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Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura

Print version ISSN 0120-2456

Anu. colomb. hist. soc. cult. vol.42 no.2 Bogotá July/Dec. 2015

https://doi.org/10.15446/achsc.v42n2.53339 

http://dx.doi.org/10.15446/achsc.v42n2.53339

Avatares políticos y políticas sociales. El centro de la provincia de Buenos Aires, a comienzos del siglo XX

Vicissitudes of Politics and Social Policies: the Center of the Province of Buenos Aires at the Beginning of the 20th Century

Transformações políticas e políticas sociais. O centro da província de Buenos Aires no início do século XX

YOLANDA DE PAZ TRUEBA*
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas —Conicet— Universidad Nacional del Centro de la Provincia Buenos Aires, Argentina
* yolidepaz@gmail.com

Artículo de investigación
Recepción: 17 de diciembre de 2014. Aprobación: 1 de julio de 2015

Cómo citar este artículo
Yolanda de Paz Trueba, "Avatares políticos y políticas sociales. El centro de la provincia de Buenos Aires, a comienzos del siglo XX", Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura 42.2 (2015): 327-351.


Resumen

En los primeros años del siglo XX, tuvo lugar en Azul, centro de la provincia de Buenos Aires, una serie de contingencias políticas que demandaron gran atención de las autoridades de turno. En este ensayo la pregunta es sobre el lugar que ocuparon las demandas de carácter social en la agenda de los gobernantes, y se indagan las funciones desarrolladas por el poder municipal y por la sociedad civil a la hora de atender esas necesidades; se complejiza el sentido que se le atribuye habitualmente al papel político que tuvieron las instituciones de beneficencia, emanadas de dicha sociedad. Se resalta la gravitación de los líderes locales en espacios no exclusivamente políticos.

Palabras clave: Argentina, provincia de Buenos Aires, cuestión social, política, poder municipal, líderes locales.


Abstract

In the first years of the 20th century, a series of political contingencies took place in Azul, the center of the province of Buenos Aires, which demanded the attention of the authorities. This essay questions the place the social demands occupied in the agenda of the authorities and the functions developed by the municipal power and the civil society to attend to those necessities; the role politics habitually attributed to the charity institutions issuing from this society is given a more complex interpretation. It highlights the gravitation of the local leaders to spaces not exclusively political.

Keywords: Argentina, province of Buenos Aires, social question, political question, municipal authorities, local leaders.


Resumo

Nos primeiros anos do século XX, aconteceu em Azul, centro da província de Buenos Aires, uma série de contingências políticas que exigiram grande atenção das autoridades no poder. Neste ensaio, a pergunta é sobre o lugar que ocuparam as exigências de caráter social na agenda dos governantes, e se indagam as funções desenvolvidas pelo poder municipal e pela sociedade civil na hora de atender a essas necessidades; torna-se complexo o sentido que se atribui habitualmente ao papel político que as instituições beneficentes tiveram, emitidas por essa sociedade. Ressalta-se a gravitação dos líderes locais em espaços não exclusivamente políticos.

Palavras-chave: Argentina, província de Buenos Aires, questão social, política, poder municipal, líderes locais.


Introducción

Un cronista del diario El Día de La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, señalaba en 1900 que: "La ciudad de Azul es una de las más hermosas y mejor cuidadas de la provincia [...]. Toda su edificación es de material, de estilo muy moderno, sus calles están pavimentadas [...]". Además decía que la modernidad se manifestaba también en su sociabilidad ya que "En el Azul se cultivan todas las aristocráticas costumbres de la metrópoli y es como allí, tan familiar el lujo, el confort y los hábitos familiares y sociales [...]". Si bien no dejaba de mencionar algunas falencias como la falta de alumbrado moderno (ya que aún se conservaba el de kerosene), o la carencia de aguas corrientes, se deshacía en elogios hacia esa pujante ciudad del centro de la provincia que, afirmaba, estaba llamada "[...] a ser un gran centro, con influencia positiva en una extensísima zona, lo mismo en el sentido político comercial e industrial".1

La prensa local no fue ajena a estos adelantos al observar poco después que Azul "[...] se distingue por sus bonitos edificios y sus amplias calles bien pavimentadas [...]",2 si bien dejaba claro que había aún mucho por hacerse. Conforme los sucesos políticos se hacían más complejos, sostenía que, hacia mediados de la primera década del siglo, el progreso parecía hacerse cada vez mas esquivo. Así afirmaba que "[...] el ambiente en que vivimos estos días, no es ya el mismo de cuando sonaba el martillo del empedrador [...] verdad es: respiramos ahora otro aire. He aquí a la ciudad transformada en un poblado gris [...]".3 Esto no tenía otra causa, según sostenía, que los avatares políticos que entorpecían el camino hacia el progreso, en un contexto atravesado por la violencia y las dificultades para el funcionamiento adecuado de la vida institucional. La presencia intimidatoria de la policía en días de elecciones, las imposiciones de candidatos por la fuerza antes que por la cantidad de votos obtenidos, la dificultad para instalar las autoridades elegidas, la presencia casi constante de comisionados municipales4 ante las reiteradas acefalías y hasta el funcionamiento de municipalidades paralelas fueron, en Azul, elementos constitutivos del paisaje político del periodo que se analiza.5

Esos altibajos de la política hacían que, como decía El Imparcial, entre tanto

[...] las obras de pavimentación, el nuevo mercado, las aguas corrientes, el hospital, las urgentísimas obras públicas, en fin por las que tanto ansía el vecindario, están ahí, reducidas a simples proyectos, esperando [331] una buena alma que las lleve a cabo.6

Los comentarios de los medios de prensa antes citados, son solo unos pocos ejemplos de los contrastes de una ciudad en pleno crecimiento en la que el desarrollo urbano, la complejización social producto del arribo de inmigrantes7 y el crecimiento económico, no se vieron acompañados por la modernización política.

En el contexto comentado, en este trabajo nos preguntamos sobre el lugar que ocuparon, en la agenda convulsionada de los gobernantes locales de turno, las demandas de carácter social y, entre ellas, las vinculadas con las problemáticas de la infancia. Se busca indagar acerca de las funciones desarrolladas por el poder municipal a la hora de atender estas necesidades y cuál fue el papel que le cupo a la sociedad civil en esas mismas tareas.

