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Revista Colombiana de Sociología

Print version ISSN 0120-159X

Rev. colomb. soc. vol.42 no.1 Bogotá Jan./June 2019

https://doi.org/10.15446/rcs.v42n1.73070 

Sección Temática

Pensar el cambio socioambiental: un acercamiento a las acciones colectivas por el páramo de Santurbán (Santander, Colombia)*

Thinking socio-environmental change: an approach to collective actions in defense of the páramo de Santurbán (Santander, Colombia)

Pensar na mudança socioambiental: uma aproximação de ações coletivas pelo páramo de Santurbán (Santander, Colômbia)

Álvaro Acevedo Tarazona** 

Andrés David Correa Lugos*** 

** Doctor en Transiciones, Cambios y Permanencias en las Sociedades Modernas y Contemporáneas de Europa y América Latina de la Universidad de Huelva. Posdoctorado en Ciencias de la Educación de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC)-Rudecolombia. Profesor Universidad Industrial de Santander, Bucaramanga, Colombia. Director del Grupo de Investigación Políticas, Sociabilidades y Representaciones Histórico-Educativas (Psorhe). Correo electrónico: acetara@uis.edu.co-ORCID: 0000-0002-3563-9213

*** Historiador y archivista de la Universidad Industrial de Santander, Bucaramanga, Colombia. Integrante del Grupo de Investigación Políticas, Sociabilidades y Representaciones Histórico-Educativas (Psorhe). Correo electrónico: andrescorrealugos@outlook.com-ORCID: 0000-0002-6477-8001


Resumen

Este artículo desarrolla un análisis sobre la transición hacia nuevas formas de comprender la relación del agua y los ecosistemas paramosos en las sociedades contemporáneas. Para ello, se enfoca en las acciones colectivas suscitadas en el departamento de Santander (Colombia), ante la problemática del páramo de Santurbán y el interés de multinacionales en hacer minería a gran escala. Este artículo es resultado de una investigación cualitativa con enfoque interpretativo, cuya hipótesis plantea que las acciones colectivas emprendidas por los actores sociales frente a los conflictos que comprometen el bien común y el futuro como sociedad enriquecen su discurso, mediante una antropomorfización que pretende dotar al agua y al páramo de cualidades humanas. Para comprender estas acciones, es necesario vincular las reconstrucciones orales y la memoria de la población de la región, quienes desde su cotidianidad brindan un valioso testimonio sobre la importancia del cuidado del agua, de los páramos y de la economía aurífera. La defensa del páramo de Santurbán visibiliza las acciones colectivas que permiten conocer una problemática de los recursos naturales que vincula propuestas para la conservación de estos en una relación con el ser humano y sus actividades cotidianas.

Ahora bien, la investigación demostró que las acciones colectivas por el páramo modifican las representaciones sociales de los actores sociales en relación consigo mismos, con los otros y con la espacialidad. En este sentido, el reto para las ciencias humanas es estudiar estos nuevos discursos y dotarlos de un análisis certero que no caiga en apologías románticas. Si bien las acciones colectivas proponen un uso responsable de los recursos naturales, la academia debe propender por analizar los claroscuros de dichas propuestas y, en medio de la contrariedad, la paradoja e incluso el sinsentido, posicionar una relación respetable con el medio ambiente y quienes lo integran.

Descriptores: ética ambiental, medio ambiente, minería, movimientos sociales, política ambiental.

Palabras clave: agua; medio ambiente; minería; movilización; oro; páramos

Abstract

The article analyzes the transition to new ways of understanding the relationship between water and páramo ecosystems in contemporary societies. To that effect, it focuses on the collective actions carried out in the department of Santander (Colombia), in response to the issue of the Páramo de Santurbán and the interest of multinationals to develop large-scale mining projects. The article is the result of a qualitative research project with an interpretive approach, whose main hypothesis is that the collective actions initiated by social actors in view of conflicts that compromise the common good and the future of society enrich their discourse through the anthropomorphization of water and páramos.

In order to understand these actions, it is necessary to consider the oral reconstructions and the memory of the region's population, since they provide a valuable testimony regarding the importance of protecting water, of the páramos, and of the gold economy. The defense of the Páramo de Santurbán evidences the collective actions that highlight the problems concerning natural resources and make proposals to preserve them through a relationship with human beings and their everyday practices.

The research showed that collective actions in defense of the páramo modify the social representations of the actors, with respect to themselves and to spatiality. In this sense, the challenge for the social sciences is to study these new discourses and endow them with accurate analytical elements in order to avoid romantic justifications. Although collective actions advocate the responsible use of natural resources, academics must seek to analyze the contrasts in said proposals and, in the midst of contradictions, paradoxes, and even, senselessness, set forth a position that respects the environment and those who inhabit it.

Keywords: gold; environment; mining; mobilization; páramos; water

Resumo

Este artigo desenvolve uma análise sobre a transição em direção a novas formas de compreender a relação da água e dos ecossistemas do páramo nas sociedades contemporâneas. Para isso, foca-se nas ações coletivas suscitadas no estado de Santander (Colômbia), diante a problemática do páramo de Santurbán e do interesse de multinacionais em fazer mineração a grande escala. Este texto é resultado de uma pesquisa qualitativa com abordagem interpretativa, cuja hipótese propõe que ações coletivas empreendidas pelos atores sociais ante os conflitos que comprometem o bem comum e o futuro como sociedade enriquecem seu discurso mediante uma antropomorfização que pretende dotar a água e o páramo de qualidades humanas. Para compreender essas ações, é necessário vincular as reconstruções orais e a memória da população da região, que, a partir de sua cotidianidade, oferecem um valioso testemunho sobre a importância do cuidado da água, dos páramos e da economia aurífera. A defesa do páramo de Santurbán visibiliza as ações coletivas que permitem conhecer uma problemática dos recursos naturais que vincula propostas para a conservação destes numa relação com o ser humano e suas atividades cotidianas.

