SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.59 número167The marriage end of the bonum coniugum in the thought of Karol Wojtyla / John Paul II«Decipherers of a writing of man». Praise of theology: a passionate possibility índice de autoresíndice de assuntospesquisa de artigos
Home Pagelista alfabética de periódicos  

Serviços Personalizados

Journal

Artigo

Indicadores

Links relacionados

  • Em processo de indexaçãoCitado por Google
  • Não possue artigos similaresSimilares em SciELO
  • Em processo de indexaçãoSimilares em Google

Compartilhar


Franciscanum. Revista de las Ciencias del Espíritu

versão impressa ISSN 0120-1468

Franciscanum vol.59 no.167 Bogotá jan./jun. 2017

 

Teología

La educación del cuerpo en fray Luis Amigó y Ferrer*

The education of the body in fray Luis Amigo y Ferrer

Jonathan Andrés Rúa-Penagos** 

** Estudiante de Doctorado en Teología de la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB), Magister en Teología de la UPB, Teólogo, Filósofo y Diplomado en Incorporación de las tic en la Docencia de la Funlam. Se ha desempeñado como docente de pregrados y postgrados en la Funlam e investigador en la Fundación Universitaria Católica del Norte (UCN). Es docente vinculado a la UPB y a la Secre taría de Educación de Medellín, Colombia. Contacto: jonathan.ruape@amigo.edu.co. Universidad Pontificia Bolivariana Medellín-Colombia


Resumen

La filosofía, más que la repetición de conceptos, es una manera de vivir, de ser y percibir al ser humano. La antropología filosófica es el área del conocimiento que se ocupa de esa tarea. Los pensadores cristianos han aportado al desarrollo de este objetivo con la intención de dirigir la existencia hacia el sumo bien, abarcando todas las dimensiones del sujeto. El propósito de esta investigación es explorar el sentido que fray Luis Amigó le otorga a la educación corporal en el contexto de su propuesta formativa. Metodológicamente, se recurre a un paradigma cualitativo de enfoque histórico hermenéutico y de alcance exploratorio y descriptivo. Se concluye que la educación del cuerpo en fray Luis Amigó tiene como propósito el ejercicio de la voluntad, las costumbres y las pasiones en el ámbito de prácticas higiénicas que potencian la salud del cuerpo y del alma.

Palabras Clave: Educación; cuerpo; Fray Luis Amigó y Ferrer; antropología filo sófica; teología del cuerpo

Abstract

Philosophy, rather than the repetition of concepts, is a way of living and perceiving the human being. Philosophical anthropology is the specific branch which deals with this endeavor. Christian thinkers have contributed to the development of this goal with the intention of directing the existence to the supreme good, thus covering all aspects of the person. The purpose of this research is to explore the meaning which Friar Luis Amigo gives to the education of the body in his pedagogical proposal. Methodologically, this research uses a qualitative paradigm with a historical hermeneutical approach and an exploratory and descriptive scope. It can be concluded that the education of the body in Fray Luis Amigo's thinking intends to exercise the human will, his/her customs and passions through hygienic practices which may enhance both body's and soul's health.

Keywords: Education; body; Fray Luis Amigo y Ferrer; Philosophical anthropology; theology of the body

Introducción

«Ser-hombre significa ya filosofar»1. Esta afirmación del filósofo alemán, pone de manifiesto que la filosofía es una posibilidad humana, de ninguna manera un ejercicio de expertos o eruditos a propósito de la historia de la filosofía. Filosofar quiere decir conocerse a sí mismo, conocer lo que se es. Y aunque para Heidegger este amor por la sabiduría no implique un «circunstanciado centrarse en el propio yo en actitud moral-edificante»2, es menester reconocer que el filosofar afecta la vida y viceversa, esto es, la filosofía es una forma de vida encaminada a alcanzar la sabiduría, la transformación de la existencia, la serenidad del espíritu y la libertad interior3.

La relación filosofía-antropología ha estado siempre explícita en la vida del hombre: el hombre se pregunta por sí mismo4. Este preguntar y admirarse de lo que se es, compromete la vida, y de allí el interés por descubrir la manera más conveniente de formarse, conducirse, educarse, para lograr lo que se es o quiere ser. En ese vaivén de perspectivas, la educación del cuerpo ha ocupado un lugar privilegiado en la historia de la búsqueda del ser humano por ser integral, en la medida en que ser hombre significa ser cuerpo, y ser virtuoso implica ocuparse de sí mismo.

Este trabajo se inscribe en el ámbito de la pregunta por el cuerpo y su relación con la educación en un contexto particular que quizá no ha sido muy estudiado, el contexto de la vida y la obra de Luis Amigó, un cristiano cuya vida giró alrededor del ser humano y su formación. La crítica contemporánea al cristianismo, desde una perspectiva antropológica y educativa, era evidente. Freud5, a inicios del siglo xx, exponía en su texto El porvenir de una ilusión, que las doctrinas religiosas empleadas en la educación podrían ser una barrera para el ejercicio del pensamiento. Esta percepción es extensiva hacia la educación del cuerpo, pues la alienación se da también en términos de dominación corporal o de gobierno de sí6. Ejemplo de ello es Nietzsche, quien ya a finales del siglo xix describía un mundo en donde la negación del cuerpo había sido institucionalizada: «¡cómo nos está permitido a nosotros despreciar una religión que nos ha enseñado a malentender el cuerpo!, ¡que no quiere desprenderse de las supersticiones del alma!»7. En medio de estos cuestionamientos surgen preguntas por el sentido e interés que los educadores católicos tenían por el cuerpo y su educación.

Fray Luis Amigó es un referente importante no solo para las instituciones que él fundó, sino también para la población en donde habitó durante el siglo xix. Su impacto educativo, en especial en los jóvenes españoles, hace necesario pensar qué intención educativa tenía y cómo vinculaba la dimensión corporal del ser humano con su quehacer pedagógico.

La pregunta que orienta esta reflexión es: ¿cuál es el sentido que fray Luis Amigó le otorga a la educación corporal en el contexto de su propuesta formativa? De esta manera, el objetivo general propuesto tiene que ver con explorar el sentido que fray Luis Amigó le otorga a la educación corporal en el ámbito de su propuesta formativa, a través de un ejercicio hermenéutico de análisis documental, con el fin de contribuir al desarrollo de la antropología filosófica y a la pedagogía; objetivo que será desarrollado en tres partes, a saber, la vida y obra de fray Luis Amigó, el concepto de cuerpo del fraile capuchino, y la educación del cuerpo en el pensamiento amigoniano.

