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Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura

versão impressa ISSN 0120-2456

Anu. colomb. hist. soc. cult. vol.42 no.1 Bogotá jan./jun. 2015

https://doi.org/10.15446/achsc.v42n1.51348 

http://dx.doi.org/10.15446/achsc.v42n1.51348

Tecnología educativa radiofónica en la frontera colombo-venezolana a mediados del siglo XX

Radio Educational Technology on the Colombian-Venezuelan .Border in the Mid-20th Century

Tecnologia educativa radiofônica na fronteira colombo-venezuelana a meados do século XX

LUIS RUBÉN PÉREZ PINZÓN*
Universidad Autónoma de Bucaramanga, Bucaramanga, Colombia
* lperez14@unab.edu.co.

Artículo de investigación.

Recepción: 16 de julio de 2014. Aprobación: 10 de diciembre de 2014.

Cómo citar este artículo.

Luis Rubén Pérez Pinzón, "Tecnología educativa radiofónica en la frontera colombo-venezolana a mediados del siglo XX", Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura 42.1 (2015): 145-176.


Resumen

Se establecen los orígenes y las diferencias entre la programación radial para la instrucción pública y la educación popular articulada a la estrategia radial nacional de Acción Cultural Popular -ACPO-, que se apoyaba en materiales didácticos multimediales, como locutores, tutores, libros, periódicos, manuales, etc., y fue emprendida desde Colombia hasta la frontera con Venezuela. Los análisis son descriptivos y se demuestra el interés estatal por la educación formal y virtual con apoyo de tecnologías remplazables y adaptables entre sí.

Palabras clave: radiodifusión, escuelas radiofónicas, educación en cadena, radioestación, Colombia, Venezuela.


Abstract

This study establishes the origins of and differences between the radio programming for public education and radio programming for popular education articulated by the national radio strategy of Popular Cultural Action (Acción Cultural Popular -ACPO). This strategy was based on multimedia teaching materials, such as speakers, tutors, books, newspapers, and manuals, and was implemented across Colombia to the Colombia-Venezuela border. The analyses are descriptive and demonstrate the state's interest in formal and virtual education with support from replaceable and adaptable technologies.

Keywords: radio broadcasting, radio schools, education in radio channels, radio station, Colombia, Venezuela.


Resumo

Estabelecem-se as origens e as diferenças entre a programação radial para a instrução pública e a educação popular articulada com a estratégia radial nacional de Ação Cultural Popular (ACPO), que era apoiada em materiais didáticos multimidiáticos, como locutores, tutores, livros, jornais, manuais etc. e foi empreendida da Colômbia até a fronteira com a Venezuela. As análises são descritivas e demonstrado o interesse estatal pela educação formal e virtual com apoio de tecnologias substituíveis e adaptáveis entre si.

Palavras-chave: radiodifusão, escolas radiofônicas, educação em rede, radioestação, Colômbia, Venezuela.


Introducción

Las sociedades de la primera mitad del siglo XXI han asumido la educación virtual, mediada por múltiples dispositivos, aplicaciones y formatos de interacción global a través de Internet, como el paradigma de formación, desarrollo y progreso para las nuevas generaciones de ciudadanos. Fenómenos semejantes de reinvención cultural y adecuación didáctica se experimentaron durante el siglo XX como consecuencia de la masificación del uso multimedial de los ordenadores ("computadores personales"), la resignificación de los conceptos de Nación y conciencia nacional a raíz de la recepción en cada región de las señales de televisión oficial y, especialmente, como efecto de la concatenación de noticias, experiencias, saberes y formas de aprender o enseñar a través de las cadenas radiales que se originaron durante la primera mitad del siglo XX.1

Las tecnologías comunicativas se han caracterizado por articular e integrar las tecnologías precedentes, con lo cual se han constituido como súper máquinas que revolucionan las prácticas sociales, los recursos didácticos de aprendizaje y los mercados de consumo, aunque cabe señalar que las tecnologías sustituidas continúan coexistiendo con sus propios mercados y usuarios.2 Desde mediados del siglo XX, las redes televisivas integraron en una sola tecnología la interpretación de imágenes, el diálogo interpersonal, la lectura del periódico, las radioaudiencias, las franjas de programación, entre otras, sin perder sus propósitos y características originales.3 Las tecnológicas en red terminaron por concentrar y reducir en un solo soporte y artefacto las comunicaciones e innovaciones promovidas por diversas tecnologías en cadena.4 No obstante, las estrategias comunicacionales, las redes de masas y los modelos de negocios promovidos por las cadenas radiales han constituido la estructura a seguir por los empresarios propietarios o accionistas de las redes audiovisuales (radio y televisión), informáticas (multimedia e Internet)5 y tecnosociales (web2.0)6 contemporáneas.

La radio y la radiodifusión fueron una de las primeras tecnologías contemporáneas de información y comunicación en cadena. Su estudio, para el caso de Iberoamérica, tiende a centrarse en su evolución histórica, en la relación radio, censura y libertad, así como en la estructura radiofónica, a través del análisis de las cadenas radiales, las perspectivas multimediales y sociopolíticas de la radiodifusión en el siglo XXI y el cambiante papel socio-cultural de la programación radial, en cuya línea de estudio se encuentra la investigación acerca de la importancia de la "radio educativa".7 En la historia de los orígenes y la consolidación de la radiodifusión en Iberoamérica, Colombia y Venezuela son reconocidos como los primeros países en donde la industria cultural radiofónica fue establecida a partir de "radios públicas" que cumplían la doble tarea de masificar el currículo estatal (radio moralista y civilizadora) y promover acciones de desarrollo comunitario (radio popular y alfabetizadora).8 En Colombia esta doble tarea fue llevada a cabo a través de la HJN (Radiodifusora Nacional) y en Venezuela, por Radio Occidente.

Este artículo, resultado de un proyecto de investigación interinstitucional de carácter descriptivo,9 analiza las expectativas, usos e impacto que generó, entre las comunidades socioculturales y educativas de los Andes colombo-venezolanos, la institucionalización y comercialización de la primera estrategia de educación virtual (o a distancia), como fue la radiodifusión, que se promovió sistemáticamente en ese territorio durante medio siglo. La radiodifusión fue usada para la reafirmación de los valores nacionales y llegó a convertirse en el "colegio virtual más grande que existió" en Hispanoamérica, antes de la educación a distancia a través de las redes televisivas, informáticas y tecnosociales.10

El trabajo se encuentra dividido en dos partes. En primera instancia, se describen las estrategias de "civilización" e instrucción popular que se promovieron a través de las redes sociales de radioescuchas configuradas por las radioestaciones estatales y comerciales. En segundo lugar, se analizan los propósitos de las radioestaciones educativas coordinadas por párrocos y dignidades episcopales, específicamente la propuesta de Radio Sutatenza, el impacto y compromiso alfabetizador generado entre las comunidades campesinas de la frontera colombo-venezolana, así como la importancia que tuvieron las acciones de aprendizaje y enseñanza auditiva de las escuelas radiofónicas mediadas por el diseño y consumo de materiales didácticos (periódicos, libros, cartillas y manuales), producidos por las imprentas, las casas periodísticas y los editores de libros didácticos como instrumentos complementarios que enriquecían y mejoraban los usos y aplicaciones de la radiodifusión en el ámbito cultural, comercial, social y educativo.11

Así pues, el enfoque analítico respaldado en los referentes teórico-conceptuales de la comunicación social contemporánea, en especial en las propuestas de estudio centradas en los "procesos mediáticos" que, como prácticas comunicacionales flexibles, tienden a alterar la sociabilidad y los lenguajes de acuerdo con la velocidad y masificación del medio tecnológico a través del cual se producen o soportan.12

La radiodifusión, al aprovechar las prácticas de demanda y consumo de información propiciadas por los periódicos impresos durante un siglo, fue el primer medio de comunicación que favoreció las relaciones y procesos interactivos concadenados entre empresarios radiales, productores y conductores ("locutores"), espectadores activos y radiorreceptores pasivos, al generar una "general reciprocidad entre los interlocutores". Esta relación estaba basada en la circulación de marcas, productos y acciones de retorno, en donde el éxito económico de los empresarios dependía de la venta y consumo publicitario de los receptores, aunque estos últimos solo eran fieles consumidores de aquella programación que satisfacía sus necesidades o expectativas de información, recreación o "educación popular".13

El gestor radial centraba su rentabilidad en el posicionamiento de su "marca", a través de la popularidad y credibilidad asociada al nombre y prestigio de cada radioestación, el empresario patrocinador dependía del medio radial para vender las "marcas" tecnológicas o de bienes y servicios que representaba; a su vez, los consumidores asociaban la confianza hacia los productos comerciales con la "marca" y el prestigio social que les generaba acatar las recomendaciones del medio radial. Una dinámica igual tuvo lugar en la radiodifusión educativa, o género educativo-cultural de la radiodifusión,14 luego de que los párrocos católicos y las asociaciones de artistas (radiodifusoras y emisoras culturales) lograran que la "marca" y prestigio asociados a sus radioestaciones locales, así como a sus programas de educación, moralización y "civilización popular", fuesen reconocidos, respaldados y masificados en todo el país, al ser adoptados, financiados y articulados a las políticas nacionales.

