SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.39 issue1Symbolic Violence and Masculine Domination in the Colombian Cinematographic DiscourseSelf-Analysis and Aphrodisia: between the Academic Discipline and Transgression author indexsubject indexarticles search
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

Related links

  • On index processCited by Google
  • Have no similar articlesSimilars in SciELO
  • On index processSimilars in Google

Share


Revista Colombiana de Sociología

Print version ISSN 0120-159X

Rev. colomb. soc. vol.39 no.1 Bogotá Jan./June 2016

https://doi.org/10.15446/rcs.v39n1.56344 

Sección Temática

Jefatura masculina en hogares monoparentales: adaptaciones de los hombres a las necesidades de sus hijos*

Male Heads of Family in Single-Parent Households: Men Adaptations to the Needs of Their Children

Chefia masculina em lares monoparentais: adaptações dos homens às necessidades de seus filhos

Andrés Mauricio Cano Rodas** 

Maria Eugenia Motta Ariza*** 

Luis Enrique Valderrama Tibocha**** 

Carlos Alberto Gil Vargas***** 

** Universidad de la Sabana, Bogotá, Colombia. Magíster en Trabajo Social con énfasis en familia y redes sociales de la Universidad Nacional de Colombia. Profesor de planta del Instituto de la Familia de la Universidad de la Sabana. Integrante del grupo de investigación "Familia y Sociedad" de la misma institución. Bogotá, Colombia. Correo electrónico: andres.cano@unisabana.edu.co

*** Universidad de la Sabana, Bogotá, Colombia. Especialista en Educación y Orientación Familiar de la Fundación Universitaria Monserrate. Especialista en Problemas de aprendizaje de la Universidad Cooperativa de Colombia. Aspirante a Magíster Asesoría Familiar y Gestión de Programas para la Familia del Instituto de la Familia de la Universidad de la Sabana. Docente Orientadora, Secretaría de Educación de Bogotá. Bogotá, Colombia. Correo electrónico: mariamotar@unisabana.edu.co

**** Universidad de la Sabana, Bogotá, Colombia. Especialista en Educación y Orientación Familiar de la Fundación Universitaria Monserrate. Aspirante a Magíster en Asesoría Familiar y Programas para la Familia del Instituto de la Familia de la Universidad de la Sabana. Docente, Secretaría de Educación de Bogotá. Bogotá, Colombia. Correo electrónico: luisvati@unisabana.edu.co

***** Universidad de la Sabana, Bogotá, Colombia. Licenciado en Ciencias Sociales de la Universidad Pedagógica Nacional. Aspirante a Magíster en Asesoría Familiar y Programas para la Familia, del Instituto de la Familia de la Universidad de la Sabana. Directivo docente Secretaría de Educación de Bogotá. Bogotá, Colombia Correo electrónico: carlosgiva@unisabana.edu.co


Resumen

Actualmente dentro de la diversidad familiar, los hogares monoparentales con jefatura masculina constituyen un fenómeno emergente. Este tipo de hogares se conforman de manera particular y, a la vez, generan nuevos retos ante las transformaciones de la sociedad de hoy.

El objetivo de este artículo es presentar algunos resultados de una investigación de corte cualitativo, realizada en Bogotá en el 2014, en la que se indagó a padres pertenecientes a hogares monoparentales con jefatura masculina sobre los cambios y los significados de lo que para ellos constituyen la paternidad y la masculinidad, a través de la aplicación de entrevistas en profundidad.

En esta investigación se identificaron algunos significados de ser padre en cuanto a roles de proveedor económico, cuidador, agente de socialización y transmisor de valores y costumbres para sus hijos; además los padres entrevistados evidenciaron nuevas lecturas frente a experiencias del pasado en sus vidas, especialmente en lo que se refiere a la relación con sus propios progenitores.

Los resultados de las entrevistas permitieron visibilizar un cuestionamiento sobre la masculinidad hegemónica en cuanto a la dinámica de las relaciones afectivas y la comunicación dentro del hogar, así como las redes de apoyo con las que cuentan. Se evidenció además una considerable modificación del estilo de vida de los padres, en cuanto a su dimensión profesional, laboral, social y de esparcimiento personal con sus amigos, que se adapta esencialmente a las necesidades de sus hijos1.

La experiencia de la jefatura de un hogar monoparental ha llevado a los padres entrevistados a modificar el ejercicio de su masculinidad en lo que tiene que ver con su comunicación, sus relaciones, la manera de expresar el afecto y el desempeño cotidiano con sus hijos, aceptando el nuevo rol familiar, al asociarlo con la responsabilidad de la crianza y el cuidado de los mismos.

Palabras clave: Crianza; intergeneracionalidad; jefatura masculina; masculinidad; monoparentalidad; paternidad

Abstract

Currently within family diversity, single-parent households with male heads of family are an emerging phenomenon. These homes have a particular make-up and, at the same time, generate new challenges with regards to the transformations of today's society. The aim of this article is to present some results of a qualitative study, through the application of in-depth interviews, done in Bogotá in 2014 that asked male heads of single-parent households about the changes and the significance for them of fatherhood and masculinity. This study identified some meanings of being a father in terms of the roles of economic provider, caregiver, agent of socialization and transmitter of values and customs for their children; the parents interviewed showed new readings of past experiences in their lives, especially in reference to the relationship with their own parents. The results of the interviews showed a questioning of hegemonic masculinity in terms of the dynamics of affective relationships and communication within the home, as well as support networks. A considerable modification of the life style of the fathers was seen in the professional, work, and social dimension and in their personal leisure time with friends, which essentially adapted to the needs of their children2.

The experience of the head of a single-parent home has led interviewed parents to modify the exercise of their masculinity regarding communication, relationships, the manner to express affection and the everyday performance with their children, accepting the new family role by associating it with the responsibility of raising and caring for the children.

Keywords: Raising; inter-generationality; male head; masculinity; mono-parenting; paternity

Resumo

Atualmente, dentro da diversidade familiar, os lares monoparentais com chefia masculina constituem um fenômeno emergente. Esse tipo de lares conformam de maneira particular e, por sua vez, geram novos desafios ante as transformações da sociedade de hoje. O objetivo deste artigo é apresentar alguns resultados de uma pesquisa de corte qualitativo, realizada em Bogotá em 2014, na qual se indagou a país pertencentes a lares monoparentais com chefia masculina sobre as mudanças e os significados do que para eles constituem a paternidade e a masculinidade, por meio da aplicação de entrevistas em o profundidade. Nesta pesquisa, identificaram-se alguns significados de ser pai quanto aos papéis de provedor econômico, cuidador, agente de socialização e transmissor de valores e costumes para seus filhos; além disso, os país entrevistados evidenciaram novas leituras ante experiências do passado em suas vidas, especialmente no que se refere à relação com seus próprios progenitores. Os resultados das entrevistas permitiram visibilizar um questionamento sobre a masculinidade hegemônica quanto à dinâmica das relações afetivas e a comunicação dentro do lar, assim como as redes de apoio com as quais contam. Evidenciou-se, ainda, uma considerável modificação do estilo de vida dos país a respeito da sua dimensão profissional, de trabalho, social e de espairecimento pessoal com seus amigos, que se adapta essencialmente às necessidades de seus filhos3.

A experiência da chefia de um lar monoparental tem levado os país entrevistados a modificarem o exercício de sua masculinidade no que diz respeito ã sua comunicação, suas relações, à maneira de expressarem o afeto e o desempenho cotidiano com seus filhos, aceitando o novo papel familiar ao associá-lo com a responsabilidade da criação e do cuidado deles.

Palavras-chave: Educação; intergeracionalidade; chefia masculina; masculinidade; monoparentalidade; paternidade

Introducción

La globalización y las cambiantes dinámicas sociales, económicas y políticas han hecho que la familia se transforme, obligando a adaptarse a estos cambios, entre los cuales se destacan el aumento de la participación de la mujer en la actividad laboral, la mayor permisividad sexual, las actitudes positivas hacia el divorcio, la universalización de la educación y la transición política, lo cual repercute considerablemente en el ejercicio de las funciones de la familia.

