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Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura

Print version ISSN 0120-2456

Anu. colomb. hist. soc. cult. vol.44 no.1 Bogotá Jan./June 2017

https://doi.org/10.15446/achsc.v44n1.61229 

doi: http://dx.doi.org/10.15446/achsc.v44n1.61229

Las investigaciones sobre la arquitectura religiosa en Colombia. El predominio católico, 1960-2008*

Research on Religious Architecture in Colombia: The Catholic Dominance, 1960-2008

As pesquisas sobre a arquitetura religiosa na Colômbia. O predomínio católico, 1960-2008

LILIANA RUEDA CÁCERES**
Universidad Santo Tomás
Bucaramanga, Colombia

HELWAR HERNANDO FIGUEROA***
WILLIAM ELVIS PLATA****
Universidad Industrial de Santander
Bucaramanga, Colombia

* Este artículo se deriva de la investigación "Diversidad religiosa y arquitectura en Colombia. Fase I". El proyecto fue aprobado en agosto del 2014 por la usta, según código GIFARQP12014 y por la uis en diciembre del 2014, según código 9309, y fue terminado en noviembre del 2015.
** lruedac@hotmail.com
*** fhelwar@hotmail.com
**** weplataq@uis.edu.co

Artículo de reflexión
Recepción: 24 de enero del 2016. Aprobación: 1° de abril del 2016.

Cómo citar este artículo
Liliana Rueda Cáceres, Helwar Hernando Figueroa y William Elvis Plata, "Las investigaciones sobre la arquitectura religiosa en Colombia. El predominio católico, 1960-2008", Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura 44.1 (2017): 304-333.


Resumen

A través de un estado del arte sobre las investigaciones en torno a la arquitectura religiosa en Colombia se ratifica el predomino de lo católico y la condición pionera de estos estudios. Una indagación general permitió reconocer las diferentes tendencias, fortalezas, vacíos, la cronología y posibles vetas de trabajo de un campo de estudio que todavía requiere ser profundizado. Se indagaron, en las principales bibliotecas del país, las publicaciones resultado de investigaciones sobre la arquitectura religiosa desde comienzos del siglo xx hasta el año 2008. Se observó que el pico de producción se dio durante el periodo 1960-1990. Sin embargo, solo se encontró información de la arquitectura católica, lo que evidenció, además, que estas investigaciones son principalmente descriptivas y no poseen mayor análisis teórico sobre el hecho arquitectónico.

Palabras clave: (Autor) Colombia, templos; (Thesaurus) historiografía, arquitectura, catolicismo.


Abstract

The State of the art for studies on religious architecture in Colombia ratifies the Catholic predominance and the pioneer condition of these studies. A general inquiry evidenced the different tendencies, strengths, gaps, chronology and possible areas for further study. The article looks, in the main libraries of the country, publications of studies on religious art from the 20th century until 2008. This lead to the observation of a peak in production during the period of 1960 to 1990. Nevertheless, it found only information on Catholic architecture, and furthermore, that these studies are mainly descriptive and do not show significant theoretical analysis of the architectural facts.

Keywords: (Author) Colombia, temples; (Thesaurus) historiography, architecture, Catholicism.


Resumo

Por meio de um estado da arte sobre as pesquisas em torno da arquitetura religiosa na Colômbia, ratifica-se o predomínio do católico e da condição pioneira desses estudos. Uma indagação geral permitiu reconhecer as diferentes tendências, fortalezas, vazios, a cronologia e possíveis áreas de trabalho de um campo de estudo que ainda requer ser aprofundado. Indagaram-se, nas principais bibliotecas do país, as publicações resultantes de pesquisas sobre a arquitetura religiosa a partir dos princípios do século xx até o ano 2008. Observou-se que o auge de produção aconteceu durante o período 1960-1990. No entanto, somente foi encontrada informação da arquitetura católica, o que evidenciou, além disso, que estas pesquisas são principalmente descritivas e não possuem maior análise teórica sobre o fato arquitetônico.

Palavras-chave: (Autor) Colômbia, templos; (Thesaurus) historiografia, arquitetura, catolicismo.


Introducción

Hoy la investigación en historia de la arquitectura en Colombia todavía tiene vacíos en el campo de la arquitectura religiosa. Una juiciosa revisión de la literatura permite afirmar que los primeros trabajos sobre esta temática abordaron particularmente la arquitectura religiosa católica, convirtiéndose además en las obras pioneras en la investigación de la historia de la arquitectura en Colombia. Por cierto, en los años sesenta Carlos Arbeláez Camacho visualizó un patrón de diseño en la arquitectura de la religión católica mucho antes que Silvia Arango y Alberto Corradine escribieran en los años ochenta las "historias" de la arquitectura en Colombia.1 El mismo Alberto Corradine intentaba, en 1968, hacer una clasificación de la arquitectura religiosa católica neogranadina, con la publicación de un pequeño folleto2 que acompañaba una exposición sobre los templos coloniales.

Los arquitectos Carlos Arbeláez y Alberto Corradine, egresados de la Universidad Nacional y con estudios de posgrado en el exterior, a partir de la década de 1960 fueron los pioneros en la investigación histórica de la arquitectura. Al regresar al país se preocuparon por indagar sistemáticamente sobre una arquitectura que no era valorada ni reconocida por sus contemporáneos, y que tan solo en casos excepcionales había merecido algunas publicaciones de intelectuales no arquitectos a finales del siglo XIX y principios del XX.3

El interés personal de estos arquitectos, la influencia de historiadores del arte, como los españoles Marco Dorta y Santiago Sebastian,4 y las observaciones del argentino Mario Buschiazzo5 enmarcan los orígenes de la investigación en el campo de la arquitectura religiosa neogranadina y católica. Se trata de una historiografía que nació firmemente apoyada en la investigación documental y que fue escrita por arquitectos estrechamente vinculados a la academia. Así vemos cómo las primeras investigaciones en el campo de la arquitectura religiosa corrían a la par, pero no propiamente relacionadas con los incipientes avances en la historiografía colombiana, que por aquellos años veía florecer los estudios históricos profesionales, los cuales, de la mano del historiador Jaime Jaramillo y de la nueva generación de historiadores que por esos años se estaban formando en las universidades, se distanciaban de la Academia de Historia. Tanto Arbeláez como Corradine iniciaron en esa misma década trabajos de investigación soportados en las fuentes documentales que se encontraban casi vírgenes en el Archivo Nacional, hoy Archivo General de la Nación, e incluso en los archivos parroquiales y de las notarías.

Más adelante, ya en el siglo xxi, se verá surgir una segunda generación de arquitectos investigadores, quienes, en el marco de trabajos de posgrado en historia y teoría de la arquitectura, dirigen sus miradas sobre la arquitectura religiosa católica, con enfoques teóricos que van más allá de los primeros estudios descriptivos. Aunque notoriamente reducidas en cantidad, estas investigaciones profundizan teóricamente en temáticas específicas dirigidas a revelar los procesos de diseño o relacionar estas arquitecturas con el contexto social o político que las vio construirse, lo que se constituye en un aporte valioso tanto en el campo del diseño como en la construcción de una necesaria visión integral de la arquitectura.

