SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.46 issue1Small Scale Version of the Map Provincias Unidas de la Nueva Granada by Francisco José de CaldasAline Helg. Plus jamais esclaves! De l'insoumission à la révolte, le grand récit d'une émancipation (1492-1838). París: Éditions La Découverte, 2016. 419 páginas. DOI: 10.15446/achsc.v46n1.75562 author indexsubject indexarticles search
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

Related links

  • On index processCited by Google
  • Have no similar articlesSimilars in SciELO
  • On index processSimilars in Google

Share


Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura

Print version ISSN 0120-2456

Anu. colomb. hist. soc. cult. vol.46 no.1 Bogotá Jan./June 2019

https://doi.org/10.15446/achsc.v46n1.75561 

Debates historiográficos

Historia Pública e investigación colaborativa: perspectivas y experiencias para la coyuntura actual colombiana

Public History and Collaborative Research: Perspectives and Experiences for the Current Situation in Colombia

História Pública e pesquisa colaborativa: perspectivas e experiências para a conjuntura atual colombiana

AMADA CAROLINA PEREZ BENAVIDES* 

SEBASTIÁN VARGAS ÁLVAREZ** 

*Pontificia Universidad Javeriana Bogotá, Colombia. amadacperezb@gmail.com

**Universidad del Rosario Bogotá, Colombia. legionesdeclio@gmail.com


RESUMEN

En el presente artículo se discuten los postulados de la Historia Pública, como modalidad de investigación e intervención histórica, y se señala su pertinencia en la coyuntura política actual colombiana. Nos preguntamos cómo diseñar estrategias investigativas, narrativas y creativas que permitan plantear, desarrollar y comunicar la investigación histórica con la participación de públicos amplios y diversos. A partir de ahí, se presentan algunas propuestas para pensar la Historia Pública en relación con los postulados y procesos de la investigación colaborativa, en el contexto del diálogo de saberes. Por último, se revisan los alcances y limitaciones de algunas experiencias de Historia Pública adelantadas en años recientes en el país y se hace un balance preliminar, para dar cuenta de los retos que presenta este subcampo a la disciplina histórica.

Palabras clave: (Autor) Colombia, investigación colaborativa, diálogo de saberes; (Thesaurus) Historia Pública, memoria, paz

ABSTRACT

The article discusses the tenets of Public History, understood as a modality of historical research and intervention, and points out its relevance for the current political juncture in Colombia. The starting point of the article is the question of how to design research, narrative, and creative strategies that allow for the formulation, development, and dissemination of historical research with the participation of broad and diverse audiences. On this basis, the article offers some proposals aimed at conceiving Public History in relation to the principles and processes of collaborative research, in the context of a dialogue of knowledge Finally, the paper reviews and takes stock of the scope and limitations of some Public History experiences carried out in recent years in Colombia, so as to give an account of the challenges posed by this subfield to the discipline of history.

Keywords: (Author) Colombia, collaborative research, dialogue of knowledge; (Thesaurus) Public History, memory, peace

RESUMO

No presente artigo discutem-se os postulados da História Pública, como modalidade de pesquisa e intervenção histórica, e também indica sua pertinência na conjuntura política atual colombiana. Perguntamo-nos como desenhar estratégias investigativas, narrativas e criativas que permitam propor, desenvolver e comunicar a pesquisa histórica com a participação de públicos amplos e diversos. A partir disso, apresentam-se algumas propostas para pensar a História Pública com relação aos postulados e processos da pesquisa colaborativa, no contexto do diálogo de saberes. Por último, revisam-se os alcances e limitações de algumas experiências de História Pública realizadas em anos recentes no país e faz-se um balanço preliminar, para dar conta dos desafios que apresenta esse subcampo à disciplina histórica.

Palavras-chave: (Autor) Colômbia, pesquisa colaborativa, diálogo de saberes; (Thesaurus) História Pública, memória, paz

Introducción

Es cierto que necesitamos la historia, pero la necesitamos de un modo distinto a la del ocioso maleducado en el jardín del saber, pese a que éste contemple con desprecio nuestras necesidades y las considere rudas y carentes de gracia. Esto quiere decir que necesitamos la historia para la vida y para la acción [...] sólo en la medida en que la historia sirve a la vida queremos servirla nosotros.1

En la II Intempestiva, escrita en 1874, Nietzsche cuestionaba las principales formas de hacer historia en su tiempo -la monumental, que inmortaliza y mitifica el pasado; la anticuaría, que lo venera y momifica; y la crítica, que lo destruye- y defendía la idea de una historia que reportara utilidad, en vez de perjuicio, para la vida. Comenzamos este artículo evocando al filósofo de Röcken, pues consideramos que es pertinente preguntarnos, de acuerdo con las características de nuestro presente, qué significa eso de que la historia sea útil para la vida o, en otras palabras, qué quiere decir que "necesitamos la historia para la vida y para la acción".

En Colombia, en el año 2018, consideramos que esa pregunta está relacionada con las formas como nos acercamos a un pasado traumático, atravesado por varias décadas de conflicto armado, y con las posibilidades de comprenderlo, ante todo, para no generar nuevas exclusiones, violencias y victimizaciones. Trabajar en una historia para la vida y para la acción, en el actual contexto de postacuerdo, implicaría dejar de lado tanto una pretensión erudita de monumentalización y veneración del pasado como una actitud de negación o indiferencia hacia el mismo, para avanzar en la comprensión histórica de la sociedad, del conflicto y de las apuestas de negociación y resistencia desarrolladas por diferentes comunidades y grupos sociales. Una historia para la vida y para la acción contemplaría entonces una perspectiva crítica, que contribuya a interpretar el conflicto desde el presente, a resignificar el presente con las nuevas posibilidades que ofrece y a sentar las bases de un futuro en el que sea posible una sociedad más incluyente, equitativa, justa y en paz. Pero, sobre todo, implicaría que esa labor se desarrolle en el ámbito público, en interlocución con múltiples actores sociales, y que sea capaz de ser interpelada e interpelar a la mayor cantidad de audiencias posibles. Es por eso que, quizás, uno de los aportes principales que podemos hacer como historiadores en esta sociedad sea a través de la Historia Pública.

En el presente texto se discuten algunos de los principales postulados de la Historia Pública como modalidad de investigación e intervención histórica, se presentan sus posibilidades y limitaciones y se señala su pertinencia en la coyuntura política actual en Colombia, marcada por la implementación de los acuerdos de paz entre el gobierno y el grupo guerrillero Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia - Ejército del Pueblo (FARC-EP), así como por una fuerte polarización política y profundos debates y luchas relacionados con el tipo de sociedad que se pretende construir. Nos preguntamos cómo diseñar nuevas estrategias investigativas, narrativas y creativas que permitan plantear, desarrollar y comunicar la investigación histórica con la participación de públicos más amplios y diversos. A partir de esta interrogante, se presentan algunas propuestas particulares para pensar la Historia Pública en relación con las reflexiones desarrolladas en el marco de procesos de investigación colaborativa y en el contexto de los diálogos de saberes; en otras palabras, queremos plantear la posibilidad de pensar y la pertinencia de desarrollar una Historia Pública desde el sur o al menos desde América Latina. Por tal motivo recogemos algunos de los trabajos desarrollados en la región en este campo y nos preguntamos por su pertinencia en el caso colombiano. Por último, se revisan los alcances y limitaciones de algunas experiencias de Historia Pública adelantadas en años recientes en el país y los retos que se nos presentan frente a la coyuntura actual.

Historia Pública

La Historia Pública es un campo de estudio de la historia que se preocupa por las producciones de sentido sobre el pasado originadas por fuera de la academia y la historiografía especializada. Es un área que está constantemente en contacto con la historia oral, la preservación histórica, la archivística y el mundo de los museos, memoriales y sitios históricos.2 Surgió en medio del boom de la memoria de los años setenta y ochenta, y se consolidó en la academia anglosajona, primero en Estados Unidos y luego en Gran Bretaña y Australia.3

El término Public History es atribuido a Robert Kelley, historiador ambiental de la Universidad de California, según el cual esta se refiere al empleo que hacen los historiadores "del método histórico fuera de la academia".4 En este sentido, la Historia Pública tiene que ver con una práctica intelectual que desborda el ámbito de las universidades y centros de investigación, a través de la cual los historiadores se vinculan, cada vez con mayor frecuencia, a pequeñas comunidades o industrias u oficinas gubernamentales, sin limitarse a las funciones convencionales del oficio (docencia e investigación, trabajo de archivo, etc.), y además asesoran campañas publicitarias, promociones culturales, producciones audiovisuales o participan como expertos en tribunales.5 La Historia Pública representa un ensanchamiento de los intereses y campos de acción de la historiografía, incluyendo múltiples prácticas y espacios, que van "desde las ceremonias y rituales de 'integración social' hasta el material cotidiano, paisajes públicos, monumentos y memoriales, museos y exhibiciones, textos escolares y aulas, películas y novelas históricas, historias familiares, canciones, recuerdos y elaboraciones familiares y locales de la historia".6 Por ello, implica una forma de investigación y narración histórica que trasciende los métodos, objetos de estudio, lenguajes y formatos especializados tradicionales de la historia profesional, pues tiende al trabajo colaborativo entre el historiador y otros actores (comunicadores, curadores de museos, programadores, historiadores aficionados, familiares y locales, líderes comunitarios, etc.), con el objetivo de coproducir nuevos relatos históricos en donde tengan cabida actores más diversos, lo que Lloyd y Moore llaman "historias sedimentadas".7

