La sección temática (ST) del volumen 41 número 1 de la Revista Colombiana de Sociología (RCS) está dedicada a la Investigación Acción Participante (IAP) en convergencias disciplinares: aprendizajes y retos para el posacuerdo. Nuestra editora invitada y nuestro editor invitado, la profesora Patricia Rodríguez Santana y el profesor Normando Suárez, supieron recoger e hilar el rico y multifacético aporte de la Conferencia de la Action Research Network of the Americas (ARNA), que tuvo lugar en junio de este año en Cartagena de Indias, con la temática de este número: participación y democratización del conocimiento, nuevas convergencias para la reconciliación.
Más allá de la ocasión institucional de indudable importancia, diez años del fallecimiento de Orlando Fais Borda (2008-2018), lo que la ST de este número conmemora es su legado para la sociología colombiana y, en general, para las ciencias sociales en toda América Latina. Este es el ejemplo cristalino de que nuestro país en esta y en un sinnúmero de ocasiones ha sido terreno de siembra de pensamiento, cuna de posturas académicas y sociales originales e inspiradoras, y, por lo tanto, epicentro de vida y fertilidad intelectual e innovación.
La obra de Fals Borda fue desconocida durante mucho tiempo en el Departamento de Sociología de la Universidad Nacional de Colombia, demasiado intolerante con las formas de pensamiento ajenas a la ortodoxia de los clásicos. El reconocimiento de la centralidad de su aporte se dio primero a nivel internacional y en otros ámbitos nacionales, y luego en el departamento del cual fue el principal fundador.
La contribución de la RCS a esta memoria tiene, por lo tanto, un conjunto de objetivos simbólicos. El primero es destacar la vitalidad de un enfoque sociológico cuya consolidación tuvo en Colombia quizás su principal precursor. El segundo es rescatar esta memoria y este legado dedicando una sección temática completa de la revista, cuya casa sigue siendo el departamento que Fals Borda imaginó y estructuró, según su enfoque teórico y epistemológico. Así las cosas, este número constituye un aporte a la curación de una herida jamás sanada completamente. Finalmente, se propone reiterar la relevancia de los enfoques híbridos en la producción de conocimiento, como uno de los territorios metafóricamente más fértiles para la generación de ínter- y transdisciplinariedad.
Como lo señala Colmenares (2012), por lo menos desde la década de los setenta y posiblemente antes, la IAP se desprendió de la raíz de la educación popular impulsada por el pedagogo brasilero Paulo Freire. Según 3 el autor, los ejes centrales de ese concepto son la toma de conciencia, la asunción de responsabilidades, de la necesidad de operar en lo concreto de la realidad social, de fomentar el empoderamiento y la movilización colectivas, como aspectos que son al mismo tiempo forma y parte de una acción transformadora. Ese posicionamiento fue el que, en los comienzos del Departamento de Sociología, Fals Borda compartió con el sociólogo Camilo Torres.
Como han subrayado recientemente Lampis y Méndez (2016), es la reflexión sobre la toma de conciencia la que hace del surgimiento de la IAP un momento histórico que es difícil entender sin referencias a los nexos con la educación popular. En las reflexiones de la década de los noventa, marcadas por la profundización de las nociones de territorios y región, Fals Borda afirmaba que la ciencia no es un fetiche con vida propia, sino que más bien es "una forma válida y útil de conocimiento para propósitos específicos, basada en verdades relativas" (Fais Borda y Rahman, 1991, p. 13).
No es difícil captar el paralelo que existe entre la posición de Fals Borda y la de Freire, en relación con la reiteración de la importancia de nuevas formas de generación de conocimiento. En sus reflexiones en torno a la educación, Barreiro (1971, citado por Freire, 2005, p. 14) advierte sobre la concepción ingenua de la alfabetización, que según la visión tradicional de la educación niega todas las posibilidades transformadoras del individuo. Sin embargo, el autor afirma que su verdadero sentido humanista consiste en la generación de un sentido de recreación, búsqueda, independencia y solidaridad en el educando.
Varios de los trabajos de esta ST reflejan en su abordaje conceptual y metodológico un conjunto de aspectos que juegan un papel fundacional tanto en los planteamientos de la IAP como en los de la educación popular: en primer lugar, la capacitación de grupos y clases oprimidas para que adquieran la suficiente creatividad y fuerza transformadoras, expresadas en proyectos, acciones y luchas específicas (Fals Borda y Rahman, 1991), como se resalta en la presentación de la renovada edición de Campesinos de los Andes a cargo de Normando Suárez (2017), obra en la que con elegantes tintes el editor nos devuelve una imagen vívida de cómo el Fals Borda investigador se forja en paralelo, como en una historia doble, con el Fals Borda académico comprometido. En segundo lugar, la construcción de procesos de pensamiento con un saldo sociopolítico capaz de aportarle a las bases populares un elemento de enganche e identificación (Fals Borda y Rahman, 1991).
En la educación popular este proceso transformador es definido como concientización, la cual se entiende como una:
Mentalidad que implica comprender realista y correctamente la ubicación de uno en la naturaleza y en la sociedad, la capacidad de analizar críticamente sus causas y consecuencias y establecer comparaciones con otras situaciones y posibilidades y una acción eficaz y transformadora. (Barreiro citado en Freire, 2005, p. 14)
Para lograrlo, la educación popular construyó herramientas pedagógicas basadas en el principio de que la verdadera educación es diálogo y de que el proceso de alfabetización es mucho más que aprender a leer y escribir [...]. El proceso educativo debe implicar, según esta metodología, pasar de una concepción de la realidad en la cual está allí y nada puede hacerse para cambiarla, por más cruda que sea (conciencia mágica), o pasar de creerse inmune o indiferente ante la realidad (conciencia ingenua) a lograr reconocer en la realidad las correlaciones de causa-efecto y las circunstanciales y sentar una posición frente a ella y considerar posible su transformación desde la acción comunitaria (conciencia crítica). (Lampis y Méndez, 2016, p. x)
Poco se ha destacado en el contexto latinoamericano la relación entre el pensamiento de Fals Borda y el del inglés Robert Chambers. Desde finales de la década de los setenta, paralelamente a la labor de Fals Borda en Colombia, Chambers desarrolló el enfoque del Rapid Rural Appraisal y, luego, también influenciado por Freire, del Participatory Rural Appraisal1. Chambers y Fals Borda coincidieron en conferencias y seminarios, y es probable que la relación entre estos dos pensadores pueda reservar anécdotas interesantes para una investigación histórica con mayor alcance al de este editorial.
Chambers (1994) siempre manifestó su inconformidad con la hegemonía ejercida por investigadores y extensionistas, como representantes de un saber experto y de una tecnocracia del desarrollo en el campo agrícola. Sus escritos, que con su labor como investigador del Institute of Development Studies (ros) de Sussex se orientaron siempre más a la reflexión crítica sobre las prácticas del desarrollo, extendieron esta crítica a los equipos médicos, los oficiales gubernamentales, los maestros, etc., expertos cuya actitud de superioridad hacia los campesinos y las poblaciones locales reconocía como un elemento notable, tal como lo hizo Fals Borda.
Finalmente, como se destacó en una reflexión precedente (Lampis y Méndez, 2016), estas posiciones críticas permiten reconocer el alcance del planteamiento de este conjunto de autores en el marco de una reflexión sobre el papel de la sociología frente al proyecto de la modernidad, al interior del cual "el proyecto del desarrollo" puede leerse como una etapa reciente de un trayecto que comparte más similitudes que diferencias. Es el trayecto de esa modernidad que, como bien lo indicó Touraine (2000), no se agota en el planteamiento emancipador de la Ilustración, sino que produce, se nutre de y se retroalimenta gracias a un lado menos solar y más obscuro, representado por la necesidad de hacer "tabla rasa" de lo no moderno, de lo tradicional y, por ende, de quien no tiene las formas mentales, los valores, los rituales y las economías de ese mismo Occidente modernizador y racional (Lampis y Méndez, 2016).
La estrecha relación entre el mito del desarrollo, la invención del Tercer Mundo (Escobar, 1996,2005) o el más reciente proyecto "neoextractívista", comparten un elemento común junto a muchos otros, de cierta importancia para nuestro análisis: el hecho de respaldar relaciones de dominación económica con la promoción de la dominación cultural a través del discurso, el desconocimiento y el menosprecio de los saberes y actuaciones locales.
La razón por la cual las metodologías de diagnóstico rápido rural y de diagnóstico rápido se han afirmado tan tarde -añadiría Chambers (1994)- tiene que ver con la manera como las teorías y las prácticas del desarrollo han enmarcado al conocimiento local durante décadas. En coincidencia con De Sousa Santos (2010), consideramos que el lugar de las metodologías participativas en el ámbito de la historia del desarrollo a lo largo de los últimos sesenta años se encuentra profundamente entrelazado con las mismas tensiones, propias de la modernidad, identificadas en los debates sociológicos sobre su dimensión colonial contenida y jamás completamente superada. Esas tensiones se hacen más fuertes en las formas de producción de conocimiento y reconocimiento de saberes diferentes del eje central representado por el pensamiento científico que se origina en la Ilustración europea del siglo XVIII.
Andrea Lampis
Director/Editor
Nota de la editora y el editor invitados
Investigación Acción Participante (IAP) y la democratización del conocimiento: nuevos diálogos de saberes para la construcción de la paz desde los territorios
In memoriam Orlando Fais Borda: diez años de su fallecimiento (12 de agosto del 2008)
El punto de partida de la edición de este número de la Revista Colombiana de Sociología (RCS) es un reto debido a que el tema de la IAP, en devolución sistemática por Orlando Fals Borda (Archivo de Investigadores de la Universidad Nacional de Colombia, 2004, junio), es problemático para ser aceptado por pares académicos que deben privilegiar la forma de conocimiento científica para evaluar los contenidos de los artículos sometidos a su consideración. Los editores invitados advirtieron a la dirección de la Revista esta dificultad inicial y acordaron una fórmula transicional basada en el diálogo de saberes para el presente número, de forma que no se comprometiera su clasificación en los sistemas de indexación por publicar informes de casos prácticos de investigaciones que no están ajustados a los cánones de la disciplina científica de la sociología, sino a tipos de saber alternativo basados en la comunidad2.
Entre los argumentos que le dan soporte a la anterior decisión están, entre otros: a) los antecedentes del método, b) el autor y su obra, c) la institucionalización y d) los aportes en términos teóricos, metodológicos y prácticos de la IAP en situaciones relacionadas con la resolución de conflictos y procesos de construcción de paz en contextos de confrontaciones prolongadas.
Se confirmaron evidencias precedentes en este sentido en otras publicaciones de trabajos que asumieron el camino de la indagación participativa de la realidad para la acción transformadora, así como de la misma RCS en números anteriores, incluidos los escritos por Orlando Fals Borda (2001, 200ga, 2009b, 2011). Así mismo, se tuvo en cuenta el acumulado proceso de construcción de la IAP desde las investigaciones Estudio sociológico de Saucío (1953), La Violencia en Colombia (1962), pero particularmente, con los resultados del I Simposio Mundial de Investigación Activa y Análisis Científico (1978), el VIII Congreso Mundial de Convergencias Participativas en el Espacio y en el Tiempo (Cartagena, 1997) (Fals Borda, 1998) y la V Conferencia Internacional de ARNA (Cartagena 2017).
Otra razón determinante para gestionar este número de la RCS sin afectar su categoría en Publindex tiene que ver con la institucionalización del método participativo por parte de las universidades. En este sentido, Fals Borda llama la atención acerca de las implicaciones de la IAP para las instituciones de educación superior (Fals Borda, 1998, pp. 210-211), en las cuales ha habido un proceso de cooptación, ya que para el año 2006 eran por lo menos 2500 universidades de 61 países y 32 escuelas regionales, en las que se enseñaba o practicaba la IAP. De todas formas, advierte que los intentos de llevar a la práctica en el terreno estos trabajos con profesores y estudiantes se han dificultado por la inflexibilidad de los pénsum, los ritmos -en semestres o años- de la enseñanza y la exigencia de tesis individuales para optar por los títulos profesionales (Fals Borda, 1998, pp. 210-211).
La convocatoria de este número monográfico se planteó a partir de la pregunta: ¿cuál IAP para qué implementación del Acuerdo Final? (Gobierno Nacional y FARC-EP, 2016,27 de agosto, p. 297), con el objetivo de finalizar el conflicto sobre el supuesto que ese instrumento reformulado en convergencias disciplinares y recontextualizado contribuyera a la democratización del conocimiento, la reconciliación y a iniciar la construcción de la paz en Colombia desde los territorios.
Respondieron a la convocatoria trece propuestas de artículos de los cuales finalmente fueron aprobados siete y dos reseñas. En líneas generales, el material que se publica en la sección temática es una presentación de prácticas en Argentina, Uruguay, México y Colombia que emplean la IAP como medio para encuentros de reconciliación a través del diálogo de saberes en convergencias disciplinarias en contextos conflictivos.
La primera reseña incluida da cuenta de la coherencia y vigencia de la vida y obra del sociólogo Orlando Fals Borda, a partir de un libro (Campesinos de los Andes y otros escritos antológicos) (Suárez, 2017) publicado en el marco de los 150 años de la Universidad Nacional de Colombia. Esta obra expone la primera investigación sociológica colombiana como la semilla3 del ethos transformador del método científico en proceso de reformulación por la praxis hasta constituirse hoy en un paradigma holístico alternativo para la construcción de una paz en reconciliación y democracia. La segunda reseña contiene la memoria testimonial de dos participantes del I Simposio Mundial de Investigación Activa, del VIII Congreso Mundial de Convergencias Participativas y de la V Conferencia ARNA 2017, en la que vivencian a partir de la obra de Orlando Fals Borda cómo en el espacio y en el tiempo la iap es el principal instrumento para la democratización del conocimiento en escenarios de posconflicto.
Los títulos de los artículos y reseñas que se publican plantean la necesidad de revisar qué y cuál IAP es la que se asume como método de investigación y transformación de la realidad, cuando esta ha sido una construcción social de más de cincuenta años en por los menos treinta vertientes regionales.
El surgimiento de lo que se comenzó a llamar en los años setenta Investigación Teletica, -con base en el concepto de telesis (telos significa "finalidad") (Fals Borda, 2008a, p. 11)- que privilegia la participación comprometida para transformar la realidad social con sentido altruista, es resultado de un prolongado y conflictivo proceso asociado a la problemática realidad emergente de América Latina y el Caribe, los terceros mundos y a las correspondientes crisis del conocimiento de las ciencias sociales. La gestación de la Investigación Participante (PAR) fue el producto de progresivos encuentros y desencuentros disciplinares que se revelaron a la naturalización de las ciencias humanas tanto en los sures como en los nortes.
Las convergencias multidisciplinares, interinstitucionales y participativas plantearon en los sucesivos once eventos mundiales (1977-1997-2017) el reto de superar las tres tensiones estratégicas que demandaba la IAP, en cuanto conjunto de esquemas derivados del clásico concepto de praxis: a) entre la teoría y la práctica; b) entre el sujeto y el objeto de las investigaciones; y c) la que se deduce de la participación como filosofia de vida y la búsqueda de conocimientos válidos para el cambio social (Fals Borda, 2007, 8 de septiembre, p. 3).
A juicio de Orlando Fals Borda, en la experiencia colombiana, la partera de la IAP fue la violencia política ancestral que interpeló a los que, como él, confirmaron las limitaciones de las teorías clásicas cuando pretendían articular el método de indagación y el de exposición para la compresión de la histórica confrontación nacional (Fals Borda, 2007, 8 de septiembre, p. 6).
El análisis de los datos de La Violencia en Colombia (1962) y la lectura progresiva del materialismo histórico fueron conduciendo a Fals Borda a tomar distancia de la teoría y el método utilizados en el estudio Campesinos de los Andes (1955-1961), y dar el salto cualitativo a la IAP.
Las convergencias multidisciplinares para la construcción de la IAP tuvieron sus inicios en la década de los setenta. Fals Borda hizo memoria de este proceso con otros colegas de países del Tercer Mundo. Se fueron articulando el pensamiento y la acción, combinando corazón y cabeza para proponer técnicas y procedimientos que satisficieran las angustias de ciudadanos y las de los científicos sociales (Fals Borda, 2007, 8 de septiembre, p. 2).
Trascender Campesinos de los Andes a Latinoamérica y el Caribe significaba contrastar otros desarrollos de la nueva metodología para el cambio social y la transformación de las condiciones de los campesinos del mundo. Para hacer posible ese contraste, Fals Borda organizó un primer encuentro internacional en Cartagena en 1977, en lo que se denominó I Simposio Mundial de Investigación Activa y Análisis Científico que tuvo como eje central el problema de la práctica en las ciencias sociales y se lanzó con la siguiente convocatoria:
Existe la necesidad de redefinir, con claridad, la naturaleza de las relaciones entre teoría y práctica y también, en efecto, las que hay entre pensamiento y realidad. La reaparición de la investigación activa y militante en estos momentos lleva un desafío muy especial: es demostrar que el compromiso personal y la militancia política a favor del cambio social radical pueden ser, en sí mismas, tareas científicas serias. (Fals Borda, 1976,29 de enero)
Un participante ponente y relator en el evento, que luego estuvo en el V Congreso Mundial de Convergencias Participativas y en la Conferencia Internacional de Redes de Investigación Acción para las Américas (ARNA) (1977-1997-2017), contextualizo el origen de lo que luego se denominó IAP: fue en la década de los setenta, cuando se cocinaron los grandes cambios que para entonces vivía y sufría el país; refiriéndose, particularmente, al narcotráfico y a la lucha armada (Molano, 1998, p. 3).
La confrontación con la dura, diversa y compleja realidad gestó, ajuicio de Alfredo Molano (1998, pp. 5-6), una nueva manera de mirar -o quizás sea más apropiado decir escuchar- que se denominó IAP. Esta fue el resultado de una atmósfera enrarecida por el choque entre ingenuas explicaciones científicas con la dinámica real, que no se dejaba atrapar por los esquemas teóricos y metodológicos de las ciencias sociales del momento.
Derivado de este evento, al que asistieron y participaron delegados de diecisiete países y se presentaron sesenta y tres ponencias, Fals Borda sistematizó sus resultados en el texto Por la praxis: cómo estudiar la realidad para transformarla (1977a).
En las memorias de este primer simposio se encuentran las bases generales de la metodología para la investigación activa y el análisis científico (Fals Borda, 2006,22 de junio):
Búsqueda de una ciencia-conocimiento interdisciplinaria centrada en realidades, contextos y problemas propios, como los de los trópicos y subtrópicos.
Construcción de una ciencia-conocimiento útil y al servicio de los pueblos base, que busca libertarlos de situaciones de explotación, opresión y sumisión.
Construcción de técnicas que faciliten la búsqueda de conocimiento en forma colectiva, la recuperación crítica de la historia y de las culturas de los pueblos raizales u originarios y otros grupos, y la devolución sistemática del conocimiento adquirido.
Búsqueda mutuamente respetuosa de la suma de saberes entre conocimiento académico formal y la sabiduría informal y experiencia popular.
Transformación de la personalidad-cultura del investigador participante para enfatizar su vivencia personal y compromiso moral e ideológico con las luchas por el cambio radical de las sociedades.
En el marco de la incipiente investigación activa en construcción sobre las bases anteriores acordadas, Fals Borda trató de superar los estudios de caso mediante un trabajo de alcance subnacional (Fals Borda, 1976a). Luego avanzó con una investigación de orden nacional (Fals Borda, 1976b) y retornó, nuevamente, a una de carácter regional: Historia doble de la Costa (cuatro tomos). En ella se propuso hacer una presentación más comprensiva de la vida, de las luchas campesinas y de la formación social del norte del país. En esta última investigación aplicó los resultados de otros trabajos previos como: Subversión y cambio social (1968), Revoluciones inconclusas en América Latina: 180g-1g68 (1980b), Ciencia propia y colonialismo intelectual (1970), Influencia del vecindario pobre colonial en las relaciones de producción de la Costa Atlántica colombiana (1977b) y La ciencia y elpuebh: nuevas reflexiones sobre la investigación-acción (1980c).
La puesta a prueba de la emergente metodología la vivenció el comprometido Fals Borda a través de la prolongada investigación con los campesinos del occidente del Caribe continental colombiano, que incluyó las comunidades de la zona rural de Mompox-Loba, Atlántico y Bolívar, cuenca del río San Jorge entre Córdoba y Sucre contenida. Ese trabajo se compiló en Historia doble de la Costa.
Fals Borda ensayó nuevas técnicas mediante la combinación de información sobre hechos con la reflexión y la comunicación basadas en observaciones sucesivas que denomina "imputación" (Fals Borda, 1986). También recurrió a la ilación de eventos, fundamentada en la reconstrucción de situaciones con documentos antiguos de notaría y archivos oficiales. Articuló la recuperación crítica de la historia con retornos sistemáticos a la comunidad. También activó la búsqueda en archivos de baúl, adelantó entrevistas con ancianos informantes, realizó proyección ideológica, análisis de fuentes secundarias publicadas y consultó documentación fotográfica. Así mismo, tramitó la recolección de escritos de intelectuales locales, validó la observación dirigida, promovió la participación activa y alguna experimentación social, en vista de la posible inexistencia de fuentes decantadas sobre la estructura social de la región costeña y de la subregión momposina4.
Durante este mismo proceso, Fals Borda realizó una devolución sistemática de los hallazgos de Historia doble de la Costa, a través de dos canales de exposición bidireccionales: el A (que contiene el relato, la descripción, el ambiente y la anécdota) y el Β (con la interpretación teórica, los conceptos, las fuentes y la metodología).
Veinte años después del I Simposio de Investigación Activa y Análisis Científico (Cartagena de Indias, 1977), se revisitó esta ciudad del Caribe colombiano y se realizó el VIII Congreso de Convergencia Participativa. Espacio y Tiempo, en junio de 19975.
Las ponencias presentadas (165 en total) en el encuentro reconocieron la continuidad y disidencia en la acumulación del conocimiento científico a nivel institucional para el caso de la redefinida Investigación Participativa (IP). Se discutieron los principales factores que impulsaban la IAP, específicamente, "las tensiones estratégicas" en teoría/práctica, manejo de sujeto/objeto y el efecto ético del compromiso social y político sobre las clases menos favorecidas. Se examinaron las posibilidades de establecer un paradigma holístico alterno que reemplace los enfoques positivistas, funcionales y mecánicos en el establecimiento de la ciencia, en respuesta a las críticas condiciones actuales de las sociedades.
Con base en los consensos alcanzados, se propuso una definición inicial de la IP:
Es un método de estudio y acción que va al paso con una filosoffa altruista de la vida para obtener resultados utiles y confiables en el mejoramiento de situaciones colectivas, sobre todo para las clases populares. Reclama que el investigador o investigadora base sus observaciones en la convivencia con las comunidades de las que también obtiene conocimientos válidos. Es inter o multidisciplinaria y aplicable en continuos que van de lo micro a lo macro de universos estudiados (de grupos a comunidades y sociedades grandes), pero siempre sin perder el compromiso existencial con la filosofía del cambio que la caracteriza. (Fals Borda, 1998, p. 182)
La experiencia teórico-práctica del VIII Congreso Mundial de 1997 permitió avanzar en construir la anterior definición, decantar fundamentos teóricos, contrastar guías metodológicas e identificar las implicaciones de un nuevo paradigma científico fundamentado en la suma de saberes y la participación popular para transformar la realidad más allá de la IAP como instrumento de investigación.
Era evidente que el paradigma holístico alternativo en construcción tenía implicaciones a todo nivel, pero especialmente, se destacan las consecuencias de la IP para la escuela y la empresa.
En relación con la educación, los efectos de la IAP están asociados a la necesidad de cambiar formas y contenidos de la enseñanza, afinar técnicas de comunicación y sus contextos, motivar a los maestros y combatir, en general, la rutina de despido de colegios y universidades. Como lo había dicho Gabriel García Márquez: "Nuestra violencia irracional viene en gran parte por culpa de una educación formalista, represiva, embrutecedora, que no se parece en nada a nosotros" (Fals Borda, 1998, p. 207).
En 1997, las convergencias participativas fueron sintetizadas en los siguientes términos:
Si logramos que converjan la praxis, la frónesis y el ethos, y colocamos esta combinación en una perspectiva de fusión de horizontes, obtendremos además otras dos ganancias: a) seríamos más efectivos, persistentes y certeros en nuestro trabajo, al constatar que el propósito de nuestro conocimiento, como fenómeno fluido, es guiar y gobernar mejor nuestra acción cotidiana; y b) nos acercaríamos a la construcción de paradigmas que fueran práctica, intelectual y moraímente satisfactorios. (Fals Borda, 1998, p. 253)
Hace diez años, Fals Borda antes de fallecer hizo el balance de su vida y obra para recibir sendos premios. Redactó en dos documentos las memorias de la devolución sistemática con las diversas formas que asumió la IAP en todo su trayecto de vida. El primer escrito lo tituló La Investigación Acción en convergencias disciplinarias (2007,8 de septiembre) y el segundo Problemas contemporáneos en la aplicación de la sociología al trabajar en la Investigación Acción Participativa (2008, 28 de marzo), inicialmente titulada Continuidady disidencia entre científicos activistas (Suárez, 2017, pp. 389-400,401-407).
En la exposición de septiembre del 2007 presentó la recuperación crítica de la IAP a partir de las tensiones estratégicas generadas por la praxis en convergencias disciplinarias, la compleja y conflictiva experiencia colombiana contrastada con América Latina, el Caribe y el resto del mundo:
En la disertación de marzo de 2008 que es complementaria a la socializada en Latin American Studies Association (LASA) en Montreal (Canadá) el año anterior, deja planteado el reto principal para la IAP: terminar de construir un paradigma alterno con una orientación holística y la probabilidad de tener los siguientes elementos representativos: un eje del estudio de la conducta humana en sistemas abiertos, con sus raíces; una cosmovisión participativa en apoyo de relaciones socioeconómicas y políticas nuevas; una apertura hacia el diálogo y suma de varias formas de conocimiento y sabiduría; y una inclinación para tolerar y comprender diversidades culturales y étnicas. (Fals Borda, 2008,28 de marzo, p. 7)
En respuesta a esos desafíos que dejó Fals Borda como testamento desde hace cuarenta, veinte y diez años, en 2017 se desarrolló nuevamente en la Heroica colombiana una conmemoración promovida por un conjunto de redes investigación acción y la Universidad Nacional de Colombia en su sesquicentenario.
Para hablar de la continuidad del legado del maestro Fals Borda después del I Simposio Mundial Investigación Activa (1977) y el VIII Congreso Mundial de Convergencias Participativas (1997) en que se constituyó la propuesta de la IAP como una metodología alternativa -una nueva forma de construir conocimiento diferente con y para las comunidades marginadas y, al mismo tiempo, contribuir en su formación como sujetos políticos mediante la praxis-, en lo que va corrido de estos primeros años del siglo XXI, es necesario ubicarnos en el contexto de la quinta Conferencia de la Red de Investigación Acción de las Américas (ARNA) celebrada en Cartagena del 12 al 16 de junio del 2017. En esta el objetivo central fue la conmemoración al maestro, al propiciar la democratización de la producción y uso del conocimiento por parte de las comunidades y grupos sociales marginados de la sociedad.
Teniendo en cuenta el núcleo temático a partir del cual se convocó la conferencia: Participación y democratización del conocimiento. Nuevas convergencias para la reconciliación, la interpretación de esta aproximación se hace en clave de confluencia de saberes participativos aplicados a contextos particulares cuyas enseñanzas contribuyen a la consolidación y dinamización de la IAP. Es decir, se reconoce que la IAP que surgió de interpelar las perspectivas que obstaculizan la comprensión de dinámicas sociales atravesadas por una historia de colonialismo y conflicto; y en este proceso es que el diálogo, el intercambio y la integración con otras propuestas teóricas y metodológicas igualmente participativas y subversoras, es posible.
En esta perspectiva, se identifican las convergencias en dos órdenes espaciales cuyas experiencias posibilitan dilucidar cómo ese legado del maestro Fals Borda persevera, crece y se consolida con otros saberes igualmente participativos. El primero, en lo que compete aún a esa división entre el Sur Global y el Norte Global, en el que investigadores de sesenta países nos encontramos en modo diálogo, escucha y con el deseo de reforzar prácticas de reconocimiento al legítimo otro, así como en torno a los aportes que podrían vislumbrarse para pensar formas de construir y participar de este proceso de reconciliación que nos reta. Nuevas formas de comunicación del saber a través de diálogos entre y con invitados especiales, microsimposios temáticos, talleres de trabajo participativo para compartir exposiciones artísticas de diversa índole como reflejo de lo vivido y lo alcanzado en los procesos de investigación, acción y participación. Todo esto como manifestación de las diversas formas de democratizar la producción del conocimiento y la convergencia de saberes.
El segundo orden corresponde al espacio temático en el cual se estructuró la conferencia con el propósito de vislumbrar convergencias específicas en torno a cinco temáticas en las cuales se agruparon cerca de quinientas experiencias, investigaciones y reflexiones para pensar la continuidad, el avance y los retos teórico-conceptuales de las metodologías participativas y de acción.
La primera de estas temáticas tiene que ver con los asuntos epistemológicos y políticos a los que se enfrentan estas metodologías de participación y acción lideradas por la IAP, y las convergencias que se producen a partir del diálogo entre estas. Estos retos fueron compartidos como parte de la reflexión crítica en la que se plantearon preguntas y consideraciones sobre: las estrategias y el cambio que acompañan la intervención participante, que llevan a preguntarnos ¿si siempre que se desarrolla un proceso de IAP se producen cambios?, ¿realmente desde el punto de vista del investigador se comprenden las interrelaciones que se dan entre los procesos? En otras palabras, ¿tenemos claridad sobre la existencia de procesos más grandes que un proyecto específico?, ¿cómo desarrollar nuevas metodologías que permitan generar confianza teniendo en cuenta que hay aspectos ocultos de ambos lados en cualquier relación?, ¿cómo desbordar el espacio comunitario al recoger propuestas diversas y articularlas?, ¿cuáles son las categorías conceptuales que emergen como parte de las dinámicas locales? Así mismo, se dieron consideraciones acerca de la necesidad de mantener la defensa de otros tipos de conocimiento, reflexionar sobre cómo entender y hacer más audibles esas voces que las dinámicas hegemónicas han tratado de mantener en el silencio, pensar cómo se van produciendo nuevos sujetos, y el papel que juega la IAP en el conocimiento de sí mismo y en la emancipación de la mujer. Sobre este último tema, se plantearon los desafíos para entender la perspectiva de las mujeres sobre la IAP y la ausencia de orientaciones reflexivas en los procesos de investigación y acción. También se integraron discusiones acerca de cómo acabar con esa diferenciación geopolítica entre el norte y el sur, teniendo en cuenta que ese sur está integrado por cuerpos racializados, sexualizados y desplazados, y cómo evitar una paz neoliberal y lograr una paz democrática en el contexto del posacuerdo.
La segunda temática se centra en convergencias de enfoques participativos para la resolución de los conflictos, en las que se compartieron viviencias sobre el encuentro de saberes relacionados con la convivencia en las ciudades; el papel de la memoria para los procesos de reconciliación; réflexiones sobre los contextos de pobreza, violencia e impunidad en los que se plantea la reconciliación; el lugar del arte en la reconstrucción de la memoria sobre el conflit y sus consecuencias concretas como medio para alcanzar el diálogo a partir del intercambio de saberes. En torno a este tema, Colombia presentó treinta lecciones de trabajo participativo con comunidades afectadas por la violencia del conflicto armado.
Las tres últimas temáticas que complementaron las reflexiones y retos de tipo epistemológico corresponden a convergencias de saberes a partir de investigaciones IAP que dialogan con otras técnicas y metodologías participativas para la transformación de las prácticas y políticas culturales, la resolución de conflictos en el aula, la creación de estrategias pedagógicas a partir de la educación popular y la IAP, en la escuela y en diferentes procesos de formación. También se incluyeron desarrollos y apuestas metodológicas para la consolidación de la participación comunitaria, la educación ambiental, la gestión dialogada del territorio y el ambiente y la sistematización de investigaciones en esta área. Otros aportes se originaron en experiencias metodológicas y prácticas nuevas para enfrentar los retos particulares en la periferia urbana relacionados con la transformación del territorio. En estos se encuentran saberes en los procesos de construcción de la historia y la memoria local, nuevas metodologías para el intercambio e integración comunitarios y la formación en participación democrática, la formación de agentes sociales, la promoción del desarrollo social y la potenciación de los movimientos sociales y del lugar y el papel de las mujeres en la comunidad.
Es así como a través de estos cinco aspectos temáticos que rodean la IAP en su práctica y en su reflexión podemos, por un lado, tener la certeza de su continuidad y transformación en consonancia con diferentes contextos, condiciones de realidad y problemáticas específicas, atravesados por los conflictos de clase. Y, por otro lado, identificar desarrollos y estrategias para tramitar estos conflictos y pensarlos en clave de reconciliación. De manera especial, los retos epistemológicos y conceptuales se erigen en el eje de ejecución y reflexión sobre los desarrollos metodológicos, las lecciones aprendidas y las nuevas prácticas, en su contribución al proceso de reconstrucción de tejido social para la reconciliación y la convivencia en el espacio comunitario: el vecindario, la escuela, los nuevos actores, etc. Dos preguntas creemos que resumen ese reto de la construcción de la paz: ¿cuál es ese nuevo sujeto individual y colectivo que se requiere para la reconciliación y la convivencia?, y ¿cómo contribuir a su transformación? En esta perspectiva consideramos que los siete artículos que conforman el presente número pueden aportar en diferentes frentes.
En la coyuntura actual de la implementación del Acuerdo Final para la terminación del prolongado conlicto interno colombiano, el reto principal de la IAP es confirmar en la práctica su vigencia y efectiva capacidad de ser uno de los caminos para la democratización del conocimiento y avanzar en la reconciliación nacional. Esto con base en aprendizajes logrados en los territorios colombianos, en consonancia con los derivados de los treinta casos internacionales de procesos de paz como el de Suráfrica y el de Irlanda, entre otros.
En respuesta a la pregunta inicial de la convocatoria del presente número de la RCS, consideramos que para la superación del conflicto interno y para avanzar en la consolidación de la paz en Colombia es necesario construir y validar mecanismos para la reconciliación en los territorios a través de la apertura democrática de saberes. Por sus demostrados resultados, la IAP se constituye en uno de los principales instrumentos para la implementación de los seis puntos del Acuerdo Final entre el Gobierno nacional y las FARC-EP (2016,27 de agosto).
El supuesto anterior se confirmará en un escenario del posconflicto colombiano si se recuperan críticamente la praxis y las propuestas aportadas por el coherente Orlando Fals Borda con su método participativo en convergencias disciplinarias y se hace una devolución sistemática de las acciones colectivas para superar las causas de la violencia en Colombia (Fals Borda, 2005), consolidar la reforma agraria integral (Suárez, 2017, pp. 321-335; Gobierno nacional y FARC-EP, 2016,27 de agosto, pp. 11-29), concretar el reordenamiento territorial pactado en la Constitución nacional, garantizar la participación de las poblaciones más vulnerables para la superación de la confrontación (Gobierno nacional y FARC-EP, 2016, 27 de agosto, pp. 30-49), y asegurar la reparación de las víctimas (Gobierno nacional y FARC-EP, 2016,27 de agosto, pp. 112-170) (con especial énfasis en los pueblos originarios) a través de acciones afirmativas de verdad, justicia, reparación y no repetición (Gobierno nacional y FARC-EP, 2016, 27 de agosto, pp. 180-183).
Además, como quiera que la ejecución de los acuerdos demanda un alto componente de educación para la paz territorial, la IAP falsbordiana a través del diálogo de saberes es garantía para la sostenibilidad en la implementación de lo pactado entre los diferentes actores e instituciones locales y nacionales.
Los editores invitados cerramos esta nota editorial con el mensaje de Orlando Fals Borda a propósito de la implementación del Acuerdo Final para la terminación del conflicto y el inicio de la construcción de la paz en democracia desde los territorios colombianos con el apoyo sostenido de una IAP reformulada y recontextualizada:
El esfuerzo de reconstruir nuestra sociedad y el ethos de tolerancia y paz quedan ahora en las manos y en los corazones de la nuevas juveniles generaciones y antiélites que veo más aptas, liberadas, informadas e imaginativas que la mía. Las guerras, la intolerancia, la estulticia gobernante debe terminar en esas buenas manos. Según mis orígenes presbiterianos de la Arenosa, parece que tendré licencia de seguimiento de estos reclamos y de la contradictoria vida terrenal, desde el sitio del otro mundo que el hado me asigne. Tengan la seguridad, de que me seguiré examinando con los demás para que los colombianos lleguemos por fin a ganar la paz con justicia, y dignidad, prosperidad general, que nos merecemos por lo menos desde la misteriosa llegada de Bochica a estos trópicos. No sigamos siendo los "dejaos" del paseo de la historia. (Fals Borda, 2007, agosto)
La publicación virtual e impresa de esta edición de la RCS es una respuesta a la anterior invitación y es el reconocimiento y tributo a la coherente vida y vigente obra del maestro Orlando Fals Borda al cumplirse el 12 de agosto del 2018 los diez años de su fallecimiento. No solo paz en su tumba sino también en los territorios reconciliados de la Colombia del posconflicto (Kant, 2003).
Patricia Rodríguez Santana *
Normando José Suárez **
* Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, Colombia, Editores invitados
** Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, Colombia, Editores invitados