De esta manera, nuestra intención es analizar en detalle estos procesos de investigación, identificar quiénes son los investigadores y cuáles son sus diferentes enfoques y puntos de vista asumidos, reconocer los postulados teóricos que fueron seguidos y además verificar en qué aspectos se observan los mayores vacíos dentro de esta línea investigativa. Para ello es necesario aclarar que nuestra indagación se centró en una revisión bibliográfica que abarca el periodo que va desde comienzos del siglo XX hasta la primera década del siglo XXI, en el que se encuentra que la mayor producción sobre este asunto se ubica entre 1960 y 1990. Esta indagación se llevó a cabo en la Biblioteca Luis Ángel Arango (blaa), en los catálogos en línea de las bibliotecas de las siguientes universidades: Universidad Nacional de Colombia, Universidad Javeriana, Universidad de Los Andes, Universidad Santo Tomás y Universidad Industrial de Santander. Se revisaron, así mismo, las bases de datos Redalyc y Dialnet. Las palabras clave de búsqueda fueron "arquitectura religiosa", "arquitectura religiosa Colombia", "iglesias Colombia", "religious architecture Colombia" y "churches Colombia". La búsqueda se centró en identificar publicaciones que fueran el resultado de investigación que trataran específicamente sobre (o incluyeran) la arquitectura religiosa en Colombia. Adicionalmente, se revisaron los catálogos de proyectos de grado terminados en la maestría en Historia y Teoría del Arte, la Arquitectura y la Ciudad de la Universidad Nacional de Colombia y de la maestría en Patrimonio Cultural y Territorio de la Universidad Javeriana.

La filigrana en los enfoques de la investigación arquitectónica

Observamos dos maneras de investigar la arquitectura religiosa sin necesidad de hacer distinciones respecto de la confesión religiosa a la que pertenecen las obras ni en relación con el periodo histórico en el que se crearon. La primera perspectiva, en la que se ha desarrollado la mayor cantidad de trabajos, centra su atención en el sentido material de la arquitectura religiosa. Una perspectiva de análisis originada, en la mayoría de los casos, como consecuencia de valorar dichas obras como un patrimonio histórico amenazado frente a los procesos modernizantes, que no comprendían el valor arquitectónico y cultural de las obras y que veían en estas vestigios de atraso y, en el peor de los casos, de subdesarrollo. Sus autores son arquitectos en la inmensa mayoría y el desarrollo de los trabajos se da, en un primer momento, en las décadas de los años sesenta y setenta del siglo XX.

La segunda posición, que incluye trabajos realizados casi exclusivamente en el siglo xxi, se subdivide a su vez en dos vertientes. La primera se caracteriza por estar conformada por equipos de trabajo interdisciplinarios que indagan más allá del objeto puramente arquitectónico y que analizan sus connotaciones culturales y buscan comprender las implicaciones a nivel territorial, cultural o social que la arquitectura religiosa conlleva. La segunda vertiente, conformada exclusivamente por arquitectos, indaga los aspectos teóricos que subyacen en las arquitecturas y se adentra así en el campo específico del diseño.

Las primeras investigaciones: reconocer, valorar y restaurar

Definitivamente la mirada que reconoce el valor de una arquitectura precedente es sobre la que se asentó la investigación de la arquitectura religiosa desde sus inicios y que aún hoy sigue contando con exponentes, dada su pertinencia en un país que difícilmente reconoce la importancia de la preservación de un patrimonio frágil en todas las instancias, patrimonio en el que se destaca la arquitectura y el espacio urbano.

A excepción de los libros del arquitecto e ingeniero Alfredo Ortega6 y del historiador Guillermo Hernández de Alba,7 se puede afirmar que las primeras investigaciones que trataron de organizar de manera sistemática la información sobre un tipo específico de arquitectura correspondieron a los trabajos realizados, a inicios del siglo xx, por los historiadores del arte Enrique Marco Dorta8 y Santiago Sebastián y los arquitectos Carlos Arbeláez Camacho y Alberto Corradine. Estos investigadores utilizaron, además de las obras arquitectónicas como fuente primaria, las fuentes documentales existentes, tanto en el Archivo de Indias de Sevilla como en el Archivo General de la Nación de Bogotá.

Carlos Arbeláez Camacho, Santiago Sebastián y Alberto Corradine, con sus investigaciones sobre la arquitectura colonial, pueden considerarse como los fundadores de la historiografía de la arquitectura religiosa en Colombia. Si bien sus trabajos no se centran específicamente en la arquitectura religiosa, el contenido de sus obras está marcado en gran medida por las referencias a esta, dada su relevancia a nivel arquitectónico y urbano. Cabe señalar que si bien las metodologías de análisis de estos estudiosos son semejantes, por el carácter empírico y descriptivo que les ofrecen las fuentes documentales, las miradas tienen diferentes énfasis e intereses: Marco Dorta vio la arquitectura de los monumentos (religiosos y civiles) como elementos estructurantes y conformadores de ciudad, mientras que Santiago Sebastián se interesó por identificar o reconocer connotaciones estilísticas en las edificaciones estudiadas; así mismo, Carlos Arbeláez y Alberto Corradine dirigieron su mirada al tema del patrimonio y la conservación. Estos trabajos se encargaron de reconocer y valorar una arquitectura que pasaba desapercibida para la sociedad contemporánea, de ahí su carácter descriptivo.

Ahora bien, realizados los primeros trabajos en los años sesenta, centrados en reconocer y valorar la arquitectura de la época colonial, en los años ochenta los arquitectos Silvia Arango9 y Alberto Corradine elaboraron las dos únicas historias de carácter nacional que se han escrito en Colombia, en las que identifican unas tipologías de la arquitectura religiosa.10 Otros autores que han trazado visiones panorámicas generales son Lorenzo Fonseca, Alberto Saldarriaga11 y Alberto Pianeta,12 quienes coinciden en una clasificación de la arquitectura religiosa que nace de categorías identificadas en el periodo colonial y que se refiere especialmente al uso (conventos o iglesias) y, dentro de las iglesias, a sus categorías, relacionadas casi que intrínsecamente con la escala y capacidad (catedral, capilla, iglesias matrices o parroquiales), clasificación que va de la mano con las disposiciones "canónicas" de la Iglesia católica y que se mantiene en el siglo XIX.13

Después de inventariar y clasificar, en la década de 1990 se pasó a la difícil tarea de restaurar algunas edificaciones de la época colonial, labor en la que Alberto Corradine, el mismo Carlos Arbeláez Camacho y posteriormente arquitectos como Germán Téllez, Germán Franco y Jaime Salcedo se encargaron de documentar todo lo relacionado con el aspecto físico de estas arquitecturas, basados en el análisis de las fuentes documentales, pero sobre todo en las edificaciones mismas. Los marcos conceptuales para estos trabajos, no explícitos la mayoría de las veces, se vieron reflejados principalmente frente a las maneras de intervenir el patrimonio, de conservarlo y restaurarlo. Se intentaba también profesionalizar la tarea de intervención sobre el patrimonio, dados los casos lamentables de algunas intervenciones realizadas. Por cierto, el grado de especificidad dentro de esta mirada sobre el hecho físico arquitectónico se fue consolidando tanto, que ha producido trabajos que se encargan de analizar específicamente espadañas, pisos o cubiertas.14.

Descubrir la arquitectura religiosa: los años sesenta

En 1965 Carlos Arbeláez publicó un artículo15 por entregas, en el cual reunió sus observaciones en torno a treinta templos doctrineros de Cundinamarca y Boyacá, los cuales le permitieron confirmar la existencia de un patrón que se traduce en un edificio de planta alargada rectangular, que presenta una antecapilla en la fachada principal, la existencia de un altozano16 en el exterior y de una única nave en el interior; su ubicación estaba relacionada con una plaza, que generalmente contaba con la existencia de capillas "posas" 17 en las esquinas de la plaza y de una cruz en piedra frente al templo.18 No obstante, Arbeláez logró posicionarse como pionero en el campo de las investigaciones en torno a la arquitectura religiosa en Colombia con el libro escrito con Francisco Gil Tovar 19 y tras la publicación de innumerables artículos.20 En efecto, uno de los principales aportes de este arquitecto fue rescatar el valor arquitectónico del mundo colonial, en un país donde el cuidado del patrimonio histórico era casi nulo.