En los últimos años, la masificación de las nuevas tecnologías y medios de comunicación, especialmente el internet, ha transformado radicalmente las maneras en que se produce y consume la historia: "foros en línea, blogs, dispositivos móviles, aplicaciones móviles, tabletas, redes sociales y una innumerable variedad de plataformas digitales han facilitado un mayor grado de 'participación de los usuarios' [user engagement], donde cualquier persona con acceso a Internet puede contribuir a la comprensión del pasado".8 Esto ha planteado nuevas preguntas con respecto a la cuestión del acceso y la validez de la información, al desdibujamiento de la distinción (jerarquía) entre quien produce y quien consume la historia y de la autoridad y evaluación del discurso histórico, y a la investigación colaborativa.9

En muchos casos la Historia Pública se encarna en proyectos de investigación-intervención en contextos específicos en donde ciertas memorias e identidades han sido soterradas. En estos ámbitos los historiadores trabajan en conjunto con múltiples comunidades y actores sociales para auscultar el pasado y aportar así a la comprensión y transformación de un presente atravesado por la conflictividad política. Pero también es cierto que esta ha sido utilizada (y contratada) por diversos sectores privados y gubernamentales que persiguen sus propios intereses. De ahí que en ocasiones la Historia Pública adopte la forma de una Private History, es decir, que obedece "a los diversos y plurales requerimientos de la demanda privada, una client-oriented research",10 una applied history al servicio de heterogéneos y en ocasiones contradictorios intereses y propósitos.11

En España y Latinoamérica cada vez son más los investigadores que se preocupan por la problemática de los usos públicos de la historia, como resultado del boom de la memoria y los retos que la emergencia de las memorias colectivas han planteado a la disciplina. Prueba de ello es la realización de eventos académicos como el VI Congreso de la Asociación de Historia Contemporánea en Zaragoza (2002) y la 3rd International Public History Conference en la Universidad de los Andes (2016), así como la publicación de números especiales en revistas de historia y ciencias sociales12 y la realización de una amplia variedad de investigaciones relacionadas con esta corriente historiográfica. Está pendiente, sin embargo, un estudio detallado de las particularidades que ha adquirido la Historia Pública en el ámbito latinoamericano en relación con el contexto anglosajón en el cual se origina.

Finalmente, es muy importante tener en cuenta que el surgimiento de la Historia Pública también es una respuesta a los acontecimientos traumáticos de la historia reciente (como el genocidio, el apartheid o la desaparición forzada), y, por lo tanto, ha acompañado los procesos de elaboración de la memoria colectiva y la búsqueda de verdad, justicia y reparación a las víctimas en distintos contextos.13 En la actual coyuntura política colombiana, atravesada por un proceso de paz y la puesta en marcha de políticas de memoria -tanto oficiales como alternativas-, la Historia Pública adquiere entonces una particular relevancia, sobre todo si se plantea como una práctica de carácter colaborativo, abierto e inclusivo.

Investigación colaborativa

Diversos actores sociales, así como una multiplicidad de corrientes historiográficas (la historia social británica, la historia cultural, la microhistoria italiana, etc.) han planteado la necesidad de pensar el lugar de los historiadores en relación con la manera como una sociedad da cuenta y se apropia de su pasado. Las preguntas sobre la objetividad y los cuestionamientos a la historia total han llamado la atención sobre el lugar situado del conocimiento histórico y, en algunos casos, han democratizado los procesos de reflexión sobre el pasado, en la medida en que los historiadores han dejado de tener la potestad absoluta sobre él. La necesidad de explicitar las preguntas de investigación, las fuentes, los métodos y las categorías desde las cuales se analiza el pasado, así como la búsqueda de formas narrativas distintas, han ampliado los públicos de la historia, a la vez que se espera de estos una aproximación crítica a las interpretaciones que los historiadores proponen. En este sentido, se ha repensado el lugar social de los historiadores y la pertinencia de su oficio, pasando de concebirlos como detentores de la verdad sobre el pasado a su configuración como intérpretes que buscan, a través de métodos y teorías explícitas, interpelar a las sociedades de las que hacen parte y dejarse interpelar por ellas, con base en las preguntas que estas le plantean al pasado a partir de las problemáticas y las tensiones del presente.

Partiendo de la perspectiva anteriormente señalada, algunos historiadores han optado en sus investigaciones por un enfoque colaborativo en el que, si bien reconocen que hay diferencias entre el conocimiento producido por los historiadores profesionales y otras formas de interpretación del pasado, consideran que ese abismo no se salva haciendo que los historiadores lleven el conocimiento "verdadero" a los públicos o imponiendo su interpretación de la historia, sino construyendo, de manera conjunta con las comunidades, aproximaciones críticas y complejas sobre el pasado. Desde este punto de vista, tanto los historiadores profesionales como sus públicos son "agentes activos" en la creación de historias. Para Ashton y Kean esto quiere decir que "más que una demarcación rígida entre 'historiadores' y 'sus públicos', incluimos dentro de este concepto de agente activo a historiadores profesionales, así como a aquellos involucrados en proyectos de historia comunitarios, locales y familiares".14 Ahora bien, si tenemos en cuenta lo concerniente a la Historia Pública y su preocupación por las audiencias y la circulación del conocimiento histórico, algunos autores han identificado la existencia de un enfoque "elitista" dentro de la misma, basada en el modelo conductista, según el cual el historiador es considerado como un experto que transmite el conocimiento a los públicos generales.15 Este tipo de enfoque ha dejado de lado los cuestionamientos anteriormente señalados relativos al lugar social de los historiadores y la pertinencia de su oficio.

En contravía con tal orientación elitista y en diálogo con propuestas contemporáneas de las humanidades y las ciencias sociales desarrolladas en América Latina y relacionadas con los saberes otros, la justicia cognitiva, el diálogo de saberes y la construcción de un conocimiento desde el sur, la Historia Pública realizada desde Latinoamérica podría tomar otras dimensiones. En primer lugar, tendría que cuestionar la relación jerárquica entre los expertos y las comunidades, apuntando a la construcción de propuestas de investigación planteadas a partir de las preguntas que estas le hacen al pasado y de la configuración, en conjunto, de una perspectiva crítica que se encamine al cuestionamiento del orden social y a la posibilidad de imaginar otros futuros posibles. Autores como de De Sousa Santos han señalado la necesidad de una ecología de saberes en la que los conocimientos populares, laicos, plebeyos, campesinos o indígenas tengan un lugar legítimo como formas de entender el mundo, que se sitúan en el mismo plano de validez que la ciencia occidental; se trata del reconocimiento de saberes heterogéneos que están interconectados, sin que ello comprometa su autonomía. Para este autor "no es posible una justicia social global sin una justicia cognitiva global".16 En este sentido, el reto de la historia estaría en poder dialogar con tales conocimientos plebeyos sobre el pasado, que en buena medida fueron subalternizados por la historia como disciplina, y plantearse cuestiona-mientos y posibilidades de transformación del mundo. Este enfoque de la ecología de saberes implica el diálogo continuo sobre las formas de concebir el tiempo, la memoria y el pasado, un diálogo en el que las posibilidades de conocimiento que ofrece la historia como disciplina ocuparía un lugar en medio de las que ofrecen otros saberes y otras ontologías del mundo, en las que, por ejemplo, la relación entre pasado y presente o entre el mundo de los vivos y el mundo de los muertos, o entre los humanos y los demás seres que habitan la tierra, adquiere formas distintas.

En segundo lugar, y en concordancia con lo anterior, una Historia Pública desde América Latina tiene que preguntarse por la concepción del tiempo que tienen diferentes comunidades como las campesinas, afrodescendientes o indígenas y cómo dicha concepción interpela a la historia, o cómo conciben los hitos históricos aquellos colectivos de víctimas o de jóvenes que se mueven en el ámbito de la realidad virtual y las implicaciones que tales nociones tienen en la manera de dotar de significado al pasado. Si, como lo ha señalado Rivera Cusicanqui, en buena parte de América Latina está presente "una visión de la historia que no es lineal ni teleológica, que se mueve en ciclos y espirales, que marca un rumbo sin dejar de retornar al mismo punto" y si "el mundo indígena no concibe a la historia linealmente, y el pasado-futuro están contenidos en el presente: la regresión o la progresión, la repetición o la superación del pasado están en juego en cada coyuntura y dependen de nuestros actos más que de nuestras palabras", entonces las investigaciones que realizamos en América Latina tendrán que plantearse preguntas que "escuchen profundamente" 17 estas concepciones del tiempo y se tomen en serio las transformaciones que dichas concepciones producen en nuestras prácticas académicas, habitadas, también, por sentimientos, momentos sublimes, premoniciones o augurios que escapan a la lógica de la racionalidad occidental que igualmente nos habita.

