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Revista Colombiana de Sociología

Print version ISSN 0120-159X

Rev. colomb. soc. vol.42 no.1 Bogotá Jan./June 2019

https://doi.org/10.15446/rcs.v42n1.73233 

Sección Temática

Extractivismo forestal en la comuna de Arauco (Chile): internalización y formas de resistencia*

Forestry extractivism in the Arauco commune (Chile): internalization and forms of resistance

Extrativismo florestal na comunidade de Arauco (Chile): internalização e formas de resistência

Anyela Paola Pino Albornoz** 

Noelia Gabriela Carrasco Henriquez*** 

** Antropóloga con mención en Antropología sociocultural. Investigadora de la Universidad de Concepción. Correo electrónico: anyepino@udec.cl - ORCID: 0000-0003-0604-6037

*** Doctora en Antropología Social y Cultural de la Universidad Autónoma de Barcelona. Profesora asociada de la Universidad de Concepción. Integrante del Grupo de Investigación en Diversidad Económica y Diversidad Cultural (VRID 15.Q3.07). Correo electrónico: noeliacarrasco@udec.cl - ORCID: 0000-0001-5560-9866 Universidad de Concepción, Concepción, Chile


Resumen

Este documento caracteriza y presenta un análisis crítico del extractivismo forestal vigente en la comuna de Arauco, ubicada en la región del Biobío, Chile, cuyo proceso se inició hace más de cuarenta años, como política pública, con la intención de combatir la erosión de la tierra, abastecer a las empresas carboníferas, construir líneas ferroviarias y alivianar los índices de pobreza. Sin embargo, esta actividad afecta hoy los paisajes, la economía y la vida cotidiana en el territorio, lo que lleva a que el extractivismo forestal se convierta en un contenido sociocultural al que se le asignan diferentes sentidos, que circulan simultáneamente en la vida social local y generan diversas formas de resistencia ante los impactos del modelo extractivista forestal. Los datos analizados dan cuenta de que la presencia de este modelo se instala no solo en los espacios naturales y productivos del territorio, sino también en las construcciones socioculturales cotidianas de sus habitantes, especialmente en comprensiones internalizadas y compartidas. A partir de dichas comprensiones, se han levantado a su vez diferentes formas de resistencia, a través de las cuales los habitantes controlan los límites del extractivismo forestal. Metodológicamente, este análisis se basa en un trabajo etnográfico realizado durante el 2016, centrado en la observación participante, entrevistas semiestructuradas y revisión documental, en el que se ponen en valor los discursos y las prácticas de diversos actores del territorio sobre la forma en que se internaliza el modelo extractivista forestal. Entre los principales resultados, se identifican valoraciones positivas, críticas y modos de convivencia, además de formas de resistencia, discursos críticos y situaciones de conflicto. De esta manera, se presenta una forma de comprensión del extractivismo forestal que más allá de los impactos ambientales o sociales de esta actividad, considera la incidencia que tiene dicho modelo en las relaciones que los habitantes construyen con su territorio.

Descriptores: antropología, conflicto social, contaminación industrial, desigualdad social, gestión forestal.

Palabras clave: comprensiones socioculturales; ecología política; etnografía; expresiones de resistencia; extractivismo forestal; internalización del extractivismo

Abstract

This document provides a critical analysis of the ongoing forestry extractivism in the Arauco commune, located in the Biobío region of Chile, a process that began over 40 years ago as a public policy aimed at combating soil erosion, supplying coal-mining companies, building railroads, and reducing poverty indexes. However, because this activity is currently affecting the landscapes, economy, and daily life in the territory, forestry extractivism has become a sociocultural content with different meanings that circulate simultaneously in local social life and generate diverse forms of resistance to the impacts of the extractivist forestry model. The data analyzed show that this model is present not only in the territory's natural and productive spaces, but also in the everyday cultural constructions of its inhabitants, especially in internalized, shared understandings. Different forms of resistance through which the inhabitants seek to limit forestry extractivism have arisen from those understandings. This analysis is based on an ethnographic project carried out in 2016. The main methodologies employed were participant observation, semi-structured interviews, and revision of documents, aimed at highlighting the importance of the discourses and practices of diverse actors in the territory regarding the way in which the extractivist forestry model is internalized. Some of the main results were the identification of positive assessments, critiques, and modes of coexistence, as well as of forms of resistance, critical discourses, and conflict situations with regards to forestry activities. Thus, we present a way of understanding forestry extractivism, which goes beyond the environmental or social impacts of this activity and takes into account the influence of this model on the relations that the inhabitants establish with their territory.

Keywords: ethnography; expressions of resistance; forestry extractivism; internaliza-tion of extractivism; political ecology; sociocultural understandings

Resumo

Este documento caracteriza e apresenta uma análise crítica do extrativismo florestal vigente na comunidade de Arauco, localizada na região do Biobío, Chile, cujo processo foi iniciado há mais de quarenta anos, como política pública, com a intenção de combater a erosão da terra, abastecer as empresas de carvão, construir linhas ferroviárias e diminuir os índices de pobreza. Contudo, essa atividade afeta hoje as paisagens, a economia e a vida cotidiana no território, o que leva a que o extrativismo florestal se converta num conteúdo sociocultural ao qual são designados diferentes sentidos, que circulam simultaneamente na vida social local e geram diversas formas de resistência diante dos impactos do modelo extrativista florestal. Os dados analisados mostram que a presença desse modelo é instalada não somente nos espaços naturais e produtivos do território, mas também nas construções socioculturais cotidianas de seus habitantes, especialmente em compreensões internalizadas e compartilhadas. A partir dessas compreensões, têm se levantado diferentes formas de resistência, pelas quais os habitantes controlam os limites do extrativismo florestal. Metodologicamente, esta análise se baseia num trabalho etnográfico realizado durante 2016, focado na observação participante, em entrevistas semiestruturadas e na revisão documental, em que são valorizados os discursos e práticas de diversos atores do território sobre a forma em que o modelo extrativista florestal é internalizado. Entre os principais resultados, são identificados avaliações positivas, críticas e modos de convivência, também formas de resistência, discursos críticos e situações de conflito. Dessa maneira, é apresentada uma forma de compreensão do extrativismo que, para além dos impactos ambientais ou sociais dessa atividade, considera a incidência que esse modelo tem nas relações que os habitantes constroem com seu território.