Al mismo tiempo, en Cali, el historiador del arte español Santiago Sebastián se convirtió en el otro referente obligado en torno a los estudios sobre la arquitectura de la época colonial. En 1964, publicó en el Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura (achsc)21 una investigación que, como su nombre lo indica, tenía por objeto hacer un análisis de la arquitectura colonial, al parecer con las mismas intenciones de Arbeláez Camacho: colaborar en el propósito de despertar el interés por el estudio y conservación de esta arquitectura. El principal aporte de Sebastián fue estudiar la arquitectura de Tunja, de la región del Cauca y la del Valle del Cauca, a estas dos últimas les dedicó un libro,22 que en su mayoría trata sobre arquitectura religiosa católica. Basado en el análisis de las reproducciones de algunos planos de la época, Sebastián logra distinguir la arquitectura "popular" de la "académica".

Este interés en identificar y señalar rasgos estilísticos "desde el Renacimiento hasta el Neoclasicismo" en la arquitectura de la Nueva Granada se observa de nuevo en una publicación23 que se centra especialmente en obras artísticas como retablos y pinturas, sobre las que Sebastián prácticamente consigue realizar inventarios y descripciones detalladas que se convierten en su principal aporte, además del esfuerzo de ampliar la visión a otras regiones en su intento por levantar una "guía del arte colonial colombiano".24

El interés de Sebastián en techumbres mudéjares generó una nueva publicación25 que incluye 22 iglesias de Bogotá, Tunja, Rionegro y Santa Fe de Antioquia, Cartagena y Mompox y una edificación no religiosa, la casa del Centro de Historia de Mompox. Es claro el interés del autor en "el análisis de la morfología del diseño" y no en las estructuras arquitectónicas de las edificaciones, que mucho más adelante veremos a algunos arquitectos analizando puntualmente, en unos pocos casos como la iglesia de Santo Toribio en Cartagena26 y las iglesias de La Candelaria, San Juan de Dios, Santa Clara y San Ignacio en Bogotá.27

La utilización de las casi inexploradas fuentes documentales, como metodología de análisis histórico-arquitectónico, fue continuada por el arquitecto Alberto Corradine,28 quien además centró sus primeros esfuerzos investigativos en el estudio de la arquitectura religiosa colonial como hecho espacial y constructivo. Así, sus primeras publicaciones29 revelan su interés en definir unas tipologías de la arquitectura religiosa en las que se aleja de lo planteado por Arbeláez Camacho y Santiago Sebastian, en el sentido de que el factor espacial de la arquitectura colonial sería "rígido y estático" e insiste en revisar detenidamente los factores de diseño y construcción, en los que fácilmente se observarían variaciones espaciales de la arquitectura derivadas del tipo de cubiertas, de los tipos de secciones generados por la utilización de una o tres naves, de las clases de elementos divisorios de las naves y de la variación en las proporciones de los espacios.

Corradine amplió además su trabajo al territorio de Santander y sobre la antigua Villa de Santa Cruz de Mompox. Seis iglesias y dos capillas en pie (más dos desaparecidas) fueron el universo de la arquitectura religiosa revisada por Corradine en Mompox,30 entre las que describe profusamente a la iglesia de Santa Bárbara y la iglesia de La Concepción.31 Destacamos el objetivo de afirmar la importancia de la valoración patrimonial sobre el conjunto urbano y arquitectónico de Mompox, así como la realización de un análisis de tipo descriptivo de la arquitectura religiosa.

En el ámbito particular de una sola edificación, Corradine publicó un artículo en el achsc,32 en el que es clara su intención de "sacar a la luz" una edificación religiosa del siglo XVII bastante singular, el convento del Santo Ecce Homo, perteneciente a la comunidad de la Orden de Predicadores; singular por la condición de convento, "casa de reposo", ubicado en un contexto rural, y por el "magnífico arco toral" (figura 1) de su iglesia, único ejemplar de su estilo en la Nueva Granada.

Corradine realizó una investigación documental de fuente secundaria en la que corrobora la mínima atención prestada a esta edificación por parte de Marco Dorta, Sebastián, Arbeláez o Téllez, y centra su "esbozo analítico" en la arquitectura misma, para lo cual realizó un riguroso trabajo de campo con el profesor Hans Rother y estudiantes de la Universidad Nacional. De esta manera, profundiza en esta pieza arquitectónica y el conjunto conventual, haciendo explícito el proceso constructivo, los sistemas de proporción de la iglesia, los detalles constructivos y los elementos arquitectónicos.

En 1986, Corradine publicó una obra sobre Santander,33 que contribuyó evidentemente a lograr una adecuada contextualización de la región y a demostrar las diferencias urbanísticas y de arquitectura religiosa34 con respecto a otras regiones de la Nueva Granada, principalmente de lo que hoy denominamos la región Cundiboyacense.

En efecto, Alberto Corradine, Arbeláez Camacho y Santiago Sebastián fueron pioneros en indagar, revisar, reconocer, validar, analizar y clasificar la arquitectura colombiana denominada "colonial", donde subsiste de manera predominante la arquitectura religiosa católica. Sus investigaciones abrieron una senda de investigación que hoy necesita fortalecerse, en vista de la falta aparente de interés por parte de la sociedad en su conjunto y del mínimo impacto que generan en este sentido los entes gubernamentales encargados de preservar el legado arquitectónico colombiano.35

De estos primeros autores se puede concluir que su mayor aporte fue crear en Colombia un campo de investigación inédito; además, se destaca el uso que hicieron de las fuentes documentales que habían permanecido casi inexploradas en el Archivo de Indias en Sevilla, España, y en el Archivo General de la Nación en Colombia; así mismo, es sobresaliente su análisis de las crónicas de viajeros, de los cronistas y otras fuentes documentales que utilizaron para confrontarlas con las edificaciones mismas, que, en palabras de Sebastián, son "bellezas impuras, históricas y particulares de la arquitectura neogranadina".36 Para finalizar este apartado, vale la pena mencionar un trabajo del arquitecto Jaime Salcedo,37 quien, en un artículo publicado en la revista Apuntes, se enfocó en la adaptación que iban a requerir, a partir del Concilio Vaticano II, los templos católicos de la época colonial,38 único artículo, entre todo el material revisado en este estado del arte, que se acerca a hacer evidente la necesaria relación que existe entre liturgia y arquitectura.

La restauración arquitectónica y su escritura a partir de los años ochenta

A excepción de la restauración del templo de la Merced de Cali,39 realizada en 1965, es a partir de las décadas de los ochenta y noventa que se encuentran trabajos realizados y publicados paralelamente a procesos de restauración de edificaciones religiosas de la época colonial. Germán Franco Salamanca, arquitecto restaurador, recoge el proceso histórico de conformación del convento de las clarisas en la Santafé colonial, así como el proceso de intervención y de restauración llevado a cabo en el templo a partir de 1978 por parte del Instituto Colombiano de Cultura. Al analizar la publicación40 que dio cuenta de la restauración, se destacan las referencias metodológicas utilizadas en la intervención del templo, lo que permite además que el texto se convierta en un material didáctico que informa de manera juiciosa e integral sobre el "hacer" dentro del oficio de la restauración.

Casi diez años después, el arquitecto Germán Téllez 41 publicó para la orden de San Agustín un libro que fue el producto final de una serie de trabajos arquitectónicos iniciados desde la década de 1970, que tenían por objeto establecer una "nueva casa de la orden" de los padres agustinos en Bogotá, los cuales en 1980 dieron inicio a los trabajos de restauración de la iglesia localizada en el centro histórico de la ciudad. En ambos trabajos Téllez fue arte y parte, diseñador y restaurador. Así logró establecer una relación profunda con el conjunto arquitectónico y sobre todo con la iglesia restaurada, que lo llevó a generar la sólida reinterpretación histórico-arquitectónica plasmada en el libro.42

Como resultado de la restauración efectuada en el templo de San Juan de Dios de Bogotá, Rodolfo Vallín y Laura Vargas publicaron un libro43 que interpreta el desarrollo histórico de la iglesia (por medio del uso de fuentes primarias y secundarias) en relación con la fundación del hospital San Juan de Dios, que inicialmente se llamó hospital San Pedro y quedaba "lindante con la catedral" en la calle de San Felipe (hoy calle 11). Se realiza, además, un inventario de las obras pictóricas, escultóricas y de mobiliario religioso (confesionarios y retablos) con que cuenta la iglesia a la fecha de edición del libro que parece ser el sentido principal de este.

