SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.44 número1Jaramillo Uribe: o sociólogo, o historiadorHistória intelectual: El pensamiento colombiano en el siglo XIX (O pensamento colombiano no século XIX ) índice de autoresíndice de assuntospesquisa de artigos
Home Pagelista alfabética de periódicos  

Serviços Personalizados

Journal

Artigo

Indicadores

Links relacionados

  • Em processo de indexaçãoCitado por Google
  • Não possue artigos similaresSimilares em SciELO
  • Em processo de indexaçãoSimilares em Google

Compartilhar


Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura

versão impressa ISSN 0120-2456

Anu. colomb. hist. soc. cult. vol.44 no.1 Bogotá jan./jun. 2017

https://doi.org/10.15446/achsc.v44n1.61215 

doi: http://dx.doi.org/10.15446/achsc.v44n1.61215

La demografía colonial como proyecto político. Jaime Jaramillo y la ideología de la "modernidad"*

Colonial Demography as a Political Project: Jaime Jaramillo and the Ideology of "Modernity"

A demografia colonial como projeto político. Jaime Jaramillo e a ideologia da "modernidade"

MARTA HERRERA ÁNGEL**
Universidad de los Andes
Bogotá, Colombia

* Agradezco a Rodrigo León su colaboración con el acopio de la bibliografía para realizar este artículo, la ayuda que en este sentido me dieron las profesoras Margarita Garrido y Decsi Arévalo, así como la lectura y los comentarios al texto de Santiago Muñoz y los evaluadores anónimos.
** maherrer@uniandes.edu.co

Artículo de reflexión
Recepción: 12 de junio del 2016. Aprobación: 29 de agosto del 2016.

Cómo citar este artículo
Marta Herrera Ángel, "La demografía colonial como proyecto político. Jaime Jaramillo y la ideología de la 'modernidad'", Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura 44.1 (2017): 49-69.


Resumen

Se analiza el interés de Jaime Jaramillo Uribe por la demografía colonial y la forma en que se aproximó a ella. Se pregunta por las bases ideológicas de sus estimativos particularmente bajos de la población nativa en el momento de la invasión europea del siglo XVI y el énfasis que hizo en su rápido decrecimiento y sustitución por los denominados mestizos. Se argumenta que en los años sesenta Jaime Jaramillo Uribe estaba comprometido con la ideología del "progreso", el "desarrollo" y la "modernidad". En ese contexto, ofrecer un panorama en el que predominaban los mestizos y no los indígenas proyectaba una sociedad en la que se facilitaban los cambios que se propugnaban. Además sugiere que puede entenderse desde una perspectiva similar el proyecto de la historia profesional, que en su momento fue denominado "Nueva Historia".

Palabras clave: (Autor) historiografía, Jaime Jaramillo Uribe; (Thesaurus) demografía, mestizaje, Colonia.


Abstract

This work analyzes Jaime Jaramillo Uribe's interest in and approach to colonial demography. It analyzes the ideological bases of his particularly low estimates of the native population during the European invasion of the 16th century and his emphasis on its rapid decrease and substitution by the so-called mestizos. The author argues that in the 1960s, Jaime Jaramillo Uribe was committed to the ideology of "progress", "development" and "modernity". In that context, the panorama in which mestizos and not the indigenous population predominated projected a society which facilitated the advocated changes. The author suggests that this could also be understood from a similar perspective, called "New History" in its time.

Keywords: (Author) historiography, Jaime Jaramillo Uribe; (Thesaurus) demography, mestization, colony.


Resumo

Analisa-se o interesse de Jaime Jaramillo Uribe pela demografia colonial e pela forma em que se aproxima dela. Pergunta-se pelas bases ideológicas de suas estimativas particularmente inferiores da população nativa no momento da invasão europeia do século XVI e a ênfase que fez em seu rápido declínio e substituição pelos denominados mestiços. Argumenta-se que, nos anos sessenta, Jaime Jaramillo Uribe estava comprometido com a ideologia do "progresso" do "desenvolvimento" e da "modernidade". Nesse contexto, oferecer um panorama no qual predominavam os mestiços e não os indígenas projetava uma sociedade na qual se facilitavam as mudanças que se propunham. Além disso, sugere que pode ser entendido a partir de uma perspectiva parecida o projeto da história profissional, que em seu momento foi denominado "Nova História".

Palavras-chave: (Autor) historiografia, Jaime Jaramillo Uribe; (Thesaurus) demografia, mestiçagem, Colônia.


Introducción

Es muy grato para mí comentar los aportes al pensamiento histórico de Jaime Jaramillo Uribe en el campo de la demografía colonial, y estoy muy agradecida por la invitación para hacerlo. Hay muchas aproximaciones que se pueden hacer a este tema y la que elegí fue la de centrar el análisis en el artículo sobre demografía que publicó en el segundo número del Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura (achsc).1 Mi objetivo es entender las bases de su preocupación sobre la demografía indígena y la forma en que se aproximó a esta temática. En particular me llamó la atención que sus estimativos sobre la población nativa en el momento de la invasión europea del siglo XVI fueran particularmente bajos y el énfasis que hizo en su rápido decrecimiento y sustitución por los denominados mestizos.

Para realizar este análisis parto de la base de que sus ideas fueron moldeadas por los procesos históricos que vivía y por las posiciones que asumió frente a esos hechos. Dirijo mi atención hacia aquellos aspectos que posiblemente fueron inconscientes y que a él le causaría sorpresa que se estuvieran considerando. En su momento tal vez no los habría aceptado, pero situado cuando se escribe este texto su perspectiva posiblemente habría cambiado. En el fondo busco analizar la ideología que estuvo en la base de sus reflexiones, entendiendo ideología como un proyecto de acción sobre la realidad. Para hacerlo interrogué al autor a partir de sus propios textos, que trabajé como si fueran documentos del archivo.2

Varios de los interrogantes que me surgieron en esa lectura encontraron principio de solución en las ponencias de quienes me antecedieron en la palabra: la profesora Margarita Garrido y los profesores César Ayala y Ricardo Sánchez. Uniendo unas y otras, en este corto artículo propongo que en los años sesenta Jaime Jaramillo Uribe estaba comprometido con la ideología del "progreso", del "desarrollo" y de la "modernidad" que había sido propugnada, entre otros, por la denominada Revolución en Marcha del dos veces presidente López Pumarejo (1934-1938 y 1942-1945). Esa cercanía explicaría el apoyo dado al proyecto de Jaime Jaramillo por su hijo y también presidente, López Michelsen (1974-1978), del que nos ha hablado el profesor Ricardo Sánchez.

