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Franciscanum. Revista de las Ciencias del Espíritu

versión impresa ISSN 0120-1468

Franciscanum vol.62 no.173 Bogotá ene./jun. 2020  Epub 28-Feb-2021

https://doi.org/10.21500/01201468.4188 

Teología

Revisión crítica de neuroteología como metateología y megateología

Critical revision of neurotheology as methatheology and megatheology

Juan Carlos Múnera Montoyaa  *

a Corporación Universitaria Lasallista, Caldas, Colombia


Resumen

El artículo pretende ser una revisión de los conceptos: metateología y megateología, los cuales son utilizados por el neurocientífico Andrew Newberg en su obra Principles of Neurotheology. Para esto, en primera instancia, se hace una revisión del término teología, desde su origen griego, y reflexionar sobre si es aplicable o no a las demás religiones. En segundo lugar, se evalúa el concepto de neuroteología como una metateología o teología universal para todas las religiones. Y, por último, se analiza el término de megateología, como una neuroteología que pueda ser utilizada conceptual y terapéuticamente por todas las religiones considerando que engloba elementos comunes de estas. En este análisis se trata de resaltar los peligros en que puede caer esta propuesta como son el sincretismo religioso y una comprensión errónea de lo que es y persigue la teología del pluralismo religioso.

Palabras clave: Teología; neuroteología; megateología; metateología; religiones

Abstrac

This article intends to be a revision of the concepts: methatheology and megatheology used by the neuroscientist Andrew Newberg in his book Principles of Neurotheology. First, a revision of the term theology is made, from its Greek origin, to see if it is applicable or not to other religions. Secondly, the concept of neurotheology is evaluated as a methatheology or as a universal theology valid for all religions. And finally, the term megatheology is analyzed, as a neurotheology that can be used conceptual and therapeutically by all religions insofar as it includes common elements to all of them. This analysis tries to underline the dangers of this proposal such as syncretism and a misunderstanding of what really is the theology of religious pluralism.

Keywords: Theology; Neurotheology; Megatheology; Methatheology; Religion

Introducción

En las últimas cuatro décadas los descubrimientos en las neurociencias y en la forma de comprender y estudiar el cerebro humano han sido inmensos y continúan avanzando a pasos agigantados. Las funciones y relaciones anatómicas, fisiológicas y neuropsicológicas se van estableciendo y profundizando gracias a los avances en las técnicas no invasivas como son los diferentes procedimientos en neuroimagen. Así mismo, todo pasa por la criba de las neurociencias. La religión y especialmente la experiencia religiosa no se escapan de esta empresa. Precisamente, la neuroteología se platea como un campo de conexión, relación y diálogo especialmente entre ciencia experimental y la teología.

La propuesta actual de la neuroteología ha repetidamente animado toda clase de críticas tanto de la comunidad científica como de la parte de creyentes de diversas confesiones y de expertos en estudios de la religión. Además, la neuroteología es un área que manifiesta muchos puntos de vista que están a la vez contrapuestos. Sin embargo, se ha demostrado que algunas propuestas reduccionistas no han sido acertadas ni aceptadas por toda la comunidad científica y mucho menos por los creyentes. Lo que sí se ha demostrado y se afirma es que existen correlaciones entre lo neural y el fenómeno religioso. Por una parte, la discusión se centra en explicar que hay bases neurológicas y, por otra parte, se trata de mostrar que estas son producto de la evolución humana. Uno de los elementos a conciliar, en un estudio interdisciplinar de esta proporción, es el articular las diferentes metodologías: las evidencias objetivas de los métodos experimentales y las experiencias subjetivas del fenómeno religioso1.

No obstante, la neuroteología, o como se le quiera llamar en el futuro a esta disciplina, es un área de gran interés y de aportes interdisciplinares. Como indica Andrew Newberg2: «La neuroteología se refiere al campo de estudio que une las neurociencias con la religión»3. Andrew Newberg agrega que en los últimos años el término neuroteología viene siendo utilizado con frecuencia para designar un área de estudio donde aportan tanto la teología, como las neurociencias para comprender y explicar el fenómeno religioso: su origen (neuronal), sus funciones y características4. Incluso se deben agregar aportes de otras ciencias como son la filosofía y las ciencias sociales, las cuales, antes y aún en el presente colaboran en la empresa5. Sin embargo, es pertinente preguntar ¿Puede ser todo explicado desde el cerebro?

A esta pregunta tratan de responder muchos científicos, ya sea desde una posición reduccionista en contra de la religión, de las creencias y de la experiencia religiosa. Al igual, otros científicos proponen posturas conciliadoras. Andrew Newberg es uno de los científicos que encajan en esta última posición. En el presente trabajo se pretende responder a la propuesta de neuroteología como metateología y megateología de este neurocientífico presentada en su libro Principles of Neurotheology6. En esta obra, Andrew Newberg trata de contextualizar y explicar lo que la neuroteología puede ser. Por esta razón, el autor indica un gran número de principios que serían elementos a tener en cuenta en la construcción epistemológica y metodológica de la naciente disciplina. Para la presente reflexión solo se analizarán los dos elementos arriba mencionados entre los muchos propuestos por Newberg. Propuesta ante la cual se plantean varias objeciones, clarificaciones e interrogantes. Para comenzar, es preciso definir y precisar el significado de teología y su uso posible o no en otras regiones o tradiciones religiosas a parte del cristianismo. En segundo lugar, analizar si es o no posible el uso de la palabra metateología como una teología universal que encierre o comprenda a toda clase de religión. Y en un último momento, revisar el concepto de megateología que puede caer en errores sincréticos y de comprensión de lo que verdaderamente es la teología del pluralismo religioso.

1. Origen y uso del término: teología

El término teología proviene del griego Θεός (theos): dios y λóγος (logos): palabra, razonamiento, tratado, discurso, sentido. Cuando Andrew Newberg utiliza el término teología se presupone que habla en un contexto cristiano7, ya sea teología católica o protestante, considerando que el uso más habitual del término se origina en ambientes cristianos. Sin embargo, el término fue utilizado mucho antes en la época griega clásica. El sacerdote jesuita Gerald F. Van Ackeren explica que su uso en la obra La República de Platón servía para desmitologizar a los poetas griegos; el concepto es usado luego por Aristóteles en su Metafísica donde explica el cosmos y el principio del motor inmóvil8. Si bien la palabra teología no aparece en toda la Biblia, el término no fue utilizado en forma más frecuente sino hasta después de la Alta Edad Media. Los Padres de la Iglesia (siglos I a VIII e. C.) preferían hablar de «doctrina sagrada» o de «doctrina cristiana»9.

De esta manera, el vocablo teología es un término más o menos frecuente en la tradición cristiana medieval como discurso sobre Dios. La teología era también considerada Regina scientiarum: la reina de las ciencias hasta la época Moderna. Por ejemplo, San Buenaventura (1217-1274) hablaba en su obra De reductione artium ad theologiam: Sobre la reducción de las artes a la teología en relación con las artes como servidoras de la teología, puesto que todo conocimiento dependía de la iluminación de las Sagradas Escrituras10. Aunque santo Tomás de Aquino (1225-1274) en su Summa Theologica no expresa directamente que la teología es la reina, lo hace al referirse a la «doctrina sagrada» como una ciencia superior11. En la época Moderna, la expresión si aparece, por ejemplo, en las obras de Erasmo de Róterdam (1466-1536)12 y en Don Quijote de la Mancha (1605-1615)13.

La teología, en este contexto cristiano, describe el esfuerzo por presentar una explicación sistemática y racional al tiempo que una justificación de la fe. Lo cual se realiza con la ayuda de la filosofía y argumentos lógicos14. Al hablar de teología en un contexto cristiano se supone el discurso sobre Dios y aquello que se puede inferir de Él en el mundo natural a través de la razón (teología natural) o desde el punto de la revelación, lo que Dios ha revelado y como el ser humano lo recibe en la fe15. Desde el punto de la revelación la teología es entendida como Fides Quarens Intellectum: La fe que busca entender, expresión tomada del libro Proslogion de san Anselmo de Canterbury16. Expresión que se convierte desde el Escolasticismo en moto de la empresa teológica. Esta expresión alude a la labor y esfuerzo de quien cree en entender que es lo que cree, dar razones de su fe, y por ende proveer razones que sean racionalmente entendibles17. Por esta razón en el método de la teología tenemos los dos momentos esenciales: la revelación como evento externo escuchado en la fe (auditus fidei) y su iluminación interna a través de la razón (intelectus fidei), la cual, a su vez, es iluminada por la fe como don divino18.

