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Franciscanum. Revista de las Ciencias del Espíritu

Print version ISSN 0120-1468

Franciscanum vol.59 no.168 Bogotá July/Dec. 2017

 

Teología

Santa Teresa de Jesús, escritora creativa, escritora femenina*

St. Teresa of Avila, Creative Writer, Female Writer

Verónica Naranjo Quintero** 

Natacha Ramírez Tamayo*** 

** Teóloga. Magíster en Teología. Docente e investigadora del Instituto de Humanismo Cristiano de la Universidad Pontificia Bolivariana, Medellín. Perteneciente al Grupo de Investigación en Ética y Bioética «gieb». Contacto: veronica.naranjoqu@upb.edu.co. Universidad Pontificia Bolivariana Medellín-Colombia

*** Teóloga. Magíster en Hermenéutica Literaria. Docente de la facultad de Teología y Humanidades de la Universidad Católica de Oriente, Rionegro. Perteneciente al grupo de investigación Humanitas. Contacto: naramirez@uco.edu.co. Universidad Católica de Oriente Rionegro-Colombia


Resumen

El presente artículo pretende realizar una lectura hermenéutica de la persona de santa Teresa de Jesús a través de algunos de sus escritos, resaltando su modo de escribir y su pensamiento creativo desde su perspectiva de mujer. En su modo de escribir ella se presenta como una mujer totalmente recursiva que usa figuras literarias para describir y transmitir su experiencia de Dios y, en su pensamiento creativo, deja entrever cómo la espiritualidad debe conducir a la práctica y al desarrollo del ser femenino en cuanto tal, siendo ambas posibilidades actuales formas de vida de la espiritualidad cristiana.

Palabras clave: Teología; experiencia religiosa; misticismo; mujer; santa Teresa de Jesús

Abstract

This article is aimed to make a hermeneutic reading, from the perspective of women, of the person of St. Teresa of Jesus through some of her writings, highlighting the way she wrote and her creative thinking from that perspective. In her writings, she is presented as a fully resourceful woman using literary figures to describe and convey their experience of God, and her creative thinking suggests how spirituality should lead to the practice and the development of the feminine as such. Being both of them current possibilities of living the Christian spirituality.

Keywords: Theology; religious experience; mysticism; women; St. Teresa of Avila

Introducción

No puede resultar nuevo y sorprendente realizar una lectura de santa Teresa desde una perspectiva femenina, pues lo más lógico es que así se haga, máxime en nuestro tiempo cuando los estudios sobre lo femenino desde la mujer, tienen mucha más fuerza que antaño, además, Teresa es una mujer que escribe principalmente para mujeres. Sin embargo, a lo largo de la historia quienes en su mayoría han interpretado los escritos de Teresa han sido los varones, carmelitas descalzos o teólogos1. Si Teresa es leída por una mujer, puede resultar mucho más comprensible, teniendo presente que es necesario conocer su tiempo y el contexto que la rodea, pero generalmente las mujeres entienden mejor lo que les sucede a otras mujeres. Esto lo comprendió santa Teresa y, tal vez, alguno de sus confesores que son quienes le mandan a escribir, así lo expresa ella prácticamente en cada una de las introducciones a sus escritos, por ejemplo, en el libro de Las moradas dice que quién le mandó escribir2 piensa que las mujeres se entienden mejor en el lenguaje entre ellas mismas3.

En este orden de ideas, es claro que la lectura de santa Teresa desde la visión de la mujer no es nueva, podemos mencionar que ya en 1966 Dominique Deneuville escribió un libro titulado Santa Teresa de Jesús y la mujer, en el cual plantea que el mensaje de la santa no es solo para la mujer de su tiempo, y en este caso diríamos que para la mujer-monja de su tiempo, sino que su visión es una visión universal donde confronta al ser humano consigo mismo, con su miseria y con la gracia de Dios4. En 1981 Mercedes Navarro, antes del centenario de la muerte de la santa, hace un estudio sobre ella desde la concepción del cuerpo femenino y tiene como objetivo: «ofrecer, desde dentro, la vivencia que Teresa tenía de su cuerpo y aproximar la nuestra a la suya por si tiene algo que decirnos y que reavivar en este misterio que todos vivimos con mayor o menor profundidad: el del sentido de nuestra propia corporalidad»5.

Estos son algunos ejemplos de los distintos estudios que se han hecho desde esta perspectiva de la visión femenina de santa Teresa. El primer escrito se ocupa de la escritura de la santa y su conexión con la figura femenina, en el segundo, el cuerpo y la corporalidad, a veces tan olvidados en la teología y en algunos casos demonizados al hablar de la mujer, se muestran como un lugar teológico para vivir y experimentar la comunión con Dios, el amado, en términos teresianos.

Existen algunos estudios de este orden un poco más actuales; entre estos se podría visualizar a Joan Cammarata del Manhattan College, escribe un texto en el cual quiere reflejar el aporte de Teresa en su época. Aunque en el contexto de Teresa la discusión de la inferioridad de la mujer ya se estaba superando y se había concretado que la mujer no era un monstruo, aún se cuestionaba si era un ser humano, así, según Cammarata: «Los argumentos intelectuales de los eruditos sobre la deficiencia natural femenina justifican la exclusión de la mujer de la jerarquía eclesiástica y de la educación teológica»6. De este modo, la autora habla de que los escritos de la santa, eran la forma que ella tenía de exteriorizar lo que ocurría en su interior desde su ser de mujer, ya que la única manera en que se le permitía a la mujer expresarse en este tiempo, era de un modo experiencial o «subjetivo», puesto que no se le consideraba capaz de razonar adecuadamente. Podríamos afirmar que, a través de sus escritos, su experiencia espiritual, forma de vida y las fundaciones de conventos de carmelitas descalzas, Teresa encontró su modo de comunicarse como mujer. Todo su ser de mujer y su naturaleza femenina, encontró cauce a través de estos elementos que hoy siguen influyendo en la vida de hombres y mujeres que se acercan a su experiencia para leer la suya propia. En este orden de ideas, en 1997, Salvador Ros García, habla de la santa a partir de su condición histórica de mujer espiritual y afirma que la condición femenina de ella es «una de las claves más decisivas para comprender la personalidad de santa Teresa, la originalidad de su empresa reformista y la inteligencia de sus escritos»7, ese es uno de los objetivos que tiene este artículo.

