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Franciscanum. Revista de las Ciencias del Espíritu

Print version ISSN 0120-1468

Franciscanum vol.65 no.180 Bogotá July/Dec. 2023  Epub Feb 12, 2024

https://doi.org/10.21500/01201468.6260 

TEOLOGÍA

“Me han hecho mucho bien” Un balance del papado de Francisco y su visita a Colombia*

“They have done me a lot of Good” A balance of the papacy of Francisco and his visit to Colombia

Carlos Eduardo Román Hernández1  **
http://orcid.org/0000-0001-9534-0195

1Pontificia Universidad Javeriana; Bogotá; Colombia.


Resumen

Este artículo propone una lectura retrospectiva y crítica de la visita del Papa Francisco a Colombia, realizada en septiembre de 2017, y se apoya en algunas nociones provenientes del pensamiento de Bernard Lonergan S.J. No pretende analizar o recordar su coyuntura, sino captar y exponer los desafíos generados en aquella visita, que se vislumbran como posibilidad de sanación en nuestra historia. Son asuntos estructurales que apelan tanto la vida creyente como la vida social y política, y no meras declaraciones de referencia de un líder religioso.

Palabras clave: Papa Francisco; sanación y redención; cultura de paz; Bernard Lonergan

Abstract

This article proposes a retrospective and critical reading of Pope Francis' visit to Colombia, made in September 2017, and is supported by some notions from the thought of Bernard Lonergan S.J. It does not intend to analyze or remember his situation, but to capture and expose the challenges generated in that visit, which are seen as a possibility of healing in our history. They are structural issues that appeal to both the believing life and the social and political life, and not mere statements of reference by a religious leader.

Keywords: Pope Francisco; Healing and Redemption; Peace culture; Bernard Lonergan

En el año 2023 se cumplen diez años de la elección del actual pontífice, Francisco, y seis de su importante viaje apostólico a Colombia. Es hora de elaborar balances sobre su legado, para potenciar lo que de bueno ha ido sembrando. Estas líneas se ocupan del asunto particular de su visita a Colombia, que, aunque haya sido tratado como un evento mediático y emocional, fue mucho más que el titular de prensa y el entusiasmo de aquellos días1. Sus palabras y gestos iluminaron caminos, pero lo propio de esta iluminación es ser una orientación de sentido, posibilidad emergente y estructural cuya propuesta aún hoy sigue resonando.

Dicho hilo articula la exposición que sigue. Los dos primeros apartados refieren una lectura del sentido misional y del sentido político de la visita papal, enmarcándola en elementos lonerganianos que permiten dar cuenta de ciertas estructuras -presentes en las intervenciones de Francisco- que vislumbran dichos sentidos2. Con lo anterior, el tercer apartado propone una lectura del sentido sanador de su visita, sentido que opera en la medida en que se comprende como conjunto de desafíos de largo aliento, aún pendientes de retomar a pesar de los años pasados desde su presencia en Colombia.

1. Sentido misional: lo concreto del bien

El sentido misional de la visita papal es lo más evidente que invoca Francisco en sus intervenciones, pero siempre desde resignificaciones propuestas a partir de su particular orientación de autoridad. No es gratuito que, en sus primeras intervenciones frente a las autoridades colombianas, recordara que seguía la huella de sus predecesores y su compromiso eclesial con la paz, la justicia y el bien. Este compromiso que le lleva a presentarse como un obispo peregrino de paz y esperanza, dispuesto a aprender del pueblo colombiano y animarlo en su búsqueda de paz y reconciliación. En este marco, proclama que los principios evangélicos son significativos para el tejido social colombiano, y los singulariza/sintetiza en la actitud de «respeto sagrado a la vida humana», que califica como «piedra angular en la construcción de una sociedad libre de violencia»3.

En este conjunto, es posible captar elementos estructurales comprensibles al interior de la noción de bien humano, de Lonergan. El bien «siempre es concreto», aunque sus definiciones sean abstractas4, y es el escenario de los preceptos morales, los cuales

sólo pueden ser indicadores de la dirección o localización donde se halle el bien, o límites que indiquen dónde no se encuentra el bien. Pero le queda a cada uno el problema de desarrollar concretamente el bien que pueda hacer con su decisión en su situación concreta con sus potencialidades y posibilidades5.

Las potencialidades y posibilidades concretas se refieren siempre tanto al bien personal como al bien común y social (así, p. ej., en Evangelii Gaudium6 217-237); apuntan a la cooperación, al vínculo, al progreso que revierte lo no-vincular o decadencia. Este asunto es una clave, según Lamb: «Si la clave del auténtico progreso humano es una atenta, inteligente, razonable y responsable cooperación en redes comunitarias que siempre se expanden y complementan, la clave de la decadencia es una represión de esa cooperación y de esa comunidad»7.

Este breve panorama permite formular tres grandes elementos estructurales que se pueden rastrear en el discurso papal que, en conjunto, dan cuenta del sentido misional de su visita.

a. El primero es la interpretación de lo concreto del bien como proceso comunicativo8 que simpatiza y empatiza con la búsqueda de la paz y la reconciliación. Con su discurso, el Papa desea coadyuvar a ese proceso.

Tal aserto se nutre de su mundo vital latinoamericano, su autocomprensión como obispo de Roma, su asumido rol pastoral y su talante profético, precomprensiones todas ellas articuladas y desde las cuales habla a sus diversos públicos9. De allí su clamor por una iglesia en salida, despejada del miedo de perderse por ese salir y del miedo de «tocar la carne herida» de la historia y de la gente10. De allí que insista en «involucrarse», en «crecer en arrojo» y «coraje evangélico» frente al hambre que, desde su despojo, clama por la dignidad y por Dios11. Ese movimiento de tocar la carne herida, reconociendo el despojo que la ha causado e indignándose contra él, es lo concreto del evangelio, nunca «un ejercicio de estériles especulaciones»12.

Lo concreto del evangelio no sólo es exigencia para un horizonte creyente, sino se extiende a los diversos horizontes que conforman las formas de relación humanas con los otros y con el entorno. Trabajar por la paz se esboza como «persistir en la lucha para favorecer la cultura del encuentro, que exige colocar en el centro de toda acción política, social y económica, a la persona humana, su altísima dignidad, y el respeto por el bien común», evadiendo la inclinación por la venganza, el interés particular y el corto plazo. Francisco desafió al establecimiento (en aquel momento, en el cual construía un tratado de paz, y en este de nuestro hoy para seguir construyendo la posibilidad de la paz) para que forje formas legales cuya raíz aspira a un más allá de la ley: «No es la ley del más fuerte, sino la fuerza de la ley, la que es aprobada por todos, quien rige la convivencia pacífica». Si bien se necesitan «leyes justas», su fuerza no es tanto «la exigencia pragmática de ordenar la sociedad», sino el «deseo de resolver las causas estructurales de la pobreza que generan exclusión y violencia», deseo cuya base es lo inclusivo: «Todos somos necesarios para crear y formar la sociedad. Esta no se hace sólo con algunos de “pura sangre”, sino con todos»13.

b. El segundo elemento estructural postula que el proceso comunicativo de lo concreto del bien produce y pone en acto evangelio y misericordia.

Francisco retoma su tradición precedente, por supuesto, que reconoce el significado transformador del evangelio en orden a la conversión y la liberación: «confronta a su receptor con un nuevo estado de cosas y lo insta a tomar una opción»14. La «fuente de la alegría»15 expone un movimiento que examina y enfrenta la vida personal y social que se ha clausurado en el interés propio y en el fetiche mercantil16, y de allí insta a reparar tanto la conciencia autorreferente y aislada como la historia en su correlato de justicia social y ambiental17. Es un camino necesario, «quien quiera vivir con dignidad y plenitud no tiene otro camino más que reconocer al otro y buscar su bien»18 que configura la misericordia19, esa «viga maestra que sostiene la vida de la Iglesia» y su criterio de discernimiento respecto del vínculo eclesial20.