Históricamente, en Europa y el Occidente, se da junto a la tendencia del racionalismo y el desarrollo de la ciencia una separación entre lo religioso y lo secular. Esto da inicio a un desprecio por la teología19. El debate y enfrentamiento entre la ciencia empírica y la teología como ciencia especulativa ha sido algo traumático para el cristianismo, pero a la vez necesario. La teología desde el tiempo de la Ilustración en Europa tomó connotaciones negativas al ser cuestionada la religión y sus instituciones. La filosofía y la ciencia empírica fueron privilegiadas, tomaron la delantera en la búsqueda y socialización del conocimiento. En cuanto a la religión y la reflexión que esta suscitara, fue relegada y considerada como una superstición que debía ser superada20. Esta posición contraria a la teología se debe en gran parte a los abusos y escándalos eclesiales medievales y de los primeros siglos de la época Moderna (s. XV a XVIII). Lo cual se manifestaba en una oposición hacia autoridades e instituciones eclesiales. A esto se le agregaba una lectura fundamental de la Biblia como la única autoridad que podía explicar la realidad. Antes del Renacimiento, la religión ejercía un control importante sobre el conocimiento y la vida social. Sin embargo, esta situación cambio en la época Moderna con el cambio de paradigma antropocéntrico.

A pesar de que el presente artículo no se centra en esta discusión es necesario mencionarla debido a la tendencia que puede haber en algunos expertos sobre religiones al emplear o rechazar el término «teología» para aplicarlo o no a otras religiones. Como explica el reconocido físico y sacerdote anglicano John Polkinghorne, el debate, entre ciencia y teología, depende de lo que busquen los interesados ya sea «enfrentamiento o armonía»21. Este debate demuestra tanto una diferencia de métodos como de objetos de conocimiento. Sin embargo, hoy en día un diálogo entre ciencia y teología se ha establecido y se promueve por ambas partes. En la actualidad, la teología recurre también además de la filosofía a otras ciencias sociales como la psicología, la sociología y la antropología, y en ambientes eclesiales se promueve la interacción y el aprendizaje con las demás ciencias22.

2. Teología en otras religiones

Ahora bien, es necesario plantear el siguiente interrogante: ¿Puede el término teología ser aplicado a otras tradiciones religiosas o religiones? La respuesta es actualmente discutible. Si bien desde una perspectiva antropológica esta es negada23, desde posturas teológicas actuales hay divergencias. Para unos es tomada como factible y para otros no24. Por ejemplo, el teólogo canadiense, islamólogo y experto en estudios comparativos de la religión Wilfred Cantwell Smith argumentaba que el adjetivo cristiano agregado al término teología es posterior, la palabra teología ya existía sin ningún adjetivo explícito a ninguna religión en particular. Por una parte, Cantwell argumenta que no se debe reducir el término teología a hablar de Dios, más bien él prefiere hablar de hacer teología, ya que en el mundo, cualquier pueblo grande o pequeño ha reflexionado y hablado de Dios25. Lo cual trae a colación la dificultad y diferencia sobre el lenguaje, en relación con la diversidad de religiones y tradiciones religiosas, sus percepciones y la conceptualización lingüística de lo trascendente26. Además, hablar de Dios en la tradición cristiana ha estado asociado a una forma de filosofía (greco-romana), lo cual trae diferencias con las formas de pensar de otros contextos, inquietud que plantean también otros pensadores orientales27. Por otra parte, Cantwell agrega que la historia de la humanidad es historia de la religión, y la historia es la base de toda teología. La teología es por lo tanto la interpretación de la historia de la vida religiosa humana en la tierra. Para hablar de teología en forma universal se debe tener en cuenta el potencial de la conciencia intelectual humana en percibir a Dios o lo trascendente a través de la historia y en cualquier lugar, cultura y pueblo de la tierra28.

Otros teólogos: Andrew Louth y Helmut Thielicke afirman que, por su orientación filosófica, su carácter apologético y los temas que trata (Dios, el ser humano, el mundo, la salvación y lo escatológico), la teología está restringida tradicionalmente al cristianismo y puede incluir el judaísmo y el islam29. El experto en religiones Robert Ellwood afirma que: «Se podría hablar de teología judía y teología islámica. Pero el cristianismo se ha definido así mismo más en términos de creencias, en vez el islam y el judaísmo lo hacen en términos de prácticas»30. De este modo, el judaísmo se ha centrado en el estudio de la Torá: escrita y oral, y el islam principalmente en la jurisprudencia (fiqh)31.

Con relación al judaísmo, Kohler Kaufmann sostenía que no es correcto hablar de filosofía religiosa judía en la época del al-Ándalus (la España musulmana, siglos VII al XV); los pensadores judíos al igual que los musulmanes trataron de armonizar la revelación y la razón siguiendo los elementos de la filosofía neoplatónica o aristotélica del momento. Esta reflexión era llamada la ciencia divina que correspondía al sentido cristiano y musulmán de teología. Los pensadores judíos «presentaban las doctrinas de la fe judía a la luz de la filosofía, como verdad basada en la razón»32. Por su parte David Novak afirma que se puede hablar de teología judía como una búsqueda intelectual siempre y cuando se tengan en cuenta las objeciones y prevención de muchos judíos. En primer lugar, porque antes de la Ilustración y la época Moderna la teología judía estaba marcada por el carácter medieval de teología racional y la teología cabalística33. Y, en segundo lugar, por su acentuado carácter cristiano34. Samuel Lebens rechaza la dicotomía entre filosofía y teología judía. Él opta por hablar de teología judía; sin embargo, Lebens agrega que esta integra elementos racionales y pruebas que son contenidas en la sabiduría de la revelación bíblica. Y estas pruebas están abiertas a la comprensión tanto de ateos como de creyentes, y van más allá en significados para quienes no están abiertos «a la música de la experiencia religiosa»35.

En cuanto al pensamiento teológico en el islam, este es denominado Kalām, el cual significa discurso o argumento (discusión)36. Kalām tiene mucha relación en sus orígenes a las formas de discusión en ambientes cristianos y judíos, y por ende se resalta la relación de estas tres religiones monoteístas al respecto37. Principalmente, Kalām se inició en un ambiente de discusión filosófica sobre Dios, su existencia, su naturaleza y su acción en relación con los seres humanos38. En sus inicios Kālam no pretendía una apologética vis à vis otras tradiciones religiosas o contrarias o en competencia con el islam sino más bien por razones religiosas y políticas al interior de la comunidad musulmana39. Kalām se diferencia de la teología cristiana ya que este no busca un entendimiento claro de la fe (fides quarens intellectum). Si bien este tiene gran influencia y ayuda de la filosofía lo que busca es defender la fe40. Dos grandes bloques antagónicos de pensamiento se aventuraron en esta tarea teológica. Los primeros defensores del ‘Ilm al-Kalām: la ciencia del Kalām usaron la especulación teológica, la razón para iluminar la fe. El segundo grupo, los tradicionalistas, rechazaron el uso de la razón y se ocuparon de proveer elementos de la revelación y pruebas del Corán y la sunna o tradición profética codificadas en usūl al-dīn: los fundamentos de la religión41.