En el contexto de esa ideología de modernidad, eran los mestizos y no los indígenas los que podían impulsar el cambio; no era la tradición milenaria que se recreaba en las comunidades indígenas la que podía apoyar los manifiestos de "progreso", sino precisamente los grupos que buscaban liberarse de ese pasado para ascender en la escala social. Como lo mostró la profesora Margarita Garrido en su presentación, en Colombia y en América Latina en general, fueron varios los intelectuales que trabajaron en pro de rescatar la imagen y las potencialidades del denominado mestizo en la construcción de la sociedad.3 Para Jaramillo, pocos indígenas, rápidamente suplantados por mestizos, proporcionaban una base poblacional relativamente homogénea y predispuesta al cambio. Los mestizos eran la población idónea para el proyecto de transformación social asociado con la "modernidad". Su homogeneidad también era importante por cuanto reducía el potencial conflicto interétnico. Como bien lo expresa el profesor César Ayala, el proyecto de Jaime Jaramillo no era un proyecto marxista, ni de izquierda, ni radical para su momento; era eminentemente un proyecto liberal, en el sentido en que puede ser entendido el término en los años sesenta.4

Demografía colonial e historia profesional

En 1964 se publicó el segundo número del achsc, que incluyó el artículo "La población indígena de Colombia en el momento de la conquista y sus transformaciones posteriores" de Jaime Jaramillo Uribe. En ese número del Anuario, al igual que en el primero, que apareció en 1963, la edición estuvo a cargo de la Sección de Historia de Colombia y América de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Colombia. Solo el tercero, fechado un año después, en 1965, tuvo como editor al Departamento de Historia de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Colombia. El Anuario había surgido como complemento a los esfuerzos para la creación del departamento y, en palabras del profesor Jaramillo, expresaba: "[...] mejor que cualquier otro medio los logros y las aspiraciones de la nueva corriente historiográfica que tuvimos la oportunidad de promover durante aquellos años".5

Un elemento central de la nueva corriente era el carácter social de sus temas y problemas. En su concepto, parte de la historia producida en las academias de historia y por historiadores cuya dedicación no estaba centrada en forma exclusiva en esa actividad, aspecto importante para definir la profesionalización de la disciplina, tendía a centrarse en personalidades.6 Algunos autores ocupaban cargos en el Gobierno o se dedicaban a las profesiones liberales; su posición social los llevaba a preocuparse por ancestros que habían adquirido el carácter de notables y en sus estudios los tomaban como eje de sus preocupaciones.7 En ambos casos, salvo algunas excepciones, a ese interés por las acciones individuales se sumaba la falta de rigor y de formación para ocuparse de temas altamente complejos como los que plantea la historia. Se tiene entonces que en el proceso de profesionalización de la historia, tal como lo entendía el profesor Jaramillo, el carácter social de la historia, como el eje de las reflexiones, y una amplia y profunda formación en distintas disciplinas se constituían en factores definitorios.8 En el contexto de estas ideas se entiende la relevancia del tema de la demografía histórica en el proyecto intelectual de Jaramillo, en la medida en que se trataba de un tema eminentemente social y, además, requería que el historiador contara con conocimientos sólidos de tipo cuantitativo, lo que le daba mayor peso a las investigaciones desde una perspectiva que privilegiaba el conocimiento que se autodenominaba como científico.

Ahora bien, dado el papel del Anuario como publicación vocera de esa nueva corriente que tomaba forma con la creación del Departamento de Historia, y del profesor Jaramillo como su director fundador, el artículo puede verse como una "declaración de principios" en al menos tres niveles. Por una parte, establecía la importancia y pertinencia del tema demográfico en los estudios de la nueva corriente historiográfica; por otra parte, colocaba en el eje de las discusiones que animaba a la demografía histórica indígena y, por último, establecía como punto de partida de sus reflexiones el siglo XVI. En cuanto al primer nivel, como se ha señalado, apunta a un elemento central de esa nueva historia, tal y como la concebía el director del Anuario: el análisis se centraba en la sociedad, en grupos sociales, no en personalidades; era una historia con horizontes más amplios, más extensos.9

Su punto de partida conceptual respecto a la demografía histórica puede entenderse a partir de planteamientos que se hacen en la parte introductoria de su artículo. Dice allí:

No solo carecemos de datos más o menos completos sobre la población total indígena existente al producirse la Conquista, sino también de informaciones indispensables para el análisis histórico-demográfico como son las referentes a la proporción entre niños, adultos y viejos, hombres y mujeres, número de componentes de la familia, ritmo de mortalidad y natalidad, en fin, sobre las costumbres sexuales y sociales relacionadas con la procreación.10

Es decir que el análisis "histórico-demográfico", como él lo denomina, tenía que ver no solo con el número de pobladores, sino también con aspectos relativos a las proporciones entre niños, adultos y viejos, hombres y mujeres, es decir, distribuciones por género y edad. También con los componentes de la familia, la natalidad y la mortalidad y con las costumbres sociales y sexuales relacionadas con la procreación. En otras palabras, para el autor el estudio histórico demográfico refiere al análisis de los aspectos cuantitativos y cualitativos relacionados con la procreación. El problema entonces no es solo de números, sino que dirige la atención a las estructuras sociales y, en este caso en particular, a una estructura fundamental para comprender el orden social: la familia.

En términos teórico-metodológicos, otro elemento central que es necesario destacar es su insistencia en el tema de las fuentes. Como se hace patente en varios de sus textos escritos en diferentes épocas, Jaramillo consideraba que frecuentemente los estudios sobre el periodo colonial se habían apoyado en los cronistas y solo muy excepcionalmente en la consulta de documentos históricos.11 Esta era una práctica que la historia profesional podía superar, ya que parte de la dificultad para acceder a las fuentes de archivo derivaba de fallas en la formación de los historiadores.12 Para su artículo sobre la población indígena hizo explícito que trabajaría "con el apoyo en el material conocido hasta el momento, adicionado con nuestras propias investigaciones de archivo".13 Además, en el Anuario, desde el primer número, se transcribieron documentos relativos al tema demográfico, varios de ellos preparados para su edición por el profesor Jaramillo.