En sus mensajes, Francisco ofrece una producción misericordiosa21: «la relación con Dios no puede ser un apego frío a normas y leyes ni tampoco un cumplimiento de ciertos actos externos que no llevan a un cambio real de vida»22. El Papa nombra su producto como permanecer en Jesús o contemplar su divinidad, lo que es performativo en tanto se plantea como dinámica evangélica y misericordiosa. Contemplar/permanecer en Jesús/divinidad «nos lleva a ponernos con docilidad en las manos de Dios para realizar su voluntad y hacer eficaz su proyecto de salvación», guiando lo humano en lo concreto de «hombres y mujeres reconciliados para reconciliar» y «vivir en alegría», que a su vez ofrecen producciones que propician «ser promesa de un nuevo inicio para Colombia, que deja atrás diluvios (...) de desencuentro y violencia, que quiere dar muchos frutos de justicia y de paz, de encuentro y de solidaridad»23.

Con tal significación, Francisco menciona la mirada necesaria sobre la realidad: «no como juez, sino como buen samaritano». Mirada que «descubre el sufrimiento callado y se conmueve ante las necesidades de las personas, sobre todo cuando estas se ven avasalladas por la injusticia, la pobreza indigna, la indiferencia, o por la perversa acción de la corrupción y la violencia»24. En este descubrimiento conmocionado del despojo y la penuria tanto material como cultural/espiritual, que además nutre la indignación evangélica («coraje»), la mirada samaritana es captada por un «hambre», donde la divinidad encuentra su primer hogar25.

c. En lo anterior se esboza el tercer elemento estructural: el lugar privilegiado del pobre, periferia existencial que ha sido despojado de su dignidad por los «pura sangre» y sus privilegios, y que clama por ser reconocido26.

El papado de Francisco ha puesto este elemento en el centro de sus intenciones, sin olvidar toda su carga conflictiva en la tradición bíblica y eclesial. Es «imperativo de escuchar el clamor de los pobres [que] se hace carne en nosotros cuando se nos estremecen las entrañas ante el dolor ajeno»27, pues «todo el camino de nuestra redención está signado por los pobres»28. Se manifiesta aquí una conciencia intencional que tiende (y atiende) al otro que le desborda29, otro que aparece como el gran y privilegiado escenario de los preceptos morales que, como el bien, son concretos en la praxis.

Francisco retomó tales insistencias en suelo colombiano. Si el Evangelio es concreto y no estéril especulación, no hay que temer el tocar la carne herida. El tocar prolonga la mirada contemplativa y samaritana, que de manera conmovida y profética30 acaricia las personas que «se ven avasalladas por la injusticia, la pobreza indigna, la indiferencia, o por la perversa acción de la corrupción y la violencia»31.

Estas formulaciones se encuadran en la noción de cultura del encuentro, que busca confrontar la habitual cultura autorreferente, que excluye y fomentar el reconocimiento del otro, o de otra manera, de «ver en el otro un llamado a la responsabilidad ética y política», asunto que va más allá de la formalidad ética y política32 hacia un caminar en misericordia. Esta se encuentra enraizada en la conmoción, por estar dispuesta a responder por «la miseria esencial del otro»33, y alzarse en contra de significaciones habituales que hacen de la dignidad humana y medioambiental un objeto de uso, abuso y desecho.

d. Los tres elementos estructurales indicados se pueden articular ahora para formular el sentido misional de la visita apostólica del Papa Francisco.

En uno de sus primeros encuentros, el Papa recordó que el compromiso de la iglesia «con la paz, la justicia y el bien de todos», es algo concreto para la misión eclesial, cuya «piedra angular» es «el respeto sagrado a la vida humana, sobre todo la más débil e indefensa», y posibilita la «construcción de una sociedad libre de violencia»34. Francisco refiere la misión de la iglesia a la piedra desechada y angular, la vida débil e indefensa, referencia concreta de la paz, la justicia y el bien.

En esta referencia se contiene una mirada proactiva que tantea posibilidades de encuentro con lo negado, como rastro de la huella de Dios. Tal mirada suscita un proceso comunicativo en torno de la cultura del encuentro, cuyo centro es lo operativo del evangelio y la misericordia que se hacen concretos desde la vida negada. Esta vida negada es piedra angular no sólo desde un lenguaje bíblico, sino también en cuanto exigencia pre-ética. Es la base de una tradición creyente sin la cual no hay comprensión, sino falsos ritualismos y palabrería.

Con Lonergan, se puede decir que paz, justicia y bien, desde su referencia concreta, son valores «que se tiende[n] a alcanzar en las cuestiones que se ponen a la deliberación»35. Francisco puso de presente dichos valores en su visita, para que permearan las deliberaciones efectuadas en aquel momento sobre el tratado de paz. No fue su tarea indicar lo particular de su realización, pero sí su responsabilidad creyente y eclesial proponer orientaciones concretas para la deliberación36 (misericordia, mirada samaritana, cultura del encuentro, tocar la carne herida, etc.) y señalar la referencia concreta, la piedra angular, desde la cual construirla. En este sentido, los ecos de su visita aún siguen acompañando el presente de las nuevas circunstancias políticas.

2. Sentido Político: Re-hacer las trizas

A lo largo de su pontificado, Francisco ha insistido en alentar la participación política del cristiano. Comprometido con el mundo, sin embargo, no debe el creyente perder su identidad, y entender la política como una «vocación de servicio», no de administración del poder, y verificarla desde la apuesta por la amistad social y el bien común, desde el asumir aquella piedra angular y desechada37. En tal sentido, no se puede negar el sentido político de la visita papal38. Su misión eclesial siempre se presentó a la par con una exigencia política y cultural: solicitó a las autoridades y representantes de la sociedad civil «favorecer la cultura del encuentro, que exige colocar en el centro de toda acción política, social y económica, a la persona humana, su altísima dignidad, y el respeto por el bien común»39.

Como en el apartado anterior, es posible discernir elementos estructurales que complementan el proceso comunicativo que produce evangelio y esbozan su fuerza política. Con Lonergan, insistimos en lo concreto del bien que posibilita el progreso y frena la decadencia; a este asunto hay que agregar la noción de cultura propuesta por el jesuita canadiense («conjunto de significaciones y valores que informan un determinado modo de vida»)40, pues sentidos culturales dados o propuestos (en su dimensión política, entre otras) potencian procesos de progreso o decadencia41.

A la noción del Papa sobre cultura del encuentro, subyace la noción empírica de cultura propuesta por Lonergan. Lo que interesa subrayar ahora es aquello que da fluidez al proceso comunicativo del evangelio-misericordia: son los cuatro principios orientadores para la paz social y el bien común, tiempo, unidad, realidad, todo (EG 221-237), cuyo breve análisis en cuanto estructura42 presente en sus intervenciones en Colombia, permite dar cuenta del sentido política de su visita.

a. El primer principio orientador se refiere a la superioridad del tiempo sobre el espacio (EG 222-225). En la exhortación, el «tiempo» no refiere un chrónos, sino más bien un kairós/aiôn, horizonte en permanente apertura hacia el tiempo oportuno43. Su lógica, declara Evangelii Gaudium44, implica dinamismos procesuales que articulan lo fraterno antes que lo posesivo, que delimita y desarticula. Por esto es un dinamismo convencido y fructífero.

Francisco evocó este asunto al usar la parábola de la cizaña y el trigo en su visita apostólica45. El bien y su valor concreto se manifiestan en el kairós/aiôn, que, a su vez, da cuenta del encuentro interpersonal genuino y transformador.46 Así, el Papa rogó por «la paciencia del Señor del Campo», quien espera «la buena calidad de sus granos»47 contando con todos ellos, «incluso los imperfectos, pues darán frutos de vida buena»48. De manera similar interpretó Jn 12,24: «el grano de trigo que muere (…) tiene la fuerza de diseminar los planes de Dios»49. Resume sus lecturas con el lenguaje de promesa: «La promesa es que daremos fruto, y en abundancia, como el grano de trigo, si somos capaces de entregarnos, de donar la vida libremente»50.