El paradigma de investigación en el cual se inscribe este ejercicio es cualitativo; el enfoque, histórico-hermenéutico; el método utilizado está relacionado con la hermenéutica, como proceso humanode comprensión del mundo8, desarrollado a partir de un círculo hermenéutico que incluye la manera previa de ver del sujeto y las cosas mismas; en él hay una fusión de horizontes: el horizonte del intérprete y el horizonte de texto9. El alcance de la pesquisa es de tipo exploratorio y al mismo tiempo descriptivo; la técnica para la recolección de información fue el análisis documental; y el instrumento, la ficha bibliográfica. La ruta metodológica inició con la búsqueda bibliográfica relacionada con la obra del capuchino, a partir de categorías como cuerpo y educación; posteriormente, se trianguló la información para analizarla y develar las relaciones entre las categorías; para finalizar, se sistematizaron los resultados en un texto escrito.

1. Fray Luis Amigó y Ferrer, vida y obra

1.1 El contexto vital

Este apartado tiene la intención de describir el contexto histórico en el que vivió fray Luis Amigó, relatando algunos momentos biográficos que faciliten la comprensión de su obra, detallando aspectos políticos, sociales y religiosos que marcaron su cotidianidad.

José María Amigó y Ferrer nació en Masamagrell (Valencia) el 17 de octubre de 1854. Fue hijo de don Gaspar Amigó y Chulvi, quien era abogado, y doña Genoveva Ferrer y Doset. Ellos eran una familia religiosa, católica, que estaban en contacto permanente con algunos miembros de la jerarquía eclesial española, lo que hizo que imprimieran en su hijo la tradición espiritual propia de su época, los valores cristianos tradicionales y la piedad que los caracterizaba.

Al crecer, Amigó tenía el propósito de ser Cartujo10, sin embargo, por recomendación de amigos cercanos se hace religioso capuchino, rama adscrita a la primera orden de los Franciscanos. En el año de 1875 profesa los votos y, como era común en su época, asume un nombre diferente al de pila, en su caso, desde ese momento se llamará Luis Amigó y Ferrer. Cuatro años más tarde es ordenado presbítero, iniciando así su ministerio en el clero regular. Durante todo este proceso, tuvo la oportunidad de formarse en humanidades, latín, filosofía escolástica y teología.

En 1884 funda la Congregación de Terciarias Capuchinas y, cinco años después, la rama masculina de dicha comunidad. Ellos se dedicarán, desde sus inicios, al cuidado de los enfermos, el bienestar de los ancianos, la educación de huérfanos, la evangelización de nuevas perspectivas culturales y la dirección de las cárceles. Este carisma no es gratuito. Él, desde pequeño, padeció un contexto social sumamente complejo, su comunidad vivía situaciones críticas relacionadas con la injusticia social, revueltas, asesinatos y enfermedades incurables, lo que hizo que su proyección social y vocación paternal fuera clara.

En el año de 1907, el religioso recibe el episcopado y con él las funciones de enseñar y dirigir a una comunidad de fieles confiada por la Iglesia institucional. De esta manera, mientras desarrolla la labor encomendada, se ocupa de fortalecer la espiritualidad y carisma de los amigonianos y amigonianas que recientemente había fundado, especialmente para que atendieran la educación de los jóvenes en situaciones vulnerables, lo que en el contexto pedagógico se reconoce como reeducación.

El presbítero de Masamagrell muere en Valencia alrededor de los ochenta años (1934). Sus restos fueron trasladados a su ciudad natal y, desde entonces, sus hijos en la fe se han multiplicado por todo el mundo, llevando un mensaje educativo que posibilite la transformación de los humanos a partir de procesos de acompañamiento formativos, bajo la perspectiva del humanismo cristiano y los valores morales.

1.2 Luis Amigó y los avatares de la política española del siglo XIX y XX

Cuenta Amigó y Ferrer11 y algunos de sus biógrafos12, que el contexto político de esta época era inestable y se caracterizaba por una cantidad de luchas internas, a tal punto que hubo al menos tres guerras civiles entre 1833 y 1876, las cuales terminaban con una sociedad lastimada y victimizada. Las confrontaciones se daban entre el liberalismo, el republicanismo (minoritario) y un régimen absolutista monárquico llamado carlismo. Este último estaba apoyado por un amplio sector de la Iglesia, pues, los liberales amenazaban permanentemente con expulsar a los religiosos, expropiarlos, e impedir la manifestación pública de las creencias, actos que de hecho se dieron mientras se turnaban en el poder.

El liberalismo también estaba dividido. Por un lado, estaban los liberales más progresistas y, por el otro, los del ala un poco más conservadora. En los momentos en los que el absolutismo monárquico no podía acceder al poder, y lo hacía, por ejemplo, el ala conservadora de los liberales, entonces los obispos apoyaban esa manera de gobernar porque era menos hostil para la conservación de los valores cristianos y católicos.

A finales del siglo XIX España entra en guerra con EE.UU., están en los albores de la primera guerra mundial. En este contexto, el país europeo pierde el dominio que tenía sobre Cuba, Filipinas y Puerto Rico, lo que hace que se genere más indisposición política al interior del país y los conflictos internos aumenten, sobre todo, en favor del ala más liberal.

En el año de 1909 tiene lugar lo que se conoce como la semana trágica en Barcelona. Durante el gobierno de un conservador, un grupo de extremistas opositor, arremetió contra templos y movimientos religiosos, lo que desembocó en exceso de violencia, muertes y vulneración de la dignidad humana de muchas personas. La presión política hizo que gobernara de nuevo el ala progresista.

Mientras se seguían turnando el poder, estalla una nueva guerra civil entre 1936 y 1939, de la cual sale victoriosa «la zona nacional», un grupo de personas representantes de la derecha española, monárquica y clerical. A partir de esta fecha, y durante cuarenta años (1939-1974), gobernaría Francisco Franco con políticas que respaldaban a los ultraconservadores.

1.3 El obispo capuchino al servicio de la sociedad y de la fe católica

El contexto político descrito anteriormente, hace que la vida en sociedad se torne tensa. La violencia casi generalizada, las muertes derivadas de allí, los saqueos, la inequidad social y las enfermedades que acongojaban a la gente y que en su gran mayoría eran incurables y les causaba la muerte, se constituyeron en el marco que llevó al formando en filosofía escolástica a optar por los excluidos, discriminados, enfermos y, sobre todo, por los jóvenes.

Ante la persecución política a la que era sometida la Iglesia en la España de la época, Luis Amigó, representante de la misma, consideraba que la razón de dicha polarización y «desenfreno» estaba asociada a la falta de educación y la pérdida de los valores morales cristianos. En ese sentido, generó estrategias para trabajar con los sectores más vulnerables de su época, entre ellos las mujeres, los niños, los ancianos y la juventud. El objetivo era reconstruir una sociedad que respondiera, en sus términos, al evangelio promovido por el sector religioso predominante.

