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Franciscanum. Revista de las Ciencias del Espíritu

Print version ISSN 0120-1468

Franciscanum vol.60 no.170 Bogotá July/Dec. 2018  Epub Dec 13, 2020

https://doi.org/10.21500/01201468.4004 

RESEÑA

Rodríguez Arenas, María Stella. La Resiliencia como Vivencia del Reino de Dios. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2015.

Carlos Alberto Rosas Jiménez1  *

1Universidad de la Sabana, Colombia.


La resiliencia como vivencia del Reino de Dios es el título del libro escrito por María Stella Rodríguez Arenas, publicado en el 2015 por la editorial de la Pontificia Universidad Javeriana en Colombia. De cierta manera novedosa, la autora vincula la lógica que subyace a las parábolas del Reino de Dios, a los relatos de sanación y a las actitudes de Jesús con la lógica de los procesos resilientes, presentando a Jesús como tutor de resiliencia.

La profesora Rodríguez es colombiana, docente-investigadora en la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana; doctora en ciencias pedagógicas del Instituto Central de Ciencias Pedagógicas La Habana, Cuba; magíster en psicología comunitaria, y magister en teología de la Pontificia Universidad Javeriana; psicóloga, profesional en Ciencias religiosas; licenciada en teología de la Pontificia Universidad Javeriana; coordinadora del Grupo de investigación Resilio; cofundadora de la Red Latinoamericana de Resiliencia y de la confederación de grupos de investigación en resiliencia, creada en 2015. Así mismo, es autora de varios libros, entre los que se encuentra: Resiliencia: Otra manera de ver la adversidad; Lectura teológica de la Resiliencia. Entre sus investigaciones se destaca: Caracterización de los avances teóricos, investigativos o de intervención en resiliencia desde las Universidades en Colombia, del 2010. El libro reseñado es una Monografía presentada para optar por el título de magister en teología.

El libro está desarrollado en tres capítulos. El primer capítulo describe una exploración categorial en torno a la categoría Reino de Dios y a la categoría resiliencia. El segundo capítulo es una focalización categorial, en la que se tratan las parábolas del Reino, los vínculos afectivos sanadores vistos a la luz de las parábolas del Reino de Dios, la focalización en el tutor de resiliencia y en el vínculo afectivo sanador, los vínculos afectivos sanadores vistos a la luz de los milagros de Jesús y los vínculos sanadores vistos desde los encuentros de vida con Jesús. El tercer capítulo, titulado «Profundización y Relaciones Categoriales», trata la resiliencia como vivencia del Reino de Dios, los vínculos entre resiliencia y Reino de Dios como una mirada profunda desde el sujeto que experimenta esta salvación y la reconciliación como manifestación del Reino de Dios, lo que presupone procesos de resiliencia. Al final del libro encontramos las conclusiones.

A continuación, seguiremos con la reseña del libro en cuestión mencionando los aspartida una lectura teológica de la resiliencia, centrada en la categoría «Reino de Dios». Lo que pretende es mostrar que la resiliencia permite ver la acción propia de Dios, el dar vida, la creación continua de nuevas realidades; así mismo, mostrar que el ser humano es capaz de superar la adversidad gracias a la acción de un Dios que hace nuevas todas las cosas, que sana desde dentro restaurando, que no se queda indiferente ante el sufrimiento del que está herido. Así es como el proceso resiliente cobra valor teológico1.

Es claro que muchas personas sufren y pasan grandes calamidades, pero también es un hecho que muchos se sobreponen a esas adversidades con o sin ayuda profesional. Dice Rodríguez que el sufrimiento ciertamente nos cuestiona. Sin embargo, nos interroga aún más la recuperación después de un gran dolor, la reconstrucción de la vida después de un trauma, es decir, los procesos de resiliencia2. No obstante, dado que la cultura moderna ha construido un paradigma del antisufrimiento como camino de realización y felicidad, muchos seres humanos se experimentan devastados e incapaces de seguir con sus vidas3, con lo cual emprender procesos de resiliencia se hace cada vez más difícil.