Nada de esto tiene sentido desde la percepción habitual del tiempo como chrónos. Allí prima la autoafirmación posesiva, la rentabilidad y el propio beneficio, la búsqueda de resultados desde el halago del poderoso, la identidad como «casta de funcionarios plegados a la dictadura del presente», el vínculo apestado por «agendas encubiertas». En ese relevo del ayer por el mañana a través del hoy, el tiempo se cierra en la domesticación de la esperanza y cierra la subjetividad al otro y a la historia, como un árbol sin sombra, como «ramas privadas de nidos»51.

b. Este tema de la subjetividad vinculada o desvinculada del otro y de la historia se desarrolla en el segundo principio orientador, la unidad que prevalece sobre el conflicto52. La unidad refiere un modo de existir concreto, que puntúa sobre la solidaridad y el reconocimiento de la diversidad, construyendo convivencia53-54. El modo de existir concreto es una forma de relación entre seres humanos y entre estos y su entorno -forma de relación con lo otro-, y como forma es piedra angular de la construcción de amistad social55. La unidad orienta el proceso comunicativo de progreso de una cultura del encuentro, siempre desde aquella interpelación fundamental que es el rostro negado del otro56.

Al considerar la genealogía de Jesús (Mt 1, 1-17) en una de sus homilías, Francisco ofrece un sentido articulador y concreto a la unidad. En su lectura, un otro particular, un universal concreto, se hace el protagonista creíble de procesos de paz y reconciliación sin desconocer la conflictualidad y la diferencia: se trata de quienes «han vivido la dramática realidad del conflicto», y aun así, vencen «la comprensible tentación de la venganza»57. Con su dolor, ese otro construye territorios sagrados («tierra regada con la sangre de miles de víctimas inocentes y el dolor desgarrador de sus familiares y conocidos») que contienen su narración tanto del sufrimiento y la amargura como del amor y el perdón, y que ponen en escena viva cómo no se dejó llevar el corazón desde el odio o el dolor58. Ese otro se hizo presente con cuerpo y nombre propio59 y lanzó el desafío de comprender que todos participamos de esa pérdida de humanidad, que sólo nos salvamos todos cuando nos acompañemos en la acogida y la sanación. El desafío lo recogió el Papa diciendo: «Sanemos aquel dolor y acojamos a todo ser humano que cometió delitos, los reconoce, se arrepiente y se compromete a reparar, contribuyendo a la construcción del orden nuevo donde brille la justicia y la paz»60. Tal es el sentido más claro y estructuralmente profundo del lema de la visita papal: demos el primer paso.

Para dar el primer paso (que se refiere a la unidad) es por completo necesaria la presencia del otro, que en la norma cultural habitual es apenas instrumento, estadística o cálculo, de un corazón autorreferente. Lo concreto de la unidad no es especulación filosófica o teológica, sino «interpelación fundamental», esto es, la «carne herida de la propia historia y de la historia de su gente»61. Esta interpelación en cuanto unidad es oportunidad para el kairós/aiôn a que alude el primer principio.

c. De lo anterior se sigue, no en sentido causal, sino poliédrico, el tercer principio mencionado por Evangelii Gauidum, que reconoce la realidad como más importante que la idea62. Reconoce el Papa que la idea restringe o fantasea la realidad, en tanto la realidad se sitúa en las coordenadas de la diversa humanidad en su historicidad propia y exigencias de vitalidad. Esta realidad no es un tanto un «dado», sino una manera de habitar la existencia desde la construcción de la vida, asumiendo así la propia historicidad desde el fundamento de aquella piedra angular desechada. Dicho de manera sintética: la realidad es un habitar en construcción desde la interpelación del sujeto negado o sufriente.

Habitar así es un cambio difícil de aceptar63. Ello incide en las maneras humanizantes, o no, del habitar y del vínculo. Con insistencia solicita un habitar que no solo reconozca y rescate en su dignidad la piedra desechada que fue evocando de diversas maneras, sino también suplica por aquel «otro» que nos sustenta y con el cual nos encontramos en interdependencia vital, el entorno biótico. De su «rostro» emerge una doble epifanía. Por un lado, es «síntoma» de «la violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado»64. Por otro, es interpelación y prueba «para verificar si nuestra sociedad, casi siempre reducida al materialismo y pragmatismo, está en grado de custodiar lo que ha recibido gratuitamente, no para desvalijarlo, sino para hacerlo fecundo»65.

d. Esta sensatez supone apreciar un vínculo con la realidad, donde confluyen las parcialidades sin perder su originalidad (mirada poliédrica), puesto que -cuarto principio- el todo es superior a la parte66.

Lo que se pone en juego en este cuarto principio como «todo», y latente en los tres anteriores, es el vínculo. Francisco lo manifiesta como sabiduría vincular, que comprende «la sacralidad de la vida, el respeto por la naturaleza, la conciencia de que no solamente la razón instrumental es suficiente para colmar la vida del hombre y responder a sus más inquietantes interrogantes», antes que totalidad pragmática, invasiva, materialista y autorreferente. La metáfora de la sabiduría vincular es la imagen del corazón, sagrario secreto de la conciencia, donde palpita la esperanza, aunque afectado por el miedo y la soberbia autorreferente. Este miedo y soberbia son los que, con su temor y deformando el rostro de la carne herida y la historia, impide la mirada que Colombia necesita.67 Por esto mismo, y para afrontarlo, es necesario sanar el corazón desde lo que él mismo contiene: la esperanza, siempre «dispuesta a darle a los otros una segunda oportunidad»68, para que se posibilite «construir un País que sea Patria y casa para todos los colombianos»69. Se anhela y construye vínculo desde «la capacidad de afectar y ser afectado», que abre el sentimiento y el pensamiento a la veneración, el respeto, el construir el bien de los otros y del entorno70.

e. Los cuatro principios orientadores para construir la paz social y el bien común, planteados en Evangelii Gauidum71 (tiempo, unidad, realidad, todo), adquieren un matiz particular en la visita del Papa a Colombia.

Para el Papa, el don de la fe y el de la esperanza que desea compartir en su visita es la clave para salvar y construir la casa que merecemos los colombianos, y se hacen operativos en la medida en que se fomenta una cultura del encuentro72. Tal clave permite esbozar una fe madura, crítica y autorreflexiva, que coadyuva a recrear un kairós/aiôn, un otro, un habitar y un vínculo, que rompen el normal infantilismo posesivo y autorreferente tanto en lo personal como en lo social. Por esto mismo, se activa una esperanza y se camina una fe cuyas miradas está al tanto de lo concreto del bien: se hacen políticas. Francisco insiste en una cultura del encuentro como horizonte, esboza la fraternidad como categoría política73 y desafía los modos políticos habituales de corte posesivo y autorreferencial.

La esperanza y la fe políticas, que esboza Francisco, se despliegan sobre dichos elementos estructurales de manera duélica74. Somos tiempo de la confraternidad (kairós/aiôn) o de la enemistad (chronos). Somos otro, sufriente y rostro reconocido como espejo de la humanidad por venir, o enemigo y rostro deformado por el miedo y la guerra. Somos habitar que cuida al otro y al planeta y al tiempo de la confraternidad, o los desvalija desde las violencias y sus normalizaciones cortoplacistas. Somos posibilidad de vínculo, desde la sabiduría de la razón cordial de flujo cálido, o desde la eficiencia de la razón autorreferente y su pura sangre. En este marco duélico, la segunda posibilidad es un vínculo falso, cuyo nombre preciso es decadencia75. Por supuesto, el Papa se sitúa en la primera posibilidad.

Con todo, lo decadente suele configurar el caso cultural colombiano. Tal forma de vínculo se encarnó en las palabras pronunciadas en mayo de 2017, en el marco de la II Convención del partido Centro Democrático (en Bogotá), donde se declaró como primer desafío político «volver trizas ese maldito papel que llaman el acuerdo con las Farc»76. El desafío político del Papa, declarado en septiembre de 2017, se refiere a no llamar a nada maldito: «La paz es la que Colombia busca desde hace mucho tiempo y trabaja para conseguirla. Una paz estable, duradera, para vernos y tratarnos como hermanos, nunca como enemigos»77.