Palavras-chave: compreensões socioculturais; ecologia política; etnografia; expressões de resistência; extrativismo florestal; internalização do extrativismo

Introducción

Extractivismo es un concepto ampliamente utilizado en ecología política contemporánea y otros campos de conocimiento ligados al estudio de las crisis ambientales que se dan en territorios latinoamericanos en donde existe una alta presión sobre la naturaleza, en términos de extracción y de cambio ambiental global. Por esto, tanto los movimientos sociales como la investigación científica se han apropiado de este concepto para referirse al problema y los fenómenos asociados. Diversos especialistas han planteado revisiones sobre el uso del concepto, destacándose los aportes del uruguayo Eduardo Gudynas, cuyos planteamientos son muy citados en la literatura latinoamericana de ecología política. Según Gudynas, el extractivismo es "un tipo de extracción de recursos naturales, en gran volumen o alta intensidad, y que están orientados esencialmente a ser exportados como materias primas sin procesar, o con un procesamiento mínimo" (Gudynas, 2013, p. 3). Si bien el extractivismo es un término utilizado ampliamente para identificar la extracción minera y petrolera (Gudynas, 2013; Seoane, 2013, p. 24), este también se amplía a otras industrias cuando el proceso extractivo presenta las siguientes características: alto volumen/intensidad de extracción y el destino de lo extraído es la exportación con un nulo o escaso procesamiento (Gudynas, 2013. p. 5; Portillo, 2014, p. 15). Se consideran, por lo tanto, bajo esta definición, "la megaminería a cielo abierto; los agronegocios con monocultivos, transgénicos y agrotóxicos; la explotación de yacimientos de hidrocarburos convencionales y no convencionales (fractura hidraúlica o fracking) y la construcción de mega represas" (Agosto, 2014, p. 31), que además de extraer los recursos naturales, conllevan a "la privatización, concentración y extranjerización de las tierras" (Agosto, 2014, p. 31). Esto también significa que la naturaleza deja de ser proveedora de recursos para convertirse en la materia prima, para "ser una mercancía" más (Harvey, 2003): lo que se extrae y exporta, en gran medida, no son productos que han pasado por un procesamiento industrializado, sino naturaleza pura, a saber, metales, minerales, gas, peces y, en el caso de la comuna de Arauco, árboles. Bohórquez (2012) agrega que el extractivismo

tiene que ver con los niveles de exclusión de la población rural campesina [...], con el empobrecimiento de la misma, con la vulneración de derechos humanos y con la contaminación y deterioro del ambiente en las zonas de desarrollo de proyectos [...] de extracción masiva de bienes-recursos naturales. (p. 223)

Agosto también indica que "el modelo cuenta, además, con garantías estatales, un marco legislativo favorable y la complicidad de los medios de comunicación hegemónicos, a través de discursos que relacionan el extractivismo con el 'progreso' y el 'desarrollo'" (Agosto, 2014, p. 31). Los planteamientos de involucramiento directo de los Estados han dado cabida a una nueva forma de presentación del extractivismo, puesto que "las políticas aplicadas a partir de la década del 2000 reflejan distintos modelos de explotación de recursos naturales" (Portillo, 2014, p. 15). En este sentido, Portillo se basa en una amplia revisión bibliográfica para definir y categorizar dos tipos de extractivismos, el clásico y el neoextractivismo. El primero se plantea como objetivo "alcanzar altas tasas de crecimiento económico a través del estímulo de las exportaciones" (Portillo, 2014, p. 15). Para lograrlo, se ha dado gran valor a los aportes económicos internacionales a través de la Inversión Extranjera Directa (IED) (Centro Latino Americano de Ecología Social, 2008), que define estrategias de atracción de recursos que consideran la "disminución de la carga impositiva, otorgamiento de facilidades para la repatriación de utilidades, reducción de las exigencias medioambientales y laborales, etc." (Acosta, 2010 p. 44). Sin embargo, tal y como mencionan Azamar y Carrillo:

La presencia de la IED no ha representado un mayor crecimiento para las economías receptoras. Por el contrario, los países de Latinoamérica han incrementado su deuda financiera colocándose en una situación de mayor debilidad al no poder negociar las condiciones bajo las cuales se invierte y, con ello, facilitan la mayor explotación de los bienes primarios de la región. (2016, p. 401)

En este tipo de extractivismo, el rol del Estado se restringe a "garantizar las condiciones básicas tales como flexibilización laboral, ambiental, tributaria, movimientos de capital, etc." (Gudynas, 2009a y 2009b citado en Portillo, 2014, p. 16), es decir, adecuando sus políticas públicas a los capitales extranjeros como forma de asegurar las inversiones de estos y recibir los correspondientes aportes a la economía nacional (impuestos, empleo, compensaciones, entre otros). La forma que utilizan los países de matriz extractiva para acrecentar sus ingresos consiste en aumentar los niveles de producción, es decir, aumentar la extracción de recursos naturales, entregando permisos a grandes empresas nacionales y extranjeras que poseen la capacidad económica y tecnológica para hacerlo. Acosta (2010) indica que esta relación asimétrica se produce por la necesidad de los países proveedores de recursos naturales de obtener ingresos, lo que los pone en una relación de desventaja ante los países que adquieren las materias primas y que poseen el capital. El concepto de extractivismo comenzó a utilizarse desde la década de 1980, para comprender diversos procesos experimentados en América Latina desde la Colonia, tiempo que coincide según algunas/os autoras/es, con el inicio de la deuda ecológica que poseen los países "desarrollados" con los países "subdesarrollados".

En este sentido, si la deuda ecológica es originalmente producto de un despojo colonialista -el cual es imposible de replicar actualmente-, se puede considerar a la IED (destinada a la explotación ambiental) como una nueva forma de colonización orientada al despojo y al aprovechamiento de los recursos naturales para el beneficio de las naciones desarrolladas. (Azamar y Carrillo, 2016, p. 408)

La idea de una nueva forma de colonización es compartida por Bohórquez (2012), quien considera que el extractivismo es una forma de colonización de la naturaleza iniciada con la llegada de los conquistadores europeos a territorio americano, y que actualmente "se ha disfrazado de modelo de desarrollo económico" (p. 222). Así, sus efectos habrían contribuido a aumentar los niveles de pobreza y desplazamiento de comunidades que carecen de los medios y mecanismos para hacer frente al poder hegemónico de grupos económicos que ejercen control sobre territorios, riquezas naturales y proyectos de gran infraestructura (Bohórquez, 2012, p. 222). Al mismo tiempo, se reconoce a esta biopolítica empresarial transnacional como responsable de la vulneración de derechos humanos a través de la contaminación y el deterioro del ambiente en las zonas de desarrollo de proyectos de extracción masiva de bienes-recursos naturales (Bohórquez, 2012, p. 223).

El neoextractivismo, por su parte, corresponde a una forma de extractivismo en la que los Estados proveedores de recursos naturales tienen un mayor protagonismo en los procesos extractivos. En el 2013, Gudynas acuñó este término para referirse a la situación actual de América Latina. De acuerdo con Portillo, esta situación se caracterizaría por el "auge fuerte y prolongado en los precios de las materias primas, tasas de crecimiento económico relativamente altas; y, por último, surgimiento de movimientos políticos de carácter progresista en países como Venezuela, Bolivia, Ecuador y Uruguay" (2014, p. 17). La diferencia fundamental entre neoextractivismo y extractivismo clásico radica principalmente en el rol del Estado. Si en el modelo clásico los Estados potenciaban el ingreso de empresas extranjeras para la extracción de recursos naturales con el fin de incrementar sus cifras de crecimiento económico, en los últimos años, algunos gobiernos con políticas progresistas han comprendido que ni el mercado ni el crecimiento económico tratan los problemas sociales que les aquejan. Por ello, han pasado de ser espectadores a reguladores, al identificar en los ingresos percibidos por las actividades extractivas una forma de financiar las políticas públicas, por lo que el modelo extractivista ha encontrado un argumento a su favor. En este sentido, Portillo afirma que

Los principales mecanismos de intervención son: participación directa en la producción, donde juegan un rol fundamental las empresas públicas; mayor presión fiscal, que permite que se capte una mayor parte de la renta generada por la explotación de los RRNN; y, por último, el desarrollo de instrumentos de regulación, lo cual reduce el impacto negativo que se puede causar en materia ambiental, social, etc. (2014, p. 17)

Para Gudynas, el neoextractivismo es una forma de capitalismo que busca lidiar con la pobreza mediante rectificaciones y compensaciones, validándose de esta forma, incluso cuando su modelo sea un gran gestor de desigualdades sociales. La activa participación de los Estados latinoamericanos desde el 2000 ha generado "dos efectos importantes: primero, un incremento de las rentas públicas (en forma de regalías, impuestos, etc.); y segundo, el control en la forma como se hace la explotación de los recursos naturales" (Portillo, 2014, p. 18). Esto es lo que Svampa (2013, p. 31) considera "consenso de las commodities", en el que el neoextractivismo actuaría en teoría como sinónimo de crecimiento, estabilidad, redistribución y lucha contra la pobreza. Portillo analiza este discurso y considera que

El problema está en que no se cuestiona el funcionamiento ni los límites del extractivismo, las relaciones económicas internacionales, la forma como se fijan los precios de las commodities, mucho menos, la posición de la economía frente al resto del mundo. (Portillo, 2014, p. 19)

De acuerdo con lo anterior, los procesos económicos y culturales de la comuna de Arauco pueden ser comprendidos desde la definición de extractivismo, utilizada cada vez con mayor énfasis y frecuencia en investigaciones latinoamericanas en torno a las crisis ambientales y el cambio ambiental global. Un aspecto específico que definiría al extractivismo en la comuna de Arauco son sus implicaciones socioculturales, estudiadas a través de las formas en que los mismos habitantes del territorio comprenden su condición de vivir en contextos de producción e industria forestal. Para desarrollar este planteamiento, se propone analizar las dimensiones socioculturales del modelo extractivista forestal chileno en la comuna de Arauco, a través del examen de discursos y prácticas de diferentes actores del territorio en el contexto de la actividad forestal.

Metodología

Este trabajo complementa la revisión de bibliografía especializada en extractivismos latinoamericanos, documentos estadísticos y memorias empresariales, con los resultados del estudio de caso "Voces de Ragko", cuyo nombre hace referencia a la denominación originaria mapuche del territorio de Arauco, que significa "agua gredosa". Esta investigación se desarrolló en la comuna de Arauco, región del Biobío, en el centro-sur de Chile, territorio caracterizado por la presencia de plantaciones forestales de pino y eucalipto, cuya superficie abarca el 56,6 % del total comunal, propiedad en su mayoría de la empresa privada Celulosa Arauco y Constitución s. a., conocida popularmente como empresa Arauco. La importancia de la empresa en la comuna es tal que la economía local gira en torno a los procesos de esta: abastecimiento, transporte, acopio y procesamiento. Esta relación vertical entre la empresa y los habitantes y el medio ambiente, ha generado un conjunto de consecuencias socioambientales negativas, entre las que se pueden mencionar: desequilibrio espiritual denunciado por comunidades mapuche; disminución de diversidad de actividades económicas (ganadería, agricultura, pesca artesanal, recolección de orilla y minería de carbón) que eran las principales antes de la expansión forestal y hoy se encuentran casi desaparecidas o bien solo se desarrollan para consumo familiar; disminución de cursos y reservas de agua dulce; disminución de flora y fauna nativa; erosión de suelos; contaminación del Golfo de Arauco; contaminación del aire; procesos migratorios (principalmente de hombres hacia fuera del territorio en búsqueda de empleo) y agudización de la pobreza -desde el 2007, el Estado nombró al territorio Zona de Rezago Productivo, lo que significa que puede acceder a un fondo económico especial para que se promuevan las inversiones y pueda mejorar sus índices de pobreza-. Dado este escenario, la metodología de investigación se constituyó como un trabajo etnográfico, entendido como "un conjunto de actividades que se suele designar como 'trabajo de campo', y cuyo resultado se emplea como evidencia para la descripción" (Guber, 2001, p. 16). Según Hammersley y Atkinson, la principal característica de la etnografía es que quien la realiza participa, abiertamente o de manera encubierta, en la vida diaria de las personas durante un periodo de tiempo -en este caso cercano a los seis meses-, "observando qué sucede, escuchando qué se dice, haciendo preguntas; de hecho, haciendo acopio de cualquier dato disponible que sirva para arrojar un poco de luz sobre el tema en que se centra la investigación" (1994, p. 15). El trabajo etnográfico realizado también puede entenderse como etnografía multilocal, según lo planteado por Marcus, la cual además de posibilitar la comprensión de la vida diaria de las personas involucradas en la investigación, "permite comprender el fenómeno de lo local en estrecha relación con el sistema mundo" (2001, p. 111). Después se realiza un texto etnográfico, en el cual

el antropólogo intenta representar, interpretar o traducir una cultura o determinados aspectos de una cultura para lectores que no están familiarizados con ella; es decir, lo que se juega en el texto es la relación entre teoría y campo, mediada por los datos etnográficos. (Guber, 2001, pp. 18-19)

La principal herramienta utilizada para recoger datos corresponde a entrevistas semiestructuradas. "Este tipo de entrevistas se fundamentan en una guía general de contenido y el entrevistador posee toda la flexibilidad para manejarla (él o ella es quien maneja el ritmo, la estructura y el contenido)" (Hernández Sampieri, Fernández-Collado y Baptista Lucio, 2010, p. 418). Se realizaron un total de trece entrevistas durante el segundo semestre del 2015 a diferentes actores del territorio que poseen distintas relaciones con lo forestal. Diez de ellos/as no trabajan en la actividad y se dedican a diversas actividades entre las que se encuentran: dueña de casa agricultora (casada, cuyo esposo trabaja en las faenas forestales); buzo mariscador y pescador artesanal (oriundo del territorio con una mirada crítica al modelo extractivista forestal); estudiantes universitarios (hombres que estudian fuera de la comuna, cuyas familias se han relacionado con la actividad forestal, pero que poseen un discurso crítico frente a esta, avalado por su experiencia); participantes de agrupaciones medioambientales locales, asistentes de educación (con un perfil social, de acción y propaganda política frente al modelo extractivista); funcionarios estatales, servicio de transporte, cocinera mapuche. Tres de los/as entrevistados/as sí trabajan en la actividad forestal en tareas de: consultor de certificación forestal (mapuche, dedicado a investigaciones, certificación forestal y al diálogo entre la empresa y comunidades indígenas); administrador de empresa forestal; y obrero de empresa forestal. Estos últimos tres actores entrevistados residen fuera de la comuna, por lo que se desplazan diariamente hacia el territorio desde localidades cercanas; el resto de las personas entrevistadas residen y trabajan al interior de Arauco. Cada entrevista fue grabada en audio y contó con la firma de un documento de consentimiento previo, libre e informado, en el cual se indicaban los objetivos del estudio y el manejo de los datos obtenidos. Los audios fueron transcritos y luego analizados mediante el método de codificación abierta descrito por Flick (2007),

según el cual se trata de expresar los datos y los fenómenos en forma de conceptos. Con este fin, primero se desenmarañan los datos. Se clasifican las expresiones por sus unidades de significado (palabras individuales, secuencias breves de palabras) para asignarles anotaciones y sobre todo "conceptos" (códigos) [...]. El paso siguiente en el procedimiento es categorizar estos códigos agrupándolos en torno a fenómenos descubiertos en los datos que son particularmente relevantes para la pregunta de investigación [...], es decir, los conceptos identificados son agrupados bajo categorías que permitirán analizar e interpretar los datos. De esta manera se elabora o formula el relato del caso. El análisis va más allá de este nivel descriptivo cuando se elabora la línea de relato: se asigna un concepto al fenómeno central del relato y se relaciona con las otras categorías. (p. 198)

Resultados

El escenario histórico se instaura de modo formal en 1974, cuando se promulgó en Chile el Decreto Ley 701 de 1974 sobre Fomento Forestal, conocido popularmente como dl 701. Su objetivo principal era incentivar el establecimiento de plantaciones forestales mediante una bonificación estatal que cubría el 75 % del valor de la forestación y su manejo, con la intención de combatir la erosión de la tierra, abastecer a las empresas carboníferas y líneas ferroviarias y aliviar los índices de pobreza comunales. Sin embargo, a esa fecha, en la comuna de Arauco ya se observaba que el 12,3 % de la superficie comunal se encontraba cubierta por plantaciones forestales de pino y eucalipto en diferentes edades (Pino, 2016, p. 58), superficie que con el transcurrir de los años aumentó de manera exponencial. Tanto así, que en el 2014 era posible afirmar que al menos el 36,6 % del territorio estaba cubierto por plantaciones forestales (INFOR, 2014), aunque otras investigaciones consideran que este porcentaje es superior al 50 % (Instituto Nacional de Estadísticas, 2007; Proyecto Anillo soc-1404, 2015).

En este territorio, destaca la presencia de la megaempresa Celulosa Arauco y Constitución, (en adelante, la gran empresa) fundada en la comuna en 1969 con recursos estatales y luego vendida en 1977 a Empresas COPEC S.A. (Pino, 2016, pp. 74-75), cuyas instalaciones forman el complejo industrial conocido como Complejo Industrial Horcones, dedicado a cuatro grandes áreas de procesamiento de la materia prima: aserraderos, paneles, energía y celulosa. El principal destino de esta producción es el comercio en los mercados internacionales a través de representantes y agentes de venta, destacando los mercados de Norteamérica, Asia, Europa y Medio Oriente, en términos de materia prima, y Sudamérica, en términos energéticos (Arauco, 2016, pp. 37, 39, 43), lugares en los que se contabilizan 4300 clientes abastecidos "mediante centros de distribución y puntos de venta a través de 230 puertos" (Arauco, 2016, p. 28). La figura 1 permite observar la presencia de la empresa Arauco en los mercados internacionales, mostrando el número de instalaciones que posee en diversos países de Europa, Norteamérica, Sudamérica y África. Se destaca el número de estas instalaciones destinadas a paneles (11), de las cuales el 21 % se encuentra en Chile; viveros (11), con el 36 % en Chile; remanufactura (14), de estas el 36 % está en Chile; y energía (15), de las cuales el 67 % está en Chile. También es importante destacar que el 71 % de las instalaciones destinadas a celulosa se encuentra en Chile, al igual que el 89 % de infraestructuras destinadas como aserraderos. El conjunto de instalaciones y relaciones comerciales le ha llevado a alcanzar los 1052 millones de dólares de ganancias durante el 2016. Por su parte, la figura 2 permite visualizar la concentración del patrimonio forestal de esta gran empresa, que abarca tanto la superficie de suelo utilizado para el establecimiento de plantaciones forestales, como bosque nativo, zonas de protección y otros usos no especificados. En Chile, este patrimonio representa el 66 % del total de la empresa, del cual se considera que el 71 % está destinado a plantaciones forestales, y solo un 29 % a bosque nativo, zonas de protección y otros usos no especificados.

Fuente: elaboración propia con datos de Arauco (2016).

Figura 1 Presencia de empresa Arauco en mercados internacionales  

Fuente: elaboración propia con datos de Arauco (2016).

Figura 2 Patrimonio forestal de la empresa Arauco 

Comprensiones socioculturales de la actividad forestal como actividad extractiva

Los datos procedentes del trabajo etnográfico indican que existen diversas valoraciones en torno a la actividad forestal y el modelo extractivista del que hacen parte. Estas valoraciones se basan en la experiencia personal, social y cotidiana en el territorio de Arauco, por lo que es posible encontrar discursos con afirmaciones contrarias entre sí, pero que coexisten y conviven.

De manera general, se encuentran valoraciones positivas, críticas y convivientes sobre el extractivismo forestal. Las visiones positivas involucran a trabajadores directos de la empresa Arauco, principalmente, administrativos, que ven en el modelo extractivista forestal una forma de desarrollo y crecimiento económico tanto a nivel local como nacional, y quienes consideran que los efectos ambientales son fenómenos aislados o causados por otros factores distintos a las actividades de la empresa. El crecimiento económico que ostenta el modelo extractivista forestal es el principal argumento a favor de este, puesto que la actividad forestal corresponde a uno de los principales ingresos del país. En este sentido, de acuerdo con las personas entrevistadas, el crecimiento económico permitirá responder ante las demandas sociales de manera compensatoria, mediante la financiación de estrategias de regulación, restauración o conservación ecológica, y la entrega de recursos para tratar problemas sociales, por ejemplo la pobreza.

Las perspectivas críticas, por otra parte, ven las consecuencias negativas a nivel social y ambiental por encima de los beneficios del crecimiento económico, que si bien aparecen representados en las estadísticas nacionales, no se ven reflejados en la cotidianidad de los habitantes que se ven afectados por los procesos extractivos en el territorio. Para este grupo de actores, el modelo extractivista forestal genera más daños que beneficios económicos o sociales. Por otra parte, las entrevistas y lo observado en las localidades muestran que las estrategias de compensación dispuestas por la empresa no siempre responden a las demandas y requerimientos de las comunidades, para quienes hay daños que no pueden ser valorizados ni equiparados en términos económicos -por ejemplo, la destrucción de un cementerio indígena para la instalación de un Centro de Educación Superior-. Este grupo de actores también es el que presenta mayor número de estrategias de resistencia ante el modelo extractivista forestal, basados principalmente en la organización social, generando actividades de concientización ambiental con identidad local y jornadas de manifestación pública como forma de rechazo al modelo. También podrían considerarse dentro de este grupo a las comunidades indígenas mapuche que no están abiertas al diálogo con la empresa forestal y cuyas demandas incluyen primordialmente la reparación medioambiental y la finalización de los procesos forestales extractivos.

Por último, se encuentran las valoraciones de habitantes que reconocen impactos negativos en torno a la naturaleza y la vida social, pero que poseen una relación laboral directa o indirecta con el modelo extractivo forestal. Este grupo ve en el modelo extractivista forestal una oportunidad para elevar su calidad de vida en términos económicos y, muchas veces, comparte las valoraciones positivas sobre el crecimiento económico, pero conserva el recelo al observar dos cuestiones críticas: a) que el empleo disponible en la comuna ofrecido por el modelo extractivista forestal está dirigido a personal capacitado que no se encuentra en el territorio y, al mismo tiempo, b) ven cómo otras actividades económicas como la agricultura o el turismo, tienen dificultades para desarrollarse en el contexto extractivo de la industria. Estas valoraciones evidencian que aun cuando se posea una relación laboral con la gran empresa (ya sea en forma directa o por la relación con un familiar), prevalece un discurso crítico y se considera necesaria la regulación y fiscalización. Además, desde estas visiones locales se identifica igualmente la necesidad de propiciar una diversificación de la economía local, para equilibrar los impactos del modelo extractivista forestal. En este grupo de valoraciones también se encuentran campesinos que han optado por establecer plantaciones forestales en sus campos, y que ven como opción venderle su producción a la empresa Arauco en situaciones de alta necesidad financiera, no obstante, se prioriza los usos domésticos, como leña o madera, o la venta a pequeños aserraderos.

Estas tres formas de comprender y relacionarse con el modelo extractivista forestal (la que valora el crecimiento económico, la crítica estructural al modelo extractivista forestal y la complementariedad de ambas) conviven diariamente entre los diversos actores, aunque en algunas ocasiones se han observado tensiones de mayor y menor intensidad. Situando esto en el contexto local, cabe señalar que la actividad forestal es la principal actividad económica de la comuna, en torno a la cual gira un número importante de servicios y empleos. Dado esto, criticar al modelo se convierte en un riesgo si no se poseen las herramientas y recursos necesarios para poder desarrollarse al margen de esta actividad.

Expresiones de resistencia

Las diversas expresiones de resistencia que se presentan deben ser comprendidas "desde lo cotidiano, desde los propios contextos, desde los nuevos espacios" (Céspedes, 2016, p. 46). Estas involucran sin duda alguna "la reivindicación de la autonomía, la decisión sobre la tierra y los recursos naturales, la defensa de las formas de autogobierno y la injerencia en las decisiones públicas" (Salazar, 2017, p. 39). No obstante, en el análisis de la internalización del modelo extractivista forestal, es posible observar que la resistencia contiene tintes mucho más cotidianos y finos. Por este motivo, entender las expresiones de resistencia como sinónimo de conflictos, o bien como lo plantea Gudynas, como una

dinámica de oposiciones, que resultan de diferentes valoraciones, percepciones o significados sobre acciones o circunstancias vinculadas con la sociedad y el ambiente, que discurre como un proceso que se expresa en acciones colectivas, en las que los actores en oposición interaccionan entre sí en ámbitos públicos. (2014, p. 87)

Lo anterior restringe el análisis a un número limitado de opciones, y no considera las oposiciones o discrepancias frente al modelo desde lo interno, desde lo familiar o personal. En el caso estudiado, se observa que la resistencia hacia el modelo extractivista forestal se desarrolla de muchas formas, con mayor o menor intensidad, según las capacidades y el contexto de cada actor. Comprender las diferentes expresiones de resistencia desde la mirada de la infrapolítica de James Scott, es bastante útil en este caso. Según Álvarez este concepto

Afecta a un variadísimo conjunto de gestos, dichos, expresiones, conductas, prácticas, guiños de complicidad, formas festivas, etc., que manifiestan por lo general de manera disimulada, no abierta, cierto cuestionamiento o resistencia a la dominación en formas expresivas igualmente variadas: burla, queja, sarcasmo, ironía, mofa, mimo [...]. (2014)

Cada una de las expresiones o formas de resistencia acarrea detrás de sí un intento o una esperanza por definir y regular los límites de la actividad forestal, sin dejar de lado la necesidad de sustento de las familias. En otras palabras, se trata de resistencias que se transan en los dominios de lo público, pero también de lo privado, de intimidades y subjetividades propias, de los proyectos vitales y los marcos relacionales vigentes. Así, los datos permiten describir al menos siete categorías que expresan estas diferentes formas de internalizar el modelo extractivista forestal y resistir ante él. A continuación, se describe cada una.

Generación de alianzas

Aunque en primera instancia puede parecer que no es una forma de resistir, se considera una expresión de resistencia puesto que su finalidad es dialogar con la gran empresa para generar alianzas que promuevan el desarrollo sustentable de la actividad forestal. Esta posición es propia de actores que reconocen en la empresa un actor que ocasiona impactos negativos, pero cuya presencia es inevitable, entre los cuales se encuentra el Municipio, algunas organizaciones de vecinos y actores particulares preocupados por el desarrollo económico local. Por este motivo, establecen alianzas con la empresa para exigir que esta cumpla sus compromisos de manera efectiva --instalación de Centro Educacional, instalación de luminarias y basureros, asignación de empleo local, inversión después del terremoto y tsunami del 2010, entre otros-. Esta categoría no incluye discursos o prácticas de promoción de plantaciones forestales u otras de este tipo, sino que considera aquellas alianzas que definen un rol para el modelo extractivista forestal, en el marco del desarrollo económico del territorio. Es posible afirmar que la mayoría de estos diálogos culminan en prácticas compensatorias antes que regularizadoras, pero la definición de un límite (el cual puede ser sobrepasado, compensado o indemnizado), constituye una forma de resistir al modelo extractivista forestal y sus externalidades.

Evasión del modelo extractivista forestal

Evitar incorporarse al modelo extractivista forestal buscando otras formas de sustentarse, puede considerarse una forma de resistencia de gran relevancia tomando en cuenta que la actividad forestal es el principal medio de subsistencia de la comuna. Buscar una actividad no relacionada con el modelo extractivista forestal resulta difícil cuando todo el tejido social está articulado en gran parte en torno a ese modelo. De esta forma, los habitantes de las zonas urbanas se incorporan a actividades como el comercio, el transporte o los emprendimientos. Los habitantes de las zonas rurales, por su parte, se ven amenazados ante la falta de oficios productivos que puedan coexistir con el modelo extractivista, puesto que las actividades desarrolladas antes del establecimiento de este, hoy se ven seriamente comprometidas y son de difícil desarrollo. Evitar el establecimiento de plantaciones forestales en los campos es una forma de resistencia, al igual que lo es buscar una alternativa de trabajo al mercado forestal, y requieren de una convicción profunda, a la vez que de herramientas necesarias para lograr la resistencia.

Control local de la producción

Cuando las personas se han incorporado al modelo forestal, pero aún existe un discurso crítico sobre sus impactos, se considera una forma de resistencia no dejar al libre albedrío las consecuencias negativas que se pueden generar. Así, es posible encontrar prácticas como el uso doméstico de los recursos (leña o madera) y el corte de la cadena de venta hacia la gran empresa, que se nutre en un 48 % de proveedores locales (Arauco, 2016, p. 31). La comunidad comprende que el principal motor del modelo extractivista forestal en la comuna es la gran empresa, dedicada principalmente a la exportación de los recursos, por lo que interrumpir su abastecimiento (con recursos ya disponibles o a futuro) es una forma de resistir y de enviar un mensaje de desaprobación hacia conductas o prácticas sociales y ambientales negativas. Un ejemplo de esto lo constituyen las familias propietarias de plantaciones forestales que deciden hacer uso personal de los recursos forestales o iniciar cadenas comerciales cortas, en las que la materia prima es recolectada de manera familiar y comercializada a nivel local a un consumidor que hará uso de esta, sin revender o procesar.

Discursos críticos públicos

Una forma de expresión de resistencia es la presencia de discursos críticos presentados públicamente a favor de la regulación, limitación y fiscalización del modelo extractivista forestal. Esta forma considera comunicados públicos, columnas en medios de prensa local, circulares locales, murales, entre otros, en los que se propicia el debate sobre los límites de la extracción y manipulación de recursos naturales y las formas de reparación ambiental (que incluyen la restauración natural o artificial). Esta expresión coincide con la definición de Gudynas (2014) sobre conflictos, pero aún resulta limitada para este análisis dado que, si bien los diferentes actores del territorio presentan diversas visiones y posturas frente a la actividad forestal, las resistencias que se originan no necesariamente se expresan en "acciones colectivas, donde los actores en oposición interaccionan entre sí en ámbitos públicos" (p. 87). Encabezar un discurso público crítico es una forma de resistencia cuyo valor no debe ignorarse, puesto que el poder económico que ostenta la gran empresa posee grandes influencias, lo que dota a estas expresiones de un fuerte carácter político.

Presencia y acción de organizaciones ambientalistas locales

Existen en el territorio organizaciones sociales de tipo ambientalista dedicadas a la concientización ambiental, cuya trayectoria les ha permitido posicionarse con un discurso contrario al modelo extractivista forestal y a formas de trabajo en conjunto entre comunidades y la gran empresa (vista como emblema del modelo extractivista forestal en la comuna). La asociatividad u organización social con objetivos ambientales es una estrategia compleja de resistencia puesto que el trabajo colectivo conlleva responsabilidades y desafíos mayores que las expresiones de resistencia personales. Es aquí mayoritariamente, aunque con algunas pocas excepciones, que se da por sentada la lucha contra el modelo, un paso más allá de la resistencia.

Diálogo entre discursos locales y conocimiento científico

Una expresión simultánea de resistencia y lucha en torno al modelo extractivista forestal es la generación de espacios de debate abiertos entre habitantes del territorio y científicos e investigadores. Estos espacios, dedicados a analizar las externalidades del modelo extractivista forestal y las tácticas empresariales de relacionamiento con la comunidad, también se constituyen como generadores de nuevas formas de resistencia y de lucha, basados en la participación ciudadana, el involucramiento y la reflexión de los habitantes sobre su territorio. El objetivo de estos análisis y estrategias es disminuir la capacidad del modelo extractivista forestal, cuyo ritmo de producción presiona al territorio, adecuándolo a los parámetros de quienes conviven con la actividad, lo que implica modificar los patrones de establecimiento de plantaciones forestales, de extracción, traslado, procesamiento y destino de los recursos y ganancias.

Conflictos

Finalmente, la última expresión de resistencia identificada consiste en las situaciones conflictivas que pueden encontrarse y que poseen diversos matices. Así, se pueden observar acciones contra el modelo productivo como la extracción de recursos sin autorización, corte de caminos, bloqueos de faenas u otras expresiones de mayor conflictividad y agresividad. Si las diferentes expresiones de resistencia constituyeran una escala en niveles, los enfrentamientos de este tipo constituirían el eslabón de mayor conflictividad puesto que han debido pasar por los otros niveles (resistencia y lucha). La resistencia implica entonces una oposición, personal o colectiva, ante un hecho o un modelo sistemático que genera consecuencias negativas tanto para el ambiente como para la sociedad. No implica necesariamente acciones directas, sino que reflejan los alcances de un fenómeno que se presume difícil de superar. La lucha, por su parte, involucra acciones directas más allá de lo cotidiano y lo familiar, y aunque generalmente se dan de manera colectiva, existen excepciones de desarrollo individual. También incluye un discurso crítico y constructivo acerca de una nueva forma de organización y aprovechamiento del territorio y sus recursos. Los conflictos estarían dados, en este proceso ascendente de complejidad, cuando las resistencias personales y colectivas, sumadas a las luchas personales y colectivas, no dan resultados o al menos no los esperados y cuando las acciones se tornan más radicales, como forma de imponer las demandas sociales y ambientales por encima de los intereses del modelo extractivista forestal.

Conclusiones

El planteamiento central de este trabajo permite demostrar que el extractivismo forestal no incide únicamente en las matrices económicas y físicas de los territorios, sino también en sus configuraciones socioculturales. Así, la definición de Gudynas, ampliamente utilizada, limita este análisis a los procesos extractivos y sus consecuencias sociales y ambientales entendiéndolas como efectos negativos, mas deja abierta la interrogante sobre los modos de internalización del modelo en las prácticas más cotidianas, así como las acciones de resistencia que pueden darse, por sutiles que sean, como sugiere Scott, ya que estas matizan los escenarios y contextos donde se produce el extractivismo.

Dentro de las configuraciones socioculturales de las que hablamos, encontramos estructuras de relaciones sociales y comprensiones o valoraciones derivadas de experiencias directas e indirectas, personales y comunitarias, que reafirman el protagonismo que las actividades extractivas pueden llegar a tener en las representaciones socioculturales locales. Desde la valoración positiva hasta los conflictos manifiestos, los distintos actores hacen parte de esta complejidad de modos de valorar y relacionarse con la producción forestal a nivel local, lo cual podría ser comprendido igualmente como una expresión sociocultural del capitalismo transnacional basado en la promoción de este tipo de desarrollo productivo en América Latina. Así, tanto los modos de valoración como las expresiones de resistencia descritas deberían considerarse a la hora de definir los alcances del extractivismo, los cuales no se vinculan únicamente con fenómenos como pobreza, exclusión, vulneración de derechos humanos, contaminación y deterioro del ambiente. Aunque estos últimos efectos son de innegable importancia, se ven permeados por las formas de infrapolítica descritas.

En el caso estudiado, se corrobora que estos modos de entender y relacionarse con la actividad forestal de carácter extractivista son determinantes en su desarrollo, cuestión que las propias empresas reconocen y gestionan a través de estrategias de minimización de externalidades, responsabilidad social y valor compartido.

En el examen de las dimensiones socioculturales del extractivismo forestal en Arauco se evidenciaron seis expresiones y formas de resistencia. Al respecto, es posible concluir que estas constituyen nudos complejos capaces de revelar nuevas dimensiones de la vida social e individual permeadas por el extractivismo. Se considera que aquellas resistencias asociadas a la creación de alianzas entre comunidades y gran empresa deben seguir siendo estudiadas para comprender a fondo las características de los actuales procesos de globalización económica y cultural. Por otra parte, las resistencias que adoptan formas de lucha o conflicto suponen la confrontación a los modelos culturales y políticos hegemónicos en torno a la naturaleza y la economía. Esto último implica entonces que las resistencias constituyen espacios de interpelación que deben ser analizados con mayor profundidad, para identificar las formas y los alcances de las críticas a los regímenes transnacionales de representación del desarrollo y los territorios. En todos los casos, las resistencias reflejan que las actividades extractivas instalan modos de representación del mundo físico y también social que dejan a personas y comunidades bajo el dominio ideológico exclusivo de un modelo que justifica la extracción y comercialización internacional de recursos naturales como mecanismo de desarrollo económico y humano. Es en ese intersticio en el que los acercamientos etnográficos desde la ecología política deben seguir aportando a la relativización y pluralización de los debates sobre el cambio ambiental global.

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* Este artículo se deriva de la investigación realizada en el programa de Antropología, mención en Antropología Sociocultural de la Universidad de Concepción, Chile, titulada Voces de Ragko. La expansión forestal y su influencia en la naturaleza y la vida social. Para el desarrollo de este trabajo agradecemos el aporte de los proyectos Fondecyt 1150770 “Imaginarios del desarrollo sustentable y ecología política del territorio: conflictos socioambientales y disputas en territorios forestales costeros del Biobío y el Maule” y CONICYT-PIA Anillo SOC 1404 “Dinámicas naturales, espaciales y socioculturales: perspectivas sobre los conflictos socioambientales en territorios forestales de Chile, 1975-2014”.

Cómo citar: Pino, A. P. y Carrasco, N. G. (2019). Extractivismo forestal en la comuna de Arauco (Chile): internalización y formas de resistencia. Rev. Colomb. Soc., 42(1), 207-226.

Recibido: 29 de Junio de 2018; Aprobado: 24 de Septiembre de 2018

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