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Revista Colombiana de Sociología

Print version ISSN 0120-159X

Rev. colomb. soc. vol.45 no.2 Bogotá July/Dec. 2022  Epub Jan 11, 2023

https://doi.org/10.15446/rcs.v45n2/96298 

Sección Temática

El trotskismo en Colombia: análisis historiográfico y documental de sus orígenes e impacto intelectual, político y universitario en los años setenta del siglo XX*

Trotskyism In Colombia: historiographical and documentary analysis of its origins and intellectual, political and university impact in the 1970s

Trotskiismo na Colômbia: análise historiográfica e documental de suas origens e impacto intelectual, político e universitário na década de 1970

Álvaro Acevedo Tarazona** 
http://orcid.org/0000-0002-3563-9213

Emilio Lagos Cortés*** 
http://orcid.org/0000-0001-6568-9388

**Universidad Industrial de Santander, Bucaramanga, Colombia. Profesor Titular Universidad Industrial de Santander, Bucaramanga, Colombia. Posdoctorado en Ciencias de la Educación. Director del Grupo de Investigación Políticas, Sociabilidades y Representaciones Histórico-Educativas (Psorhe). Correo electrónico: acetara@uis.edu.co-orcid: https://orcid.org/0000-0002-3563-9213

*** Universidad Industrial de Santander, Bucaramanga, Colombia. Estudiante de Doctorado en Historia Universidad Industrial de Santander, Bucaramanga, Colombia. Magíster en Historia. Miembro del Grupo de Investigación Políticas, Sociabilidades y Representaciones Histórico-Educativas (Psorhe). Correo electrónico: emiliolagos79@hotmail.com-orcid: https://orcid.org/0000-0001-6568-9388


Resumen

El artículo realiza un recorrido por las principales organizaciones trotskistas en Colombia, sus momentos más relevantes y las apreciaciones que sus dirigentes tenían sobre otros movimientos de izquierda con los que disputaban el rol de fuerza de vanguardia de la revolución colombiana. Para el desarrollo de este texto se realizó una revisión de la producción historiográfica y documental existente, la cual se dividió en cuatro grandes grupos: una primera colección de fuentes elaborada en torno al trotskismo colombiano, es decir, trabajos investigativos y publicaciones periódicas. Una segunda colección de textos referidos al origen e impacto del trotskismo en Colombia; autores como Robert J. Alexander, Martha Cecilia García, Óscar Collazos, Umberto Valverde, Álvaro Acevedo Tarazona y Franklin Patiño Romero, entre otros, han publicado análisis sobre el trotskismo colombiano y son fuente teórica para el presente artículo. También se consultó una serie de publicaciones emitidas por las distintas agrupaciones vinculadas con el trotskismo. Por último, se consultaron textos internalistas producidos por las mismas agrupaciones trotskistas de la época. De esta producción historiográfica y documental se puede concluir que el trotskismo colombiano estaba ligado al movimiento revolucionario internacional a través de organizaciones y corrientes políticas. También se deduce que la aparición del trotskismo en Colombia se da como consecuencia de una reconfiguración de la izquierda en el continente americano influenciada por las Revoluciones China y Cubana, la crítica al estalinismo y el debate acerca de la validez de la guerra de guerrillas como vía a la revolución en Colombia. En un primer apartado se presenta un panorama del trotskismo colombiano, sus etapas históricas y algunos rasgos generales que lo caracterizaron. En un segundo apartado se aborda cronológicamente el desenvolvimiento de la corriente trotskista en Colombia durante los años setenta, sus organizaciones y los principales debates ideológicos que sus miembros protagonizaron entre sí y con otras organizaciones de izquierda. En un tercer apartado se establece la relación que el trotskismo tuvo con la universidad colombiana, toda vez que su origen es más universitario que obrero o sindical; igualmente, se destaca el enfoque intelectual característico del trotskismo colombiano.

Descriptores:

Colombia, historiografía, revolución, socialismo.

Palabras clave: Colombia; historiografía; nueva izquierda; revolución; socialismo; trotskismo

Abstract

The article takes a tour of the main Trotskyist organizations in Colombia, their most relevant moments and the appreciations that their leaders had about other leftist movements with which they disputed the role of vanguard force of the Colombian revolution. For the development of this text we carried out a review of the existing historiographical and documentary production that was divided into four large groups: a first collection of sources elaborated around Colombian Trotskyism, that is, investigative works and periodical publications. A second collection of texts refers to the origin and impact of Trotskyism in Colombia; authors as Robert J. Alexander, Martha Cecilia García, Óscar Collazos, Umberto Valverde, Álvaro Acevedo Tarazona, and Franklin Patiño Romero, among others, have published analyzes of Colombian Trotskyism and are a theoretical source for this article. A series of publications issued by the different groups linked to Trotskyism were also consulted. Finally, internalist texts produced by the same Trotskyist groups of the time were consulted. From this historiographical and documentary production it can be concluded that Colombian Trotskyism was linked to the international revolutionary movement through organizations and political currents. It is also deduced that the appearance of Trotskyism in Colombia occurs as a consequence of a reconfiguration of the left in the American continent, influenced by the Chinese and Cuban Revolutions, criticism of Stalinism and the debate about the validity of guerrilla warfare as road to revolution in Colombia. The first section presents an overview of Colombian Trotskyism, its historical stages and some general features that characterized it. The second section deals chronologically with the development of the Trotskyist current in Colombia during the 1970s, its organizations and the main ideological debates that its members staged among themselves and with other left-wing organizations. In a third section, the relationship that Trotskyism had with the Colombian university is established, since its origin is more university than worker or union; Likewise, the characteristic intellectual approach of Colombian Trotskyism stands out.

Descriptors:

Colombia, historiography, revolution, socialism.

Keywords: Colombia; historiography; new left; revolution; socialism; Trotskyism

Resumo

O artigo faz um passeio pelas principais organizações trotskistas na Colômbia, seus momentos mais relevantes e as apreciações que seus líderes tiveram sobre outros movimentos de esquerda com os quais disputaram o papel de força de vanguarda da revolução colombiana. Para o desenvolvimento deste texto, foi realizada uma revisão da produção historiográfica e documental existente, que foi dividida em quatro grandes grupos: uma primeira coleção de fontes elaboradas em torno do trotskismo colombiano, ou seja, trabalhos investigativos e publicações periódicas. Uma segunda coleção de textos refere-se à origem e impacto do trotskismo na Colômbia; autores como Robert J. Alexander, Martha Cecilia García, Óscar Collazos, Umberto Valverde, Álvaro Acevedo Tarazona e Franklin Patiño Romero, entre outros, publicaram análises do trotskismo colombiano e são fonte teórica para este artigo. Uma série de publicações emitidas pelos diferentes grupos ligados ao trotskismo também foram consultadas. Por fim, foram consultados textos internalistas produzidos pelos mesmos grupos trotskistas da época. A partir dessa produção historiográfica e documental pode-se concluir que o trotskismo colombiano estava vinculado ao movimento revolucionário internacional por meio de organizações e correntes políticas. Deduz-se também que o surgimento do trotskismo na Colômbia ocorre como consequência de uma reconfiguração da esquerda no continente americano, influenciada pelas revoluções chinesa e cubana, críticas ao stalinismo e o debate sobre a validade da guerrilha como caminho para a revolução na Colômbia. A primeira seção apresenta uma visão geral do trotskismo colombiano, suas etapas históricas e algumas características gerais que o caracterizaram. A segunda seção trata cronologicamente do desenvolvimento da corrente trotskista na Colômbia durante a década de 1970, suas organizações e os principais debates ideológicos que seus membros encenaram entre si e com outras organizações de esquerda. Em uma terceira seção, estabelece-se a relação que o trotskismo teve com a universidade colombiana, já que sua origem é mais universitária do que operária ou sindical; da mesma forma, destaca-se a abordagem intelectual característica do trotskismo colombiano.

