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Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura

Print version ISSN 0120-2456

Anu. colomb. hist. soc. cult. vol.44 no.2 Bogotá July/Dec. 2017

https://doi.org/10.15446/achsc.v44n2.64017 

DOI: 10.15446/achsc.v44n2.64017

Historia del maoísmo en América Latina: entre la lucha armada y servir al pueblo

History of Maoism in Latin America: Between the Armed Struggle and Serving the People

História do maoísmo na América Latina: entre a luta armada e servir o povo

MIGUEL ÁNGEL URREGO*
Instituto de Investigaciones Históricas
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo
Morelia, México
* miguelangelurrego@yahoo.com

Artículo de investigación
Recepción: 27 de julio del 2016. Aprobación: 23 de noviembre del 2016.

Cómo citar este artículo
Miguel Ángel Urrego, "Historia del maoísmo en América Latina: entre la lucha armada y servir al pueblo", Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura 44.2 (2017): 111-135.


RESUMEN

El artículo propone elaborar una síntesis de la historia del maoísmo en América Latina. Para el logro de este objetivo, estudiamos las particularidades políticas del maoísmo, el impacto de la Guerra Fría, el cisma del comunismo internacional y el tipo de relaciones que se establecieron entre China y América Latina. Así mismo, se consideran los caminos seguidos para la constitución de las organizaciones, la hegemonía de la versión extremo izquierdista del maoísmo en la década de los ochenta y la existencia de una ética maoísta que se manifestó en el principio de servir al pueblo. Finalmente, el artículo concluye con una reflexión sobre el maoísmo en el periodo de la globalización neoliberal. Para la elaboración del artículo, consideramos únicamente los partidos que tuvieron organizaciones de masas, presencia nacional o que han tenido una larga existencia.

Palabras clave: (Autor) Guerra Fría, maoísmo, revisionismo; (Thesaurus) China, guerrilla, URSS.


ABSTRACT

The objective of this article is to present a synthesis of the history of Maoism in Latin America. To that effect, it discusses the political particularities of Maoism, the impact of the Cold War, the schism in international communism, and the type of relations established between China and Latin America. Likewise, it considers the paths followed for the creation of the organizations, the hegemony of the extreme leftist version of Maoism in the 1980s, and the existence of a Maoist ethics expressed in the principle of serving the people. Finally, the article presents a reflection on Maoism in the period of neoliberal globalization. Only those parties with mass organizations, national presence, or a long existence were considered for the article.

Keywords: (Author) Cold War, Maoism, revisionism; (Thesaurus) China, guerrilla, USSR.


RESUMO

Este artigo se propõe elaborar uma síntese da história do maoísmo na América Latina. Para isso, estudamos as particularidades do maoísmo, o impacto da Guerra Fria, a dissidência do comunismo internacional e o tipo de relações que se estabeleceram entre a China e a América Latina. Além disso, consideram-se os caminhos percorridos para a constituição das organizações, a hegemonia da versão da extrema esquerda do maoísmo na década de 1980 e a existência de uma ética maoísta que se manifestou no princípio de servir ao povo. Finalmente, o artigo conclui com uma reflexão sobre o maoísmo no período da globalização neoliberal. Para a elaboração deste texto, consideramos unicamente os partidos que tiveram organizações de massas, presença nacional ou que tiveram uma longa existência.

Palavras-chave: (Autor) Guerra Fria, maoísmo, revisionismo; (Thesaurus) China, guerrilha, URSS.


No existe un balance general sobre la historia del maoísmo en América Latina. La mayor parte de lo escrito sobre las izquierdas privilegia a las guerrillas o a los partidos comunistas prosoviéticos. Este artículo pretende, por tanto, contribuir a subsanar un vacío historiográfico. La síntesis que presentamos está divida en seis apartados: las particularidades políticas del maoísmo, la Guerra Fría y la presencia de China en América Latina, los orígenes de las organizaciones, la hegemonía de la versión de extrema izquierdista del maoísmo, la ética maoísta: servir al pueblo y el maoísmo en el periodo de la globalización neoliberal. Por supuesto, existen muchos vacíos en el presente trabajo, dada la magnitud del esfuerzo que implica construir una visión general, por ello solo pretendemos proponer unas líneas generales de interpretación y mostrar algunos ejemplos.

La especificidad del maoísmo

A nuestro juicio, hay seis características que diferencian el maoísmo de otras corrientes marxistas: 1) el trabajo de masas en el mundo rural encaminado a la creación de un doble poder (las bases de apoyo); 2) la búsqueda de un gran frente político que agrupe a la mayoría de la población, incluida la burguesía nacional; 3) el modelo de la Guerra Popular Prolongada (GPP) que privilegia el escenario campesino; 4) la consideración de la que la URSS era una potencia socialimperialista y los miembros del Partido Comunista (PC), revisionistas, es decir, contrarios a la revolución; 5) la reivindicación de una etapa intermedia sin colectivización ni estatización, la Nueva Democracia; y 6) la existencia de un principio moral con el que deben trabajar los militantes: estar al servicio del pueblo.1

Evidentemente, no todas las organizaciones consideraron la confluencia de estos principios ni tampoco los concibieron de la misma manera. También existe una gran diferencia con respecto al comportamiento de los partidos en cada etapa de la historia de América e igualmente en la valoración de las transformaciones políticas y económicas sucedidas en China. Así, por ejemplo, a pesar de las grandes afinidades con esta nación, el Movimiento Obrero, Independiente y Revolucionario (MOIR), cuyo nombre oficial es Partido del Trabajo de Colombia (PTC), rompió con Pekín y su dirigente, Francisco Mosquera, habló a mediados de los setenta de la restauración del capitalismo en el país asiático, postura que coincidió, aunque sin comunicación alguna entre las organizaciones, con lo afirmado en Argentina por el Partido Comunista Revolucionario (PCR) luego de la visita de su dirigente, Otto Vargas, a China en 1979. Algunos maoístas, como en el caso mexicano, se inclinaron a respaldar la revolución cubana y los argentinos adoptaron la imagen del "Che", a pesar de ser uno de los artífices del foquismo.