3. Sentido sanador: Reconciliar

Con lo anterior, es posible referir un sentido sanador de la visita apostólica papal, desafiante y dinámico. El marco general de este sentido es una nota de intención reconciliadora, y anodina en apariencia: el Papa agradece. Lo hizo en sus intervenciones al declarar su aprecio por los esfuerzos de paz y reconciliación, en sus jornadas de Bogotá, Medellín y Villavicencio, en medio de sus insistencias por un ethos cultural que genere vínculo. En su despedida explicó el motivo de su agradecer, más allá de la formalidad social: «Ustedes me han hecho mucho bien»78. El agradecer aparece como momento concreto y verificado de una reconciliación siempre presente y siempre en curso.

a. Una breve digresión sobre el agradecer y la reconciliación nos permite acercarnos a la lectura buscada. El agradecer79 es un acto que pone en escena la interdependencia humana desde un quien-agradece hacia un a-quien-se-agradece. El primero así lo hace al descubrir un valor en el otro, y ese otro ve reconocido su valor. El valor captado reconfigura a ambos al acogerse en humanidad crecida, y ese valor da cuenta que ambos se necesitan para su encuentro y humanidad. En su encuentro se juega lo concreto del bien y los dinamismos de creatividad y progreso, y se rectifica la autorreferencialidad cultural (conversión) que revierte lo decadente (recuperación). Se plantea también un proceso permanente de acuerdo social que refiere formas de relación y sujetos concretos: se trata de procesos reconciliadores, que desde un punto de vista creyente pueden ser leídos como redentores y sanadores.

Si bien el proceso de acuerdo social como proceso reconciliador no es exclusivo de alguna forma cultural, adquiere perfiles específicos en las culturas. Se puede considerar, entonces, la reconciliación como una de las formas históricas particulares de la redención80. La comprensión creyente de la reconciliación bebe de la recreación que hace Pablo de Tarso del mensaje de Jesús sobre el perdón81, esto es (ya en la teología neotestamentaria), la reconstrucción de «la verdad humana de lo que el hombre es desde Dios y lo que Dios quiere que sea el hombre», y la necesaria reconciliación interhumana para que sea posible reconciliarse con Dios82. En teología sistemática la reconciliación se tematiza como redención83: el amor de Dios hacia la humanidad se manifiesta y revela en el acto de la venida de su Hijo, acto que invita al amor y reconcilia, y se ofrece como comunicación inteligible84. Siendo así, esta redención contiene un sentido sanador para con la historia particular, al empujar los procesos de progreso hacia la recuperación y redención de la decadencia85.

b. Lo anterior ofrece los hilos que tejen el sentido sanador de la visita apostólica, que integra además su sentido político y su sentido misional. El agradecer del Papa supone un previo descubrimiento de alguien. Descubre Francisco la valía de una iglesia misionera que, saliendo de sí, asume una misión encarnada que huye de la comodidad cómplice86. Esta valía sólo es posible por la existencia de una exterioridad primera que le llama, que descubre y es descubierta, y así la resalta el Papa: el otro (el humano y el entorno ambiental) en su situación concreta de sufrimiento y desconocimiento, y piedra angular de lo concreto87. La autenticidad de los procesos de acuerdo social tiene su base firme en dicha piedra angular, para que ellos sean significativos, buenos y con sentido88.

Con su agradecer, Francisco descubre la existencia vulnerable como fundamento de lo humano. Este acto resignifica los mensajes de su visita como un desafío estructural. El sentido misional se vuelca a ser (1) una provocación a que las narrativas creyentes y eclesiales tomen como eje articulador la voz de las víctimas del conflicto armado y se potencien a ser narraciones de paz, justicia y bien. De manera similar, el sentido político se aplica a (2) comprometer la persona y la sociedad en verbalizar y construir una cultura de la vida y el encuentro, desde elementos de vínculo dignificante construidos en el diálogo social y en confrontación con aquellos elementos construidos desde el desconocimiento y el miedo.

Junto a estos desafíos, se vislumbran otros dos, orientadores de valor al asunto particular colombiano. Insiste el Papa en la necesidad profunda de cimentar la vida personal y social desde la paz y la reconciliación. No se trata de una paz y reconciliación abstracta, de silencio de fusil y lastimera curul, de formalidad que revictimiza y mantiene el desprecio y la justificación del «pura sangre», sino una concreta, cuya cualidad de concreto lo ha dado la piedra desechada y angular. En este sentido, (3) la paz y reconciliación, sobre la que Francisco pide dar el primer paso, se refiere a una que produzca socialmente territorio y que genere ejercicios de democracia con sus complejos y diversos actores, en torno de la equidad sobre las oportunidades económicas, sobre la disputa de gobierno, sobre la valoración y reconocimiento de la diversidad cultural y ambiental, no como factor de capital, sino como sustento de la existencia. De manera similar, y en referencia a la tarea creyente, eclesial y simplemente humana, (4) exige que el primer paso de paz y reconciliación sea aquel que potencie el análisis crítico, la denuncia profética y la participación política como fraternidad que se construye con y desde la piedra negada.

c. Un breve paso más conduce hacia el asunto sanador. Por lo menos así lo hace el Papa, quien insiste en llamar reconciliación a ese proceso de acuerdo social llamado paz, que se implica en una cultura de la vida. Tal fue el sentido desarrollado en su homilía de Catama y el encuentro con el Cristo mutilado de Bojayá: toma la reconciliación como un asunto de salvación concreta y vida que camina, que nace desde las víctimas que, negándose al odio y a la venganza a pesar de la atrocidad, ofrecen el signo de la paz desde su capacidad de perdón.

En estas declaraciones Francisco manifiesta el acto operativo de la reconciliación como una inversión de la habitual manera de relacionarse desde el uso y abuso para con el otro; como un acto concreto, pero aún en curso, sostenido desde la esperanza a pesar de la atrocidad; como una dinámica encarnada y conmovida; como una certeza de que el mal se transforme en bien. Dijo Francisco en algún momento: «Cuanto más difícil es el camino que conduce a la paz y al entendimiento, más empeño hemos de poner en reconocer al otro, en sanar las heridas y construir puentes, en estrechar lazos y ayudarnos mutuamente»89.

En la reconciliación solicitada por el Papa, subyace un movimiento teológico en términos de redención y sanación. Podría decirse que se esboza (5) la exigencia de crear, apoyar y recrear las muchas posibilidades de sanación. Esto no solo porque sanando se sana tanto a la víctima como al victimario, sino a un entorno cultural y social que ha cultivado la violencia en sus más variadas expresiones. También, porque la sanación es la preocupación teológica y confesional que otorga el tono creyente y el tono trascendente a los desafíos mencionados.

En términos de orientación teológica, el Papa habla de confiar e insistir en lo bueno que se agradece; en términos de orientación cultural y personal, el Papa habla de una santidad en ejercicio al interior de la Iglesia (e incluso, desbordándola, porque se trata de humanarse desde la conmoción por el otro), que construye actos de entender inteligentes y honestos con el mundo, consigo mismo y con los otros.

Recapitulación Y Conclusión

Tomando de manera global el análisis presentado en los párrafos precedentes, es posible percibir un desafío general que presentó el Papa Francisco en su visita a Colombia: narrar la paz, la justicia y el bien desde la verbalización de la vida de la víctima, y desde allí construir una cultura de la vida y el encuentro, de manera que se generen concretas reconciliaciones sustentadas en la equidad, la fraternidad y la sanación.

Este desafío general aparece desde un sentido misional y político que le es propio (buscar lo concreto del bien y re-hacer lo destrozado por las culturas autorreferenciales), y se perfila desde desafíos específicos, enunciados en cinco puntos del párrafo precedente. Sin ese horizonte misional y político y sin esa particularidad sanadora, el conjunto de significaciones propuestas por Francisco se hace superfluo.

Estos desafíos particulares son, para efecto del análisis aquí presentado, el específico conjunto articulado de significaciones ofrecidas a un tejido social diverso y amenazado, el acto de intelección propio del Papa Francisco. Para que adquieran pleno sentido, esas significaciones han de ser actualizadas desde cursos de acción particulares, protagonizados por actores desde situaciones concretas que reviertan el curso de la decadencia90.