Si nos apartamos de la tradición judeocristiana debemos preguntarnos sobre las demás tradiciones religiosas. Robert Cummings, filósofo y teólogo, explica que el término teología ha sido y es usado hoy en el contexto de las teologías comparadas en el estudio de la religión42. En esta línea, el teólogo David Tracy explica que el término teología, aunque pueda referirse a un contexto occidental para la reflexión cristiana y en menor grado para el islam y el judaísmo, puede ser utilizada para referirse también a otras reflexiones en las tradiciones que sean o no teístas como son el hinduismo, confucianismo, taoísmo y budismo. Por una parte, según Tracy, el término es inadecuado pero útil. Por otro lado, la reflexión que sea haga de dios o dioses puede ser atribuida a otras tradiciones las cuales tienen su propia forma de empresa intelectual al respecto. Por lo tanto, usar el término teología no implicaría creencia en «Dios». Sin embargo, puede referirse a la Realidad Última43 a través de una reflexión intelectual en cualquier religión. Lo cual sería en un sentido amplio y no restrictivo44.

Desde otra perspectiva, el budismo es considerado tanto una religión45 como una filosofía46. Algunos expertos en el budismo prefieren hablar de budología al referirse al estudio de este fenómeno religioso47; otros se refieren al budismo como una tradición48 sin denominarla religión, aunque otros se refieren de ambas maneras: tradición o religión49. El budismo comprende tradiciones sofisticadas de pensamiento, sin embargo, es preferible llamarlas filosofías o budología en lugar de teología. De la misma manera, Robert Ellwood afirma que se considera «extraño» hablar de teologías en los sistemas religiosos como el confucionismo, taoísmo o sintoísmo50. En forma contraria, el experto en budismo tibetano José Ignacio Cabezón indica que hablar de teología en un contexto budista contemporáneo, a pesar de la significación etimológica como estudio sobre Dios, indicaría «un discurso normativo, auto declarado y enraizado en la tradición con propiedades propias»51. En la misma línea el profesor japonés Taitetsu Unno, de tradición budista shin, indica que el término «teología» para el budismo puede ser utilizado, aunque este presenta varios problemas ya mencionados por otros expertos52. Sin embargo, Taitetsu piensa que es bienvenido el intento de establecer un pensamiento budista como una nueva reflexión. Por una parte, los pensadores y practicantes budistas deben establecer una auto comprensión crítica del budismo y además reconocer la significación transhistórica y transcultural del mismo53. Igualmente, Rita Gross, budista feminista y experta en estudios de la religión, afirma que no siente ninguna clase de alergia o prevención a utilizar el término teología54. Especialmente porque la teología contemporánea -occidental- ya no habla en términos de un creador personal en sentido antropomórfico sino más bien en términos de la Realidad Última. Por lo tanto, el hablar de teología «budista» implica, según ella, que se habla dentro de un contexto o dentro de los confines de una tradición específica: el budismo55. Adicionalmente, al hablar del budismo o del confucionismo, que si bien no tienen nociones de dioses, pueden tener conceptos alternativos al uso occidental de la teología cristiana56.

Si se considera el hinduismo en relación con esta discusión del uso del término teología se presentan actualmente elementos interesantes. El hinduismo es una religión o tradición muy compleja y variada. Algunos expertos en indología57 hoy día consideran que no se le debe denominar hinduismo58. Para citar ejemplos, Gavin Flood y el sacerdote jesuita Francis Clooney concuerdan en la discusión actual en cuestionar el término «hinduismo» si es o no aplicable a una variedad tan grande de tradiciones religiosas en India, y entenderlo más como una construcción colonialista59. En esta misma línea James G. Lochtefeld afirma:

El término propio hinduismo es engañoso. La palabra fue acuñada por los británicos como un término general, que se refiere a todas y cada una de las formas de religión en la India, muchas de las cuales comparten pocas o ninguna característica en común. Se utilizó para describir todo tipo de creencias y prácticas, desde el simple culto a la naturaleza hasta los sistemas rituales y filosóficos más sofisticados60.

De esta descripción se puede deducir que siendo un conjunto de tantas y variadas expresiones y creencias no se puede afirmar que hay una sola reflexión o teología. La multiplicidad de dioses y creencias incluso no deístas no sugieren esta posibilidad. La discusión se debe a que las tradiciones que tienen alguna clase de pensamiento son llamadas filosofía, no teología. Por ejemplo, en el hinduismo las escuelas ortodoxas aceptan la autoridad de los libros sagrados mientras que otras no los aceptan y se podría afirmar que hay algunas tradiciones ateas como la escuela filosófica Samkhya61. Las escuelas son consideradas ateas en vista de la importancia o atención que se le da a dios o a los dioses. En algunas de ellas es muy poca.

Es interesante constatar que varios expertos en hinduismo como también creyentes de esta religión utilizan el término «teología hindú» en trabajos recientes62. Un ejemplo es Francis Clooney quien aborda la pregunta si hay algún discurso que pueda llamarse teología hindú y si vale la pena hacerlo. Clooney responde en forma afirmativa. Según él, al hablar de teología, filosofía y estudios de la religión no es fácil separar estas tres y otros estudios que no permiten una división neta63. Por otra parte, el contexto de discusión o de separación y pugna entre lo religioso y la ciencia, que se experimentó en el mundo occidental, no se dio como tal en el subcontinente indiano64. Clooney aboga por no reducir o darle la connotación negativa a la teología que se dio en ambientes occidentales para aplicarla al contexto hindú65. Así él afirma:

Más bien, también es provechoso usar la categoría, «Teología Hindú», incluso cuando, como académicos, nuestro objetivo, en primer lugar, sea simplemente describir lo que encontramos en los textos hindúes, sin hacer afirmaciones sobre las interconexiones de la fe y la investigación. Si trabajamos con una noción amplia y matizada de teología, junto con una noción menos idealizada y menos abarcadora de la filosofía, podremos ver la virtud de revivir la teología como una categoría para comprender el pensamiento hindú66.

El indólogo británico Gavin Flood manifiesta también que es apropiado utilizar los términos filosofía y teología hindú67. Este académico añade que se utiliza el término sánscrito darsana traducido alternativamente por filosofía y teología, el cual significa ver, y se refiere al «sistema de pensamiento expresado a través de comentarios sobre textos fundamentales»68. Flood resalta además la importancia en la comparación con las religiones monoteístas occidentales (judaísmo, cristianismo e islam) ya que el hinduismo también presupone la revelación (védica), busca un propósito: la liberación, es exegética en naturaleza con comentarios y asume una realidad trascendente69.

Otro ejemplo de la forma como el mundo occidental se acerca al Oriente, tan cuestionado por Edward Said en su crítica al Orientalismo70, es al referirse al confucionismo. El profesor chino Xinzhong Yao cita a Vergilius Ferm, quien aborda de una forma comparativa al confucianismo con relación al teocentrismo occidental. De esta forma, el confucianismo es visto como un sistema que no es religión y menos interesado en dogmas, iglesias o teología entre otros71. Yao afirma que el confucianismo representa una forma de religiosidad única y diferente a los esquemas teocéntricos occidentales72. En la misma línea Taylor Rodney y Howard Chow indican que el término teología es cuestionable par ser aplicado a una tradición, como el confucianismo, donde el concepto de theos o dios parece de poca importancia73.

¿Cómo aplicar este término teología a las regiones tradicionales en África, Asia, Australia, Oceanía y el continente americano en su totalidad? Si bien estas tradiciones religiosas no han tenido en su historia y aún hasta el día de hoy una tradición de codificación sistemática de pensamiento teológico. No porque no lo tengan o no lo puedan desarrollar sino por la multiplicidad y pluralidad de formas religiosas que existen, que van desde el politeísmo hasta el animismo y el monoteísmo74. Además, porque estas tradiciones no han tenido instituciones que dominen lo religioso, así como no se hace una separación neta entre lo sagrado y lo profano en sus vidas diarias. El continente África es un ejemplo de la pluralidad de manifestaciones religiosas. No se podrían agrupar en una sola religión, no obstante, desde la perspectiva de las religiones comparadas se pueden hallar similitudes y puntos en común75. De esta manera, algunos trabajos que han explorado las Religiones Tradicionales Africanas se han acercado a ellas buscando semejanzas con el cristianismo como religión del colonialismo europeo en África76. Elemento que podría ser perjudicial para percibir su especificidad, originalidad, diversidad y distinción.