El arquitecto Leopoldo Combariza, contratado para la restauración de la catedral de Tunja44 por la Fundación para la Conservación y la Restauración del Patrimonio Cultural Colombiano, también publicó en el 2009 un libro derivado de dicha intervención, donde reconstruye su historia arquitectónica. En una muy juiciosa recopilación de información de fuente secundaria, el arquitecto Combariza reorganiza la información existente sobre la catedral y aporta, a partir de la fuente primaria que es el edificio mismo, una interpretación gráfica sobre el proceso constructivo que fue transformando su conformación espacial y formal. Esto dentro de un marco conceptual que promulga el valor y la importancia de la conservación arquitectónica, así como la preocupación por el mal entendido proceso de "modernización" en la ciudad de Tunja.45

Finalizamos el recorrido por este primer grupo de trabajos con la mención de un libro que presenta una compilación de siete artículos que giran alrededor de los trabajos de restauración que se emprendieron a partir de 1999 en la iglesia de San Ignacio en Bogotá, a efectos de garantizar su recuperación y conservación como "construcción emblemática para la ciudad", según explica la arquitecta Lina Beltrán, editora de la publicación.46 Este texto fue publicado en el 2012, es decir, más de una década después de iniciadas las labores de restauración, en la que la Compañía de Jesús se ha visto obligada a reunir esfuerzos junto con la Universidad Javeriana, el Banco de la República, a través de la Fundación para la Protección y Conservación del Patrimonio Cultural en Colombia, el Ministerio de Cultura y el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural, e incluso junto con una fundación internacional de carácter privado, la World Monuments Fund (Nueva York, EE.UU.); en suma, seis entidades, para llevar a cabo la restauración de una iglesia, que al parecer, a finales del año 2015, fecha en la que escribimos, aún no se ha terminado, hecho que denota las dificultades que conllevan los procesos de recuperación y preservación patrimonial en nuestro país.

Siglo XXI: pensar la arquitectura religiosa, contexto y diseño

Las iglesias cobran sentido cuando en ellas se celebran los ritos de las religiones que les dieron origen […] son el lugar de encuentro de comunidades unidas por la religiosidad, en ellas se cantan los himnos tradicionales que impregnan el espacio con mensajes de solidaridad y de meditación sobre el sentido de la vida humana.

Alberto Saldarriaga47

Los trabajos relacionados en este apartado se caracterizan por haber sido realizados por una "segunda generación" de investigadores,48 y su autoría no se restringe exclusivamente a arquitectos, ya que la mayoría de las veces son trabajos producidos por grupos interdisciplinarios que incluyen obviamente a arquitectos. Los enfoques, además, son absolutamente diversos, aunque continúan tratando en su mayoría sobre la arquitectura religiosa católica. Además, cada trabajo casi que podría estar fundando una línea de investigación. Por una parte, se indaga sobre las implicaciones a nivel territorial, cultural y social que la arquitectura religiosa conlleva al realizarse en determinados sitios o regiones y, por otra, se interrogan específicamente los procesos de diseño.

Arquitectura, territorio y cultura

Una primera "línea" o subdivisión de este grupo es la que realiza el análisis a partir de la observación del hecho arquitectónico religioso como elemento estructurante del espacio urbano. El trabajo que antecede a este grupo es el de Enrique Marco Dorta,49 publicado en 1951 y ya mencionado en este artículo, cuyo objetivo principal fue hacer un seguimiento del proceso de desarrollo urbano de la ciudad a través de sus monumentos religiosos y civiles, así como también, y principalmente, a través de las obras de arquitectura militar. Marco Dorta le dedicó un capítulo exclusivo a la catedral, cuyo levantamiento planimétrico realizó él mismo. Su trabajo es descriptivo, tanto para la catedral como para las demás iglesias y conventos que menciona en todo el texto.50

Un trabajo que se generó también a partir de la ubicación estratégica que se observa en la Cartagena colonial de la arquitectura religiosa es el libro del sacerdote jesuita Tulio Aristizábal S.J.,51 que recoge la información histórica de los procesos que llevaron a la construcción de cuatro iglesias, diez conventos y cinco hospitales (incluido el lazareto y el de mujeres) en el periodo colonial dentro de la ciudad.52

Por su parte, el arquitecto Felipe González Mora, como resultado de una investigación documental realizada principalmente en el Archivo General de la Nación (agn) y en los archivos y publicaciones Jesuitas, se enfrenta a un material que le permite proponer un trabajo que tiene dos virtudes: la primera, que se suma a la lenta y podemos decir esporádica tarea de revisión de una fuente primaria poco explorada desde la visión de la arquitectura o el territorio;53 la segunda, que a partir de esta información específica, consignada en los "Inventarios de Bienes y Alhajas", su autor haya podido realizar una interpretación tanto de la arquitectura como de la conformación urbana de las reducciones jesuíticas en la frontera oriental del Nuevo Reino de Granada (Casanare, Meta y Orinoco).54 Así vemos que metodológicamente tanto Marco Dorta como González Mora trabajan de una manera bastante similar. A partir de un fuerte bagaje de documentación casi virgen, plantean y desarrollan un proyecto de investigación pionero que involucra una arquitectura cuya disposición urbana o territorial es un factor a evaluar.

Ahora bien, de la mirada que podemos denominar "hacia atrás", pasemos a los trabajos que plantean miradas "hacia adelante". Estos también son pioneros en su especie y abren una veta muy interesante que se puede considerar aún inexplorada, en cuanto se preguntan por el porvenir de las estructuras e incluso llegan a proponer opciones de manejo territorial a futuro. Tal es el caso de la investigación del arquitecto Jaime Alberto Fonseca, que produjo como resultado una publicación55 en la que se analizaron diecinueve centros poblados del Valle de Atriz, que rodea la ciudad de Pasto, y en los que las iglesias católicas existentes, consideradas como elementos articuladores de las formas urbanas en que se encontraban insertas, se utilizaron como puntos de partida para generar una valoración de las calidades ambientales y espaciales de estos poblados seleccionados. Más allá de la bella publicación, esta obra es importante en cuanto que pretende dirigir la mirada sobre un patrimonio frágil que debe ser protegido institucionalmente.

Por su parte, los arquitectos Ricardo Hincapié y Ramiro Bonilla, magíster en Restauración el primero y magíster en Planificación Urbana el segundo, realizan una investigación en la que analizan la arquitectura religiosa católica y su relación con el espacio urbano.56 Allí los autores evidencian las permanencias y transformaciones de la arquitectura religiosa frente a las dinámicas urbanas, encontrando que son excepcionales aquellos casos en los que el alto significado religioso del templo le ha permitido no solo prevalecer, sino determinar espacialmente el espacio urbano, como ocurre con la basílica el Señor de los Milagros en Buga y con la catedral de Cartago. Resulta positivo ver que, en la mitad de los casos analizados en que ocurrieron transformaciones espaciales urbanas, se "consideró a la arquitectura religiosa como elemento destacado de las propuestas de cambio". Así lo demuestran para el centro de Cali, donde la Gobernación del Valle está en armonía con el conjunto de San Francisco-Inmaculada-Torre Mudéjar en Cali; además de la ermita de Cali con el parque Uribe Uribe y la avenida López Muñoz. No obstante, en esta misma ciudad, los investigadores observaron lugares donde los templos fueron afectados negativamente ante las intervenciones viales, alterando profundamente los espacios abiertos con que estas iglesias se relacionaban, como es el caso en Santa Rosa y la iglesia de Jesús Obrero.

Una segunda línea de estudio se relaciona con una visión que parte de las connotaciones sociales que conlleva la arquitectura religiosa, en la cual encontramos dos trabajos. El primero es de María del Pilar Sánchez Beltrán,57 resultado de su investigación de maestría, en el que la autora indagó sobre "el papel civilizador […] promotor y catalizador del proceso de urbanización y desarrollo de la arquitectura en Colombia" 58 en el siglo XIX, a través del caso de estudio que representa la glesia parroquial de Las Cruces, erigida en 1832 y reconstruida por el arquitecto Arturo Jaramillo en 1918 después de un terremoto. Este es un trabajo en el que el marco conceptual continúa siendo la arquitectura religiosa como patrimonio, cuyo enfoque no va dirigido a la edificación en sí, ni en términos de diseño ni de construcción. Sin embargo, estudia la Iglesia como un hecho cultural, que en este caso concreto responde a la afirmación de su papel como gestora social a principios del siglo xx, pues con ella se logró generar un "complejo encuentro cultural" entre la comunidad marginal urbana y las élites económicas, religiosas y políticas.

En esta misma línea, encontramos el trabajo del historiador William Elvis Plata,59 quien dirigió a partir del 2009 una investigación interdisciplinaria60 que buscó entender las relaciones existentes entre la comunidad religiosa dominica y el poder político a inicios del siglo XIX. Un trabajo escrito a partir de revisión documental que reposa en el Archivo de Provincia, que posee la comunidad en Bogotá, y el agn. Esta investigación logró realizar, en el tema arquitectónico, unas interpretaciones de los procesos evolutivos espaciales y arquitectónicos que tuvieron los conventos de Tunja, Cartagena, Popayán, Chiquinquirá y Bogotá.61

Una tercera línea de estudio es aquella que observa a la arquitectura religiosa como un hecho eminentemente cultural. Aquí encontramos el trabajo del arquitecto Alberto Saldarriaga y Egberto Bermúdez (músico), quienes publicaron un libro sobre las iglesias de madera en San Andrés y Providencia,62 en el cual los autores, dentro de un proyecto de documentación de la actividad musical en Colombia y el continente, observan la tradición religiosa del archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina representada en la arquitectura de sus iglesias de madera y el repertorio musical que en ellas se utiliza para el culto. Siete iglesias de madera, una de ellas adventista, cuatro católicas y dos bautistas son el material, diverso en el culto y muy semejante en la factura, que recoge Saldarriaga en planos y fotografías para documentar este patrimonio arquitectónico desde su valor cultural, centrado en la tradición religiosa que se mantiene en algunas de ellas y en los nuevos usos dados a las que ya no lo mantienen.

Lectura del diseño religioso, una aproximación novedosa

En este reducido grupo encontramos las primeras aproximaciones en investigación que se apoyan en el campo teórico de la arquitectura religiosa. Estos trabajos son pioneros en el enfoque dirigido a comprender y revelar el sistema de diseño. Todos se encuentran dirigidos hacia la arquitectura religiosa perteneciente al catolicismo. La arquitecta Patricia Rentería se enfoca en los "modelos e influjos" que pueden leerse en la iglesia de San Ignacio de Bogotá, y los arquitectos Nancy Rozo y Fabio Vinasco pretenden revelar los sistemas compositivos de las obras que analizaron. Es así como Rozo estudió la obra arquitectónica de Giovanni Buscaglione en la construcción de varios templos pertenecientes a los salesianos, y Vinasco lo concerniente a la iglesia de La Compañía o de San Ignacio de Bogotá.

Lo que tienen en común estos tres trabajos es el punto de vista por medio del cual, al adentrarse en el campo de lo teórico, reflexionan sobre una edificación o un conjunto de edificios religiosos, confrontándolos con la summa teórica que los precede: ¿cómo se diseñó? ¿Qué pautas se siguieron? Entender un edificio desde este punto de vista contribuye a dilucidar los procesos de diseño, lo que lleva final y "circularmente" a tomar decisiones específicas y conscientes en el momento de enfrentarse a futuros procesos de diseño, pues es evidente que tras este análisis se revelarán normativas o poéticas existentes en las arquitecturas, pero sobre todo maneras profesionalizadas de hacerlas.

Así, Patricia Renteria,63 como resultado de un trabajo de doctorado en Historia de la Arquitectura, realizado en 1991 en la Universidad de La Sapienza de Roma, publicó con la Universidad Javeriana un libro sobre la iglesia de San Ignacio,64 en el cual pretende identificar y revelar los hilos conductores del proyecto. Así, busca encontrar los orígenes formales de la iglesia y sus artífices, que, como sucede en tantas otras obras del periodo de la colonia, no suelen ser tan claros o definidos. En el caso de San Ignacio, en efecto, las influencias más distintivas fueron las que provenían de Italia, que fueron transmitidas a través de traducciones al español de los tratados de arquitectura de Vignola, Palladio y Serlio, es decir, arquitectos italianos manieristas.

Por su parte, Nancy Rozo,65 quien a partir de un interés inicial de investigación en el tema de la "importación de lenguajes arquitectónicos", específicamente el caso del neogótico en Bogotá, posteriormente llevó a cabo una investigación sobre este asunto en la maestría en Teoría e Historia de la Arquitectura66 de la Universidad Nacional; se trató de un análisis de la obra de Giovanni Buscaglione,67 realizado a partir de la información documental que reposa en el archivo perteneciente a la comunidad de los Salesianos en Bogotá.68

Rozo analizó quince edificaciones religiosas con la intención de "relacionar, describir y analizar" estas arquitecturas bajo dos parámetros: el aspecto formal, el cual tiene que ver con la composición arquitectónica, y el aspecto simbólico, en cuanto trascendencia social de las edificaciones religiosas vistas como "proyecto cultural", aspecto que se refleja sobre todo en la escala monumental de las obras, dentro de las cuales definitivamente el santuario de Nuestra Señora del Carmen en Bogotá sería el modelo o "paradigma" más representativo de la obra de Buscaglione, cuyo lenguaje formal en general es decididamente ecléctico y grandilocuente, acorde con las expectativas de la Iglesia para principios del siglo XX.69

Ahora bien, Fabio Vinasco, con una investigación también producto de la maestría en Teoría e Historia de la Universidad Nacional de Colombia, analiza de nuevo una edificación decenas de veces visitada y revisada: la iglesia de la Compañía de Jesús, conocida comúnmente como iglesia de San Ignacio de Bogotá. Pues bien, la mirada de Vinasco se detiene concienzudamente, identifica y disecciona los elementos para reunirlos nuevamente, todo para comprender cómo fue diseñada; es una interpretación del pensamiento del arquitecto, del "tracista"; es encontrar la huella de la información genética de la edificación y seguirla para revelar el proceso compositivo. La mirada de Vinasco es analítica y crítica sobre la historiografía existente alrededor de esta iglesia y se diferencia especialmente de lo propuesto por Patricia Rentería, al concentrarse en interpretar el pensamiento del arquitecto diseñador y proponer la existencia de una arquitectura "de autor", que va más allá de la existencia de modelos previos y sus influencias.70

Conclusiones

En primera medida, se destaca la preeminencia de la información existente sobre la arquitectura religiosa católica de época colonial frente a las demás manifestaciones religiosas desarrolladas en el territorio colombiano. Es la primera fuente de información sobre la que principalmente los arquitectos dirigieron su mirada con un sentido de valoración y reconocimiento y, por consiguiente, se trata de trabajos en los que se hacía implícitamente un llamado de atención sobre su necesaria preservación.

Reconocer y preservar estas arquitecturas era también una manera de incluirlas en la dinámica de desarrollo del país frente a visiones contrarias que apostaban por su transformación, cosa que de hecho en algunos casos sucedió, lo que dio lugar a la alteración de su sentido original o a propuestas de demolición, cosa que también ocurrió.

Esta situación explica el sentido de los primeros enfoques dados a los trabajos, los cuales se centraron en la materialidad de las arquitecturas, dejando de lado aspectos teóricos y simbólicos, así como el análisis de la relación con sus contextos urbanos inmediatos y territoriales en general, aspectos que posteriormente sí hicieron parte del trabajo de nuevas generaciones de investigadores. En ese momento era necesario identificar y reconocer en principio el objeto a efecto de intervenirlo, si se consideraba necesario, mediante procesos de restauración o preservación desarrollados por profesionales, que garantizaran su continuidad en el tiempo.

Sin embargo, es importante resaltar que los trabajos de investigación sobre la arquitectura de la época colonial, que tratan en su mayoría sobre la arquitectura religiosa católica, fueron pioneros de la investigación en arquitectura en Colombia y además generaron la creación de los institutos de investigación de las facultades de Arquitectura de la Universidad Javeriana, de los Andes y de la Universidad Nacional de Colombia.

Destacamos también la importancia de las publicaciones que, con esfuerzo, han dado a luz, en general, un material que le permite a la sociedad, quien se beneficia en el día a día con el uso de aquellas, acercarse a una comprensión verdaderamente integral de lo que los edificios representan. También es una manera inteligente de airear la información recopilada, de manera que no se quede en archivos y registros técnicos a los que difícilmente puede acceder un público no especializado y de permitirle al lector forjarse una interpretación mucho más rica y válida del significado de estas arquitecturas.

Consideramos además que estos trabajos realizados hace treinta años o más deben revisarse de nuevo a efectos de extraer de ellos la información pertinente para investigaciones contemporáneas, porque tienen el valor de haber abierto caminos que hoy pueden estarse cerrando, ya que iniciaron una tarea que no se terminó a cabalidad, en el sentido de ampliar y sistematizar una información que llamó en su momento la atención sobre un patrimonio importante y que, en muchos casos, consigue permanecer aún en pie como testimonio de épocas pretéritas. Se pueden considerar definitivamente como detonadores de nuevas investigaciones que permiten responder preguntas originadas desde otros puntos de vista y porque en algunos casos contienen información gráfica de elementos o edificaciones ya inexistentes.

Finalmente, aun cuando la preeminencia de la religión católica en Colombia empezó a resquebrajarse a mediados del siglo XIX con la llegada al territorio nacional de las primeras iglesias protestantes, este hecho se consolidó a partir de 1991 con la promulgación de la nueva Constitución Política, que reconoció oficialmente la libertad de cultos en el país. De este modo, se observa que la pregunta por la diversidad de la arquitectura religiosa no se ha planteado aún en los diferentes acercamientos realizados por los diferentes investigadores en los periodos iniciales o en el último cuarto de siglo. Esta es una tarea todavía pendiente.


Notas

1 Ambos investigadores sacaron a la luz sus trabajos en 1989: Silvia Arango publicó la Historia de la Arquitectura en Colombia (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 1989); y Alberto Corradine, la Historia de la arquitectura colombiana. Volumen Colonia. 1538-1850 (Bogotá: Gobernación de Cundinamarca, 1989).
2 Alberto Corradine, Arquitectura religiosa en Colombia. Templos coloniales (Bogotá: Documento mecanografiado, 1986).
3 Según reseña de Colculura en Política cultural para los Centros Históricos y el Patrimonio Inmueble (Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura, s.f.).
4 Enrique Marco Dorta y Santiago Sebastián tenían como tema de sus estudios doctorales y posdoctorales, respectivamente, a la arquitectura y el arte hispanoamericano en las décadas del cuarenta y de los años sesenta.
5 Quien en 1940 ya había publicado en Argentina La arquitectura colonial en Colombia (Buenos Aires: Editorial Laso, 1969). Buschiazzo, invitado por Arbeláez desde la Universidad Javeriana, dictó un curso abierto a profesores de otras universidades sobre arte y arquitectura hispanoamericana y además los instó a fundar institutos de investigaciones estéticas en sus respectivas universidades, según relata Corradine en: "Orígenes del Instituto de Investigaciones Estéticas de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Colombia", Ensayos 5 (1998): 325-332.
6 Alfredo Ortega, Arquitectura de Bogotá (Bogotá: Minerva, 1924).
7 Guillermo Hernández de Alba, Teatro del arte colonial. Primera jornada en Santa Fe de Bogotá (Bogotá: Ministerio de Educación Nacional, 1938); y Guillermo Hernández de Alba, La iglesia de San Francisco. Su valor en la historia y en el arte bogotanos (Bogotá: Sociedad de Mejoras y Ornato de Bogotá, 1938). Desde nuestro punto de vista, Hernández de Alba se puede considerar como el primer historiador que vislumbró la importancia implícita en la arquitectura colonial en el momento en que esta precisamente se encontraba en contradicción con la ciudad moderna que empezaba a gestarse en la década de los años treinta en Colombia. Su obra nos recuerda el trabajo de los años ochenta del crítico de arte Gil Tovar, quien propuso un itinerario-guía sobre la mayoría de estas iglesias en: Francisco Gil Tovar, Iglesias coloniales bogotanas. Itinerario-Guía (Bogotá: Banco de la República, 1986).
8 Marco Dorta, Cartagena de Indias. La ciudad y sus monumentos (Sevilla: Publicaciones de la Escuela de Estudios Hispanoamericanos de Sevilla, 1951). El trabajo de Marco Dorta, realizado a finales de la década de los años cuarenta y publicado posteriormente en España, es realmente pionero y fundador en nuestro territorio.
9 La arquitecta Arango es un referente latinoamericano en historia, teoría y crítica de la arquitectura latinoamericana. Recibió el Premio Nacional de Arquitectura de Colombia en 1992 con la Historia de la arquitectura en Colombia (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 1989). Arango define allí cuatro grupos de la arquitectura religiosa, conformados por los conventos, las iglesias matrices y parroquiales, las catedrales y los centros doctrineros, y es explícita en su definición, enmarcada dentro del concepto de "tipología", que resulta bastante similar a la clasificación propuesta por Corradine.
10 Corradine se afirma en su clasificación propuesta en 1968 y que en 1989 denominó como "canónica". Esta clasificación genera cinco grupos: las capillas o ermitas, las iglesias de conventos femeninos, las iglesias de conventos masculinos, las iglesias matrices (muchas de estas derivadas de templos doctrineros) y las catedrales. A lo largo de su Historia de la arquitecturacolombiana (Bogotá: Gobernación de Cundinamarca, 1989), Corradine va desarrollando estas categorías con ejemplos construidos en los siglos XVI, XVII y XVIII.
11 Arquitectos investigadores, fundadores del Centro de Estudios de Arquitectura y Medio Ambiente (ceam) (1975-2000) y de la Corporación Archivos de Arquitectura Colombiana (arco). Fonseca es director de la revista proa y Saldarriaga es actualmente Decano de Ciencias Humanas, Arte y Diseño de la Universidad Jorge Tadeo Lozano de Bogotá. Ambos son coautores de la publicación Aspectos de la arquitectura contemporánea en Colombia (Bogotá: Centro Colombo Americano, 1977), en la que identifican dos tipos de patrones para la arquitectura religiosa de época colonial: los de planimetría y los de volumetría. Sin embargo, para efectos de clasificación, adoptan tres grupos: catedrales, conventos e iglesias conventuales, templos doctrineros y ermitas, los cuales responden al uso y jerarquía de los espacios en la Iglesia católica.
12 Arquitecto editor de la revista escala entre 1987 y 1994; profesor asociado de la Universidad Nacional desde 1987. En su libro Iglesias de Colombia. Arte y arquitectura (Bogotá: Myra Editores, 2006) propone una clasificación en cuatro categorías para el periodo específico de la Colonia: catedrales, iglesias parroquiales, capillas doctrineras, evangelizadoras o de indios y monasterios y conventos, que, según el autor, configuraron las tipologías que caracterizan la arquitectura religiosa en Colombia. Sin embargo, en el libro se organizaron los grupos de iglesias de acuerdo con las cinco regiones geográficas donde estas se encuentran localizadas.
13 Silvia Arango habla de una arquitectura religiosa "protoacadémica" para el periodo de 1730 a 1810.
14 Guillermo Zea y Marta I. Gómez, "Análisis arquitectónico y estilístico de la espadaña en el período neogranadino", Apuntes 2 (1968): 1-148; Leonardo Gómez, Los pisos en las edificaciones religiosas de época colonial: análisis de seis casos de estudio en el altiplano cundiboyacense, tesis de maestría en Restauración de Monumentos Arquitectónicos (Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2004).
15 Carlos Arbeláez, "Templos doctrineros y capillas posas en la Nueva Granada. Un ensayo de clasificación histórico-artística", El Tiempo [Bogotá] ene. 17, 1965: 2.
16 Un atrio o andén ancho más alto que el piso de la calle o plaza sobre la que se ubica el templo.
17 Pequeñas capillas, a veces llamadas ermitas, en las que se podía "posar" el santísimo sacramento durante las procesiones que se realizaban en la plaza.
18 En este artículo específico Arbeláez nombra y describe los templos doctrineros de Cucaita, Sora, Sáchica, Chivatá, Mongua, Chíquiza, Támara, el conjunto de Sutatausa, Zipacón y Bosa. Este mismo tema lo trató más adelante el profesor holandés Cornelis Goslinga, Templos doctrineros (Cali: Universidad del Valle, s.f.); por su parte, Alberto Corradine, en Algunas consideraciones sobre la arquitectura en Zipaquirá [1969] (Bogotá: Instituto de Investigaciones Estéticas / Universidad Nacional de Colombia, 1979), habla específicamente del templo doctrinero que antecedió a la catedral de Zipaquirá; este mismo tema lo aborda también Jaime Salcedo en "Doctrina de indios, conventos y templos doctrineros en el Nuevo Reino de Granada durante el siglo XVI", Hito 1.1 (1983): 7-13.
19 Carlos Arbeláez y Francisco Gil Tovar, El arte colonial en Colombia. Arquitectura. Escultura. Pintura. Mobiliario. Orfebrería (Bogotá: Ediciones Sol y Luna, 1968).
20 Carlos Arbeláez, "Ensayo histórico sobre la arquitectura colombiana", Apuntes 1 (1967): 1-63; "El templo parroquial de Tenjo", Apuntes 1 (1967): 64-87; "El conjunto monumental de Monguí. Análisis histórico y arquitectónico", Boletín de Historia y Antigüedades (Bogotá: Academia Colombiana de Historia, 1965) 155-171, entre muchos otros.
21 Santiago Sebastián, "Hacia una valoración de la arquitectura colonial colombiana", Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura 2.2 (1964): 219-238.
22 Santiago Sebastián, Arquitectura colonial en Popayán y Valle del Cauca (Cali: Universidad del Valle, 1965).
23 Santiago Sebastián, Itinerarios artísticos de la Nueva Granada (Cali: Academia de Historia del Valle del Cauca, 1965).
24 Nos recuerda las intenciones de Hernández de Alba con sus "Jornadas" del arte colonial neogranadino de 1938. Sebastián consigue llevarlas a cabo casi veinte años después de haberlas vislumbrado Hernández de Alba. Al menos el 90% de los ejemplos estudiados en estos itinerarios pertenecen a la arquitectura religiosa católica.
25 Santiago Sebastián, Techumbres mudéjares de la Nueva Granada (Cali: Editorial Pacífico, 1965).
26 Octavio Salcedo, "Eglise de Santo Toribio (Cartagene, Colombie). Charpente de toiture d'heritage 'mudéjar'. Recherche et analyse sommaire", tesis de maestría en Ciencias Aplicadas en Diseño (Conservación) (Montreal: Universidad de Montreal, 2001).
27 Cecilia López y Daniel Ruiz, "Bóvedas de madera y bahareque en iglesias coloniales bogotanas. Estudio de cuatro iglesias del siglo XVII", Apuntes 23.1 (2010): 70-83.
28 Especialista en Historia de la Arquitectura (Sttutgart, Alemania), así como en Restauración de Monumentos (Madrid, España), Corradine publicó en 1989 Historia de la arquitectura colombiana, libro editado por la Gobernación de Cundinamarca. En 1979 ya había escrito "La arquitectura colonial", Manual de Historia de Colombia (Bogotá: Tercer Mundo Editores, 1992) 419-461.
29 Alberto Corradine, Arquitectura religiosa. Templos coloniales (Bogotá: Texto mecanografiado, 1968); Arquitectura religiosa, siglo XVII (Bogotá: Universidad Nacional, 1976).
30 Alberto Corradine, Santa Cruz de Mompox. Estudio histórico y crítico sobre su arquitectura colonial (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 1969). Esta investigación contó con el apoyo en el trabajo de campo de veinte estudiantes de la Universidad Nacional y la asesoría del también profesor y arquitecto Alberto Saldarriaga. La ciudad de Mompox había sido declarada "Monumento Nacional" en 1959 y sería reconocida como "Patrimonio de la humanidad" por la UNESCO en 1995. El trabajo también buscaba contribuir al reconocimiento del potencial turístico de Mompox y la necesidad de su conservación.
31 Es de destacar que, para referirse a esta iglesia, Corradine contó además con un valiosísimo material de consulta: el "Libro de mayordomía de fábrica" (parroquial), manuscrito anónimo citado en Santa Cruz de Mompox.
32 Alberto Corradine, "Convento del santo Ecce Homo. Síntesis histórica y esbozo analítico", Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura 6-7 (1972): 57-69.
33 Alberto Corradine, Arquitectura en Santander (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 1986). Esta obra es derivada del informe de una investigación apoyada por la Universidad Nacional a través de la Facultad de Arquitectura y del Comité de Investigaciones y Desarrollo Científico (cindec). El proyecto fue dirigido por el profesor Corradine entre 1979 y 1982, y demuestra los esfuerzos realizados para fortalecer el incipiente campo de la investigación histórica en torno a la arquitectura colombiana. Con la ayuda de estudiantes de últimos semestres, se revisaron fuentes primarias en los archivos coloniales del Archivo Histórico Nacional de Bogotá (ahnb), hoy Archivo General de la Nación (agn); en los archivos parroquiales de trece municipios santandereanos: Aratoca, Cincelada, California, Charta, Charalá, Chipatá, Girón, Matanza, San Gil, Socorro, Suaita, Suratá y Vélez; en las notarías primeras de Vélez, Socorro, San Gil y Charalá; en el archivo de la arquidiócesis de Pamplona (Fundación de Parroquias), así como en los archivos de las diócesis de Socorro y San Gil (Fundación de Parroquias).
34 Identificó la existencia de un patrón ideal básico en tapia pisada y cubierta de paja para templos doctrineros a partir de lo ordenado por Beltrán de Guevara para esta región.
35 Cabe señalar como excepción la continuada labor realizada por el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural en Bogotá, que ha fortalecido significativamente su área de publicaciones con un sello editorial propio que permite incluso la consulta en línea del material publicado. Una reedición del libro Itinerarios artísticos… de Santiago Sebastián de 2006 y dos trabajos recientes, uno sobre Fray Domingo de Petrés (2012) y el segundo sobre la iglesia del Voto nacional (2014), hacen parte de las publicaciones del instituto que tratan sobre arquitectura religiosa católica.
36 Sebastián, Hacia una valoración 219.
37 Junto a Carlos Arbeláez Camacho desde el Instituto de Investigaciones Estéticas, hoy Instituto Carlos Arbeláez Camacho (icac) de la Pontificia Universidad Javeriana, el arquitecto Salcedo fue, a partir de los años setenta del siglo xx, protagonista importante en los temas patrimoniales y de reconocimiento, valoración y conservación de la arquitectura colonial a nivel personal.
38 Jaime Salcedo, "Conservación y restauración de los templos neogranadinos y su adaptación a la liturgia actual", Apuntes 7 (1972): 1-60.
39 Enrique Sinisterra, "Restauración del templo de La Merced de Cali", Apuntes 11 (1974): 1-67.
40 Germán Franco, Templo de Santa Clara Bogotá (Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura, 1987). En 1997 el instituto se reestructuró como Ministerio de Cultura.
41 Arquitecto, fotógrafo y reconocido crítico de arquitectura en Latinoamérica. Autor de Crítica e imagen (Bogotá: escala, 1977). Entre sus publicaciones se encuentran: Germán Téllez, "La arquitectura y el urbanismo en la época republicana. 1830-40/1930-35", Manual de Historia de Colombia (Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura, 1979); y Herencia colonial en Cartagena de Indias (Bogotá: Litografía Arco, 1980). Allí se encuentran importantes referencias a la arquitectura religiosa católica.
42 Germán Téllez, Iglesia y convento de San Agustín en Santafé y Bogotá (Bogotá: Orden de San Agustín. Provincia de Nuestra Señora de Gracia de Colombia / escala, 1998).
43 Rodolfo Vallín y Laura Vargas, Iglesia de San Juan de Dios (Bogotá: Arquidiócesis de Bogotá, 2004).
44 Una de las más antiguas de las dos catedrales edificadas en la Nueva Granada en el siglo XVI.
45 Leopoldo Combariza, La catedral metropolitana de Tunja. Historia, espacios, formas (Tunja: Academia Boyacense de Historia, 2008).
46 Pontificia Universidad Javeriana, Iglesia de San Ignacio en Bogotá. 1610-2012 (Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2012).
47 Alberto Saldarriaga y Egberto Bermúdez, Las iglesias de madera de San Andrés y Providencia. Arquitectura y música (Bogotá: Fundación de Música, 1998).
48 Publican en el siglo xxi, la mayoría como resultados de investigaciones de maestría.
49 Dorta, Cartagena de Indias.
50 Creemos que la obra de Diego Angulo, Planos de monumentos arquitectónicos de América existentes en el archivo de Indias de Sevilla (Sevilla: Universidad de Sevilla / Laboratorio de Arte, 1933), referenciada por Dorta, fue de alguna manera origen y soporte del trabajo de este autor. Esto es interesante, si se tiene en cuenta la continuidad existente (y deseable) entre diferentes procesos de investigación, además evidencia la manera cómo las investigaciones se entrelazan entre sí.
51 Tulio Aristizábal cursó estudios especiales en Historia en Bélgica, fue doctor honoris causa en Arquitectura por la Pontificia Universidad Javeriana (puj), se desempeñó por veinte años como decano del Medio Universitario en la Facultad de Arquitectura de la puj y fue profesor de Historia del Arte. También es autor del libro El templo de San Pedro Claver en Cartagena (Cartagena: Editorial Kimpres Ltda., 2000).
52 Tulio Aristizábal, Iglesias conventos y hospitales en Cartagena colonial (Bogotá: Banco de la República / Áncora Editores, 1998).
53 En los años ochenta esta fuente había sido explorada por historiadores desde el punto de vista de la economía y la producción. Este es el caso de Germán Colmenares, desde las haciendas jesuíticas, y Hermes Tovar, desde las empresas agrícolas y ganaderas.
54 Felipe González Mora, Reducciones y haciendas Jesuíticas en Casanare, Meta y Orinoco. ss. XVII-XVIII (Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2004).
55 Jaime Fonseca, Inventario y análisis de las iglesias de los poblados que rodean Pasto (Pasto: Universidad Antonio Nariño, 2006).
56 Ricardo Hincapié y Ramiro Bonilla, Arquitectura religiosa y su importancia urbana en el Valle del Cauca. Metodología de investigación (Cali: Cuadernos citce, 1999).
57 Arquitecta con doctorado de University College London en Arquitectura. Actualmente es docente de tiempo completo en la Universidad Nacional de Colombia, sede Manizales.
58 María del Pilar Sánchez, "El papel de la arquitectura eclesiástica en Bogotá. 1886-1936. Iglesia parroquial de Las Cruces", tesis de maestría en Restauración de Monumentos (Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2001).
59 Doctor en historia de la Universidad de Namur (Lovaina, Bélgica), encargado de dirigir la organización del Archivo de Provincia, que reposa en el convento San Alberto Magno en Bogotá. Autor, entre otros, del libro Vida y muerte de un convento. Dominicos y sociedad en Santafé de Bogotá, Colombia, siglos XV-XIX (Salamanca: Editorial San Esteban, 2012) y de numerosos artículos sobre el tema religioso.
60 Realizada con arquitectos, profesores de la Universidad Santo Tomás, pertenecientes a las sedes de Bucaramanga, Tunja y Medellín.
61 William Plata et al. Conventos dominicanos que construyeron un país (Bucaramanga: Universidad Santo Tomás, 2010).
62 Saldarriaga y Bermúdez, Las iglesias de madera. Según el pastor Duffis, la primera iglesia adventista se estableció en las islas de San Andrés y Providencia en 1902. Daniel Duffis, A blessed heritage. The history of the Seventh-day Adventist Church on San Andres and Old Providence Islands (Medellín: Sylvana Gittens and Rhoda Arrindell, 2000).
63 La arquitecta Rentería al parecer ha llevado a cabo otras investigaciones históricas sobre la arquitectura de la Compañía de Jesús en el Nuevo Reino de Granada (que no hemos podido identificar), además se ha desempeñado en el área de la Planeación Urbana y Regional en Colombia y como Curadora Urbana en Bogotá.
64 Patricia Rentería, Arquitectura en la iglesia de San Ignacio de Bogotá. Modelos, influjos, artífices (Bogotá: Centro Editorial Javeriano, 2001).
65 Nancy Rozo es arquitecta egresada de la Universidad Nacional de Colombia, directora en 1998 del Centro de investigaciones de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Católica en Bogotá (cifar). Actualmente es directora de la ori de la Universidad Nacional de Bogotá (2015).
66 Hoy maestría en Historia y Teoría del Arte, la Arquitectura y la Ciudad.
67 Nancy Rozo, "Arquitectura religiosa en Colombia. Giovanni Buscaglione. 1920-1940", tesis de maestría en Historia y Teoría de la Arquitectura (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2001).
68 El hermano salesiano Buscaglione fue director de la oficina de ingeniería de esta comunidad entre 1920 y 1940.
69 Posterior a este trabajo, encontramos un informe de investigación de la misma autora fechado en el 2003 y aún inédito, relacionado con la obra de Constantino de Castro, al parecer, colaborador y "continuador" de la obra de Buscaglione. El informe se titula: Arquitectura religiosa en Colombia. Constantino de Castro. 1939-1949. Una comunicación de correo electrónico con la autora nos permitió enterarnos de que se encuentra pendiente la publicación un libro para finales del 2015 que recogería la información de estos dos trabajos sobre Buscaglione y de Castro.
70 Fabio Vinasco, "La iglesia de La Compañía. Digresiones historiográficas", tesis de maestría en Historia y Teoría de la Arquitectura (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2004).


Obras citadas

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