Biord Castillo (2004).

2Debido a los límites de extensión de este artículo, y a la mayor difusión que han tenido los métodos del ver-juzgar-actuar y la praxeología, los dejamos fuera de esta consideración, concentrándonos en la exposición de solo dos métodos. Para un acercamiento a estos, puede consultarse Nadeau (1987) y Juliao Vargas (2011). En cuanto a la trilogía ver-juzgar-actuar, tenemos a Brighenti (1994), quien realiza un análisis comparativo entre la metodología cardijniana "ver-juzgar-actuar" y las mediaciones de la teología de la liberación. Véase igualmente Biord Castillo (2004).

3Un centro gestionado por los jesuítas, localizado en Washington. Parece que este centro cesó sus operaciones a finales de 2018 fusionándose con otras instancias de promoción de justicia social.

4Existen otras muchas referencias bibliográficas sobre este método, véase, por ejemplo, Wijsen et al. (2005), Henriot (2000) y Green (1990).

0Cómo citar en APA: Palafox Cruz, A. Ernesto (2022). Propuesta metodológica en la teología pastoral. Cuestiones Teológicas, 49(111), 1-12. doi: http://doi.org/10.18566/cueteo.v49n111.a09

Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional

Recibido: 08 de Abril de 2022; Aprobado: 06 de Mayo de 2022

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