Si bien los discursos que plantearon la necesidad de atender estas contingencias sociales no fueron privativos del espacio analizado, la historiografía ha centrado su atención casi exclusivamente en la ciudad de Buenos Aires. La provincia del mismo nombre, entre tanto, no ha recibido casi atención al respecto, a pesar de su importancia geográfica, política y económica. De allí que pretendemos acercarnos a la relación entre la sociedad civil y el poder local, que, entendemos, plagada de sentidos políticos, para reflexionar una vez más sobre la conformación del Estado moderno y sus singularidades, desde un espacio marginal respecto de las grandes ciudades, donde han sido estudiadas estas cuestiones hasta el momento.8 Parafraseando a Bohoslavsky y Soprano, se trata de emprender un "[...] recorrido hacia la periferia" intentando dar cuenta del funcionamiento del Estado desde un espacio local, dejando así [...] de mirar al Estado desde su corazón: las ciudades capitales y las agencias del poder ejecutivo nacional [...]",9 a partir de la relación de sus miembros con instituciones encargadas de llevar a cabo políticas sociales. Buscamos abordar ese Estado, no como un actor unívoco y coherente, sino desde las acciones emprendidas por quienes formaron parte de él, en el periodo analizado, escrudiñando en las políticas, pero también y, sobre todo, en sus ejecutores, en los agentes y agencias que las plantearon y en las acciones y reacciones de aquellos a quienes estuvieron destinadas. Se trata, en síntesis, de observar al Estado desde las acciones de sus funcionarios, poniéndoles un "rostro humano" y de mostrar "[...] el peso de las relaciones no públicas en la vida pública".10

Azul: entre el crecimiento y las acefalías municipales

La caída de Julio Costa, gobernador de la provincia de Buenos Aires, en 1893, causada por dos levantamientos políticos simultáneos (uno de la Unión Cívica Radical y otro de la Unión Cívica Nacional),11 parecía haber traído ciertos aires de renovación en materia política en la provincia de Buenos Aires. En principio, como sostienen Bertoni y de Privitellio, en el contexto de una sociedad que se expandía y se complejizaba, la crisis en la que parecía sumido el régimen político nacional estimuló la participación de sectores que devinieron en actores y líderes políticos nuevos. Sin embargo, estos cambios no fueron mucho más allá del fin del predominio del Partido Autonomista Nacional —PAN— como partido dominante en la provincia, y del reacomodamiento de las fuerzas políticas que se disputarían, en los años sucesivos, el control del estado provincial.12 Si bien aumentó el número de votantes dispuestos a concurrir a las urnas, ante la posibilidad de contar con más alternativas a la hora de sufragar, lo cierto es que las prácticas y aspiraciones políticas de esas opciones en poco diferían del antes predominante PAN. Las divisiones partidarias no se basaban en diferencias ideológicas, sino en intereses puramente particulares.

Acorde con este ambiente provincial de cambios, a finales de 1890 se formó, en Azul, el comité local de la Unión Cívica Nacional, en cuyo frente estaba el hacendado local Eufemio Zavala y García, pero la Unión pronto se vio dividida en dos: Unión Cívica Nacional y Unión Cívica Radical. No obstante, esta pluralidad de agrupaciones poco alteró el ambiente político azuleño.

A pesar del surgimiento de nuevas figuras políticas como la de Ángel Pintos, prestigioso médico que se convirtió, por esos años, en líder indiscutido y encabezó la facción que a principios del siglo XX se opuso en Azul al gobernador Ugarte (representante del autonomismo) y a sus seguidores locales,13 quien, mas tarde, accedió a puestos de relieve en la política provincial y nacional, no fue este momento el fin de la preponderancia de las antiguas fuerzas. Por el contrario, se exacerbaron los personalismos en un momento en el que la arquitectura institucional de la provincia descansaba sobre un sistema que, en los tramos finales del siglo, dio protagonismo renovado a la figura del líder político local y sus entramados relacionales. Estos, con sus caudales de votos podían asegurar o frustrar victorias electorales locales que repercutían en las dirigencias provinciales y nacionales exacerbando la inestabilidad política de los espacios locales. Al decir de Ezequiel Gallo, ese personalismo sería uno de los rasgos perdurables de la cultura política argentina, con gran influencia en el funcionamiento de la vida institucional, y que si bien no fue exclusivo de este país, sí se dio, según el autor, con una gravitación que no era habitual en otros lugares; tanto así que "[...] el apoyo a un líder, por encima de las agrupaciones y programas, fue, con bastante frecuencia, el principal factor de identificación política".14 La situación de inestabilidad institucional en Azul, lejos de ser una excepción, formó parte de un escenario provincial repetido año tras año y, en gran parte, como señalaba El Pueblo, se relacionaba con:

Vivimos todavía en pleno caudillaje. Nuestra absoluta carencia de educación política, favorece los intereses del personalismo estrecho [...]. Las instituciones, las reformas, los progresos, la producción nacional y la manera de favorecerlas, las leyes monetarias y otras decisiones de capital interés para el país no tienen, al parecer, para nuestros políticos, sino una importancia secundaria [...].15

En noviembre de 1901, El Imparcial exponía que la justicia provincial se había expedido sobre la lista ganadora de unas reñidas elecciones previas: aquella comandada por Ángel Pintos.16 El diario citado, claro defensor de la facción de Pintos y su causa, celebraba el hecho de tener municipalidad, aunque reconocía que la instalación se dio en medio de disputas, pues el comisionado Crescencio Acosta, se negó a entregarle el municipio a Pintos y lo hizo impelido por la fuerza pública.17

Esta situación empeoraría al año siguiente. En enero de 1902, en el marco de un proceso eleccionario, destinado a elegir candidatos a municipales y consejeros escolares, El Imparcial no dudó en referirse a los sucesos del 19 de ese mes como un "vergonzoso simulacro".18 Si bien, como relató el periódico, tres listas se disputaron la victoria, la jornada concluyó con un arreglo impuesto por una de esas facciones con la ayuda de la policía local. Frente a la imposibilidad de tener las garantías necesarias ante la violencia reinante en el atrio, los Cívicos Nacionales que gozaban de la mayoría de los votantes, según la exposición pormenorizada de El Imparcial, se retiraron del lugar con la intención de instalar los comicios en otro sitio. Pero la facción identificada con el gobernador Ugarte, sabiéndose no poseedora del número necesario para imponerse, los persiguió hasta la puerta del lugar donde aquellos pretendían adelantar las elecciones, acompañados por la policía. Así, mediante la presión, lograron llegar a un acuerdo que, tal como describe el diario, se trató más bien de un "[...] arreglo impuesto por el inspector de policía, colocado incondicionalmente al servicio de determinada y demasiado conocida fracción política".19

Ante una situación similar, a finales de ese año, El Imparcial llamó a los ciudadanos a volcarse a las urnas, a dejar de lado la apatía cívica que decía observar en Azul, frente a comicios cuyo resultado para nadie sería novedoso. Según denunció, la facción liderada por Enrique Frers y Héctor Urioste, identificada con Ugarte, contaba con la promesa de este, de tener a su favor la complicidad de la policía, gracias a la cual podrían "apropiarse" de la situación local.20

Tras los comicios, el grupo que respondía a Frers y reclamaba la victoria, tomó la Casa Municipal, razón por la cual no se pudo instalar formalmente la nueva municipalidad. Los concejales manifestaron su preocupación por esta situación, así como la imperiosa necesidad de adoptar alguna resolución, pues, como señalaba el concejal Castellar, no había "[...] garantías de ninguna clase desde que la autoridad policial no presta su concurso".21 Lo cierto es que, de hecho, estaban funcionando dos municipalidades: la supuestamente ganadora de las elecciones legalmente, y la comandada por Frers, declarada en sesión permanente, ocupando el recinto municipal. Una vez más, sería la justicia quien determinaría el final del conflicto.22

Desacuerdos similares, llevaron a episodios más desafortunados en 1906. El 26 de noviembre de ese año, la siesta azuleña se vio abruptamente interrumpida por una tragedia sin precedentes: una reyerta política en el Concejo Deliberante, con motivo de la instalación de las autoridades municipales, derivó en una balacera que puso fin a la vida de Eufemio Zavala y García, exdiputado y, a la sazón, presidente del Concejo.