A su vez, María José Pérez González, en el año 2010, también hace un acercamiento a santa Teresa de Jesús, descubriendo su faceta como escritora, en un entorno social que era hostil a la mujer y para esto se enfoca en el Libro de la vida, su primer escrito. La Universidad Católica Santa Teresa de Jesús, se ha unido a esta visión creando la Cátedra «Santa Teresa de Jesús» de estudios sobre la mujer que fue presentada el 9 de diciembre de 2014. Uno de sus objetivos es: «favorecer la teología de la mujer y la integración de las mujeres en la sociedad para el desarrollo de una sociedad moderna y también en la Iglesia», lo anterior lo afirmó el Cardenal Müller en la ciudad de Ávila8 en la apertura de la cátedra.

Cabe finalizar estas citaciones, con la referencia a la obra: Teresa de Ávila, biografía de una escritora de Rosa Rossi, la cual desde 1950 ha influido fuertemente las interpretaciones que se han realizado de santa Teresa; en esta producción la autora aludió la relación de conciencia y escritura en las obras de la santa, además, se enfocó en el misterio que ella no haya sido condenada por la Inquisición. Según Rossi, su constante escritura a partir de la experiencia de su vida, es la prueba de su vocación y el sello particular de Teresa, el cual se podría interpretar como su salvación.

De este modo, este texto busca explorar a Teresa desde la pers pectiva femenina, para eso se alude a dos momentos:

1. Su aporte desde la escritura teológica femenina.

2. Su pensamiento creativo.

1. Santa Teresa y su aporte desde la escritura teológica femenina

Teresa no realizó estudios académicos, fue su madre quien le enseñó a leer para tener en qué ocupar a sus hijos y desde ese momento la santa se convirtió en una excelente lectora, ella lo cuenta en el Libro de la vida9. Cuando ya era monja y había fundado el convento de San José, en su deseo de instruir a sus monjas y siempre bajo el permiso de los directores espirituales comenzó a escribir, ya que básicamente una mujer consagrada no podía decidir sin el consejo de un superior hombre, así, como una mujer casada no podía decidir sin el permiso de su marido. Cammarata lo expresa así en su artículo:

Santa Teresa escribe específicamente para su propio sexo en la tradición de la cultura mujeril, la tradición subcultural, en un estilo que evita la formulación estructural de una lingüística formal (...). Crea un texto multidimensional por utilizar un diálogo o un proceso epistolar comunicativo con el propósito de crear un vínculo entre la escritora, Teresa, y sus receptores múltiples, sus hermanas. Santa Teresa insiste en que escribe en obediencia a sus confesores y para la edificación de sus hermanas. En realidad, estas órdenes parecen ser el resultado de las maquinaciones intencionales de una mujer que necesita expresarse10.

Tímidamente comenta su deseo de enseñar a sus hermanas en la introducción al Libro de la vida y en el prólogo del libro Camino de perfección11. Sin embargo, su conciencia de ser la que enseña a sus hermanas se hace patente a lo largo de todos sus escritos en prosa, más aún, ella lo entiende como un deseo que es inspirado por el mismo Dios, veamos:

Sea bendito por siempre, que tanto me esperó, a quien con todo mi corazón suplico me dé gracia para que con toda claridad y verdad yo haga esta relación que mis confesores me mandan "y aun el Señor sé yo lo quiere muchos días ha, sino que no me he atrevido" y que sea para gloria y alabanza suya12.

Así, ella no solo se va perfilando como escritora sino también como maestra, lleva en sí misma el arte de la enseñanza. En su tiempo solo los varones, sacerdotes y teólogos, podían enseñar, no se concebía que lo hiciera una mujer, sin embargo, Teresa es maestra para sus hijas y el título que posteriormente se le dio de maestra de oración, encierra un reconocimiento muy importante pues reconoce la validez de sus enseñanzas13.

Sin embargo, este proceso de escritura y de enseñanza llevado a cabo por Teresa no fue una tarea fácil, ya que se encontraba en un tiempo totalmente hostil a la mujer y más a la mujer espiritual que pretendía enseñar en materia de fe y religión, así lo atestigua Salvador Ros en su estudio sobre el contexto histórico de santa Teresa, a saber:

Tenía sobre todo en su contra la circunstancia especial castellana de unos «tiempos recios» y de una situación ideológica que hacían aún más denso el entramado de discriminaciones y menosprecios cuando de mujeres espirituales se trataba, ya que por entonces había cuajado un estado de opinión que asociaba casi instintivamente a los círculos de mujeres espirituales con los riesgos del alumbradismo y del peligro protestante. De manera que, ante aquel ambiente, santa Teresa, por ser mujer, de linaje judeoconverso, lectora empedernida, indomable escritora, espiritual, animadora de círculos orantes, de un movimiento eclesial para mujeres, puede decirse, sin temor a lo hiperbólico, que caía en todas las posibilidades de sospecha14.

Aunque como ya se expresó, no recibió educación académica como lo hacían los hombres de su época, pues esto no era posible dada su condición femenina, la posibilidad de realizar una escritura cotidiana y a la vez profunda la convirtió en una marca de oro en la letra española, esto por ser la primera mujer que escribía en su época y por la calidad de sus escritos. Prueba de ello es su esbozo artístico y de existencia en el Libro de la vida, el cual fue el primer libro escrito por una mujer española.

Sus recursos literarios fueron los libros de caballería, que cuenta tanto le gustaban cuando era joven y las experiencias de su vida cotidiana que ve, vive o escucha ya que la corporalidad jugó un papel muy importante en su vida espiritual; además de eso, leyó autores como: san Gregorio, san Jerónimo y san Agustín quienes le ayudaron a madurar sus conceptos teológicos. De igual forma, en sus escritos es posible percibir que Teresa fue una mujer inquieta académicamente, no se quedaba con dudas, sino que sus diferentes inquietudes, sobre todo en materia teológica las resolvía preguntando a personas académicas de las cuales sabía podía recibir una adecuada instrucción. A lo largo de toda su obra escrita el lector se encuentra con diferentes recursos literarios a los cuales ella acudió como escritora, es importante resaltar aquí algunos de ellos:

El castillo. El libro de El castillo interior o Las moradas, es un ejemplo claro de su capacidad de observación y abstracción. Utilizó las posibilidades metafóricas que le ofrecían las construcciones que encontró en su Ávila natal y a lo largo de sus viajes por Castilla y Andalucía, sin embargo, la alegoría del castillo, los aposentos del mismo, las sabandijas y obstáculos que es necesario sortear para poder entrar y permanecer dentro de él, pueden atribuirse a lo que aprendió en la lectura de las novelas de caballería cuando era joven: «se me ofreció lo que ahora diré, para comenzar con algún fundamento: que es considerar nuestra alma como un castillo»15. Más adelante lo expresa más ampliamente evidenciando su capacidad alegórica y la utilización de metáforas para comunicar acertadamente lo que pretendía:

Pues consideremos que este castillo tiene -como he dicho- muchas moradas, unas en lo alto, otras embajo, otras a los lados; y en el centro y mitad de todas éstas tienen la más principal, que es adonde pasan las cosas de mucho secreto entre Dios y el alma16.

El castillo se convierte para la escritora Teresa en un recurso lite rario ampliamente utilizado, básicamente es la imagen que acompa ñará el libro de Las moradas, donde cada habitación se refiere a una de las partes de un castillo y a medida que se avanza en la acogida de lo divino el alma pasa de habitación en habitación hasta llegar al lugar donde habita el rey que es Dios.

La metamorfosis de la mariposa. Como experiencias de su vida cotidiana que utiliza para llevarlas al papel, cabe destacar la relación que encuentra con la metamorfosis de la mariposa para explicar la transformación interior que sufre la persona «el alma en sus palabras» cuando se encuentra en una relación profunda con Dios a través de la oración y de la vivencia del evangelio, esto lo detalla de manera muy bella y utilizando una gran estética a la hora de escribir en las V Moradas, a continuación, un ejemplo:

Ya habréis oído sus maravillas y en cómo se cría la seda, que sólo Él pudo hacer semejante invención, y cómo de una simiente, que dicen que es a manera de granos de pimienta pequeños (que yo nunca la he visto, sino oído, y así si algo fuere torcido no es mía la culpa),17 con el calor, en comenzando a haber hoja en los morales, comienza esta simiente a vivir; que hasta que hay este mantenimiento de que se sustentan, se está muerta; y con hojas de moral se crían, hasta que, después de grandes, les ponen unas ramillas y allí con las boquillas van de sí mismos hilando la seda y hacen unos capuchillos muy apretados adonde se encierran; y acaba este gusano que es grande y feo, y sale del mismo capucho una mariposica blanca, muy graciosa18.

Como ya se expresó, esta «metamorfosis» la sufre el orante quien para ella representa el destinatario de sus escritos o lector ideal, en este caso «sus hijas», las monjas carmelitas, mujeres, ávidas de enseñanza y de aprendizaje en el camino espiritual que su madre Teresa ya había recorrido; en consecuencia, ella dice: "Pues veamos qué se hace este gusano, que es para lo que he dicho todo lo demás, que cuando está en esta oración bien muerto está al mundo: sale una mariposita blanca. ¡Oh grandeza de Dios, y cuál sale un alma de aquí, de haber estado un poquito metida en la grandeza de Dios y tan junta con El (...)!"19.

El huerto. En el Libro de la vida para comunicar didácticamente el proceso interior que puede vivir el orante, acude a la imagen del huerto y del sistema de riego utilizado en su tiempo para el mismo. Antes de acudir a esta comparación, que puede parecer poco «erudita», ella se excusa en su condición de mujer, sin embargo, es una bella muestra de su practicidad y pedagogía espiritual. No es que ella se considere de baja condición frente a los hombres, sino que es consciente del mundo que la rodea y sabe que en su contexto el enseñar no es propio de las mujeres, no obstante, es consciente de que una buena enseñanza requiere de pedagogía y de elementos cotidianos que hagan comprensibles a sus lectores lo que ella quiere transmitir, alejándose así un poco, de la extremada erudición de los teólogos contemporáneos a ella y acercándose a la sencillez y cercanía de la pedagogía de la fe20. En consecuencia, se expresa de esta forma para dar a comprender lo que le sucede a la persona que comienza una vida de oración y describe la comparación del huerto que utiliza de manera magistral a lo largo de toda su exposición. La imagen de un huerto que representa el interior de la persona que comienza a hacer oración y los grados de oración en los cuales avanza que son la forma de riego que se utiliza en este huerto. Tal cual como ella lo describe:

Paréceme a mí que se puede regar de cuatro maneras [el huerto]: o con sacar el agua de un pozo, que es a nuestro gran trabajo; o con noria y arcaduces, que se saca con un torno; yo lo he sacado algunas veces: es a menos trabajo que estotro y sácase más agua; o de un río o arroyo: esto se riega muy mejor, que queda más harta la tierra de agua y no se ha menester regar tan a menudo y es a menos trabajo mucho del hortelano; o con llover mucho, que lo riega el Señor sin trabajo ninguno nuestro, y es muy sin comparación mejor que todo lo que queda dicho21.

Estas citas permiten identificar la calidad de sus escritos y el uso de figuras literarias en los mismos, sin embargo, santa Teresa no escribe como los autores que lee, más bien su escritura es ella misma, es decir, ella misma es su obra. Según Azorín citado por Elisa Mujica «la clave para entender a santa Teresa reside en una alianza entre idealismo y practicismo»22, algo que es común en el estilo de escritura femenina. Y en términos actuales su estilo de escritura se podría describir como completamente libre y creativo, a pesar de estar sometida a sus confesores y a la vigilancia de la Iglesia de su tiempo. Esto entonces, puede conducirnos a la siguiente pregunta: ¿qué pasaría si la escritura de las mujeres de la actualidad fuera así? Para responder a este interrogante Mujica alude:

Si en la época actual, las dirigentes que se encuentran obligadas a pronunciar piezas oratorias exigidas por los empleos que desempeñan, se valieran de textos redactados por ellas mismas, o no padecieran el complejo de imitación de los modelos masculinos, seguramente nos brindarían charlas encantadoras e interminables, a menos que optaran por suprimirlas, en beneficio de la efectividad de su tarea Pero, si lo primero, sabrían combinar indudablemente la estricta objetividad con deducciones y analogías originales y diferentes a las que prohija la mente del hombre23.

Esta cita no pretende decir que no existan escritoras cuyas cualidades sean similares a las de Teresa, sino que se deberían explotar mucho más no pretendiendo parecer como los hombres sino destacando los elementos claves de la escritura propia de las mujeres. Con lo anterior se debe comprender que una de las cualidades de la escritura y del estilo de santa Teresa es que escribe desde lo más profundo de sus entrañas, parte de la experiencia profunda del ser en encuentro con Dios. Para comprobar esta afirmación basta con leer cada uno de sus escritos, el libro de Las exclamaciones, por ejemplo, muestra maravillosamente este estilo de escritura, a saber:

¡Qué miserable es la sabiduría de los mortales e incierta su providencia! Proveed Vos por la vuestra los medios necesarios para que mi alma os sirva más a vuestro gusto que al suyo. No me castiguéis en darme lo que yo quiero o deseo, si vuestro amor (que en mí viva siempre), no lo deseare. Muera ya este yo, y viva en mí otro que es más que yo y para mí mejor que yo, para que yo le pueda servir. Él viva y me dé vida: El reine, y sea yo cautiva, que no quiere mi alma otra libertad. ¿Cómo será libre el que del Sumo estuviere ajeno? ¿Qué mayor ni más miserable cautiverio que estar el alma suelta de la mano de su Criador? Dichosos los que con fuertes grillos y cadenas de los beneficios de la misericordia de Dios se vieren presos e inhabilitados para ser poderosos para soltarse24.

Es necesario clarificar que, aunque sus escritos son muy profundos y de una alta calidad teológica, Teresa no desprecia el saber de los otros, sino que lo reconoce y quiere dejarse instruir por él, de hecho, buscaba que sus confesores y los de sus monjas fueran «letrados», es decir, personas con un buen nivel académico; aunque esto para ella nunca supera el entendimiento y vivencia de Dios, sí puede ayudarlas a esclarecer y vivir mejor su experiencia, tal cual como se nota en el capítulo 10 del Libro de la vida:

Esto no era manera de visión; creo lo llaman mística teología. Suspende el alma de suerte, que toda parecía estar fuera de sí: ama la voluntad, la memoria me parece está casi perdida, el entendimiento no discurre, a mi parecer, mas no se pierde; mas, como digo, no obra, sino está como espantado de lo mucho que entiende, porque quiere Dios entienda que de aquello que Su Majestad le representa ninguna cosa entiende25.

Desde lo anterior cabe afirmar que, la escritura de Teresa fue una expansión de lo que ella era. Escribía sin tapujos, aunque su experiencia se tratara de un mundo elevado, visiones abrumadoras para sí misma y para quién la escuchaba, pero ciertamente se dedicó a escribirlas porque veía en su vivencia la presencia de Dios, además, para ella Dios era el verdadero interlocutor de su escritura, tal y como lo afirma Aurora Egido (1982):

El principal interlocutor y móvil del discurso, es, como en las Confesiones de San Agustín, Dios mismo. Esa segunda persona aparecerá, a lo largo de todas sus obras y queda aquí configurada desde la cercanía y el presente de la escritura, impostando exclamaciones, interpelaciones, recuestas y moviendo afectos que detienen constantemente el relato. Otras veces, es la tercera persona la que acude para desatarse en alabanzas a la divinidad, pero domina el estilo directo para agradecer o para pedir a Dios abra los ojos a quienes lean lo escrito. Dios, maestro indiscutible, es así requerido para ser personaje fundamental y activo, auténtica fuerza que configura el texto26.

Su escritura, su experiencia de Dios y su carácter hicieron que sea recordada en la actualidad como una mujer de letras y maestra de oración; «escribir era para ella la mejor manera de poner orden a su desconcertada y desconcertante experiencia de Dios»27. Además, santa Teresa recordaba a sus religiosas la importancia de leer de buenos libros «porque es en parte tan necesario este mantenimiento para el alma, como el comer para el cuerpo»28. De hecho, este amor por la lectura y su aplicación a la escritura la hacen, como ya se ha expresado, sospechosa en su sociedad española marcada por la supervisión de la Inquisición, sin embargo, esta realidad no la separó de su deseo de aprender y de que sus monjas también se instruyeran. Salvador Ros, describe, cómo estas actitudes de Teresa eran un obstáculo en su contexto histórico que, de todos modos, ella pudo superar:

La madre Teresa, como se sabe, reunía todos los motivos de reparo, todas las condiciones posibles para la permanente sospecha: mujer, cristiana nueva, espiritual, y, además, lectora empedernida, lo que constituía otro alentador de suspicacias en un tiempo de analfabetismo mayoritario masculino y casi absoluto femenino29.

En conclusión, el estilo de santa Teresa y los recursos literarios que utiliza, se pueden considerar como una impronta totalmente femenina. Ya que generalmente las mujeres pensamos por imágenes e intuiciones y este elemento es el que ayuda a la composición poética y a tejer las ideas a partir de la alegoría que es una de las formas literarias muy utilizadas en la escritura de Teresa, pues su objetivo es principalmente decir lo que siente y por tal motivo presta poca atención a las normas de la retórica, así lo afirma María José Pérez:

En realidad, el hecho de ser mujer y por ello no tener que mostrarse culta le proporcionó una gran libertad, le permitió liberarse de encorsetamientos estilísticos de la retórica renacentista, que la hubieran constreñido, y que no cuadraban a su carácter. "Una llaneza y claridad, por la que yo soy perdida", son palabras de Teresa que bien podrían constituir la caracterización de su propio estilo literario30.

Y fue este sentido aplicado a su escritura el que la condujo a escribir composiciones en prosa y verso que hicieron fluir su amor femenino con gran intensidad, tal como lo manifiesta en las Poesías. En la poesía 8 llamada Alma, buscarte has en Mí, se puede apreciar bellamente:

Porque tú eres mi aposento,

eres mi casa y morada,

y así llamo en cualquier tiempo,

si hallo en tu pensamiento

estar la puerta cerrada.

Fuera de ti no hay buscarme,

porque para hallarme a Mí,

bastará sólo llamarme,

que a ti iré sin tardarme

y a Mí buscarme has en ti31.

La escritura de santa Teresa también puede interpretarse desde el estilo de una trovadora popular, tal y como se puede notar en sus poesías y villancicos, pero con un toque místico que alcanza un vuelo e inspiración de visión femenina32. De igual forma en su escritura se encuentra un cierto temor por expresarse abiertamente, actitud que no se le puede reprochar cuando nos ubicamos en su contexto histórico, sin embargo, la sinceridad y la mirada femenina le ayuda ron a empoderarse de sus sentimientos de modo que lo que escribía reflejaba lo que era ella misma desde su interioridad. Esa angustia y a la vez sinceridad consigo misma, se visualizan en el capítulo 38 del Libro de la vida:

Estando una noche tan mala que quería excusarme de tener oración, tomé un rosario por ocuparme vocalmente, procurando no recoger el entendimiento, aunque en lo exterior estaba recogida en un oratorio. Cuando el Señor quiere, poco aprovechan estas diligencias. Estuve así bien poco, y vínome un arrebatamiento de espíritu con tanto ímpetu que no hubo poder resistir. Parecíame estar metida en el cielo, y las primeras personas que allá vi fue a mi padre y madre, y tan grandes cosas -en tan breve espacio como se podía decir una avemaría- que yo quedé bien fuera de mí, pareciéndome muy demasiada merced. Esto de en tan breve tiempo, ya puede ser fuese más, sino que se hace muy poco. Temí no fuese alguna ilusión, puesto que no me lo parecía. No sabía qué hacer, porque había gran vergüenza de ir al confesor con esto; y no por humilde, a mi parecer, sino que me parecía había de burlar de mí y decir: que ¡qué San Pablo para ver cosas del cielo, o San Jerónimo! Y por haber tenido estos santos gloriosos cosas de éstas me hacía más temor a mí, y no hacía sino llorar mucho, porque no me parecía llevaba ningún camino. En fin, aunque más sentí, fui al confesor, porque callar cosa jamás osaba, aunque más sintiese en decirla, por el gran miedo que tenía de ser engañada. El, como me vio tan fatigada, que me consoló mucho y dijo hartas cosas buenas para quitarme de pena33.

Podemos concluir retomando las palabras de Mujica sobre la escritura de santa Teresa:

La introspección, el testimonio personal, la orientación didáctica, la familiaridad, la preferencia por la metáfora, el gusto por las digresiones, los rodeos, en fin, la coquetería, son los atributos principales del estilo literario femenino (.) poseyó el secreto de trasladar al papel con infinita simpatía la intimidad de los seres y las cosas, se debió sencillamente a que, a sus ojos, Dios estaba presente en todo34.

De allí el interés de Teresa por escribir lo que acontecía en su vida, esto refleja que fue visionaria con sus letras y que esta fue una manera de trascender hasta nuestros días.

2. El pensamiento creativo de Santa Teresa

Es posible afirmar que a través de su escritura santa Teresa realizó un aporte no solo de tipo místico, sino también de tipo creativo, el cual desarrolló a través de la puesta por escrito de su pensamiento, proceso que implicó abrir brecha en el camino, que en la mayoría de las muje res místicas trajo como consecuencia grandes dificultades. Este es el caso concreto de santa Teresa, en la cual se identifica una perspectiva diferente dentro de la consideración de la mística. Este «abrir camino» lo consiguió a partir de la creatividad aplicada a todos los aspectos de su vida y que desembocó en una actividad constante reflejada en la creación de nuevos conventos y en su enseñanza orante y espiritual.

En su estudio Howard Gardner destaca que la creatividad en los adultos se evidencia de la siguiente manera:

La persona creativa busca relacionar diversas facetas y teorías que se encuentran dispersas en su campo de interés, a efectos de encontrar una síntesis coherente y completa. Lo que es más, el individuo creativo normalmente produce una red de actividades, un complejo de búsquedas que atrapa su curiosidad durante largos períodos. Estas actividades suelen basarse una en otra y dar lugar a una vida creativa increíblemente dinámica35.

2.1 Espacios creativos desarrollados por santa Teresa

Su vida mística. Teresa desarrolló «una vida creativa increíble mente dinámica» para su contexto histórico y más para una mujer. Este dinamismo se reflejó en diversos espacios a nivel interior y de su actividad externa, uno de ellos fue su vida mística que se convirtió en una reinvención de lo que estaba establecido en su momento y que fue renovado con su experiencia femenina. Al respecto aluden Potente y Gómez que cuando la mujer ingresa al lenguaje místico:

Recrea la posibilidad de un espacio y de un nacimiento: atrevidas iniciativas y secretas transgresiones, ámbitos en los cuales no hay que rendir cuenta a las construcciones legislativas de los humanos. Espacios desobedientes de risa, de llanto, de gemidos y gritos. En la mística, las mujeres vivimos y revivimos, una y más veces, y con ella revivieron y reviven nuestras historias36.

Tal cual esto se ve reflejado en la vida y obra de la madre Teresa, en la actualidad somos conscientes de cómo una vivencia fuerte de la espiritualidad o interioridad del ser humano lo lleva a recrear aspectos concretos de su vida cotidiana y explorar nuevas posibilidades de actuación.

Su amistad con otras mujeres. Desde nuestra perspectiva, otro espacio que refleja el pensamiento creativo de santa Teresa fue ser amiga de las mujeres, quererlas, instruirlas y pensar que ellas podían ejercer un papel importante dentro de la historia aún en medio de la sociedad machista reinante. Hasta nuestros días se ha creado el imaginario social de que las mujeres no pueden ser amigas, en santa Teresa se percibe una amistad cómplice que refleja que ella «amaba a las mujeres, creía en ellas y sus disponibilidades, y supo crear lazos de solidaridad y complicidad que perduraron más allá de su muerte»37. Y esto se conjugaba con la plena confianza que depositaba en sus amigas-hermanas, haciendo que la rivalidad y la poca comprensión en las relaciones humanas se pudieran resolver.

Su vivencia creativa de la maternidad femenina. Esta vivencia de la creatividad la orientó a desplegar otro espacio creativo, el de su vivencia maternal no de una forma biológica, sino desde la perspectiva espiritual. Teresa era «madre» de sus monjas, de los frailes y de todo el que la buscara para solicitarle consejo y ayuda. Buscaba que sus hermanas estuvieran bien, en una armonía corporal y espiritual que les permitiera estar a gusto en la opción de vida que habían elegido. Mercedes Navarro, rescatando este aspecto maternal de Santa Teresa afirma:

Si en algún sitio requieren su presencia, la Madre Teresa pone sus pies en camino impulsada por el amor. Si sufren enfermedades, allí está ella comprendiendo y ayudando. Si pasan frío y asperezas, allí están sus cuidados para abrigarlas (...). Así podríamos ir enumerando gestos en que queda de manifiesto la maternidad de la santa de Ávila. Maternidad que implica ensanchar el ámbito vital en que una se mueve: supone creatividad y esfuerzo, lucha y servicio, capacidad de resistencia como fuerza para «aguantar hasta en las más duras situaciones», bondad y desinterés, servicio natural y gozoso38.

Personalidad firme y atrayente. A lo largo de su vida, santa Teresa mostró siempre una personalidad firme, más aún cuando en el imaginario cultural se veía a las mujeres como sujetos débiles y en algunos discursos se usaba el argumento de la malignidad femenina a partir de la interpretación de la figura de Eva en el relato del libro del Génesis. A esto Teresa no le presta atención y hace de las «suyas» desde su ser espiritual y su personalidad avasalladora. Ella era conocedora de estas circunstancias y vivió con ellas, lo que no permitió fue dejarse arrebatar su espíritu libre por algunas posturas que se tomaron de sus escritos. De hecho, muchas veces tuvo hacia sí misma, en sus escritos, el apelativo de «mujer y ruin», sin embargo, leemos entre líneas en estas dos palabras una forma de justificar ante los varones de su tiempo sus fortalezas, su amplitud de mente y su capacidad de liderazgo que la llevaron a realizar más de lo que creían ella podía hacer. A esa creatividad, ella le da el nombre de «deseos profundos de su alma»:

Estos medios yo no los procuraba, antes me parecía desatino, porque una mujercilla tan sin poder como yo bien entendía que no podía hacer nada; mas cuando al alma vienen estos deseos no es en su mano desecharlos. El amor de contentar a Dios y la fe hacen posible lo que por razón natural no lo es39.

Creatividad que se expande. No queda duda que fundar 17 comunidades nos hace leer una imagen de Teresa donde la creati vidad se expande y vemos una mujer capaz de negociar, conversar, administrar, entre otros, haciendo uso de su pensamiento creativo.

El creador está animado por una serie de problemas y proyectos conscientes que se propone verificar con regularidad y llevar a cabo hasta completarlos en forma satisfactoria. El individuo determina qué capacidades necesita a efectos de lograr sus propósitos y trabaja incansablemente para desarrollarlas y perfeccionarlas40.

Este proceso creativo se puede apreciar en el libro de las Fundaciones, en él utiliza varias veces la palabra «negociar» al referirse a los procesos que debía emprender para llevar a cabo sus obras, veamos un ejemplo de ello, cuando está narrando la fundación del Carmelo de Burgos:

Luego de mañana fue el padre Provincial a pedir la bendición al Ilustrísimo, que no pensamos había más que hacer. Hallóle tan alterado y enojado de que me había venido sin su licencia, como si no me lo hubiera él mandado ni tratádose cosa en el negocio, y así habló al padre Provincial enojadísimo de mí. Ya que concedió que él había mandado que yo viniese, dijo que yo sola a negociarlo; mas venir con tantas monjas (...) ¡Dios nos libre de la pena que le dio! Decirle que negociado ya con la ciudad, como él pidió, que no había de negociar más de fundar, y que el obispo de Palencia me había dicho (que le había yo preguntado si sería bien que viniese) que no había para qué, que ya él decía lo que deseaba, aprovechaba poco. Ello había pasado así, y fue querer Dios se fundase la casa, y él mismo lo dice después; porque, a hacérselo saber llanamente, dijera que no viniéramos. Con que despidió al padre Provincial, es con que si no había renta y casa propia que en ninguna manera daría la licencia, que bien nos podíamos tornar. ¡Pues bonitos estaban los caminos y hacía el tiempo!41.

De esta forma, afirmamos que santa Teresa fue una líder en todo el sentido de la palabra; su creatividad femenina se potenciaba en sus momentos de soledad, oración y encuentro con Dios que posteriormente se manifestaba en su pensamiento existencialista que no la dejó congelada en el anonadamiento de su ser, sino que le permitió combinar su espíritu místico con su labor itinerante. Ella siempre quiso reconocer e interpretar lo que sentía, y cuando lo hizo en su oración esta siempre desembocó en la praxis, y fue este proceso el que le posibilitó una mística encarnada. Ella lo narra y recuerda a lo largo de todos sus escritos, veamos algunos ejemplos: «Y este amor, hijas, no ha de ser fabricado en nuestra imaginación, sino probado por obras; y no penséis que ha menester nuestras obras, sino la determinación de nuestra voluntad»42.

Cuando yo veo almas muy diligentes a entender la oración que tienen y muy encapotadas cuando están en ella, que parece no se osan bullir ni menear el pensamiento porque no se les vaya un poquito de gusto y devoción que han tenido, háceme ver cuán poco entienden del camino por donde se alcanza la unión, y piensan que allí está todo el negocio. Que no, hermanas, no; obras quiere el Señor, y que si ves una enferma a quien puedes dar algún alivio, no se te dé nada de perder esa devoción y te compadezcas de ella; y si tiene algún dolor, te duela a ti; y si fuere menester, lo ayunes, porque ella lo coma, no tanto por ella, como porque sabes que tu Señor quiere aquello. Esta es la verdadera unión con su voluntad43.

Desde el pensamiento creativo de la santa, la mística encarnada podría entenderse como aquella vivencia especial la cual es extremadamente complicada transmitir, ya que es la comunicación que se ha tenido con Dios, pero que hace de la transmisión de esta experiencia algo sencillo, producto de esto es el estilo para escribir, expuesto anteriormente. Además, como consecuencia de esto, Teresa puede designarse como una persona que establece una relación intrínseca entre su pensamiento y creencias a través de la fundación de sus comunidades, las cuales las convirtieron en creadora y ejecutora de sueños e ideales que aportaron y aportan a la Iglesia, a la fe y a su convicción como mujer.

En conclusión, este pensamiento creativo, se percibe no solo en los recursos utilizados a la hora de escribir y que se describieron en la primera parte de este artículo, sino también en su vida personal, donde siempre se presentó como una mujer fuerte, capaz de vencer los obstáculos exteriores de la sociedad en la cual vivía y los personales que partían de su psicología interna, así: «La vida de Teresa muestra objetivamente una gran resistencia física, una capacidad de superación poco común; en ella puede decirse con verdad que lo débil se transformaba en fortaleza»44.

Teresa: mujer, creadora y escritora

Su aporte desde la escritura femenina y su pensamiento creativo son una manera de resaltar algunos de los rasgos que caracterizan la personalidad de santa Teresa como mujer; si bien los hombres también escribían y tenían una vivencia profunda de su fe en Dios, en Teresa, se encuentran esos rasgos particulares, como un regalo de su propia humanidad y un toque que viene de lo alto por un ejercicio inductivo que nace de su interior. Es así como desde una lectura hermenéutica de santa Teresa como la mujer, brota una vivencia completamente femenina y dispuesta a ser fecunda desde su quehacer y su sentir corporal.

Desde esta perspectiva, se podría afirmar que las místicas no mueren, se encarnan. Así, Teresa en su magisterio enseña a las mujeres a ser ellas mismas, su vida y sus escritos ayudan en la actualidad a muchas mujeres a vivir la espiritualidad desde su ser femenino y su posibilidad de convertirla en hechos concretos que reflejan la vivencia del evangelio. Además, sus letras se han quedado con nosotros, su pensamiento se ha quedado en el tiempo, convirtiéndose en un acontecimiento de significados profundos, humanos, teológicos y espirituales. Por eso no ha muerto, sino que se eternizó en la palabra que hoy nos acompaña y nos invita a buscar a Dios.

Pensar en santa Teresa no es solo leer sus textos, es ir más allá de su enseñanza la cual es su propia vida. No como un camino de imitación, sino como una posibilidad de reanimar y activar en nuestras vidas «la comprensión de nosotras mismas a través de la comprensión de Teresa como arquetipo de nuestra historia creativa, autoliberadas y liberadoras de nuestro propio tiempo cotidiano y de nuestra propia época social, colectiva y religiosa»45.

Sea pues este el momento para recordar y concluir con las pa labras que ya había pronunciado Ulrich Dobhan, sobre el mensaje teresiano en la actualidad:

La discriminación de la mujer se presenta, hasta el día de hoy, incluso en la Iglesia, como algo absurdo. Teresa misma demostró con claridad, a lo largo de su vida, la capacidad que tiene la mujer en una sociedad y en una Iglesia dominadas mayoritariamente por varones. Ella nos dejó suficientes testimonios en los cuales aparece superando esta situación de discriminación. En muchos casos se desempeñó a la par de los hombres en muchos otros incluso se mostró superior a ellos46.

A partir de esto, el camino de la mujer continúa abriendo su es pacio en la vida social y eclesial en el mundo contemporáneo, de la misma forma que santa Teresa, la mujer, abrió perspectivas nuevas para la sociedad e Iglesia de su tiempo.

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* Este artículo pertenece a la línea de investigación en: Biblia y espiritualidad, desarrollada en los grupos de investigación en Ética y Bioética, Huso y Humanitas.