Por esto se indicó, al introducir este artículo, que se trata de desafíos pendientes de retomar. En efecto, una lectura amplia de los desarrollos políticos, sociales y culturales que siguieron a la firma del tratado de paz en Colombia en 2016, deja mucho que desear, en especial por la soterrada oposición a la construcción de la paz por parte del gobierno Duque91. Bajo el actual gobierno Petro al parecer el panorama ha cambiado en cuanto su intención92, si bien es todavía pronto para un análisis más enjundioso. De todos modos, sea cual sea el desarrollo propio de la coyuntura política, social y económica actual, la construcción de lo que hace bien es un asunto estructural, tarea constante y siempre pendiente. Las orientaciones proporcionadas por el Papa Francisco siguen vigentes, invitando y exigiendo de manera permanente a pensar cómo construir la historia sanadora que aún merecemos.

Bibliografía

Lunes 4 de septiembre de 2017:

Jueves 7 de septiembre de 2017:

Viernes 8 de septiembre de 2017:

Sábado 9 de septiembre de 2017:

Domingo 10 de septiembre de 2017:

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*Este artículo forma parte de la investigación «Dinamismos de redención en la visita apostólica del Papa Francisco a Colombia. Una lectura desde los aportes de Bernard Lonergan», realizada entre agosto de 2019 y enero de 2021, por el grupo de investigación Cosmópolis, adscrito a la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana. Lo que aquí se presenta resume y reorienta la argumentación más extensa presentada en «Esbozos de itinerario. Contextos de sentido en la visita del Papa a Colombia», capítulo del libro: Carlos Eduardo Román Hernández (comp.), Lo que hace bien: indagación sobre la visita del papa Francisco a Colombia (Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2023), 131-174.

1La visita papal supuso «jornadas de extraordinaria concentración emocional, reflexiva y espiritual», aunque «La mayoría de los analistas (…) hacen abstracción de los lenguajes, los símbolos y los contextos, en el momento de evaluar el legado» («El Papa Francisco en Colombia: una palabra que se sacudió de libretos contra-direccionados», Javier Giraldo S. J., consultada en octubre 7, 2019, https://www.javiergiraldo.org/spip.php?article266). Esta lectura insiste en el aspecto de lenguaje y contextos, y parte de un análisis que considera las palabras del Papa como un discurso, esto es, como un proceso semiótico que propone e intercambia sentidos. Esta interpretación procede de una síntesis de varios autores, tal como se expone en: Carlos Eduardo Román Hernández, La actualidad de Jesucristo: un planteamiento desde lo metódico (Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2018), 41.

2Esta lectura pretende captar estructuras, noción que tiene como base a Harlene Anderson, Conversación, lenguaje y posibilidades: un enfoque posmoderno de la terapia (Buenos Aires: Amorrortu 1999), 39-62; Bernard Lonergan, Understandign and Being: The Halifax lectures on Insight (Toronto: Lonergan Research Institute, University of Toronto Press, 1990), 33-58, y Georg Henrik von Wright, Explicación y comprensión (Madrid: Alianza Editorial, 1979), 17-56. Se comprenden las estructuras como «ciertas recurrencias creadoras de sentido, presentes al interior de un discurso y propuestas por el enunciador del discurso. Estas recurrencias son elementos, que en su relación de unos con otros, permiten la aparición de funciones que se definen en la relación (esto es: crean sentido)» (Carlos Eduardo Román Hernández, La actualidad de Jesucristo, 70). Se asumen estas recurrencias como un todo cognoscible: así, las intervenciones del Papa se consideran un conjunto articulado de significaciones ofrecidas a un tejido social diverso y amenazado, y no tanto dirigidas a un público particular y exclusivo (obispos, clero, autoridades, fieles).

3Así se sintetizan las dos intervenciones del jueves 7 de septiembre, «Bendición a los fieles. Saludo del Santo Padre al pueblo colombiano» y «Encuentro con las autoridades, el cuerpo diplomático y algunos representantes de la sociedad civil» (Viaje apostólico del Papa Francisco a Colombia. 6-11 de septiembre de 2017, Papa Francisco, consultada en diciembre 12, 2020, http://w2.vatican.va/content/francesco/es/travels/2017/outside/documents/papa-francesco-colombia_2017.html). Las expresiones entre comillas pertenecen a esta última intervención.

4Cf. Bernard Lonergan, Método en teología (Salamanca: Sígueme, 2006), 33.

5Bernard Lonergan, Conocimiento y aprendizaje. Reconstrucción interpretativa de Armando J. Bravo de las conferencias de Spokane en 1963 (México: Universidad Iberoamericana, 2008), 103.

6Francisco, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium. Sobre el enuncio del evangelio en el mundo actual. consultada en noviembre 15, 2019, https://www.vatican.va/content/francesco/es/apost_exhortations/documents/papa-francesco_esortazione-ap_20131124_evangelii-gaudium.html,

7Matthew L. Lamb, «Dimensión social y política de la teología de Lonergan», en Pan para todos: aportes a una teología por el pobre, escrito por Rodolfo Eduardo Roux de Guerrero, S. J. y Matthew L. Lamb (Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, Facultad de Teología, 2000), 100.

8Cf. Francisco, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium. Sobre el enuncio del evangelio en el mundo actual, 9

9Estas precomprensiones y resignificaciones del sujeto particular Bergoglio/Francisco (que se pueden rastrear con Walter Kasper. El papa Francisco: revolución de la ternura y el amor. Raíces teológicas y perspectivas pastorales (Cantabria: Sal Terrae, 2015), 31-40; Emilce Cuda, Para leer a Francisco. Teología, ética y política (Buenos Aires: Manantial, 2016), 219-259, y Andrés Torres Queiruga, «El papa pastor frente al restauracionismo preconciliar», en Laudato si’. Reflexiones ecuménicas y marxistas para una nueva civilización, compilado por Isabel Rauber (Bogotá: Ediciones Desde Abajo, 2017), 73) delinean la sensibilidad pastoral y profética que se lee en Evangelii Gaudium: en EG 265, 273, se alude a un pasado (el de Jesús) que opera en la medida que desafía los modos de vivir del presente; en EG 5, 9, 120 y 125 se esboza la narrativa profética, en su preferencia por la iglesia accidentada y no autorreferente y la invitación a la alegría y la vida digna y plena, desde el camino del reconocimiento del otro y la búsqueda de su bien concreto.

10Francisco, Viaje apostólica, «Encuentro con los obispos de Colombia», jueves 7 de septiembre.

11Francisco, Viaje apostólico, «Santa Misa. Homilía del Santo Padre», sábado 9 de septiembre.

12Francisco, Viaje apostólico, «Encuentro con el comité directivo del Celam», jueves 7 de septiembre.

13Francisco, Viaje apostólico, «Encuentro con las autoridades, el cuerpo diplomático y algunos representantes de la sociedad civil», jueves 7 de septiembre. Cursiva nuestra.

14Walter Kasper, El papa Francisco: revolución de la ternura y el amor. Raíces teológicas y perspectivas pastorales, 41.

15Francisco, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium. Sobre el enuncio del evangelio en el mundo actual, 5

16Cf. Francisco, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium. Sobre el enuncio del evangelio en el mundo actual, 2, 53-58

17Cf. Francisco, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium. Sobre el enuncio del evangelio en el mundo actual, 8, 183.

18Francisco, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium. Sobre el enuncio del evangelio en el mundo actual, 9

19Francisco, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium. Sobre el enuncio del evangelio en el mundo actual, 37.

20Francisco, Misericordiae Vultus: Bula de convocación del jubileo extraordinario de la misericordia, consultada en noviembre 15, 2019, https://w2.vatican.va/content/francesco/es/apost_letters/documents/papa-francesco_bolla_20150411_misericordiae-vultus.html. Ver Emilce Cuda, Para leer a Francisco, 29; y Walter Kasper, El papa Francisco: revolución de la ternura y el amor. Raíces teológicas y perspectivas pastorales, 53-60.

21Un acto de lenguaje (misericordia) realiza su contenido en movimiento: se recrea sin llegar a término, sale constantemente hacia su periferia. Es lo propio de una significación que no se fosiliza. Bernard Lonergan, Método en teología, 61-102.

22Francisco, Viaje apostólico, “Santa Misa. Homilía del Santo Padre”, sábado 9 de septiembre.

23Francisco, Viaje apostólico, “Encuentro con sacerdotes, religiosos, consagrados, consagradas, seminaristas y sus familias”, sábado 9 de septiembre.