Ahora bien, si la familia se entiende "como un sistema de interrelación biopsicosocial que media entre el individuo y la sociedad, se encuentra integrada por un número variable de individuos, unidos por vínculos de consanguinidad, unión, matrimonio o adopción" (Torres, Ortega, Garrido 15 y Reyes, 2008, p. 32), entonces el contexto social puede modificar su estructura y función. Es decir, algunos de los roles que tradicionalmente ejercía esta (cuidado de ancianos y niños) han sido relegados a otras instituciones sociales.

El imaginario y la situación de las familias latinoamericanas han ido variando. Tanto los académicos como los que formulan las políticas concuerdan en que ellas se han visto enfrentadas a cambios cruciales. Entre los más notables figuran las transformaciones demográficas, el aumento de los hogares con jefatura femenina y la creciente participación de las mujeres en el mercado laboral. También merecen destacarse las modificaciones en el ámbito simbólico, que se manifiestan en nuevos modelos de familia y estilos de relación familiar, en sociedades en continuo cambio que desafían los roles familiares tradicionales e imponen nuevos retos y tensiones a sus miembros. Se ha planteado que en el mundo de hoy las tres dimensiones de la definición clásica de familia -la sexualidad, la procreación y la convivencia- han experimentado profundas transformaciones y evolucionado en direcciones divergentes, de lo que ha resultado una creciente multiplicidad de formas de familia y de convivencia. (Arriagada, 2002, p. 149)

Estos factores han contribuido a la visibilización de estructuras familiares como las denominadas familias monoparentales "La familia monoparental es aquella conformada por un solo cónyuge y sus hijos, surge como consecuencia del abandono del hogar de uno de los cónyuges, por fallecimiento, separación y/o divorcio, madresolterismo o padresolterismo" (Castaño, 2002, p. 132). En este tipo de hogar, la estructura, la dinámica interna y la jefatura sufren cambios que afectan la complejidad de las relaciones y las interacciones intrafamiliares, debido a que la monoparentalidad es asumida por los motivos anteriormente descritos, incluida la migración y, específicas situaciones laborales que impiden la convivencia conyugal.

La monoparentalidad, desde un punto de vista sociológico, puede ser consecuencia de una sociedad de consumo en la que la incertidumbre se configura como una poderosa fuerza de individualización que afecta a la familia. Bauman (1999) sostiene que la familia nuclear se ha convertido en una relación "pura" en la que cada socio ante la primera dificultad se puede retirar de dicha sociedad. Por lo tanto, el vínculo afectivo, que en teoría debería ser firme, sólido y permanente, ahora es "flotante", es decir, sin responsabilidad hacia el otro: "El matrimonio, el vivir juntos como sociedad y asumir las consecuencias propias de la convivencia y la educación de los hijos, puede romperse por el debilitamiento de los lazos, una vez que el deseo o la necesidad se hayan agotado" (Bauman, 1999, p. 159)

En América Latina, un 13,1 % son hogares monoparentales, de los que 86,8% tienen jefatura femenina y un 13,2% tienen jefatura masculina (Amagada, 2007, p. 129). De tal forma, como lo afirma Barrón (2007): "existe un número creciente de padres que por diferentes circunstancias asumen el cuidado cotidiano de sus hijos, en donde no solo se convierten en proveedores económicos, sino en cuidadores, agentes de socialización y agentes ejecutorios en el ámbito doméstico" (p. 17).

Aunque tradicionalmente algunos de los roles y oficios habían sido asignados a las mujeres, de una forma paulatina, pero en ascenso, pasan a ser asumidos ahora por los hombres, ya sea de forma transitoria o indefinidamente, lo que obliga directa o indirectamente a que el hombre deje de lado esferas sobre las cuales se sustenta la masculinidad hegemónica.

El hombre deberá, por tanto, generar cambios tanto intersubjetivos, como intra- y extrafamiliares, que contribuyan al ejercicio y al significado de sus funciones, como por ejemplo, redefinición de roles, formas de afrontamiento, recursos y estrategias propias de cada familia.

Con lo anteriormente descrito, este artículo pretende exponer algunos resultados de una investigación cualitativa sobre la adaptación de los hombres a las necesidades de sus hijos, de acuerdo con los significados de la paternidad, las relaciones dentro de la familia, la masculinidad y la intergeneracionalidad en un grupo de hombres jefes de hogares monoparentales de la ciudad de Bogotá.

Como objetivos específicos se contemplaron los siguientes: a) indagar los significados de la masculinidad y la paternidad, b) conocer las percepciones acerca de la crianza y las relaciones familiares y c) explorar las adaptaciones de los padres a las necesidades de sus hijos según las categorías de análisis: las relaciones dentro de la familia, la masculinidad y la intergeneracionalidad.

La intencionalidad del presente texto no está orientada a ser concluyente ni generar conceptualizaciones. Pretende dar cuenta de la realidad particular en un contexto especial como es el de la jefatura masculina en hogares monoparentales, mostrando las vivencias de estos padres en torno a su cotidianidad, sus dificultades y proyecciones en su contexto familiar y social.

Metodología

La investigación cualitativa, se caracteriza por mostrar una perspectiva subjetiva, de reconstrucción social de la realidad, como una vía fecunda de aproximación al conocimiento, descubrimiento y revaloración de los sujetos históricos sociales con los cuales se construye la práctica; permitiendo construir conocimiento a partir de los propios valores, interpretaciones y acciones que tienen las y los informantes. (Velez, 2003, p.17)

El abordaje cualitativo de la investigación en la cual se basa este artículo permitió una aproximación al conocimiento de los cambios, los significados y las vivencias personales de un grupo de nueve (9) padres jefes de familias monoparentales de Bogotá, sobre los conceptos de masculinidad y paternidad.

Estos padres, entrevistados durante el 2014, pertenecen a un estrato socioeconómico tres, de nivel educativo técnico, con edades entre los 35 y los 56 años, cuya unión conyugal fue heterosexual, padres de hijos consanguíneos, de edades que oscilan entre los 5 y los 14 años, vinculados a una institución educativa distrital.

De esta manera, y ya que la interpretación se logra con la captación de los significados que los actores les dan a las situaciones que viven, denominado interaccionismo simbólico (Briones, 2002), los padres se convirtieron en los principales actores sociales de la investigación.

Técnica de investigación

Correspondiendo al enfoque cualitativo, la técnica de investigación empleada fue la entrevista en profundidad a los padres jefes de familia monoparental, con un método de análisis interpretativo, contextual y etnográfico, captando así las experiencias en el lenguaje de los propios individuos en sus ambientes naturales.

Las narrativas son entendidas como historias que comprometen la identidad de quienes las cuentan y, que corresponden a la complejidad de niveles y dimensiones de los significados que se despliegan en la acción de contarlas (Zapata, 2013, p. 44). Dichas narrativas, obtenidas de los padres entrevistados, fueron organizadas en una matriz según las categorías de análisis mencionadas bajo el (Manejo Coordinado del Significado, según su sigla en inglés), herramienta elaborada por Barnett Pearce (2004), permitiendo realizar un análisis textual e intertextual dentro de cada categoría, evidenciando de manera detallada las prácticas en cuanto al ejercicio de la paternidad y su relación con la masculinidad.

Tipo de estudio

El presente es un estudio exploratorio, ya que el objeto examinado es un tema o problema de investigación poco abordado, como es el caso de los hogares monoparentales con jefatura masculina. Los estudios exploratorios nos sirven para aumentar el grado de familiaridad con fenómenos relativamente desconocidos, obtener información sobre la posibilidad de llevar a cabo una investigación más completa sobre un contexto particular de la vida real, investigar problemas del comportamiento humano que consideren cruciales los profesionales de determinada área (Hernández, Fernández y Baptista, 2014).