Desde una perspectiva similar, Mato ha señalado, por una parte, la importancia de reconocer una multiplicidad de prácticas intelectuales que no están ubicadas exclusivamente dentro de los espacios académicos y, por otra, la pertinencia de que las investigaciones hagan explícitas sus apuestas éticas y políticas. Para Mato

las iniciativas de investigación no comienzan con la pregunta ¿Qué investigo? sino ¿Para qué investigo?, y también acerca de si investigo "sobre" ciertos actores o grupos sociales, o "con" esos actores o grupos sociales, al menos como proyecto y dependiendo de los actores. Estas dos últimas preguntas son de carácter ético y político, y ellas condicionan de entrada las preguntas de investigación, la aproximación epistemológica, la elaboración teórica y los planteos de método.18

Teniendo en cuenta tales aproximaciones, la relación entre Historia Pública e investigación colaborativa permitiría la formulación y el desarrollo de investigaciones en las que se reconozca lo que significa investigar con y no solo investigar sobre. Esta perspectiva está en concordancia con lo planteado por Malerba, para quien la Historia Pública "surge en el contexto de esa amplificación de los públicos: no exclusivamente como 'audiencias', consumidores de historia, sino, en alguna medida [...] como público generador de historia".19 De lo que se trata es de proponer nuevas formas de investigar y no solo de buscar nuevos formatos para divulgar los resultados de investigación. En estas nuevas formas de investigar, los procesos colaborativos y la coproducción de la historia tienen un lugar central. Sobre la coproducción, Finn y Smith señalan que

es por naturaleza, andrajosa y expansiva, lo cual la hace particularmente difícil de evaluar. Pero es precisamente en esta andrajosa expansividad en donde radican sus virtudes para la práctica histórica: desnaturalizando las convenciones históricas, iniciando conversaciones con nuevos interlocutores, trayendo nuevos conocimientos, destrezas y objetos sobre la mesa, [de modo que] la historia coproducida crea tanto una nueva historia pública como nuevos públicos históricos.20

Las experiencias realizadas por colectivos como el Taller de Historia Oral Andina,21 así como las trayectorias de diferentes grupos de artistas, defensores de los derechos humanos y colectivos de campesinos, indígenas y mujeres en los procesos de construcción de memoria colectiva, han mostrado la vitalidad de este tipo de propuestas en las que los saberes expertos entran en diálogo con saberes otros que los interpelan y los transforman, y es que entrar en diálogo significa sobre todo aprender a escuchar.22 En este sentido, apuestas metodológicas basadas en otro tipo de archivos y de epistemologías que impliquen las imágenes, la historia oral o todo aquello relacionado con el mundo de lo sensorial, más allá de lo que Serementakis denomina el logocentrismo o el oculocentrismo,23 pueden propiciar la emergencia de temporalidades y espacialidades distintas que dejen de privilegiar unas nociones del mundo sobre otras. Adicionalmente, formas de comunicación no escrita como el performance, el teatro, el video, la fotografía y el cómic pueden permitir expresar y tocar la sensibilidad popular de formas distintas y más cercanas a como lo hace la palabra escrita.24

Las preguntas que se abren acerca de la importancia de este tipo de experiencias, de cara a la coyuntura actual colombiana, son más que pertinentes, en particular si de lo que estamos hablando es de procesos de democratización de las ciencias sociales y de repensar el lugar de la disciplina histórica en el conjunto de la sociedad. La relación entre Historia Pública e investigación colaborativa nos tendría que llevar a formular nuestras agendas de investigación en diálogo con las comunidades y a dejar que la historia como disciplina se "contamine" y se replantee profundamente, para producir también otro tipo de investigaciones que permitan, de una parte, comprender la relación entre el pasado y el presente, la complejidad del conflicto armado y sus profundos entramados, así como sus resistencias; y, de otra, vernos de forma distinta como sociedad, cuestionar los procesos a través de los cuales se ha producido la exclusión y la inequidad e imaginar/ vislumbrar mundos inéditos.

Experiencias y perspectivas

Para el caso colombiano hemos identificado una variedad de experiencias relacionadas con la Historia Pública y sus diversas modalidades. Si bien no todas estas experiencias han estado pensadas en el marco conceptual de la Historia Pública, por lo general parten de una reflexión explícita sobre la importancia de los públicos y las audiencias. La selección que hemos hecho no está basada en una búsqueda exhaustiva. Más bien el criterio de selección se planteó en relación con los diferentes formatos de comunicación que han utilizado las variadas audiencias a la que están dirigidas, como performance, radio, televisión, Internet, museo y plataformas digitales, y el tipo de reflexión sobre el pasado que posibilitan. La presentación de tales experiencias tiene como objetivo hacer un balance de ellas, para reconocer sus aportes y posibilidades en la comprensión de la historia reciente del país y los retos y cuestionamientos que ofrecen en el proceso de construcción de paz.

Series de televisión

Como ejemplo de experiencias de Historia Pública desarrolladas a partir de la televisión, hemos escogido el caso de Lado B de la Historia. Este fue un programa de 12 capítulos de 30 minutos de duración producido por 4 Direcciones y el Museo Nacional de Colombia, en el que trabajaron historiadores como Luz Ángela Núñez, Javier Ortiz Cassiani y Sebastián Vargas, uno de los autores de este artículo. Fue transmitido por el canal público Señal Colombia durante el año 2008 y puede verse en la página Web de la productora.25 El programa abordaba aspectos de la historia de Colombia poco explorados o ignorados por el relato histórico dominante. La idea era visibilizar memorias, agentes y acontecimientos subalternizados por el "lado A de la historia", a través de una estrategia comunicativa que resaltó la oralidad y la música como recursos narrativos:

porque la historia es más que batallas y próceres de la independencia. Más que constituciones y elecciones cada cierto tiempo. El Lado B de la historia explora hechos ocurridos hace tiempo que, de una u otra forma, siguen teniendo repercusiones en el presente. Cada capítulo es un llamado a activar la memoria escondida en objetos, lugares, personas, cuentos de abuelas, plantas y canciones. Episodios como las huelgas de las bananeras de 1928, la explotación del caucho en el Amazonas en el siglo XIX, la llegada de la televisión al país, los cabildos indígenas de la Sabana de Bogotá y las luchas indígenas por una mayor autonomía política y cultural, son tratados con música, imaginación y una estricta asesoría historiográfica para demostrar que la historia no ha quedado atrás sino que es algo vivo que le da forma y sentido al presente que vivimos. Recreaciones documentales, entrevistas, animaciones, viajes y cantos populares son los elementos a través de los cuales la serie revisa cómo el presente lleva la impronta del pasado.26

La serie apostaba a la figura de músicos-narradores como Andrea Echeverry (reconocida cantante e integrante del grupo de rock Aterciopelados), Goyo y Tostao (integrantes del grupo musical chocoano Choquibtown) o Ana Veydo (cantante de música llanera), a la vez que mezclaba imágenes de archivo con tomas contemporáneas para dar consistencia a la relación pasado-presente. En suma, Lado B de la Historia fue un intento por contar una historia diferente caracterizada por una multiplicidad de actores sociales y de temas que proponía una alternativa incluyente en el relato dirigido a unas audiencias amplias y heterogéneas. En la actualidad series recientes de televisión para niños, como Yaku y los héroes de Antigua, exploran también este trabajo en conjunto entre realizadores de televisión e historiadores.

Fuente: cortesía de 4 Direcciones

Figura 1 Lado B de la Historia (2007). 

Curadurías y museos

Existen múltiples experiencias colaborativas en este campo, entre ellas, las iniciativas del Museo Nacional en exposiciones como las de Museos Cotidianos o Velorios y Santos Vivos, o las del Museo Colonial, al invitar a artistas contemporáneos a intervenir las salas de exposición permanente; pero por razones de espacio nos limitaremos a mencionar una que nos parece particularmente interesante: Intervenir la Historia. Se trata de un proyecto conjunto entre el Departamento de Arte de la Universidad de los Andes y los museos Quinta de Bolívar y de la Independencia-Casa del Florero que convoca a artistas y público en general para que propongan intervenciones artísticas "que dialoguen, indaguen, reflexionen y, por qué no, cuenten todo eso que los espacios suscitan y que puede ser dimensionado a través del arte".27 La idea es que las propuestas planteen reflexiones sobre el período de la Independencia y sus conexiones con el presente, a partir de nuevas formas de acercarse a las colecciones de ambos espacios museales, entendidos como

un "collage" donde es válido construir, reconstruir, animar y recrear, sin necesidad de supeditar la experiencia a los datos, fechas o fichas técnicas. De esta manera, lo histórico se cuestiona, el recorrido no solo parte de certezas o de temas, la Historia da paso a las historias, a una amalgama de inquietudes que narran aquí y ahora las situaciones que han marcado el rumbo de los habitantes de este país.28

Desde 2010, cada dos años son elegidas cuatro propuestas (dos por cada museo) que son evaluadas en concurso público y financiadas por el proyecto (con una bolsa de trabajo de $ 2.500.000 pesos para cada intervención). Como contraparte, las propuestas deben llevarse a cabo, registrarse y socializarse públicamente. Por mencionar un par de ejemplos, algunas de las intervenciones seleccionadas en la versión 2015-2016 fueron "Libertad de vientres" de John Byron Montaño, consistente en una serie de fotografías de vientres femeninos que hacen referencia a la Ley de Libertad de Vientres (promulgada en el siglo XIX contra el tráfico de esclavos y en pro de la libertad de sus hijas e hijos) y a problemáticas contemporáneas como la despenalización del aborto, la maternidad subrogada o el alquiler de vientres, el derecho a la identidad y dignidad de personas transgénero, etc.; y "Biombos bolivarianos", de Gabriela Pinilla y Camilo Ordoñez, que consistió en la instalación de biombos en diferentes espacios de la Quinta de Bolívar, que sugerían un relato sobre la configuración social y urbana de la localidad Ciudad Bolívar, "que por su denominación también convocan a movilizar la memoria del libertador pero de un modo diferente".29

Fuente: cortesía de Intervenir la Historia

Figuras 2 y 3 . Intervención "Totuma de chicha" (2014) y "Sombras de cuerpos y reminiscencias" (2015) en el Museo de la Independencia-Casa del Florero. 