El artículo del que venimos tratando, que se proyectaba como la primera parte y que se continuaría en el siguiente número de la revista, se centró en la población indígena en el momento de la conquista y la forma como se transformó en los siglos XVI y XVII. En él queda implícito que la segunda parte, que finalmente no se publicó en el tercer número de la revista, se centraría en el siglo XVIII. Curiosamente, en ese número, en lugar de continuar con el tema demográfico, publicó un artículo en el que se ocupaba del mestizaje, donde usaba la demografía para dar una idea de las proporciones y no como eje.14 Con la delimitación temática ubicó el artículo sobre la población indígena en al menos dos niveles de debate: el de las cifras de población nativa previas a la invasión europea del siglo XVI y el de sus transformaciones en el periodo colonial. Su objetivo explícito era, en ese sentido, doble: "servir de introducción a problemas demográficos y sociales referentes a la población colombiana en el siglo XVIII y con el ánimo de colocar la cuestión en un nuevo nivel".15

En lo que tiene que ver con el primer punto, el de servir de texto introductorio a las problemáticas demográficas y sociales del siglo XVIII, es importante tener en cuenta que para el profesor Jaramillo en el siglo XVI se habían sentado las bases de lo que serían tanto Colombia como los demás países latinoamericanos.

Si no tenemos conocimiento de esta etapa de nuestra historia ignoramos el país, ignoramos nuestros orígenes, no podemos decir qué es lo que somos, o por qué somos así, ya que realmente la configuración de nuestra historia y de nuestro ser nacional y de lo que somos comienza a darse en el siglo XVI, en el momento en que llegan los españoles, hacen la guerra a los indígenas, llevan adelante la empresa de la Conquista y luego establecen instituciones de tipo económico, social y cultural que explican cuáles son nuestras raíces y nuestros orígenes.

Quien ignora la historia colonial prácticamente ignora la base, los fundamentos de nuestra historia y podemos asegurar que no podrán explicarse los fenómenos de épocas posteriores, de la época de la Independencia, de nuestros siglos XIX y XX, porque todavía estamos inmersos en las características y en las condiciones que se crearon en los siglos XVI y XVII, es decir, en nuestros dos siglos de formación colonial.16

Se colocaba así el punto de partida de los estudios historiográficos del país en la invasión del siglo XVI, como era usual en la época y continúa siendo común en los estudios historiográficos no solo de Colombia, sino en general de América Latina.17 Se elimina así la milenaria historia de los ocupantes del territorio y, en su lugar, se proyecta la europea; una historia europea que, a su vez, invisibiliza la historia africana, la del islam, salvo en lo que tiene que ver con la "reconquista" de Granada y, en general, de Asia y la India. En el caso de la historiografía profesional colombiana, la tendencia señalada va en contravía de numerosas comunidades nativas sobrevivientes, para quienes hay una historia, una memoria, con una mayor profundidad temporal y que se ancla en el territorio americano.

En cuanto al segundo punto, el de las cifras de población nativas previas a la invasión, Jaramillo planteaba que: "nos permitiremos formular algunas hipótesis sobre la posible población indígena prehispánica del territorio ocupado hoy por Colombia, con la advertencia de que nuestros planteamientos tienen todavía el carácter de provisionales".18

En términos generales, la aproximación al tema de la demografía colonial de la que partía el profesor Jaramillo marcaba elementos de continuidad con algunos de los historiadores académicos, como Juan Friede y Kathleen Romoli, quienes eran miembros de la Academia Colombiana de Historia. Varias de sus obras fueron referenciadas en el artículo, como producidas por autores que se habían preocupado recientemente por temas demográficos indígenas con relación a Colombia,19 y usadas en sus análisis, aunque no siempre estuvo de acuerdo con sus resultados. En el contexto historiográfico del país, el tema de la demografía colonial estaba teniendo un desarrollo incipiente; su inclusión en el Anuario implicaba su expansión, al colocarlo en la mira de una forma de hacer historia que iniciaba un activo proceso de expansión.

El esfuerzo del profesor Jaramillo no cayó en el vacío. El tema fue abordado, cada vez en forma más rigurosa y sistemática, tanto por los nuevos historiadores profesionales como por aquellos con los que se marcaban elementos de continuidad: Germán Colmenares, Darío Fajardo, Hermes Tovar y Jorge Orlando Melo constituyen ejemplos destacados del primer grupo; Juan Friede del segundo. También fue el Anuario la publicación que acogió un número significativo de estos estudios. En lo que no hubo consenso, como era esperable y eventualmente tampoco hubiera sido aconsejable, fue en los resultados de esos estudios sobre la demografía colonial y, en particular, sobre la demografía indígena.

Demografía y política

El tema demográfico, con su ropaje cuantitativo, su manejo de fuentes, sus fórmulas, puede dar la idea de cierta asepsia ideológica. Nada más engañoso. El debate sobre el número de pobladores en el continente americano al darse la invasión europea de América ha tenido y tiene grandes implicaciones políticas y un carácter profundamente ideológico. Otro tanto puede decirse respecto a su dinámica demográfica en los siglos siguientes a la invasión. Ya desde el siglo XVI, por ejemplo, puede verse el debate de Las Casas alrededor de este tema vinculado con el interés de la Corona de debilitar el poder de encomenderos y capitanes de conquista, para consolidar su poder sobre el territorio americano. En el siglo XVIII los informes del oidor Berdugo, transcritos en el primer número del Anuario, dieron sustento a la idea de una gran disminución de la población indígena.20 Ese argumento fue central para legitimar el despojo de tierras y poblados indígenas que se llevó a cabo al hacer masivas agregaciones de pueblos de indios. Adicionalmente, dado que hasta el momento, al parecer, no se cuenta con formas de obtener información confiable sobre las dinámicas demográficas de la población, la posición que se adopte tiene una buena dosis de tinte político. Llegados a este punto, debo aclarar que, respecto a las cifras que se obtienen de los estudios demográficos, mi posición difiere radicalmente de la del profesor Jaramillo.21 Para él:

Todos estos motivos conducen invariablemente a respaldar la hipótesis de que la población indígena de los pueblos prehispánicos de la Nueva Granada, como en conjunto la de los pueblos americanos, no pudo alcanzar los límites que hasta hace algunos años eran aceptados y que, por el contrario, si excluímos a los grupos de más avanzada cultura, como Aztecas, Mayas, Chibchas e Incas, sus efectivos demográficos eran muy débiles. Lo más probable es que, aun antes de la conquista, la familia nuclear indígena fuera muy pequeña. También lo fue, aunque desde luego por nuevas causas, durante la primera época de la conquista y durante la colonia, como trataremos de mostrarlo en las consideraciones siguientes.22

Como veremos, Jaramillo se colocaba en el límite inferior de las cifras bajas que se manejaban en la época. Su argumento básico para apoyar cálculos reducidos de la población indígena remite fundamentalmente a razones económicas y culturales. Por ejemplo, refiriéndose al valle del río Magdalena, señala:

Ni en el bajo, ni en el Magdalena central, ni en el alto Magdalena hubo pueblos que por su cultura, su economía, forma de poblamiento o cualquiera otro de los factores sociales que condicionan el número y densidad de una población pudieran haber tenido una población semejante. Ni los Panches, ni los Muzos, ni los Colimas, ni los Yereguies, ni Pantagoras o Pijaos del Magdalena medio, ni Timanaes o Yalcones o Paeces del alto Magdalena pudieron ser pueblos de gran numero y gran densidad demográfica.23

Y concluye:

Siendo todavía prematuro sacar conclusiones, sin embargo, a título provisional, el examen de los datos de que hemos dispuesto nos permite afirmar que la población indígena prehispánica del territorio ocupado hoy por Colombia no pudo alcanzar un guarismo expresable en millones. Lo más probable es que no haya llegado a un millón, y que, como lo ha dicho el arqueólogo Wendell Bennet, aun la cifra relativamente discreta de 840 000 habitantes indígenas dada por Rosenblat parece, si no exagerada, por lo menos alta.24

Bennet, como el mismo Jaramillo lo indica, fue uno de los que manejó las cifras más bajas sobre población indígena que se discutieron en la época.25 El propio Jaramillo, a su vez, aumentaría posteriormente sus estimativos. En una conferencia dictada en el 2000 ya habla de que la población indígena del país podría calcularse a la llegada de los españoles en unos tres o cuatro millones de habitantes indígenas.26 Como sea, incluso con ese aumento, que triplicaba o cuadruplicaba sus cifras anteriores, se evidencia la subvaloración del componente poblacional amerindio, como pronto lo hicieron ver otros artículos sobre el tema. Ya en el siguiente número del Anuario Friede tomaba posiciones que se alejaban de las de Jaramillo. Se refería al desinterés de los historiadores por la población nativa americana, a pesar de constituir el sector mayoritario de la sociedad colonial, con lo que resaltaba su importancia relativa. Y, además, con base en los trabajos de Borah y Cook sobre México, señalaba la posibilidad de averiguar, con métodos históricos, "el verdadero potencial de la población americana a raíz de la Conquista y su posterior evolución".27

Sin embargo, la crítica más fuerte a este artículo sobre demografía colonial de Jaime Jaramillo Uribe provino del profesor Hermes Tovar, quien no solo cuestionó lo que llamó "timidez" y errores en los cálculos de la población nativa de Jaramillo, sino también de Friede, Colmenares y Fajardo.28 Atribuyó estos problemas a factores ideológicos y de fuentes. En cuanto a los ideológicos, los consideró como el resultado de relaciones de dominación y de imposición de lo "español" y el desprecio de los grupos dominados. "Para los pueblos conquistados era importante abandonar una no-historia que llevaban en sí y marchar hacia el camino de la historia con los europeos".29 En cuanto a las fuentes, se refería a las arqueológicas, a los cronistas (cuyas cifras, a diferencia de Jaramillo, validaba) y a la documentación colonial. Posteriormente, hizo referencia específica a los errores en los cálculos en las obras de los autores antes mencionados.

Ahora bien, al considerar este problema de cifras conviene detenerse un poco en las implicaciones de los estimativos sobre la población nativa de los que se parta y los que se hagan sobre sus transformaciones posteriores. Este punto es de gran importancia si se tiene en cuenta que, por las características de la información, los cálculos demográficos de la población del actual territorio colombiano, en especial entre los siglos XV y XVI, resultan particularmente complejos y muy poco confiables. Lo tardío de las cifras, la cobertura parcial de los conteos, tanto en términos espaciales como respecto al tipo de pobladores que registraban, entre tantos otros factores que distorsionan las cifras, hace que sean altamente especulativas.30 En medio de la minucia que esas dificultades pueden propiciar, es fácil perder de vista los alcances analíticos y políticos que tienen esos resultados tentativos y, repito, altamente especulativos. Me atrevería a decir que el análisis de las cifras, ejercicio cuya ejecución considero de gran importancia, resulta mucho más útil para detectar intereses, ideologías y otros procesos sociales particularmente complejos que están en la base de las distorsiones que generalmente presentan, que en obtener cifras relativamente "exactas".

Tomemos como ejemplo las cifras bajas sobre la población nativa que están en la base de ideas sobre la naturaleza "prístina" y "virgen" de los territorios americanos. Con el argumento de que la población indígena en el momento de la invasión europea era reducida, se asume que los indígenas dieron lugar a muy pocas transformaciones en el entorno.31 Lo anterior incluso sin considerar que la profundidad histórica de esa ocupación se remonta como mínimo unos diez o doce milenios. Pero precisamente los análisis sobre las transformaciones del entorno durante esos milenios muestran otro panorama.32 Los cambios ocurrieron en muchos niveles, fueron amplios y profundos, si bien muchos de ellos no son fácilmente perceptibles, en buena medida porque su lógica no era la de modificar la estructura del entorno, sino, en cierta manera, la de replicarla en aquellos aspectos que les resultaban deseables.33

Otro punto que en ese sentido resulta álgido es el del peso de lo indígena en la construcción social de los siglos posteriores. ¿Qué tanto de las culturas nativas fue incorporado por migrantes africanos, moros, judíos y cristianos que se radicaron en tierras americanas? Si bien la misma pregunta podría hacerse respecto a los que retornaron a sus lugares de origen o a los pobladores americanos que migraron a otros continentes, la que aquí interesa es la primera. La respuesta de Jaime Jaramillo en este sentido es clara. Incluso en el artículo en el que colocó estimativos más altos de población nativa a la llegada de los europeos, rápidamente añadió que entró en crisis por la dominación y quedó reducida a comienzos del siglo XVII a menos de medio millón.34 Esta cifra, además de su exigüidad, no menciona el problema de las proporciones. Aquí conviene recordar el planteamiento de Friede, en el sentido de que la población nativa constituía el sector mayoritario de la sociedad colonial.35 Hasta donde he podido apreciar, los cálculos de Friede tienen mucho sentido, hasta por lo menos las primeras décadas y mediados del siglo XVIII, es decir, dos siglos después de la invasión del siglo XVI.36 Una temporalidad nada despreciable como grupo mayoritario para dejar una impronta cultural significativa en la sociedad.