El aporte de la profesora Rodríguez está en tomar la categoría del Reino de Dios como clave para emprender dichos procesos de resiliencia, debido a que el Reino de Dios es justamente para los pequeños, para los pobres, para los que más sufren, para los abatidos. Como insiste ella, el anuncio de Jesús es claro, Dios reina haciéndose pequeño para acogerlos a todos4. La lógica del Reino de Dios no es la lógica del mundo, es desde lo pequeño, desde lo que no cuenta que surge la vida, «la vida sencilla es la que produce fruto»5; la muerte, la desesperación, el trauma, no son, por tanto, la última palabra en las parábolas del Reino. La vida que brota, la semilla que se multiplica y la esperanza son las que dirán cuál es el final del relato.

Mencionamos algunos elementos que saltan a la vista de las parábolas del Reino para comprender su potencial resiliente. En primer lugar, menciona la parábola de la semilla que brota y crece, sin que el sembrador sepa cómo (Mc 4, 26-29). En medio de la dificultad es difícil ver que algo bueno pueda estar pasando, pero ya duerma o esté despierto el sembrador, sea de noche o de día, la semilla lleva a cabo su proceso de germinación, de dar vida; es una «transformación de crecimiento inexplicable que da cosecha a su tiempo»6. Otra parábola es la de la semilla que cae en terrenos diferentes (Mc 4, 1-9; Mt 13, 1-9; Lc 8, 4-8). Allí, las condiciones son particulares para cada semilla, cada una tendrá resultados diferentes. A la hora de afrontar dificultades, cada persona es diferente y obtiene resultados diferentes. Una tercera parábola es la del trigo y la cizaña (Mt 13, 24-30), en donde se da una «transformación con factores de riesgo que deben ser tolerados hasta que los factores de protección surjan con fuerza de la acción de la vida y la esperanza»7. La superación de los momentos difíciles no hace que la dificultad desaparezca, puede ser que los obstáculos para el crecimiento estén hasta el final de la cosecha. El crecimiento se da y se supera la dificultad con la fuerza de la propia acción de la vida y con esperanza. Finalmente, tenemos la parábola de la levadura (Mt 13,33; Lc 13, 20-21), donde la transformación se lleva a cabo desde dentro. El poder transformador en las situaciones difíciles está en el interior de cada uno.

Debido a que el proceso resiliente no es un proceso que se da de forma espontánea, es necesario obtener ayuda de otros factores de protección que la persona posea, y el más importante, dice Rodríguez, es la presencia de unos tutores de resiliencia que, fomentando el encuentro interpersonal, permiten un vínculo sanador8. Los tutores de resiliencia son muy importantes porque la persona se hace accesible cuando se comunica9, porque se puede comunicar comprensión, aceptación del otro y de su situación10. Por tanto, Jesús puede ser puesto como verdadero tutor de resiliencia11; principalmente, porque se conmueve ante el dolor de los demás, pero sobre todo porque reconoce en el otro su propia fragilidad humana.

La resiliencia teológica, dice Rodríguez, es tan compleja como la vida misma, encierra lo mistérico, invita a la contemplación de una acción interna de Dios en el ser humano, muchas veces imperceptible, lo que se va haciendo evidente con el paso de la vida12. Finalmente, podríamos decir que es necesario comprender la resiliencia no solo como un proceso que se da al enfrentar las adversidades, sino como una mentalidad resiliente13; es haberse dejado impregnar y vivir con la lógica resiliente de las parábolas del Reino de Dios.

Quisiéramos poner en cuestión dos posturas que toma la autora en su libro. En primer lugar, queda claro que el pobre es el que mejor y más fácil se hace resiliente porque se encuentra en una situación de fragilidad. Sin embargo, no es la pobreza material la que posibilita el proceso resiliente, como cita Rodríguez a Sobrino14, sino el que verdaderamente se hace pobre de espíritu que se reconoce necesitado de Dios. La pobreza material no es garantía de verdadera pobreza, desprendimiento, de reconocimiento de la propia fragilidad o de su dependencia a Dios. De las conclusiones del libro de Rodríguez se concluye que los procesos resilientes los lleva a cabo quien vive la lógica resiliente de las parábolas del Reino de Dios, quien acepta hacerse pequeño y se descubre necesitado de Dios para dejar que la semilla de esperanza, de nueva vida, germine en su interior. La pobreza en sí misma no es condición sine qua non de procesos resilientes, sino del que posee la humildad para hacerse pequeño y aceptar vivir con esa lógica que proponen las parábolas del Reino de Dios.

En segundo lugar, existe una contradicción entre lo que al final del libro propone Rodríguez, pues dice que no es necesario ser creyente cristiano ni católico para hacer un proceso en donde se pueda reconocer al trascendente haciendo nuevas todas las cosas, y que cualquier ser humano puede ver en las parábolas de Jesús una invitación para crear relaciones que producen vida y que llevan a ser mejor ser humano15. Sin embargo, precisamente uno de los elementos más repetitivos en todo el libro de la profesora Rodríguez es el papel del tutor de resiliencia16 como el más importante de los factores de protección que la persona posee17, porque al fomentar el encuentro interpersonal se permite un vínculo sanador. De manera que la clave del proceso resiliente no es simplemente adoptar o vivir con la lógica resiliente de las parábolas del Reino, sino acudir a un tutor de resiliencia, que puede ser cualquier persona, pero se obtendrán mayores beneficios si esa persona es el mismo Jesús. Por lo tanto, se deduce del mismo libro que no da lo mismo no ser cristiano y ser cristiano para vivir un proceso resiliente ante las adversidades de la vida o para tener una actitud resiliente en la vida.

En conclusión, recomendamos la lectura del libro de la profesora de Rodríguez puesto que aporta valiosos elementos para comprender la resiliencia como concepto, lo que ayuda a comprender la lógica resiliente que hay detrás de las parábolas del Reino de Dios en el Evangelio, y porque es una herramienta práctica para las personas que pueden estar pasando por un momento de dificultad o sufrimiento y que quieren encontrar respuestas a cómo salir renovados de la propia crisis.

Referencias

Rodríguez Arenas María Stella, La resiliencia como vivencia del Reino de Dios. Colombia: Pontificia Universidad Javeriana, (2015). [ Links ]

1Cf. María Stella Rodríguez Arenas, La Resiliencia como Vivencia del Reino de Dios (Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2015), 11.

2Cf. María Stella Rodríguez Arenas, La Resiliencia como Vivencia del Reino de Dios, 14.

3Cf. María Stella Rodríguez Arenas, La Resiliencia como Vivencia del Reino de Dios, 38.

4Cf. María Stella Rodríguez Arenas, La Resiliencia como Vivencia del Reino de Dios, 29.

5María Stella Rodríguez Arenas, La Resiliencia como Vivencia del Reino de Dios, 51.

6María Stella Rodríguez Arenas, La Resiliencia como Vivencia del Reino de Dios, 58.

7María Stella Rodríguez Arenas, La Resiliencia como Vivencia del Reino de Dios, 59.

8Cf. María Stella Rodríguez Arenas, La Resiliencia como Vivencia del Reino de Dios, 44, 52, 65, 67, 75, 82, 97, 105, 110, 116.

9Cf. María Stella Rodríguez Arenas, La Resiliencia como Vivencia del Reino de Dios, 116.

10Cf. María Stella Rodríguez Arenas, La Resiliencia como Vivencia del Reino de Dios, 67.

11Resiliencia como Vivencia del Reino de Dios, 65.

12Cf. María Stella Rodríguez Arenas, La Resiliencia como Vivencia del Reino de Dios, 88.

13Cf. María Stella Rodríguez Arenas, La Resiliencia como Vivencia del Reino de Dios, 43.

14Cf. María Stella Rodríguez Arenas, La Resiliencia como Vivencia del Reino de Dios, 34-36.

15Cf. María Stella Rodríguez Arenas, La Resiliencia como Vivencia del Reino de Dios, 115.

16Cf. María Stella Rodríguez Arenas, La Resiliencia como Vivencia del Reino de Dios, 44, 52, 65, 67, 75, 82, 97, 105, 110, 116.

17Cf. María Stella Rodríguez Arenas, La Resiliencia como Vivencia del Reino de Dios, 44.

* Biólogo de la Universidad de los Andes, Bogotá; Filósofo y Bachiller Canónico en Filosofía, así como Bachiller en Sagrada Teología de la Universidad Pontificia Bolivariana, Medellín; Diploma y Máster en Bioética de la Universidad Libre Internacional de las Américas; Investigador Junior, pertenece al Centro de Bioética Kheiron de la Universidad de la Sabana, Bogotá. Contacto: carlosalbertorosasj@gmail.com.

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