Consideramos que este proyecto es importante en el ámbito de la Historia Pública, primero, porque vincula las prácticas artísticas con las narrativas históricas, desestabilizándolas y resignificándolas, y segundo, porque vincula a la universidad con el museo, permitiendo nuevas narraciones, explicaciones y acercamientos a la historia, a la vez que posibilita la generación de preguntas y cuestionamientos en diferente tipo de audiencias.

Programas de radio

Del formato radial hemos escogido la experiencia desarrollada por Diana Uribe en la Casa de la Historia. No podemos hablar de Historia Pública en Colombia sin referirnos a Diana Uribe, su programa radial y su proyecto Casa de la Historia. Uribe dirige y presenta el programa "La historia del mundo", que se transmite los domingos por la mañana en la cadena básica de Caracol Radio, y que ya cumple casi quince años al aire.30 Este programa ha abordado diferentes épocas y partes del mundo, así como temáticas específicas (Juegos Olímpicos, Rock y Contracultura del siglo XX, etc.). Una de sus mayores características es el lenguaje coloquial que utiliza la presentadora, además de la musicalización, que logra conectar al oyente con los contextos sobre los que se está hablando. El éxito del programa ha sido tal que Diana Uribe ha publicado una serie de audiolibros: Historia de las Civilizaciones (2008), Historia de las Independencias (2009), Historia de los viajes y los viajes en la historia (2011) y 100 momentos que cambiaron el mundo contemporáneo (2014); también ha ofrecido viajes guiados (tours históricos) a diferentes países, y en 2013 diseñó El juego de la historia, una aplicación gratuita para Iphone y Ipad. Esto es un ejemplo de cómo algunas dimensiones de la Historia Pública no están exentas de participar en los circuitos del mercado capitalista, lo cual hace parte de un proceso más amplio de reificación y mercantilización del pasado.31

En 2011, Uribe inició el proyecto Casa de la Historia, un "punto de encuentro para conocer y conversar sobre cultura e historia" ubicado en el barrio La Soledad. No obstante, esta sede tuvo que ser cerrada por dificultades económicas, pero se decidió continuar el proyecto con una "nueva casa de libre acceso para todos los amantes de la historia, sin importar en qué ciudad o país estuvieran, una casa virtual". Para tal fin se realizó una campaña de crowdfunding con el objetivo de reunir fondos que permitieran la construcción de la página Web, en donde aparece material de forma gratuita.32 Una de las líneas de este proyecto es "La no violencia": en la página se encuentran textos, audios, enlaces a otras páginas Web y videos sobre el Proceso de Paz en Sudáfrica, los Acuerdos de Paz en Irlanda y el proceso de paz en Colombia. Esta última sección, denominada Dejemos de matarnos, contiene cinco videos, producidos por Magic Markers, que explican de manera clara y gráfica las raíces históricas del conflicto armado interno y la importancia de los acuerdos entre el gobierno nacional y las faro: "El espíritu del Acuerdo de Paz", "Acuerdos para el desarrollo agrario", "Lo que se acordó en la Habana sobre participación política", "Lo que se acordó en la Habana sobre víctimas, justicia y reparación" y "Soluciones al problema de las drogas".33

A pesar de ser reconocida por amplias audiencias, y de la innegable importancia de su trabajo de difusión histórica, Uribe no es una figura del todo aceptada por la academia, ni por buena parte de los historiadores profesionales. Quizás porque no es historiadora "de profesión", quizás porque, como ocurre en otros casos, se le cuestiona la "falta de contextualización histórica y de crítica documental",34 y, ante todo, su forma "coloquial" de expresarse, que es confundida con falta de rigor o especialización, gesto que nos parece evidencia un reducto de elitismo y defensa de los límites disciplinares en el gremio de historiadores en nuestro país.35 Si bien la labor de Diana Uribe se enmarca más dentro de la divulgación histórica que en la investigación colaborativa y tiene un componente comercial, creemos relevante destacar su papel dentro de la Historia Pública en Colombia. En particular, en la coyuntura política actual, resulta pertinente su trabajo en la línea de "La no violencia", en donde los casos de Sudáfrica e Irlanda sirven como antecedentes para pensar nuestro actual proceso de paz. Los videos de "Dejemos de matarnos" son un acierto desde el punto de vista tanto del contenido como del formato. Los historiadores podemos aprender al menos dos lecciones de esta experiencia: comunicar nuestras investigaciones y narraciones de una forma más coloquial y amena, más cercana a la sensibilidad popular (sin que esto signifique un sacrificio del rigor historiográfico) y experimentar con nuevos formatos y estrategias de comunicación, que incluyan la radio, el registro audiovisual y multimedia, las guías y recorridos in situ, e incluso las aplicaciones para dispositivos móviles.

Fuente: cortesía de Magic Markers

Figura 4 Fragmento del video "Acuerdos sobre participación política", de la serie Dejemos de matarnos. 

Plataformas digitales

Como mencionamos en el primer apartado, el avance de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación ha sido determinante para el desarrollo de la Historia Pública y la investigación colaborativa, así como para el incremento y diversificación de los públicos de la historia.36 Dentro de este ámbito, quisiéramos referir dos experiencias: la Fundación Histórica Neogranadina y el proyecto de digitalización de la Biblioteca Nacional. Neogranadina es una fundación cuyo objetivo es "utilizar nuevas tecnologías para proteger, rescatar y promover el patrimonio histórico, artístico y cultural de América Latina".37 Actualmente, se concentran en digitalizar manuscritos y libros antiguos de archivos e instituciones no estatales de Colombia, para poner esta información disponible en Internet. Esto lo hacen mediante escáneres de alta tecnología y plataformas de gestión, consulta y visualización digital que permiten una digitalización económica y eficiente de documentos históricos. Neogranadina constituye una red junto a otra fundación radicada en el Reino Unido, The Colombian Archives Initiatives, con quien comparte objetivos y desarrolla proyectos.

Neogranadina promueve "la colaboración, el trabajo en equipo y la participación de un amplio público de investigadores, docentes, estudiantes y curiosos, una valiosa comunidad de voluntarios".38 Se trata de una iniciativa de carácter colaborativo, constructivo y acumulativo, en donde historiadores e investigadores (profesionales o no) pueden aportar sumándose como voluntarios al programa de catalogación colectiva de miles de documentos que ya han sido digitalizados y se encuentran en las bases de datos del proyecto, para hacerlos "accesibles de forma sencilla y de acuerdo con los estándares internacionales de archivística y repositorios digitales".39 En este sentido, se consolida como una de las plataformas digitales de Historia Pública e investigación histórica colaborativa más importantes en el país.

Otro de los proyectos de la fundación es "Cartografías del Nuevo Reino de Granada", cuyo propósito es "visualizar la producción espacial del Imperio hispano en el norte de Suramérica en la temprana Edad Moderna". A partir de la información de archivos históricos, su sistematización en bases de datos y su procesamiento en Sistemas de Información Geográfica (sic) y otros tipos de software cartográfico, el proyecto busca generar nuevos mapas históricos que tengan en cuenta el territorio neogranadino en los siglos XVI y XVII, algunos aspectos como la distribución de parroquias y doctrinas, la repartición de encomiendas y el establecimiento del sistema de tributos en la temprana colonia.40

Por su parte, la Biblioteca Nacional de Colombia (BNO), uno de los repositorios bibliográficos y documentales más importantes del país, también ha emprendido una labor de digitalización, para poner a disposición de investigadores e interesados miles de productos digitales de una manera libre y gratuita. Las colecciones digitalizadas de la Biblioteca Nacional incluyen libros, manuscritos, dibujos, grabados, folletos, mapas, partituras, prensa histórica, fotografías, video y grabaciones sonoras,41 materiales que están contenidos y/u organizados en diferentes colecciones. Así mismo, la digitalización opera a partir de proyectos concretos, como el de la Biblioteca Básica de la Cultura Colombiana (libros digitales representativos de la cultura colombiana en distintas áreas del conocimiento); la Gaboteca (obras de y sobre Gabriel García Márquez); Exposiciones Virtuales (sobre Historia, Ciencias, Arte y Literatura); Libros Digitales (libros, revistas, compilaciones y ediciones interactivas); Comparte tu Rollo (acervo de fotografías históricas, a partir de la colaboración de diversas bibliotecas y archivos locales); y Tesoros de la BNO (libros, acuarelas y manuscritos en ediciones facsimilares de alta calidad).

