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Revista Colombiana de Sociología

Print version ISSN 0120-159X

Rev. colomb. soc. vol.42 no.2 Bogotá July/Dec. 2019

https://doi.org/10.15446/rcs.v42n2.76557 

Sección Temática

El alma de la sociología chilena en las subjetividades profesionales*

The soul of Chilean sociology in professional subjectivities

A alma da Sociologia chilena nas subjetividades profissionais

Sandra Iturrieta Olivares** 

** Posdoctora en estudio de las ideas y Doctora en Ciencias Sociales, Universidad de Granada, España. Académica investigadora en la Escuela de Trabajo Social de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile. Correo electrónico: sandra.iturrieta@pucv.cl-ORClD: http://orcid.org/0000-0002-0777-9198


Resumen

El presente artículo, sustentado en la noción weberiana de cierres sociales de las profesiones y de factores de desprofesionalización, se propone describir el modo de hacer sociología en Chile, en un contexto de límites difusos entre disciplinas que confluyen en el campo de la intervención social directa. Es decir, un contexto donde los sociólogos que se desempeñan en la ejecución de programas sociales en el país ven traspasadas sus jurisdicciones disciplinares por otras profesiones del área. Con la finalidad de discutir la hipótesis sobre la existencia en nuestra América de un estilo de pensar y hacer sociología, diferente al que se desarrolla en otras latitudes, se desarrolló una investigación con enfoque cualitativo mediante entrevistas in situ, a lo largo de todo el país, a sociólogos/as que trabajan ejecutando programas sociales. Los hallazgos alcanzados luego del análisis de contenidos se circunscriben a la evolución de la sociología en Chile, a los límites profesionales de esta como construcción relativa y a la especificidad de la sociología. Sobre la base de las características del surgimiento de la sociología chilena y de las subjetividades profesionales vertidas en los discursos recogidos, se concluye que, si bien están presentes factores de desprofesionalización, la sociología en el país no estaría experimentando tal fenómeno, sino que más bien correspondería a un modo particular de pensar y hacer sociología en Latinoamérica, derivado de su origen bicéfalo: como disciplina y como profesión. Es decir, con un alma en que anidan inquietudes propiamente intelectuales que conviven con anhelos de transformación social. La relación dialéctica entre ambos componentes haría de la sociología chilena una disciplina y una profesión generadora de un espiral de conocimientos socialmente útiles, y le daría rasgos particulares como una sociología comprometida con valores ligados a la transformación social, lo que se plasma en una intervención activa en la sociedad.

Descriptores: ciencias sociales, desarrollo de las ciencias sociales, sociología, sociólogos.

Palabras clave: cierres sociales de las profesiones; discursos profesionales; factores de desprofesionalización; límites profesionales difusos; sociología chilena; tipos de sociología

Abstract

The article draws on Weber's notion of social closure of professions and of de professionalization factors in order to describe the way of doing sociology in Chile, in the context of vague boundaries among disciplines that converge in the field of direct social intervention. This is a context in which sociologists working on the implementation of social programs in the country have to face the fact that their disciplinary jurisdictions are being crossed by other professions in the area. In order to discuss the hypothesis regarding the existence of a style of thinking and doing sociology in our America, different from that developed in other parts of the world, a qualitative research project was carried out through in situ interviews with male and female sociologists working on the implementation of social programs throughout the country. The results obtained after the analysis of contents are framed within the evolution of sociology in Chile, its professional boundaries as a relative construction, and the specificity of sociology. On the basis of the characteristics of the emergence of Chilean sociology and of the professional subjectivities reflected in the gathered discourses, the article concludes that although there are deprofessionalization factors, sociology in the country is not experiencing that phenomenon. Rather, what can be observed is a particular manner of thinking and doing sociology in Latin America, derived from its two-pronged origin as a discipline and as a profession, with a soul that includes both strictly intellectual concerns and desires of social transformation. The dialectic relation between these two components makes Chilean sociology a discipline and a profession that generates a spiral of socially useful knowledges, and explains its peculiar features as a sociology committed to values related to social transformation, which translates into an active intervention in society.

Descriptors: social sciences, development of the social sciences, sociology, sociologists.

Keywords: social closures of professions; professional discourses; deprofessionalization factors; vague professional boundaries; Chilean sociology; types of sociology

Resumo

Neste artigo, apoiado na noção weberiana de encerramentos sociais das profissões e de fatores de desprofissionalização, propõe-se descrever o modo de fazer Sociologia no Chile, em um contexto de limites difusos entre disciplinas que confluem no campo da intervenção social direta. Isto é, um contexto no qual os sociólogos, que desempenham a execução de programas sociais no país, veem suas jurisdições disciplinares transpassadas por outras profissões da área. Com o objetivo de discutir a hipótese sobre a existência, em nossa América, de um estilo de pensar e fazer Sociologia, diferentemente do que é desenvolvido em outras latitudes, foi desenvolvida uma pesquisa com abordagem qualitativa mediante entrevistas in situ, em todo o país, com sociólogos e sociólogas que trabalham executando programas sociais. Os resultados alcançados na análise de conteúdos estão circunscritos na evolução da Sociologia no Chile, nos limites profissionais dessa evolução como construção relativa e na especificidade da Sociologia. Com base nas características do surgimento da Sociologia chilena e nas subjetividades profissionais presentes nos discursos coletados, conclui-se que, embora estejam presentes fatores de desprofissionalização, a Sociologia no país não estaria experimentando tal fenômeno, mas sim corresponderia a um modo particular de pensar e fazer Sociologia na América Latina, derivado de sua origem bicéfala: como disciplina e como profissão. Em outras palavras, com uma alma que recebe inquietudes propriamente intelectuais que convivem com anseios de transformação social. A relação dialética entre ambos os componentes faria da Sociologia chilena uma disciplina e uma profissão geradora de um espiral de conhecimentos socialmente úteis e lhe daria traços particulares como uma sociologia comprometida com valores ligados à transformação social, o que se registra numa intervenção ativa na sociedade.

Descritores: ciências sociais, desenvolvimento das ciências sociais, sociologia, sociólogos.

Palavras-chave: discursos profissionais; encerramentos sociais das profissões; fatores de desprofissionalização; limites profissionais difusos; sociologia chilena; tipos de sociologia

Introducción

Con la finalidad de responder a la invitación de la Revista Colombiana de Sociología a conmemorar los sesenta años de la fundación de la Facultad de Sociología de la Universidad Nacional de Colombia, el presente artículo se plantea como desafío abordar la hipótesis expresada en tal convocatoria, referida a la existencia de un estilo de pensar y hacer sociología diferente al que se desarrolla en otras latitudes.

Para hacer frente a esa hipótesis, este texto sustenta que las profesiones no son elementos constitutivos de la estructura social, como lo plantea el enfoque funcionalista, sino que son construcciones sociales que surgen, se desarrollan y promueven históricamente en las relaciones que mantienen con sus diferentes entornos. Se adscribe así a un enfoque neoweberiano, que propone el análisis de las profesiones en sus relaciones con el mercado laboral, a partir del concepto de cierre social, derivado del trabajo de Weber (1968). Los cierres sociales de las profesiones se refieren al proceso mediante el cual las colectividades profesionales tratan de regular a su favor, condiciones de mercado mediante la limitación del acceso a un grupo restringido de potenciales competidores (Saks, 2003).

Según Freidson (2003), la mayoría de las profesiones lograron el cierre social durante los siglos XIX y XX. Desde entonces, los cierres sociales se han plasmado en cátedras, escuelas, departamentos, sociedades y asociaciones, que se han convertido en instituciones imprescindibles para la aplicación, desarrollo, perfeccionamiento y expansión de los corpus formales de conocimiento y habilidades profesionales (Freidson, 2003).

La noción de cierre social implicaría dos procesos diferentes: uno consistente en el logro de un monopolio legal de ciertas personas sobre ciertas actividades, y otro correspondiente al reconocimiento social de que esas personas han adquirido un saber legítimo, sin el cual el ejercicio profesional sería imposible, lo que conlleva el cierre cultural de tales actividades para quienes no pueden certificar la posesión de dichos saberes (Sánchez y Sáez, 2003). De modo que el cierre social de una profesión sería la unión entre el cierre económico en un mercado de trabajo competitivo -en que una actividad es considerada valiosa para la sociedad y por lo tanto debe retribuirse económicamente su desarrollo- y del cierre cultural de un grupo de personas por la posesión de un saber, considerado socialmente legítimo para el desarrollo de una determinada actividad (Sánchez y Sáez, 2003). En este sentido, sin la existencia de cierres sociales, el trabajo de las profesiones podría no sobrevivir como resultado de disciplinas independientes entre sí. Más aún, si estas pudieran sobrevivir sin la necesidad de cierres sociales, se popularizarían hasta perder su carácter y valor disciplinarios (Freidson, 2003).

Sobre estas bases, el presente artículo intenta contribuir a la discusión sobre la configuración actual de la sociología chilena, a partir de una revisión de sus orígenes; con esto, probablemente sea posible identificar formas de hacer sociología en la actualidad, diferentes a las desarrolladas en otros lugares del orbe, que podrían considerarse "el alma" de la sociología chilena.

Hibridez de los límites profesionales

El concepto de profesión en el campo de la sociología de las profesiones ha ido mutando desde su comprensión como valor normativo, hasta su concepción como discurso sobre el cambio ocupacional y el control social (Evetts, 2003). En este contexto, el profesionalismo sería una estrategia de cierre social destinada a limitar y controlar la incorporación a una ocupación para aumentar así su valor de mercado (Witz, 2003, p. 95), y a la vez constituiría una estrategia de control ocupacional que implica relaciones de dominación y subordinación (Witz, 2003). En función de ello, las instituciones del profesionalismo organizarían y harían progresar las profesiones mediante el control de la formación, de las acreditaciones y de la práctica (Freidson, 2003). No obstante, los cambios que se observan en el mercado laboral global llevan a algunos autores a argumentar

que los límites jurisdiccionales entre las profesiones serán alterados debido a la reasignación de muchas tareas realizadas hoy por profesionales, a trabajadores menos cualificados. Sin embargo, esto no significa que las profesiones serán despojadas de todas sus tareas, ya que algunas de sus labores tradicionales permanecerán dentro de su jurisdicción y serán añadidas algunas de nueva creación basadas en nuevos conocimientos. (Freidson, 2003, p. 78)

Así las cosas, el futuro de la estructura de las profesiones ha sido movido por quienes se dedican a la sociología de las profesiones, como resultado de la dinámica expuesta. Al respecto se argumenta que, pese a este proceso de transformación, las profesiones se mantendrán como una parte importante de la organización social y de la cotidianidad de los sujetos, aun cuando existe consenso en la reducción de su poder social. En tal sentido, se plantea que es probable que el control disciplinario de la formación profesional disminuya, a lo que se sumaría una reducción de los ámbitos de dominio profesional, puesto que se mantendrá el monopolio sobre tareas concretas, aun cuando el credencialismo continúe siendo el principal mecanismo para entrar y moverse en el mercado laboral (Freidson, 2003).

En este contexto se augura la desprofesionalización puesto que los profesionales que eran tradicionalmente considerados como depositarios de conocimientos destinados a contribuir al bien público y portadores de valores que superan lo inmediato y lo práctico, están en vías de convertirse en expertos técnicos neutrales (Freidson, 2003). A ello se añadiría otro factor de desprofesionalización, correspondiente a la división de las profesiones en dos grupos distintos y con diferentes privilegios: uno compuesto por una élite relativamente pequeña de profesionales encargados de la investigación y del establecimiento de estándares de actuación profesional, y otro conformado por una población flotante de profesionales cualificados (Freidson, 2003). De esta manera, las transformaciones experimentadas por las profesiones implicarían que el capital y el Estado ejercerían un mayor control sobre el ejercicio y los costes profesionales, en consecuencia,

lo que probablemente está más en peligro en el campo de las profesiones es su libertad para articular su propia agenda de cara al desarrollo de sus respectivas disciplinas y para asumir la responsabilidad de su uso. Así, el problema más importante para el futuro del profesionalismo no es económico ni estructural, sino cultural e ideológico. El problema más importante es su espíritu, su alma. (Freidson, 2003, p. 81)

El nacimiento de la sociología chilena

La sociología chilena surgió como un proyecto supranacional impulsado principalmente por la Unesco, con la participación de los gobiernos de Brasil y Chile, que en 1957 fundaron la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso). Seguidamente, se creó en la Universidad de Chile (1958) y luego se instituyó en la Pontificia Universidad Católica de Chile (1959). Así, en un breve lapso, se establecieron en el país tres escuelas dedicadas a la sociología (Barrios y Brunner, 1988).

La escuela de la Flacso inicialmente se estableció como un centro regional de investigaciones, con sede en Río de Janeiro, que paulatinamente se desactivó, y una escuela latinoamericana de sociología con sede en Santiago de Chile, que funcionó hasta la irrupción de la dictadura cívico-militar en 1973 (Barrios y Brunner, 1988).

Por su parte, en la Universidad de Chile, el proceso de institucionalización de la sociología estuvo a cargo de un pequeño grupo de jóvenes académicos chilenos que dieron forma a un instituto de investigación a partir de un organismo previamente controlado por los sociólogos de cátedra, que correspondían a quienes dictaban cursos de sociología en diferentes carreras y desarrollaban investigación social, sin necesariamente haber sido formados en la disciplina. Se les acusaba de falta de rigor científico, por ende, en el contexto de la consolidación disciplinar, este periodo se conoce como "presociología". Los sociólogos de cátedra disputaron espacios de legitimación disciplinar, con una nueva generación de profesionales en el área formados fuera de Chile en los años cincuenta. Dicho instituto de investigación pasó a manos del nuevo grupo de sociólogos emergentes y significó un conflicto prolongado a lo largo los años, con la antigua generación de sociólogos de cátedra. Al alero de este instituto se crearía, posteriormente, la Escuela de Sociología de la Universidad de Chile (Barrios y Brunner, 1988). Según Garretón (2006), debido a las pugnas entre los sociólogos de cátedra y los profesionales, esta escuela no prosperó sino hasta mediados de los años sesenta.

Entretanto, la Escuela de Sociología de la Universidad Católica, inició enfatizando en filosofía social y doctrina social de la Iglesia católica, sin embargo, el regreso de sociólogos chilenos formados en Estados Unidos reorientó la disciplina hacia una sociología más "científica" (Garretón, 2006).

En consonancia con lo planteado por Brunner (1988), el modelo de sociología definida como una ocupación centrada en la producción de conocimientos sobre las sociedades, y en torno a la enseñanza de ese conocimiento y de los métodos de su producción, que fue provisto por la Universidad Católica de Chile, fue el que finalmente logró establecerse como predominante en el país; debido tanto a la crisis interna experimentada por el Instituto de Sociología de la Universidad de Chile, como a las modificaciones experimentadas por la Flacso. No obstante, el origen de esta disciplina en Chile continuó marcado por la separación entre un grupo que adscribe a los ideales intelectuales que le habían dado origen en Europa, y una nueva generación que aspira a profesionalizar la sociología según el modelo norteamericano y europeo de mediados del presente siglo (Brunner, 1988).

De manera que por diferentes que hayan sido las estrategias durante el surgimiento de la sociología chilena, todas las escuelas ocuparon un papel central, que permitió sentar las bases de una sociología que pronto tuvo dos vertientes: como profesión burocrática, en la que los sociólogos ocupaban puestos de asesoría técnica y política en organismos del Estado, y como disciplina académica, a partir de la cual los sociólogos preferentemente con titulaciones de posgrados en el extranjero, se desempeñaban como investigadores y profesores universitarios (Brunner, 1988).

Este nacimiento bicéfalo de la sociología chilena ha generado divergencias en torno a su comprensión y ejercicio, ya que coexisten diversas formas de inserción laboral: los sociólogos académicos ligados a la formación de nuevas generaciones y a la producción de conocimientos (sociólogos intelectuales); quienes realizan funciones en el campo de las consultorías para organismos públicos y privados (sociólogos consultores); aquellos dedicados a realizar asesorías en esferas de gobierno y administración pública (sociólogos políticos); y quienes se desempeñan produciendo conocimientos al servicio de grupos y movimientos sociales (sociólogos de la acción) (Gómez y Sandoval, 2004).

Lo anterior es congruente con los planteamientos de Burawoy (2005), quien analiza la realidad disciplinar en los distintos continentes, pero sin incluir a América Latina, excepto por la constatación de la influencia francesa en la sociología brasileña, y argumenta la existencia de una sociología académica y una extraacadémica. En la primera categoría estaría la sociología profesional y la crítica; mientras que en la segunda la práctica y la pública.

Según Burawoy (2005), la sociología profesional se legitima en la aplicación de normas científicas para producir teorías que se correspondan con el mundo empírico. Mientras el conocimiento generado por la sociología crítica intenta ser autoreflexivo y propositivo respecto a programas de investigación sustentados en fundamentos alternativos, que se legitiman en el aporte de visiones morales. Por su parte la sociología práctica intenta producir conocimientos socialmente útiles, y se legitima en su efectividad. Finalmente, el conocimiento generado por la sociología pública -que puede ser tradicional u orgánica, dependiendo del grado de organización del público al que dirige su trabajo- se basa en el consenso entre sociólogos y sus públicos, por esto, se legitima en su relevancia.

A las tipologías propuestas por Gómez y Sandoval (2004) y Burawoy (2005) subyace la noción de una sociología que produce conocimientos, instrumental o reflexivo en palabras de Burawoy (2005). Sin embargo, aun cuando "el oficio de sociólogo" sigue estando implicado en la constitución de una disciplina de intelectuales e investigadores en contextos universitarios, actualmente, la sociología se encuentra con nuevas demandas sociales, diferentes y diversificadas, que le desafían a una apertura interdisciplinaria que debería suceder a los enclaustramientos, en que más allá de vinculaciones entre disciplinas capaces de explicar la realidad social, habría que establecer relaciones más estrechas en función de la intervención en ella (Gómez y Sandoval, 2004). Esta concepción del quehacer de la sociología, sumada a variables contextuales referidas a la flexibilización y precariedad del empleo, y a la expansión de la educación superior en América Latina y en particular en Chile, la hacen confluir con otras profesiones que se desempeñan en el campo de la intervención social. Esto genera una experiencia laboral en la que destaca la hibridez de los cierres sociales entre estas profesiones, en los que su rol no siempre es la producción de conocimientos, sino que en muchos casos corresponde a la aplicación de estos en un trabajo interdisciplinario.

Metodología

Con base en los planteamientos de Foucault (2017), cada momento histórico propone o prescribe a los individuos elementos para fijar su subjetividad, conservarla o transformarla en razón de ciertos fines, debido a las relaciones de dominio de sí, sobre sí, o de conocimiento de sí por sí mismo. Más allá de la idea de un "individuo disciplinario" (Foucault, 1975), según la cual la subjetividad es resultado de los mecanismos de normalización, es decir, de la forma en que los dispositivos disciplinarios se articulan entre sí y producen un tipo de mentalidad congruente con las condiciones culturales existentes (Foucault, 2017), este artículo se propone develar las subjetividades presentes en el modo de hacer sociología en Chile en la actualidad, en un campo emergente para esta profesión como lo es la intervención social directa, es decir, el ejercicio laboral en la ejecución de programas sociales emanados desde las políticas sociales del país. Con este propósito en mente, se diseñó una investigación desde el paradigma interpretativo, con enfoque cualitativo, en la que se entrevistó en profundidad in situ a 35 personas, que cumplieran con los siguientes criterios: profesionales de la sociología; hombres y mujeres; que se desempeñen en el campo de la intervención social directa, es decir, ejecutores de programas sociales; que se encuentren distribuidos en cada una de las 16 de regiones que componen el territorio chileno; con una experiencia laboral de más de un año, siguiendo las convenciones del mercado laboral, según las cuales este es el mínimo tiempo requerido para incorporarse en un trabajo.

Como criterios de validez para asegurar la rigurosidad científica de esta investigación, se empleó la triangulación de informantes, puesto que, bajo la estricta observación de los preceptos utilizados para su selección, fue posible acceder al objeto de estudio desde distintas superficies de enunciación. Así mismo, se utilizó la saturación teórica, como criterio de validez de contenidos y, a su vez, como medida para determinar el número de entrevistas a desarrollar. Como resultado se obtuvieron las 35 entrevistas sobre las que se basa el presente artículo. Por otra parte, para la interpretación de los datos se consideró la validez intersubjetiva, que permitió al equipo de investigación, constituido por cuatro personas provenientes desde distintos campos del saber, discutir el avance del proceso así como los hallazgos obtenidos.

Finalmente, a partir de la distinción entre los dos tipos de memoria en los que está anclada la subjetividad -la semántica, que "hace referencia a las estructuras conceptuales básicas que nos permiten aprehender la realidad que nos rodea" (Verd, 2006, p. 5), y la memoria episódica, que se refiere "al conocimiento vinculado a experiencias vividas en el pasado, que no solo son posibles recordar [...] sino también 'revivir'" (Verd, 2006, p. 5)-, se planteó un análisis de contenidos desde una perspectiva relacional que posibilitara examinar cómo el narrador establece vínculos entre diferentes acontecimientos de su vida (Verd, 2001).

La sociología en Chile según profesionales en ejercicio

Un tópico recurrente en los discursos de las personas entrevistadas corresponde a las evoluciones de dicha disciplina en el país. Los acontecimientos políticos vividos en la década de 1960 son recurrentemente mencionados como un hito que marca el desarrollo de la sociología en Chile, ya que

la sociología sufre una trasformación, porque la primera sociología que surge en Chile es de corte mucho más funcionalista y después pasa por el cedazo de la revolución o de corrientes más marxistas, me da la impresión de que después del proceso de la dictadura, durante los noventa se genera una transformación de la función social de la sociología y pasa de una vertiente que es de análisis más global, sin dejar de existir, a un ámbito que tiene que ver con el desarrollo de políticas públicas, la eficiencia, la eficacia comienza a entrar por vías más eficientistas en torno a la realidad social, empieza a ser entendida como motor de modernización no solo como análisis de la sociedad, sino que como incidencia en los procesos de modernización tanto del mercado como del Estado. Desde ahí me da la impresión que empiezan a proliferar de una manera bastante amplia dos ámbitos, el de la investigación de mercado y el ámbito público en que empiezan a entrar sociólogos/as donde ya no se les pide una función de análisis global [...], eso es coherente con el modo como se han formulado las mallas en las carreras en estos últimos años, como sociologías aplicadas en vez del fundamento de la sociología. (Sociólogo, 2018, 23 de abril)

Esta idea de sociologías aplicadas se refleja en que algunas escuelas de sociología en Chile, en los últimos años, estén optando por la enseñanza de "la sociología que interviene", lo que implica que el rol de quienes se dedican a ello no es la producción de conocimientos, sino más bien la aplicación de marcos teóricos para la contextualización de intervenciones microsociales situadas.

Según esta visión, se habría perdido en la evolución de esta disciplina la perspectiva más analítica de la realidad, para privilegiar un trabajo de tipo tecnocrático. Dicha situación es atribuida a que

en Chile la influencia de la dictadura en las funciones de los cientistas sociales ha sido determinante, para ser exacto el modelo económico de la escuela de Chicago importado durante el régimen militar es lo que influye, puesto que en la actualidad lejos de reflexionar en el proyecto de país que se desea instaurar, estamos dedicados a administrar lo existente en el corto plazo o a mediano plazo, al final las soluciones que hay que dar deben ser rápidas y eficaces. (Socióloga, 2018, 26 de julio)

Por lo tanto, estaríamos en presencia de una sociología práctica. De modo que los acontecimientos políticos en el país en la década de 1970 no solo significaron el cierre de numerosas escuelas del área de las ciencias sociales, entre ellas antropología, sociología y trabajo social, sino que además marcaron su evolución. En el caso de la sociología chilena

desde que se volvió a abrir la carrera en la Universidad de Chile, ha pasado un buen tiempo y creo que aún no se ha logrado definir el rol del sociólogo/a en Chile y te vas dando cuenta que cabes dentro de muchas partes y puedes caer en lugares tan diversos de trabajo. (Socióloga, 2018, 30 de junio)

De manera que lejos de atribuirse esta realidad laboral a la evolución general de las ciencias sociales, se particulariza como una realidad nacional y específica de la sociología chilena. Desde ese contexto, la evolución de esta disciplina en el país se caracterizaría porque

en los últimos años hemos pasado de un desconocimiento del rol de la sociología a una gran mezcla [...] hay muchos profesionales de las ciencias sociales trabajando en políticas sociales y en proyectos sociales de intervención. No hay una clara definición ni delimitación [...] tenemos trabajadores/as sociales, economistas, sociólogos/as, antropólogos/as desarrollándose en las mismas áreas. Creo que como lo más propio sería la capacidad de poder comprender esta sociedad a la cual estamos asistiendo, con marcos teóricos y un instrumental metodológico adecuado, que no terminamos de entenderla, pero primordialmente debemos concurrir a intervenciones sociales que ayuden a humanizarla para que sea más justa y equitativa la convivencia social, creo que esa mezcla teórico-metodológica con esta perspectiva valórica [sic] debería ser lo más correcto, pero los hechos han demostrado que hay sociólogos/as trabajando en tareas administrativas, dirección, investigación, docencia, trabajando con otras personas provenientes desde otras profesiones. (Socióloga, 2018, 7 de agosto)

La intervención de la sociología en las comunidades ofrece marcos interpretativos y metodológicos diferentes a las tipologías sustentadas en la producción de conocimientos como el deber ser de la profesión, y aun cuando se mantengan otras labores vinculadas con esto, se evidencia la emergencia de una sociología que sobre todo interviene en la sociedad.

Es así como la realidad de la sociología chilena y sus vaivenes marcados por el contexto de país, llevan a afirmar que "todavía la sociología es una profesión que está medio en vías de maduración, pero tiene que definir si quiere a un revolucionario o a un teórico social" (Sociólogo, 2018, 12 de agosto). No obstante, "el/la sociólogo/a recientemente se está transformando en un actor requerido dentro de las organizaciones" (Sociólogo, 2018, 3 de mayo). En este escenario, desde la perspectiva de los/as entrevistados/as, esta es una disciplina en consolidación, puesto que se le considera como

una disciplina bastante débil que se ha ido posicionando, pero que todavía le falta mucho, o sea, todavía no está en el imaginario de la gente, y eso es por algo. No estamos haciendo un aporte quizá concreto, o un real aporte. (Socióloga, 2018, 4 de abril)

Conjuntamente, las personas entrevistadas aluden al deber ser de la disciplina, en el sentido de que

un sociólogo/a debería ser el ojo social de nuestra cultura y sociedad. ¿Por qué un ojo? Bueno, un ojo no solo como descriptor de la realidad, que es lo que hacemos actualmente, sino que también debemos ser capaces de hacer juicios sobre lo que ocurre en la actualidad, no juicios simples, sino que [es preciso] ser capaces de estructurar discursos críticos y reflexivos [...] basados netamente en los valores de una sociedad justa y no en una sociedad laissez faire, donde cualquiera hace lo que quiere con el del lado, llegando muchas veces a las aberraciones más terribles, como la pobreza extrema, marginación y todo tipo de injusticia social. (Sociólogo, 2018, 14 de junio)

Se trataría, por lo tanto, de una sociología comprometida con ciertos valores de justicia y paz social, lo que estaría ligado de alguna manera al deber ser de la intervención social en condiciones de desigualdad y alejaría esta disciplina de la neutralidad, entendida como un criterio de rigurosidad, propio de los procesos de análisis y de producción de conocimientos desde sus vertientes más tradicionales o positivistas.

En la misma línea, pero con una concepción disciplinaria vinculada con las perspectivas crítico sociales, en las que se evidencia el compromiso ético del quehacer profesional, se plantea que

la sociología es un discurso principalmente conservador a pesar de que ha irrumpido el pensamiento crítico, y existen muchas corrientes, creo que habría que precisar de qué tipo de sociología estamos hablando, porque si la sociología se entiende como una explicación científica más allá de las relaciones intersubjetivas, más micro, si hablamos de la sociología institucional, que en general enseña una universidad que adscribe a lo neoliberal, vamos a tener sociólogos/ as buenos/as funcionarios/as, que van a explicar por qué este sistema funciona así y por qué debe seguir así, y si vamos a entenderla en la versión crítica, casi marginal, vamos a encontrar que hay una sociología que está preocupada de explicar y reconocer fenómenos y ver que necesariamente debemos correr un velo que nos impide ver los problemas reales que existen, tendría que ser muy política, entonces la tarea sería ética moral, la tarea del intelectual, de quien está pensando en una tarea no como un negocio, sino que en un espacio en que peligra la vida de todos [...] de un transformador de la realidad. (Sociólogo, 2018, 17 de junio)

Contrariamente, los discursos también evidencian una mirada disciplinar en la que prima la adaptabilidad al contexto y al sistema de organización social en que se desarrolla, por lo tanto, las/os profesionales deberán adecuarse a ello ya que

la sociología en Chile tiene un modo muy funcional, un modo de producción que se instala en la sociedad, entonces el/la sociólogo/a tiene que ser una persona que conozca el mercado, que esté dispuesto/a a someterse a las reglas del mercado y que en ese mercado sea capaz de mostrar habilidades, competencias, no creo que sea muy diferente a las condiciones que impone este sistema en general a las/os trabajadores. (Socióloga, 2018, 18 de julio)

Simultáneamente, coexiste la perspectiva disciplinar sustentada en la rigurosidad científica con la que se producen conocimientos socialmente útiles. En tal sentido,

el deber ser del sociólogo/a como cientista social es poder comprender un contexto, lograr demostrarlo y poder predecir un comportamiento o varios comportamientos, y para eso se trata de conseguir un matrimonio entre el conocimiento teórico del mundo y la propia capacidad de demostrar eso con cifras, esas regularidades que son empíricas. (Sociólogo, 2018, 26 de septiembre)

Vemos, entonces, cómo en las subjetividades profesionales coexisten las sociologías profesional, crítica, práctica y pública, en palabras de Burawoy (2005), o las sociologías: intelectual, de la acción, política o consultora, siguiendo a Gómez y Sandoval (2004). Esto concuerda con la noción de una profesión diversa, inserta en diferentes campos laborales y con una formación profesional que potenciaría la versatilidad en el ejercicio profesional. De manera tal que serían

profesionales que pueden estar trabajando en comunicaciones, trabajando en proyectos, en investigación, en la parte estadística, trabajando con un/a antropólogo/a en una etnografía, o sea, eso también le da la posibilidad de desarrollarse en varios ámbitos, y por eso el sociólogo/a tiene la capacidad de aprender varias cosas porque tiene una formación que es bien abierta, se puede hacer sociología de casi todo. (Socióloga, 2018, 4 de agosto)

Esta misma realidad mostraría una profesión sin un rol definido en el mercado laboral, puesto que "hay sociólogos/as metidos/as en una diversidad de cosas, entonces se difiimina y no sabemos muy bien qué es lo que hacen las/os sociólogas/os" (Sociólogo, 2018, 8 de agosto). Coexistirían entonces distintos tipos de sociología.

Límites entre las profesiones de las ciencias sociales

Los límites entre las profesiones de ciencias sociales, susceptibles de ser apreciados en el campo laboral, es un tema que las/os sociólogos/as abordan desde dos dimensiones: como una construcción relativa, o sea como inexistentes en términos prácticos, aun cuando sea posible establecer demarcaciones teóricas; y como especificidades profesionales, es decir, aquello que desde sus perspectivas caracteriza su ejercicio profesional.

Quienes plantean la inexistencia de límites entre las profesiones de las ciencias sociales cuestionan la particularidad de la sociología argumentando, por ejemplo: "no creo que tengamos una especificidad, creo que somos, los/as maestros/as chasquillas1 de las ciencias sociales" (Sociólogo, 2018, 13 de abril). Esta se plasmaría en el ejercicio profesional por cuanto "la/ el socióloga/o es un maestro/a chasquilla que tiene que ir a pegar cosas que en algunos proyectos o en algunas cosas falten" (Socióloga, 2018, 24 de septiembre). Es así como la distinción entre el deber ser disciplinar y el ejercicio profesional es recurrentemente mencionada por quienes no creen en la existencia de límites entre las profesiones. La inespecificidad de estas profesiones se debería a que

las distinciones disciplinarias son institucionales y muchas veces no tienen que ver con el objeto de estudio, sino que, en algún momento de la historia, se generaron escuelas y se fueron en direcciones distintas, y desarrollaron textos, entre otras cosas que tienen distintos enfoques, pero esa distinción disciplinaria en el momento del trabajo pierde su validez, sirve solo disciplinariamente. (Sociólogo, 2018, 7 de octubre)

Una de las consecuencias de las distinciones disciplinares institucionales sería que

muchas veces pasa que lo que tienes como base, en la práctica cambia mucho y al final terminas desenvolviéndote en realidades que te hacen actuar y realizar un trabajo distinto, con herramientas de otras profesiones [...] el trabajo multidisciplinario es fundamental en estas carreras sociales, ya que al final el equipo se enfoca en los mismos objetivos, y se construyen trabajos e investigaciones realmente buenas. (Socióloga, 2018, 15 de mayo)

El trabajo interdisciplinario evidenciaría que en realidad

no hay mucha especificidad, del/la cientista social [...] por ejemplo, yo trabajo a la par con psicólogos, economistas, antropólogos [...] claro, uno teóricamente tiene cierta visión específica que proporciona la carrera, y la escuela de formación, que distingue de las otras ramas de las ciencias sociales, pero en el ejercicio profesional, que es distinto a la parte académica no es así. (Sociólogo, 2018, 26 de junio)

Por otra parte, la superposición de las profesiones en el ejercicio laboral llevaría a pensar que

las ciencias sociales han ido tomando un cariz muy articulador [...] la especialización de un/a profesional de la sociología ya no dista tanto de un/a antropólogo/a, de un psicólogo/a o de un/a trabajador/a social, que maneje ciertas herramientas teóricas y prácticas de una manera en particular. (Socióloga, 2018, 7 de julio)

Esto implicaría una dificultad para "definir lo que hace un sociólogo/a, o sea yo hago cosas que hacen los/as estadísticos/as, hago cosas que hacen las/os economistas" (Socióloga, 2018, 24 de agosto). En razón de ello,

el/la sociólogo/a debería ser catalogado/a como un/a profesional multidisciplinario/a, y no solo como un profesional que realiza investigaciones y sabe de metodologías, sino que realiza múltiples funciones, por ejemplo, en el área de recursos humanos, a la par con los/las trabajadores/as sociales. (Socióloga, 2018, 19 de junio)

Todo lo anterior ratifica la idea de que "el/la sociólogo/a tiene que ser como maestro chasquilla, porque a mijuicio no tiene especificidad laboral, es decir, lo que hace el sociólogo/a también lo pueden hacer otras profesiones" (Sociólogo, 2018, 24 de abril). Entre la coexistencia de múltiples tipos de sociologías se encuentra aquella que desarrolla labores equivalentes a las ejecutadas por profesionales de intervención social, tales como trabajadores sociales, lo que sería coherente con la noción de sociología que interviene y estaría fuera de los otros tipos de sociologías descritas anteriormente.

Una de las áreas de ejercicio laboral en que más se evidencia la superposición profesional corresponde a la intervención social directa, lo que confirman las personas entrevistadas cuando plantean que

me he metido mucho en el tema de las metodologías de intervención y al principio me fue como súper complicado porque sentía que estaba como bajando para lo que había sido formado, pero después me fui dando cuenta de que no, que me sentía bien en eso, haciendo muchas veces como agente comunitario, trabajando de igual a igual con trabajadores/as sociales, trabajo con grupos, y creo que algunos/as sociólogos/as pueden trabajar muy bien en eso. Por lo menos a mí me interesa más estar ahí trabajando con los actores sociales, que estar desde arriba mirando. (Sociólogo, 2018, 4 de junio)

La aplicación de metodologías de intervención en un trabajo a la par con profesionales abocados a ello es otra evidencia del desarrollo de una sociología que interviene. La ambigüedad laboral de las profesiones de las ciencias sociales y en particular de la sociología tendría como corolario la disputa por el campo laboral, puesto que

lo que hace el/la sociólogo/a lo puede hacer un antropólogo/a social, un psicólogo/a social, un/a economista, cientista político/a, entonces es difícil a mijuicio, en Chile uno tiene que siempre disputar el nicho laboral con otras profesiones, porque no se hace algo que uno diga eso es eminentemente sociológico. (Socióloga, 2018, 19 de junio)

Es así como

en el ejercicio profesional están mucho más mezclados los trabajos, piden un/a cientista social, por ejemplo, especifican un sociólogo/a, pero llega un/a trabajador/a social y lo/la van a contratar porque cuenta con ciertas características que todos/as los/as cientistas sociales pueden tener. (Sociólogo, 2018, 8 de agosto)

En este sentido, la hibridez de los límites profesionales potenciaría la existencia de una sociología que interviene. Mientras que la ambigüedad de la sociología es considerada como un factor que aumentaría las posibilidades de acceso a un puesto de trabajo, debido a que

las funciones que impone hoy en día el mercado laboral a mi parecer son variadas para cualquier tipo de profesional, por lo que me parece que la sociología es una ciencia que logra diluirse a través de múltiples mercados laborales, porque una de las características que más me ha llamado siempre la atención de la disciplina, es saber que te puedes desenvolver en un sin fin de trabajos y mercados distintos, lo que nos hace adaptarnos en distintas funciones y tareas que se presenten en lo laboral. (Sociólogo, 2018, 12 de agosto)

De modo que la flexibilización de los límites profesionales sería un factor que potenciaría el acceso al empleo, ya que "hoy en día los/as profesionales de las ciencias sociales han adquirido conocimientos y habilidades de los/ as profesionales de otras áreas o de profesionales de las ciencias sociales que no sean sociólogos/as" (Sociólogo, 2018, 3 de mayo).

El área de proyectos e investigación social no es pensada como propia de este tipo de profesionales, ya que "es necesario que un profesional de las ciencias sociales presente un buen manejo de metodologías cuantitativas y marcos lógicos, esto porque cualquier puesto de trabajo obliga a aplicarlas bien" (Sociólogo, 2018, 8 de agosto). Por lo tanto, "un/a sociólogo/a, como cualquier profesional del área de las ciencias sociales, debe poseer una sólida formación en investigación social" (Sociólogo, 2018, 26 de septiembre). Por lo tanto, habría una apertura de la sociología hacia otras perspectivas disciplinares.

Especificidad de la sociología

La especificidad de la sociología estaría dada por diferentes factores, entre ellos la perspectiva analítica con la que se enfrenta el quehacer. De manera que aun cuando

a veces se topa determinado trabajo con los/as trabajadores/as sociales, el enfoque que se le da es diferente, entonces no diría que la especificidad de un/a sociólogo/a es una temática o una función, sino que es más bien una perspectiva de análisis. (Sociólogo, 2018, 17 de junio)

Dicha perspectiva analítica sería, según las personas entrevistadas, una mirada macrosocial de los fenómenos sociales, debido que

estamos acostumbrados/as a ver los temas desde una mirada más macro, las variables de contexto, eso nos da un plus. Tal vez no necesariamente todas las profesiones lo han desarrollado durante toda la carrera, y creo que en esa mirada hacemos la diferencia, esa capacidad de abstraerse del contexto y mirar desde otro ángulo, nos permite comprender más variables, que otro tipo de profesionales que están más abocados/as a hacer análisis más acotados de la realidad en la que se están desenvolviendo. (Sociólogo, 2018, 26 de septiembre)

La especificidad de la sociología estaría en que quienes han sido formados/as en dicha disciplina

tienden a buscar las cosas en común, y no es que no veas diferencias, sino que las ves en esta búsqueda de comparar distintas situaciones o al ver las cosas más regulares, la globalidad y no te vas al detalle y lo particular de una situación, sino que eso lo relacionas con otras cosas para ver qué pasa con lo más general y así poder marcar diferencias. (Socióloga, 2018, 4 de abril)

En consecuencia, el enfoque sociológico correspondería a una perspectiva de análisis social que implicaría el dominio de campos específicos en el área de las ciencias sociales, de modo que "los/as sociólogos/as deberían poseer una formación fuerte en investigación y en planificación y/o gestión de proyectos. Es decir, herramientas transversales que sirvan para desenvolverse en cualquier trabajo, dotado de una mirada sociológica" (Sociólogo, 2018, 8 de agosto). En este sentido, la demanda por adquirir conocimientos en la gestión de proyectos sociales como herramienta transversal estaría más bien ligada a una concepción de sociología que interviene.

Conjuntamente, el dominio y aplicación de distintas perspectivas teóricas son considerados por las personas entrevistadas como parte del bagaje específico de este tipo de profesionales, ya que "lo que podría ser más específico es el tema de la teoría, porque finalmente la sociología es una especie de madre de las otras ciencias sociales y de esta se desprende la mayoría de las teorías que se estudian" (Socióloga, 2018, 7 de agosto).

Esta concepción disciplinar que tipifica a la sociología como generadora de las perspectivas teóricas para el análisis social, lleva a estos/as profesionales a considerar que

si hablamos de algo específico que refiere al sociólogo/a es que somos mucho más teóricos que, por ejemplo, los/as trabajadores/ as sociales, que son más prácticos/as, somos capaces de relacionar mucho mejor y más eficazmente la teoría con la práctica y, por lo tanto, eso nos ayuda a tener una mirada mucho más profunda de los acontecimientos o de lo que pueda suceder a nivel social, tenemos una mirada más amplia, pero a la vez más teórica, creo que al ser más teóricos nos distanciamos un poco de las otras profesiones de las ciencias sociales y logramos ser elegidos por alguna institución para trabajar, entre la gama de profesionales. (Sociólogo, 2018, 12 de agosto)

Por lo tanto, esta característica considerada específica de la sociología potenciaría el acceso al empleo de estos/as profesionales.

El análisis de la sociedad se constituiría en la especificidad de la sociología crítica, por esa razón a quienes la ejercen les correspondería desarrollar "análisis o críticas sobre los acontecimientos pasados o presentes de Chile, siendo capaces de interpretarlos con un análisis crítico a través de las distintas metodologías que se nos van enseñando, eso nos da especificidad" (Sociólogo, 2018, 3 de mayo).

Por consiguiente, el razonamiento sociológico tendría la particularidad de incluir en su análisis, variables estructurales y de relaciones sociales. De modo que las distinciones disciplinares estarían en que "la sociología debe ser más capaz que las otras disciplinas de entender el tema de las relaciones, la estructura, las organizaciones, en general. En el fondo es el tema de las relaciones lo que ocupa a la sociología" (Socióloga, 2018, 8 de agosto). A la par, se considera que

las funciones establecidas por el mundo laboral para nosotros/ as como sociólogos/as, principalmente son la evaluación y planificación de proyectos [...] es en lo que más estamos capacitados/as para trabajar, ya que es uno de los perfiles clave de esta disciplina [...] como algo específico de un/a sociólogo/a también podrían ser las asesorías y consultorías temáticas [...], estos dos puntos son las funciones que establece el mercado laboral para contratar a un sociólogo/a. (Socióloga, 2018, 8 de agosto)

Por otra parte, la investigación social desarrollada bajo parámetros científicos es considerada parte de los elementos característicos de la sociología y por ende parte de su especificidad, puesto que

las/os sociólogas/os tienen un mayor instrumental para el desarrollo de investigaciones, cuentan con conocimientos teóricos y metodológicos para realizar estudios en diversos ámbitos, esa sería su especificidad, y la capacidad para desenvolverse en distintas áreas y aplicar el método científico para recabar datos sociales y estudiar la realidad. (Socióloga, 2018, 4 de abril)

En los relatos de las personas entrevistadas sobre la especificidad de la sociología como disciplina subyacen varios de los tipos de sociologías descritos con anterioridad, además de la sociología que interviene, como un quehacer de la profesión en el país.

Conclusiones

Considerando que las edades de las personas entrevistadas fluctuaron entre los 24 y 53 años, y que no se observan diferencias sustanciales en sus discursos que permitan identificar diferencias generacionales relevantes para el presente análisis, es posible argumentar, desde una perspectiva que tome a la sociología como un objeto de estudio, que si bien es cierto que en Chile y en otras latitudes esta tiene un origen bicéfalo, no es menos real que a lo largo de los años ha transitado hacia una mirada más bien profesionalizante, que constriñe su perspectiva disciplinar. Esta transición hace difusos los límites con otras profesiones del campo de la intervención social. En este sentido, la sociología chilena se observa como una profesión con cierres sociales difusos en su versión profesionalizante, tanto en lo relativo a sus cierres culturales, como económicos. No es así en la perspectiva disciplinar, en que están claramente establecidos los cierres sociales de ambos tipos, dado que se mantienen los límites disciplinares impuestos institucionalmente.

Por otra parte, el análisis de las subjetividades expresadas por las personas entrevistadas, desde los argumentos teóricos de la sociología de las profesiones, instaría a plantear que se comenzaría a producir una cierta paradoja en la sociología, ya que por una parte hay evidencias de su cada vez mayor profesionalización, en el sentido de que se tiende hacia la materialización de los conocimientos disciplinares, en fines prácticos y definidos. Sin embargo, la profesionalización de la sociología, a su vez, daría indicios de su desprofesionalización. Tal paradoja se debería a la presencia de tres factores evidenciados en estos discursos.

El primer factor es la desprofesionalización que consiste en la existencia intra profesión de dos grupos: una élite que construye los lineamientos de acción, que correspondería a la sociología académica, y quienes los ejecutan, que gozan de menores privilegios sociales respecto de los/as primeros/as, quienes se desempeñan en intervención social y en consultorías, y realizan trabajos más inestables y menor remunerados que los primeros.

Otro factor de desprofesionalización de la sociología se evidenciaría en que los/as sociólogos/as ligados a la versión profesional no tendrían el monopolio sobre el conjunto de las labores desempeñadas, sino que en el contexto de límites profesionales difusos estas son compartidas con otros tipos de profesionales de las ciencias sociales.

Un tercer factor evidenciado en los discursos de las personas entrevistadas se refiere al modo de acción profesional de los/as sociólogos/as en la intervención social, que se sustentaría en valores que trascienden lo práctico e inmediato, para inscribirse en el campo de la vocación de servicio, pues su motivación es mejorar las condiciones sociales que dieron origen a sus intervenciones, evaluaciones o investigaciones, lo que se constituye en un factor de profesionalización.

Por otra parte, aun cuando la sociología chilena no está exenta de las transformaciones que están experimentando las profesiones en la actualidad, es posible pensar que el origen bicéfalo -como una disciplina generadora de conocimientos y como una profesión que los ejecuta, y por lo tanto con un alma en la que anidan inquietudes netamente intelectuales, que conviven con anhelos de transformación social- no correspondería a un factor de desprofesionalización, como indica la tradición de la sociología de las profesiones, sino que la producción y aplicación de conocimientos en los más bastos campos del quehacer humano, sumados a factores históricos, relacionados con la dictadura cívico-militar chilena, y contextuales, impuestos por el sistema neoliberal imperante en el país, que se han traducido en flexibilización del empleo y expansión de la educación superior, conformarían una sociología que interviene como profesión ejecutora de programas sociales que convive con otros tipos de sociologías y con profesionales de otras disciplinas ligadas a la intervención social.

Finalmente, a la luz de los antecedentes revisados y de las subjetividades expresadas en los relatos de las personas entrevistadas es posible validar la hipótesis referida a que existiría en nuestra América un estilo de pensar y hacer sociología diferente al que se desarrolla en otras latitudes. Esta vertiente particular corresponde a la sociología que interviene, que en coexistencia con la sociología profesional, la crítica, la práctica y la pública, o la intelectual, la política, la de acción y la consultora, constituirían el alma de la sociología chilena, y tal vez la de las sociologías de otros puntos del continente.

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*Este artículo hace parte de los resultados del proyecto de investigación n.° 11170220, titulado "Subjetividades con que profesionales de la intervención social directa experiencian su ejercicio laboral: aportes a la formación profesional de pregrado", financiado por Conicyt-Chile, institución a la que agradecemos su apoyo. Igualmente agradecemos los recursos otorgados por la Dirección de Investigación de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, para el óptimo desarrollo de la investigación.

1Chilenismo que alude a una persona que arregla cosas domésticas de todo tipo sin ser experto en nada en particular.

Cómo citar: Iturrieta Olivares, S. (2019). El alma de la sociología chilena en las subjetividades profesionales. Revista Colombiana de Sociología, 42(2), 91-112. DOI: https://doi.org/10.15446/rcs.v42n2.76557

Recibido: 30 de Noviembre de 2018; Aprobado: 27 de Marzo de 2019

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