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Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura

versão impressa ISSN 0120-2456

Anu. colomb. hist. soc. cult. vol.39 no.2 Bogotá jul./dez. 2012

 

RESEÑA

Rocío Londoño.
Juan de la Cruz Varela. Sociedad y política en la región de Sumapaz (1902-1984).

Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2011. 741 páginas.


La obra de Rocío Londoño es el resultado de una brillante tesis doctoral en Historia, con la cual culminó un proyecto investigativo que comenzó en los años ochenta, y que ahora es una importante contribución a la historiografía colombiana, tanto de los movimientos sociales por la tierra como de los partidos políticos de la primera mitad del siglo veinte. Difícilmente se puede decir que el aporte de Londoño se limita al conocimiento de la historia regional.

El texto de Londoño está divido en tres partes, en las cuales aborda varios aspectos de la historia de la región del Sumapaz a partir de la biografía del líder agrario Juan de la Cruz Varela. En la primera parte, la autora aborda varios aspectos de la vida cotidiana en la región del Sumapaz, los cambios culturales y sociales, y los primeros conflictos por la tierra, hechos que atravesaron la infancia y juventud de Varela. En la segunda parte, nos muestra el desarrollo del conflicto agrario y las formas de organización política en la región, como también el influjo de los líderes políticos Erasmo Valencia y Jorge Eliécer Gaitán; durante este periodo, Varela comienza su carrera como líder agrario. La República Liberal de los años treinta, los proyectos políticos de la UNIR y el PAN, la elección de Varela como diputado en la Asamblea del Tolima y la vida de las mujeres en el Sumpaz, se encuentran en la tercera parte. La radicalización del movimiento campesino, los impactos de la violencia bipartidista de los años cincuenta, los conflictos entre liberales y comunistas que estallaron durante el Frente Nacional, cuando la figura de Varela adquiere notoriedad y es víctima de varias acciones violentas, son tratados en la cuarta parte. En el epílogo, Londoño nos muestra los últimos años de la vida de Varela y el papel del Incora en la región, para culminar con una serie de análisis que nos permiten comprender la dinámica del actual conflicto armado en la región del Sumapaz.

No es conveniente presentar la obra de Londoño al hacer un resumen esquemático de cada capítulo, lo cual disminuiría la importancia de los alcances logrados y de las contribuciones que la autora hizo a la historiografía colombiana. Por ello, es pertinente abordarlo a partir de, según mi noble opinión, los principales logros de la obra, los cuales son: 1) el abordaje metodológico que sigue la obra; 2) la reconstrucción de la historia política y social de la región, a partir de una impresionante labor investigativa; y 3) el rescate que hizo de la historia de las mujeres en la región.

La propuesta que marca la investigación de Londoño está condensada en un párrafo de la introducción que nos permitimos reproducir:

(...) este es un intento de describir la trayectoria social y política del movimiento campesino de Sumapaz incluyendo su contraparte -los hacendados-, e igualmente a los políticos tradicionales y de izquierda. Se pretende a la vez ampliar "hacia abajo la noción histórica del individuo", mediante la biografía de Juan de la Cruz Varela y poniendo de relieve el papel desempeñado por otros dirigentes campesinos (p. 24).

Para lograr este objetivo, Londoño hace una correcta apropiación de la propuesta metodológica del historiador E. P. Thompson,* la cual señala la importancia de la experiencia en la formación de una clase social, en la que resultan de suma importancia aspectos como la tradición, la transmisión de valores y conocimientos adquiridos, los cuales se desenvuelven durante la confrontación de clases, y son los que forjan la identidad de una clase determinada. Londoño aborda varios de estos aspectos por medio de la vida de Varela, quien era miembro de una familia de campesinos boyacenses y liberales, que buscaron mejorar sus condiciones de vida en el Sumapaz. Este mismo sueño fue el que atrajo a varias familias a la región, y llevó a que se convirtiera en un espacio más rico culturalmente, lo cual favoreció a Varela durante su infancia y juventud, pues adquirió una visión de mundo mucho más amplia que la de sus padres. A ello debemos agregar la extensión de la educación en la región, factor de considerable importancia en las nuevas generaciones de líderes campesinos.

Los procesos de alfabetización facilitaron la circulación de ideas en la región, para lo cual Londoño concentra su atención en las lecturas que hizo Varela, especialmente en el texto Los Miserables, de Víctor Hugo, en el cual se pueden observar varios de los conceptos y principios de justicia social que inspiraron al movimiento agrario del Sumapaz, y que tuvieron un impacto personal en Varela. Dicho análisis es cuidadoso y es oportuno tenerlo en cuenta, ya que la autora se valió del libro que le perteneció a Varela, para lo cual tuvo en cuenta los episodios y personajes que atrajeron su atención, los cuales estaban resaltados o tenían alguna especie de anotación. Otro medio de difusión de ideas, y que contribuyó a la construcción de una cultura política en la región, fue el periódico Claridad de Erasmo Valencia, en donde se hizo una tenaz defensa de los intereses del campesinado. Los sacerdotes de la región también ejercieron un papel muy importante en la promoción de la educación, debido al nivel cultural que estos poseían; un papel semejante desempeñó la élite liberal de la región.

En la reconstrucción de la historia política, uno de los principales aportes fue la investigación que Londoño hizo del Partido Agrario Nacional, del cual se sabe muy poco, y de su líder Erasmo Valencia. Londoño describe el complejo proceso de organización de los campesinos del Sumapaz a través de la Colonia del Sumapaz, en donde la amplia recopilación documental que hizo le permitió conocer los conflictos al interior de dicha organización, como las variaciones de la respuesta gubernamental a las demandas de los campesinos, las cuales dependieron de los intereses que estaban en pugna y del desconocimiento del Estado sobre la región. El desconocimiento de las peculiaridades de otros procesos de colonización por parte de Valencia fue una de las causas del fracaso del PAN, mientras que en la UNIR fue su dependencia a la figura de Gaitán y las limitaciones de su discurso, que no logró atraer a los campesinos.

El papel de la política en el movimiento campesino tuvo impactos positivos y negativos; positivos porque reforzó la lucha por los derechos sociales y políticos, al tiempo que le dio una mayor libertad frente a los partidos tradicionales; negativa porque produjo divisiones internas. El papel de la organización campesina traería importantes consecuencias durante los periodos de violencia, pues fue la que permitió acciones más coordinadas por parte de los campesinos, y llevó a que la acción armada no terminara absorbiendo la lucha de los agrarios.

El otro aporte significativo de Londoño es el rescate que hizo de la historia de las mujeres en el Sumapaz a través de las compañeras sentimentales de Varela, Evadilia Acosta y Rosa Mora. En los capítulos que aborda esta temática, se puede observar la importancia de las mujeres en el sostenimiento de la economía familiar, especialmente en los momentos de lucha social o de confrontación violenta, contribución fundamental para que el movimiento agrario hubiese podido existir. También nos muestra el papel de la educación y cómo muchas mujeres impulsaron a sus hijas para que estudiaran, con el fin de mejorar sus condiciones de vida. Este aspecto levantó tensiones, las cuales son señaladas por Londoño a través de Varela, quien, a pesar de predicar un discurso favorable a la educación, opuso cierta resistencia a que una de sus hijas accediera a la educación superior.

Sin embargo, la importancia de los capítulos en los que Londoño habla de las mujeres va mucho más lejos, pues en estos podemos ver a profundidad varios de los aspectos de la vida cotidiana en el Sumapaz; entre ellos se encuentra el papel de los chismes en las pequeñas comunidades campesinas, como también las relaciones entre hombres y mujeres, las cuales estaban mediadas, en varias ocasiones, por la necesidad de encontrar un respaldo económico. También se pudo comprender cómo la débil presencia de la Iglesia católica en las zonas de colonización favoreció la existencia de unas relaciones más liberales.

En el epílogo encontramos una síntesis muy interesante, la cual consolida el éxito de la obra, pues trata de enlazar la investigación histórica del caso particular del Sumapaz, con el posterior desarrollo del conflicto armado en el país. Londoño hace una breve comparación entre Varela y Manuel Marulanda (Tirofijo), en la que logra establecer una relación entre la experiencia política y organizacional que vivió y protagonizó el primero, lo llevó a ver la lucha armada con desconfianza y a resaltar la movilización campesina, mientras que Tirofijo, y varios líderes de las FARC, no habían tenido otra experiencia que la lucha armada, por ello su desconfianza ante otras formas de acción.

Gracias a este tipo de análisis podemos enfocar nuevas investigaciones sobre el conflicto por la tierra en Colombia, que pongan su énfasis en las experiencias de clase en cada caso, para poder comprender las dinámicas de cada proceso.

A pesar del éxito de la obra de Londoño, no sobra señalar ciertas falencias. En primer lugar, Londoño no muestra cómo se fue desarrollando la relación que Varela, y otros líderes campesinos, establecieron con el Partido Comunista, especialmente en lo que tiene que ver con las costumbres y las ideas religiosas, pues las de los campesinos son contrarias a las ideas que esgrime el PCC. Creo que esto es resultado de la pérdida del énfasis que se dio a la vida cotidiana y las costumbres del Sumapaz en la cuarta parte, que se concentra en la historia política de una manera poco novedosa.

A pesar de eso, la labor de Londoño nos permite tener una visión amplia del movimiento agrario del Sumapaz. Lo único que podemos esperar tras la revisión de este trabajo es que futuras generaciones de historiadores(as) se interesen por la historia política y social de Colombia del siglo XX y vean en la obra de Londoño un ejemplo estimulante.


* E. P. Thompson, La formación de la clase obrera en Inglaterra, 3 vols. (Barcelona: Crítica, 1989).


DAVID FELIPE PEÑA VALENZUELA
Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá
dfpenav@unal.edu.co