A pesquisa demonstrou que as ações coletivas pelo páramo modificam as representações sociais dos atores sociais consigo mesmos, com os outros e com a espacialidade. Nesse sentido, o desafio para as ciências humanas é estudar esses novos discursos e dotá-los de uma análise precisa que não caia em apologias românticas. Embora as ações coletivas proponham um uso responsável dos recursos naturais, a academia deve propender analisar todos os pontos dessas propostas e, em meio da contrariedade, do paradoxo e inclusive da falta de sentido, posicionar uma relação respeitável com o meio ambiente e com os que o integram.

Palavras-chave: água; meio ambiente; mineração; mobilização; ouro; páramos

Introducción

La problemática suscitada por el ecosistema del páramo de Santurbán1 es una de las más mediáticas y con mayor participación ciudadana en las últimas décadas. Los debates ambientales tienen un gran impacto político y cívico; más allá de exigir respeto por la conservación ambiental, pareciera que existe una necesidad de emplear una posmoralidad progresista, la cual dota de imaginarios y cualidades humanas a objetos inanimados, mientras que desaprueba el desarrollismo y neocolonialismo capitalista que pretende generar rentas a partir de los recursos en zonas no explotadas hasta el momento (Wiñazski, 2017). Sin embargo, en el afán de popularizar estos nuevos humanismos, se invisibiliza la situación social de pobladores que no están en sincronía con los ideales progresistas y que buscan una alternativa de supervivencia. La tensión al conflicto se debate entre los ideales ambientalistas y desarrollistas, pero también existe una tensión latente entre el progresismo citadino y la cosmovisión rural del mundo.

A partir de esta problemática, esta investigación se enfrenta a la emergencia de nuevas conceptualizaciones sociológicas en torno a los problemas ambientales y los síntomas de estas que, por medio de las acciones colectivas, rechazan los proyectos extractivistas en la región de influencia del páramo de Santurbán con municipios como Vetas y California2. Actualmente, existe una necesidad de reinterpretación de la sociedad y el medio ambiente, debido a un cambio en los horizontes epistemológicos y su orientación en la relación del ser humano con los ecosistemas. Tanto la teoría social como las sociedades occidentales heredan un aparato ideológico del capitalismo industrial decimonónico, que considera que el ser humano administra y capitaliza los recursos naturales. En menos de dos siglos, los efectos degenerativos del abuso de los ecosistemas y la extracción de materias primas se convierten en una preocupación generalizada.

Ante dicha situación, los actores sociales buscan por medio de las acciones colectivas y los movimientos sociales, mecanismos de presión y concientización frente a proyectos extractivistas a gran escala. Este síntoma evidencia el florecimiento de las movilizaciones por los bienes comunes (commons) en las que millones de personas se adhieren a causas colectivas, entre las que se destaca la apertura de los derechos cívicos y consultas ciudadanas sobre la aceptación de proyectos mineros en los territorios, la protección de los ecosistemas al ser declarados sujetos con derechos y la protección de los recursos naturales propios de cada región.

Fuente: Grupo Áreas Protegidas Corponor. Sistemas de Páramos del Gran Santander (2012, 20 de septiembre).

Figura 1 Delimitación del Páramo de Santurbán 

Ahora bien, estos discursos movilizatorios generan gran empatía en la población, pero ¿cómo logran en una época caracterizada por la atomización y la desaprobación de discursos totalizantes forjar discursos identitarios para la preservación de los recursos naturales y ecosistemas como el páramo? El mecanismo para lograrlo radica en una reformulación de las representaciones sociales construidas en torno a la defensa de los commons. Los actores sociales, en busca de generar empatía y apoyo de la comunidad en general otorgan cualidades y virtudes a recursos naturales como el agua o ecosistemas como el páramo. Se podría considerar que esta "antropomorfización" busca instaurar unas lógicas y discursos progresistas, pero también cumplen un papel de reacción en contra de las relaciones de poder del establishment, en otras palabras, son un acto de rebeldía contra el sistema y las lógicas pasadas.

Metodología y aproximación teórica

Para abordar la construcción de las representaciones sociales y la masificación de estas es necesario acudir a los nodos en los cuales se entrecruzan los imaginarios; justamente, los medios de comunicación masiva representan un importante referente que muestra la fricción entre los ideales ambientalistas. Por ello, se hizo una revisión cronológica de la prensa en la región entre el 2010 y el 2012. Esta revisión filtró categorías generales como agua, páramo, oro, movilización y otras más específicas como Santurbán y Greystar. Una vez recolectada, se cotejó con diecinueve entrevistas semiestructuradas realizadas a personas cercanas a los distintos tipos de acciones colectivas en los municipios de Vetas, California y el Area Metropolitana de Bucaramanga. Esta información se categorizó y analizó desde marcos sociológicos e historiográficos que brindan una mirada panorámica a problemas sociales contemporáneos. La información obtenida en estas entrevistas se relacionó, a su vez, con la documentación de prensa y la historiografía consultada. Estos tres insumos y un análisis de la situación permitieron realizar un estudio sociológico de las implicaciones de la minería entre la población de los páramos, el valor que otorgan a sus recursos naturales, en especial, al agua y las posibles soluciones para continuar con su minería artesanal sin perjudicar el hábitat, la flora y la fauna existentes en la región.