Ante esta sistemática subvaloración que hizo el profesor Jaramillo de la magnitud demográfica de las sociedades nativas y, por ende, de su aporte en la sociedad colonial y luego en la republicana, surge el interrogante sobre su sentido, su razón de ser. Mencionamos en la introducción que una posible respuesta a esta pregunta la encontramos en las presentaciones de quienes nos antecedieron en la palabra: en el contexto de la ideología del "desarrollo" y de la "modernidad" que se propugnaba en la década del 60, eran los mestizos y no los indígenas los que podían impulsar el cambio en ese sentido. Ese planteamiento queda claro en el texto que Jaramillo efectivamente publicó en el número 3 del Anuario, en el que supuestamente publicaría la segunda parte de sus estudios sobre demografía colonial, pero que, como ya señalamos, dedicó al tema del mestizaje.37 De ese artículo transcribimos en extenso el siguiente texto por la claridad que ofrece para sustentar nuestro argumento:

Hemos dicho que el factor dinámico por excelencia de [la] nueva sociedad fue el mestizaje, impuesto a los españoles por la circunstancia histórica más que por una deliberada voluntad de mezcla o por ausencia de sentido de superioridad. En efecto, sin el proceso de mestizaje que fue particularmente rápido y completo en la Nueva Granada, nuestra sociedad habría tenido una estructura mucho más rígida o se habría constituido en forma mucho menos nacional y orgánica. Tendríamos menos posibilidades de formar una nación y a los elementos que hoy diferencian a los nuevos grupos sociales como el patrimonio económico y el nivel cultural se agregarían, en mayor proporción que la actual, otros mucho más rígidos, más difíciles de vencer, como serían la raza y la heterogeneidad de culturas, como ha sucedido en países hispanoamericanos donde el proceso de mestizaje quedó incompleto o ha sido mucho menos intenso y rápido que en Colombia. Pues la experiencia histórica demuestra que el dinero y la cultura científica y técnica se conquistan con mucha mayor rapidez y celeridad por los grupos colocados en bajos estratos sociales, cuando además de darse la riqueza natural del medio y su factible explotación no se agregan y perduran en la sociedad diferencias raciales que representan herencias de dominación y relaciones de conquistador a conquistado. El fenómeno del nuevo rico y del técnico hecho nuevo rico y trasladado con rapidez a funciones de dirigente social así lo evidencian.38

Queda claro en el anterior escrito que, para Jaime Jaramillo, una sociedad cimentada en el mestizaje constituía la base para una sociedad "orgánica" y "nacional". Una sociedad en la que el dinero y lo que llama cultura científica y técnica, términos que parecen coincidir con el de formación educativa profesional, garantizarían el ascenso social de los "bajos estratos sociales". Una sociedad que veía como menos conflictiva que aquellas en las que la "raza y la heterogeneidad de culturas" tuvieran una mayor fuerza. En síntesis, una sociedad estructurada sobre los parámetros de las "sociedades abiertas", más cercanas en el camino del "desarrollo" al ideal de "Estado racional" y "moderno", movido por los intereses del capital de Max Weber. 39

Conclusiones

En la introducción se mencionó que las bajas cifras de población indígena en el momento de la invasión europea del siglo XVI y la idea de su rápido colapso que argumenta Jaramillo estaban asociadas a su ideología de "progreso", de "desarrollo" y de "cambio", muy en boga en la década de los 60. Pero además, por lo que se aprecia en su argumento sobre el mestizo como factor dinámico de la sociedad, al que nos acabamos de referir, podemos ver que se trata de un proyecto que tiene una clara relación con el de la historia profesional. Esa que en su momento se conoció como "Nueva Historia", si bien pocos están de acuerdo con tal apelativo. La "Nueva Historia" también fue un proyecto de la "modernidad", del "desarrollo" y del "progreso".

Mauricio Archila se pregunta:

si en la eventual pérdida de una dimensión crítica en la disciplina no habrá cantos de sirena más poderosos que las modas historiográficas supuestamente incorporadas por nuestros estudiantes. A modo de respuesta, pensamos en el uso que el establecimiento hace de los intelectuales para legitimarse, seducción de la que no escaparon algunos nuevos historiadores y lo siguen haciendo otros novísimos.40

A mi vez me pregunto si ese uso que hace el establecimiento de los intelectuales para legitimarse se restringe a los que se dejaron "seducir" (¿se debe entender a los que abandonaron temporal o permanentemente sus cargos académicos para ocupar posiciones en el Estado?) o si involucra a las mismas instituciones educativas. Cabe cuestionar también si la historia profesional, la "Nueva Historia", no forma parte del mismo proyecto "modernizador" propugnado por el Estado; si la existencia de una historia profesional no deslegitima o ha deslegitimado, de facto, otras formas de hacer historia; si, por ejemplo, esa historia profesional, que excluye de su objeto de estudio el periodo prehispánico, no deslegitima la historia de las comunidades nativas americanas; más aún, si la metodología misma de la historia profesional, propia de las "ciencias sociales", no excluye de su universo de posibilidades otras formas de condensar la memoria, como por ejemplo el mito, que para muchas comunidades constituye lo esencial del conocimiento histórico, porque es la verdadera historia.41