Descritores:

Colômbia, historiografia, revolução, socialismo.

Palavras-chave: Colômbia; historiografia; nova esquerda; revolução; socialismo; trotskismo

Introducción

El trotskismo como corriente o tendencia política es un desarrollo del marxismo revolucionario, posterior a la toma del poder por los comunistas en la Unión Soviética y a la consolidación del estalinismo en el poder. Por tanto, gran parte de la actividad del trotskismo es determinada por su crítica al comunismo soviético y sus satélites en los demás países, entre ellos Colombia y su partido comunista alineado con el comunismo moscovita.

El trotskismo se origina en el marco de la lucha por el poder entre Trotski y Stalin en Rusia, luego de la muerte de Lenin acontecida en 1924. El eje de los planteamientos de Trotski es la teoría de la Revolución Permanente, expuesta en 1930, la cual sostiene que una vez que las sociedades contemporáneas entran en el torbellino de la revolución es al proletariado al que le corresponde forzar las reivindicaciones de carácter socialista en tanto que la burguesía solo concebirá la revolución como una reforma de tipo liberal constitucional. Este papel de vanguardia del proletariado será posible con el apoyo de una internacional comunista en aquellos lugares del mundo y, en particular, en Europa, donde la economía está lo suficiente madura para una revolución socialista. La nueva internacional, conocida como la IV Internacional, o Internacional Trotskista, se constituyó en septiembre de 1938, en París, con la idea de ser el partido mundial de la revolución socialista, guiado por el llamado Programa de Transición, formulado por el mismo Trotski, cuyos objetivos serían la movilización sistemática de las masas, dirigidas por la clase obrera, para llevar a cabo la revolución proletaria mundial y servir de puente entre las reivindicaciones de la clase obrera y el programa de la revolución socialista, combinando las tareas democráticas y socialistas (García, 2008, pp. 101-103).

Cabe señalar que para los epígonos del estalinismo la llamada "revolución permanente" era el pecado original del trotskismo. Iósif Stalin, quien constituyó casi un poder absoluto en 1928 en la Unión Soviética y en contraposición a los postulados de Trotski, promulgó la teoría del socialismo en un solo país, según la línea adoptada por el XIV Congreso del Partido Comunista en diciembre de 1925. De esta manera, Stalin promulgó que en un país atrasado como la Unión Soviética era posible afianzar y defender el socialismo en el marco nacional de la Unión Soviética.

En paralelo a esta disputa ideológica y política en la Unión Soviética, el desenvolvimiento del capitalismo en los distintos países y regiones del mundo implicó el afianzamiento de núcleos obreros que rápidamente adoptaron para sí las distintas corrientes del pensamiento revolucionario en sus versiones marxista, anarquista o socialdemócrata. No obstante, después del triunfo de la revolución rusa la corriente comunista orientada desde Moscú por Stalin se hizo dominante entre el movimiento obrero y revolucionario del mundo.

En Colombia, tras la breve existencia del Partido Socialista Revolucionario (PSR) entre 1926 y 1930, el Partido Comunista de Colombia (pcc), alineado con Moscú, fue la principal fuerza comunista y de izquierda hasta los años sesenta. A partir de ese momento y durante la década de los setenta irrumpió la denominada Nueva Izquierda, la cual se enfrentó a la línea política del partido comunista. En la Nueva Izquierda hubo un abanico de organizaciones que iba desde agrupaciones electorales hasta organizaciones guerrilleras. El desenvolvimiento principal del trotskismo en Colombia se inscribe también, en este periodo, bajo el rótulo de organización adscrita a las corrientes de la Nueva izquierda (Acevedo, 2016).

El presente artículo, fundamentalmente, es una revisión de cierta producción historiográfica y documental relevante que se ha elaborado en torno al trotskismo colombiano; por ello las principales fuentes consultadas son los trabajos investigativos y publicaciones periódicas sobre el trotskismo.

Con el fin de reconocer el origen e impacto del trotskismo en Colombia se han abordado aquí los principales trabajos historiográficos que se han publicado sobre el tema de este artículo, estos son: 1) International Trotskyism 1929-1985: a documented analysis of the movement, obra de Robert J. Alexander, publicada en 1991, la cual señala la existencia de pequeñas agrupaciones troskistas en los años treinta y cuarenta en Colombia, y reseña de manera muy sucinta los principales hitos de su desenvolvimiento en el país; 2) El presente es de lucha, el futuro socialista, texto de Martha Cecilia García, publicado en 2008 y primer trabajo historiográfico que se ocupó propiamente del trotskismo colombiano; 3) Colombia: tres vías a la revolución, de autoría de Óscar Collazos y Umberto Valverde, publicado en 1973 y el cual recopila una serie de entrevistas realizadas a las figuras de las principales corrientes de la izquierda colombiana del momento, entre ellas la Tendencia Socialista, en donde se ubica la génesis de los grupos trotskistas colombianos de la década de los setenta; 4) 1968. Historia de un acontecimiento: utopía y revolución en la universidad colombiana^ de Álvaro Acevedo Tarazona, texto que estudia el desarrollo de la izquierda colombiana en las universidades a la luz de la influencia del Mayo Francés; y 5) Orígenes del trotskismo en Colombia: de los colectivos socialistas revolucionarios al Bloque Socialista (1971-1977), de Álvaro Acevedo Tarazona y Franklin Patiño Romero, uno de los más recientes trabajos que se ha publicado sobre el trotskismo colombiano.

Además de las obras citadas, quien se interese en el estudio del trotskismo colombiano dispone de una serie de publicaciones de carácter serial realizadas por las distintas agrupaciones vinculadas con el trotskismo. Estas se clasifican en periódicos y revistas que fueron producidos fundamentalmente en la década de 1970: 1) El Manifiesto, periódico que actuó como órgano central de la Unión Revolucionaria Socialista (ms), apareció quincenalmente y algunos de sus números pueden consultarse en la biblioteca del Banco de la República; 2) artículos publicados en Prensa Obrera y en Espartaco, bajo el título Acerca de la estrategia revolucionaria en Colombia e igualmente disponible en la biblioteca del Banco de la República; y 3) la revista Ideología y Sociedad que se publicó trimestralmente, y algunos de sus números, entre 1972 y 1978, también pueden consultarse en el mismo lugar.

Por último, se cuenta con una serie de textos producidos por las mismas agrupaciones trotskistas o por otras corrientes de la izquierda de la época, que en el marco de sus constantes disputas ideológicas o acercamientos políticos caracterizaron a las agrupaciones trotskistas: 1) Encuentro con los marxistas colombianos, texto producido en 1975 por el colectivo Sacerdotes para América Latina, que recopila una serie de encuentros con distintos sectores de la izquierda en los que cada organización fue caracterizada por sus propios integrantes y cuyas actas de estas reuniones, luego de ser corregidas, conformaron la obra; 2) ¿De dónde venimos, hacia dónde vamos, hacia dónde debemos ir?, un voluminoso trabajo realizado en Medellín por un grupo maoísta denominado Proletarización y el cual busca dar cuenta del desarrollo de las distintas corrientes de la izquierda colombiana hasta llegar al periodo de la aparición de las organizaciones maoístas, entre ellas el desenvolvimiento de la corriente trotskista; y 3) Por un partido obrero socialista: tesis y documentos del Bloque Socialista, un texto que compila de una serie de documentos producidos por el Bloque Socialista, parte de ellos publicados previamente en sus órganos de prensa. Todos estos textos, publicados por editoriales poco conocidas para la época, pueden consultarse en la biblioteca del Banco de la República.

Orígenes del trotskismo en Colombia

Si bien el trotskismo colombiano se desarrolló propiamente en la década de los setenta, ya en los años treinta existía en el país una pequeña agrupación trotskista. Por ello resulta adecuado iniciar la revisión de los trabajos historiográficos sobre el trotskismo en Colombia de la mano del texto de Robert J. Alexander, autor de una extensa historia del trotskismo en el mundo, que incluye un breve capítulo en el que señala algunos de los rasgos más notorios de esta corriente ideológica en Colombia.

Alexander advierte que en los años treinta existió un pequeño grupo de trotskistas, referenciado en el periódico mexicano El Bolchevismo, el cual señala la existencia en 1939 en Colombia de un grupo llamado Partido Socialista Internacionalista (PSI). También advierte que en la Conferencia de Emergencia de la IV Internacional, en 1940, el Informe sobre Latinoamérica cuenta que en Cali ha habido por varios años un pequeño grupo trotskista, sin que exista ninguna figura dirigente destacada, e incluso muy débil, desde el punto de vista de la organización (Alexander, 1991, p. 224). De manera que hoy sabemos que en las décadas de los treinta y cuarenta existió una organización trotskista, aunque casi insignificante desde el punto de vista numérico y de muy poca influencia en la vida política del país.

Después de esta brevísima alusión a la existencia temprana del trotskismo en Colombia, el autor salta a la década de los setenta, que es cuando esta corriente política se desarrolla y logra ejercer una influencia notable dentro del movimiento revolucionario del país. El texto de Alexander, en su capítulo sobre Colombia, es extremadamente breve; su estudio sobre el trotskismo colombiano se limita a enunciar puntualmente los hitos más importantes del desenvolvimiento de esta corriente política, sin detenerse a estudiar las complejidades que lo rodearon, ni los detalles de los episodios que menciona. Sin embargo, lo aludido en el escrito proporciona al lector un esquema que le permite hacerse a una idea general del trotskismo colombiano. Alexander señala que en los años setenta el movimiento trotskista en Colombia se dividió en dos partidos afiliados a distintas corrientes internacionales. Así mismo, indica que el trotskismo colombiano de los años setenta debe su influencia a la presencia en el país del argentino Nahuel Moreno, figura destacada en el trotskismo mundial, líder de una de las tres facciones que existían en la IV Internacional, quien se hallaba exilado en Colombia (Alexander, 1991, pp. 224-225).

La participación de los trotskistas argentinos en Colombia se explica, en parte, por la concepción internacionalista del trotskismo, que centra sus definiciones políticas en el concepto de clase social y proletariado mundial, más allá de los límites nacionales. Para los trotskistas, como para los marxistas en general, no resulta determinante el país desde donde realizan su actividad política, y más particularmente en Argentina por el hecho de que el advenimiento de los gobiernos militares en este país obligó a muchos militantes trotskistas a abandonar su nación y refugiarse en diferentes países, entre ellos Colombia, donde continuarían con su actividad militante (Mangiantini, 2012, pp. 1-2 y 13-14).

Por lo anterior, las disputas del movimiento trotskista internacional se reflejaron de inmediato en Colombia. Nahuel Moreno publicó en Colombia el periódico Revista de América, el cual ejerció una notable influencia en el trotskismo criollo. Alexander señala que en los años setenta el trotskismo colombiano se organizó en el Bloque Socialista; en 1977 el Bloque se transformó en el Partido Socialista de los Trabajadores (PST), que se alineó con la Tendencia Bolchevique de la IV Internacional, encabezada por Moreno. El Bloque Socialista publicó un periódico llamado Revolución Socialista; al convertirse en PST creó el periódico Revolución, conservando también el anterior, de manera que existieron dos periódicos trotskistas de manera simultánea. Estos periódicos fueron los encargados de agrupar tendencias diferentes en el movimiento trotskista. Para 1978 ya existía otra agrupación denominada Liga Comunista Revolucionaria (LCR), también simpatizante de la IV Internacional. Entre 1977 y 1978 se produjo otra división tras la expulsión de Ricardo Sánchez, una de las principales figuras del movimiento, junto con otros 315 miembros del partido, incluida su antigua candidata presidencial, Socorro Ramírez. Estos expulsados se fusionaron con la Liga Comunista Revolucionaria y formaron hacia finales de 1978 el Partido Socialista Revolucionario, reconocido como afiliado colombiano a la Internacional (Alexander, 1991, p. 224).

A pesar de las diferencias y continuas divisiones, en determinadas coyunturas, los grupos trotskistas en Colombia lograron actuar de manera coordinada. Así, en 1978 los grupos trotskistas existentes, PST y LCR, se aliaron para las elecciones mediante la coalición denominada Unidad Obrera y Socialista (Unios); sin embargo, los resultados electorales fueron exiguos.

En 1979 el PST envió a Nicaragua la Brigada Simón Bolívar, columna guerrillera que debía apoyar a los sandinistas en la lucha contra el dictador Anastasio Somoza, y que tendría algún protagonismo durante la etapa final de la guerra, tomando el pueblo de Bluefields, ubicado en la costa atlántica nicaragüense. Tras diferencias entre la brigada y los sandinistas, esta fue expulsada del país. Tal decisión contó con el apoyo del Secretariado de la Cuarta Internacional, apoyo que llevó a que la Tendencia Bolchevique, encabezada por Moreno, incluyendo al PST colombiano, rompiese con el Secretariado Unificado de la IV Internacional, dando origen a una nueva corriente dentro de la internacional trotskista: la Liga Internacional de los Trabajadores (IV Internacional), fundada en 1982, que estableció su centro de dirección en Bogotá (Alexander, 1991, p. 225).

En el ámbito colombiano, las facciones trotskistas actuaron en diferentes frentes. Fueron activas en diversos sindicatos que no estaban afiliados a ninguna de las grandes centrales sindicales del país. Entre 1974 y 1982 estuvieron activas en la lucha contra la política del gobierno nacional que limitaba los derechos y libertades civiles, con el argumento del combate a los grupos guerrilleros. En 1978 a partir de una división en el PST, surgió el PSR. Desde 1982 apoyaron la política de paz del presidente Belisario Betancur, que buscaba una negociación con los grupos guerrilleros (Alexander, 1991, p. 225). En 1982 el PSR apoyó al candidato presidencial de la izquierda, Gerardo Molina, coincidiendo en esta alianza electoral con el tradicional Partido Comunista, de lealtad política hacia Moscú, uno de sus grandes enemigos en el ámbito internacional. En 1985 el PST formó parte del movimiento A Luchar, junto con organizaciones maoístas y fidelistas (Alexander, 1991, p. 226).

En síntesis, Robert J. Alexander muestra a un movimiento trotskista colombiano con antecedentes que se remontan a los años treinta, pero que se consolida solo en los años setenta, y que expresa en sus dinámicas internas los efectos y consecuencias de su vinculación con las tendencias en que se dividió el trotskismo mundial, con gran influencia del movimiento trotskista argentino; también muestra las continuas divisiones y debates internos en dicha organización, aunque con capacidad de actuar en coalición para presentar candidatos a las elecciones, con una participación militar en la etapa final de la lucha de los sandinistas, lo que se convirtió al final en un factor más de división dentro del trotskismo mundial; por último, señala alguna acción del trotskismo en temas de política interna, como el sindicalismo, la defensa de las libertades y la defensa de la negociación con las guerrillas, llegando incluso a hacer alianzas políticas y electorales con diversos sectores, incluso con el Partido Comunista, su gran rival en el campo ideológico.

El trotskismo en Colombia en los años setenta del siglo XX

A inicios de la década de los setenta se creó la llamada Tendencia Socialista, organización conformada a partir de una serie de núcleos de estudio integrados por intelectuales, profesores y estudiantes de universidades de Cali, Popayán y Bogotá, que se nutrieron de las discusiones que se daban al interior de la IV Internacional y plantearon la necesidad de llevar a cabo la revolución socialista de inmediato, sin pasar por etapas intermedias. Para ello debía crearse un partido revolucionario marxista, como alternativa al estalinismo y al maoísmo locales, y a los focos guevaristas.

Martha Cecilia García afirma que Tendencia Socialista fue estimulada por sucesos como el fraude electoral de 1970, el asesinato de estudiantes de 1971 en Cali, los cuestionamientos sobre el tipo de academia y el modelo de universidad existentes en Colombia, la injerencia imperialista en la educación y la reivindicación de una cultura internacional democrática y socialista. Rubén Jaramillo Vélez también recalca que el trotskismo colombiano tiene raíces en las circunstancias históricas, sociales y culturales de entonces, vinculadas a fenómenos como el gran movimiento estudiantil europeo que culminó en el mayo francés del 68, la resistencia internacional contra la guerra de Vietnam, la nueva cultura contestataria, el movimiento feminista y la matanza de Tlatelolco en México (Jaramillo Velez, 1998, p. 169).

Óscar Collazos y Umberto Valverde documentan, con cierto detalle, la experiencia de Tendencia Socialista, primera expresión organizativa de la corriente trotskista. Señalan que fue conformada por grupos como los Comandos Camilistas y Prensa Obrera, entre otros. Ricardo Sánchez fue su principal dirigente y director del periódico Revolución Socialista, su órgano de prensa. El texto de Collazos y Valverde se basa en una serie de entrevistas realizadas a Ricardo Sánchez, quien señala que Tendencia Socialista tiene su origen en la unión de la teoría de la revolución socialista para Colombia y los movimientos de masas del campesinado, de los obreros, del estudiantado y del magisterio, en el contexto de la movilización de varios sectores sociales contra el gobierno de Pastrana Borrero (1970-1974) (Collazos y Valverde, 1973, p. 151). Los autores refieren que Sánchez considera los estudios sociales realizados por el Partido de la Revolución Socialista (PRS), particularmente los trabajos de Mario Arrubla, como una valiosa herencia política del movimiento revolucionario socialista. En su opinión, en el proceso colombiano lo más significativo ha sido la lucha del campesinado contra la dominación de la burguesía, expresada en la lucha de masas del campesinado de pequeña propiedad y sin tierra, con formas insurreccionales de guerra de guerrillas (Collazos y Valverde, 1973, p. 192).

Aunque la Tendencia Socialista se identificó con ciertas posiciones del trotskismo, no se reivindicó como una organización propiamente trotskista. Ricardo Sánchez señala que son sus oponentes militantes del PCC y del Movimiento Obrero Independiente y Revolucionario (MOIR) quienes los etiquetan como tales, y que incluso estos han calificado a Tendencia Socialista de trotskistas para no dar un debate ideológico, teórico y político sobre la realidad colombiana. Sin embargo, y pese a ello, Tendencia Socialista sostiene postulados que los identifican, o los acercan, con el trotskismo. Defiende el carácter mundial de la revolución y el carácter socialista de la misma. Sánchez igualmente plantea que la lucha Trotski-Stalin ha sido de la mayor importancia política, ya que definió la suerte de la revolución, del marxismo-leninismo y del movimiento obrero. Por ello, sostiene, se debe valorar a Trotski en su obra política, teórica e histórica (Collazos y Valverde, 1973, pp. 171-172).

Tendencia Socialista agrupó a fuerzas que se identificaban con las posiciones políticas defendidas por el trotskismo, aunque no se definiese como tal; así mismo, pretendió articular la idea de la revolución socialista con el movimiento de masas; definió al proletariado como la vanguardia revolucionaria, aunque reconociendo que el campesinado ha sido más activo en la lucha revolucionaria; y observó un despertar político en varios sectores de la población, más allá del proletariado. Si bien defendió una política unitaria en procura de la construcción de un partido que dirigiese la revolución, también realizó críticas a las organizaciones revolucionarias que actuaban en Colombia, particularmente a las alineadas con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y China. Su marca política fue la defensa de la revolución socialista para superar el capitalismo, sin necesidad de pasos intermedios como una revolución democrática.

Los colectivos que formaban Tendencia Socialista iniciaron un proceso de unidad en torno a la revista Crítica Marxista, que apareció entre 1971 y 1972. En la línea política de Crítica Marxista se destacaban sus ataques al programa del Partido Comunista Colombiano, caracterizado como "etapista"; también mostraba su simpatía por la Revolución Cubana y la defensa de una táctica electoral abstencionista. La evolución de este proceso de unidad llevó a una nueva forma organizativa, el Bloque Socialista.

La existencia de la Tendencia Socialista fue efímera. Martha Cecilia García señala que la Tendencia Socialista rápidamente se transformó en el Bloque Socialista. Este se configuró en 1971 en un contexto de movilizaciones estudiantiles y de campesinos. En sus inicios el Bloque es ecléctico: duramente antipc chino, antipc Moscú; crítico de la teoría del foco, pero amigo de la Revolución Cubana; se proyecta, además, como una alternativa a la lucha guerrillera al proponer la lucha de masas, con una idea de insurrección urbana popular. El propósito del Bloque Socialista era enlazar la acción de los movimientos campesino, sindical y estudiantil con las organizaciones de base. Los principales dirigentes del Bloque Socialista fueron Ricardo Sánchez, Camilo González y Luis Carlos Valencia.

El Bloque Socialista consideraba que la agitación social de la época expresaba una etapa de defensiva estratégica del proceso revolucionario colombiano, con una clase obrera atomizada y dominada por la ideología burguesa, el reformismo, el revisionismo y el anarcosindicalismo (Bloque Socialista, 1975, pp. 3-5). El bloque también sostenía que, debido a la ausencia de un proletariado organizado, las luchas de las masas deberían estar dirigidas inicialmente por la pequeña burguesía reformista; de manera que en una primera fase se debía también, como táctica política, mostrar una actitud conciliadora con la burguesía y su régimen político. Por ello, la tarea fundamental del socialismo colombiano sería construir su partido de vanguardia, principalmente con el fin de "preparar la lucha de masas dirigida por el proletariado para la insurrección futura, la lucha popular contra el imperialismo y la destrucción del régimen burgués" (García, 2008, p. 111). Asimismo, consideraba que las demandas de las clases explotadas solo podrían resolverse mediante la dictadura del proletariado, el cual realizaría las tareas democráticas y las propiamente socialistas de una revolución proletaria, garantizando así el tránsito hacia la sociedad sin clases y sin Estado. De ahí que frente a la alianza de la burguesía y los terratenientes que controlaban el estado burgués, se opusiera a una alianza de la clase obrera con el campesinado, bajo una dirección marxista, (García, 2008, p. 124).

Como el Bloque Socialista tuvo un origen principalmente universitario, también se ocupó de la universidad colombiana. Los colectivos fundadores del Bloque Socialista coinciden en dos ideas centrales: el carácter de clase de la universidad como institución que reproduce el sistema capitalista y la valoración del Programa Mínimo de los Estudiantes Colombianos como un conjunto de consignas reformistas que deben ponerse al servicio de la causa revolucionaria, sin que sean un objetivo en sí mismo (Acevedo y Patiño, 2019, p. 134). Para los socialistas revolucionarios el paro nacional de 1971, el mayor movimiento huelguístico en la historia de las universidades colombianas, significó la posibilidad de agruparse y de pasar de colectivos estudiantiles dispersos en cada universidad a establecer formas de coordinación y de construcción de una propuesta política (Acevedo y Patiño, 2019, p. 136).

El Bloque Socialista definió un programa que, si bien no se proclamaba como trotskista de manera expresa, sí reunía las características de esta corriente, y adhirió a la corriente morenista, mayoritaria en el trotskismo argentino, que mantenía una posición crítica frente a la dirección mayoritaria de la IV Internacional (Acevedo y Patiño, 2019, pp. 138 y 141).

Acevedo Tarazona y Patiño Romero advierten que el trotskismo o socialismo revolucionario apareció en la década de los setenta como parte de un fenómeno más amplio, la Nueva Izquierda que, bajo el influjo de las revoluciones china y cubana, se caracterizó por el rompimiento con la izquierda tradicional, a la que acusaba de reformista por su relación con el comunismo soviético. El origen de este proceso lo ubican entre febrero de 1971 y octubre de 1972, dentro de un movimiento huelguístico estudiantil en la Universidad del Valle. Este movimiento hizo parte de uno mayor de alcance nacional en procura de la restructuración de la universidad colombiana, iniciado en la Universidad del Cauca, pero agudizado en la Universidad del Valle tras la masacre de varios estudiantes de esta universidad a manos del ejército en Cali, el 26 de febrero de 1971, y la subsiguiente militarización de la universidad (Acevedo y Patiño, 2019, p. 136). Allí surgió una serie de colectivos políticos que coinciden en la idea de que la movilización estudiantil debía orientarse a fortalecer el proceso revolucionario de la sociedad, y no limitarse a las reivindicaciones gremiales del estudiantado (Acevedo y Patiño, 2019, p. 125).

Tales colectivos atacaban, principalmente, al Partido Comunista de Colombia, alineado con el comunismo soviético, y al MOIR, que defendía la idea de la Revolución de Nueva Democracia, según el modelo de la Revolución China. Les critican su concepción de una revolución democrática, como paso previo a la revolución socialista, concepción que implica una política de alianzas con ciertos sectores de la burguesía nacional. La corriente trotskista considera que de esa manera se descuida los intereses de clase del proletariado en favor de los intereses de sectores de la burguesía (Acevedo y Patiño, 2019, pp. 125-126).

Señalan que las tesis trotskistas se resumen en cuatro planteamientos: la teoría de la revolución permanente; la idea de un programa de transición que supere la contradicción entre propuestas reformistas y propuestas revolucionarias; la lucha contra la burocracia, el autoritarismo y el partido único; y la construcción de un partido internacional (Acevedo y Patiño, 2019, p. 126). En este aspecto, los autores recogen lo que Daniel Bensaïd denomina como las cuatro grandes cuestiones constitutivas del trotskismo originario (Bensaïd, 2002, pp. 20-27).

Otro de los rasgos distintivos del trotskismo colombiano es su deseo de regresar a postulados esenciales del marxismo, y para ello es necesario hacer análisis del desarrollo propiamente capitalista de Colombia, para establecer posiciones políticas a partir de tales análisis. En este sentido, critica el calco mecánico de experiencias foráneas que se traspasan a la realidad colombiana. Al destacar este interés en el estudio del marxismo, Acevedo y Patiño coinciden con Jaramillo Vélez quien señaló una característica de los socialistas colombianos de la época: "[.. .]el esfuerzo intelectual, el deseo de apropiarse del pensamiento de Marx, sus desarrollos, por lo menos entre los cuadros más serios de las organizaciones" ( Jaramillo Vélez, 1998, p. 171). En paralelo a la movilización estudiantil, estos grupos socialistas realizaron coordinaciones que los llevaron a crear una organización política que los agrupase: el Bloque Socialista (Acevedo y Patiño, 2019, p. 127).

A pesar del intento de unidad representado en el Bloque Socialista, la coordinación de estos grupos llevaba en sí el germen de la división interna, en buena medida porque los distintos grupos que lo formaban tenían distintas lealtades frente a las corrientes internacionales del trotskismo. Desde sus inicios las constantes disputas entre facciones y la existencia en cada país de diversos grupos que se consideran a sí mismos trotskistas serán un rasgo del trotskismo mundial. Un factor de debates y rupturas fue la posición a seguir en relación con la lucha armada (Acevedo y Samacá, 2015).

Cabe señalar que en abril de 1969 se dio un nuevo motivo de división en la internacional trotskista. El IX Congreso de la IV Internacional votó la Resolución sobre América Latina. En ella se caracterizaba a la Revolución Cubana como una experiencia que valida la táctica de la lucha armada guerrillera a nivel continental y que rompe con las directrices del estalinismo que defiende la coexistencia pacífica con el capitalismo. Como resultado, la IV Internacional, la organización que agrupa a los trotskistas a nivel mundial se encontrará dividida en dos tendencias: la Tendencia Mayoritaria Internacional (TMI), encabezada por Ernest Mandel, favorable a la lucha armada como táctica a emplear en América Latina, y la Tendencia Leninista Trotskista (TLT), dirigida por el argentino Nahuel Moreno, escéptica frente a la lucha guerrillera (Acevedo y Patiño, 2019, p. 130). Lo anterior afectó el desarrollo del trotskismo local en Colombia, y fue motivo de conflicto porque los distintos colectivos dividieron sus simpatías entre una y otra corriente de la IV Internacional.

La Resolución sobre Latinoamérica trazó como tarea central la preparación de guerrillas rurales como medio para luchar por el poder. Sin embargo, una minoría dentro de la internacional, encabezada por el argentino Nahuel Moreno, rechazó tal planteamiento y determinó como tarea de la vanguardia latinoamericana la construcción del partido marxista revolucionario, al tiempo que defendió la tesis de ligarse a las masas mediante la organización partidaria y la aplicación del Programa de Transición. Martha Cecilia García destaca que militantes como Ricardo Sánchez señalan que Moreno usó a sus partidarios en Colombia para fortalecer su posición en los debates de la IV Internacional, y que de esta manera explica que parte de los debates internos del trotskismo colombiano fuesen reproducción de los debates de la internacional trotskista (García, 2008, p. 121). Lo claro es que la discusión sobre la táctica para la construcción del partido y sobre la lucha armada como recurso táctico o estratégico para la toma del poder, se trasladó a Colombia e impactó profundamente en el campo socialista (García, 2008, pp. 103-104).

Este debate dividió al trotskismo colombianos desde sus momentos iniciales. Tendencia Socialista defendía la organización de la lucha de masas frente a la formación de guerrillas. Ello la enfrentó con la tendencia mayoritaria de la IV Internacional, que en su política hacia el tercer mundo apoyó la táctica guerrillera como instrumento para luchar por el poder. Aunque las dos corrientes de la IV Internacional, la que apoyaba y la que criticaba la lucha armada, tenían simpatizantes en Colombia, un importante número de simpatizantes y grupos colombianos vinculados a la nueva izquierda harían parte de la tendencia minoritaria de la Internacional trotskista, opuesta a la lucha armada y encabezada por el argentino Nahuel Moreno.

En el interior del trotskismo colombiano el Grupo Espartaco defendió la táctica de la guerra de guerrillas en América Latina y buscó crear un partido que fuese la sección colombiana de la IV Internacional. En tal empeño recibió el apoyo de Ernest Mandel. Por su parte, el Grupo Marxista Internacionalista se opuso a las posiciones del Grupo Espartaco respecto a la validez de la lucha armada como táctica revolucionaria en América Latina.

La mayoría del trotskismo colombiano fue crítica de la lucha guerrillera, a la que señaló como algo opuesto a la lucha de masas. Si bien reconoció a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) como una guerrilla campesina ligada a las luchas agrarias, también la calificó de guerrilla reformista por su dirección política: el Partido Comunista prosoviético (García, 2008, p. 125). A la guerrilla urbana del Movimiento 19 de abril (M-19) la acusó de populismo y caudillismo, también de tener concepciones foquistas de lucha armada antimasas y de promover un vanguardismo militarista disfrazado bajo la tesis de la organización político-militar carente de una política proletaria. Los asesinatos del general del Ejército Nacional Ramón Arturo Rincón Quiñones, por parte del Ejército de Liberación Nacional (ELN) en 1975, del sindicalista José Raquel Mercado, por el M-19 en 1976, y del exministro de Gobierno Rafael Pardo Buelvas, por el grupo Autodefensa Obrera (ADO) en 1978, serán condenados por los grupos trotskistas como actos que introducen el terrorismo en la vida política del país, que pueden despertar simpatías en la población pero que son ajenos a la lucha de masas (García, 2008, p. 126).

En 1974 afloraron diferencias de tipo organizativo que condujeron a la fragmentación del Bloque Socialista. De este se desprendieron varias agrupaciones. La Unión Socialista Revolucionaria (USR) apareció como una escisión del Bloque Socialista en ese año, después de que en la III Reunión Nacional del Bloque se formara una facción minoritaria que más adelante constituyó la URS, juntando las facciones leninistas del Bloque y de los Comandos Camilistas (García, 2008, p. 111). El centro de las discusiones estuvo en la caracterización del régimen político colombiano, la situación del movimiento campesino y la táctica de guerra de guerrillas. Al finalizar esta reunión la mayoría decidió la expulsión de la USR, organización que consideraba al movimiento revolucionario conformado por dos expresiones políticas: una, la tendencia marxista-leninista y los grupos guerrilleros; otra, la tendencia socialista, entendida en un sentido amplio, es decir, los grupos que defendían la posición trotskista: la revolución socialista sin pasos intermedios (Sacerdotes para América Latina, 1975, p. 31). Para la USR lo fundamental era la construcción de una central sindical unitaria para acabar con la dispersión organizativa y la postración ideológica del proletariado, causados por el control que sobre él ejercían las clases dominantes, el revisionismo y el anarquismo (García, 2008, p. 134).

La USR sostenía que el centralismo democrático impedía la conformación de un partido de masas, por ello se acercó a los Comandos Camilistas con el fin de crear una agrupación que permitiese alcanzar tal posibilidad. Esta organización era una corriente de activistas creada a finales de 1969 y reivindicaba algunas orientaciones del Frente Unido de Camilo Torres Restrepo, muerto en combate en 1966. Su principal escenario de actuación era la Universidad Nacional en Bogotá.

La Liga Obrera Comunista (LOC) fue otro grupo que surgió a finales de 1974 como ruptura del Bloque Socialista (Acevedo y Patiño, 2019, p. 132). En diciembre de 1976 se dio una nueva división dentro del Bloque, la Liga Obrera Comunista (LOC), los Comandos Camilistas y el grupo Espartaco produjeron un acuerdo de unificación; la fusión de estos grupos se materializó en Barranquilla en 1977, en el congreso fundacional que dio origen a la Liga Comunista Revolucionaria (LCR). Esta decidió participar en certámenes electorales con candidatos propios (García, 2008, pp. 115-116). La Liga Comunista Revolucionaria, además, fue reconocida como sección colombiana oficial de la IV Internacional.

Al tiempo que el Bloque Socialista adhirió al trotskismo, también estableció una estrecha relación con el exilio en Bogotá del Partido Socialista de los Trabajadores de Argentina, uno de los partidos trotskistas más fuertes de América Latina; aspecto que vinculó al trotskismo colombiano aún más con los debates que se daban en el movimiento trotskista internacional.

Aunque el trotskismo ha sido una minoría en la izquierda colombiana, alcanzó cierto grado de desarrollo e influencia. Se ha señalado que el Bloque Socialista agrupaba a unos quinientos integrantes en el año 1977, fecha en que dejó de existir para dar paso al Partido Socialista de los Trabajadores (Acevedo y Patiño, 2019, p. 131).

Las diferencias al interior del Bloque Socialista llevaron a que las corrientes que lo formaban se alineasen con las corrientes en que se dividía la internacional trotskista. Tres de sus colectivos, Espartaco, Comandos Camilistas y Liga Obrera Comunista, los que simpatizaban con la lucha armada, se vincularon a la Tendencia Mayoritaria Internacional (TMI). Por su parte, el Bloque Socialista como tal se vinculó a la Tendencia Leninista Trotskista (TLT) (Acevedo y Patiño, 2019, p. 143). Así pues, la división al interior del trotskismo colombiano reflejó las divisiones existentes en el trotskismo mundial en torno a diversos temas, particularmente la valoración de la lucha guerrillera en América Latina. A pesar de los esfuerzos realizados en varias ocasiones, la unificación de los distintos colectivos del Bloque Socialista resultó imposible.

En septiembre de 1977 el Bloque Socialista dejó de existir y conformó el Partido Socialista de los Trabajadores, primera experiencia partidaria trotskista del país (Acevedo y Patiño 2019, p. 144). Poco tiempo después de la conversión del Bloque Socialista en Partido Socialista de los Trabajadores, un sector se escindió del mismo, formando el PSR, organización que no tendría un régimen de centralismo democrático. El PSR realizó otra caracterización de las corrientes guerrilleras, a las que calificó de expresiones políticas de izquierda por fuera del estalinismo, planteando que era viable un proceso de unidad política con ellas (Acevedo y Patiño, 2019, p. 145). A pesar de sus frecuentes divisiones, el pasado común y la simpatía hacia el trotskismo les permitió a estas organizaciones trabajar conjuntamente en ciertas ocasiones. De manera que la relación entre las distintas corrientes del trotskismo colombiano osciló entre los intentos de unidad y las frecuentes divisiones.

Los trotskistas colombianos volvieron a coincidir en 1984 en el movimiento político A Luchar. El PSR decidió disolverse en este movimiento y parte de su militancia se sumó a las filas de corrientes políticas liberales, mientras que el PST mantuvo una pequeña influencia en el movimiento social y sindical.

Inicialmente las organizaciones del campo socialista rechazaron su participación en procesos electorales. Pero el Bloque Socialista dio un giro en 1976 y propuso crear un Frente Socialista y Revolucionario para participar en los comicios. Esta decisión se convirtió en motivo de nuevas disputas en el trotskismo, porque otros grupos continuaban sosteniendo una postura abstencionista, entre ellos la Liga Obrera Comunista y parte de los Comandos Camilistas (García, 2008, pp. 112-114). En 1978 la USR, el PST, la Liga Comunista Revolucionaria y la Organización Comunista Ruptura, bajo una plataforma común, fueron a las elecciones en un Frente Socialista que apoyaba la candidatura presidencial de Socorro Ramírez (García, 2008, p. 117). En estas alianzas los trotskistas obtuvieron pobres resultados electorales. Tras este proceso electoral, la Tendencia Democracia Proletaria, la Liga Comunista Revolucionaria y cuadros del Grupo Marxista Internacionalista se dieron a la tarea de constituir el PSR, impulsado por la tendencia mayoritaria de la IV Internacional (García, 2008, p. 121).

En síntesis, el trotskismo colombiano fue una tendencia dentro de la denominada Nueva Izquierda y su mayor impacto fue en el seno del movimiento estudiantil al estar conformado mayoritariamente por integrantes de la intelectualidad universitaria. El Bloque Socialista fue la primera organización política del trotskismo, la cual sufrió diversos desmembramientos a pesar de varios intentos unitarios; el divisionismo, además, se dio en razón de las distintas lealtades al movimiento trotskista internacional. Por ello, el trotskismo colombiano se debatió entre una serie de intentos de unidad entre sus distintos colectivos que, simultáneamente, contenían elementos que los acercaban y otros que los distanciaban. Esto hizo finalmente imposible su unidad orgánica.

Impacto intelectual y presencia del trotskismo colombiano en la universidad pública

El movimiento trotskista en Colombia tuvo como antecedente inmediato al Partido de la Revolución Socialista (PRS), en el que Mario Arrubla, destacado profesor universitario de formación marxista, actuó como uno de sus dirigentes principales. Las concepciones de Arrubla sobre el carácter de la sociedad colombiana tuvieron marcada influencia en la izquierda nacional. Rubén Jaramillo Vélez indica que Arrubla perteneció a un grupo de intelectuales que a comienzos de la década de los sesenta había abandonado el Partido Comunista, pero sin participar del activismo y voluntarismo de otros exmilitantes, que se habían vinculado a la lucha armada ( Jaramillo Vélez, 1998, p. 172).

La relación del PSR como antecedente de la corriente trotskista colombiana es estudiada por Jorge Vallejo en su biografía del destacado intelectual colombiano Estanislao Zuleta. Mario Arrubla y Zuleta fueron notorios militantes del Partido Comunista de Colombia prosoviético (pcc), con influencia en Medellín, otras zonas de Antioquia y Bogotá. Allí fundaron el periódico Crisis, que difundían en sindicatos y universidades (Vallejo, 2006, p. 117). Sin embargo, la dirección nacional del partido los acusó de burgueses, nihilistas e infiltrados. Esto llevó a que se separasen del partido para fundar el Frente Obrero y Estudiantil (FOE), que más tarde dio lugar a la Asociación Revolucionaria Colombiana (ARCO). Finalmente fundaron el Partido de la Revolución Socialista (PRS). La diferencia esencial entre el PCC y el PRS estaba en la revolución democrático-burguesa que planteaba el primero y la revolución directamente socialista del segundo. Otra diferencia era el énfasis en el actor revolucionario: el PRS planteaba que la revolución socialista en Colombia debía contar con un proletariado culto, consciente y sensible para no repetir historias dolorosas. Esto fue una reacción al "campesinismo retrechero" que criticaba en el PCC y en el pcc-ml (Vallejo, 2006, pp. 118-128).

El PRS estuvo formado principalmente por intelectuales de Bogotá y Medellín que apostaban por la formación de cuadros proletarios. Por ello se dedicaron a la creación de grupos de estudio y de formación política. El líder indiscutido del PRS era Zuleta. El PRS criticó al reformismo, rechazó la lucha armada e hizo una defensa de la revolución socialista a partir del análisis económico. Como medio de divulgación crearon la revista Estrategia, que llegó a producir tres números (Vallejo, 2006, pp. 129-131). También publicaron el periódico Agitación, para difundir entre los obreros.

Por su parte, Jorge Vallejo afirma que el PRS fue minúsculo porque no pasó de congregar a un grupo de intelectuales y a uno o dos líderes sindicales. La idea general del prs era preparar cuadros de elevadísima formación intelectual para hacer con ellos y con la clase obrera la revolución. Por ello descartaban cualquier posibilidad de lucha armada en las primeras etapas del proceso revolucionario colombiano. Nada de aventuras guerreristas, afirmaban, ya que eso lleva a que los jóvenes terminen en tumbas apresuradas. Las armas y la violencia podrían llegar a ser definitivas solo al final del proceso, cuando la crisis del sistema lo hiciese reventar; la violencia solo podía tener espacio como el empujón final que derrumbara al sistema capitalista (Vallejo, 2006, p. 133).

Estanislao Zuleta y Mario Arrubla consideraban que una política de corte socialista tenía que ser con seres humanos comprometidos en un proyecto intelectual de largo vuelo, lo mejor de la intelectualidad y lo mejor del proletariado, empezando por la propia autoformación, siguiendo un plan serio de formación de cuadros, que se multiplicarían a sí mismos a lo largo de la acción política (Vallejo, 2006, p. 142). Sin embargo, en los años sesenta la idea de la violencia y la lucha armada como instrumentos de cambio social expedito resultaba muy atractiva para algunos sectores de la juventud. El PRS no escapó a estas influencias y a su interior se desarrolló una corriente partidaria de la revolución violenta. Sintiendo que su partido se les salía de las manos, sus dirigentes decidieron su disolución en 1963 y se refugiaron en la academia y la universidad, en tanto que otros de sus miembros se vincularon a distintas organizaciones políticas.

Acevedo Tarazona señala el breve experimento del PSR de Mario Arrubla y afirma que en Colombia el trotskismo fue un reducido grupo de intelectuales con énfasis en la discusión sobre el desarrollo económico de la sociedad. Resalta que Tendencia Socialista surgió a partir de diferentes grupos de estudio conformados por intelectuales, estudiantes y profesores universitarios de Cali, Popayán y Bogotá, partidarios de la lucha de masas, de la organización por las bases y de la articulación de los movimientos campesino, estudiantil, sindical y grupos de base (Acevedo, 2017, pp. 358359). Como el origen de los colectivos trotskistas estaba en la academia y la intelectualidad universitaria, resulta lógico que hayan tenido una destacada actividad en el campo de la cultura. Tendencia Socialista contó con varios grupos de estudio sobre la realidad del país y editó varias publicaciones que actuaban como órganos de difusión de programas políticos, de análisis y debates nacionales e internacionales. Crítica Marxista y Prensa Obrera son publicaciones pioneras, luego vendrán más. A estas se suman folletos y libros, editados en formatos modestos y de manera artesanal.

El periódico Revolución Socialista apareció en febrero de 1972, dirigido por Ricardo Sánchez. Esta publicación registra los debates del campo socialista internacional y nacional, y de este con las organizaciones estalinistas y maoístas del país. En junio de 1974 esta publicación será adoptada por el Bloque Socialista como su órgano partidista (García, 2008, pp. 108-110). Por su parte la Unión Revolucionaria Socialista, URS, publicaba su periódico quincenal El Manifiesto, que apareció en 1975.

Entre las publicaciones trotskistas se destaca la revista Ideología y Sociedad, que inicia su circulación en junio de 1970, elaborada por estudiantes, profesores y egresados de la Universidad Nacional. Teoría y Práctica en América Latina es otra revista que apareció en 1974; su comité editorial estaba formado por representantes de la URS, la Organización Comunista Ruptura, la Unión Comunista Revolucionaria y Lucha Obrera (García, 2008, pp. 129- 131). En 1978 apareció una edición conjunta de Poder Obrero (órgano de la LCR) y Revolución Socialista (órgano del PST) que en su editorial afirmaba ser un primer paso hacia la unificación de la prensa trotskista de Colombia y, por tanto, presentaba una sección única de la IV Internacional en Colombia (García, 2008, p. 119).

La Editorial Pluma, dirigida por el PST argentino, fue otro instrumento de formación y divulgación de documentos de interés para el trotskismo. Entre estos documentos relevantes se encuentra la publicación de parte de la obra de León Trotski, y de la trilogía biográfica de Isaac Deutscher que narra la vida de Trotski; también presenta una variedad de estudios y debates de intelectuales vinculados a la IV Internacional. A finales de los años setenta Pluma dejó atrás su preferencia por publicar textos políticos para convertirse en una editorial comercial (García, 2008, pp. 131-132). Los trotskistas colombianos, siguiendo el ejemplo de Trotski, fueron acérrimos defensores de la libertad en el arte.

El sector trotskista, como la izquierda de la época en general, abrió un espacio de lucha y protagonismo para las mujeres en una sociedad tradicionalista. El papel político que las mujeres desempeñaron en el campo socialista fue notorio desde su nacimiento. Se destacaron como agitadoras en los núcleos del movimiento estudiantil, hicieron parte de los comités de dirección; de hecho, la segunda mujer en la historia del país en ser candidata presidencial es Socorro Ramírez, militante del Bloque Socialista (García, 2008, p. 133). Para Martha Cecilia García, las trotskistas introdujeron en la prensa de sus organizaciones los debates feministas del momento y en su vida personal tenían un comportamiento independiente, muy libre.

Para Martha Cecilia García, el trotskismo colombiano existe como corriente vinculada a los debates y características del trotskismo internacional, con gran influencia del trotskismo argentino, particularmente, en su caracterización y crítica de la lucha armada en América Latina. Entre sus rasgos, García destaca que fue un espacio de desarrollo de las luchas por la liberación femenina y que sus impulsores y dirigentes fueron intelectuales y universitarios de clase media quienes desarrollaron un movimiento cultural en variedad de periódicos y revistas para expresar sus planteamientos y debates. Ellos, además, evolucionaron desde sus inicios abstencionistas hasta su posterior participación en procesos electorales; también fluctuaron entre el enfrentamiento intestino y los intentos de unidad entre las distintas agrupaciones que lo conformaron; finalmente, la mayoría de los grupos realizó una crítica a la idea de la lucha guerrillera en Colombia como algo alejado de las masas, aunque una minoría simpatiza con tal idea.

Acevedo Tarazona estudia la participación del movimiento trotskista colombiano en el ámbito universitario de la década de los setenta. Ubica al trotskismo como parte del fenómeno de la nueva izquierda, una izquierda que se sale de la órbita de control del Partido Comunista promoscovita. Adicionalmente se da en un momento en el que el espectro político en parte de la sociedad, especialmente en la universidad, tiene una clara inclinación hacia la izquierda. Así, el sector socialista existe en las universidades en núcleos pequeños, como Tendencia Socialista y los Comandos Camilistas, desligados de una estructura partidista formal (Acevedo, 2017, p. 292).

Los llamados socialistas, denominación atribuida a los primeros sectores afines al trotskismo, eran convocantes de primer orden en las asambleas universitarias, particularmente en la Universidad del Valle donde actuaba su dirigente Morris Ackerman; también en la Universidad Santiago de Cali, donde estudiaba Ricardo Sánchez. Estos planteaban que las masas son el sujeto fundamental de la lucha política y que la lucha del estudiantado solo tiene sentido si se inscribe en una lucha más amplia por la revolución colombiana, que ha de ser de carácter socialista. Para ellos la universidad tiene carácter de clase, por tanto, es un instrumento más de dominación burguesa e imperialista (Acevedo, 2017, p. 397). En la lucha universitaria enfatizan en la diferencia entre lucha por las reformas mediante reivindicaciones propias de la universidad y el reformismo. En tal sentido, consideran que la lucha por las reformas es aceptable solo si sus logros se convierten en un medio para desarrollar con mejores elementos una lucha política revolucionaria. Ciertamente, si las reformas no afectan las bases económicas del sistema, terminan legitimándolo. A diferencia de otros grupos de izquierda, rechazaron el cogobierno. Para los trotskistas este tipo de participación del estudiantado en la administración de la universidad no transformará la universidad, e incluso es muy perjudicial porque traslada la responsabilidad política de lo que sucede en la universidad a sectores progresistas ajenos a la propia izquierda (Acevedo, 2017, p. 398).

De todos modos, los trotskistas apoyan las reivindicaciones universitarias si estas se convierten en una forma de resistencia a la dominación burguesa e imperialista que se ejerce a través de la institucionalidad educativa. Las luchas por mejoras parciales y temporales de la universidad deben dar paso a la lucha ideológica y política en la sociedad. Entre estas reivindicaciones y luchas es fundamental denunciar la dependencia tecnológica y defender la libertad de cátedra para lograr un alto nivel de politización en los cuadros universitarios. En síntesis, el trotskismo rechaza luchar por posiciones de poder en la universidad y en lugar de ello propone ejercer un papel político más que directivo entre los estudiantes (Acevedo y Samacá, 2013). Los trotskistas, como casi toda la izquierda, se muestran en franco desacuerdo con la financiación extranjera y privada de la universidad y de la investigación, pues quien financia controla y orienta en favor de su interés de clase. De igual manera consideran que el estudiantado tiene la debilidad de no ser una clase social en sí misma, con reivindicaciones económicas propias, sino un gremio proveniente de diversas capas sociales con algunas reivindicaciones ideológicas y políticas en común, lo que dificulta su permanencia en la acción política (Acevedo, 2017, p. 399).

Los socialistas tienen un concepto negativo de la universidad colombiana de su época. La señalan de no crear conocimiento científico sino de adiestrar mano de obra en determinadas técnicas para reproducir el capital, por tanto, es una parte del sistema capitalista. Puesto que la revolución se propone la destrucción de todo el aparato del estado, ello implica la destrucción de la universidad burguesa para crear una nueva sociedad que se pusiese al servicio de toda la sociedad. Para los socialistas la gran diferencia entre ellos y los otros grupos revolucionarios que actúan en las universidades es que estos, en línea con sus concepciones políticas, buscan el desarrollo y la maduración del capitalismo, por eso tratan de perfeccionar la universidad burguesa, en tanto que ellos luchan por el socialismo, por destruir al capitalismo, incluida la universidad burguesa (Acevedo, 2017, p. 402).

Acevedo ve al trotskismo universitario como pequeños colectivos diferenciados que tienen en común la idea de la revolución socialista, con un discurso que tiene énfasis en la idea de la revolución social más que en los problemas que aquejan a la universidad, a la que ven como un elemento más del sistema capitalista al que hay que destruir.

Conclusiones

Los textos sintetizados en las líneas anteriores muestran al trotskismo colombiano como un desarrollo de la izquierda y del movimiento revolucionario colombiano que se conecta con el movimiento revolucionario internacional, vinculándose a organizaciones, corrientes políticas y discusiones que tienen su origen en el exterior. Por ello es parte de las corrientes y debates desarrollados al interior de la IV Internacional; muestra de esto es su participación en la lucha de los sandinistas en Nicaragua contra la dictadura de Somoza y su vinculación con el movimiento trotskista argentino, particularmente con la figura de Nahuel Moreno.

La aparición del trotskismo en la escena política colombiana se da en un contexto de reconfiguración de la izquierda del continente americano, impulsada por fenómenos como las revoluciones china y cubana, el proceso de crítica al estalinismo en el Partido Comunista de la URSS y el debate en torno a la validez o no de la guerra de guerrillas como vía a la revolución en Colombia en la década de los setenta.

De otra parte, el trotskismo fue un movimiento que, aun cuando se reivindicó como proletario, su origen y principales figuras estaban en la intelectualidad universitaria. Esto le impondría una actividad política e intelectual que en momentos lo distanciaría de la lucha práctica. Como contraparte, el trotskismo propició una marcada actividad intelectual en periódicos y revistas, principalmente en el ámbito universitario. Su diferencia política con el resto de la izquierda fue la idea de la revolución socialista para Colombia, opuesto a conceptos de otras organizaciones que promulgaron, primero, la revolución democrático-burguesa o la revolución de nueva democracia, para luego derivar hacia la revolución propiamente socialista. Igualmente se distanciaron de la tendencia general de la izquierda de la época que apoyó a los movimientos guerrilleros, a los que criticó y consideró, en términos generales, en obstáculo para el avance de la lucha por el socialismo entre las masas.

A pesar de una fuerte tendencia a la división interna que hizo que, desde el Bloque Socialista y su sucesor, el PST, se desgajaran otras organizaciones políticas vinculadas al trotskismo; esto no impidió que en varias ocasiones lograsen superar sus diferencias, aunque de manera momentánea, y actuaran bajo una misma fórmula, particularmente, mediante coaliciones electorales que les permitirían apoyar a candidatos de consenso, aunque los resultados electorales nunca les favorecieron. Finalmente, el movimiento trotskista, vigoroso ideológica e intelectualmente en la década de los setenta, padeció la crisis general de la izquierda colombiana y prácticamente desapareció del ámbito político colombiano; apenas seguiría existiendo el PST como una mínima expresión partidaria.

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* Este artículo es resultado parcial del proyecto de investigación titulado Resistencia: las producciones culturales audiovisuales y literarias como alternativa de memoria del conflicto armado colombiano, 1987-2016. El proyecto es financiado por Minciencias y el Centro Nacional de Memoria Histórica y ejecutado por la Universidad Industrial de Santander y la Universidad Pontificia Bolivariana Seccional Bucaramanga. Contrato de financiación número Ct 825-2020 de fecha 26 de noviembre de 2020

Cómo citar: Acevedo, A. y Lagos, E. (2022). El trotskismo en Colombia: análisis historiográfico y documental de sus orígenes e impacto intelectual, político y universitario en los años setenta del siglo XX. Revista Colombiana de Sociología, 45(2), pp 45-67.

Recibido: 31 de Mayo de 2021; Aprobado: 09 de Marzo de 2022

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