Referentes teóricos

Sistema familiar

Desde los diferentes enfoques y modelos sistémicos se comparte la noción que la familia es "un sistema que se compone de un conjunto de personas, relacionadas entre sí, que forman una unidad frente al medio externo" (Ochoa, 2004, p. 19). Este concepto, implica que las relaciones familiares son circulares, es decir, que los miembros de la familia se influyen mutuamente. En ese sentido, una familia no es una suma de personas, ya que al formar una totalidad adquieren cualidades diferentes a las que se aprecian en cada uno de sus miembros como unidades. La familia, definida como sistema, es "un conjunto organizado e interdependiente de personas en constante interacción, que se regula por unas reglas y por funciones dinámicas que existen entre sí y con el exterior" (Minuchin, 1997, citado en Espinal, Gimeno y González, 2004, p. 23)

Minuchin (1997, p. 86) considera que "la familia es un sistema que se transforma a partir de la influencia de los elementos externos que la circundan, los cuales modifican su dinámica interna". Así mismo, este autor resalta que la estructura familiar es "el conjunto invisible de demandas funcionales, que organizan los modos en que interactúan los miembros de una familia", y que las relaciones e interacciones de los integrantes están condicionadas a determinadas reglas de comportamiento.

La familia posee una estructura que solo puede observarse en movimiento. Las familias tienen preferencia por algunas pautas suficientes para responder a requerimientos habituales. Su fortaleza depende de su capacidad para movilizar pautas alternativas cuando las condiciones externas o internas exigen una reestructuración. Una familia se adapta al estrés de tal modo que este mantiene la continuidad familiar al mismo tiempo que permite reestructuraciones.

La conformación de la familia monoparental se genera por condiciones materiales, psicológicas y sociales. Jiménez (1999, p. 127) la concibe como "la formada por un adulto que vive con uno o más hijos a su cargo, situación a la que se ha llegado por diferentes circunstancias causales". Rebolledo (2008, p. 128) plantea que en estos casos:

El padre asume tanto la crianza como el manejo del hogar, distribuyendo tareas domésticas, administrando el cotidiano, preocupándose de la educación y salud de los hijos. Algunos de estos padres -jefes de hogar sin pareja ni apoyo femenino familiar-, para poder cumplir mejor con todos estos roles, realizan sus labores profesionales desde sus hogares, especialmente cuando los hijos son pequeños.

Masculinidad

Hoy en día resulta pertinente una nueva construcción social sobre la masculinidad, en la que sus componentes se plantean en contraposición al modelo machista tradicional con el que se ha construido y se sigue construyendo gran parte de la identidad masculina (Téllez y Verdú, 2011).

Es asi como los hombres, en las nuevas estructuras familiares, están replanteando las relaciones de género con su pareja, la distribución de las tareas domésticas, la educación de los hijos, el equilibrio en el manejo de la vida personal, familiar y laboral. Montesinos (2002) expresa, a su vez, el conflicto de poder al que se enfrenta el hombre actual, pues "no le van quedando a los hombres elementos tangibles que confirmen su superioridad g sobre las mujeres" (p. 123)

Es claro que no basta con la presencia fisiológica de los órganos genitales masculinos para ser hombres; la familia, el contexto escolar, los medios de comunicación y, la sociedad en general, determinan y enseñan directa o indirectamente la forma de pensar, actuar y sentir de un hombre. Se infunden, por ejemplo, ideas acerca del hombre como: no puede llorar, debe ser fuerte, no debe mostrar sus sentimientos, no debe sentir miedo y debe ser macho; sin duda, estas influencias y enseñanzas comienzan a afectar la forma de relacionarse de los hombres consigo mismos y con el entorno.

Vista asi, la masculinidad representa alienación (Hardy y Jiménez, 2001), pues implica suprimir emociones, sentimientos y negar necesidades. El hombre puede sentir temor a que si expresa sentimientos de ternura y afecto pueda regresar a la etapa de la niñez, en la que era dependiente afectiva y físicamente; también puede pasar que el varón crea que la mujer es de su pertenencia y que la forma de relacionarse con ella debe estar mediada más por el poder que por el afecto.

Otro elemento que histórica y culturalmente ha sido atribuido a los hombres tiene que ver con la función del trabajo remunerado, lo que constituye en algunos casos el centro de la respetabilidad social del varón (Hardy y Jiménez, 2001). Según esto, el trabajo le permite al hombre obtener reconocimiento social y le otorga seguridad y autonomía. Uno de los temas desarrollados en los nuevos estudios sobre género y masculinidad habla de una crisis de la identidad masculina, asociada con la incapacidad de los hombres para cumplir con su rol de proveedor económico. Al respecto Arango (2001, p.29) afirma: "La 'incapacidad' de los varones para asumir ese rol está ligada no solo a condiciones materiales del mercado de trabajo, sino a rasgos culturales que definen de forma diversa la identidad masculina y las relaciones de género".

En síntesis, la masculinidad se define como el conjunto de atributos, valores, comportamientos y conductas caracteristícos del ser hombre en una sociedad determinada (Figueroa-Perea, 1998). Es importante tomar en cuenta que las normas que cada sociedad asigna a lo masculino varían de acuerdo con el contexto social en el que se encuentre. Es decir, dependen de la cultura en la que se está inmerso, de las corrientes ideológicas, ya sean políticas o religiosas, la educación, los grupos sociales de pertenencia (familia, amigos, clubes, trabajo entre otros) y la influencia de los medios de comunicación.

Sin embargo, a pesar de las numerosas influencias culturales y sociales que determinan la masculinidad, existe también un valor determinante de la misma y tiene que ver con la subjetividad del mismo hombre. Al respecto Pizarro (2006, p. 23) afirma que "la subjetividad de cada hombre también influye para vivir de diferentes formas la masculinidad. La subjetividad se refiere a la manera en que cada persona interpreta la realidad".

Esto indica que la subjetividad del hombre tiene la capacidad para actuar sobre lo que se le enseña, modificándolo, sobre todo cuando existen actitudes críticas frente a lo que tradicionalmente se le transmite y reconoce las profundas desigualdades que hay en esos imaginarios, en los que la discriminación y la injusticia son muy comunes. De esta manera, decide modificar el modelo que culturalmente prevalece.

Resultados

Adaptaciones de los padres en torno a la crianza y las relaciones familiares

Agudelo (2005) señala que la crianza se define según las creencias, los valores y las actitudes que rigen la socialización, así como la manera de inculcar las normas y desarrollar el comportamiento deseable en niños y niñas.

Todas las sociedades aspiran a que unos y otras sean cada vez más independientes y capaces de cuidar de si mismos, que inhiban o expresen la agresión en formas socialmente aceptables, y que se abstengan de manifestar conductas claramente antisociales. Más aún, esperan no solo que los individuos se autocontrolen sino que socialicen, con el fin de realizar conductas prosociales, tales como compartir, ayudar, cooperar y compadecerse. Al respecto el Informante 1, de 40 años, padre de una adolescente y un niño, de 14 y 5 años, respectivamente, refiere:

Deseo que mis hijos sean buenas personas, con valores, que sean felices, que lo que hagan, lo hagan porque quieren hacerlo y lo hagan bien. Me los imagino profesionales, conformando sus propias familias, sin repetir los errores de sus padres, yo creo que es eso, que los hijos deben ser mejor que sus padres y aprender de sus equivocaciones. (Informante 1, entrevista en profundidad, 4 de septiembre del 2014)

Para este padre, parece importante educar a sus hijos para que sean autónomos y no repitan los mismos errores de él. Este aspecto es evidenciado por Zicavo y Fuentealba (2012), quienes abordan los principales hallazgos derivados del estudio de las visiones significativas de los hombres chilenos acerca del ejercicio de la paternidad posdivorcio, desde sus propias construcciones identitarias de masculinidad y, señalan que se observa una "reorganización de la vida familiar caracterizada por discursos de ruptura con los antiguos patrones relacionales, entre los que emergen nuevas expresiones de lo femenino y lo masculino, con variaciones en los significados de 'ser padre' y sus nuevas prácticas" (p. 123).