En ese sentido resultan llamativos los señalamientos de Arguedas, Rescaniere y Rivera Andía para el caso peruano de los años 60 sobre las implicaciones de asumir que las culturas nativas estaban en vía de extinción.42 En ese contexto, la palabra aculturación resultó particularmente seductora, en especial para aquellos que avizoraban una supuesta desaparición de las sociedades amerindias desde una perspectiva romántica. El fin del "buen salvaje" era el precio que había que pagar por alcanzar esos vagos ideales que se condensan en términos que contaban y cuentan con muchos usuarios: "progreso", "desarrollo" y "modernidad". En ese ambiente ideológico se ve a la historia, a la historia profesional, como la disciplina que se ocupa de analizar el cambio social. El problema de las permanencias se evita y a lo sumo se aceptaba la existencia de procesos que se inscriben en la larga duración. El cambio, léase "progreso", "desarrollo" y "modernidad", era lo que la tendencia historiográfica del momento, la "Nueva Historia", estaba legitimando. En ese proceso se inscribía al mestizo; el indio, el nativo, podía verse desde esa perspectiva como el abanderado de la tendencia opuesta, la de la permanencia.


Notas

1 Jaime Jaramillo Uribe, "La población indígena de Colombia en el momento de la conquista y sus transformaciones posteriores", Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura 2 (1964): 239-293.
2 Gonzalo Cataño, comp. Obras completas de Jaime Jaramillo Uribe (Bogotá: Ediciones Uniandes / ICANH / Alfaomega Colombiana S.A., 2002).
3 Al respecto piénsese en autores como José de Vasconcelos, Miguel León-Portilla o José María Arguedas, si bien la aproximación al mestizo (en especial la de los dos últimos) difiere en forma significativa de la de Jaramillo, en la medida en que evidencian los profundos vínculos entre indígenas y mestizos.
4 Sobre este punto, ver, a manera de ejemplo: María Carrizosa de López, "Estudio sobre las tendencias del liberalismo en Colombia: 1930-1945", Universitas Humanística 17.29 (1988): 7-44 y César Giraldo, Estado y hacienda pública en Colombia 1934-1990 (Bogotá: Contraloría General de la República, 1994).
5 Jaime Jaramillo Uribe, "Génesis de los modernos estudios históricos en Colombia: de la Escuela Normal Superior al Departamento de Historia de la Universidad Nacional", Obras completas de Jaime Jaramillo Uribe.De la sociología a la historia, comp. Gonzalo Cataño (Bogotá: Ediciones Uniandes / ICANH / Alfaomega Colombiana S.A., 2002) 165.
6 Jaime Jaramillo Uribe, "Desarrollo de la investigación a partir de fuentes primarias en la historiografía nacional", Obras completas. Historia, sociedad y cultura. Ensayos y conferencias, comp. Gonzalo Cataño (Bogotá: Ediciones Uniandes / ICANH / Alfaomega Colombiana S.A., 2002) 200-208. Sobre este punto, ver también: Mauricio Archila Neira, "El Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, una joven revista histórica que cumple 50 años", Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura 40. Sup. 1 (2013): 27-65.
7 Jaramillo Uribe, "Desarrollo de la investigación" 203.
8 aramillo Uribe, "Desarrollo de la investigación" 201-202. Ver las disciplinas que debía manejar el historiador y las cualidades con las que debía contar en: Jaime Jaramillo Uribe, "Sobre la formación del historiador", Obras completas 121-128.
9 Jaramillo Uribe, "Desarrollo de la investigación" 203.
10 Jaramillo Uribe, "La población indígena" 239.
11 Jaramillo Uribe, "Desarrollo de la investigación" 204.
12 Jaramillo Uribe, "Desarrollo de la investigación".
13 Jaramillo Uribe, "La población indígena" 240. Como fuentes para la realización de este artículo se consultaron, además de cronistas y documentos transcritos, documentos del Archivo General de la Nación (Bogotá) y del Archivo Central del Cauca (Popayán). En el Archivo General de la Nación la mayor parte de la documentación provenía del fondo Visitas. El manejo que hizo de esas fuentes fue cuestionado por Hermes Tovar, "Estado actual de los estudios sobre demografía histórica en Colombia", Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura 5 (1970): 65-111.
14 Jaime Jaramillo Uribe, "Mestizaje y diferenciación social en el Nuevo Reino de Granada en la segunda mitad del siglo XVIII", Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura 3 (1965): 21-48.
15 Jaramillo Uribe, "La población indígena" 240.
16 Jaramillo Uribe, "Desarrollo de la investigación" 204.
17 Walter D. Mignolo, The Darker Side of the Renaissance. Literacy, Territoriality and Colonization (Michigan: The University of Michigan Press, 1995) 137.
18 Jaramillo Uribe, "La población indígena" 240.
19 Jaramillo Uribe, "La población indígena" 244.
20 Andrés Berdugo, Jaime Jaramillo Uribe y Josefina Chávez de Bonilla, "Informe del Visitador Real Don Andrés Berdugo y Oquendo sobre el estado social y económico de la población indígena, blanca y mestiza de las provincias de Tunja y Vélez a mediados del siglo XVIII", Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura 1 (1963): 133-196. Para una aproximación crítica frente a este documento y a la forma como la historiografía lo ha interpretado, ver: Jorge Orlando Melo, "¿Cuánta tierra necesita un indio para sobrevivir?", Gaceta 12-13 (1977): 28-32. En Marta Herrera, Poder local, población y ordenamiento territorial en la Nueva Granada —siglo XVIII— (Bogotá: Archivo General de la Nación, 1996) 69-109, se dedica un capítulo completo al análisis de las cifras de Berdugo y a las de la visita complementaria, la de Aróstegui y Escoto.