Por último, es necesario indicar y recordar que los intentos actuales por estructurar una teología de las religiones77 no tienen como objetivo crear una teología única del concepto de Dios tomando creencias de todas las religiones. Más bien, este es un esfuerzo por comprender desde una perspectiva cristiana católica o protestante el papel del cristianismo vis à vis otras regiones, además de ponderar su validez, su carácter de verdad y la universalidad de este y de otras tradiciones que también la pretenden. Esta aclaración es importante en vista que parte del discurso de Andrew Newberg parece tender a esto.

3. Metateología

Este concepto creado por Andrew Newberg entra en relación con la discusión anterior sobre teología en cada religión. Andrew Newberg presenta el artículo décimo (X) en su obra Principles of Neurotheology y pretende que la neuroteología sea una metateología como:

Un intento de evaluar los principios generales subyacentes en todas las religiones o sistemas de creencias y sus teologías. Una metateología comprende tanto los principios generales que describen, como implícitamente las reglas para construir, cualquier sistema teológico concreto. En sí mismo, una metateología no abarcaría una teología particular, ya que consiste en reglas y descripciones sobre cómo se estructuran todas y cada una de las teologías específicas78.

El término μετά: meta en griego indica algo más allá o después de79. Como en la filosofía una metateoría buscaría ir más allá de las ciencias y analizar conceptos, fundamentos, propiedades, métodos, formas y su utilidad80. Lo que este neurocientífico está describiendo son elementos pertinentes, ya establecidos y aún en investigación por parte de disciplinas como la historia de las religiones y religiones comparadas, la antropología, la sociología, la filosofía de la religión, la psicología de la religión, la fenomenología de la religión, la teología natural, la filosofía de la ciencia entre otras81. Lo anterior se aplica también al principio once (XI), donde Newberg enumera los objetivos de esta metateología:

El cerebro tiene funciones universales y, por lo tanto, todas las creencias religiosas y todos los sistemas religiosos se pueden considerar desde una hermenéutica neuroteológica… En primer lugar, una metateología debe ayudar a describir cómo y por qué se forman las doctrinas fundamentales, creacionistas y soteriológicas. Segundo, esta debe describir cómo y por qué tales doctrinas se elaboran en sistemas lógicos complejos que llamamos teologías específicas. Tercero, esta debe describir cómo y por qué las doctrinas básicas y ciertos aspectos de sus elaboraciones teológicas se expresan en los comportamientos que llamamos rituales ceremoniales82.

Newberg parece mezclar dos conceptos: sistema de creencias y teología. Los sistemas de creencias en las religiones no son lo mismo que sus teologías. Newberg está confundiendo sistemas de creencias de cada religión con las teologías específicas de cada religión. Para el primero sería acertado proponer a la neuroteología como una metateologia. En cuanto ciencia transdisciplinar para la cual se aportan componentes e interpretaciones específicas desde las neurociencias para explicar el fenómeno religioso (experiencia, creencia, prácticas, religión, etc.). Ya el antropólogo y psicólogo Pascal Boyer realiza intentos en la perspectiva del origen de la religión y sus funciones, los cuales Newberg conoce y utiliza83. Pero que la Neuroteología explique la forma como se construyen y se sistematizan todas y cada una de las teologías de cada religión en el mundo es una presunción muy grande84. La discusión preliminar sobre la aplicación del término teología a cada religión lo explica como también las diferencias y particularidades estructurales, doctrinales, metodológicas, conceptuales y epistemológicas de cada sistema religioso.

Por consiguiente, en el presente análisis la neuroteología no debe considerarse metateología, dado que las ciencias anteriormente mencionadas, que se agrupan en la disciplina de los estudios religiosos, ya han aportado y lo siguen haciendo en un largo camino histórico desde los siglos XIX hasta nuestro tiempo; proceso que ha dado como resultado elementos relevantes y fundamentales en la comprensión del fenómeno religioso. Y sin embargo, estas ciencias y disciplinas no lo agotan. El trabajo y aporte de la neuroteología como ciencia interdisciplinar y transdisciplinar es su aporte específico en comprender y describir lo que Andrew Newberg repite continuamente en su obra: donde la neuroteología se refiere al campo de estudio en su relación cerebro-religión y que une las neurociencias con la religión y la teología85. Esto se manifiesta como un doble camino comunicativo de información que puede ser potenciado por el diálogo. De esta manera, se demuestra la naturaleza interdisciplinaria de la neuroteología y se pretende crear un marco integrado que busque determinar cómo los diversos componentes de la religión y la espiritualidad están interrelacionados con la mente y el cerebro humanos86. Por consiguiente, las neurociencias pueden ayudar a comprender cómo nuestras percepciones, pensamientos y sentimientos son afectados por el cerebro87.

No se puede negar que el cerebro humano sin diferencia de razas, lugares y ambientes cumple funciones únicas y universales. Por consiguiente, lo propuesto al respecto por Andrew Newberg en su principio XI es acertado88. La neuroteología puede ser una forma hermenéutica desde las neurociencias para comprender la relación del cerebro y lo religioso. Sin embargo, cabe anotar que la teología aportaría en esta hermenéutica como también otras ciencias sociales. No obstante, no se puede pretender que la metateología de Newberg sea la panacea que viene a explicar definitivamente como se estructura lo religioso o las religiones como también sus respectivas teologías. Ninguna ciencia social pretende la última y única y verdadera palabra sobre la realidad que quiere interpretar. Estas son intentos en continua evaluación y desarrollo. Posiblemente, desde el campo de las religiones comparadas se pueden hallar elementos en común como también lo particular y específico de cada sistema de creencias. Mas sin embargo, la forma como cada religión desarrolla o no un sistema teológico, una reflexión o un pensamiento es imposible de hacer generalizaciones debido a su pluralidad y diferencias.

Por otra parte, Newberg al explicar la neuroteología como metateología pretende que las neurociencias puedan explicar todo el fenómeno de lo religioso, lo cual deja a un lado o cuestiona su validez y trae a colación las preguntas sobre los límites de la ciencia y las preguntas que aún no puede responder o a las cuales no responde89. Por lo tanto, nos lleva a una de las preguntas iniciales, la cual no es tan fácil de responder: ¿Puede ser todo explicado desde el cerebro? Y además esta posibilidad deja en estado de juicio uno de los conceptos y elementos esenciales de la reflexión teológica en las religiones monoteístas: la revelación: ¿Queda algún espacio para la realidad de la revelación como un fenómeno gratuito, de iniciativa divina y de aceptación humana que tenga en cuenta lo contextual, físico-biológico, psicológico y cultural y que no sea explicado como un mero mecanismo neuropsicológico? Ante esto tanto Newberg como otros neurocientíficos no dan respuesta afirmativa, sino que lo plantean como una posibilidad de que nuestro cerebro esté capacitado para percibir a Dios o lo trascendente90.

Newberg intenta presentar a la neuroteología como una única y común teología para todas las religiones, lo cual no se puede lograr. Desde una perspectiva cristiana no se puede pretender crear o tener una teología única de todas las religiones91. Por un lado, Newberg recae en el peligro de guiar a un sincretismo religioso, y por otro lado en colocar a la neuroteología en un pedestal absoluto que como ciencia no puede adjudicarse.

4. Megateología

El principio XI introduce el segundo concepto a discutir en este trabajo, donde Andrew Newberg propone también (y desarrollado un poco más junto al principio XIII) entender la neuroteología como megateología. El vocablo griego μέγας: megas significa grande, estupendo o inmenso92. Mega se utiliza como prefijo para indicar unidades en el sistema métrico, por ejemplo, megavatio (un millón de vatios); como también para articular otros conceptos que indican una cierta grandeza, por ejemplo: megáfono (aparato para aumentar el sonido). Andrew Newberg presenta entonces la neuroteología como una megateología: que debería abarcar un contenido de naturaleza tan universal que la mayoría, sino todas, las grandes religiones del mundo podrían adoptarla como un elemento básico sin ninguna violación grave de sus doctrinas esenciales93.