Los gobiernos centrales, al imponer su "marca" de inversión y calidad como parte de sus promesas partidistas, dieron a los usuarios de esos servicios la confianza y compromiso necesarios para participar en ellos, a partir de la asociación de la marca de la radioestación con la marca institucional del país. Servir a la radioestación era servir a la "patria". De allí que, al entrar en crisis y descrédito el nombre y marca de la radioestación, fuesen cuestionados sus directivos y reguladores y, con ello, la credibilidad y confianza en los gobiernos o instituciones estatales que los respaldaban.15 Ejemplo de esta situación fue el cuestionamiento público a J. Salcedo por su manejo ideológico, presupuestal y administrativo de Radio Sutatenza, que implicó el conflicto con sus superiores eclesiásticos y, en consecuencia, la pérdida del respaldo político y financiero del gobierno nacional y la Iglesia católica alemana; escenario agravado por la lucha de cadenas radiales comerciales por minimizar el monopolio comunicacional de la cadena radial católica y, finalmente, las amenazas guerrilleras, el exilio y muerte del fundador y director de Acción Cultural Popular -ACPO- en el exterior.16

La radiodifusión educativa

El consumo masivo de la radio se consolidó durante la primera guerra mundial, se expandió con el fomento de las telecomunicaciones inalámbricas terrestres, marítimas y aéreas con fines comerciales o militares, se popularizó con las redes de radioaficionados y se posicionó como la primera y más efectiva de las formas masivas para comunicar cualquier tipo de información a mediados del siglo XX.

La tecnología radial pasó de ser una actividad pasajera de aficionados a un negocio cuya explotación privada fue concedida por cada Estado a sociedades comerciales constituidas para tal fin. De igual modo, tuvo una explotación nacional por parte de los departamentos, agencias o ministerios estatales, así como fue concedido su uso sin fines de lucro y en nombre de la utilidad pública a organizaciones cívicas que, bajo la autorización y control del Estado, podían contar con autonomía en su administración y programación.

Del primer tipo fueron las cadenas radiales, que pasaron del espectro radioeléctrico local a las cadenas radiales nacionales en cincuenta años. Del segundo grupo fueron las radiodifusoras nacionales, las emisoras de las fuerzas militares y las estaciones o cadenas de emisoras universitarias constituidas desde mediados del siglo XX. Del tercer tipo fueron las emisoras culturales y comunitarias que siguieron el modelo de radiodifusión integral (escuchar, leer, escribir, replicar, enseñar, liderar, transformar), el cual fue promovido por Radio de Sutatenza entre las comunidades campesinas y obreras. Sus radiorreceptores captaban de forma permanente la señal que desde el centro de Cundinamarca se emitía a todo el país, siendo ampliamente conocida su programación en los municipios andinos que conformaban la frontera colombo-venezolana.17

La primera emisora autorizada y reconocida por el Estado colombiano fue gestionada en 1924, al ser solicitada por el ministerio encargado de los correos, los telégrafos y las comunicaciones telefónicas, con vistas al mejoramiento de los servicios oficiales de radiotelegrafía y la importación de equipos de radiodifusión, con el apoyo de la Marconi Wireless Co. desde 1915, cumpliendo así lo pactado en Caracas alrededor de la modernización de la telegrafía andina en 1911.18 La puesta en uso de los nuevos equipos solo se completó con la inauguración, hecha por el presidente Miguel Abadía Méndez, de la primera radiodifusora colombiana, "la emisora HJN", el 7 de agosto de 1929 en el Teatro Caldas del barrio Chapinero de Bogotá.19 Esa estación radial fue ampliada, repotenciada y renombrada como la Radiodifusora Nacional de Colombia desde el 1 de febrero de 1940, bajo la responsabilidad del Ministerio de Educación.

Cuatro meses después de inaugurada la broadcasting de Bogotá, en la ciudad y puerto comercial de Barranquilla algunos empresarios particulares, aficionados a experimentar con los equipos de electricidad, telegrafía y radiodifusión adquiridos en Estados Unidos, demostraron sus avances personales al realizar las primeras emisiones de radiocomunicaciones como una curiosidad propia de los avances tecnológicos de la época. Entre los pioneros de la radiodifusión experimental de Colombia estuvieron Jesús Amortegui, Elías Pellet Buitrago, quien emitió señales con un equipo de 15 kv., identificó su señal como la HKD (8 de diciembre de 1929) y sentó las bases para la creación de "La Voz de Barranquilla",20 así como Gustavo Uribe y Roberto Jaramillo, quienes establecieron con la sigla HKF (enero de 1930) la primera estación radial privada y con fines de lucro, registrada como la "Colombian Radio and Electric Corporation".21

Después de una década de control monopólico de las emisiones radiofónicas por los gobiernos centrales, en Colombia como en Venezuela, el modelo de radiodifusión comercial adoptado fue el estadounidense, así como los productos más publicitados fueron los distribuidos por la industria norteamericana. No obstante, las compañías productoras de radiorreceptores de Alemania (Telefunken) y Holanda (Phillips) compitieron abiertamente con las americanas (General, Silver, RCA Victor) al financiar emisoras dedicadas a promocionar sus productos. Para ello, compraron franjas comerciales de tiempo al aire dedicadas exclusivamente al mercadeo de sus marcas y artefactos, financiaron la producción de los programas radiales más populares y comercializaron sus nuevas tecnologías radiales entre las emisoras con mayor radioaudiencia y aceptación.22

Las emisoras experimentales licenciadas como comerciales centraron su fuente de ingresos en las pautas comerciales, mientras que las oficiales quedaron condicionadas a la financiación, programación y censura de los gobiernos de turno, según su lealtad con el partido o facción en el poder. Para captar un mayor número de oyentes y consumidores de artefactos electrónicos, se promovió el uso de locutores entrenados (disc-jockeys) en presentar información de interés comercial, ambientada con la música de moda, el uso de estribillos o fanfarrias que identificaban cada casa comercial (jingles) al iniciar o finalizar los programas más populares, la presentación de cantantes internacionales o la divulgación de los talentos locales o nacionales, así como se condicionó el público a emplear las contraseñas dispuestas por las casas comerciales para participar en sus concursos y ganar sus premios. Ese sistema de dependencia al empresariado pautante, cristalizado en extensas y repetitivas cuñas publicitarias a su favor, llevó a que los programas perdieran el control del contenido "educativo" licenciado por el Estado, por lo que fueron intervenidas y reguladas por el gobierno nacional una década después.

A los controles en los contenidos se sumó la regulación de la relación costo-beneficio en las pautas. Los locutores dejaron de dedicar hasta quince minutos de pautas comerciales entre programas para fragmentar la programación con segmentos de pauta comercial cada cuarto de hora. Sin embargo, los programas realizados en vivo, así como aquellos que fueron diseñados por franjas acordes al mercado de pautas y temporadas comerciales, se caracterizaron por seguir una visión socioeconómica acorde a "los gustos culturales de los dueños de las radioemisoras".23

A la par con la experiencia radiofónica colombiana, caracterizada por el hecho de que cada ciudad capital estableció, después de 1930, por lo menos una emisora experimental de radiodifusión para el "perifoneo" local, el Concejo Municipal de Bucaramanga discutió sin resultados el proyecto de creación e instalación de una "Estación Radiomicrofónica", para lo cual se otorgaría un contrato de concesión temporal al ciudadano italiano Italo Amore.24 Esa estación debía ubicarse en una plaza pública de la ciudad, su radio tendría mínimo seis cuadras a la redonda y debería beneficiar a las seis mil personas residentes en el "centro". Solo hasta 1934 fue establecida la primera emisora radial en la capital de Santander. Francisco Bueno Sanabria obtuvo las licencias nacionales y los permisos locales para la radiodifusión, aunque su empresa "experimental" duró solo algunos meses. Para entonces, los periodistas y redactores de los periódicos locales asumían que con el uso de la radio se contribuía "realmente" al adelanto y el progreso del departamento:

(...) ya que por medio de ella se harán conocer de los propios y de extraños, nuestras industrias, nuestros artistas y todo lo nuestro, tan poco conocido, y se establecerá además el intercambio cultural de que tanto necesitamos.25

El 27 de octubre de 1935 hizo su primera emisión la H.J.2. A.B.D. Radio Bucaramanga. Desde el Pabellón de Carnes de la Casa de Mercado y a partir de su inauguración transmitió un programa artístico-cultural planeado y divulgado previamente en el periódico Vanguardia Liberal. El objetivo del programa era dar a conocer los diferentes talentos y capacidades de los santandereanos más influyentes de la capital.26 Un año después, el domingo 27 de septiembre de 1936, fue inaugurada la segunda estación radiodifusora de Bucaramanga, publicitada como la H.J.2.A.B.E. Broadcasting Santander, cuya programación se centró en fomento de las artes y los artistas santandereanos, a través de programas dominicales, como la "Hora artística y cultural", que comunicaban entretenimiento cultural, lúdico, musical recreativo y educativo, sin contrariar las políticas gubernamentales ni desestimular las inversiones de los periódicos y las publicaciones impresas.27

La tercera radioemisora de Bucaramanga fue la Radio del Comercio, creada en 1948 y cuyos estudios se encontraban en el teatro Garnica. Desde sus primeras pruebas de emisión, sus encargados también se preocuparon por una programación "civilizadora" de las gentes comunes, basada en el fomento de las artes, la cultura y la "educación popular", para lo cual se produjeron programas musicales con artistas locales, programas de variedades, informativos y comentarios culturales a cargo de los intelectuales más reconocidos. Un ejemplo de esas acciones de instrucción popular fue la conferencia dictada en Radio Bucaramanga por Gustavo Serrano Gómez (12 de abril de 1938), con el auspicio de las principales industrias y establecimientos comerciales productores y comercializadores de radiorreceptores, especialmente la casa de radios Philco, fabricante de radiorreceptores desde 1928.28

A ello siguieron alianzas estratégicas de las radioestaciones con los distribuidores de radiorreceptores y los periódicos liberales (Vanguardia Liberal con Radio Santander y Radio Bucaramanga)29 o conservadores (El Deber con la Radio del Comercio).30 Así:

(...) los trabajadores al dejar sus faenas al atardecer de cada día, pasan por la Alcaldía para preguntar cuál es el programa y por la noche se reúnan en la plaza a oírlo, dejando desiertas las tiendas de licores, lugares obligados de citas en antes, para derrochar el dinero en frecuentes libaciones con grave perjuicio para la salud pública e individual.31

Una situación contraria acontecía en los andes venezolanos, en donde la radio, al ser considerada un aparato ideológico de la dictadura, limitaba el accionar monopólico y la influencia mediática que habían tenido los periódicos, llegándose a advertir en Mérida que: "(...) sin duda el radio acabará con los periódicos, en primer lugar, pues es más fácil oír que leer".32

En Cúcuta, dos empresarios particulares emitieron las primeras señales de la Voz de Cúcuta (1933). Para ello, se ubicaron debajo de las escaleras del edificio de la Gobernación de Norte de Santander y siguieron el modelo de radiodifusión adoptado por los empresarios de Bucaramanga y Bogotá. En San Cristóbal (Estado de Táchira), la exitosa experiencia de las emisoras comerciales y oficiales de Colombia y el fracaso de la radiodifusora controlada por la dictadura desde Caracas propiciaron la creación y puesta en funcionamiento de la Voz del Táchira (15 de noviembre de 1935), La Voz de la Sierra (1940) en Mérida y Ecos del Torbes (1947) en la capital del Táchira.33

Con la expansión de las ondas de cada estación radial a través de las montañas y páramos andinos sin distinguir clases, regímenes ni nacionalidades,34 los empresarios radiales de la frontera colombo-venezolana compartían grandes similitudes: dependían de licencias y múltiples regulaciones para funcionar, se debatían entre una programación europerizante y "culturizadora" o la divulgación de ritmos, cantantes y expresiones artísticas regionales o nacionales, su postura editorial estaba condicionada por los gobernantes y partidos en el poder, y su modelo de negocios se centró en la venta de publicidad y el perifoneo radial al detal, al no poder garantizar su continuidad a través del ensueño de "civilizar" y "moralizar" a las masas populares a través de las ondas hertzianas.

La radio con fines comerciales en las ciudades andinas de la frontera colombo-venezolana fue justificada por circunstancias como las siguientes: "Los costes de transmisión eran altísimos ya que la mayor parte de la programación se realizaba con talento propio. Las estaciones contaban con una planilla de empleados que absorbían el mayor porcentaje del presupuesto".35 Así mismo, en regiones de frontera como la que compartían los empresarios de Colombia y Venezuela, desde Bucaramanga hasta Mérida, la recepción de la señal de cada estación en las ciudades limítrofes constituía una alternativa comercial tanto para el empresario radial como para los comerciantes pautantes, puesto que ampliaba el número de receptores y de compradores potenciales interesados en la oferta mercantil promocionada a ambos lados de la frontera. Para el caso de la radio en la frontera venezolana, esta dinámica se ha explicado así:

(...) era común la publicación de la programación de las emisoras en ciudades distintas a la de su emisión y de hecho existía una especie de convenio entre periódicos y radioemisoras. Incluso se han encontrado en la prensa venezolana registros de anuncios de emisoras de países vecinos y viceversa.36

Desde la perspectiva de las élites en el poder, la radiodifusión constituyó un medio novedoso para afianzar las estrategias de unidad y pacificación de la nación alcanzadas parcialmente a través de las imprentas, los púlpitos y las aulas de clase. Las comunicaciones a distancia y en diferentes ondas o bandas se consolidaron como la tecnología educativa ideal para masificar la instrucción pública de los ciudadanos en asuntos de fe, gobierno, religión, deportes y buenas costumbres asociadas con el ideal de civilización espiritual y progreso material dispuesto por las élites político-económicas.37

La creciente oferta de radioestaciones comerciales con locutores, programas y posturas editoriales que cuestionaban los problemas sociopolíticos permitió a los oyentes, alfabetos y analfabetos, reflexionar acerca de diferentes temas y problemas del Estado nación, sin depender de la tradicional intermediación interpretativa de las casas periodísticas, los gamonales y tinterillos, el alcalde, el maestro, el jefe del partido dominante o los curas párrocos, tanto los que promovían la divulgación de los ritos a través de la radio como los que se oponían a la desacralización del púlpito.

No obstante, la radio se configuró como el canal de educación más efectivo y eficiente para el fomento de costumbres morales y productivas entre los adultos (radio comercial), a la par que de hábitos académicos, literarios y musicales entre los niños y adolescentes (radio educativa),38 en pro de la integración de cada nación y a partir de símbolos morales y prácticas democráticas comunes, promovidas por los regímenes bipartidistas o militares.39

Mientras los gobiernos nacionales de Colombia y Venezuela emitían a través de cada radiodifusora estatal programas sobre el uso didáctico de los radiorreceptores que se empezaban a suministrar en las alcaldías y las escuelas primarias del país, uno de los principales logros de la radio comercial y sus programas sobre las costumbres y el folclore popular fue la difusión del mestizaje étnico y cultural "como riqueza y no como degeneración de la raza". Esta apuesta contrariaba el espíritu refinado y europerizante de las emisoras de música "clásica" y literatura "culta" de las radiodifusoras capitalinas.40 Así, a través de la radio se narraban las proezas nacionales e internacionales de los ciclistas, futbolistas, boxeadores, reinas y otros personajes, quienes se convertían en héroes a imitar o venerar.

Por medio de conferencias y concursos en vivo también se invitó a los científicos y académicos más reconocidos del país a responder las preguntas del público de cada radioestación, representado tanto por quienes estaban presentes en los estudios como por aquellos oyentes anónimos que participaban a través de cartas o en las redes telefónicas existentes. Se propiciaba así el nacimiento de naciones interconectadas por cadenas radiales, que repetían una misma señal para hacer múltiples y patrióticas disertaciones acerca del alma, el progreso y el devenir nacional, además de servir para recibir las bendiciones episcopales y pontificias o para conocer los discursos y debates de los principales dirigentes de cada país.

Los programas radiales de cultura general se transformaron en tertulias de masas alrededor de los radiorreceptores, con las cuales se afianzó la "perifoneidad nacional" promovida por cada gobierno a través de los medios de comunicación. Ejemplo de ello fueron los radioconcursos académicos como: "Profesores al aire" (Nueva Granada de Bogotá), los "Catedráticos informan" (Voz de Antioquia) y "Pregunte usted - responda usted", emitidos desde 1941 siguiendo el formato del programa estadounidense Information Please.41

La educación radiofónica

Las tareas y metas cumplidas por la radiodifusión oficial desde las capitales de cada país, llevadas a cabo también por las emisoras independientes y las cadenas radiales comerciales en los Andes colombo-venezolanos, estaban concebidas prioritariamente para los habitantes de las ciudades con capacidad de consumo, específicamente los funcionarios, comerciantes, empleados y trabajadores asalariados, de modo que los obreros, jornaleros y campesinos, además de permanecer alejados de las instituciones educativas, ya que tenían que trabajar y subsistir, fueron gradualmente aislados de las redes de consumidores mediáticos, puesto que no se realizaban programas acordes con las peculiaridades y "malos gustos" de su "cultura popular", debido a la carencia del suficiente número de radiorreceptores en cada uno de sus hogares, aunado a la falta de energía eléctrica en los barrios periféricos en donde se asentaba la mayor parte de la "gente común".42

Otro factor que desestimuló y desarticuló el papel civilizador y moralizador que el gobierno nacional había decretado para las transmisiones radiales en Colombia fue las condenas que desde los púlpitos parroquiales de las provincias más conservadoras se hicieron contra su uso, puesto que eran consideradas una invención de las naciones "liberales" y, por ende, un engendro demoniaco que exacerbaba las pasiones humanas y transformaba los hábitos y tradiciones socioculturales de cada parroquia.43

Ante ese panorama, los empresarios radiales centraron su interés en los públicos urbanos y modificaron su modelo de negocio, basado en la difusión y competencia comercial de productos o marcas, y lo dirigieron a la competencia directa entre emisoras y cadenas para captar la mayor cantidad de oyentes y consumidores en las franjas horarias de mayor recepción radial.

La programación fue reorientada como un proceso industrial por áreas, departamentos y responsables directos, con el fin de retener, captar y controlar a las masas de oyentes anónimos por medio de concursos musicales en vivo, programas humorísticos costumbristas, las interpretaciones musicales por parte de grupos, "rondallas" y orquestas, la transmisión de eventos especiales en vivo y en directo (misas, discursos, posesiones, entrevistas, entre otros), y programas de deportes (partidos de fútbol, carreras de ciclismo como la Vuelta a Colombia, carreras de caballos, juegos deportivos, por mencionar algunos).

Estas tareas, al igual que en la industria editorial, requirieron directores, editores y responsables de emisión para coordinar los programas políticos pautados por los periódicos, líderes cívicos o representantes de los partidos oficiales del país, garantizar la credibilidad de los programas que en cadena radial transmitían el sorteo de las loterías departamentales o nacionales ("cadenas de la suerte") y realizar radionoticieros que divulgaran los hechos locales y nacionales de más importancia, por medio de locutores encargados de leer las noticias editadas de los periódicos impresos. Programas supeditados a la línea editorial de los propietarios de las emisoras y al cumplimiento de las disposiciones oficiales, que ordenaban comunicar noticias diferentes a los textos publicados por periódicos durante las doce primeras horas de divulgación y comercialización de sus derechos editoriales (decretos 627 de 1934 y 2081 de 1939).

Los radioperadores adoptaron los modelos mexicanos y cubanos de programación radial en nombre de la "programación políticamente neutra" y el licenciamiento de radioestaciones sometidas al orden de las leyes penales y los códigos de policía exigidos después de los sucesos violentos de 1948 en Colombia y los golpes de Estado en Venezuela, durante los cuales los locutores radiales fueron protagonistas de la alteración del orden público al convocar a la insurrección armada.

Estos modelos dieron lugar a una experiencia radial centrada en la construcción y uso público de radioteatros, donde se producían, realizaban y transmitían radioconcursos de talentos, conciertos con las "estrellas" musicales nacionales e internacionales del momento llegadas a cada ciudad, programas musicales para hacer dedicatorias o enlaces románticos (por ejemplo, la "hora de los novios" de Radio Santafé), la narración de capítulos de obras literarias a través del radioteatro, la realización de radionovelas de obras costumbristas nacionales o latinoamericanas y los programas humorísticos o didácticos para niños como "La Escuela de Doña Rita".44

Para afrontar ese ambiente de exclusión e inequidades que sufrían los campesinos, obreros y gentes del común al no poder tener acceso a las radiocomunicaciones, aunado a los cuestionamientos de la nueva tecnología radial por la desmoralización nacional que propiciaba, el cura párroco de la Parroquia de San Bartolomé de Sutatenza (Boyacá), presbítero jesuita José Joaquín Salcedo Guarín (1921-1994), desde septiembre de 1947 adaptó la tecnología radial a las necesidades de su grey, especialmente para aquellos que no podían cumplir con sus deberes rituales y sacramentales semanales.45 Esta adaptación también le sirvió para reforzar el papel evangelizador y alfabetizador de las misiones pastorales y las escuelas dominicales para los feligreses más distantes. De tal modo, adaptó la tecnología universal a las necesidades parroquiales siguiendo el modelo de la Estación Radiofónica Vaticana, adecuada en 1931 por G. Marconi a petición de Pío XI, a través de la cual el mundo católico se enteraba de la muerte, conclaves y bendiciones de los nuevos pontífices.

Reconocido por los campesinos del municipio de Sutatenza y los habitantes de las demás parroquias y poblaciones del Valle de Tenza por su interés en cambiar la práctica del alcoholismo durante los días de descanso y guarda, desde su llegada al curato el 23 de agosto de 1947 el cura Salcedo Guarín ensayó alternativas públicas de recreación moral y uso productivo del tiempo libre de sus parroquianos. Para ello, exhibió películas en una sala de cine construida para tal fin, organizó un club de ajedrez, realizó eventos y concursos musicales, organizó y premió campeonatos de fútbol y baloncesto, entre otros. Sin embargo, sus acciones sociales, culturales y comunitarias no lograron despertar el interés de todos los habitantes ni beneficiaba a los feligreses residentes en los lugares más apartados de la zona rural, estas dificultades se unían a la imposibilidad de recorrer y visitar todas las veredas y sitios de su jurisdicción eclesiástica, comunicar de forma regular e inmediata sus recomendaciones pastorales y noticias de interés general y reafirmar el papel de la Acción Católica en la lucha contra las ideas comunistas o protestantes contrarias a la regeneración nacional y el pacto concordatario "a través de un sistema combinado de medios".46

Considerando la afición popular de sus feligreses a la música popular, así como el interés de otros por la interpretación de la música sacra durante los ritos parroquiales, J. Salcedo decidió emplear su condición de radioaficionado para comunicarse y hacer presencia entre sus feligreses. Para ello, con la ayuda de su hermano y el respaldo del párroco de Tibiritá, José Ramón Sabogal, quien sería después el subdirector y guía espiritual de ACPO, adecuó el transmisor de 100 kv. que empleaba con fines experimentales y culturales47 para emitir señales de uso e interés público, cuyas primeras pruebas radiales fueron realizadas el 28 de septiembre de 1947.48

El objetivo principal del Padre J. Salcedo (a quien se le empezó a llamar el "Profesor Fantasma"49) y de los campesinos, párrocos y obispos que lo respaldaron durante los 45 años de su proyecto educativo y cultural radiofónico, fue garantizar "el desarrollo integral" del campesinado católico a su cargo, a partir de su motivación productiva, la promoción humana, la integración social, la organización y desarrollo comunitario, el incremento de la productividad y el desarrollo de la espiritualidad a través de una educación integral, católica y multimedial.50

Las gestiones radiales, las acciones pastorales y las tareas educativas de las escuelas radiofónicas que se consolidaron para tal fin fueron planificadas, concertadas y representadas legalmente a través de la organización cívica y cultural (Fundación Acción Cultural Popular -ACPO-). Estas metas fueron reconocidas una década después por la Organización de la Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura -UNESCO-, según consta en el informe del representante de su misión: "los resultados obtenidos por las Escuelas Radiofónicas son apreciables en alfabetización, y mucho más importantes los obtenidos como consecuencia de la labor realizada para elevar el nivel de vida del campesino".51

El éxito pastoral y el uso educativo de sus experimentos comunales, a través de la radiodifusión eclesial, motivaron a Salcedo a encargar equipos y antenas más potentes, con los que creó, luego de un mes de sus primeros ensayos, la Broadcasting Radio de Sutatenza y obtuvo una licencia provisional del gobierno nacional, la cual le permitió identificarse en el espectro radial con el prefijo internacional HK7HM. Su primer programa de interés parroquial y sin fines de lucro fue emitido el 16 de octubre de 1947, así como la primera comunicación radial transmitida a Colombia y al mundo fue la interpretación musical y vocal a cargo de un grupo de sus feligreses rurales. A ello siguieron la transmisión de catequesis complementarias a las eucaristías, sermones, plegarias y ritos solemnes, así como el fomento de la educación a distancia de los campesinos, obreros y demás colombianos que representaban el 60 % de analfabetas del país.52 Para ello, el padre J. Salcedo empleó los métodos y estrategias de la educación formal tradicional a partir de la omnipresencia y flexibilidad que se obtenía con la educación a distancia y en cadena radial nacional al ser reproducida su señal por radioestaciones locales afines con su proyecto de moralización católica y alfabetización civilizadora.53

El interés y la audiencia nacional que llegó a tener la radioestación dirigida por el sacerdote de una parroquia andina desconocida pero con certeros fines morales, pacificadores y culturales para toda la nación se expandieron en mayo de 1948, cuando el gobierno nacional de Mario Ospina Pérez reconoció e inauguró nuevas escuelas radiofónicas como símbolo del uso gratuito, pacífico, legal y civilizador de las emisoras radiales del país. Para ello se garantizó la plena cobertura radial a los parroquianos de Sutatenza, los municipios y departamentos aledaños con la instalación de un transmisor de mayor potencia y el Ministerio de Justicia otorgó Personería Jurídica Civil (Resolución 260 de 1949) para el funcionamiento de la radioestación administrada por ACPO.

Desde entonces, estas radioestaciones contaron con licencia oficial para usar gratuitamente el espectro radioeléctrico nacional y plena autorización para emitir programas educativos y culturales financiados por el Estado, con un radio de acción de 1.000 km. de distancia, lo cual aseguraba que sus transmisiones llegaran, más allá de la frontera colombo-venezolana, al cesar sus labores diarias hasta los hogares obreros y campesinos colombianos instalados en Táchira y Mérida.54

La recepción de la señal de Radio Sutatenza en los Andes venezolanos y el uso de sus programas y metodologías para la instrucción popular bajo la regulación diocesana, al igual que el modelo colombiano, ha sido corroborada por E. Castro al plantear que "El método, denominado Escuela Comunitaria, utilizado por Radio Occidente, se inspiró en la experiencia colombiana de Radio Sutatenza que, por cierto, se captaba con mucha facilidad en territorio venezolano, sobre todo por las noches".55

Las escuelas radiofónicas contaban para entonces con cien receptores de su señal de radio y un transmisor de 250 vatios donados un año antes por la compañía General Electric. Después de la presentación del modelo radiofónico de J. Salcedo ante las Naciones Unidas en noviembre de 1949, ese transmisor fue sustituido por uno de 1.000 vatios (1 kw.) de potencia, modelo HT1A, comprado en Estados Unidos a la misma General Electric. Su funcionamiento permanente se aseguró con una planta Diesel generadora de 220 voltios, a lo cual se sumaron otros artefactos holandeses considerados "tecnología de punta", como fueron un equipo transmisor de 25.000 vatios y de 5.000 a 30.000 receptores de banda exclusiva, todo de la marca Philips.56

Esas mejoras tecnológicas permitieron a ACPO que Radio Sutatenza fuese captada en las frecuencias de 1.580 Kcs. de la onda media y los 5.060 Kcs. de la onda corta, banda tropical de 60 metros.57 La nueva señal y su extensa cobertura fueron recibidas por mil receptores de onda media y corta que la compañía donante había distribuido y comercializado con el gobierno colombiano, como parte del novedoso proyecto de alfabetización radial promovido por el Estado y el episcopado colombiano. Las proporciones de los resultados obtenidos fueron tan grandes que para 1955 se contaba ya con treinta mil receptores contratados, nueve mil escuelas radiofónicas en todo el país y se sistematizó la experiencia tecnológica, educativa, pedagógica y conceptual alcanzada en el "Libro Azul".58 Este texto constituyó el referente curricular y organizacional de la programación radial que se emitió durante la siguiente década entre las emisoras.59

Al no resultar suficientes o eficientes las informaciones y comunicaciones radiales para alcanzar los objetivos alfabetizadores de los programas y las estrategias sonoras de educación popular integral a distancia y en cadena, el entonces monseñor J. Salcedo y los demás directivos de ACPO optaron por consolidar los planes de capacitación en los cinco ejes promovidos originalmente (salud, alfabetización, numeración, trabajo y espiritualidad), a través de una infraestructura didáctica impresa que permitió articular las estrategias pedagógicas radiales diseñadas por los directivos y empleados de la radioemisora con las actividades de aprendizaje e intercambio de saberes de los radiorreceptores, con o sin la ayuda de un tutor.

El primero de esos recursos didácticos impresos fue la cartilla de lectura Leamos y escribamos, suministrada gratuitamente en 1951 por el Ministerio de Educación Nacional como complemento de la Campaña Nacional de Alfabetización Radial. A este texto se agregó una primera edición de tres mil ejemplares de la cartilla experimental de lectura de ACPO (1953).60

Los responsables de Radio Sutatenza continuaron distribuyendo radiorreceptores "Sutatenza" para captar de forma directa y exclusiva la señal de la emisora en todo el país y asumieron el reto de crear y administrar, desde 1955, la Editorial Andes, con sus propios talleres de imprenta, mecánica y producción de medios magnéticos. En esta editorial fueron producidos otros recursos didácticos, como el periódico El Campesino (1958), distribuido gratuitamente los domingos después de misa y con fines "instruccionales", la Biblioteca del Campesino (1968-1971), los formatos de recepción y seguimiento usados por los 1.200 funcionarios de la Sección Oficial para dar respuesta a la voluminosa correspondencia escrita que era enviada por los campesinos y obreros a la sede principal de ACPO en Bogotá. Esta editorial también contaba con una planta de grabación de acetatos y una prensadora de discos para la masificación de los cursos y programas de alfabetización.

Como parte del programa de alfabetización radial también fueron publicados los manuales para la orientación de los tutores parroquiales y la instrucción autodirigida de los estudiantes radiales, a través de títulos como: Cartilla Básica (lectura, escritura y aritmética inicial), Nuestro Bienestar (higiene y salud comunitaria), Hablemos Bien (lengua castellana), Cuentas Claras (matemáticas) y Suelo Productivo (técnicas y temas de agricultura), 61 entre otros; textos didácticos que recibieron asistencia técnica, pedagógica y editorial de la UNESCO y los Hermanos Cristianos de La Salle (1953-1957), quienes estaban interesados en replicar y expandir el modelo educativo radiofónico de Sutatenza. Estos proyectos editorial fueron financiados también por congregaciones pontificias, las organizaciones católicas alemanas, el Banco Mundial, el BID y la AID de Estados Unidos.62

Dos décadas después de ser creada, Radio Sutatenza contaba con una potencia de emisión de 600 kv., 19 horas de emisión diaria ininterrumpida y una plataforma de programación definida en el Libro Rojo (1969).63 A través de esa nueva plataforma, se dispuso dividir la programación acorde con las necesidades e intereses matutinos y vespertinos de los oyentes, organizar los programas por franjas de formación y agregar franjas temáticas asociadas con música, deportes, radionoticieros con reporteros de cada región, conocimientos generales (agricultura, economía doméstica, higiene y salud), campañas de mejoramiento y prevención (suelo, vivienda, salud, nutrición, recreación y procreación).

También se insistió en la importancia de socializar en vivo algunas de las cien mil cartas de los estudiantes y radioyentes que participaron en la encuesta nacional sobre los resultados y experiencias con el modelo pedagógico y el recurso tecnológico promovido por la ACPO. Todas esas acciones fueron transversalizadas y retroalimentadas con el fortalecimiento y continuidad de los cursos periódicos de capacitación y formación de nuevos líderes, tutores y representantes campesinos llegados a Sutatenza desde lugares tan distantes como las parroquias de la frontera colombo-venezolana. Estos tutores que se convirtieron, a su regreso, en los promotores y defensores del modelo de la ACPO, a través de las escuelas radiofónicas conformadas en sus parroquias de origen.

Ese fue el caso de la tutora Hilaria Gutiérrez Botello. Inspirada por la existencia de escuelas radiofónicas para "brindar a todos los campesinos del país una educación integral que les permitiera mejorar sus condiciones de vida",64 al igual que su hermano, decidió partir de su natal Gramalote hacia Sutatenza para formarse como dirigente campesina (1963). Al regresar, fue representante parroquial de las escuelas existentes en las veredas cercanas, así como coordinadora y supervisora de las escuelas existentes en las parroquias ubicadas a lo largo de la frontera colombo-venezolana, como eran Salazar, Lourdes, Sardinata y Santiago, bajo la estricta supervisión de los curas párrocos y los representantes diocesanos. Entre 1963 y 1967, llegó hasta esos remotos lugares haciendo diariamente extensas jornadas a pie cual "misionera" de la educación integral.

El reconocimiento a su trabajo y dedicación le permitieron volver a Sutatenza para realizar el curso de "líder local", inspirada por el pragmatismo social y pastoral de monseñor J. Salcedo (responsabilidad y libertad, dignidad, justicia, solidaridad, cultura y desarrollo). Durante este tiempo, Hilaria Gutiérrez conoció a Pablo VI, al ser parte del grupo de logística en "Primeros Auxilios" que atendió la visita del pontífice a Colombia en 1968. Su experiencia se consolidó con la participación en el curso de "líder educativa" (1970-1971), a partir del cual se le delegó la responsabilidad de coordinar a tiempo completo las escuelas radiofónicas de las parroquias fronterizas de El Carmen de Nazaret, Santiago, San Cayetano y Cornejo, adscritas a la Diócesis de Cúcuta. Posteriormente, reafirmó su condición como coordinadora al ser encargada de las escuelas radiofónicas de San Gil, Barrancabermeja, Cáchira, La Esperanza y La Vega (1972), en la zona de frontera de agropecuaria del valle del río Magdalena.

El trabajo de Hilaria, reflejo del accionar de los demás líderes y tutores que participaron en la difusión y consolidación del modelo ACPO en los Andes como en la frontera colombo-venezolana, se resume en testimonios como el siguiente sobre su carisma y voluntariado en pro de la Acción Católica promovida por el clero colombiano:

El trabajo en San Cayetano fue uno de los más difíciles de todos mis años como líder. La mayoría de los habitantes eran cristianos evangélicos y consideraban mi trabajo y el de ACPO como el de simples evangelizadores de una fe distinta a la suya. Al principio hubo bastante resistencia, pero como tantas veces nos dijo Monseñor: "no debíamos rendirnos, ni esconder la cabeza como las lechuzas", así que pedí ayuda al pastor, quien primero me abordó y de alguna manera probó mis conocimientos sobre la Biblia, y cuando se dio cuenta de que no era una campesina ignorante en materia religiosa, me ayudó bastante a cumplir mi tarea.65

En cuanto a los procesos de pedagogía, didáctica y evaluación que aprendían los líderes campesinos en los cursos que realizaban en Sutatenza para ser reconocidos como tutores de sus comunidades, H. Gutiérrez hacía énfasis en que:

(...) salíamos muy temprano hacia las veredas y las recorríamos hasta las cuatro de la tarde más o menos, después citábamos a todos los campesinos que hubiéramos visitado en la casa cural o la escuela del municipio donde realizábamos una jornada especial que apoyara el trabajo de ese día: se presentaban diapositivas, videos, o se efectuaban talleres prácticos. Al final del mes, cuando ya se había visitado toda la región, se hacía un curso de extensión, donde se revisaba todo el trabajo hecho, se recogían las impresiones de los campesinos sobre los temas y las metodologías empleadas y, en general, se evaluaban todos los aspectos del proyecto radiofónico.66

La programación nocturna de Radio Sutatenza (o programas B), que llegaba hasta los Andes venezolanos, se caracterizó por la consolidación del Plan Nacional en Educación Fundamental Integral -EFI-,67 a través de una franja radial de formación y alfabetización (alfabeto, número, salud, economía, trabajo, espiritualidad), acorde al nivel básico (90 horas) o progresivo (dos años) de los estudiantes a distancia, previamente inscritos y reconocidos por ACPO, la cual contaba con repeticiones en diferentes horarios.

De tal modo, se garantizaba la instrucción primaria y la continuidad formativa a niveles avanzados a los campesinos y obreros desde sus lugares de residencia o en los lugares de estudio, donde se concentraban en torno a un radiorreceptor común, con la ayuda de su tutor y el apoyo de las cartillas, libros, películas, discos de acetato, periódicos, etc., donados por el Estado, organizaciones privadas nacionales o comunidades católicas extranjeras, especialmente alemanas, a cada escuela radiofónica.68 La franja educativa requería que las radioestaciones propias o aliadas al proyecto alfabetizador se conectaran al mismo tiempo en cadena nacional a la señal emitida por Radio Sutatenza, potencializando o haciendo más accesible su recepción a todos los estudiantes del país.

De no ser posible captar la señal radial por los accidentes geográficos, la falta de radiorreceptores, la carencia de energía eléctrica, etc., las comunidades educativas, las juntas de acción comunal y los comités cívicos solicitaban por escrito el envío de las grabaciones de las clases emitidas en acetatos, un reproductor portátil de los discos y los manuales de estudios complementarios editados por ACPO.69 La experiencia obtenida en la educación primaria para los sectores campesinos y obreros conllevó la necesidad de garantizar su continuidad educativa, así como propiciar la formación abierta, flexible y a distancia de la anhelada educación secundaria. La culminación del bachillerato se consideraba, para entonces, la principal garantía de progreso social y mejora de los ingresos materiales de los trabajadores.70

A partir de 1971, la función de la Iglesia católica, como institución moralizadora del país y líder en las acciones tecnológicas de educación a distancia, se centró en la atención del servicio de enseñanza y desarrollo de cada comunidad cristiana. El modelo productivo de ACPO, sustentado en la "industria cultural", a la par que incrementó la producción y la reproducción creciente del capital invertido en la educación popular, contribuyó en la prestación de mejores servicios educativos, la reutilización social de las ganancias y el fomento del "desarrollo" como resultado de la intervención de las comunidades, a través de grupos organizados que entendían la cultura como "una tarea que se debe construir de manera cotidiana, en forma masiva y popular".71 Giro ideológico y administrativo que empujó al enfrentamiento de las directivas de ACPO con el episcopado y el Estado colombiano y, con ello, a su decadencia interinstitucional y financiera.

En la frontera colombo-venezolana, el fomento de la alfabetización y la educación cultural a través de las radioestaciones estatales fue presentado y recomendado por la prensa escrita desde inicios de 1954 como demostración del interés de cada gobierno central por garantizar la alfabetización. Sin asumir la radiodifusión como sustituto mediático o peligro para la industria de los periódicos, los editorialistas expresaban que:

(...) la misión que la radio está llamada a realizar en este orden de ideas y de principios, no puede ser encarecida lo bastante ya que este portentoso medio que la ciencia ha puesto al servicio del hombre, por el acceso que tiene a todos los grupos sociales y por el creciente influjo que ostenta en todo género de actividades, puede llevar a campañas de singular trascendencia para la vida de los pueblos.72

Los esfuerzos de Radio Sutatenza y ACPO por la alfabetización y capacitación sociocultural en Santander se evidenciaron, a su vez, en una generación de diez mil adultos, quienes aprendieron a leer y escribir por hacer parte de la campaña radial de alfabetización promovida y regulada por las escuelas radiofónicas. Esta labor requirió inversiones públicas locales y departamentales para la "redención cultural", como fueron la compra, hacia 1953, de 550 aparatos de radio y el nombramiento de los inspectores que organizaron y controlaron el funcionamiento de cada una de las escuelas radiofónicas.73 La consecuencia de todo ese plan nacional por unificar inversiones y tareas a favor de una educación virtual y en cadena fue llevar "a los colombianos un mensaje de fe en los valores del espíritu y un estímulo generoso a los mejores empeños de la inteligencia", con lo cual la radiodifusión se convirtió en "alta cátedra para propagar las ideas del país en tópicos de tanta trascendencia y permite aprovechar este maravilloso descubrimiento en servicio de los más encumbrados intereses de la patria".74

Como "industria cultural"75 de incuestionables resultados y aportes al país, el modelo de radiodifusión de Radio Sutatenza se convirtió en símbolo del primer proyecto oficial de educación virtual y en cadena, en estrategia integral y efectiva para la apropiación de las innovaciones tecnológicas educativas, en alternativa de cobertura y calidad a través de un modelo pedagógico de alto impacto socioeconómico y, especialmente, en ejemplo de la primera gran empresa social del catolicismo colombiano,76 entre 1947 y 1992. Los resultados de medio siglo de acción social y educativa, en la que se articularon todas las tecnologías didácticas existentes, han sido resumidos a través de cifras de gestión como las siguientes:

Se distribuyeron 6.453.937 cartillas de Educación Fundamental Integral en 955 municipios del país. El periódico El Campesino editó 1.635 números consecutivos para un total de 75.749.539 ejemplares. Se respondieron 1.229.552 cartas provenientes de los alumnos y oyentes de las emisoras y de los lectores del periódico. Se formaron 20.039 dirigentes campesinos. Se realizaron 4.365 cursos de extensión en 687 municipios del país. Las emisoras de la cadena de Radio Sutatenza transmitieron programas durante un total de 1.489.935 horas. Se repartieron 690.000 Disco Estudios en conjunto con 170.000 cartillas, las cuales se hicieron llegar a 687 localidades.77

Conclusiones

A diferencia de los enfoques historiográficos que estudian a Radio Sutatenza y el programa de Alfabetización de ACPO como un proyecto político e ideológico de control y regulación moral de los campesinos y obreros, a través de las estructuras parroquiales del clero católico, o de aquellas que centran su atención en los procesos de emisión, recepción y retorno sociopolítico de las comunicaciones en masa a través de los instrumentos ideológicos del Estado, este artículo ha planteado la importancia de analizar, desde una perspectiva diferente, el papel de la radiodifusión en cadena, al profundizar en el enfoque tecnológico, civilizador y de educación popular "integral" que promovieron y financiaron los empresarios radiales a la par que las organizaciones religiosas y las agremiaciones políticas de Colombia y Venezuela desde mediados del siglo XX.

La educación radiofónica en cadena constituyó la primera estrategia de educación virtual o a distancia en los Andes colombo-venezolanos. Así mismo, en la historia de los orígenes y la consolidación de la radiodifusión en Iberoamérica, fue en esa misma frontera en donde la industria cultural radiofónica fue establecida a partir de radios "experimentales" que cumplían la doble tarea de masificar el currículo estatal (radio moralista y civilizadora) y promover acciones cívicas de desarrollo comunitario (radio popular y alfabetizadora).

Tipificación a la cual se sumó el uso de la radiodifusión como recurso de explotación privada por sociedades comerciales constituidas para tal fin (radioestaciones en cada ciudad capital aliadas a una cadena nacional), así como empresa sociocultural del Estado para expandir la civilización, moralización y reafirmación del nacionalismo bipartidista (radiodifusoras nacionales y universitarias) y como medio interinstitucional para consolidar planes y acciones de educación y alfabetización popular, cuyo mejor ejemplo fue la radioestación creada y dirigida por el presbítero José Joaquín Salcedo desde 1947.

La campaña radial alfabetizadora liderada por la Fundación ACPO, a través de Radio Sutatenza, como parte del EFI, requirió complementar la innovadora tecnología educativa radiofónica con objetos tradicionales de enseñanza y aprendizaje desde el siglo XIX. Además de eso, la aparición de materiales didácticos continuamente mejorados, considerando la experiencia de líderes campesinos como Hilaria Gutiérrez quienes apoyaron carismáticamente el trabajo de las escuelas radiofónicas de los padres Salcedo y Sabogal en las parroquias de la frontera andina colombo-venezolana, fueron elementos innovadores y de suma importancia en la experiencia radiofónica.


Pie de página

1 Manuel Castells, La era de la información (Madrid: Alianza, 1996) 362-368.
2 Marcela Uribe, "Del cinematógrafo a la televisión educativa: El uso estatal de las tecnologías de la comunicación en Colombia (1935-1957)", Revista Historia Crítica 28 (2005): 27-58.
3 Castells 362-368.
4 Uribe 27-58.
5 Luis Pérez, "Cuando me aburras, morirás: ¿Cómo aprender historia sin estudiarla?", Cuestiones Revista del Centro de Investigación en Ciencias Sociales, Educación y Artes 4.8 (2008): 45-56.
6 Luis Pérez, "Las ciencias universales aprendidas desde las experiencias locales por medio de los libros electrónicos versátiles (Veb). El caso de la colección Ciencias de Piedecuesta", Memorias XIV Encuentro internacional Virtual Educa Colombia 2013 (Medellín: Ministerio de Educación Nacional, 2013) 1-13.
7 Arturo Merayo, "La estimulante diversidad de la radio iberoamericana", La radio en Iberoamérica. Evolución, diagnóstico y prospectiva, coord. Arturo Merayo (Sevilla: Comunicación Social, 2007) 11.
8 Merayo 13, 16.
9 Luis Pérez, Impacto de las tecnologías educativas empleadas para la solución de las necesidades sociales y económicas en la región de Santander, 1857-1957 (Bucaramanga: Universidad Autónoma de Bucaramanga, 2011).
10 Radio Nacional de Colombia, Cuéntame una historia de radio (Bogotá, RCTV, 2010).
11 "Radio Sutatenza - Biblioteca del Campesino" (1947-1994), Archivo Banco de la República (ABR) / Biblioteca Luis Ángel Arango / Red de Bibliotecas Bogotá, Bogotá         [ Links ], Fondo ACPO,         [ Links ] Radio Sutatenza.         [ Links ]
12 P. Gomes, Tópicos de teoría de la comunicación (San Leopoldo: Unisinos, 2004) 17.
13 Hernando Vaca, "Procesos interactivos mediáticos de Radio Sutatenza con los campesinos de Colombia. (1947 - 1989)", Signo y Pensamiento 30.58 (2011): 256.
14 Filho Barbosa, Géneros radiofónicos (Sao Paulo: Paulinas, 2003) 109-113.
15 Vaca 256-257.
16 Pérez, Impacto de las tecnologías...
17 Reynaldo Pareja, Historia de la radio en Colombia 1929-1980 (Bogotá: Servicio Colombiano de Comunicación Social, 1984).
18 Luis Fernando Múnera, La radio y la televisión en Colombia (Bogotá: APRA, 1992) 9.
19 Renán Silva, "Ondas nacionales, la política cultural de la República Liberal y la Radiodifusora Nacional de Colombia", Análisis Político 41 (2000): 4.
20 Pareja 18.
21 Rodolfo Gómez, "La radio en Colombia", La radio en Iberoamérica. Evolución, diagnóstico y prospectiva, cord. Arturo Merayo (Sevilla: Comunicación Social, 2007) 140.
22 Pareja 20-21.
23 Pareja 22.
24 Carlos Cogollo, Historia de la radiodifusión en Bucaramanga (Bucaramanga: Universidad Industrial de Santander, 2007) 21.
25 Cogollo 23-24.
26 Cogollo 40.
27 Cogollo 28-31.
28 Pérez, Impacto de las tecnologías...
29 Vanguardia Liberal [Bucaramanga] 2 jun. de 1938.
30 Vanguardia Liberal [Bucaramanga] 8 sep. de 1938
31 Cogollo 9.
32 "Artículo del Radio", Patria [Mérida] 26 ago. 1930. 4.
33 Edison Castro, "La radio en Venezuela", La radio en Iberoamérica. Evolución, diagnóstico y prospectiva, cord. Arturo Merayo (Sevilla: Comunicación Social, 2007) 417-419, 422-423. Sobre los orígenes de la radio en Venezuela, como un fenómeno que se gestó en Caracas pero que se consolidó con las radioestaciones en los Estados occidentales, costeros (Zulia) y andinos (Táchira), se destacan los trabajos de Miguel Arapé, 1930-1980, de la Broadcasting Caracas a Radio Caracas Radio (Caracas: Radio Caracas, 1980); Alfredo Cortina, Historia de la radio en Venezuela (Caracas: Fundarte, 1995); José Antonio de Armas, Historia de la radiodifusión en Venezuela (Caracas: Cámara Venezolana de la Industria de la Radiodifusión, 1975); Héctor Escalante, La radio en el Zulia, 60 años de historia (Maracaibo: Cámara Venezolana de la Industria de la Radiodifusión, 1993) y Lisbeth Andrade "El Radio Receptor como representación de la urbanidad merideña (1926-1936), Presente y pasado Revista de Historia 13.26 (2008): 293-302.
34 Yimber Gaviria, La radio en el tiempo (Venezuela: CDXA, 2012).
35 Castro 420.
36 Castro 420.
37 Pérez, Impacto de las tecnologías...
38 Castro 421.
39 Radio 2010.
40 Pareja 91.
41 Pérez, Impacto de las tecnologías...
42 Catalina Castrillón, "La radio educadora: solución para una patria inculta. La actividad radial en Colombia, 1930-1940", Prácticas, Territorios y Representaciones en Colombia 1849-1960, ed. Diana Luz Ceballos (Medellín: Universidad Nacional, 2009) 129-145.
43 Alba López, "Un lugar para otear el mundo: La casa de las dos palmas del novelista colombiano Manuel Mejía Vallejo", Boletín de Antropología 25.42 (2011): 175-202.
44 Alejandro Álvarez, Los medios de comunicación y la sociedad educadora ¿Ya no es necesaria la escuela? (Bogotá: Magisterio, 2003) 68.
45 Pareja 90.
46 Ivonne Calderón, "Escuelas radiofónicas: amalgama de educación, cultura y evangelización. Acción Cultural Popular llega a las parroquias de Pamplona, 1954-1957", Anuario de Historia Regional y de las Fronteras 18.2 (2013): 409-437.
47 José Rueda, "Acción cultural popular", Credencial Historia 118 (1999). Disponible en: http://www.banrepcultural.org/node/32921.
48 Hernando Bernal, José Joaquín Salcedo Guarín y la construcción del modelo de industria cultural (Bogotá: Banco de la República, 2012).
49 Gómez 146.
50 Biblioteca Luis Ángel Arango, Radio Sutatenza: puntos de partida para una historia (Bogotá: Banco de la República, 2012).
51 S. Ferrer, Informe de la misión sobre labor e influencia de las escuelas radiofónicas (Bogotá: UNESCO, jun. de 1959).
52 Radio Sutatenza 1947-1994.
53 Pérez, Impacto de las tecnologías... 157.
54 Hernando Bernal, "Radio educativa para el desarrollo rural: el precursor Radio Sutatenza y Acción Cultural Popular, su influencia en la región", Radio y democracia en América Latina, ed. Ana Rosa Tealdo (Perú: Instituto para América Latina -IPAL-, 1989).
55 Castro 439.
56 Bernal, José Joaquin 2012.
57 Pareja 91.
58 Radio Sutatenza 1947 - 1949.
59 Sobre Acción Cultural Popular como una estrategia parroquial de "Educación Fundamental Integral" (1946-1953) y organización católica comprometida con las tareas pastorales y moralizadoras del clero episcopal colombiano (19531989), ante la amenaza del ateísmo comunista, el libertinaje imperialista o la desinstitucionalización eclesial promovida por las iglesias de los misioneros protestantes, son de destacar los trabajos de Ricardo Arias, El episcopado colombiano. Intransigencia y laicidad (1850-2000) (Bogotá: Ediciones Uniandes, 2003); María Piedad Fino, Acción Cultural Popular (1957-1973). Historia e ideario. Monografía en Historia, Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2005; Luis Sarmiento y José Lima, "Acción Cultural Popular en los albores: filosofía del movimiento pedagógico y la educación popular en Colombia", Eccos Revista Científica 9.2 (2007): 409-443; Camilo Torres y Bertha Corredor, Las escuelas radiofónicas de Sutatenza - Colombia (Bogotá: Feres Cis, 1961) y Hernando Vaca, "Procesos interactivos mediáticos de Radio Sutatenza con los campesinos de Colombia (1947-1989)", Signo y Pensamiento 30.58 (2011): 254-269.
60 Radio Sutatenza 1947-1994.
61 Pareja 90-95.
62 Hernando Bernal, Radio Sutatenza: Un modelo colombiano de industria cultural y educativa (Bogotá: Banco de la República, 2012).
63 Biblioteca Luis Ángel Arango, Radio Sutatenza...
64 Entrevista a Hilaria Gutiérrez Botello. Bogotá, febrero de 2012. [realizada por Tatiana Torres, periodista del Banco de la República].
65 Entrevista a Hilaria Gutiérrez Botello.
66 Entrevista a Hilaria Gutiérrez Botello.
67 Hernando Bernal, Educación fundamental integral. Teoría y aplicación en el caso de ACPO (Bogotá: Acción Cultural Popular, Editorial Andes, 1978).
68 Rueda.
69 Radio Sutatenza 1947-1994.
70 Hernando Bernal, El modelo educativo, empresarial y cultural de ACPO: Una innovación y una utopía, (Bogotá: Banco de la República, 2012).
71 Bernal, El modelo educativo...
72 Cogollo 44.
73 Cogollo 46.
74 Pérez, Impacto de las tecnologías... 159.
75 Hernando Bernal, ACPO Radio Sutatenza: De la realidad a la utopía (Bogotá, Fundación Cultural Javeriana, 2005).
76 José Arturo Rojas, "Radio Sutatenza y Acción Cultural Popular (ACPO): Los medios de comunicación para la educación del campesino colombiano". Tesis de Maestría. Bogotá: Universidad de los Andes, 2009.
77 Bernal, Radio Sutatenza.

OBRAS CITADAS

I. Fuentes Primarias

Archivos

Archivo Banco de la República (ABR) / Biblioteca Luis Ángel Arango / Red de Bibliotecas Bogotá, Bogotá.

Fondo ACPO.

Radio Sutatenza.

Publicaciones periódicas

Periódicos

Vanguardia Liberal [Bucaramanga] 1938.         [ Links ]

Patria [Mérida] 1930.         [ Links ]

Entrevistas

Entrevista a Hilaria Gutiérrez Botello. Bogotá, febrero de 2012. [Realizada por Tatiana Torres, periodista del Banco de la República]         [ Links ].

II. Fuentes Secundarias

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