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Revista Colombiana de Sociología

Print version ISSN 0120-159X

Rev. colomb. soc. vol.39 no.1 Bogotá Jan./June 2016

 

Nota del Editor

Nota de las editoras invitadas

María Eugenia Ibarra Melo* 

Alba Nubia Rodríguez Pizarro* 

* EDITORAS INVITADAS


Los estudios de género cada vez adquieren mayor importancia en las Ciencias Sociales, en general y en la sociología, en particular, sobre todo porque en ellos se tratan problemas contemporáneos ligados a la sexualidad, la diversidad, la estructuración de las relaciones de poder, los cuales han sido expresados en público a través de las resistencias que despliegan sus principales afectados. Como demuestran los artículos publicados en revistas dedicadas a estas reflexiones1, estos estudios se ocupan de las desigualdades sociales entre hombres y mujeres, de la producción de exclusiones y de las identidades diversas que no se ajustan al modelo de género.

Estos estudios han logrado, en muchos casos, superar las fronteras disciplinares para construir sus objetos de conocimiento y utilizar técnicas y herramientas de investigación que se consideraban exclusivas de cada ciencia social. En ese propósito, la contribución de la sociología ha sido fundamental, sus investigadores/as se han centrado en determinar el peso que tienen las instituciones en el proceso de socialización de los individuos, pero también en la capacidad de agencia que estos han ido desplegando, a partir de su vinculación a organizaciones y movimientos sociales que se enfrentan a la sociedad patriarcal y al Estado capitalista. Para ello se valen de aportes de la historia que siguen siendo primordiales para comprender los cambios, las transformaciones y las transiciones que han sufrido las relaciones de género en un proceso de larga duración. Así mismo, toman de la antropología los recursos que han permitido encontrar especificidades de esas interacciones en cada cultura, así como las recurrencias empíricas que complementan la comparación de casos, en diferentes regiones y épocas.

La demografía y la estadística han desempeñado un rol fundamental para demostrar las disparidades que se siguen presentando en el acceso a servicios sociales, a la tenencia de la tierra y a los derechos de propiedad; en la vinculación al trabajo y las asignaciones salariales; en la disminución del tamaño de los hogares y los cambios en la estructuración de estos, entre otros aspectos, que permiten visibilizar aún más el modo en que ellos afectan a los individuos, principalmente a las mujeres. Por supuesto, también son importantes los aportes que provienen del derecho, la ciencia política, la lingüística y la filosofía, de los cuales se extraen sugerentes interpretaciones del modo en que la Ley, las relaciones internacionales, el lenguaje y los discursos, entre otros elementos, determinan la perpetuación o el rompimiento de la desigualdad en las relaciones de género.

No obstante lo anterior, la base de los análisis de los estudios de género sigue siendo el amplio marco conceptual que han elaborado las teorías feministas, que cada vez más se enriquecen con los referentes de los estudios culturales, los orientales y los desarrollos de los enfoques poscolonial y/o decolonial y de la interseccionalidad. Con estas contribuciones, los y las investigadores/as han logrado mejores interpretaciones sobre las relaciones de exclusión fundamentadas en el género, en lo étnico-racial, en la clase social y en las preferencias sexuales, lo cual ha permitido ir más allá del estudio de las mujeres y de la inserción de la variable sexo en las investigaciones.

Estos enfoques fortalecen los análisis sobre los fenómenos ligados a las nuevas expresiones de la sexualidad, de las identidades de género, de la desigualdad asociada a la condición sexual y de la violencia que sufren las mujeres, solo por el hecho de serlo. Así mismo, ayudan a comprender la exclusión y la homofobia de la que son víctimas las lesbianas, los gais, los transexuales y bisexuales, pero también a entender cómo, a pesar de esa violencia y de la intolerancia que sufren estos grupos, también obtienen importantes logros legislativos y de política pública, orientados a reducir la inequidad.

Paulatinamente, los estudios de género incorporan la perspectiva relacional que permite analizar las desigualdades económicas, culturales y de poder no solo entre hombres y mujeres, sino entre hombres y entre mujeres. Así, el género se asume como un concepto multidimensional, que implica el análisis de aspectos socioestructurales y sociosimbólicos que se encuentran en los procesos de estructuración de las sociedades.

Sin embargo, el carácter multidimensional del género aún no se ve relejado de manera importante e integradora en las investigaciones que se realizan en el ámbito nacional. Los y las investigadores/as más jóvenes incursionan con entusiasmo en el tratamiento de asuntos contemporáneos e incorporan nuevas preocupaciones por la producción del conocimiento, pero como acontece en otras disciplinas, en la sociología también los estudiosos de las relaciones de género cada vez trabajan en problemas locales, demasiado específicos o circunscritos, y continúan apegados a las técnicas cualitativas, basadas en las entrevistas y algunas observaciones superficiales; que, como ha planteado Ariza (2000), aún no permiten el análisis de los desfases temporales entre las dimensiones objetivas y subjetivas de las desigualdades de género, entre las prácticas y los discursos de los actores. El estudio de esos desfases es fundamental para ubicar los espacios más resistentes al cambio y trazar estrategias para transformarlos, para ello es necesario investigar con métodos cuantitativos y cualitativos, de tal forma que sea posible abordar y explicar los aspectos socio-estructurales y los socio-simbólicos implicados en las relaciones de género. Por ejemplo, actualmente es fundamental comprender por qué, pese a las modificaciones en el acceso de las mujeres a recursos básicos (salud, educación, trabajo, ingresos, entre otros), esto no se ve reflejado en el cambio de los roles asignados a hombres y mujeres y, tampoco en una transformación significativa de las relaciones de poder.

Los estudios comparados siguen siendo escasos, a pesar del posicionamiento que han logrado en las Ciencias Sociales en el contexto nacional e internacional. En primer lugar, porque permiten caracterizar fenómenos en contextos específicos. En segundo lugar, porque logran comparar y explicar cómo transitan y se desenvuelven determinados campos o problemas en contextos diversos, para que se estudien a partir de metodologías cuantitativas y cualitativas. De igual manera, para analizar la diversidad de las expresiones de la inequidad de género y las relaciones de poder que ocurren en diferentes ámbitos sociales y en contraste con otras categorías estructurantes de este tipo de relaciones como son la clase social, la etnia, la diversidad sexual, la generación, entre otros, permitiendo así realizar aportes significativos que contribuyan al logro del bienestar de la población.

Es este sentido, y con la potencialidad teórica y metodológica que ofrecen la perspectiva y el concepto de género, es necesario continuar trabajando en las disciplinas sociales, específicamente en los estudios sociológicos, de tal forma que logremos trascender los estudios que se centran en el análisis de la morfología de los fenómenos. Se requiere realizar investigaciones que impliquen la historicidad, el análisis de procesos, la diversidad en que se manifiestan, sus conexiones y las múltiples relaciones que ocurren entre estos; como también la necesidad de que los análisis consideren los diversos criterios de diferenciación social (clase social, etnia, generación, diversidad sexual). De ese modo se podría contribuir a enriquecer el pensamiento sociológico, que durante décadas se centró en la explicación del mundo industrial y en las inequidades en las relaciones sociales que este propiciaba, dejando de lado el género como categoría estructurante de la sociedad, de igual manera que la etnia, la generación, etcétera. Es entonces un reto para las disciplinas sociales y la sociología continuar en este horizonte.

Un rastreo bibliográfico de los últimos cuatro números disponibles de las revistas citadas en el pie de página 1 permite señalar que los temas recurrentes son la violencia contra las mujeres (violencia en situaciones de conflicto, en las fronteras, prácticas de operadores jurídicos, políticas públicas orientadas a la reducción, atención de la violencia contra las mujeres); las nuevas sexualidades (relaciones homoeróticas, matrimonio homosexual, relaciones entre género y cuerpo, subjetividad, transgresiones, racismos, desviaciones); las nuevas masculinidades (literatura y masculinidad, exclusión de los hombres en la planificación familiar, prácticas y rituales de masculinidad con sus particularidades étnicas, de clase y edad en comunidades urbanas y rurales, homoparentalidad) y mujeres y nuevos problemas de salud asociados a los estereotipos de género (reconfiguraciones estéticas), entre otros. También han adquirido un peso muy importante los análisis de las políticas públicas y del modo en que ellas incorporan la perspectiva de género como una medida para el logro de la igualdad.

Entre los temas novedosos se destacan aquellos que problematizan el uso de la categoría de género y la pertinencia del enfoque feminista, la participación de los varones en el feminismo militante y en el académico y, la relación del feminismo con el Estado, así como los cuestionamientos que este movimiento hace de la religión. También es reciente el estudio de las subjetividades en las redes virtuales y en medios digitales, así como la emergencia de los análisis de las relaciones de género en la nueva ruralidad y en la participación política de las mujeres indígenas y negras en política convencional. Entre los temas que se consolidan, están los ligados a la ética del cuidado y los nuevos roles que asumen las mujeres en el mundo del trabajo y en los movimientos sociales, sobre todo en el de mujeres y por los derechos humanos.

Un aspecto que sobresale en las últimas publicaciones es la participación cada vez más creciente de académicos que se vinculan a la investigación en estudios de género, no necesariamente en temas o problemas relacionados con las masculinidades o la homosexualidad, sino en el tratamiento de aspectos teóricos y, también la inclusión de otras tendencias en el análisis de las relaciones de género. Lo anterior es evidente en los artículos que recibimos para esta convocatoria: "Los colores de las fantasías. Estudios sobre masculinidades en Colombia: crítica feminista y geopolítica del conocimiento en la matriz colonial; "Jefatura masculina en hogares monoparentales: adaptaciones de los hombres a las necesidades de sus hijos"; "Construcción y transformación de masculinidades de los corteros de caña de azúcar del Valle del Cauca"; "Autoanálisis y aphrodisia: entre el disciplinamiento académico y la transgresión"; "Homoerotismo en hombres y mujeres en el Eje Cafetero colombiano: una interpretación desde el enfoque biográfico". Como se puede observar en las discusiones que presentan sus autores/as, estas nuevas interacciones permiten reconocer los logros del activismo femenino y del que ejercen cada vez más los integrantes del sector denominado LGBTI (Lesbianas, Gais, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales), que logran poner en escena la capacidad de agencia de los seres humanos, entendida en los términos de Emirbayer y Mische como

Proceso temporalmente embebido de compromisos sociales informados por el pasado (en aspectos habituales) pero también orientado hacia el futuro (como una capacidad proyectiva para imaginar alternativas posibles) y hacia el presente (como una práctica evaluativa), capacidad para contextualizar hábitos pasados y proyectos futuros sin las contingencias del momento. (1998,p. 980)2

Los otros dos artículos publicados en este número, "Rasgos comunes entre el poder punitivo y el poder patriarcal" y "Violencia simbólica y dominación masculina en el discurso cinematográfico colombiano", incorporan la discusión feminista actual sobre el peso del patriarcado en la perpetuación de la inequidad de género y dan cuenta de la continuidad de las representaciones de género dominantes en la producción cinematográfica nacional.

El recorrido por los estudios de género, de mujeres y de masculinidades publicados en los últimos años en varios países de América Latina, así como los resultados de la investigación que hoy presentamos en este número, nos invitan a reflexionar sobre la necesidad de afianzar más las redes académicas colombianas y latinoamericanas, a tener mayor interacción con otros/as investigadores/as, a elaborar mejores balances y estados de la cuestión y a utilizar mejor los recursos disponibles para la investigación sociológica, como son las bases de datos estatales y privadas y las posibilidades de realizar mejores encuestas. Es muy llamativo que a esta convocatoria no hayan llegado artículos que utilicen métodos cuantitativos, análisis basados en cifras y datos agregados, o al menos críticas al modo en que se producen las cifras y estadísticas que permiten construir los sujetos y objetos de intervención del Estado, que en la mayoría de casos son miopes con respecto al género. Esta es una invitación a los y las sociólogos/as que se inician en la investigación en el campo, como también a aquellos que ya han consolidado aportes significativos que hoy permitirían formular problemas que requieren el uso de estos datos.

Referencias bibliográficas

Ariza, M. (2000). Contribuciones de la perspectiva de género a la sociología de la población en Latinoamérica. Trabajo preparado para el panel Repensando la Sociología Latinoamericana, XXII International Congress, Latin American Sociological Association (LASA), Miami, 16 al 18 de marzo. [ Links ]

Emirbayer, M. y Mische, S. (1998). What is agency? The American Journal of Sociology, 103(4), 962-1023. Consultado el 07 de enero del 2016 en Consultado el 07 de enero del 2016 en http://wwwjstor.org/stable/2782934 Accessed: 28/05/2010 14:48. [ Links ]

1Entre otras revistas consultadas están: la Revista Interdisciplinaria de Estudios de Género, de El Colegio de México; la Revista de Estudios de Género. La Ventana, de la Universidad de Guadalajara; la Revista Punto G(énero) del Núcleo género y sociedad Julieta Kirkwood, de la Universidad de Chile; Nomadías. Revista del Centro de Estudios de Género y Cultura de América Latina, de la Universidad de Chile; Iconos. Revista de Ciencias Sociales, de la Facultad Latínoamericana de Ciencias Sociales. Ecuador, que dedicó tres números a temas relacionados: n.° 45: Nuevas voces feministas en América Latina: ¿continuidades, rupturas, resistencias?, n.° 39: ¿Cómo se piensa lo Queer en América Latina, n.° 35: Ciudadanías y sexualidades en América Latina; La Aljaba Segunda época: Revista de Estudios de la Mujer, de las universidades del Comahue, de Luján y de La Pampa (Argentina), y Cadernos Pagu, Nucleo de estudos de gênero Pagu, de la Universidad de Campinas, Brasil. Además de las revistas colombianas La Manzana de la Discordia, Sociedad y Economía, CS y otras que recientemente dedicaron monográficos a estos estudios.

2Traducción de las autoras.

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