En relación con este concepto presentado por Andrew Newberg hay dos objeciones o cuestionamientos al respecto. Por un lado, se pretende que como hay elementos comunes a todas las religiones, algunos de estos elementos podrían ser utilizados terapéuticamente en otras, como ejemplo la meditación budista. Para lo cual no habría objeción. Por otra parte, se pretende reconocer conceptos de significación universal como la experiencia del: the Absolute unitary being: el Ser Unitario Absoluto. Esta expresión fue acuñada por D’Aquili y Newberg en su libro: The Mystical Mind: Probing the Biology of Religious Experiences94, el cual describe la percepción cerebral de una realidad espiritual que no tiene que ser en sentidos antropomórficos. Ya desde la misma significación que se le da a este término, no es comprendido ni usado de la misma manera en todas las religiones, como tampoco tiene su parangón en cada tradición.

De esta forma, Newberg puede tender o guiar a un sincretismo95 religioso. Si bien el sincretismo tiene un aspecto positivo también tiene otro negativo en su origen. Por ejemplo, la unión y mezcla de tradiciones culturales europeas, africanas e indígenas en América Latina condujeron a la formación de nuevos ritmos musicales y expresiones folclóricas como el merengue, la cumbia, la salsa entre otras. Sin embargo, esta misma mezcla de culturas en un plano de imposición, aculturación y de alienación de las propias culturas dominadas, expropiadas y esclavizadas llevó a un elemento sincrético negativo. La cultura (europea cristiana) más fuerte impuso y prohibió a las otras culturas sus expresiones religiosas y con ello se formaron en secreto amalgamas como el Candomblé, la Macumba, el Vudú y la Santería del Caribe entre otras.

Por otra parte, la tendencia contemporánea iniciada por las corrientes de la Nueva Era tiende a propiciar un sincretismo cultural especialmente en el plano religioso. Aunque el término New Age trata de agrupar diferentes grupos y manifestaciones y se le menciona como un movimiento parece más bien una red según algunos sociólogos96. New Age se refiere a expresiones nacidas posiblemente desde los años 60’s y 70’s que incluye no solo elementos religiosos sino también homeopáticos, astrológicos, esoterismo, espiritismo, medicina alternativa, resurgimiento de religiones antiguas europeas y una mezcla o búsqueda de lo espiritual en regiones tradicionales y orientales97. Las personas están en búsqueda de lo espiritual, algunas desencantadas de sus propias tradiciones e instituciones religiosas buscan aquí y allá donde mitigar la sed de lo trascendente. En contraposición a lo que muchos esperaban, como el final de lo religioso, el siglo XX y el XXI ve el resurgimiento de la religión y del fenómeno religioso en todo el mundo, aun en las sociedades occidentales. Como aporte de las neurociencias al tratamiento terapéutico de pacientes, los hallazgos en estas áreas y en el de la neuroteología podrían ser de gran ayuda que podría ser integrado en distintos ambientes religiosos. Sin embargo, hay que prevenir del peligro de realizar sincretismos religiosos negativos.

Un segundo elemento a objetar o cuestionar es una cierta tendencia de la neuroteología de Newberg a presentarla como una respuesta o una solución a la discusión contemporánea en la teología cristiana, ya sea católica o protestante, del pluralismo religioso:

Si bien la noción de neuroteología como megateología es grandiosa por un lado y, por otro lado, difícil, si no imposible de lograr, tampoco debe descartarse por completo. A pesar del énfasis de la teología actual en la importancia de la pluralidad de las tradiciones religiosas, siempre se ha intentado encontrar una fuerza universal en el contexto de las creencias religiosas y espirituales. Se espera que la neuroteología sea capaz de explicar tanto la pluralidad de las tradiciones religiosas como de comprender el significado y el carácter distintivo de sus teologías, mientras se esfuerza por hallar algunos de los conceptos de universalización que existen a través de las tradiciones98.

Andrew Newberg malinterpreta el esfuerzo de construir actualmente una teología del pluralismo religioso como una teología única de todas las religiones. La teología del pluralismo religioso es más bien una comprensión cristiana -católica y protestante- de las otras religiones vis à vis las pretensiones universales de algunas de ellas, del mismo cristianismo y de su auto visión normativa99.

Los esfuerzos que se hacen y la reflexión iniciada desde principios del siglo XX sobre la pluralidad de religiones y el diálogo interreligioso actualmente buscan, por una parte, superar y no pretenden crear inclusionismos, como por otra, tratan de evitar exclusionismos. Por ejemplo, algunas pensadoras contemporáneas en diferentes esferas del saber (teología, filosofía, ética, sociología, estudios políticos, etc.) tratan de sumarse a la comprensión de lo que es la pluralidad y el pluralismo religioso100, más no de resolverlo ni de encontrar una forma de integración. Así en el trabajo de estas académicas se define la pluralidad: como una forma descriptiva que indica que hay diferencias, desacuerdos y conflictos, no que estos deban ser resueltos o respetados101. Mientras que el pluralismo, en el marco del liberalismo político, indica que no solamente los ciudadanos difieren sobre muchos asuntos sino también que este desacuerdo no es problemático debido a la libertad que debe reinar y que invita al respeto mutuo. Así, el pluralismo normativo se refiere al compromiso a respetar ciertas diferencias. Y este pluralismo religioso existe en tres niveles. Primero, se refiere a la coexistencia de diferentes tradiciones religiosas. Segundo, el pluralismo religioso indica que todas las tradiciones religiosas son pluralistas interiormente. Y tercero, manifiesta una coexistencia de personas creyentes y no creyentes y sus respectivas formas de entender el mundo102.

Estas observaciones son pertinentes debido a que la perspectiva actual del diálogo intercultural e interreligioso no pretende integraciones teológicas, sino más bien comprender cómo y por qué cree el otro desde cada sistema de creencias y prácticas religiosas. Además, se trata de invitar a convivir respetando las diferencias y potencializando los elementos comunes que puedan propiciar una convivencia pacífica, una transformación del mundo según los valores propios y universales. Cabe agregar que se invita también a realizar una auto revisión de las propias creencias, normas y prácticas al interior de cada tradición religiosa. Por consiguiente, los aportes de Andrew Newberg, en el área de la neuroteología, son valorados en cuanto a que buscan aportar una comprensión del fenómeno religioso desde las neurociencias, como también de su relación y diálogo con la teología y las demás ciencias que se interesan por el mismo fenómeno. Sin embargo, los peligros de caer en sincretismos y reduccionismos religiosos deben ser estudiados y ponderados para evitar consecuencias desastrosas y reacciones negativas ante su propuesta de una neuroteología como campo común de investigación, integración y aporte de todas las ciencias103.

Conclusiones

La reflexión sobre el concepto «teología» ha sido conveniente en este análisis debido a que los conceptos de neuroteología como «metateología» y «megateología» utilizados por Andrew Newberg proponen una teología universal. Teología que incluiría a toda religión o tradición religiosa. El término teología no nace en un contexto cristiano sino más bien mucho antes en un ambiente griego (siglos V a.C.), en una perspectiva de reflexión filosófica. El concepto fue posteriormente utilizado en la Edad Media para designar la «doctrina cristiana» y empleado con mayor fuerza en las épocas Moderna y Contemporánea. Si bien, el vocablo es asociado al cristianismo, el presente análisis muestra que tiene algunos parangones en la tradición teológica judeocristiana: judaísmo e islam, los cuales tienen elementos comunes a la reflexión cristiana pero también sus especificidades. Aplicar el término «teología» a la reflexión que sea hace en otras religiones no monoteístas como también a las no deístas y a tradiciones religiosas diversas en el mundo puede implicar por una parte realizar comparaciones perjudiciales e injustas. Por otra, no comprender y conocer el bagaje histórico, conceptual, doctrinal, de experiencia y creencias religiosas de estas tradiciones. No obstante, si se hacen precisiones y observaciones pertinentes, el término puede ser utilizado y aplicado a cualquier reflexión teológica como lo han manifestado algunos expertos en otras tradiciones religiosas como el budismo y el hinduismo.