Estos niveles de pobreza se podían observar con claridad en las zonas rurales, que eran mayoría y era fruto, también, de un proceso de industrialización que iniciaba y que amenazaba con instrumentalizar al ser humano en función de la producción. Es así como surgen movimientos sociales de trabajadores o sindicalistas que promovían los derechos de los mismos a vivir en condiciones laborales más justas. El ámbito social, entonces, estaba caracterizado por una serie de problemáticas sociales a las cuales el siervo de Dios debía responder.

La Iglesia en la que fray Amigó y Ferrer estaba inmerso, era una comunidad conservadora, romana, ceñida a las decisiones del Papa. Por ser obispo, las decisiones papales eran más obligantes para él, ya que representaba la unidad de la Iglesia Universal en su localidad. Esto, de entrada, nos dice que su visión del mundo y de la sociedad tenía un matiz, tinte que adquiere una perspectiva muy social debido a la situación crítica de la España de finales del siglo XIX.

El fundador de los Terciarios vivió durante un encuentro de obispos llevado a cabo en Roma denominado Concilio Vaticano I (1869-1870). Las preguntas que se hacían los padres conciliares estaban vinculadas a la modernidad. Los valores como la razón, autonomía, individualidad, crítica, sospecha, separación Iglesia-Estado, ateísmo y ciencia, ponían en riesgo, según un gran sector de la Iglesia, los valores cristianos implantados hasta el momento. Podría decirse que los seguidores de Jesús, ante ese panorama, se unen para hacerle frente. En ese sentido, no es extraño pensar que Amigó hiciera parte de este proyecto de consolidar, unir, reagrupar, reestablecer las costumbres que los modernos, presuntamente, estaban poniendo en riesgo. El contexto eclesial de esta época es politizado, aliado de los sectores más conservadores de la sociedad, con modelos de gobierno monárquicos, perspectiva teológica tradicionalista, y una visión filosófica neoescolástica.

La contextualización histórica, política, social y religiosa realizada hasta ahora, permitirá comprender mejor las intenciones que el pensador cristiano tenía al proponer un modelo educativo fundamentado en el humanismo cristiano y, por supuesto, los presupuestos antropológicos y, más específicamente, la visión sobre el cuerpo humano, que subyacen en su filosofía. Este último aspecto es objeto de estudio en esta investigación, por lo cual el segundo aparado de este artículo se ocupará de él.

2. El concepto de cuerpo en la obra amigoniana

El propósito de este apartado es analizar el concepto de cuerpo que subyace en la obra amigoniana. Para iniciar, es pertinente decir que el concepto de cuerpo en el obispo español es polisémico, no hay una sola manera de desarrollarlo. Aparecen, al menos, dos abordajes: analógico, referido a la comunidad y a la Eucaristía; y antropológico, en donde el cuerpo es lo material en el hombre. A continuación se desarrollan estas ideas.

2.1 El cuerpo como analogía

El sentido analógico del concepto de cuerpo está asociado a tradiciones cristianas que hereda Amigó. Una de ellas tiene que ver con la corporalidad de la Iglesia. Aquí hay un acento religioso muy marcado. La afirmación que sintetiza esta percepción es: la Iglesia es el cuerpo místico de Cristo. La analogía está puesta en la obra del fraile para mostrar la importancia de la comunión, la diversidad, del trabajo en comunidad, de la valoración de las obras de los hombres en función de un proyecto en común.

La segunda analogía tiene un carácter eucarístico: «la Eucaristía da y conserva la vida a nuestra alma, fortaleciéndola y robusteciéndola con el Pan de los Ángeles, que es su mismo Cuerpo, prenda de vida eterna»13. Estas palabras afirman que el pan eucarístico es el cuerpo de Cristo y el vino, la sangre del Señor; a esto se le llama en términos teológicos transustanciación. El resultado de la participación en la Eucaristía es el fortalecimiento del cuerpo y alma de los humanos.

Ambas analogías no pudieron ser construidas sin referenciar un elemento clave, y es precisamente el cuerpo, el cuerpo de alguien, para ambos casos el cuerpo de Jesús de Nazaret, que es cuerpo y comunidad a la vez. De esto se desprende la necesidad de explorar con mayor detenimiento el sentido antropológico que el concepto de cuerpo tiene.

2.2 El cuerpo, lo material del ser humano

Fray Luis Amigó concibe al ser humano como un compuesto de cuerpo y alma: «Hay en el hombre, como compuesto de alma y cuerpo, con aspiraciones celestiales la una, e instintos terrenos el otro, una interna y continua lucha, pretendiendo cada una de estas partes arrastrar la otra a su sentir y deseos»14. El alma, creada a ima gen y semejanza de Dios, da vida al cuerpo y posee tres potencias, a saber, la memoria, el entendimiento y la voluntad. Aunque el siervo de Dios reconoce que el cuerpo es «tan admirablemente fabricado, que es un compendio de las maravillas de la creación»15, en esta vi sión antropológica cristiana, permanece aún una serie de prejuicios hacia lo corporal, subvalorando su papel en la vida del hombre. De allí que todo lo malo, pecaminoso, sexual, terreno y mundano, esté vinculado a este aspecto vital. El alma es la que lleva las riendas de la vida y domina a las pasiones. Afirma Amigó en su obra sobre los enemigos espirituales:

Y en efecto, amados hijos, porque del mundo y del demonio más fácilmente podemos huir y librarnos; pero encarcelada nuestra alma en este cuerpo corruptible, cuyas inclinaciones y pasiones le fascinan y arrastran al mal, ¿quién podrá libertarla de los peligros y de la muerte eterna a que nos conduce: Quís me liberabit de corpore mortis huius? (Rom 7,24)16.

Se confirma, así, una larga tradición antropológica cristiana, según la cual el cuerpo es la razón del pecado en el hombre, lo que no permite un ascenso a Dios y aleja al ser humano de su creador. Al preguntar cómo llega Amigó a estas conclusiones, cabría decir que sus obras revelan, entre otras, tres fuentes: Platón, San Agustín y Descartes.

La relación entre Amigó y Platón puede deducirse de la visión que el filósofo griego poseía sobre el ser humano. Él expone17 que el ser humano es un compuesto de alma y cuerpo. Es el alma la que anima el cuerpo, hace que esté vivo, existe antes de habitar cualquier cuerpo como esencia misma, es inmaterial e inmortal. Las almas ya poseen el conocimiento, lo que hacen no es más que recordar por medio de los sentidos lo que ya sabían (reminiscencia). El alma se fija en las cosas eternas y encuentra la verdad por la razón. A través de ella se conoce la salud, la fuerza y la esencia de todas las cosas. Ella debe guiar y amaestrar las pasiones como el placer, la tristeza y los temores del cuerpo.

El cuerpo, afirma Aristócles, es material, corruptible, se descompone, su función es centrarse en las cosas a través de los sentidos. Mientras se tenga un cuerpo, no será posible encontrar la verdad ya que los sentidos son un obstáculo para conocer. Este hecho se sintetiza en la atribuida frase platónica: «El cuerpo es la cárcel del alma»18.

Ahora bien, esta perspectiva antropológica fue llevada a su máxima expresión, en el contexto del cristianismo, por el pensador Agustín de Hipona. Él vivió entre los años 354 y 430 d.C. Su formación en filosofía latina y griega, atravesada por una experiencia de conversión, lo lleva a sistematizar su reflexión en lo que se constituiría hasta entonces en la mayor obra de un religioso.

Cuando leemos los textos de Amigó y Ferrer caemos en la cuenta que el número de citaciones que hace sobre Agustín es abundante19. En ese sentido, se evidencia la influencia que él tuvo sobre el fraile capuchino, a tal punto que es posible afirmar que la antropología platónica que subyace en la obra amigoniana es una interpretación agustiniana de la misma. Amigó, al igual que Agustín, considera que el mundo es creado por Dios y para Dios. El ser humano es, como toda la creación, obra de Dios, su imagen y semejanza20. A pesar de dicha característica, cree que del cuerpo derivan las pasiones cuyas tendencias deben ser dominadas21. En este sentido, lo material en el hombre debe estar sometido a un proceso de conversión permanente22 donde, por ejemplo, el ayuno y la limosna23, servirían como estrategias de mortificación en el proceso de volar hacia Dios, en el que el hombre se encuentra permanentemente. Aquí, juega un papel muy importante la formación moral del cristiano, pues el obispo de Hipona consideraba que el seguidor de Jesús debía ser ejemplo a seguir24.

Además de los elementos expuestos hasta aquí, llama la atención, en fray Luis Amigó, la apreciación según la cual el cuerpo humano es una máquina:

Respecto de mis proyectados viajes, ya les dije en mi anterior no se preocupasen, pues esta máquina de mi cuerpo por lo vieja se descompone cada día más, así que me hacen miedo los viajes y estancias largos, y casi preferiría pasar una temporada por estas casas de nuestras Congregaciones próximas a esta mi residencia25.

Ya en un pasaje anterior de sus Obras Completas, Amigó describía el mundo como un conjunto de astros, tierra, plantas, animales y átomos creados por Dios, los cuales conformaban el universo, considerado por el fraile como una inmensa máquina regida por leyes multiplicadas hasta el infinito26. Es aquí donde esta visión del mundo y del hombre podría relacionarse con lo que en filosofía moderna se denomina mecanicismo cartesiano. Descartes27 en su texto El mundo: tratado de la luz, describe un mundo material en donde no hay lugar para el vacío, un cuerpo que siempre ocupa un lugar en el espacio y que está regido por las leyes de la naturaleza. Este aspecto, desde una perspectiva antropológica, lo lleva a comparar, en su tercera meditación metafísica28, al cuerpo humano que posee huesos, músculos, sangre, etc., y cuyo destino es el movimiento, con una máquina (similar a un reloj). El uso que Amigó da a las categorías universo y cuerpo, es muy similar al que Descartes describe cuando hace referencia a ellas, al menos en lo que al mecanicismo se concierne, a su función instrumental y operativa.

El lenguaje utilizado por Luis Amigó para referirse al concepto de cuerpo muestra la influencia de algunos pensadores en su antropología. En este punto, la revaloración de lo corporal inaugurada por el Concilio Vaticano II en el ámbito de la filosofía y la teología occidental, no ha operado en él. Gran parte de la percepción peyorativa sobre el cuerpo permanece en muchos contextos donde las comunidades cristianas se fundamentan, lo cual sustenta algunas prácticas espirituales orientadas al dominio de las pasiones y la maldad en el hombre, lo que da pie al abordaje de la educación como posible instrumento para su materialización.

3. La educación del cuerpo, medio para consolidar la salud

Este último momento establece la relación entre el concepto de educación y de cuerpo como eje esencial del quehacer educativo de José María Amigó y Ferrer. Para ello se describirán algunas características de su pedagogía, y la articulación con la dimensión corporal humana.

3.1 Hacia un modelo educativo amigoniano

En algunos momentos de la historia de España, las intenciones políticas y sociales estaban orientadas a la secularización de la educación y costumbres de la región, esto se evidenciaba en una serie de persecuciones a instituciones religiosas, sobre todo de aquellas que se dedicaban a la formación del pueblo. Para Amigó, la Iglesia tiene la misión divina y evangélica de enseñar, según lo expresa el evangelista San Juan (20, 21). La Iglesia Católica considera que el hombre siempre ha deseado el conocimiento de la verdad, pero al ser Dios la fuente de dicha virtud, y revelarla a través de su Palabra, es la comunidad de seguidores de Jesús la depositaria y guardiana de ella: «¿quién se la podrá enseñar sin ambages, contradicción ni error? Sobre los más oscuros problemas del destino del hombre, ¿quién podrá suministrarle la luz de la verdad? Solo Dios; como decía Platón»29.

Ahora bien, a pesar de los adelantos de la ciencia, hay altos índices de indigencia en la sociedad, y solo en la caridad, que se encuentra en Dios, se puede enfrentar esto, es en Jesús donde hay un auténtico progreso intelectual, moral y físico. La verdadera ciencia debería buscar el equilibrio social en el que se funda la felicidad de los pueblos, estar encaminada a conocer, amar y servir a Dios.

La Iglesia, continúa Amigó, aplaude los avances científicos, aquellos que salvó en los monasterios y que ayudó a consolidar con la promoción de las más grandes universidades, pero condena los errores que desvían a los académicos de Dios. Teniendo en cuenta lo anterior, se piensa que la Iglesia, no solo está en capacidad de enseñar las verdades de la religión, sino de todas las otras ciencias, a lo que se le suma su compromiso social, pues educa a los huérfanos, acoge a los enfermos en los hospitales, brinda sustento a los que poseen defectos físicos y no pueden trabajar, y acompaña a los ancianos.

El modelo educativo amigoniano y eclesial responde, además, a una crisis social y familiar. En los términos utilizados por el capuchino, en su contexto existían libertinaje y costumbres depravadas, desenfreno de apetito de bienes y goces, irrespeto a la autoridad e ignorancia de los deberes religiosos. En su escrito sobre la Familia cristiana, considera que las causas de estas problemáticas están en la familia, pues se está perdiendo la figura del padre como autoridad (sin despotismo y con amor), dirección, vigilancia y socorro, y la de la madre como corazón, amparo, consuelo, educadora y administradora de la casa. Los padres ya no están educando, corrigiendo, su papel como ejemplo de vida no está bien desarrollado. La familia ha descuidado sus deberes, lo cual es más crítico cuando de educar a los jóvenes se habla.

Ante la crisis social y la desintegración familiar, una de las soluciones que Amigó propone es educar prioritariamente a los jóvenes, su opción por esta población no es gratuita: «No olvidemos, amados hijos, el prudente consejo de aquel sabio de Atenas que al tratarse de los medios para reformar la sociedad manifestó con un símil la necesidad de empezar por los jóvenes»30. Para él, educar a los jóvenes es una tarea urgente, pues muchos están alejados de la verdad y la virtud, siguen falsas doctrinas y malos ejemplos. Es menester volver al recto camino, educar cristianamente en lo natural y en lo sobrenatural.

3.2 La educación del cuerpo como elemento constitutivo de la pedagogía amigoniana

Desde la antigua Grecia se ha considerado que los ejercicios físicos pueden contribuir al equilibrio en la vida de las personas. De allí que hicieran parte de las agendas educativas de los ciudadanos. La cultura occidental ha sido heredera de esta práctica, inclusive desde un sentido religioso31. La vida y obra de fray Luis Amigó es también testimonio de la importancia de una educación del cuerpo.

La educación de los jóvenes tiene una intención clara, es contribuir al crecimiento de esta población a través de los medios que cristianamente sean recomendados para, entre otras cosas, ejercitarse en las pasiones, esto es, ponerles freno. En última instancia, lo que busca el obispo español es que las personas conozcan a Dios y conociéndole le amen32.

Una de las estrategias para lograr esto era la mortificación del ayuno33, por lo que se recomendaba:

En memoria de la pasión de Nuestro Señor Jesucristo, y en especial de su dolorosísima flagelación, y para sujetar mejor el cuerpo a fin de que no se rebele contra del espíritu, sino que en todo le esté obediente, las Religiosas harán la disciplina todos los miércoles y viernes del año, y en los días siguientes34.

La intención del ayuno no es solamente domar las pasiones cor porales, también está asociada a facilitar las funciones intelectuales y fortalecer la voluntad. El argumento para proponer esto consiste en que es más fácil pensar cuando el estómago está menos cargado, ya que un número menor de gases sube a la cabeza. La voluntad se fortalece porque la lucha generada entre el espíritu y la carne estará menguada si el hombre se abstiene, por recomendación del apóstol Pablo, a comer en momentos determinados.

El ayuno es solo un instrumento para ejercitarse y no debe sobrepasar los límites de la salud y el amor. En ese sentido, a la visión platónica-agustiniana sobre el cuerpo que poseía Amigó, se le incorporan, a nuestro juicio, dos elementos que previenen de un espiritualismo desencarnado que lleva al detrimento del cuerpo sin posibilidad de apelar a la moderación. Él reconoce, y esto es fun damental, que personas en desarrollo físico, humanos menores de veintiún años, mayores de sesenta, enfermos, débiles o aquellos que se dedican a trabajos corporales, no deben frecuentar prácticas como el ayuno35. Además, en caso de frecuentarlas, no serían eficaces si no están permeadas por el amor36.

Esto da pie para el abordaje de otro de los sentidos que ocupan un lugar importante en la educación amigoniana del cuerpo. En una circular emitida para hablar sobre una campaña sanitaria, el siervo de Dios aboga por una higiene física y moral, la consigna de este aporte ya había sido tenida en cuenta por los antiguos griegos y latinos: «espíritus sanos en cuerpos sanos constituyen un reducto para la defensa de la salud y de la vida humana»37. Queda claro, así, que la promoción de la salud era un punto muy importante en la agenda amigoniana. La razón es de corte humanitaria, social; y también institucional ya que, para recibir nuevos miembros a la comunidad religiosa y aspirantes a ser misioneros, se sugería que fueran personas sanas y robustas de cuerpo38.

3.3 Sobre los juegos, prácticas corporales y deportes

Estos temas, también asociados a la educación del cuerpo, están presentes en la obra amigoniana. En el inicio de su autobiografía, Amigó reconoce que jugaba en su infancia, pero que los juegos que practicaba estaban asociados a la representación de celebraciones litúrgicas39, lo que era muestra de su inclinación por lo espiritual desde una edad muy temprana. La obra del religioso no presenta aversión por los juegos en sí mismos, sí por algunos que ponían en riesgo el rol de la familia en la sociedad; ante esto afirma que los hombres están olvidando sus deberes «añadiendo a sus múltiples negocios y ocupaciones el desenfrenado anhelo por el pasatiempo y diversiones en juegos, casinos y otros centros de perdición que le hacen desatender sus deberes y que le fastidie la vida familiar»40.

Luis de Masamagrell también arremete contra algunos tipos de bailes y danzas. Desde su apostolado, confiesa, se propuso, en algunos lugares «desterrar la indecente diversión del baile llamado vals»41, porque esta expresión había reemplazado otro tipo de baile que se hacía en las plazas y que era, según su criterio, más honesto e inocente. El problema con ese tipo de bailes, afirma, es que presentan dificultades a la juventud, son escandalosos, obscenos y promueven modas indecentes42, ya estas prácticas, indica, habían sido prohibidas por San Francisco de Asís a sus colaboradores.

En relación con los deportes43, Amigó presenta gusto por el hecho de que los niños los practiquen44, pero no de todo tipo; recomienda a los Terciarios que «haya suma vigilancia acerca de los juegos de los niños, y no se tolere en manera alguna el de la esgrima o florete. Cuando el estado de fondos de la Casa lo permita, levántense algunas paredes que sirvan de frontón para el juego de la pelota, por ser el más higiénico e inocente»45.

Hay otro deporte que el padre franciscano no recomienda, a saber, el boxeo, pues lo considera indecente, escandaloso, ofensivo a Dios, opuesto a la caridad cristiana, a la humanidad46, en donde los hombres sienten placer al ver cómo se hieren e incluso se matan a puñetazos, a ejemplo de los antiguos gladiadores romanos.

El gran propósito de la obra educativa de fray Luis Amigó era la reeducación de los jóvenes. Esto consistía en readaptar al joven a los procesos personales, familiares y sociales, teniendo en cuenta la activación de las fuerzas del yo, la reestructuración de la personalidad, la modificación de la conducta, y la readaptación personal, familiar y social47.

Esta labor se lleva a cabo a través de procesos y actividades concretas de muchos tipos, pero llaman la atención aquellas que están orientadas a la educación del cuerpo, y que luego los seguidores de su legado se encargaron de promover en sus centros de formación. Al respecto, los Terciarios Capuchinos creen que:

Este sistema, por partir de una visión integral y cristiana del hombre, considera en primer lugar la moralización como base imprescindible para la regeneración del alumno, al tiempo que descubre en el deporte, la vida sana, la adecuada alimentación, unas condiciones necesarias para esa elevación48.

Las prácticas descritas anteriormente:

Forman parte del proceso reeducativo por la importancia que tiene en sí misma la educación física dentro del marco de la educación integral y por los valores socializantes que encierra la práctica deportiva. (...) Se incluyen todas las actividades que tienden al desarrollo físico armónico del individuo y a despertar y acrecentar el sentido de la competencia y de la colaboración. Su práctica favorece, además, la nivelación en el grupo y la transferencia de pautas en el individuo49.

La educación del cuerpo es, pues, en el sentido expuesto en los párrafos anteriores, un medio para la educación integral, la formación en valores y la vinculación con procesos grupales, que es una respuesta no solo al interés por ejercitarse en el dominio de las pasiones, sino la consolidación de una sociedad más justa, higiénica y saludable.

3.4 La educación del cuerpo amigoniana y posturas antropológicas contemporáneas

La forma en que Amigó concibe el cuerpo y su educación, puede ser comparada con posturas antropológicas contemporáneas, al menos desde el punto de vista del impacto que pueden generar en la comunidad académica y pastoral. Ante esto merece la pena abordar, por ejemplo, las del filósofo chileno Ricardo Espinoza Lolas y la de san Juan Pablo II.

Ricardo Espinoza Lolas ha escrito una serie de artículos que aportan elementos a nuestra reflexión50. Sus temas de preferencia se vinculan al cuerpo, la geofilosofía, el espacio y la religación; utilizando como punto de partida el pensamiento de filósofos como Zubiri, Heidegger, Nietzsche, Hegel, Deleuze, Guattari, entre otros. Desde la formulación de sus argumentos, hay una visión del cuerpo que sobrepasa los límites de la materia y la instrumentalización, lo que permite, al mismo tiempo, hacerse una idea de hombre diferente a la que una sociedad de consumo podría vender, incluso al contexto de la discusión sobre el organismo, la ciudad, el espacio, etc.

El cuerpo es más que un organismo contemplado materialmente, existe en sí una vinculación con el cosmos cuyo dinamizador es la vida misma y la autorregulación, no es una mera máquina o conjunto de partes armadas, sino la posibilidad de relación con todo lo que existe. El cuerpo es relación, religación. En esa línea de trabajo se afirma que el cuerpo es presencia somática, como lo diría Zubiri, esto es acontecimiento. Todo lo que el hombre es acontece en cuerpo. Inclusive, la divinidad se plasma en la corporeidad del hombre; Dios acontece en el cuerpo del hombre, es allí donde es posible descubrir su presencia.

Ahora bien, Luis amigó y Ferrer no llegó a este nivel de reflexión, pues se estaba desprendiendo apenas de una visión mecanicista y platónica del cuerpo humano. Lo que sí es verdad es que la relación entre el cuerpo y la divinidad está presente y el intento por ir más allá de lo meramente material se encuentra plasmado en sus textos.

Por otro lado, san Juan Pablo II en su discurso a los miembros del Centro Deportivo Italiano en el 60 aniversario de su fundación51 y en el discurso al Congreso Internacional de Jubileo de los Deportistas52, desarrolla lo que a lo largo de su pontificado enseñó con claridad; las prácticas corporales son, a su juicio, una posibilidad para fortalecerse en la dignidad, de tal manera que componentes como la alegría, el juego y el ocio se hacen presentes en la vida del hombre para vincularlo estrechamente con la divinidad. Además, denuncia con veracidad la manera en que la forma de educar el cuerpo puede ser, por un lado, una oportunidad para crecer en valores y virtudes, o también una oportunidad para vulnerarse a través de la droga, el mercantilismo, la violencia, la idolatría, etc. En ese sentido, es menester ver el cuerpo humano como sumamente valioso, que al moverse se constituye en un fenómeno cultural de impacto planetario que cohesionan socialmente y fortalecen los vínculos sociales. Todo esto sin dejar a un lado la intención última de la educación del cuerpo y prácticas deportivas, esto es, la carrera hacia la meta de la vida con sentido, feliz, que busca el testimonio de Jesús de Nazaret para comprometerse con su lucha y pasión.

Esta forma de percibir el cuerpo y la educación del mismo, vemos, tiene gran relación con la manera en que Luis Amigó en los últimos años de su vida, escribió. El cuerpo y su educación son de vital importancia para el ser humano, siempre y cuando tenga una perspectiva humanista, pedagógica y axiológica.

Conclusión

La vida y obra de fray Luis Amigó y Ferrer fundamenta la filosofía de las instituciones amigonianas, entendida esta como una manera de vivir conforme a valores, costumbres y propósitos establecidos por la tradición cristiana. Al develar los aportes del obispo español a su contexto, se cae en la cuenta que es posible sistematizar su postura en relación con el cuerpo y la educación, y de esa manera contribuir a la comprensión del hombre que marca una ruta de acción para los religiosos que fundó y la sociedad que impactó.

Este trabajo tuvo como telón de fondo la pregunta: ¿Cuál es el sentido que fray Luis Amigó le otorga a la educación corporal en el contexto de su propuesta formativa? Ante la cual se sustentó que la educación del cuerpo en fray Luis Amigó tiene como propósito el ejercicio de la voluntad, las costumbres y las pasiones en el ámbito de prácticas higiénicas que potencian la salud del cuerpo y del alma.

La España de finales del siglo XIX y principios del XX estaba caracterizada por un conjunto de problemáticas sociales como el hambre, la pobreza, en analfabetismo, la enfermedad y la violencia como resultado, en gran medida, de las luchas políticas en las que el pueblo estaba inmerso. La secularización era un proceso marcado al que el Magisterio de la Iglesia intentaba responder a través de la defensa de las costumbres y tradiciones cristianas.

El concepto de cuerpo que subyace en la obra amigoniana es polisémico. Tienen un sentido analógico, para hacer referencia a la Iglesia y a la Eucaristía como cuerpo de Cristo; y un sentido antropológico, donde el cuerpo del ser humano responde a unas leyes universales (mecanicismo cartesiano) y a una dualidad heredada de la visión platónica-agustiniana del sujeto, donde el cuerpo es el origen de las pasiones.

Ante esta percepción, la propuesta del fraile franciscano es educativa. La pedagogía amigoniana está fundamentada en el cristianismo, pues quien conoce la verdad aprende también a amar a Dios. Esta manera de ver el mundo está vinculada con la integralidad del ser humano, y en ella, la corporalidad. La educación del cuerpo consiste en practicar una serie de estrategias, como el ayuno, el juego, los deportes y la higiene, con el objetivo de promover, no solo el dominio de las pasiones, sino apostar por hábitos de vida saludables tanto para el cuerpo como para el alma que consoliden una sociedad más justa y humana.

Además, su interés por el cuerpo se puede relacionar con obras posteriores como las de san Juan Pablo II y de filósofos como Ricar do Espinoza Lolas, en el sentido que al final de su vida la visión de cuerpo es más valorada, intenta superar la visión instrumental del mismo y lo vincula, de alguna manera, con la divinidad o, en otras palabras, el cuerpo es una posibilidad para que Dios acontezca en el ser humano y lo desarrolle plenamente.

Bibliografía

Agustín. «Confesiones». En Obras de San Agustín, Vol. II. Traducido por Angel Custodio Vega. Madrid: BAC, 2005. [ Links ]

______. «El combate cristiano». En Obras de San Agustín, Vol. XII. Traducido por Felix García, Lope Cilleruelo y Ramiro Florez. Madrid: BAC, 1954. [ Links ]

Amigó y Ferrer, Luis. Obras completas. Madrid: BAC , 1986. [ Links ]

Arregui, Jorge Vicente y Choza, Jacinto. Filosofía del hombre. Ma drid: Ediciones Rialp, 1992. [ Links ]

Beorlegui, Carlos. Antropología filosófica. Bilbao: Universidad de Deusto, 2004. [ Links ]

Blasco, Miguel. Reconstrucción de persona. Proyecto Pedagógico Amigoniano. Chile: Instituto de Menores «Padre Luis Amigó», 1988. [ Links ]

Descartes, René. El mundo o Tratado de la luz. Madrid: Alianza, 1991. [ Links ]

______. Meditaciones metafísicas. Madrid: Alianza, 2005. [ Links ]

Espinoza Lola, Ricardo; Ascorra, Paula; Landaeta, Patricio y Soto, Pamela. «Cuerpo y espacio. Reflexiones sobre una topolo gía de la exterioridad». Filosofia Unisinos 3, Vol. 15 (2014): 237-248. [ Links ]

Espinoza Lola , Ricardo y Colomer, Eugenia. «Cuerpo y religación en Zubiri». Teología y Vida 2, Vol 56 (2015): 247-270. [ Links ]

Espinoza Lola, Ricardo y Landaeta Mardones, Patricio. «Geofilosofía de la ciudad para pensar más allá del organismo» Aurora 38, Vol. 26 (2014): 295-315. [ Links ]

Foucault, Michel. Tecnologías del yo y otros textos afines. Buenos Aires: Paidós, 2010. [ Links ]

Freud, S. «El porvenir de una ilusión». En Obras completas, Vol. XXI. Traducido por J Strachey, 5-55. Buenos Aires: Amorrortu, 1927. [ Links ]

Gadamer, Hans Georg. Verdad y método. Vol. II. Salamanca: Sígueme, 2004. [ Links ]

González Pérez, Fidenciano. Léxico amigonianiano: Diccionario de la pedagogía amigoniana. Madrid: Terciarios Capuchinos, 2004. [ Links ]

González, Agripino. Luis Amigó, religioso, fundador y obispo. Valen cia: El autor, 2003. [ Links ]

Hadot, Pierre. ¿Qué es la filosofía antigua? México: Fondo de Cultura Económica, 1998. [ Links ]

______. Ejercicios espirituales y filosofía antigua. Madrid: Siruela,2006. [ Links ]

Heidegger, Martin. Introducción a la filosofía. Madrid: Cátedra, 1999. [ Links ]

______. Ser y tiempo. Madrid: Trotta, 2009. [ Links ]

Juan Pablo II. «Discurso al Congreso Internacional de Jubileo de los Deportistas». En Kevin Lixey, El Beato Juan Pablo habla con deportistas. Roma: Fondazione Giovanni Paolo II per lo Sport, 2000. [ Links ]

______. «Discurso a los miembros del Centro Deportivo Italiano en el 60 aniversario de su fundación». En Kevin Lixey, El Beato Juan Pablo habla con deportistas. Roma: Fondazione Giovanni Paolo II per lo Sport, 2004. [ Links ]

Martínez Pérez, Marino. Mensajes de vida y Humanidad. Medellín: Fundación Universitaria Luís Amigó, 2004. [ Links ]

Nietzche, Friedrich. A geneologia da Moral. São Paulo: Escala, 2009. [ Links ]

______. Así habló Zaratustra. Madrid: Alianza Editorial, 1998. [ Links ]

______. El anticristo. Bogotá: Alianza Editorial, 1987. [ Links ]

Platón. Diálogos. Traducido por Gual C García, M Martínez Hernán dez y E Llendo Íñigo. Madrid: Gredos, 1986. [ Links ]

Romero Sepúlveda, Sandra Patricia, Calderón Gutierrez, Juan José y León Enriquez, Oswaldo Uriel. Aproximación a los referen tes teóricos y conceptuales que fundamentan la propuesta pedagógica amigoniana. Bogotá: Congregación de Religio sos Terciarios Capuchinos, 2010. [ Links ]

Rúa Penagos, Jonathan Andrés. Teología del Deporte. Medellín: Funlam, 2015. [ Links ]

Terciarios Capuchinos. Grupos juveniles. Roma: El autor, 1995. [ Links ]

______. Manual para el Montaje de Programas Terapéuticos en Instituciones que Cubren Población Adolescente e Infantil en Alto Riesgo Usadores de Sustancias Psicoactivas. Bogotá: El autor, 1999. [ Links ]

______. Manual Pedagógico de los Terciarios Capuchinos. Valencia: Surgam, 1985. [ Links ]

______. Positio: sobre las virtudes del P. Luis Amigó y Ferrer. Madrid: El autor, 1990. [ Links ]

Vives Aguilella, Juan Antonio. Identidad amigoniana en acción. Medellín: Fundación Universitaria Luis Amigo, 2002. [ Links ]

______. Testigos del amor. Estudio sobre la espiritualidad del P. Luis amigó y de los Terciarios Capuchinos. Roma: Pontificii Athenaei, 1986. [ Links ]

*Artículo resultado de la investigación con el mismo título, vinculada al grupo de investigación «Filosofía y Teología Crítica» de la Fundación Universitaria Luis Amigó (Funlam), y apoyada por el Grupo GIEB de la Universidad Pontificia Bolivariana.

Para citar este artículo: Rúa Penagos, Jonathan Andrés. «La educación del cuerpo en fray Luis Amigó y Ferrer». Franciscanum 167, Vol. nx (2017): 351-376.

1 Martin Heidegger, Introducción a la filosofía (Madrid: Cátedra, 1999), 17.

2 Martin Heidegger, Introducción a la filosofía, 25.

3 Pierre Hadot, ¿Qué es la filosofía antigua? (México: Fondo de Cultura Económica, 1998).

4 Carlos Beorlegui, Antropología filosófica (Bilbao: Universidad de Deusto, 2004).

5 S. Freud. «El porvenir de una ilusión», en Obras completas, Vol. xxi, trad. J Strachey (Buenos Aires: Amorrortu, 1927), 5-55.

6 Michel Foucault, Tecnologías del yo y otros textos afines (Buenos Aires: Paidós, 2010).

7 Friedrich Nietzsche, El anticristo (Bogotá: Alianza Editorial, 1987), 90.

8 Martin Heidegger, Ser y tiempo (Madrid: Trotta, 2009).

9 Hans Georg Gadamer, Verdad y método, Vol. ii (Salamanca: Sígueme, 2004).

10 Orden religiosa católica fundada en el siglo xi por San Bruno, caracterizada por su vida contempla tiva y austera.

11 Luis Amigó y Ferrer, Obras completas (Madrid: BAC, 1986).

12 Agripino González, Luis Amigó, religioso, fundador y obispo (Valencia: El autor, 2003).

13 Luis Amigó y Ferrer, Obras completas, n. 779.

14 Luis Amigó y Ferrer, Obras completas, n. 710.

15 Luis Amigó y Ferrer, Obras completas, n. 835.

16 Luis Amigó y Ferrer, Obras completas, n. 1126.

17 Platón, «Fedón», en Diálogos, Vol. III, trad. Gual C García, M Martínez Hernández y E. Llendo Íñigo (Madrid: Gredos, 1986), n. 64c, 66b-e, 79, 80b.

18 Platón, «Crátilo», en Diálogos, n. 400c.

19 En las obras completas de fray Luis Amigó hay alrededor de 46 citas que hacen referencia explícita a la teología y antropología agustinianas. Para ver algunas de las más relevantes para este trabajo Cf. Luis Amigó y Ferrer, Obras completas, 447, 35, 1990, 520 y 947.

20 Agustín, «Confesiones», en Obras de San Agustín, Vol. II, trad. Ángel Custodio Vega (Madrid: BAC, 2005), Lib. VI, n. 4.

21 Luis Amigó y Ferrer, Obras completas, n. 769.

22 Agustín, «Confesiones», Lib. vil, 4; III, 10; vil, 4; VIII, 21.

23 Luis Amigó y Ferrer, Obras completas, n. 623.

24 Agustín. «El combate cristiano», en Obras de San Agustín, Vol. xii, trad. Felix García, Lope Cilleruelo y Ramiro Florez (Madrid: BAC, 1954).

25 Luis Amigó y Ferrer, Obras completas, n. 1954.

26 Luis Amigó y Ferrer, Obras completas, n. 508.

27 René Descartes, El mundo o Tratado de la luz (Madrid: Alianza, 1991).

28 René Descartes, Meditaciones metafísicas (España: Alianza Editorial, 2005).

29 Luis Amigó y Ferrer, Obras completas, n. 947.

30 Luis Amigó y Ferrer, Obras completas, n. 447.

31 Jonathan Andrés Rúa Penagos, Teología del Deporte (Medellín: Funlam, 2015).

32 Luis Amigó y Ferrer, Obras completas, n. 1832.

33 La disciplina consistía en una serie de prácticas de ayuno realizadas en momentos específicos des critos por Fray Luis Amigó.

34 Luis Amigó y Ferrer, Obras completas, n. 2331.

35 Luis Amigó y Ferrer, Obras completas, n. 621.

36 Luis Amigó y Ferrer, Obras completas, n. 1055.

37 Luis Amigó y Ferrer, Obras completas, n. 2123.

38 Luis Amigó y Ferrer, Obras completas, n.2294, 2298.

39 Luis Amigó y Ferrer, Obras completas, n. 6.

40 Luis Amigó y Ferrer, Obras completas, n. 1070.

41 Luis Amigó y Ferrer, Obras completas, n. 50.

42 Luis Amigó y Ferrer, Obras completas, n. 824, 1036, 1321.

43 Este término es usado en este artículo en un sentido muy general, alejado de la acepción moderna del mismo.

44 Luis Amigó y Ferrer, Obras completas, n. 2034.

45 Luis Amigó y Ferrer, Obras completas, n. 2093.

46 Luis Amigó y Ferrer, Obras completas, n. 1303, 1398.

47 Terciarios Capuchinos, Grupos juveniles (Roma: El autor, 1995).

48 Luis Amigó y Ferrer, Obras completas, 620.

49 Terciarios Capuchinos, Grupos juveniles, n. 375-376.

50 Cf. Ricardo Espinoza Lola, Paula Ascorra, Patricio Landaeta y Pamela Soto, «Cuerpo y espacio. Re flexiones sobre una topología de la exterioridad», Filosofia Unisinos 3, Vol. 15 (2014): 237-248; Ri cardo Espinoza Lola y Eugenia Colomer, «Cuerpo y religación en Zubiri», Teología y Vida 2, Vol. 56 (2015): 247-270; Ricardo Espinoza Lola y Patricio Landaeta Mardones, «Geofilosofía de la ciudad para pensar más allá del organismo», Aurora 38, Vol. 26 (2014): 295-315.

51 Juan Pablo II, «Discurso a los miembros del Centro Deportivo Italiano en el 60 aniversario de su fundación», En Kevin Lixey, El Beato Juan Pablo habla con deportistas (Roma: Fondazione Giovanni Paolo II per lo Sport, 2004).

52 Juan Pablo II, «Discurso al Congreso Internacional de Jubileo de los Deportistas», En Kevin Lixey, El Beato Juan Pablo habla con deportistas (Roma: Fondazione Giovanni Paolo II per lo Sport, 2004).

Recibido: 04 de Febrero de 2016; Aprobado: 29 de Febrero de 2016

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons