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Revista Colombiana de Sociología

Print version ISSN 0120-159X

Rev. colomb. soc. vol.42 no.2 Bogotá July/Dec. 2019

https://doi.org/10.15446/rcs.v42n2.81653 

Reseñas

Peregrinación de Alpha. Por las provincias del norte de la Nueva Granada en 1850 y 1851, de M. Ancízar. Gustavo Silvia Carrero (editor) Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 2019, 525 páginas*

Olga Restrepo Forero** 

**Doctora en Sociología, Universidad de York, Reino Unido. Profesora titular del Departamento de Sociología, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, Colombia Correo electrónico: omrestrepof@unal.edu.co-ORCID: https://orcid.org/0000-0002-8166-3281


A mis estudiantes siempre les aconsejo que piensen bien el tema de sus investigaciones, pues los/as perseguirán por muchos años. Mi primera publicación, por allá en 1984, trataba de la Comisión Corográfica y de las "ciencias sociales" en esta empresa científica de mediados del siglo XIX (Restrepo, 1984). Correspondía a una sección de mi monografía de grado en Sociología (1983) que había realizado sobre la Comisión Corográfica cuando se celebraba, con la creación de una segunda Expedición Botánica, el bicentenario de aquella institución a cargo de José Celestino Mutis. Mal año, se diría, para tratar un capítulo de la historia de Colombia y de su ciencia, muy poco conocido entonces. Aun así, abordar temas poco estudiados también tiene recompensas y hasta el día de hoy mi artículo más citado (aunque en modesta medida), publicado hace veinte años, se refiere a la obra que emprendieron Manuel Ancízar y Agustín Codazzi en 1850: "Un imaginario de la nación. Lectura de láminas y descripciones de la Comisión Corográfica" (1999. El artículo sigue la obra de los comisionados en su empresa de retratar, como dirían sus contemporáneos, o de construir, como he preferido entender su trabajo, la nación que era la Nueva Granada. La obra de Manuel Ancízar que publica en una bella edición la Universidad Nacional de Colombia, en su biblioteca de Obras Escogidas (con la reproducción de treinta láminas del pintor venezolano Carmelo Fernández), representa el viaje por ocho provincias, de Bogotá a Cúcuta, por los actuales territorios de Cundinamarca, Boyacá y los Santanderes. Una mirada que abarca el pasado de esta extensa región, su presente y su futuro. Manuel Ancízar representa estas regiones en el triple sentido de la palabra.

Primero, en su capacidad de hablar (o escribir) por ellas, a nombre de ellas, con la autoridad que se le confirió como secretario de la Comisión Corográfica, que debía producir, como rezaba su contrato, suscrito el 20 de diciembre de 1849: "una obra acompañada de diseños describiendo la expedición geográfica en sus marchas y aventuras, las costumbres, las razas en que se divide la población, los monumentos antiguos y curiosidades naturales, y todas las circunstancias dignas de mencionarse"1. A lo largo de las páginas de este extraordinario libro, primero publicado por entregas en El Neogranadino, como sabemos2, Ancízar intercede por las regiones descritas, interpreta sus necesidades, que para él se resumen en la reforma de la organización política nacional que contemple la diferencia abismal que encuentra entre las leyes que se proclaman y las realidades del país que recorre:

La República -escribe Ancízar- existe en la Constitución escrita, en las teorías del Congreso y en la intención de los altos funcionarios: la proclaman y defienden los periodistas; la sostienen moralmente los hombres ilustrados, pero en la realidad, en la base del edificio, que es el distrito parroquial, no existe sino una monstruosa mezcla de costumbres del régimen colonial, disfrazadas con las fórmulas republicanas sin vigor, sin la vida de las ideas que solo la cumplida ejecución de las leyes podrán infundirles. (Ancízar, 2019, p. 134)

Esta representación política de Ancízar anticipa muchas que después se harían en el siglo XX, por ejemplo, cuando Jorge Eliécer Gaitán contrapone el país político al país nacional, en su célebre discurso de 1946, y que tiempo después también recogen otros políticos, como Luis Carlos Galán. Pero la representación política que hace Ancízar se presenta como resultado de la observación que cualquier viajero podría realizar. Leamos: "No exagero ni declamo: expreso aquí reflexiones que la observación inmediata del estado moral del pueblo jornalero sugeriría a cualquiera que visitara los lugares que llevo recorridos" (Ancízar, 2019, pp. 102-103). Así, en este sentido de representación, Ancízar pretende ser un intermediario que transporta al público lector la situación que palpa en los distritos parroquiales, cantones y provincias. A pesar de esta manera convencional de presentarse como simple observador, Ancízar no es un intermediario, no es un simple escriba (aun suponiendo que tal cosa existiera), sino un mediador que traduce y despliega sus conclusiones políticas a manera de meras observaciones que cualquier viajero podría copiar. Estas conclusiones políticas marcarían el espíritu de la obra corográfica, en su asociación con el federalismo que se empieza a defender y que Ancízar proclama, como "observador imparcial" (Ancízar, 2019, p. 199), por ejemplo, cuando señala cómo será posible "establecer desde el distrito parroquial las bases de la descentralización administrativa, únicas en que racionalmente puede fundarse la federación política de las grandes secciones, verdadera y genuina forma de la República" (Ancízar, 2019, p. 198).

Esta asociación entre la Comisión Corográfica y el federalismo impulsó en los primeros años el desarrollo de esta obra, y estimuló la publicación de los trabajos de Codazzi en el periodo del radicalismo federalista, pero también trajo complicaciones posteriormente con el cambio de los signos políticos. Con la Regeneración, la geografía de Codazzi se reensambló en una nueva narrativa centralista, hispanófila y católica que dejó atrás por muchos años las ambiciones corográficas y la visión política descentrada en las regiones. Este tema me preocupó cuando hacía mi monografía de pregrado y a medida que leía los trabajos cartográficos y geográficos de Codazzi, la obra de Ancízar, las descripciones de viaje de Santiago Pérez y la obra botánica de José Jerónimo Triana, me preguntaba: ¿por qué había caído en el olvido la obra de la Comisión Corográfica? ¿Por qué trabajos que habían sido muy publicitados en su momento habían quedado relegados pocos años después? ¿Acaso el desprestigio del federalismo y del radicalismo liberal que el proyecto Regenerador había labrado pacientemente también había traído descrédito a los proyectos que sustentaron esta "subversión liberal decimonónica" -como la llamara Orlando Fals Borda (1967)-? Todas estas preguntas quedan para otra ocasión, pues se refieren a la apreciación de la Comisión como un todo y no necesariamente a la obra de Ancízar, pues si bien durante el periodo de la Regeneración no hubo menciones mayores a esta, la Peregrinación de Alpha escapó al olvido que cubrió al resto de la obra corográfica.

Y escapó a ese olvido gracias a la segunda acepción de representación que este escrito encarnó de modo admirable. Manuel Ancízar, además de escribir con autoridad y en representación de las provincias que recorrió en sus viajes, las representó en el sentido de dibujarlas y evocarlas, como lo ordenaba su contrato, en una "obra dramática y descriptiva" que se constituye en el modelo que habrían de seguir intelectuales del siglo XIX como José María Samper, Salvador Camacho Roldán yJorge Isaacs, entre tantos otros que elogiaron y adoptaron su estilo literario. Esta forma de escritura que combina los trucos divinos de la descripción positivista (la mirada precisa, sin autor, del dato que se anuncia sin modalidades ni límites) y la perspectiva romántica que exalta, envuelve y conmueve (aunque estemos distantes y ya no nos lleguen esos "susurros del lenguaje", como los llama Roland Barthes (2002). Como han señalado Clifford Geertz (1989) para la escritura etnográfica y Hyden White (1986) para la histórica, muchos autores clásicos lo son por haber establecido su propia voz reconocible, autoral, que trasciende el interés por cuestionar la precisión de datos, detalles o interpretaciones. La escritura de Ancízar está hecha para producir admiración y afecto por la nación que constituye discursivamente como objeto de peregrinaje. Y esta metáfora del título de su obra, que podría parecer paradójica en alguien que al decir de José María Samper "evitó siempre las conversaciones relativas a religión" (Ancízar, 2019, p. 32), subraya el motivo de su viaje a un lugar que es a la vez sagrado y desconocido; esta peregrinación de Alpha va en busca de una devoción secular por la república imaginada que tiene rostros contradictorios: es letrada e ignorante; homogénea y heterogénea; oscila entre el calor y el frío; entre las tierras altas y las bajas; entre las procesiones semipaganas y la sobriedad de los cultos cristianos3; pero la república es joven y la mirada liberal del siglo XIX la ve con optimismo. De modo que esta obra descriptiva está hecha para constituir esta república soñada: la representación de Ancízar es un hacer.

Por último, esta representación constitutiva requiere evidencias, y las fuentes de Ancízar son muy variadas. Además de la observación directa de sus ojos de viajero decimonónico salido de Bogotá, que viaja por tierras extrañas (recordar la metáfora de la peregrinación, pues el peregrino es a la vez extranjero), requiere informes y lleva también informes. Sus fuentes letradas más citadas son las crónicas de Lucas Fernández de Piedrahita, Historia general de la Conquista del Nuevo Reino de Granada (1688 y 1881); crónicas históricas inéditas, como Pensamientos y noticias escogidas para utilidad de curas del Nuevo Reino de Granada, de Basilio Vicente de Oviedo (1760) y el Compendio histórico del descubrimiento y colonización de la Nueva Granada en el siglo décimo sexto, del coronel Joaquín Acosta (1848), escrito de muy reciente publicación. En menor medida acude a escritos de viajes científicos, como el Cuadro físico de las regiones ecuatoriales de Humboldt (1808), en la traducción y extractos de Francisco José de Caldas, y a referencias más o menos vagas, a alturas y medidas tomadas también por Caldas, o a datos botánicos de Juan María Céspedes, profesor de Botánica en Bogotá. Para sus descripciones geográficas revisa, como es apenas natural, la inédita Geografía física y política de la Nueva Granada, que simultáneamente escribe Agustín Codazzi, compañero de viaje de Ancízar yjefe de la Comisión Corográfica. Es decir, cita con una mano la geografía que al mismo tiempo escribe con la otra. Muchas de las descripciones geográficas y geológicas de las provincias retratan el mismo punto de vista que caracteriza la geografía de Codazzi al describir el "aspecto del país". Ancízar también menciona naturalistas que encuentra y que quizás aportaron datos antes de que se unieran a la Comisión, al año siguiente, el joven botánico José Jerónimo Triana y el naturalista belga Louis Schlim, en la región del Zulia. Además de estas fuentes, el libro de Ancízar está lleno de notas de reconocimiento de la cantidad de informantes más o menos letrados que le proporcionaron libros, consejos, mapas y toda clase de ayuda sin la cual un extranjero se vería perdido en este o en cualquier país. Algunos de estos guías también aparecen con sus nombres, como el "baquiano y disertador" Luis Reyes que los acompaña en la subida a Güicán, a quien describe como "buen compañero de viaje, y liberal consejero hasta en las cosas científicas" (Ancízar, 2019, p. 218). Otros colaboradores que menciona con frecuencia son curas de diferentes parroquias, a quienes destaca por sus servicios al cristianismo, a sus fieles y por su ayuda a los comisionados: Wenceslao Díaz, en Vélez (Ancízar, 2019, p. 113); el doctor Castañeda, en Bolívar (Ancízar, 2019, p. 116); Manuel Cerón, en Gámbita (Ancízar, 2019, p. 131); Félix Meléndez, en Cunacua (Ancízar, 2019, p. 134); el doctor Tello, en Charalá (Ancízar, 2019, p. 187); el presbítero Félix Girón, en San Gil (Ancízar, 2019, p. 196); el presbítero Reyes, en Susacón (Ancízar, 2019, p. 241) y muchos más que Ancízar apunta y elogia, así como critica, sin nombrarlos, a los que en su criterio tienen abandonada su parroquia.

Es en los archivos parroquiales que Ancízar recoge, sin falta, información sobre nacimientos y defunciones, dado que por entonces era la Iglesia y no el Estado la institución encargada de tales registros esenciales para la correcta administración de las almas. Ancízar frecuentemente señala los vacíos en estas fuentes, que se concretan en la mala administración de los curas o en los altos costos que se cobran por los matrimonios, lo que explica las altas proporciones de nacimientos ilegítimos que registra en diferentes parroquias, seguramente por medio de certificados de bautismo, fieles documentos que hacen y permiten contar a la feligresía. Los curas también se encargan frecuentemente de la instrucción de niños, y en menor medida, de niñas; en la peregrinación se da cuenta del número de educandos y del tipo de instrucción que reciben, que generalmente deja mucho que desear, pues según advierte en la provincia de Vélez, a propósito de las escuelas normales en que se prepara a futuros maestros: "la ciencia de enseñar no ha penetrado todavía en nuestro país" (Ancízar, 2019, p. 124).

De allí que más tarde Ancízar conciba, como su primer rector, a la Universidad Nacional de Colombia como "escuela de método" que debe apartarse de la enseñanza memorística y de "catecismo rutinero" para cultivar el entendimiento y la razón. El precario desarrollo de la instrucción primaria no augura buen futuro a la implantación del sufragio universal directo que pudiera sostenerse en la instrucción mínima (de saber leer y escribir), tema muy debatido a mediados de siglo. Los datos de población se transcriben del censo de 1851, o son estimados a partir del anterior censo de 1843, aunque Ancízar no precisa sus fuentes a este respecto, como tampoco lo hizo a propósito de los datos relativos a los delitos, parte de las estadísticas morales que por entonces se recogían en Francia e Inglaterra. Y aunque también se nombran y retratan personas notables en parroquias y capitales provinciales, entre ellas muchas veces el gobernador y su familia, muy frecuentemente Ancízar registra cómo autoridades y vecinos desertan el pueblo al que llegan o se esconden al paso de la Comisión que requiere alojamiento y vituallas, por ejemplo, en El Cocuy: "Las casas donde acudimos a pedir alojamiento, inclusa [sic] la del jefe político, nos cerraron sus puertas, de lo cual casi nos alegrábamos, porque el desaseo interior era imponderable y de antemano quitaba el apetito y el sueño" (Ancízar, 2019, p. 216). Así que registrar nombres de informantes y tipos de ayuda no sirve solo como testimonio de agradecimiento, sino que también podría volverse un incentivo para futuros colaboradores. Quizás esta consideración también estuvo presente al decidir publicar por entregas los artículos de la Peregrinación de Alpha. Así se lo requería un anónimo publicado en el Neogranadino al año de firmados los contratos: "Nuestro amigo Alpha lleva encargo de decirnos quiénes a fuer de rústicos, o cerriles, o mezquinos se portan mal con ella [la Comisión] para ponerlos en vergüenza pública" (El Neogranadino, 1850, 20 de diciembre p. 425, citado en Restrepo Forero, 1983, p. 146). También el arzobispo de Bogotá había publicado en el mismo periódico una orden perentoria a los curas para que le suministraran a la Comisión cuanto dato se les requiriera "en la inteligencia de que lo que hicieran en este sentido sería mirado como un nuevo mérito en su carrera eclesiástica (El Neogranadino, 1850, 1° marzo, p. 69, citado en Restrepo Forero, 1983, p. 146). Pero todos estos auxilios no eran suficientes, y a instancias de Ancízar, y con la intermediación de sus amigos Pedro Fernández Madrid y Lorenzo María Lleras, el Congreso interviene en 1851 con mayor firmeza al inscribir a los comisionados como "militares en servicio" con derecho a demandar auxilios bajo pena de multas para los contraventores, en vez de los "auxilios amistosos" (la expresión de Ancízar en carta a su amigo Fernández Madrid) que hasta entonces se habían solicitado en las circulares del Gobierno.

Para concluir este rápido comentario sobre esta obra interminable que es la Peregrinación de Alpha, la representación que hace Ancízar del país es política en cuanto describe las formas de gobierno, los productos del comercio y de la naturaleza, los medios de transporte y los caminos y las distancias entre poblados, la presentación de los poblados y las costumbres de sus habitantes, los tipos raciales y sociales, las ocupaciones y trabajos de mujeres y hombres, su indumentaria, sus modos de alimentación y enfermedades, sus juegos, la presentación y decoración de los hogares de notables, así como de personas del común, las formas de su religiosidad y descripciones de sus creencias. También explica la frecuencia y productos que se intercambian en los mercados, la decoración de las iglesias, la dotación de escuelas y sus prácticas de enseñanza, la existencia o no de monumentos, la situación de los resguardos de indígenas y escenas de manumisión de esclavas/os. Su política es la forma de la república que describe e inscribe en su texto, su voz y su silencio. Ese carácter político nos acerca o nos aleja, nos atrae o nos distrae, pero no nos deja indiferentes. Pero también su representación es una vívida y emocionada descripción de las comarcas y del paisaje, que constituyen una geografía nacional, que invitan a una identificación con la escena "natural" del país que se construye a partir del nacionalismo científico y literario. Por último, la representación de informantes y colaboradores en todas las regiones de sus viajes describe con optimismo una nación letrada presente y futura; al tiempo que las narraciones picarescas de aventuras y peripecias, de éxitos, fracasos y ambiciones también representan la más amplia comunidad imaginada, como la llama Benedict Anderson (1993), de sus lectoras/es de los siglos XIX, XX y XXI.

Referencias

Acosta, J. (1848). Compendio histórico del descubrimiento y colonización de la Nueva Granada en el siglo décimo sexto [crónica histórica inédita]. [ Links ]

Anderson, B. (1993). Comunidades imaginadas: reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo. Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica. [ Links ]

Appelbaum, N. P. (2016) Mapping the country of regions. The chorographic commission of nineteenth-century Colombia. Chapel Hill: The University of North Carolina Press. [ Links ]

Barthes, R. (2002). El susurro del lenguaje: más allá de la palabra y la escritura. Barcelona: Paidós. [ Links ]

Codazzi, A. (1850). Geografía física y política de la Nueva Granada (1840-1865) [obra inédita]. [ Links ]

Fals Borda, O. (1967). La subversión en Colombia: visión del cambio social en la historia. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, Tercer Mundo. [ Links ]

Fernández de Piedrahita, L. (1881). Historia general de la Conquista del Nuevo Reino de Granada. Bogotá: Imprenta de Medardo Rivas. [ Links ]

Geertz, C. (1989). El antropólogo como autor. Barcelona: Paidós . [ Links ]

Humboldt, A. (1808). Cuadro físico de las regiones ecuatoriales [obra inédita]. [ Links ]

De Oviedo, B. V. (1760). Pensamientos y noticias escogidas para utilidad de curas del Nuevo Reino de Granada [crónica histórica inédita]. [ Links ]

Restrepo Forero, O. (1983). La Comisión Corográfica: avatares en la configuración del saber. Serie Monografías Sociológicas. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. [ Links ]

Restrepo Forero, O. (1984). Comisión Corográfica y ciencias sociales. Ciencia, Tecnología y Desarrollo, 8(1/4), 27-37. [ Links ]

Restrepo Forero, O. (1999). Un imaginario de la nación. Lectura de láminas y descripciones de la Comisión Corográfica. Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, (26), 30-58. Consultado el 15 de julio del 2019 en Consultado el 15 de julio del 2019 en https://revistas.unal.edu.co/index.php/achsc/article/view/16761Links ]

White, H. (1986). Tropics of discourse: essays in cultural criticism. Baltimore: Johns Hopkins University Press. [ Links ]

*Texto presentado en el lanzamiento de la nueva edición del libro en la Feria Internacional del Libro de Bogotá (Filbo), 28 de abril del 2019.

1Contrato transcrito como anexo 2 en Restrepo Forero (1983, p. 289).

2La primera edición en forma de libro es la de la imprenta de Echeverría Herma nos, 1853. La nueva edición es la novena e incluye reproducciones y cuidadosos comentarios sobre las libretas de viaje de Ancízar que reposan en el Archivo Central Histórico de la Universidad Nacional de Colombia, y útiles índices ono mástico y geográfico.

3Estas ambivalencias y contradicciones son tratadas magistralmente por Appelbaum (2016) en su excelente libro sobre la Comisión Corográfica.

Cómo citar esta reseña: Restrepo Forero, O. (2019). Peregrinación de Alpha. Por las provincias del norte de la Nueva Granada en 1850 y 1851, de M. Ancízar (reseña de libro). Revista Colombiana de Sociología, 42(2), 331-338. DOI: https://doi.org/10.15446/rcs.v42n2.81653

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