Los orígenes de los partidos y organizaciones maoístas2

En América Latina existen informes sobre la revolución en China y referencias a la obra de Mao desde los años treinta; sin embargo, la adopción del maoísmo es un proceso que solo ocurrió en los años sesenta. Paradójicamente, las primeras aproximaciones al pensamiento de Mao Tse-Tung en el continente se debieron a la propaganda de los partidos comunistas (como el argentino o el colombiano) que difundieron noticias, editaron folletos e incluso organizaron campañas nacionales para conmemorar la Revolución china. También resulta paradójico que la apertura de la embajada china en Cuba y el respaldo de los chinos a la Revolución cubana permitiera el acercamiento de militantes de la izquierda, entre ellos, Francisco Mosquera, dirigente del Movimiento Obrero, Estudiantil y Campesino (MOEC) de Colombia, a la literatura maoísta y se despertara un interés por lo que acontecía en el gigante asiático.3

Existieron cuatro opciones para la construcción de partidos maoístas en América Latina: las divisiones de los partidos comunistas, el surgimiento de organizaciones a partir de núcleos de activistas universitarios, la seducción que generó conocer de manera directa las transformaciones en China (tema al que nos referiremos más adelante) y el impacto de las actividades de Sendero Luminoso. En los años sesenta, las corrientes maoístas hicieron parte de la nueva izquierda, aquella que se oponía al revisionismo y al anquilosamiento de los partidos comunistas, y que se originó mayoritariamente en las divisiones de estas viejas organizaciones, debido al rechazo de algunos militantes a las conclusiones del XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), en particular, a la coexistencia pacífica con Estados Unidos, al intento de aplicar el modelo de foco armado y a la reivindicación de la vía revolucionaria.4 Así, por ejemplo, el PC de Colombia entró en crisis a causa de sus contradicciones internas, las expulsiones de los disidentes y la adopción del maoísmo por un sector del partido. De él emergió en 1965 el PCC (marxista-leninista).5 Los ML, como fueron conocidos, también surgieron, aunque en distintos momentos, en Argentina, Ecuador, Chile, Brasil, Venezuela y México. El PCC (ML) fue el único partido ML que constituyó una guerrilla, el Ejército Popular de Liberación (EPL), que pudo actuar durante varias décadas y logró tener presencia en varias regiones del país. Las demás organizaciones de este tipo se inclinaron por la lucha política dentro de la legalidad y para ello crearon frentes de masas. Quizás el más importante de todos fue el Movimiento Popular Democrático de Ecuador (1978).6

De igual forma, se establecieron congresos de "rectificación" de los partidos comunistas que dieron lugar a divisiones y luego a la adopción del maoísmo. Así ocurrió con el Partido Comunista Revolucionario (PCR) argentino. Por su parte, Vanguardia Comunista (VC) había surgido de una escisión del Partido Socialista Argentino en 1958. Luego volvió a sufrir otra ruptura en 1961, y finalmente se transformó en ve (abril de 1965). Los primeros escritos de sus dirigentes e intelectuales evidenciaron la influencia maoísta, al caracterizar a Argentina como una sociedad neocolonial y rechazar el foquismo.7 Como producto de una "rectificación" del Partido Comunista del Perú (PCP) también emergieron dos sectores maoístas: Patria Roja y PCP-Sendero Luminoso (PCP-SL).

A finales de los años sesenta, las organizaciones maoístas también fueron resultado de un proceso de búsqueda de nuevos paradigmas en la izquierda latinoamericana. En efecto, los jóvenes que participaron en los movimientos de masas o en las protestas estudiantiles y que veían de manera crítica el actuar de los partidos comunistas buscaron la creación de nuevas corrientes y, aunque la mayoría se inclinó por la lucha armada, un sector optó por una "línea de masas", es decir, por un trabajo de largo aliento con los pobres de la ciudad y el campo. Tal fue el caso de Política Popular-Línea Proletaria, proyecto que se originó a partir de fusión de activistas universitarios de la escuela de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México y de la escuela de Ingeniería Mecánica y Eléctrica del Instituto Politécnico Nacional.8 La tensión entre la lucha armada y ponerse al servicio del pueblo (entre armas y ética) caracterizará, a nuestro juicio, la historia del maoísmo en el periodo de estudio.

En la década de los ochenta, la influencia del PCP-SL fue evidente en el continente y muchos quisieron repetir la trayectoria senderista con la creación de movimientos armados, pues la lógica era que con unos pocos hombres y mujeres dispuestos a la guerra era suficiente para "incendiar la pradera". La mayor parte de esta etapa del maoísmo estuvo caracterizada por la presencia de una gran variedad de grupúsculos que surgieron como expresión de simpatías por el auge del senderismo, que emplearon una visión cargada de dogmatismo, abogaron por la GPP y desataron enconadas disputas con el permanente empleo de acusaciones de traición.9 Recorriendo el camino inverso al de la mayoría de los maoístas del continente, el PTC o MOIR tuvo origen en la rectificación del modelo de foco armado impuesto por el MOEC. En efecto, en 1965, Francisco Mosquera, tras su estancia en Cuba, abogó por el abandono del uso de las armas y el terrorismo, renunció a la financiación extranjera y se inclinó a crear un auténtico partido marxista-leninista. Mosquera consideró, además, que, debido a La Violencia de los años cuarenta y cincuenta (una guerra civil entre los partidos tradicionales colombianos que, según algunos, produjo más de 100.000 víctimas), la vía armada quedaba inválida, pues no se podía arrastrar a una nación cansada de la barbarie a un proyecto insurreccional. En 1972, corrigió otro error de la extrema izquierda y se presentó a las elecciones. A los pocos años inició la política de los Pies Descalzos, que no era otra cosa que el traslado masivo de militantes al campo, tema sobre el cual volveremos más adelante. De este proyecto surgió la principal corriente maoísta colombiana, divida desde 1998 en el MOIR y el Partido del Trabajo de Colombia-Moirista (PTC-M).

La Guerra Fría y la presencia china en América Latina

El tema internacional ha sido determinante para explicar la existencia del maoísmo en América Latina. Evidentemente, las pugnas y las relaciones políticas y diplomáticas entre la URSS, Estados Unidos y China respecto a América Latina constituyen un problema bastante complejo que no puede considerarse de manera general, sino que tiene que ser examinado partiendo del principio de que han existido diferencias en las relaciones entre las grandes potencias y nuestro continente y que estas variaron según la coyuntura política que se vivía. Adicionalmente, hay que diferenciar las relaciones comerciales o culturales de las relaciones diplomáticas y de la intervención en los asuntos internos.

El tema de las relaciones entre las potencias y América Latina ha sido muy sensible tanto para las izquierdas y las derechas como para los Gobiernos de la región. Gran parte de las versiones de los académicos estadounidenses, particularmente los de derecha y quienes en América Latina repitieron dicha versión después de la crisis de los misiles, coincide en afirmar que la Unión Soviética tenía un plan de subyugación de América Central, planteamiento que se renovó luego del triunfo del sandinismo en 1979.10 Sin embargo, para otro tipo de académicos, las cosas hay que mirarlas de manera diferente. Nicola Miller, por ejemplo, parte de la hipótesis de que la URSS actuó con cautela y que incluso no adoptó a Gobiernos de izquierda, sino que buscó normalizar las relaciones de estos países con Estados Unidos.11

La importancia del intercambio comercial ha llevado a varios estudiosos de la relación entre la URSS y América Latina a considerar que los soviéticos estaban más interesados en el comercio que en la política, pues, aunque en los setenta ocurrieron en América Latina varios golpes de Estado y los militares en el poder se declararon decididamente anticomunistas y alentaron la guerra sucia, la URSS incrementó sus intercambios comerciales con dichos Gobiernos. Así, por ejemplo, pasó de comprarle a Argentina el 3% de sus exportaciones al iniciar la década de los setenta a adquirir el 33% en 1981, aun, repetimos, con militares golpistas en el poder.

El triunfo de la Revolución cubana no entusiasmó mucho a los soviéticos, pues en principio no entendieron qué pretendía Fidel Castro ni qué era América Latina.12 Estas dudas se incrementaron con la disputa con Estados Unidos por la crisis de los misiles, cuando se opusieron a que La Habana tomara parte en las negociaciones, circunstancia que molestó profundamente al dirigente cubano.

El ascenso al poder de Leonid Brézhnev (1964-1982) significó un endurecimiento de la política soviética en el continente y un decidido interés en intervenir en América Latina. La URSS apretó las riendas y, luego de la radicalización de la Revolución cubana y el cisma del comunismo internacional, llevó a Cuba a un sometimiento a su lectura de la situación internacional y a transformarla en ejecutora de su política en el ámbito regional. La respuesta cubana fue aceptar su subordinación a cambio del petróleo soviético y del modelo económico monoexportador, al tiempo que intentó mantener cierto grado de autonomía con su apoyo directo a la formación de guerrillas en el continente. La URSS también logró un control de los partidos comunistas de América Latina, los cuales debieron considerar a Cuba la vanguardia de la revolución en esta parte del continente y respaldar cuanta empresa de intervención desató la URSS en Europa, Asia y África. Por ello, a partir de entonces podemos hablar de un marcado intervencionismo soviético-cubano en los asuntos de la región, especialmente en Centroamérica. La razón de esta injerencia radicó en el criterio soviético de que la Guerra Fría se definiría en el Tercer Mundo y no en un enfrentamiento militar entre las potencias. Con la excepción del Partido Comunista de Brasil (PCDOB), ninguno se expresó en los años sesenta públicamente contra la URSS o Cuba.

Para China fue más difícil la relación con América Latina. Además de la distancia y el idioma, Estados Unidos y la URSS tenían presencia en la región y no permitirían la entrada de un tercero en la discordia, así que en los años cincuenta los intercambios promovidos por China fueron de tipo cultural e ideológico. Esto explica que desde finales de esta década, y especialmente durante los años sesenta, los viajes culturales constituyeran el principal atractivo para los intelectuales y militantes de izquierda.13

A diferencia de la URSS, China saludó con entusiasmo la Revolución cubana y muy pronto instaló una embajada en La Habana y se preocupó por establecer puentes con Castro y el Che. La rápida apertura de las relaciones diplomáticas y el reconocimiento del carácter socialista de la revolución hecho antes que los soviéticos llamaron la atención de la izquierda del continente. Esto explica la preocupación de los chinos en los años sesenta por fortalecer las transmisiones en español de Radio Pekín, la creación de Asociación de Amistad entre China y América Latina (1960) y la difusión de información a través de la revista Pekín Informa (1962).

Como ya lo señalamos, la incorporación de Cuba en la órbita soviética y el control sobre los comunistas en América Latina dificultaron las actividades de los chinos en la región. Sin embargo, Estados Unidos aceptó, con limitaciones, la presencia china para contrarrestar las actividades soviéticas, y en 1979 reconoció a Pekín como sede del Gobierno de aquella nación. Casi paralelamente, Mao dio origen a su teoría sobre los Tres Mundos, que, en sentido práctico, estimuló una ofensiva diplomática, Gobierno a Gobierno, en todos los continentes. Por ello al comenzar los setenta se dio inicio a un periodo de auge de las relaciones diplomáticas con diversos países. Luis Echeverría, mandatario mexicano, fue el primer presidente de la región en visitar China (1973). Todos estos acontecimientos, sumados a la muerte de Mao Tse-Tung (1976) y a los cambios vertiginosos impulsados por Teng Hsiao Ping (Deng Siaoping), transformaron el interés por América Latina y privilegiaron el intercambio comercial y los negocios.14

Como se recordará, Mao había empleado el concepto "socialimperialismo" desde 1962 y, con ello, determinó la manera como se debía percibir a la URSS. Por tal motivo, el tema internacional estuvo presente en la relación de los maoístas con los partidos comunistas y otras corrientes marxistas, especialmente a la hora de determinar las alianzas políticas y orientar la lucha sindical y popular.

En Colombia las diferencias entre maoístas y prosoviéticos fueron muy difíciles. En efecto, el MOIR, a comienzos de los años ochenta, padeció una ofensiva militar por parte de las FARC (caracterizada por una serie de asesinatos e intimidaciones) que obligó a sus militantes a retirarse del campo. Lo anterior casi llevó a la extinción del partido, el cual, para sobrevivir, estimuló un conjunto de alianzas con aquellos que denunciaran la presencia soviética en la región y en Colombia, y apoyó decididamente la resistencia afgana que combatía la intervención soviética desde 1979. No obstante, la desintegración de la URSS, los procesos de paz en Centroamérica y la debacle del movimiento armado prácticamente eliminaron las diferencias en temas internacionales entre el MOIR y el PC.

Un capítulo muy especial de la Guerra Fría y de la historia del maoísmo en América Latina es Centroamérica, pues allí también surgieron organizaciones de esta corriente política. En El Salvador, por ejemplo, Salvador Cayetano Carpio renunció a la secretaría del Partido Comunista, acusando a sus miembros de burócratas, y creó en 1970 las Fuerzas Populares de Liberación Farabundo Martí, adoptando el modelo de la GPP. Posteriormente, el 10 de octubre de 1980, esta corriente fue cofundadora del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). Sin embargo, los escándalos por el ajusticiamiento de la segunda responsable de las FLP, el suicidio de Cayetano Carpio y la supremacía cubana debilitaron notablemente al maoísmo. En Nicaragua, dentro del Frente Sandinista para la Liberación Nacional (FSLN), también se expresó una tendencia que se inclinaba por el modelo de la GPP. En este caso, la participación de sectores de la burguesía nacional, el respaldo internacional y el beneplácito del gobierno de Jimmy Carter facilitaron el triunfo del FSLN en 1979. Tanto en El Salvador como en Nicaragua los frentes políticos y militares de izquierda se plegaron a las concepciones de Cuba y la URSS. El ascenso de los republicanos en Estados Unidos y una ofensiva militar y diplomática contra el sandinismo hicieron de la región un verdadero polvorín que amenazó en convertirse en una guerra de grandes proporciones. No obstante, la desintegración de la URSS, el abandono de Cuba a sus antiguos aliados centroamericanos y un creciente intervencionismo estadounidense volvieron a transformar fuertemente el contexto político, obligando a las guerrillas a iniciar procesos de paz.

La lectura militarista del maoísmo

Aunque algunos partidos reivindicaron el modelo de insurrección maoísta, basado en la GPP y la creación de bases de apoyo, la construcción de un doble poder y un ejército, lo cierto es que la mayoría aplicó el modelo foquista que institucionalizó la Revolución cubana y por ello hizo uso del secuestro, el asalto bancario y el estallido de carros bomba. Así ocurrió con el PCC-ML, que dio origen a un brazo armado, el EPL, y no se salió del cauce de la lucha guerrillera imperante en el continente. Este mismo modelo también se encuentra en el Partido Revolucionario del Proletariado (PRP) y el Partido Proletario Unido de América (PPUA) en México, así como también en el PCDOB cuando puso en marcha la Guerrilla de Araguaia (1972-1974). Evidentemente, la expresión más radicalizada en el uso de la violencia fue el PCP-SL, organización que en los años ochenta acaparó los noticieros internacionales. Cuando hablamos de supremacía del senderismo, queremos referirnos a que el PCP-SL logró reactivar la idea de la insurrección armada, de capa caída tras la debacle de las organizaciones foquistas y la lucha guerrillera en América Latina, y cautivó la atención de los científicos sociales y los periodistas.15

El senderismo surgió de la escisión del PCP y de varias fracturas y reconfiguraciones del comunismo prosoviético peruano. En lo esencial, a un lado quedó el viejo PC y de él emergieron otros dos sectores: el PCP-Bandera Roja y el PCP-SL. Abimael Guzmán, líder del senderismo, había militado a finales de los años cincuenta en el PCP en Arequipa. En aquel entonces, los debates eran tres: la participación en las elecciones votando por los candidatos de la burguesía (como Fernando Belaunde), la reconstitución del PCP y la valoración de los primeros documentos sobre la Revolución china y la Revolución cubana. En julio de 1962, se realizó el IV Congreso Comunista y allí se formalizaron las discrepancias con el viejo PC en torno a la nueva democracia y al uso de la violencia. En ese mismo año llegó Abimael Guzmán a la Universidad de Huamanga. Dos años más tarde, las diferencias permitieron dar origen a dos fracciones del PCP: PCP-Unidad, prosoviético, y PCP-Bandera Roja, maoísta. Abimael Guzmán inició su acercamiento al maoísmo en sus viajes a China en 1965 y 1967.16 Para 1970, Guzmán, en el contexto de la VI Conferencia Nacional del PCP, comenzó la ruptura con el sector prosoviético, pero, ante la ausencia de estructuras partidarias, concentró su energía en el proceso de reconstitución de la organización, tarea a la que se dedicó hasta mediados de los años setenta. A partir de entonces, se hizo fuerte en las universidades de Ayacucho y logró constituir una amplia base juvenil. De allí a la toma de las elecciones en el pequeño poblado de Chuschi, el 17 de mayo de 1980, la quema de las urnas en la plaza pública (primera acción de Sendero Luminoso) y a la declaración de la GPP hubo solo un paso. Desde ese entonces, esta organización guerrillera desató una inusitada ola de violencia y acciones armadas en los Andes peruanos y en la propia ciudad de Lima. A comienzos de los años noventa, muchos académicos y analistas y, según una encuesta, un poco más del 30% de la población creían que Sendero podría tomar el poder.17

Mucho se ha insistido en el uso del terror en las acciones de Sendero, así como en las estrategias contrainsurgentes del Estado y de los "ronderos" o grupos de paramilitares, según algunos, la causa del fracaso del PCP-SL en su propósito tomar el poder en Perú.18 No obstante, a nuestro juicio, hay tres hechos que explican la debacle senderista: la exaltación sin límites de la violencia y el aventurerismo militar, un discurso autorreferencial cargado de dogmatismo y el desconocimiento de lo que sucedía en el Perú.

Una cosa es considerar la toma del poder por la vía armada como posible y otra muy distinta desatar el terror sin límites pensando que el sacrificio propio, el de los contradictores y el de los representantes del Estado es suficiente para que las grandes masas respalden un proyecto insurreccional. Así mismo, ni la pobreza extrema de la población ni la represión del Estado justifican el uso de las armas y menos el empleo del terrorismo. El terror no se puede administrar, desata unas dinámicas que son imposibles de manejar y el grado de la reacción de la extrema derecha, que se justifica con el principio de la legitimidad de la autodefensa, no puede ser calculado, tal como lo atestigua cualquier reconstrucción de las acciones de los grupos paramilitares en América Latina. En el caso del Perú, la reacción fue la "masacre de los penales" del 18 y 19 de junio de 1986, en la que resultaron asesinados cerca de 300 presos senderistas amotinados en las cárceles de San Juan Lurigancho y El Frontón, y donde, a pesar de toda la evidencia de fusilamientos masivos, no hubo juicio ni contra el presidente Alan García ni contra los militares involucrados en la toma de las cárceles y las ejecuciones masivas. También en México, como lo veremos, los maoístas que se inclinaron por el terror y los secuestros de importantes personajes sucumbieron rápidamente en la guerra sucia.

El discurso senderista se ha caracterizado por ser autorreferencial y cargado de dogmatismo. En efecto, las afirmaciones del "presidente Gonzalo" o los comunicados del PCP-SL se justifican por el hecho de ser solamente enunciados. Así, por ejemplo, se catalogó a Abimael Guzmán como el más grande marxista del mundo de aquel entonces. Esta consideración, sin embargo, solo se explica como propaganda, pues no descansa en ninguna producción teórica o aporte político o militar.19

Finalmente, el accionar senderista evidenció un desconocimiento de lo que sucedía en la política peruana de la década de los ochenta. En primer lugar, sus militantes no calcularon la reacción del Gobierno, incluido uno que aparecía como "democrático", como el de Alan García, e infravaloraron la réplica del Estado y de amplios sectores de la población. Dicho de otra manera, no se podía desatar una oleada de violencia sin que se produjera una respuesta. Lo que sucedió en el "motín de las cárceles" evidenció a qué límites podían llegar los militares y sectores dominantes peruanos. En segundo lugar, las élites peruanas y sectores medios y populares de la población comenzaron a buscar otras opciones políticas distintas a los partidos políticos conocidos. El ascenso meteórico de Alberto Fujimori y su movimiento Cambio 90 no fue motivo de preocupación para Mario Vargas Llosa, candidato presidencial del Frente Democrático, ni fue entendido por el senderismo, pues para el PCP-SL todos los candidatos eran representantes de la burguesía y todos eran lo mismo.20 Finalmente, se desconoció el poder de un imaginario político que contiene una idea que, aunque falsa, posee mucho atractivo para la población: el orden y la seguridad. Por ello, a pesar de los escándalos, las acusaciones, las medidas anticonstitucionales y un listado de crímenes bastante amplio, importantes sectores de la población acompañaron a Fujimori, tal como hace poco respaldaron en las elecciones a su hija.21 El triunfo de Fujimori en 1990 significó un cambio trascendental en la conducción del conflicto interno y en la correlación de fuerzas. Puede verse que en tan solo dos años el gobierno de Fujimori desestructuró al PCP-SL y encarceló a casi la totalidad de su comité central (1992).

El efecto inmediato del auge del senderismo fue la instauración de una peligrosa lógica, en la que el heroísmo, un lenguaje incendiario y la radicalidad extrema de la violencia suplían a la política. Lo que pronto se olvidó fue que en contextos de crisis económica y ausencia de salidas políticas emergen los proyectos de extrema derecha y que no se podía imponer a los campesinos andinos lógicas de guerra que iban en contravía de sus concepciones culturales. La irrupción del fujimorismo y de las soluciones de fuerza, sumadas a la increíble cantidad de errores políticos y militares (como la ficción de que el PCP-SL había logrado un equilibrio estratégico con el ejército), llevaron a pensar incluso sobre si el senderismo no había sido alimentado por el propio régimen político, cosa que, como el caso mexicano ha evidenciado, no ha sido un suceso extraño para la política latinoamericana, pues partidos de "masas", dotados de un discurso y práctica radicales, han escondido la orientación del Partido Revolucionario Institucional (PRI).22

Línea de masas y servir al pueblo

Al adoptar el maoísmo no todas las organizaciones se inclinaron por el uso de la violencia. Por el contrario, en América Latina podemos encontrar varios ejemplos en los que se destaca el enorme trabajo de masas que diversas organizaciones adelantaron desde los inicios de la década del setenta y que le sirvieron a los partidos para acceder a un detallado conocimiento de la realidad nacional, dotar a las masas de importantes organizaciones y contribuir a mejorar las condiciones de vida de campesinos, indígenas y obreros, permitiendo con ello materializar un principio fundamental de los valores éticos del maoísmo de aquel entonces: servir al pueblo. Nos referimos concretamente al MOIR, al movimiento Política Popular-Línea Proletaria (1969-1979), al Ejercito Zapatistas de Liberación Nacional (EZLN) de México, a Vanguardia Comunista y al PCR de Argentina.

A inicios de los años setenta, el MOIR inició un proceso de rectificación de las posturas de extrema izquierda (como el foquismo, el uso de la violencia y el abstencionismo) y elaboró un proyecto inédito para gran parte de la izquierda del continente: la política de los Pies Descalzos, que consistió en el traslado masivo de militantes a zonas estratégicas del país para organizar a los campesinos.23 En las regiones donde se instalaron, los cuadros comenzaron a vivir las mismas condiciones de los campesinos. Junto con ellos impulsaron la creación de sindicatos, cooperativas, escuelas, pequeños centros de salud y emplearon a los intelectuales para capacitar a los labriegos en técnicas de agricultura. Gracias a esta labor, el PTC pudo crecer vertiginosamente y en pocos años alcanzó una presencia nacional que se evidenció en las listas que elaboró para las elecciones que se efectuaron en la década del setenta. Penosamente, como ya se ha indicado antes, las FARC desataron una ofensiva contra los descalzos en la que fueron asesinados varios de ellos y desplazados muchos más.24

En México, la experiencia maoísta tuvo, como en otros países, varios exponentes; sin embargo, nos queremos referir aquí al proyecto de los movimientos de masas, en particular, al experimento de las "colonias" (1968-1975) construidas en Zacatecas, Oaxaca, Morelos, Puebla y Distrito Federal, que no eran otra cosa que invasiones de tierras donde se asentaron colonias populares que desarrollaron esquemas que intentaban repetir la propuesta de bases de apoyo. Quizás el mejor ejemplo de la dinámica de estas colonias fue el de la denominada Rubén Jaramillo, fundada el 31 de marzo de 1973 en terrenos que el hijo del gobernador de Morelos se había apropiado. Los cerca de 10.000 "paracaidistas" que invadieron los terrenos tenían como líder a Florencio Medrano Mederos.25 En la colonia no podían ingresar representantes del Estado y existía una Guardia Roja que controlaba la seguridad. Adicionalmente, se desarrolló allí una actividad de colaboración entre estudiantes y colonos, en la que los primeros, en los denominados Domingos Rojos, asistían a colaborar en diferentes actividades. El experimento duró seis meses y culminó con una toma del ejército el 13 de septiembre de 1973 y la detención de varios dirigentes.

A la mencionada Guardia Roja, antes del desalojo llevado a cabo por el ejército, se le encomendó la tarea de "recuperación de recursos monetarios" para financiar la creación de la guerrilla del Partido Proletario Unido de América (PPUA). Los alzados en armas se establecieron en los límites de Oaxaca y Veracruz. Después de que la policía detuvo y encarceló a varios dirigentes, Medrano estableció vínculos con la dirigencia de Política Popular, en particular con Adolfo Orive Berlinger. La organización guerrillera perpetró varios secuestros y asaltos bancarios, por lo que, a finales de 1975, las fuerzas del Estado desataron una persecución contra el PPUA. Finalmente, en 1978, Medrano murió tras un enfrentamiento con el ejército.

Con un esquema inicial similar, Política Popular-Línea Proletaria (1968-1988) construyó en México colonias y, a partir de estas, coordinadoras de masas. Los principios guías, como en los ejemplos anteriores, eran los de "ir al pueblo" y "servir al pueblo". La consigna que alimentó este proyecto fue "Hacia una política popular". Tras los primeros fracasos en el intento de unir a los campesinos en estados como Oaxaca, los militantes avanzaron en la conformación de una organización de arrendatarios en Durango y luego en la invasión de terrenos, a partir de la cual crearon la Colonia Popular División del Norte. Señala Jorge Puma sobre el espíritu de trabajo de esta primera experiencia:

Los brigadistas y colonos trabajaron por dotar de servicios educativos y de salud a sus habitantes sin la participación del Gobierno. En jornadas de trabajo colectivo construyeron una escuela primaria y echaron a andar un jardín de niños donde los hijos de los colonos recibieron alimentación y cuidado mientras sus padres trabajaban. En esos años los brigadistas dividían su tiempo entre el trabajo político de la organización y las labores en la tortillería y el taller de carpintería de la colonia.26

El modelo de democracia directa, códigos éticos alternativos, educación política de los campesinos y obreros, una moral que enaltecía lo colectivo, el rechazo al uso de las armas y la mejora en las condiciones de vida de la población se aplicaron en gran parte de los estados donde Política Popular organizó a las masas. Debido a tal postura, estableció una amplia colaboración con los sectores de la Iglesia que trabajaban con la teología de la liberación en el norte de México, experiencia que luego se trasladaría al estado de Chiapas. Precisamente a partir de esa larga tradición de trabajo conjunto entre la Iglesia y los maoístas, y naturalmente sumados a otros hechos políticos, es que se entiende el dialogo entre indígenas, estudiantes, campesinos y obreros que van permitir la irrupción del EZLN el 1 de enero de 1994, precisamente el día que entraba en vigencia el Tratado de Libre comercio.27 Tres principios maoístas son evidentes en el estilo del EZLN: la construcción de un doble poder, el trabajo paciente de décadas y el saber escuchar. El encuentro entre la Iglesia y los maoístas no fue exclusivo de México, pues en Brasil, Ação Popular (AP), fundada el 30 de junio de 1962, también se basó en la fusión de católicos de izquierda y jóvenes radicalizados. En 1965 se inclinó por la lucha armada foquista, posteriormente por la GPP y, en 1973, tras varias divisiones, se incorporó al PCDOB.28

Una breve mención del maoísmo argentino es necesaria por cuanto no solo participó activamente en el denominado Cordobazo (1969), uno de los levantamientos populares más importantes en la historia del país, y en general en la lucha obrera al orientar a los sindicatos clasistas como el de transporte automotor (SMATA), sino porque desarrolló una notable labor en la generación de un nuevo pensamiento a través de la reflexión de destacados intelectuales (Carlos Altamirano y Beatriz Sarlo con el PCR y Ricardo Piglia con VC, solo por mencionar un par de ejemplos) y empresas editoriales como La Rosa Blindada.29

El maoísmo bajo la hegemonía neoliberal

Hasta aquí nos hemos referido a las corrientes maoístas en el periodo que va de finales de los años cincuenta hasta comienzos de los años noventa, pero ¿qué ha pasado con los partidos maoístas en las últimas décadas? De manera general diríamos que, como todas las vertientes de izquierda del continente, han sufrido el impacto de varios procesos que los han debilitado y en algunos casos reconfigurado notablemente, entre ellos: la desintegración de la URSS y la restauración del capitalismo en China, la debacle del foquismo y la derrota de Sendero Luminoso, la corrupción, la hegemonía neoliberal y la creciente globalización de la economía.

La desintegración de la URSS no solo afectó a los viejos partidos comunistas que vieron debilitadas sus organizaciones debido al abandono de importantes dirigentes, sino que hábilmente las derechas hicieron leña del árbol caído e inundaron los medios de comunicación y el mundo académico con argumentos como el fin de las ideologías, la desaparición de la clase obrera, la debacle del marxismo y la vitalidad del capitalismo. Para el ciudadano común atento a las noticias, los cambios económicos en China no fueron entendibles. Y, aún más, ha sido testigo del crecimiento de la explotación de los trabajadores, el incremento de la riqueza privada, prácticas desleales en el comercio internacional y el aumento desmesurado de la contaminación. El resultado de estos procesos mundiales se expresó en una crisis del marxismo y una pérdida de influencia, electoral y en las masas, de los partidos marxistas y maoístas.

La aplastante derrota de Sendero y la captura de su cúpula dirigente, sumada al fracaso absoluto de la vía armada, afectaron igualmente a las corrientes maoístas y a la izquierda en Latinoamérica. La violencia por la que tanto abogaban quedó totalmente desprestigiada como instrumento político en el continente. Por ello, se vio a los grupos insurgentes deambular para firmar rápidamente un proceso de paz y los viejos cuadros se integraron al establecimiento o se dedicaron a su vida privada.

La corrupción también afectó notablemente a los maoístas de América Latina. En México algunos de los más importantes dirigentes de los años sesenta y setenta se vincularon como asesores gubernamentales en los diálogos del Estado con el EZLN, por lo que han sido objeto de las críticas de amplios sectores de la población que cuestionan a tales personas por secundar las reformas del PRI, favorecerse con los dineros públicos y ser solo un instrumento para debilitar a otras organizaciones de izquierda. En Colombia un importante sector maoísta, el MOIR, se mantuvo en silencio durante cerca de año y medio y sostuvo al alcalde Samuel Moreno a pesar de las enormes evidencias de corrupción.

La suma de estos factores llevó al debilitamiento del maoísmo, que vio disminuida sus organizaciones, fraccionadas sus fuerzas por divisiones internas y limitada su importancia política. Naturalmente, como lo hemos venido expresando, hay situaciones particulares, pues en países como Colombia el maoísmo tiene aún presencia nacional e influye políticamente. Allí, tanto el MOIR como el PTC-M mantienen una reconocida actividad.

Cuando se produjo el denominado giro a la izquierda de América Latina, la mayoría de los partidos maoístas habían desaparecido. Las organizaciones sobrevivientes apoyaron inicialmente a gobiernos como los de Venezuela, Brasil o Ecuador, pero luego se distanciaron y asumieron una crítica abierta especialmente a los proyectos de Chávez, Lula y Correa.

Conclusiones

Esta síntesis que planteamos sugiere la siguiente hipótesis: en general, los partidos maoístas sucumbieron a la versión de extrema izquierda representada por foquismo y el senderismo; a nuestro juicio, esta última es una de las opciones más dogmáticas y atrasadas del maoísmo. La inclinación militarista del maoísmo latinoamericano fue, por un lado, el resultado de una lectura errónea de la experiencia china y, por otro lado, expresión del lastre del foquismo a partir de los años sesenta en América Latina, un mito hábilmente creado en La Habana por Castro y el Che.

El aporte más importante del maoísmo fue la adopción de un principio ético: servir al pueblo, por el que una generación de jóvenes y cuadros abandonaron sus proyectos personales y fundieron su destino con el de las masas campesinas, los indígenas y los obreros. Tal experiencia dotó a los pobres de la ciudad y del campo de organizaciones, cultura política y beneficios materiales. Lamentablemente, por muchas razones tal principio no siguió empleándose y la mayor parte de las organizaciones lo abandonó o se desintegró por vincularse a empresas insurreccionales o cálculos políticos pasajeros.

Así mismo, habría que señalar que, recurriendo a un viejo principio maoísta, el mundo se transforma permanentemente: lo que ayer era certeza, hoy no lo es, y hay que estar atentos a los cambios, especialmente mundiales. Nuevos signos auguran, a pesar del retorno de las derechas al Gobierno en el continente americano y el mundo, un ciclo de auge del marxismo, una crisis de la globalización neoliberal y una renovación del movimiento de masas. Si el maoísmo, como el resto de la izquierda, puede entender los nuevos tiempos y trabajar con lo más importante de su proyecto ético, estar al servicio del pueblo, es posible que tenga una segunda oportunidad. En el caso colombiano la hipótesis significa hoy el reencuentro de las izquierdas con el pueblo. Tal reencuentro no es otra cosa que el reconocimiento de su corresponsabilidad en la violencia de las últimas décadas y de que la construcción de la paz es su tarea política más importante. Junto al cese de la violencia, las izquierdas deben fundirse absolutamente con las formas de pensar y de sentir del pueblo (con sus valores y su cultura), y por ello deben ser las primeras en aplicar los principios que han guiado a las comunidades indígenas del continente: no robar, no matar, no ser ocioso, no mentir y defender la naturaleza, pues la vida lo es todo.


Notas

1 Existe un debate en torno a la distinción entre el maoísmo y el pensamiento Mao Tse-Tung (Mao Zedong). Hemos preferido tomar la primera expresión por ser de uso frecuente. La mayor parte de las explicaciones sobre el maoísmo en América Latina reducen sus características a dos: un modelo económico y un modelo de revolución. Ver, a manera de ejemplo, Matthew Rothwell, Transpacific Revolutionaries: The Chinese Revolution in Latin America (Chicago: University of Illinois, 2009) 12; Kevin Pinkoski, "Maoism in South America: Comparing Peru's Sendero Luminoso with Mexico's PRP and PPUA", Constellations 4.1 (2012): 1.
2 En el presente artículo únicamente nos detenemos en el estudio de partidos que tuvieron organizaciones de masas, presencia nacional o una larga existencia. Por fuera queda una gran variedad de pequeños grupos de corta existencia y, en ciertos casos, totalmente desconocidos. Por ejemplo, en Colombia encontramos: Grupo Comunista Revolucionario (GCR), la Unión Obrero Comunista (UOC), el Partido Comunista de Colombia-Maoísta y la Organización Comunista de Colombia (OCC-MLM). Sobre la historia del maoísmo, ver: Frank Molano, "El imaginario maoísta (1965-1982) como mentalidad revolucionaria en la izquierda", tesis de maestría en Historia (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2004) y Mauricio Archila, "El maoísmo en Colombia: la enfermedad juvenil del marxismo-leninismo", Controversia 190 (2008): 148-197.
3 El MOEC fue fundado el 7 de enero de 1959 con el típico modelo foquista y fue la matriz de la nueva izquierda en Colombia.
4 Gran parte de los intelectuales que en los años noventa renunciaron a sus militancias en los partidos comunistas reconocen que estas organizaciones no estaban a la altura de los acontecimientos de los años sesenta y aceptan como correctas algunas de las críticas de las organizaciones maoístas.
5 Ver la historia del PCC-ML en: Álvaro Villarraga S. y Nelson Plazas, Para reconstruir los sueños: una historia del EPL (Bogotá: Fondo Editorial para la Paz / Fundación Progresar, 1994).
6 La mayor parte de estos sectores ML, como el PCC-ML y el Partido Comunista Marxista Leninista del Ecuador (PCMLE), renunció a finales de la década del setenta al maoísmo. Acusaron a Mao de ser la causa de sus errores, como si la naturaleza de su dogmatismo y sus despropósitos políticos residiera en el líder chino, ¡y no en ellos mismos! Aún hoy estas pequeñas organizaciones se reúnen en torno a la denominada Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxistas Leninistas (CIPOML) y publican la revista Unidad y Lucha. Ver el pronunciamiento de uno de los últimos encuentros en: "Comunicado de la XXI sesión plenaria de la CIPOML", Frente Popular Revolucionario. Web. Oct. 2015. Disponible en: https://frentepopular.wordpress.com/2015/11/07/comunicado-de-la-xxi-sesion-plenaria-de-laCIPOML/.
7 Daniela Aldana Sabaj, "Vanguardia Comunista (1965-1978): origen, historia y resistencia", ponencia presentada a las XIV Jornadas Interescuelas / Departamentos de Historia, oct. 2-5, 2012, Departamento de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo.
8 Jorge Iván Puma, "Los maoístas del norte de México: breve historia de Política Popular-Línea Proletaria (1969-1979)", Revista Izquierdas 27 (2016): 200-229. De esta experiencia surgieron dos muy importantes dirigentes maoístas: Adolfo Orive Bellienger y Alberto Anaya, quienes en los setenta orientaron la lucha social en México. Posteriormente fueron fundadores del Partido del Trabajo (dic. 8, 1990), organización que no se define como maoísta. Adolfo Orive Bellinger se vinculó en 1990 como asesor de Carlos Salinas de Gortari y desde entonces ha sido parte de distintas instancia de gobierno del PRI, a pesar de lo cual, en el 2009, fue coordinador de la bancada del PT en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal. Lo paradójico es que en el 2005 acusó al PT de traicionar los principios: "La izquierda giró hacia lo mercantil: Adolfo Orive", Excelsior. Web. jun. 19, 2015. Disponible en: http://www.excelsior.com.mx/nacional/2015/06/19/1030353; en respuesta a estas afirmaciones, Alberto Anaya lo expulsó del partido. Por su parte, Anaya aún se mantiene como máximo dirigente del PT. El maoísmo por el que abogaron estos líderes en los sesenta fue abandonado al comienzo la década de los ochenta.
9 Las disputas entre aquellos denominamos grupúsculos se originaron, entre otras cosas, por la manera como se entendieron los siguientes aspectos: la orientación del Movimiento Revolucionario Internacionalista (MRI), proyecto de internacional maoísta fundado en 1984, las posturas del dirigente de Estados Unidos Bob Avakian y la petición de Abimael Guzmán de firmar un proceso de paz con el Gobierno peruano. Precisamente este último acontecimiento rompió en tres sectores al antiguo PCP-SL, hoy denominados por los estudiosos como "neosenderismo".
10 G. W. Sand, Soviets Aims in Central America: The Case of Nicaragua (New York: Praeger, 1989).
11 Nicola Miller, Soviet Relations with Latin America, 1959-1987 (Cambridge: Cambridge University Press, 1989).
12 Tal desconocimiento fue la razón para la creación en 1961 del Instituto Latinoamericano de Moscú.
13 Adrián Caetano llama la atención sobre la importancia de los libros de viajeros para la difusión del maoísmo. Al respecto, ver: "La ediciones del maoísmo argentino", Primer coloquio argentino de estudios sobre libro y edición, oct. 31 a nov. 1-2, 2012. La Plata. Disponible en: http://memoria.fahce.unlp.edu.ar/trab_eventos/ev.1924/ev.1924.pdf. Aunque ya existían con anterioridad revistas especializadas en Estados Unidos, es notorio el incremento del interés, a partir de los años sesenta, por lo que sucedía en China. Así, encontramos el artículo de William E. Ratliff, "Communist China and Latin America, 1949-1972", Asian Survey 12.10 (1972): 846-863; y, en el mismo año, un número especial dedicado a la Revolución Cultural.
14 Una síntesis de la política China para América Latina y la creciente importancia de las inversiones en sectores estratégicos de la economía se encuentra en José León Manríquez y Luis F. Álvarez, "Mao's Steps in Monroe's Backyard: Towards a United States-China Hegemonic Struggle in Latin America?", Revista Brasileira de Politica Internacional 57 (2014): 17-19; y Niccolo Locatelli, China in Latin America: Political and Economic Implications of Beijing's Involvement in the Region (Boca Raton: Dessertation.com, 2011).
15 La bibliografía sobre el maoísmo evidencia un limitado peso en los escritos sobre las izquierdas de América Latina, tal como lo señala la mayoría de los estudios. Sin embargo, el caso del senderismo es paradigmático, pues es quizás la organización guerrillera más estudiada del continente, debido especialmente a la atracción que generó en los intelectuales estadounidense y porque muchos estudioso ligados a la academia, a los organismos de seguridad y a corrientes de extrema derecha se preocuparon por descifrar sus acciones. El lector puede encontrar un texto de 360 páginas, tamaño carta, que recopila la bibliografía producida hasta 1993 sobre el PCP-SL. Ver: Peter Stern, Sendero Luminoso: an Annotated Bibliography of the Shining Path Guerrilla Movement, 1980-1993 (Albuquerque: SALALM Secretariat / University of New Mexico, 1995).
16 Según fuentes de inteligencia mexicana, Florencio Medrano Mederos, fundador del Partido Proletario Unido de América (PPUA), viajó a finales de los setenta junto con Israel González, Aquileo Medrano Mederos, Rafael Equihua, Francisco Javier Fuentes Popoca, Israel González y Antonio García de León a la República Popular de China.
17 Como ya señalamos, la bibliografía sobre el PCP-SL es muy extensa y dada la naturaleza del presente artículo no podemos más que indicar un par de textos. Una reconstrucción muy detallada de los primeros pasos de Abimael Guzmán, de la restructuración del PCP durante los años sesenta y setenta, de su trabajo de masas y de sus actividades internacionales puede consultarse en Abimael Guzmán Reinoso y Elena Yparraguirre Revoredo, Memorias desde Némesis, 1993-2000 (Lima: SPI, 2004). Una versión distinta y más breve, seguramente hecha por alguien con acceso a la inteligencia militar, es el texto de Gerónimo Inca, El ABC de Sendero Luminoso y del MRTA (Lima: Grupo Editorial Gerónimo Inca S.A., 1994). Un libro que recoge las investigaciones de los más importantes estudiosos del Perú y del PCP-SL es el de David Scott Palmer, ed. The Shining Path of Peru (New York: St. Martin's Press, 1992). Gustavo Gorriti, uno de los periodistas más críticos y considerado clave en la caída de Vladimiro Montesino, mano derecha de Fujimori y artífice de la cruenta represión en el Perú, publicó Sendero: historia de la guerra milenaria en el Perú (Lima: Apoyo, 1990).
18 En el 2001 fue creada la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (CVR) del Perú. Su informe final fue publicado en el 2003 y cataloga al PCP (SL) como una organización terrorista y causante de la mayor cantidad de víctimas. Este documento se puede consultar en: http://www.cverdad.org.pe/ifinal/index.php.
19 Las organizaciones prosenderistas hablan de "Pensamiento Gonzalo", esto es, de "[…] la aplicación del marxismo-leninismo-maoísmo a las condiciones de la realidad del Perú, logrando con ello contribuir al mci con la sistematización y síntesis del maoísmo como nueva, tercera y superior etapa del marxismo, incluyendo en esto aportes de validez universal hechos por el Presidente Gonzalo a la ideología científica del proletariado". Ver la declaración conjunta que, con motivo del 1 de mayo del 2013, hicieron el Partido Comunista de Brasil-Fracción Roja, el Partido Comunista de Ecuador-Sol Rojo, el Frente Revolucionario del Pueblo (Marxista-Leninista-Maoísta) de Bolivia, la Fracción Roja del Partido Comunista de Chile y la Asociación de Nueva Democracia Perú-Alemania, en: "¡Ante la crisis general del imperialismo, preparar e iniciar Guerras Populares hasta el comunismo!", Frente Revolucionario del Pueblo MLM. Web. May. 1, 2013.         [ Links ] Disponible en: https://frpbolivia.wordpress.com/2013/05/01/ante-la-crisis-general-del-imperialismo-preparar-iniciar-y-desarrollar-guerras-populares-hasta-el-comunismo/.
20 No diferenciar es una característica del dogmatismo y de la extrema izquierda. En el contexto colombiano apareció la consigna de que el gobierno de Juan Manuel Santos era la tercera versión del de Álvaro Uribe y, en el momento en que este artículo se escribe, se dice que los candidatos Trump y Clinton representan lo mismo.
21 En marzo de 1990 Fujimori tenía una intención de voto cercana al 2%, el 8 de abril amaneció con el 24,6% y en la segunda vuelta de las elecciones (10 de junio) logró la victoria con el 57% de los votos, muy lejano del 33,5% de Vargas Llosa. Este es un proceso muy similar al de la candidatura y victoria de Álvaro Uribe en Colombia. Un balance de las elecciones aparece en: Carlos Iván Degregori y Romeo Grompone, Elecciones 1990. Demonios y redentores en el nuevo Perú. Una tragedia en dos vueltas (Lima: IEP, 1991). La reconstrucción de su experiencia en las elecciones la hace Mario Vargas Llosa en la novela El pez en el agua (Barcelona: Seix Barral, 1993).
22 Es muy conocida la financiación de Carlos Salinas de Gortari (expresidente de México) y su hermano a algunas organizaciones de origen maoísta.
23 Miguel Ángel Urrego, Historia del maoísmo en Colombia. Del MOEC al MOIR / PTC (M), 1959-2015 (Bogotá: REIAL, 2016) y Esteban Morales Estrada, "El MOIR y la política de 'Los Pies Descalzos' como materialización de la ideología maoísta en Colombia, 1969-1990", tesis de grado en Historia (Medellín: Universidad de Antioquia, 2014) 86 y SS.
24 Ante la ofensiva militar el MOIR tuvo que abandonar el trabajo campesino de una década, replegarse a las más importantes ciudades, cancelar las conferencias nacionales por varios años y clandestinizar su dirección. Es de anotar que las FARC también ejecutaron un número importante de combatientes y comandantes del EPL y el ELN.
25 Procuraduría General de la República, "Los colonos desbordan las organizaciones sociales. La colonia Rubén Jaramillo", Informe histórico a la sociedad mexicana 2006 (México: PGR, 2006). Este informe tiene la importancia no solo de responder a las demandas de justicia durante la guerra sucia de los años setenta sino que se basa en los informes de los cuerpos de seguridad del Estado que seguían de cerca a los dirigentes de las distintas organizaciones, por lo que los comentarios son invaluables para un historiador.
26 Puma 208.
27 Algunos afirman que el subcomandante Marcos era miembro de una organización maoísta y que se instaló en Chiapas buscando refugio. Un análisis de esta hipótesis en: Adalberto Rodríguez Reyna, "Los intelectuales ante el levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Un balance historiográfico", tesis de licenciatura en Historia (Morelia: Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, 2010).
28 Marcelo Ridenti, "O romantismo revolucionário da Ação Popular: do cristianismo ao maoísmo". Web. Sep. 1998. Disponible en: http://www.cedema.org/uploads/Ridenti.pdf.
29 Brenda Rupar, "Las tendencias políticas maoístas en el campo de la 'Nueva Izquierda' argentina", Anais do XI Encontro International da anphlac Web. 2014. Disponible en: http://anphlac.fflch.usp.br/sites/anphlac.fflch.usp.br/files/Brenda%20Rupar.pdf.


OBRAS CITADAS

I. Fuentes primarias

Documentos impresos y manuscritos

"¡Ante la crisis general del imperialismo, preparar e iniciar Guerras Populares hasta el comunismo!". Frente Revolucionario del Pueblo MLM. Web. May. 1, 2013.

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Procuraduría General de la República. "Los colonos desbordan las organizaciones sociales. La colonia Rubén Jaramillo". Informe histórico a la sociedad mexicana 2006. México: PGR, 2006.         [ Links ]

II. Fuentes secundarias

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