Esta empresa de digitalización es de suma relevancia para la investigación histórica, en particular para la difusión del patrimonio colombiano y la práctica de la Historia Pública, en la medida en que hace públicas, a través de la Internet, una parte considerable de las colecciones resguardadas por la Biblioteca Nacional, a la vez que lleva a cabo un proceso de curaduría sobre ellas, seleccionando temas y obras y dándoles un contexto y una organización.

Así mismo, algunos de sus proyectos derivados, como Libros Digitales, Cuenta tu Rollo y De Punto a Pixel, implican una participación (inter) activa por parte de investigadores, instituciones y ciudadanos y posibilita una práctica colaborativa e incluyente y una reflexión sobre otras formas de narrativas propias de la historia digital, como las narrativas trasmedia. El libre acceso a la información y la participación son dos factores claves en toda iniciativa de Historia Pública. En este sentido, los dos ejemplos de plataformas digitales aquí presentados constituyen un importante referente. Además, el carácter colaborativo de los procesos de catalogación de la información que Neogranadina propone y la apertura a la participación, a través de Internet, que está desarrollando la Biblioteca, pueden darnos pistas sobre las posibilidades que ofrecen este tipo de trabajos en conjunto.

La historia en el espacio público

Además de los proyectos reseñados anteriormente, nos interesa analizar las propuestas que han llevado al espacio público la reflexión producida en el ámbito académico, a través de diferentes tipos de estrategias. El Colectivo: Memoria en Movimiento, que inició en el año 2008, y del cual hicimos parte los autores de este texto, tenía como objetivo trasladar la reflexión histórica y social al ámbito público a través de golpes de memoria, en los que se llamaba la atención sobre procesos o acontecimientos históricos que podían propiciar un acercamiento crítico al presente del país. En este sentido, El Colectivo proponía un trabajo con tres perspectivas: "visualizar las continuidades y rupturas entre acontecimientos/procesos del pasado y el presente, conmemorar lo 'no conmemorado' con el fin de darles lugar a aquellos actores y procesos que han sido marginados de los relatos hegemónicos de la historia nacional, y desnaturalizar y deslocalizar la 'historia patria' para darles cabida a memorias disidentes".42 Durante el tiempo en que estuvo activo, El Colectivo llevó a cabo golpes de memoria como "Mataron a Gaitán/Gaitán vive", "Hay cosas que estorban", "Cabildo abierto", "Palacio de guerra/tanque de justicia", "Las masacres de las bananeras" y "¿Por qué son tan comunes las fosas comunes?" En los golpes de memoria se pusieron en juego estrategias relacionadas con el flashmob, el happening, se repartieron estampitas conmemorativas y se crearon stickers para pegar en los bananos de los supermercados haciendo visibles las relaciones entre las bananeras y las masacres.43 El trabajo conjunto entre historiadores, artistas y gente del común propició un espacio de investigación e intervención fructífero que permitió poner en circulación preguntas y aproximaciones críticas sobre la historia en el espacio público a través de una multiplicidad de lenguajes que propiciaron el diálogo y la creación colectiva de interpretaciones y ejercicios de presentización del pasado.44

Fuente: Archivo de El Colectivo, Memoria en Movimiento

Figura 5 Stickers del golpe de memoria "Las masacres de las bananeras" (2009). 

Por su parte, la reciente iniciativa de Historias para lo que Viene tiene como objetivo "diseñar estrategias y ejecutar acciones concretas para invitar a un sector amplio de la sociedad a reflexionar sobre la historia del país en la coyuntura actual".45 Con propuestas como "Clase a la calle" y la realización de una serie de talleres en diferentes bibliotecas públicas de Bogotá, titulados "Historia entre todos", este grupo de estudiantes y profesores de diferentes universidades busca contribuir a una reflexión, de cara a la implementación de los acuerdos de paz y al posconflicto, sobre nuestro papel como sociedad en el diseño y realización del país en el que queremos vivir.

La idea de "Clase a la calle" es "sacar a la academia de las aulas y llevarla a las calles para que toda la ciudadanía se involucre en el debate sobre cómo construir paz a partir de distintas disciplinas y áreas de interés".46 Este enfoque resulta pertinente para la coyuntura actual, pues permite extender los debates especializados o universitarios a la esfera pública -las clases tienen lugar en plazas, parques y bibliotecas públicas-, para alimentar una discusión sobre la construcción de la paz y el respeto a la diferencia a partir del abordaje de diferentes temáticas, desde múltiples perspectivas disciplinares. Algunos ejemplos de clases a la calle que han tenido lugar durante 2016 y 2017 son: "Mercado, Estado y bienes públicos" (plazoleta iglesia de Las Aguas); "Derecho Internacional Humanitario y nacionalismo populista ¿Caminos contrapuestos?" (Plaza de Bolívar); "Seguridad y género" (Parque Nacional); "Autonomía territorial y ordenamiento territorial" (Plaza de mercado de Manizales); "Diferencia, cultura y hegemonía en tiempos de paz" (Museo Nacional); "Filosofía en la calle: pensar la memoria" (Plazoleta OAI); "Criminalización en Colombia: chicha y niños de la calle" (Plaza de Bolívar); "Sociología de la desigualdad" (Plaza de Bolívar); "La historia en los acuerdos de paz" (Plaza de Bolívar). Las experiencias desarrolladas por El Colectivo: Memoria en Movimiento y por Historias para lo que Viene permiten pensar en la importancia que tiene el trabajo interdisciplinar, el apelar a diferentes herramientas comunicativas y la interacción de los académicos con el público en la calle. Faltaría elaborar una reflexión sobre las implicaciones que tales experimentaciones e interacciones han tenido en el quehacer investigativo de aquellos que han participado en este tipo de experiencias.

Historia Pública y memoria colectiva

Con este último apartado queremos proponer una discusión sobre las relaciones entre Historia Pública y memoria colectiva, particularmente en los procesos de creación de museos, archivos y centros de documentación. En la coyuntura actual colombiana, caracterizada de manera general en las primeras páginas de este texto, los temas relacionados con la memoria también se constituyen como un terreno de disputa. Nos encontramos en un contexto agitado en cuanto a la elaboración de la memoria social, particularmente en lo que se refiere al esclarecimiento de la verdad, la impartición de justicia y la reparación a las víctimas del conflicto armado de las últimas décadas. Se trata de un momento histórico

en el que se empiezan a generar propuestas que se enmarcan en discursos de justicia transicional o aún de reivindicación de proyectos inconclusos de construcción de paz y democracia, las cuales incluyen iniciativas de archivo, museos, centros de memoria, renombramiento de instituciones educativas, conmemoraciones públicas, apoyos a proyectos de documentales, exposiciones artísticas, etcétera.47

Muchas de estas iniciativas de memoria, que pueden considerarse como una modalidad de Historia Pública, han partido de la sociedad civil, concretamente de comunidades locales, organizaciones de víctimas o defensoras de los derechos humanos.48 Pero también obedecen al deber de memoria estatal, que se ha venido concretando a través de mandatos legales como la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras (Ley 1448 de 2011). Es precisamente en el contexto de esta ley que se creó el Centro Nacional de Memoria Histórica y se estableció la construcción del Museo Nacional de la Memoria, como medidas de reparación integral a las víctimas del conflicto.

Luego de varios años de avanzar en la "construcción social" del museo, lo cual ha implicado tener en cuenta y dialogar con las iniciativas y lugares de memoria de las comunidades y organizaciones en las diversas regiones del país, en 2015 se realizó un concurso de arquitectura, del cual resultó ganadora la propuesta "Entre la tierra y el cielo" de las firmas MGP Arquitectura & Urbanismo (Colombia) y Estudio Entresitio (España). La construcción física del museo está prevista para el 2019, en un predio cedido por el gobierno de Bogotá, en las intersecciones de las avenidas El Dorado (calle 26), Américas (calle 34) y Quito (carrera 30). Mientras tanto, consideramos que, en este ámbito específico, aún hace falta sostener un debate público abierto y complejo sobre la naturaleza del museo, sus colecciones, narrativas y enfoques; un debate en el cual los historiadores y científicos sociales debemos involucrarnos de una manera activa y crítica y donde los diferentes sectores sociales participen activamente en la creación y sostenimiento de estos espacios.49

En este escenario de disputas por la definición del pasado del conflicto, y de coexistencia, no pocas veces tensa, entre distintas políticas e iniciativas de memoria en el espacio público, nos llama la atención la reciente participación de un actor social que antes no se preocupaba por figurar en dichas contiendas: las Fuerzas Militares. En efecto, en 2013 fue creado el Centro de Memoria Histórica Militar, entidad académica adscrita a la Escuela Superior de Guerra, cuyo objetivo es

aportar memoria e historia para lograr la verdad, la justicia y la reparación sobre los hechos registrados durante el conflicto armado, así como planes de acción que permitan analizar, estudiar, planear alternativas y socializar de manera equilibrada las consecuencias de la violencia en Colombia y aporte para la proyección institucional de las FF. MM. en el marco de un escenario de posconflicto.50

Así mismo, el Comando General de las FF. MM. puso en funcionamiento la Jefatura de la Memoria Histórica Militar, para contribuir "al deber de memoria del Estado y el derecho de memoria de la sociedad colombiana" y garantizar "que las voces de los militares y sus familiares sean escuchadas y contribuyan a la construcción de una memoria histórica completa".51

Ambas dependencias buscan cumplir sus objetivos a partir de la publicación de investigaciones,52 la compilación de testimonios (por lo general de soldados, muchos de ellos heridos o mutilados en combate) y la puesta en marcha de museos y lugares de memoria, como el Museo Militar en Bogotá o en El Borugo (antiguo campamento del Mono Jojoy) cerca de La Macarena, Meta.53 El papel de la disciplina histórica y de los historiadores ha sido fundamental para el desarrollo de estos proyectos: las FF. MM. han contratado historiadores, politólogos y otros profesionales, y han otorgado becas a varios de sus integrantes para que realicen estudios de posgrado en estas y otras áreas, con el ánimo de sustentar desde un "saber experto" su programa de memoria histórica.

Consideramos que es fundamental esta actitud de participación y contribución de las FF.MM. a la construcción de la memoria, la reconciliación y el esclarecimiento de la verdad. No obstante, teniendo en cuenta que se trata de uno de los actores armados responsables de diversos tipos de violencias durante el conflicto (es decir, no han sido únicamente víctimas, sino también perpetradores), creemos que es necesario adoptar una postura crítica frente a estas propuestas, en aras de que aporten a la paz y a la reconciliación, y no se limiten a ser una versión exculpatoria de las FF.MM. que las exoneren de toda responsabilidad. La llegada de los militares a la arena de la representación del pasado traumático es un fenómeno reciente en el ámbito de la Historia Pública que los historiadores no podemos ignorar o simplemente condenar, sino que debemos acompañar y retroalimentar, sin renunciar a una perspectiva crítica. En ese sentido, nos alineamos con la Asociación Colombiana de Historiadores, que en un comunicado a propósito de la reorganización de la junta directiva del Centro Nacional de Memoria Histórica (Decreto 502 de 2017), manifestaba su preocupación con respecto a que en dicha junta ahora tendría lugar un delegado del Ministerio de Defensa.54

Desde esta perspectiva, la participación en la configuración de una Historia Pública crítica y colaborativa y la reflexión sobre las diferentes instituciones y organizaciones encargadas de la preservación y comunicación de la memoria histórica, como los museos y los archivos, son tareas fundamentales de los historiadores en estos tiempos.

A modo de cierre

La coyuntura actual del país puede ser entendida como un espacio fértil para la discusión y la construcción de propuestas relacionadas con el tipo de sociedad que queremos. Reconocemos que se trata de una coyuntura atravesada por múltiples tensiones que tienen que ver con la polarización de la sociedad, atizada por diferentes sectores políticos, con la presencia de actores armados en buena parte de las regiones del país, con el asesinato selectivo de líderes sociales y con condiciones estructurales de desigualdad y exclusión que dejan a amplios sectores de la población por fuera del disfrute de los derechos de ciudadanía plena. Con todo, se trata también de una coyuntura en la cual una de las organizaciones guerrilleras más antiguas del continente ha dejado las armas y se reincorpora a la sociedad y, por tal motivo, resulta fundamental propiciar un amplio debate público que nos permita mirarnos de formas distintas entre nosotros y como sociedad. Consideramos que el papel de la historia es fundamental en este contexto, pues nos permite comprendernos en el tiempo y entender que las características del presente tienen que ver con la forma como construimos el pasado, y vemos también que las voces del pasado que han sido acalladas o las iniciativas que han sido truncadas pueden darnos luces para construir alternativas de futuro democráticas e incluyentes.

En este sentido, coincidimos con Cortés, Salcedo y Figueroa, cuando, en la introducción de un reciente libro sobre el oficio del historiador en Colombia, plantean que atravesamos "un escenario que traerá como resultado, no el fin del conflicto social, sino, por el contrario, la visibilización de infinidad de problemas sociales por los que atraviesa el país y que el conflicto había ocultado", en donde "los historiadores estamos obligados a continuar historiando la memoria del conflicto, con todos sus actores y variables". Según estos autores nuestro reto actual es el de "recordarle a la gente lo que la sociedad le quiere hacer olvidar. Recordarle los hechos, pero también los contextos, las injusticias, las exclusiones y las arbitrariedades culturales, políticas y económicas que los poderosos de toda laya intentan hacernos olvidar. Hacer una historia justa".55

Ahora bien, hacer una historia justa, dar cuenta del conflicto y pensarnos de otra manera significa también entrar en una actitud de diálogo y, especialmente, de escucha, en la que el abismo que en algunos casos separa a los sectores académicos del resto de la sociedad sea transformado. Tal vez las reflexiones desarrolladas por la Historia Pública, en intersección con las propuestas de investigación colaborativa, saberes otros, diálogo de saberes y justicia cognitiva, nos puedan dar algunas claves para superar dicho abismo. Como se señaló a lo largo de este artículo, no se trata simplemente de comunicar de formas distintas los resultados de investigación, sino más bien de diseñar nuestras agendas investigativas y nuestras investigaciones en conjunto con diferentes sectores sociales, más aún cuando lo que está en juego es un debate por la memoria en el que participan una multiplicidad de actores con intereses disímiles. Las iniciativas que presentamos en el último apartado de este texto dan cuenta de la existencia de una reflexión por parte los historiadores sobre su oficio y sobre el lugar social que este tiene. Si bien la existencia del Centro Nacional de Memoria Histórica y del Museo Nacional de la Memoria son fundamentales en el proceso de reflexión sobre el conflicto armado y en la búsqueda de la no repetición, las iniciativas dispersas de las organizaciones de víctimas, y también las que se están adelantando por parte de diferentes entidades y colectivos, pueden garantizar que se mantenga una actitud de diálogo y de reflexión continua. La pregunta que planteamos entonces está relacionada con el lugar que ocupa la disciplina histórica en las disputas por la memoria y los intentos de comprensión de la sociedad actual, y se liga con su pertinencia para la construcción de una sociedad en la que sea posible vivir en paz, respetar las diferencias y garantizar los derechos de la población en su conjunto. Dicha pertinencia tiene que ver entonces con sus posibilidades transformadoras, a la vez que con el mantenimiento de una posición crítica frente al sistema y las injusticias que lo caracterizan.

OBRAS CITADAS

4 Direcciones. "Lado B de la historia". Web. May. 10, 2017. [ Links ]

Alcaldía Mayor de Bogotá. Debates de la memoria. Aportes de las organizaciones de víctimas a una política pública de memoria. Bogotá: Agência Catalana de Cooperación al Desenvolupament / Alcaldía Mayor, 2010. [ Links ]

Antequera, José. La memoria histórica como relato emblemático. Bogotá: Agência Catalana de Cooperación al Desenvolupament / Alcaldía Mayor, 2011. [ Links ]

Ashton, Paul y Kean, Hilda, eds. People and Their Pasts: Public History Today. Nueva York: Palgrave MacMillan, 2009. [ Links ]

Asociación Colombiana de Historiadores. Comunicado a la opinión pública. Bogotá: s.e., 2017. [ Links ]

Biblioteca Nacional de Colombia. "Biblioteca digital". Web. May. 10, 2017. [ Links ]

Carreras, Juan José y Carlos Forcadell, coords. Usos públicos de la historia. Madrid: Marcial Pons / Prensas Universitarias de Zaragoza, 2003. [ Links ]

Casa Museo Quinta de Bolívar. "Ganadores de la convocatoria Intervenir la historia 2015-2016". Web. May. 10, 2017. [ Links ]

Castrillón, Gloria. "El reto de crear un museo de la memoria". El Espectador [Bogotá] mar. 18, 2015. [ Links ]

Cortés, José David et al. Los historiadores colombianos y su oficio. Reflexiones desde el taller de la historia. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2017. [ Links ]

De Sousa Santos, Boaventura. Descolonizar el saber, reinventar el poder. Montevideo: Trilce, 2010. [ Links ]

Departamento de Arte de la Universidad de los Andes. "Intervenir la historia". Web. May. 10, 2017. [ Links ]

Diana Uribe-Casa de la Historia. "Diana Uribe". Web. May. 10, 2017. [ Links ]

Diana Uribe-Casa de la Historia. "Dejemos de matarnos". Web. May. 10, 2017. [ Links ]

Diana Uribe-Casa de la Historia. "El proyecto". Web. May. 10, 2017. [ Links ]

Duque, César Augusto. "Historia pública: ¿Una fatalidad historiográfica? El público, lo público y la historia que publico: Conversación con Manuel Lucena Giraldo". Historia da Historiografía 20 (2016): 191-201. [ Links ]

El Colectivo. "Golpe de memoria". E-misférica 6.1 (2009). Web. [ Links ]

El Colectivo. "La propuesta". Web. May. 10, 2017. [ Links ]

Escobar, José David. "Un museo para no olvidar que las Faro secuestraron". El Espectador [Bogotá] mar. 21, 2016 [ Links ]

Escuela Superior de Guerra. Policy paper n.° 1. Artífices de la memoria. Bogotá: Escuela Superior de Guerra / Centro de Investigación en Conflicto y Memoria Histórica Militar, 2016. [ Links ]

Finn, Margot y Kate Smith, eds. New Paths to Public Histories. Londres: Palgrave-MacMillan, 2015. [ Links ]

Foster, Meg. "Online and Plugged In? Public History and Historians in the Digital Age". Public History Review 21 (2014): 1-19. [ Links ]

Fundación Histórica Neogranadina. "Acerca de la fundación". Web. May. 10, 2017. [ Links ]

Fundación Histórica Neogranadina. "Cartografías del Nuevo Reino de Granada". Web. May. 10, 2017. [ Links ]

Fundación Histórica Neogranadina. "Catalogación colaborativa". Web. May. 10, 2017. [ Links ]

Gallini, Stefania y Serge Noiret. "La historia digital en la era del Web 2.0: introducción al Dossier Historia Digital". Historia Crítica 43 (2011): 16-37. [ Links ]

Glover, Nikolas. "Co-produced Histories. Mapping the Uses and Narratives of History in the Tourist Age". The Public Historian 30.44 (2008): 105-124. [ Links ]

Gumbrecht, Hans Ulrich. Producción de presencia: lo que el significado no puede transmitir. México: Universidad Iberoamericana, 2005. [ Links ]

Hartog, François y Jacques Revel. Les usages politiques du passé. París: L'École des Hautes Études en Sciences Sociales, 2001. [ Links ]

Historias para lo que Viene. "Clase a la calle". Web. May. 10, 2017. [ Links ]

Historias para lo que Viene. "Nosotros". Web. May. 10, 2017. [ Links ]

Kelley, Robert. "Public History: Its Origins, Nature and Prospects". The Public Historian 1 (1978): 16-28. [ Links ]

La Capra, Dominick. Representar el Holocausto. Historia, teoría, trauma. Buenos Aires: Prometeo, 2008. [ Links ]

Liddington, Jill. "What is Public History? Publics and Their Pasts, Meanings and Practices". Oral History 1.30 (2002): 83-93. [ Links ]

Lloyd, Sarah y Julie Moore. "Sedimented Histories: Connections, Collaborations and Co-production in Regional History". History Workshop Journal 80.1(2015): 234-248. [ Links ]

Malerba, Jurandir. "Os historiadores e seus públicos: desafios ao conhecimento histórico na era digital". Revista Brasileira de História 37. 74 (2017): 1-20. [ Links ]

Mato, Daniel. "Estudios y otras prácticas intelectuales latinoamericanas en cultura y poder". Estudios y otras prácticas intelectuales latinoamericanas en cultura y poder. Coord. Daniel Mato. Caracas: CLACSO, 2002. [ Links ]

Nietzsche, Friedrich. Sobre la utilidad y el perjuicio de la historia para la vida [II Intempestiva]. Madrid: Biblioteca Nueva, 1999. [ Links ]

Pons, Anaclet. "'Guadar como'. La historia y las fuentes digitales". Historia Crítica 43 (2011): 38-61. [ Links ]

Rivera Cusicanqui, Silvia. Ch'ixinakax utxiwa: una reflexión sobre prácticas y discursos descolonizadores. Buenos Aires: Tinta Limón, 2010. [ Links ]

Rivera Cusicanqui, Silvia. Sociología de la imagen. Miradas ch'ixi desde la historia andina. Buenos Aires: Tinta Limón , 2015. [ Links ]

Samuel, Raphael. Teatros de la memoria. Pasado y presente de la cultura contemporánea. Valencia: Universitat de Valencia, 2008. [ Links ]

Seremetakis, C. Nadia. "The Memory of the Senses". The Senses Still: Perception and Memory as Material Culture in Modernity. Ed. C. N. Seremetakis. Boulder: Westview Press, 1996. [ Links ]

Taller de Historia Oral Andina. "Sobre la thoa". Web. May. 10, 2017. [ Links ]

Traverso, Enzo. El pasado: instrucciones de uso. Historia, memoria, política. Madrid: Marcial Pons, 2007. [ Links ]

Vargas, Sebastián. "El Museo Nacional de Memoria de la Ley de Víctimas en Colombia. ¿Qué exhibir? ¿Cómo hacerlo?". Cantareira 20 (2013): 91-108. [ Links ]

Vargas, Sebastián. "Espacialidades de la memoria. Lugares para abordar el pasado conflictivo en la Colombia contemporánea". Memoria, identidades y prácticas comunicativas. Discusiones en voz alta acerca de las memorias, los conflictos y la política. Eds. Carlos Salamanca y Jefferson Jaramillo. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana , en prensa. [ Links ]

1 Friedrich Nietzsche, Sobre la utilidad y el perjuicio de la historia para la vida [II Intempestiva] (Madrid: Biblioteca Nueva, 1999) 37-38.

2Paul Ashton e Hilda Kean, eds. People and Their Pasts: Public History Today (Nueva York: Palgrave-MacMillan, 2009).

3Jill Liddington, "What is Public History? Publics and Their Pasts, Meanings and Practices", Oral History 1.30 (2002): 83-92. En Gran Bretaña debe resaltarse como antecedente el movimiento History Workshop impulsado por historiadores marxistas como Raphael Samuel. En 1994, Samuel publicó Teatros de la memoria. Pasado y presente de la cultura contemporánea (Valencia: Universitat de Valencia, 2008). Este libro constituye uno de los referentes de la Historia Pública.

4Robert Kelley, "Public History: Its Origins, Nature and Prospects", The Public Historian 1.1 (1978): 16. Las citas de textos escritos en idiomas diferentes al castellano han sido traducidas por los autores.

5Juan José Carreras y Carlos Forcadell, coords. Usos públicos de la historia (Madrid: Marcial Pons / Prensas Universitarias de Zaragoza, 2003) 38-39.

6Ashton y Kean 15.

7Margot Finn y Kate Smith, eds. New Paths to Public Histories (Londres: Palgrave-MacMillan, 2015) 124-125; Nikolas Glover, "Co-produced Histories. Mapping the Uses and Narratives of History in the Tourist Age", The Public Historian 30.44 (2008): 105-124; Sarah Lloyd y Julie Moore, "Sedimented Histories: Connections, Collaborations and Co-production in Regional History", History Workshop Journal 80.1 (2015): 234-248.

8Jurandir Malerba, "Os historiadores e seus públicos: desafios ao conhecimento histórico na era digital", Revista Brasileira de História 37.74 (2017): 9.

9François Hartog y Jacques Revel, Les usages politiques du passé (París: L'École des Hautes Études en Sciences Sociales, 2001) 17.

10Carreras y Forcadell 39; Liddington 90.

11Hartog y Revel 17.

12Por mencionar algunos ejemplos: el dossier "Memoria, historia y testimonio en América Latina" de la revista Historia Crítica 40 (2010); el dossier "Políticas de la memoria y usos públicos de la historia" de la revista Memoria y Sociedad 17.35 (2013); el número monográfico "Usos públicos e políticos da memória: construções, conflitos e representações" de Anos 90 22.42 (2015); el número sobre "Escritura de la historia y gestión de la memoria en América Latina" del Anuario de Historia Regional y de las Fronteras 22.2 (2016); el dossier "A história e seus públicos. A circulação do conhecimento histórico: espaços, leitores e linguagens" de Historia da Historiografia 9.20; el dossier "História Pública" de la revista Tempo & Argumento 8.19 (2016); y el dossier "Public History. La historia en público", también de Historia Crítica 65 (2017).

13Enzo Traverso, El pasado, instrucciones de uso. Historia, memoria, política (Madrid: Marcial Pons, 2007) 14; Dominick La Capra, Representar el Holocausto. Historia, teoría, trauma (Buenos Aires: Prometeo, 2008).

14Ashton y Kean 1.

15Liddington 89.

16Boaventura De Sousa Santos, Descolonizar el saber, reinventar el poder (Montevideo: Trilce, 2010) 46.

17Silvia Rivera Cusicanqui, Ch'ixinakax utxiwa: una reflexión sobre prácticas y discursos descolonizadores (Buenos Aires: Tinta Limón, 2010) 4.

18Daniel Mato, "Estudios y otras prácticas intelectuales latinoamericanas en cultura y poder", Estudios y otras prácticas intelectuales latinoamericanas en cultura y poder, coord. Daniel Mato (Caracas: CLACSQ, 2002) 33.

19Malerba 7.

20Finn y Smith 127.

21Taller de Historia Oral Andina, "Sobre la thoa". Web. May. 10, 2017. Disponible en: https://thoabolivia.wordpress.com/about/; Silvia Rivera Cusicanqui, Sociología de la imagen. Miradas ch'ixi desde la historia andina (Buenos Aires, Tinta Limón, 2016) 13-31.

22A propósito, Ashton y Kean plantean: "esto implica trabajar más duro en escuchar y respetar el trabajo de los creadores de historia popular para ver la experiencia común que los delimita". Ashton y Kean 5-6.

23C. Nadia Seremetakis, "The Memory of the Senses", The Senses Still: Perception and Memory as Material Culture in Modernity, ed. C.N. Seremetakis (Boulder: Westview Press, 1996) 1-18.

24Rivera Cusicanqui, Sociología de la imagen 13-31.

254 direcciones, "Lado B de la Historia". Web. May. 10, 2017. Disponible en: http://4direcciones.tv/lado-b-de-la-historia/#vhx.

264 direcciones.

27Departamento de Arte de la Universidad de los Andes, "Intervenir la historia". Web. May. 10, 2017. Disponible en: https://intervenirlahistoria.uniandes.edu.co, acceso el 10 de mayo de 2017.

28Departamento de Arte de la Universidad de los Andes.

29Casa Museo Quinta de Bolívar, "Ganadores de la convocatoria Intervenir la historia 2015-2016". Web. May. 10, 2017. Disponible en: http://www.quintadebolivar.gov.co/que-hacemos/exposiciones/Intervenir-la-Historia/Paginas/default.aspx.

30Uribe ganó en el 2002 el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar, en 2011 el Gusi Peace Prize International (Filipinas) y en 2012 el Premio al Mejor Colombiano. Diana Uribe-Casa de la Historia, "Diana Uribe". Web. May. 10, 2017. Disponible en: http://www.lacasadelahistoria.com/diana-uribe/.

31Según Enzo Traverso, en la actualidad asistimos a un proceso de "reificación del pasado, que se transforma en un objeto de consumo, al que se embellece, se neutraliza y se hace rentable, se prepara para ser recuperado y utilizado por la industria del turismo y del espectáculo, especialmente el cine. Con frecuencia el historiador es convocado a participar en este proceso en calidad de 'profesional' y 'experto'". Traverso 14.

32Diana Uribe-Casa de la Historia, "El proyecto". Web. May. 10, 2017. Disponible en: http://www.lacasadelahistoria.com/diana-uribe/.

33Diana Uribe-Casa de la Historia, "Dejemos de matarnos". Web. May. 10, 2017. Disponible en: http://www.lacasadelahistoria.com/acuerdos-de-paz-de-la-habana/.

34"La crítica por parte de historiadores a tales emprendimientos gira en torno a la falta de contextualización histórica y de crítica documental. No obstante, su éxito es estruendoso". Malerba 11.

35Sobre este tipo de gestos, comenta el historiador español Manuel Lucena en una entrevista: "hay algunos nichos académicos en los que eres rechazado si haces divulgación. Yo he escuchado decir a un 'prohombre' aquello de 'divulgación viene de vulgar' o —yo he escrito varias biografías, ¿no?—: 'escribe biografías el que no sabe hacer otra cosa'. O sea, hay una academia 'Torre de Marfil' y estar en un periódico te hace alejar un poco de ella". César Augusto Duque, "Historia pública: ¿Una fatalidad historiográfica? El público, lo público y la historia que publico: Conversación con Manuel Lucena Giraldo", Historia da Historiografía 20 (2016): 194.

36Malerba; Meg Foster, "Online and Plugged In? Public History and Historians in the Digital Age", Public History Review 21 (2014): 1-19. Ver, además, Stefania Gallini y Serge Noiret, "La historia digital en la era del Web 2.0: introducción al Dossier Historia Digital", Historia Crítica 43 (2011): 16-37; Anaclet Pons, "'Guadar como'. La historia y las fuentes digitales", Historia Crítica 43 (2011): 38-61.

37Fundación Histórica Neogranadina, "Acerca de la fundación". Web. May. 10, 2017. Disponible en: http://neogranadina.org/acerca-de-la-fundacion/.

38Fundación Histórica Neogranadina.

39Fundación Histórica Neogranadina, "Catalogación colectiva". Web. May. 10, 2017. Disponible en: http://neogranadina.org/catalogacion-colaborativa/.

40Fundación Histórica Neogranadina, "Cartografías del Nuevo Reino de Granada". Web. May. 10, 2017. Disponible en: http://neogranadina.org/proyectos/cartografia-del-nuevo-reino-de-granada/.

41Biblioteca Nacional de Colombia, "Biblioteca digital". Web. May. 10, 2017. Disponible en: http://catalogoenlinea.bibliotecanacional.gov.co/client/es_ES/bd/?dt=list.

42El Colectivo, "La propuesta". Web. May. 10, 2017. Disponible en: http://elcolectivo.wikispaces.com/La+propuesta.

43El Colectivo, "Golpe de memoria", e-misférica 6.1 (2009).

44Al hacer referencia a la presentificación del pasado estamos refiriéndonos a la propuesta de Gumbrecht. Ver Hans Ulrich Gumbrecht, Producción de presencia: lo que el significado no puede transmitir (México: Universidad Iberoamericana, 2005).

45Historias para lo que viene, "Nosotros". Web. May. 10, 2017. Disponible en: http://histparaloqueviene.wixsite.com/histparaloqueviene/nosotros.

46Historias para lo que viene. "Clase a la calle". Web. May. 10, 2017. Disponible en: http://histparaloqueviene.wixsite.com/histparaloqueviene/clase-a-la-calle.

47José Antequera, La memoria histórica como relato emblemático (Bogotá: Agência Catalana de Cooperación al Desenvolupament / Alcaldía Mayor, 2011) 13.

48Por ejemplo, de la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (ASFADESS), el Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado (MOVIOE), la Asociación Colombiana de Familiares de Miembros de la Fuerza Pública Retenidos y Liberados por Grupos Guerrilleros (ASFAMIPAZ), la Corporación Reiniciar, H.i.j.o.s. Colombia, o la Fundación País Libre. Alcaldía Mayor de Bogotá, Debates de la memoria. Aportes de las organizaciones de víctimas a una política pública de memoria (Bogotá: Agência Catalana de Cooperación al Desenvolupament / Alcaldía Mayor, 2010). Para una relación relativamente completa de iniciativas de memoria, ver Centro Nacional de Memoria Histórica, "Listado de acciones e iniciativas de memoria histórica identificadas y registradas por el ONMH". Web. May. 10, 2017. Disponible en: https://www.centrodememoriahistorica.gov.co/descargas/iniciativas-de-memoria/acciones-e-iniciativas-de-memoria-CNMH-8-2-16.pdf.

49Gloria Castrillón, "El reto de crear un museo de la memoria", El Espectador [Bogotá] mar. 18, 2015; Sebastián Vargas, "El Museo Nacional de Memoria de la Ley de Víctimas en Colombia. ¿Qué exhibir? ¿Cómo hacerlo?", Cantareira 20 (2013): 91-108; "Espacialidades de la memoria. Lugares para abordar el pasado conflictivo en la Colombia contemporánea", Memoria, identidades y prácticas comunicativas. Discusiones en voz alta acerca de las memorias, los conflictos y la política, eds. Carlos Salamanca y Jefferson Jaramillo (Bogotá: Universidad Javeriana, en prensa).

50Escuela Superior de Guerra, "¿Qué es el OMHM?". Web. May. 10, 2017. Disponible en: http://www.esdegue.edu.co/cmhm/node/3269.

51Comando General Fuerzas Militares de Colombia, "¿Quiénes somos"? Web. May. 10, 2017. Disponible en: http://www.cgfm.mil.co/memoria-historica-fuerzas-militares/.

52Ver, por ejemplo, Escuela Superior de Guerra, Policy paper n.° 4. Construcción de la memoria histórica: aportes conceptuales y metodológicos (Bogotá: Escuela Superior de Guerra / Centro de Memoria Histórica Militar, 2016).

53Comando General Fuerzas Militares de Colombia. Se trata de un "museo de la infamia" que recrea los "campos de concentración" dentro del campamento del jefe guerrillero en donde alcanzaron a estar privados de su libertad hasta 352 policías y soldados. Varios militares actúan como guerrilleros para hacer pasar a los visitantes por la penosa experiencia del secuestro. José David Escobar. "Un museo para no olvidar que las Faro secuestraron", El Espectador [Bogotá] mar. 21, 2016. A propósito de un proyecto de Disney de museo-parque temático de la esclavitud en Virginia, Estados Unidos, Michel Rolph Trouillot ha advertido sobre los peligros de trivialización e insensibilización que este tipo de museos y lugares de memoria conllevan, en Silencing the past. Power and the production of history (Boston: Beacon Press, 1995) 141-153.

54Asociación Colombiana de Historiadores, Comunicado a la opinión pública (Bogotá: s.e., 2017).

55José David Cortés et al. Los historiadores colombianos y su oficio. Reflexiones desde el taller de la historia (Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2017) 15, 18.

Cómo citar este artículo Amada Carolina Pérez Benavides y Sebastián Vargas Álvarez, "Historia Pública e investigación colaborativa: perspectivas y experiencias para la coyuntura actual colombiana", Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura 46.1 (2019): 297-329

Recibido: 25 de Enero de 2018; Aprobado: 05 de Junio de 2018

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons