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Cuestiones Teológicas

versão impressa ISSN 0120-131X

Cuest. teol. vol.49 no.111 Bogotá jan./jun. 2022  Epub 30-Set-2022

https://doi.org/10.18566/cueteo.v49n111.a02 

Artículos

LA NARRATIVA COMO MÉTODO DE INVESTIGACIÓN TEOLÓGICA EN UNA EPISTEMOLOGÍA HERMENÉUTICA

Narrative as a theological research method within the framework of a hermeneutical epistemology

JOHN JAIRO PÉREZ-VARGAS1 
http://orcid.org/0000-0001-9978-3997

JOHAN ANDRÉS NIETO-BRAVO2 
http://orcid.org/0000-0002-8608-8511

1 Doctor en Educación por la Universidad Católica de Córdoba, Argentina. Especialista y Magíster en Bioética por la Universidad el Bosque, Colombia. Licenciado en Teología por la Pontificia Universidad Javeriana, Colombia. Investigador asociado del Ministerio de Ciencia Tecnología e Innovación. Correo electrónico: johnjapeva@gmail.com.

2 Doctorando en Educación de la Universidad Católica de Córdoba, Argentina. Magíster en Educación por la Universidad Santo Tomás, Colombia. Licenciado en Filosofía y Educación Religiosa por la misma universidad. Investigador asociado del Ministerio de Ciencia Tecnología e Innovación. Correo electrónico: profesorjohannieto@gmail.com.


Resumen

La hermenéutica ha fungido como un aporte sustancial a los desarrollos de la teología en que se reconoce que históricamente ha existido un nexo intrínseco a su labor que inicia con las aproximaciones a la Sagrada Escritura y ofrece ulteriores desarrollos que buscan superar la textualidad o literalidad. De manera paralela, las narrativas como método de investigación también se valen de la hermenéutica como perspectiva de aproximación epistemológica y dan sentido y rigor a la interpretación y análisis. Así las cosas, se evidencia un piso en común que permite tejer no solo trasegares históricos, sino rutas de acción prospectiva entre la hermenéutica teológica y la hermenéutica narrativa. A propósito de lo anterior, este artículo busca aproximarse a la labor teológica y a la narrativa como escenarios que propenden a la reconstrucción de sentidos que se valen de la hermenéutica para consolidar saberes y aproximaciones que constituyen insumos valiosos para la generación de conocimiento. En este escenario, se busca analizar la teología y la narración desde su episteme anclada en la hermenéutica y a partir de ahí encontrar un punto en común que permite mediatizar la narrativa como un insumo que, por medio de sus técnicas, instrumentos y procesos de análisis, pueden interpelar el quehacer teológico en la actualidad, y así superar lógicas que excluyen los aportes de la cotidianidad y de la expresión verbalizada en escenarios humanos, y con ello permitir rastrear insumos importantes para la investigación teológica en lógicas orientadas hacia la acción.

Palabras clave: Teología; narrativa; hermenéutica; método; investigación; relatos; sagradas escrituras; tradición; epistemología; interpretación

Abstract

Hermeneutics has substantially contributed to the developments of Theology. Historically there has been an intrinsic link to its work that begins with approximations to Holy Scripture and offers further developments that seek to overcome textuality or literalness. In parallel, narratives as a research method also use hermeneutics as an epistemological approach perspective, giving meaning and rigor to interpretation and analysis. Thus, there is evidence of a common floor that allows weaving not only historical transfers but also routes of prospective action between theological hermeneutics and narrative hermeneutics. Regarding the above, this text seeks to approach theological work and narrative as scenarios that tend to reconstruct meanings that use hermeneutics to consolidate knowledge and approaches that constitute valuable inputs for the generation of knowledge. In this scenario, the aim is to analyze theology and narration from its episteme anchored in hermeneutics, and from there, to find common ground that allows narrative to be mediated as an input that, through its own techniques, instruments and analysis processes, can question the theological task today. This is a way of overcoming logic that exclude the contributions of everyday life and verbalized expression in human settings, thereby allowing the tracking of important inputs for theological research in action-oriented reasoning.

Keywords: Theology; Narrative; Hermeneutics; Method; Research; Stories; Holy Writings; Tradition; Epistemology; Interpretation

Introducción

El oficio de investigar en teología está unido a la necesidad de comprender el conocimiento como una realidad en constante transformación, que responde con pertinencia a los retos sociales y culturales impuestos por esta era ante las prácticas eclesiales, experiencias de fe y su problematización. Por tal motivo, se requiere una apertura metodológica que posibilite la diversificación de escenarios, rutas y epistemologías a la hora de consolidar un conocimiento emergente de la reflexión teológica.

Durante siglos, el monismo metodológico proveniente de la racionalidad ilustrada condicionó la forma en que se concebía la ciencia y excluyó el saber teológico del campo de producción de conocimiento; sin embargo, la creciente denuncia social frente al racionalismo moderno, los procesos de hibridación cultural y los cambios tecnológicos han posibilitado que el proceso de indagación teológica pueda continuar sin perder el horizonte de sentido propio de la disciplina.

Las nuevas alternativas metodológicas se encuentran acompañadas de un giro epistemológico que sitúa el proceso de investigación en una intencionalidad de conocimiento divergente, tal es el caso de la hermenéutica, que estructura un amplio número de rutas metodológicas desde la plataforma de la interpretación, comprensión y constitución de sentido. Este nuevo giro en la consolidación de alternativas de investigación supera el objetivismo del positivismo lógico y abre la frontera de la investigación a la realidad social narrada, leída, comprendida y transformada por sus propios actores.

Es en este marco en el que surge la narrativa como una metodología de investigación en el campo teológico que reconoce la riqueza del dato como expresión de la identidad tejida entre el sujeto-individual y el sujeto-comunitario, logrando poner en diálogo el conocimiento narrativo con la rica experiencia de fe y opciones de desarrollo teológico.

Este artículo ha sido fruto de un ejercicio de investigación que problematiza la diversificación metodológica en la investigación teológica que se realiza desde perspectivas epistemológicas hermenéuticas, en busca de reconocer el aporte de los métodos narrativos en la construcción del conocimiento, la constitución del teólogo investigador (Lara Corredor, 2010) y la generación de nuevas rutas de indagación en el campo de la teología, que, como afirma García Martínez (2010), considere los amplios desarrollos de las ciencias sociales a la hora de problematizar la realidad desde la cual se construye el Reino.

Para la consolidación de este artículo, se propone iniciar por la metodología que presenta algunas de las consideraciones que se vinculan para la redacción de este artículo. A continuación, se prosigue con el abordaje del marco teórico en el cual se tratan tres acápites: el primero enmarca la teología y la hermenéutica, el segundo la hermenéutica y la narración, y el tercero vincula un desarrollo enfocado en las narrativas como método presentando sus técnicas, instrumentos y posibilidades de análisis. Finalmente, se cierra el artículo con un apartado de conclusiones que da cuenta del proceso presentado y los puntos a los cuales se llega.

Metodología

Para el desarrollo de este artículo, se empleó un paradigma de análisis cualitativo, el cual busca aportar al desarrollo del conocimiento desde una perspectiva centrada en el análisis de problemas con un carácter e implicación social (Pérez-Vargas et al., 2020). Dicho paradigma responde a lógicas de análisis que posibilitan abstracciones de datos no mediados en la exclusividad de cifras numéricas que permitan corroborar o validar criterios estadísticos; antes bien, la investigación cualitativa se vale de recursos que permitan descubrir diversos sentires, percepciones, tendencias, entre otros, a partir de datos tomados de la realidad pensada, vivida y comprendida por los seres humanos, de tal manera que su fiabilidad no está asentada en criterios estadísticos o algorítmicos matemáticos, sino en las implicaciones lógicas y causales que se encuentran determinadas por actos y ejercicios de la razón en función de los análisis que operan sobre la realidad y las construcciones humanas en perspectivas de comprensión social.

En la investigación en general y, más aún, en los paradigmas cualitativos, el investigador cumple un papel fundamental en el que "despliegan una amplia gama de prácticas interpretativas interconectadas con la esperanza de obtener un mejor conocimiento del objeto de estudio que tienen entre manos. Se entiende, sin embargo, que cada práctica hace visible el mundo a su manera" (Denzin y Lincoln, 2012, p. 49). Así las cosas, el investigador cualitativo tiene en sus manos toda la potencialidad de abordar su escenario de análisis que vincula y conecta múltiples realidades y saberes para aportar al conocimiento con fundamentos en torno a nuevas reconstrucciones emergentes de la realidad investigada.

Por su parte, la perspectiva de análisis que subyace a este artículo es la hermenéutica, la cual busca favorecer ejercicios de interpretación profundos y permitir reconocer la complejidad del objeto de estudio como algo con un sentido que busca ser explorado y esclarecido, en función de los contextos y temas en los cuales opera o a los cuales interpela (Pérez-Vargas et al., 2019).

Ahora bien, en las variadas posibilidades de abordar o explorar el conocimiento amparado en un paradigma cualitativo, esta investigación busca fundamentar su análisis en la investigación de orden documental. Tal método de investigación se caracteriza por fundamentarse en la búsqueda, organización y sistematización de datos obtenidos de documentos (Ramírez Robledo et al., 2004).

En los marcos de la investigación documental, se pueden percibir dos posturas: una de carácter informativo y otra de tipo argumentativo. La primera busca atender a la fundamentación que propenda a la emisión de un concepto o postura que tenga la finalidad de comunicar un conocimiento o una realidad que el investigador evidencia. En tanto la segunda busca un ejercicio de un orden mucho más persuasivo tendiente a fundamentar o respaldar una tesis o postura (Pérez-Vargas, Ramírez y Rojas, 2020).

A efectos de esta investigación, la segunda ruta es la que se presenta como opción subyacente a las intencionalidades y búsquedas que emprenden los investigadores, pues la finalidad se ancla en lógicas argumentativas que buscan conectar diversos saberes en la búsqueda de una complementación y un enriquecimiento mutuo que posibilite nuevas maneras de percibir el conocimiento en función de la interdisciplinariedad, como bien lo permiten las lógicas cualitativas en los marcos de comprensión (Denzin y Lincoln, 2012).

Para el ejercicio práctico, se gestionó la investigación atendiendo a las etapas que propone Páramo Bernal (2011) y sugiriendo tres momentos. El primer momento es el preparatorio, en el cual se incluyen el rastreo de fuentes documentales, las cuales han sido localizadas en bases de datos abiertas indexadas en Publindex, Scielo, Dialnet, Redalyc, entre otros, identificando textos de naturaleza investigativa asociados a los ejes temáticos que se ponen en diálogo. El segundo momento busca analizar las fuentes documentales, identificar descriptores y particularidades, y someterlos al análisis concienzudo e interpretativo. En este segundo momento, se procede a determinar hipótesis y rutas de acción que puedan perfilar los hilos argumentativos. Finalmente, la tercera etapa se relaciona con el ejercicio de divulgación y publicación; para ello, se ha emprendido una labor escriturística que da cuenta de los análisis y argumentos presentados, a fin de socializarlos a la comunidad académica en general.

Marco teórico

Teología y hermenéutica

Los abordajes en torno a la teología permiten situar la pregunta sobre sus fundamentos epistemológicos y desarrollos que le otorgan la posibilidad de constituirse en ciencia o saber inscrito en las ciencias sociales y humanas. Para ello, es menester escudriñar en los fundamentos y esencia de la teología, la cual es abocada al conocimiento de Dios desde su raíz etimológica, que, por su naturaleza, no puede darse en un orden científico de carácter positivista.

En este escenario, la teología cuenta con unas fuentes que le permiten desarrollarse y son señaladas en la constitución dogmática Dei Verbum (Pablo, 1965), en que se explicita un acto revelatorio que

se realiza con hechos y palabras intrínsecamente conexos entre sí, de forma que las obras realizadas por Dios en la historia de la salvación manifiestan y confirman la doctrina y los hechos significados por las palabras, y las palabras, por su parte, proclaman las obras y esclarecen el misterio contenido en ellas. (núm. 2)

Dicho lo anterior, se puede afirmar que la fuente primera de la teología y sus desarrollos tiene a la base un acto revelatorio que se da en y por la historia (Latourelle, 1982); con ello, la historia funge como un escenario que da cuenta del acontecer de Dios y refleja una auténtica experiencia de fe. Dicha experiencia se percibe en una relación dialéctica del misterio que se revela y del ser humano que recibe e interpreta esa revelación, de tal manera que hay un acontecer histórico universal y también un acontecer histórico particular (Velásquez Camelo, 2020, p. 19).

Ante el misterio que se revela, la labor de la teología es dar cuenta de ese mensaje revelado y generar reconstrucciones de sentido que permitan cimentar el conocimiento teológico; para ello, la hermenéutica funge un papel esencial en los desarrollos que la teología puede hacer, pues esta otorga un horizonte de acción que vislumbra rutas y posibilidades de comprensión bajo cierto rigor, y otorga un estatus y un piso robusto que fundamenta la praxis (Parra Mora, 2021).

En consecuencia, la hermenéutica contribuye a la consolidación de la labor teológica y le otorga un estatuto científico, que permite catalogar a la teología como una ciencia que no es percibida en un sentido positivista (Paredes, 2009); de hecho, frente a las posturas que buscan limitar el conocimiento científico a los métodos positivistas, autores como Dilthey (1974), Gadamer (1992) y Ricoeur (1985), entre otros grandes referentes, buscan presentar maneras alternativas de reivindicar la producción de conocimiento científico por medio de la hermenéutica y su uso en las ciencias sociales.

En particular, el filósofo alemán heredero de la línea de pensamiento del Instituto de Investigación Social de Fráncfort, Jürgen Habermas (1972), elabora toda una teoría en torno al conocimiento y las maneras de conocer que tiene el ser humano. En su obra Conocimiento e interés, propone una clasificación que no se limita a las luchas cientificistas y positivistas, que ahondan en la razón instrumental, postura previamente criticada por filósofos como Adorno (1969) y Horkheimer (1974), sino que ahonda en los intereses cognitivos que subyacen al acto de conocer.

Así las cosas, los intereses son cada una de esas búsquedas o tendencias del conocimiento racional y con una finalidad de orden práctico, pues "todo interés, ya sea puro o empírico, se determina en relación con la facultad apetitiva en general y se refiere a una praxis posible" (Habermas, 1972, p. 205). Bajo estos fundamentos, el autor clasifica los intereses en tres órdenes: el cognitivo-técnico, el práctico y el histórico-hermenéutico.

Los dos primeros se refieren a la capacidad de conocer y manipular el mundo, en tanto el último, que es el que más interesa explorar para este ejercicio reflexivo, propende a una finalidad mucho más racional y de orden emancipador, en tanto las "ciencias hermenéuticas están inmersas en las interacciones mediadas por el lenguaje ordinario [...] la metodología hermenéutica tiende a asegurar la intersubjetividad de la comprensión en la comunicación lingüística ordinaria y en la acción bajo normas comunes" (Habermas, 1972, p. 182).

Ahora bien, el factor histórico supone un reconocimiento de que la humanidad se teje desde los diversos dinamismos que le han antecedido y le han permitido irse configurando; con ello, los diversos desarrollos que el ser humano ha dado son producto de una praxis y un reconocimiento histórico que junto con la hermenéutica permiten dar forma a una particular manera de conocer y elaborar así saber científico (Torres Muñoz, 2017).

En la exploración de los intereses del conocimiento, la teología puede percibir un lugar especial en el interés histórico-hermenéutico, pues se comprende solo a través de la historia y sus perspectivas retrospectivas que buscan acudir y evocar las configuraciones culturales que se han dado a partir de las experiencias de fe de los pueblos y, con ello, interpretar el actuar del misterio revelado en la historia, siendo así luz para la vida del creyente (Escalante, 2010).

En el contexto de la teología cristiana, la historia funge como escenario de existencia de Cristo y de preexistencia divina, que permite generar reconstrucciones de sentido en una doble vía. Por un lado, en el escenario de la historia general, y por otro, en la historia de salvación que se da en un plano mucho más particular (Von Balthasar, 1992), todo esto implicando escenarios de temporalidad y materialidad humanos en los que el misterio se revela.

Ahora bien, para comprender mucho más la relación de la teología con la hermenéutica, es fundamental reconocer el lugar de esta y sus particularidades, y así dimensionar los ejes de acción y su relación con el saber teológico. En este orden de ideas, la hermenéutica encuentra sus orígenes etimológicos en la cultura griega bajo el vocablo herméneutikós, que se asocia a la figura de Hermes, quien, de acuerdo con la mitología griega, era considerado un hijo del gran dios Zeus, quien tenía a su cargo la tarea de llevar los mensajes de los dioses al ser humano y garantizar su comprensión (Pérez-Vargas et al., 2019).

En este escenario, se puede vislumbrar una primera asociación de la hermenéutica con los desarrollos teológicos que, independiente dela religión que se profese, va a tener una marcada relación en su papel de intérprete de los mensajes o misterios divinos (Moncada Guzmán, 2020). De hecho, en la historia de la hermenéutica, se cuenta como una etapa inicial de sus desarrollos un trabajo exclusivo alrededor de las Escrituras Sagradas (Marín, 2006).

En estos primeros desarrollos en torno a la hermenéutica, se buscaba reconocer en las Sagradas Escrituras el acto revelatorio de Dios plasmado en las narrativas humanas de las comunidades que contaban su experiencia de fe (Noratto Gutiérrez y Suárez Medina, 2007). Profundizando en esta acepción, Casas Ramírez (2012) indica:

La palabra, al ser encarnada, no sólo habla a los contextos pasados en los que se plasmó (lo cual implica un conocimiento competente de los mismos) sino que debe ser portadora de sentido para los contextos actuales y futuros en que se realice su actualización, lo que significa la realización de un arco hermenéutico completo. Será "palabra muerta" mientras permanezca en el nivel de la información y su resurrección podrá obrarse cuando logre ser acogida por sus oyentes y éstos le permitan transformar y liberar su propia realidad. (p. 161)

Así las cosas, la hermenéutica emprende su recorrido como ciencia en la interpretación literaria de textos sagrados; no obstante, no se reduce solo a ello, si bien hay un hecho fundante en la medida en que la textualidad y literalidad supusieron un importante hito de reflexión, análisis y desarrollo de la teología, pues se reconoce que en las Sagradas Escrituras, junto con la tradición, hay unas reglas de fe que han sido "inspiradas por Dios y escritas de una vez para siempre [...] y hacen resonar la voz del Espíritu Santo en las palabras de los Profetas y de los Apóstoles" (Pablo, 1965, núm. 21), siendo medios por los cuales se vale Dios para comunicarse, de ahí que las escrituras sean textos sagrados de vital trascendencia para las elaboraciones teológicas (González Bernal, 2017).

A pesar de lo anterior, tanto las elaboraciones en la hermenéutica como de la teología han supuesto importantes avances o desarrollos que no se reducen a prácticas literarias, sino que buscan un lugar de acción en la misma dinámica de la vida (Torres Muñoz, 2017). De hecho, en el plano de la filosofía Ricoeur (2006), reconoce que el texto no es algo estático, sino que se presenta como una expresión simbólica del lenguaje que le subyace, y dicho lenguaje no es externo a los desarrollos contextuales y prácticas culturales, de ahí que la hermenéutica no sea solo consecuencia de un análisis o interpretación de letras, sino también de contextos.

En consecuencia, la teología como ciencia no desconoce esta realidad, antes bien, se le une reconociendo que "es una ciencia hermenéutica o de interpretación viva del mensaje de Dios sobre la base de la interioridad y comunicabilidad del espíritu humano que se abre y se expresa en signos, símbolos, monumentos fundamentalmente literarios, acontecimientos históricos, etc." (Parra Mora, 2019, p. 49). Con ello, se reafirma, más que una superación de la literalidad, un reconocimiento de que la hermenéutica contiene todo un potencial de desarrollo y ejercicio que interpela la labor teológica.

De hecho, a partir de lo acontecido en el Concilio Vaticano II, caracterizado por asumir un enfoque con un claro interés pastoral reflejado en constituciones como la Gaudium etspes (Pablo, 1965), la Iglesia y las elaboraciones teológicas entran en un proceso de renovación que, entre otros, reconocen que la teología se elabora desde las diversas realidades históricas y, en consecuencia, opera para y en función de ellas (Santamaría Rodríguez, 2014). "Este hecho condujo a la imprescindible necesidad de una ampliación de los conceptos clásicos de racionalidad y realidad, así como de la comprensión de la relación sujeto-objeto" (Escalante, 2010, p. 59).

Con lo anterior, en la actualidad, la ciencia teológica asume unos nuevos desarrollos que pasan a motivar comprensiones caracterizadas por su nominación orientada hacia la acción y la interdisciplinariedad (Sánchez et al., 2022). Esta manera de elaborar teología parte de presupuestos renovadores y maneras de comprender la dimensión pastoral de la teología (Parra Mora, 2013). Igualmente, esta manera de elaborar teología supone que se reconozca en las diversas contingencias y trasegares históricos el actuar continuo de Dios (López, 2015).

En efecto, bajo las anteriores consideraciones, se abre la ruta a la hermenéutica entendida en sus diversas vertientes como un apoyo a la labor teológica que soporta su praxis en la interpretación y aproximación a las Sagradas Escrituras, pero también a la tradición, las contingencias y los dinamismos que adquiere la historia humana, de tal manera que el texto que inicialmente se limitaba a la palabra escrita cobra vida en la acción y en los distintos modos de ser y vivir las experiencias de fe, y de esta manera interpela el obrar y el entender teológico desde nuevos escenarios que trascienden la textualidad o literalidad de los escritos.

Hermenéutica y narración

La narrativa como una alternativa de investigación en el campo de las ciencias sociales se ha constituido en una plataforma desde la cual se exterioriza el conocimiento de los sujetos, quienes se comprenden interpretándose y se interpretan al narrarse (Ricoeur, 2004); por esto, la verdad hermenéutica precisa de una metodología que propicie la dialéctica entre el texto o los textos con las subjetividades colectivas e individuales. Por tal motivo, la emergencia de la narrativa como un método de investigación fundado desde una perspectiva epistemológica hermenéutica rompe con la estructura del monismo metodológico y posibilita la consolidación de la praxis como lugar de emergencia de saberes, que, en el caso de la teología, problematiza la experiencia de fe (Casas Ramírez, 2010).

La hermenéutica se constituye, entonces, en la perspectiva epistemológica de la narrativa que no puede ser leída solo como un método, en tanto esta es el escenario desde el cual se plasma y se constituye la realidad (Bruner, 1988). Es en esta tensión en la que se logra comprender que los abordajes narrativos son una manera en que la experiencia personal se externaliza para construir un saber social; por ello, todo ejercicio narrativo transita del sí mismo al otro. Puede, entonces, hablarse de un doble movimiento de sentido: la interioridad del individuo y el contexto social que lo rodea.

La hermenéutica históricamente ha tenido una progresión permanente; en este artículo, se está comprendiendo como una respuesta al cientificismo positivista; no obstante, es importante reiterar que esa antecede a la Ilustración del siglo XVIII y ofrece hondas raíces teóricas que nacen desde la experiencia de estudio sobre las Sagradas Escrituras en los Padres del Desierto. Posterior a esto, la hermenéutica moderna se consolida entre la autonomía interpretativa y la hermenéutica existencial que se expresan en la tabla 1.

Tabla 1 Constitución teórica de la hermenéutica moderna 

Interés Alcance y desarrollo Representantes
Romanticismo hermenéutico Este primer estadio de la hermenéutica moderna se desarrolla a partir de los estudios de Friedrich Schleiermacher, quien confiere un estatuto de independencia al arte de la interpretación, la separa de la hermenéutica bíblica y le confiere un campo de exploración particular. En este desarrollo, también se reconoce la hermenéutica como el fundamento epistémico de las ciencias del espíritu. Entre las principales características de la hermenéutica romántica, se encuentra, en primer lugar, el protagonismo de la experiencia vital del autor, por lo cual es necesario que el lector re-experimente analógicamente lo vivido por el autor. En segundo lugar, se otorga una dimensión temporal a toda narrativa que emerge de la voz de un sujeto, por lo cual la comprensión responde a la historia vital que deviene en conocimiento al ponerse en diálogo con la racionalidad. Friedrich Schleiermacher (1768-1834) Wilhelm Dilthey (1833-1911)
Hermenéutica ontológica La hermenéutica no obedece a una lógica metafísica, sino que hace parte de la subjetividad misma; de esta manera, el sujeto interpreta en la medida en que existe. Lo anterior genera una articulación entre existencia y temporalidad, comprendiendo que el sujeto que se narra en el tiempo no solo cuenta hechos ocurridos en el pasado, sino que abre la puerta a la creación de nuevos mundos posibles. No existe, entonces, un método positivo para la construcción de la hermenéutica, sino que esta se encuentra inscrita en la narrativa misma del sujeto que exterioriza su ser en el texto narrado. Martin Heidegger (1889-1976) Hans-Georg Gadamer (1900 2002)
Hermenéutica y narratividad Hace referencia a la comprensión de la hermenéutica como el lugar de conocimiento desde el cual se consolida el saber narrativo. De esta manera, la narrativa no habla de una expresión netamente literaria, sino de la constitución de la subjetividad que transita desde la experiencia hasta la comprensión, pasando siempre por la mediación de configuración de un texto (narrativa) que se articula al tiempo y consolida la trama de la historia. Desde esta perspectiva, la hermenéutica es fundamento de la narrativa que posibilita el conocimiento de sí mismo y del otro. Paul Ricoeur (1913-2005)

Fuente: Nieto-Bravo y Moncada-Guzmán (2022, pp. 35-36).

La anterior progresión permite identificar la ontología hermenéutica como un pilar de la narrativa, en tanto el ejercicio hermenéutico asume un cariz existencial expresado en el tiempo narrado, el cual se manifiesta en clave histórica. Para Heidegger (2007), el Dasein se expresa en el lenguaje; por tal motivo, el quehacer hermenéutico no es solo desentrañar la intencionalidad del texto, sino que interpreta la intencionalidad de la narración, de ahí que afirme que el proceso hermenéutico no es un dinamismo endógeno al sujeto, sino que este se existe en el propio ser del hombre como una característica primaria de su desarrollo.

La hermenéutica como un acto existencial del hombre tiene una doble connotación. Por un lado, considera el advenir como el lugar donde acontece realmente el tiempo y, a su vez, abre la puerta al mundo de posibilidades, motivo por el cual la narración no es una mera evocación al pasado, sino la génesis de múltiples mundos y modos posibles, superando las comprensiones estáticas del conocimiento (Nieto-Bravo, 2022). Desde este horizonte de sentido, se puede tejer la comprensión de la hermenéutica narrativa en tanto esta "no habla de una constitución de 'lo-otro' o 'del-otro', sino que es la posibilidad de constituir un saber que se dice en primera persona y en clave de temporalidad" (Nieto-Bravo y Moncada-Guzmán, 2022, p. 45), de ahí el proceso metodológico de investigación más allá de comprender el sentido de la realidad; se forma como se construye sentido.

Para Ricoeur (2002), el texto es poseedor de una vida propia que está unida a la acción, el cual dinamiza el encuentro entre el autor y el intérprete, quienes se encuentran en una fusión de horizontes, mundos y comprensiones. La narración es un acto hermenéutico que teje y consolida el sentido existencial del individuo y la comunidad; por esto, al buscar profundizar en las experiencias relatadas de la voz de quienes integran y viven las realidades situadas, se decantan las comprensiones de la realidad social (Bolívar Botía, 2002). Bajo este presupuesto, acudir a los métodos narrativos es arrojarse a la indagación en la realidad que circunda las comprensiones de las personas que en sus relatos dan cuenta de particulares modos de vivir y entender su contexto. Bajo el método narrativo, la teología encuentra un fundamento que le permite acceder al mundo cognoscible de una manera única, siendo una tendencia de aproximación actual a las realidades teológicas, lo cual reconoce Escalante (2010) cuando expresa:

Si en algo pueden confluir estas perspectivas teóricas abarcadoras de la existencia, la historia, la memoria, la palabra, la praxis, el sentido y la relación intersubjetiva, presentes todas en la teología más reciente, es en su particular interés por servir al mundo de la vida real y necesitada del sujeto humano. Así, la teología deja de lado la primacía que las ciencias instrumentales -agigantadas en la modernidad- le han otorgado a la realidad objetiva y al conocimiento científico y técnico, y, no obstante, asume desde su propia especificidad las preguntas planteadas por el pensamiento moderno, en especial las referentes al conocimiento y la subjetividad. A partir de esta asunción, se comprende que la teología esté al servicio del mundo de la vida humana y no propiamente al servicio de la razón instrumental. (p. 61)

Es importante enmarcar que el método narrativo emerge como una disyuntiva que se presenta en los tradicionales modos de conocer y elaborar conocimiento científico, pues su aspiración no es reivindicar lógicas de comprensión absolutistas o de orden cientificista con acentos positivistas (Bolívar Botía, 2002), sino la reivindicación de la subjetividad como maneras particulares de acceder al conocimiento. En este sentido, la subjetividad en los métodos de investigación narrativa propende a aproximaciones particulares a la realidad, pero que no se reducen a comprensiones relativistas del conocimiento, pues su sentido es develar criterios en los que se identifiquen "aquellos genuinos procesos [...] desde donde se ha aprendido y construido el conocimiento" (Landín Miranda et al., 2019, p. 229).

La hermenéutica narrativa es, entonces, un escenario que reconoce la experiencia como un campo de interpretación; por ello, el acontecer de la revelación de Dios en el tiempo del hombre es una vivencia narrada e interpretada en la historia, que le permite al sujeto desentrañar el sentido de su propia realidad y hacerlo actor de los cambios y protagonista en la construcción del Reino; por esto, el relato de vida de cada sujeto es parte del tejido de la historia de salvación, en que la existencia narrada es el lugar donde se desarrolla el oficio del teólogo (García Martínez, 2019).

Narrativas e investigación teológica: aproximación desde las técnicas, los instrumentos y su análisis

Una vez presentada la relación intrínseca que se construye entre teología-hermenéutica y hermenéutica-narrativa, se pueden presumir una serie de consideraciones que permiten reconocer puntos de convergencias entre la teología como ciencia y la narrativa como método de investigación. A continuación, en este acápite, se busca generar una aproximación que oriente una finalidad mucho más pragmática del uso de las narrativas como método de investigación que pueda implicar las elaboraciones teológicas, y de esta manera permitir la construcción de nuevos conocimientos.

A partir de este escenario, las narrativas tienen todo un ejercicio subyacente de construcción que permiten consolidar datos pertinentes para la elaboración científica. En consideración de ello, se proponen tres momentos: el primero en el cual se pongan a consideración algunos elementos preliminares, el segundo en el cual se pondrá identificar instrumentos que permitan materializar la consecución de narrativas y un tercer momento en el cual se haga un abordaje práctico que posibilite la interpretación de los datos y la reconstrucción de sentidos que emergen del análisis narrativo.

En el ejercicio de reconstrucción de narrativas, entran en acción los siguientes elementos: "(a) Un narrador, que nos cuenta sus experiencias [.]; (b) Un intérprete o investigador, que interpela, colabora y "lee" estos relatos [.]; (c) Textos, que recogen tanto lo que se ha narrado en el campo, como el informe posterior elaborado" (Bolívar Botía, 2012, p. 3).

A partir de la interacción entre el narrador, el intérprete y los textos, es que el ejercicio narrativo abstrae datos susceptibles de interpretación y análisis. Ahora bien, tanto el narrador como el intérprete son considerados agentes y sujetos mediadores de la narrativa y el texto es el que se configura como insumo o medio (Nieto-Bravo y Pérez-Vargas, 2022; Pérez-Vargas et al., 2020). Ahora bien, este texto no se traduce necesariamente en un ejercicio de codificación enhebrada por letras o caracteres que frecuentemente se le asocia; antes bien, el texto representa los elementos que subyacen a las palabras (Parra Mora, 2003), y puede ser escrito o verbalizado.

Este texto no se puede comprender al margen de un contexto que otorgue sentido y horizonte, pues no es independiente y ajeno a las realidades o circunstancias en las cuales emerge o confluye. En atención a estas particularidades, Ricoeur (2000) denomina a esto la triple autonomía semántica, que básicamente incluye la intención que subyace al narrador, la recepción dada por el interlocutor y el reconocimiento de las variadas circunstancias en distintos ámbitos que implican y contienen los sentidos del texto. Con lo expresado, se puede percibir que la narrativa denota varias complejidades y consideraciones que subyacen al método y, por ende, todo investigador narrativo debe tener en consideración (Quintero Torres y Ortiz Jiménez, 2020).

Ahora bien, las narrativas son fruto de un acto relacional en el cual el investigador procura un ambiente de cercanía que permite al relato emerger con la mayor fluidez y transparencia posible. Como estrategia metodológica, la narración cuenta con lo que Ruiz Aguilera (2005) denomina detonantes, que son las disposiciones o exploraciones que devienen en relatos iniciales. Estos detonantes se caracterizan por su fuerza motivadora, cautivadora y generadora de confianza entre relator e interlocutor.

Los detonantes en la investigación narrativa son la primera entrada en la consolidación del ejercicio investigativo; su desarrollo es caracterizado por una gran fuerza emotiva que permite vincular al narrador con el instrumento y, con ello, consolidar un relato sustentado que abre el camino a la narración. Con frecuencia, esta primera aproximación detonante recurre a análisis histórico-biográficos que sitúan al narrador en un escenario de comodidad por el conocimiento de sus circunstancias históricas.

Una ventaja del elemento detonante es que permite acentuar todo un piso de acción que posibilita elementos exploratorios alejados de diseños experimentales y correlacionales (Cortés Pascual y Medrano Samaniego, 2005), permite extraer insumos sobre los cuales puede volverse en el desarrollo de la narrativa y genera procesos de enriquecimiento que recaigan continuamente en las singularidades y recurrencias de las narraciones.

Después de presentados los sujetos y las disposiciones que se vinculan a la construcción de narrativas como método de investigación, llega el momento de presentar ágilmente los instrumentos que contribuyen en la construcción de las narrativas. El primer instrumento que se desea presentar es el de la entrevista, que funge como una estrategia tomada de los métodos de investigación cualitativos sobre la cual se recurre frecuentemente.

La entrevista se caracteriza por ser un espacio de encuentro que permite tejer una relación dialogal. De acuerdo con Páramo Bernal (2018), las entrevistas pueden ser "estructuradas o no estructuradas, individuales o de grupo, con base en su postura teórica conductual: feminista, postmoderna o conductual, o de acuerdo con sus propósitos: historia oral y/o biográfica" (p. 124). Para el caso de las entrevistas estructuradas, se conocen así porque poseen un formato previo que ha sido definido por el entrevistador en orden a los intereses que se buscan perseguir. Por su parte, las entrevistas no estructuradas tienen un comportamiento fluctuante y mucho más natural en torno al diálogo que emerge de los rumbos y sentidos que se dan fluidamente en la conversación; con ello, no se dice que esta no posea una clara intencionalidad, pues justamente el horizonte de indagación sumado a las contingencias que pueden emerger son la riqueza de la entrevista no estructurada.

Desde el punto de vista de Cortés Pascual y Medrano Samaniego (2005): "La modalidad de entrevista más pertinente en narrativa, se clasifica en: formal semiestructurada o estructurada abierta, semidirigida, con una finalidad biográfica, e individual" (p. 455). Así las cosas, no cualquier tipo de entrevista funge como un apoyo real a la construcción de narrativas; de tajo las entrevistas estructuradas por su lógica cerrada o preformateada no permite una fluidez dialógica. En este sentido, las estructuradas de lógica abierta y fluida o semiestructuradas que permiten la integración y articulación de elementos cerrados y abiertos posibilitan auténticos escenarios de construcción narrativa.

Una segunda técnica de investigación es la historia de vida, que se torna como una experiencia de investigación caracterizada por su sentido de un orden mucho más biográfico, pues apela a las construcciones y vivencias personales de los participantes de la investigación y el investigador busca reconstruir adentrándose en sentidos que emergen de las vibras más profundas del narrador y, por ende, cuenta con un marcado sentido emocional y visceral.

Por sus acentos, las historias de vida se asocian a las entrevistas biográficas, autobiográficas, historias orales, entre otros. Su mayor virtud está en el reconocimiento de la historia como elemento de convergencias de experiencias y sentidos que permiten adentrarse en comprensiones profundas de percepciones expresadas por los sujetos en torno a sus realidades inmediatas. En este escenario,

dicha reconstrucción histórica no pasa necesariamente por la temporalidad marcada por fechas, sino también puede pasar por aspectos significativos en la vida de la persona o la comunidad, expresando emociones, sentires, percepciones, o pensamientos en torno a determinados hechos históricos por los cuales atravesó el participante. (Pérez-Vargas y Pinto, 2022, p. 158)

Las historias de vida tienen una potencialidad enorme cuando de identificación de aspectos psicológicos, de arraigo, sentido, impacto, emociones y percepciones se trata, pues la narración permite sacar a flote estas realidades. Para ello, no basta solo con narrar una historia, sino que es oportuno contarla y volverla a contar para recabar y determinar la mayor cantidad de riquezas posibles que otorguen importantes insumos de análisis.

Esta técnica de investigación se caracteriza por su nivel de profundidad, ya que, si no se logra esta, los posibles datos y análisis que se hagan de manera posterior a la sistematización de seguro tendrán también un nivel somero que no hace bien a la investigación, pues la superficialidad no es un rasgo de rigor en los parámetros y sentidos investigativos.

En particular, las historias de vida tienen dos posibilidades de recabación de información: una en relatos individuales o únicos y otra en relatos cruzados (Páramo Bernal, 2008). La primera se caracteriza por acudir a la individualización del relato para analizar una realidad particular desde variadas perspectivas, en tanto los relatos cruzados permiten recabar información de varias fuentes de manera simultánea, de tal modo que las versiones permitan complementar las historias y dar origen a una trama única compuesta de varias voces. Estas particularidades de las experiencias de vida ofrecen insumos importantes que, según la intencionalidad o búsquedas del investigador, pueden complementar de buen modo la labor indagatoria narrativamente.

Un tercer abordaje son las narrativas gráficas, o visuales, que expresan el arte de contar con una creación originada en la imagen que es un texto disruptivo sujeto a hermenéutica; por tal motivo, la narrativa como un acto humano emerge no solo de la escritura o la oralidad, sino también de toda expresión de subjetividad. Por tal motivo, en la consolidación del conocimiento social, la imagen puede ser constituida en un documento que permite analizar un contexto histórico, político, cultural o económico, y que, a su vez, integra a los sujetos con la puesta en escena que se inmortaliza en la temporalidad de la imagen.

Para Klinger y Ayala (2022), existe una fuerte influencia de las artes, humanidades y ciencias sociales en la consolidación de lo creativo como parte de la narración visual, la cual se puede dar de forma fija o en movimiento. El proceso de acercamiento a la narrativa gráfica escudriña el sentido de la imagen como un relato vivo, el contexto vital de quien la produjo y la incidencia que tiene en el intérprete que se aproxima a esta desde sus presupuestos existenciales.

Estos posibles abordajes narrativos que se diversifican en técnicas dinamizadoras de la emergencia de los relatos posibilitan activar lo que Arias Cardona y Alvarado Salgado (2015) han denominado "la potencia creadora de quien investiga" (p. 175), en tanto los métodos narrativos contienen una amplia flexibilidad que acentúa el diseño autónomo de la investigación y la capacidad de responder a las necesidades de los sujetos, los contextos y las intencionalidades de quien agencia las prácticas investigativas.

A lo largo del texto, se ha venido consolidando la idea de la superación del monismo metodológico con la consolidación de la epistemología hermenéutica que posibilita una variada gama de abordajes investigativos, entre los cuales se encuentran las narrativas. Lo anterior posibilita la constitución de dos modos de conocer: el conocimiento de carácter paradigmático, "centrado en una serie de reglas que abre la puerta a la explicación, y el narrativo, que es de suyo sintagmático, centrado en la experiencia que se manifiesta en los tiempos, los sentimientos, la vivencia y los lugares" (Nieto-Bravo y Moncada-Guzmán, 2022, p. 58); no se trata, entonces, de seguir aumentando las brechas epistémicas, sino de clarificar dos posibles rutas desde las cuales el investigador analiza y aborda el dato narrativo. Para Bolívar Botía (2002), este ejercicio supone el análisis desde campos diferenciales que gozan de una autonomía en su horizonte de interpretación, lo cuales se explican en la tabla 2.

Tabla 2 Análisis narrativo 

Campo Característica del campo
Análisis paradigmático del dato narrativo La consolidación de este análisis parte de una intencionalidad categorial que permite organizar la narrativa y estructurar el texto desde unos lineamientos generales que son un rasgo común y persistente en la narración. De esta manera, se crean ejes temáticos que están inmediatamente articulados a unos aparatos teóricos externos a la narrativa que ofrecen un horizonte de lectura y confrontación permanente entre el dato recogido y la fuente bibliográfica. Los tesauros y las taxonomías son una serie de elementos complementarios al desarrollo de evidencia que respalde la narrativa recogida y la disponga para entrar en interlocución con las fuentes teóricas estudiadas.
Análisis sintagmático del dato narrativo El análisis de este tipo está centrado en la consolidación de tramas interpretativas que se tejen con la confrontación de datos narrativos diversos puestos en diálogo y se entrecruzan a partir de líneas de concurrencia, horizontes de problematización, reiteración de ideas, lugares de disparidad argumentativa. No tiende, entonces, a la generalización teórica, sino al establecimiento de relaciones particulares entre datos narrativos diferenciales. Se tiende a reconocer la emergencia de una narrativa colectiva o comunitaria, fruto del diálogo y la confrontación entre diversas narraciones.

Fuente: Elaboración propia según Nieto-Bravo y Moncada-Guzmán (2022).

El dato narrativo se une para poder analizar los significados y sentidos que emergen de este (Nieto Bravo, 2019), de tal manera que el proceso de análisis debe culminar en la emergencia de categorías teóricas. Por ello, la información se almacena, pre-codifica y decodifica para el análisis (Schettini y Cortazzo, 2015). El insumo primario para consolidar esta información y su posterior análisis son las matrices de codificación y análisis documental, las cuales se ajustan al diseño de cada investigación; pero lo principal es que logran condensar la intencionalidad del investigador, por un lado, y por otro, la organizan para posibilitar su análisis e interpretación. Toda la información codificada se empieza a organizar acorde con las categorías planteadas por el investigador, las cuales proporcionan unidades de significado (Urbano Gómez, 2016) que dinamizan el ejercicio de la interpretación y facilitan la gestión de los datos recogidos.

Con lo anterior, se vislumbra que el método de investigación narrativa, acudiendo a instrumentos particulares que son fruto de las tendencias metódicas y la dinámica analítica del dato que recurre a la hermenéutica, tiene todo un potencial de aporte y de sentido en las indagaciones teológicas, en tanto ofrece perspectivas de análisis que se consagran en la praxis y voz humana como medios de comunicación y análisis de la realidad teológica, de esta manera posibilita valiosas perspectivas en el sentido de la acción humana.

Conclusiones

La teología se constituye en una ciencia que obtiene su sentido gracias a la fundamentación hermenéutica que presenta una serie de perspectivas y procesos que otorgan rigor y coherencia a su quehacer. En efecto, bajo el piso de acción hermenéutica, se comprende que el objeto de estudio de la teología encuentra un lugar epistémico que parte de la revelación del misterio y de un acto interpretativo que se da en planos individuales y comunitarios. Esta interpretación dada en rigor y bajo estructuras metodológicas y pragmáticas otorgadas por los trasegares y las consolidaciones de la hermenéutica permite dar sustento a la teología como ciencia y como disciplina que puede consolidar saberes y conocimiento atendiendo a lo propio del saber científico.

Ahora bien, esta hermenéutica presenta particulares características que suponen desarrollos históricos desde los cuales se pueden destacar sus etapas iniciales abocadas a la interpretación de textos sagrados y códices normativos, para pasar a futuras consolidaciones que exploran una interpretación que desborda la textualidad o literalidad para permear ámbitos del saber y quehacer humano que también resulta ser susceptible de análisis y comprensión. En este escenario, las acciones, los contextos y los sujetos con sus variados dinamismos también pasan a ser parte de la labor hermenéutica y enriquecen de paso su quehacer y lugar de acción; con ello, se da lugar a interpelar las diversas ciencias o saberes que acuden a la hermenéutica como método o fundamento.

En este variopinto escenario, se encuentra un desarrollo metodológico que también acude a la hermenéutica para fundamentar su naturaleza y episteme, y es el de las narrativas, las cuales también han supuesto ecos importantes a los desarrollos teológicos en tanto la historia de la revelación y de las experiencias de fe son experiencias narradas, de tal manera que la narrativa no es ajena a la labor y quehacer teológico.

La narrativa como método de investigación también ha contado con desarrollos históricos que ofrecen perspectivas que diversas ciencias sociales han tomado para sus elaboraciones y consolidaciones. En efecto, las narrativas acuden como un método emergente que explora y profundiza en las voces vivas de los sujetos inmersos en contextos y escenarios particulares, de tal manera que su experiencia de vida se convierte en un insumo importante para la investigación social y humana.

Para fundamentar el quehacer metodológico, las narrativas cuentan con particulares rasgos y características que han contado con un desarrollo histórico que también apela a la hermenéutica como perspectiva de interpretación, en el sentido que la voz y experiencia narrada, más allá de la textualidad, también ofrece insumos de comprensión e interpelación de las realidades sociales.

Desde estas comprensiones, la narrativa no se limita a contar historias o plantear puntos de vista, sino que esta cuenta también con su rigor y maneras de proceder, las cuales se dan, en primer lugar, desde las disposiciones narrativas, pasando por los instrumentos que aportan a la recabación de datos y las ulteriores técnicas o estrategias de análisis de datos. Todos estos elementos aportan a la riqueza creciente de las narrativas en los métodos de investigación.

En efecto, bajo los desarrollos de las narrativas, se puede percibir que el aporte a la teología es enorme, en atención a que con frecuencia los métodos narrativos en la labor teológica se daban de especial manera en la revisión y el énfasis dado en las Sagradas Escrituras como experiencia de fe narrada. Así las cosas, percibir la narración no solo como una historia contada, sino también como una historia por contarse ofrece una perspectiva de análisis y un escenario de acción que interpela el trasegar de la investigación en teología.

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Cómo citar en APA: Pérez-Vargas, John Jairo & Nieto-Bravo, Man Andrés (2022). La narrativa como método de investigación teológica en una epistemología hermenéutica. Cuestiones Teológicas, 49(111), 1-19. doi: http://doi.org/10.18566/cueteo.v49n111.a02

Recibido: 08 de Abril de 2022; Aprobado: 06 de Mayo de 2022

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