Sin embargo, la neuroteología descrita a través de estos dos conceptos, en primera instancia se puede postular como la respuesta definitiva a la presencia y permanencia de las religiones y sistemas religiosos, aspecto que como ciencia no puede adjudicarse. En un segundo momento, esta neuroteología podría incitar a un sincretismo religioso que violaría la especificidad, autenticidad y particularidad de cada tradición religiosa en el mundo. Además esta propuesta puede confundir los esfuerzos contemporáneos en relación con el pluralismo religioso y la reflexión teológica que tanto el cristianismo como otras tradiciones tratan de articular, desarrollar y fomentar para una convivencia y entendimiento pacífico de todas las tradiciones culturales y religiosas en el mundo.

Con relación a las emotivas y esperanzadoras palabras de los teólogos y teólogas pertenecientes a la Asociación de teólogos del Tercer Mundo104, la discusión actual muestra que no se tiende a una teología única respecto al pluralismo religioso en la reflexión teológica dentro del cristianismo y dentro de otras religiones; no se trata de una teología singular sino de muchas teologías contextuales. La unificación no es siempre algo positivo. Como afirma José María Vigil es cuestión de hablar de teologías y no de una sola, sino de muchas y muy variadas105. En este marco, la neuroteología propuesta por Andrew Newberg sería una de estas teologías mas no la única que pueda aportar y contestar a las preguntas del ser humano en relación a su experiencia de lo religioso. La neuroteología se postula como un aporte que pretende dar algunas respuestas a la relación que hay entre lo neuronal y la persistencia y creencia en lo trascendente, sea cual sea el modelo de tradición religiosa en la cual se presente. Pero teniendo en cuenta la magnitud de diferencias y la autenticidad de cada una de estas tradiciones religiosas.

La discusión anterior plantea más interrogantes y líneas de investigación en este nuevo campo de la neuroteología. El concepto se complica al articular los términos: neuro y teología. Ya la teología en el contexto cristiano implica la creencia en la revelación y por consiguiente la reflexión sobre esta y sus implicaciones prácticas personales y comunitarias (en esferas morales, pastorales, comunitarias, espirituales, etc.). Para que la neuroteología no sea más que un constructo etimológico de dos vocablos: neuro y teologia, esta debe incluir en su reflexión la comprensión de uno de los fenómenos fundantes de las tradiciones religiosas monoteístas y de algunas politeístas: la revelación. Y esto no solo como una posibilidad, en la cual el cerebro podría percibir a Dios, sino más bien como una afirmación que manifieste que este evento es real y la actividad cerebral lo demuestra.

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1 Demetrios Kyriacou, «Are we wired for spirituality? An investigation into the claims of neurotheology», Teologiese Studies/Theological Studies 3, Vol. 74 (2018): 1-7.

2Andrew B. Newberg es un neurocientífico norteamericano, médico cirujano y profesor del Hospital Universitario Thomas Jefferson y de la Universidad de Pensilvania (Filadelfia-Pensilvania, USA).

3 Andrew Newberg, Principles of Neurotheology. Ashgate Science and Religion Series (Burlington: Ashgate, 2010), 45.

4Andrew Newberg, Principles of Neurotheology. Ashgate Science and Religion Series, ix, 1.

5Antropología, sociología, psicología (psicología de la religión), ciencias de la religión (historia de las religiones, religiones comparadas, filosofía de la religión, fenomenología de la religión, etc.), la filosofía de la ciencia, entre otras.

6Andrew Newberg, Principles of Neurotheology. Ashgate Science and Religion Series.

7Andrew Newberg, Principles of Neurotheology. Ashgate Science and Religion Series, 1, 48.

8G. F. Van Ackeren, «Theology», en New Catholic Encyclopedia, vol. 13, eds. Berard L. Marthaler et al. (Detroit: Thomson & Gale, 2003), 891.

9 Agustín de Hipona, «De christiana doctrina», en Obras de San Agustín, Segunda ed., vol. XV, ed. Balbino Martín Pérez (Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1958), 49-285.

10 San Buenaventura, Obras de San Buenaventura. Edición Bilingüe, tomo I, eds. León Amorós et al. (Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1945), 642-667.

11Santo Tomás de Aquino, Summa De Teologia, Tomo I, ed. Regentes de Estudios de las Provincias Dominicanas en España (Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 2001), 90-91.

12 P. S. Allen y H. M. Allen, eds. Opus Epistolarum, Des Erasmi Roterodami, vol. VI: 1525-1527 (London: Oxford University Press, 1926), 410.

13Ni de la reina de todas, la teología. Miguel De Cervantes, Don Quijote de la Mancha, ed. José Luis Pérez López (Castilla-La Mancha: Empresa Pública Don Quijote de La Mancha, S. A., 2004), 439.

14 Irving Hexman, «Theology», en Concise Dictionary of Religion (Calgary: Vogelstein Press, 1993), 216.

15G. F. Van Ackeren, «Theology», 891-902.

16Monje benedictino de los siglos XI y XII. Nace en Aosta (Italia) en el 1033 y muere en Canterbury (Reino Unido) en 1109.

17 B. Forshaw, «Fides Quaerens Intellectum», en New Catholic Encyclopedia, vol. 5, eds. Berard L. Marthaler et al. (Detroit: Thomson & Gale, 2003), 715-716.

18G. F. Van Ackeren, «Theology», 892.

19Dos textos que influyeron en este conflicto o debate fueron publicados a finales del siglo XIX: el primero publicado por primera vez en 1874: John W. Draper, Historia de los conflictos entre la religión y la ciencia. Segunda Edición, trad. Augusto Arcimis (Madrid: Establecimiento Tipográfico de Ricardo Fe, 1885); y el Segundo en 1886: Andrew D. White, A History of the Warfare of Science with Theology in Christendom, 2 vol. (New York: D. Appleton and Company, 1897).

20 Auguste Nougarède de Fayet, «Lettre LXXIX», en Lettres sur L’Anglaterre et sur La France, Tomo III (Paris: Librarie D’Amouyot, 1847), 457; Sigmund Freud, Obras Completas. El Porvenir de una ilusión. El Malestar en la cultura y otras obras (1927-1931), tomo XXI (Buenos Aires: Amorrortu Editores, 1992), 5-55; Hans Georg Gadamer, Mito y Razón (Barcelona: Paidos, 1997), 55-56.

21 John Polkinghorne, «El debate ciencia y religión: una introducción», Documento Faraday 1, (2007/2011): 1.

22 Concilio Vaticano II, «Constitución Pastoral Gaudium et Spes», Nos. 36, 44, 59, en Concilio Ecuménico Vaticano II: constituciones, decretos y declaraciones (Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1969), 229- 230, 240-241, 257-258; Cf. «Declaración Gravissim Educationis: Sobre la educación cristiana», Nos. 1, 8, 10; Juan Pablo II, «No. 159. Fe y Ciencia», en Catecismo de la Iglesia Católica 1992. Según la edición típica latina del año 1997 (Ciudad del Vaticano: Libreria Editrice Vaticana, 1997), 98; Eugene G. D’Aquili y Andrew Newberg, «The Neuropsychological Basis of Religions, or Why God Won’t Go Away», Revista Zygon 2, Vol. 33 (1998): 187-201.

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24 Francis Clooney, «Chapter 21 Restoring “Hindu Theology” as a category in Indian Intellectual Discourse», en The Blackwell Companion to Hinduism, ed. Gavin Flood (Oxford-Malden: Blackwell Publishing, 2003), 447-477.

25 Wilfred Cantwell Smith, «I. Theology and the World’s Religious History», en Toward a Universal Theology of Religion. Faith Meets Faith Series, ed. Leonard Swindler (Maryknoll-New York: Orbis Books, 1988), 51- 73.

26 John F. A. Sawyer, «Introduction», en Concise Encyclopedia of Language and Religion, eds. John Sawyer y J. M. Y. Simpson (Oxford: Elsevier Science Ltd, 2001), 1ss.

27 Heup Young Kim, «The Tao in Confucianism and Taoism: The Trinity in East Asian perspective», en The Cambridge Companion to the Trinity, ed. Peter Phan (Cambridge: Cambridge University Press, 2011), 293- 308.

28Wilfred Cantwell Smith, «I. Theology and the World’s Religious History», 51-73.

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30Robert S. Ellwood y Gregory Alles, «Theology», 446.

31Robert S. Ellwood y Gregory Alles, «Theology», 447.

32Kohler Kaufmann, Jewish Theology (New York: The Macmillan Company. The Project Guttenberg Ebook of Jewish Theology, 1918/2010), 8.

33La palabra kabbalah proviene del verbo hebreo kbl que significa recibir. Literalmente sería recepción. Y por consiguiente aludiría a la recepción del mensaje divino por parte de Moisés. En el judaísmo se atribuye a misticismo. Esta hace parte de la interpretación de la Torá, pero más como un texto simbólico que histórico o legal. El texto más famoso es el Zohar, escrito probablemente en el siglo XIII d. C. por Moses de León y atribuido a un antiguo sabio llamado Shimon bar Yichai. Los teólogos y místicos medievales pretendían tener el conocimiento de un mensaje o sabiduría secreta recibida. Algunos fueron influenciados por el neoplatonismo. Cf. Idel Moshe, Cábala. Nuevas Perspectivas, trads. María Tabuyo y Agustín López (Madrid: Siruela, 2005), 15-30.

34 David Novak, «Jewish Theology», Modern Judaism - A Journal of Jewish Ideas and Experience 3, Vol. 10 (1990): 311.

35 Samuel Lebens, «Hebrew Philosophy or Jewish Theology? A False Dichotomy», Journal of Analytic Theology vol. 2 (2014): 259.

36 Sabine Schmidtke, «Introduction», en The Oxford Handbook to Islamic Theology (Oxford: Oxford University Press, 2016), 32.

37Sabine Schmidtke, «Introduction», en The Oxford Handbook to Islamic Theology, 1, 29-30.

38Sabine Schmidtke, «Introduction», en The Oxford Handbook to Islamic Theology, 2.

39Sabine Schmidtke, «Introduction», en The Oxford Handbook to Islamic Theology, 27.

40 Robert Caspar, A Historical Introduction to Islamic Theology. Muhammad and the Classical Period, Collection «Studi arabo-islmici del PISAI» No. 11 (Roma: PISAI Pontificio Istituto di Studi Arabo e D’Islamicstica, 1998), 4.

41Sabine Schmidtke, The Oxford Handbook to Islamic Theology, 2.

42 Robert Cummings Neville, «Theology», en Encyclopedia of Science and Religion, Volume 2, eds. J. Wentzel Vrede Van Huyssteen, et al. (New York: Thomson & Gale, 2003), 882.

43Según Chad Meister la Realidad Última, en las religiones orientales no se refiere a un Dios personal, como se entiende en las religiones abrahámicas; sino que se entiende como estado absoluto del ser; en el absolutismo hindú es Brahmán, el absoluto indiferenciado. En la metafísica budista se aplica a sunyata o el Vacío. Chad Meister, «3 Conceptions of ultimate reality», en Introducing Philosophy of Religion (Abingdon/New York: Routledge, 2009), 46, 60.

44 David Tracy, «Theology: Comparative Theology», en Encyclopedia of Religion, vol.13, ed. Linsey Jones, (Detroit: Thomson & Gale, 2005), 9126.

45 Robert E. Buswell Jr., «Preface», en Encyclopedia of Buddhism, Volumen 1, ed. Id (New York: Thomson & Gale, 2004), vii-viii.

46 Steven Emmanuel, ed., A Companion to Buddhist Philosophy, Blackwell Companions to Philosophy (Malden: Wiley-Blackwell, 2013).

47Robert E. Buswell Jr., Encyclopedia of Buddhism, vii.

48 Jensine Andresen, «Buddhism» en Encyclopedia of Science and Religion, eds. J. Wentzel Vrede Van Huyssteen, et al. (New York: Thomson & Gale, 2003), 74-75.

49Robert E. Buswell Jr., Encyclopedia of Buddhism, vii; Edward Irons, «Preface and Introduction», en Encyclopedia of Buddhism. Encyclopedia of World Religions Series, ed. John Gordon Melton (New York: Facts On File-An imprint of Infobase Publishing, 2008), xi; Robert Ellwood y Gregory Alles, «Buddhism», en The Encyclopedia of World Religions, eds. Id (New York: Facts on File, Inc-Infobase Publishing, 2007), 65; Martin Baumann, «Buddhism», en Religions of the World, A comprehensive Encyclopedia, volume 1, eds. John Gordon Melton y Martin Baumann (Santa Barbara: ABC-CLIO, 2002), 179-198.

50Robert Ellwood y Gregory Alles, «Theology», 447.

51 José Ignacio Cabezón, «Buddhist Theology in the Academy», en r16, eds. Roger R. Jackson y John Makransky (Richmond: Curzon Press, 2000), 25.

52Cf. Roger R. Jackson y John Makransky eds., Buddhist Theology. Critical Reflections by Contemporary Buddhist Scholars (London: Routledge, 2000).

53 Taitetsu Unno, «Twenty: Constructive Buddhist Theology: A Response», en Buddhist Theology. Critical Reflections by Contemporary Buddhist Scholars, eds. Roger R. Jackson y John Makransky (London: Routledge, 2000), 386-405.

54 Rita M. Gross, «Two: Buddhist Theology?», en Buddhist Theology. Critical reflections by Contemporary Buddhist Scholars, eds. Roger R. Jackson y John Makransky (Richmond: Curzon Press, 2000), 56.

55Rita M. Gross, «Two: Buddhist Theology?», 57.

56Robert Cummings Neville, «Theology», 883

57El estudio académico y sistemático de la India, en su historia, pueblos, lenguas, culturas, religiones y literatura. Cf. Olivia Cattedra, «Las puertas de la India: consideraciones sobre la indología moderna», Revista Tábano 8 (2012): 42.

58Robert Ellwood y Gregfory Alles cuestionan esta posibilidad, ellos hablan de formas de pensamiento riguroso y sofisticado de otras tradiciones religiosas. Robert Ellwood y Gregory Alles, «Theology», 446.

59Gavin Flood, «Introduction: Establishing the Boundaries», en The Blackwell Companion to Hinduism, ed. Id (Oxford-Malden: Blackwell Publishing, 2003), 2; Francis Clooney, «Chapter 21 Restoring “Hindu Theology” as a category in Indian Intellectual Discourse», 470; Martin Baumann, «Hinduism», en Religions of the World, A comprehensive Encyclopedia, Volume 2, 586.

60 James Lochtefeld, «Introduction», en The Illustrated Encyclopedia of Hinduism, Volumen 1, ed. Id (New York: The Rosen Publishing Group, Inc, 2002), vii. Traducción personal.

61El texto fundador de esta escuela Samkhyakarikas, escrito por Ishvarakrishna, data del siglo III a. C.; Gavin Flood, El Hinduismo, trad. Miguel José Hagerty (Madrid: Akal, 2008), 280ss.

62Francis Clooney, «Chapter 21 Restoring “Hindu Theology” as a category in Indian Intellectual Discourse», 447-477; Douglas Renfrew Brooks, Swami Durgananda et al., Meditation Revolution: A History and Theology of the Siddha Yoga Lineage (Delhi: Muktabodha Indological research Institute, 2002); Roger R. Jackson, y John J. Makransky, eds., Buddhist Theology. Critical reflections by Contemporary Buddhist Scholars.

63Francis Clooney, «Chapter 21 Restoring “Hindu Theology” as a category in Indian Intellectual Discourse», 447.

6464 Francis Clooney, «Chapter 21 Restoring “Hindu Theology” as a category in Indian Intellectual Discourse», 448.

65Francis Clooney, «Chapter 21 Restoring “Hindu Theology” as a category in Indian Intellectual Discourse», 447-448.

66Francis Clooney, «Chapter 21 Restoring “Hindu Theology” as a category in Indian Intellectual Discourse», 449.

67Gavin Flood, El Hinduismo, 271-276.

68Gavin Flood, El Hinduismo, 271-276.

69Gavin Flood, El Hinduismo, 271-276; Gavin Flood, «Introduction: Establishing the Boundaries», 1.

70 Edward W. Said, Orientalismo, trad. María Luisa Fuentes (Barcelona: Random House Mondadory, 2008).

71 Xinzhong Yao, El Confucianismo, trad. María Condor (Madrid: Cambridge University Press, 2001), 63-73; Cf. Vergilius Ferm, ed., An Encyclopedia of Religion (New York: The Philosophical Library, 1976), 150

72Xinzhong Yao, An introduction to Confucianism, 63-73.

73 Rodney L. Taylor y Y. F. Howard Choy, «Theology», en The Illustrated Encyclopedia of Confucianism, Volumen 2, eds. ID (New York: The Rosen Publishing Group, Inc., 2005), 599.

74 Jacob Olupona, «African Traditional religions», en Worldmark Encyclopedia of Religious Practices, vol. 1, ed. Thomas Riggs (Detroit: Thomson & Gale, 2005), 1-21.

75 Allan Anderson, «Traditional African Religion», en Religions of the World. A comprehensive Encyclopedia of Beliefs and Practices, Volumen 4, 1289-1296.

76 John Mbiti, Introduction to African Traditional Religion (Portsmouth: Heinemann Educational Books, 1991); Taban Lo Liyong, «Problemas y temas en el estudio de la religión Tradicional Africana: Una presentación crítica de West African Traditional Religion de Kofi Asake Opoku», Estudios de Asia y África 3, Vol. 26 (1991): 497-514.

77 Paul F. Knitter, Introducción a las teologías de las religiones (Navarra: Verbo Divino, 2007).

78La traducción es del autor de este artículo. Andrew Newberg, Principles of Neurotheology. Ashgate Science and Religion Series, 64.

79 Edgar Amilcar Madrid Morales, «Meta» en Diccionario Griego-Español. Español-Griego (Chiquimula: Seminario Teológico Quakero, 2009), 17; Robert Beekes y Lucian van Beek, «Meta» en Etymological Dictionary of Greek, Volumen 1 (Leiden: Brill, 2010), 936.

80 A. R. Lacey, «Philosophy and analysis», en A dictionary of Philosophy (London/New York: Routledge, 1996), 53.

81Cf. Lluís Duch, Antropología de la religión, trad. Isabel Torres (Barcelona: Herder, 2001), 21-25.

82Andrew Newberg, Principles of Neurotheology. Ashgate Science and Religion Series, 64.

83 Pascal Boyer, Religion Explained: The Evolutionary Origins of Religious Thought (New York: Basic Books, 2001); Andrew Newberg, Principles of Neurotheology. Ashgate Science and Religion Series, 32.

84Jorge Alberto Álvarez Díaz privilegia el término transdisciplinariedad por encima de la multidisciplinariedad, la pluridisciplinariedad y la interdisciplianriedad. La transdisciplinariedad indicaría que dos o más disciplinas busquen organizarse alrededor de un modelo teórico único, adoptando una forma común metodológica, o que busquen los mismos objetivos: «que reúna en el horizonte del saber, agrupadas en una dimensión horizontal o vertical, las intenciones y preocupaciones de las diversas epistemologías». Jorge Alberto Álvarez-Díaz, «¿Es posible la transdisciplinariedad entre neurociencias y religiones?», Revista Mexicana De Neurociencia 5, Vol. 15 (2014): 292-293.

85Andrew Newberg, Principles of Neurotheology. Ashgate Science and Religion Series, ix, x, 1, 2, 3, 64, 65, etc.

86Andrew Newberg, Principles of Neurotheology. Ashgate Science and Religion Series, 45.

87Andrew Newberg, Principles of Neurotheology. Ashgate Science and Religion Series, 64.

88Andrew Newberg, Principles of Neurotheology. Ashgate Science and Religion Series.

89 Alex Rosenberg, Philosophy of Science. A contemporary introduction (New York: Routledge, 2005), 1-20.

90Andrew Newberg, Principles of Neurotheology. Ashgate Science and Religion Series, 238-240; Alexander Fingelkurts y Andrew Fingelkurts, «Is Our Brain Hardwired to Produce God, or Is Our Brain Hardwired to Perceive God? A Systematic Review on the Role of the Brain in Mediating Religious Experience», Cognitive Process 4, Vol. 10 (2009): 293-326.

91 Andrej Jeftić, «Andrew Newberg’s Model of Neurotheology: A Critical Overview», Philotheos 13 (2013): 274.

92 Donald J. Borror, «Mega» en Dictionary of Word Roots and Combining Forms, ed. Id (Mountain View: Mayfield Publishing Company, 1988), 57.

93Andrew Newberg, Principles of Neurotheology. Ashgate Science and Religion Series, 65.

94 Eugene D’Aquili y Andrew Newberg, The Mystical Mind: Probing the Biology of Religious Experiences (Minneapolis: Fortress Press, 1999), 14, 95, 98, 100, etc.

95El sincretismo ha sido definido como un término que denota relaciones especiales entre lenguajes, culturas o religiones. En la actualidad ha tomado otras significaciones con sentido de hibrido, mezcla y se discute en relación a la identidad cultural y la autonomía de pueblos y culturas. Además, se habla que más que un resultado es el proceso mismo de estas relaciones. Cf. Alessandro Lupo, «Síntesis controvertidas. Consideraciones en torno a los límites del concepto de sincretismo», Revista de Antropología Social 5 (1996): 11-37.

96Massimo Introvigne, «New Age», en The Blackwell Encyclopedia of Sociology, ed. George Ritzer (Malden- Oxford: Blackwell Publishing, 2007), 3189-3192.

97Cf. Vicente Merlo, La llamada de la Nueva Era. Hacia una espiritualidad místico-esotérica (Barcelona: Kairós, 2007).

98Andrew Newberg, Principles of Neurotheology. Ashgate Science and Religion Series, 66.

99 A. Torres Queiruga, L. C. Susin y J. Sobrino, eds., Teología del Pluralismo Religioso. El Nuevo Paradigma. Concilium, Revista Internacional de Teología, No. 319 (Estella: Verbo Divino, 2007).

100 Aurélia Bardon et. al. eds., Religious Pluralism. A Resource Book (San Domenico de Fiesole: European University Institute-Robert Schuman Centre for Advance Studies-Religiowest, 2015).

101Aurélia Bardon et. al. eds., Religious Pluralism. A Resource Book, 2.

102Aurélia Bardon et. al. eds., Religious Pluralism. A Resource Book, 3.

103Andrej Jeftić, «Andrew Newberg’s Model of Neurotheology: A Critical Overview», 274, 276.

104 José María Vigil ed., Towards a Planetary Theology. A Long the Many Paths of God V (Montreal: Dunamis Publishers, 2010), 7-8.

105José María Vigil ed., Towards a Planetary Theology. A Long the Many Paths of God V, 189.

*Teólogo de Hekima College-CUEA: Universidad Católica del Este Africano (Nairobi); Licenciado y Doctor en estudios árabes e islámicos del PISAI: Pontificio Istituto di Studi Arabi e D'Islamistica (Roma). Docente e investigador. Actualmente se desempeña en docencia en el Departamento de Formación Humana de la Facultad de Ciencias Sociales y Educación en pregrados de la Corporación Universitaria Lasallista (Caldas-Ant.), y en posgrados de la Facultad de Filosofía, Teología y Humanidades de la Universidad Pontificia Bolivariana (Medellín). Contacto: jcmuneram@gmail.com.

Para citar este artículo: Múnera Montoya, Juan Carlos. «Revisión crítica de neuroteología como metateología y megateología». Franciscanum 173, Vol. 62 (2020): 1-23.

Recibido: 12 de Julio de 2019; Aprobado: 29 de Noviembre de 2019

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