En una elección celebrada en junio de ese año, para renovar autoridades locales, se enfrentaron tres facciones políticas. Si bien como señaló El Porvenir "[...] en esta ocasión las promesas de una elección libre, el dejar a las agrupaciones la completa libertad de acción a sus propias fuerzas había hecho nacer otra vez el entusiasmo [...]",23 el desenlace desmintió estas expectativas. Habiendo resultado vencedora la lista del Comité Popular, comandada por Ángel Pintos, los ugartistas azuleños desconocieron la victoria y, tomando la municipalidad, se constituyeron por la fuerza como autoridad gobernante. Los seguidores de Pintos, por su parte, se instalaron como autoridad también, dándose, en los hechos, la existencia y funcionamiento, una vez más, de dos municipalidades simultáneas. Meses más tarde, la Suprema Corte de la provincia, declaró nulo el acto eleccionario y ordenó a las facciones en disputa reunirse, constituir una municipalidad bajo el mando de un comisionado y llegar a un acuerdo para celebrar nuevos comicios. En principio se acordó nombrar a Eufemio Zavala y García del Comité Popular, presidente del Concejo Deliberante;24 sin embargo, la tragedia no tardaría en estallar, cuando un grupo de pendencieros que respondían a los hermanos Toscano, de filiación ugartista y relacionados con lo más rancio del fraude en Azul, comenzaron un tiroteo que dio muerte al propio Zavala y García e hirió a varios miembros más del Concejo.25

Los ribetes agresivos de la lucha electoral y que, en ocasiones, llegó a extremos como el comentado, se explica en el funcionamiento del sistema político bonaerense. En un marco en el que el sufragio no era obligatorio, la concurrencia de electores a las urnas dependía, como señala Roy Hora, del interés que despertara la contienda política y, sobre todo, de la capacidad de las agrupaciones políticas y de sus líderes, para movilizar a sus seguidores, lo cual, en muchas oportunidades daba lugar a enfrentamientos violentos.26 En lo que aquí respecta, el hecho de que las municipalidades tuvieran la función de confeccionar el padrón electoral, resulta de central importancia ya que "[...] el mecanismo de los municipios empadronadores [...] beneficiaba a los caciques locales. Estos controlaban los concejos deliberantes de los municipios, encargados de registrar a los ciudadanos facultados para votar [...]".27 Así, el empadronamiento distaba de ser transparente y, en cambio, era una herramienta para asegurarse victorias cuando estas podían resultar esquivas y controvertidas. También estuvieron, prácticamente libres de intervenciones externas, la conformación de las mesas electorales, el desarrollo de los comicios y los escrutinios parciales, como sostiene Fernández Irusta.28 Todo lo cual redundó en el protagonismo que tuvieron (y siguieron teniendo) los actores locales en el juego político. Un funcionamiento que, a pesar de muchos cambios que sufrió en los primeros años del siglo XX, no pudo despojarse de estas prácticas violentas.29 Sin embargo, como sostiene Paula Alonso, para los años finales del siglo XIX, "[...] si bien las intervenciones federales, las revoluciones e incluso el asesinato político fueron los aspectos más públicos de la política de esos años, se trató de momentos excepcionales [...]". Los que motorizaban la política, eran antes que estas manifestaciones públicas de enfrentamientos, los acuerdos y arreglos privados, "[...] eran en los 'jardines secretos' donde se cultivaban los acuerdos y se tejían las alianzas con las que los líderes del PAN aspiraban controlar la sucesión presidencial".30 Aunque el predominio del PAN llegaría a su fin en el periodo analizado, y la naturaleza de los acuerdos y alianzas pudieron haber mutado, su lógica, sin embargo, no despareció por completo.

Si el funcionamiento de la vida institucional no había sido fácil en Azul, antes de los sucesos de 1906, luego de estos se complicó aún más. Como decía El Porvenir,

De nada han servido hasta el presente las buenas intenciones de unos cuantos señores municipales a fin de constituir la municipalidad que legalmente corresponde porque los interesados en obstruirla aunque sepamos no logarán su intento, por lo menos hacen todo cuanto está en su parte para que así suceda [...].31

Además, como año tras año se sucedían los comisionados, pero no se llamaba a elecciones para regularizar la situación política, se prolongaba la parálisis. Durante ese periodo, la vida política se percibía sumida en una especie de paréntesis al que se sumaba la apatía del electorado. Tal como expuso El Imparcial:

La política azuleña se halla paralizada. Atravesamos una época de completa inacción cívica y estamos bajo el imperio del statu quo establecido a raíz de los acontecimientos que motivaron la intervención de la comuna [...]. No tenemos municipalidad constituida ni esperanza de tenerla estando condenados a una completa inacción.

Habla de desorden administrativo y "desquicio comunal", idea que, con el paso de los años, y conforme la inacción persistía, sigue planteando como un escollo a sortear, de cara al progreso anhelado.32 Días más tarde insistía en que los "[...] progresos están estancados, su comercio e industria languidecen en medio del general desquicio reinante [...]".33 Si a esto sumamos la epidemia de viruela que hacía un tiempo azotaba al pueblo, el panorama era desolador y económicamente inestable, como el medio de prensa manifestaba.34 De ahí la convocatoria a los vecinos respetables y capaces, a tomar la situación en sus manos y resolver esa inacción que amenazaba con abatir sobre la ciudad toda clase de calamidades: "Tiene el Azul hombres capaces de producir esa reacción, aplicando su voluntad y su inteligencia al mejoramiento de los intereses comunes y a la normalización de todas sus funciones".35 Sin embargo, será recién, en 1910, cuando el mismo órgano de prensa nos informe sobre lo que parecía una reanimación de la vida política tras ese largo interludio, estando Ángel Pintos nuevamente en el centro de la escena, ahora como jefe local del Partido Conservador de la provincia de Buenos Aires.36

La infancia vulnerable: una deuda pendiente

En un contexto político como el descripto, y tal como se desprende de los dichos de la prensa estudiada, cuestiones socaires como la mendicidad y el vagabundeo infantil también se contaban entre las urgencias a las que se debía atender en Azul, en aras del tan anhelado progreso. Año tras año los periódicos locales mencionaban este paisaje poco halagüeño señalando que "Llama la atención del público el gran número de mendigos que recorren las calles, principalmente a niñitos [...]".37 Sin embargo, en estas referencias no apareció una demanda al poder político, sino a las asociaciones de beneficencia que en la localidad se ocuparon de las contingencias referidas a este sector de la población. Esa convocatoria a la sociedad civil, era parte de una matriz de ideas compartidas, que entendía como un deber moral de la sociedad la atención de estas necesidades. Así lo interpretaron también los integrantes de las comisiones que dirigían las dos instituciones que, en el periodo trabajado, se abocaron en Azul a atender las diversas situaciones de vulnerabilidad y abandono concernientes a los más pequeños: el Asilo para Niñas Huérfanas Sagrado Corazón de Jesús administrado por la Sociedad Damas de Caridad, y la Sociedad Protectora de Niños Pobres, cuya labor era proveer de ropa y calzado a los niños carecientes, que concurrían a las escuelas públicas del Partido.38 Estas instituciones encarnaban una respuesta, desde sectores privados, a los males presentes entre quienes estaban a la deriva sin la necesaria contención familiar, niños de ambos sexos que, como señalaba El Pueblo, "[...] rotosos y famélicos pululan por nuestras calles implorando caridad [...]".39 Aquellos mismos que, según El Imparcial, si no recibían atención serían "[...] los futuros pensionistas de las cárceles, de los hospitales y los asilos [...]".40

Aunque fue la comunidad, en su conjunto, la que respondió a los pedidos de colaboración de las damas, y soportó económicamente a estas instituciones, la ayuda municipal también se requirió con frecuencia.

La lectura de las actas de sesiones municipales, por su parte, sugiere que la atención de quienes tenían en sus manos la conducción de los destinos del pueblo, solía centrarse, casi exclusivamente, en las vicisitudes políticas descritas y en la posibilidad de concretar obras públicas, como el alumbrado y la pavimentación de algunas calles, en los breves periodos de funcionamiento institucional regular. Las cuestiones sociales no ocupaban el horizonte de preocupaciones sobre las que se discutía en esas reuniones. Sin embargo, las solicitudes de las comisiones encargadas de las demandas referidas a la infancia fueron solucionadas. A diferencia de otros espacios de la provincia, como hemos estudiado oportunamente, en Azul, la ayuda municipal hacia las instituciones analizadas nunca se interrumpió.41

Ahora bien, ¿cuál fue la causa de esta predisposición en un momento en el que las dificultades acechaban? En nuestro entender, se relaciona con la función política de esas instituciones, destinadas a satisfacer las necesidades de algunos sectores de la infancia local; en principio, con el acompañamiento de estas organizaciones, en un contexto en el que, como señalamos, las necesidades sociales, aunque no ocuparon la agenda política cotidiana, eran una urgencia por resolver: la ciudad crecía y se complejizaba y debían dar respuestas, de algún modo.42

No obstante, creemos viable complejizar el sentido que le otorgamos a la dimensión política encerrada por estas instituciones, habida cuenta de la importancia que adquirieron los notables locales y la necesidad de granjearse apoyos que redundaran en un caudal propio de votos, del cual disponer en días de elecciones.

La gravitación de los jefes políticos locales se sustentó en la capacidad para armar redes de lealtades basadas en la combinación de favores. La propia reputación y el ejercicio de la filantropía desempeñaron, creemos, una función central en el proceso, por lo cual las bases sociales de apoyo se gestaron también en instituciones filantrópicas y de beneficencia. En este sentido, entendemos que otra dimensión en la relación entre política y beneficencia, es posible cuando se observa, no solo si se apoyó económicamente a las instituciones privadas, sino, sobre todo, cómo se repartió el presupuesto, observando las discusiones presentadas, en ocasiones, entre los responsables de decidir el destino de los fondos públicos. En este punto, se hace necesario retornar a la figura de Ángel Pintos.43 Así, cuando analizamos sus respuestas a la hora de distribuir el presupuesto municipal y de brindar apoyos institucionales, en más de una oportunidad buscó inclinar la balanza hacia dos instituciones con las que simpatizaba desde lo ideológico y en las que, además, su esposa fue protagonista: la Sociedad Protectora de Niños Pobres, y la Comisión de Damas Administradoras del Hospital.

Para dar luz sobre el tema, esta explicación se puede apoyar en: algunas discusiones entre los municipales, en el recinto del Consejo, a raíz de diversas solicitudes de las comisiones benéficas locales; la manera como se respondieron esas demandas, y la forma de asignar el presupuesto municipal destinado a beneficencia.

Cuando la Protectora de Niños Pobres cursó, en 1899, un pedido de subvención, los municipales aprobaron, por unanimidad, la moción del concejal Astorga quien afirmó: "[...] la pobreza merece siempre protección de los poderes comunales y mucho más la pobreza intelectual, que es la que trata de aliviar la Sociedad [...]." Entendía el concejal que podrían otorgarle 35 pesos mensuales, pero el intendente Alejandro Brid propuso una cifra mayor: 50 pesos, lo fue acordado.44

En cuanto a las Damas de Caridad, si bien habían conseguido una subvención de 60 pesos mensuales para el Asilo, sus constantes requerimientos de aumentar esta cuota, conforme crecían las demandas a la institución, no siempre fueron escuchados por esos mismos años. En 1899 y 190045 las Damas de Caridad insistieron en la necesidad de aumento en la subvención asignada. Además, en julio de 1899, la Sociedad pidió una suma de $5000 para la construcción del edificio propio para el Asilo.46 El cálculo de recursos para el presupuesto de 1900, preveía solo otorgar 2000 pesos.47 Ante un nuevo pedido de subsidio especial, en octubre de 1900, para las mismas obras,48 la respuesta llegó al año siguiente, cuando acordaron entregarles, por única vez, 1000 pesos.49 Similares pedidos se reiteraron en años subsiguientes, pero el tenor de las respuestas no cambió de manera sustancial; si bien el dinero otorgado regularmente no sufrió alteraciones sensibles, no se puede soslayar el hecho de que algunas demandas, a veces causaban polémicas entre los ediles, que no siempre encontraban razón en motivaciones exclusivamente económicas.

Así, en oportunidad de solicitar, esta misma asociación, el salón municipal para celebrar un bazar a beneficio del Asilo para los días 24, 25 y 26 de mayo de 1904, en calidad de concejal, Pintos se opuso argumentando la existencia de una ordenanza que así lo indicaba. Pero, agregaba: "[...] abundando en razones es aquella una institución que no presta beneficio alguno al pueblo".50 No obstante, y ante el desacuerdo manifestado por el resto de los ediles, se accedió al pedido de las Damas.51

¿Qué llevó a un líder político como Pintos, cuya carrera se consolidaba por esos años, a ser tan duro con una institución cuyos beneficios parecían no tener discusión? Posiblemente, la respuesta a esta pegunta tiene varias facetas. En primer lugar se trataba de dividir el dinero existente entre varias instituciones, entre ellas las destinadas a la atención de problemáticas de la infancia y a la Comisión de Damas Administradoras del Hospital Municipal, cuya presidenta era su esposa Leonor, y que también desarrolló un papel de relevancia, al auxiliar al municipio, en la recolección de fondos destinados a mejorar el funcionamiento de ese nosocomio. Podríamos suponer que, en ciertas ocasiones, decidir a favor de una comisión implicaba restarle apoyos a otra. De hecho, y en relación con el otorgamiento de uno de los subsidios especiales, solicitado por las Damas de Caridad, El Imparcial decía que, si bien se les otorgó menos dinero del pedido, aun así, esto se habría hecho a expensas de una subvención al Hospital.

Además, estas cuestiones estaban atravesadas por motivaciones ideológicas: Pintos pertenecía a aquel sector de la sociedad azuleña que se levantó contra el denominado clericalismo, esto es contra la intromisión de los representantes de la Iglesia católica en funciones que se creía debían ser laicas.52 En este caso, el Asilo, estaba bajo la órbita de una congregación religiosa en la que tenía gran influencia la figura del párroco Manuel Pujato, director de la Sociedad y con quien Pintos mantenía una enemistad pública.

Estas cuestiones ideológicas posiblemente también hayan estado detrás de la negativa a otorgar los 5000 pesos para construcción del Asilo ya que, como relataba El Imparcial, habría sido a moción de Pintos que se decidió otorgar solo 2000. Según comentaba

[...] el Dr. Pintos que sabe perfectamente dónde va el Sr. Pujato y conoce las intenciones y propósitos que lo animan [...] ha protestado en la sesión del jueves último de esta mistificación, que desgraciadamente no han visto o no han querido ver los señores municipales [...].53

La aprobación de los 2000 pesos no se dio de forma pacífica y no fue Pintos quien apoyó la moción, sino el resto de los concejales.

Pero además, debemos considerar otras motivaciones de orden más personal. Para un líder como Pintos, con una carrera política ascendente, revestían gran importancia los apoyos políticos y sociales, muchos de los cuales se gestaban desde el ejercicio de la profesión y de la vinculación de esta con la filantropía. En definitiva, las bases de poder, que redundaban en caudales de votos propios, no se construían solo desde los ámbitos estrictamente políticos, sino desde las instituciones de la sociedad civil, que, como el Hospital Municipal, contribuían a reforzar una imagen de honestidad y generosidad, que Pintos supo aprovechar. Así, la importancia que para Pintos tenían el Hospital y su comisión de damas administradoras, se relacionaba, suponemos, con intereses profesionales, y también con los de un hombre que construyó su carrera política a partir de su ascendiente en la comunidad como médico.

Si bien, su carrera política la había comenzado en Olavarría, cuando, en 1890, se trasladó a vivir y ejercer allí su profesión, y donde fue intendente, en Azul quese convirtió en un auténtico caudillo local y de la mano de la Unión Cívica primero y, del Partido Conservador, luego, trascendió las fronteras locales y ocupó cargos de relieve en el ámbito provincial y nacional. Decía El Ciudadano, en 1944, en ocasión de su fallecimiento (que tuvo lugar en Buenos Aires donde residía desde hacía tiempo), que:

Todos los cargos públicos de relieve en la ciudad fueron ejercidos por el doctor Pintos, llegó también a ejercer las funciones legislativas en las Cámaras de la provincia y de la Nación, cobrando su personalidad el volumen que su calidad de dirigente le diera, al punto de ser consagrado candidato a vicegobernador de la provincia de Buenos Aires. 54

Simultáneamente a estas actuaciones, estrictamente políticas, Pintos ejerció su profesión, base de un influjo en la población que le otorgó un prestigio sin mácula, tanto, como señaló El Ciudadano, "[...] Ejerció su profesión [...] con desinterés y dedicación plenos, cuyos aciertos granjeáronle (sic) el prestigio que le rodeaba [...]".55 Sostiene esta fuente, líneas más adelante: "[...] la austeridad del ejercicio de su profesión, la consideración respetuosa [...] le colocaron en un lugar descollante de la vida ciudadana [...]".56

Así, a lo largo de los años analizados, se observa que el desempeño político de Pintos tomó relevancia, y la construcción de esta carrera, sedimentada en una imagen de honestidad y trabajo, no solo se dio, a partir de sus acciones al frente de la municipalidad, sino que, en cuanto líder local, se dedicó a reforzar estos pilares por medio de su acción filantrópica desde el Hospital, aun en los momentos en que su figura era cuestionada por sus adversarios políticos. Más aún, en 1904, luego de dejar la municipalidad, en medio de una serie de controversias ante la justicia, por parte de sus enemigos políticos, y que lo llevaron a renunciar a su cargo de Intendente, retornó a su puesto de Director del Hospital Municipal.57

Esa tarea profesional, la ejerció, en gran parte desde el Hospital Municipal. Allí, las acciones de su esposa Leonor, al frente de la comisión administradora de damas, secundaría sus acciones en pro de la recaudación de fondos, tan necesaria para el funcionamiento y el crecimiento del nosocomio que, como la misma prensa señalaba, en una localidad con 31 000 habitantes, tenía capacidad apenas para 20 personas58 y que no podía prescindir de la ayuda caritativa del pueblo. Ángel Pintos construyó una amplia base de poder, desde los espacios locales,59 que le permitió no solo sobrevivir en épocas políticas adversas, sino también proyectarse fuera del ámbito local.

Conclusiones

En las páginas precedentes intentamos dar cuenta de algunas particularidades de la relación entre la sociedad civil y el Estado, en los primeros años del siglo XX, cuando faltaba mucho aún para que este tomara, en sus manos, la atención de las necesidades sociales y, en entre ellas, las referidas a la infancia.

En tal sentido, nos posicionamos desde un espacio local, para observar algunas de estas singularidades con un prisma que nos permitiera visibilizar la dimensión política en la participación de los caudillos locales en esas instituciones. Desde una pequeña localidad, alejada de la ciudad de Buenos Aires, sobre la que han recaído la mayoría de los estudios, pretendimos complejizar el sentido que se le atribuye habitualmente al desempeño político de las instituciones de beneficencia emanadas de la sociedad civil.

Así, a través del recorrido por la figura de Ángel Pintos, uno de los "rostros del Estado" en la ciudad de Azul, en el periodo analizado, vimos cómo él se apoyó en determinadas instituciones locales, no solo por convicción profesional e ideológica, sino también cómo supo obtener de ellos una ventaja política traducible en votos.

Observamos cómo Pintos manifestó una tendencia a redistribuir la ayuda prestada por la municipalidad a las instituciones civiles, que se dedicaron, por esos años, a la atención de demandas sociales, de acuerdo con sus intereses personales e ideológicos. Vimos cómo retaceaba el apoyo a las Damas de Caridad, e intentaba volcarlos hacia la Protectora de Niños Pobres y a la Comisión de Damas Administradoras del Hospital Municipal, espacio clave para la construcción de su ascendiente social, y en las cuales tuvo protagonismo la figura de su esposa, Leonor F. de Pintos.

En este sentido, subrayamos, la gravitación de los líderes locales en espacios no exclusivamente políticos, fue central. El ejercicio filantrópico de su profesión, el forjarse una reputación de hombre probo y recto, así como el apoyo a instituciones caras al sentir local, como el Hospital Municipal y la Sociedad Protectora de Niños Pobres, fueron trascedentes para la construcción de esas bases que, en el caso de Pintos, trascendieron las fronteras locales.

Si bien no debemos subestimar la importancia de la ayuda económica dispensada por la comuna de Azul a otras instituciones, como el Asilo para Niñas Huérfanas, especialmente en un marco político sumamente convulsionado, como el descrito en las primeras páginas, resulta interesante ir un poco más allá, a bucear en las profundidades de los modos que adquirió el reparto de la ayuda, pesquisando qué la motivaba, de qué manera las cuestiones políticas afectaban el presupuesto de beneficencia y, especialmente, su distribución.

Como sostienen Bohoslavsky y Soprano, el Estado son las normas que lo configuran pero también y, sobre todo, son aquellos que las producen. En tal sentido, debemos tener en cuenta "[...] las trayectorias y experiencias de individuos y grupos, nominalizándolos, observando sus rutinas laborales, los procesos cotidianos de toma de decisiones, las alianzas y rivalidades establecidas en torno de afinidades y conflictos personalizados [...]".60

El análisis propuesto nos permite afirmar que cuestiones ideológicas y personales atravesaron, además de las meramente filantrópicas, las decisiones que debían tomar los municipales aun cuando su cotidiano estuviera atado a las contingencias políticas.

Esas cuestiones personales, eran, entre otras, las derivadas de las ambiciones políticas de hombres que encontraron en instituciones destinadas a dar respuestas a la sociedad civil, un espacio desde el cual supieron construir también sus bases de poder.


Pie de página

1 "El Día en el Azul", El Día [La Plata] 21 de may. de 1900. La ciudad de Azul, objeto de estudio en este trabajo, está ubicada en el centro de la provincia.
2 "Paseos por el municipio", El Imparcial [Azul] 23 de abr. de 1903.
3 "El ambiente azuleño", El Imparcial [Azul] 20 de oct. de 1905.
4 Figura creada durante la gobernación de Guillermo Udaondo (1894-1898), quien, en cuanto representante del poder provincial, asumía el control de la comuna, cuando se interrumpía el funcionamiento del régimen local.
5 Este se extiende entre 1890, año de la formación de la Unión Cívica Nacional en Azul (y con ella del advenimiento de un tiempo político de pluralidad queprometía mayor transparencia) y 1910, cuando Ángel Pintos, político local de actuación destacada en las primeras décadas del siglo XX, asumió como líder del conservadurismo local dando inicio a un nuevo momento político que auguraba mayor actividad.
6 "La cuestión municipal", El Imparcial [Azul] 8 de nov. de 1906.
7 Según lo revelado por el Tercer Censo de Población de la República de 1914, un tercio del total de la población del país era de origen extranjero. La mayor parte de ese flujo fue recibido por las provincias del litoral argentino y por la provincia de Buenos Aires, y Azul no fue ajena al aumento de población tanto por migraciones internas como por el arribo de población de ultramar. Así, para 1914, sobre un total de 32 103 habitantes, 7707 eran extranjeros.
8 La mencionada ciudad de Azul, fue fundada en las primeras décadas del siglo XIX y, sobre el final del mismo, atravesaba por un vertiginoso proceso de desarrollo y modernización económica y diversificación social. Era un espacio central entonces desde el punto de vista productivo y las contradicciones de crecimiento económico, frente a la problemática social aparecieron reflejados con toda su fuerza en el periodo analizado.
9 Ernesto Bohoslavsky y Germán Soprano, eds., Un Estado con rostro humano. Funcionarios e instituciones estatales en Argentina desde 1880 a la actualidad(Buenos Aires: Prometeo, UNGS, 2010) 27.
10 Bohoslavsky y Soprano 39. La prensa local (El Ciudadano, El Comercial, El Imparcial, El Porvenir, El Pueblo y La Provincia), las actas de sesiones municipales y las actas de sesiones de las instituciones privadas destinadas al cuidado de la infancia (especialmente del Asilo para Niñas Huérfanas Sagrado Corazón de Jesús), serán las puertas de acceso para el análisis propuesto.
11 En 1890, un grupo opositor al oficialista Partido Autonomista Nacional que tenía las riendas del Gobierno nacional y las sucesiones presidenciales desde hacía décadas, se agrupó en torno a un nuevo partido denominado Unión Cívica. Como presidente fue elegido Leandro N. Alem e incluyó a líderes de distintas tendencias, entre ellos al expresidente Bartolomé Mitre . Al poco tiempo, y como producto de desacuerdos internos acerca de la presentación de listas para las elecciones presidenciales de 1892, se desencadenó la ruptura de la Unión Cívica entre los seguidores de Alem y los de Mitre. El 26 de junio de 1891 los seguidores de Alem constituyen formalmente la Unión Cívica Radical. Por su parte, los seguidores de Mitre formaron la Unión Cívica Nacional.
12 Lilia Ana Bertoni y Luciano de Privitellio, comps., Conflictos en democracia. La vida política argentina entre dos siglos (Buenos Aires: Siglo XXI Editores, 2009).
13 Ocupó la municipalidad alternadamente con sus aliados políticos, Federico Urioste y Alejandro Brid, desde 1898 hasta la intervención por parte del gobernador de la provincia, en 1907. Además, fue comisionado municipal en 1903 y, entre 1914 y 1916, ya como miembro del Partido Conservador de la provincia de Buenos Aires.
14 Ezequiel Gallo, La república en ciernes. Surgimiento de la vida política y social pampeana, 1850-1930 (Buenos Aires: Siglo XXI Editores, 2013) 59. El segundo rasgo de la cultura política argentina, habría sido la ausencia de alternancia en el ejercicio del poder.
15 "Partidos políticos", El Pueblo [Azul] 3 de ene. de 1900.
16 Aunque Pintos resultó ganador, esas elecciones se cuestionaron ante la justicia por sus contrincantes y durante todo el año 1901 gobernó un comisionado. Archivo Concejo Deliberante de Azul (ACDA), Azul,         [ Links ] Libros de Actas,         [ Links ] 1 de jul. de 1899 al 28 de jul. de 1902, sesión del 26 de dic. de 1901.
17 "Cuestión azuleña. Tenemos Municipalidad", El Imparcial [Azul] 26 de nov. de 1901. Si bien, en el periodo analizado, la prensa partidaria desempeñó un rol central en la escena política, y desde sus páginas podía muy bien instalar candidatos y perjudicar carreras políticas, según fuera el caso, el análisis de los periódicos citados se ha llevado a cabo teniendo estas precauciones y porque la conservación de la fuente ha hecho posible un abordaje sistemático del periodo y las cuestiones estudiadas aquí. Además, si bien defendieron o atacaron la postura de Pintos, era un tipo de prensa interesada en una amplia gama de cuestiones que nos ha servido de vidriera para observar el accionar de un conjunto de actores sociales, y temáticas que no se agotaban en lo estrictamente político y partidario. Para una interesarte discusión sobre la prensa y sus mutaciones de sentido y objetivos, ver: Marta Bonaudo, "De la opinión publicada a la opinión pública. La prensa como lugar de representación y conflicto", Imaginarios y prácticas de un orden burgués. Rosario, 1850-1930, t. I, dir., Marta Bonaudo (Rosario: Prohistoria, 2005) y Diego Mauro, Fernando Cesaretti y Hernán Uliana, "Del resplandor a la opacidad. Opinión pública, empresas periodísticas y ciudadanía. La nueva prensa de Rosario en la década del 20: los casos de La Reacción y Reflejos", Bonaudo.
18 "Las elecciones del 19", El Imparcial [Azul] 21 de ene. de 1902.
19 "Las elecciones del 19", El Imparcial [Azul] 21 de. ene. de 1902.
20 El Imparcial [Azul] 1 nov. de 1902.
21 ACDA, Azul, Libros de Actas, 29 de jul. de 1902 al 14 de jul. de 1905, sesión del 10 de dic. de 1902.
22 ACDA, Azul, Libros de Actas, 29 de jul. de 1902 al 14 de jul. de 1905, sesión del 1 de ene. de1903; "Triunfo de la buena causa", El Imparcial [Azul] 3 de dic. de 1902.
23 "Las elecciones", El Porvenir [Azul] 20 de jun. de 1906.
24 En virtud de su avanzada edad, así como del prestigio político ganado durante muchos años de desempeño en cargos públicos, locales y nacionales.
25 Leonardo Fuentes, "Crónica de un fracaso anunciado. La UCR de Azul, 19171922", II Jornadas sobre la Política en Buenos Aires en el siglo XX (Buenos Aires: Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, 2007); y Exequiel Ortega, "Año 1906: cuando Azul vio un asesinato en pleno recinto del Concejo Deliberante", El Tiempo [Azul] 16 de dic. de 1984.
26 Roy Hora, "La política bonaerense: del orden oligárquico al imperio del fraude", Historia de la provincia de Buenos Aires, t. 4, dir., Juan Manuel Palacio (Buenos Aires: Edhasa, 2013).
27 María Inés Tato, "Variaciones reformistas: los conservadores bonaerenses ante el desafío de la democratización, 1912-1919", Secuencia 63 (2005): 128-150.
28 Pablo Fernández Irusta, "Los conservadores bonaerenses y la reforma de la ley electoral provincial (1910-1913)", Boletín del Instituto Ravignani 31 (2009): 79-122.
29 Aunque, en 1913, la provincia adaptó su legislación electoral a la nacional, incluyendo el voto secreto y obligatorio, con lo cual se engrosó el padrón ostensiblemente, en otros aspectos centrales se apartó de las disposiciones de la Ley Nacional de 1912, como en el mantenimiento de la municipalidad empadronadora. Hora. Sin embargo, como nos advierten Bertoni y de Privitellio, si bien se amplió el electorado, debemos tener cierta cautela al plantear las consecuencias de los cambios introducidos por esa ley, especialmente en lo relativo a la democratización de las prácticas políticas, ya que no desterró la influencia que tenían las máquinas políticas manejadas por los gobiernos. Bertoni y de Privitellio. "Un análisis interesante sobre la ampliación del electorado antes y después de la Ley Sáenz Peña así como una lectura matizada sobre abstención electoral y participación política" en: Gallo 64-67, 81-85.
30 Paula Alonso, Jardines secretos, legitimaciones públicas. El Partido Autonomista Nacional y la política argentina de fines del siglo XIX (Buenos Aires: Edhasa, 2010) 17.
31 "Política local. Como en río revuelto", El Porvenir [Azul] 16 de jul. de 1906.
32 "Hacia las elecciones", El Imparcial [Azul] 5 de jun. de 1907.
33 "La defensa del Azul", El Imparcial [Azul] 12 de jun. de 1907.
34 "Malestar económico", El Imparcial [Azul] 5 de mar. de 1907.
35 "La defensa del Azul", El Imparcial [Azul] 12 de jun. de 1907.
36 "Necesidades locales", El Imparcial [Azul] 3 de jun. de 1910; "El Partido Conservador y las elecciones municipales", El Imparcial [Azul] 12 de ago. de 1910; "Declaraciones del Dr. Pintos", El Imparcial [Azul] 18 de oct. de 1910, entre otros.
37 "Mendigos", El Imparcial [Azul] 19 de jun. de 1901; "Niños vagos", El Imparcial [Azul] 5 de mar. de 1902; "El analfabetismo en el Azul", El Imparcial [Azul] 10 de abr. de 1903; "niños en la vía pública", El Imparcial [Azul] 16 de dic. de 1904; "Juventud ociosa", El Imparcial [Azul] 9 de nov. de 1905; "Menores de edad y mal entretenidos", El Pueblo [Azul] 5 de may. de 1901; "Los niños terribles. Correctivo policial a falta del de los padres", El Pueblo [Azul] 23 de dic. de 1904; "Menores vagos", El Pueblo [Azul] 4 de jun. de 1906; "Los menores", El Comercial [Azul] 11 de jun. de 1906 y "Niños atorrantes", El Comercial [Azul] 23 de feb. de 1907, entre otros.
38 El Asilo se fundó en 1896 y la Protectora en 1898. Esta, organizada por una comisión que incluía además de damas caritativas, a maestras y directoras de las escuelas comunes.
39 "Niños vagos", El Pueblo [Azul] 19 de oct. de 1904.
40 "La mendicidad infantil", El Imparcial [Azul] 6 de abr. de 1906.
41 Para otros espacios ver: Yolanda de Paz Trueba, Mujeres y esfera pública: la campaña bonaerense entre 1880 y 1910 (Rosario: Prohistoria, 2010).
Cabe la aclaración de que las fuentes consultadas y disponibles para el abordaje, presentan algunas dificultades, derivadas del mismo contexto político señalado. Las actas y el registro de actividad comunal se vieron abruptamente interrumpidos en los momentos en que gobernaron los comisionados que, en materia presupuestaria, tendieron a replicar los de años anteriores. Así, si bien podemos afirmar que el subsidio de 60 pesos que recibía el Asilo no se suspendió, la aproximación a estas discusiones se tornó imposible, al no contar con fuentes, especialmente después de los sucesos de 1906. En julio de ese año, en ocasión de funcionar dos municipalidades paralelas, existen dos libros de actas que se superponen, aunque sin demasiada información sobre actividad institucional. Luego se retomó el registro de actividad municipal en febrero de 1911 y, a finales de ese año, volvió a interrumpirse, hasta agosto de 1916. A pesar de estas deficiencias, ciertos indicios brindados por la prensa y los documentos del Asilo local de huérfanas, nos permiten decir que los comisionados tendían a utilizar los presupuestos vigentes para los años anteriores a sus gestiones. En cuanto a la beneficencia, específicamente, en el cálculo de recursos para 1909 que publicaba la prensa (tras reiterados pedidos al comisionado de que hiciera público el uso de los dineros municipales), decían tener previsto en el ítem beneficencia (entre otros subsidios) los 60 pesos destinados al Asilo. El Imparcial [Azul] 21 de ene. de 1909.
42 Como hemos señalado en otros trabajos, estas instituciones venían a suplir la ausencia de una respuesta estatal burocráticamente organizada. Entre otros: Yolanda de Paz Trueba, "La participación de las mujeres en la construcción del Estado social en Argentina. El centro y sur bonaerenses a fines del siglo XIX y principios del XX", Anuario del CEH 9 (2009): 117-134 y Mujeres y esfera pública.... Se impone aclarar que esta postura no implica, de ningún modo, pensar (como nos previene Valeria Pita para su estudio de la Sociedad de Beneficencia de la Capital), en un Estado ausente que enajenó sus funciones sociales a instituciones privadas. La relación fue más compleja, y parte de esa complejidad queremos dejarla reflejada en este trabajo con las discusiones entre los representantes del Estado, a la hora de decidir las respuestas para las ayudas solicitadas por las diversas instituciones. Valeria Silvina Pita, "Administradoras, funcionarios y técnicos estatales en el Hospital de Mujeres Dementes. Buenos Aires, 1880-1890", Los saberes del Estado, comps., Mariano Plotkin y Eduardo Zimmermann (Buenos Aires: Edhasa, 2012). De la misma autora ver La casa de las locas. Una historia social del Hospital de Mujeres Dementes. Buenos Aires, 1852-1890 (Rosario: Prohistoria, 2012).
43 Cabe señalar que nos referimos a Ángel Pintos porque fue un auténtico líder local, cuya respetabilidad política iba en aumento durante el lapso temporal abordado. Vale aclarar que si bien con menor peso propio, en otros personajes se aunó la práctica filantrópica con la construcción de una carrera política. A modo de ejemplo podemos mencionar a Alejandro Brid, porque su esposa estaba ligada a las Damas de Caridad, que sostenían el Asilo de Huérfanas Local, y, quien en 1902, accedió a un puesto de senador por los cívicos nacionales, agrupación política que en los primeros años del siglo lo había acercado a Pintos. Siendo Brid intendente municipal, la ayuda a las Damas no se interrumpió, a pesar de las dificultades que representaba responder a todos sus pedidos, lo que a veces lo enfrentó con la opinión de otros miembros de la municipalidad, entre ellos el mismo Pintos.
44 ACDA, Azul, Libros de Actas, 1 de jul. de 1899 al 28 de jul. de 1902, sesión del 12 de ago. de 1899.
45 ACDA, Azul, Libros de Actas, 1 de jul. de 1899 al 28 de jul.1902, sesión del 14 de nov. de 1899; ACDA, Azul, Libros de Actas, 29 de jul. de 1902 al 14 de ene. de 1905, sesión del 31 de nov. de 1900.
46 ACDA, Azul, Libros de Actas, 1 de jul. de 1899 al 28 de jul. de 1902, sesión del 1 de jul. de 1899. Las actas de la institución registraron, mes tras mes, los esfuerzos, de cara a la construcción del edifico propio que les permitiría funcionar en mejores condiciones y a un menor costo, al no tener que pagar un alquiler. Archivo Sagrado Corazón de Jesús de Azul (ASCJA), Azul,         [ Links ] Libros de Actas 1893-1903.         [ Links ]
47 ACDA, Azul, Libros de Actas, 1 de jul. de 1899 al 28 de jul. de 1902, sesión del 14 de dic. de 1899.
48 ACDA, Azul, Libros de Actas, 29 de jul. de 1902 al 14 de ene. de 1905, sesión del 31 de nov. de 1900.
49 ACDA, Azul, Libros de Actas, 29 de jul. de 1902 al 14 de ene. de1905, sesión del 17 de nov. de 1902.
50 ACDA, Azul, Libros de Actas, 29 de jul. de 1902 al 14 de ene. de 1905, sesión del 9 de mar. de 1904.
51 Pero con la condición de que lo hicieran en otra fecha. Sin embargo como la prensa indicó, las Damas organizaron con éxito, su bazar en los días que lo tenían programado de antemano, probablemente en el salón del Asilo. "Concejo deliberante", El Imparcial [Azul] 12 de abr. de 1904 y "Donaciones", El Imparcial [Azul] 11 de may. de 1904. También "Asilo de huérfanas. Bazar y Kermesse", El Pueblo [Azul] 29 de abr. de 1904; "Donaciones para el bazar a beneficio del Asilo de Huérfanas", El Pueblo [Azul] 8 de may. de 1904 y "Donaciones al Asilo de huérfanas", El Pueblo [Azul] 13 de may. de 1904.
52 Estos adoptaron, en la época, una actitud muy combativa que se expresaba, a veces, de forma violenta, desde las mismas páginas de El Imparcial y El Comercial, ambos defensores de la figura política de Ángel Pintos.
53 "El Asilo de huérfanas", El Imparcial [Azul] 16 de dic. de 1899.
54 "Ayer falleció en Buenos Aires el doctor Ángel Pintos", El Ciudadano [Azul] 9 de dic. de 1944. La candidatura a vicegobernador fue propuesta en 1918 integrando la fórmula con Alfredo Echagüe para oponerse a la que resultó vencedora: Crotto-Monteverde. Fue elegido diputado nacional en 1928, ejerciendo ese cargo durante varios periodos consecutivos. "El doctor Ángel Pintos cumplió sus bodas de oro con la medicina", La Provincia [Azul] 18 de dic. de 1931.
55 "Ayer falleció en Buenos Aires el doctor Ángel Pintos", El Ciudadano [Azul] 9 de dic. de 1944.
56 "Ayer falleció en Buenos Aires el Doctor Ángel Pintos".
57 "Hospital Municipal", El Imparcial [Azul] 3 de nov. de 1904.
58 "El ambiente azuleño", El Imparcial [Azul] 20 de oct. de 1905.
59 A lo largo de las páginas precedentes mencionamos la localidad de Azul, casi exclusivamente (a excepción de sus comienzos en Olavarría), como centro de la actuación política y profesional de Pintos. Sin embargo, su influencia se extendió a localidades circundantes como Shaw, Parish y Cachari, por lo que a menudo emprendió recorridos políticos como señaló El Imparcial: "[...] el doctor Pintos acompañado de algunos de sus correligionarios, emprenderá una gira por diversos cuarteles del partido [...]". "Gira política", El Imparcial [Azul] 28 de feb. de 1904.
60 60. Bohoslavsky y Soprano 25.


OBRAS CITADAS

I. Fuentes primarias

Archivos

Archivo Concejo Deliberante de Azul (ACDA), Azul.

Libros de Actas.

Archivo Sagrado Corazón de Jesús de Azul (ASCJA), Azul.

Libros de Actas.

Publicaciones periódicas

Periódicos

El Ciudadano [Azul] 1944.         [ Links ]

El Comercial [Azul] 1906-1907.         [ Links ]

El Día [La Plata] 1900.         [ Links ]

El Imparcial [Azul] 1899-1910.         [ Links ]

El Porvenir [Azul] 1906.         [ Links ]

El Pueblo [Azul] 1900-1906.         [ Links ]

El Tiempo [Azul] 1984.         [ Links ]

La Provincia [Azul] 1931.         [ Links ]

II. Fuentes secundarias

Alonso, Paula. Jardines secretos, legitimaciones públicas. El Partido Autonomista Nacional y la política argentina de fines del siglo XIX. Buenos Aires: Edhasa, 2010.         [ Links ]

Bertoni, Lilia Ana y Luciano de Privitellio, comps. Conflictos en democracia. La vida política argentina entre dos siglos. Buenos Aires: Siglo XXI Editores, 2009.         [ Links ]

Bohoslavsky, Ernesto y Germán Soprano, eds. Un Estado con rostro humano. Funcionarios e instituciones estatales en Argentina desde 1880 a la actualidad. Buenos Aires: Prometeo, UNGS, 2010.         [ Links ]

Bonaudo, Marta. "De la opinión publicada a la opinión pública. La prensa como lugar de representación y conflicto". Imaginarios y prácticas de un orden burgués. Rosario, 1850-1930. T. I. Dir. Marta Bonaudo. Rosario: Prohistoria, 2005.         [ Links ]

De Paz Trueba, Yolanda. "La participación de las mujeres en la construcción del Estado social en Argentina. El centro y sur bonaerenses a fines del siglo XIX y principios del XX". Anuario del CEH 9 (2009): 117-133.         [ Links ]

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Fernández Irusta, Pablo. "Los conservadores bonaerenses y la reforma de la ley electoral provincial (1910-1913)". Boletín del Instituto Ravignani 31 (2009): 79-122.         [ Links ]

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Gallo, Ezequiel. La república en ciernes. Surgimiento de la vida política y social pampeana, 1850-1930. Buenos Aires: Siglo XXI Editores, 2013.         [ Links ]

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