24Francisco, Viaje apostólico, “Encuentro con sacerdotes, religiosos, consagrados, consagradas, seminaristas y sus familias”, sábado 9 de septiembre.

25Cf. Francisco, Viaje apostólico, “Santa Misa. Homilía del Santo Padre”, sábado 9 de septiembre.

26Insistencia presente a lo largo de las palabras del Papa en Colombia: un asunto de evangelio, no de audiencia.

27Francisco, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium. Sobre el enuncio del evangelio en el mundo actual, 193

28Francisco, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium. Sobre el enuncio del evangelio en el mundo actual, 197.

29Cf. Francisco, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium. Sobre el enuncio del evangelio en el mundo actual, 199

30Cf. Francisco, Viaje apostólico, “Encuentro con el comité directivo del Celam”, jueves 7 de septiembre. Ibíd., “Encuentro con los obispos de Colombia”, jueves 7 de septiembre.

31Francisco, Viaje apostólico, “Encuentro con sacerdotes, religiosos, consagrados, consagradas, seminaristas y sus familias”, sábado 9 de septiembre.

32Emilce Cuda, Para leer a Francisco, 229.

33Emmanuel Lévinas, Totalidad e infinito: ensayo sobre la exterioridad (Salamanca, Sígueme, 1995), 228. La cita completa: «Escuchar su miseria que pide justicia no consiste en representarse una imagen, sino en ponerse como responsable, a la vez como más y como menos que el ser que presenta en el rostro. Menos, porque el rostro me recuerda mis obligaciones y me juzga. El ser que se presenta en él viene de una dimensión de altura, dimensión de la trascendencia en la que puede presentarse como un extranjero, sin oponerse a mí, como obstáculo o enemigo. Más, porque mi posición de yo consiste en responder a esta miseria esencial de otro, en descubrirme recursos. El otro que me domina en su trascendencia es también el extranjero, la viuda y el huérfano con los cuales estoy obligado» (Cursiva nuestra).

34Francisco, Viaje apostólico, «Encuentro con las autoridades, el cuerpo diplomático y algunos representantes de la sociedad civil», jueves 7 de septiembre. Cursiva nuestra.

35Cf. Bernard Lonergan, Método en teología, 40.

36Cf. Bernard Lonergan, «Healing and Creating in History», en Macroeconomic Dynamics: An Essay in Circulation Analysis, editado por Charles C. Hefling, Patrick H. Byrne, y Frederick G. Lawrence (Toronto: University of Toronto Press, Scholarly Publishing Division, 1999), 101. No sobra recordar que el Acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera se firmó el 26 de septiembre de 2016, en Cartagena. La refrendación popular por plebiscito el 2 de octubre del mismo año lo negó, por lo que fue sometido a modificaciones: de allí resultó el texto firmado en Bogotá, en el Teatro Colón, el 24 de noviembre de 2016. La página de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) ofrece el texto e información sobre el Acuerdo de Paz (www.jep.gov.co)

37Dice Francisco: «Ser católico en la política no significa ser un recluta de algún grupo, una organización o partido, sino vivir dentro de una amistad, dentro de una comunidad (…) La política no es el mero arte de administrar el poder, los recursos o las crisis. La política no es mera búsqueda de eficacia, estrategia y acción organizada. La política es vocación de servicio, diaconía laical que promueve la amistad social para la generación de bien común (…) Hacer política inspirada en el evangelio desde el pueblo en movimiento se convierte en una manera potente de sanear nuestras frágiles democracias y de abrir el espacio para reinventar nuevas instancias representativas de origen popular». Similar su mensaje «La buena política está al servicio de la paz» Francisco, Discurso del Santo Padre Francisco a un grupo de la Pontificia Comisión para América Latina, https://www.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2019/march/documents/papa-francesco_20190304_pontcommissione-americalatina.html). Similar su mensaje «La buena política está al servicio de la paz», consultada en diciembre 1, 2019, http://www.vatican.va/content/francesco/es/messages/peace/documents/papa-francesco_20181208_messaggio-52giornatamondiale-pace2019.html

38Existen instancias eclesiales que así lo hicieron. Quien mejor mostró esta negación fue el entonces Nuncio Apostólico en Colombia, Ettore Balestrero; al momento del anuncio oficial de la visita del Papa a Colombia, indicó: «La visita del Papa es espiritual, traerá un mensaje que no es político, viene para unir, no para dividir. Los desafíos del país van más allá de la coyuntura actual» («Colombia comienza a prepararse para la visita del Papa Francisco», El Tiempo, consultado en enero 21 de 2021, https://www.eltiempo.com/cultura/gente/detalles-de-la-visita-del-papa-francisco-a-colombia-66398). Balestrero reduce lo político a una coyuntura ajena al creyente, en tanto que el Papa amplía lo político hacia una permanente vocación crítica por la búsqueda del bien común y la dignidad humana.

39Francisco, Viaje apostólico, «Encuentro con las autoridades, el cuerpo diplomático y algunos representantes de la sociedad civil», jueves 7 de septiembre. Cursivas mías. La expresión cultura del encuentro recoge y desarrolla un tema de la Conferencia Episcopal de Aparecida (2007), la cultura de la vida. Su eje es «El ser humano, creado a imagen y semejanza de Dios», quien «posee una altísima dignidad que no podemos pisotear y que estamos llamados a respetar y a promover» (AP 464); se reafirma, con ello, la opción preferencial por el pobre, lugar donde tal imagen y dignidad se encuentra negada. Esta cultura de la vida, que por demás enfatiza la posesión de lo necesario y la cooperación con el bien común, implica un discernimiento en confrontación con la «cultura de la muerte que afecta la vida en todas sus formas» (AP 185). Véase «Francisco y Aparecida hacia el futuro», Carlos María Galli, consultado en febrero 1, 2020, http://www.americalatina.va/content/americalatina/es/articulos/francisco-y-aparecida-hacia-el-futuro.html. Elaboraciones sobre el tópico referido, en: Wilmar Esteve Roldán Solano, «El Papa Francisco y la teología de la cultura del encuentro», y María Clara Jaramillo, «La cultura del encuentro del Papa Francisco», ambos capítulos en Santiago Andrés Sierra Gonzalez y Carlos Justino Novoa Matallana S. J. (eds.), Diez años del pensamiento social del Papa Francisco: Aportes a la Doctrina Social de la Iglesia y perspectivas (Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2023), 59-83, 85-105.

40Bernard Lonergan, Método en teología, 9. Complementa Joseph Flanagan: “If the way of life of a people is primarily determined by the way they "mean" their lives, then the term "culture" I am proposing means not so much the meaning that people incorporate into their daily living as the reflective meaning that they give to these "lived meanings." (…) This notion of culture refers not only to the way that people think about themselves but to the way they think about thinking itself; and the way they reflect about their reflecting” (“Culture and Morality”, en Lonergan Workshop, v2, editado por Frederick Lawrence (Missoula, Montana: Scholars Press, 1981), 109-110)

41En Lonergan, la noción de progreso alude a una fluidez de mejoras y soluciones a los problemas humanos, dada la presencia de actos inteligentes, racionales y razonables, y responsables, y desde allí proyecta la redención; la ausencia de dichos actos (o mejor, los actos no inteligentes, no racionales ni razonables, no responsables) van configurando la decadencia. Son asuntos prácticos y acumulativos. Bernard Lonergan, Insight: Estudio sobre la comprensión humana (Salamanca, Sígueme, 1999), 16-17. Al respecto, véase Michael Shute, The Origins of Lonergan’s Notion of the Dialectic of Hystory. A Study of Lonergan’s Early Writings on History (Maryland and London: University Press of America, 1993), 43-54, y Germán Neira, El bien humano como construcción sociocultural. Una categoría antropológica-teológica (Bogotá: Facultad de Teología, Pontificia Universidad Javeriana, 2012), 83-135.

42Tales términos (tiempo, unidad, realidad, todo) son también recurrencias creadoras de sentido (estructuras: cfr. nota 2, arriba), y por esto, es necesario explorarlos más allá de su definición abstracta y situarlos en lo concreto de los flujos de relación entre los seres humanos. En lo que sigue, se sitúan dichos términos a partir de las nociones de kairós/aiôn, otro, habitar y vínculo, y desde allí se comprenden las palabras del Papa. Esta comprensión toma como base a Bernard Lonergan, quien insiste en “el despliegue concreto y dinámico de la atención, de la inteligencia, de la racionalidad y de la responsabilidad humanas” Bernard Lonergan, Método en Teología, 33.

43Chrónos: “relevo del ayer por el mañana a través del hoy”. Aiôn: encuentro entre el pasado-presente y el futuro-presente, que evidencia su multiplicidad. Kairós: tiempo oportuno que trasmuta a chrónos en aiôn. Julián Serna Arango, Somos tiempo. Crítica a la simplificación del tiempo en Occidente (Barcelona: Anthropos, 2009), 26, 39-40, 42-54.

44Francisco, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium. Sobre el enuncio del evangelio en el mundo actual, 223.

45El trigo crece junto a la cizaña hasta el momento de la cosecha, cuando se asegura el trigo. El Papa presentó una lectura que acentuó «la bondad del trigo que se manifiesta con el tiempo», Francisco, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, 225; (Cf. Mt 13, 27). Hay que señalar que la parábola original es muy polémica y con vestigios de violencia (sobre esto, véase John P. Meier, Un judío marginal. Nueva visión del Jesús histórico, Tomo V: La autenticidad de las parábolas a examen (Navarra: Verbo Divino, 2017), 142-147; Warren Carter, Mateo y los márgenes. Una lectura sociopolítica y religiosa (Navarra: Verbo Divino, 2007), 438; John D. Crossan, El poder de la parábola. Cómo la ficción de Jesús se hizo ficción sobre Jesús (Madrid: PPC, 2014), 134-146).

46«A genuine interpersonal encounter calls for a degree of self-trascendence that transforms the dramatic subject. (…) Human development takes place in the human interaction» (Gérard Walmsley, Lonergan on philosophic pluralism. The polymorphism of consciousness as the key to philosophy (Toronto: University of Toronto Press, 2008), 129.

47Francisco, Viaje apostólico, «Encuentro con los obispos de Colombia», jueves 7 de septiembre

48Francisco, Viaje apostólico, «Gran encuentro de oración por la reconciliación nacional», viernes 8 de septiembre.

49Francisco, Viaje apostólico, «Encuentro con el comité directivo del Celam», jueves 7 de septiembre.

50Francisco, Viaje apostólico, «Encuentro con sacerdotes, religiosos, consagrados, seminaristas y sus familias», sábado 9 de septiembre.

51Francisco, Viaje apostólico, «Encuentro con los obispos de Colombia», jueves 7 de septiembre.

52Cf. Francisco, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium. Sobre el enuncio del evangelio en el mundo actual, 226-233.

53Cf. Francisco, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium. Sobre el enuncio del evangelio en el mundo actual, 228, 230.

54Lo que ya es un «quehacer político», según José C. Caamaño, «Verdad y tensión en la propuesta de Francisco», Revista Teología 114, n.° 51 (2014), 103.

55Cf. Francisco, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium. Sobre el enuncio del evangelio en el mundo actual, 228.

56Emmanuel Lévinas, Totalidad e infinito, 228.

57Francisco, Viaje apostólico, «Santa Misa. Homilía del Santo Padre», viernes 8 de septiembre.

58Francisco, Viaje apostólico, «Gran encuentro de oración por la reconciliación nacional», viernes 8 de septiembre.

59De las muchas voces posibles, cuatro -dos de víctimas y dos de victimarios- acompañaron y dieron sentido a la oración por la reconciliación nacional. Sus palabras, en: «Villavicencio: los testimonios de las víctimas del conflicto», Zenit, consultada en julio 15, 2020, https://es.zenit.org/2017/09/08/villavicencio-los-testimonios-del-conflicto

60Francisco, Viaje apostólico, «Gran encuentro de oración por la reconciliación nacional», viernes 8 de septiembre.

61Francisco, Viaje apostólico, «Encuentro con los obispos de Colombia», jueves 7 de septiembre.

62Cf. Francisco, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium. Sobre el enuncio del evangelio en el mundo actual, 231-233.

63«Ciertamente es un reto para cada uno de nosotros confiar en que se pueda dar un paso adelante por parte de aquellos que infligieron sufrimiento a comunidades y a un país entero» ( Francisco, Viaje apostólico..., «Gran encuentro de oración por la reconciliación nacional», viernes 8 de septiembre).

64Francisco, Viaje apostólico, «Santa Misa. Homilía del Santo Padre», sábado 9 de septiembre.

65Francisco, Viaje apostólico, «Encuentro con los obispos de Colombia», jueves 7 de septiembre.

66Cf. Francisco, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium. 234-237.

67Francisco, Viaje apostólico, «Encuentro con los obispos de Colombia», jueves 7 de septiembre.

68Francisco, Viaje apostólica, «Bendición a los fieles. Saludo del Santo Padre al pueblo colombiano», jueves 7 de septiembre.

69Francisco, Viaje apostólico..., «Encuentro con las autoridades, el cuerpo diplomático y algunos representantes de la sociedad civil», jueves 7 de septiembre.

70Leonardo Boff, El cuidado necesario (Madrid: Trotta, 2012), 49.

71Cf. Francisco, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, 221-237.

72Francisco, Viaje apostólico, “Encuentro con las autoridades, el cuerpo diplomático y algunos representantes de la sociedad civil”, jueves 7 de septiembre

73Cf. Pablo Alberto Blanco y Cecilia Graciela Blanco, «Claves y opciones para una política en salida», en Laudato si’. Reflexiones ecuménicas y marxistas para una nueva civilización, compilado por Isabel Rauber (Bogotá: Ediciones Desde Abajo, 2017), 171.

74Lo duélico se refiere a una bifurcación de caminos, mutuamente excluyentes y en pugna. Jon Sobrino se refiere constantemente a esta dimensión duélica de la realidad y sus raíces en la tradición creyente vetero y neotestamentaria en, por ejemplo, Jon Sobrino, Fuera de los pobres no hay salvación (Madrid: Trotta, 2007).

75Sobre la decadencia, sería necesario hacer una larga digresión de la mano de Lonergan. No es el lugar para ello: un par de páginas de Insight (17 y 190) sirven de referencia para tal asunto.

76Así se pronunció el presidente del directorio de dicho partido, Fernando Londoño Hoyos (cf. «¿Hacer 'trizas' el acuerdo de paz o salvarlo? El debate electoral que se avecina», Colprensa, consultado en febrero 1 de 2020, https://www.elpais.com.co/colombia/hacer-trizas-el-acuerdo-de-paz-o-salvarlo-el-debate-electoral-que-se-avecina.html). Esta imagen del «hacer trizas» el acuerdo de paz acompañó la intencionalidad del gobierno de Iván Duque, según anota Jairo Estrada Álvarez en «Elementos para un análisis político de los efectos del Acuerdo de paz y del estado general de la implementación», en El Acuerdo de paz en Colombia. Entre la perfidia y la potencia transformadora, coordinado por Jairo Estrada Álvarez (Buenos Aires, Bogotá: Clacso, Cepdipo, Gentes del Común, 2019), y Consuelo Corredor y Clara Ramirez, en «Cuatro años de camino en la implementación del Acuerdo Final de Paz entre el Gobierno y las Farc-Ep. Una mirada desde América Latina», Controversia 217 (2021), y se puede deducir de las lecturas críticas de este periodo presidencial.

77Francisco, Viaje apostólico, «Videomensaje del Papa Francisco al pueblo de Colombia», lunes 4 de septiembre. Es muy claro este contraste, con muy pocos meses de diferencia. Desde un análisis ideológico o semántico, quizás las palabras de Londoño Hoyos pueden explicar la manera como fueron transformados y minimizados los fuertes sentidos que ofreció Francisco.

78Francisco, Viaje apostólico, «Homilía del Santo Padre», domingo 10 de septiembre.

79En lo que sigue, se sintetizan aportes de Lasota Agnieszka, Tomaszek Katarzyna y Bosacki Sandra, «Empathy, Resilience, and Gratitude. Does Gender Make a Difference?», Anales de Psicología 36, n.° 3 (2020), doi:10.6018/analesps.391541; José de Jesús González Nunes y María del Pilar Rodríguez Cortés, «La gratitud: una cualidad natural», Revista latinoamericana de Psicopatología fundamental 4 (2003); y Balduin Schwarz, Del agradecimiento (Madrid: Encuentro, 2004).

80Jean Higgins, “Redemption”, en The Desires of Human hearth: an Introduction to the Theology of Bernard Lonergan, editado por Greg Vernon (Paulist Press, New Jersey, 1988), 215-220. Dice Bernard Lonergan: «It is the transformation of the world that arises when evil is transformed into good by the Christian spirit» («The Redemption», en Philosophical and Theological Papers 1958-1964, editado por Robert C. Croken, Frederick E. Crowe y Robert M. Doran (Toronto, University of Toronto Press, 1996), 28).

81Juan María Uriarte, La reconciliación (Maliaño: Sal Terrae, 2013), 28-46. Pablo habla de reconciliación en 2 Cor 5, 18-20; Rom 5, 10-11; Ef 2, 11-16; Col 1, 19-22.

82José Ignacio González Faus, «Reconciliación. Imperativo del momento, mensaje bíblico y tarea cristiana», Razón y Fe 1442 (2019): 297

83«La palabra reconciliación, por implicar toda una cristología, podría hoy sustituir a la de redención. Porque ésta, derivada de la liberación de esclavos y, vinculada después con la ambigua y discutible teoría de la satisfacción, resulta menos inteligible hoy. Y también porque es una palabra que da contenido pleno a la liberación», (José Ignacio González Faus, «Reconciliación», 297-298).

84Lonergan indica, al comentar 2 Cor 15, 18-19: «The sending of the Son is God's act in which he reconciles the world to him, reconciles us to him» («The Redemption», 6). Este acto es inteligible por ser dinámico («that intelligibility is not static but dynamic, not a matter of deductive but rather of dialectical thought. Its fundamental element is a reversal of roles», ibid., 9), encarnado («It exploits all the subtle relations that hold between body and mind, between flesh and spirit. (…) it is not an abstract but an incarnate intelligibility. It resides in the love Christ manifested to us and the effects of that love on us», ibid., 10, 14), complejo («in thinking about the redemption one must make an effort - and it requires an effort - to avoid the tendency to think that an explanation casts everything one can think of into a single intelligible pattern», ibid., 12) y múltiple («It is not something that is going to be fitted into some single formula, some neat reason», ibid., 13).

85Lonergan habla de diferenciales del bien humano en movimiento, esto es, procesos de creatividad/progreso, desviación/decadencia y conversión/recuperación. Una descripción breve de estos diferenciales en Germán Neira, El bien humano como construcción sociocultural, 114-120. La conversión alude a la «rectificación en el sujeto (persona o grupo) de la operación u operaciones mal realizadas, de modo que pasa del autocentramiento a la autotrascendencia», y su concomitante recuperación, o «reversión de los dinamismos y situaciones decadentes, tanto personales como de grupo, y el desarrollo de nuevos dinamismos creativos», en Germán Neira, El bien humano como construcción sociocultural, 115. Podemos considerar este diferencial como proceso sanador, curativo, siguiendo las insinuaciones de Lonergan en «Healing and creating in History».

86Francisco, Viaje apostólico, «Encuentro con el Comité directivo del CELAM», jueves 7 de septiembre. Dice allí: «Salir para encontrar, sin pasar de largo; reclinarse sin desidia; tocar sin miedo (…) que se metan día a día en el trabajo de campo, allí donde vive el Pueblo de Dios (…) La misión se realiza siempre cuerpo a cuerpo (...) [huye del anquilosamiento provocado] por el aire acondicionado de las oficinas, por las estadísticas y las estrategias abstractas».

87«Les ruego tener siempre fija la mirada sobre el hombre concreto», dice el Papa: «la persona humana amada por Dios, hecha de carne, huesos, historia, fe, esperanza, sentimientos, desilusiones, frustraciones, dolores, heridas» Francisco, Viaje apostólico, «Encuentro con los obispos de Colombia», jueves 7 de septiembre. La solidaridad es concreta; la esperanza y el Evangelio -y la Iglesia en tanto anunciadora de éste y sacramento de aquélla- son concretos; la reconciliación y la salvación son concretas (Francisco, Viaje apostólico, «Encuentro con el Comité directivo del CELAM», jueves 7 de septiembre, y «Santa Misa. Homilía del Santo Padre», viernes 8 de septiembre). El amor de Dios «se hace concreto, se hace cotidiano» (Francisco, Viaje apostólico, «Angelus», domingo 10 de septiembre). Más que pertenecer al campo conceptual, lo «concreto» es una noción que se realiza y comprende en el acto conmovido del caminar la vida; Francisco la verbaliza como «vida que camina» (Francisco, Viaje apostólico, «Santa Misa. Homilía del Santo Padre», viernes 8 de septiembre). El interés propiamente conceptual por lo concreto se puede leer de diversos modos. Con Lonergan, Método en teología, 33-60, recordemos que la atención, la inteligencia, la racionalidad y la responsabilidad se despliegan de manera adecuada y humanizante -como progreso y redención- en la medida de un despliegue del bien concreto. Este bien concreto, porque es concreto, no encuentra definición adecuada. Aproximarse a él es un hecho estético: para su análisis, Lonergan escoge la vía expositiva de sus diversos componentes, que se deducen del análisis de la interrelación humana; el Papa Francisco escoge una vía exhortativa basada en lo testimonial que escenifica la interrelación humana.

88Francisco valora la cultura de la vida que se desarrolla desde la existencia vulnerable de lo concreto. Al cierre de su primera jornada en Colombia, dio «gracias por las cosas lindas, (...) por el baile, (...) por el canto, (...) por estar aquí todos. (...) por el testimonio que dan». Y especificó: «Todo esto es su mensaje, un mundo en que la vulnerabilidad sea considerada como la esencia de lo humano (...) necesitamos que esa vulnerabilidad sea respetada, acariciada, curada en la medida de lo posible, y que dé frutos para los demás», Francisco, Viaje apostólico..., «Palabras del Santo Padre en la Nunciatura apostólica», jueves 7 de septiembre.

89Francisco, Viaje apostólico, «Encuentro con las autoridades, el cuerpo diplomático y algunos representantes de la sociedad civil», jueves 7 de septiembre.

90 «(…) las situaciones concretas propician el surgimiento de actos de intelección que desembocan en políticas y cursos de acción. La acción transforma la situación existente para propiciar que surjan nuevos actos de intelección, mejores políticas y cursos de acción más eficaces», Bernard Lonergan, Insight, 16.

91Véase la nota 76, arriba.

92Asunto que se esboza, por ejemplo, en la actual discusión sobre el Plan Nacional de Desarrollo, que al momento de esta escritura se encuentra en debate, discutiendo si incluir o no recomendaciones de la Comisión de la Verdad. En tanto que en su PND el gobierno Duque insistía en «sentar las bases de legalidad, emprendimiento y equidad que permitan lograr la igualdad de oportunidades para todos los colombianos»; el gobierno Petro apuntó a «sentar las bases para que el país se convierta en un líder de la protección de la vida a partir de la construcción de un nuevo contrato social» (textos disponibles en la página del Departamento Nacional de Planeación: www.dnp.gov.co). De manera similar, se puede decir que el actor particular eclesial recoge esos desafíos lanzados por el Papa, y propone cursos de acción para darles un cierto tipo de presencia en el entorno social que sea de su competencia.

Para citar este artículo: Román Hernández, Carlos Eduardo «“Me Han Hecho mucho Bien”. Un balance del papado de Francisco y su visita a Colombia». Franciscanum 180, Vol. 65 (2023): 1-34.

**Doctor en Teología, Magíster en Teología y Profesional en Estudios Literarios, de la Pontificia Universidad Javeriana (Bogotá). Profesor asistente en la misma Universidad. Miembro de los grupos de investigación Cosmópolis y Pensamiento crítico y subjetividad. Orcid 0000-0001-9534-0195. Correo electrónico: ceroman@javeriana.edu.co

Recibido: 12 de Diciembre de 2022; Aprobado: 10 de Diciembre de 2023

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