Otro conjunto de documentos primordiales y que constituyen el marco legal de la problemática son las tutelas, las sentencias y los decretos expedidos por el Gobierno nacional para favorecer la minería a gran escala a través de la reducción de los espacios y la demarcación de los páramos, o el caso contrario, la expedición de leyes que regulan la explotación ambiental y determinan la importancia de las fuentes hídricas como derecho fundamental de las comunidades cercanas a los páramos. Para comprender esta problemática, se construyó un marco teórico desde la sociología ambiental, el cual permite interrelacionar la documentación existente, sin perder de vista la importancia de la conservación del ecosistema; la minería artesanal como fuente económica de habitantes de la región; la explotación aurífera por parte de las grandes multinacionales; y en especial, comprender las movilizaciones sociales, las acciones colectivas y los discursos ambientalistas como formas de congregar a la ciudadanía y presionar a los gobernantes para proteger el medio ambiente y los recursos naturales.

El concepto de acciones colectivas permite conocer, a partir de las fuentes consultadas, una problemática que surge ante la antropomorfización de los recursos naturales, pues vincula propuestas para su conservación en una sana relación con la humanidad y sus actividades cotidianas. Los testimonios de los habitantes de la región son un importante insumo, pues, a través de sus consejos y tradiciones, muestran una realidad percibida en la explotación de los recursos y promueve la conservación de los espacios naturales mediante expresiones culturales como la poesía y la música.

Ante la emergencia de problemáticas ambientales, para la teoría social y los métodos de investigación es un reto de análisis aprehender la realidad contemporánea. Sin embargo, es necesaria una mirada sociológica que explique las coyunturas sociales frente al medio ambiente sin caer en un reduccionismo biologicista o en una yuxtaposición entre el ambiente y su relación con la humanidad (Aranda, 2004, p. 200). Uno de los principales aportes de estas nuevas tendencias es el intento de suprimir el antropocentrismo y crear una relación sostenible entre la naturaleza y la sociedad. Entre estos enfoques resaltan los relacionados con los nuevos estudios sociales marxistas y su propuesta por una dialéctica entre el ecosistema y la sociedad (Schnaiberg, 1980). Sin embargo, estas perspectivas están centradas en el papel democrático de los actores sociales en las cuestiones ambiente per se. Siguiendo con esta línea temática, Bihr (1989) plantea la necesidad de explicar las crisis económicas y ambientales en una dimensión política que piense el cambio de una manera continuada en la búsqueda de un bien colectivo. Este enfoque toma fuerza nuevamente con la reconceptualización del ambiente como potencial productivo de procesos determinantes de la producción.

Ahora bien, se podría concluir que la sociología como tal no ha logrado aun contribuir a la solución y análisis de los problemas ambientales. Sin embargo, las metodologías investigativas, por distintas que sean, coinciden en la necesidad de un trabajo transdiciplinario que promueva consensos entre el ambientalismo, la biología, las ciencias humanas y las tecnologías e ingenierías, con el fin de encontrar alternativas que consideren los cambios en la relación con el ambiente desde perspectivas individuales y colectivas.

En el plano de las acciones colectivas, la ecología profunda fundamenta una preocupación ética basada en los estilos de vida consumistas que debilitan el medio ambiente (Naaess, 1973). A partir de la ecología profunda, los actores sociales buscan concientizar con medidas culturales que evidencien una relación entre las formas de ser ciudadano y el respeto por la naturaleza, y postulan:

a) la vida de los seres no humanos es un valor en sí mismo, al igual que la riqueza y diversidad de las formas de vida; b) los seres humanos no pueden intervenir de manera destructiva de la vida; c) a este respecto, la intervención humana actual es eminentemente excesiva; d) por eso, las actuales reglas de juego deben ser radicalmente modificadas; e) esta modificación radical debe hacerse tanto en las estructuras económicas como en las ideológicas y culturales; f) en el ámbito ideológico, el cambio principal consiste en apreciar más la calidad de vida que el goce de los bienes materiales; g) las personas que aceptan estos principios tienen la obligación de contribuir, directa o indirectamente, a la realización de los cambios fundamentales que aquellos implican. (Kwiatkowska e Issa, 1998)

Por último, las acciones colectivas tienen un fuerte componente constructivista, desde el cual perfilan una construcción social del ambiente. Estas nuevas interpretaciones sociológicas difieren de la vieja concepción que percibe a la humanidad como centro de la sociedad y al planeta Tierra como su alacena (Beck, 1998). Las disciplinas de la modernidad buscan afianzar una máquina antropocéntrica que transforma bienes, personas y territorios con el fin de preservar el sistema. Socialmente, este cambio es interpretado como el ideal de progreso. El uso de dicha máquina sitúa al ser humano en el centro no solo de la producción y del aprovechamiento de los recursos, sino de la historia. Todo lo que es no humano simplemente cumple la función de ser un recurso más para brindar fortaleza al discurso de lo humano. El problema se incrementa cuando la máquina antropocéntrica se sale de control y lo humano se convierte en un recurso más para contribuir al ideal de progreso.

El uso desenfrenado de la máquina antropocéntrica conlleva a verdaderas crisis sociales y ambientales. Las dos Guerras Mundiales, aparte de ser una pérdida de vidas humanas sin precedentes, también representan un desbalance en el uso desmedido de materias primas. Las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, la gran niebla de Londres en 1952, el accidente nuclear de Chernóbil, la destrucción sistemática del río Atrato, el desastre radioactivo de Fukushima en el 2011 o la crisis social y sanitaria en La Guajira, son evidencias del desfase de la máquina antropocéntrica.

Ante esa realidad se plantean alternativas para contrarrestarla. Como todo aparato, el uso continuo contribuye a su deterioro. La máquina antropocéntrica convierte al ser humano en un recurso y al hacerlo termina girando en el vacío, en la ausencia de representación social. Esta sobreproducción infructuosa lleva a que la sociedad entre en un proceso de latencia o abandono (Agamben, 2006, p. 146). La única forma de contrarrestar el abandono es dotando de representaciones sociales todo lo que lo rodea, sea humano o no humano. Las movilizaciones ambientalistas, las iniciativas populares como los referendos por el agua y el reconocimiento de los cuerpos hidrográficos como sujeto son formas de blindar y proteger los recursos frente a la máquina antropocéntrica.

Ya que los discursos ecologistas enfatizan en el fin del mundo a causa de las emergencias ambientales, esta visión apocalíptica es otro de los muchos síntomas de un fin de la historia, o más bien de un fin de lo humano:

La desaparición del [ser humano] al final de la historia no es una catástrofe cósmica. El mundo natural queda tal y como es desde toda la eternidad. Tampoco es una catástrofe biológica. El [ser humano] sigue viviendo como un animal, que se encuentra en acuerdo con la Naturaleza o el Ser dado. Lo que desaparece es el [ser humano] propiamente dicho, es decir, la acción negadora de lo dado y del error o, en general, el sujeto opuesto al objeto. De hecho, el fin del tiempo humano o de la historia, es decir, de la aniquilación definitiva del [ser humano] propiamente dicho o del individuo libre e histórico, significa, simplemente, el cese de la acción. (Agamben, 2006, p. 16)

Ante estos intentos, tanto de la sociología como de la teoría social, para abrir las humanidades a una nueva interpretación de la relación con el ambiente, es conveniente dilucidar entonces si estos impactos alcanzan a las acciones colectivas o si las acciones colectivas continúan enmarcadas en una humanización de los recursos como única alternativa para generar empatía y compromiso cívico.

La construcción territorial del páramo

El fraccionamiento de la territorialidad es una consecuencia presente en todas las decisiones de las sociedades, producto de políticas y ordenamientos institucionales que no logran percibir la densidad y comunicación existente en una espacialidad. Ahora bien, dicho fraccionamiento es desproporcional y en el contexto colombiano deriva en un abandono de municipios por parte del Estado, no por su lejanía sino por su escaso interés para las esferas del poder. Municipios como Vetas y California son prueba de ello: no cuentan con vías apropiadas de acceso, la infraestructura de colegios, áreas deportivas y puestos de salud es deficiente, y problemas de salud pública como el alcoholismo son síntomas de desocupación y desempleo que, como dos grandes monstruos, golpean a los pueblos, mientras que los jóvenes huyen a las ciudades y los más viejos esperan la muerte.

Pero no siempre fue así, durante siglos anteriores los habitantes de municipios como Vetas y California fueron sinónimo de una buena manera de vivir: hijos de las faldas de las montañas, aprendieron a sacar provecho a la rudeza y magnificencia del páramo, con una economía aurífera y una tradición de explotación del metal precioso que se estableció desde épocas coloniales3. Los antepasados, quienes decidieron hacer este territorio suyo, comprendieron que con trabajo duro de galafardeo4 podrían sobrevivir y dar continuidad a sus generaciones sin depender de personas ajenas a su territorio.

La paradoja de la independencia y el hermetismo de estos municipios es que, cuando comenzaron a importar, iniciaron también los problemas para otros. El páramo tiene una representación simbólica muy fuerte para su población, cuando personas ajenas al páramo comenzaron a hacerlo parte de sus cotidianidades, ello trajo consigo una derivación de la representación, la mayoría de las veces perjudicial. Así, el páramo se convirtió en una frontera, que grupos armados como las guerrillas usaron como un paso seguro para transportar armas, drogas y hasta secuestrados. El conflicto armado transformó los tranquilos municipios como California en fortines de la guerra sostenidos por el comercio ilegal de oro (Vargas, 2002, 12 de mayo). Para hacer frente a esta situación, el ejército creó batallones de alta montaña, cuerpos de élite entrenados para hacer presencia en los páramos y cortar así las rutas que había construido la violencia y la ilegalidad.

Pero el páramo no solo apareció para los grupos armados y la ilegalidad, muy pronto las multinacionales pusieron sus ojos en la riqueza subterránea del territorio. En la apertura económica de la década de 1990, distintas empresas internacionales, la mayoría canadienses, compraron miles de hectáreas, incluso a grandes altitudes, donde están las lagunas. Lo que para el gobierno es inversión internacional para la población es visto como una penetración de personas ajenas en su territorio. Muy pronto distintas concepciones de economía aurífera, una globalizada y activa y otra local y pasiva, chocaron por el uso que se le debería dar al páramo.

El conflicto por el uso del páramo y su oro es mucho más antiguo de lo que la opinión pública señala. La población de Santurbán aduce que todo inició cuando los "nuevos dueños" decidieron edificar una estructura cerrada con una puerta en medio de la vía que comunica los municipios con las lagunas del páramo, los pobladores se molestaron por la negativa de poder subir a las lagunas, este conflicto caldeó los ánimos, pues afirman que en poco tiempo se convirtió en propiedad privada y solo pueden subir con un permiso de los dueños (Actor clave 5, 2017, 23 de agosto). Desde luego, este drama poco le importó a la prensa y aquel acontecimiento solo es famoso entre la población de los municipios. Sin embargo, una vez que le comunicaron a la población que el páramo ahora es privado, empezó la segunda fase: la explotación con el proyecto Angosturas5.

El proyecto busca explotar la totalidad del oro de la zona en veinte años; a través de la construcción de una mina a cielo abierto para sacar toda la riqueza: oro, plata, platino y derivados sulfúricos. El requisito de la licencia ambiental constituye el punto de visibilidad mediática del plan que llevaba cerca de dos décadas; en ese momento, colectivos ambientalistas, preocupados por el porvenir del páramo y del nodo demográfico más cercano (Bucaramanga), se movilizaron para concientizar y generar presión frente al proyecto de la firma canadiense Greystar.

Muy pronto los tabloides se interesaron por el futuro de la zona. El sociólogo Alfredo Molano fue enviado por el periódico El Espectador en el 2010, para analizar la problemática minera desde la perspectiva de su población. Antes de quedar impactado por la condición social de los municipios, lo impactó la majestuosidad del territorio:

Es un banco de niebla donde nace el agua que alimenta algunas zonas de los dos departamentos. Allí la explotación de oro es una práctica antigua. Desde la Colonia, estas montañas han sido escarbadas para sacar el precioso material, pero ellas se niegan y lo guardan en sus entrañas. Tan solo pequeñas cantidades son expulsadas a través de las corrientes internas de la tierra y van a parar en los ríos que forman la falda de la montaña. (Molano, 2010, 22 de diciembre)

La descripción talentosa de Molano muestra con precisión la forma de trabajo de la minería, la cual ni siquiera con más de cuatrocientos años de excavación permanente logra arañar la riqueza que guardan las montañas. Pero la montaña no es egoísta, esta cualidad es raramente humana. Cientos de riachuelos brotan de lo alto y arrastran consigo oro, el cual es aprovechado económicamente por la población a la par que se disfruta de un agua pura como recurso. Para los habitantes de los municipios de Vetas y California, no existe una dicotomía entre agua y oro; de hecho, donde hay agua debe haber oro, y es que los recursos naturales allí no son antagónicos. Son la carga conceptual y las representaciones, sustentadas en los intereses particulares, las que hacen que así parezca.

La amnesia histórica o el día que Santurbán empezó a ser parte del mundo

Tal y como se expresaba, la atención de los medios de comunicación y la comunidad por la pretensión minera de las multinacionales extractivistas en el oro de la región se inició en el 2010; bastante tarde, considerando que las primeras inversiones extranjeras llegaron en los primeros años de la década de 1990. La multinacional Greystar Resources Ltd., perteneciente a la Corporación Financiera Internacional, es dueña de 30 000 hectáreas en predios aledaños y dentro del páramo. Durante los primeros quince años la empresa invirtió más de cien millones de dólares en estudios que comprueban que en Santurbán hay mucho oro. Daba la impresión de que todo estaba listo para dar vía libre a la extracción, la política de los títulos mineros de Uribe Vélez y la famosa locomotora minero-energética de Juan Manuel Santos, parecieron dar continuidad y vía libre a los proyectos.

Sin embargo, con la petición del proyecto ante la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) comenzó un intenso debate en la comunidad santandereana, en especial en la del Area Metropolitana de Bucaramanga. La fricción se presentó con algunos sectores de los municipios de Vetas, California, Suratá y Matanza que consideraron el proyecto como una oportunidad laboral, mientras que otros sectores de los mismos municipios lo tomaron como una amenaza a la economía aurífera artesanal realizada por más de cuatro siglos, además, aducieron que un proyecto de dos o tres décadas no representa ninguna rentabilidad para las futuras generaciones.

Ahora bien, la opinión técnica de la comunidad de expertos fue clara: "nadie puede negar que la extracción de oro -y este proyecto específicamente-, tiene un fuerte impacto ambiental, pero lo que hay que sopesar son los beneficios sociales y económicos que brinda la minería" (Molano, 2010, 22 de diciembre). Por otra parte, el Comité Cívico para la Defensa del Páramo de Santurbán encabezó la asociación de mayor visibilidad frente a la coyuntura: "el comité no está en contra de los proyectos mineros, está en contra de los proyectos que afectan la posibilidad presente y futura del agua para el área metropolitana y algunas poblaciones del Norte de Santander" (Molano, 2010, 22 de diciembre).

La visión de la ingeniería y los expertos que apoyan las iniciativas ambientalistas coinciden en la imposibilidad de hablar de una minería sin daños ambientales. Sin embargo, el verdadero drama lo viven las comunidades aledañas al páramo, quienes saben que un proyecto a gran escala trae consigo una avalancha de personas que no son de sus municipios y, con ello, una fiebre del oro sumada a una jugosa inversión de capital:

Desde que llegaron las compañías, la vida aquí cambió. Ellas compraron tierras muy por encima del valor comercial, construyeron centros de salud, escuelas y recebaron las trochas. Todo lo que el Estado colombiano no había hecho en años. Sustituyeron el Gobierno. Ocuparon ese lugar que estaba vacío por años de abandono. (Molano, 2010, 22 de diciembre)

En síntesis, la rica región conocida como Santurbán se hizo visible para el mundo cuando las empresas extranjeras ven el potencial aurífero que representa; anteriormente era inexistente tanto para las comunidades del Area Metropolitana de Bucaramanga que se benefician del agua, como para el Estado con su escasa presencia institucional e inversión social; un claro ejemplo de ello es la aventura de llegar a municipios como Vetas, las escasas rutas de transporte -sumadas a los caminos tortuosos de piedra y arenisca-, consolidan el hermetismo de un pueblo fantasma. Es una realidad a dos horas de Bucaramanga, con una globalización paradójica e intermitente, con internet, pero sin vías, abandonados en una montaña de oro.

Acciones colectivas y antropomorfización de los recursos naturales

Ante la inminente aprobación de la licencia ambiental, el 9 de junio del 2010 el Comité Cívico Conciencia Ciudadana impulsó la Marcha por el agua, movilización a la que asisten más de mil personas; esta acción colectiva marcó el inicio de una activa dinámica movilizatoria de reuniones, plantones y marchas (Martínez, 2010, 9 de junio, p. 2b). En esta primera iniciativa se perfilaron los intereses y horizontes ideológicos de las acciones.

El estudiantado, grupos ambientalistas, el campesinado y grupos sindicalistas, mostraron el rechazo a la propuesta de explotación a cielo abierto del proyecto Angostura (Chio, 2010, 10 de junio).

En medio de la coyuntura se pudo evidenciar cómo los capitales políticos actuaron frente a la "presión" de opinión de las marchas. Por una parte, estaban quienes consideran que las iniciativas colectivas tienen un fin político y piden que se abstengan de participar, también quienes exigen un apoyo desde la institucionalidad. De igual forma, hubo quienes consideran que el proyecto significa el fin de la calidad del agua en Bucaramanga. En medio de esta controversia aparecieron iniciativas cívicas, como un pliego verde que recoge más de seis mil firmas.

Muy pronto las acciones colectivas contra el proyecto minero derivaron en la defensa del agua como elemento explicativo misional de quienes participaron de manera directa e indirecta en las movilizaciones; la participación fue directa para las personas asistentes a las marchas, plantones y las reuniones de los comités, e indirecta para los miles de personas que incluso sin vivir en el área metropolitana sintieron empatía con el tema, y apoyaron el retiro de la propuesta desde las redes sociales.

Para el primer trimestre del 2011, Greystar desistió del proyecto a cielo abierto. Esta decisión fue celebrada como una pequeña victoria en contra de una empresa extranjera con un amplio capital; ciertamente, lo que hizo que Greystar no pueda explotar el páramo fue la legislación que prohíbe la extracción minera a más de tres mil metros de altura. Sin embargo, la empresa cambió el modelo de extracción de cielo abierto al de mina cerrada. La indignación de las personas ante el cambio abrupto del proyecto se hizo sentir. El 1.° de marzo del 2011 cerca de cincuenta mil personas salieron en una nueva marcha. La participación masiva se nutrió de personas provenientes de diversos puntos de la ciudad y sobre la carrera veintisiete, en Bucaramanga, hicieron una muestra simbólica. La marcha fue flanqueada en los costados por bandas plásticas, una azul, decorada con flora y fauna; la otra, negra, decorada con esqueletos y ruinas; la azul se llama río de vida y la negra río de muerte (Valdivieso, 2011, 1.° de marzo). A partir de este momento, quedó la impronta en el imaginario social de que la minería es un sinónimo de muerte y se afianzó una repulsión casi visceral por la implementación del proyecto minero.

Las personas en el Area Metropolitana de Bucaramanga se movilizaron y presionaron a la Asamblea Departamental para que realizara una consulta popular el 30 de octubre del 2011. Un juez del Tribunal Administrativo de Santander la declaró inviable, pues aseguró que no se puede usar un referendo para declarar la utilidad pública e interés común de los ecosistemas esenciales del agua (Chio, 2011, 3 de septiembre). Hasta ahora no se ha mencionado nada de la población de Soto Norte, tan solo voces de personas aducían en ese momento que necesitaban trabajar y mejorar las condiciones de calidad de vida. Pues bien, los "pequeños mineros" temían ser desterrados de sus lugares ancestrales de trabajo. La Federación de Pequeños y Medianos Mineros de Santurbán y la Asociación de Mineros de la Provincia de Soto Norte anunciaron que se unirían a la marcha pactada en Bucaramanga para el 16 de marzo del 2012. La razón de la unidad es que las lógicas de explotación minera artesanal y la minería a gran escala son totalmente distintas; la primera es una forma de subsistencia diaria, la segunda es una explotación calculada, expansiva y a mediano plazo. Además, la población no solo desaprobó el proyecto de Greystar, también sentía que la normatividad, aplicada igualmente a grandes capitales y pequeños mineros, buscaba desincentivar la minería tradicional.

La proyección de las acciones colectivas iba en aumento, existía una sincronía entre riesgos y desafíos de la contemporaneidad y la conciencia ecológica; debido a ello, se organizó una nueva marcha el 16 de marzo del 2012 con cerca de cien mil personas. La movilización en Bucaramanga por la protección del agua y en contra de la minería a gran escala en el páramo de Santurbán fue una muestra del síntoma sincrónico de las sociedades. Había una rebeldía latente por el hecho de que el destino y la continuidad de un páramo, que se remonta al periodo predevónico (Julivert, 1959), fueran decididos por una minoría que posee el capital político y financiero. Las movilizaciones son un síntoma en contra de la lógica del sistema de capitalización exacerbado de recursos y personas (Chul-Han, 2013). En esta coyuntura, el agua adquiere una representación de lo bueno, lo común y lo que está en contra del sistema; en otras palabras, es aquello que representa la pureza y los ideales en contra de un sistema basado en la mercantilización de lo inmaterial y de lo humano.

Se podría considerar que la concepción de lo humano del agua, o su antropomorfización, es un síntoma de la emergencia ante la pérdida del rumbo de la sociedad y la comunión con el territorio. El neoliberalismo convierte a la cultura en una estrategia de consumo, a las ideas en servicios que generan rentabilidad y al conocimiento en el brazo largo de la producción. El ser humano se encuentra desprovisto de cualquier sentimiento y está eyectado a vivir una serie de experiencias sin un sentido histórico que lo único que hace es allanar el camino hacia su propia obsolescencia. Los colectivos ambientalistas hablan de la urgencia, ante un inminente fin del mundo como lo conocemos a causa de la máquina extractivista que quiere convertir todo en dinero. En respuesta a ello, la sociedad apoya el progresismo como una réplica novedosa que busca recrear la comunión cosmológica con el territorio y los postulados posmodernos. Es un retorno que busca animar lo inanimado, dotar de significado la existencia y la preservación de la especie, en otras palabras, darle un sentido humano a lo no humano, pues al perder dicho sentido la humanidad se convierte en una partícula solitaria de consumo. Por eso, los colectivos ambientalistas de Santurbán consideran que el agua debe ser protegida, más que por la obviedad de la supervivencia, porque este recurso representa un ideal del retorno de lo puro.

La gran marcha por el agua terminó en incidentes con la fuerza pública y con un no rotundo a cualquier tipo de minería: "la minería a cielo abierto es perjudicial en toda su extensión, pero la minería subterránea contamina los recursos hídricos dentro de la montaña", afirmaron miembros del Comité por la Defensa del Páramo de Santurbán (2011, 25 de febrero). La marcha no perdió su tinte cultural y social, varios artistas santandereanos se unieron en torno a la defensa del agua y del páramo. A la participación de los artistas, se suman políticos como Horacio Serpa Uribe y el entonces gobernador de Santander, Richard Aguilar, quienes mostraron su compromiso con el ideal ecológico y plantearon declarar parque natural a Santurbán. La propuesta fue avalada por el Instituto Humboldt, que consideró indispensable que no existiera minería, agricultura ni ganadería en la zona. La propuesta incluyó casi once mil hectáreas, lo cual puso enjaque veintiocho licencias mineras vigentes, la mayoría en fase exploratoria (El Tiempo, 2012).

A partir del 2013, las movilizaciones ambientalistas incorporaron el concepto de dignidad al discurso de la protección de los cuerpos hidrográficos y del agua. La relación del agua con la vida y la forma de vivir de la ciudadanía del Area Metropolitana de Bucaramanga y Soto Norte se vio amenazada. La solución solo podía ser una: exigir a las multinacionales su retiro del páramo. Con proclamas como "Gota a gota el agua se agota" y "Duro, duro a las multinacionales que nos dan cianuro", miles de personas marcharon por las calles de Bucaramanga exigiendo que Eco Oro (antes Greystar), Leyhat y AuxL, se marcharan de la zona. Con carteles alusivos al agua como un sujeto indefenso que necesita la protección de los ciudadanos, las acciones colectivas enfatizaron en que el agua es sinónimo de vida y que todo aquel que apoya tales iniciativas está apoyando la dignificación de una protesta. De pronto, la movilización se desplazó de Bucaramanga a otros municipios. Por ejemplo, en Berlín (Santander), el campesinado y grupos mineros marcharon exigiendo una nueva delimitación del páramo que tuviera en cuenta las actividades económicas de la población, pues, prohibir cualquier actividad por encima de los tres mil metros, condenaría a municipios como Vetas a la desaparición (Celedón, 2013, 16 de marzo).

La salida total de la multinacional Eco Oro se produjo en el año 2016. La Corporación Financiera Internacional, inversionista del Banco Mundial, decidió retirar la financiación al proyecto en Santurbán al considerar que este no ha tenido en cuenta los impactos sociales y ambientales en la región. La inversión del Banco Mundial superaba los 9,6 millones de dólares y su decisión golpeó las finanzas de Eco Oro. A partir de este momento, Eco Oro perdió notablemente su capital político y económico, y vendió gran parte de las tierras a nuevos fondos internacionales. Sin embargo, la empresa emprendió una demanda de arbitraje contra el gobierno de Colombia bajo el Tratado de Libre Comercio con Canadá y el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas e Inversiones en el Banco Mundial (Semana, 2016, 20 de diciembre).

La experiencia adquirida por los grupos ambientalistas en la querella de Santurbán fortaleció los discursos. Desde luego, el páramo y el futuro del agua aún no están asegurados; Santurbán es una montaña llena de oro, y cada vez llegan nuevos proyectos más ambiciosos. Para la ciudadanía de Soto Norte está en juego su cotidianidad y calidad de vida; para el Area Metropolitana de Bucaramanga, su futuro y la calidad del agua; para la academia es un pulso entre dos formas de ver, concebir y desarrollarse con el entorno.

Conclusión

La problemática en torno al futuro del agua y al uso del páramo de Santurbán aún no tiene un final, por ende, no es conveniente plantear unas conclusiones sobre un tema cuyo destino varía con los gobiernos y las políticas de turno. Pero es factible reflexionar acerca de una coyuntura puntual que va desde el 2009 hasta el 2015, la cual se denomina conflicto de Angostura. A partir del 2009, en Colombia se desarrolló una serie de acciones colectivas y de iniciativas legales por la defensa de los territorios y específicamente por la protección del agua. La multinacional Greystar, que luego pasó a llamarse Eco Oro, planteó una explotación a gran escala, primero a cielo abierto, la cual fue negada por la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales en el 2011, y luego de manera subterránea, pero perdió el apoyo del Banco Mundial en el 2016 y decidió retirar cualquier proyecto.

El nodo de la coyuntura se dio entre el 2011 y el 2012, cuando la presión por parte de las movilizaciones ambientales tuvo tal magnitud que marcharon más de cien mil personas en Bucaramanga. Sería superficial atribuir el éxito de las movilizaciones únicamente al uso de las nuevas tecnologías de la información y de las redes sociales. Lo que sucedió entre el 2011 y el 2012 tiene un sustento filosófico y antropológico que remite a la reconceptualización de la representación social y de dotar al agua de nuevas cualidades. En otras palabras, una reingeniería del uso simbólico del agua, de hacerla ver como un sujeto frágil, bondadoso y empático que la ciudadanía debe cuidar. En ese contexto, la empatía por el agua trascendió los límites de lo esperado; el agua se convirtió en la representación de un rebelde, en una víctima del sistema que quiere enriquecerse a costa de todos. El eco por el respeto al agua y el compromiso por su protección lograron unir distintos espectros políticos; más que negar la entrada de un proyecto minero, la ciudadanía bumanguesa consideró en juego su porvenir y su futuro.

Esta movilización, como otras que se desarrollan a partir del 2009, están vinculadas al imaginario del indignado, de una ciudadanía que decide unirse de manera pragmática, sin credos revolucionarios, con objetivos a corto plazo, lograr cambios, ejercer presión y hacer catarsis frente a las tensiones que el mismo sistema produce. El mensaje es claro: la minería es importante y el agua es vital. Las movilizaciones sociales y ambientalistas no buscan la destrucción del sistema, tampoco una transformación sustancial de la máquina antropocéntrica; lo que buscan con sus discursos es dotar al agua de unas cualidades para que se le respete en medio de una lógica progresista que crea nuevos mitos y elabora nuevas cosmologías, mientras que el humanismo líquido se escapa de nuestras manos.

El reto para las ciencias humanas es estudiar estos nuevos discursos y dotarlos de un análisis certero que no caiga en apologías románticas. Si bien las acciones colectivas proponen un uso responsable de los recursos naturales, la academia debe propender por analizar los claroscuros de estas propuestas y, en medio de la contrariedad, la paradoja e incluso el sinsentido, posicionar una relación respetable con el medio ambiente y quienes lo integran.

Referencias

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* Este artículo es resultado del proyecto de investigación titulado “El páramo de Santurbán y los derechos de sus pobladores en un contexto de conservación ambiental del entorno”, código 1969, financiado por la Vicerrectoría de Investigación y Extensión de la Universidad Industrial de Santander.

1 El páramo de Santurbán es un macizo montañoso de ecosistema montano intertropical ubicado entre los departamentos de Santander y Norte de Santander. Tiene una extensión de 142 000 hectáreas y alcanza una altura entre 2800 y 4290 m s. n. m. El departamento de Santander tiene cerca del 28 % de la totalidad del páramo repartido entre diez municipios. De este complejo hídrico se abastecen más de cuarenta municipios colombianos y aproximadamente 2,3 millones de personas.

2El páramo de Santurbán es un macizo montañoso de ecosistema montano intertropical ubicado entre los departamentos de Santander y Norte de Santander. Tiene una extensión de 142 000 hectáreas y alcanza una altura entre 2800 y 4290 m s. n. m. El departamento de Santander tiene cerca del 28 % de la totalidad del páramo repartido entre diez municipios. De este complejo hídrico se abastecen más de cuarenta municipios colombianos y aproximadamente 2,3 millones de personas.

3Desde las crónicas de Fernández de Oviedo (1526), Fray Pedro Aguado (1574) y las de Juan de Castellanos (1589) y la sintetizada por Enrique Otero en el Cronicón Solariego (1929), la región se caracterizó por la benevolencia del clima templado y la riqueza aurífera con un río de oro que arrastra las riquezas desde las vetas en lo alto de las montañas.

4El galafardeo es una técnica artesanal de extracción de oro, la cual consiste en picar roca de las montañas para luego extraer el oro mediante procesos de tamizado.

5Según los cálculos de Greystar, se pueden extraer dieciséis toneladas de oro y setenta y dos de plata anualmente, durante veinticinco años sin interrupción. El proyecto de Greystar plantea hacer el tratamiento del oro en la región, para ello planea usar cuarenta mil kilos de cianuro y doscientas treinta toneladas de Ammonium Nitrate-Fuel Oil (ANFO) al día (Molano, 2010, 22 de diciembre).

Cómo citar: Acevedo, A. y Correa, A. D. (2019). Pensar el cambio socioambiental: un acercamiento a las acciones colectivas por el páramo de Santurbán (Santander, Colombia). Rev. Colomb. Soc., 42(1), 157-175.

Recibido: 23 de Junio de 2018; Aprobado: 19 de Septiembre de 2018

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