Para citar este artículo: Naranjo Quintero, Verónica y Ramírez Tamayo, Natacha. «Santa Teresa de Jesús, escritora creativa, escritora femenina». Franciscanum 168, Vol. LIX (2016): 295-319.

1 Sería interesante revisar algunas compilaciones realizadas por teólogos y carmelitas descalzos en torno a santa Teresa de Jesús. Por ejemplo, en el libro de Ros García Salvador, La recepción de los místicos. Teresa de Jesús y Juan de la Cruz (Salamanca: Ediciones Universidad Pontificia. Centro Internacional Teresiano-Sanjuanista, 1997). Todos los capítulos escritos sobre santa Teresa fueron elaborados por hombres.

2 Quien le mandó a escribir este libro fue el padre Jerónimo Gracián, carmelita descalzo y muy alle gado a la santa.

3 Cf. Santa Teresa de Jesús, Las Moradas, en Obras Completas (Burgos: Monte Carmelo, 1994), 631 632.

4 Cf. Dominique Deneuville, Santa Teresa de Jesús y la mujer (Barcelona: Herder, 1966), 180.

5 Mercedes Navarro, «Teresa de Jesús: un cuerpo para el Señor», Revista de Espiritualidad 40 (1981): 407-471.

6 Joan Cammarata, «El discurso femenino de santa Teresa de Ávila, defensora de la mujer renacentista», Actas Irvine 92, Vol. II (1994):58.

7 Salvador Ros, «Santa Teresa en su condición histórica de mujer espiritual». En La recepción de los místicos. Teresa de Jesús y Juan de la Cruz, 61-80.

8 Para ampliar la noticia, puede consultarse el siguiente link: Consejo Pontificio para los laicos, consultada en febrero 9, 2015, www.laici.va/content/laici/es/media/notizie/catedra-santa-teresa-de-jesus-de-estudios-sobre-la-mujer.html.

9 Cf. Santa Teresa de Jesús, «Libro de la vida», en Obras Completas, 13.

10 Joan Cammarata, «El discurso femenino de santa Teresa de Ávila, defensora de la mujer renacentista», Actas Irvine 92 Vol. II (1994): 59.

11 Santa Teresa de Jesús, «Camino de perfección», en Obras Completas, 13.

12 Santa Teresa de Jesús, Libro de la vida, 8.

13 El 27 de septiembre de 1970 santa Teresa es declarada «Doctora de la Iglesia» por el papa Pablo VI.

14 Salvador Ros, «Santa Teresa en su condición histórica de mujer espiritual», 61-80.

15 Santa Teresa de Jesús, Las moradas, 633.

16 Santa Teresa de Jesús, Las moradas, 635.

17 Esta aclaración que hace la santa manifiesta cómo ella se vale de sus vivencias, pero también de lo que escucha para utilizarlo como recurso literario.

18 Santa Teresa de Jesús, Las moradas, 703.

19 Santa Teresa de Jesús, Las moradas, 705.

20 Cf. Santa Teresa de Jesús, Libro de la vida, 85.

21 Santa Teresa de Jesús, Libro de la vida, 86.

22 Elisa Mujica, Introducción a Santa Teresa (Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura Hispánica, 1981), 70.

23 Elisa Mujica, Introducción a Santa Teresa, 73.

24 Santa Teresa de Jesús, «Exclamaciones del alma a Dios», en Obras Completas, 1263-1264.

25 Santa Teresa de Jesús, Libro de la vida, 74-75.

26 Aurora Egido, «Santa Teresa contra los letrados. Los interlocutores de su obra», Criticón 20 (1982): 85-121.

27 María José Pérez, «El rostro de Teresa de Jesús como escritora en el Libro de la vida», Tonos. Revista Electrónica de Estudios Filológicos 20 (2010).

28 Santa Teresa de Jesús, «Constituciones», Obras Completas, 1273.

29 Salvador Ros, «Santa Teresa en su condición histórica de mujer espiritual», 68.

30 María José Pérez, «El rostro de Teresa de Jesús como escritora en el Libro de la vida», 2010.

31 Santa Teresa de Jesús, «Poesías», Obras Completas, 1334.

32 Para ejemplificar esto también podemos recordar el capítulo 29 del Libro de la vida donde narra su experiencia mística conocida como la transverberación.

33 Santa Teresa de Jesús, Libro de la vida, 370-371.

34 Elisa Mujica, Introducción a Santa Teresa, 77.

35 Howard Gardner, Arte, mente y cerebro. Una aproximación cognitiva a la creatividad (Barcelona: Paidós, 2005), 465.

36 Antonietta Potente y Giselle Gómez, Catalina y Teresa. Retraduciendo la mística desde las mujeres, 27, consultada en febrero 23, 2016, www.academia.edu/11527379/Catalina_y_Teresa._Retraduciendo_la_mística_de_las_mujeres._Ensayo.

37 Teresa Forcades, La teología feminista en la historia (Barcelona: Fragmenta, 2007), 73.

38 Mercedes Navarro, «Teresa de Jesús: un cuerpo para el Señor», 407-471.

39 Santa Teresa de Jesús, «Fundaciones», Obras Completas, 846.

40 Howard Gardner, Arte, mente y cerebro. Una aproximación cognitiva a la creatividad, 465.

41 Santa Teresa de Jesús, Fundaciones, 1073.

42 Santa Teresa de Jesús, Las moradas, 662.

43 Santa Teresa de Jesús, Las moradas, 716.

44 Mercedes Navarro, «Teresa de Jesús: un cuerpo para el Señor», 414.

45 Antonietta Potente y Giselle Gómez, Catalina y Teresa. Retraduciendo la mística desde las mujeres, 32.

46 Ulrich Dobhan, «El mensaje teresiano ante el siglo XXI», en La recepción de los místicos. Teresa de Jesús y Juan de la Cruz, 243-249.

Recibido: 22 de Julio de 2016; Aprobado: 31 de Agosto de 2016

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