21 A manera de ejemplo, ver: Marta Herrera Ángel, "El poblamiento en el siglo XVI y los principios del XVII. Contrastes entre el Caribe y el interior andino", Cartagena de Indias en el siglo XVI, eds. Haroldo Calvo Stevenson y Adolfo Meisel Roca (Cartagena: Banco de la República, 2010) 203-237; "Desaparición de los Poblados Caribeños en el siglo XVI", Revista Colombiana de Antropología 34 (1998): 124-165; "Ordenamiento espacial en los pueblos de indios. Dominación y resistencia en la sociedad colonial", Fronteras 2.2 (1998): 93-128; y, Poder local, población y ordenamiento.
22 Jaramillo Uribe, "La población indígena" 279.
23 Jaramillo Uribe, "La población indígena" 249.
24 Jaramillo Uribe, "La población indígena" 284.
25 Jaramillo Uribe, "La población indígena" 240-241.
26 Jaime Jaramillo Uribe, "La población africana en el desarrollo económico de Colombia", Obras completas 80-84.
27 Juan Friede, "Algunas consideraciones sobre la evolución demográfica en la provincia de Tunja", Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura 3 (1965): 5-21.
28 Hermes Tovar Pinzón, "Estado actual"; Germán Colmenares, Encomienda y población en la provincia de Pamplona (1549-1650) (Bogotá: Universidad de los Andes, 1969); Darío Fajardo, El régimen de la encomienda en la provincia de Vélez (población indígena y economía) (Bogotá: Universidad de los Andes, 1969); Juan Friede, Los quimbaya bajo la dominación española (Bogotá: s.e., 1963).
29 Hermes Tovar Pinzón, "Estado actual" 67.
30 Para el actual territorio colombiano, el recuento general más temprano con que se cuenta es de 1560 (casi 60 años después de iniciada la invasión y las guerras que la acompañaron) y solo cobija parte de las llanuras del Caribe y el área andina. Incluso para esas áreas con frecuencia señala que no se cuenta con datos y solo incluye las cifras de los hombres en edad de tributar (entre 15-18 y 50-55 años), es decir, no incluye a los niños y adolescentes, a las mujeres y a los ancianos. Ver análisis de este recuento en Marta Herrera, "El poblamiento en el siglo XVI".
31 Ejemplos de posiciones críticas respecto a esta aproximación se pueden encontrar en: William M. Denevan, "The Pristine Mith: The Landscape of the Americas in 1492", Annals of the Association of American Geographers 82.3 (1992): 369-385 y William Balée, Cultural Forests of the Amazon. A Historical Ecology of People and their Landscapes (Tuscaloosa: The University of Alabama Press, 2013).
32 Warwick Bray, "¿A dónde han ido los bosques? El hombre y el medio ambiente en la Colombia prehispánica", Boletín Museo del Oro 30 (1991): 43-65.
33 En el campo de la arqueología son numerosas las obras que evidencian la dimensión y amplitud de los cambios en el entorno de la actual Colombia en épocas prehispánicas. A manera de ejemplo, ver: Warwick Bray, "¿A dónde han ido los Bosques?"; William Balée, Cultural Forests of the Amazon; Santiago Mora, Habitantes tempranos de la selva tropical amazónica: un estudio de las dinámicas humanas y ambientales (Pittsburgh: Universidad de Pittsburgh, 2003); Santiago Mora Camargo, ed. Ingenierías prehispánicas (Bogotá: Fondo fen / ICANH, 1990); Clemencia Plazas, Ana María Falchetti, Thomas van der Hammen y Pedro Botero, "Cambios ambientales y desarrollo cultural en el bajo río San Jorge", Boletín Museo del Oro 20 (1988): 55-88; Ana María Boada Rivas, Patrones de asentamiento regional y sistemas de agricultura intensiva en Cota y Suba, Sabana de Bogotá (Colombia) (Bogotá: fian, 2006); Diógenes Patiño, "Agricultura prehispánica y sociedades complejas en Tumaco, Colombia", Arqueología del Área Intermedia 1 (1999): 49-82; Michael Eden, Warwick Bray, Leonor Herrera y Colin McEwan, "Terra Preta Soils and their Archaeological Context in the Caqueta Basin of Southeast Colombia", American Antiquity 49.1 (1984): 125-140.
34 Jaramillo Uribe, "La población africana" 80.
35 Juan Friede, "Algunas consideraciones" 5.
36 Marta Herrera Ángel, Poder local; Popayán: la unidad de lo diverso. Territorio, población y poblamiento en la provincia de Popayán, siglo XVIII (Bogotá: Universidad de los Andes, 2009); "El poblamiento en el siglo XVI" 203-237.
37 En este artículo también se aprecia la tendencia a subestimar las cifras de población indígena. El uso de los datos del visitador Berdugo y Oquendo, por ejemplo, no permite apreciar los problemas de cobertura del recuento y solo muy tenuemente intuir los intereses que estaban en pugna en el momento en que se recopilaron (el despojo de las tierras indígenas). Para el caso de la provincia de Santafé a mediados del siglo XVIII se dan totales de solo siete pueblos que visitó Berdugo, de los 52 que integraban la provincia. Sobre esta base se presenta una cifra de 2.294 indígenas y 7.127 vecinos. Al adicionar los datos de la visita complementaria a la de Berdugo, la de Aróstegui y Escoto, que visitó el resto de los pueblos de la provincia, se tiene un resultado sustancialmente distinto: 28.769 indígenas y 24.040 vecinos en los 52 pueblos de la provincia de Santafé. Ver: Marta Herrera, Poder local, población y ordenamiento 70-71.
38 Jaime Jaramillo Uribe, "Mestizaje y diferenciación social en el Nuevo Reino de Granada en la segunda mitad del siglo XVIII", Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura 3 (1965): 23-24.
39 Jaramillo, "Mestizaje" 21; Max Weber, Economía y sociedad (México: Fondo de Cultura Económica, 1977) 1047-1077.
40 Mauricio Archila, "El Anuario Colombiano" 55.
41 Doumer Mamián Guzmán, "Los pastos", Geografía humana de Colombia. Región andina central, vol. 1, t. IV, coord. François Correa Rubio (Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura Hispánica, 1996) 9-118; Jonathan D. Hill, "Myth and History", Rethinking History and Myth. Indigenous South American Perspectives on the Past, ed. Jonathan D. Hill (Urbana: University of Illinois Press, 1998) 1-17.
42 Juan Javier Rivera Andía, La fiesta del ganado en el valle de Chancay (1969–2002). Ritual, religión y ganadería en los Andes (Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú, 2003).


Obras citadas

Archila Neira, Mauricio. "El Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, una joven revista histórica que cumple 50 años". Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura 40. Sup. 1 (2013): 27-65.         [ Links ]

Balée, William. Cultural Forests of the Amazon. A Historical Ecology of People and their Landscapes. Tuscaloosa: The University of Alabama Press, 2013.         [ Links ]

Berdugo, Andrés, Jaime Jaramillo Uribe y Josefina Chávez de Bonilla. "Informe del Visitador Real Don Andrés Berdugo y Oquendo sobre el estado social y económico de la población indígena, blanca y mestiza de las provincias de Tunja y Vélez a mediados del siglo XVIII". Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura 1 (1963): 133-196.         [ Links ]

Boada Rivas, Ana María. Patrones de asentamiento regional y sistemas de agricultura intensiva en Cota y Suba, Sabana de Bogotá (Colombia). Bogotá: FIAN, 2006.         [ Links ]

Bray, Warwick. "¿A dónde han ido los bosques? El hombre y el medio ambiente en la Colombia prehispánica". Boletín Museo del Oro 30 (1991): 43-65.         [ Links ]

Carrizosa de López, María. "Estudio sobre las tendencias del liberalismo en Colombia: 1930-1945". Universitas Humanistica 17.29 (1988): 7-44.         [ Links ]

Cataño, Gonzalo, comp. Obras completas de Jaime Jaramillo Uribe. Bogotá: Ediciones Uniandes / ICANH / Alfaomega Colombiana S. A., 2002.         [ Links ]

Colmenares, Germán. Encomienda y población en la provincia de Pamplona (1549-1650). Bogotá: Universidad de los Andes, 1969.         [ Links ]

Denevan, William M. "The Pristine Mith: The Landscape of the Americas in 1492". Annals of the Association of American Geographers 82.3 (1992): 369-385.         [ Links ]

Eden, Michael, Warwick Bray, Leonor Herrera y Colin McEwan. "Terra Preta Soils and their Archaeological Context in the Caqueta Basin of Southeast Colombia". American Antiquity 49.1 (1984): 125-140.         [ Links ]

Fajardo, Darío. El régimen de la encomienda en la provincia de Vélez (población indígena y economía). Bogotá: Universidad de los Andes, 1969.         [ Links ]

Francis, Michael. "Población, enfermedad y cambio demográfico, 1537-1636. Demografía histórica de Tunja: una mirada crítica". Muiscas. Representaciones, cartografías y etnopolíticas de la memoria. Comp. Ana María Gómez Londoño. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2005. 74-150.         [ Links ]

Friede, Juan. "Algunas consideraciones sobre la evolución demográfica en la provincia de Tunja". Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura 3 (1965): 5-21.         [ Links ]

Friede, Juan. Los quimbaya bajo la dominación española. Bogotá: s.e., 1963.         [ Links ]

Giraldo, César. Estado y hacienda en Colombia 1934-1990. Bogotá: Contraloría General de la República, 1994.         [ Links ]

Herrera Ángel, Marta. "Desaparición de los poblados caribeños en el siglo XVI". Revista Colombiana de Antropología 34 (1998): 124-165.         [ Links ]

Herrera Ángel, Marta. "El poblamiento en el siglo XVI y principios del XVII. Contrastes entre el Caribe y el interior andino". Cartagena de Indias en el siglo XVI. Eds. Haroldo Calvo Stevenson y Adolfo Meisel Roca. Cartagena: Banco de la República, 2010. 203-237.         [ Links ]

Herrera Ángel, Marta. "Ordenamiento espacial en los pueblos de indios. Dominación y resistencia en la sociedad colonial". Fronteras 2.2 (1998): 93-128.         [ Links ]

Herrera Ángel, Marta. Poder local, población y ordenamiento territorial en la Nueva Granada -siglo XVIII-. Bogotá: Archivo General de la Nación, 1996.         [ Links ]

Herrera Ángel, Marta. Popayán: la unidad de lo diverso. Territorio, población y poblamiento en la provincia de Popayán, siglo XVIII. Bogotá: Universidad de los Andes, 2009.         [ Links ]

Hill, Jonathan D. "Myth and History". Rethinking History and Myth. Indigenous South American Perspectives on the Past. Ed. Jonathan D. Hill. Urbana: University of Illinois Press, 1998. 1-17.         [ Links ]

Jaramillo Uribe, Jaime. "Mestizaje y diferenciación social en el Nuevo Reino de Granada en la segunda mitad del siglo XVIII". Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura 3 (1965): 21-48.         [ Links ]

Jaramillo Uribe, Jaime. "La población indígena de Colombia en el momento de la conquista y sus transformaciones posteriores". Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura 2 (1964): 239-293.         [ Links ]

Mamián Guzmán, Doumer. "Los pastos", Geografía humana de Colombia. Región Andina Central. Vol. 1. T. IV. Coord. François Correa Rubio. Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura Hispánica, 1996. 9-118.         [ Links ]

Melo, Jorge Orlando. "¿Cuánta tierra necesita un indio para sobrevivir?". Gaceta 12-13 (1977): 28-32.         [ Links ]

Mignolo, Walter D. The Darker Side of the Renaissance. Literacy, Territoriality and Colonization. Michigan: The University of Michigan Press, 1995.         [ Links ]

Mora Camargo, Santiago, ed. Ingenierías prehispánicas. Bogotá: Fondo FEN / ICANH, 1990.         [ Links ]

Mora, Santiago. Habitantes tempranos de la selva tropical amazónica: un estudio de las dinámicas humanas y ambientales. Pittsburgh: Universidad de Pittsburgh, 2003.         [ Links ]

Patiño, Diógenes. "Agricultura prehispánica y sociedades complejas en Tumaco, Colombia". Arqueología del Área Intermedia 1 (1999): 49-82.         [ Links ]

Plazas, Clemencia, Ana María Falchetti, Thomas van der Hammen y Pedro Botero. "Cambios ambientales y desarrollo cultural en el bajo río San Jorge". Boletín Museo del Oro 20 (1988): 55-88.         [ Links ]

Rivera Andía, Juan Javier. La fiesta del ganado en el valle de Chancay (1969-2002). Ritual, religión y ganadería en los Andes. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú, 2003.         [ Links ]

Tovar Pinzón, Hermes. "Estado actual de los estudios sobre demografía histórica en Colombia". Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura 5 (1970): 65-111.         [ Links ]

Weber, Max. Economía y Sociedad. México: Fondo de Cultura Económica, 1977.         [ Links ]

Creative Commons License Todo o conteúdo deste periódico, exceto onde está identificado, está licenciado sob uma Licença Creative Commons