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vol.44 issue2José Benito Garzón Montenegro. Mediadores interculturales y nación. El caso de las comunidades subalternas del sur del valle geográfico del río Cauca. Colombia, 1850-1885. Cali: Universidad del Valle, 2013. 190 páginas. DOI: 10.15446/achsc.v44n1.64028Sven Schuster, ed. La nación expuesta. Cultura visual y proceso de formación de la nación en América Latina. Bogotá: Universidad del Rosario, 2014. 244 páginas. DOI: 10.15446/achsc.v44n1.64030 author indexsubject indexarticles search
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Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura

Print version ISSN 0120-2456

Anu. colomb. hist. soc. cult. vol.44 no.2 Bogotá July/Dec. 2017

 

RESEÑAS

Wulf D. Hund, Charles W. Mills y Silvia Sebastiani, eds. Simianization. Apes, Gender, Class, and Race. Viena: Lit Verlag, 2015. 241 páginas. DOI: 10.15446/AOHsc.v44N1.64029

La comparación de los seres humanos con los animales es una de las múltiples facetas que adquiere el racismo. Esta obra colectiva, editada por Wulf Hund, Charles Mills y Silvia Sebastiani, analiza el fenómeno enfocándose en una de las comparaciones más duraderas, vigente aún en la actualidad: aquella con los simios. Los artículos que conforman la obra discuten las variables dimensiones de la simianización (simianization) y ponen en evidencia su articulación con el racismo y el sexismo. La interseccionalidad, es decir, la interconexión de distintos ámbitos de dominación (en este caso, "raza", género y clase) es el hilo conductor de las contribuciones, junto con el análisis de cómo estos operaron en distintas épocas y contextos sociales, especialmente el europeo y el estadounidense. Un concepto transversal es el de deshumanización, visto como un instrumento del racismo que frecuentemente ha involucrado la animalización (p. 63) y en el cual la simianización ha ocupado un lugar peculiar, en el que funciona el estereotipo del simio como un persistente marcador de alteridad (p. 15).

La contribución de Charles W. Mills que abre el libro plantea algunas reflexiones que ayudan a entender la dimensión histórica de la simianización, ubicándola en un amplio contexto teórico que abarca el análisis conceptual del racismo y las diferentes variables de la deshumanización, así como en una particular periodización, correspondiente a la temporalidad del racismo occidental. La simianización, advierte Mills, es un fenómeno moderno, anterior a las teorías de Darwin sobre la evolución de las especies. El simio, que como ningún otro animal abarca lo metafórico y lo literal, se vuelve un significante de inferioridad bestial, relacionado tanto con las poblaciones africanas, con las cuales está más frecuentemente asociado, como con otras "razas" no-blancas o "menos" blancas, cada una a su manera considerada una amenaza contra el mundo blanco.

Wulf D. Hund analiza la comparación de algunos grupos humanos con los simios desde el Renacimiento hasta el siglo XX, pasando por la Ilustración, para mostrar las conexiones de larga duración que, a través de la simianización, se establecen entre los discursos racistas, clasistas y sexistas. Ya presente en la Edad Media, la comparación entre seres humanos (especialmente los africanos) y los simios se desarrolla especialmente con la expansión europea y el comienzo del comercio esclavista transatlántico. A través de un agudo análisis de la obra de filósofos, científicos y artistas, Hund muestra la dimensión interseccional de la simianización, instrumento para la marginalización tanto de los pueblos "de color" como de las clases consideradas inferiores y de las mujeres.

Tres artículos están dedicados al estudio de la simianización de las poblaciones africanas. David Livingstone y Ioana Panaitiu presentan un marco interpretativo de la simianización de la población "negra", especialmente de aquella estadounidense. Para entender su significado, afirman, es necesario considerar los procesos psicológicos y las causas políticas que subyacen en el proceso de de-humanización, teniendo en cuenta el significado atribuido a los simios en la cultura europea. De-humanizar un pueblo implica negarle la posición superior atribuida a los humanos en el orden jerárquico de la naturaleza, con lo que se justifica un trato conforme con los animales no-humanos, pero no apropiado respecto a las personas. De hecho, la de-humanización transforma a los de-humanizados en seres contradictorios, categorizados como subhumanos pero cuya apariencia hace que sean considerados humanos (p. 89): son monstruos.

La deshumanización de los africanos fue el resultado del choque entre la doctrina de los derechos naturales y el desarrollo del capitalismo, lo que proveyó una solución a problemas de naturaleza moral, política y económica. Debido a su posición intersticial entre el humano y el animal, la cultura europea adaptó idealmente los simios para representar seres humanos de-humanizados. Así, los africanos fueron considerados simios en cuanto subhumanos y subhumanos en cuanto simios, hecho que caracteriza su deshumanización respecto a aquella de otros pueblos, como la de los judíos.

El establecimiento de la frontera entre lo humano y lo animal en la Ilustración, específicamente en la Gran Bretaña de los años 70 y 80 del siglo XVIII, es el tema tratado por Silvia Sebastiani. La autora se enfoca en las ideas acerca del orangután. A partir de la hipótesis de que las posturas sobre la animalidad o la humanidad de los esclavos se basaron en hechos y pruebas ofrecidos por la anatomía comparada, Sebastiani muestra cómo la cuestión de la semejanza entre los humanos y los simios se desarrolló en el marco del debate sobre la esclavitud y la trata esclavista, que llevó a la inferiorización de los africanos, cuya distinción con los simios fue, por ejemplo, abolida por el esclavista Long.

Stefanie Affeldt aborda, por su parte, la superposición de racismo y sexismo en la simianización a través del análisis de la primera versión de la película King Kong, enmarcándola en el contexto sociohistórico de la Depresión de los años treinta. La historia de Ann Darrow, una joven blanca que mezcla los cánones clásicos de la feminidad con elementos feministas de confianza en sí misma, raptada por el simio Kong y posteriormente salvada de él, cruza argumentos racistas y sexistas. De hecho, la representación de Kong resume algunas de las imágenes peyorativas acerca de los hombres afroamericanos, descritos como violadores o asociados con los simios. En el contexto de una sociedad blanca y masculina, doblemente amenazada por las minorías raciales y la emancipación femenina, el rescate de Ann sería una representación del deber del hombre blanco de defender la feminidad blanca. Salvando a Anne de Kong y de sí misma, el hombre blanco reafirmaría su control tanto sobre el "negro" como sobre las mujeres.

Aunque está dirigida particularmente hacia las personas de origen africano, la simianización fue aplicada también hacia otros grupos. Las contribuciones de Susan Townsend y Steve Garner analizan dos casos, el de los japoneses y el de los irlandeses, que muestran la complejidad de la racialización y su relación con la historia del poder. Towsend reexamina la simianización antijaponesa en los Estados Unidos y la respuesta japonesa basándose en los estudios sobre la construcción de la raza en Asia oriental y en los estudios sobre el simbolismo del simio en la cultura japonesa de Ohnuki-Tierney. La autora analiza la metáfora del simio como un proceso de doble vía, en el que los japoneses no son necesariamente el otro orientalizado, sino que son activos, reactivos y a veces cómplices de ella. Su simianización por parte de países occidentales, como Alemania durante la Gran Guerra y Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, fue el resultado del miedo y el desdén suscitado por la entrada de Japón en el seno de las naciones avanzadas, entre finales del siglo XIX y la primera mitad del XX. Al mismo tiempo, la metáfora del simio operó en el interior de la sociedad japonesa para marginalizar grupos despreciados como prostitutas y mendigos.

Steve Garner se enfoca en la condición de inteligibilidad de la representación de los irlandeses como simios desde una perspectiva crítica de las teorías raciales. Para explicarla, problematiza el concepto de racialización, subrayando cómo esta noción no se arraiga solamente en la distinción del color de la piel, sino también en la generación de conexiones entre cuerpo y cultura, organizándolas en una jerarquía social, evidente en los dos contextos tomados en consideración: el inglés y el estadounidense de finales del siglo XIX. En el primero, la simianización de los irlandeses se enmarca en una jerarquía que, en un contexto de dominación colonial, justifica la superioridad anglosajona. Así, la ciencia racial victoriana ubicó a un grupo nominalmente blanco en un espacio no-blanco, que hacía de los irlandeses una raza blanca inferior, cuya dominación por una "raza superior" sería prueba de su debilidad natural, física y cultural. En síntesis, sirvió para justificar el dominio colonial inglés, sobre todo en las épocas de mayor resistencia. En el contexto estadounidense, la simianización de los irlandeses tuvo la función de justificar la idea de su supuesta inhabilidad para participar en la democracia y de su amenaza al orden. Una de sus expresiones fue la construcción de una cercanía de los irlandeses con los afroamericanos, parte de una narrativa sobre la democracia y la marginalización, en la cual el uso del simio como amenaza justificaría el uso de la violencia. Como en el caso de los africanos, el simio expresa la idea de que el irlandés representa un punto más cercano al mundo animal que al humano. Así, al apartarlos de la plena blancura y acercarlos a la población afrodescendiente, los estadunidenses subrayaron que este grupo era ajeno a la nación. Símbolo de degeneración y regresión, la simianización mantuvo su función deshumanizante y justificó la violencia hacia los grupos contra los cuales fue dirigida.

El racismo es un tema sobre el cual, a pesar de que mucho se ha escrito, todavía queda mucho queda por decir. Los autores y las autoras de los estudios que componen esta obra aportan elementos de reflexión que contribuyen a ampliar la comprensión de este fenómeno. Su perspectiva interdisciplinaria e interseccional permite profundizar su complejidad y variabilidad en el tiempo y en el espacio, así como también su conexión con la historia del poder, considerándolo desde una multiplicidad de puntos de vista. Uno entre todos, su relación con el concepto de humanidad, el uso que se hace de ella para justificar y perpetuar, tanto en el pasado como en el presente, la construcción de la otredad y ciertos ordenamientos sociales que, aunque de manera variable, determinan la margi-nación y discriminación de algunos grupos.

PIETRO PISANO
Universidad Nacional de Colombia, Bogotá-Colombia
pierbr.pisano@gmail.com

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