Se está generando una redistribución de las funciones parentales ocasionando la complementariedad de roles y la flexibilización de tiempos dedicados a la crianza de los niños, proceso que es exacerbado por un contexto de transformación sociocultural acelerado por ajustes en las relaciones de producción de la vida material, y específicamente, en su eje central, "la distribución del trabajo", que hace perder a los varones su calidad de proveedores exclusivos, influyendo en sus identidades, en las relaciones de género, en las concepciones de autoridad y jefatura de hogar.

Estos nuevos patrones se visibilizan en el presente estudio en la totalidad de los padres entrevistados, que claramente han vivenciado una transformación en el ejercicio de sus funciones paternales, pasando de una relación autoritaria propia de la masculinidad hegemónica a una relación o más afectiva. Al respecto el Informante 3, de 38 años y padre de dos niñas de 12 y 7 años, respectivamente, comenta:

Nos demostramos el afecto de muchas formas: besos, abrazos, hacemos mucha reflexión de lo que debemos mejorar. Hablamos de los planes que vamos a hacer el fin de semana. Nos damos regalos, detalles, cartas [...] Es que mis hijas son mi adoración, desde pequeñitas las he tratado como princesas, son niñas, las debo querer y cuidar, yo creo que eso las hace ser así, señoritas, suaves, delicadas; claro, quiero que sepan enfrentarse a la vida pero yo las trato como niñas [...] ellas son muy dulces conmigo y yo igual. (Informante 3, entrevista en profundidad, 26 de agosto del 2014)

Es así como los padres objeto del presente estudio manifiestan que se les está permitiendo abrirse a una paternidad activa fundada en lo emocional, dando luces respecto a la lenta retirada de arcaicos mecanismos que actúan como reproductores de asimetrías de género, como la socialización maternal de la mujer y el sentido de propiedad y exclusiva responsabilidad del cuidado de sus hijos.

Este hallazgo refleja que en nuestro medio algunos padres han empezado a vincularse en procesos que por tradición habían sido asignados a las mujeres (Agudelo, 2005, p. 12). En este sentido, se visualizan cambios en la función afectiva del padre:

Los varones colombianos, sobre todo los más jóvenes, los de mayor nivel de escolaridad o los más conscientes de su papel como padres, independientemente de la edad, condición social, origen regional o nivel educativo, han empezado a participar más activamente en la crianza y educación de sus hijos, y a buscar una legitimación social para sus expresiones afectivas como padres. Aunque la heterogeneidad regional y cultural del país, expresada en diferencias con respecto a las estructuras de los hogares, las relaciones intrafamiliares y la importancia asignada a las redes familiares y sociales inciden en el ejercicio de la paternidad, los mayores cambios en esta práctica se dan a nivel generacional. (Viveros, 2002, p. 374)

Aunque se mantiene la tendencia a considerar al hombre como principal proveedor y a la mujer en su rol de reproductora de la familia, se evidenció que estos padres han aprendido y desarrollado de forma análoga y metafórica un rol reproductivo, entendido como:

[e]l vínculo emocional, generalmente mutuo, entre el que brinda cuidados y el que los recibe; un vínculo por el cual el que brinda cuidados se siente responsable del bienestar del otro y hace un esfuerzo mental, emocional y físico para poder cumplir con esa responsabilidad. Por lo tanto cuidar a una persona es hacerse cargo de ella. (Russell Hochschield, íggo, en Batthyány 2001, p. 3)

La manera en que el padre interactua con sus hijos genera reglas de comportamiento que dan una estructura estable al sistema. De esa forma, los miembros de la familia necesitan definir las relaciones entre ellos y otros elementos del mismo "Uno de los factores con mayor trascendencia en la vida humana es la manera como las personas encuadran la conducta al comunicarse entre si (Eguiluz, 2003, p.7). En función de la relación dada, adquieren significado no solo las palabras sino también las acciones que los miembros realizan; el Informante 1, de 40 años, padre de una adolescente y un niño, de 14 y 5 años, argumenta en cuanto a las normas:

Normas en casa [...] Pues la verdad, yo las impuse, yo estoy solo y mi familia debe funcionar, no puedo ponerme a preguntarles si quieren o no, las cosas hay que hacerlas y se deben hacer bien. Soy consciente que tengo una adolescente en casa, si no le exijo me sale con el cuento de novios, salidas, qué sé yo, me termina enredada en problemas, y yo no quiero eso para ella. Con el niño igual, por ser pequeño, más aun, debe ser respetuoso conmigo, con su hermana y con las demás personas; además aunque lo consiento debo tener también mano dura. (Informante 1, entrevista en profundidad, 4 de septiembre del 2014)

Esta apreciación la respalda Arroyo (2002, p. 283) cuando afirma:

Los hijos de familias monoparentales en muchos casos presentan una mayor madurez y responsabilidad que los niños de su edad, probablemente debido a que su forma de organización familiar les ha obligado a hacerse responsables antes. (tener que ayudar en casa o quedarse solos o hacerse la comida, etc.)

En el mismo sentido, el Informante 3, de 38 años, padre de dos niñas de 12 y 7 años, refiere:

Mis hijas han madurado mucho, las niñas en ausencia de su madre tienen que asumir cosas que no deberían asumir, entonces la madurez es muy evidente en ellas y en nuestra relación, entonces una niña de 12 años normalmente piensa en ñestas, en estar con amigas y amigos, ellas son muy centradas, solo compartimos tiempo los tres, nada más, de la mejor manera posible. (Informante 3, entrevista en profundidad, 26 de agosto del 2014)

Cuando los roles y las funciones de los miembros de la familia se alteran se produce un rompimiento del orden familiar, en el cual puede observarse una diversidad de transacciones familiares (Berne, 2007). Un hijo puede asumir las responsabilidades de uno de los padres; este fenómeno, llamado parentalización, se caracteriza por la asignación del rol parental a uno o más hijos de un sistema familiar, o a la asunción de ese rol por parte del hijo. Esto implica un modo de inversión de roles que está relacionado con una alteración de las fronteras generacionales (Ríos, 2003). Esta situación se evidencia en el Informante 1, de 40 años, padre de una adolescente y un niño, de 14 y 5 años, quien argumenta:

Mi gran apoyo es mi hija, ella se encarga en gran parte del hermanito [...] La niña es un soporte para mí, ayuda con las tareas del niño y con las cosas de la casa. Yo los quiero mucho, a cada uno de forma diferente, la niña es mi mano derecha, es muy responsable, buena estudiante, es muy organizada con sus tareas y con las del niño, ella ayuda mucho a su hermanito. (Informante 1, entrevista en profundidad, 4 de septiembre del 2014)

En este sentido, un requisito importante para el funcionamiento de una familia es el mantenimiento de una jerarquía familiar, lo cual implica que los subsistemas de los padres y los hijos están delineados con claridad. Por otro lado, en la familia como espacio social primario, donde se articulan valores, principios y formas de ver el mundo, intervienen redes primarias y secundarias que sirven como soporte en la crianza. La red, entendida como la trama de relaciones que definen la realidad vivida, representa un apoyo social, ya que gracias a ella no solo se establecen contactos personales, sino que además se convierten en un fuerte potencial de respaldo y ayuda (Uribe y Uribe, 2006, p. 82). Las redes permiten la posibilidad de crear espacios de convivencia y surgen en momentos críticos de la familia, en los que estas se convierten en apoyo y colaboración para enfrentar las situaciones adversas.

Cepeda, Gutiérrez y Rodríguez (2007, p. 137) plantean, como producto de su investigación que las redes primarias son redes de apoyo para la familia monoparental, entendida esta como un grupo de personas que tienen un conocimiento social y con lazos afectivos mediados por relaciones familiares, de amistad, vecindad, trabajo entre otros. En este caso, las redes más importantes para los padres cabeza de familia son las familiares, puesto que ellos buscan el apoyo de sus padres, preferiblemente el de la madre paterna, hermanos, entre otros, pues en ellos encuentran un respaldo no solo económico sino afectivo. Es el caso del Informante 2, de 35 años, padre de un niño de 7 años, quien comenta:

Mi mamá lo recoge en el colegio y él pasa la tarde con ella, en su casa almuerza y hace las tareas, ella las supervisa; cuando llego, 5 yo solo reviso y firmo en la agenda. Llamo siempre al mediodía a mi mamá para saber si el niño está bien y si necesita algo; durante la tarde 10 estoy llamando. Salgo a las 5 de trabajar y llego a las 6:30 por él, comemos donde mi mamá y nos vamos para la casa a revisar I tareas o a terminarlas. (Informante 2, entrevista en profundidad, 11 de septiembre del 2014)

De acuerdo con los resultados encontrados, se manifiesta una adaptación de los padres entrevistados a una dinámica familiar propia de la situación que están viviendo con sus hijos. Ya que, a pesar de que en sus hogares está ausente la figura materna, han convertido su ambiente familiar, que en principio se mostró hostil, transformando y adaptando sus prácticas paternales en favor de la crianza de sus hijos.

Adaptaciones de los padres de acuerdo con la intergeneracionalidad

Para Zicavo y Fuentealba (2012), la paternidad ha sido representada como una experiencia significativa, construida en el vínculo con sus hijos, en la trascendencia de su rol, en el compromiso afectivo, en el involucramiento activo en funciones parentales y acompañamiento en los procesos de desarrollo psicológico y emocional del niño, desde un sentido de responsabilidad moral. Sin embargo, no todas las experiencias respaldan el anterior concepto, por ejemplo el Informante 5, de 52 años y padre de dos niños de 10 y 12 años, respectivamente, se refiere a la relación con su padre de forma fría y distante:

No, de hecho no me acostumbré a decirle papá, siempre viví con mi padrastro, no me crié con él, la figura paterna fue la de mi padrastro, [...] un abrazo, un beso de papa, eso nunca lo tuve [...] Con los niños soy muy especial, muy cariñoso y estoy muy pendiente de ellos, les controlo la internet porque yo no puedo dejarlos solos. Yo he tratado de formar en aspectos de la moral, del respeto al prójimo y al entorno [...] gracias a Dios me los entregaron a mí y sigo trabajando y seguiré trabajando y aprendo con los niños, yo consiento los niños con buenas palabras, desde antes, y ahora que están conmigo con más veras [...] Yo consiento a mis hijos varoncitos, no solo con palabras, un abrazo tiene tanto poder como mucha gente no se lo imagina y no le da valor; sentarlo en las piernas, un besito en la frente. (Informante 5, entrevista en profundidad, 3 de octubre del 2014)

"Los niños aprenden las conductas de sus padres, al menos, en lo que respecta a ciertas clases de habilidades sociales relacionadas con la emotividad y la asertividad" (Braz, 2013, p. 79). Las habilidades sociales y la competencia social son elementos importantes para promover relaciones más equilibradas y satisfactorias y, consecuentemente, una mejor calidad de vida durante todo el desarrollo humano; caso contrario le sucedió al Informante 1, de 40 años y padre de una adolescente y un niño, de 14 y 5 años, respectivamente, quien establece y hace referencia a la relación que tuvo con su padre en la infancia desde un punto de vista netamente económico: "Para mí, mi papá era el del dinero, era la autoridad, pero más que eso le teníamos miedo" (Informante 1, entrevista en profundidad, 4 de septiembre del 2014).

Los padres objeto del presente estudio coinciden en que la situación de jefatura masculina del hogar monoparental los ha hecho reflexionar en torno a la idea de que los hijos requieren de ellos, no solo respecto a la estabilidad económica y la norma distante, sino también una relación presencial, permanente, afectiva y de comunicación (Olavarría, 2005, p. 49). Tal requerimiento se manifiesta en lo que dice el Informante 4, de 35 años, padre de una niña de 8 años, respecto a la relación con su padre, la cual limita a su papel de proveedor. Así lo enuncia: "Yo siempre vi a mi papá como el que llevaba el dinero a la casa para que nosotros pudiéramos comer, pero nada más, nunca lo vi como algo más, él era el sustento" (Informante 4, entrevista en profundidad, 11 de septiembre del 2014).

Beltrán y Rivas (2013) afirman que la intergeneracionalidad debe ser planteada como una ética de la transmisión, dado que los mayores, los adultos, tienen la obligación de pasar a quienes les siguen y suceden aquello que a ellos les transmitieron un día y siguen considerándolo valioso. Al respecto, y de forma totalmente opuesta, se encontraron semejanzas entre las respuestas proporcionadas por los Informantes 1 y 3, quienes resaltan no querer parecerse a su padre; el Informante 1, de 40 años, padre de una adolescente y un niño de 14 y 5 años, afirma:

En mi papá vi lo que yo no quería ser cuando grande, él tomaba mucho, hacía sufrir a mi mamá teniendo mujeres [...] con mi papá tenemos todas las diferencias en cómo somos papás, no nos parecemos en nada, yo nunca he querido parecerme a él, no fue un buen ejemplo de papá. (Informante 1, entrevista en profundidad, 4 de septiembre del 2014)

Y en el Informante 3, de 38 años y padre de dos niñas de 12 y 7 años, respectivamente, se encuentra lo siguiente: "A mi papá lo educaron igual que él nos educó a nosotros, así como a él lo maltrataron, él nos maltrató a nosotros" (Informante 3, entrevista en profundidad, 26 de agosto del 2014).

Otro aspecto mencionado por los entrevistados es la comunicación con sus padres, a partir de lo dicho, se puede concluir que fueron muy pobres el diálogo significativo y los espacios con sus padres, con la consecuente lejanía afectiva en su relación. El Informante 3, de 38 años y padre de dos niñas, de 12 y 7 años, dice: "Mi papá compartía muy poco tiempo conmigo [...] no me crié con él y hoy en día no le digo papá" (Informante 3, entrevista en profundidad, 26 de agosto del 2014).

Este padre, que percibió poca cercanía afectiva de su padre para con él, le realimenta a su padre de la misma manera, pues "los niños aprenden las conductas de sus padres, al menos, en lo que respecta a ciertas clases de habilidades sociales relacionadas con la emotividad y la asertividad" (Sáenz, 2006, p.4).

Sin embargo, cuando el padre se da cuenta de la ausencia que recibió, no quiere repetir lo mismo con sus hijos. Al respecto, el Informante 8, de 56 años y padre de un adolescente de 16 y un niño de 11 años, afirma: "Mi papá era una persona muy calculadora, muy callada pero todo lo calculaba, y yo he tratado de no repetir esas actitudes con mis hijos" (Informante 8, entrevista en profundidad, 24 de septiembre del 2014).

Los padres entrevistados van adaptando su paternidad a las diversas experiencias y situaciones que viven con sus hijos, apartándose de lo recibido y experimentado con sus padres, en algunas ocasiones cuestionándolo y tratando de reaccionar de forma contraria con sus propios hijos, aunque con su mismo padre no lo logren.

Adaptaciones de los padres de acuerdo con su masculinidad

En el modelo de masculinidad patriarcal, el hombre es el jefe de la familia, es quien manda, y otras personas obedecen, sabe qué es lo mejor para todos y tiene siempre la última palabra. Según este modelo, los hombres no deben participar en las labores domésticas, ya que es un papel que les corresponde exclusivamente a las mujeres.

Dentro de la familia, los hombres (padre, hermanos, entre otros) deben ser atendidos por las mujeres y, con frecuencia, gozan de privilegios como ser elegidos para que se les paguen los estudios, se les da de comer primero, más y mejor, porque son los que van a salir a trabajar, es decir, son los supuestos proveedores responsables de la sobrevivencia familiar. Pero también sufren prohibiciones y obligaciones asociadas con su condición masculina, como tener que ser el principal sostén económico de la familia, deben ser exitosos y ganar mucho dinero, tienen que ser fuertes y no demostrar temor ante ninguna circunstancia (Gutiérrez de Pineda y Vila de Pineda, 1988).

En este constructo de masculinidad dominante, los hombres se caracterizan por ser personas importantes, activas, autónomas, fuertes, potentes, racionales, emocionalmente controladas, heterosexuales, proveedores; su campo de acción está en la calle, por oposición a las mujeres, a los hombres homosexuales y a aquellos varones "feminizados". Estos últimos formarían parte del segmento no importante de la sociedad -pasivas/os, dependientes, débiles, emocionales- y, en el caso de las mujeres, pertenecientes al ámbito de la casa y mantenidas por sus varones. (Olavarría, 2005, p. 11)

Debido a este modelo de masculinidad, en los hogares con jefatura masculina se presentan cuestionamientos en torno a este aspecto. El Informante 2, de 35 años, padre de un niño de 9 años, encuentra una confrontación con lo que pensaba acerca de su masculinidad, cuando tiene que llevar a cabo tareas domésticas y de cuidado:

Encontré cosas que pensé que no eran de la masculinidad: el organizar una casa, el estar hablando con la profesora de mi hijo, yo pensaba que eso eran cosas de las mamas, el que me den las 10 de la noche haciendo unas orejas para un disfraz, pensaba que eso eran cosas de mamás, pues esas son cosas también de papás [...].(Informante 2, entrevista en profundidad, 11 de septiembre del 2014)

En los hogares monoparentales conjefatura masculina se reconoce que todos los miembros de la familia tienen los mismos derechos y obligaciones, se aligeran las cargas del trabajo doméstico al distribuirse por igual entre mujeres y hombres y se aprende a valorar este tipo de trabajo; se fomentan el diálogo y el respeto como una forma de vivir en armonía y mantener a la familia unida. Además, hombres y mujeres gozan de la misma libertad, son apreciados de igual manera y, las manifestaciones de afecto entre todos los miembros de la familia son vividas como algo natural y aceptable.

Los hombres que son padres asumen que no es suficiente con tener y mantener a los hijos, sino que comparten necesidades, problemas y logros y aprenden a crecer y desarrollarse junto con ellos. Así, los hombres reconocen y ejercen su derecho a la paternidad cuidando a sus hijos, cambiándoles los pañales, alimentándolos, llevándolos a la escuela, entre otras labores. Es entonces cuando se habla de paternidad responsable; es una propuesta en la que se busca que exista una equidad tanto dentro de la familia como fuera de ella (Pizarro, 2006). El Informante 5, de 52 años, padre de dos niños de 10 y 12 años, expresa:

Nosotros debemos saber de todo [...] Yo he conocido hombres que no saben hacer ni un tinto y se varan, se bloquean, pero si llega una situación de estas como es la de tener que asumir el cuidado de los hijos, hay que aprender [...] Los que dicen que el hombre no debe llorar, es falso, eso es ridículo, Jesús lloró, siendo Dios lloró, ¿por qué no voy a llorar yo? Al cuidar de mis hijos no me he visto afectado, al contrario, me he afianzado, he comprendido, y por ejemplo estoy seguro que el hombre sí puede cocinar, estoy en desacuerdo con eso de que cocinar es un rol de mujer, eso no es cierto. (Informante 5, entrevista en profundidad, 3 de octubre del 2014)

En la masculinidad, la función paterna es el eje fundacional de la identidad masculina y la expresión más plena de su versión hegemónica (Pizarro, 2006). El padre, como figura y como agente real, dispone de poderes simbólicos y prácticos que le permiten postularse como el garante de la moralidad de una familia, así como modelar un proyecto de vida y una imagen de sí a cada uno de sus hijos. El Informante 4, de 35 años, padre una niña de 8 años, narra:

Cuando uno está comprometido, eso lo transforma totalmente; de hecho, mi hija hizo que me pensara en un terreno firme, todas mis actividades y acciones alrededor de mi hija han sido pensadas para su porvenir, por ejemplo, lo primero que hice cuando ella nació fue sacar un seguro de vida, luego pensé, pues yo nunca me imaginé tener casa, entonces traté con el subsidio de tener un apartamento. Frente a la masculinidad, el tener a mi hija hace que piense mucho en las consecuencias de tener nuevamente una relación amorosa y que la historia se repita y no funcione, creo que ahora trato de discernir y ser más cuidadoso en las elecciones que hago, y, sí, la E masculinidad es un problema muy serio porque en realidad es una construcción social. (Informante 4, entrevista en profundidad, 11 de septiembre del 2014)

En la paternidad culmina la identidad masculina, otorgándoles a los hombres una capacidad de reproducción simbólica, mediante la transmisión de un nombre y una historia, de una legitimidad y un lugar social a sus hijos.

En los contenidos de la paternidad se encuentran otras dimensiones del modelo hegemónico de masculinidad, que adquieren una lógica específica y un ordenamiento de los sentidos determinado; es así como la heterosexualidad, el trabajo, la vida pública, la proveeduría, la autoridad y el mando se justifican y ordenan en torno a la paternidad (Pizarro, 2006).

La paternidad surge como un destino final, como el resultado de otros rasgos de identidad, un sello de la masculinidad que la dispone como fuente de la cultura, como poder creativo de los hombres, ya sea en una forma efectiva y real o simbólica. El Informante 6, de 41 años, padre de una niña de 6 años, expresa:

Yo generalmente salgo el viernes o el sábado, el día que tenga que hacerlo, igual mis amigos saben, incluso ellos me dicen: chévere porque usted tiene la oportunidad de educar a su hija a su gusto, con un poquito más de autoridad y control. Para mi familia y mis amigos es normal, no critican el hecho que yo cuido a Valeria. (Informante 6, entrevista en profundidad, 20 de octubre del 2014)

La masculinidad, proveniente de estándares determinados por una estructura patriarcal en la que les corresponde personificar la autoridad y la capacidad sexual (Montesinos, 2002), ha sido resinificada y por lo tanto adaptada por los padres entrevistados a las nuevas necesidades que requiere el hogar monoparental con jefatura masculina. Al respecto, el Informante 9, de 45 años, padre de un adolescente y dos niñas de 14,9 y 5 años, respectivamente, comenta:

Con esta experiencia he aprendido que la masculinidad no es ser el más macho, ni el tener más mujeres, ni el dejar hijos regados, ni el maltratar a una familia, no, la masculinidad, para mí, es ser un buen hombre, que ama a su hijos y los saca adelante, y para eso, trabaja, lava, plancha, cocina, hace tareas, compra materiales, habla con los profesores. (Informante 9, entrevista en profundidad, 7 de septiembre, 2014)

Conclusiones

Los padres entrevistados afirman que como hogar monoparental con jefatura masculina, su dinámica familiar presenta funcionalidad en cuanto a la asignación de roles, demostrando que a pesar de la ausencia de la figura materna, el sistema familiar se reorganiza y se adapta según un principio homeostático. Es así como los padres asumen un doble rol (especialmente en el caso de hogares con hijos más pequeños), o en algunas ocasiones las funciones del miembro ausente son redistribuidas entre los demás miembros del hogar (es el caso de las familias que tienen hijos adolescentes).

Por otro lado, se pudo observar que estos padres han ampliado la dinámica de la flexibilización de roles, más allá de la dimensión cultural e ideológica que les asignaba una simple función productiva, generando un discurso igualitario respecto a las responsabilidades domésticas y familiares compartidas, en aras de una equidad de género en los miembros de estas hogares.

Al igual que las mujeres -en su rol reproductivo dentro del hogar-, estos padres, ponen mucho más que naturaleza masculina en el cuidado, ya que es el resultado de muchos actos pequeños y simples, que no se pueden considerar completamente naturales o sin esfuerzo. Por ende, ponen sentimientos, acciones, conocimiento y tiempo como una forma de adaptación a las necesidades de sus hijos.

Los padres evidencian adaptación de un rol paternal patriarcal al ejercicio de un rol más de carácter afectivo, acercándose a sus hijos a partir de patrones de comunicación directos, en los que se manifiesta coherencia entre los mensajes verbales y no verbales, generando unión entre los implicados, aun en situaciones de desacuerdo y tensión.

Las relaciones entre los padres y los hijos e hijas se caracterizan por la proximidad, logrando establecer fuertes vínculos afectivos, propiciando así una convivencia sana y armónica. Algunos padres refieren la adaptación que experimentan cuando, en ausencia de la madre, se sienten en la obligación de ofrecer y demostrar incondicionalmente su amor y apoyo a los hijos. Esto con el fin de llenar el vacío emocional dejado por su pareja, dando así seguridad en la filiación y en el establecimiento de lazos familiares sólidos y relaciones cada vez más cercanas, mostrando protección y seguridad hacia los más pequeños y la tendencia a construir amistad con los más grandes.

Se refleja que los padres entrevistados cumplen funciones psicosociales para sus hijos, es decir, cubren necesidades emocionales, afectivas, sociales y económicas, creando una mutua interdependencia. Además, ponen de manifiesto el aprendizaje y la enseñanza de estrategias de afrontamiento y solución de problemas, generando nuevas alternativas a pesar de no haberlas aprendido con su generación anterior, previniendo a sus hijos (nueva generación) de posibles frustraciones, miedos, injusticias, que algunos de los padres entrevistados vivieron en su infancia (posible proteccionismo que puede no permitir ciertos grados de independencia y diferenciación emocional en sus hijos).

La masculinidad se entiende como una construcción social determinada por factores económicos, culturales, religiosos, entre otros, lo que indica que ha habido un cambio en el significado de los masculino, ya que los padres del estudio coinciden en que a pesar de ser ellos quienes están a cargo de la crianza de sus hijos, nunca han visto afectada su masculinidad. Esto coincide con que el imaginario del hombre "macho" determinado I por componentes biológicos únicamente se está revaluando, dadas las actuales dinámicas de género.

A pesar del cambiante significado de la masculinidad, los participantes en la investigación, admiten haber tenido el constructo dominante, caracterizado por un modelo de hombre fuerte, potente, racional, con control de sus emociones y proveedor, es decir, la idea tradicional de masculinidad continúa arraigada y, la presión social al respecto es alta, pero tener que enfrentar la experiencia de ser jefes de hogar en familia monoparental los hizo adaptarse a otros imaginarios.

Se podría afirmar que la experiencia de vivir una masculinidad diferente al modelo tradicional hace que dicho modelo se modifique y se descubran nuevas formas de abordarla sin que esta se sienta afectada. De hecho, todos los padres entrevistados refieren sentirse orgullosos de su condición y asocian la masculinidad con la responsabilidad en la crianza de sus hijos.

En general los padres objeto del presente estudio mostraron claramente una gran capacidad para adaptarse a las nuevas condiciones de su familia, resignificando y ajustando su masculinidad y paternidad a las necesidades y las expectativas de sus hijos.

Referencias bibliográficas

Agudelo, M. (2005). Descripción de la dinámica interna de las familias monoparentales, simultáneas, extendidas y compuestas del municipio de Medellín, vinculadas al proyecto de prevención temprana de la agresión. Medellín: Universidad Pontificia Bolivariana. Consultado el 9 de abril del 2015 en http://www.scielo.org.co/pdf/rlcs/v3n1/v3n1a07/v3n1/v3n1a07. [ Links ]

Arango, L. (2001). Democratización de las relaciones de género y nuevas formas de dominación de clase en América Latina: reflexiones a partir del caso colombiano. Revista Colombiana de Sociología, 7(2), 737. [ Links ]

Arriagada, I. (2002). Cambios y desigualdad en las familias latinoamericanas. Santiago de Chile: cepal. Consultado el 3 de octubre del 2015 en Consultado el 3 de octubre del 2015 en http://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/10829/077143161_es.pdf?sequence=1 . [ Links ]

Arriagada, I. (2007). Familias y políticas públicas en América Latina: Una historia de desencuentros. Santiago de Chile: cepal . Consultado el 3 de octubre del 2015 en Consultado el 3 de octubre del 2015 en https://books.google.com.co/books?id=DwJXHV_sUggCypg=PA129ydq=familias+monoparentales+con+jefatura+masculinayhl=esysa=Xyredir_esc=y#v=onepageyq=familias%20monoparentales%2 . [ Links ]

Arroyo, A. (2002). Las familias monoparentales en España: ¿Una desviación u otra forma de organización social? Madrid: Universidad Complutense de Madrid. [ Links ]

Barron, S. (2007). Familias monoparentales: un ejercicio de clarificación conceptual y sociológica. Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales ., 40,13-30. [ Links ]

Batthyány, K. (2001). Género y trabajo, discriminación, trabajo productivo y - reproductivo. Documento de trabajo Proyecto Trabajo y Ciudadanía Social de las mujeres en Uruguay, Programa de Sociología de las Relaciones de Género, Departamento de Sociología, Universidad de la República, Uruguay. Consultado el 30 de noviembre del 2015 en Consultado el 30 de noviembre del 2015 en http://www.fder.edu.uy/espaciodetrabajo/jornadas/mesa42.pdf . [ Links ]

Bauman, Z. (1999). Modernidad líquida. Consultado el 20 de noviembre de 2015 en Consultado el 20 de noviembre de 2015 en http://www.oci.org.ar/edumedia/pdfs/T14_DocuI_Lamodernidadliquida_Bauman.pdf . [ Links ]

Berne, E. (2007). Juegos en que participamos. Psicología de las relaciones humanas. Barcelona: RBA Libros. [ Links ]

Beltrán, A. y Rivas, A. (2013). Intergeneracionalidad y multigeneracionalidad en el envejecimiento y la vejez. Tabula Rasa, 18, 303-320. Consultado el 13 de octubre del 2014 en Consultado el 13 de octubre del 2014 en http://www.revistatabularasa.org/numero-18/14beltran.pdf . [ Links ]

Braz, A (2013). Habilidades sociales e intergeneracionalidad en las relaciones familiares. Apuntes de Psicología, 31(1), 77-84. Consultado el 13 de octubre del 2014 en Consultado el 13 de octubre del 2014 en http://www.apuntesdepsicologia.es/index.php/revista/article/viewFile/305/285http://www.apuntesdepsicologia.es/esidex.php/revista/ article/viewFile/305/285 . [ Links ]

Briones, G.(2002). Especialización en teoría, métodos y técnicas de investigación social. Epistemología de las ciencias sociales. Bogotá: ICFES. Consultado el 13 de octubre del 2014 en Consultado el 13 de octubre del 2014 en http://www.insumisos.com/lecturasinsumisas/Epistemologia%20de%201as%20ciencias%20sociales.pdf . [ Links ]

Castaño, L. F. (2002). Fundones y estructura de 25 familias monoparentales conjefatura masculina. ( Tesis sin publicar). Pregrado en Trabajadora Social. Facultad de Trabajo Social, Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín. [ Links ]

Cepeda, J., Gutiérrez, M. y Rodríguez, L. (2007). Características socioeconómicas, percepciones y dinámicas familiares de un grupo de diez familias monoparentales con jefatura masculina ubicada en la ciudad de Bogotá. (Tesis sin publicar). Pregrado en Trabajo Social, Universidad de La Salle. Bogotá. Consultado el 19 de agosto del 2014 en http://repository.lasalle.edu.co/bitstream/handle/10185/13432/62022062.pdfysessionid=8DBA36397FE9C08B4E5C6A5555DFFF47?sequence=1. [ Links ]

Eguiluz, L. (2003). Dinámica de la familia. Un enfoque psicológico sistémico. México D.E: Editorial Pax. [ Links ]

Espinal, I., Gimeno, A. y González, F. (2004). El enfoque sistémico en los estudios sobre la familia. Revista Internacional de Sistemas, 14,21-34. Consultado el 20 de junio del 2014 en Consultado el 20 de junio del 2014 en https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=50428g2 . [ Links ]

Figueroa-Perea, J. (1998). Algunos elementos para interpretar la presencia de los varones en los procesos de salud reproductiva. Cad Sáude Publica, 14, 87-96. [ Links ]

Gutiérrez de Pineda, V. y Vila de Pineda, P. (1988). Honor, familia y sociedad en la estructura patriarcal. El caso de Santander. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. [ Links ]

Hardy, E. y Jiménez, A. (2001). Masculinidad y género. Revista Cubana de Salud Pública, 27, 77-88. [ Links ]

Hernández, R., Fernández, C. y Baptista, P. (2014). Metodología de la = investigación. México D.F.: McGraw-Hill Interamericana. Consultado el 24 de julio del 2014 en Consultado el 24 de julio del 2014 en http://www.academia.edu/6399i95/Metodologia_de_la_investigacion_5ta_Edicion_Sampieri . [ Links ]

Jiménez, M. de los A. (1999). Familias monoparentales y clima familiar. Revista Carthaginensia, 27, 127-138. Consultado el 25 de octubre del 2015 en Consultado el 25 de octubre del 2015 en http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=227157=227157 . [ Links ]

López, Y. (2009). Familia, querida familia, ¿hacia dónde vas? Revista Trabajo Social, 11, 125-136. Consultado el 30 de noviembre del 2015 en Consultado el 30 de noviembre del 2015 en http://www.revistas.unal.edu.co/index.php/tsocial/article/view/14579/15414 . [ Links ]

Minuchin, S. (1997). Familia y terapia familiar. Barcelona: Gedisa. [ Links ]

Montesinos, R. (2002). Las rutas de la masculinidad. Barcelona: Editorial Gedisa. [ Links ]

Ochoa, I. (2004). Enfoques en terapia familiar sistémica. Barcelona: Herder. [ Links ]

Olavarría, J. (2005). La masculinidad y los jóvenes adolescentes. Revista Reflexiones Pedagógicas, 27,46-55. Consultado el 25 de junio del 2014 en Consultado el 25 de junio del 2014 en http://www.revistadocencia.cl/pdf/20100731203649.pdf . [ Links ]

Pearce, B. (2004). The Coordinated Management of Meaning. En W. Gudykunst (ed.). Theorizing Communication and Culture (pp. 35-54). Thousand Oaks, CA: Sage. Consultado el 14 de junio del 2014 en Consultado el 14 de junio del 2014 en http://www.pearceassociates.com/essays/cmm_pearce.pdf . [ Links ]

Pizarro, H. (2006). Porque soy hombre: una visión a la nueva masculinidad. México D.F.: Grijalbo. [ Links ]

Rebolledo, L. (2008). Del padre ausente al padre próximo. Emergencia de nuevas formas de paternidad en Chile actual. En K. Araújo y M. Prieto (eds.), Estudios sobre sexualidades en América Latina (pp. 123-140). Quito: FLACSO. [ Links ]

Ríos, J. A. (2003). Vocabulario básico de orientación y terapia familiar. Madrid: Editorial CCS. [ Links ]

Sáenz, J. (2006). La intergeneracionalidad o la potencialidad de un concepto inexplorado. Madrid: Editorial COESCV. Consultado el 15 de abril del 2015 en Consultado el 15 de abril del 2015 en http://www.espaisocial.net/docs/revistas/espai_social_09.pdf . [ Links ]

Téllez, A. y Verdú A. (2011). El significado de la masculinidad para el análisis social. Revista Nuevas Tendencias de Antropología, 2, 80-103. [ Links ]

Torres, L., Ortega, P., Garrido, A. y Reyes, A. (2008.) Dinámica familiar en familias con hijos e hijas. Revista Intercontinental de Psicología y Educación, 10(2), 31-56. Consultado el 20 de febrero del 2015 en Consultado el 20 de febrero del 2015 en http://www.redalyc.org/pdf/802/80212387003.pdf . [ Links ]

Uribe, P. y Uribe, M. (2006). La familia afronta la violencia: un aporte de trabajo social para el entendimiento e intervención de la violencia intrafamiliar. Bogotá: Universidad de la Salle. [ Links ]

Velez, O. (2003). Reconfigurando el Trabajo social: perspectivas y tendencias El 451 contemporáneas. Medellín: Universidad de Antioquia. Consultado el 3 de diciembre del 2014 en Consultado el 3 de diciembre del 2014 en http://es.scribd.com/doc/141232141/.Olga-Lucia-Velez-Restrepo-Reconfigurando-el-Trabajo-Social . [ Links ]

Viveros, M. (2002). De quebradores y cumplidores: sobre hombres, masculinidades y relaciones de género en Colombia. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia . Consultado el 29 de noviembre del 2015 en Consultado el 29 de noviembre del 2015 en http://www.bdigital.unal.edu.co/1278/3/03CAPI02.pdf . [ Links ]

Zapata, B. (2013). Las voces de la homoparentalidad. Resultados preliminares de una investigación. Revista Trabajo Social, 15, 41-58 Consultado el 25 de noviembre del 2015 en Revista Trabajo Social, 15, 41-58 Consultado el 25 de noviembre del 2015 en http://www.revistas.unal.edu.co/index.php/tsocial/article/view/42570 . [ Links ]

Zicavo, N. y Fuentealba, A. (2012). Resignificando la paternidad, crianza y masculinidad en padres post divorcio. Concepción: Universidad del Bío-Bío. Consultado el 15 de abril del 2014 en Consultado el 15 de abril del 2014 en http://sisbib.unmsm.edu.pe/bvrevistas/investigacion_psicologia/v15_n2/pdf/a08v15n2.pdf . [ Links ]

Fuentes primarias

Informante 1, entrevista en profundidad, 4 de septiembre del 2014. Bogotá. [ Links ]

Informante 2, entrevista en profundidad, 11 de septiembre del 2014. Bogotá. [ Links ]

Informante 3, entrevista en profundidad, 26 de agosto del 2014. Bogotá. [ Links ]

Informante 4, entrevista en profundidad, 11 de septiembre del 2014. Bogotá. [ Links ]

Informante 5, entrevista en profundidad, 3 de octubre del 2014. Bogotá. [ Links ]

Informante 6, entrevista en profundidad, 20 de octubre del 2014. Bogotá. [ Links ]

Informante 8, entrevista en profundidad, 24 de septiembre del 2014. Bogotá. [ Links ]

Informante 9, entrevista en profundidad, 7 de septiembre del 2014. Bogotá. [ Links ]

* El artículo se deriva del trabajo de grado de la Maestría en Asesoría Familiar y Gestión de Programas para la Familia de la Universidad de la Sabana, titulada "Cambios y significados de la paternidad, en un grupo de padres, jefes de hogares monoparentales", investigación cualitativa dirigida por el profesor Andrés Mauricio Cano, teniendo como equipo investigador a los estudiantes Carlos Alberto Gil, María Eugenia Motta y Luis Enrique Valderrama. Bogotá, Colombia

Cómo citar este artículo: Cano, A.M., Motta, M. E., Valderrama, L. E. y Gil, C. A. (3016). Jefatura masculina en hogares monoparentales: adaptaciones de los hombres a las necesidades de sus hijos. Rev. colomb. soc, 59(1), pp 133-145.

1Las necesidades de los hijos en los hogares actuales, asumidas por los padres, son entendidas como una "transmisión simbólica y emocional, que a través del lenguaje intrafamiliar permite el ingreso del niño y la niña al parentesco, a una historia que 10 precede, en donde encontrará los soportes identificatorios para sentirse parte de algo y hacerse un lugar entre los propios y los otros" (López, 2009, p. 134).

2The needs of children in existing mele-headed households, are seen as a "symbolic and emotional transmission, which allows, through domestic language, the entry of boy girl to a story that precedes them in where the child will find the identifying support to feel part of something and make a place between themselves and others" (Lopez Diaz, 2009, p134)

3As necessidades dos filhos nos lares atuais, assumidas pelos padres, são entendidas como uma "transmissão simbólica e emocional, que por meio da linguagem intrafamiliar permite o ingresso da criança ao parentesco, a uma história que o precede, em que encontrará os suportes identificatórios para se sentir parte de algo e fazer-se um lugar entre os próprios e os outros" (López, 2009, p. 134, tradução livre).

Recibido: 06 de Junio de 2015; Aprobado: 15 de Diciembre de 2015

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons